28708579-Homicidio-calificado
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HOMICIDIO CALIFICADO
HOMICIDIO CALIFICADO(circunstancial o asesinato)
ARTÍCULO 391 CÓDIGO PENAL:
El que mate a otro y no esté comprendido en al artículo anterior será penado:
1º Con presidio mayor en su grado medio a presidio perpetuo, si ejecutare el homicidio con alguna de las circunstancias siguientes:
Primera. Con alevosía.
Segunda. Por premio o promesa remuneratoria
Tercera. Por medio de veneno.
Cuarta. Con ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor al ofendido.
Quinta. Con premeditación conocida.
CONCEPTO
Homicidio cometido con una o más de las circunstancias del Art. 391 del C.P., sin que concurran los requisitos propios del parricidio y del infanticidio. Si se dan las relaciones de parentesco, el título de castigo se traslada al parricidio o infanticidio
CARACTERISTICAS:
Delito estructurado con pluralidad de hipótesis. Desde el punto de vista de la gravedad, todas
las circunstancias son iguales. Las cinco calificantes del Art. 391 Nº 1 del
C.P., son parecidas a las cinco primeras agravantes del Art. 12 del C.P., pero no son exactamente iguales, salvo las dos primeras.
¿Qué pasa si el homicidio calificado se comete con más de
una calificante?
1.- Una de las circunstancias calificantes transforma el homicidio en Calificado. Da lo mismo que se cometa el Homicidio Calificado, con una o más calificantes, las circunstancias sobrantes, no se toman como agravantes, porque no lo permite el Art. 63 del C.P.
Posiciones Doctrinarias
ART. 63 CÓDIGO PENAL
No producen el efecto de aumentar la pena las circunstancias agravantes por sí mismas constituyen un delito especialmente penado por la ley, o que ésta haya expresado al describirlo y penarlo.
Tampoco lo producen aquellas circunstancias agravantes de tal manera inherentes al delito que sin la concurrencia de ellas no puede cometerse.
Sin embargo, quienes sustentan esta posición, estiman que las calificantes que sobran pueden utilizarse por el tribunal para la aplicación del Art. 69 del C.P.
ARTÍCULO 69 CÓDIGO PENAL
Dentro de los límites de cada grado el tribunal determinará la cuantía de la pena en atención al número y entidad de las circunstancias atenuantes y agravantes y a la mayor o menor extensión del mal producido por el delito.
Otros critican esta posición, ya que igual se vulneraría el principio NON BIS IN IDEM.
2.- No todas las calificantes del Art. 391 del C.P., son iguales o equivalentes a las circunstancias agravantes del Art. 12 del C.P., por lo tanto, si no son iguales ¿por qué no se podrían considerarse como circunstancias agravantes?
Aquellas calificantes que son iguales a las agravantes del Art. 12 del C.P. (premeditación y alevosía), no se pueden volver a considerar, pero sí las que son diferentes. (Garrido Montt).
CALIFICANTES DEL HOMICIDIO
I.- PREMEDITACIÓN:
Criterios para Determinar su Naturaleza y contenido.
1.- Criterio cronológico:
Sugiere la idea de una reflexión previa, apela al transcurso de un intervalo de tiempo, mas o menos prolongado, en el cual persiste la determinación de delinquir.
2.- Criterio psicológico o criterio del ánimo:
Este criterio, además de reconocer la necesidad del transcurso del tiempo, pues la premeditación no es aceptable en un delito instantáneo, puso el acento en el estado de ánimo del hechor, en el propósito de actuar formado anticipadamente con ánimo frío, buscando y esperando la ocasión para que el crimen tenga un buen resultado. Originalmente lo sostuvo Carrara y ha sido precisado en el sentido de que lo decisivo es que exista “una preordenación calculada de la forma o los medios que se emplearán para causar la muerte”.
3.- Criterio de reflexión o ideológico:
La premeditación consiste en una reflexión más maquinación o en una reflexión prolongada del hecho delictuoso, una vez adoptada la decisión de cometerlo.
4.- Criterio Sintomático:
Supone que el cálculo que precede a la ejecución del delito sea revelador de una personalidad que se determina por móviles abyectos que demuestren una mayor malignidad en el sujeto.
La premeditación supone:
1.- Propósito de cometer delito o delitos contra las personas.
2.- Que este propósito haya sido adoptado con ánimo frío y tranquilo.
3.- Que este propósito haya existido en el hechor desde el momento en que se tomó
la decisión de delinquir hasta el momento en que se ejecutó el delito. Este lapso de tiempo puede ser de mayor o menor duración sin que pueda señalarse límites precisos.
II.- PREMIO O PROMESA REMUNERATORIA
Esta calificante se funda en los móviles, es decir, lo que motiva el actuar.
Se considera más condenable a quien mata por motivos pragmáticos o utilitarios, que a quien lo hace por motivos afectivos o pasionales.
La ley se refiere a un premio o promesa remuneratoria, esto indica que la remuneración puede ser recibida antes del crimen como premio o puede quedar convenida para después del crimen a través de la promesa. En este último caso, no es necesario, para configurar la calificante, que la promesa se reciba, sino que basta con que haya sido ofrecida y que el hechor haya actuado influido por la promesa. Esta calificante supone un acuerdo entre un inductor y un mandatario.
Esta es la única calificante que supone la intervención de tres personas, a saber:
1.- El mandante.
2.- El autor, mandatario o sicario.
3.- La víctima.
De acuerdo a la regla general, el mandante se considera autor (Art. 15 Nº 2), por lo tanto, el mandante como el hechor, deberían ser condenados por homicidio calificado. Sin embargo hay autores como Alfredo Etcheberry que piensan en forma diferente pues las circunstancias calificantes incorporadas a la figura del homicidio calificado no pierden la esencia de agravantes y por tanto se rigen por la comunicabilidad contemplada en el Art. 64 del C.P.
Etcheberry piensa que la calificante es concebida subjetivamente como el móvil del hecho que inspira al hechor, pero quien ofrece la dádiva (el mandante), no obra por premio y como esta es una calificante subjetiva, no se comunica a los copartícipes. En consecuencia solo afecta al mandatario más no al mandante. Etcheberry concluye que el Art. 391 señala “que actúa por premio” y por lo tanto, el mandante no actúa por premio, por ende no le afecta la calificante.
Este razonamiento de Etcheberry, según Rodríguez, es cuestionable puesto que la preposición “por” según una de sus acepciones “denota el modo de ejecutar una cosa”, por ejemplo “por fuerza” y según otra acepción “por” significa el medio de ejecutar un acto, por ejemplo, “por celos”.
Este autor estima que no procede aplicar la calificante a quien entrega el premio o efectúa la promesa no por la razones de Etcheberry, sino que por este hecho ya ha sido tomado en cuenta para estimar al sujeto como instigador de modo que no podría ser considerada en una segunda oportunidad para calificar el delito por que ello atentaría contra el principio Non Bis In Idem, aún cuando reconoce que hay quienes sostienen que ambas calificaciones son separables y que la aplicación de la calificante no vulneraría el principio aludido.
Otro problema que suscita esta calificante, es si el premio o promesa puede consistir en compensaciones que no sean susceptibles de apreciación económica. Una interpretación literal de la norma parece que aplicaría cualquier clase de compensación pues por una parte el adjetivo “remuneratoria” aparece en femenino de lo cual se deduce que no habría indicación para el tema y por otra porque el Art. 391 hable de premio y no de precio como lo hace el Art. 12 Nº 2.
Con todo, la doctrina y la jurisprudencia mayoritaria ha resuelto que el objeto del premio o de la promesa debe ser susceptible de apreciación pecuniaria, excluyéndose las satisfacciones honoríficas, sexuales o de otra índole no pecuniaria, como los mandatos gratuitos o posteriores al hecho.
Tesis acogida mayoritariamente por la jurisprudencia en Chile
Mandatario : Homicidio Calificado
Mandante : Homicidio Simple
Lo anterior sin perjuicio de que al mandante se le puede aplicar la agravante del Art. 12 del C.P.
Mario Garrido Montt
Mandante y mandatario
Homicidio calificado
III.- ALEVOSÍA
Concepto:
Es una calificante de carácter subjetivo.
Se orienta a la seguridad del hechor, quien actúa con doblez, con hipocresía.
Tradicionalmente se han distinguido dos formas de alevosía.
Es una ocultación de las verdaderas intenciones del hechor, de modo que la víctima no desconfía del sujeto, le tiene confianza y por ende, el sujeto sorprende a su víctima, la encuentra desprevenida.
El autor del delito se aprovecha de la confianza de la víctima. La confianza de ésta puede nacer de una actitud, incluso, creada por el propio sujeto, cultivando su amistad, o aprovechándose de las habituales relaciones con la víctima: parentesco, amistad, relaciones domésticas, etc.
1.- Alevosía de carácter subjetiva: La Traición
2.- Alevosía de carácter objetivo: Actuar sobre seguro.(Asechanza).
El hechor actúa sobre seguro, procura circunstancias que objetivamente aseguran la ejecución del delito o la eventual reacción de la víctima. Por ejemplo, cortar el tránsito para asegurar que el auto de la víctima pase por el lugar exacto en que puso una bomba.
La expresión sobre seguro no requiere de una subjetividad especial del hechor sino que basta con que las circunstancias concurrentes hayan sido buscadas o procuradas por el hechor.
¿Cuándo hay alevosía?
La doctrina ha fijado tres criterios para responder a esta pregunta.
1.- Se sostiene que hay alevosía con un criterio meramente objetivo, cuando existe una indefensión de la víctima.
2.- Hay alevosía cuando existe un reproche moral y peligrosidad del sujeto.
3.- Por último se propone un criterio mixto, dominante hoy, el cual señala que hay alevosía, cuando hay desvalimento de la víctima, hay un aprovechamiento de ese estado por el hechor lo que lleva a la víctima a un estado de
indefensión.
Sobre esta materia Luis Rodríguez C. Y Magdalena Ossandon sostienen lo siguiente:
1.- Para el criterio objetivo, el elemento determinante de la alevosía es “la indefensión de la
víctima”, por ende, su fundamento, es asegurar una protección más eficaz a las víctimas desvalidas.
2.- En cuanto al criterio subjetivo, señalan énfasis en el mayor reproche moral que cabe formular al hechor
por su viveza o cobardía y además esta posición se sustenta en criterios criminológicos, como
la mayor peligrosidad del sujeto. Esta corriente considera la posición del autor frente al hecho más que las circunstancias que lo rodean.
Jurisprudencia respecto a la alevosía:
Fallo de la C.S., de fecha 30-06-1952: “Para que exista traición, es necesario que el agente proceda con engaño, quebrantando la lealtad o fidelidad que se debe a la persona de la víctima”.
Fallo de la C.S., de fecha 06-04-1976: “hay alevosía cuando se obra a traición en forma solapada o encubierta”.
Fallo de la C.S., de fecha 30-06-1952, “Actuar sobreseguro es el aprovechamiento de circunstancias materiales favorables buscadas de propósito por el hechor con el fin de asegurar el éxito de la acción delictiva y neutralizar los posibles riesgos que pudieran emanar de una probable defensa de la víctima. Significa ocultamiento del cuerpo del hechor o de los medios ejecutivos con el fin de provocar la indefensión de la víctima y la ventaja o seguridad del hechor. Se actúa sobreseguro, esto es, libre de daño o riesgo, sin proporcionar a la víctima la oportunidad de que se defendiera o rechazara la agresión”.
Fallo C.S., de fecha 06-04-1976: “Actuar sobreseguro significa aprovecharse de situaciones o de artificios que permiten cometer el delito sin temor al fracaso y sin riesgos para el agresor que es lo que constituye obrar con seguridad”.
Sin embargo, la doctrina y jurisprudencia señalan que no basta con que se den los elementos objetivos y subjetivos de la alevosía, sino que además tiene que concurrir en la especie el ÁNIMO ALEVOSO.
Sergio Politoff y Luis Ortiz analizan el ANIMO ALEVOSO
En la actuación traicionera, como en el proceder sobreseguro, no basta con el elemento material u objetivo de la indefensión de la víctima, sino que es imprescindible que el hechor haya buscado el propósito de esa situación favorable para cometer específicamente el delito en ese contexto.
Jurisprudencia:
Fallo C.S., 09-11-1970: Las condiciones de aseguramiento deben haber sido especialmente buscadas o procuradas por el hechor lo que revela la existencia del ánimo alevoso que es un elemento subjetivo, según se deduce del Código Penal español y del Código Penal chileno.
Revista fallos del mes de 1967: “el solo hecho de que la víctima haya sido ciega, no es suficiente para suponer necesariamente que hubo alevosía”.
Fallo C.S. 26-09-1990: La sola demostración de maldad o perversidad que tiene lugar en un delito contra las personas, no origina la agravante de alevosía del Art. 12 Nº 1 o la causal primera del Art. 391. La alevosía tiene lugar cuando se obra a traición o sobreseguro, y la mera existencia de indefensión de la víctima, preexistente o concomitante con el delito, no la constituye necesariamente. La indefensión o desvalimiento de la víctima deben haber sido buscadas de propósito por el delincuente y aprovechadas para ejecutar la acción dolosa.
Según nuestra jurisprudencia, incurre en error de derecho la sentencia que estima concurrente la agravante aludida basada en la edad de la víctima (tres años y meses) que falleciera como consecuencia de las lesiones que le causara su padre legítimo y que castiga a este con presidio perpetuo atendida su calidad de autor de parricidio.
IV.- EL VENENO
Concepto:
Toda sustancia que suministrada a la víctima, ATENDIENDO SUS CIRCUNSTANCIAS PERSONALES, puede causarle la muerte.
Tiene que tratarse de una sustancia que produzca efectos nocivos, aunque se utilice en poca cantidad, sea que actúe químicamente o mecánicamente, por ejemplo el vidrio molido (mecánicamente).
La vía de introducción al cuerpo puede ser cualquiera, es decir, por ingestión, inyección, absorción, aspiración. Para ello, existen dos criterios.
1.- Criterio De La Rapidez: Que considera, que es veneno toda sustancia que mata rápidamente.
2.- Criterio De La Menor Cantidad: Es veneno la sustancia que tiene propiedades mortíferas, aún suministrándola en una mínima cantidad.
¿Por qué se considera más grave el homicidio cometido por veneno?
R.- La naturaleza de esta calificante se vincula con el concepto de INSIDIA, en sentido jurídico, que consiste en el hecho que las sustancias le son administradas a la víctima sin que la víctima se percate de sus letales atributos.
La víctima es un agente inconsciente de su propia muerte y de lo irrevocable de su destino. Hoy en día el veneno, como calificante, a diferencia como sucedía en la antigüedad, ha perdido toda actualidad, ya que es fácil establecer por un médico, si una persona fue envenenada, por lo que queda al descubierto el hechor. El veneno es siempre alevoso, pero por aplicación del NON BIS IN IDEM, se excluye la alevosía; cuando aplicamos la calificante veneno, no se puede aplicar la calificante de la alevosía simultáneamente.
V.- ENSAÑAMIENTO
Concepto:
Hay ensañamiento, cuando se aumenta deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido.
Respecto del adverbio INHUMANO, se cuestiona si se refiere al autor del delito o al dolor que sufre el ofendido.
Para esto hay tres interpretaciones:
1.- Hay quienes entienden que está referido al sufrimiento que experimenta la víctima, de
modo que requerirá que el dolor pase ciertos límites normales, precisamente por su inhumanidad.
2.- Esta expresión se refiere al especial ánimo de insensibilidad con que debería actuar el
sujeto.
3.- Hay quienes les atribuyen un carácter mixto, objetivo y subjetivo, considerando que
ambos aspectos son inseparables.
Lo esencial de esta calificante es que a la voluntad homicida se le agrega otro elemento independiente y autónomo, que es la voluntad de hacer sufrir, hay un desdoblamiento del sujeto activo, por que por un lado quiere matar y por otro quiere hacer sufrir, por eso NO hay ensañamiento en la ferocidad y multiplicidad de las heridas que se infieren dentro del ímpetu emocional de la lucha, por eso el número y naturaleza de las heridas, no son indicio suficiente de la existencia de la calificante, por ejemplo lo mata con 70 puñaladas.
Tampoco hay ensañamiento, si el hechor cree que no está causando dolores o sufrimientos innecesarios a la víctima, o bien piensa que ellos son indispensables o útiles para lograr su propósito homicida.
La jurisprudencia chilena, ha señalado que no hay ensañamiento, por que no se produce el desdoblamiento psicológico del sujeto, cuando no hay junto a la voluntad de matar otra voluntad de hacer sufrir.
Tampoco hay ensañamiento en los actos de mutilación o descuartizamiento que se realiza sobre un cadáver para deshacerse de él o para esconder la comisión del delito. Por ejemplo, lo descuartiza y lo entierra en la casa.
Porque el cadáver no es persona, por tanto, no hay ensañamiento.