33 - Revista de la Universidad de México · tudio sobre los rusos, al habl ar de Dostoyevsky,...

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i I I e urop ea, un to no contemplativo que a veces pu ed e ser místico. Pero rele- ye ndo Bosque s, lib ro qu e cubre un pe ríodo de creación bast ante amplio (1965-1973), uno de scubre que esa actitud sufre con frecu encia el emba- te de fuerzas contrarias, inclu so den- tro de un mismo poe ma. Fuerzas de rupt ura, que amenazan dislocar la te rsa a nda dura de sus versos, en bus- ca de algo que no se define por com- pleto. Q uizá por esa razó n la poesía de Rojas siempre me dejó una impre- sió n borrosa, una ima ge n que se me perdía entre la de otr os po etas de su generación. Desde París, me llega aho ra un libro que modif ica en parte esa imagen.Sutítulo es críptico:S &Q (París : L 'O iseau Fe lin, 1979), y su mis- terío no se resuelve del todo en el texto. Más bi en , se complica porque un largo po ema de la te rce ra parte del conjun to se titul a" Q & S"; las ca- racte rísticas físicas de la edición (el li- bro no está encuadernado, las hojas suelt as encajan en elsobre de la con- trac arátula, la paginación no es con - secutiva) le agregan rareza . La ten- sión entre polos opu estos se mantie- ne pero los po los y los tonos han cambi ado bastante : esta poesía (es- crit a e n tre 1975 y 1978) es mu cho me- nos descriptiva y roza una zona más dramática, me nos abstracta, de la ex- periencia hum ana . La luz, la pureza de ci ert os elementos na tur ales toda- vía lo reclama n con fuerza, p ero su int er é s ve rda de ro está puest o en otra parte : en la certeza de su soledad, en la not a de dese ncanto qu e emana de su percepción del mun do tras el in- tento de apode rarse sensualmente de él. Su soledad, por eje mplo, es algo buscado y triunfalme nte l ogra- do: . Quieresestarsolo Completamente solo Venerado por tu sombra O por un del eitoso Río Fortaleciéndose a tu propia ima- gen Le jo s del lar y del bull icio Le jo s d el amor Pe ro tambié n d el odi o ("Efigie") Esa actitud aparece en muchas partes del libro y expres a su dilema con el mundo co ncre to: aunque tentado por él, el impulso profundo del poe- ta yace en su negación, en el vue lo li- bre hacia la irrealidad, donde todo ren ace lím pido y rad ian te: 33 Ven el mundo del ensu eño Forja un hombre y su s al egoría s y cómo se concierta y ent revera Su duración bajo lo nue stro Pues todo lo que huyó de sus con - fines Nos viene de ellos como sol y sustento (" Q ui nte to ") No ser más que pen sam ientos ala- do s El secreto de vivir de spu és de todo Aunque la historia no resiste ( "Relación primera") Enamorado dé un territorio de sue - ños poblados de " silvas y unicor - nios ", convencido de que "vivir no ha s ido más que un embust e de la men te ", fracasa poéticamente, cr eo, cuando intenta ser erótico (especial- mente en la segunda parte del libro), pero acierta cuando vuelve al sereno lir ismo de la poesía pura que tán to le conv iene a su voz . Por ejemplo , en "Mar de los Sargazos": Bajo las apariencias eternas y al paso De tus alimañas hunde mi ce rteza y se a yo flama entre las flamas Ola ent re las olas loo en tre los zoos Pluma escama pelo yema cuerno A contrapelo de las tendencias domi- nantes en su país, la poesía de Ar- mando Rojas tiene ahora un t imbre singular que hay que empezar a es- cuchar con atención. La vuelta al mundo POR LYA CARDOZA MATÓ A SU PADRE SIN CAUSA JUSTIFICADA. (CÉLEBRE TITULAR DE UN DIARIO DE MEXICO, D.F. Los hermanos Karamazov, la última obra de Fedor Dosto yevsk y, fue elli - bro de cabecera de León Tolstoy, hasta su muerte , afirma André Gide . Yo recuerdo haber visto , en un a mesa del gabinete de trabajo en Yas- naia Poliana, este libro, abierto en la página que leía antes de la fuga , cuando fue a morir a la estación de Astapovo. No podr ía precisar si se llevó el libro a Astapovo, o si lo de jó . Según Gide, la suerte de Dosto- yevsky entre los franceses fue singu- lar. Eugene-Melch ior de Vog üe , es- critor francé s, au tor de un est udio sobre la novela rusa, fue qu ien dio a conocer a Dostoyevsky en Francia. Parecía asustado de la enormidad de ese monstruo . Pedía disculpas, pre- vení a con amabilidad la incompren- sión de los primeros le ctores ; gracias a él, se había consentido a Turgue- nev, y se admiraba mucho a Pushkin y Gogol. Tolstoy gozaba de gran po- pul aridad. Pero Dostoyevsky, decid i- damente, era demasi ado ruso.Vogüe avisaba e l pel igro . Y, segú n relata Gi- de, sólo se atre vió a presentar retazos de la obr a de Dostoyevsky. En su es- tudio sobr e los rusos, al habl ar de Dostoyevsky, dijo: " No me detendr é en Los hermanos Karamazov. Mu y pocos rusos tuvieron el valor de l eer hasta el final esa historía inte rmina- ble" . Para Vogüe Pobres gentes, Re- cu erdos de la casa de los muertos y Crimen y castigo, eran las obra s más importan tes. No vamos a mencionar a to dos los genios qu e han escrito so bre Dosto- yevsky. Su ob ra ha sido llevada al tea- tro , al cine. Los hermanos Karamazov fue representada en el teatro por lac-

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e uropea, un to no co nte m plativo quea ve ces pu ed e se r místico. Pero rele­ye ndo Bosque s, lib ro que cubre unpe río do de crea ció n bastante amplio(1965-1973), uno descubre que esaact itud sufre co n frecu encia el emba­te d e fuerzas co ntrarias, inclu so den­tro de un mismo poema . Fuer zas deruptu ra, q ue ame nazan dislocar late rsa andadura de sus versos, en bus­ca de algo q ue no se de fine por com­ple to .

Q u izá por esa razón la poesía deRojas sie mpre me dejó una impre­sió n borrosa, una image n que se mepe rd ía e ntre la de otros poetas de suge ne ració n. Desde París, me llegaaho ra un libro q ue modifica en parteesa image n.Su títu lo es críptico :S &Q(París : L'Oiseau Fe lin, 1979), y su mis­te río no se resuelve del todo e n elte xto . Más bien, se comp lica porqueun lar go po ema de la te rce ra partede l conjun to se titu la"Q & S"; las ca­racte rísticas físicas de la edició n (el li­bro no es tá e ncuade rnado, las hojassuelt as e ncajan e n e l so bre de la con­tracar átul a, la pagi nació n no es con­se cu tiva) le ag regan rareza. La ten­sión e ntre po los opuestos se mantie­ne per o los polos y los tonos hancambiado basta nte : esta po es ía (es­crit a e ntre 1975 y 1978) es mu cho me­nos descriptiva y roza una zona másd ra mática, me nos abstracta, de la ex­pe rie ncia humana. La luz, la purezade ciertos e leme ntos naturales toda­vía lo reclama n co n fuerza, pero suint erés ve rda dero es tá puesto e n otraparte : e n la ce rteza de su so ledad, e nla nota de dese ncanto que e mana desu per ce pción del mundo tras el in­tento de apoderarse se nsualme ntede él. Su so ledad, por ejemplo, esalgo bu scad o y triunfalmente logra­do : .

Q u ie res es tar soloCo m ple tame nte so loVe ne rado por tu so mbraO por un deleitosoRíoFo rtalecié ndose a tu propia ima-

genLe jo s del lar y del bull icioLe jo s del amorPe ro tambié n del odi o

("Efigie")

Esa actitud aparece e n muchas partesde l lib ro y expresa su dil e ma co n elmu nd o co ncreto : au nq ue tentadopo r él, el impulso profu nd o del poe­ta yace en su negació n, en e l vuelo li­bre hacia la irre alidad, donde todoren ace límpido y rad iante:

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Ven el mundo del ensueñoForja un hombre y sus alegoríasy cómo se concierta y entreve raSu duración bajo lo nuestroPues todo lo que huyó d e sus con ­

finesNos viene de ellos como soly sustento

("Q uinteto")No ser más que pensam ientos ala­

dosEl secreto de vivir después de

todoAunque la historia no resi ste

("Relación primer a")

Enamorado dé un territorio de sue ­ños poblados de " silvas y unicor­nios", convencido de que " vivir noha sido más que un embuste de lamente ", fracasa poéticamente, creo,cuando intenta ser erótico (especial­mente en la segunda parte del libro),pero acierta cuando vuelve al se renolirismo de la poesía pura que tán to leconviene a su voz. Por ejemplo, en" Ma r de los Sargazos":

Bajo las apariencias eternas y alpaso

De tus alimañas hunde mi ce rtezay sea yo flama entre las flamasOla entre las olasloo entre los zoosPluma escama pelo yema cuerno

A contrapelo de las tendencias domi­nantes en su pa ís, la poesía de Ar­mando Rojas tiene ahora un timbresingular que hay que empezar a es­cuchar con atención.

La vueltaal mundo

PORLYA CARDOZA

MATÓ A SU PADRE SINCAUSA JUSTIFICADA.(CÉLEBRE TITULAR DE UNDIARIO DE MEXICO, D.F.

Los hermanos Karamazov, la ú ltimaobra de Fedor Dosto yevsky, fue elli ­bro de cabecera de León Tolstoy,hasta su muerte, afirma André Gide.Yo recuerdo haber visto , en un amesa del gabinete de trabajo en Yas­naia Poliana, este libro, abie rto en lapágina que leía antes de la fuga ,cuando fue a morir a la estación deAstapovo. No podría precisar si sellevó el libro a Astapovo, o si lo dejó .

Según Gide, la suerte de Dosto­yevsky entre los franceses fue singu­lar. Eugene-Melch ior de Vogüe, es­critor francés, au tor de un est udiosobre la novela rusa, fue qu ien dio aconocer a Dostoyevsky en Francia.Parecía asustado de la enormidad deese monstruo. Ped ía d iscu lpas, pre ­vení a con amabil idad la inco mp re n­sión de los primeros lectores; graciasa él, se había consentido a Turgu e­nev, y se ad miraba mucho a Pushkiny Gogol. Tolstoy go zab a de gran po­pularidad. Pero Dosto yevsky, de cid i­damente, era demasiado ruso . Vogüeavisaba e l pel igro . Y, segú n relata Gi­de, só lo se atrevió a prese ntar re tazosde la obra de Dostoyevsky. En su es­tudio sobre los rusos, al habl ar deDostoyevsky, dijo: " No me de tendréen Los h ermanos Karamazo v. Mu ypoco s ru sos tuvie ron el valo r de leerhasta el final esa histo ría intermina­ble". Para Vogüe Pobres ge ntes, Re­cuerdos de la casa de lo s muertos yCrimen y castigo, eran las obras másimportantes.

No vamos a men cionar a todos losgenios que han escrito sobre Dosto­yevsky. Su obra ha sido llevada al tea­tro , al cine. Los herm ano s Karamazovfue representada en el teatro por lac-

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rrera artística , consagrado por la ad­miración popular y los homenajesoficia les co mo el escritor más grandede su tiem po, y que pensase aprove­char todo ese inmenso caudal deprestigio e influjo para erigirse enapóstol de las clases humildes y enmaestro y gu ía de su pueblo ruso, enquien veía el Mesías de la Humani­dad, empezando por la infancia quees el comienzo de toda vida". Cansi­no Assens olvidó que en ese tiempohabía otro apóstol de "las clases hu­mildes" y fue nada menos que LeónTolstoy. (Por cierto, Tolstoy y Dosto­yevsky nunca se conocieron. Se leye­ron . Posiblemente, esa amistad li­bresca haya sido más interesante quela de ver se las caras. Hay cartas deTolstoy sobre la obra de Dostoyevskyy viceversa. V nada más).

Thomas Mann, al hablar de Dosto­yevsky, opinó que los grandes mora­listas siempre son grandes pecado­res. Por ejemplo, esto se muestra ensu profundo conocimiento de la na ­turaleza humana. El pecado es la de­bilidad con la humanidad. Otra coin­cidencia con Tolstoy.

Pero volvamos a los hermanos cen­tenarios. Fueron tres, abandonados,más un hermano bastardo que fue sulacayo. Iván, Dmitri y Aliosha, ySmerdiakov. Se educaron en la chozade un sirviente. Aliosha, el más en­cantador y complicado, es algo asícomo el precursor de muchos héroes

qu es Copeau y J. Croué, en el " Vie uxColombie r" de París. And ré Gide dioseis confere ncias sobre Dosto yevskyen el mismo teatro.

No sé si se sigue leyendo a Dosto­yevsky. Ultimamente no he visto lascifras de lecturas, pe ro me preg untosi se sigue leyendo a Dosto yevskyporque e n 1979 cumplie ro n cienaños Los hermanos Karamazov.

En est a no vela tremebunda, comotodas las de este pro feta , cualquierpágina que abrimos reve la mucho. V,si no han leído a Dostoyevsky, lean elcapítulo Elgran inquisidor. Este capí­tulo de Los hermanos Karamazov lesha rá comprender muchas interro­gantes : Cristo, por razones misterio­sas, no hizo el milagro; entonces, seimpone el trabajo del hombre paraesa alquimia, y todos los problemasacerca del trabajo y la distribuciónhay que resolverlos sin Dios y conDios. Dostoyevsky elige resolverloscon Dios. La miseria, decía el autor,es la causa principal de la delincuen­cia. El famoso Raskolnikov se vio em­pujado por la miseria.

Rafael Cansino Assens -duranteaños casi nuestra única fuente deDostoyevsky en español, quien tra­dujo su obra completa del alemán,según parece por sus numerosas no­tas- escr ibe en e l pr ólogo de la edi­to ríal Aguilar de Los hermanos Kara­mazov: "Es natural que Dostoyevskyha ya llegado a la cumbre por su ca-

de nuestro tiempo. Sí, los herma noscumplieron cien años. Siguen vivos.Fre ud nos dio la interpretación delcomplejo de los complejos . V el an­ciano libid inoso, q ue se dedica ba alas org ías y se desp reocupó de sus hi­jos, tenía i43 años! En el cie lo esta baescrito qu e había que e liminarlo.

Dosto yevs ky escribió la historia delparricidio en 1878. En un viaje a Opti­ma Pustina, en la provincia de Tula (yde nue vo aparece Tolsto y, qu ien seretiraba a ese monasterio vest ido decampesino, acompañado de varioscriados; llegaba en peregr inación).En ese lugar conoció al padre Am ­brosio, quie n en la no ve la Los he r­manos Karamazov es el "stare tz" Zo­zima, y lo agregó al borrador que te ­nía de tres hermanos che rq ueses q ueconoció en la cárcel de Omsk. Estoshermanos fueron parricid as y habíanobedecido al primogéni to; los tresexp iaban un a fraternal so lidarid ad.Los parricid as era n encantado re s yqu ie n cautivó a Dostoyevsky fueAliosha, ese án gel místico que qu isocambiar e l mundo . Dostoy evsky pen­saba en prosegu ir la novela de loshe rmanos. El personaje principa l se­ría el cru el , ange lical Aliosha .

En 1974 apareció la primera ed i­ción de la o bra de B. Bursov, e n laeditorial " Sovietsky Pis ate l" de Le­ningrado, titul ada Laperson alidad deDostoyevsky iildmost Dostovevsko­va). La seg unda ed ición apa rec ió e n1979, y la tengo gracias a Vuri Grey­din, e nca rga do de las let ras de laAmé rica Latina e n la Unión de Escri­to res de la URSS. Se trata de unanove la-investigació n. Escribe Bur­SOY: " Para la co mpre nsión del sign ifi­cado real de la per so nalidad de Dos­toyevsky que llega hasta nu estrosd ías, este tema es ind ispensab le. Noes posible escri bir so bre e l realis mode Dostoye vsky si no seguimos e l ca­mino de la bú squeda e ntre lo perso­na l, el sufrimiento y lo espirit ua l, y lasideas principales de sus nove las. En ellenguaje de Tácito, 'de allí se deduceproseg uir la narración indescriptib lede amor que no co noce e l odio.'''

"El hombre es un misterio. Hayque descifrarlo, y aunque te pases lavida descifrándolo, no digas que hasperdido e'l tiempo; yo me dedico aeste misterio, lu ego qu iero ser unho mbre" . (Carta de Dosto yevsky a suherman o, agosto de 1893). De su car ­ta a N.D. Fo nd isina, febrero de 1854:" De mí puedo decirle que, hijo delsiglo, hijo de la inc redulidad y de laduda, hasta la fecha, y hasta el tecb itode la tumba (/0 sé), qué terri bles su­frim ientos me ha causado y me cues-ta aún esta sed de creer, que cuandomás ~rofunda es e,? mi alma, má sJenemigos me causa .

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De sus últimas cartas: a Yuriev, 11de jun io, 1878: " En lo que se refiere ami novela, le diré la verdad. Lapenséy me puse a escrib irla; pero aún distamucho de estar term inada; sólo estáempezada. Siempre me pasa lo mis­mo: empiezo una larga novela -decuaren ta a cuarentaicinco pliegos amediados de año, para terminarla afin es de año; y me atraso un año". AAksakov, 28 de agosto de 1880: "Es­toy terminando Los Karamazov. YlIe­ga a su fin un trabajo que me ha lleva­do tres años. Lo pensé, lo ordené y loescr ib í" . A Liubimov, con el envío delas últ imas páginas de l manuscrito :" Bien . Ya terminé mi trabajo . Durótr es años.. . ' ',

Dostoyevsky pe nsaba proseguirLos hermanos Karamazov. El perso­naje sería Aliosha, personaje revolu­cion ario te rrorista, según relata AnaGrigorievna Snitkina, su viuda, enRecu erdos de mi vida. Pero antes,Dostoyevsky elaboró su famoso dis­curso sobre Pushkin, que pronuncióel 8 de junio de 1880. Yotra vez apa­rece -o más bien desaparece- Tols­toy: no quiso participar en el acto,que se rea lizó en la asamblea de laSociedad de Amantes de la LiteraturaRusa.

"P ushkin es un fenómeno extraor­dinar io y quizá la única expresión,hasta ahora, del esp íritu ruso", dijoGogol. Yyo agrego : "Sí, y una expre­sión profética". Con estas palabras seinició el discurso, que podemos leeren el Diario de un escr itor.

y de seo te rminar con el fragmentode esta carta reve ladora : A Maikov,Floren cia, mayo de 1869: " .. .ya le heescrito a usted que tengo una idea Ii-

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teraria (una novela, una parábola deateísmo), de la que toda mi actuaciónliteraria hasta el presente no es másque el prólogo y a la que consagraréya todo lo que me quede de vida.Pero aquí no puedo desarrollar esaidea : imposible. No tengo más reme­dio que estar en Rusia. Sin Rusia nopuedo escribir..."

Fiador Dostoyevsky murióen 1881.Los Hermanos Karamazov fue su últi­ma obra.

PORCARLOS ILLESCAS

RUBEN LAS QUERIADE CARNE Y HUESOA Minerva

¡Oh Teresa, oh dolor !Espronceda

y bien, yo necesito decirte que si lospoetas supieran escoger a tiempo lamusa que les corresponde, las cosaspara ellos se presentarían diferentes.A la fecha, es lo que presumo, sola-

ment e muy pocos han sabido atinarcon su verdade ra, ge nuina, cor rectafuente de inspiración . Quien más,quien menos , en lugar de acertar, ye­rra, tant as veces como novias, espo­sas, amigas y yocastas concurren ensu existe ncia con el carácte r de mu­sas.

Esta servidumbre, como no es me­nos de esperarse, conlleva la desola­ción.

Pocos autores toleran en silencio elinfortun io traducido 'en las patas degallo qu e circundan pupilas qu e fue­ron ayer, azules, de absorta fijeza;ot ros, no só lo rechazan sino abomi ­nan la grasa acumulada con excesoen las posaderas de mujeres queayer, no hace mucho s años, movíancon su esbelte z la envidia de los jun­cos. El asunto es, tanto en el primerocomo el segundo caso, que el poeta- sobre todo el poeta- , desdeñóaveriguar con la debida anticipaciónque en los miembros de la familia desu Beatrice las patas de gallo habíanvenido produciéndose en formaininte rr umpida. En e l segundoejemplo, sobre todo si el rimadortambién amante de la naturaleza y delos cambios que ésta experimentamediante el prodigio de las transfor­maciones que hacen nacer el paisaje,nunca se impuso ladisciplina de limi­tarle a su galatea el consumo de cre­mas, chocolates, helados y otras go­losinas. Es decir, no supo legislarpuestos los ojos hacia la frugalidadpero sí hacia los torreznos y las sápi­das fabadas asturianas; en fin, haciatodo cuanto cabe en las obrascompletas que componían la biblio­teca del glotón Heliogabalo.

Desde luego, algún ocurrente lec­tor arreolesco bien podría pensar enla posibilidad nada remota de con­vertir las patas de gallo en pisadas decisne, extremo que convertir ía] enadorablemente dariano el citado 'de­fecto, al mismo tiempo que amplia ríalas posibilidades revolucionarias dela cirugía plástica. En el otro caso, elcambio no tendría por qué ser dife­rente, y sí también bendito por unade las tanta s formas modernas de re­visar la lógica de Hegel, o, en su caso,los manuscritos de 184.. . del cama­rada Marx.

Mas, la verd ad de las cosas a estasalturas es que las musas difierenmucho de las extraordinarias muje­res a que nos acostumbraron Alfredde Musset merced a su pálida Lu cia,Poe con los cenotafios vivientes lla­mados Anabelee, Leon ora, Zante;Daría mediante su Stella, por quienel Modern ismo pese al paso deltiempo, sigue preguntando.

Las musas actuales son diferen tesporque, quien más quien menos,