31 Jornada Diocesana para Evangelizadores y Catequistas

Índice

Carta del Coordinador Diocesano 2

Presentación de la 31 Jornada Diocesana 3

Etapa Parroquial 6

Etapa Decanal 15

Etapa Vicarial 19

Esquema de la celebración Eucarística 28

TODOS ESTAMOS LLAMADOS A RECOMENZARDESDE CRISTO

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Estimados evangelizadores y catequistas:

Profundamente agradecidos con Dios, renovamos nuestro compromiso evangelizador a través del servicio de la Palabra por la catequesis y alegres celebramos la 31 Jornada Diocesana como espacio de encuentro y relación con nuestro Pastor, como oportunidad de diálogo fecundo y esperanzador con nuestros compañeros catequistas y como vínculo seguro que nos une a aquellos que trabajan en otros sectores de nuestra Iglesia diocesana.

Este espacio formativo-celebrativo es, para muchos de nosotros, una fuente desde donde nuestro compromiso toma renovado impulso, propicia el reconocimiento de los pastores y de la misma comunidad viendo la labor callada y constante que se realiza en los diversos ambientes y territorios de nuestra comunidad diocesana.

El presente subsidio es una herramienta de apoyo, una guía, para que todos los servidores de la Palabra propiciemos fuertemente el encuentro con Jesucristo vivo. En nuestro tiempo muchos necesitamos que se nos presente este anuncio gozoso. Necesitamos de una nueva presentación gozosa de Jesucristo.

Los obispos, en el Documento de Aparecida, nos invitan a entrar en un ambiente de misión y nos proponen como punto de partida e hilo conductor de todo proceso el encuentro con Jesucristo.

Para que este encuentro se dé se hace necesaria la proclamación testimonial del Kerigma, que es el anuncio de la Buena Nueva que suscite en nosotros como oyentes, una experiencia religiosa, capaz de impulsarnos a iniciar, renovar o fortalecer nuestro proceso de conversión y discipulado.

Este material deja a la creatividad e iniciativa de los responsables de cada área y coordinación la posibilidad de conducir y propiciar esta experiencia de tal suerte que en cada Parroquia, Decanato y Vicaría, se vivan intensamente estas etapas y se obtengan los resultados y el provecho duradero en cada persona que participe.

Con este título referencial, “Llamados a recomenzar desde Cristo” queremos fortalecer nuestra opción por Él y nos lanzamos gozosos en nuestra tarea evangelizadora y catequística.

A todos, Dios les bendiga y fortalezca en esta noble tarea.

Pbro. Antonio Godina TejedaCoordinador Diocesano

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PRESENTACIÓN

Desde el año 1981, en nuestra Arquidiócesis de Guadalajara se han venido celebrando las Jornadas Diocesanas para Evangelizadores y Catequistas.

Con esta jornada damos inicia a un itinerario sobre el Discipulado, mismo que concluirá en el año 2015 y cuyas etapas serán:

Como hemos visto, la jornada en sus tres etapas para este año 2011, girará en torno al “KERIGMA Y CONVERSIÓN”, haciendo con ello referencia clara a nuestro v plan diocesano de pastoral que nos invita a:

Lograr que el catequista y evangelizador se encuentren con Jesucristo vivo, ya que es el primer aspecto del proceso de formación del discípulo misionero, que se realiza mediante el Kerigma. “El contenido del Kerigma, del anuncio, que constituye la esencia de todo el mensaje evangélico, es Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado por nosotros” (ver V Plan, 22).

La temática que presentamos es:

LEMA: TODOS ESTAMOS LLAMADOS A RECOMENZAR DESDE CRISTOCITA: “Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él” (Jn 1, 39)

ETAPA PARROQUIAL: ¿Soy discípulo misionero?CITA: “Estoy llamado a recomenzar desde Cristo” (DA 549)

ETAPA DECANAL: El encuentro con Cristo del evangelizador y catequista CITA: “El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4, 18)

ETAPA VICARIAL: El envío del discípuloCITA: “… para anunciar la Buena Nueva” (Lc 4, 18)

Notas:

- En la Etapa Decanal se tendrá la experiencia de un retiro kerigmático, el material se ha entregado previamente a los asesores y coordinadores de decanato.

- En la Etapa Vicarial se privilegiará el momento festivo, y el envío de los discípulos con la entrega de un signo.

2011.- KERIGMA Y CONVERSIÓN2012.- DISCIPULADO2013.- NTEGRACIÓN Y VIVENCIA COMUNITARIA2014.- MISIÓN Y COMPROMISO APOSTÓLICO2015.- CELEBRACIÓN DE LOS 100 AÑOS DEL SEDEC

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PARA CADA CELEBRACIÓN ES NECESARIO TOMAR EN CUENTA:

• Que el lugar de realización de la Jornada, en sus tres etapas, sea adecuado y se preste para orar, profundizar, celebrar y convivir.

• Para la realización de cada etapa les sugerimos cuidar todos los momentos, sin olvidar la parte festiva del encuentro.

• Prever las distintas comisiones, tales como: Publicidad, expositor, liturgia, logística, animación, inscripciones, refrigerio, y otras que parezcan necesarias para la organización y realización de cada etapa.

• Prever hojas de cantos litúrgicos y de ambientación para cada participante.• Contar con un buen equipo de sonido.• Cuidar en cada etapa de la Jornada la ambientación o animación al iniciar cada momento

y en los respectivos descansos.• Para el trabajo en grupos de cada una de las Jornadas elegir un coordinador y un secretario.• Los distintos coordinadores (parroquia, decanato y vicaria) y asesores de la catequesis

adaptaran la experiencia del retiro kerigmático y la pre-jornada a sus distintos ambientes según sea conveniente.

• Prever con tiempo la entrega de los reconocimientos. Para ello, favor de entregar al SEDEC (al departamento de animación) la lista de los agentes que recibirán dichos reconocimientos (5, 15, 25, 50 ó 75 años especifi cando los años de servicio a la Evangelización o a la Catequesis), para la etapa vicarial sólo se entregaran a quienes cumplan 25, 50 y 75 años, el resto se entregaran en la comunidad parroquial el día de la Catequesis.

EL SEDEC DE GUADALAJARA PONE A SU DISPOSICIÓN:

• Folleto guía para la realización de la Jornada con sus tres etapas correspondientes (se repartirá gratuitamente a toda la Arquidiócesis).

• Servicio de librería para adquirir material catequístico que se crea conveniente, pueden solicitarlo enviando por escrito su petición o llamando por teléfono con Lupita Campechano.

• Para la etapa vicarial se contará con el apoyo de un asesor, miembro del SEDEC (pueden ponerse en contacto con nosotros. Teléfonos: 3618 6666 / 3617 5456), quien acompañará su Jornada.

Vicarías Foráneas:

Vicaría “San Antonio”. Tlajomulco.- José Inés Flores de la Cruz.Vicaría “San Francisco”, Nochistlán.- Víctor Hugo Escalante Gutiérrez.Vicaría “Señor de la Misericordia”, Ocotlán.- Hna. Noemí Crisóstomo Pérez.Vicaría “Señor de los Rayos”, Temastían.- Departamento de Animación.Vicaría “Señor Grande”, Ameca.- Hna. Magola Sofán Guerra.

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Vicarías Urbanas:

Vicaría “San Andrés”.- Hna. Claudia Hernández Vega.Vicaría “Santa Cecilia.- Hna. Guadalupe María Quezada Cadena.Vicaría “San José de Analco”.- Oscar Esaú Villafuerte López.Vicaría “Nuestra Señora de Lourdes”.- María Elena Ocegueda Juárez.Vicaría “Nuestra Señora del Rosario”, Toluquilla.- Abraham González Alcalá.Vicaría “Nuestra Señora de Zapopan”.- María de Jesús Ramírez Meléndrez.Vicaría “San Pedro”, Tlaquepaque.- Joaquín Moya Rocha.Vicaría “Santos Mártires Mexicanos”.- Hna. Rocío Elizabeth Cedeño Velázquez.Vicaría “Santuario de Guadalupe”.- Víctor Hugo Escalante Gutiérrez.Vicaría “Ntra. Sra. de Atemajac”.- Alicia Aurora Pérez Pérez.

Los invitamos a participar en las tres etapas. Les recordamos, fi nalmente, que la Jornada Diocesana involucra a todos los Evangelizadores y Catequistas, no la reduzcamos solamente a los agentes que atienden la Catequesis infantil…

Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis

ETAPA PARROQUIAL

¿SOY DISCÍPULO(A) MISIONERO(A)?

“Estoy llamado a recomenzar desde Cristo” (DA 549)

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SUGERENCIAS PARA SU REALIZACIÓN:

Alentar y convocar a todos los Catequistas y Evangelizadores. Es importante que se motive e impulse desde este momento a vivir nuestro encuentro con disposición, alegría y apertura, para dejarnos cuestionar con la pregunta ¿Soy discípulo(a) misionero(a)?

Dedicar un tiempo sufi ciente para el desarrollo de esta etapa de la Jornada, ya que contar con un tiempo preestablecido ayuda y dispone a vivir de lleno este momento.

Propiciar un ambiente de oración y refl exión, para que el cuestionamiento que nos hacemos sea respondido en el interior de cada uno(a).

Prever que la bienvenida a la Jornada Parroquial sea dirigida por el Párroco, primer responsable de la Catequesis Parroquial.

Motivar a la participación de la Jornada Decanal, pues nuestra Jornada Diocesana no termina con este encuentro, es necesario disponernos y abrirnos a vivir las otros dos etapas.

Prever los siguientes materiales para el adecuado desarrollo de la Jornada.

PREPARAR LO SIGUIENTE:

Mesa con mantel Letrero grande: “DISCÍPULO MISIONERO” Biblia Copia para cada participante de la historia: “No pierdas de vista tus metas” Letreros con algunas de las “palabras-ideas” sugeridas. Cinta adhesiva. Hoja de preguntas para cada grupo. Una tarjeta por participante (para el propósito). Grabadora y música relajación. Hojas tamaño carta u ofi cio para el ejercicio del “Sí”. Copia para cada participante de la oración “relectura del salmo 23”.

Tomar conciencia de nuestro ser de discípulos(as) misioneros(as) y animar a los catequistas a vivir la experiencia del encuentro para recomenzar con gozo desde Cristo.

Al término de esta etapa parroquial habremos logrado que el evangelizador y el catequista tengan muy claro:

• El valor de la vocación recibida, que nos hace aptos para acompañar, en el camino de la santidad, a los discípulos que el Señor nos ha confi ado.

• Que nuestra vocación y tarea, no es algo trivial e intrascendente.• Que esa designación especial que hemos recibido, es pura gracia. “Lo que han

recibido gratis, denlo gratis” (Mt 10,8).

OBJETIVO


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• Que es imprescindible tener la experiencia del encuentro con Cristo para ser auténticos discípulos misioneros, testigos del Reino.

DESARROLLO DEL MOMENTO PARROQUIAL

EXPERIENCIA HUMANA:

Iniciamos con una gran interrogante: ¿SOY DISCÍPULO(A) MISIONERO(A)?

Es una gran pregunta, porque la respuesta abarca toda nuestra vida. Nuestra existencia, desde sus inicios, surge de una llamada que se repite a través de una serie de llamadas de Dios: a existir, a ser su hijo(a), a un estado de vida concreto, a ser catequista, etc.

Lo que va marcando nuestro ser de creyentes, es la calidad de vida que tengamos como discípulos(as) y misioneros(as); ir descubriendo, cada día, en cada etapa de nuestra vida, esa vocación y compromiso de ser hoy, discípulo(a), de ser hoy misionero(a) y por consecuencia y exigencia, optar por una formación idónea.

El documento de Aparecida habla bellamente del itinerario formativo del seguidor de Jesús y describe cómo “este itinerario, hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y en la imitación personal de Jesucristo que llama a los suyos por su nombre y estos lo siguen porque conocen su voz” (DA 277).

El llamado que hemos recibido es en verdad un reto apasionante. Es toda una odisea en donde cada vez nos superamos más, vamos penetrando y encontrando el sentido de lo que nos apasiona.

Algo importantísimo es, no perder de vista nuestras metas que van acompañando ese itinerario discipular.

VEAMOS


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Leamos esta historia:

“No pierdas de vista tus metas”

Cuando miró hacia adelante, Florence Chadwich no vio nada más que una sólida pared de niebla. Tenía el cuerpo entumecido. Había nadado durante casi dieciséis horas.

Ya era la primera mujer que había recorrido a nado el Canal de la Mancha en ambas direcciones (en 1950 nadó de Francia a Inglaterra en 13 horas con 20 minutos, acortando en más de una hora la marca anterior. Al año siguiente, en 16 horas y 19 minutos, hizo el recorrido opuesto que nunca había completado, hasta ese momento, ninguna nadadora).

En aquella mañana del 4 de julio de 1952, el mar era como un baño de hielo y la niebla era tan densa que apenas podía ver lo botes de ayuda. Los tiburones se arrojaban hacia su solitaria fi gura sólo para ser ahuyentados por disparos de rifl es. Ella se debatía contra la helada presión del mar –hora tras hora-, mientras millones de personas la seguían por televisión.

A la par de Florence, en uno de los botes, su madre y su entrenador iban alentándola. Le decían que no faltaba mucho. Pero lo único que ella veía era la niebla. La instaban a no abandonar. Nunca lo había hecho… hasta entonces. Cuando tenía apenas setecientos metros por delante, pidió que la sacaran.

Varias horas más tarde, calentando todavía su cuerpo helado, le dijo a un periodista: “Mire, no es que quiera disculparme, pero si hubiera podido ver tierra lo habría logrado”. ¡No había sido el cansancio, ni siquiera el agua fría lo que la había derrotado! Había sido la niebla. ¡No podía ver su meta!

Doce meses más tarde, hizo un nuevo intento. Esta vez, pese a la misma niebla densa, nadó con su fe intacta y su meta claramente dibujada en su mente. Sabía que en algún lugar detrás de la niebla había tierra y esta vez lo logró. Florence Chadwick se convirtió en la primera mujer que cruzaba el Canal Catalina, superando en dos horas el récord masculino.

Dentro de esta historia, ¿qué palabras-ideas podemos destacar? Expresarlas a través de una lluvia de ideas.

Metas - Objetivos Superación de problemas Perseverancia Lucha Esfuerzo Constancia Firmeza Empeño

Luego pegar algunos letreros con estas palabras-ideas en el salón.


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PREGUNTÉMONOS:

1. Pensando en el título del tema de esta etapa parroquial: ¿por qué creen que colocamos aquí esta historia?

2. Comentemos sobre las ideas-palabras que se contienen dentro de la historia. 3. ¿Qué relación pueden tener con la pregunta inicial que nos hacíamos: ¿Soy

discípulo(a) misionero(a)?

Veamos si lo que conversaremos, nos ayuda a ir respondiendo a la pregunta, que nos hemos hecho al principio ¿soy discípulo(a) misionero(a)?.

Preguntas guía para los grupos:

1. ¿Qué les pareció la odisea de Florence Chadwick?2. ¿Conocen ustedes a alguien que haya realizado una proeza importante? 3. Ser discípulo, ¿qué reto entraña?4. ¿Qué signifi ca para ti ser discípulo(a) misionero(a)?

Se sugiere concluir este momento con un plenario.

ILUMINACIÓN:

Con las palabras de Jesús: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fi n del mundo” (Mt 28,18-20). Con estas palabras se inicia un itinerario formativo para confi gurar discípulos a imagen del Maestro. A lo largo de los siglos, se han ido dando diversas acentuaciones, exigencias, modos, etc., para responder a la invitación del Señor Jesús.

Pero, ¿Qué signifi ca ser discípulo(a)? ser discípulos es orientar toda la vida, según el amor de Cristo. Es vivir de acuerdo a la ciencia que nace del corazón y que cree en el misterio de Cristo escondido, muchas veces, bajo signos pobres y desconcertantes. Es tener una actitud contemplativa, que desde los pies del Maestro, opta permanentemente, por recomenzar y permanecer con Él.

El evangelizador y el catequista, por su vocación y ministerio, saben que su vida queda orientada hacia Cristo, que es luz, verdad y amor. La vida del evangelizador y el catequista se vuelve una respuesta audaz a la invitación permanente para encontrarse con Él, en cada acontecimiento. Al decidir reencontrarnos y permanecer con Cristo, nos mantendremos en la certeza, de que nunca más viviremos solos.

PENSAMOS


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En todo proceso formativo que sigue Jesús con sus discípulos, les va revelando, paulatinamente:

Que el Reino está cerca, defi nitivamente establecido y que llama a la conversión y a la fe.

Confi rma este anuncio con sus potentes acciones de misericordia y de salvación. Les hace comprender que la plenitud de vida del discípulo, no es un triunfo

pasajero que se da en un reino terreno. El discípulo se forja en sufrir injusticia y violencia, en morir, pero con la certeza

de resucitar.

Por lo tanto, para el discípulo, que quiere ser reconocido como tal, es esencial captar claramente a quién está siguiendo; de esto va a depender la naturaleza y el signifi cado de su seguimiento.

Catequista, Evangelizador, ¡alerta! cuánto más los discípulos toman conciencia de quién es su Maestro y de su originalidad, tanto más fuerte se vuelve la exigencia y necesidad vital que siente de permanecer junto a Él y de seguirlo.

Si hemos respondido plenamente ¡Yo evangelizador, soy discípulo!; ¡Yo catequista, soy discípulo!, entonces hemos llegado a la gozosa certeza de que:

Ser discípulo y seguir a Jesús, no es por tiempos y en ambientes parciales, hay que vivirlo en la totalidad de nuestro ser.

Este es el único camino para alcanzar la plenitud de vida. Ser discípulo es ir tras el Maestro, de manera estable y total, con la certeza de que

es lo mejor que pudo acontecernos en la vida.

Es importante y de gran trascendencia ser vistos y reconocidos por los demás como discípulos(as) misioneros(as), pues la fuerza del testimonio es convincente. Al respecto basten algunas acotaciones que nos proporciona el Documento de Aparecida.

En este documento el binomio “discípulo - misionero” aparece más de cien veces. Nos presenta al discípulo misionero como el sujeto general y transversal de

la misión. El es discípulo de Jesucristo y misionero enviado por la comunidad eclesial para “dar testimonio del amor”, anunciar la llegada del Reino y asumir las “tareas prioritarias” para el bien común y la dignifi cación del ser humano.

El documento deja fuertemente asentado, que todo discípulo es misionero “en virtud de su Bautismo y de su “vocación bautismal”, insiste en que por lo mismo todos los fi eles “son llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo” y a entrar “a la comunión trinitaria en la Iglesia”.

Es un motivo de certeza gozosa y esperanza cierta, la afi rmación que presenta el Documento de Aparecida cuando señala que el discipulado misionero es la existencia “normal” y “ordinaria” del bautizado en todos los estratos, ambientes y actividades sociales…


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El formar discípulos misioneros, entraña una gran labor formativa-existencial. Señala el documento que: se espera de la Iglesia capacidad para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen en todas partes, llenando de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo.

Al respecto el Cardenal Francisco Javier Errázuriz señala: “La vocación del discípulo y misionero de Jesucristo es confi gurarse con Él, construir la comunión y evangelizar”. Por lo tanto, responder a la pregunta inicial ¿Soy discípulo(a) misionero(a)? es afi rmar: ¡Soy otro Cristo!, porque quiero recomenzar desde Cristo mi vocación.

EXPRESIÓN DE FE - COMPROMISO:

Hemos profundizado y dado respuesta a la pregunta ¿Soy discípulo(a) misionero(a)?

Siendo sensatos y agradecidos por este don, sin duda hemos dado una respuesta afi rmativa: ¡Sí, soy discípulo(a) y misionero(a)!

Pero por otra parte, valorando la enorme importancia de ese nuestro ser y que hacer de discípulos, al mismo tiempo que nos llena de orgullo y de gozo, nos provoca temor, quizá desánimo, por sentir o pensar, que no estamos a la altura del llamado.

Escuchemos con atención un hecho real, histórico y luego sacaremos conclusiones:

“Sigue Tocando”

Deseando dar ánimo a su hijo para que progresara en el piano, una madre llevó al pequeño a un concierto de Paderewski, el gran pianista y compositor polaco.

Después de sentarse, la madre vio a una amiga en la platea y fue a saludarla. El pequeño, cansado de esperar se levantó y comenzó a recorrer el lugar hasta que llegó a una puerta donde estaba escrito: “Prohibida la entrada”.

Cuando las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de empezar la madre regresó a su lugar y descubrió que su hijo no estaba allí… De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano de cola en el centro del escenario. Horrorizada, la madre vio a su hijo sentado al teclado inocentemente, tocando las notas de… ¡Mambrú se fue a la guerra!

En aquel momento, el gran maestro de piano hizo su entrada, rápidamente fue al piano, se sentó al lado del niño, y le susurró al oído: ¡No pares, sigue tocando!

Entonces, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte de los bajos. Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo a la melodía.

Juntos, el viejo maestro y el pequeño aprendiz siguieron tocando la melodía hasta terminarla. El público, emocionado, estalló en un gran aplauso y el niño se inclinó, sonriendo agradecido.

Autor desconocido

ACTUAMOS


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En pequeños grupos comentamos:

¿Alguna persona ha sido “maestro” para mi vida? ¿Alguna vez he sido maestro en la vida de alguien? ¿Le he transmitido seguridad

y gozo?

Posteriormente se puede compartir en un plenario.Muchas veces en nuestra vida nos hemos sentido tranquilos porque disfrutamos confi ados, al sabernos en las manos de Dios. Cuando más desanimados estamos, el sentir sus brazos alrededor de nosotros, nos ayuda a tocar el concierto de nuestra vida, el concierto del discípulo misionero.

Al continuar desde Cristo en el camino del discipulado, podemos oír la voz de Dios nuestro Padre, que nos susurra al oído: “No pares, sigue tocando”.

Nota: Desde este momento poner la música de relajación.

En un momento de silencio, escuchemos la reiteración de su llamado y nuestra respuesta humilde pero fi rme y decidida a continuar.

Ahora, cada uno, en una tarjeta, anotaremos lo que nos proponemos hacer para renovar nuestra vida de discípulos(as). Este propósito lo utilizaremos en la celebración.

CELEBRACIÓN:

ANIMADOR.- Somos discípulos(as) misioneros(as), yo soy discípulo misionero. Hemos dicho “Sí” a Dios, hemos avivado nuestra disponibilidad y el deseo de experimentar a Dios. Sabemos que este sí nos hace vivir en éxodo para ir a donde sea con tal de seguir al Maestro.

(El ejercicio siguiente puede ser realizado por todo el grupo o por uno o dos miembros del grupo – a juicio de quien dirige -).

Ejercicio: Escribe un “Sí”. Nota: Este ejercicio lo puede realizar todo el grupo o uno o dos miembros del grupo.

La persona o grupo escribirá un “sí” en una hoja de papel. Será del tamaño y forma que desee. El animador se abstiene de dar la más mínima información.

Cuando lo han escrito el animador dirá: - Agranda tu “Sí”- y así continuará un tiempo conveniente, asegurando alcanzar el propósito de la dinámica. Llegará un momento en que no quepa el “sí” inicial y tendrá que dejarlo y escribirlo en otro lugar.


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Al término del ejercicio, el animador hará referencia sobre lo que ha observado a lo largo del trabajo. Por ejemplo: El “remarcar” el “sí” inicial, cómo lo fueron creciendo poco a poco, inclinación, adornos, etc. Lo importante que el animador debe destacar es que ante la insistencia de agrandar el “sí” inicial, se obligó a la persona a “salirse del papel inicial”, y tomar otro lugar (otro papel).

ANIMADOR.- Agrandar el “Sí” que le dimos un día a Dios, nos exige cambiar, desinstalarnos, recomenzar, buscar experimentar a Dios en la frescura de un llamado que se renueva día a día.

Por binas o grupos pequeños, comentar: ¿Cuáles son los “Síes” que he dado a Dios? ¿Qué nos han exigido? ¿Qué consecuencias nos han traido?

Sobre la mesa preparada para el momento celebrativo, se colocará el letrero grande que dice: “DISCÍPULO MISIONERO”, sobre él, la Biblia (pasarán todos a colocarse alrededor de la mesa).

ANIMADOR.- Además de nuestro propósito personal, haremos un propósito general, como catequistas de la parroquia N. _____ . Pediremos a Dios nos conceda experimentar su cercanía y presencia en la etapa decanal que viviremos.

Ahora vamos a colocar nuestros propósitos alrededor de la Biblia. Si alguno libremente desea leer su propósito en voz alta, lo puede hacer (pasarán y colocarán su propósito).

Concluimos con la siguiente oración:

“Dondequiera que yo vaya, Tú eres mi compañero que extiende la mano y me conduce. Sobre la ruta en la que camino Tú eres mi único apoyo. A mi lado llevas Tú mi fardo. Al caminar, si me disperso, Tú me enderezas: has despedazado mis resistencias, oh Dios, me has impulsado hacia adelante. Y ahora tu gozo me llega hasta el fondo y me circunda y soy como un niño que juega en una fi esta”.

(Poeta hindú Tukaram, “Salmo LXVIII”, relectura del salmo 23)

ETAPA DECANAL

El encuentro con Cristo del evangelizador y catequista

“El Espíritu del Señor está sobre mí…” (Lc 4,18)

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ENLACE

Sin duda alguna perdura en cada uno de nosotros la vivencia y trascendencia de la pregunta que nos hicimos en la etapa parroquial: ¿SOY DISCÍPULO(A) MISIONERO(A)? Igualmente resuena en lo más profundo de nuestro ser, el gozo incontenible de haber podido responder: ¡SI, SOY DISCÍPULO(A) MISIONERO(A)!

Dentro del itinerario que iniciamos, al llegar a la etapa decanal, nos disponemos a vivir un encuentro muy especial. Habiendo decidido “recomenzar desde Cristo” (DA 549) nuestra vocación de discípulos, aguardamos, dentro del retiro kerigmático, que “El Espíritu del Señor se pose y apropie de cada uno de nosotros” (Lc 4,18).

SUGERENCIAS PARA SU REALIZACIÓN

Motivar a los Coordinadores Parroquiales para la participación de sus catequistas en esta etapa.

Procurar que la Sede de la Jornada sea céntrica y de fácil acceso para la mayor participación de los catequistas.

Dedicar a la etapa decanal un tiempo sufi ciente para vivir el retiro con profundidad.

Si es posible invitar al Decano para que dé el mensaje de Bienvenida. Es necesario crear los equipos de servicio para la realización del retiro kerigmático

conforme lo disponga el Sacerdote Asesor del Decanato. Prever lo necesario para la realización de esta Jornada. Motivar a la participación de la Jornada Vicarial.

ACENTUACIONES PEDAGÓGICAS

Para que este Momento Decanal alcance su propósito, los que participen como equipo han de tomar en cuenta que el Encuentro con Jesucristo vivo es fruto del binomio: gratuidad divina y esfuerzo humano. En el primer caso se requiere que nuestra vida esté espiritualmente acorde con lo que vamos a proclamar, en el segundo caso, recordemos que Dios ha querido hacer presente su gracia con mediaciones humanas, por lo que hemos de poner todo lo que esté de nuestra parte.

En este “Encuentro” se conjuntan una serie de elementos: exposiciones testimoniales; dinámicas y vivencias grupales; momentos de silencio, interiorización y de oración espontánea; todos ellos dan como fruto la experiencia religiosa, por lo que se requiere que este sea dado en un ambiente de retiro que favorezca su buen desarrollo, acorde al requerimiento de cada actividad.A continuación explicamos cada una de ellas:

1. En cuanto a las exposiciones testimoniales:


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Se ha de compartir el mensaje con ánimo y amor, que se vea en nosotros la acción salvífi ca de Dios, “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído, además vivido” (Hch. 4,20). Debemos de estar convencidos de lo que vamos a compartir sea lo que verdaderamente estamos viviendo, porque si no, solo serían palabras vacías, de ahí la necesidad de preparar bien el mensaje y hacer oración. La fe viene de la predicación, por lo que los temas deberán ser expuestos con fuerza y soportados en un marco teórico que facilite la asimilación mental, cuyo núcleo es Jesucristo vivo, su salvación y reino.

2. En cuanto a las dinámicas y vivencias grupales: Es necesario que cada charla o tema tenga su aterrizaje dinámico. Este puede darse a través de una dinámica o trabajo grupal, a fi n de que el conocimiento no se quede sólo en la mente sino que se integre en la vida del participante, como criterios basados en prácticas. Esto es, hacerle participe al evangelizado de lo que Dios ha hecho en nuestra vida, los cambios que hemos tenido y de la necesidad de seguir cambiando, ya que la conversión es un proceso que abarca toda la vida.

3. En cuanto a la espiritualización:Los participantes han de integrar a su vida lo que se le ha proclamado, por lo que es indispensable crear un clima de oración y espiritualidad, en donde puedan no sólo adherir su pensamiento, sino también su corazón a través de momentos de interiorización, diálogo y vivencias de fe. En este momento se invita a las personas a que abran su corazón a Jesús, se les invita a que le expresen su sentir o necesidad a partir de la realidad que están viviendo y de la refl exión que se ha hecho en el tema y la dinámica. Es necesario animarles a que tengan confi anza de hablar con Dios, que desde su corazón y con sus propias palabras, le expresen al Señor lo que están viviendo en ese momento.

4. En cuanto a los compromisos:El encuentro con Cristo vivo, ha de llevar a la persona a transformar su vida, su ambiente familiar y laboral, y por supuesto, su ambiente social, empezando a vivir las enseñanzas de Jesús, los valores del reino, por lo que ha de llevarse al participante a la toma de decisiones, para que hagan presente esta nueva vida alcanzada por Cristo. Después de compartir el mensaje, es necesario suscitar una respuesta por parte del evangelizado a través de una actividad en la que exprese su compromiso.

Asegurar que todos los evangelizadores y catequistas tengan la experiencia del Encuentro personal y transformante con Jesucristo vivo mediante el anuncio gozoso y testimonial de la buena nueva para que fortalezcan su fe y continúen siendo testigos de su resurrección.OBJETIVO


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TEMAS DEL RETIRO KERIGMÁTICO:

• La Verdad sobre el Hombre.

• La Verdad sobre Cristo.

• La Verdad sobre la Iglesia.

Este retiro kerigmático está integrado en base a las tres grandes verdades que el Documento Puebla nos propone: La Verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el Hombre, pero por razones de carácter pedagógico las abordaremos en el siguiente orden:

- Proclamaremos la Verdad sobre el Hombre, haciendo un acercamiento a la realidad de la persona en la sociedad actual para posteriormente presentar cual es el plan de Dios para la persona, la familia y la sociedad, ayudando a descubrir cual es el sentido de la vida y fortaleciendo la identidad de cada uno de nosotros como personas.

- Proclamaremos la Verdad sobre Cristo, haciendo un acercamiento que nos lleve a conocer a Jesús como persona, que se encarnó y que vivió en plenitud todas las dimensiones del ser humano a fi n de ser el “redentor del hombre”. Posteriormente hemos de re-conocer en Jesús al Cristo, que por la fe cubre las aspiraciones más profundas de liberación y realización de la persona humana y es el “Hijo de Dios”; para que fi nalmente proclamar a Jesucristo como el Señor que nos ofrece su Reino, que es la propuesta de Dios para la sociedad, ayudando descubrir el sentido desde la fe de la vida y fortaleciendo la identidad de cada uno como cristianos.

- Proclamaremos la Verdad sobre la Iglesia, haciendo un acercamiento a la Iglesia como sacramento de Salvación y signo del Reino en la sociedad actual, presentando cómo Jesucristo el Señor, ha querido dejar una institución, que convoque y acoja a todos los hombres y mujeres, naciones y culturas como Pueblo de Dios, y sea instrumento, signo y fermento del Reino.

Una vez recibido el primer anuncio, no todo está terminado, serán necesarias otras acciones que irán haciendo madurar al cristiano. El cristiano no nace “se hace”, se va desarrollando a través de un proceso formativo que lo lleva a confi gurarse en el discípulo misionero que la Iglesia y la sociedad necesitan.

ETAPA VICARIAL

El envío del discípulo

“…para anunciar la buena nueva” (Lc 4,18)

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SUGERENCIAS PARA SU REALIZACIÓN

Para la realización de cada etapa les hemos estado sugiriendo cuidar todos los momentos, sin olvidar la parte festiva del encuentro.

Prever las distintas comisiones: Publicidad del evento, monitor, expositor, liturgia, logística, animación, inscripciones, refrigerio, y las necesarias para su organización y realización.

Prever con tiempo la entrega de los reconocimientos. Para ello, favor de entregar al SEDEC (al departamento de animación) la lista de los agentes que recibirán dichos reconocimientos (5, 15, 25, 50 ó 75 años especifi cando los años de servicio a la Evangelización o a la Catequesis), para el momento vicarial solo se entregaran a quienes cumplan 25, 50 y 75 años, el resto se entregaran en la comunidad parroquial el día de la Catequesis.

Preparar un momento inaugural de apertura a la Jornada, tomando en cuenta nuestro lema: “Todos estamos llamados a recomenzar desde Cristo”.

Para el momento fi nal de esta Jornada, si se cree conveniente, terminar con un momento festivo.

Prever un animador que conduzca la Jornada. Hacer la invitación al Vicario Episcopal para que dé un mensaje o la bienvenida. Un momento emotivo de la Jornada podría ser contar con la presencia de la

imagen o la reliquia del Santo a quien está dedicada la Vicaría.

Que el evangelizador y catequista sienta el compromiso de anunciar con su vida a Jesucristo, con quien ha tenido la experiencia de encuentro, para que mediante el ministerio de la catequesis lo dé a conocer.

EXPERIENCIA HUMANA:

“Los evangelizadores y catequistas tienen la vocación y misión de anunciar el evangelio”

Los evangelizadores y catequistas del tercer milenio hemos de trabajar y desarrollar una diversidad de ministerios en unidad de misión. Estamos llamados para anunciar el evangelio en todos los ámbitos de la sociedad. Tenemos la convicción que Dios es el que da el crecimiento, pero como dice el apóstol Pablo hay que aprender a plantar y a regar (ver 1a. Cor 3, 6).

OBJETIVO

VEAMOS


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Ante esta misión, varios santos trabajaron arduamente al anunciar el evangelio con su vida misma. Recordemos de una manera particular el martirio de San José María Robles:

Con motivo de la persecución religiosa, el padre José María Robles, tuvo que ocultarse desde enero de 1927, puesto que el Gobierno Federal le había declarado una persecución más severa desde que colocó la Cruz en “La Loma”, considerando este hecho como un delito. Desde la casa donde estaba escondido vigilaba, oraba y trabajaba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar. En ese tiempo se dedicó a escribir las normas que habrían de regir a la comunidad religiosa fundada por él.

El 17 de enero de 1927, el capellán de Tamazulita, Padre Jenaro Sánchez (ahora Santo Mártir) es ahorcado en “La Loma”. El Padre José María Robles se conmovió hasta las lágrimas por la muerte de su fi el colaborador, y dijo: “enseguida me toca a mí”. El 26 de febrero de 1927, al conocer la orden dada por Gobernación para que fueran aprehendidos los sacerdotes, exclamó lleno de fe: “Estamos en las manos de Dios”. Poco después, cuando le rogaron que huyera para evitar que lo mataran, contestó sonriendo “¡Ah, si el Corazón Eucarístico me llevara!”.

El 25 de junio de 1927 se disponía a celebrar la santa Misa cuando llegaron los soldados y sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por orden expresa del Coronel Calderón, quien había recibido telegráfi camente esta orden:”Procédase con todo rigor en contra del cura rebelde”. Los soldados tomaron prisionero al Padre José María Robles y lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.

En la noche un grupo de jovencitas lograron acercarse a la prisión y recibieron, por conducto de los vigilantes, su breviario en donde venían unos versos en honor del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen. Era una última manifestación de su gran amor al Corazón de Jesús y la aceptación gustosa del martirio:

Quiero amar tu corazón,Jesús mío, con delirio.Quiero amarte con pasión,quiero amarte hasta el martirio.

Con el alma te bendigo,mi Sagrado Corazón.Dime: ¿Se llega el instantede feliz y eterna unión?


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Tiéndeme, Jesús, los brazos,pues tu pequeñito soy.De ellos, al seguro amparo,a donde lo ordenes, voy.

A media noche, sujeto con cuerdas, fue sacado de la cárcel y obligado a caminar rumbo a la sierra de Quila. Un soldado al notar que se le difi cultaba caminar, le cedió el caballo. Al llegar a la parte más alta de la sierra, los soldados se detuvieron a los pies de un frondoso roble. El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar, perdonó a sus verdugos, y al acercarse uno de los agraristas, que era su compadre, llamado Enrique Vázquez, le dijo:”Compadre, no manches tus manos”. Tomándole la soga de entre las manos se la colocó el mismo. Los soldados consumaron el crimen y lo bajaron poco tiempo después ordenando a unos arrieros que dieran aviso a la gente de la ranchería de Quila que allí estaba un ajusticiado; era la madrugada del 26 de junio de 1927.

Vinieron algunas personas de una carbonera cercana y sepultaron superfi cialmente el cadáver, sin reconocer que era el del Señor Cura de Tecolotlán. Al día siguiente, 27 de junio, fue exhumado por gente de Quila y llevado a la población donde lo velaron y le dieron sepultura.

Este es un ejemplo de kerigma. La llamada, entrega y confi anza que experimento este santo para dar la vida plenamente por Dios, como lo han hecho todos los santos a lo largo de la historia, es un modelo del encuentro pleno con Dios y con el ministerio que Dios les confi ó y que nos confía hoy a nosotros.

Para el Papa Juan Pablo II el Kerigma es algo operativo, dinámico, un llamado a la conversión, nuevo ámbito vital, un nuevo pentecostés, donde el Espíritu Santo hace surgir un pueblo renovado constituido por hombres y mujeres libres (ver SD 24)

Actividad:

En una hoja blanca, vas a dibujar tu pie derecho y dentro de la imagen vas a escribir en 3 palabras concretas tu experiencia del retiro kerigmático, es decir, de ese encuentro con Cristo, vivido en la etapa decanal.

Compartimos las siguientes preguntas con 3 personas:

1. ¿Qué signifi có para ti encontrarte con el Señor? Comparte las tres palabras que escribiste.

2. ¿Cómo relacionas el martirio de san José María Robles, con el llamado- vocación que Dios te ha hecho, y tu respuesta como evangelizador y catequista para anunciar la Buena Nueva?

3. Ante la expresión: “Estamos llamados a recomenzar desde Cristo”, una vez que has vivido la experiencia kerigmática ¿qué invitaciones te hace a ti catequista?


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ILUMINACIÓN:

El anuncio kerigmático, tiene la prioridad absoluta por ser la declaración del Amor de Dios, y tiene como consecuencia, el encuentro personal con Jesucristo. Ese encuentro que vivimos en el momento decanal, ha de repercutir en nuestra vida diaria y se ha de centrar en la proclamación de Jesús: su Muerte, su Resurrección y su Glorifi cación. Así como en el reconocimiento de sus tres grandes títulos: Salvador, Señor y Mesías. De manera que aquí se presenta a Alguien, a Jesucristo, que está dispuesto a dar vida en abundancia al que abre su corazón al mensaje.

Dice San Pablo en Rm 10,14-15: “Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo hablar de él, si nadie lo predica? ¿Y quienes predicarán, si no se les envía?... La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.”

¿Cómo hay que transmitirlo? Una vez tenida la experiencia del Kerigma, viene esa misión de proclamarlo.

Kerigma proviene del verbo griego “kerysso” (proclamar) y signifi ca proclamar como un emisario. En los evangelios el contenido de la proclamación se refi ere a la Buena Noticia de nuestra salvación. Sobre este kerigma San Pablo transmite en 1 Cor 15,1-5 el núcleo de su predicación: “hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fi eles. Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié, de lo contrario, habrán creído en vano. Les he transmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce.”

El contenido de esta Buena Noticia se refi ere a la Persona viva de Jesús, como la expresión del amor de Dios Padre para con nosotros y sus obras para nuestra salvación.

Características de la proclamación del kerigma

- La proclamación es el anuncio de la Buena y alegre Noticia como lo hizo Jesús: “Y les dijo: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» (Lc 7, 22).

- Por lo tanto, su modo de comunicación es muy diferente de un simple diálogo, debate, conferencia de Biblia o de teología. Por eso en lo que se refi ere al modo, es la proclamación en forma personal a cada oyente, y en lo que se refi ere al

PENSAMOS


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contenido, es el Amor de Dios y de Jesucristo. Es la declaración de un amor incondicional hacia cada uno, y de esta manera para todos. Esta experiencia es accesible para todos por ser fundamental en nuestra vida cotidiana, tanto para recibirla como al transmitirla.

- Para el oyente de la proclamación del kerigma puede haber dos posibilidades de reacción:

a) Aceptar este amor incondicional, que es Jesucristo.

b) Rechazarlo de modo directo o indirecto.

No se trata de un contenido intelectual difícil, sin embargo, no siempre es fácil aceptar a la Persona de Jesucristo con ese amor incondicional. Porque, por un lado, no es fácilmente creíble para alguien que vive en un mundo donde se ve cada vez menos un amor tan incondicional y perenne; por otro lado, otra causa importante sería la autosufi ciencia, proveniente del pecado original.

Por esta razón, para la aceptación de Jesucristo como Evangelio en la vida, es indispensable, un encuentro con Él, “nadie ama a quien no conoce” y la preparación del corazón de los oyentes mediante la Palabra de Dios. De lo anterior parte la responsabilidad de evangelizar.

Evangelizar, es ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa de Dios, revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Este testimonio resulta plenamente evangelizador, cuando pone de manifi esto que para el hombre, el Creador no es un poder anónimo y lejano: es Padre (ver EN 26).

Es responsabilidad del catequista, proclamar y conocer en profundidad la Persona, las acciones y las palabras de Jesucristo, y hacerlas vivas y actuantes en su existencia. También es tarea de la Iglesia, como “Sacramento de salvación para el mundo” llevar a la humanidad el misterio de Cristo (ver Documento de Trabajo de Santo Domingo 317).

Tres etapas de la proclamación del kerigma:

1.- Los evangelizadores y catequistas viven su fe: el kerigma. La adhesión a la persona de Jesucristo, se realiza mediante un auténtico proceso iniciado por la fe en su poder de hacer milagros y expulsar demonios, por la fe en la autoridad de sus palabras, en fi n por la fe en su Persona... (ver Documento de Trabajo de Santo Domingo 345 )

El kerigma tiene como fi n la conversión personal y la fe del hombre. De forma que el hombre salvado por la fe y elevado a la vida eterna, se halla al fi n del camino que Dios


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describe en su Palabra. Pero la salvación sólo se da sobre la base de la aceptación de la propia situación con un conocimiento sereno y realista.

La fi nalidad de la catequesis en el conjunto de la evangelización, es la de ser un período de enseñanza y de madurez, es decir, el tiempo en que el cristiano, habiendo aceptado por la fe la persona de Jesucristo como el Señor y habiéndole prestado una adhesión global con la sincera conversión del corazón, se esfuerza por conocer mejor a ese Jesús en cuyas manos se ha puesto (CT 20).

2.- Los evangelizadores y catequistas celebran su fe: el credo, los sacramentos.

La proclamación del Evangelio debe ser completada por una específi ca catequesis de orden eclesial y sacramental (RM 23).

En la presentación ocasional, en la conversación privada o en actos poco más formales que ésta, tiene lugar el kerigma, el cual siempre ha de ir precedido, acompañado y seguido de otros actos de preparación, de exposición y de aplicación a la situación de los oyentes para que acepten el mensaje.

Dos formas fundamentales del kerigma son la predicación “primera” o misionera y la predicación “intraeclesial” ante la asamblea de los fi eles, que suele tener lugar de ordinario en el culto divino.

Gracias a la presencia del Señor glorifi cado, la predicación kerigmática es un acontecimiento salvífi co, pues la Palabra de Dios no es sólo un lenguaje informativo o meramente revelador, sino una actividad divina salvífi ca. Es la palabra de salvación en el doble sentido de que en ella se anuncia salvación, pero también se ofrece y dispensa. La palabra de Dios, en efecto, es “fuerza de Dios para la salvación” (Rom 1,16). La actividad salvífi ca divina a través de la Palabra no está en contradicción con la dispensación de gracia por parte de Dios a través de los sacramentos. Por tanto, la lectura de la Palabra divina fi jada en la Escritura tiene el rango de predicación, y en el culto eucarístico tiene su lugar más propio y efi caz.

El kerigma no es mágico, es sacramental, no es fundamentalista, es católico y misionero. Uno de los objetivos centrales de la misión es reunir al pueblo para la escucha del Evangelio, en la comunión fraterna, en la oración y en la Eucaristía. (ver RM 26).

3.- Los evangelizadores y catequistas proclaman su fe: “El que ha sido evangelizado, evangeliza a su vez. He aquí la prueba de la verdad. La piedra de toque de la evangelización: es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino, sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia” (EN 24).


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Todo el que se ha adherido a Jesucristo por la fe y se esfuerza por consolidar esta fe mediante la catequesis, tiene necesidad de vivirla en comunión con los que han dado el mismo paso (ver CT 24).

El anuncio no adquiere toda su fuerza y signifi cación sino cuando es escuchado, aceptado, asimilado y cuando hace nacer en quien lo ha recibido una adhesión del corazón.

La tarea de predicar y actuar el kerigma inmutable de Dios, sólo puede ser sostenida y culminada si se intenta realizar en formas siempre nuevas, adaptadas a los diferentes tiempos. Está ampliamente extendido el reproche de que la predicación, por estar ligada a unas formas de pensamiento y expresión ajenas a la vida actual, no afecta a los hombres y mujeres de hoy.

La tarea indudablemente muy difícil de anunciar el kerigma, la Palabra de Dios, al hombre de la moderna sociedad masifi cada y técnica, exige como presupuesto ineludible poseer un conocimiento realista y objetivo de la persona y de su entorno. Sus portadores deben tomar en serio los problemas del hombre de hoy y anunciar el kerigma cristiano como la respuesta verdaderamente clarifi cadora, liberadora y absolutamente fi el a estos problemas y situaciones.

El conocimiento de la situación real del hombre y mujer de hoy, aparece entonces como primer presupuesto pastoral para una auténtica predicación kerigmática.

Actitudes que acompañan al catequista y al evangelizador a la proclamación del kerigma:

Amor y de estima hacia quien escucha, con un lenguaje concreto y adaptado a las circunstancias.

Entusiasmo y parresía. “El anuncio está animado por la fe, que suscita entusiasmo y fervor en el misionero, con esa actitud que se designa con la palabra parresía, que signifi ca hablar con franqueza y valentía. “Confi ados en nuestro Dios, tuvimos la valentía de predicaros el Evangelio de Dios entre frecuentes luchas” (1 Tes 2, 2).

Confi anza en el hombre y en las semillas del Verbo que preceden a todo anuncio y lo previenen con la esperanza. Al anunciar a Cristo a los no cristianos, el misionero está convencido de que existe ya en las personas y en los pueblos, por la acción del Espíritu, una espera, aunque sea inconsciente, por conocer la verdad sobre Dios, sobre el hombre, sobre el camino que lleva a la liberación del pecado y de la muerte.


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Perseverancia y resistencia. “El entusiasmo por anunciar a Cristo deriva de la convicción de responder a esta esperanza, de modo que el misionero no se desalienta ni desiste en su testimonio, incluso cuando es llamado a manifestar su fe en un ambiente hostil o indiferente” (RM 45).

La proclamación kerigmática está siempre acompañada y necesitada del compromiso y el testimonio. La revelación de Dios, que se condensa en el kerigma se cumple “por hechos y palabras íntimamente trabados entre sí” (DV 2), de tal modo que las obras corroboran la doctrina y las palabras proclaman las obras. También la Evangelii Nuntiandi afi rma que Jesús evangelizó mediante la predicación infatigable de la palabra (EN 11) y por medio de innumerables signos (EN 12) o acciones. Es cierto que el primer signifi cado de kerigma es proclamación verbal de un mensaje (EN 42), pero se ha de acompañar del testimonio de vida (EN 21, 41, 76, 78) y de la indispensable acción transformadora (EN 4), asistencial o liberadora (EN 30).


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CELEBRACIÓN DE LA EUCARÍSTIAMONICIONES Y RITO DE ENVÍO

MONICIÓN DE ENTRADA

Nuestra celebración de hoy se viste de fi esta. En este día que contemplamos el Misterio de la Ascensión del Señor, estamos celebrando la 31 Jornada dedicada a los evangelizadores y catequistas. Les invito a que cada uno nos preparemos a vivir esta celebración para que el compromiso que profesaremos, lo cumplamos con responsabilidad y fi delidad. El envío misionero, que Cristo transmite a la comunidad: “vayan y hagan discípulos…”. Este sigue siendo el mandato de Jesús para nosotros hoy.

LITURGIA DE LA PALABRA.

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1, 1-11

En el mismo punto fi nal que Lucas pone a su narración del Evangelio, comienza su segundo libro: Hechos de los Apóstoles. El tema es este: “la Ascensión del Señor al cielo”. Lo importante de este Misterio es su signifi cado: la glorifi cación de Jesús que vuelve al Padre constituido Señor de todos.

Segunda lectura: Carta de San Pablo a los Efesios 1, 17-23

El apóstol san Pablo, escribiéndoles a los efesios, mensaje para nosotros hoy, nos pide que sepamos comprender la soberanía de Dios que resucitó a Cristo, lo sentó a su derecha y lo constituyó Señor del universo y de la historia y cabeza de la Iglesia, Señor de todos.

Evangelio Mateo 28, 16-20

En la Buena Noticia, san Mateo nos presenta a los apóstoles postrados ante el Señor, aunque algunos titubeaban, estos reconocen a Cristo como Señor, con poder sobre el cielo y sobre la tierra, haciéndoles un envío a anunciar la Buena Nueva, asegurándoles su permanente presencia.

RITO DE ENVÍO

Catequista: En este año que nos hemos encontrado con Cristo, descubrimos la necesidad cada día más urgente de transmitir la fe de la Iglesia a nuestra comunidad. Vivimos en una sociedad que día a día, se va haciendo menos sensible a los valores cristianos. Necesitamos la humildad, de la que el Señor nos habla en el Evangelio para realizar esta misión. Pero es muy urgente que todos tomemos conciencia de esta situación que se está viviendo. Todos creemos en Dios, pero no basta con eso. Nuestra fe debe estar viva para transmitirla y para vivir los valores cristianos.


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Sacerdote: Queridos hermanos: nuestra Arquidiócesis tiene necesidad de ustedes y de más evangelizadores y catequistas que, generosamente, dediquen parte de su tiempo a educar la fe... para que podamos crecer en el conocimiento de Dios y en la caridad fraterna. Vamos a pedir en silencio, al Señor, por nuestros evangelizadores y catequistas para que sean siempre fi eles y perseveren en la tarea que se les encomienda...

(Se guarda silencio para orar por ellos)

Están aquí en la presencia de Dios en esta celebración y en medio de esta asamblea, porque quieren renovar su compromiso de continuar la noble y sacrifi cada tarea de seguir sirviendo a Dios y a la Iglesia como catequistas. La Iglesia les envía a realizar el mandato, que han recibido del mismo Señor Jesús: “Id por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva”. Por eso, antes de ir a cumplir esta misión, queremos saber su disposición y libertad para hacerlo. Por lo tanto, les pregunto:

Sacerdote: ¿Quieren comprometerse a ser catequistas en esta comunidad a la que pertenecen?

Todos: Sí quiero

Sacerdote: ¿Están dispuestos a crecer y profundizar en su formación humana, cristiana, catequética y espiritual para que puedan transmitir mejor cada día el mensaje de salvación a los catequizandos que se les encomienden?

Todos: Si, estoy dispuesto.

Sacerdote: ¿Están dispuestos a proclamar el mensaje de Jesús tal y como la Iglesia lo transmite, y aceptar las mismas normas que ella nos da?

Todos: Sí, estoy dispuesto.

Un catequistas representante: Miembro de esta comunidad cristiana, y en nombre de todos mis compañeros catequistas, expreso el deseo de dedicarnos a anunciar el Evangelio de Jesús. Renovamos nuestro compromiso bautismal y de pertenencia a la Iglesia. Confesamos que creemos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; en la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica y en lo que ella enseña como doctrina sana y verdadera. Prometemos transmitir fi elmente la Palabra de Dios para que sea luz en la vida de las mujeres y los hombres.

Sacerdote: Oh Dios fuente de toda luz y origen de todo bien, que enviaste a tu Hijo único, Palabra de vida, para revelar a las mujeres y los hombres el misterio escondido de tu amor.

Bendice + a estos hermanos nuestros, elegidos para el servicio de la catequesis y de la evangelización. Concédeles que al meditar asiduamente tu Palabra, se sientan penetrados y transformados por ella y sepan anunciarla con toda fi delidad a sus hermanos. Que el Señor selle con su bendición este compromiso que ante su altar


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han profesado. Dios que comenzó en ustedes esta obra buena, El mismo la lleve a su feliz término.

En el nombre del Señor y en el nombre de la Iglesia, yo les envío a ser testigos fi eles de Jesús en su tarea como catequistas. Amén

(Canto: Alma Misionera)

ORACIÓN DE LOS FIELES:

Sacerdote: Oremos hermanos a Dios por las necesidades de la Iglesia y del mundo, por nosotros y, de modo especial, por quienes se dedican a la tarea de catequizar.

* Por la Iglesia, presente en todo el mundo, para que no cese en su empeño por anunciar el Evangelio a todos los hombres, roguemos al Señor.

* Por el Papa, los Obispos, los Presbíteros, los Diáconos y demás ministros de la Palabra, para que sean fi eles transmisores de la misma y testigos de su fuerza salvadora, roguemos al Señor.

* Por todos los que trabajan en la obra de la evangelización y la catequesis, para que ni el fracaso los desanime, ni el éxito les envanezca, roguemos al Señor.

* Por todos los que han de ser catequizados, para que el Espíritu Santo los ilumine y los asista, roguemos al Señor.

* Por todos los que nos hemos reunido en esta 31 Jornada Diocesana para Evangelizadores y Catequistas, para que el Señor despierte y sostenga en nosotros el sentirnos Iglesia y la conciencia de la propia responsabilidad en la obra de la evangelización y de la catequesis, roguemos al Señor.

Sacerdote: Padre nuestro, escucha todas estas necesidades que ponemos en tus manos, y concédenos la alegría de servirte y de servir a los demás. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén

OFERTORIO

PRESENTACIÓN DE LOS SÍMBOLOS

Monitor: En este momento presentamos junto con el pan y el vino que serán consagrados algunos signos que representan nuestro ser y quehacer de evangelizadores y catequistas:

- Presentamos ante el altar el PAN Y VINO. Es el alimento del ser humano, sacado de la tierra con su trabajo y con su sudor. Que este pan y este vino se conviertan para nosotros en vida y en salvación.


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- Presentamos la PALABRA DE DIOS que va a ser guía, luz, camino, fuerza y alimento para nosotros y aquellos a quienes la proclamaremos.

- Presentamos Señor esta VELA ENCENDIDA, queremos que tu Espíritu nos ayude a ser luz en medio de los demás. Tú nos llamas a ser “luz del mundo”. Ayúdanos a iluminar nuestras vidas para que seamos siempre luz.

- Presentamos Señor la SAL, queremos que tu Espíritu nos de la capacidad de dar sabor a la vida. Tú nos llamas a ser “sal de la tierra”. Ayúdanos a ser discípulos tuyos.

- Presentamos este RAMO DE FLORES expresión de gratitud y amor; que con sencillo corazón y dulzura ofrecemos a María como nuestro modelo de Evangelización.

MONICIÓN DE COMUNIÓN: Nos acercamos a la mesa celestial, encuentro pleno, profundo y personal de Jesús con cada uno de nosotros.

MONICIÓN DE SALIDA: Hemos celebrado nuestro encuentro con Jesús. Que la alegría que transmite su vida nos ayude a estar siempre a su lado para atender y servir a todos los que encontramos por el camino, a todos los que ha puesto, Dios, en nuestras manos, a todos los que necesitan algo de nosotros. Así, seremos testigos fi eles y mensajeros alegres del amor de Dios y de la fe que ha puesto en nuestros corazones.

Nota: Al término de la celebración se entrega a los catequistas “Sal y la Luz” como signo de envío a la misión.

Los catequistas responderán: Gracias, Señor por la misión que me confías.


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N o t a s :

31 Jornada Diocesana para Evangelizadores y Catequistas

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Transcript of 31 Jornada Diocesana para Evangelizadores y Catequistas