3 ECOLOGÍA DEL BANANO

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INDICE CAPÍTULO 3: ECOLOGIA DEL BANANO GENERALIDADES LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA ALTITUD LLUVIA Y HUMEDAD TEMPERATURA MOVIMIENTO DE AIRE, VIENTOS LUMINOSIDAD RADIACIÓN SOLAR Absorción de luz Separación de cargas Transporte de electrones Almacenamiento de energía TRANSPIRACIÓN La fijación de CO 2 RESISTENCIA A LA SEQUÍA SUELOS Origen de los suelos bananeros Características físicas Profundidad Poder de retención de agua Drenaje Reacción del suelo Características químicas Manejo de los Suelos bananeros Clasificación de los suelos bananeros

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INDICE

CAPÍTULO 3: ECOLOGIA DEL BANANO

GENERALIDADES

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA

ALTITUD

LLUVIA Y HUMEDAD

TEMPERATURA

MOVIMIENTO DE AIRE, VIENTOS

LUMINOSIDAD

RADIACIÓN SOLARAbsorción de luzSeparación de cargasTransporte de electronesAlmacenamiento de energía

TRANSPIRACIÓNLa fijación de CO2

RESISTENCIA A LA SEQUÍA

SUELOSOrigen de los suelos bananerosCaracterísticas físicasProfundidadPoder de retención de aguaDrenajeReacción del sueloCaracterísticas químicasManejo de los Suelos bananerosClasificación de los suelos bananeros

METODOLOGÍA PARA LA DETERMINACIÓN DE LA APTITUD DE LAS TIERRAS PARA EL CULTIVO DEL BANANO

EJEMPLOS PARA EL USO DEL SISTEMA PROPUESTO

LITERATURA CITADA

CAPITULO 3

ECOLOGÍA DEL BANANO

GENERALIDADES

El banano es una planta que se desarrolla en condiciones óptimas en las regiones tropicales, que son húmedas y cálidas. Presenta un crecimiento continuo, cuya inflorescencia aparece cuando se detiene la producción de hojas y raíces. Su velocidad de crecimiento es impresionante, y ese vigor vegetativo sólo puede darse bajo condiciones ecológicas apropiadas (Aubert, 1971). La luz, la temperatura y la reserva de agua son determinantes, así como un buen contenido de nutrimentos (Spedding, 1979).

La ubicación geográfica natural de esta planta se sitúa entre los 30° latitud norte y los 30° latitud sur, las mejores condiciones se dan entre los O y los 15° de latitud norte o sur. La altitud parece ser indispensable en el desarrollo y cosecha de esta planta, y el límite de 300 msnm es importante (Aubert, 1971).

El banano no se desarrolla en forma natural en áreas donde la temperatura es inferior a los 15° C y donde la lluvia anual es inferior a los 2 000 mm. Las plantas crecen en forma natural en los bosques tropicales y específicamente en los bordes de las galerías boscosas, en condiciones de semipenumbra, nunca bajo una protección densa, ni tampoco a plena luz (Champion, 1968). El hombre, con el fin de obtener rendimientos elevados en su cosecha, sometió dicha planta a la selección, aumentó su eficiencia botánica y la expuso a los rigores climáticos, que al acelerar su metabolismo y ciclo vegetativo hace que la planta crezca en condiciones adversas fuera de su medio natural.

Bajo las condiciones de plena luz, la planta acelera su metabolismo, acorta su ciclo biológico y se hace más sensible al ataque de enfermedades y plagas.

Entre más largo sea el ciclo biológico, más resistente es la planta, y ello se consigue aumentando la latitud, la altitud y el sombreado; es por ello que para conseguir una mayor resistencia en bananos de tipo orgánico, debe usarse cualquiera de las variables antes enumeradas.

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA

Las condiciones climáticas adecuadas para la producción de banano, se ubican entre una latitud de 30° Norte y 30° Sur del Ecuador, pero las condiciones óptimas se dan entre los O y 15° (VakiIi, 1974; Tai, 1977). De esta manera, Israel en el hemisferio norte y Nueva Gales del Sur en Australia, en el hemisferio sur, se han

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convertido en límites de la producción comercial del banano (Tai, 1977).

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Se afirma que entre los 15 y los 23º 27' norte y sur (Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio) el banano ocasionalmente sufre quemaduras por baja temperatura que afectan el crecimiento de la planta. Entre los 23º 27' y 30° Norte y Sur, el banano se convierte en un cultivo subtropical, que requiere de inversiones y tecnologías apropiadas para el área a fin de producir cosechas económicamente rentables, aunque sus altos costos de producción, requieren de medidas drásticas de protección comercial. Las áreas subtropicales donde se produce banano son: África del Sur, Arabia, Norte de Argentina, Norte de Australia, Sur de Brasil, Las Islas Canarias, Creta, Sur de China, Chipre, Egipto, Florida, Israel, Turquía, Jordania, Líbano, Madeira, Marruecos, Owan, Taiwan y Yemen (Galán, 1992).

Las variedades enanas parecen adaptarse mejor a condiciones de mayores latitudes. Más allá de los 23° el clon más aconsejable es el "Dwarf Cavendish" (Vakili, 1974).

ALTITUD

Las variaciones en altitud modifican en forma muy notoria los hábitos de crecimiento en las plantas del banano.

Variaciones hacia arriba en altitud, prolongan el ciclo biológico; así en Islas Canarias, por cada 100 m de altitud se prolonga el ciclo biológico en 45 días, y en Jamaica por cada 70 m de altitud las plantas alargan su vida 76 días (Aubert, 1971; Tai, 1977).

Las plantas de banano muestran un comportamiento botánico y fisiológico diferente para las distintas altitudes, que hacen a veces muy difícil determinar con exactitud las características taxonómicas de un clon determinado.

El crecimiento, desarrollo y duración del ciclo biológico se altera en forma muy sustancial, más allá de las lógicas variaciones clonales, con las variaciones en la altitud. La zona de altitud entre 0 y 300 msnm, donde la temperatura no es limitante en el desarrollo del banano, el régimen de lluvias es el que determina la producción, bajo condiciones de suelos y cultivo apropiados.

LLUVIA Y HUMEDAD

La planta de banano, por su estructura botánica, requiere de una gran disponibilidad de humedad permanente en los suelos. Para la obtención de cosechas económicamente rentables, se considera suficiente suministrar de 100 a 180 mm de agua por mes, para cumplir con los requerimientos necesarios de la planta (VakiIi, 1974; Tai, 1977). El autor determinó necesidades netas de 167 mm por mes.

Con base en la consideración anterior, es importante recalcar que existe una gran variedad de condiciones de pluviosidad en que se desarrollan los bananos comerciales, pudiendo variar desde los extremos del litoral subárido de Somalia a las planicies húmedas del Atlántico de Costa Rica y Panamá.

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Maillard (1984), sugiere una división en tres regiones pluviales de las zonas bananeras del mundo, de acuerdo con la necesidad de riego; el autor sugiere una región más. Partiendo de esa concepción las regiones son las siguientes:

1. Areas de precipitación baja, con una deficiencia hídrica permanente que debe ser suplementada por riego. Tal es el caso de Canarias, Somalia e Israel, donde la máxima precipitación de 1300 mm por año se da en Galdar (Gran Canaria) y la menor de 500 a 600 mm en Somalia. Esta circunstancia obliga a la aplicación de grandes cantidades de agua que hacen de este cultivo una explotación "artificial".

2. La segunda región, es una pequeña área del mundo, formada por las planicies húmedas de la Zona Atlántica de Costa Rica y la Región de Changuinola, Panamá, donde la precipitación varía entre 2500 mm (Guabito, Panamá) y 4500 mm (Guápiles, Costa Rica).

Este alto nivel de pluviosidad está bien distribuido durante todo el año, por lo que rara vez se operan déficits hídricos, que puedan provocar efectos fisiológicos graves en las plantas. En esta circunstancia, no se requiere de riego en ninguna época del año, y por el contrario, debe construirse un eficiente sistema de drenajes para evacuar los excedentes de agua en las épocas de mayor precipitación. Esta región que parece ser óptima para el cultivo de bananos presenta la inconveniencia que en las épocas de alta precipitación, ésta es tan consistente en el tiempo, que los espacios de poro del suelo se saturan, no obstante el buen drenaje natural o artificial, y la planta sufre de la falta de oxígeno por períodos suficientes para causar la podredumbre de los tejidos externos de las raíces y los pelos absorbentes. Causando un desequilibrio hormonal, y estrés severo en la planta que paraliza su crecimiento. Este fenómeno ocurre entre noviembre y enero, y en julio. 3. La situación más frecuente, es la que se observa en aquellas áreas, que tienen

una precipitación del orden de los 1500 a 1600 mm por año, que sería suficiente para cubrir las necesidades hídricas de la planta de banano, pero debido a que su distribución no es uniforme en todo el año, se provocan déficits hídricos estacionales por períodos de 3 a 4 meses, que hace necesario el riego sistemático, tal es el caso del Valle de Aguán en Honduras, Santa Marta en Colombia, Provincia del Oro en Ecuador, Camerún, Costa de Marfil, las Antillas Francesas y Jamaica. En esta región en los períodos de alta precipitación, se presenta el mismo fenómeno de la región anterior sobre todo si no se ha constituido un sistema de drenaje eficiente.

4. Dentro de la cuarta región, el autor ubica las zonas bananeras con precipitación alta o muy alta, de 2000 a 3500 mm por año, pero con déficits hídricos durante 3 ó 4 meses, no tan severos como en el caso anterior, pero que en algunos años los faltantes de agua son tan significativos que afectan notoriamente las plantaciones, con pérdidas sustanciales en la cosecha, tal es el caso del Valle de Urabá en Colombia, el Valle de Sula en Honduras, las plantaciones de Davao en Filipinas y la mayoría de las plantaciones de Ecuador. En esta área al igual que

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en la región dos, es necesario construir un eficiente sistema de drenajes, para evacuar el agua sobrante durante los períodos de mayor pluviosidad.

TEMPERATURA

La temperatura tiene un efecto preponderante en el desarrollo y crecimiento del banano. Este requiere temperaturas relativamente altas, que varían entre los 21 y los 29,5° C, con una media de 27. Su mínima absoluta es de 15,6° C y su máxima de 37,6. Exposiciones a temperaturas mayores o menores causan deterioro y lentitud en el desarrollo, además de daños en la fruta (Ganry, 1973; Vakili, 1974).

En general puede decirse, que el banano tiene límites térmicos muy estrechos, tanto en clima seco como húmedo. A 30° C el crecimiento de la planta es máximo; a 34° C disminuye, y es poco durante la noche cuando las temperaturas son bajas (Aubert, 1971; Ganry, 1973).

Existe un aletargamiento en el crecimiento a medio día como consecuencia de un déficit hídrico pasajero que acompaña a las altas temperaturas; en estos casos el crecimiento nocturno podría ser mayor al diurno en el momento que la planta se hidrata (Aubert, 1971).

El total de acumulación de unidades térmicas desde la emergencia de la flor hasta la cosecha es igual a 900°/día (Papada, 1954).

Las bajas temperaturas causan graves problemas en el desarrollo de la planta de banano. Temperaturas inferiores a 16° C producen un efecto semejante a un exceso de agua, la planta pierde turgencia, y aparece una coloración amarilla con muerte prematura de la planta.

Los síntomas iniciales de bajas temperaturas, son obstrucciones o cierres en los conductos respiratorios y nutricionales, además de elongación de los internudos en el cormo (Tai, 1977). El crecimiento de las vainas de la hoja se reduce y los peciolos quedan demasiado juntos unos de otros, en el peor de los casos los extremos de las vainas foliares quedan en el interior del pseudotallo y obstruyen la salida normal de la inflorescencia que para su emisión tendrá que vencer dicho obstáculo lo que puede producir deformaciones como torsión del eje sobre sí mismo, o ruptura del pseudotallo debajo del ramo foliar. Y al final la inflorescencia emerge en forma de "aborto". Este fenómeno fisiológico, causado tanto por baja temperatura como por exceso o deficiencia hídrica, se conoce como "obstrucción foliar" (Capítulo 2).

Otros efectos, no de una apariencia tan inmediata, pero tan serios como los anteriores son: ablandamiento desigual de la pulpa al madurar y predisposición hacia el desarrollo de pudriciones y otras manchas en el almacenamiento (Tai, 1977).

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Las bajas temperaturas afectan el estado de desarrollo de la planta, si éstas se operan al momento de diferenciación del meristema apical, sucederá lo siguiente:

Si la planta se encuentra en la fase de diferenciación floral, las hojas ya existentes seguirán un crecimiento normal, pero la inflorescencia tendrá anomalías como pistilos con menos de 5 estambres y ovarios con menos de 3 carpelos, los entrenudos en el raquis floral serán muy cortos, por lo que las manos saldrán muy juntas.

Si el meristemo no se ha diferenciado, el número de hojas producidas antes de florecer puede pasar de 25 a 50.

Cuando la baja temperatura sucede después de la floración, se produce un aumento en el tiempo necesario para que el fruto alcance el grado comercial de cosecha, de manera que los frutos serán menos presentables al aumentar los riesgos de deterioro de la epidermis por daños físicos o de pestes (Aubert, 1971).

Para clones como "Robusta”, la producción de hojas se detiene a los 16° C, rango que disminuye en clima subtropical. En el clon "Gran Enano" a 11° C se reduce al mínimo la eficiencia fisiológica (Aubert, 1971).

Entre los 9 y 12° C, el látex del pericarpio se coagula y toma una pigmentación café claro en las venas subepidérmicas, conocido como “acanelamiento“ en México, en esta condición, los frutos no son aptos para la maduración y solamente pueden ser consumidos en verde.

Temperaturas de 5 a 6° C provocan en algunos clones, amarillamiento de las hojas, semejante al producido por una fuerte deficiencia hídrica. Temperaturas de 0° C por períodos prolongados, paralizan el crecimiento de la planta totalmente, se pierde el sistema foliar, pero el cormo vive y las yemas siguen aptas para desarrollarse cuando las condiciones climatológicas sean propicias (Champion, 1968), tal es el caso del sur de Brasil (Ver Fotografías 3.1 y 3.2).

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Quema de hojas por frío

Quema del fruto por frío

Los períodos de fríos matinales, que afectan con regularidad las áreas bananeras de Centro América y el Caribe, tienen poco efecto sobre el desarrollo vegetativo de la planta, cuando los días son cálidos. Temperaturas bajas por más de 4 horas, con días de temperaturas moderadamente bajas (18 a 20° C), ocasionan

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paralización parcial del desarrollo de la planta, con un efecto parecido al ya mencionada de "obstrucción foliar" (Champion, 1968).

La temperatura óptima para el desarrollo normal de los bananos comerciales debe ser de alrededor de los 28º C con mínimas no menores de 18ºC y máximas no mayores del 34ºC (Aubert, 1971; Garry, 1973).

Bajo condiciones subtropicales, de temperaturas cercanas a los 0º C, la exportación comercial de los bananos de exportación debe hacerse bajo condiciones de temperatura controlada en invernadero, tal es el caso de Canarias, donde parte importante de la producción se desarrolla bajo este sistema (Ver Fotografías).

El uso de invernaderos ha permitido que países como Marruecos incursionen en la producción de bananos de exportación.

A continuación se da una breve descripción de este sistema de cultivo.

CULTIVO DE BANANO BAJO INVERNADERO

V. Galán Saúco y J. Cabrera Cabrera, en su Artículo “CULTIVO DEL PLÁTANO (Musa acuminata Colla. AAA Grupo Cavendish ) BAJO INVERNADERO EN LAS ISLAS CANARIAS” ; hacen una descripción de las características constructivas del invernadero y técnicas de cultivo, que por ser tan específicas, me permito transcribirlas en forma integral, el término “Platanera”, se refiere a “banano” o “bananera”.

Características constructivas de los invernaderos utilizados en platanera.

En Canarias, zona de clima subtropical con algunos aspectos climáticos negativos para los cultivos (vientos, influencia salina del mar bajas temperaturas en invierno) (ver fig. 3.2) el término "invernadero" se refiere en realidad a una estructura ligera de protección climática menos sofisticada que las normalmente utilizadas para captar calor en las regiones de clima templado.

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Cultivo bajo invernadero Tenerife, Islas Canarias.

La altura que alcanzan los distintos cultivares comerciales de platanera bajo cubierta conlleva la utilización de estructuras de dimensiones superiores a los clásicos invernaderos de hortalizas o flores. Por otro lado el costo de una instalación de esta envergadura diseñada con la suficiente flexibilidad para su adaptación a la distinta geometría que presentan las parcelas, normalmente en terrazas, dedicadas al cultivo del plátano en las condiciones insulares canarias, debe resultar lo más reducido posible para permitir su rápida amortización. Ajustándose a estos requisitos, se han desarrollado y generalizado en las Islas Canarias la estructuras de protección “tipo parral” que se han extendido incluso a otras regiones productoras del mundo.

El invernadero "tipo parral” (ver fig. 3.3) consiste en una estructura no prefabricada y montada directamente en la parcela a base de tubos metálicos y alambres galvanizados. Los tubos empleados tienen un diámetro entre 2 y 4 pulgadas y entre 6 y 7 metros de longitud y van apoyados al terreno sobre bases de hormigón. La cubierta, bien sea malla más o menos cerrada, film de polietileno o diferentes combinaciones de éstas, está mantenida mediante un doble entramado reticular de alambre apoyado sobre los tubos y tensado mediante anclajes a las paredes y muertos de hormigón distribuidos a lo largo de la parcela. En zonas relativamente cálidas de las Islas y donde el principal objetivo es proteger a las plantas del efecto mecánico del viento son recomendables las cubiertas de mallas más o menos cerradas. En zonas más frescas donde aparte de esta protección se requiere mejorar las condiciones térmicas en los períodos fríos son adecuadas las cubiertas de film plástico con sus correspondientes franjas de ventilación de malla, tanto centrales como laterales ( Galán Saúco et al. 1998).

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Ventajas e inconvenientes del cultivo bajo invernadero

El cultivo de la platanera bajo invernadero tiene como principales ventajas: la protección contra el viento, aumento de la temperatura, aumento de la superficie foliar y reducción del consumo de agua. Los invernaderos con estructura tipo parral presentan en general una buena resistencia frente a los vientos huracanados, llegando a resistir sin graves daños vientos superiores a 100 Km/h. Con relación a la temperatura la utilización de invernadero en zonas subtropicales como Canarias, donde las temperaturas medias mensuales de los meses más fríos no superan los 20ºC - temperatura crítica para el desarrollo y crecimiento de la platanera (Green, y. Kuhne. 1970)- permite que la planta mejore su actividad vegetativa frente a las cultivadas al aire libre. La reducción en el consumo de agua, al verse aminorada la evapotranspiración de forma muy significativa (en torno a un 25%) es un factor de vital importancia para Canarias donde su costo es elevado (del orden de 0.5 $ U.S./m3 ).

Como principales inconveniente del cultivo bajo invernadero en Canarias podemos citar su elevado costo y su incidencia sobre el paisaje para una región donde el turismo representa su principal actividad económica.

Técnicas de cultivo bajo invernadero.

Un manejo adecuado de las condiciones ambientales que podemos crear o propiciar en el interior del invernadero facilitará un desarrollo equilibrado y una buena producción. Por el contrario un manejo incorrecto de estas condiciones puede acarrear importantes daños al cultivo o una merma importante de las expectativas del mismo. Las distintas prácticas de cultivo que se realizan a lo largo del ciclo productivo deben adaptarse a las condiciones ambientales propias del invernadero de forma que permitamos a la planta optimizar su respuesta a dicha práctica cultural. En esta línea vamos a señalar algunas medidas a tener en cuenta a lo largo del cultivo:

Plantación: El material vegetal recomendado para las nuevas plantaciones debe proceder de cultivo "in vitro" endurecido posteriormente hasta alcanzar una altura y grosor de seudotallo mínimo de 30 cm y 3 cm respectivamente (Galán Saúco 1992). En las plantaciones de primavera-verano, sobre todo si se emplea un material vegetal deficientemente endurecido y no se practica una adecuada ventilación del invernadero, se pueden producir efectos negativos sobre el arraigo de las plantas tales como quemaduras, retraso de crecimiento, etc. En estas condiciones el manejo adecuado del riego, junto a la posibilidad de nebulización y una buena ventilación facilitarán la implantación del cultivo. En este período las altas temperaturas del suelo bajo invernadero, sobre todo si éste está desnudo favorece los ataques de nemátodos del género Meloidogyne, llegando a ser éstos muy severos. Por ello se recomienda el control precoz de esta plaga, control que se ve favorecido con el empleo de mulching vegetal al disminuir éste sensiblemente la temperatura del suelo

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a nivel radicular durante estos meses cálidos. En cuanto a plantaciones tardías (final del verano-otoño), hay que prever que la planta disfrute de un período suficiente de crecimiento, 2-3 meses, antes de enfrentarse al invierno, dándole tiempo a desarrollar un buen sistema radical y a emitir 8-10 hojas sobre el terreno.

Marcos y densidades de plantación: En la figura 3.4 se muestran distintos marcos de plantación ensayados y utilizados con éxito bajo invernadero y al aire libre en las Islas Canarias, siendo las densidades próximas a las 2.000 plantas/Ha las más utilizadas. Estas densidades puede duplicarse en el primer ciclo y en aquellas plantaciones que se conducen a una sola cosecha para ser arrancadas una vez recolectadas aunque ello exige un material vegetal inicial muy uniforme. El cultivar Gran Enana se adapta mejor que la Pequeña Enana a los marcos donde se emplean golpes de 2 o 3 plantas debido a la disposición más erecta de sus hojas.

Corte de hojas: Durante los primeros meses de crecimiento vegetativo y en plantaciones a alta densidad un corte selectivo de algunas hojas en aquellas plantas que rompan la homogeneidad del cultivo por su mayor altura, favorecerá el desarrollo sincronizado de todas las plantas. Dos meses después de emitidos los primeros racimos la eliminación de hojas debe generalizarse, empezando por las más viejas. Si las últimas hojas presentan un aspecto sano y entero basta con conservar las 8 recientemente emitidas para garantizar el desarrollo y llenado del racimo. Con ello permitiremos el paso de luz hasta los hijos que de otra forma verían alargado su ciclo.

Aporte de abono orgánico: Durante los meses invernales la temperatura del suelo puede bajar a niveles donde se detiene el crecimiento radical e incluso se produce pérdida de raíces. Un aporte de abono orgánico a principios o durante el invierno, aparte de otras ventajas, ayuda a mantener la temperatura del suelo. Asimismo la descomposición de éste incrementa el CO2 favoreciendo la actividad fotosintética. Las dosis usualmente empleadas se cifran entre 40-80 Tm/Ha y no difieren de las empleadas al aire libre.

Nebulización: Durante los meses más cálidos los efectos negativos de una alta temperatura dentro del invernadero, normalmente acompañada de una fuerte bajada de la humedad relativa, pueden ser aminorados con una sencilla nebulización, teniendo esto a su vez un efecto positivo en el control de la araña roja, plaga que puede llegar a ser muy dañina en estas condiciones.

Riego y fertilización: Teniendo en cuenta que bajo las condiciones climáticas de las islas la mayor demanda hídrica se produce en los meses de verano coincidiendo con el momento de mayor actividad vegetativa se recomienda un sistema sencillo de cálculo del fertilizante a aplicar por m3 de agua en función de las U.F./Ha/año requeridas por el cultivo y de los volúmenes de agua demandado (m3/Ha/año). Se señala como ejemplo un supuesto basado en la utilización de tres abonos simples como nitrato cálcico, ácido fosfórico y sulfato potásico para una fertilización de 300-100-600 (U.F./año/Ha) de N-P2O5-K2O y un gasto de 12.000 m3 de agua/Ha/año

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(Cabrera Cabrera, 1998).

Las plantas de cultivo in vitro, especialmente en invernadero, emiten durante el primer ciclo gran número de hijos, siendo preciso eliminar éstos de forma periódica cuando aún son pequeños (30-40 cm de altura) preferentemente por inyección de queroseno. En ciclos sucesivos la emisión y el desarrollo de los hijos es superior al del aire libre para un mismo emplazamiento, facilitando así la operación del deshijado y permitiendo un mejor control del ciclo productivo orientando la diferenciación floral a los meses de mejores temperatura y la recolección a los meses de mejor precio.

Otras prácticas culturales: Un correcto atado del racimo, preferiblemente al raquis, desde el alambre trenzado colocado al efecto entre los tubos del invernadero evitará no sólo la caída de las plantas sino su posible desplazamiento y roce de la fruta con los más próximos. Otra práctica interesante de cultivo es el embolsado que a pesar de no ser generalmente necesario bajo invernadero en determinadas ocasiones puede ser eficaz para mejorar el aspecto final de la fruta.

Principales diferencias entre plantas cultivadas al aire libre y bajo invernadero.Resumimos a continuación algunos de los resultados de los ensayos efectuados por el ICIA (Galán Saúco et al, 1992 y Galán Saúco et al., 1998).

Diferencias morfológicas: Tanto para Gran Enana como para Pequeña Enana las plantas cultivadas bajo invernadero son más vigorosas (mayor altura y circunferencia del seudotallo con diferencias entre 0,20 y 0,50 m de altura y entre 25 - 10 cm de perímetro de seudotallo según cultivares y ciclos). La relación altura/grosor no resulta afectada.

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Diferencias fenológicas: El número de hojas producidas por ciclo no varía entre plantas cultivadas al aire libre o invernadero, pero el ritmo de emisión de hojas bajo invernadero de plástico, en las vertientes Norte de las islas, es más rápido lo que se refleja en un ciclo más corto hasta dos meses en algunos emplazamientos y ciclos, En las zonas cálidas o cuando se utilizan invernaderos de malla estas diferencias son escasas e incluso en emplazamientos fríos bajo malla el ciclo puede alargarse. En el caso de que no se practique la operación de corte de hojas, incluso en invernadero de plástico en zona cálida (Sur-Sureste) el intervalo emergencia (parición- recolección) puede alargarse por problemas de falta de luz que a su vez pueden afectar al desarrollo de los hijos del ciclo siguiente.

Diferencias productivas: Los aumentos en rendimiento son muy importantes con incrementos muy notables, tanto en peso del racimo como en producción anual por Ha que en zonas norte de las islas pueden estimarse entre el 15 y el 30% en peso del racimo y entre el 25 y el 50% en Tm/Ha/año. El mejor manejo, con orientación de las pariciones hacia el verano y acortamiento del ciclo productivo que se puede obtener bajo invernadero contribuye sin duda a alcanzar estos aumentos de productividad. En zona Sur el principal efecto del cultivo en invernadero es la protección frente al viento. De ahí que en dicha zona se utilice preferentemente cubierta de malla. En ambas zonas las mejores explotaciones obtienen rendimientos medios por encima de a las 80 Tm/Ha, llegando se en ocasiones a superar las 100 Tm/Ha, lo que contrasta con las producciones medias al aire libre en torno a las 60 Tm/Ha. La calidad de la fruta también resulta afectada al disminuir los daños mecánicos por roces y por el incremento del grosor y longitud de los dedos a favor de las plantas en invernadero frente al aire libre, aunque estas diferencias no ocurren en todos los ciclos, ni en todos los meses del año, siendo más notorios los beneficios en los emplazamientos fríos bajo invernadero con cubierta de polietileno. Es necesario señalar, en lo que se refiere a la longitud y grosor de los dedos, que si bien la normativa europea de calidad solo marca unos mínimos para todas las categorías (14 cm y 27 mm respectivamente) las comercializadoras exigen unos valores superiores a estos en especial para las categorías superiores.

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Planta afectada por temperaturas de 0º C (Salta, Argentina).

MOVIMIENTO DE AIRE, VIENTOS

Los suaves desgarres causados en la lámina de la hoja por el viento, normalmente no son serios cuando las velocidades son menores de 20 a 30 km/ hora, velocidades mayores, pueden causar daños severos, especialmente en la región del Caribe en que se da una temporada de vientos, en Taiwan y Santa Marta, Colombia, donde constituye un factor limitante.

El viento produce distorsiones en el sistema foliar con reducción en la producción de fruta, cuando las velocidades son altas, la planta se vuelca por “desraizamiento” o ruptura del pseudotallo (Aubert, 1971; Tai, 1977).

La mayoría de los clones cultivados toleran vientos con velocidades hasta de 40 km/hora. Velocidades entre 40 y 55 km producen daños moderados como “desraizamiento” parcial o total, quebraduras del pseudotallo u otros daños, dependiendo de la edad de la planta, tipo de clon, estado de desarrollo y tamaño. Cuando los vientos son de velocidades mayores a 55 km/hora, la destrucción puede ser total.

En áreas sometidas a vientos, se recomienda el uso de tapavientos, tales como cortinas de bambú, Musa balbisiana, Musa textilis, u otras plantas que al cortar los vientos, minimizan las pérdidas por este concepto (VakiIi, 1974; Tai, 1977). Los vientos son un problema tan serio en Canarias, que los tapavientos se construyen en concreto (Ver Fotografías), o es necesario construir invernaderos a muy alto costo.

Planta de banano del clon “Gran Enano" con una obstrucción foliar que ha causadodeformaciones en la inflorescencia (racimo) (Valle de Urabá, Colombia).

En brasil se recomienda la construcción de tapavientos con Eucaliptus degluta como planta de crecimiento rápido, para luego ser suplido por bambú (Bambusa oidami) (Soares, 1987).

El viento es factor de producción muy importante en las plantaciones de banano de México, Colombia, Nicaragua, Taiwán, y el Pacífico de Costa Rica y Panamá. Las pérdidas de cosecha en el mundo bananero, pueden estimarse entre 20 y 30 % de la cosecha total del año por volcamiento de las plantas. En la Zona Atlántica de Costa Rica, donde los vientos fuertes son muy poco frecuentes, las pérdidas de cosecha por volcamiento pueden estimarse en alrededor de un 10 % anual.

La laceración de los limbos de las hojas por vientos leves y moderados, produce una pérdida importante de la superficie fotosintética foliar y según D. Siev (1952), citado por Champion (1968), es responsable de la pérdida de un 20 % del peso de la fruta, con relación a otras plantas con superficie foliar intacta.

Eckstein (1994), citado por Robinson (1996), encontró en un ensayo en plantas de “Dwarf Cavendish”, con particiones de hoja de 100, 50, 25 y 12 mm, que la eficiencia fotosintética se redujo en un 11% con hojas partidas cada 50 mm; con 25 mm se redujo un 20%, y con 12 mm un 33%. (Cuadro 3.1).

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CUADRO 3.1.

EFICIENCIA FOTOSINTÉTICA EN HOJAS SEGÚN DIVERSOS GRADOS DE LACERACIÓN POR VIENTO ( ROBINSON et al, 1989; WHILEY et al, 1993; ECKSTEIN Y ROBINSON, 1995 a y b).

Estado de la hoja Tasa fotosintética % Pérdida

(µmol Co2m –25 –1)Hoja no lacera 20,5Lámina lacerada cada 100 mm 20,4 0,0Lámina lacerada cada 50 mm 18,3 10,7Lámina lacerada cada 25 mm 16,5 19,5Lámina lacerada cada 12 mm 13,7 33,2

Los clones enanos son más resistentes al volcamiento por vientos que los

semienanos o los gigantes. Debido a las pérdidas ocasionadas por vientos en el clon “Valery" en Guatemala y Honduras, está siendo sustituido por el "Gran Enano", el cual es 4 ó 5 veces más resistente al derrumbamiento por vientos. En estudios realizados por el autor, sobre caída por viento de plantas de los clones “Valery” y “Gran Enano”, en la zona Atlántica de Costa Rica, con vientos de 70 km/hora, se encontró que el derrumbamiento de “Valery” alcanzó un 48,54% de las plantas, mientras que en “Gran Enano” apenas alcanzó un 2,92 % (Cuadro 3.2).

CUADRO 3.2.

EFECTO DE VIENTOS DE 70 KM/H SOBRE EL VOLCAMIENTO DE PLANTAS DE BANANO DE LOS CLONES “VALERY” Y “GRAN ENANO”. ZONA ATLÁNTICA DE COSTA RICA (1985).

Clon TotalPlantas

Plantas caídas paridas

Plantas caídas sin parir

Total Plantas Caídas

% de plantas caídas

“Gran Enano” 480 9 5 14 2,92“Valery” 480 161 72 233 48.54

LUMINOSIDAD

La fuente de energía que utilizan las plantas verdes, es la radiación solar, comprendida entre 0,4 y 0,7 µm del espectro. La duración del día es de gran importancia y depende de la latitud, altitud, nubosidad, polvo y cobertura vegetal. El área foliar, ángulo y forma de la hoja, influyen mucho en el aprovechamiento de la luz, especialmente en condiciones competitivas.

El sombreado mutuo causa problemas en la captación de luz por las plantas, sobre todo cuando la intensidad luminosa por nubosidad es baja, o por excesos de plantas por unidad de superficie cultivada (Spedding, 1979). No existen respuestas de la planta de banano al fotoperiodismo; pero si se conoce que el ciclo vegetativo disminuye bajo condiciones de poca luz. La actividad fotosintética aumenta rápidamente cuando la iluminación está entre 2.000 y 10.000 lux (horas luz por año) y es más lenta cuando se encuentra entre 10.000 y 30.000, en mediciones hechas en

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la superficie abaxial (inferior), donde los estomas son más abundantes (Champion, 1968).

La ausencia total de luz, no interrumpe la salida de hojas ni su desarrollo, pero los limbos quedan blanquecinos, y las vainas foliares se alargan mucho (Champion, 1968). Los pseudotallos en plantas sombreadas se alargan, ya que los retoños buscan la luz; se desincroniza el crecimiento con el desarrollo del sistema foliar y radical, con consecuencias graves para el tamaño y calidad de los frutos.

Bajo condiciones de baja luminosidad, el ciclo vegetativo se alarga notablemente, y pasa desde alrededor de 8,5 meses en plantaciones bien expuestas a la luz, hasta 14 meses en plantas que crecen en penumbra.

La luz es determinante en la duración del período de desarrollo del fruto una vez que éste ha emergido de la planta, ya que la etapa de llenado de almidones requiere de toda la capacidad fotosintética de la planta madre. Es así, que en zonas de alta luminosidad, como por ejemplo Davao, Filipinas, el período para alcanzar el grado de corta comercial es de 80 a 90 días, mientras que en la zona norte de Limón en Costa Rica, con baja luminosidad en algunas épocas del año, el período para alcanzar el grado varía entre 85 y 112 días. Bajo luminosidad intermedia, la cosecha se obtiene entre 90 y 100 días después que el racimo brota.

El banano se cultiva en condiciones muy variadas de iluminación; en Israel, la luminosidad alcanza valores tan elevados como de 77.000 lux en algunas épocas del año; mientras en los trópicos se dan estaciones de gran nubosidad que limitan el número de horas luz por día (Champion, 1968). Para Costa Rica, se considera que el mínimo de luz para producir una cosecha económica de bananos es de 1.500 horas por año, con 4 horas luz diarias como promedio.

RADIACION SOLAR

La energía electromagnética contenida en la radiación solar es fundamental, tanto para las plantas como para los demás seres vivos, pues su conversión en energía química a través de la fotosíntesis permite la producción y almacenamiento de carbohidratos para el mantenimiento de la vida en la tierra.

El grado en que la radiación es utilizada, depende de la concentración de la clorofila y otros pigmentos fotosintéticos activos. En comunidades de plantas, la fotosíntesis se lleva a cabo en estratos acumulados de hojas que se sobreponen sombreando unas a otras.

En el cultivo de banano, las hojas inferiores, por su disposición filotáxica, están menos expuestas a la radiación, que las superiores por lo que, en esas hojas la fotosíntesis se realiza a tasas menores, que en las hojas superiores.

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Las Musaceas se desarrollan en forma satisfactoria en condiciones de semipenumbra, en galerías boscosas, lo cual protege a las plantas de problemas fitosanitarios, tales como Sigatoka Negra (Mycosphaerella fijiensis), Moko (Pseudomonas solanacearum), Mal de Panamá (Fusarium oxysporum), entre otras enfermedades.

En algunos clones se ha observado que las plantas que crecen en condiciones de menor intensidad de luz, no sólo son más vigorosas, sino que prolongan su ciclo vegetativo, con una mayor área foliar, y son más resistentes a enfermedades y plagas.

La fotosíntesis es la conversión de energía luminosa proveniente del sol en energía química, la cual supone la síntesis de carbohidratos a partir de dióxido de carbono que se encuentra en la atmósfera. La luz utilizada durante la fotosíntesis es absorbida por la clorofila, a través de los cloroplastos. La conversión biológica de energía luminosa en energía química tiene lugar solamente en las plantas verdes y en unas cuantas bacterias. Dicha energía luminosa atrapada y convertida en energía química durante la fotosíntesis queda a disposición de la planta en forma de energía de enlace necesaria para mantener juntos los átomos que componen los carbohidratos (Jensen, 1968).

Además de la energía de la luz y del CO2, el proceso de fotosíntesis necesita un sustrato oxidable. En todas las plantas verdes, algas y cianobacterias el sustrato utilizado es el agua, y como resultado de la fotosíntesis se obtiene oxígeno molecular, el cual se produce a partir de esta agua mediante la eliminación de protones y electrones (Foyer, 1984).

El proceso de fotosíntesis global de todos los organismos fotosintéticos, consiste de cuatro procesos básicos:

Absorción de Luz: La luz es absorbida por moléculas de pigmento asociadas con proteínas complejas embebidas en membranas lipoprotéicas especializadas (Junge, 1977; mencionado por Foyer, 1984). La energía luminosa es transferida a un centro de reacción que contiene un tipo de molécula de clorofila-a en un medio especial.

Separación de Cargas: La absorción de un quantum de luz por el centro de reacción de la molécula de clorofila, da como resultado la excitación de ella, y la pérdida de un electrón a una molécula reductora adyacente, iniciándose así la separación de cargas. Este es el primer cambio químico en la compleja cadena de reacciones de la fotosíntesis (Sauer, 1979; citado por Foyer, 1984).

Transporte de Electrones: La pérdida de un electrón desde el centro de reacción del pigmento provoca la formación de un oxidante fuerte, el cual promueve la donación de un electrón del sustrato oxidable, agua por ejemplo, para reemplazarlo. El electrón que se deriva de la clorofila es quitado del sitio de origen por una serie de

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transportadores de electrones arreglados en forma vectorial, y la separación de cargas se establece a lo largo de toda la membrana, lo cual facilita la formación de ATP mediante una ATPasa unida a dicha membrana (Foyer, 1984).

Almacenamiento de Energía: La energía química que se obtiene de la luz solar se estabiliza y consolida en la síntesis de compuestos orgánicos del CO2 (Robinson y Walker, 1981; mencionados por Foyer, 1984).

Tanto los carbohidratos como el resto del material producido durante la fotosíntesis construyen una fuente primaria de energía (en forma de enlaces químicos) para todos los seres vivos. En tales moléculas, la energía se almacena principalmente en cadenas de átomos de carbono. Estas cadenas no sólo proveen a las células de un almacén para la energía, sino que también se pueden transformar en miles de moléculas distintas fabricadas en las células (Jensen y Salisbury, 1988).

Blackman (1905), mencionado por Bidwell (1979), encontró que a altas intensidades lumínicas la tasa de la fotosíntesis varía con la temperatura, pero a bajas intensidades de luz, la fotosíntesis no es afectada por la misma, indicando que la tasa del proceso integral está limitada por una reacción que requiere luz (probablemente no enzimática) y no es termosensible. Por otra parte, cuando está saturada de luz, la tasa del proceso se limita por una reacción termosensible, por lo tanto, probablemente enzimática.

Experimentos posteriores indicaron que la porción de la fotosíntesis que es sensible a la temperatura también puede limitarse reduciendo la concentración de CO2, en tanto que la porción insensible a la temperatura no requiere CO2. Se concluye, que la fotosíntesis consiste por lo menos de dos secuencias de reacciones, una no-química que requiere de la luz llamada reacción lumínica y la otra química, enzimática, que requiere CO2 y no requiere luz, llamada reacción oscura o reacción de Blackman (Bidwell, 1979).

La fotosíntesis como proceso fisiológico, está regulada por una serie de factores ambientales interactuantes, que pueden ser mínimos u óptimos, algunos factores específicos son: temperatura, presencia de mayor o menor cantidad de oxígeno, concentraciones de CO2 sobre o bajo el punto de compensación, la luz, como intensidad, calidad y el agua.

Relativamente, muy pocos trabajos se han hecho para medir la fotosíntesis en las hojas de las plantas de banano.

Es en el Subtrópico donde más se ha trabajado en este campo y diversos autores como Robinson y Bower (1988), Kallarackal et al (1990) y Eckstein y Robinson (1995), han hecho estudios a fin de estandarizar las medidas técnicas de foto-asimilación.

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Los autores dicen, que la fotosíntesis está relacionada estructuralmente con factores externos e internos de la planta de banano. Como factores internos, estudiaron el estado de desarrollo de la planta, el tipo de clon a cultivar, el tipo de material plantado y la compensación por pérdida de hojas; como factores externos, se consideraron las variaciones estacionales, la radiación fotosintética activa (RAF), el agua y el viento.

En el Cuadro 3.3 los autores hacen un sumario de los factores internos de la planta de banano, que afectan la tasa fotosintética de los bananos del Subgrupo “Cavendish” en el Subtrópico.

Se estudio un perfil de 8 hojas, partiendo de la número 1 como la más joven, así la hoja número 3 es la que mostró la mayor tasa fotosintética, con 21,0 µmol CO2 m–2 S –1, seguido muy de cerca por las hojas 4 y 5. Las hojas 1 más joven y 8 más vieja, son las que presentaron las menores tasas fotosintéticas, 11,7 y 13,4 µmol CO2 m–2 S –1, respectivamente.

Si se analiza el proceso en las superficies abaxial (superior) y adaxial (inferior) de la hoja 3, 4 ó 5, en las diferentes estaciones del año, la mayor tasa se da en ambas superficies en el verano, con 33,2 µmol Co2 m–2 S –1 en la parte inferior y 21,6 en la parte superior . Las menores como es de esperar se dan invierno.

La relación en fotosíntesis, entre la superficie inferior y superior de la hoja, varía desde 1.5 a 3.1 de acuerdo a la época del año.

Al analizar el proceso en diferentes estados de desarrollo de la planta, se observa que la mayor tasa fotosintética se da en la planta antes de la floración y la menor a la cosecha, cuando todas las hojas son viejas.

Los cultivares pertenecientes al Subgrupo “Cavendish” son muy semejantes, con pequeñas variantes entre el “Cavendish Chino” y el “Valery”, con 29,5 y 27,5 µmol CO2 m–2 S –, respectivamente.

Con respecto al tipo de material vegetativo para siembra, las variaciones mayores se dan con la edad de las plantas, más que con el tipo de material; la tasa fotosintética aumenta con la edad de la planta, con muy poca variante del tipo de material sembrado, hijo o cultivo in vitro.

La respuesta a la compensación por hojas perdidas, partiendo de 12 hojas presentes en el primer caso y de 4 presentes con poda de 8, se observa que la planta trata de compensar, la pérdida de hojas al aumentar la tasa fotosintética desde 11,8 µmol CO2 m–2 S–1 en la planta entera hasta 15,4 en la planta podada, con incrementos de un 30%.

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En el Cuadro 3.4, los autores hacen un sumario de los factores externos que afectan la tasa fotosintética de los bananos del Subgrupo ”Cavendish” en el Subtrópico.

Si se analiza el factor climático diurno, para cada una de las estaciones, se encuentra que la mayor tasa tanto máxima como media, se da en verano, con una máxima de 23,4 µmol CO2 m–2 S–1 y media de 19,6.

La mínima se da en invierno, con una máxima de 19,2 y una mínima en 2,8 cuando la noche anterior tuvo una temperatura de 6,2º C. La radiación fotosintética activa (RAF), en verano mostró, que entre más alta es la radiación, mayor es la tasa.

Si se mide la fotosíntesis con tiempo soleado y nublado, se observa, que en días soleados con un RAF de 1974, la tasa fotosintética fue de 17,2, mientras que en días nublados con un RAF de 477, la tasa fue de 11,4.

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CUADRO 3.3.

Sumario de cómo afectan los factores internos de la Planta, la tasa fotosintética en bananos del subgrupo Cavendish, en clima subtropical.

Factor Interno de la Planta Tasa Fotosintética (µmol CO2 m-2 s-1)1. Perfil de la hoja (verano)

Número de Hoja 1 (joven) 11,7 2 18,7 3 21,0 4 20,6 5 19,4 6 (Medio perfil) 17,3 7 15,8 8 13,42. Superficie de la hoja (hojas 3, 4 ó 5) Abaxial/Adaxial (primavera) 24,1/7,7 Abaxial/Adaxial (verano) 33,2/21,6 Abaxial/Adaxial (otoño) 20,6/7,9 Abaxial/Adaxial (invierno) 18,8/6,1 Abaxial/Adaxial 13,4/2,5

3. Desarrollo de la planta (verano) Antes de la floración (hojas 3, 4 ó 5) 18,4 Medio desarrollo del fruto (hojas 3, 4 ó 5) 13,0 A la cosecha (hoja 3, 4 ó 5) 8,2 4. Cultivar ( todos AAA, durante el verano) “ Cavendish Chino” 39,5 “Dwarf Cavendish” 29,1 “Gran Enano” 28,6 “Valery” 27,5

5. Tipo de material de plantación Hijos (2 meses después de plantados) 15,0 In vitro (2 meses después de plantados) 18,6 Hijos (3 meses después de plantados) 23,1 In vitro (3 meses después de plantados) 26,2 Hijos (4 meses después de plantados) 27,9 In vitro (4 meses después de plantados) 28,8 Hijos (5 meses después de plantados) 28,7 In vitro (5 meses después de plantados) 28,7

6. Repuesta compensatoria, 9 días después de la poda de hojas Hoja 3 (12 hojas presentes) 11,8 Hoja 3 (4 hojas presentes, 8 removidas) 15,4Abaxial inferior Adaxial superior Fuente: Robinson, (1996).

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La podredumbre que causan las hojas superiores de la planta, es un factor muy importante; en la hoja 3 a pleno sol, con un RAF de 1652 la tasa fue de 20,9; mientras que en la hoja 4 sombreada, con un RAF de 80 la tasa fue de apenas 6,8.

El agua en el suelo, juega un rol muy importante en la fotosíntesis de las plantas de banano; en plantas sin estrés hídrico, la tasa fotosintética varió de 26,4 a 18,0, mientras que pasó de 24,2 en plantas con 4 días de estrés hídrico hasta 3,3 en plantas con 12 días de estrés hídrico. Las medidas de humedad se hicieron con tensiómetro, con escala de 0 a -100 kpa.

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CUADRO 3.4.

SUMARIO DE CÓMO LOS FACTORES EXTERNOS AFECTAN LA TASA FOTOSINTÉTICA EN BANANOS DEL SUBGRUPO “CAVENDISH”, EN CLIMA SUBTROPICAL.

Factores Externos Tasa Fotosintética (µmol CO2 m-2 s-1)1. Factores climáticos diurnos estacionales(hojas 3, 4 ó 5; estándar 1 m/planta) Verano diurno máximo / media 23,4 / 19,6 Otoño diurno máximo / media 19,4 / 16,4 Invierno diurno máximo / media 9,2 / 7,3 Invierno seguido de noche fria (6,2 ° C) 10,4 / 2,8 Primavera diurno máximo / media 16,8 / 10,5

2. Radiación fotosíntesis activa (RAF) / (verano) 500 µmol CO2 m-2 s-1 12,2 1000 µmol CO2 m-2 s-1 17,3 1500 µmol CO2 m-2 s-1 19,5 2000 µmol CO2 m-2 s-1 20,3

3. Tiempo nublado Verano día soleado (RAF-1974) 17,2 Verano día nublado (RAF-477) 11,4

4. Penumbra por sombreo de las hojas Hoja 3 en pleno sol (RAF = 1652) 20,9 Hoja 4 sombreada (RAF = 80) 6,8

5. Potencial de agua en el suelo (otoño) (a) Plantas sin estrés 26,4 Estresada de 4 días (-12kpa) 24,2 (b) Plantas sin estrés 22,6 Estresadas de 6 días (-25 kpa) 18,6 (c) Plantas sin estrés 20,8 Estresadas por 9 días (- 53 kpa) 11,7 Plantas sin estrés 18,0 Estresadas por 12 días (-70 kpa) 3,3Fuente: Robinson, (1996).

En un estudio realizado por el Instituto Colombiano Agropecuario para determinar la actividad fotosintética diaria en hojas de varios clones de plátano en el Valle del Cauca, Colombia, se encontró que la tasa fotosintética máxima fluctúa desde 10,06 hasta 26,05 mg CO2 dm-2 h-1, con radiaciones fotosintéticas activas (RFA) desde 87,65 en Pelipita hasta 355,44 en Maritú.

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CUADRO 3.5.

FOTOSÍNTESIS MÁXIMA DE CINCO CLONES DE PLÁTANO A PLENA EXPOSICIÓN SOLAR EN EL C.I. PALMIRA, COLOMBIA.

Clon Hoja Nº Tasa Fotosintética (mg CO2. Dm-2.h-1)

RFA*(W.m-2

Dominico 2 20,47 263,04Dominico –Hartón 2 19,90 290,00Hartón 2 21,89 301,52Maritú 2 26,05 355,44Pelipita 6 10,06 87,65* Radiación Fotosintéticamente activa. =RAF Fuente: ICA, Secciones Investigación Básica Agrícola y Frutícola, C.I. Palmira; (1990).

Dos diferentes experimentos sobre fotosíntesis se realizaron en los municipios de Palmira, Valle del Cauca (Bosque Seco Tropical) y Montenegro, Quindío (Bosque Húmedo Subtropical) en Colombia, en diferentes clones de plátano, entre los que se mencionan: Dominico-Hartón, Hartón y Pelipita.

En el primer experimento se utilizaron plantas de tres meses de edad de los clones Dominico, Dominico-Hartón, Hartón (genoma AAB) y Pelipita (genoma ABB). Se efectuó una determinación de la actividad fotosintética diaria en el ápice y en el sector central de la segunda hoja más joven de los clones mencionados anteriormente, en la cual los resultados obtenidos demostraron que la fotosíntesis fue superior en el sector central de la hoja en todos los clones. Este comportamiento probablemente está relacionado con el contenido de clorofila, ya que se encontró mayor concentración de este pigmento en el sector central de las hojas (Belalcázar et al, 1991).

En cuanto al comportamiento diario de la fotosíntesis se demostró la influencia directa que ejerce la radiación solar sobre este proceso. La tasa fotosintética es baja en las primeras horas de la mañana, aumenta gradualmente con cualquier incremento de la energía solar, alcanza su punto máximo hacia el mediodía y decrece rápidamente en las horas de la tarde (Belalcázar et al, 1991).

Para el segundo experimento se utilizaron plantas de dos meses de edad de los clones Dominico, Dominico-Hartón, Chacaco y Pelipita. En este estudio se determinó el curso diario de la actividad fotosintética en el sector central de la primera y tercera hoja más jóvenes de la planta.

Los resultados mostraron un comportamiento similar al observado en el primer experimento, con valores máximos de fotosíntesis alrededor del medio día y valores mínimos al inicio de la mañana y al final de la tarde. También se observaron diferencias en la tasa fotosintética máxima de acuerdo a la edad de la hoja, siendo ésta mayor en la hoja más vieja (hoja 3) de todos los clones evaluados (Belalcázar et al, 1991).

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Experimentos realizados en banano (Musa AAA cv. “Gros Michel”) indicaron que la tasa fotosintética máxima en hojas intactas fue de 8,08 µmoles de CO2

fijados/m2/s y que la fotosíntesis y la transpiración fueron mayores en el envés que en el haz de las hojas (Brun, 1960; mencionado por Belalcázar et al, 1991).

En un estudio realizado por Campbell (1997), con asesoría del autor, con el fin de caracterizar la actividad fotosintética foliar del clon “Gran Enano” en la zona Atlántica de Costa Rica, específicamente en la Escuela de Agricultura de la Región Tropical Húmeda (EARTH) a una elevación de 59 msnm, entre 10º 12' 45” Latitud Norte y 83º 35' 38” de Longitud Oeste, con una temperatura promedio de 25º C, una precipitación media de 3.300 mm anuales, y una humedad relativa del 91%. La investigación se llevó a cabo con un analizador de gases portátil ADC-LCA 3.

En primer lugar se determinó la curva a la respuesta a la luz, a través de la medición de la fotosíntesis neta en un día soleado, entre las 9 y las 12 del día; se pasó de exposición plena a la luz, a una reducción progresiva interponiendo filtros blancos entre la luz incidente y la hoja, hasta lograr el total sombramiento. Se aplicó el modelo propuesto por Thornley y Johnson (1990).

La Figura 3.5 permitió calcular el punto de compensación lumínica, el cual fue de 184,6 µmoles de fotones por metro cuadrado y segundo, esto significa que es la cantidad de radiación mínima necesaria para que la hoja de banano satisfaga sus necesidades respiratorias sin ninguna ganancia de asimilación, en este caso la fotosintética neta (PN) es igual a 0. Fotosíntesis neta (PN) o asimilación neta de CO2, es la resultante de la tasa de asimilación fotosintética de CO2 integral o total y la pérdida de CO2 por fotorespiración u otras vías de respiración (Bidwell, 1979); la pérdida de CO2 debido a la fotorespiración es casi indetectable en especies C-4 como el banano, razón por lo que exhiben tasas fotosintéticas netas altas.

La máxima tasa fotosintética neta se obtuvo con un RFA de alrededor de 1.500 µmoles/m2 /S; RFA mayores no incrementaron la fotosíntesis neta (PN)

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FIGURA 3.5. CURVA DE RESPUESTA A LA LUZ BASADA EN EL MODELO PROPUESTO POR THORNLEY Y JOHNSON (1990).

Posteriormente, se trató de determinar la hoja índice, midiendo la fotosíntesis neta de las hojas 1, 2, 3, 4, 5 y 7 de cada planta; la hoja 1 es la más nueva y la 7 la más vieja. Cada hoja se dividió en 6 secciones por el haz, según Figura 3.6, a fin de determinar el área más representativa de la hoja, de acuerdo a una fotosíntesis neta alta, con un error estándar bajo; se encontró que aunque la sección 1 proximal mostró mayor fotosíntesis neta, fueron las secciones 3 y 4 distales las que mostraron la menor variación, y es la sección 3 la que tiene mejores condiciones de medición, por tener menor posibilidad de sombreo (Figura 3.7). Una vez definido el punto de medición, se obtuvo la fotosíntesis neta para cada hoja (Figura 3.8), donde se observa que las hojas 5, posiblemente 6 y 7 son las que tienen una fotosíntesis neta más alta, y tienen una edad de alta productividad, que comienza a declinar a partir de la hoja 6; las hojas anteriores a la hoja 5 es posible que deban invertir una parte de los asimilados producidos en la construcción de tejidos, con disminución de la fotosíntesis neta.

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FIGURA 3.6. DELIMITACIÓN DEL ARREGLO SISTEMÁTICO EMPLEADO PARA EXTRAER LAS 54 UNIDADES MUESTREALES (6 SECCIONES FOLIARES X 9 PUNTOS DE MEDICIÓN) DE CADA HOJA.

Aunque la hoja 4 no es la que muestra la mayor fotosíntesis neta, si es la que muestra la menor variación y alta productividad y por tanto se define como la hoja índice para trabajos posteriores.

FIGURA 3.7. FOTOSÍNTESIS NETA PROMEDIO POR SECCIÓN FOLIAR DE LAS PRIMERAS CINCO HOJAS Y LA HOJA 7 DEL CLON DE BANANO “GRAN ENANO”. EARTH, COSTA RICA.

Si se mide la fotosíntesis neta, para las hojas antes anotadas y desde las 7 a.m. hasta las 17 horas, se encontró en la Figura 3.9 que a las 8 a.m. fue cuando se encontró una mayor PN con 24 µmoles de CO2 fijados por metro cuadrado de hoja por segundo; en ese momento las plantas estaban recibiendo 1200 µmoles/m2/S de radiación fotosíntesis activa (Figura 3.10).

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FIGURA 3.8. FOTOSÍNTESIS NETA PROMEDIO POR NÚMERO DE HOJA EN EL CLON DE BANANO “GRAN ENANO”. EARTH, COSTA RICA.

FIGURA 3.9. VARICACIÓN DIARIA DE LA FOTOSÍNTESIS FOLIAR NETA (PN) EN EL CLON “GRAN ENANO”. EARTH, COSTA RICA.

Entre las 9 y las 13 horas se presentó un segundo período con valores medios de PN en el rango de 12 a 17, es posible que en este período las plantas muestren algún estrés por transpiración y efecto del viento; en estas condiciones es probable que haya cierre de estomas y disminución del ángulo de los semilimbos, con protección a la pérdida de agua por transpiración.

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FIGURA 3.10. VARIACIÓN DIARIA DE LA RADIACIÓN FOTOSINTÉTICA ACTIVA (RFA) INCIDENTE SOBRE LAS HOJAS DEL CLON DE BANANO “GRAN ENANO”. EARTH, COSTA RICA.

El tercer período se dio entre las 14 y las 17 horas con valores de PN entre 3 y 7, como consecuencia de la baja radiación, inferior a los 400 µmoles de fotones/m2/S-1, valores cercanos a los 184,6 µmoles /m2/S-1, considerado como punto de compensación lumínica, donde la fotosíntesis neta es igual a 0 y por tanto a partir de las 14 horas no hay incremento de asimilados por la planta.

Los resultados anteriores deberán usarse como investigación básica, para que a partir de estos u otros que puedan generarse, sirvan para medir la eficiencia de las hojas de la planta de banano, bajo diferentes circunstancias de cultivo, clima, enfermedades, plagas, fitotoxicidades, entre otras.

TRANSPIRACION

La transpiración de las hojas del banano, por su elevada área foliar y distribución estomática es muy alta, y es posiblemente mayor en los clones enanos que en los gigantes, como consecuencia de su mayor volumen foliar activo (Capítulo 2).

E. Shmueli en lsrael y J. Morello en Brasil, citados por Champion (1968), determinaron que el consumo de agua a pleno sol es del orden de 40 a 50 mg/dm2/minuto, cuando las hojas están totalmente expuestas y los estomas ampliamente abiertos. La transpiración es más débil en las hojas más viejas o las que se encuentran más o menos sombreadas por las más nuevas.

Si se estima en 12 el número de hojas por planta adulta, de las cuales 8 están sometidas a insolación, en el área foliar del clon "Gran Enano" de 28,9 m2, el consumo diario de agua por planta en días soleados sería de alrededor de 30 a 35

litros, 24 litros en días semicubiertos y 12,5 litros en días completamente nublados. En un bananal adulto con una población de 1.850 plantas por hectárea, los requerimientos de agua para una hectárea en días muy soleados serían de:

30 litros x 1.850 plantas x 30 días = 1.665 m3 que representa 2.000 mm por año o 167 mm por mes, dato semejante al aportado por Champion (1968).

De los datos anteriores puede concluirse que una aplicación de agua por lluvia o riego de 160 a 180 mm por mes sería suficiente para suplir el agua faltante por transpiración, en plantaciones del clon "Gran Enano", en la Zona Atlántica de Costa Rica.

Cuando la humedad atmosférica es alta, el índice de transpiración está acompañado por un índice igual de absorción de agua, cuando la hoja está totalmente extendida. En condiciones de deficiencia hídrica aunque sea leve, las hojas del banano ejecutan un fenómeno de flexión de los semilimbos, a través de la banda pulvinular (Capítulo 2), que permite a las hojas resguardarse parcialmente de la radiación solar directa y disminuir el consumo de agua. La Figura 3.11 muestra las curvas diurnas de transpiración del cultivo de banano en Brasil.

Día soleado en estación seca

Día soleado en estación lluviosa

Día soleado a fines de la estaciónseca

Día nublado en estación seca

Día nublado en estación lluviosa

7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18

3,000

2,500

2,000

1,500

1,000

0

Horas

Tra

nsp

i ra c

i ón

en

mg

/ d

m2

/ h

FIGURA 3.11. CURVAS DIURNAS DE TRANSPIRACIÓN DEL BANANO (DÍAS SOLEADOS Y NUBLADOS, EN ESTACIONES SECAS Y LLUVIOSAS). J, MORELLO.

Fuente: Champion, (1968).

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Si se considera la evapotranspiración como factor de consumo de agua, Calvo (1969), determinó que en Guápiles (Costa Rica) varía desde 77,4 mm en el mes de febrero hasta 123 mm en julio, con un total para el año de 1326 mm y un promedio mensual de 110 mm. Si se compara la evapotranspiración con la precipitación (Figura 3.12) se observa que en todos los meses existe un excedente de humedad, con picos de saturación en los meses de julio y diciembre.

FIGURA 3.12. RELACIÓN ENTRE PRECIPITACIÓN Y EVAPOTRANSPIRACIÓN POTENCIAL. GUÁPILES (COSTA RICA, 1969).

Fijación de CO2

La planta de banano por su gran área foliar, es posible que sea una excelente fijadora de CO2, con una gran fijación neta para la luz del día, en comparación con lo que se pierde por respiración durante la noche, esa relación es de alrededor de 6:1; ello puede variar con cada zona climática, el tipo de clon y con el estado fisiológico y nutricional de la planta.

RESISTENCIA A LA SEQUÍA

La resistencia del banano a la sequía es pequeña. El cierre de los estomas tiene lugar cuando el limbo padece de deficiencia hídrica, pero este cierre no es total y la transpiración no se detiene por completo, por lo tanto la defensa de la planta es incompleta.

E F M A J J A S O N D

5000

4000

3000

2000

1000

mm

por

año

Precipitación

Evapotranspiración

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Este fenómeno se lleva a cabo mucho antes que el agua utilizable haya quedado agotada, o sea mucho antes de llegar al punto de marchitez. La humedad de punto de marchitez para la planta de banano, se estimó en alrededor de 40 mm por mes.

Sin el recurso del riego la deficiencia hídrica provoca que las hojas se desequen unas después de otras, luego sobreviene la marchitez de las vainas y finalmente la ruptura del pseudotallo. El cormo al quedar protegido por el suelo resiste mucho más la sequía y revive después de la aparición de las primeras lluvias. Las deficiencias temporales de agua traen consigo por lo menos dos consecuencias graves: primero el cierre temprano de los estomas durante el día, que conlleva a una disminución de la actividad fotosintética, con retraso en el ciclo vegetativo, salida más lenta de las hojas y disminución en el crecimiento de los órganos florales. En segundo lugar, se ocasiona una desecación acelerada de las hojas más antiguas, que parecen no resistir las deficiencias de agua temporales haciendo que las plantas en el momento de parir, tengan dos o tres hojas funcionales menos, que en épocas de humedad óptima. El hecho de que el sistema radical de las plantas de banano no sea muy eficiente en la succión de agua del suelo y debido a la gran necesidad hídrica del sistema foliar, se hace necesario que el suelo esté siempre abundantemente provisto de agua, con un contenido máximo a capacidad, de campo pero sin saturarse (Champion, 1968).

SUELOS

El cultivo del banano, se asienta en los más variados suelos del mundo, dependiendo del tipo de explotación del cultivo. Las explotaciones extensivas, se llevan a cabo en los países donde diversos clones híbridos de la especie M. balbisiana, se cultivan para el consumo interno, y forman parte muy importante de la dieta de sus pobladores. Estos clones se caracterizan por ser poco exigentes en suelos, pero su productividad es escasa, en el caso de los cultivos en los latosoles de Uganda, Costa de Marfil y Camerún. Cuando estos clones se cultivan en suelos ricos, su productividad mejora, pero no en forma sustancial, ya que tratándose de un cultivo familiar de consumo interno, su tecnología es baja, y su rendimiento se adapta a las necesidades de sus cultivadores. En esa situación se encuentran los cultivos del sudeste de Asia, India, las Islas Polinesias y algunas regiones de Filipinas y América.

Los cultivares M. acuminata, se caracterizan en su mayoría por su consumo como fruta fresca y constituyen la base del comercio mundial de la exportación de bananos. Son exigentes en suelos, y su exigencia guarda relación con su potencial de productividad. Estos clones se cultivan en forma intensiva, en plantaciones altamente tecnificadas, cuyas necesidades de suelos son muy altas. El comportamiento de los diferentes clones comerciales con respecto a suelos es muy diverso. El clon "Gros Michel", se caracteriza por su adaptabilidad a gran diversidad de suelos y puede encontrarse desde los ricos aluviones de Centro América hasta los latosoles del Ecuador, y las “Terras Rossas” de Jamaica y Brasil, y los regosoles de las Islas Canarias.

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El clon "Dwarf Cavendish", es el miembro enano del Subgrupo "Cavendish" de mayor adaptabilidad a los diferentes suelos; se le puede encontrar bajo explotación económica, desde los suelos arcillosos latosólicos de Costa de Marfil, Guinea, Camerún, las Antillas Francesas y Australia, hasta los suelos prefabricados de las Islas Canarias, las cenizas volcánicas recientes de Martinica y los aluviones y turbas de Costa de Marfil.

Los bananos de los clones “Valery” y “Gran Enano”, base del comercio mundial exportable, son muy exigentes en suelos por su elevado potencial de productividad y sólo producen económicamente en las mejores condiciones. Las plantas de estos clones, para desarrollar al máximo su potencial de productividad, requieren de suelos planos, profundos, bien drenados, con un buen contenido de nutrimentos bien balanceados. Los suelos más utilizados son los aluviones recientes de Centro América, Colombia, y Ecuador, así como las cenizas volcánicas de las Antillas Francesas y Costa Rica, no obstante, si la competitividad de los mercados lo permite, es posible sembrar suelos de fuerte pendiente en Brasil (Ver Fotografía) o de suelos muy poco profundos y de alta gradiente en Canarias; y suelos residuales de muy baja fertilidad en Costa de Marfil (Ver Fotografía).

Suelos poco profundos y de alta pedregosidad, Tenerife, Islas Canarias.

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Suelos reciclables, Costa Marfil.

Suelos con fuerte pendiente en Santa Catarina, Brasil.

El clon “Gran Enano”, se adapta mejor a suelos de texturas pesadas que el “Valery”, mientras que el segundo lo hace mejor en suelos más livianos.

De acuerdo con la información anotada en los párrafos anteriores, es evidente

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que para la escogencia de un suelo bananero, se requiere conocer no solamente el tipo de clon a plantar y su potencial de productividad, sino también el nivel de tecnología a emplear, y el tipo de mercado para la producción. Cuando se cultiva para consumo interno, no requiere de condiciones óptimas de suelos; pero para los mercados de exportación muy exigentes en calidad y muy competitivos, no sólo requieren de los mejores clones y más productivos, sino que de los mejores suelos disponibles. Debe de tomarse en cuenta la evolución de los mercados, como el caso de Brasil, donde el clon más gustado y cotizado es el “Prata”.

Dice Simmonds (1973), que no existe "una buena tierra para banano" cuando se pretende cultivar sin fertilización por un período largo. De acuerdo con la tecnología moderna, y los altos niveles de productividad esperados no es posible suponer que ningún suelo por bueno que sea pueda dar altas producciones de banano sin la fertilización adecuada a sus necesidades. Ningún suelo es capaz de mantener los altos rendimientos de los clones de mayor potencialidad, sin un buen plan de manejo en la nutrición.

Debido a la importancia para el cultivo, el autor describirá las características básicas de los suelos bananeros de los diferentes países productores de banano del mundo, lo que permitirá comparar las diversas condiciones de suelo de cada país, de acuerdo a sus posibilidades y necesidades de explotación.

Se detallarán aspectos como origen, características físicas y químicas, drenajes y manejo, para lo cual se ha hecho una buena revisión bibliográfica, con el fin de presentar al lector la gama más amplia posible de suelos bananeros y los mejores criterios sobre esa materia.

Plantación en el Carmén, Limón, Costa Rica

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Origen de los Suelos Bananeros

Los suelos bananeros de los países productores, son de muy diverso origen, y se presentan en diferentes estados de meteorización. Es posible encontrar suelos tan recientes como las cenizas volcánicas del Monte Pelée en Martinica o tan viejos como los meteorizados esquistos, micaesquistos y granitos de la Era Terciaria de Costa de Marfil.

Entre estos extremos, se pueden encontrar las cenizas volcánicas latosolizadas de Quevedo, Ecuador y de Camerún, los aluviones terciarios de Costa de Marfil y las terrazas altas de Guinea.

Los materiales originarios de suelos bananeros más ampliamente cultivados son los aluviones marinos y fluviales cuaternarios, originados del transporte de materiales por medio de los ríos, de muy diferente origen y formación.

Los suelos aluviales y marinos del Valle de Sula en Honduras, fueron formados por sedimentación de los materiales arrastrados por los ríos, Chamelecón y Comayagua a partir de materiales de amplio origen geológico, como rocas volcánicas de tipo de andesitas, basaltos y rocas piroclásticas; rocas sedimentarias como calizas, lutitas, dolomitas, margas y conglomerados calizos, rocas metamórficas como esquistos y cuarcitas; o rocas ígneas intrusivas como granitos, dioritas y gabros. Esta gran diversidad de materiales geológicos, tiene necesariamente que originar suelos muy heterogéneos, desde el punto de vista físico-químico. Es posible dentro de esa abigarrada heterogeneidad de suelos, encontrar los más diversos niveles de fertilidad y si a ello se añade el desarrollo hidromórfico de la mayoría de ellos, el estudio del origen se complica un poco más.

Los suelos aluviales del Valle del Motagua en Guatemala, los aluviales y marinos del sur de la zona Atlántica de Costa Rica, y Panamá, los del sur de la Costa Pacífica de Costa Rica y Panamá, los del Valle de Urabá en Colombia; los aluviones costeros y del río Guayas en Ecuador; y los aluviones costeros de Jamaica, Filipinas y México son muy semejantes por su origen geológico a los del Valle de Sula, diferenciándose únicamente por su mayor o menor desarrollo hidromórfico, y por la presencia mayor o menor de una determinada roca que puede aportar o no los diferentes nutrimentos básicos para las plantas de banano.

No obstante, el alto grado de heterogeneidad de los suelos aluviales, estos constituyen la mejor opción para el cultivo económico de los bananos, si se manejan adecuadamente.

Cuando los sedimentos son de origen marino, presentan un alto contenido de nutrimentos y son potencialmente muy apropiados para el cultivo de los bananos, pero debe prestarse atención al drenaje natural, generalmente imperfecto o pobre, y a la alta concentración de limo móvil que provoca la compactación de estos suelos durante el laboreo, reduciendo la oxigenación.

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La sedimentación por los ríos, en las llanuras de materiales piroclásticos volcánicos del tipo de las cenizas y arenas, forman estratos aluviales, que guardan la composición físico-química del material matriz. Estos suelos no son tan ricos en nutrimentos como los originados por rocas sedimentarias, pero presentan mejores propiedades físicas y drenaje interno. Su potencial de productividad es inferior, y requieren de un buen manejo para mantener su fertilidad, ya que son suelos frágiles que requieren prácticas de manejo adecuadas, con incorporaciones frecuentes de contenidos altos de materia orgánica. Se localizan en la zona norte Atlántica de Costa Rica, en la zona norte Pacífica de Ecuador y en pequeñas áreas de las Antillas Francesas (Jiménez, 1972; Guillemot et al, 1973).

Dentro de los suelos bananeros sedimentarios de origen hidromórfico, cabe destacar las turbas orgánicas de Costa de Marfil en primer grado y los suelos hidromórficos orgánicos de la mayoría de los llanos costaneros de Centro América, Colombia y Ecuador, cuya área total es muy significativa, pero su utilización es muy costosa económicamente (producto de la deficiencia de drenajes) no obstante su alto potencial de fertilidad (Ver Fotografía).

Suelos de turbas mal drenadas, Costa de Marfil.

Es importante que se tenga muy claro, que todos los suelos tropicales, no importa cual sea su origen geológico, están sometidos a un proceso de meteorización latosólica que en mayor o menor tiempo los convertirá en oxisoles como producto final de intemperización tropical.

Características Físicas

Las características físicas están íntimamente ligadas con el origen geológico y el estado de meteorización.

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Los suelos viejos provenientes de la meteorización de rocas sedimentarias, aluviones y sedimentos marinos de terrazas, son oxisoles con altos contenidos de arcilla caolinítica en los horizontes superiores, y materiales matrices en descomposición en los horizontes inferiores. Estos suelos por su estado de madurez, tendrán una estructura bien definida con buen espacio de poro.

Los suelos originados de materiales piroclásticos volcánicos de deposición eólica reciente tienen una textura suelta de arenas con muy variado diámetro, depositadas en capas de grosor variable, de acuerdo con la intensidad de la erupción volcánica. Estos suelos, por su edad y desarrollo no tienen estructura, pero son muy porosos y permeables, condición que en algunos casos puede resultar desventajosa por la falta de materiales finos que retengan el agua y los nutrimentos.

Las condiciones físicas de los suelos aluviales son muy variables y dependerán no solamente del material matriz originario, sino que también de la forma de deposición. En el primer caso, los aluviones provenientes de rocas sedimentarias con alto contenido de calcio, tienen texturas muy variadas desde arenas gruesas hasta arcillas muy pesadas, y en todos los casos se da la presencia de un alto contenido de limo móvil, que disminuye el espacio de poro y provoca la compactación en los suelos. Los suelos aluviales de origen sedimentario, que se desarrollan bajo condiciones hidromórficas tienen la tendencia a producir texturas más pesadas que los piroclásticos desarrollados bajo condiciones de buen drenaje.

Los aluviones provenientes de materiales volcánicos, tienen un comportamiento físico muy diferente a los anteriores, sus texturas tienden a ser más livianas, con poca tendencia a materiales finos, reduciéndose la arcilla y los limos y por tanto son suelos friables, permeables y con baja capacidad de compactación. Los aluviones provenientes de estos materiales son más fáciles de manejar que los provenientes de rocas sedimentarias, pero tienen menor potencial de producción bananera.

La forma de deposición determina la condición física de los suelos, las grandes avenidas de los ríos depositan materiales gruesos cerca de sus márgenes y finos en las áreas más alejadas en mantos o estratos que determinan la frecuencia e intensidad de las avenidas. Los aluviones de tipo fluvial son más heterogéneos en su condición física que los marinos o lacustres depositados en aguas tranquilas.

De acuerdo con la información anotada, no existe un tipo determinado de condición física de los suelos bananeros aluviales, ya que en una misma área podrían encontrarse texturas desde arenas sueltas en todo el perfil hasta arcillas pesadas con más del 60 %. Entre estos extremos se podrían encontrar todas las condiciones texturales, no sólo para cada perfil, sino para cada estrato. Los suelos aluviales por su origen reciente no tienen una estructura definida, y sus espacios de poro dependen más del tipo de partículas que la forman que de su estado de desarrollo pedológico.

Con base en lo anterior, es posible concluir que no obstante la gran diversidad

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de condiciones físicas existentes en los suelos bananeros del mundo, el sistema radical de la planta de banano resulta deficiente para las condiciones ecológicas imperantes en las regiones tropicales y subtropicales, razón por la cual los suelos donde se cultiva banano, deben tener una estructura muy buena que no obstruya el normal crecimiento de las raíces. La textura podrá variar desde las arcillas montmorillonitas de más de un 60 % del Valle de Aguán en Honduras hasta los franco-arenosos gruesos de las vegas de los ríos, siempre y cuando tengan una porosidad aceptable, sin sustratos endurecidos o compactados que limiten el crecimiento de las raíces. Wiersun y Bruner, citados por Avilan et al (1982), observaron que valores menores del 5 % de macroporos, limitan el desarrollo y penetración de las raíces del banano.

Las texturas más recomendables para obtener una buena cosecha económica de bananos, son las medias, desde franco arenosos muy finos y finos hasta franco arcilloso. Texturas más livianas o más pesadas pueden provocar problemas de manejo. Los subsuelos pueden ser de texturas más livianas para favorecer el drenaje, pero sin ser demasiado livianos como arenas gruesas o gravas que hagan un drenaje excesivo, o arcillas pesadas que dificulten el libre movimiento vertical del agua.

La adaptabilidad de los diferentes clones de banano a las condiciones físicas de los suelos es variable. El clon "Gros Michel" se adapta a gran diversidad de texturas, mientras que las plantas del clon "Valery" prefieren las texturas medias y ligeramente livianas y en contraposición con el clon "Gran Enano" que gusta de texturas medias a ligeramente pesadas y pesadas, y es corriente observarlo creciendo muy bien en suelos arcillosos de más de 40 % de arcilla montmorrillonítica, siempre que tengan una estructura bien desarrollada que permita una buena oxigenación.

Profundidad

La profundidad de los suelos bananeros depende de su origen, los suelos latosólicos de topografía quebrada de Costa de Marfil son poco profundos, con gravas en su perfil y materiales matrices en estado de descomposición que limitan el desarrollo de raíces (Dabin y Leneuf, 1960).

Por el contrario los suelos aluviales de Centro América, Colombia, Ecuador y Filipinas son profundos, con limitaciones texturales en los subsuelos o niveles freáticos poco profundos que pueden limitar el crecimiento normal de las raíces.

Los suelos de las Islas Canarias por su poca profundidad natural, se han construido en forma artificial, transportando el sustrato a veces desde largas distancias a terrazas especialmente construidas, con profundidad variable, pero suficiente para un buen desarrollo del sistema radical de la planta (Fernández et al, 1977; García et al, 1977) (Ver fotografía).

Los suelos bananeros de alta potencialidad de producción deben presentar un

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perfil permeable, físicamente bien balanceado hasta una profundidad no menor de 1,20 metros; este dato según criterio del autor, debe de revisarse, ya que bajo algunas condiciones es posible observar buenas plantaciones con suelos menos profundos. Los estratos u horizontes con profundidades superiores a la anotada, no deben presentar capas endurecidas, impermeables o arcillosas que limiten el libre movimiento vertical del agua, y con ello elevar el nivel freático. El perfil de un buen suelo bananero, debe estar libre de gravas, piedras, y estratos endurecidos que inhiban el desarrollo natural de las raíces.

Poder de Retención de Agua

Los suelos bananeros requieren de un alto poder de retención de agua para satisfacer los grandes requerimientos de la planta. En los suelos de los principales países productores de banano el poder de retener agua varía de acuerdo con su origen. Los poco profundos de topografía quebrada de Costa de Marfil y los aluviones livianos de Centro América, Colombia, Ecuador, Filipinas, y Jamaica, tienen menos capacidad de retener agua, en el primer caso por su profundidad y en el segundo por la falta de arcillas. Los suelos bananeros con mayor conservación de humedad son los aluviales con texturas moderadamente pesadas y pesadas, y contenidos de arcillas superiores al 20 % con buen espacio de poro. Los suelos pesados con altos contenidos de arcillas montmorilloníticas, presentan una gran capacidad para retener agua, pero la mayoría de las veces el movimiento de la misma es tan lento que produce saturación por períodos prolongados con grave perjuicio para el sistema radicular de las plantas.

Drenaje

Los suelos bananeros deben ser bien drenados en todo su perfil, y el agua superficial de las lluvias o de riego, debe percolar con algún grado de rapidez sin ser excesivo. El suelo debe estar húmedo a capacidad de campo, pero no saturado por períodos prolongados de más de 72 horas, ni excesivamente seco. La planta de banano por su rápido desarrollo, requiere de grandes cantidades de agua asimilable, los excesos deben de eliminarse rápidamente a fin de que no limiten el aire del espacio del poro y ahoguen las raíces. Los niveles freáticos poco profundos o los drenajes internos lentos hacen necesaria la instalación de un sistema de drenajes artificial eficiente, técnicamente planeado (Capitulo 6).

Simmonds (1973), dice que los suelos bien drenados dependen en primer lugar de la presencia de abundantes poros a través de los cuales se puede percolar el agua y el aire y en segundo lugar de las texturas que pueden fluctuar desde arenas gruesas hasta margas y arcillas. Las arcillas compactas, las arenas y los aluviones muy finos están mal drenados por naturaleza pero pueden ser mejorados. Dice el mismo autor, que el drenaje es el único factor que comparten los suelos satisfactorios dedicados al banano, ya que el origen, la naturaleza física y la fertilidad mineral son extremadamente diversos.

El drenaje natural de los suelos bananeros está ligado al régimen de

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precipitación y al origen geológico. La precipitación de las áreas bananeras del mundo es muy variable, pero generalmente puede llegar en algunos casos hasta 4.500 y 5 000 mm por año, humedad que resulta muy superior a las necesidades de la planta, por lo cual se operan excedentes que se acumulan en los suelos, y deben ser removidos con prontitud para no ocasionar problemas al sistema radical por falta de oxígeno. Los suelos de topografía quebrada, como los de Costa de Marfil, Camerún, Jamaica, Martinica e Islas Canarias, tienen un drenaje natural bueno, mientras que los suelos aluviales de origen pluvial, marino y lacustre, de formación hidromórfica, presentan un drenaje de imperfecto a pobre, como resultado de su origen, consecuencia de niveles freáticos altos provocados por su baja altitud con respecto al nivel del mar, lagunas, cursos de agua, o por la presencia de estratos impermeables que imposibilitan el drenaje natural normal. Dentro de esta concepción, los suelos más pobremente drenados son las marismas turbosas y las turbas desarrolladas en los litorales marinos o en lagunas, cuyo drenaje artificial es muy difícil.

Reacción del suelo

El grado de acidez o alcalinidad de los suelos bananeros, está dado por el origen geológico y grado de desarrollo de los mismos. Los suelos latosólicos bien desarrollados de Costa de Marfil, los de Guinea y los Ridge Hill de la Costa Atlántica de Costa Rica, se caracterizan por tener un pH bajo como consecuencia del estado de latosolización en que se encuentran. Tienen predominancia de arcillas caoliníticas de bajo poder de retención de cationes (Cuadro 3.6). Los suelos de cenizas volcánicas de las Antillas Francesas, Costa Rica y Ecuador, se caracterizan por tener un pH ligeramente bajo, resultado del alto contenido de materia orgánica y la presencia de arcillas alófanas de baja capacidad de intercambio catiónico.

Los suelos aluviones marinos y fluviales de Centro América, Colombia, Ecuador, Filipinas y Jamaica son neutros hasta ligeramente alcalinos o alcalinos, dependiendo del origen de su material parental y la predominancia de arcillas montmorilloníticas. Los suelos de origen piroclástico volcánico, presentan un pH ligeramente bajo, tal es el caso de las series Guápiles de Costa Rica y Quevedo de Ecuador, mientras que los suelos de origen sedimentario tienen a ser de neutros a alcalinos, consecuencia de la presencia de calizas y dolomitas en el material parental, entre los cuales se pueden mencionar las series Pacuare en Costa Rica, la Nola del Valle de Sula en Honduras, los de Machala en Ecuador y de Marsman en Filipinas (Cuadro 3.6).

De las consideraciones anteriores se concluye, que las plantas de banano no son muy exigentes en cuanto a acidez o alcalinidad de los suelos, y que se pueden producir bananos con pH que oscilan entre 4,5 y 8,0, pero que los mejores bananos comerciales se producen bajo condiciones de 6 a 7,5, suelos más ácidos o más alcalinos limitan la absorción normal de algunos de los nutrimentos necesarios para la planta a causa del desequilibrio.

United Brands, citado por Ochoa (1980), reporta que las condiciones ideales de

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pH en un suelo bananero son de 6,5, ya que según García et al a este grado de reacción se asimila más fácilmente el K, debido a que el Mg no interfiere.

Es indudable que un pH de 8,0 o mayor, es evidencia de altos contenidos de Ca, Mg y Na, que pueden resultar muy perjudiciales en la asimilación del K y del Mg por desequilibrio.

Investigadores israelitas han mostrado que el banano puede soportar cierto grado de salinidad, y pueden llegar hasta 300 a 350 mg de cloro por litro y 1.500 ppm de sales totales (Champion, 1968). El mismo autor, citado por García et al (1977), señala que las plantas de banano tienen una alta capacidad de resistencia a la salinidad en las aguas de riego en los cultivos de Israel.

Fernández citado por el mismo autor, reporta que conductividades hasta de 6 y 7 mhos no afectan el desarrollo de las plantas de banano en Islas Canarias. Según Lahav, citado por García et al (1977), dice que la resistencia a la salinidad está dada por las altas concentraciones del K soluble.

Características Químicas

Las características químicas de los suelos bananeros, están dadas en primer término por el origen del material parental y en segundo lugar por el grado de desarrollo y formación de los suelos.

Los suelos aluviales de origen sedimentario formados bajo condiciones hidromórficas desarrollan arcillas del tipo de las montmorrillonitas, con alta capacidad de absorción de cationes, que se saturan cada vez más como consecuencia del aporte de cationes de los materiales matrices, ricos en Ca, Mg, K y Na. Cuando estos suelos se drenan adecuadamente, su aporte de nutrimentos a las plantas es muy alto.

Los suelos aluviales tienen condiciones químicas muy variadas, pero existen dos grupos representativos de acuerdo con su material parental. En el primer grupo se encuentran los suelos aluviales de origen volcánico, caracterizándose por una capacidad de intercambio de cationes media de alrededor de 25 meq por 100 gramos de suelo (Guápiles, Costa Rica), con una saturación de bases del 50 % aproximadamente, cuyo orden es Ca> Mg> K> Na, con relaciones bien balanceadas. El contenido de materia orgánica por lo general es alto y el de P2O5 bajo. Estos suelos requieren de una fertilización adecuada que reponga las pérdidas por las extracciones de la cosecha, y las pérdidas por lixiviación, así como aplicaciones frecuentes de materia orgánica (Capítulo 8).

Y en el segundo grupo están los suelos aluviales de origen sedimentario, metamórfico y calcáreo, que presentan una alta capacidad de intercambio de

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cationes, con 80 y 100 % de saturación de bases; el catión que se presenta en mayores cantidades es el Ca seguido por el Mg. En el caso de Marsman (Filipinas), las cantidades de Mg son tan altas que superan al Ca, provocando graves problemas en la normal asimilación de cationes por la planta (Capítulo 8). En los suelos de este origen los contenidos de K son altos, y pueden llegar en casos como el de Nola en el Valle de Sula Honduras, a 6 meq por 100 gramos de suelo y más. El Na por lo general es también alto, y presenta problemas de fitoxicidad, con quema en el borde de las hojas; este efecto se observa en la zona Costera de la provincia del Oro en Ecuador y en la Isla de Tenerife, Canarias, como consecuencia de la deposición de cloruro de sodio por medio de los vientos marinos que entran a tierra.

Las relaciones entre las bases cambiables en estos suelos, son por lo general desbalanceadas entre el Ca, Mg y el K, y su fertilización debe ser muy cuidadosa, para no fomentar mayores desequilibrios que ocasionen problemas graves de nutrición en las plantas.

El contenido de materia orgánica es bajo, con excepción de las marismas turbosas y las turbas, por lo que debe agregarse en forma frecuente en todos los suelos bananeros, ya que la planta de banano es muy susceptible a la materia orgánica.

El contenido de P2O5 es suficiente para cubrir las necesidades de la planta, los suelos más representativos de este grupo son de los de Pacuare en Costa Rica, Nola en Honduras, los del Valle de Urabá en Colombia, los del Valle de Motagua en Guatemala, los de Marsman en Davao, Filipinas, y los aluviones marinos de Panamá y Jamaica, entre otros.

Los suelos originados de piroclásticos y cenizas volcánicas de las Antillas Francesas, Costa Rica y Ecuador, se caracterizan por tener una capacidad de intercambio de cationes baja, resultado de la baja cantidad de minerales arcillosos, que se subsana en parte por la presencia de coloides orgánicos, como consecuencia de altos contenidos de materia orgánica. La saturación de bases es baja y el Ca es el elemento que se presenta en mayores cantidades, seguido de Mg. Los contenidos de K son bajos y los de Na normales. Los contenidos de P son bajos. La fertilización de estos suelos debe ser bien balanceada y sistemática, para obtener cosechas económicamente rentables por largo tiempo. Debe prestarse especial atención a la fertilización potásica, sin descuidar el fósforo y el magnesio pero más importante aún, es la aplicación sistemática de materia orgánica, indispensable en estos suelos. Los suelos más representativos de este grupo son los del Monte Pelée en Martinica y los de Guápiles en Costa Rica (Cuadro 3.6).

Los suelos latosolizados de Costa de Marfil, Guinea, Camerún, Ecuador y Ridge Hill de Costa Rica, tienen una baja capacidad de intercambio de cationes, resultado de baja capacidad de las arcillas caolinitas, que trae como consecuencia una baja

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saturación de cationes donde el Ca es el elemento más importante, seguido por el Mg. El K por lo general es muy pobre, y el Na apenas se muestra en trazas. Estos suelos son pobres en P y en materia orgánica.

Los suelos latosolizados no son aptos para el cultivo económico de los bananos de exportación. Si por circunstancias especiales se cultivan, deben fertilizarse en formas adecuadas para obtener rendimientos aceptables a alto costo, la fertilización orgánica con hasta 60 toneladas por hectárea es indispensable.

Los suelos artificiales de Islas Canarias tienen propiedades químicas muy variables, que dependen del origen de los sustratos transportados. El contenido de materia orgánica está en dependencia de la antigüedad de las plantaciones y de las técnicas de cultivo empleadas. El contenido de P es bajo y aumenta o disminuye con las cantidades aplicadas al cultivo que por lo general son mayores a las necesidades reales. El contenido de K es muy variable de una zona a otra y varía de 0,6 a 2,5 meq por 100 gramos de suelo. El Ca y el Mg son altos y guardan una relación aceptable de 1,5 a 4,0.

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CUADRO 3.6.

CARACTERÍSTICAS FÍSICO-QUÍMICAS DE ALGUNOS SUELOS BANANEROS REPRESENTATIVOS.

En estos suelos la capacidad de intercambio es alta y el complejo por lo general está en relación de Ca < Mg < Na < K, mientras que en otras islas el K es mayor que el Na (Fernández et al, 1977; García et al, 1977).

Estos suelos, así como las arenas transportadas, no pueden ser cultivadas sin aportes de al menos 60 toneladas de materia orgánica, con aplicaciones constantes para permitir una producción económica sostenida.

De las informaciones anteriores, es posible concluir, que las características químicas de los suelos bananeros en el mundo son muy diversas, pero los mejores son aquéllos con altos contenidos de nutrimentos bien balanceados, que permitan suplir las extracciones de las cosechas y las pérdidas por lixiviación (Martin Prével y Tisseau, 1964; Montagut y Martin Prével, 1965; Godefroy et al, 1975; Marchal y Mallessard, 1979).

Por lo tanto, los suelos bananeros deben de ser ricos en K, con contenidos entre 0,4 y 2,0 meq por 100 gramos de suelo, no obstante lo anterior, la fertilización potásica es imprescindible para una buena cosecha de los clones del Subgrupo "Cavendish".

Las cantidades de Ca y Mg en los suelos bananeros, son suficientes para cubrir las necesidades de las plantas, pero concentraciones altas de Ca o de K, pueden implicar la aplicación de Mg, sobre todo en cultivos de más de 10 años, donde se han hecho fuertes aplicaciones de K que inhiben la absorción normal del Mg.

El fósforo, que es bajo en la mayoría de los suelos bananeros, no ha mostrado ser un elemento problema en el cultivo del banano, no obstante, aplicaciones 2 veces por año de ácido fosfórico a razón de 5 litros por hectárea por ciclo disueltos en 200 litros de agua han tenido muy buen efecto sobre el desarrollo radical.

La planta de banano por su constitución botánica (Capítulo 2), tiene un sistema radical muy deficiente que no guarda relación con su excelente sistema foliar y el desarrollo acelerado de su inflorescencia. Por tal motivo, los suelos bananeros deben de contener los nutrimentos necesarios para la planta en cantidades suficientes y bien balanceados, fácilmente asimilables en el momento más oportuno, ya que se ha demostrado que esta planta tiene capacidad para absorber y almacenar elementos en los mejores momentos fisiológicos para ser utilizados cuando más se ocupan y quizás no estén disponibles. Si bien es cierto, que un buen suelo bananero tiene capacidad de sustentar una cosecha normal, las exigencias modernas de alta productividad hacen que sea necesario agregar sistemáticamente y en grandes cantidades los nutrimentos en forma de fertilizantes.

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Manejo de los Suelos Bananeros

Como consecuencia de las fuertes inversiones monetarias para la obtención de cosechas económicamente rentables, se hace necesario un manejo muy eficiente de los suelos a fin de evitar su deterioro, y por el contrario tratar de mejorar su potencial de productividad.

Los suelos bananeros de la mayoría de los países productores, son muy diversos no sólo en origen y condiciones fisicoquímicas, sino que también en topografía. Aunque la mayoría de las plantaciones económicamente productivas, se ubican en terrenos planos, fáciles de trabajar con excepción del drenaje, las plantaciones de algunos países como Brasil, Costa de Marfil, Guinea, Islas Canarias, las Antillas Francesas y Jamaica se ubican en terrenos ondulados o quebrados, a veces latosolizados y pedregosos que dificultan el manejo y requieren trabajos intensivos de conservación de suelos, en algunos casos tan costosos como la construcción de terrazas artificiales con transporte de tierra de grandes distancias como sucede en Islas Canarias.

Es indudable que el manejo de suelos de topografía quebrada es más costoso y por lo general los rendimientos son menores que en los suelos planos, con excepción de aquellos en los cuales se ha hecho una alta inversión en conservación de suelos, como es el caso de Islas Canarias (Ver Fotografía).

En los suelos planos aluviales de la mayoría de los países bananeros del mundo el manejo es más fácil que en los suelos quebrados, pero indudablemente su mayor problema es el drenaje y la oxigenación. Las correcciones de drenaje en los suelos aluviales planos son muy costosas y requiere de estudios y planeamientos técnicos avanzados, a fin de dejar en los suelos la humedad necesaria, sin saturación, ni deficiencias durante períodos prolongados. El manejo de los nutrimentos en relación con la planta, es a veces muy complejo en estos suelos y deben planearse muy adecuadamente la fertilización y las enmiendas, para no crear un desbalance nutricional, que la mayoría de las veces es muy difícil de corregir. Tal es el caso de las aplicaciones masivas de K, que se concentran en el suelo, provocando problemas en la asimilación del Mg, o las aplicaciones de Ca que causan desbalance con el Mg, asimilación del K e inmovilización del P.

La aplicación indiscriminada de agroquímicos, como herbicidas, nematicidas, insecticidas y fungicidas, es motivo de gran deterioro de los suelos bananeros, y su uso debe hacerse con inteligencia, a fin de conseguir los efectos positivos deseados sin causar deterioro a los suelos. Son evidentes los efectos nocivos de los herbicidas y los nematicidas en un período de 5 a 10 años en las propiedades biológicas de los suelos bananeros de la Costa Atlántica Norte de Costa Rica, asimismo es innegable la concentración fitotóxica de cobre en los suelos del Pacífico Sur de Costa Rica y Panamá, elemento usado en el pasado para el control de "Sigatoka" en el clon "Gros Michel”.

Considerando el alto costo que representa la inversión del cultivo bananero, los productores del mundo deberían prestar mayor atención al manejo de sus suelos, ya que no parece evidente que su productividad se reduzca año con año, cuando su potencial debería ser casi milenario, tal como sucede en China y algunas regiones de Asia.

Con base en lo anterior, el autor recomienda que se haga un muy buen estudio de los suelos de cada área en explotación, con mapas muy precisos y análisis de fertilidad por lo menos dos veces por año, con el propósito de observar las variaciones que se puedan presentar y corregir en el momento oportuno cualquier anormalidad, es por ello que un estudio de suelos detallado es la base de cualquier sistema de manejo. El uso de la técnica de agricultura de precisión, sería muy apropiado en la toma de decisiones en el manejo de suelos bananeros.

Clasificación de los Suelos Bananeros

Ha sido preocupación de los productores de banano, técnicos del cultivo y organismos financieros de Costa Rica contar con una clasificación confiable de los suelos para banano, que permita determinar con algún grado de exactitud el potencial productivo de los suelos bananeros.

Es por esa circunstancia, que las grandes compañías multinacionales y los organismos estatales encargados de la actividad, han buscado insistentemente sistemas de clasificación económica de los suelos bananeros, basándose en las clasificaciones pedológicas tradicionales.

Los estudios de suelos para bananos, deben de hacerse a un alto grado de detalle, en unidades no mayores de 5 hectáreas, las cuales se muestrean con el mayor detalle posible, separando horizontes hasta 1,80 metros de profundidad y en algunos casos hasta 2,40 metros, para determinar tablas de agua, estratos endurecidos o impermeables, que resultarán determinantes en el trazado técnico de los drenajes.

El muestreo permitirá hacer una clasificación pedológica detallada de los suelos, según tipos, series, familias de series y grandes grupos. Los tipos y las series se pondrán en un mapa en escala no mayor de 1:5000 y constituirán la base para los estudios de potencialidad de producción. Las familias de series y los grandes grupos constituirán un material informativo indispensable, ya que por su origen geológico, modo de formación, y otros detalles, resultarán indispensables en el manejo futuro de los suelos.

Con base en la clasificación pedológica, los técnicos especialistas en banano, separan los tipos de suelo de cada serie de acuerdo a su potencial, estimado de producción, en clases económicas. Esta clasificación permite eliminar las áreas no aptas económicamente, de acuerdo con umbrales, en este caso para Costa Rica, mejorando las que presentan algún grado de limitaciones y plantar las de mayor grado de aptitud.

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El trabajo de pedología, puede ser hecho por cualquier técnico en suelos, pero la clasificación económica de potencialidad o aptitud, sólo podrá ser ejecutada por un especialista en bananos, que tome en cuenta la fisiología de la planta, las necesidades nutricionales, y las exigencias de cada clon. Un buen técnico en suelos bananeros debe tener la capacidad para separar los diferentes suelos, según su potencialidad de producción en 4 ó 5 categorías según grados de aptitud. Un extenso historial de análisis fisicoquímicos y de productividad de cada serie y de sus tipos resulta indispensable para ese grado de clasificación, con el fin de cometer la menor cantidad de errores.

Es en la clasificación de aptitudes de las tierras, donde los técnicos han tenido mayores problemas, ya que las introducciones de clones de mayor potencial de productividad han hecho variar los criterios de clasificación una y otra vez, ya que los diversos clones tienen diferentes exigencias a veces no conocidas en cuanto a las características de los suelos. Es criterio generalizado, que el clon "Gran Enano" se adapta mejor a suelos con textura moderadamente pesada a pesada, y resiste mejor la humedad que el clon "Valery", mientras que el segundo se adapta mejor a suelos más livianos y más secos; sin embargo, en fechas recientes, se ha encontrado que el clon “Gran Enano” parece ser muy susceptible a la pudrición de raíces, en periodos cortos de asfixia.

Los técnicos de la Standard Fruit Co. usaron por muchos años con éxito en varios países, una clasificación sencilla que agrupa los suelos en cuatro clases económicas, a partir de la clasificación de tipos y series. Los tipos se clasifican de acuerdo a la metodología del USDA (1975) y la FAO (1968), adaptando la terminología a las necesidades y las series, a estudios básicos efectuados en la región, tales como los estudios de génesis y clasificación de los suelos de la Zona Atlántica de Costa Rica realizado por Jiménez (1972).

Los tipos se identifican con 3 números, de los cuales el primero significa la textura del horizonte superior, el segundo el drenaje natural y el tercero la textura del subsuelo; así por ejemplo, el tipo 435 representa un perfil donde la textura del horizonte superior es franco arcillosa, el drenaje es moderadamente bien drenado con movimiento lento del agua de modo que el perfil permanece saturado una parte importante del tiempo, y la textura del horizonte inferior es franco limosa. Con la información pedológica y las características fisicoquímicas de la serie, los suelos se clasifican en cuatro clases según su aptitud para el cultivo del clon “Valery” de la siguiente manera:

A. Tierras aptas para el cultivo económico de bananos.

Clase I: Estas tierras sólo requieren prácticas simples de drenaje de bajo costo, son fáciles de trabajar y deben fertilizarse en forma conveniente y sistemática para la obtención de altas producciones. Pueden esperarse producciones superiores a 50 toneladas por hectárea, por año. Esta clase no presenta restricciones para su explotación.

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Clase II: Son semejantes a las anteriores, pero con mayores restricciones especialmente en cuanto a drenaje. Las prácticas de manejo son más costosas y deben ser drenadas concienzudamente. Deben fertilizarse para la obtención de buenas cosechas. Cuando son drenadas deben esperarse producciones de 30 a 40 toneladas por hectárea por año.

B. Tierras marginales para el cultivo económico de banano:

Clase III: Son tierras que tienen restricciones muy considerables, especialmente en cuanto a drenajes y condiciones físicas o químicas que hacen que su cultivo bajo condiciones naturales produzca cosechas económicamente marginales. Estas tierras si se drenan y fertilizan en forma conveniente, pero a alto costo, son buenas productoras de banano. Bien drenados puede esperarse una producción semejante a la de las tierras de la Clase II.

C. Tierras no aptas para el cultivo económico de bananos:

Clase IV: Se agrupan dentro de esta clase, los suelos que tienen restricciones muy grandes en cuanto a drenajes, condiciones químicas o físicas, que aún mejoradas en forma artificial a muy alto costo, la producción resulta marginal o antieconómica, por lo que estas tierras no son recomendables para el cultivo económico de bananos. La producción en esta clase no paga la inversión.

Este tipo de clasificación, aunque sencilla y práctica, presenta varios defectos, como el hecho de falta de información en aspectos básicos en el manejo de los suelos como topografía, profundidad, estructura, pedregosidad, riesgos de inundación, pH, etc. que si bien es cierto se contemplan en los informes, no están identificados fácilmente en las unidades cartográficas de los tipos. Por tal razón los técnicos Jaramillo y Vásquez (1980), de la Asociación Bananera Nacional el primero, y de la Unidad de Suelos del Ministerio de Agricultura de Costa Rica el segundo, presentaron un sistema para clasificar y determinar la aptitud de las tierras para el cultivo del banano, que modifica el sistema anterior, y se aplica con buen éxito para el clon "Valery”, pero que debe ajustarse a las exigencias de otros clones como el "Gran Enano”.

Las categorías que se proponen en este método, se definen como Grados de Aptitud, en el sentido de que se refieren específicamente a la calificación de la aptitud de una tierra para el cultivo del banano y no a la clasificación por capacidad agronómica de la misma.

Por otro lado, cabe señalar que el sistema aquí propuesto es únicamente aplicable a la zona intertropical donde exista abundancia de precipitación todo el año. En zonas intertropicales, donde existe déficit hídrico en alguna época del año deben

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de realizarse ajustes principalmente en cuanto a textura, buscando seleccionar que el suelo tenga alto poder de retención de humedad y alta humedad disponible, pero no se debe dificultar el libre movimiento de agua en el perfil del suelo, para no afectar la oxigenación y drenaje del mismo en épocas de precipitación abundante.

METODOLOGÍA PARA LA DETERMINACIÓN DE LA APTITUD DE LAS TIERRAS PARA EL CULTIVO DEL BANANO.

I. Grados y Subgrados de Aptitud:

El sistema propuesto se divide en 5 grados de aptitud y 11 subgrados:

Grado I: Muy buenas

Tierras apropiadas para el cultivo, las cuales no presentan limitaciones para la obtención de producciones altas en forma sostenida. Son tierras planas, bien drenadas, con suelos muy profundos, de texturas medias, bien estructurados, permeables, fértiles, de pH neutro o ligeramente ácido, sin piedras, sin peligro de inundaciones, sin problemas de salinidad.

Grado II: Buenas

Tierras apropiadas para el cultivo, aunque presentan algunas limitaciones, las que originan producciones más bajas que el grado anterior o que requieren mayores inversiones para obtener mejoras en los rendimientos. Son tierras que presentan las siguientes limitaciones, solas o combinadas: relieve ligeramente inclinado, profundas, de texturas ligeramente livianas o ligeramente pesadas, moderado desarrollo estructural, moderada fertilidad, de reacción ligeramente alcalina a moderadamente ácida, levemente pedregosos, con drenaje moderadamente rápido o moderadamente lento, son ligeramente permeables, con leve riesgo de inundaciones, sin problemas de salinidad.

Grado III: Regular

Tierras poco apropiadas para el cultivo, debido a que presentan algunas deficiencias las cuales originan la obtención de rendimientos más bajos que la clase anterior, o que requieren de prácticas de actualización a costos más altos para obtener rendimientos económicamente rentables. Las limitaciones o deficiencias de estas tierras son las mismas que para la Clase II, aunque más severas.

Grado IV: Restringida

Tierras no apropiadas para el cultivo, debido a que presentan deficiencias como las de la clase anterior, pero tan fuertes que originan la obtención de

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rendimientos muy bajos o que para aumentarlos requieren de altas inversiones, cuya factibilidad de realización estará ligada a estudios adicionales de aspectos económicos, agronómicos y de ingeniería.

Grado V: Inapropiada

Se incluye en esta clase las tierras que no son apropiadas para el cultivo del banano, debido a las severas limitaciones que impiden una producción económica.

Subgrados de Aptitud:

Los subgrados se definen por las limitaciones específicas en los factores suelo, topografía o drenaje que presenten cada tipo de tierra. Los subgrados definidos en este sistema son:

Subgrado s1:

Estas son tierras que poseen limitaciones específicas ocasionadas por la profundidad efectiva, de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

Subgrado s2:

Estas tierras presentan limitaciones en sus texturas, de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

Subgrado s3:

Se aplica a tierras que presentan limitaciones originadas en un desarrollo estructural deficiente, que impide una adecuada permeabilidad u oxigenación del suelo de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

Subgrado s4:

Son tierras que presentan limitaciones ocasionadas por problemas de acidez o reacción del suelo, de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

Subgrado s5:

Estas tierras presentan limitaciones ocasionadas por la pedregosidad, de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

Subgrado t1:

Son tierras que presentan limitaciones originadas en la pendiente, de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

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Subgrado d1:

Estas tierras presentan limitaciones ocasionadas por el drenaje, en función de los criterios definidos para cada grado.

Subgrado d2:

Las tierras de esta subclase presentan limitaciones originadas en los riesgos de inundaciones, de acuerdo a los criterios definidos para cada grado.

Subgrados Especiales:

Se definen los subgrados especiales para aquellas condiciones en las que se presentan restricciones climáticas ocasionadas por bajas precipitaciones, bajas temperaturas o influencia de vientos en la siguiente forma:

Subgrado c1:

Son tierras que presentan un régimen de humedad del suelo ústico o más seco, es decir los suelos pasan más de 3 meses secos al año.

Subgrado c2:

Estas tierras presentan limitaciones por temperaturas muy bajas, en condiciones de régimen isomésico o más frío.

Subgrado c3:

Son tierras que presentan limitaciones originadas por vientos excepcionalmente fuertes y persistentes o vientos huracanados.

II. Criterios de Clasificación:

Los principales criterios utilizados para la determinación de los grados mencionados anteriormente se pueden observar en el Cuadro 3.8, cuya simbología se describe a continuación:

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a) Pendiente:

La pendiente es una condición topográfica que influye en el uso, manejo y conservación de los suelos; se establecieron cuatro clases:

A. Plano: 0-1 % 1-3%B. Ligeramente inclinado: C. Inclinado: 3-5%D. Ondulado: más de 5%

b) Profundidad Efectiva:

La profundidad efectiva es el espesor de las capas u horizontes del suelo, donde las raíces de las plantas pueden penetrar fácilmente, sin obstáculos físicos ni químicos en busca de nutrimentos o de agua.

A. Franco, franco limoso, franco arenoso fino o muy fino y con menos del 65% de arena. Se admite hasta un 5% de grava.

B. Franco arcilloso, franco arcillo limoso, franco arenoso muy fino y fino (entre 65% y 75% de arena), franco arenoso medio (menos del 75% de arena). Se admiten contenidos de 5% a 10% de grava.

C. Franco arenoso grueso o franco arenoso (más de 75% de arena), franco arcillo arenoso (más del 60% de arena), limoso, arcillo limoso (menos del 50% de arcilla) y arcilloso (menos del 50% de arcilla). Se admiten contenidos.

D. Arcillo arenoso, arcillo limoso (más de 50% de arcilla), arcilloso (50% a 60% de arcilla), arenoso franco fino y medio. Se admiten contenidos de grava de un 20% a un 40% de grava.

E. Arcilloso (más de 60% de arcilla), arenoso franco grueso, arenoso, gravilloso (más de 40% de grava).

Nota:Se acepta la presencia de estratos arenosos intercalados con menos de 15 cm de grosor en la sección superficial del perfil sin que esto conlleve a degradar la aptitud del suelo por esta razón. Criterio para denominar a la textura franco arenoso y arenoso franco (según diámetros utilizados por el U. S. D.A) (2):

- Franco arenoso grueso y arenoso franco grueso. Más del 50% de la fracción arena son arenas gruesas y muy gruesas (de 2 a 0,5 mm de diámetro).

- Franco arenoso medio y arenoso franco medio. Más del 50% de la fracción

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arena son arenas medias (0,5 a 0,25 mm de diámetro). Si no hay fracción dominante se incluye en esta categoría.

- Franco arenoso fino y muy fino y arenoso franco fino. Más del 50% de la fracción arena son arenas finas y muy finas (0,25 a 0,05 mm de diámetro).

Se considera como limitante del desarrollo radical cualquier material o impedimento que tengan las raíces dentro del perfil del suelo obstaculizando su libre penetración. Los principales materiales limitantes del desarrollo radicular son: arena gruesa o piedras, arcilla, gley (horizonte hidromórfico), salinidad, alcalinidad, material parcialmente meteorizado, lecho rocoso y toxicidades (por ejemplo cobre) y panes endurecidos, tragipan y duripan. Con base en estos criterios, se establecieron cuatro clases de profundidad efectiva:

A. Muy profundo más de 120 cmB. Profundos 90-120 cmC. Moderadamente profundos 60-90 cmD. Superficial menos de 60 cm

c) Textura:

Se agrupan las diferentes clases texturales, de acuerdo a la metodología del USDA (1975) y la FAO (1968); se incluyen en cada uno de los grupos los criterios en cuanto a la cantidad de grava permisible (fragmentos de 2 a 10 mil metros de diámetro).

d) Estructura y consistencia:

Con base en las diferentes formas, tamaño y estabilidad de los agregados, se establecieron los siguientes grupos:

A. Buena:

Migajosa, granular, bloques subangulares, moderados muy friable a friable; estas estructuras facilitan un óptimo desarrollo radicular.

B. Moderada:

Bloques angulares moderados y débiles, bloques subangulares débiles, friables; estas estructuras presentan ligeras deficiencias en cuanto al desarrollo radicular.

C. Regular:

Bloques angulares y subangulares fuertemente desarrollados, prismática débil, friable a firme; estas estructuras presentan algunas deficiencias para el desarrollo del sistema radicular.

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D. Deficiente:

Masiva, grano suelto, prismática moderada y fuerte, columnar y laminar; de consistencia suelta o muy firme a extremadamente firme; estas estructuras presentan restricciones para el libre desarrollo de las raíces.

e) Reacción del Suelo:

Se establecieron los siguientes rangos de pH del suelo:

A. 5,5 a 7,0:

Neutro a moderadamente ácido; sin problemas de aluminio o sodio.

B. 7,0 a 7,5 y 5,0 a 5,5:

Moderadamente alcalino a fuertemente ácido.

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Tipo

s de

est

ruct

uras

de

los

suel

os. A

. Pri

smát

ica;

B, C

olum

nar;

C, B

loco

sa a

ngul

ar;

D, B

loco

sa s

uban

gula

r; E

, Lam

inar

; F

, Gra

nula

r; G

, Mig

ajos

a.

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C. En el caso de que el pH sea más de 7,5 ó menos de 5,0.

Muy alcalinos a muy fuertemente ácido (con más de un 15 % de saturación por sodio o con más de 0,3 meq de aluminio intercambiable).

f) Pedregosidad:

Esta característica es importante, ya que su presencia disminuye el área cultivable. Se considera como tales los fragmentos mayores de 25 cm de diámetro. Se establecen cinco clases de pedregosidad:

A. Tierras sin piedras.

B. Pedregosidad leve: las piedras cubren menos de 1 % del área.

C. Pedregosidad moderada: las piedras cubren entre 1 y 3 % del área.

D. Pedregosidad abundante: las piedras cubren del 3 al 15 % del área.

E. Pedregosidad muy abundante: las piedras cubren en más del 15 % del área.

g) Drenaje:

Se han considerado las siguientes clases de drenaje:

A. Suelos bien drenados, permeables, con nivel freático a más de 120 cm de profundidad, o con moteados o vetas a más de 90 cm.

B. Suelos con drenaje moderadamente rápido o moderadamente lento, permeables a moderadamente permeables, con nivel freático entre 90 y 120 cm, o con moteados o vetas inferiores al 5 % entre 50 y 70 cm, y entre 5 y 20 % hasta 90 cm de profundidad.

C. Suelos con drenaje imperfecto o poco permeables, con nivel freático entre 60 y 90 cm, o con moteados o vetas inferiores al 20 % entre 30 y 50 cm.

D. Suelos con drenaje imperfecto o muy poco permeables a impermeables, con nivel freático entre 60 y 90 cm, o moteados o vetas entre un 20 y 50 %, de 30 a 50 cm de profundidad.

E. Suelos con drenaje pobre, con el nivel freático a menos de 60 cm, o con moteados o vetas a menos de 30 cm, o con más del 50 % de moteados o vetas entre 30 y 50 cm de profundidad.

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F. Suelos con drenaje excesivo.

h) Riesgos de inundaciones:

Se establecieron cuatro clases:

A. Sin peligro de inundaciones.

B. Leve: se producen inundaciones ocasionales de poca profundidad por períodos muy cortos, las cuales se presentan en épocas excepcionalmente lluviosas. No se producen daños significativos en el cultivo.

C. Moderada: se producen inundaciones ocasionales de poca profundidad y por períodos muy cortos, las cuales originan daños importantes en la planta.

D. Fuertes: las inundaciones son frecuentes todos los años, se producen daños significativos en el cultivo.

CUADRO 3.7.

PARAMETROS UTILIZADOS PARA LA DETERMINACION DE LA APTITUDDE LAS TIERRAS PARA EL CULTIVO DEL BANANO.

Características Clase I Clase II Clase III Clase IV Clase VProfundidad efectiva (s1) A B C C DTextura (s2) 0-30 cm A A (B) AB (C) ABC (D) ABCD (E)

30-60 cm A (B) A (B) AB (C) CD (E) ABCD (E)60-90 cm A (B) AB (C) ABC (D) D (E) ABCD (E)90-120 cm AB (C) ABC (D) ABCD (E) (E) ABCD (E)

Estructura (s3)

0-30 cm A A B C D30-60 cm A B C D D60-90 cm B C D D D90-120 cm C D D D D

pH (s4) A A (B) AB (C) AB (C) ABC (D)Pedregosidad (s5) A A A (B) A (B) ABC (D)Fertilidad (f1) A A (B) A (B) AB (C) AB (C)Drenaje (d1) A A (B) AB (C1) (C2) ABC (D)Inundación (d2) A (B) A (B) AB (C) AB (C) ABC (D)Permeabilidad (d3) A A (B) AB (C) C (D) ABC (D)Pendiente (c1) A A (B) AB (C) AB (C) ABC (D)1. Las letras entre paréntesis indican el límite crítico de cada parámetro.

EJEMPLOS PARA EL USO DEL SISTEMA PROPUESTO:

a) Se tiene un suelo muy profundo, de texturas medias en la superficie a moderadamente pesadas en subsuelo: bien estructurado en todo el perfil, de reacción ligeramente ácido, sin piedras, con drenaje moderadamente lento y sin riesgos de inundación (Fluventic eutropept).

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Clasificación:

Profundidad efectiva (s1): ATextura (s2): AEstructura (s3): ApH (s4): APendiente (t1): ADrenaje interno (d1): BRiesgo de inundación (d2): A

Por lo tanto, este suelo es de Grado II por restricción en el factor drenaje (d1), por lo cual su clasificación sería:

II d1 (Tierra de buena aptitud).

b) Se tiene un suelo moderadamente profundo, de textura franco arcilloso limoso en sus primeros 33 cm, franco arcilloso de 33 a 70 cm y arcilloso limoso hasta 130 cm, de estructura en bloques subangulares débiles en el suelo a masiva en el subsuelo, de reacción ligeramente ácida, de drenaje imperfecto, con nivel freático entre 65 y 95 cm, sin riesgo de inundación (Typic tropaquept).

Clasificación:

Profundidad efectiva (s1): CTextura (s2): 0-30 A, 30-60 B, 60-90 C, 90-120 CEstructura (s3): BpH (s4): APendiente (t1): ADrenaje interno (d1): DRiesgo de inundación (d2) A

Por lo tanto, este suelo es de Grado IV, por restricción en el factor drenaje (d1) y en el factor suelo (s1) por lo cual su clasificación sería: lVs1d1 (Tierra de Aptitud Restringida).

(Obsérvese que la profundidad efectiva se calificó como moderada, por lo que los parámetros que van más allá de esa profundidad no se evalúan).

III. Clasificación Potencial:

Después de haber realizado la clasificación de la aptitud de una tierra para el cultivo del banano, es conveniente establecer también la clasificación que correspondería a esa tierra, una vez que se hayan corregido sus limitaciones o deficiencias. Por ejemplo, una tierra que presenta en la actualidad restricciones

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debido a problemas en su drenaje se podría clasificar como IIId1, pero una vez que se corrija esa limitación, esta tierra puede clasificarse como IId1, si todavía prevalecen ligeros problemas de drenaje (los cuales podría ser ocasionados por una moderada permeabilidad del suelo), o como Clase I, si la restricción se corrige completamente.

Es conveniente tomar en cuenta que, no todas las limitaciones son factibles de corregir, por lo cual en muchos casos, la clasificación actual de un suelo será equivalente a la clasificación permanente.

Un ejemplo sobre el sistema de clasificación propuesto se da en la Figura 3.13.

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FIGURA 3.13. MAPA DE CLASIFICACIÓN DE TIERRAS SEGÚN APTITUD PARA EL CULTIVO DEL BANANO

IV (s1, s2, s4)III b (s1, s2, s4)

III (s4)

III

a (s

1,s2

,s4)

III

b (s

1, s

2, s

4)

III

b (s

1, s

2, s

4)

III a (s1, s2, s4)

II (s1, s4)

IV (s1, s2, s4)

IV (

s1, s

2, s

4)

Dos NovillosQ

uebr

ada

69

SIMBOLOGÍA:EJEMPLO

IV

Clase

(s1, s2, s4, s5, d1)

Limitación del factor drenaje

Limitación por pedregosidad en el perfil

Limitación en factor reacción del suelo

Limitación en factor textura

Limitación en el factor profundidad efectiva

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