3 Relación entre la Formación por Proyectos y la Formación Basada

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Relación entre la Formación por Proyectos y la Formación Basada en Competencias[1]

 

En todo proceso educativo/formativo, se presenta la necesidad de responder mínimamente a las siguientes preguntas:

 

¿Para qué enseñar/formar? ¿Qué enseñar/formar? ¿Cómo enseñar/formar? ¿Cuándo enseñar/formar?

 

Evidentemente, podríamos ampliar dichas preguntas con otros aspectos complementarios de los anteriores (dónde, con qué…). Así mismo, preguntas semejantes nos pueden servir para orientar también las propuestas en el ámbito de la Evaluación (¿para qué evaluar?, ¿qué evaluar?, ¿cómo evaluar?, ¿cuándo evaluar?).

 

En este contexto, la Formación Basada en Competencias, nos da principalmente la respuesta a las dos primeras preguntas (¿para qué enseñar?, y en relación con ella ¿qué enseñar?). Por tanto, la Formación Basada en Competencias, nos pone el referente de la formación, es decir, nos ayuda a identificar con claridad cuál es el sentido y finalidad de los procesos formativos que implementamos en la institución. Además, a partir del conocimiento técnico que implica o conlleva cada Competencia, se nos sitúa también en la línea de qué es lo que hay que enseñar (los contenidos, que deberán ser, además, pertinentes y actualizados).

 

Por otra parte, desde la perspectiva de la Formación Profesional Integral, deberemos complementar los aspectos técnicos y metodológicos de las Competencias a desarrollar, con Competencias de carácter más transversal (Trabajo en Equipo, Planificación y Organización…), que posibiliten dicha integralidad.

 

Por su parte, la Formación por Proyectos, es una estrategia de carácter metodológico; apunta, por tanto, a dar respuesta, principalmente, a la pregunta ¿cómo enseñar/formar? Es decir, la Formación por Proyectos, nos ofrece pautas para definir la dinámica y los roles del Instructor y del Aprendiz en el proceso de desarrollo de las Competencias Técnicas y Transversales anteriormente identificadas y delimitadas.

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Esta estrategia metodológica es una de las posibles opciones (podría haberse optado por estrategias de carácter más academicista, o por otras de índole más instruccionista); ahora bien, se estima que el desarrollo de Competencias Técnicas y Transversales, se puede lograr de manera más adecuada con este tipo de estrategia, que centra los procesos en el Aprendiz, soportándose en Técnicas Didácticas Activas. 

 

Así pues, la Formación Basada en Competencias y la Formación por Proyectos, son, en general[2], complementarias. La primera nos señala las finalidades de la formación, la segunda, nos indica formas de actuación (entre otras posibles) para que los Aprendices lleguen a alcanzar dichas finalidades.

 

Si bien, en general, ambos enfoques no son contradictorios sino complementarios, la Formación Basada en Competencias apunta al ¿para qué? y al ¿qué? de la formación -es decir, a las finalidades y objetivos de la misma (en términos de Competencias)-, y la estrategia de Formación por Proyectos, se centra en el ¿cómo? realizar esa formación; también es cierto que en algunos aspectos ambos enfoques presentan discrepancias notables.

 

 

Uno de estos aspectos es que la Formación Basada en Competencias se plantea de forma modular, con el fin de que cada persona pueda certificar su formación por módulo independiente y en el momento en que lo estime conveniente y necesario.

 

 

Al plantearse una estrategia de Formación por Proyectos -dirigidos a la solución de problemas reales-, es posible que la definición de dichos Proyectos requiera de la inclusión de contenidos y actividades relacionadas con más de un Módulo de Formación; por lo que, desde una visión y comprensión estricta de los modelos de Formación Basada en Competencias, esto sería imposible de realizar.

 

 

Si se plantean Proyectos que inciden sobre más de un Módulo de Formación (que, además, no tienen por qué abarcar dichos Módulos en su totalidad), ello conllevaría la imposibilidad de certificar modulo a modulo, sino que requeriría que el Aprendiz realizase la totalidad de las actividades propuestas en los diferentes Proyectos hasta ver reconocidas los diferentes resultados de aprendizaje asociados a dichos Proyectos.

 

 

En la práctica, para hacer frente a esta problemática, sería bueno hacer una doble diferenciación. Por una parte, es posible pensar que, en la gran mayoría de los casos, quienes

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vienen a realizar una formación titulada (formación larga), realizan su matrícula (tras los diagnósticos correspondientes) para la totalidad de dicha formación, y se asume que van a desarrollar el conjunto de propuestas y proyectos que para la misma se van definiendo.

 

 

En el caso de formación complementaria (formación corta), se deberían plantear Proyectos específicos relacionados con los resultados de aprendizaje del correspondiente Módulo de Formación o de la formación a la medida.

 

 

Roles del Instructor y del Aprendiz en la estrategia de Formación por Proyectos

 

 

* Rol del Instructor

 

Con la implementación de la estrategia de Formación por Proyectos, el rol del Instructor cambia, y se amplia, con respecto al modelo educativo tradicional.

 

Una primera consideración es que el Instructor ya no puede, ni debe, trabajar de forma aislada, sino que es imprescindible que trabaje en equipo con otros Instructores. En este contexto, es importante subrayar que se hace necesario que el Instructor asuma que -frente al grupo, frente a otros Instructores- tiene saberes (conocimientos, habilidades, actitudes…) que puede compartir, y tiene otros saberes que tendrá que ir adquiriendo.

 

Junto a lo anterior, hay que señalar que en el uso de Metodologías Activas se    pueden diferenciar dos grandes ámbitos en los que el Instructor debe

desempeñarse como profesional. Por una parte, el Instructor se desempeña como especialista en determinada(s) temática(s); por otra parte, el Instructor actúa como tutor en el desarrollo de los diferentes trabajos que se plantean en el aula.

 

Desde la perspectiva del especialista, el Instructor deberá:

 

Poner sus conocimientos y experiencia técnica al servicio del aprendizaje de sus Aprendices.

Actualizarse permanentemente en su(s) campo(s) de especialidad(s). Incorporar nuevos conocimientos a las actividades formativas.

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Como tutor y facilitador del desarrollo del trabajo en el aula, el Instructor deberá actuar como:

 

Planificador de los Proyectos. Guía y dinamizador de la actividad de los Aprendices. Observador activo y permanente orientado al aprendizaje de los Aprendices. Facilitador del aprendizaje de sus Aprendices. Regulador de la actividad de los diferentes grupos de trabajo. Evaluador de los procesos de aprendizaje, de su propio trabajo y del proceso de

desarrollo de los trabajos que se desarrollan en el aula.

 

Podemos concretar un poco más todo lo anterior, centrando la mirada en el trabajo del Instructor a la hora de definir y seleccionar un Proyecto.

 

De manera genérica, podemos decir que el primer trabajo del Instructor[3] es el de participar en la consolidación de un equipo de trabajo, que con una mirada amplia pueda dar respuesta a las necesidades formativas que plantea cada una de los Programas de formación o Estructuras Curriculares en las que él está implicado. Es decir, el Instructor, en interrelación con otros Instructores, tiene que tener una visión clara de los resultados de aprendizaje (referidos a Competencias) que el Aprendiz tiene que haber logrado tras haber finalizado la formación correspondiente a cada Programa de formación o Estructura Curricular.

 

La siguiente tarea del equipo de Instructores, es la de anticipar y prever posibles propuestas de trabajo (Proyectos, Análisis de Servicios, Estudio de Casos, Simulaciones…) que, en principio, puedan cubrir y desarrollar la totalidad de los resultados de aprendizaje que se requieren en el programa de formación.

 

Este es un trabajo complejo, que requiere bastante dedicación, flexibilidad y creatividad por parte de los Instructores; con todo, también hay que decir que el mismo no tiene porqué quedar completamente definido y acotado en esta primera aproximación. Desde la experiencia práctica, se puede señalar que si bien hay que tener una mirada global sobre todo el proceso, es imprescindible concretar las primeras acciones, los primeros trabajos a desarrollar en el aula (por ejemplo, las propuestas del primer trimestre), de manera que se puedan ir concretando las propuestas y trabajos siguientes con posterioridad.

A partir de ahí, se hace necesario concretar ya las primeras propuestas de trabajo. De forma esquemática, podemos representar el trabajo a realizar con el siguiente esquema: 

Reunión de Instructores

Lluvia de ideas Análisis / Argumentación Selección de una propuesta

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Análisis pormenorizado de la propuesta

Resultados de aprendizaje a desarrollar Dificultades problemas que plantea Delimitación (aproximada) de tiempos y recursos Rol del Instructor y del Aprendiz / Organización para el trabajo Fases / Actividades a desarrollar

Elaboración de la Propuesta de trabajo

Descripción y delimitación de la propuesta Material para el Aprendiz / Grupo Planificación de acciones / Cronograma Preparación de recursos / materiales …

Definición de Criterios / Momentos de Evaluación

Delimitación de Criterios / Momentos de Evaluación Análisis de Criterios / Momentos de Evaluación Planificación y Operativización de la Evaluación

Estas fases de planificación y alistamiento de los procesos a desarrollar en el aula son claves para el buen desarrollo de los Proyectos, por lo que deberán dedicárseles los tiempos y recursos que sean necesarios a tal fin.

 

La siguiente función del Instructor, es dinamizar en el aula la propuesta de trabajo o Proyecto que se va a plantear a los Aprendices. En este momento, las principales funciones del Instructor serán:

 

Presentación de la actividad. Dinamización de los equipos. Regulación del aprendizaje: Detección de dificultades y errores. Interrogación y guía. Ayudas y aportes de contenidos. Demanda de concreción, calidad y rigor. Ubicación de espacios y recursos. … Identificación y recogida de evidencias …

 

Todo ello, siempre, desde una actitud de disponibilidad y proximidad, pero también como se ha señalado de concreción, calidad y rigor (tanto en lo relativo a los contenidos/resultados como a los procesos y tiempos que conllevan).

 

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* Rol del Aprendiz

 

También -y, sobre todo- el papel de Aprendiz cambia con la implementación de Técnicas Didácticas Activas en el aula. En este sentido, la participación de los Aprendices se ve ampliada en una doble vertiente; por una parte, desde el compromiso y trabajo personal, y, por otra parte, desde su integración y desempeño en el contexto de un grupo/equipo de trabajo.

 

De esta manera, el Aprendiz, que en un modelo tradicional de enseñanza tiene como actividades principales las siguientes:

 

a. recepción de contenidos, b. ejercitación y/o memorización, c. plasmación de lo ejercitado/memorizado (normalmente, mediante un examen)

 

pasa a tener una mayor diversidad de acciones en las que implicarse y mediante las cuales ir estructurando y construyendo su aprendizaje. Entre esta multiplicidad de actividades posibles, se encuentran las siguientes:

 

Analizar situaciones reales, complejas y retadoras presentadas por el Instructor. Buscar, estudiar y aplicar información de diversas fuentes (Internet, Biblioteca Digital,

biblioteca del campus, textos, artículos, consultas a expertos de organizaciones y empresas) para ofrecer soluciones fundamentadas.

Compartir las soluciones con los miembros del grupo, buscando entre todos, de forma colaborativa, la solución más viable.

Utilizar las tecnologías de la información para aprender, investigar, exponer e interactuar con el Instructor y sus compañeros.

Consultar al Instructor y a otros expertos para pedir orientación cuando lo necesita. Participar en la organización y administración del proceso compartiendo

responsabilidades con sus compañeros. Participar en sesiones de grupo para reflexionar sobre el proceso, los resultados

logrados y proponer juntos soluciones de mejora bajo la guía del Instructor. …

 

Como puede apreciarse, si bien las diferentes actividades del proceso formativo están centradas en el Aprendiz, de quien se espera -y a quien se impulsa y direcciona- a que:

asuma su responsabilidad para trabajar en equipo, valore la necesidad e importancia de responsabilizarse de su propio proceso de

aprendizaje, se sienta parte integrante, y participe de forma activa, en los procesos formativos que

se desarrollan en el aula,

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enfrente de forma sistemática problemas y situaciones que requieren planteamiento de alternativas de solución de los mismos y toma de decisiones,

 

El Instructor tiene un papel determinante en la definición y estructuración de los ambientes de aprendizaje, la presentación de posibles proyectos o propuestas de trabajo, la guía y apoyo en el desarrollo de los mismos, la demanda de rigor, concreción y calidad en la elaboración y presentación de los trabajos…

EQUIPO FORMADORES REGIONAL BOYACA

SENA: Conocimiento para todos los Colombianos

[1] Tomado de Documento FAQ´s Seminario FpP 2006.

[2] En algunos aspectos muy particulares, puede haber algunos “roces” o contradicciones entre algunos aspectos teórico-prácticos de la Formación Basada en Competencias y la implementación de la estrategia de Formación por Proyectos.

[3] Si bien aquí se señala que este es “trabajo del Instructor”, es evidente que este trabajo debe ser guiado y estructurado por

el Coordinador correspondiente, que puede contar con la ayuda del Formador de Instructores o Asesor Pedagógico.