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Intimidad: Escuchando su Susurro “No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad…” – Juan 17:20- 23 “Yo soy de mi amado, y él me busca con pasión.” – Cantares 7:10 Jesús. Estamos tan acostumbrados a escuchar ese nombre, tan acostumbrados a decirlo, que frecuentemente somos indiferentes cuando oímos ese nombre, a pesar del peso de gloria que lleva. No es sino hasta cuando nos aislamos del ruido y las distracciones del mundo, que nos volvemos sensibles para escuchar el susurro de la voz de Dios. Es la voz de Dios, que nos llama por nombre, que nos hace responder al llamado de seguir a Cristo como algo prioritario en nuestras vidas. La revelación de su presencia nos convence del mal que hemos hecho y nos trae arrepentimiento. Sabemos en un momento que debemos responder y que nuestras vidas nunca volverán a ser igual. Conocer ese Dios de una manera personal y escuchar su voz a través del Espíritu que habita en nosotros, es la más profunda, pura, y bondadosa forma de intimidad con la que nos podemos encontrar. Y esta relación es la misma razón por la cual fuimos creados. No solamente Dios creó al hombre para tener una relación con él, sino que también lo creó a su imagen. El hecho de que reflejamos la imagen de Dios, explica porque deseamos conocer y ser conocidos, ser amados y amar. El nivel de intimidad que deseamos en nuestros corazones, es el nivel de intimidad impreso por Dios Mismo en nosotros. No hay otra relación que nos dejará tan satisfechos como esta relación con Dios. Nada más en esta vida nos puede llenar como Dios. La profundidad del amor que Dios desea compartir con nosotros mediante una relación con Cristo, no tiene comparación. La Palabra de Dios nos revela el tipo de relación que Cristo desea tener con nosotros y usa el ejemplo de novios. En la parábola del hijo prodigo, el padre dice, “Hijo tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo,” (Lucas 15:31). Lo que refleja el corazón del Cantar de los Cantares 7:10. Somos amados del Señor y Su deseo es para nosotros. Él es para nosotros. Él está siempre con nosotros. Y su plenitud, pasión y el amor santo en su corazón, es nuestro. Pero la única forma en que tal intimidad pueda ser nuestra experiencia – la única manera en que este amor realmente puede ser el tesoro de nuestro corazón – es si pasamos tiempo con Dios. En las relaciones terrenales, es a la medida que nosotros pasemos tiempo juntos que hay mas cercanía, llegamos a confiar el uno en el otro, sabemos cómo son, y podemos entender como ellos se sienten con

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Devocional intimidad

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Intimidad: Escuchando su Susurro

“No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad…” – Juan 17:20-23

“Yo soy de mi amado, y él me busca con pasión.” – Cantares 7:10

Jesús. Estamos tan acostumbrados a escuchar ese

nombre, tan acostumbrados a decirlo, que frecuentemente somos indiferentes cuando oímos ese nombre, a pesar del peso de gloria que lleva. No es sino hasta cuando nos aislamos del ruido y las distracciones del mundo, que nos volvemos sensibles para escuchar el susurro de la voz de Dios.

Es la voz de Dios, que nos llama por nombre, que nos hace responder al llamado de seguir a Cristo como algo prioritario en nuestras vidas. La revelación de su presencia nos convence del mal que hemos hecho y nos trae arrepentimiento. Sabemos en un momento que debemos responder y que nuestras vidas nunca volverán a ser igual. Conocer ese Dios de una manera personal y escuchar su voz a través del Espíritu que habita en nosotros, es la más profunda, pura, y bondadosa forma de intimidad con la que nos podemos encontrar. Y esta relación es la misma razón por la cual fuimos creados.

No solamente Dios creó al hombre para tener una relación con él, sino que también lo creó a su imagen. El hecho de que reflejamos la imagen de Dios, explica porque

deseamos conocer y ser conocidos, ser amados y amar. El nivel de intimidad que deseamos en nuestros corazones, es el nivel de intimidad impreso por Dios Mismo en nosotros.

No hay otra relación que nos dejará tan satisfechos como esta relación con Dios. Nada más en esta vida nos puede llenar como Dios. La profundidad del amor que Dios desea compartir con nosotros mediante una relación con Cristo, no tiene comparación. La Palabra de Dios nos revela el tipo de relación que Cristo desea tener con nosotros y usa el ejemplo de novios. En la parábola del hijo prodigo, el padre dice, “Hijo tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo,” (Lucas 15:31). Lo que refleja el corazón del Cantar de los Cantares 7:10. Somos amados del Señor y Su deseo es para nosotros. Él es para nosotros. Él está siempre con nosotros. Y su plenitud, pasión y el amor santo en su corazón, es nuestro.

Pero la única forma en que tal intimidad pueda ser nuestra experiencia – la única manera en que este amor realmente puede ser el tesoro de nuestro corazón – es si pasamos tiempo con Dios. En las relaciones terrenales, es a la medida que nosotros pasemos tiempo juntos que hay mas cercanía, llegamos a confiar el uno en el otro, sabemos cómo son, y podemos entender como ellos se sienten con nosotros. Es lo mismo con Dios. En el tiempo a solas con el Señor, él nos llena de nuevo con su conocimiento y vivimos la experiencia de que él nos ama, nos ha aceptado, y nos llama suyos.

Sin ese tiempo de intimidad continua, aun nuestros esfuerzos más sinceros de vivir para Dios, eventualmente se tornaran vacíos, frustrantes y una carga. Hemos sido llamados a ser luz en el mundo, pero la luz no se puede mantener sin recarga. Es solamente cuando nosotros nos recargamos a través del tiempo con Dios, que podemos continuamente mostrar ese mismo amor. Si no lo buscamos voluntariamente con todo nuestro corazón, la dulzura de su voz y la ternura con que respondemos puede convertirse en un recuerdo lejano, en lugar de ser una experiencia diaria con él.

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¿Entonces como hacemos para buscarlo intencionalmente? Hay que caminar de una forma práctica, con diligencia, con un espíritu sensible. No podemos contar con mucho tiempo libre o esperar a sentir la presencia de Dios para determinar que vamos a ponerle cuidado. Cuando la vida es agitada y Dios se siente lejos, solamente teniendo tiempo con él y meditando en su palabra constantemente, podemos evitar el desgaste y el sentirnos desanimados. No podemos dejar que nuestras emociones nos dirijan, porque no siempre vamos a “sentir” a Dios, o “sentir” que El nos está hablando. Pero él siempre está a nuestra disposición a través de su palabra. Y su palabra… “Ciertamente, es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, [a] y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón,” (Heb. 4:12). Mientras que leamos la palabra de Dios, Él nos lee a nosotros. Aun más, él escribe esas palabras en nuestros corazones, transformándonos a su imagen, y acercándonos más a su corazón.

Habiendo dicho eso, el tener gran diligencia no puede abrir paso directamente a Dios, si no se tiene un espíritu sensible. Un plan de acción ayuda, pero no es el punto. El punto es experimentar el amor de Dios. Hay que estar atentos a los momentos cuando el Espíritu de Dios está inquietando nuestros corazones, llamándonos a estar quietos y reconocer que El es Dios. “Fallar en reconocer el valor de sencillamente estar con Dios, como el amado, sin hacer nada, es arruinar el corazón del cristianismo.”2 A veces, no podemos lograr esto hasta que abandonemos todos nuestros planes de acción, devocionales, estudios bíblicos, y versículos de memoria y dejemos que ellos caigan donde caigan, y en lugar de esas cosas ir corriendo directamente a los brazos de Dios. Solo en ese momento – solo ahí podemos escucharlo decir, ‘Quédate aquí, mi hijo. Quédate todo el tiempo que quieras.’

Padre Celestial,Gracias por tu inmenso amor por nosotros. Gracias por sacrificar tu hijo, Jesús, en la cruz para que pudiéramos

experimentar tu amor y tener una relación eterna contigo. Revela este amor a nuestros corazones. Revela la verdad de cómo nos amas en las áreas de nuestro corazón donde nos cuesta creer y entender tu amor por nosotros. Danos el deseo de pasar tiempo contigo y en tu palabra. Acláranos tu palabra al leerla, para que sea agradable y nos llene. Ayúdanos a que sea parte de nuestras vidas al punto de que no podamos vivir sin ella. Queremos que la meta de nuestra vida sea el amarte y ser amados por ti todos los días.

Juan 15:1-8“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. ‘Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.”

Trabajo

1. Memoriza Juan 17: 20-23.

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2. Reúnete con su compañero de oración y compartan una comida. Lean y hablen de mateo 22:35-40.3. Escoge el orar-leyendo o escribir en tu diario diariamente (al menos 30 minutos) para pasar tiempo con el Señor. Considera utilizar la lectura adicional.

Lectura Adicional

Mateo 25:1-13Mateo 26:6-13Lucas 7:36-50Lucas 10:38-42Juan 15:1-8Juan 17:24-26

Seguimiento

Hay muchas formas de encontrarse con Dios a través de su palabra, pero aquí queremos hablar de dos:

Orar-leyendo: se hace leyendo un pasaje de la Biblia y luego eso mismo que se ha leído se ora a Dios. Primero, lees los versículos para ti mismo y luego conviértelos en una oración. Si los versículos son un mandato, pídele a Dios que él te ayude a poder obedecer a través del poder de su Espíritu Santo. Si el versículo revela una verdad acerca del Señor, dale gracias por esa verdad y que él te ayude a que estés mas consiente de eso en tu vida. Puedes hacer esto con unos versículos o con todo un pasaje. Si quieres utilizar todo un pasaje, ve despacio para que puedas sentir si el Espíritu quiere resaltar un versículo en particular para ti. Lee en silencio, canta en voz alta, o memorízalo.

Dato interesante: si lees 5 capítulos diarios, puedes leer todo el Nuevo Testamento en dos meses – ¡Ósea 6 veces al año!

Escribir en un diario: es una forma de meditar en lo que lees, que te ayuda a no perder tu enfoque. Comenzando con una hoja, escribe un versículo. Luego escribe lo que tú crees

que dice. Esto puede ser unas oraciones o unos párrafos. Después, escribe una reflexión personal – que significa para ti, que te llamo la atención, etc. Si vienen a la mente otros versículos que tengan que ver con el tema, inclúyelos también. Luego convierte el pasaje en oración y escucha al Espíritu Santo. Escribe tu oración y lo que sientes que Dios te está respondiendo.

(El Espíritu Santo sí te habla pero hay que aprender a discernir la voz de El. Quizás sea un proceso que lleva tiempo. Órale a Dios por sabiduría y discernimiento, y cuando sientas que El te ha hablado confirma con la misma Biblia. Si era Dios, esto siempre se alinea con la palabra.)

Solo para Líderes…

Calentamiento: Estas preguntas se plantean antes de iniciar con el estudio.

1. ¿Crees que Dios desea una relación profunda contigo?

2. ¿Crees que hay límites en cuanto al amor que Dios tiene para contigo? Si crees que El quiere esa relación, ¿Cuáles son los motivos que identificas?

Preguntas del Texto:

1. Por favor comparte una de las primeras veces que experimentaste y creíste que Dios te ama.

2. Dios a veces habla son un “suave murmullo” (1 Reyes 19:11-12). ¿Te acuerdas de algún momento cuando Dios te ha hablado?

3. Lee Lucas 10:38-42. ¿Cuál es la única cosa “necesaria” que Jesús menciona? ¿Qué resultado tiene el escoger esa opción?

4. Lea Juan 15:1-8. ¿Qué quiere decir, “permanecer” en Cristo? ¿Qué resultado tiene el permanecer en El?

Preguntas de Aplicación:

1. La parabola de las 10 vírgenes esta en Mateo 25 junto con el comentario de Jesús de la importancia de guardar aceite, tanto para tener una vida de servicio, como en preparación de su venida. Todas las

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vírgenes se durmieron, pero 5 venian preparadas con aceite de más. Hoy en día, ¿Cuáles podrian ser unas distracciones que no ayudan a que estemos preparados?

2. ¿La forma en que pasas tiempo con Dios se parece a las virgenes sabias o las insensatas? ¿Qué cambios podrias hacer para asegurar que estes guardando aceite para el momento necesario?

2 Schillebeeckx, Edward. (As quoted by Brennan Manning in The Rabbi’s Heartbeat.) Colorado Springs, CO: Navpress, 2003. 41.