3 un recién llegado a la ciudad

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Y así, un par de ingenuos se endilgan en la misma senda. ¿Y tú, jovenzuelo arrogante, eres acaso un problema en ciernes? Vamos, hermano, ya pasó lo interesante. Un minuto, Ming. Es una costumbre poco sana escudriñar el futuro, Pierre. ¡Que el diablo me lleve! Un día me matarás del susto, Sara. Mientras me pagues tan bien por mantenerte vivo, no me lo permitiría. Cierto. Solía ser todo más simple entonces. Antes eras tú quien solía leer la suerte a los incautos. Por tiempos más simples, Sara. A tu salud.

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Y así, un par

de ingenuos se

endilgan en la

misma senda.

¿Y tú,

jovenzuelo

arrogante,

eres acaso un

problema en

ciernes?

Vamos,

hermano,

ya pasó lo

interesante.

Un

minuto,

Ming.

Es una costumbre

poco sana escudriñar el

futuro, Pierre.

¡Que el

diablo me

lleve!

Un día me

matarás del

susto, Sara.

Mientras me pagues tan

bien por mantenerte vivo,

no me lo permitiría.

Cierto.

Solía ser todo

más simple

entonces.

Antes eras

tú quien solía

leer la suerte a

los incautos.

Por tiempos

más simples, Sara.

A tu salud.

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¿Y qué te

hizo venir de tan

lejos, chico?

Mientras tanto.

Mi padre es

un destacado

hombre de

armas.

Él quiso que

me formase en

Inglaterra.

¿Y quiere

que Ud. siga

sus pasos?

No estaría

tan seguro

de ello.

Pues Londres es

un buen lugar para

comenzar de cero.

Supongo

que tiene

razón.

¡La

tecnocracia

ataca de

nuevo!

¡Lea todo en

“El Vapor de

Londres”!

Es lo bueno

de las grandes ciu-

dades. Conserva el

cambio, chico.

Gracias,

señor.

¿Qué es la

“Tecnocracia”?

Ah, es solo

un grupo de

fanáticos.

Acá aparece

su amigo, el

francés.

¿Ya salió el anuncio? Dubois

busca “asistentes” de campo

para la Fundación.

¿En

serio?

Si buscas experiencia

como hombre de armas,

es tu oportunidad.

Hasta aquí

llego, Sr. Van Deer.

Fue un gusto.

Llámame John, chico,

me haces sentir como

pieza de museo.

Quizás lo haga,

John. Adiós y

gracias.

Adiós,

Bernardo.

Y preséntate al casting,

colega. Aunque te advierto:

la paga no es mucha.

Luego...

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Imagino

que es el joven

Riquelme...

Sí,

en efecto,

señor...

Llega

tarde.

Lo siento.

Tuve un ligero

contratiem--

¡PERKINS!

Es todo

tuyo.¡El joven de

la Patagonia!

Veo que

conoció a

mi socio

Spencer.

No, no de la

Patagonia...Llega

Ud. justo a

tiempo.

¡¿CÓMO

DICE?!

Una

sincronía

perfecta

¿No cree?

Estaré en

mi taller.

Por favor,

Bernardo,

Adelante.

Con su

permiso.Hasta ahora,

he sobrevivido.

Espero que su

arribo a Londres

haya sido grato.

Por suerte, todos los caminos llevan a Roma.

solo igualable a su reputación.Y si sus relojes estaban en perfecta sincronía...

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Además de

asegurar el pago

de su academia, hemos

establecido un margen

para sus gastos.

Ah,

qué bien.Con la devaluación

del real, el cambio le

ha perjudicado.

¿Y cuán

perjudicado

estaría?

Su pensión

de 22 reales

y 8 maravedís.

En libras es

igual a...

2 libras y

7 chelines de

goce.

¿A la

semana?Al mes.

¿No es

un poco...?

Es un duro

negociador, Mr.

Riquelme.¿Ud.

cree?

Me

convenció:

le aumentaré

15 chelines

semanales.

¡Más que suficiente

para gozar las maravillas

de Londres!

Gracias...

supongo.

[Pero que sea

un secreto entre

nosotros. Mi socio

es un tacaño.]

Por cierto,

Bernardo. Esta carta

es para Ud.

tenemos por orden

reportar sus asuntos

directamente a Don

Ambrosio.

Pero el Conde

del Maule estaba a

cargo de eso.

Sea cuidadoso con quienes frecuenta

en Londres. Su padre no estaría contento de

enterarse que su hijo se relaciona con un

subversivo como Francisco de Miranda.Carta de

Don Francisco...

¿para mí?

Y recuerde,

Bernardo: el

tiempo siempre

apremia.

...no puedo decir lo mismo de su calculadora.

Todos los novatos pagamos un precio.

Aunque el mío sería demasiado alto.

Siempre hay alguien que quiere ganar.