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25.- El triunfo de los átomos en el siglo XIX
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5 l triunfo de los átomos en el siglo XIX
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Un señor que confundíalos colores
Tal vez no haya que culparlo dema
siado a Lavoisier por no haberredon
deado de l todo su revolución; al fin
y al cabo, la Revolución Francesa se
encargó de cortarle la cabeza antes de
que pudiera intentarlo. Bastante hizo,
de, todos modos, pero lo cierto es que
la tarea quedó en manos de John Dal
ton (1766-1844), que le dio rango
constitucional y cuantitativo, a la vez
que un contenido empírico, a la.gran
intuición de Dernócrito sobre la es
tructura de la realidad.
Dalron nació en la pequeña localidad
inglesa de Eaglesfíeld, pero en 1793 se
trasladó a Manchesrer, donde habría de
vivir el resto de su vida y donde regular
mente presentó trabajos ante la Literary
E s decir, una especie de programa ne
gativo, que hablaba delo que nunca se
podría hacer. Siempre es peligroso. Y en
este caso, justamente, los. átomos quími
cos estaban a punto de entrar en escena.
Res pecto de s o s s im p l s e indivisib les
átomos de lo s c u ale s t od a la mate ria e stá
compue sta; es muy pro bable que nunca se
pamos nada sobre ell os.
Lo cual muestra que no se había
avanzado nada y los átomos seguían
siendo tan especulativos corno siempre.
Lavoisier, de hecho, escribió impruden
temente:
E n filos ofta sic), una p articula de
m ate ria ta n pequeña que no ad m ite di
vis ió n. Los át omos son la minima na tu
rae los cue rp os m ás pequeños) y re con
ci ben como los p rim er os principios de to
d a m ag nitu d fts ic a.
ba, si los átomos tenían volumen, por
chico que fuera éste ... ¿por qué no se
iban a poder dividir? Bastaría con tener
un instrumento suficientemente fino.
El argumento era razonable.
Pero el asunto es que como la contro
versia era imposible de resolver experi
mentalmente, ambas posiciones (o cre
encias) se mantuvieron en equilibrio a
lo largo de los siglos. A pesar de la enor
me autoridad de Aristóteles, un atomis
mo larvado empujaba a los alquimistas;
Galileo, Newron y los hombres de la
Revolución Científica -en Inglaterra es
pecialmente- en general fueron atomis
tas, y los físicos del siglo XVIII, que se
interesaron por los gases, tendían a pen
sarlos como conjuntos de partículas,
imaginando que la presión sobre las pa
redes de una caja se debía al golpeteo si
multáneo de grandes cantidades de áto
mos. Descartes y los cartesianos, por e l
contrario, sostuvieron la continuidad e
infinita indivisibilidad de la materia,
que identificaban con espacio mismo.
Así las cosas, cuando en año 1771
se publicó la primera edición de la En
ciclopedia Británica, la palabra á tomo
se describía casi con la misma defini
ción de Dernócriro:
bies, sin partes (eso es lo que significa
precisamente a-tomo en griego; a sin
y tomo , parte). Ya recordaran cómo
razonaba De rn ócri to : si un cuchillo pe
netra la materia es porque hay en ella
vados, intersticios naturales por donde
abre cuchillo su camino separando a
los átomos; si no existieran esos intersti
cios, el cuchillo jamás podría penetrar.
Así, concluía, cada sustancia no es más
que un conjunto de pequeñas partículas
macizas, indivisibles y específicas de esa
sustancia. Hay infinitos átomos que,
gracias a sus formas complementarias,
pueden combinarse dando todas las de
más. Aunque invisibles, los percibimos
por sus propiedades secundarias: por
ejemplo, aquellas sustancias con átomos
redondeados acarician la lengua (y tie
nen gusto agradable), mientras que las
que están formadas por átomos rugosos
resultan ácidas e irritantes.
Los átomos-de De rn ócri ro eran invisi
bles, pero para nada abstractos o teóri
cos, sino perfectamente reales. Y aun
que no pudiera haber evidencia empíri
ca sobre su existencia, para los atomistas
eran una realidad contundente.
La otra respuesta fue la de Aristóte
les, quien sé opuso al atomismo de la
escuela de Abdera y lo criticó ácida
mente al sostener que la materia podía
dividirse indefinidamente. Y era cohe
rente, porque Aristóteles, al negar radi
calmente la posibilidad del vacío, no
podía aceptar que entre átomo y átomo
no hubiera nada. Además, argumenca-
Los átomos
de Dernócrito.
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Resumiendo: los átomos daltonianos
son sólidos, indivisibles, incompresibles
y completamente homogéneos -sin
huecos en su inrerior-: son indestructi
bles y preservan su identidad en todaslas reaccionesquímicas. Hay tantas cla
ses de átomos como de elementos quí
micos, a cada elemento químico corresponde un tipo de átomo definido, y di
fieren ligeramente en peso. Precisamente, la característica que define a un áto
mo es su peso peso atómico, para ser
más precisos), el encargado de darle en
tidad experimental y desacarlosdel
limbo especulativo.
Con estos supuestos, Dalron daba a
los átomos entidad cienrfficay experi
mental, ya que el peso atómico se podía
medir y de paso permitía cuantificar
completamente la química. Y ahí justa
mente ahí, estaba l asunto.
Porque lo que hizo nuestro amigo fuecalcular los pesos atómicos de los elementos definidos por Lavoisier coman
do como unidad e l peso del hidrógeno)
y sentar firmemente la nueva teoría, que
fue aceptada por la mayoría de los quí
micos, sorprendentemente, con relativa
mente poca oposición. Con Dalton, la
química se hizo atomista aunque las
discusiones subsistieron, especialmente
acercade si los átomos eran reales o
no, ya no habría marcha atrás: aunque
los átomos aún no se podían ver ahorapor lo menos se podían pesa r y pasaban
definitivamente, pues, del terreno de la
filosofíaal de la química.
9
• Toda la materia está compuestade
átomos sólidos, indivisiblesy completa
mente homogéneos, es decir, sin huecos
en su interior.
• Losátomos son indestructibles y pre
servan su identidad en todas las reaccio
nes químicas¡ no pueden descomponer
se para formar arras átomos. as reac
ciones químicas implican un cambio en
la distribución de esosátomos: las ceni
zas que quedan después de la combus
tión y los gasesque se liberan son de la
misma materia que había al comienzo,pero reorganizada.
• Hay tantas clases de átomos comoelementos químicos: a cada elemento
químico corresponde un tipo de átomo
definido y específico y, por supuesto,
no es posible transmutar un átomo en
otro distinto.
Hasta aquí, seguía los pasos de De
rn ócri to salvoen el hecho de que para
Demécrito había infinitas clasesde
átomos), pero e l cuarto supuesto iba
más lejos:• Cada átomo está asociadocon una
magnitud propia que lo caracteriza: elpeso atómico.
hacerlo con una parte de oxígeno, y da
monóxido -CO- o dos y da dióxido de
carbono COl
así fue como en 1808 dio a conocer
estasideas en su Nuevo Sis tema P i/o-
sofi a Q ufmica basándose en un nutrido
aporte de hechos experimentales y cua
tro supuestos.
and Philosophical Sociery,que presidió
a partir de 1817. El primero trataba de
la cegueraante los colores , enfermedad
que padecía y que desde entonces se lla
ma dalton ismo
Más o menos desde 1800, nuestro
amigo venia reflexionando sobre el he
cho -bien conocido por los químicos
de que si un compuesto contenía dos
elementos en la proporción de cuatro a
uno, siempre iba a mantener esaspro
porciones y nunca 9 a 1, o 4 a 2. Esto
es: no importaba qué cantidad de ese
compuesto se tuviera, las proporciones
siempre sedan fijas. lo curioso es
que, además, involucraban números
enteros. Louis-joseph Prousr 1754-
1826) pudo demostrarlo pesando los
compuestos cuidadosamente.
Dalton llegó entonces a la conclusión
de que este fenómeno era una buena
prueba de la existencia de los átomosde Dernécrito, dado que se entiende á -
cilmente si se supone que cada elernen
tOestá formado por partículas indivisi
bles: si la partícula de un elemento pesa
cuatro vecesmás que la partícula de
otro y el compuesto se forma al unir
una partícula de cada uno, las relacio
nes de peso serán justamente ésas 4:1)
ninguna otra. Para elaborar una teoría
científica de los átomos, Dalron usó es
ta ley de las proporciones simples y
también la ley de las proporciones múltiples, en las que un elemento se com
bina en do s proporciones definidas, co
mo por ejemplo el carbono, que puede
Dalton dibujaba
los átomos como
pequeñas bolitas.
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asunto de la simplicidad se había plante
ado en astronomía: el sistema astronó
mico griego, elaborado por Tolomeo, era
extraordinariamente complejo, era infer
nalrnente complicado y Copérnico lo re
formó, entre otras cosas. por eso. Algo
por el estilo pensaría el físico inglés Wi
Uiam Prout en 1815. casi una década
después de la formulación de Dalron.
Prout observ6 un fenómeno muy interesante: los pesos atóm icos de casi ro
dos los elementos se aproximaban mu
cho a números enteros yeso, pensaba,
no podía ser porque sí por casualidad.
El hidrógeno es el más simple de los
elementos y su peso atómico es 1 Los
pesos son los pesos de los átomos, pero
medidos en relación con el peso de un
átomo de hidrógeno. Si se lo midiera en
gramos, sería 0,000 000 000 000 000
000 000 001 de gramo o poco menos
l menos23 gramos.El peso arómico del carbono es 12, es
decir, que pesa como doce átomos de
hidrógeno, yel peso atómico del nitró
geno es 14, es decir, equivalente a 14
átomos de hidrógeno. El oxígeno tiene
un peso atómico de 16, el sodio 23 y así
sucesivamente. Tenía que haber una ex
plicación para semejante fenómeno.
A Prour se le ocurrió que, de alguna
manera, todos los elementos eran con
glomerados de átomos de hidrógeno. El
peso atómico del carbono era 12 porque
el átomo de carbono estaba formado
por un paquete de 12 átomos de hidró
geno, y el peso atómico del oxígeno era
9
tos teóricos o tenían existencia -y consis
tencia- Bsica?La verdad es que nadie era
capaz de contestar esa pregunta.
Aun en 1860 los átomos eran toma
dos con mucha precaución por los quí
micos, y no había, por cierto. ninguna
prueba de su existencia real.
Pero además había otro asunto, un
reparo de tipo metafísico y si se quiere
hasta religioso. Dalton había supuestoque a cada uno de los elementos quí
micos -en esa época se conocían ya
unos cuantos-le correspondía un áto
mo distinto. lo cual implicaba que
mundo estaba construido por lo menos
con cincuenta bloques básicos elemen
tales. y esto ya resultaba increíble.
¿Cómo podía ser, argumentaban algu
nos, que Dios hubiera utilizado tantos
bloques distintos para construir el
mundo? Entre los detractores de la teo
ría estaba Humphry Davy, hombreque puso en el camino de la ciencia a
Faraday y que encima había encontra
do, él mismo, más bloques, como el
sodio. el potasio y el cloro. Era difícil
de creer. La vieja obsesión por la sim
plicidad, la firme y enraizada creencia
de que el fondo de la naturaleza es sen
cillo, la obsesiva convicción de que la
arquitectura del mundo es elegante y
simple reaparecía una vez más.
Es una creencia, por supuesto, porque
no hay ninguna razón para suponer que
el mundo en fondo es simple. Podría
perfectamente ser muy complicado, y
hasta se puede decir que lo es. Este
La hipótesis de ProutLos átomos de Dalron se impusieron,
pero las dudas respecto de su existencia
real se mantuvieron durante muchas dé
cadas. Todo el mundo estaba convencido
de que la teoría atómica era esencial y
conveniente para calcular proporciones y
compuestos, pero los átomos propia
mente dichos no se podían ver ni tocar y,
de hecho, se manejaban como entidades
puramente abstractas o matemáticas a l -
go así como los meridianos y los parale
los: aunque la geograBa no funciona sin
ellos, nadie espera tropezar con un meri
diano cuando viaja por la superficie de la
Tierra). ¿Se trataba entonces de elernen-
Las pequeñas bolitas de Dalron, ade
más, se combinaban en átomos com
puestos (en terminología actual, molé
culas), lo cual parecía resolver pro
blema de la estructura de la materia.
Eran como los de Dern écriro macizos,
y así habrían de perdurar; s610 hacia
comienzos del siglo XX cada uno de los
presupuestos de Dalton empezó a ser
demolido por nuevos y asombrososdescubrimientos.
Si bien Dalron era cuáquero y sus
principios no le perrnirían admitir nin
guna forma de gloria. el éxito de la teo
ría atómica daltoniana crecía y su fuma
también; empezaron a lloverle honores
de las sociedades científicas extranjeras
y su entierro, en 1844, estuvo muy lejos
de su deseada intimidad: se acercaron
allí más de 40.000 personas.
de Demócrito, macizos, y así habrían de
perdurar hasta comienzos del sigloXX
Las pequeñas bolitas de Dalton se
combinaban en átomos compuestos , lo
cual parecía resolver el problema de laestru tur de l materia. Eran corno los
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Mendeleiev resuelveel problema
Dimirr i lv an ovich Mendel eiev 1834
1907) nac ió en Tobolsk, Siberia, el s-
mo afio en que su padr e se qu edó ciego .
Fue el menor de los catorc e h ijo s que
tu vo M ar ia Dimitrie vn a K orn ilie va ,quien de bi ó hacerse ca rg o ella so la de la
familia porque su marido, que era direc
tor de la escuela lo c al, fu e e ch ado de su
La llamada ley de las octavas te nf a
su s p ro blemas, uno de los cua le s (a caso
el más importante) era que las pro pi e
dades de algunos el ementos, en especia l
de lo s de pes o a tómico m ás elevado , no
encajaban para nada. Cua nd o comuni
có su s h allazgos a la Chemical Society
de Londres, sus in teg rantes se limita ro n
a rid iculiza rlo. En medio del jolgorio
ge neral , un o lleg ó incl uso a.pre gunrar le
si h ab ía pensa do en organizar los el e
meneos por ord en alfabético . Rec ién en1887 su tr abajo fue reconocido y la Ro
y al S ociet y lo condeco ró con la Medalla
Davy en 1887.
Era el turn o de Mende leiev .
En otras pala bras e l o c ta vo elemento a
partir de uno dado es una especie de repe-
tición del primero c om o la p rim era octa-
va en una esca la musical
en línea s v erticales de siete, las pr opie
dades de los elementos correspondientes
a l as l ínea s horizontales e ra n n otable
menee similares:
9
pero pensó que podía tratarse de una
simple coin cid encia y no elaboró nin gu
na exp l icación u l ter io r .
Recién más de tre in ta a fios des pu és
hub o un nu ev o intento de encontrar un
patró n qu e ord enara todo. Alexandre
Em ile Bég uy er de Chanc ou rc ois id eó en
18 62 un ingenioso tornil lo telúrico ,
que, por más nombre de inve nto que
te nga, en re alidad no es ot ra cosa que
una conjetura que perm it ía o rg an iz ar
los el ementos que presentaban ent re sí
sim ilitu de s fís ica s y química s. C on sisría ,
como ustedes puede n ver en la imagen
de arriba, en un cilindro sobr e el que
había tra za da u na línea en es piral des
cendente, a lo largo de la cual se ubica
ban los elementos a intervalos regulares ,
e n fun ción de su pes o atómico. Cada
dieciséis unidades de pes o atómico, las
propi edades de los elementos corres
pondientes tendían a exh ib ir llamativa ssimilitudes con los que es taban por en
cima de ellos en el cilindro. El problema
es que, a diferencia de vol át il autor de
estas pág inas (qu e pre tende que sus lec
tores entiendan lo que es cribe), Chan
courrois no se preocupó demas iado y su
artículo fue publica do sin la ilustración
del cilindro: fu e, c omo pueden imagi
nar, virtualmente incompren sible.
Dos años más ta rd e, e l c ie ntífic o in
glés John New la nd s (18 37-1898), sin
hab er es cuchado nada de que had asu colega, elaboró su propio patrón:
des cubrió que si li staba lo s elementos
en orden ascendent e de pes os atómicos,
er a por cierto la ú nica in có gnit a: t amb ién
er a desconce rt an te la pr oli feración de lo s
element os: ¿P od ía ser que e l mundo se
edificara a pa rtir d e cincuenta element os
químicos? ¿C incuenta sustancias el emen
tales? ¿No era de masiado? ¿N o ten ía que
ha be r u n o rd en su byac ente? E n busca de
es e o rden es q uiv o e stab an lo s q u ím icos.
Por que lo cierto es que a cad a rato se
descubría n nuevos elem ento s, lo cual
plantea ba in quietudes e in terrogantes
nuevos: ¿C uántos el emen tos h ab ía ex ac
tamen te? ¿H ab ría un lím ite o se ir ían
multiplica ndo ad in f in i tum: ¿No había
algo de arbitrario a la h ora d e d efin ir un
elemento , p ue sto q ue siem pre era espe
rable que algo que había sido reconoci
do como elemento se subdividier a aún
m ás (co mo pe nsab a e l viejo A ristóteles)?
Adem ás, se podía perc ibir que cienos
grupos con taban con propiedades simi
lares, de modo que se irnponía la nec esida d de pensar en algún cr ite rio q ue per
mitiera poner orde n en el caos de la
profusión elemen tal. Johan Dóberein er,
catedrático de quím ica en la Universi
dad de Jena, p erc ib ió en 1829 que un o
de lo s ele men tos rec ientemente des cu
biertos, e bromo, tenía cie rra s propie
da des y un peso atómico que lo situa
ban a m itad de cam ino entre e l cloro y
e l yodo. Lo m ismo ocurría, según se dio
cuenta un tiempo des pués, con el es
troncio (qu e estaba a mitad de ca min oentre el calcio y e bario) y con el se le
nio (que se posic ionaba entre el azufre y
el telurio). Llamó triadas a lo s grupos ,
El tornillo telúrico y Béguyer de Chancourtois
=
fr··
P J
i •
N= 14 e
Ná= 2 3
F= 1 =1q _ _ ~
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A unqu~pe rsi s ttan iert s incogrutas
AJgunas cosas , si n embargo, no esta
ba n contestadas, y tenía n que ver con la
tam bién viej a histo ria d e los cómo y lo s
El gallium galio ) ten ia u n p eso atómico de 69, pertenecía al grupo del boro y
esta ba si tu ado entre el al uminio y el ura
nio: el n ue vo e lemento res po nd ía ca si a
la pe rf ección a las prop iedades que M en
deleiev había pr edich o par a el eka-alu
minio . C in co años desp ués, el qu ím ico
a lem án Clemens W in kler detectó la pre
sencia de otro elemento -el gerrnanio- ,
cuyo lu ga r había quedado hueco en la -
bl a periódica a la e sp era de su ha llazg o.
L o s d es cu br im iento s d e e stos nuevos
el ementos, predichos por Mendeleiev, tuvie ro n un im pacto similar al que tu vo el
re tom o d el come ta H alley p ara la Ley de
Gravitación: ya nadie p od ía d ud ar de la
ley periódica de Mendelei ev. Con la ta
bla, quedaban posi ci onados los ladr il los
de lo s q ue es ta ba constr ui do e l u niv ers o.
Sufriría n a lg unos mov im ientos a lo la rgo
del sig lo X X, es cieno, pero la estructu ra
se man tendr ía p rác ticamente in có lume.
Hace dos noches e/24 agosto de
1875 entre las tr s y las cu atro de la ma-
ñ an a h e d es cu bierto un elem ento nuevo
til mues tr a mlfuro d e z inc procedente
de la mina Pierrefitte e n l os P i ri ne o s
cendental carta del quím ico francés
Paul Lecoq de Boi sb audran:
La tabla periódica
de Mendeleiev
9
dente ex acto. En ta les casos, M ende
le ie v sugería que el pes o d el e lemen to
en cuestión había sido mal ca lcul ado .
Pero lo más audaz de todo fu e qu e,
dond e no había un e1emenro que enca
jara en el patrón, dejaba un es pacio va
cío: algún día aparecería, e n la n atu ra
leza, el el emen to dest ina do a ocupar ese
sitio. Por poner sólo un ej em plo: en la
n ov en a fila horizontal predijo que de bí a habe r u n elem en to aún no des cu
bierro entre el alum in io y el uranio.
Llamó a este elemento eka-aluminio ,
vaticinó cuáles serían sus propiedade s y
an un ció que cuando fu era descubierro
su peso atóm ico sería 68.
E l sueñ o de Mendeleiev nec esita ba,
para convertirse en realidad, que la
empiria lo avalara: ha cía F alta q ue hi
ciera su apar ició n es telar o mejor di
cho , atómica) alguno de lo s el emento s
des tinados a ocupar los hue co s d eja do sad hoc por el creador . as í fu e: a fin a
les del ve rano de 1874, la A cadem ia de
las C iencias de Parí s recib ió un a tras-
J
La hi storia del sueño puede se r más
m itológica que real, pero lo cierro es
que ese día D irn itri des cubrió que
cuando se listaban los elementos po r
ord en de pe so s a ró m ic os , s us propieda
des se repetían en un a serie de interva
los periódicos. Por este m otivo, llam ó a
su de scub rim ient o tabla periódi ca de
l os e lementos.
Su hi stórico trabajo fue publica do dossemanas después b aj o e l t itu lo Una
propues ta para un sistema de lo s e le
mento s . Empeza nd o por la parte sup e
rior de la columna de la izquierda, las
co lum nas verticales li sran los el ementos
en orden ascende nte de pesos atóm icos,
m ientras que las hor izontales agrupan
lo s elementos de acuerdo co n propieda
des similares.
A primera vist a pa recía habe r una se
rie de problemas con su ta bl a. Para em
pezar, si todos lo s e lementos se agru paban horizonta lmente en función de sus
propiedades; algunos de los pesos ató
m icos no encajaban en el or den aseen-
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El asunto no terminaba ahíEn realid ad, nadie se im aginaba toda
ví a que lo pequeño encerraba un mun
do. Pero así era: los experim entos de-
No era en cierto m odo sorprenden
re... . Era in cr etb le
a s u p os ic ión d e q tte ex is ta u n esta do d e
la ma te ria m d s finamente div id id o que el
á tomo es en c ie rto mo d o s o rp re nd e nte
lo m ismo, ya hab ía ll amado electrones .
Pero había algo m ás. C uando m idió
la m asa de su s e le ctro ne s, encontró que
e ra e xtraordinaria , rid ículamente peque
ña: iUn el ectró n pesaba solamente un
m ilésim o de u n m illo nés im o de m illo
nés im o de m il lonés imo de m illon és im o
de millonésim o de gram o Y sobr e todo,
pes aba meno s que un átomo de hidróge
n o. ¡M enos qu e un átomo de h id rógeno, el más liviano y sencil lo de los áto
m os ¿C óm o p odía ser? de dónde sa
lía n e so s e lectrones ?
y aquí es donde Thom son lanzó una
hip ótesis afortunada y audaz, muya u
daz, una de esas hipótesis que ha cen
hist oria: que los electrones sa lían de
aden tro de los átomos.
E ra un a a firmación terr ible: los á tomos
de Dernécrito, los á tomos d e Dalron,
macizos, indivisibles , compactos , f unda
m ento últim o de la materia. .. ¡ ten fan pa rtes, después de todo ¡N o e ran in divisi
bles iTenían co sa s adentro Como dijo el
prop io Thornson, muy a la inglesa:
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e fe ct os d e la e le ct ric id ad cuando se la
hada atravesar un rubo de vado con
un gas muy enrarecido-e en e l e le ctro do
posit ivo (ánod o) aparecfa un resplando r
ve rd oso y er a lóg ico pensar que se debía
a al gú n tipo de radiación que sa lía del
cá todo (electrodo negativo). e sta emi
sió n se la L la mó, de m anera no dem asia
do c reat iv a, r adiación catód ica .
o que no estaba p ara nada claro erala naturaleza de esos rayos catód ico s y se
armó un a verd ad era c on tro ve rs ia : h ab ía
quienes lo s consid er aban ondas electro
mag néticas como las que exi stí an -se
gú n las ecua ciones de M ax :w ell , qu e co
mo ve remos más ad elante res olvie ron y
unificaron definitivamente la electrici
dad yel magneti smo- y los qu e pensa
ba n (como lo s fís ic os i ngles es en gene
ra l) que se trataba de partícu las. Josep h
J oh n T homs on (1856-1940) , en 1897,
d emo stró c ate góricam ente que se t ra taba de partículas , ya que era n d es viadas
por campos el éctricos y mag néticos de
una manera que no cuadraba con las
on das el ectromagnética s.
¿Per o de qué par tícul a s p od ía tra ta rs e?
a verdad es que no habí a d em a siadas
altern ativ as . Puesto qu e e ran atraíd as h a
cia el elec tro do p ositiv o, e ra ob vio q ue
est aban ca rgadas nega ti vament e. Thom
so n intuy ó que se trataba de las partícu
las q ue tra nsp orta ba n la un idad de car
g a, alg o a sí como los átomos d e la electricidad -rnerarnenre teóricos, por su
puesto - a lo s que el fí sico alem án ]oseph
Gol dstein, que and aba más o menos en
Los físicos ju egan conlos tubos de vado
Yes que mientras lo s q uím icos se entretenían con la tabla periódica y discu
tía n s ob re la r ea li dad de lo s átomos y
las moléculas , lo s físicos estudi aban los
porqui Mend ele iev h ab ía m ostra do c ó
m o se ordenaban lo s e lem en to s, e s c ie r
to , pero ... ¿por qué ocur ría eso? Era una
preg unta que much os podían tratar de
merafisica , sob re to do aquellos que se
bas aban en la vieja cantinela de que en
ciencia no in te resa el por qué, sostenid a
por el no fo rmul o hipótesis newronia
no: desde esta perspectiva, la s c os as son
como la ex periencia -la única gufa certera - mu es tra q ue son, el discurso de las
cosas e s e l resultado de lo s exp erimen
to s, y p un to . s co mo los jueces ha blan
por sus fallos , la na tu raleza sólo habl a a
través de lo s e xp erimentos.
Pero lo que ocurre es que el d iscurso
de s cosa sno es u código, es un len
gua je y, en consecu encia, tiene su gra
mática, su sin ta xis , in clu so su re tó ric a y
su literatura. y ahí hay mucha tela p ara
cortar, ya que la preg un ta p or el porqu é
es equ ivalente ap re gu nta rse s i no h abráo tr a e st ru c tura , m ás p rofun da, qu e ex
plique, por ejemplo en est e caso , los
motivos por los cuales la tabla periód ica
s e o rd ena co mo se ord ena.
a in iciativa por entender e sta e stru c
t ur a p ro funda ya no corría por cuenta
de lo s qu ímico s sin o q ue e staba, des de
ha ce rato , en manos de s físic os.
El átomo de
Thomson, modelo
budín inglés , con
los electrones
incrustados como
pasas de uva.
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según lasleyesdel electromagnetismoestablecidaspor Maxwell, cuando unacarga eléctricagira, como loselectronesalrededor del núcleo, emite ondas electrorn gnéric s y en consecuencia pierdeenergía, que pronto no le alcanza paramantenerse en órbita y cae irremisiblemente hacia elcentro. El hermoso átomo de Rurhcrford no era estable:los
electrones caían l núcleo y el átomo sederrumbaba sobre sí mismo. ¿Habríaque abandonar la bella idea de un sistema solar en miniatura?
No. Yaestaba lista la mano, o mejordicho la mente saJvadora.Niels Bohr(1885-1962), que habla nacido en Copenhague, en 1911 se doctoró en fIsica,se destacó en fútbol y ganó una becaque le perm itió viajara una de las mecas de la físicadel momento, Cambridge, para trabajar con Thomson, el
descubridor del electrón. Pareceque nose llevó muy bien con Thomson (lasmalas lenguas dicen que eramuy autoritario, pero quizávalla la pena aguantarlo; al n y l cabo siete de las personas que trabajaron con élganaron el
Premio Nobel), y pronto se orientó hacia Rutherford, cuyo átomo inestable sesostenía tenuemente en l vado, con laamenaza de inmediata catástrofe.
Bohr actuó con rapide zyun pocoalocadarnenre: siguiendo los pasos de
Planck y Einstein, y con una increíbleaudacia. en 1913 elaboró una teoríadel átomo completamente novedosa.Puesto que si los electrones de Ruther-
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d es perfectoSin embargo, el átomo de Ruther
ford, a pesar de su indudable encanto,tenía un gravísimo defecto: ocurre que,
do, c si en su tot lid d (el99,99999%),p o r e sp cio v d o materia, finalmente,estabacompuesta por trocitosde nada,duros núcleos rodeadospor una lejaníade electrones:si lesquitáramos el espaciovado a los trilJonesde átomos de nuestrocuerpo, el resultadocabría holgadamenteen la cabezade alfiler:todo lo quenos rodea, lo que somosy lo que hayes,
casi Integramenre,espaciovado.Sin embargo, y a pesar deeseirremediabl ey terriblevado, estemodelo teníaun atractivoprofundo, entroncado conuno de losmás antiguosmitos humanos:la identidad entre micro y macrocosmos,que lo más pequeño se parecieraa lo másgrande. Pensarque en el fondo de la materia se repetía una estructura parecida ala del sistemasolar,con elnúcleo en ellugar delSol, los electronescomo planet sy la atracción eléctricaen el papelde
lagravedad,que el universo tuvieraunasola impronta repetidaen diferentesescalas,excitabalaimaginación. En verdad, era de un encanto irresistible:ien el
reino de lo diminuto aparecíala mismaestructura que en lo inmenso
No es de extrañar que el átomo, como un sistema solar en miniatura, tuviera un éxito fulminanceyque su imagen perdure hasta hoy, como si fuera unlogotipo de nuestra época.
positivamente, compensaban lascargasnegativasde los electrones. El númerode protones que tenía el núcleo, por suparee, determinaba de qué elemento erael átomo (un protón significa hidrógeno, dos helio, tres, litio, cuatro beriJioyasí; el hierro tiene 26 y l oro 79 protones). Alfin yal cabo. Prour no andabatan equivocado cuando sugirió que to
dos los átomos eran agregadosde átomos de hidrógeno. Puesto que un protÓnera, efectivamente, un núcleo de hidrógeno, y puesto que todos los núcleoseran agregados de protones, es decir, denúcleos de hidrógeno, ¡resultabaqueProut había dado, casi, casi, en la tecla
Era interesante, además, ese núcleocompuesto por protones. Puesto que l
número de protones en el núcleo era lamarca de identidad del elemento, seabría una inquietante posibilidad: bom
bardeando al nitrógeno, Rutherfordcomprobó que su carga de sieteprotones pasaba a nueve pero enseguida perdía un protón y se quedaba con ocho...¡ypor lo c nco se habla convertido enoxígeno ¡Sehabían transmutado át -
mos cosa era tan extraordinaria queRuthcrford y su discípulo Soddy vacilaron en anunciarla ... la palabra transmutación tenia tan mala famaque tuvieron que hacer verdaderos malabarismos de lenguaje para dar a conocer el
fenómeno al público y llevóalgunosafias que se aceptara del todo.
Además, había algovertiginosoen elátomo de Rutherford: estaba constirui-
su totalidad, por espacio vacío. Lamateria, finalmente, estaba compuesta
por trocitos de nada, duros núcleos
rodeados por una lejanía de electrones
Había algo vertiginoso en el átomo de
Rutherford estaba constituido casi en
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Colaboraron en este fasclcuJoNicolás
Olszevickiy Esteban Magnani.
taba de una órbita a otra. No era fácil
d e d ige ri r y la s re ac cio ne s a la propuesta
de Bohr fu ero n u na me zc la d e e ntu sia s-
m o y escepticism o que a veces llegaba a
la in cr edu lid ad . E l m ismo Ruth erfo rd ,
que seguía de cerca a su alum no, fue
f l~ y c auto. Pero el nuevo m odelo ¡fun-
cio na ba en los exper imentos
Yes que las cosas son así: l a c ienci a
a va nz a c on pasos de ciego, con aud ac ia
e i rr esponsab ilidad, y a veces una pro -
pu e sta temible es la base sobre la que
pued en apoyarse los que vendrán des-
pu és. El átomo de Bohr o de Ru-
th erford sa lvad o po r Bohr), con su nú-
c le o o cupado por proton es, d e carga po -
s it iv a , y los elec trones en órbitas fijas a
su alrede do r, fu e un hallazgo feliz y p er-
mitió lo s m od elos m ás co mplica do s que
vin iero n después.
N atu ra lm en te, é sta n o era la ide a que
había tenido Dalton de su s átom os n i
Demócrito desde ya ). Aho ra r esul taba
que los átom os no 5 6 eran d iv isibles, si-
no que tenían una com plicada est ru c tu ra
in te rn a. P ero con sólo dos partículas, el
electrón y e l p ro tó n, s e e xp lic ab an to da s
las propiedades de la m ateria y la profu-
sión de ele men tos de la Tab la Periódica ..
sin emba rg o, to da vía faltab a a lg o.
E n c ie ncia, las c os as s on a sí: s mpr
f al ta a lgo .