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Ley 26773

Régimen de la ley de riesgos del trabajo. Modificación parcial

SUMARIO: Se establece el "Régimen de ordenamiento de la reparación de los daños derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales" que modifica parcialmente a la ley de riesgos del

trabajo -L. 24557-. Entre los puntos relevantes, mencionamos: - Se establece la "opción excluyente" u "opción con renuncia", según la cual el trabajador damnificado o sus derechohabientes deberán elegir entre cobrar la indemnización de la ART o reclamar una reparación integral mayor en un juicio civil. En ese caso, los empleadores quedan eximidos de toda responsabilidad civil, en virtud de la elección “con renuncia” por parte de los damnificados. - Se adiciona por otros daños -incluyendo daño moral- un 20% al capital por daño material excluido el accidente in itinere, con un piso mínimo de $ 70.000 para el caso de incapacidad total o muerte. - Se habilita al empleador para contratar un seguro aplicable a otros sistemas de responsabilidad que puedan ser invocados por los trabajadores damnificados. - Los importes por incapacidad laboral permanente se ajustarán de manera general, semestralmente, según la variación del RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables) publicado por la Secretaría de Seguridad Social. - Se establece que los "obligados al pago de la reparación" tienen "15 días" desde la notificación de la muerte, incapacidad o enfermedad laboral del damnificado para informar "los importes que les corresponde percibir" e indicar "que se encuentran a su disposición para el cobro". - Las prestaciones indemnizatorias de renta periódica previstas en el artículo 19 de la ley 24557 quedan transformadas en prestaciones dinerarias de pago único, con excepción de las prestaciones en ejecución. - Se transfiere el reclamo judicial de un conflicto del trabajo del fuero laboral al fuero civil. - Las disposiciones atinentes a las prestaciones en dinero y en especie de esta ley entrarán en vigencia a partir del 26/10/2012 y se aplicarán a las contingencias previstas en la ley 24557 y sus modificatorias, cuya primera manifestación invalidante se produzca a partir de esa fecha. - Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente, previstas en la ley 24557 y sus modificatorias, y su actualización mediante el decreto 1694/2009, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley conforme al índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables), publicado por la Secretaría de Seguridad Social, desde el 1/1/2010. La actualización general prevista en el artículo 8 de esta ley se efectuará en los mismos plazos que la dispuesta para el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) por el artículo 32 de la ley 24241 (movilidad de las prestaciones), modificado por su similar 26417. - Las disposiciones atinentes al importe y actualización de las prestaciones adicionales por gran invalidez entrarán en vigencia a partir del 26/10/2012 con independencia de la fecha de determinación de esa condición.

JURISDICCIÓN: Nacional

ORGANISMO: Poder Legislativo

FECHA: 25/10/2012

BOL. OFICIAL: 26/10/2012

VIGENCIA DESDE:

26/10/2012

Análisis de la norma

Capítulo I

Ordenamiento de la cobertura

Art. 1 - Las disposiciones sobre reparación de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales constituyen un régimen normativo cuyos objetivos son la cobertura de los daños derivados de los riesgos del trabajo con criterios de suficiencia, accesibilidad y automaticidad de las prestaciones dinerarias y en especie establecidas para resarcir tales contingencias.

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A los fines de la presente, se entiende por régimen de reparación al conjunto integrado por esta ley, por la ley 24557 de riesgos del trabajo y sus modificatorias, por el decreto 1694/2009, sus normas complementarias y reglamentarias, y por las que en el futuro las modifiquen o sustituyan.

Art. 2 - La reparación dineraria se destinará a cubrir la disminución parcial o total producida en la aptitud del trabajador damnificado para realizar actividades productivas o económicamente valorables, así como su necesidad de asistencia continua en caso de gran invalidez, o el impacto generado en el entorno familiar a causa de su fallecimiento.

Las prestaciones médico asistenciales, farmacéuticas y de rehabilitación deberán otorgarse en función

de la índole de la lesión o la incapacidad determinada. Dichas prestaciones no podrán ser sustituidas en dinero, con excepción de la obligación del traslado del paciente.

El derecho a la reparación dineraria se computará, más allá del momento en que se determine su procedencia y alcance, desde que acaeció el evento dañoso o se determinó la relación causal adecuada de la enfermedad profesional.

El principio general indemnizatorio es de pago único, sujeto a los ajustes previstos en este régimen.

Art. 3 - Cuando el daño se produzca en el lugar de trabajo o lo sufra el dependiente mientras se encuentre a disposición del empleador, el damnificado (trabajador víctima o sus derechohabientes) percibirá junto a las indemnizaciones dinerarias previstas en este régimen, una indemnización adicional de pago único en compensación por cualquier otro daño no reparado por las fórmulas allí previstas, equivalente al veinte por ciento (20%) de esa suma.

En caso de muerte o incapacidad total, esta indemnización adicional nunca será inferior a pesos setenta mil ($ 70.000).

Art. 4 - Los obligados por la ley 24557 y sus modificatorias al pago de la reparación dineraria deberán,

dentro de los quince (15) días de notificados de la muerte del trabajador, o de la homologación o determinación de la incapacidad laboral de la víctima de un accidente de trabajo o enfermedad profesional, notificar fehacientemente a los damnificados o a sus derechohabientes los importes que les corresponde percibir por aplicación de este régimen, precisando cada concepto en forma separada e indicando que se encuentran a su disposición para el cobro.

Los damnificados podrán optar de modo excluyente entre las indemnizaciones previstas en este régimen de reparación o las que les pudieran corresponder con fundamento en otros sistemas de responsabilidad. Los distintos sistemas de responsabilidad no serán acumulables.

El principio de cobro de sumas de dinero o la iniciación de una acción judicial en uno u otro sistema

implicará que se ha ejercido la opción con plenos efectos sobre el evento dañoso.

Las acciones judiciales con fundamento en otros sistemas de responsabilidad solo podrán iniciarse una vez recibida la notificación fehaciente prevista en este artículo.

La prescripción se computará a partir del día siguiente a la fecha de recepción de esa notificación.

En los supuestos de acciones judiciales iniciadas por la vía del derecho civil se aplicará la legislación de

fondo, de forma y los principios correspondientes al derecho civil.

Art. 5 - La percepción de las prestaciones en dinero, sea imputable a la sustitución de salarios en etapa de curación (ILT) o sea complementaria por gran invalidez, así como la recepción de las prestaciones en especie, no implicarán en ningún caso el ejercicio de la opción excluyente prevista en el artículo precedente.

Art. 6 - Cuando por sentencia judicial, conciliación o transacción se determine la reparación con fundamento en otros sistemas de responsabilidad, la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) deberá

depositar en el respectivo expediente judicial o administrativo el importe que hubiera correspondido según este régimen, con más los intereses correspondientes, todo lo cual se deducirá, hasta su concurrencia, del capital condenado o transado.

Asimismo, la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) interviniente deberá contribuir en el pago de las costas, en proporción a la parte del monto indemnizatorio que le hubiera correspondido respecto del total del monto declarado en la condena o pactado en la transacción.

Si la sentencia judicial resultare por un importe inferior al que hubiera correspondido abonar por aplicación de este régimen de reparación, el excedente deberá depositarse a la orden del Fondo de Garantía de la ley 24557 y sus modificatorias.

Art. 7 - El empleador podrá contratar un seguro aplicable a otros sistemas de responsabilidad que

puedan ser invocados por los trabajadores damnificados por daños derivados de los riesgos del trabajo, en las condiciones que fije la reglamentación que dicte la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN).

Art. 8 - Los importes por incapacidad laboral permanente previstos en las normas que integran el régimen de reparación, se ajustarán de manera general semestralmente según la variación del índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables), publicado por la Secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, a cuyo efecto dictará la resolución

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pertinente fijando los nuevos valores y su lapso de vigencia.

Art. 9 - Para garantizar el trato igual a los damnificados cubiertos por el presente régimen, los organismos administrativos y los tribunales competentes deberán ajustar sus informes, dictámenes y pronunciamientos al Listado de Enfermedades Profesionales previsto como Anexo I del decreto 658/1996 y a la Tabla de Evaluación de Incapacidades prevista como Anexo I del decreto 659/1996 y sus modificatorios, o los que los sustituyan en el futuro.

Capítulo II

Ordenamiento de la gestión del régimen

Art. 10 - La Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) en forma conjunta con la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) establecerán los indicadores que las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) habrán de tener en cuenta para establecer su régimen de alícuotas, entre los cuales se considerarán el nivel de riesgo y la siniestralidad presunta y efectiva; con más una suma fija que, por cada trabajador, corresponda integrar al Fondo Fiduciario de Enfermedades Profesionales.

Entre los citados indicadores se deberá considerar:

a) El nivel de riesgo se ajustará a categorías que se determinarán de acuerdo al grado de cumplimiento

de la normativa de higiene y seguridad, y demás parámetros objetivos que la reglamentación establezca.

b) El rango de alícuotas fijado para cada categoría no podrá superponerse con los rangos de alícuotas establecidos para los restantes niveles.

c) La prohibición de esquemas de bonificaciones y/o alícuotas por fuera del nivel de riesgo establecido.

d) La prohibición de discriminación directa o indirecta basada en el tamaño de empresa.

La determinación de la base imponible se efectuará sobre el monto total de las remuneraciones y conceptos no remunerativos que declare mensualmente el empleador.

Art. 11 - El sistema de alícuotas deberá estar sujeto a lo normado por el artículo 26 de la ley 20091, sus modificatorias, y disposiciones reglamentarias, y será aprobado por la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN). Si transcurridos treinta (30) días corridos de la presentación efectuada por la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) el organismo de control no hubiera notificado objeción o rechazo alguno, el

régimen se considerará aprobado.

Una vez transcurrido un (1) año desde la incorporación de la alícuota al contrato del empleador, la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) podrá modificarla dentro del régimen de alícuotas aprobado por la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) y previo aviso de manera fehaciente con sesenta (60) días de anticipación al empleador. En este supuesto, el empleador podrá optar por continuar con el contrato de afiliación y la nueva alícuota o cambiar de Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART). Cuando el empleador tuviera la obligación legal de ajustarse a un sistema de contrataciones por licitaciones públicas, dicho plazo se extenderá a seis (6) meses.

Art. 12 - A los fines de una adecuada relación entre el valor de la cuota y la siniestralidad del empleador, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) pondrá a disposición de las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) toda la información sobre siniestralidad registrada en cada uno de los establecimientos de los empleadores incluidos en el ámbito de aplicación del régimen.

Art. 13 - Transcurridos dos (2) años de la vigencia de la presente, la Superintendencia de Seguros de

la Nación (SSN), en forma conjunta con la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), podrán establecer nuevos indicadores para la fijación del sistema de alícuotas por parte de las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART), orientados a reflejar la vinculación entre las cuotas y la siniestralidad efectiva y presunta, así como los niveles de cumplimiento de la normativa de higiene y seguridad.

Podrán considerar a tales efectos: alícuotas básicas, un componente de proporcionalidad entre la actividad económica principal y la de mayor riesgo que realice el empleador afiliado, suplementos o reducciones proporcionalmente relacionados tanto con el nivel de incumplimientos del empleador a la normativa vigente en materia de higiene y seguridad, como con los índices de siniestralidad.

La Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), en forma conjunta con la Superintendencia de

Riesgos del Trabajo (SRT), podrán fijar un sistema de alícuotas uniformes por colectivo cubierto, que solo reconocerá variaciones de acuerdo al nivel de riesgo probable y efectivo.

Art. 14 - Para el supuesto de cobertura de la reparación fundada en otros sistemas de responsabilidad, por lo que exceda de lo cubierto en el presente régimen, deberán establecerse separadamente las primas para hacer frente a la misma, conforme a las normas que rigen en la materia, fijadas por la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN).

Art. 15 - Los empleadores tendrán derecho a recibir de la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) a la que se encuentren afiliados, información respecto del sistema de alícuotas, de las prestaciones y demás

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acciones que este régimen pone a cargo de aquella.

Art. 16 - Las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) deberán limitar su presupuesto en gastos de administración y otros gastos no prestacionales al porcentaje que establezcan conjuntamente la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) y la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), el que no podrá superar el veinte por ciento (20%) de los ingresos que les correspondan para ese seguro. Dentro de ese importe, podrán asignar a gastos de comercialización o intermediación en la venta del seguro hasta el cinco por ciento (5%) del total.

Capítulo III

Disposiciones generales ART17

Art. 17 -

1. Deróganse los artículos 19, 24 y los incisos 1), 2) y 3) del artículo 39 de la ley 24557 y sus modificatorias. Las prestaciones indemnizatorias dinerarias de renta periódica, previstas en la citada norma, quedan transformadas en prestaciones indemnizatorias dinerarias de pago único, con excepción de las prestaciones en ejecución.

2. A los efectos de las acciones judiciales previstas en el artículo 4 último párrafo de la presente ley, será competente en la Capital Federal la Justicia Nacional en lo Civil.

Invítase a las provincias para que determinen la competencia de esta materia conforme el criterio establecido precedentemente.

3. En las acciones judiciales previstas en el artículo 4 último párrafo de la presente ley, resultará de aplicación lo dispuesto por el artículo 277 de la ley 20744. Asimismo, se deberá considerar como monto del proceso a todos los efectos de regulaciones de honorarios e imposición de costas, la diferencia entre el capital de condena y aquel que hubiera percibido el trabajador -tanto en dinero como en especie- como consecuencia del régimen de reparación contenido en esta ley, no siendo admisible el pacto de cuota litis.

4. A los fines del depósito contemplado en el artículo 6 primer párrafo de la presente ley, en sede

judicial se aplicarán los intereses a la tasa dispuesta en la sentencia desde la exigibilidad de cada crédito. En sede administrativa, el depósito se hará en un fondo especial administrado por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), aplicándose los intereses a la tasa prevista para la actualización de créditos laborales.

5. Las disposiciones atinentes a las prestaciones en dinero y en especie de esta ley entrarán en vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial y se aplicarán a las contingencias previstas en la ley 24557 y sus modificatorias, cuya primera manifestación invalidante se produzca a partir de esa fecha.

6. Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente, previstas en la ley 24557 y sus

modificatorias, y su actualización mediante el decreto 1694/2009, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley conforme al índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables), publicado por la Secretaría de Seguridad Social, desde el 1 de enero del año 2010.

La actualización general prevista en el artículo 8 de esta ley se efectuará en los mismos plazos que la dispuesta para el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) por el artículo 32 de la ley 24241, modificado por su similar 26417.

7. Las disposiciones atinentes al importe y actualización de las prestaciones adicionales por gran invalidez entrarán en vigencia a partir de la publicación en el Boletín Oficial de la presente, con independencia de la fecha de determinación de esa condición.

Art. 18 - De forma.

TEXTO S/LEY 26773 - BO: 26/10/2012

FUENTE: L. 26773

VIGENCIA Y APLICACIÓN

Vigencia: 26/10/2012

Aplicación: desde el 4/11/2012

Las disposiciones atinentes a las prestaciones en dinero y en especie de esta ley entrarán en vigencia a partir del 26/10/2012 y se aplicarán a las contingencias previstas en la ley 24.557 y sus modificatorias, cuya primera manifestación invalidante se produzca a partir de esa fecha.

Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente, previstas en la ley 24.557 y sus modificatorias, y

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su actualización mediante el decreto 1694/2009, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley conforme al índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables), publicado por la Secretaría de Seguridad Social, desde el 1/1/2010.

La actualización general prevista en el artículo 8° de esta ley se efectuará en los mismos plazos que la dispuesta para el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) por el artículo 32 de la ley 24.241 (Movilidad de las prestaciones), modificado por su similar 26.417.

Decreto 2038/2012

Promúlgase la ley 26773.

Buenos Aires, 25/10/2012

Por tanto:

Téngase por ley de la Nación 26773 cúmplase, comuníquese, publíquese, dese a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

MODIFICACIÓN PARCIAL

DE LA LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO

Legislación – Doctrina

TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL. RÉGIMEN DE LA LEY DE RIESGOS

DEL TRABAJO. MODIFICACIÓN PARCIAL

Se establece el "Régimen de ordenamiento de la reparación de los daños

derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales" que

modifica parcialmente a la ley de riesgos del trabajo -L. 24557-. Entre los puntos relevantes mencionamos:

* Se establece la "opción excluyente" u "opción con renuncia" según la cual

el trabajador damnificado o sus derechohabientes deberán elegir entre

cobrar la indemnización de la ART o reclamar una reparación integral mayor

en un juicio civil. En ese caso, los empleadores quedan eximidos de toda

responsabilidad civil, en virtud de la elección "con renuncia" por parte de los

damnificados.

* Se adiciona por otros daños -incluyendo daño moral- un 20% al capital

por daño material excluido el accidente in itinere, con un piso mínimo de $

70.000 para el caso de incapacidad total o muerte.

* Se habilita al empleador para contratar un seguro aplicable a otros

sistemas de responsabilidad que puedan ser invocados por los trabajadores

damnificados.

* Se establece que los "obligados al pago de la reparación" tienen "15 días"

desde la notificación de la muerte, incapacidad o enfermedad laboral del

damnificado para informar "los importes que les corresponde percibir" e

indicar "que se encuentran a su disposición para el cobro".

* Las prestaciones indemnizatorias de renta periódica previstas en el

artículo 19 de la ley 24557 quedan transformadas en prestaciones dinerarias

de pago único, con excepción de las prestaciones en ejecución.

* Se transfiere el reclamo judicial de un conflicto del trabajo del fuero

laboral al fuero civil.

* Las disposiciones atinentes a las prestaciones en dinero y en especie de

esta ley entrarán en vigencia a partir del 26/10/2012 y se aplicarán a las

contingencias previstas en la ley 24557 y sus modificatorias, cuya primera

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manifestación invalidante se produzca a partir de esa fecha.

* Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente, previstas en la

ley 24557 y sus modificatorias, y su actualización mediante el decreto

1694/2009, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente

ley conforme al índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los

Trabajadores Estables) publicado por la Secretaría de Seguridad Social,

desde el 1/1/2010.

La actualización general prevista en el artículo 8 de esta ley se efectuará en

los mismos plazos que la dispuesta para el Sistema Integrado Previsional

Argentino (SIPA) por el artículo 32 de la ley 24241 (Movilidad de las

prestaciones), modificado por su similar 26417.

* Las disposiciones atinentes al importe y actualización de las prestaciones

adicionales por gran invalidez entrarán en vigencia a partir del 26/10/2012

con independencia de la fecha de determinación de esa condición.

LEY (Poder Legislativo) 26773 - BO: 26/10/2012

TÍTULO: Apuntes preliminares sobre las reformas a la ley 24557

AUTOR/ES: Fernández Madrid, Juan C.

PUBLICACIÓN: Doctrina Laboral ERREPAR (DLE)

TOMO/BOLETÍN: XXVI

PÁGINA: -

MES: Noviembre

AÑO: 2012

OTROS DATOS: -

JUAN C. FERNÁNDEZ MADRID

APUNTES PRELIMINARES SOBRE LAS REFORMAS A LA LEY 24557

En el presente trabajo el autor nos brinda los apuntes preliminares sobre las reformas a la

ley 24557 de riesgos del trabajo.

La primera reflexión que me merecen estas reformas, está ligada a su carácter de mera enmienda de la ley 24557, continuándose con la práctica legislativa defectuosa en esta misma materia, así la ley 9688 de 1915 fue reformada por 11 leyes (12631, 12647, 13639, 15448, 18018, 18913, 19233, 20272, 20595, 21034, 23643) y 5 decretos (3357/1943, 10135/1944, 650/1955, 5005/1956, 7606/1957). En el año 1991, este régimen fue reemplazado por la ley 24028, sancionada el 14/11/1991, que no se advierte que haya superado el anterior sistema. En el año 1995, se dictó la ley 24557 de riesgos de trabajo (LRT) que hasta ahora nos rige, que posiblemente sea el cuerpo normativo que ha motivado el mayor número de declaraciones de inconstitucionalidad por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Se denota así una técnica legislativa deficiente, pues si bien es cierto que la LRT debía ser reformada por que la Corte en el caso “Aquino” al declarar la inconstitucionalidad del artículo 39, apartado 1, en cuanto veda al trabajador el reclamo por la vía civil, privó a dicho régimen de su columna vertebral, ya que constituyó una forma excluyente y única de reparación de los daños del trabajo, no se justifica que no se trate integralmente la trascendente problemática vinculada con los riesgos de trabajo. En su lugar, se ha aplicado un parche que no logra disimular los defectos del sistema.

Las reformas recogen la doctrina del caso “Aquino” y deroga los incisos 1), 2) y 3) del artículo 39 de la

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ley. Así como el artículo 19, ligado a las rentas periódicas que quedan en virtud del proyecto “transformadas en prestaciones indemnizatorias de pago único…”.

Ahora el nuevo sistema esta estructurado en línea con la opción excluyente contemplada en el artículo 4. De tal modo, se pretende ahora que la víctima o sus causahabientes opten, de inmediato, por percibir la indemnización que se les reconoce y que debe ser otorgada dentro de los 15 días de la muerte del trabajador o de la homologación de la incapacidad laboral. Esta opción es excluyente, respecto de la que pudiera corresponder en otros sistemas. Lo que esta dirigido a evitar la superposición de acciones optativas entre el resarcimiento de la LRT y el que pueda corresponder por aplicación de los artículos 1074, 1109 y 1113 del Código Civil, poniéndose énfasis en que el cobro de sumas de dinero o la iniciación de una acción judicial en uno u otro sistema implicara que se ha ejercido la opción con plenos efectos sobre el evento dañoso. Las acciones judiciales con fundamento en otros sistemas solo pueden iniciarse una vez recibida la notificación fehaciente sobre los importes que se deben percibir con motivo del hecho dañoso. Lo que pone a la victima o a los causahabientes ante la disyuntiva de percibir en el momento lo que se le ofrece o esperar a un proceso judicial para cobrar un monto mayor y más justo.

Este sistema de opción excluyente ya se encontraba en el artículo 17 de la ley 9688 y motivó

cuestionamientos jurisprudenciales, uno de cuyos aspectos fue tratado por la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo en el Plenario "Alegre, Cornelio c/manufactura algodonera argentina" de fecha 14/10/1971, donde se disipo la posibilidad de que la victima quedara privada de toda posibilidad de acudir a la vía civil para la reparación de perjuicios. Así se dijo que "En caso de haberse optado por la acción de derecho común a que se refiere el artículo 17 de la ley 9688, es aplicable el artículo 1113 del Código Civil –modif. por la L. 17711-". La ley 24028, en su artículo 16, estableció que “el trabajador o sus causahabientes, según el caso, podrán optar entre los derechos e indemnizaciones que les corresponden según el sistema de responsabilidad especial que se establece en esta ley o los que pudieran corresponderle según el derecho civil. Sin embargo, ambos sistemas de responsabilidad son excluyentes y la iniciación de una acción judicial o la percepción de cualquier suma de dinero en virtud de uno de ellos, importa la renuncia al ejercicio de las acciones y derechos y al reclamo de las indemnizaciones que pudieran corresponderle en virtud del otro. Para las acciones del derecho civil se aplicara la legislación de fondo, de forma y los principios correspondientes al derecho civil…”.

La reforma ha exhumado esta norma en términos que considero equivocados, ya que por un lado, los principios aplicables no surgen del Código Civil (art. 16) ligados con la autonomía plena de la voluntad en lo contractual, lo que implicaría aceptar, por ejemplo, la renuncia de derechos, la plena efectividad de los actos propios o la vigencia del principio pacta sunt servanda cuando en esta materia, propia de la seguridad social, está gobernada por los principios que fluyen del artículo 14 bis, en cuanto establece que el trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes y que los beneficios de la seguridad social deben ser integrales e irrenunciables. Lo que ha permitido que la Corte Suprema elaborara una rica doctrina sobre la justicia social a partir de lo resuelto en el caso “Berçays”, en orden a que se trata de la justicia concebida en su máxima expresión, y me parece claro que las pautas provenientes del principio protectorio y de la justicia social deben estar necesariamente presentes en la solución de los conflictos que originan el otorgamiento de las prestaciones de la LRT.

La competencia en materia de acciones civiles es competencia originaria de los jueces del trabajo y así

lo estableció el artículo 20 de la ley 18345 y ha motivado un importante pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia en el caso “Munilla, Gladys Nancy c/Unity Old SA”, en el que el Procurador General de la Nación, el doctor Daniel Obarrio, en términos receptados por el tribunal dijo que el planteo de inconstitucionalidad del artículo 39 de la LRT no puede examinarse solo con arreglo a los principios del derecho civil y que, como se puntualizara en las causas Alessi y Jordan, que la ley 24028 -hoy derogada- innovó al determinar la competencia del fuero civil respecto de los reclamos por infortunios laborales basados en el derecho común, toda vez que su artículo 16, estableció una excepción respecto de la regla general del artículo 20 de la ley 18345, apoyada, esta ultima, en el principio de que concernían a su ámbito todas las causas fundadas en normas de derecho del trabajo, además de aquellas entre trabajadores y empleadores relativas a un contrato de trabajo, aun cuando están basadas en previsiones de derecho común, lo que, obviamente, incluía reclamos por infortunios laborales asentados en los artículos 1072, 1109 y 1113 del Código Civil.

Sacar la competencia de estos jueces para llevarla al fuero civil, parece una medida no acorde con el principio de especialización ni de sujeción de los casos al juez natural.

Estas reformas anormales no parecen tener consistencia y resultan producto de circunstancias y no de

un examen coherente y profundo de los requerimientos que demanda la regulación de un régimen integral de riesgos de trabajo.

TÍTULO: El nuevo régimen de ordenamiento para reparación de daños provenientes del trabajo: de dónde venimos, hacia dónde vamos

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AUTOR/ES: Pérez, Daniel G.

PUBLICACIÓN: Liquidación de Sueldos

TOMO/BOLETÍN: -

PÁGINA: -

MES: Noviembre

AÑO: 2012

OTROS DATOS: -

DANIEL G. PÉREZ(*)

EL NUEVO RÉGIMEN DE ORDENAMIENTO PARA REPARACIÓN DE DAÑOS PROVENIENTES DEL TRABAJO: DE DÓNDE VENIMOS,

HACIA DÓNDE VAMOS

En el presente trabajo, el autor brinda un completo y minucioso análisis del nuevo

“Régimen de ordenamiento de la reparación de daños derivados de los accidentes de

trabajo y enfermedades profesionales”, dispuesta por la ley 26.773

INTRODUCCIÓN

A través de la ley 26.773, publicada en el Boletín Oficial el 26 de octubre de 2012, se establece el “Régimen de ordenamiento de la reparación de daños derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales”.

Este nuevo régimen que -como veremos- no viene a reemplazar en forma total a la vigente ley de

riesgos del trabajo (L. 24557), pretende lo que su mismo nombre indica: un ordenamiento del régimen, receptando como hipotética gama de soluciones los problemas importantes que aquejan al régimen actual, y aceptando también los vastos e importantes dictados de la justicia en la materia.

Pero, nos parece conducente antes de entrar en las transformaciones y características de este nuevo régimen, efectuar una breve reseña histórica para saber precisamente lo que nuestro título enuncia: de dónde venimos, para tener en claro a dónde vamos.

CARACTERIZACIÓN DEL SISTEMA DE RIESGOS DE TRABAJO. HISTORIA Y ANTECEDENTES

Como paso previo a establecer las características fundamentales del Régimen de Riesgos de Trabajo, resulta importante ubicar a estos mecanismos de prevención y reparación dentro de un contexto histórico, para conocer la trascendencia del nuevo régimen.

Podemos encontrar unos antecedentes ya remotos en el Código Civil Austríaco de 1811 y en el Código

Civil Prusiano de 1794, los que establecieron excepcionalmente la responsabilidad sin culpa. El Código Prusiano trata la responsabilidad por el hecho de los animales; el austríaco habla abiertamente de la obligación de reparación proveniente de un acto cometido sin culpa o involuntariamente; esto es: el principio de responsabilidad objetiva.

El proceso de industrialización (sobre todo después de la primera revolución industrial) genera con mayor fuerza la teoría del riesgo. Los obreros que sufrían un accidente por causa o en ocasión del trabajo, solían quedar privados de toda reparación. No era posible mirar con indiferencia el caso de una persona que, por accidente cuya causa era a veces desconocida, quedara sin reparación alguna y sumido -por tal razón-, en el desamparo y la miseria.

Importante influencia tuvo en la formulación de esta teoría una sentencia de la Corte de Casación de

Francia de 1896, en la cual se declaró que el propietario de un remolcador era responsable de la muerte de un mecánico, ocasionada por la explosión de la caldera, aun cuando la explosión se hubiera debido a un

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defecto de construcción, declarándose que esta responsabilidad no cesaba ni aunque el propietario del remolcador probare la culpa del constructor de la máquina o el carácter oculto del defecto.

Este escenario dará origen a la teoría del riesgo o de responsabilidad objetiva, formulada en Alemania en 1888; pionera de las leyes laborales y de la seguridad social.

Si bien por aquellos primeros albores, los derechos del trabajo y la seguridad social constituían un cuerpo prácticamente inescindible e indistinguible, lo cierto es que las primeras etapas en la reparación del riesgo provienen de los “seguros sociales” (que representan en la actualidad el paradigma clásico de la seguridad social).

Como anticipamos, los primeros seguros sociales aparecieron en Alemania, cuando el canciller de

Hierro, Otto von Bismarck, propuso en 1881, un ambicioso plan de reformas sociales. El motor principal que puso en marcha a los seguros sociales en Alemania fue el temor a la amenaza de revolución social representada por el movimiento obrero socialista.

El sistema alemán de seguros sociales presentaba las siguientes características:

a) obligatoriedad jurídica, es decir, para todos los individuos considerados por la ley.;

b) carácter laboral o profesional, ya que solo afectaba a los trabajadores industriales;

c) reparto de la carga financiera entre empleadores y trabajadores, con ocasionales subvenciones del Estado. Una de las originalidades de este sistema es, precisamente, la de imponer contribuciones a personas no protegidas: los empleadores;

d) causalidad y reparación: el sistema atiende los riesgos y causas del infortunio y trata de suplir las

pérdidas, en especial, la del salario;

e) diversidad de estructuras administrativas: cada seguro tiene estructura administrativa propia.

Las leyes sociales de Bismarck, cuyos contenidos se basaban en la hipótesis del seguro social, eran:

1. Ley del seguro de enfermedad (1883) para todos los obreros industriales. La financiación se

encontraba a cargo de empresarios y trabajadores en proporciones a 2/3 (dos tercios) y 1/3 (un tercio), respectivamente. Las prestaciones que otorgaba eran asistencia médica y subsidios del 50% (cincuenta por ciento) del salario. La gestión era de carácter estatal.

2. Ley del seguro de accidentes de trabajo (1884), que mejora y amplía medidas existentes, incorporando el concepto de responsabilidad objetiva (todo accidente de trabajo queda cubierto, aun aquel en el que no hubo culpa del empleador). Las cotizaciones estaban enteramente a cargo del empleador. La gestión era en un comienzo estatal, para luego ser cedida a las organizaciones patronales. He aquí una de las formas en que el Estado declina de sus funciones a favor de organizaciones no estatales, lo que a la postre ha llevado a representar uno de los parámetros del criterio de “parafiscalidad” de las cotizaciones de seguridad social.

3. Leyes de los seguros de invalidez y vejez (1889), financiados por un seguro fijo del Estado, más

cotizaciones obreras y patronales que podían ser variables.

Todavía durante el siglo XIX y previo al nacimiento de lo que a la postre serían los sistemas de seguridad social, la iglesia católica había observado con interés y preocupación el devenir de las cuestiones sociales emparentadas con el trabajo y la seguridad social. En el año 1891, la carta encíclica Rerum Novarum (“Sobre la Situación de los obreros”) había destacado en uno de sus puntos:

“…También ha de proveer dignamente que en ningún momento falte al obrero abundancia de trabajo y que se establezca una aportación con que poder subvenir a las necesidades de cada uno, tanto en los casos de accidentes fortuitos de la industria cuanto en la enfermedad, la vejez y en cualquier

infortunio...”

LOS ANTECEDENTES EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

La reparación de las consecuencias dañosas de los infortunios laborales mereció la preocupación del legislador desde el año 1915, en el que se sancionó la ley 9688. A partir de entonces, con sucesivas modificaciones que ampliaron el ámbito personal de aplicación de dicha ley, los riesgos del trabajo y su

consecuencia inmediata -la incapacidad laborativa- pudieron ser objeto de compensación reparatoria mediante dos vías alternativas. Los damnificados accedían a una indemnización tarifada y con garantía cuasi estatal como resultado de un proceso sumario con claras limitaciones en cuanto a la exoneración de la responsabilidad del empleador. Por el contrario, si hacían uso de la opción establecida en la misma ley, la reparación en dinero y sin tope a cargo del empleador o de la eventual aseguradora podía tener cabida en el marco de las disposiciones del Código Civil con sujeción a los requisitos exigidos por dichas normas (doctrina de CSJN - Fallos: 310:1449, Consid. 15).

Resulta interesante observar la jurisprudencia de esos años en la materia que nos ocupa:

“…Como el obrero no puede escoger su máquina, ni el sitio que deber ocupar, responde el patrón como

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director del trabajo, garantizar el obrero que obedece una completa seguridad. Las convenciones obligan no solo a lo que está expresado en ellas, sino aún a todas las consecuencias que la equidad, el uso o la ley dan a la obligación, según su naturaleza. Así pues, el obrero víctima de un infortunio laboral pueda reclamar la indemnización, sin tener que hacer la prueba de una falta especial cometida por el patrón…” (“Lara de Hurtado c/La Nación” - CFed. Capital - 4/7/1916).

Durante la vigencia de esas normas, el ejercicio de una acción producía la caducidad de la otra, lo cual denotaba que la ley especial y la común constituían dos universos jurídicos cerrados y excluyentes. Tal esquema fue repetido por la ley 24028.

Yendo específicamente al régimen de riesgos del trabajo, bien podemos afirmar (de acuerdo con la norma vigente) que es uno de los componentes del Sistema de Seguridad Social. Tiene como objetivo reducir la siniestralidad en el trabajo a través de la prevención de riesgos en la actividad laboral y reparar los daños derivados de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales.

En 1995, ambas cámaras del Congreso consideraron que el sistema entonces imperante, después de ochenta años de su creación, resultaba insatisfactorio para los actores sociales. Es así que por razones económicas y sociales, y con el objetivo de incrementar la prevención de los riesgos, la reparación de daños y la rehabilitación del damnificado, el legislador decidió cambiar el sistema. La iniciativa propuesta a examen del Congreso -finalmente aprobada- fijó un ámbito de aplicación personal amplio al comprender a los funcionarios y empleados públicos en todos los niveles, a los trabajadores en relación de dependencia del sector privado y a los servidores públicos, con posibilidad de extenderlo a los trabajadores domésticos, autónomos, no laborales y bomberos voluntarios (art. 2, L. 24557).

Frente a contingencias tales como los accidentes laborales y las enfermedades profesionales generadores de incapacidad parcial o total y temporal o permanente (arts. 6 a 10), el legislador previó prestaciones en dinero y atenciones médicas integrales y, entre las primeras, privilegió las prestaciones periódicas por sobre las de pago único (arts. 11 a 20) vinculándolas con el sistema previsional.

A diferencia del régimen anterior, se estableció que el de la ley 24557 se financiaría con aportes

periódicos del empleador a las aseguradoras de riesgo del trabajo (ART) a las que se encomendó la gestión de las prestaciones, bajo la supervisión y fiscalización de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). Con excepción del previsto régimen de “autoseguro”, la afiliación de los empleadores a las ART revestiría carácter obligatorio.

A su vez, las aseguradoras o el mismo empleador serían responsables por las prestaciones ante los beneficiarios, sin perjuicio del derecho de repetición entre los obligados (arts. 23 a 38). Se estableció que la determinación y revisión de las incapacidades estaría a cargo de las comisiones médicas creadas para el Sistema de Jubilaciones y Pensiones, mediante un procedimiento gratuito para el damnificado (arts. 21 y 22), y sus conclusiones serían recurribles administrativa y judicialmente (art. 46).

En suma, el régimen de prestación única a cargo del empleador al que se accedía generalmente

mediante acciones judiciales alternativas fue sustituido por el sistema de la ley 24557, cuyas características principales son: por un lado, la multiplicidad y automaticidad de las prestaciones sin litigio judicial y, por el otro, la generalización del financiamiento que, estando a cargo de los empleadores, se canaliza mediante compañías privadas de seguro (ART) obligadas directamente al pago o al depósito de aquellas, sin perjuicio de la responsabilidad de los patronos que voluntariamente se coloquen fuera del sistema.

Consecuentemente, para todos los empleadores es obligatorio afiliarse a una ART o acreditar los requisitos para autoasegurarse ante la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN). Por otro lado, se constituyen a la ART, la SRT y, al Fondo de Garantía, para los casos de empleadores insolventes, en responsables vicarios del Estado a los que se les asigna el carácter de deudores de sus prestaciones: (i) prestaciones en dinero: de pago mensual, asignaciones familiares, contribuciones al sistema de seguridad social, indemnización de pago único y renta periódica; y ii) prestaciones en servicios: asistencia médica y farmacéutica, prótesis y ortopedia, rehabilitación y servicio funerario.

Además, en el sistema se destaca que las ART son sujetos deudores del deber de seguridad, como

surge del texto de la ley 24557. Así cabe referenciar que el artículo 1 establece que:

“…Son objetivos de la ley sobre riesgos del trabajo (LRT) reducir la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos derivados del trabajo…”.

A su vez, en el artículo 4, inciso 1), se indica que:

“…los empleadores y los trabajadores comprendidos en el ámbito de la LRT, así como las ART están

obligados a adoptar las medidas legalmente previstas para prevenir eficazmente los riesgos del trabajo...”.

En este sentido, el decreto 1278/2000 (BO: 3/1/2001), a la par de identificar correctamente al régimen, introdujo importantes modificaciones:

“…con la sanción de la ley 24557, nuestro país ha adoptado un nuevo régimen en materia de

prevención y reparación de los riesgos del trabajo, inscripto en el concepto amplio de la seguridad social…”.

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“…Que mediante dicho sistema se ha mejorado la situación de cobertura de los trabajadores ante las contingencias ocurridas por causa o en ocasión del trabajo, proveyéndose inmediatas reparaciones médicas y dinerarias…”.

En cuanto a las modificaciones y en materia específica, advirtió la necesidad de incorporar mecanismos operativos pretendidamente eficaces, concebidos a favor de la prevención, tratando de asegurar la participación de los actores sociales, tanto a nivel de la empresa como en el ámbito de cada una de las actividades productivas. Se señala además, que corresponde determinar las conductas exigibles a cada uno de los actores del sistema, fortalecer el esquema de fiscalización e introducir condiciones que contemplen desvíos significativos en los índices de siniestralidad y el grado de cumplimiento de las normas sobre higiene y seguridad en el trabajo.

Una de las características distintivas del sistema es la obligatoriedad del aseguramiento, dado que en

las anteriores leyes de accidentes de trabajo (L. 9688 y 24028) solo se establecían algunas normas especiales sobre el seguro y se permitía la citación en garantía de la aseguradora del empleador. En forma diferente, la ley 24557 impuso al empleador (con algunas limitadas excepciones) la obligación de asegurarse, y no con cualquier compañía sino con una aseguradora de riesgos del trabajo (ART), que son empresas cuyo objeto exclusivo es la gestión de las prestaciones y demás acciones previstas en la ley 24557, estando sujetas a un doble control: el de la SSN y el de la SRT.

La ley 24557 se vino a presentar como un sistema integral y hermético, y entre sus objetivos explícitos (es decir, anunciados en el texto legal) se encuentra la reparación de los daños y, en todo caso, la reducción de la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos derivados del trabajo, objetivo este último en el que las ART también tienen un papel destacado, ya que la ley y sus reglamentaciones le imponen obligaciones en materia de prevención. Otro objetivo (aunque esta vez implícito) es la reducción de la litigiosidad, a través de un procedimiento en el que las ART nuevamente tienen un rol esencial, ya que actúan como una especie de primera instancia, con un mecanismo recursivo librado principalmente a órganos administrativos de carácter federal (las comisiones médicas), con la posterior intervención de la justicia federal. De manera que, en cualquiera de los casos y con independencia de la vía procesal de reclamo, la obligatoriedad de resarcimiento es impuesta en primer término a la ART. Esto es, no solo, sin

limitación alguna a las indemnizaciones tarifadas del sistema, que las ART están inicialmente obligadas a pagar, sino que también comprende la reparación integral de los daños sufridos por la víctima, con base en artículo 1072 del Código Civil; pero claro, exclusivamente en esos casos.

Pero el sistema, que aparecía como la “panacea”, para la resolución de los conflictos, pronto comenzó a evidenciar sus deficiencias y desajustes, y fundamentalmente su pretensa intención de alejarse del criterio de la responsabilidad objetiva.

Resultó un escollo insalvable y piedra del escándalo la redacción del artículo 39:

“…Art. 39 - Responsabilidad civil:

1. Las prestaciones de esta ley eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil frente a sus trabajadores, y. a los derechohabientes de estos, con la sola excepción de la derivada del artículo 1072 del Código Civil.

2. En este caso, el damnificado o sus derechohabientes podrá reclamar la reparación de los daños y perjuicios, de acuerdo a las normas del Código Civil.

3. Sin perjuicio de la acción civil del párralo anterior el damnificado tendrá derecho a las

prestaciones de esta ley a cargo de las ART o de los autoasegurados…”.

¿Cuál había sido la base del razonamiento para esta limitación?

Se sostenía que la apertura de la responsabilidad civil implicaba un empobrecimiento o perjuicio injustificado para el empleador quien, en tanto habiendo contratado la póliza siguiendo la obligación legal, confiaba en que esa póliza cubriría su eventual responsabilidad. Por otro lado producía un enriquecimiento indebido de la aseguradora de riesgo de trabajo que, ante una contingencia que podría encuadrarse dentro del sistema de la ley 24557, se vería eximida de pagar esa prestación por el simple hecho de que la víctima hubiera optado por otra vía (es decir, solamente en función del fundamento legal elegido por el actor para formular su reclamo, al cual el empleador es ajeno porque no puede modificar esa opción del trabajador).

Se produce entonces una intensa actividad jurisprudencial llegando numerosos casos a los estrados del

Alto Tribunal. La Corte Nacional comienza así a elaborar sus estándares doctrinarios basados en: (i) el derecho internacional de los derechos humanos; la Constitución Nacional en sus artículos 14 bis y 75.22; (ii) trabajo digno y reparación integral; (iii) la constitucionalidad del régimen especial frente al artículo 39 de la LRT; (iv) responsabilidad civil; y (v) situación de los topes indemnizatorios; (vi) limitaciones en caso de reparación (enfermedades excluidas del listado)

La bisagra, en este aspecto, la constituyó el famoso caso “Aquino, Isasio c/Cargo Servicios Empresarios” (Fallos: 327:3753):

“…La ley de riesgos del trabajo, mediante la prestación del artículo 15, inciso 2), segundo párrafo, y la

consiguiente eximición de responsabilidad del empleador de su artículo 39, inciso 1), solo indemniza

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daños materiales y, dentro de éstos, únicamente el lucro cesante: pérdida de ganancias, que, asimismo, evalúa menguadamente…La LRT ha negado, a la hora de proteger la integridad psíquica, física y moral del trabajador, frente a supuestos regidos por el principio alterum non laedere, la consideración plena de la persona humana y los imperativos de justicia de la reparación, seguidos por nuestra Constitución Nacional, que no deben cubrirse solo en apariencia…El hecho de que los menoscabos a la integridad psíquica, física y moral del trabajador prohibidos por el principio alterum non laedere deban ser indemnizados solo en cuanto a la pérdida de la capacidad de ganancias del trabajador -y de manera restringida-, vuelve al artículo 39, inciso 1), de la LRT contrario a la dignidad humana, ya que ello entraña una suerte de pretensión de reificar a la persona, por vía de considerarla no más que un factor de la producción, un objeto del mercado de trabajo…”.

A nuestro leal saber y entender, comenzaba a sellarse aquí la suerte del régimen de riesgos del trabajo.(1)

LA REFORMA Y ORDENAMIENTO

La reforma viene a establecer un régimen de ordenamiento, a partir del conjunto integrado por la futura ley, más el régimen de riesgos del trabajo (L. 24557) y sus normas modificatorias y complementarias (entre otras, el D. 1694/2009).

Se basa en reparaciones dinerarias o de prestación, con destino a:

* Cubrir la disminución total o parcial producida en el damnificado en ocasión de la realización de actividades productivas (trabajadores o derechohabientes).

* Asistencia continua en caso de invalidez o impacto producido por la muerte del trabajador en el entorno familiar.

* Prestaciones médico asistenciales, farmacéuticas y de rehabilitación. Estas prestaciones no podrán

ser sustituidas por dinero, con excepción de los gastos de traslado del paciente.

En cuanto al cómputo, el derecho a la reparación dineraria se computará desde el acaecimiento del evento dañoso, o de la determinación de la relación causal de la enfermedad profesional.

El régimen prevé un mecanismo de reparación adicional del régimen. Cuando el daño se produzca en el lugar de trabajo o lo sufra el trabajador mientras se encuentre a disposición del empleador, el trabajador percibirá -además de las indemnizaciones dinerarias previstas en el régimen de riesgos del trabajo- una indemnización adicional de pago único. Este adicional tiene por objeto cubrir “cualquier otro dato no reparado”, por las fórmulas previstas por el régimen, equivalente al 20% de las sumas indemnizatorias que correspondan. En el caso de muerte o incapacidad total, esta indemnización adicional nunca será inferior a $ 70.000.

Este parámetro normativo ha recibido ciertas críticas desde que el mismo texto del artículo expresa que el mecanismo de reparación adicional operará en la medida en que el daño se produzca en el “lugar de trabajo” o mientras el trabajador “se encuentre a disposición”. Esta última mención se ha visto como una exclusión de la reparación del daño en la situación in itinere.

No compartimos esta última visión. Si estamos hablando de un daño producido por un accidente in itinere, no caben dudas que la protección adicional alcanza a dicha situación, porque en su ontología no es más que algo accesorio a lo principal, y en razón de ello, no podría negarse esa forma de reparación.

DE LA OPCIÓN EXCLUYENTE

Los obligados por la ley 24557 deberán notificar fehacientemente al trabajador dañado o a sus derechohabientes -en el término de 15 días-, los importes que les corresponde recibir por aplicación de este régimen, precisando cada concepto en forma separada. A partir de allí, los damnificados podrán optar de modo excluyente entre las indemnizaciones previstas en este régimen o las que pudieran corresponden en “otros sistemas de responsabilidad”. Los distintos sistemas no serán acumulables.

El principio de cobro de las sumas o la iniciación de una acción judicial en uno u otro sistema implicará

el ejercicio de la opción. Las acciones judiciales con fundamentos en otro sistema de reparación solo podrán iniciarse una vez recibida la notificación fehaciente.

La percepción de las prestaciones en dinero, imputables a la sustitución de salarios en etapa de curación (ILT), o complementarias de la gran invalidez, así como la recepción de las prestaciones en especie, no implicarán ejercicio de la opción excluyente.

De esta forma, comienza a delinearse el nuevo sistema de ordenamiento. Se retorna (aunque no en

forma exclusiva por la combinación con el régimen de la L. 24557) a un régimen tarifado de reparación de daños, a semejanza de las anteriores leyes 9688 y 24028. En la línea con dichas leyes, también se vuelve al esquema de sistemas excluyentes (art. 17, L. 9688).

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Cabe aquí una pregunta fundamental: ¿puede decirse que la reedición del sistema de exclusión (como en los ordenamientos anteriores) eliminará o disminuirá sensiblemente la litigiosidad del sistema? Humildemente, pensamos que no. Si repasamos mesuradamente el artículo de la “opción” de régimen, detectamos como central, una situación volitiva por parte del trabajador; nada le impide entender que -más allá del sistema- la reparación de uno u otro sentido, cumple acabadamente con los preceptos constitucionales, traídos como estándares en la doctrina de la Corte Nacional.

En cuanto a la diferencia de montos reparatorios, cuando por sentencia judicial, conciliación o transacción se determine la reparación civil, la ART deberá depositar en expediente, el monto que corresponda por aplicación del nuevo régimen, hasta la concurrencia con el capital obtenido. La ART deberá concurrir en las costas en la proporción que le corresponda.

Si optado el régimen civil, la sentencia judicial arrojare un monto inferior al que hubiera correspondido

por el régimen, el excedente deberá depositarse a la orden del fondo de garantía de la ley 24557.

Adicionalmente a lo expresado en los puntos anteriores, el empleador podrá contratar un seguro complementario aplicable a otros sistemas de responsabilidad en las condiciones que fije la reglamentación de la SSN. Seguro que, por supuesto, quedará a su exclusivo cargo.

Otro de los temas que puede resultar importante es el ajuste de los montos de incapacidad laboral

permanente, integrantes del régimen en forma semestral según la variación del RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables), publicado por la SSS. Decimos que esto puede resultar importante, por cuanto una de las causas que dinamitó el sistema de riesgos del trabajo fue, precisamente, la desactualización y envilecimiento de las distintas prestaciones, en virtud del deterioro de la moneda, por influencia del proceso del creciente proceso inflacionario, sobre todo en los últimos tiempos.

Como parte del ordenamiento, también se lleva a cabo aquel que corresponde a la gestión del régimen. La SSN y la SRT establecerán como autoridades de aplicación los indicadores que las ART tendrán en cuenta para el establecimiento de las alícuotas; esto implica mayores controles y regulaciones respecto de las alícuotas.

Por último, dentro de las disposiciones generales se prevé la derogación de los artículos 19, 24 y 39 de la ley 24557; la modificación de los artículos 6, 27 y 46 de la misma ley; y el artículo 24 de la ley 18345.

Seguramente han quedado muchas cosas por decir y observar. Seguramente también, volveremos una y otra vez al análisis pormenorizado de este nuevo régimen; pero nos pareció prudente adelantar las cuestiones más elementales, como útil herramienta de conocimiento. Notas: [*:] Especialista en Derecho Tributario (UBA). Máster en Dirección y Gestión de Sistemas de Seguridad Social - Universidad de Alcalá y OISS. Profesor adjunto regular del grupo de asignaturas del Departamento Tributario de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Profesor de posgrado designado por la Facultad de Derecho de la UBA. Conferencista y panelista. Autor de libros y publicaciones [1:] Ver en este sentido la extensa “familia” de fallos que comienzan a producirse a partir del año 2004: “Castillo c/Cerámica Alberdi” - CSJN - 7/9/2004; “Milone c/Asociart ART” - CSJN - 26/10/2004; “Llosco c/Irmi SA” - CSJN - 12/6/2007; “Silva c/Unilever” CSJN - 18/12/2007; “Arostegui c/Omega y otro” - CSJN - 8/4/2008; “Suárez Guimbard c/Siembra” - CSJN - 24/6/2008; “Torrillo c/Gulf Oil” - CSJN - 31/3/2009; “Berti c/Boca Juniors” - CSJN - 23/3/2010; “Ascua c/Somisa” - CSJN - 10/8/2010

TÍTULO: La reforma de la Ley de Riesgos del Trabajo frente a la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

AUTOR/ES: Grigoni Iriart, Luciana S.

PUBLICACIÓN: Doctrina Laboral ERREPAR (DLE)

TOMO/BOLETÍN: XXVI

PÁGINA: -

MES: Noviembre

AÑO: 2012

OTROS DATOS: -

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LUCIANA S. GRIGONI IRIART

LA REFORMA DE LA LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO FRENTE A LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL DE LA CORTE SUPREMA DE

JUSTICIA DE LA NACIÓN

En este trabajo se analiza la reforma de la ley 24557 de riesgos del trabajo, por medio de

la ley 26773, publicada en el Boletín Oficial el 26 de octubre de 2012, y se efectúa una

breve comparación con la evolución jurisprudencial de la doctrina de la Corte Suprema de

Justicia de la Nación (CSJN) que en la actualidad se proyecta en los fallos de la Cámara

Nacional de Apelaciones del Trabajo.

I - INTRODUCCIÓN

Luego de 17 años de vigencia de la ley 24557 de riesgos del trabajo (LRT) y frente a un panorama crítico que se ve influenciado por distintos factores, entre ellos la presión social y la necesidad de reformar el sistema normativo, el Congreso Nacional sanciono la reforma parcial y restrictiva que difiere mucho de su

adecuación a la doctrina de los fallos de la Corte Suprema que cuestionan la constitucionalidad de muchos de sus institutos.

Previo a abordar la cuestión creo necesario resaltar -conforme a lo que he hecho en previas oportunidades- que en la actualidad el régimen normativo de reparación de accidentes y enfermedades consecuentes del trabajo constituye solo una estructura desnuda, privada de su contenido por las declaraciones de inconstitucionalidad de los aspectos básicos en que se apoya.

La jurisprudencia de la CSJN en la materia se ha proyectado en los fallos de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y de los tribunales inferiores, formando una interpretación unánime sobre los derechos que poseen los trabajadores víctimas de los accidentes del trabajo o de enfermedades laborales. Es una línea uniforme que se asienta con suficiente solidez. Ello impulsa una reforma legislativa seria, meditada y prudente, basada en la unidad jurisprudencial existente que no es más que la eliminación de la injusticia del sistema, adecuándolo a la realidad social, respetando los principios constitucionales, cumpliendo sus objetivos y buscando de este modo mejores resultados. No obstante, la reforma propuesta por la Ley 26773, publicada en el Boletín Oficial el 26 de octubre de 2012, se aparta en varios aspectos de la línea jurisprudencial fijada hasta el momento, lo que hará devenir nuevos cuestionamientos y más

litigiosidad. Algunos de ellos serán tratados en este artículo.

II - CONTINÚA VIGENTE EL PROCEDIMIENTO CON CARÁCTER OBLIGATORIO ANTE LAS COMISIONES MÉDICAS Y SUBSISTE EL ARTÍCULO 46 QUE OTORGA COMPETENCIA A LA JUSTICIA FEDERAL PARA ENTENDER EN LAS ACCIONES QUE SE PROMUEVAN CONTRA

AQUELLAS

La reforma introducida por la Ley 26773, mantiene el sistema obligatorio de las comisiones médicas ya que obliga al damnificado a someterse al procedimiento obligado de la ley 24557. Obsérvese que el artículo 4 establece que “los obligados por la ley 24557 y sus modificatorias al pago de la reparación dineraria deberán, dentro de los 15 (quince) días de notificados de la muerte del trabajador, o de la homologación o determinación de la incapacidad laboral de la víctima de un accidente de trabajo o enfermedad profesional, notificar fehacientemente a los damnificados o a sus derechohabientes los importes que les corresponde percibir por aplicación de este régimen, precisando cada concepto en forma separada e indicando que se encuentran a su disposición para el cobro. Los damnificados podrán optar de modo excluyente entre las indemnizaciones previstas en este régimen de reparación o las que les pudieran corresponder con fundamento en otros sistemas de responsabilidad. Los distintos sistemas de responsabilidad no serán acumulables”.

Recuérdese que el artículo 46, apartado 1, de la LRT establece que las resoluciones de las comisiones

médicas provinciales serán recurribles y se sustanciarán ante el juez federal con competencia en cada provincia ante el cual en su caso se formulará la correspondiente expresión de agravios, o ante la Comisión Médica Central a opción de cada trabajador, y las resoluciones dictadas por aquellos serán recurribles ante la Cámara Federal de la Seguridad Social. Esta norma no ha sido materia de reforma, por lo que se vulnera

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la doctrina de la CSJN en los fallos “Castillo, Angel S. c/Cerámica Alberdi SA”, “Venialgo, Inocencio c/Mapfre Aconcagua Aseguradora de Riesgo de Trabajo s/otros” y “Marchetti, Néstor Gabriel c/La Caja ART SA”.

En el caso “Castillo”, la CSJN declaró la inconstitucionalidad del artículo 46, inciso 1), de la ley 24557, “en cuanto dispone la competencia de la justicia federal para entender en los recursos deducidos contra las resoluciones de las comisiones médicas provinciales, pues no resulta constitucionalmente aceptable que la Nación pueda, al reglamentar materias propias del derecho común -en el caso, accidentes laborales-, ejercer una potestad distinta de la que específicamente le confiere el artículo 75, inciso 12), de la Constitución Nacional, ya que lo contrario implicaría reconocer que las pautas limitativas que fija la Carta Magna cuando se trata de derecho común, referidas a la aplicación de esas normas por los tribunales de provincia si las cosas o las personas caen bajo sus respectivas jurisdicciones, pueden ser dejadas de lado por la mera voluntad del legislador”(1). Criterio que fue mantenido por el más alto Tribunal en posteriores pronunciamientos.(2)

Resultó novedoso el pronunciamiento de la CSJN del año 2007 en el fallo “Venialgo, Inocencio c/Mapfre

Aconcagua Aseguradora de Riesgo de Trabajo s/otros”, ratificada posteriormente en “Marchetti, Néstor Gabriel c/La Caja ART SA”, ya que, a diferencia de la doctrina del fallo “Castillo” -donde en razón de que no se había producido un pronunciamiento de la comisión médica, solo se juzgó la validez del apar. 1, art. 46, L. 24557-, en “Venialgo” y “Marchetti” el trabajador sí había transitado la instancia administrativa de la Comisión Médica (arts. 21 y 22, LRT), y luego de obtener una resolución médica (desfavorable para su pretensión), planteó también la inconstitucionalidad de los artículos 21 y 22 de la LRT.

La CSJN consideró aplicable al caso “Venialgo” y “Marchetti” la doctrina mantenida en el pronunciamiento “Castillo”. A partir de aquellos pronunciamientos, pierde trascendencia el sometimiento al procedimiento ante las comisiones médicas porque no solo es posible evadir esta instancia previa y acceder directamente a un pronunciamiento de incapacidad del Tribunal competente que, de cara a la doctrina de la CSJN, resulta la justicia del trabajo, sino que también, habiendo obtenido una resolución de la comisión médica en instancia previa, es posible acceder a un nuevo pronunciamiento de incapacidad por vía de acción o de recurso, ante el mismo Tribunal competente.

III - CONTINÚA INALTERABLE EL SISTEMA DE NUMERUS CLAUSUS EN MATERIA DE COBERTURA DE LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES

No ha merecido reforma tampoco la ley 24557, en orden a la enumeración taxativa de las contingencias cubiertas en el artículo 6 que incluye a los: a) accidente de trabajo; b) accidente in itinere; c)

enfermedades profesionales incluidas en el listado (aquellas que surjan del listado que elaborará y revisará el Poder Ejecutivo conforme al procedimiento del art. 40, ap. 3, de la ley), y que establece que el listado identificará agente de riesgo, cuadros clínicos y actividades, en capacidad de determinar la enfermedad profesional.

Sin lugar a dudas esta norma veda el resarcimiento de los daños sufridos como consecuencia de enfermedades no incluidas en el listado, con la excepción de aquellas otras que, en cada caso concreto, la Comisión Médica Central determine como provocadas por causa directa e inmediata de la ejecución del trabajo, excluyendo la influencia de los factores atribuibles al trabajador o ajenos al trabajo. A sus efectos, establece el procedimiento para determinarlas.

La limitación establecida para aquellas enfermedades listadas fue objeto de numerosas declaraciones de inconstitucionalidad por la CNTrab. y los tribunales inferiores. Y si bien el Máximo Tribunal de Justicia de la Nación, en mayoría, en el fallo “Silva c/Unilever de Argentina SA” del 18/12/2007, afirmó que las enfermedades no consideradas profesionales por la ley 24557 dan derecho a la reparación integral si media responsabilidad civil, considerando inoficioso ingresar al examen de la constitucionalidad del artículo 6, inciso 2), de la ley 24557 si se persigue la reparación de una enfermedad que no está comprendida en el

listado que debe elaborar y revisar el Poder Ejecutivo, dentro del sistema especial, señalando que la expresión debe entenderse referida al plano de la ley especial, sin cercenar el derecho a la reparación integral del código civil, es dable destacar que los doctores Carlos S. Fayt y Enrique S. Petracchi en minoría, se manifestaron a favor de la declaración inconstitucional del artículo 6 de la LRT al establecer que “…la LRT de 1995 es incompatible con el orden constitucional, pues ha negado todo tipo de reparación al trabajador víctima de una enfermedad que guarda relación de causalidad adecuada con el trabajo, por el solo hecho de que aquella no resulta calificada de enfermedad profesional en los términos de dicha norma…”.

IV - RESPONSABILIDAD CIVIL. OPCIÓN CON RENUNCIA

Uno de los aspectos más cuestionados de la LRT fue la incorporación del artículo 39, apartado 1, que reza: “Las prestaciones de esta ley eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil, frente a sus trabajadores y a los derecho habientes de estos, con la sola excepción de la derivada del artículo 1072 del

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Código Civil”. La norma veda a los trabajadores el derecho a reclamar la reparación integral consecuente de los daños derivados de accidentes de trabajo o enfermedad profesional, dejando como única cobertura el sistema creado por la LRT.

Luego de una dura y extensa lucha contra aquella prohibición, la CSJN dictó el fallo “Aquino ” (3), donde con fundamentos utilizados en el fallo "Gunther c/Estado Nacional"(4) señaló que “…el artículo 19 de la Constitución Nacional que establece el `principio general´ que `prohíbe a los hombres perjudicar los derechos de un tercero´ se encuentra `entrañablemente vinculado a la idea de reparación´”, a lo que se yuxtapone que “la responsabilidad que fijan los artículos 1109 y 1113 del Código Civil solo consagra el `principio general´”, de manera que la reglamentación que hace dicho código en cuanto “a las personas y las responsabilidades consecuentes no las arraiga con carácter exclusivo y excluyente en el derecho privado, sino que expresa un principio general que regula cualquier disciplina jurídica”. En efecto, siendo el trabajador un sujeto merecedor directo de las consecuencias del derecho privado, ¿qué justificación objetiva puede existir para privar a un trabajador por su carácter de tal de la protección de un principio general consagrado por la Constitución Nacional y aplicable a cualquier disciplina jurídica?

Dentro del antedicho contexto del Código Civil y con expresa referencia a un infortunio laboral, el

Máximo Tribunal destacó el valor fundamental de protección contra la “inviolabilidad física, psíquica y moral” del individuo trabajador ante hechos o situaciones reprochables al empleador y, con fundamento en el fallo "Provincia de Santa Fe c/Nicchi"(5), sostuvo que “…resulta inconstitucional una indemnización que no es `justa´, puesto que `indemnizar es eximir de todo daño y perjuicio mediante un cabal resarcimiento´, lo cual no se logra `si el daño o el perjuicio subsisten en cualquier medida´”, lo que “impone que la indemnización deba ser 'integral' -'justa'-, porque no sería acabada indemnización si el daño y el perjuicio quedaran subsistentes en todo o en parte [conf. art. 17 y 14 bis, CN, y art. 21, inc. 2), de la Convención Americana sobre Derechos Humanos]…”.

Desde esta perspectiva, la CSJN reprueba todo régimen legal que implique limitar la reparación por daños y reprocha la posibilidad de que esta limitación obre válidamente en perjuicio del trabajador, sujeto de preferente tutela constitucional por el artículo 19 de la Constitución Nacional, al verse privado de reclamar a su empleador la justa indemnización por los daños derivados de un accidente o enfermedad laborales.

La doctrina del Máximo Tribunal fue ratificada y profundizada con posterioridad en “Díaz, Timoteo F.

c/Vaspia SA.” (6), con el voto de la doctora Argibay que no lo había hecho en “Aquino”, donde se despejó toda posibilidad de que queden sin resarcir daños que de acuerdo con el Código Civil lo son, pues interesa que se responda por el “todo” cuando el sistema tarifado establecido en la LRT no alcance a cubrirlo. Vale aclarar que la CSJN no reprueba todo régimen legal en cuanto implique limitar la reparación de daños, sino que reprocha la posibilidad de que esta limitación obre válidamente en perjuicio del trabajador, sujeto de preferente tutela constitucional por el artículo 19 y sea quien pueda verse privado de reclamar a su empleador la justa indemnización por los daños derivados de un accidente o enfermedad laborales. Esto significa que cuando la reparación justa sea la integral, el trabajador tendrá derecho a ella.

Por otro lado, cuando se dictó la ley 24557 no se incluyó el “régimen alternativo de opción”(7) que establecía el artículo 17 de la ley 9688 por el simple hecho de que se había optado por no reconocer al trabajador el derecho de recurrir a la reparación civil. La CSJN juzgó al régimen normativo con crudeza en oportunidad de expedirse en el tan esperado e histórico fallo “Aquino”, posteriormente ratificado en “Diaz, Timoteo c/Vaspia SA”, donde se repudia fuertemente el sistema reparador de la LRT al considerarlo conmensurablemente restringido por no admitir indemnización por ningún otro daño que no sea la pérdida de la capacidad de ganancias del trabajador. Finalmente, reconocido el derecho del trabajador de acceder a la reparación integral, surgió otro interrogante en torno a la posibilidad del trabajador de recibir las prestaciones de la ley especial y reclamar posteriormente al empleador un resarcimiento complementario sobre la base de las reglas de la responsabilidad civil hasta alcanzar la reparación integral. En mayoría, y casi por unanimidad, optaron por la tesis amplia que sostenía la afirmativa con base al hecho de que, declarada la inconstitucionalidad del artículo 39.1 de la LRT, no había regla alguna que lo impidiese. Sin embargo, la tesis restrictiva, con fundamento en la teoría de los actos propios, argumentó que la opción de goce de las prestaciones del sistema legal impedía su impugnación constitucional posterior.

La CSJN desechó la exclusión establecida en la ley 24557 mediante el dictado del caso “Llosco, Raúl

c/Irmi SA” (8) del 12/6/2007 donde, aparte de remitirse nuevamente a la inconstitucionalidad declarada en el fallo “Aquino”, señaló, con fundamento en el fallo “Cubas, Pablo c/Reyes, Francisco y otros ”(9), que “no existe interdependencia o solidaridad entre los preceptos de los que se valió el actor para obtener de la aseguradora lo que le era debido por esta, y el artículo 39.1 que exime de responsabilidad civil al empleador”, y por ello concluyó que “nada impide que el actor obtenga la indemnización de la aseguradora -de acuerdo con lo establecido por la LRT- y plantee la invalidez constitucional de las normas que eximen de responsabilidad civil al empleador -art. 39.1, LRT-, ya que el sometimiento a las normas que rigen un supuesto, no importa hacer lo propio de las que regulan el otro”.

Este pensamiento jurídico no se refleja en el artículo 4 del proyecto de reforma que establece: “El principio de cobro de sumas de dinero o la iniciación de una acción judicial en uno u otro sistema implicará que se ha ejercido la opción con plenos efectos sobre el evento dañoso. Las acciones judiciales con

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fundamento en otros sistemas de responsabilidad sólo podrán iniciarse una vez recibida la notificación fehaciente prevista en este artículo. La prescripción se computará a partir del día siguiente a la fecha de recepción de esa notificación”.

V - COMPETENCIA CIVIL PARA ENTENDER EN LAS ACCIONES QUE SE PROMUEVAN CON FUNDAMENTO EN EL DERECHO COMÚN CON APLICACIÓN, EN EL CASO, DE LA DE FONDO, DE FORMA Y LOS

PRINCIPIOS CORRESPONDIENTES AL DERECHO CIVIL

El artículo 4 de la ley 26773, establece que “en los supuestos de acciones judiciales iniciadas por la vía

del derecho civil se aplicará la legislación de fondo, de forma y los principios correspondientes al derecho civil”.

Esta propuesta contradice el criterio adoptado por la CSJN en la causa “Munilla”, donde estableció que es competente la justicia del trabajo para entender en la controversia en la que se reclama indemnización por un infortunio suscitado en el marco de una relación laboral que tiene como sujeto pasivo a un empleador, aun cuando la demanda se hubiere presentado en sede civil fundada en los artículos 1072, 1109 y 1113 del Código Civil y en la inconstitucionalidad de los artículos 1 y 39 de la ley 24557.

En este sentido, el máximo Tribunal sostuvo: “…cabe recordar, como se puntualizara en…`Alessi...´ y

`Jordán...´, que la ley 24028 -hoy derogada- innovó al determinar la competencia del fuero civil respecto de los reclamos por infortunios laborales basados en el derecho común, toda vez que su artículo 16, estableció una excepción respecto de la regla general del artículo 20 de la ley 18345, apoyada, esta última, en el principio de que concernían a su ámbito todas las causas fundadas en normas de derecho del trabajo, a más de aquellas entre trabajadores y empleadores relativas a un contrato de trabajo, aun cuando basadas en previsiones de derecho común, lo que, obviamente, incluía reclamos por infortunios laborales asentados en los artículos 1072, 1109 y 1113 del Código Civil. Tal innovación, a la fecha, es indispensable volver a decirlo, solo ha sido preservada, en materia de riesgos, para el caso del artículo 1072 del Código Civil (v. art. 46, ap. 2, LRT), habiendo sido derogada en lo que atañe a las restantes hipótesis de responsabilidad civil, por lo que, estimamos, subsistente aquel principio foral (art. 20, LO) e insistiendo el actor respecto de la validez de la vía por el derecho común, que la Justicia Nacional del Trabajo es la llamada a entender en esta presentación, desde que despojada la controversia de su innegable complejidad jurídica, nos encontramos frente a un infortunio suscitado en el marco de una relación de trabajo que tiene por sujeto pasivo a un empleador, en el que se reclama una reparación con amparo en disposiciones de derecho laboral y común, todo en consonancia con el citado artículo 20”.(10)

VI - CONCLUSIÓN

A la luz de lo anterior se aprecia que la reforma de la LRT, introducida por la ley 26773, si bien fue impulsada por el Poder Ejecutivo bajo el lema de “disminuir la litigiosidad en materia de accidentes laborales y darle al sistema mayor prevención de accidentes”, al contradecir la doctrina de la CSJN en materia de resarcimiento de daños laborales, hace posible dudar sobre la concreta efectividad de aquella declaración en un futuro próximo. Notas: [1:] CSJN - 7/9/2004, “Castillo, Ángel S. c/Cerámica Alberdi SA” [2:] CSJN - 20/9/2005, “Bermay, Susana C. y otros c/H. J. Navas y Cía SA”; CSJN - 12/5/2009, “Domingo Strangio c/Cattorini Hnos SACIF”; CSJN - 13/3/2007, “Venialgo, Inocencio c/Mapfre Aconcagua Aseguradora de Riesgo de Trabajo s/otros”; CSJN - 4/12/2007, “Marchetti, Néstor Gabriel c/La Caja ART SA” [3:] CSJN - 21/9/2004, “Aquino, Isacio c/Cargo Servicios Industriales SA” [4:] CSJN - 5/8/1986, “Guther, Fernando Raúl c/Estado Nacional Ejército Argentino s/Sumarísimo” [5:] CSJN - Fallos: 268:112, “Provincia de Santa Fe c/Nicchi” [6:] CSJN - 7/3/2006, “Díaz, Timoteo F. c/Vaspia SA” [7:] “…los obreros y empleados a que se refiere esta ley, podrán optar entre la acción de indemnización especial que les confiere la misma, o las que pudieran corresponderles según el derecho común, por causa de dolo o negligencia del patrón. Sin embargo, ambas son excluyentes, y la iniciación de una de ellas o la percepción de cualquier valor por su concepto, importa la renuncia ipso facto de los derechos que en ejercicio de la obra pudieran corresponderle…” [8:] CSJN - 12/6/2007, “Llosco, Raúl c/Irmi SA” [9:] CSJN - 3/7/1936, “Cubas, Pablo c/Reyes, Francisco y otros” [10:] CSJN - 6/10/1998, “Munilla, Gladys Nancy c/Unity Oild SA s/accidente - acción civil”