2.Movimientos Apost%d3licos Cristianos

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3. Los movimientos apostólicos obreros y grupos cristianos de base 3.1. El marco general 3.1.1. Identidad de los militantes de los movimientos apostólicos obreros Presentación y aspectos generales En este apartado se pretende establecer un perfil social e ideológico de los militantes obreros católicos. Para ello, se han expuesto, en primer lugar, algunas anotaciones sobre el significado que tienen algunos conceptos que se utilizan con mayor frecuencia. Posteriormente, se exponen algunos de los rasgos más significativos que caracterizaron a los militantes. Se pretende dar una idea global de lo que fueron estos hombres y mujeres que formaron parte de los movimientos apostólicos, aunque más adelante se estudiaran con mayor detalle. Finalmente, se exponen los valores y actitudes de los militantes obreros cristianos que aparecen con mayor frecuencia tanto en las fuentes orales como en las escritas, así como su evolución religiosa y política y sus relaciones con sus compañeros de los movimientos apostólicos y con sus compañeros no creyentes. Se trata, en definitiva, de conseguir que al final del apartado, se haya dibujado la identidad de los militantes a partir de diferentes piezas que, como si de un puzzle se tratara, vayan dando forma a la identidad de los militantes y, al final, el conjunto de todas ellas, configuren los rasgos fundamentales de la identidad de los militantes obreros católicos. Definir o precisar el significado de los conceptos que se utilizan para referirse a hechos o situaciones históricas determinadas no siempre es fácil. El significado preciso no es exactamente el mismo en una época que en otra y así pasa con conceptos como el de militante, clase obrera o movimiento obrero. En la tradición cristiana, por ejemplo, bajo el concepto de pobre se englobaba genéricamente a todo un conglomerado de situaciones sociales que en los años de oposición al régimen franquista se aplicaban indistintamente por parte de los católicos progresistas. Un ejemplo paradigmático lo constituyeron los artículos publicados en una revista tan representativa del catolicismo progresista como El Ciervo. Las clases sociales como práctica y signo de un sistema económico injusto, el clasismo burgués, el trabajo, los obreros, fueron tema de reflexión, de análisis y de crítica que en los años primeros de "El Ciervo", tuvieron un punto de referencia genérico de gran tradición cristiana: los pobres. 1 Con el objetivo de precisar el concepto de militante obrero cristiano, Salvador Carrasco, definió en primer lugar el concepto de militante obrero para, a continuación, definir qué se 1 José Antonio González Casanova, La revista “El Ciervo”. Historia y teoría de 40 años. Barcelona, 1992. pp. 194-95. 165

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  • 3. Los movimientos apostlicos obreros y grupos cristianos de base

    3.1. El marco general

    3.1.1. Identidad de los militantes de los movimientos apostlicos obreros

    Presentacin y aspectos generales

    En este apartado se pretende establecer un perfil social e ideolgico de los militantes

    obreros catlicos. Para ello, se han expuesto, en primer lugar, algunas anotaciones sobre el

    significado que tienen algunos conceptos que se utilizan con mayor frecuencia.

    Posteriormente, se exponen algunos de los rasgos ms significativos que caracterizaron a

    los militantes. Se pretende dar una idea global de lo que fueron estos hombres y mujeres

    que formaron parte de los movimientos apostlicos, aunque ms adelante se estudiaran con

    mayor detalle. Finalmente, se exponen los valores y actitudes de los militantes obreros

    cristianos que aparecen con mayor frecuencia tanto en las fuentes orales como en las

    escritas, as como su evolucin religiosa y poltica y sus relaciones con sus compaeros de

    los movimientos apostlicos y con sus compaeros no creyentes. Se trata, en definitiva, de

    conseguir que al final del apartado, se haya dibujado la identidad de los militantes a partir de

    diferentes piezas que, como si de un puzzle se tratara, vayan dando forma a la identidad de

    los militantes y, al final, el conjunto de todas ellas, configuren los rasgos fundamentales de la

    identidad de los militantes obreros catlicos.

    Definir o precisar el significado de los conceptos que se utilizan para referirse a hechos o

    situaciones histricas determinadas no siempre es fcil. El significado preciso no es

    exactamente el mismo en una poca que en otra y as pasa con conceptos como el de

    militante, clase obrera o movimiento obrero. En la tradicin cristiana, por ejemplo, bajo el

    concepto de pobre se englobaba genricamente a todo un conglomerado de situaciones

    sociales que en los aos de oposicin al rgimen franquista se aplicaban indistintamente por

    parte de los catlicos progresistas. Un ejemplo paradigmtico lo constituyeron los artculos

    publicados en una revista tan representativa del catolicismo progresista como El Ciervo.

    Las clases sociales como prctica y signo de un sistema econmico injusto, el clasismo burgus, el

    trabajo, los obreros, fueron tema de reflexin, de anlisis y de crtica que en los aos primeros de "El

    Ciervo", tuvieron un punto de referencia genrico de gran tradicin cristiana: los pobres.1

    Con el objetivo de precisar el concepto de militante obrero cristiano, Salvador Carrasco,

    defini en primer lugar el concepto de militante obrero para, a continuacin, definir qu se

    1Jos Antonio Gonzlez Casanova, La revista El Ciervo. Historia y teora de 40 aos. Barcelona,1992. pp. 194-95.

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  • deba entender por militante obrero cristiano, dando por aceptado que el militante obrero de

    los movimientos apostlicos era depositario natural de toda la tradicin de lo que se

    consideraba ser militante obrero y de lo que significaba ser cristiano. El concepto de

    militante ya se puede encontrar, auque de manera intuitiva, en los grupos de Babeuf y de los

    Iguales. Posteriormente, este concepto fue recogido por la I y II Internacional para reconocer

    en l al afiliado y luchador que se entregaba a la causa de la clase trabajadora. En nuestro

    pas fue Anselmo Lorenzo el que utiliz el trmino proletariado militante para describir los

    inicios del movimiento obrero en Espaa a partir de las organizaciones y acciones

    desarrolladas por la militancia obrera. Aunque existe una tradicin diversa de signo laico y

    secular que ha ido evolucionando y adecundose a la situacin de cada momento, Salvador

    Carrasco caracterizaba a los militantes obreros como personas identificadas con el pueblo

    trabajador que se reafirmaban en el ideal de emancipacin de la clase obrera a partir de sus

    propias fuerzas. Estas caractersticas se complementaban con la capacidad de analizar la

    situacin de la clase obrera y las causas que provocaban esta situacin.

    Las convicciones ideolgicas, unidas a la capacidad de anlisis, daban como resultado una

    capacidad de poner en prctica los medios necesarios para hacer realidad el objetivo de la

    emancipacin de la clase obrera. Pero todo esto no basta para calificar a una persona como

    militante, todas estas capacidades deban estar acompaadas de una serie de valores como

    la entrega generosa y desinteresada a la clase obrera realizada desde la propia

    organizacin a la que se perteneciese, la solidaridad, el trabajo cotidiano y paciente, tener

    un claro sentido de la pedagoga, para saber en cada momento como se haba de

    concienciar a los compaeros para que se sumaran a las luchas obreras y al gran proyecto

    de la emancipacin. En Catalua el catolicismo social estuvo muy influenciado por aspectos

    morales e ideolgicos, ms preocupado por la formacin moral, religiosa e ideolgica de los

    laicos, que por la creacin de organismos y estructuras polticas y sindicales confesionales.2

    No obstante, la realidad de los militantes de los principales movimientos apostlicos obreros

    (ACO, HOAC y JOC) se acerca bastante al concepto de militante que tiene las convicciones

    ideolgicas, las capacidades y los valores que aqu se han descrito.

    Respecto al concepto de clase social, comparto los aspectos bsicos que utiliza Thompson

    para describir que se debe entender por clase obrera.

    Los socilogos que han parado la mquina del tiempo y, con mucha petulancia y engreimiento

    conceptuales, han bajado a la sala de mquinas para mirar, nos dicen que no han sido capaces de

    2Salvador Carrasco.- La figura del militante cristiano: una reflexin crtica, en Pastoral Misionera,nm. 142 de 1985. pp. 492-501.

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  • encontrar y clasificar absolutamente en ningn sitio una clase. Slo han podido hallar una multitud de

    personas con diferentes ocupaciones, ingresos, jerarqua, condicin social, etc., etc. Por supuesto,

    tienen razn puesto que la clase no es esta o aquella parte de la mquina, sino la manera como la

    mquina funciona una vez que se pone en movimiento, no este o aquel inters, sino la friccin de

    intereses, el movimiento mismo, el calor, el estruendo. Clase es una formacin social y cultural (que a

    menudo consigue una expresin institucional) que no se puede definir abstractamente o aislada, sino

    slo en trminos de su relacin con otras clases; y, por ltimo, slo se puede definir la clase a travs

    del tiempo, es decir, a travs de los procesos de accin y reaccin, cambio y conflicto. Cuando

    hablamos de una clase pensamos en un cuerpo definido muy sueltamente, un cuerpo de personas

    naturalmente que comparten unos mismos conjuntos de intereses, experiencias sociales, tradiciones

    y sistemas de valores, que tienen una disposicin a comportarse como una clase, definindose a s

    misma en sus acciones y en su conciencia en relacin con otros grupos de personas. Pero la clase

    como tal no es una cosa sino un acontecer3.

    En esta larga cita se pueden encontrar elementos que hacen ms comprensible todo lo que

    aqu se dice cuando se utiliza este trmino, sobre todo cuando se pone el acento en el

    aspecto dinmico del concepto. Por eso me parece acertada la metfora de la mquina

    porque ilustra adecuadamente el concepto de clase obrera. Un concepto que no se debe

    considerar aislado sino que se define en un contexto dinmico y en contraposicin a otras

    clases y grupos. Los militantes obreros catlicos se sintieron clase obrera porque

    compartieron con sus compaeros, luchas, acciones y proyectos. En todo ese proceso, es

    donde se forma, toma vida, la clase obrera y su resultado, como dice Thompson, no es una

    cosa sino un acontecer. Por eso creo que tiene razn Xavier Domnech4 cuando concede

    tanta importancia a la conflictividad obrera como elemento configurardor de la clase obrera y

    del movimiento obrero. La clase obrera se forma a partir de la experiencia en el conflicto

    social porque son los momentos en los que emerge lo esencial de la identidad de un

    militante, donde se ponen en prctica sus capacidades y donde se ejercen los valores en

    los que se cree.5

    No fue hasta la conclusin del Vaticano II, en la Comisin Conciliar Preparatoria de

    noviembre de 1962, cuando se produjo una ruptura con la vieja tradicin que defina al

    militante como a la persona que le corresponda poner a la civilizacin cristiana como

    verdadera alternativa a los modelos liberal y socialista contemporneos. Esta concepcin del

    militante fue la que le impuls a afiliarse a sindicatos confesionales que incorporaran a la

    3E. P. Thompson La formacin histrica de la clase obrera. Barcelona, 1989.4 Xavier Domnech Sampere, El problema de la conflictividad bajo el franquismo: saliendo delparadigma en Historia Social nm. 42 del 2002, pp. 123-143.5 Al final del captulo 3 se dedica un apartado a la participcin de los militantes catlicos obreros en conflictos y luchas sociales.

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  • vida colectiva un sentido social y de justicia, de races evanglicas. Despus del Concilio

    Vaticano II, el cristiano se deba convertir en un testigo de Jesucristo que tena como misin

    evangelizar el ambiente en el que desarrollaba sus actividades fuesen de la naturaleza que

    fuesen, profesionales, sociales, sindicales, culturales o polticas.

    No hay militancia cristiana, pero hay militantes que son cristianos: cristianos que militan en

    instituciones sociales y estn profundamente vinculados a los esfuerzos constructores de una

    sociedad ms libre y ms justa, de una sociedad ms igualitaria. Gente comprometida en sus propios

    ambientes que hace presente all una Palabra de vida, mediante el testimonio de una vida honesta,

    coherente y una palabra cristiana de afirmacin del don de Jess, de su Buena Noticia, de su

    Mensaje.6

    La jerarqua de una Iglesia ligada al franquismo, no poda entender ni compartir las

    exigencias de la fe que impulsaban a un obrero cristiano a militar en una organizacin social,

    sindical o poltica. Por eso los militantes nunca recibieron de la Iglesia institucional un

    impulso hacia el compromiso sino que ste vena de la fe. La nica vez que provino de la

    Iglesia, como consecuencia de los cambios propiciados por el Concilio Vaticano II, se ignor

    la aplicacin de la doctrina que emanaba del Concilio por ser contraria al rgimen franquista.

    Entonces, el militante obrero cristiano slo tena la fe como nico impulso cristiano que le

    conduca al compromiso poltico.7

    Para establecer un perfil propio de los militantes obreros cristianos se requieren, entre otras

    cuestiones, tener en cuenta las influencias del contexto eclesial, poltico y sindical de la

    poca franquista que, obviamente, tambin influyeron en el conjunto de los trabajadores. De

    ah que haya aspectos de la identidad de los militantes obreros cristianos que fueron

    comunes a los compaeros con los que compartieron su militancia sindical y poltica. Los

    movimientos apostlicos obreros, al ser unas organizaciones creadas al amparo de la

    Iglesia, eran las nicas que ofrecan una mnima cobertura legal para desarrollar actividades

    con ms libertad y garantas que las organizaciones controladas por la dictadura franquista,

    como era el caso de la CNS. Esta mayor garanta de cobertura legal fue uno de los factores

    que favorecieron la presencia de una minora de veteranos cenetistas y ugetistas en el seno

    de organizaciones obreras catlicas que indudablemente influyeron en el conjunto de la

    militancia catlica.

    6 Salvador Carrasco.La figura del militante cristiano: una reflexin crtica en Pastoral Misionera nm.142. Septiembre/Octubre, 1985. p. 494. Segn Salvador Carrasco, el concepto de militancia cristianaarranca ya del Antiguo Rgimen. En esa poca histrica, la Milicia Cristiana nombre dado por elobispo de Santander Menndez de Luarca en 1788 a una fundacin- tena como objetivo fundamentalluchar contra toda innovacin. Era una opcin antiilustrada y antirevolucionaria. A lo largo del sigloXIX y XX, esta concepcin continuar pero con un lenguaje diferente.7 Joan Costa i Riera, Desl moviments dEsglsia a la militncia poltica. Baracelona, 1997. p. 250.

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  • Lo cierto es que en el giro del movimiento obrero catlico en Espaa, estos hombres han tenido una

    gran influencia. Efectivamente, el pasado de amarillismo, consustancial con el sindicalismo catlico

    de antes de la guerra, ha desaparecido.8

    Esta valoracin de Vctor Garca Conde estaba bien fundamentada. Si se comparan las

    ideas que preconizaba Juan Garca-Nieto en El sindicalismo cristiano en Espaa, Bilbao,

    19609, con las que este mismo consiliario y jesuita defenda varios lustros despus, se

    puede apreciar que el amarillismo haba sido erradicado de la prctica sindical de los

    militantes obreros catlicos que ya no formaban organizaciones confesionales sino que se

    integraban en las organizaciones obreras de clase. No obstante, hay algunas caractersticas

    o actitudes cristianas que no variaron sustancialmente y que configuraron la identidad

    genuina de los militantes de los movimientos apostlicos. Una de ellas era el sentido que se

    le daba al trmino confesional y la conviccin con la que se defenda la unidad sindical.

    Lo importante para Juan Garca-Nieto no era si un sindicato haba de llevar el nombre de

    cristiano o catlico, sino que lo fundamental era que sus principios, su organizacin, su

    visin de la vida y del trabajo estuviesen impregnados de valores como el de la justicia, la

    caridad y el respecto a la persona. Es cierto que estas afirmaciones venan acompaadas

    de una dura crtica contra las tendencias marxistas que no haban tenido suficientemente en

    cuenta a la persona humana concreta, pero tambin hay que subrayar el valor que se le

    daba a la justicia como referente primero y principal. No obstante, se percibe una

    continuidad en el pensamiento de Juan Garca-Nieto respecto a la importancia que deba

    concederse a la unidad sindical defendida con cierta vehemencia tanto en 1960 como en la

    dcada de los ochenta cuando, desde su militancia en Comisiones Obreras, luch

    denodamente por la unidad de accin sindical.

    Quede bien claro que siempre que la Unidad Sindical sea posible, como lo es en Inglaterra, Estados

    Unidos, Irlanda, etc. los dirigentes cristianos debern no slo aceptarla, sino promoverla, para bien de

    la clase obrera y progreso de la justicia social (...) El Alma del Sindicalismo Cristiano encontrar su

    8Vctor Garca Conde Problemas laborales. Un poco de historia en Cuadernos para el Dilogo nm.44, Mayo 1967. p. 9. 9 Pasado el tiempo, el mismo autor confesaba la propia disconformidad con algunas de las ideasvertidas en sta primera publicacin sobre sindicalismo. La disconformidad ms importante seconcretaba en las crticas dirigidas al marxismo y al anarquismo. En 1989, expona cual deba ser laalternativa de un futuro movimiento sindical: Cierto que la necesidad de emancipacin y desolidaridad continan siendo tan importantes como hasta ahora, pero sta debe hacer emergerobjetivos y apuntar a nuevos horizontes. Si el sindicalismo debe continuar siendo lo que ha sido hastaahora, una fuerza para el cambio social, no puede encontrar nicamente su motivacin en la defensade las garantas colectivas, sino que debe ser agente de una nueva forma de trabajo y vida. Ver JoanN. Gara-Nieto, El sindicalismo en la encrucijada en Lhonestedat dun comprims. Cornell deLlobregat, 1989. p. 139.

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  • mejor cauce all donde haya compresin, verdadera ansia de justicia social y un autntico deseo de

    construir un frente obrero unido, responsable de sus derechos y de sus deberes. (...) Las mismas

    fuerzas cristianas deben dar muestra de esta ansia de unidad de accin en sus propias filas. Estas,

    unidas, deben integrarse, con espritu abierto y generoso, a todas las fuerzas obreras adheridas a los

    derechos fundamentales del hombre. Esta es la exigencia del autntico Sindicalismo Cristiano. Su

    alma no ha muerto.10

    Tambin es preciso recordar que las crticas de Juan Garca-Nieto no slo iban dirigidas a

    las corrientes marxistas y anarquistas, sino que tambin era criticada la Iglesia por sus

    notables omisiones con relacin al mundo obrero y a la burguesa egosta a la que calificaba

    que slo era catlica de nombre. Para Garca-Nieto, era deber de los cristianos ser crticos

    con ellos mismos y con el resto de los grupos o tendencias, siempre que se hiciese sin

    descalificaciones globales o con la intencin de destruir al oponente como si de un enemigo

    se tratara. Esta actitud deba convertirse en un signo de identidad de los militantes

    cristianos. Nunca deba considerarse a nadie enemigo y este deba ser un valor fundamental

    en la identidad cristiana. Valor que fue reiteradamente usado en la terminologa de los

    polticos de la transicin como recurso educativo que favoreciera el dilogo y no la

    descalificacin del que pensaba o actuaba de manera diferente.

    Obrar en cristiano (...) supone luchar con todas las fuerzas para que el comunismo y el anarquismo

    libertario se despojen de sus errores, y para que el que hasta ahora slo de nombre se ha llamado

    catlico comprenda de una vez que la religin no ser nunca una pantalla que oculte egosmos e

    injusticias, y sobre todo para que se disponga a expiar el enorme pecado de haber desprestigiado as

    al Evangelio.11

    Un aspecto que sin duda puede contribuir a definir la identidad de los militantes obreros

    cristianos, nos la proporciona la relacin que establecen entre fe y militancia marxista, ya

    que un buen nmero de ellos estuvo militando en organizaciones inspiradas en esta

    ideologa. En la mayora de los casos, en el origen de la militancia socialista est la fe, que

    es la que les impulsa a un compromiso temporal que concretan en organizaciones de esta

    tendencia ideolgica. Las razones que los militantes daban para escoger este tipo de

    organizaciones se basaban en un compromiso radical por el hombre, plantendose

    seriamente su emancipacin. Segn su punto de vista, estas organizaciones planteaban una

    lucha contra toda injusticia estructural y eran las que se movilizaban contra estas injusticias.

    Se sentan interpelados por los hechos y participaban en ellas para colaborar a su solucin.

    10Juan Garca-Nieto Pars. El sindicalismo cristiano en Espaa. pp. 210-211. Bilbao, 1960. 11 Ibdem p. 6-7.

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  • El marxismo de estos militantes era, fundamentalmente, de tipo prctico y poltico y de ah

    que no encontraran grandes diferencias con sus compaeros militantes no creyentes. Para

    ellos el marxismo se reduca a un instrumento de anlisis de la realidad que les facilitaba su

    comprensin y les ayudaba a plantear las acciones ms adecuadas con sus compaeros de

    militancia con independencia de las opciones de tipo religioso12. En general, los militantes

    obreros cristianos no encontraron oposiciones implcitas o explcitas a sus creencias por

    parte de sus compaeros de militancia sindical o poltica. No obstante, algunos compaeros

    de militancia, influenciados por una herencia histrica anticlerical, mostraron algunas

    reticencias, pero las organizaciones polticas se declararon laicas y, en general, no

    ofrecieron obstculos institucionales a la participacin de los creyentes.

    No fue nada fcil el proceso seguido por estos militantes. En la tradicin histrica del

    cristianismo y de marxismo no se propiciaban las aproximaciones, sino ms bien las

    condenas explcitas por las incompatibilidades manifiestas entre ambos mundos

    potenciadas por sus respectivos dirigentes. En nuestro pas se empiezan a vislumbrar los

    primeros sntomas de ruptura respecto a esta tradicin de incompatibilidades a partir de las

    experiencias de algunos catlicos notables que, como ya se ha comentado en otros

    apartados, tuvieron una notable influencia no slo en el mundo catlico sino en el mundo

    marxista y ms en concreto en el mundo comunista. Me estoy refiriendo a Alfonso Carlos

    Comn13 que, procediendo de una familia carlista, del bando de los vencedores de la guerra

    civil, evolucion hasta convertirse en uno de los artfices esenciales de la incorporacin de

    los cristianos catalanes al PSUC y, anteriormente a Bandera Roja.

    El conocimiento de la obra de Aranguren, su vinculacin al Servicio Universitario de Trabajo

    (SUT) impulsado por el padre Jos Mara de Llanos, su participacin en El Ciervo, la

    experiencia de la naciente Unin de Gauche Sociliste en Francia donde se agruparon

    militantes de procedencia marxista y cristianas, fueron, entre otros factores los que

    provocaron en Comn el inicio de un proceso al que me acabo de referir.

    12 En ciertos sentidos esta actitud coincide con la defendida por Mounier. En Esperit, revista funda porMounier, colboraron personas de diferentes ideologas y l siempre defendi la necesidad de dialogarcon los comunistas y critic al cristianismo que no se implicaba en los problemas que afectaban a losposbres, a los ms desfavorecidos. Los cristianos y comunistas convergen en la necesidad de lucharen contra de las injusticias. En en centenario de su nacimiento, el profesor de la UniversidadComplutense de Madrid, Carlos Diz, Mounier ha muerto, viva Mounier! el Pas, 1 de abril del 2005,p. 30 hace una semblaza de su pensamiento.13 Jordi Garca Soler, Alfonso Carlos Comn, en el recuerdo en el Pas, 24 de julio de 1995. Esteperiodista, militante del PSC, que no era ni crisitiano ni comunista, hace una semblanza de Comn de la cual resalto l valoracin de su persona: Un hombre de una dignidad ejemplar, testimonio fiel dequienes entendieron y entienden la poltica como un ejercicio tico de solidaridad.

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  • En aquella primavera de 1958, trataba de subrayar al hilo del acontecimiento francs la necesidad de

    acabar con los partidos confesionales, la necesidad de impulsar la militancia de los creyentes en

    partidos de izquierda donde deberan realizar su militancia y su prctica. Estbamos todava en la

    dura batalla de convocar a una nueva concepcin de la militancia poltica en los medios cristianos y

    de impulsar todas las energas capaces de terminar con el degradante monopolio demcrata-

    cristiano. () El descubrimiento de la posibilidad de militancia para un creyente, en un partido o frente

    de clase marxista, junto a compaeros agnsticos que haban realizado una misma opcin de clase.

    () Descubrimos que la opcin poltica del cristiano no vena determinada por la fe, sino por su

    propia opcin de clase.14

    En el captulo I se ha hecho una breve resea del dilogo cristiano marxista y ahora slo

    har una breve mencin a las respuestas que Comn daba a una de las tres principales

    objeciones que la Iglesia pona al marxismo: el problema de la lucha de clases, el ateismo y

    los derechos humanos. La lucha de clases no deba considerarse como un invento marxista

    ya que no se fundamentaba en el odio, sino que era el fiel reflejo de una realidad que no

    slo era terica, sino que est avalada por los testimonios de los obreros creyentes y no

    creyentes y por el propio anlisis que se pueda hacer de la realidad social y econmica. El

    amor cristiano no poda ser un antdoto contra la participacin en la lucha de clases15. Si as

    se hiciese se le dara la razn a una interpretacin del marxismo que consideraba a la

    religin como el opio del pueblo y adverta a la jerarqua de la Iglesia, que con tanta

    contundencia haba ido condenando todo tipo de ideologa que pusiera en cuestin el orden

    establecido, que deba distanciarse de un sistema que, como el capitalismo, se contradeca

    en su esencia con principios fundamentales del cristianismo.

    La institucin eclesistica debe dejar de confundirse con el templo de los financieros, de los

    agresores imperialistas, ladrones de nueva poca; el cristianismo, una vez ms, est obligado a

    barrer sus tenderetes de napalm y conspiraciones de la casa del Padre.16

    14 Alfonso C. Comn, Fe en la tierra. Bilbao, 1975. pp. 55-56. La fe adquiri una nueva dimensin, unanueva espiritualidad, cuyos elementos configuradotes, que denomin Preferencias fueronpublicadas en El Ciervo, em marzo de 1960 y reproducidas aqu en las pginas 65-66. A patir depuede deducir buena parte de lo que significaba la fe para Alfonso C. Comn.15 Segn Albert Marz, Alfonso Comn, esperanza en la histria. Barcelona, 1995, pp. 149-150. Lacondena con todo lo que pueda estar relacionado con el tema de la lucha de clases, aunque venga yade lejos se mantiene viva, como lo demuestra el contenido de la Primera Instruccin sobre algunosaspectos de la Teologa de la Liberacin (1984) en la que el cardenal Ratzinger, el actual PapaBenedicto XVI deca que la lucha de clases era un invento que alguno ha hecho para imposibilitar elamor.16 Alfonso C. Comn, Cristianos en el partido, comunistas en la Iglesia en Obras (1977-1979) Vol. III.Barcelona, 1987. Es conveniente traer a colacin lo que escribe Jos Ignacio Gonzlez Faus en elprlogo de este volumen III: Y eso que Alfonso paracticaba a nivel personal, lo exiga a la Iglesia anivel institucional. Por eso, una de las intuiciones que parecen resumir su mensaje, y que se adivina y se expresa de mil maneras en las pginas que siguen es que la fe no puede ser reducida a una

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  • Por paradjico que parezca, las mayores dificultades las encontraron en la Iglesia de donde

    procedan y a donde pertenecan. La jerarqua nunca vio con buenos ojos que los cristianos

    participasen en organizaciones marxistas y siempre pusieron ese lmite al legtimo

    pluralismo poltico de los catlicos. Esta situacin provoc que muchos se cuestionaran su

    pertenencia a la Iglesia, aunque la mayora se sintieran miembros de la institucin y an as,

    su vinculacin fue muy de frontera. Fueron las Comunidades Cristianas Populares las que

    permitieron que los militantes de los movimientos apostlicos que se consideraban

    marxistas pudieran mantener un cordn umbilical con la Iglesia, entendida, sta, como

    Pueblo de Dios. En las Comunidades Cristianas Populares, estos militantes encontraron un

    lugar donde compartir la fe en libertad sin someterse a la autoridad de la jerarqua. Fueron

    las Comunidades Cristianas Populares las que permitieron alimentar la fe de unos creyentes

    que militaban en organizaciones muy sensibilizadas por la manera como actuaba una Iglesia

    alejada del mundo obrero. Lo que los militantes deseaban era una Iglesia desprovista de

    todo tipo de poder, austera y democrtica y ese tipo de Iglesia slo lo podan mostrar ellos

    con su testimonio cristiano17. La repercusin ms importante de la militancia de obreros

    cristianos en organizaciones marxistas fue su novedad, su significado y el hecho de que no

    se crearan incompatibilidades.

    Es un hecho nuevo y significativo que la existencia numricamente importante de cristianos en estas

    formaciones fortalece a la vez la militancia y la fe de los cristianos. (...) El distinto nivel en que se

    mueve la creencia y el compromiso poltico, evita que no haya confrontacin directa y se distingan

    los niveles de competencia.18

    cuestin privada enla sociedad, pues su misma naturaleza reclama una presencia pblica. Pero laforma de esa presencia pblica de la fe, no puede ser el podr social de la Iglesia institucional.17 Uno de los ejemplos ms emblemticos del testimonio de sacerdotes obreros fue el de Garca-Salve uno de los procesados en el Sumario 1001. En Carta del padre Garca-Salve, uno de los diezprocesados del Sumario 1.001, a las diversas comunidades cristianas de abril de 1973, escrita desde la ccel de Carabanchel en Madrid, Garca-Salve deca, entre otras cosas, lo siguiente: Si elEvangelio no sirviera para liberar al homnbre de hoy, no servira de nada (.)La Iglesia espaola, siquiere ser fiel a Jess, no puede permanecer neutral () Es un deber de todo cristiano luchar contrauna Dictadura cuyas leyes injustas prohiben el derecho de asociacin, de reunin, la libertad deexpresin, el sindicato, el derecho de huelga () Derechos que por otra parte la Iglesia reconoceexplcitamente. El escribir esta carta le cost permanecer aislado en celdas de castigo. Archivoparticular de Jos Fernndez.18Instituto Fe y Secularidad, Encuesta a militantes de base sobre la problemticamarxismo/cristianismo. Madrid. Documento s/f de cuatro folios que contiene la interpretacin que losencuestadores hicieron de las respuestas a cinco preguntas que se formularon a los militantesobreros catlicos que estaban vinculados a organizaciones marxistas. Alfonso C. Comn en Cristianosen el partido, comunistas en la Iglesia, valorar positivamente las declaraciones de los partidoscomunistas que superaban la viejas tesis marxistas sobre la religicin. Ver Albert Marz, AlfonsoComn, esperanza en la histria. Barcelona, 1995. pp. 153156. En estas misma pginas Marzdestaca la valoracin que hace Joan Trav sobre l el reconocimiento que se le debe a Comn por sucontribucin a la aceptacin del laicismo por parte del PSUC.

    173

  • El escritor y periodista Ignasi Riera, buen conocedor de la realidad social de la comarca del

    Baix Llobregat, que durante un tiempo perteneci a la orden de los jesuitas y estuvo muy

    prximo a Juan Garca-Nieto, establece un punto de unin entre el neopopulismo de signo

    confesional y el populismo humanista de la mejor tradicin anarquista. En el lenguaje que se

    utilizaba en las octavillas y documentos que se repartan en las fbricas y en las iglesias

    parroquiales se fue conformando un universo mtico de muchos obrerismos.19 En un sector

    de dirigentes cristianos se produjo una cierta alergia a la poltica que, en parte, fue

    contrarrestada por hombres como Alfonso Carlos Comn. El colectivo de militantes cristianos

    no era un bloque homogneo y la realidad revel que haba un sector que le cost

    adaptarse al cambio que supona un sindicalismo de lucha clandestina a un sindicalismo que

    se centraba ms en la defensa objetiva de los intereses concretos de los obreros20. En este

    proceso de adaptacin no todos los militantes obreros cristianos respondieron de la misma

    forma. Algunos tuvieron conductas muy individualistas y reticentes a la militancia poltica.

    Esta conclusin de Ignasi Riera respecto a la alergia de muchos cristianos hacia la poltica

    no encaja con los perfiles biogrficos que recientemente se han realizado en Aragn y

    Catalua. Segn un estudio21 elaborado por Jos Bada, Bernardo Bayona y Luis Betes, el

    46% de los dirigentes polticos de la izquierda aragonesa procedan de la Iglesia. En

    Catalunya, Joan Costa i Riera hizo un estudio sobre el origen cristiano de los dirigentes

    polticos catalanes y demostr la existencia de numerosos diputados en las listas al

    Parlament de Catalunya en las cuatro primeras legislaturas as como en las listas a los

    ayuntamientos de 1991. La mayora de estos polticos pertenecan a formaciones polticas

    de izquierda (PSUC y PSC) y tambin en las del nacionalismo (CiU) y en menor cuanta en

    ERC.22

    El perfil del militante de la JOC que Francisco Martnez Hoyos describe en su tesis, es el de

    un joven autodidacta, que aprendi a analizar la realidad social al partir de mtodo jocista de

    ver, juzgar y actuar, que lea tanto el Evangelio como la historia del movimiento obrero y que

    complet su formacin en lucha y en la reflexin que peridicamente practicaba en las

    revisiones de vida. En todo este proceso se fue acercando paulatinamente al marxismo a la

    19 Ignasi Riera. Pries, sindicalistes i demagogs. Barcelona, 1986. p. 35-40. Su presencia en el BaixLlobregat le permitic conocer muy de cerca todo los relacionado con el mundo sindical y el mundode la Iglesia a la que l tambin perteneci durante un perodo de su vida.20 La prctica sindical en la comarca del Baix Llobregat, adems de otras reivindicaciones de carcterms poltico, siempre estuvieron muy presentes las reivindicaciones laborales que afectabandirectamente a la vida cotidiana de los trabajadores.21 Jos Bada, Bernardo Bayona y Lus Bets, La izquierda De origen cristiano?. Estudio sociolgicode la izquierda aragonesa. Zaragoza, 197922 Joan Costa i Riera, Dels moviments dEsglsia a la militncia poltica. Barcelona, 1997. p. 245 i 252.

    174

  • vez que se alejaba de la Iglesia oficial. Aunque muchos de sus militantes tambin lo fueron

    de USO, las trayectorias sindicales y polticas fueron diferentes y nunca constituyeron un

    grupo aparte dentro de las organizaciones obreras laicas en las que se integraron.

    Los hombres y mujeres de izquierda que proceden de la Iglesia no militan en la izquierda para hacer

    apostolado, no constituyen ningn grupo organizado en torno a unos intereses, no siguen las mismas

    consignas y estrategias, pero son personas marcadas por su pasado que comparten lgicamente un

    cierta mentalidad y unos hbitos comunes a pesar de militar en partidos distintos y tener diferentes

    ideas.23

    La heterogeneidad fue una caracterstica de los militantes obreros cristianos tanto en su

    origen como en su evolucin. Hubo militantes que entraron motivados por la fe y vean la

    necesidad de tener un equipo con el que poder compartirla y esta motivacin, ms la ayuda

    del equipo, fue lo que les permiti concretar y consolidar su compromiso temporal. En el

    extremo opuesto se encuentran militantes que entraron en los movimientos apostlicos

    porque en estas organizaciones se daban ciertas garantas de seguridad, de no sufrir una

    dura represin por el simple hecho de reunirse u organizarse. Este tipo de militantes, una

    vez que encuentran otro tipo de organizacin sindical o poltica donde desarrollar sus

    actividades abandona el movimiento. Hay un tercer grupo, que creo minoritario, que entran

    en el movimiento porque en l estn los obreros y, posteriormente descubren la fe. Como

    ejemplo de este ltimo tipo de militantes, Francisco Martnez Hoyos expone el de Fina

    Faidellla.24

    En mis entrevistas he encontrado militantes de los dos primeros grupos pero no del tercero.

    La inmensa mayora de mis entrevistados, no slo de la JOC, sino de los otros movimientos

    y grupos cristianos, eran personas creyentes que, impulsados por la fe y con una conciencia

    de clase adquirida por la experiencia diaria en el trabajo, se incorporaron a las

    organizaciones obreras. La decepcin posterior, debido sobre todo, al comportamiento de la

    Iglesia institucional, fue lo que les alej de la Iglesia y al abandono de la fe. Establecida esta

    heterogeneidad, es conveniente tener en cuenta las precisiones que hace Jordi Bertrn

    sobre los lmites tan imperceptibles que haba entre lo que era la fe y la militancia social y

    poltica.

    23Francisco Martnez Hoyos, Cristianos y cristianas en la lucha obrera. Aproximacin a la historia de la JOC/F en Barcelona durante los aos sesenta. Tesis doctoral. Universidad de Barcelona, 1999. Pgs. 264. El perfil descrito por Martnez Hoyos, se basaba en el estudio ya citado de Jos Bada y otros.24Ibdem. P. 267.

    175

  • Mai no sabies quan es podien considerar militants o cristians. No hi havia esquemes massa fets.

    Sempre sera en cam.25

    La realidad fue que los militantes se centraron en la problemtica cotidiana de su vida

    laboral y familiar y la cuestin cristiana, en el sentido de trabajar para conseguir que los

    trabajadores se acercaran a la Iglesia, qued relegada a un segundo trmino. De ningn

    modo, esta postura signific que la fe retrocediera de la vida de los militantes. Segn afirma

    Francisco Martnez Hoyos, el propio Cardijn, fundador de la JOC y ferviente catlico, era

    partidario de que entrasen en el movimiento jvenes trabajadores que procediesen de otros

    credos religiosos como el budismo o el islam. La JOC deba ser un movimiento abierto a los

    jvenes trabajadores.26 Sin embargo, para Jos Maria de la Hoz, en la JOC, fe y opcin de

    clase iban ntimamente unidas, por esta razn, en las revisiones de vida, la fe se

    relacionaba ntimamente con la actuacin. En la JOC la fe siempre fue un valor

    fundamental.27

    La dualidad no slo se produjo entre las opciones ms pietistas o ms temporalistas, sino

    que muchos militantes cristianos vivieron un cierto dualismo entre lo que se consideraba

    implcitamente cristiano y explcitamente cristiano. En qu se diferenciaba un cristiano de

    un no cristiano cuando los dos luchaban por la justicia y la libertad en el mundo? Qu

    aportaba la fe? Se consideraba implcitamente cristiano la accin de una persona que

    trabajaba por un mundo nuevo ms justo y solidario mientras que lo explcitamente cristiano

    era lo mismo, ms la creencia de que aquello que se haca contribua a hacer realidad el

    plan de Dios aqu y ahora. La fe se situaba ms en una prctica ligada a un compromiso

    temporal encarnado en la realidad social y poltica que no en la aceptacin de unas

    verdades y unos sacramentos que no se cuestionaban. Cada vez ms, las teoras dualistas

    de Maritain y de Congar desaparecan de la mente de los militantes porque las consideraban

    insatisfactorias al no ayudarles a avanzar en la comprensin del hecho de ser cristiano en

    un mundo cada vez ms secularizado. La fe, como signo de identidad de los militantes, era,

    a la vez, un impulso y un reto, pero tambin un factor de inestabilidad y de desasosiego

    personal. Como afirmaba Joan Casaas, el cristi inquiet sofega en la fe.28

    25Jordi Bertan, Una esglsia que neixia cada dia a Quaderns de Pastoral, nm. 77. p. 53. Estas opiniones son coincidentes con las expuestas por Joan Costa i Riera en Dels moviments dEsglsia a la militncia poltica. Barcelona, 1997.26Francisco Martnez Hoyos, Cristianos y cristianas en la lucha obrera...p. 269. Esta afirmacin deHoyos se base en la informacin de la revista Correspondencia de julio de 1964.27 Entrevista realizada por Francisco Martnez Hoyos a Jos Maria de la Hoz el 8 de agosto de 1998. Ibdem. P. 269.28 Joan Casaas. El progressisme catlic a Catalunya (1940-1980). Barcelona, 1989. p. 250-260.

    176

  • Para Toms Malagn, la fe adquira plena vigencia en los movimientos apostlicos porque

    sus militantes, al entregarse a los hombres, tambin se entregaban a Dios. En Toms

    Malagn la fe horizontal y vertical, se podra decir que son las dos caras de una misma

    moneda. La fe la conceba como una alianza personal de cada hombre con Dios, que se

    viva cuando este hombre se interrelacionaba con sus compaeros. En esta interrelacin

    que se produca entre los hombres era donde se concretaba el compromiso temporal tan

    consustancial a la identidad de los militantes obreros cristianos.

    El criterio de valoracin de la autenticidad cristiana (...) es la dedicacin a la promocin integral y

    colectiva del pueblo, viviendo en esta tarea el espritu evanglico.29

    Otra cuestin importante que contribuye a configurar el perfil ideolgico de los militantes es

    el tema de la violencia. No obviaron el tema sino que lo afrontaron y lo reflexionaron a partir

    de su experiencia y de sus creencias. Resultado de este proceso de reflexin fue aceptar el

    hecho de la violencia y distinguir entre diferentes tipos de violencia as como la diferencia

    entre odio y violencia. Si en casos extremos haba de utilizar la violencia para oponerse a la

    violencia estructural, entendida sta como el sistema capitalista, estas acciones haban de

    realizarse sin ningn tipo de odio hacia las personas. 30

    Hasta aqu se han podido visualizar algunos de los aspectos que configuraron la

    complejidad de la identidad de los militantes obreros cristianos como el ser coherentes con

    el Evangelio, fieles a la Iglesia a pesar de la relaciones difciles que se mantenan con la

    jerarqua, como fue la convivencia con compaeros no creyentes, como se intent hacer

    compatible la fe con ideologas como el marxismo o como posicionarse en torno al tema de

    la violencia. Pero siempre era necesaria la formacin y la reflexin para que a todo el

    activismo desarrollado por los militantes no le faltase el apoyo doctrinal necesario. Josep

    Farrs, consiliario de la HOAC, consciente de la compleja problemtica en la que vivan los

    militantes, fue el encargado, no slo de la HOAC, sino de los otros movimientos apostlicos

    (JOC y ACO), para que hiciera una aportacin doctrinal que clarificara y orientara sus

    actividades. Esta aportacin doctrinal la hizo en una convivencia en marzo de 1969 y en

    estas fechas, este consiliario ya apreciaba que se haba producido una liberacin de ciertos

    prejuicios, desmitificado la Iglesia y el mundo y normalizado las relaciones con los

    compaeros de otras ideologas. El mundo del militante cristiano se haba normalizado y ya

    no tenan ningn tipo de prevencin para aportar lo que ellos crean que era ms

    29 Toms Malagn. Pasado y futuro de los Movimientos Apostlicos en Boletn HOAC nm. 630-631,diciembre 1973. pp. 9-10.30 Resumen de la convivencia para militantes celebrada en Barcelona los das 8 y 9 de marzo de1969. Unidad en la pluralidad. Barcelona, marzo de 1969. Fundaci Utopia, Joan Garca-NietodEstudis Socials del Baix Llobregat. B3/2 Doc. 1761.

    177

  • especialmente cristiano, como, por ejemplo, la atencin a las personas de base y, sobre

    todo, se haba superado un cierto complejo de inferioridad de ser cristiano en las

    organizaciones sindicales o polticas laicas donde militaban. Todo este proceso no estuvo

    exento de dificultades y tensiones.

    En las organizaciones donde militaban los obreros cristianos, surgan, a veces, tensiones

    cuando entraban en contradiccin la necesidad de ser eficaces y el valor y respeto que

    merece toda persona. Por otra parte, tambin surgan tensiones internas entre los propios

    militantes obreros cristianos por el hecho de que una buena parte de ellos estaban

    vinculados a organizaciones marxistas. Todas estas tensiones se deban afrontar y

    reflexionar, sin que por ello se debiera renunciar a nada en lo que se creyera. La realidad

    era dialctica y as se deba asumir y resolver en la prctica. Por eso, no sorprende que

    muchos cristianos no vivieran como incompatibles su fe y su militancia marxista. El reto

    estaba en saber entender la problemtica y saber guardar un equilibrio entre dos fidelidades:

    al Evangelio y a la clase obrera y conseguir este equilibrio requera un esfuerzo constante.

    Esta situacin de tensiones requiere una reflexin (...) De partida, podemos intuir ya que no es

    solucin la simple ruptura de la tensin a base de renunciar a algunas de nuestras dimensiones (no

    podemos renunciar a ser autnticamente compaeros o militantes o cristianos. (...) Esta situacin

    dialctica slo se resuelve aceptndola (...) ya que forma parte del mismo ser cristiano. Ciertamente,

    esto ni tranquiliza ni da seguridad. Pero la seguridad a buscar no est en un tomar partido por uno

    de los dos extremos de la dialctica, para encontrarnos aposentados en nuestro pensamiento, sino

    en aceptar la realidad tal como es (y es dialctica) e intentar resolverla en la prctica (en los hechos)

    mediante esta poca pero nica luz que es Cristo en nuestro peregrinaje.31

    Esta problemtica que se presentaba a los militantes obreros cristianos, afectaba a un

    reducido nmero de trabajadores. La realidad social era que la mayora de los obreros

    espaoles, a pesar de los esfuerzos de la jerarqua y de rgimen para recristianizar Espaa,

    se consideraban no creyentes. Segn una encuesta realizada por Mundo Social en 1958, un

    alto porcentaje de trabajadores manifestaban un fuerte sentimiento anticlerical y un poco

    ms de la mitad mantenan posiciones de indiferencia. Lo que si consiguieron los militantes

    de los movimientos apostlicos obreros fue que una minora tuviese una autntica

    conciencia cristiana y que se produjera una discreta evolucin en un reducido grupo de

    obispos espaoles que se hizo ms visible a partir de 1962 a raz de las huelgas de

    Asturias.32

    31 Ibdem. P. 332 Pierre Malerbe, La oposicin catlica al fanquismo, 1939-1975. Madrid, 1977, p. 112-113.

    178

  • La situacin religiosa de los obreros siempre fue motivo de preocupacin y especialmente lo

    fue a partir de la crisis de los movimientos apostlicos obreros que se inici hacia mitad de

    los aos sesenta. Si ya el conjunto de los trabajadores se mostraba poco interesado por las

    cuestiones religiosas, era importante que los miembros de los movimientos apostlicos

    obreros no se viesen afectados en sus creencias como consecuencia de esta crisis. Los

    consiliarios fueron los ms sensibles a esta situacin y de ah que la abordaran seriamente

    en una jornada de trabajo en 1967 porque vean que se estaba produciendo una dispora

    que acabara, en muchos casos, en la prdida de la fe. Era necesario, por tanto, buscar

    alternativas para que se pudiera seguir compartiendo la fe en otro tipo de grupos y fue as

    como nacieron, en la rbita de algunas parroquias, las Comunidades Cristianas de Base. Si

    no se hubiera producido este proceso de sustitucin de los movimientos apostlicos obreros

    por otro tipo de grupos cristianos, se hubiese perdido una de las seas de identidad esencial

    en el militante cristianos que eran la fe y la necesidad de poder compartirla con otros

    creyentes. La experiencia de muchos militantes que abandonaron la Iglesia fue porque no se

    ubicaron en grupos como las Comunidades cristianas. Cada vez se les haca ms difcil vivir

    la ve individualmente. 33

    Casiano Floristn estudi, tambin, el tema de las caractersticas de los militantes y sus

    aportaciones nos pueden ayudar a completar an ms su perfil social y religioso. Segn

    Floristn, los rasgos fundamentales de la militancia cristiana se podan concretar en cuatro

    principios: era propia de los seglares, exigan una determinada organizacin, deba tener

    una vocacin apostlica y se basaba en el binomio- fe compromiso. El fundamento teolgico

    de lo que deba ser el laicado, el elemento fundamental de este tipo de movimientos, fue

    elaborado con Gongar y G. Hhilis, telogos cuyas obras inspiraron el captulo IV de de

    Lumen Gentium y el decreto Apostolicam Actuositatem.

    El laicado cristiano, como militante, es el creyente que libre y conscientemente asume las

    virtualidades sacramentales de la iniciacin (relacin con Cristo), participa en el misterio cristiano

    (relacin con la Iglesia) y vive comprometido en la sociedad en condiciones seculares variadas,

    dando testimonio (relacin con el mundo). Solamente cuando se da realce al laicado surge la

    posibilidad del militante cristiano.34

    33 JORNADA DE CONSILIARIS JOC/F-ACO-HOAC. MOMENT ACTUAL DE LA SITUACIRELIGIOSA DELS MILITANTS DELS MOVIMENTS OBRERS CRISTIANS. Barcelona, 17 de octubrede 1967. Fundaci Utopia, Joan Garca-Nieto, dEstudis Socials del Baix Llobregat. B3/2 Doc. 1708.Documento de siete folios donde se resumen las preocupaciones de los consiliarios por la situacinreligiosa de los militantes obreros cristianos. En cierta forma, el nacimiento de la CCP de Cornell tiene origen en esta circunstancia.34 Casiano Floristn, La militancia cristiana. En Pastoral Misionera 142 - 1985. p. 488.

    179

  • La misin del seglar en el mundo era la evangelizacin, en este caso, la evangelizacin del

    mundo obrero y para ello era necesario crear algn tipo de organizacin, asociacin o grupo

    en el que pudieran compartir la fe y consolidar su compromiso social y poltico que eran sus

    caractersticas fundamentales. El militante redescubra el contenido del Evangelio y lo que

    significaba la figura de Jesucristo al mismo tiempo que era consciente de la injusticia y la

    opresin social y del valor que tena la organizacin como instrumento para luchar contra

    estas injusticias. El militante cristiano parta de la vida para llegar a la vida.

    La fe del militante no es entendida como mera respuesta personal a Dios, sino como entrega a las

    exigencias del Reino de Dios, predicado, vivido y realizado por Jesucristo. Es fe en la esperanza y en

    el amor; es fe-conversin o fe-opcin por los oprimidos. El compromiso del militante, denominado al

    principio temporal, luego sociopoltico y por ltimo poltico, es algo ms que trabajo, tarea o quehacer.

    Es aceptacin deliberada, empeo consciente y exigencia tica de trabajar por los dems y por la

    sociedad para que surja ya aqu el Reino de Dios.35

    Las diferentes visiones que sobre los grupos obreros cristianos expusieron Jos Ramn

    Recalde y Alfonso Carlos Comn en 1966, contribuyen a perfilar con ms precisin las

    caractersticas de estos militantes, pero ya centrndose ms en aspectos polticos y

    sindicales. Recalde resaltaba la realidad objetiva de la doble condicin de estos militantes

    que asuman en sus personas la doble pertenencia a una institucin, la Iglesia, que por

    naturaleza era interclasista, y a una clase social determinada que era la clase obrera. A

    parte de que algunos de sus dirigentes aspirasen a convertirse en lderes sindicales dentro

    de la lnea de los sindicatos modernos, fueran estos confesionales o no, el hecho fue que

    tuvieron que reafirmarse en esa doble condicin de cristianos y miembros de la clase obrera.

    Adquirir conciencia de clase no fue excesivamente difcil porque la realidad compartida por

    el conjunto de los trabajadores facilitaba adquirir esta conciencia que, en opinin de

    Recalde, les hubiera llevado a encuadrarse en organizaciones similares a las que ya

    existan en Europa en la rbita socialdemcrata o del ala izquierda de la Democracia

    Cristiana. Por qu no fue as en Espaa? Recalde cree que no fue un problema de falta de

    conciencia de clase, sino por otros factores a los que califica de orden psicolgico.

    Es muy normal, en los grupos cristianos obreros, una actitud de desvinculacin hacia todo lo existente

    y un invento ideal de soluciones nuevas.36

    35 Ibdem. P. 490.36 Jos Ramn Recalde, Los grupos obreros cristianos en Cuadernos de Ruedo Ibrico nm. 8 deAgosto/Septiembre de 1966. pp. 46-47.

    180

  • En este mismo nmero de Cuadernos de Ruedo Ibrico, Alfonso Carlos Comn, desmiente

    en cierto modo las afirmaciones de Recalde porque describe a unos militantes obreros

    cristianos que estn muy ligados a los problemas reales de las empresas sobre los que

    aportan soluciones desde una perspectiva de clase. No se desvinculaban, ni se inventaban

    nada, sino que planteaban sus propias alternativas en una lnea que no se poda identificar

    con tendencias democristianas contemporizadoras con el sistema capitalista. Los militantes

    cristianos no slo se planteaban reivindicaciones que podan ser asumibles por la empresa,

    sino que haba la intencin de revelar la dimensin de lucha de clases que representaban

    estas reivindicaciones as como el carcter socialista de las mismas. Si esta era su forma

    de actuar en la empresa, no se poda compartir las afirmaciones de Recalde sobre esta

    particular.

    La estrategia de la lucha a corto plazo (...)se teje y enraza sobre la estrategia a largo plazo de la

    alternativa socialista que se propone como objetivos fundamentales los cambios cualitativos que

    requiere una autntica civilizacin del trabajo.37

    En esta primera parte de este apartado se ha ido configurando el perfil general de un

    militante de los movimientos apostlicos obreros. Para finalizar la descripcin y valorar las

    caractersticas de estos militantes elijo las palabras de un sacerdote que ha dedicado su

    vida religiosa a trabajar para que los militantes cristianos fuesen coherentes con su fe y

    fueran conscientes de la necesidad del compromiso. En una entrevista que Josep Lligadas

    hizo a Josep Hortet en octubre de 1997, Lligadas preguntaba a este sacerdote como

    definira el estilo de vida de fe que deberan tener los militantes y este respondi:

    Els moviments especialitzats sn un lloc on hem aprs que els laics, les persones normals i corrents,

    han de tenir un paper protagonista all on sn. Aix vol dir que la gent ha de tenir compromisos

    concrets a la parrquia, i alhora que no ha de quedar tancada a la parrquia sin que ha de mirar-se

    amb simpatia i ser present en les realitats del barri (i fer que aquestes realitats siguin tingudes en

    compte en la reuni de la comunitat cristiana, per exemple pregant per elles) i que aquesta presncia

    ha de tenir en compte molt especialment els sectors pobres i marginals. Aquest estil comporta tamb

    un tipus de fe que respecti molt lassimilaci progressiva i personalitzada, que es busquin espais de

    reflexi, de trobament amb lEvangeli... una fe que sigui llum en les coses que es van vivint.38

    37 Alfonso Carlos Comn, Poltica sindical en la empresa en Cuadernos de Ruedo Ibrico nm. 8 deAgosto/Septiembre de 1966. p.27.38Josep Lligadas. Josep Hortet, per una Esglsia fidel a lEvangeli, a LAgulla nm. 6. Any II. Octubre, 1997. p. 8. Este artculo contiene la entrevista a este sacerdote que en esos momentos erarector de las parroquias de la Mare de Du del Port y Sant Bartomeu de lrea de la Zona Franca deBarcelona.

    181

  • Esta sntesis de Josep Hortet recoge lo esencial de la identidad de los militantes de los

    movimientos apostlicos obreros. Eran hombres y mujeres de fe, comprometidos que, junto

    con otros trabajadores, intentaban cambiar la sociedad en aquellos aspectos

    manifiestamente injustos. El militante era una persona que se implicaba, que era capaz de

    analizar la realidad y para ello, muchos de ellos aceptaron el marxismo porque daba

    elementos de juicio para actuar. Tambin actuaron en organizaciones de esta ideologa

    porque, para algunos de estos militantes, eran las ms comprometidas en la lucha por la

    transformacin de la sociedad, compartiendo con estas organizaciones el objetivo

    fundamental de la emancipacin de la clase obrera por su propio esfuerzo y capacidad. Los

    militantes obreros cristianos tuvieron como referentes ticos fundamentales el valor de la

    persona, la justicia social, la entrega, el desinters, la solidaridad, el valor de trabajo

    constante y la defensa de la unidad sindical, entre otros.

    Formaron un colectivo heterogneo que, a partir de sus elementos definidores, como la fe y

    el compromiso, tuvo influencias y trayectorias diversas. En este sentido hay que reconocer

    que fueron permeables a influencias ideolgicas procedentes del marxismo y del

    anarcosindicalismo e intentaron vivir sus creencias religiosas, su fe, sus opciones

    ideolgicas, sin contradicciones. La prctica, la accin cotidiana, fueron factores que

    ayudaron a resolver estas dualidades. Supieron tambin afrontar el problema de la violencia

    y resolverlo de la mejor manera posible. Fuese cual fuese el origen y la evolucin de cada

    militante, el perfil social e ideolgico aqu descrito responde a las caractersticas de la

    mayora de estos militantes entrevistados en esta investigacin, cuyos testimonios,

    agrupados en subapartados, completan, precisan o amplan lo hasta aqu expuesto.

    Fidelidad a la clase obrera y a la Iglesia.

    La mayora de los testimonios ratifican la fidelidad de los militantes a la clase obrera y en no

    pocas ocasiones tambin declaran su fidelidad a la Iglesia aunque esta ltima no est

    exenta de dificultades y problemas. Hay testimonios que tienen un fuerte componente

    afectivo como es el caso de Antonio Navarro, militante de la HOAC y dirigente del SOC.

    Yo hice una promesa a mi padre de que yo seguira siendo militante de la clase obrera porque la

    clase obrera me haba salvado. En este compromiso no haba una componente religiosa. Despus,

    este compromiso si fue potenciado por la formacin religiosa.39

    39Antonio Navarro. Entrevista del 5 de Febrero de 1999.

    182

  • La complejidad de la situacin en la que vivieron muchos militantes les plante no pocos

    problemas. La dualidad de sus fidelidades, a la Iglesia y a la clase obrera, les llev en ms

    de una ocasin a la ruptura con una u otra. Las tensiones ms fuertes las vivieron durante la

    dcada de los sesenta, caracterizadas por el fuerte compromiso temporal adquirido por

    muchos de sus militantes. Las acusaciones de falta de fidelidad a Iglesia eran continuas y

    los ms comprometidos con la lucha del movimiento obrero se distanciaron de la Iglesia

    institucional o sencillamente la abandonaron.

    El testimonio de Daniel Cando Cando es muy ilustrativo del sector que opt por el

    abandono del movimiento apostlico y tambin de la fe. Ante el dilema de dar preferencia a

    la evangelizacin de la clase obrera o al de su liberacin, estos jvenes optaban por la

    segunda opcin y si se trataba de elegir a quien se deba dar preferencia, en orden a los

    hechos o a las actividades que se deban realizar, tambin se optaba por las

    organizaciones sindicales o polticas a las que se perteneca.

    Dintre de l'estructura de la JOC fora de la fbrica, el sector ms d'esquerres vam comenar a criticar a

    la JOC perqu es proposava abans l'evangelitzaci dels obrers que no la seva lliberaci de classe. I

    vam entrar en contradicci amb molts consiliaris que deien que la principal tasca de la JOC era

    l'evangelitzaci de la classe obrera (...) Nosaltres aqu ens posaven a l'altre bando. Deien que anar a

    evangelitzar als obrers era una deslleialtat a la classe obrera i que lalliberament de la classe obrera

    estava per davant i que nosaltres no ens dedicarien a l'evangelitzaci.40

    A medida que algunos militantes se comprometan con la organizacin poltica esta dualidad

    se acentuaba y llegaba un momento en el que se produca la ruptura. El testimonio de

    Cando tambin es, en este caso concreto, un paradigma de lo que ocurri en otros casos

    similares. Su participacin en los conflictos de 1962 y su militancia en el FOC fueron la

    causa por la que no fue nombrado responsable de la JOC en la dicesis de Barcelona,

    siendo ocupado este cargo por Rafael Hinojosa41. Segn Cando, fue Hinojosa el que

    propici el abandono de la JOC de estos jvenes militantes del FOC.

    40Daniel Cando Cando. Entrevista del 1 de Diciembre de 1996.41 Militante de la JOC de profesin pintor. Empez su militancia como jocista en un suburbio de Barcelona en el ao 1954. En 1957 fue nombrado responsable diocesano de aprendices. El 28 de marzo de 1958 fue elegido en una jornada de dirigentes celebrada en Tiana, Presidente Diocesanode la JOC de Barcelona. Dos meses despus, y por deseo expreso del Excmo. Sr. Arzobispo dej lapresidencia ocupando las responsabilidades de Aprendices y Vice-presidente Diocesano. El 29 de julio de 1959, en Toledo, fue elegido miembro del Comit Ejecutivo Nacional cuidndose de la zonade Catalua. En 1960 particip activamente en la preparacin y realizacin del Congreso Nacional de Juventud, as como en la creacin de la INFO. Ese mismo ao fue nombrado responsable Nacionaldel lanzamiento jocista en las grandes ciudades. Durante todo ese perodo colabor activamente enpublicaciones y organizacin de cursillos para militantes y dirigentes. Abandon todas lasresponsabilidades al incorporarse al servicio militar donde fue nombrado Presidente de Apostolado

    183

  • Aquest ens va barrar el pas i va venir al nostre grup de la Trinitat a dir-nos que la nostra orientaci no

    era la correcta perqu -ho recordo bastant be- ens va dir que la JOC era Juventut Obrera Catlica i

    vosaltres la J i l'O s, per la C no. I en aix tenia part de ra perqu el nucli incial -Antoni Toms, jo i

    altres- vam anar deixant la fe catlica. La resta de companys van continuar compartint la fe i la

    militncia i finalment van disoldre el grup per ateu i nosaltres vam continuar militant. Aqu es va

    acabar la meva militncia catlica (...) En aquests moments l'equip inicial i jo havia fet un procs

    ideolgic d'aband de la fe i dagafar com ideologia el marxismo (...) Per nosaltres lalliberament de la

    classe obrera s contruir el cel a la terra (...) A partir d'aquests moments jo ja no estic a la JOC per

    continuo tenint relaci amb el moviment apostlic perqu al moviment apostlic continua havent gent

    amb la qual em trobo, com per exemple Manuel Murcia quan va entrar al FOC provenint de la JOC.

    Tamb vaig tenir relaci amb el Jos Antonio Diaz que no era de la JOC, era un capell obrer.42

    Algunos tienen una percepcin bastante equilibrada de esta doble fidelidad, aunque en vez

    de referirse a la Iglesia hacen referencia explcita de su fidelidad a la figura de Jesucristo.

    Este es el caso de Julin Gmez del Castillo.

    La participacin en la lucha por la justicia es y era la condicin sin la cual no es posible ser apstol

    (...) Para ser testimonio de Cristo en el medio trabajador es indispensable una doble fidelidad: a Cristo

    y a la clase obrera.43

    Ninguno de los movimientos apostlicos aqu estudiados se plante la separacin de la

    Iglesia institucional. Un factor comn a todos ellos fue que todos tuvieron una relacin ms

    difcil con la jerarqua de la Iglesia que con las organizaciones obreras donde militaron. Las

    diferencias se visualizan ms en la intensidad de las crticas a la jerarqua o sencillamente

    en el distanciamiento que tuvieron con ella. Ni siquiera CPS, que fue el movimiento ms

    Castrense en el mes de marzo de 1961. Fue responsable nacional de la evangelizacin de losjvenes en las grandes ciudades. Tena 23 aos cuando se present a las elecciones de presidentediocesano el da 16 de febrero de 1963 y el 9 de julio de de este mismo ao fue nombrado Presidentede la Junta Diocesana de la Juventud Obrera Catlica de Barcelona por el arzobispado de Barcelona.[La informaciones anteriormente referenciadas estn en el Archivo Diocesano de Barcelona. Archivo JOC] En 1963 dirigi una carta al Abad de Montserrat pidindole que hiciera gestiones para que lesfuera concedida la libertad condicional a cuatro militantes catlicos que estaban detenidos en laprisin de Barcelona a disposicin del TOP. Ha publicado La JOC entre l'Esglsia i el Mn obrer. El Prtat de Llobregat, 1989. Ha sido colaborador de las publicaciones de Serra d'Or y El Ciervo.42Daniel Cando Cando. Entrevista del 1 de Diciembre de 1996.43Julin Gmez del Castillo, 18 aos de apostolado obrero en Cuadernos para el Dilogo nm. 26.Noviembre, 1965. p.22. Segn Julin Gmez del Castillo, los militantes obreros cristianos fueronaceptados plenamente por la clase obrera y han ocupado puestos de vanguardia. Igualmente hansido reconocidos por las organizaciones tradicionalmente hostiles a la Iglesia y, lo que es mspolmico, fueron reconocidos por la propia jerarqua. Esta ltima afirmacin no deja de sersorprendente ya que poco tiempo despus se pudo comprobar las reticencias de la mayora de lajerarqua de la Iglesia respecto de los movimientos apostlicos. Es cierto, como dice Julin Gmez,que un obispo dijo a los militantes de la HOAC que eran lo mejor de la Iglesia, pero esa valoracin nodeja de ser aislada y puntual.

    184

  • crtico, nunca se plante la ruptura sino que insisti en ser reconocido un sector ms de la

    Iglesia. Como decan sus dirigentes, tener carta de ciudadana dentro de ella.

    Bsqueda de la utopa. Actitud tica.

    Los hombres y mujeres que se comprometieron en la lucha por una sociedad ms justa y

    solidaria durante la dictadura franquista se embarcaron en una aventura utpica sin ningn

    tipo de inters personal. Ese compromiso altruista, esa bsqueda de la utopa, entendida

    como lo que hoy es imposible conseguir pero que se puede alcanzar en el futuro, fue lo que

    motiv al compromiso de muchos militantes obreros catlicos. Para Joan Costa, militancia y

    utopa son conceptos que se presentan estrechamente unidos y marcan los rasgos

    esenciales de los militantes de los movimientos apostlicos.

    La utopia era un element bsic i un punt de referncia clau en la perspectiva militant. Tots dos -

    militncia i utopia- eren valors i punts de referncia obligats en aquells moments de transformaci de

    la societat catalana. Avui en dia, sn uns altres els valors- potser interessos- que priven en la

    professionalitzaci poltica.44

    Antonio Navarro, militante de la HOAC y del SOC, para resaltar el altruismo con el que se

    ejerca la militancia sindical en los aos sesenta, lo contrapone con las actitudes de algunos

    dirigentes sindicales actuales.

    El jugarse el tipo como nos lo jugbamos nosotros sin tener ningn inters econmico; el estar

    dispuesto a ir a la crcel sin tener ningn inters, eso ya no existe en los militantes sindicales

    actuales. De alguna manera van a situarse en el puesto. Te podra decir de una persona amiga ma,

    un lder sindical de Pegaso, y est de representante sindical dentro del Tribunal Laboral y de ah no

    hay quien lo saque porque vive bien y le pagan bien. Le paga la empresa y el sindicato. Esto antes no

    pasaba.45

    Santiago Medina Morales, trabajador de Pegaso y militante de Comisiones Obreras y

    Bandera Roja, estuvo durante varios aos en la JOC. Su evolucin poltica y religiosa le

    llev a apartarse de este movimiento apostlico pero conserv algunos de sus valores

    fundamentales como es el de la creencia en la utopa. Fuera cual fuera la organizacin

    donde militara siempre actuaba guiado por lo que l llamaba mstica de la revolucin.

    44Joan Costa i Riera. Dels moviments dEsglsia a la militncia poltica. Barcelona, 1997. p. 16 45Entrevista a Antonio Navarro. 5 de Febrero de 1999.

    185

  • Haba una cierta mstica de la revolucin. Por eso coincida con muchos cristianos, porque ellos

    tambin tienen una mstica del cambio social.46

    Ramon Puiggrs Esteve, militante de la JOC y de la ACO, de USO y de CCOO, concede

    especial relevancia al hecho de que el militante crea en unos principios y que est dispuesto

    a defenderlos hasta el lmite.

    Limportant s que en la societat la gent compromesa han de ser gent que creguin amb el que fan, i

    perqu una persona cregui amb el que fa necessita tenir uns principis, i necessita donar la vida per

    aquests principis, sin hi ha aquesta disposici s molt difcil que hagin exemples que puguin fer

    moure i canviar les coses. I desprs tamb dir que malgrat tot, crec que les coses han devolucionar,

    jo em penso que al costat dels problemes que ens reporta la democrica actualment nhi han daltres

    doncs que la poden millorar, i desprs jo tamb sc dels que crec que de lexercici de la llibertat han

    de sortir noves alternatives necessriament.47

    Manuel Gonzlez Fernndez inici su compromiso social y poltico a partir de su vinculacin

    a la HOAC en los grupos del Baix Llobregat. Ms adelante se convirti en un destacado

    militante de Comisiones Obreras, siendo uno de los fundadores de esta organizacin en

    Roca, empresa de la que fue despedido. Poco a poco se fue distanciando de la HOAC, pero

    nunca abandon los principios que en ella descubri. Cuando hace una valoracin de toda

    su trayectoria como militante del PSUC y de CCOO, insiste mucho en la dimensin tica de

    la militancia poltica y sindical.

    Yo no he luchado nunca por vivir mejor (...) no he entrado nunca en la sociedad de consumo (...) para

    mi con lo que tengo, que no tengo nada, tengo suficiente (...) Ms importante que la olla de garbanzos

    o el trozo de jamn es educar al hombre en una tica, que se sienta solidario (...) Para mi nunca

    reclam un duro, he reclamado otras cuestiones que tienen ms valor que todo eso y se est

    enfocando la vida desde la comodidad haciendo dejacin de cuestiones que no tenamos que

    abandonar (...) Para hacer una sociedad mejor hay que renunciar a cosas y lo malo de la juventud es

    que no quiere renunciar a nada de lo que hay.48

    Atencin preferente por los ms desfavorecidos

    El ser radicales, el optar de una forma clara y activa en favor de los sectores sociales ms

    desfavorecidos, fue un signo de identidad caracterstico de los militantes obreros cristianos.

    46Santiago Medina Morales. Entrevista del 19 y 24 de Febrero de 1997.47Ramon Puiggrs Esteve. Entrevista del 30 de Mayo de 1997. 48Manuel Gonzlez Fernndez. Entrevista del 8 de Marzo de 1993. Fundaci Utopia.

    186

  • Si los sectores progresistas de la Iglesia catlica catalana se pueden caracterizar por un

    cierto grado de interclasismo, los sectores ms comprometidos con el movimiento obrero

    identificaban el hecho de ser cristianos con el compromiso decidido en favor de los ms

    discriminados y explotados. El testimonio del militante de ACO y de Comisiones Obreras y

    trabajador en Pirelli Joan Estrada fue un ejemplo paradigmtico de esta identificacin entre

    cristianismo y compromiso.

    Entre els cristians tenim diverses maneres de viure el cristianisme, diferents opcions o fins i tot

    diferents ideologies; aix s molt real i veritat, per no s si s evanglic, ja que no crec que amb la

    Biblia es pugui justificar per al cristi fer seves o collaborar amb totes les ideologies i sistemes

    existents en el mn. (...) La Biblia s la histria de la salvacin i lalliberaci de tot el gnere hum que

    comena avui i aqu. Davant daquesta realitat no s possible el neutralisme. Jesus predica levangeli

    del Regne als pobres, no als rics (...) La seva missi estava destinada a tots els homes, per Jess la

    va realitzar prenent partit decididament pels dbils, els discrimitats i els sense esperana. Arrib a

    tota la humanitat entrant en contacte amb els ms baixos, amb els desesperats.49

    A partir del contacto con la realidad, los militantes adquiran un compromiso que, en la

    mayora de los casos, se mantiene a lo largo de la toda la vida. Puede cambiar su

    concrecin, pero siempre estarn pendientes de dar la respuesta adecuada a las

    necesidades de los ms desfavorecidos. La catequesis que haca un joven jesuita, Josep

    Maria Borri, en Torre Romeo de Sabadell, le permiti tomar plena conciencia de la situacin

    de penuria en la que viva la clase obrera y de la necesidad de luchar para cambiar esa

    realidad tan injusta. La identidad del militante se configur, en este caso, a partir del

    compromiso religioso y social.

    Aquest contacte amb les coves de seguida agafa la vessant social. Havia la part de catequesi, per

    agafava molt ms "bulto" al veure aquella gent amb aquella situaci que vivien, unes coves que de

    tant en tant sensorraven i quedaven nanos all dintre, i llavors venia el bisbe i lalcalde i tothom i

    desprs desapareixien. (...) Hi va haver un cas duna mare que amb dos criatures, s veu que

    semportava normalment les dues criatures.Com que plovia les va deixar i sen va anar a treballar, i

    em sembla que abans darribar a treballar ja shavia ensorrat la cova. Van morir les dues criatures.

    (...) Als anys 50 aquelles avingudes dimmigrats eren un regal per a les fbriques. Tenien bona m

    dobra amb ganes de treballar i no havien de pagar-li massa. Que desprs tinguessin casa o no casa,

    que estiguessin en una cova que sels ensorrs o no ells -empresaris i governants- passaven daix.

    49Joan Estrada. Lopini dun pe especialitzat en Correspondncia nm. 100. Diciembre, 1971. pp. 19-22. Este obrero de ACO que milit en el PSUC y en el Partit dels Comunistes de Catalunya replica en este artculo a otors autores -Dalmau- que tenan concepciones interclasistas e integradoras. Estemilitante obrero vivi y vive conforme a las ideas que defenda. Es un ejemplo de coherencia entrepensamiento y vida.

    187

  • Amb aquest ambient, amb les idees socials anteriors, doncs comeno un treball a les coves que tenia

    la vessant religiosa per que era atravessada pel comproms de solucionar els problemes.50

    Lourdes Burzn, militante de la JOC y de la ACO no dud al decidir dejar todo en Barcelona

    para irse a trabajar a Suiza y acompaar a los espaoles que emigraron a ese pas durante

    los aos sesenta. Otros compaeros haban sido capaces de renunciar a una brillante

    carrera profesional o a escalar puestos en su trabajo por ser fieles a su compromiso con los

    ms desfavorecidos o por denunciar las injusticias que se cometan en los centros de

    trabajo.

    A aquesta gent els havia costat no pujar escales professionals, quedar-se per denunciar coses (...) i

    tot aix ho anaves descobrint (.) No s perqu, jo estava dintre del Comit de lACO, deuria ser

    responsable de zona i en un comit dACO doncs es va dir que els sussos havien demanat a lACO

    espanyola a veure si podia anar-hi algun militant dACO daqu, perqu en all es trobaven -era ja el...

    58... 60- que ja havia molta emigraci espanyola cap a Sussa, i aleshores doncs que demanaven que

    ells, per poder fer un pas a entendre la cultura i la gent dall... dels espanyols que es trobaven dintre

    de la classe obrera dall, que pogus anar-hi un matrimoni o alg, per poder ajudar-los a entendre la

    forma de ser dels espanyols emigrants.(...) I recordo que en aquest comit, el senyor Miquel

    Juncadella em va mirar i em va dir: "Mira Lourdes, jo havia pensat en tu i en el Josep, que a veure si

    us ho voleu rumiar, si us ho voleu pensar...". I jo vaig dir: "Pues si jo no s francs, que vaig a fer en

    all si no, pobre de mi, no conec la llengua?". Bueno, la qesti s que ho vaig parlar amb el Josep,

    ho vam valorar (... )i quan ja tenem el nostre piset all a la Verneda que ens tocava, aleshores vam

    viure tres mesos en all i vam fer les maletes i ens vam anar cap a Sussa. El Josep em va donar

    unes llions de francs i la Lourdes i el Josep cap a Sussa.51

    Josep Snchez Bosch52, militante de la ACO y del PSUC, durante los aos que estuvo en la

    presidencia de la cooperativa donde trabajaba tuvo que tomar decisiones que no siempre

    fueron bien recibidas por todos sus miembros. Intent mejorar la organizacin del trabajo,

    hacer ms responsables a todos sus miembros, algunos de los cuales todava actuaban

    como si estuvieran trabajando en una empresa capitalista, intentando hacer lo menos

    posible. La distribucin de los beneficios se haca en funcin de las horas trabajadas con un

    50Josep Maria Borri. Entrevista del 27 de Enero de 1997.51Lourdes Burzn. Entrevista del 3 de Febrero de 1997.52 Este militante de ACO naci en Barcelona el 12 de noviembre de 1932 y se march a Suiza en19662 junto con su esposa Lourdes Burzn a peticin de la ACO para colaborar con la emigracinespaola en ese pas. Cuando regresaron, en 1968, ninguna empresa le dio trabajo y fueron unoscompaeros de ACO que estaban en contacto con una cooperativa, Sociedad Cooperativa ModelistasReunidos, los que finalmente consiguieron que entrara en esta cooperativa que se cre en 1964.Josep Snchez Bosch se incorpor en marzo de 1968 y all estuvo hasta que, en los primeros aosnoventa decidi aceptar una prejubilacin porque la cooperativa fue sometida a una regulacin deempleo.

    188

  • claro espritu de igualdad. No se trataba de pagar ms por el que ms aportaba, sino slo

    teniendo en cuenta el tiempo de trabajo realizado. Tambin procur fomentar un espritu de

    reflexin ante todas las cosas que pasaban en la cooperativa. Cuando se hacan los

    balances era el momento que se aprovechaba para analizar y reflexionar sobre la marcha de

    la cooperativa con el objetivo de mejorar su funcionamiento. Curiosamente, toda esta

    actividad le hizo acreedor del calificativo de comunista.

    A mi sem tenia doncs, per un comunista, per evidentment tamb em coneixem com a creient com

    a cristi. Dintre de la cooperativa, de seguida es van donar compte de que jo era cristi perqu jo, pel

    fet de ser creient, tenia una debilitat pels mes petits, pels mes febles. I aix alguns no l'admetien gaire

    perqu anaven de cara a guanyar ms diners i tampoc admetien que si es tenia que agafar alg de

    fora s'exigia molt, que sabs molt. I, a vegades, discordvem una mica. I incls a vegades es

    proposava d'agafar gent que no fos soci i nosaltres ser els amos, i tenir gent explotada, aix tamb

    havia sortit i jo m'hi havia oposat radicalment no!.53

    Llus Domnech i Accensi, militante de la HOAC y de la UGT, identifica el hecho de sentirse

    una persona de izquierdas como aquella que est al lado de los que sufren y no slo porque

    pertenece a la clase obrera. La propia evolucin personal de este militante tanto en el

    aspecto social y poltico como en el religioso le confirman en esta conviccin de estar al lado

    de los excluidos, de los marginados.

    I este s lo gran tema de debat de la vida, en que si som fidels i som cristians, tenim que no estar al

    costat dels que tenen, sin ser dels que no tenen... Quan entres en estos circuits de marginaci, tens

    que anar molt en cuidado i no anar en plan daportar res sin danar a aprendre molt. Perqu hi ha

    uns valors positius del pobre.54

    Pilar Espua Domnech, trabajadora de Banca, ingres en la HOAC en 1966. Una de las

    razones que le llevaron a formar parte de este movimiento apostlico obrero fue el

    compromiso con los ms desfavorecidos.

    El que em va atreure de seguida de l'HOAC va ser el fet que hi havia molta gent pobra, gent senzilla

    que lluitava (...) l'HOAC mha ensenyat molt. Els lemes d'aquella poca els continuo tenint gravats al

    cor: Compartir els bns, la vida i l'acci. Fidelitat a Crist, a la classe obrera i als ms pobres.55

    53Josep Snchez Bosch. Entrevista de Febrero de 1996.54Llus Domnech i Accensi. Entrevista del 14 de Mayo de 1997.55Josep Lligadas Avui parlem amb Pilar Espua, amb les dones preses en Lagulla nm. 30 de junydel 2002. pp. 9-11. p.9. Fue la primera presidenta que tuvo lHOAC. Va ser una poca molt dura.L'poca dels trencaments. I em sembla que vaig ajudar a fer que el moviment es mantingus, que no desaparregus. Fue elejida jurado de empresa por el sector de la Banca en las elecciones sindicales

    189

  • La relacin de los militantes obreros cristianos catalanes de origen con sus compaeros

    inmigrados fue enriquecedora para todos. Fuesen catalanes de origen o de adopcin,

    ambos tenan claro que lo ms importante era la liberacin de todas las personas del

    mundo. Se podan tener convicciones de carcter nacionalista o catalanista, luchar por las

    libertades nacionales, por la recuperacin del Estatuto de Autonoma, etc., pero siempre se

    daba preferencia a la liberacin de toda persona humana que padeciera opresin y

    explotacin. Estas profundas convicciones unieron slidamente a los trabajadores

    inmigrados y a los catalanes de origen y esa es una de las causas por la que en Catalunya

    no surgi ningn grupo ni organizacin de carcter lerrouxista.56

    Pere Rica Gonzlez, trabajador de Montesa, militante de la HOAC, y cofundador de

    Comisiones Obreras, vivi los sufrimientos de la guerra civil y all tuvo clara la opcin por los

    ms desfavorecidos. Este militante confiesa, sin acritud, que su manera de ser siempre le

    llev a ser un hombre de causas perdidas.

    Si jo veia una persona que estava rebutjada per la societat jo el defensava. I aix va anar creixent en

    mi, de tal manera que desprs de la guerra vaig estar al camp de concentraci i vaig patir de tot,

    pallisses, gana, etc. i aix em va incitar a fer ms coses (...). Vaig comenar a pensar que el tracte no

    era just.57

    Pedro Lpez Valentn, particip en los primeros aos sesenta en uno de los grupos de la

    JOC que se form con jvenes aprendices que realizaban sus actividades en torno a la

    Escuela Tcnico Profesional del Clot. Tuvo una gran influencia de los padres jesuitas con los

    que convivi y fruto de esta influencia, fue su decisin de ingresar en la orden para, segn

    l, dar un paso ms en el compromiso para con los dems. Desarroll una gran actividad en

    Misin Obrera porque all crey poder hacer algo por los dems.

    Por qu motivo entr en los jesuitas?, yo dira que en aquellos momentos para mi fue un paso ms,

    creo que fue una decisin importante para mi en aquellos momentos (...) Tena dieciocho aos,

    entonces era un paso ms de compromiso hacia los dems, en aquel momento yo creo que lo

    formulaba as, compromiso hacia los dems, an sabiendo que cortaba muchas cosas, por un lado

    mis padres no lo vieron, fue un disgusto tremendo, no lo acababan de ver, y despus porque claro, se

    planteaban que las ilusiones que ellos tenan de que pudiera acabar la formacin profesional, y el

    de 1966. En el momento de la entrevista esta dirigente de la HOAC, trabajaba con el grupo Dona iPres. Desde 1972 forma parte de la Fraternitat de Carles de Foucauld.56Annim 1. Entrevista del 18 de Marzo de 1993. Fundaci Utopia-Joan Garca-Nieto dEstudisSocials del Baix Llobregat.57Pere Rica Gonzlez. Entrevista del 23 de Abril de 1997.

    190

  • peritaje, y trabajar y todo esto, se trunc... pero vamos yo lo vi claro. El padre Torres me ayud a

    tomar la opcin definitivamente y yo dira que un elemento importante que me atraa, y que me sirvi,

    fue el ejemplo que demostraban unas personas que haban ido por all - el padre Torres, el padre

    Oller y, si no recuerdo mal, haba ido el padre Caparrs- a dar clases y me atraa la idea de poder

    servir a los dems desde una vertiente cristiana profunda, y por qu no?, si esto poda ser til a los

    dems. Para mi era un paso ms de todo lo que estaba haciendo en la escuela de aprendices y en la

    escuela del Clot dentro de la JOC.58

    lvaro Garca Trabanca, militante de JOC, ACO y USO estuvo siempre comprometido en

    todo tipo de organizaciones que luchaban para mejorar la situacin de la clase obrera. Su

    capacidad de organizacin y direccin fue reconocida por sus compaeros que siempre le

    eligieron para puestos de responsabilidad. Pasados los aos duros de la dictadura continu

    su militancia en las organizaciones como la UGT o el PSC, pero donde desarrollaba

    realmente su compromiso era en las asociaciones que colaboraban con los sectores ms

    marginados de la sociedad como los enfermos y los hombres y mujeres que vivan en la

    ms absoluta pobreza.

    Aqu en Sabadell hay dos Asociaciones de enfermos del SIDA (...) yo voy los martes y jueves y me

    veo con los enfermos, actualmente ahora hay tres, y voy cada da al hospital a verlos. (...) Una vez al

    mes vamos a cenar fuera, y luego vamos de colonias todos juntos los fines de semana. Lo hacemos

    todos juntos con Barcelona, somos 50, 60 o 70 y yo me encargo de la cocina, hago un servicio.

    Tambin estoy con la gente de Emas aqu en Sabadell. Soy voluntario de Emas.59

    Josep Pujol i Bardolet, militante de la JOC y de la ACO, fue uno de los fundadores de

    Comisiones Obreras. Como consecuencia de su intensa actividad en las organizaciones que

    convergieron en la formacin de Comisiones Obreras fue detenido y maltratado por la polica

    franquista. Con l tambin fueron detenidos otros compaeros que pasaron por las crceles

    franquistas. Todos ellos tuvieron una especial preocupacin por los presos comunes,

    vctimas, en la mayora de los casos de las grandes injusticias sociales de la dictadura.

    Jo estava a la cinquena galeria on tamb havia comuns i nosaltres ens van relacionar amb tothom.

    Ignasi Carvajal s el primer que va iniciar el contacte amb els comuns i parlava. Arribes a descobrir

    que el delinqent s el resultat duna societat injusta (...) La pres et forma a tu tamb, al veure que

    una societat injusta provoca la delinqncia. Tot aix encara et reafirma ms a les teves idees

    58Pedro Lpez Valentn. Entrevista del 8 y 21 de Mayo de 1997. Los dos aos que estuvo en elnoviciado se los tom como un parntesis para preparar su futuro. Sus compaeros de la JOC y de la Escuela de Aprendices le hicieron un homenaje de despedida y le nombraron Fray Escoba. Cuandoacab el noviciado volvi a la Escuela de Aprendices como profesor aunque por poco tiempo porquesu compromiso con el movimiento obrero ocupara toda su atencin y su tiempo.59lvaro Garca Trabanca. Entrevista del 5 de Marzo de 1997

    191

  • socials, poltiques, de lluita. (...) Jo vaig sortir b de la pres, els companys tamb, havent descobert

    la injustcia de la societat i que cal continuar lluitant.60

    Joan Moles Benet, fue un miembro destacado de la JOC ocupando la presidencia de la

    Federacin de Sabadell durante los primeros aos sesenta. Fue precisamente en este

    perodo cuando, junto con otros compaeros, realizaron una importante labor de orientacin

    y asistencia a los emigrantes que llegaban a la estacin de la RENFE. Algunos venan tan

    desorientados que en el camino decidieron bajarse en Sabadell porque les haban dicho que

    tambin all encontraran trabajo. Llegaban sin ningn tipo de orientacin ni lugar donde

    alojarse ni ningn tipo de contrato de trabajo. La mayora procedan de Andaluca y

    Extremadura. As relataba Joan Moles esta experiencia.

    Recordo ara una poca, els anys 61, 62, que amb el grup de Preadults, de la JOC daqu de Grcia,

    rem el Jordi Marminy, llvar Garcia, el Diego Snchez (...) i jo mateix. Ens dedicvem, a anar a

    lestaci gran de RENFE, quan plegvem de treballar, a esperar el capvespre, quan arribaven els

    trens, i a veure qui baixava del tren. I recordo, moltes ocasions, doncs que estvem all, baixava

    moltssima gent del tren, tothom comenava a anar circulant i nosaltres all a la porta de la sala

    despera, i al final, doncs, quedava sempre un grupet, de tres o quatre homes o uns nois joves amb

    unes maletes de fusta, uns mocadors de farcell (...) mal vestits, amb cara de gana i de misria i es

    quedaven all parats mirant (....) Nosaltres ens hi acostvem i els preguntaven: de dnde sois? de

    dnde vens? ,Por qu habis bajado en Sabadell? Tenis algn familiar o algn conocido...? (...)

    Els fiem passar a la sala despera (...) i un anava a buscar unes barres de pa (...) laltre (...) anava

    all a la bodega i portava vi; laltre anava a un bar per all a buscar uns xoriots o qualsevol cosa (...)

    sho menjaven all, moltes vegades que feien cara de qu feia rato que no menjaven res, tragos de vi

    amunt i avall, i llavors doncs els diem: ara us quedeu aqu aquest vespre i dem al mat, dhora, us

    passarem a buscar dhora eren les sis, ms o menys-, i amb la maleta i tot, anirem a buscar feina,

    que hi ha unes obres per aqu, unes altres per all llavors hi havia moltes obres- i segur que trobareu

    algo, i llavors al vespre hi ha una pensi all hi havia cases que feien de mestressa, que agafaven

    gent a menjar o a dormir o al que fos. Total, que lendem anvem per les obres qu, falta algun

    manobre o aix? S, un per aqu i ja es quedaven all mateix, deixaven la maleta all en un rac i

    venga, ya te explicarn lo que has de fer, els anvem repartint, al vespre els anvem a buscar,

    anvem en alguna pensi daquelles i, en principi, doncs anaven cada demat ja sabien on havien

    danar i lo que havien danar fent. Per cada dia arribava gent. (...) Aix era una de les activitats que

    ens va enganxar perqu era fort. I recordo que, a vegades, havem anat a casa lAlvar i jo he explicat

    aix sempre que he tingut ocasi, estant all doncs la seva mare,