34-Juan María Alponte

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8 de Diciembre de 2014 5 Por Juan María Alponte [email protected] http://juanmariaalponte.blogspot.mx/ Columna México y el Mundo El papa Francisco y los abusos sexuales E l Papa Francisco (“Francis” llegó a decir una revis- ta estadounidense de gran circulación) ha recibido una carta de un joven que le ha relatado los abusos sexuales de algunos sacerdotes. El Papa Francisco –que ya había recibido un casi ultimátum de las Naciones Unidas sobre el tema y que, con energía máxima, se le incitaba no solamente al encarcelamiento de los infractores sino a la reparación de las víctimas- ha tenido el coraje y la valentía ética de aceptar –no ocultar- la gravedad de las acusaciones y la condena de los sacerdotes involucrados. Lo extraordinario de este grave tema es que no ha exis- tido en el debate (mejor dicho las acusaciones y su acep- tación) un tema esencial: un espacio dialéctico abierto, claro y elocuente sobre la eliminación del celibato en la Iglesia católica como en su día, lo hiciera, y no simbó- licamente, Martin Lutero. Ese gran cuestionario, eludido en el gran debate del ca- tolicismo y el protestantismo ha privado a una importante población religiosa del mundo, sobre todo en el área cató- lica, la enorme signicación que ha tenido, en la mutación de las formulaciones y creencias religiosas, Martin Lutero, e Great Reformer”, “El Gran Reformador” como ti- tula su biografía Edwin P. Booth. He de añadir que en mi biblioteca, en varios idiomas, existen semblanzas serias de Lutero. Propongo, en francés, “Luther, les grands écrits réformarteurs”. En ese texto se recuperan datos esenciales de Lutero: “Los Grandes Escritos Reformadores; A la nobleza cristiana de la nación alemana y, nalmente, su famoso testimonio sobre ‘la liberté du chretien’, ‘la libertad del cristiano’…”. Yo me inclino por el “Luther” de René-Jacques Love publicado por Quadrige Presses Universitaires de France. Francia, que yo sepa, es de mayoría y liación católica. Sin embargo, como ven ustedes, los libros que explican la gran crisis religiosa son numerosos. Recomiendo la lectura, ilustrativa, de otra crisis paralela, que se publicó en Fran- cia con un título sugestivo: “L’Amérique entre la Bible et Darwin”. Otro gran debate histórico. Lo esencial es que Lutero nació en 1483 y murió en 1546. Siempre me ha asombrado –y nalmente regocija- do- que no se advirtiera que Maquiavelo fue contemporá- neo de Lutero. Les separaban, al nacer, 14 años. Lutero fue bautizado, el 11 de noviembre de 1483, –a un día de nacido- en la Iglesia alemana de un pueblito minero, Eisleben, estando presentes sus padres. Ellos, mi- neros ilustrados, soñaban que su hijo Martin fuera, un día, un universitario. Por razones, mil veces examinadas, Mar- tin Lutero prerió ser sacerdote y su talento le condujo, rápidamente, a ser Doctor en Teología y afamado orador de la losofía griega. Su pueblo natal no era un aliciente, sino al revés, y el agustino fue enviado a Roma, al Vaticano, para que de- fendiera allí a la orden agustina. El tiempo que pasó en Roma le advirtió que la corrupción estaba al orden del día y sufrió por ello. A su regreso se convirtió en un profesor notable de la Orden Agustina y sus escritos favorecieron una toma de conciencia en Alemania que se escindía en localismos lingüísticos. La traducción, por Lutero, del hebreo al alemán, de la Biblia favoreció, rápidamente, la expansión del alemán como lengua nacional del país entero. Su crisis con la Roma vaticana se produjo en 1517 con sus 95 Tesis de protesta, ante el Vaticano, por la adop- ción, por el Papado, de las “indulgencias”. Las indulgen- cias se aprobaron en el Vaticano para poder realizar las obras magnas del Vaticano. La idea de que podían vender- se o comprarse las indulgencias para salvar a los pecadores o a sus familiares generaron los recursos económicos para construir los grandes palacios del Vaticano y, a la vez, las 95 Tesis de Lutero contra la venta de indulgencias y la polémica se convirtió en la ruptura con Roma. Todos los esfuerzos de la Roma ponticia y del propio emperador Carlos V para que Lutero retirara y condenara sus 95 Tesis fueron inútiles y en 1517 Lutero quedó sepa- rado de la Iglesia católica y fue fundador, nalmente, del Protestantismo. Su presencia ante el emperador Carlos V fue conmocionante, pero no cedió y su condena favore- ció la “nacionalización” del alemán y la aparición de otra versión cristiana con una obra luterana realmente inmensa y notable. Lo cierto es que la ruptura con Roma no impidió que Lutero continuase su obra cultural y religiosa ya con el apoyo de Alemania que consideró, al Reformador, como una pieza fundamental en la formación del país con una lengua común. Finalmente, Lutero liquidó otra tesis fundamental: el celibato, obligatorio para los sacerdotes (con los pro- blemas que el Papa Francisco, otro más, lleva sobre sus nobles espaldas) asumiendo, el 13 de junio de 1525 (la ruptura con Roma se inició en 1517) el matrimonio. En 1525 Martin Lutero tenía 42 años y su esposa, Catherine von Bora, de noble familia alemana, 26 años. Había sido educada en un convento del cual, por cierto, se escapó. El matrimonio de Martin y Catherine supuso la liquida- ción del celibato y, al expandirse en Europa el protestantis- mo, ese tema fue una revolución. El Reformador, como se le llamaba en su tiempo, tuvo seis hijos: Juan (1526); Isabel (1528); Madeleine (1529); Martin (1531); Pablo (1533) y Margaret (1534). El n del celibato fue un acto, en sus días, difícil para un agustino como él, pero penetró en la estructura del protestantismo como una nueva visión de la vida cristiana. No tengo ninguna autoridad para aplaudir o condenar esa decisión, pero creo que el catolicismo tendrá que asu- mir, un día, el n del celibato. En alguno de mis textos he señalado la necesidad de que un Papa liberador, como el Papa Francisco, tendrá que asumir que el celibato es casi insufrible para los sacerdotes y que, como en el mundo protestante, el matrimonio no invalida la fe ni la sagrada misión del sacerdote. El 21 de junio de 1525 escribía Lutero a su amigo Amsford: “Es Dios quien ha querido lo que he hecho. Yo no tengo ni fuego ni pasión, pero yo amo a mi esposa”. La polémica fue grande, enorme. Hoy, cuando po- demos hablar sin pasiones fratricidas sobre qué es mejor o peor, lo único que cabe decir es que, inevitablemente, algún día, el Papa de la Roma cristiana considerará el celibato como un tema a discutir desde la plenitud de la conciencia y desde la dimensión de la vida humana. Hoy, cuando los fanatismos religiosos conducen, toda- vía, a la contienda armada –lo prueba el Estado Islámico- el diálogo de las religiones es tan necesario como el diálogo de los pueblos frente a la barbarie.

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  • 8 de Diciembre de 2014

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    Por Juan Mara [email protected]://juanmariaalponte.blogspot.mx/

    Columna Mxico y el Mundo

    El papa Francisco y los abusos sexuales

    El Papa Francisco (Francis lleg a decir una revis-ta estadounidense de gran circulacin) ha recibido una carta de un joven que le ha relatado los abusos sexuales de algunos sacerdotes. El Papa Francisco que ya haba recibido un casi ultimtum de las Naciones Unidas sobre el tema y que, con energa mxima, se le incitaba no solamente al encarcelamiento de los infractores sino a la reparacin de las vctimas- ha tenido el coraje y la valenta tica de aceptar no ocultar- la gravedad de las acusaciones y la condena de los sacerdotes involucrados.

    Lo extraordinario de este grave tema es que no ha exis-tido en el debate (mejor dicho las acusaciones y su acep-tacin) un tema esencial: un espacio dialctico abierto, claro y elocuente sobre la eliminacin del celibato en la Iglesia catlica como en su da, lo hiciera, y no simb-licamente, Martin Lutero.

    Ese gran cuestionario, eludido en el gran debate del ca-tolicismo y el protestantismo ha privado a una importante poblacin religiosa del mundo, sobre todo en el rea cat-lica, la enorme signi!cacin que ha tenido, en la mutacin de las formulaciones y creencias religiosas, Martin Lutero, !e Great Reformer, El Gran Reformador como ti-tula su biografa Edwin P. Booth. He de aadir que en mi biblioteca, en varios idiomas, existen semblanzas serias de Lutero. Propongo, en francs, Luther, les grands crits rformarteurs. En ese texto se recuperan datos esenciales de Lutero: Los Grandes Escritos Reformadores; A la nobleza cristiana de la nacin alemana y, "nalmente, su famoso testimonio sobre la libert du chretien, la libertad del cristiano.

    Yo me inclino por el Luther de Ren-Jacques Love publicado por Quadrige Presses Universitaires de France. Francia, que yo sepa, es de mayora y !liacin catlica. Sin embargo, como ven ustedes, los libros que explican la gran crisis religiosa son numerosos. Recomiendo la lectura, ilustrativa, de otra crisis paralela, que se public en Fran-cia con un ttulo sugestivo: LAmrique entre la Bible et Darwin. Otro gran debate histrico.

    Lo esencial es que Lutero naci en 1483 y muri en 1546. Siempre me ha asombrado y !nalmente regocija-do- que no se advirtiera que Maquiavelo fue contempor-neo de Lutero. Les separaban, al nacer, 14 aos.

    Lutero fue bautizado, el 11 de noviembre de 1483, a un da de nacido- en la Iglesia alemana de un pueblito minero, Eisleben, estando presentes sus padres. Ellos, mi-neros ilustrados, soaban que su hijo Martin fuera, un da, un universitario. Por razones, mil veces examinadas, Mar-tin Lutero pre!ri ser sacerdote y su talento le condujo, rpidamente, a ser Doctor en Teologa y afamado orador de la !losofa griega.

    Su pueblo natal no era un aliciente, sino al revs, y el agustino fue enviado a Roma, al Vaticano, para que de-fendiera all a la orden agustina. El tiempo que pas en Roma le advirti que la corrupcin estaba al orden del da y sufri por ello. A su regreso se convirti en un profesor notable de la Orden Agustina y sus escritos favorecieron una toma de conciencia en Alemania que se escinda en localismos lingsticos. La traduccin, por Lutero, del hebreo al alemn, de la Biblia favoreci, rpidamente, la expansin del alemn como lengua nacional del pas entero.

    Su crisis con la Roma vaticana se produjo en 1517 con sus 95 Tesis de protesta, ante el Vaticano, por la adop-cin, por el Papado, de las indulgencias. Las indulgen-cias se aprobaron en el Vaticano para poder realizar las obras magnas del Vaticano. La idea de que podan vender-se o comprarse las indulgencias para salvar a los pecadores o a sus familiares generaron los recursos econmicos para construir los grandes palacios del Vaticano y, a la vez, las 95 Tesis de Lutero contra la venta de indulgencias y la polmica se convirti en la ruptura con Roma.

    Todos los esfuerzos de la Roma ponti!cia y del propio emperador Carlos V para que Lutero retirara y condenara sus 95 Tesis fueron intiles y en 1517 Lutero qued sepa-rado de la Iglesia catlica y fue fundador, !nalmente, del Protestantismo. Su presencia ante el emperador Carlos V fue conmocionante, pero no cedi y su condena favore-ci la nacionalizacin del alemn y la aparicin de otra versin cristiana con una obra luterana realmente inmensa y notable.

    Lo cierto es que la ruptura con Roma no impidi que Lutero continuase su obra cultural y religiosa ya con el apoyo de Alemania que consider, al Reformador, como una pieza fundamental en la formacin del pas con una lengua comn.

    Finalmente, Lutero liquid otra tesis fundamental: el celibato, obligatorio para los sacerdotes (con los pro-blemas que el Papa Francisco, otro ms, lleva sobre sus nobles espaldas) asumiendo, el 13 de junio de 1525 (la ruptura con Roma se inici en 1517) el matrimonio. En 1525 Martin Lutero tena 42 aos y su esposa, Catherine von Bora, de noble familia alemana, 26 aos. Haba sido educada en un convento del cual, por cierto, se escap.

    El matrimonio de Martin y Catherine supuso la liquida-cin del celibato y, al expandirse en Europa el protestantis-mo, ese tema fue una revolucin. El Reformador, como se le llamaba en su tiempo, tuvo seis hijos: Juan (1526); Isabel (1528); Madeleine (1529); Martin (1531); Pablo (1533) y Margaret (1534). El !n del celibato fue un acto, en sus das, difcil para un agustino como l, pero penetr en la estructura del protestantismo como una nueva visin de la vida cristiana.

    No tengo ninguna autoridad para aplaudir o condenar esa decisin, pero creo que el catolicismo tendr que asu-mir, un da, el !n del celibato. En alguno de mis textos he sealado la necesidad de que un Papa liberador, como el Papa Francisco, tendr que asumir que el celibato es casi insufrible para los sacerdotes y que, como en el mundo protestante, el matrimonio no invalida la fe ni la sagrada misin del sacerdote.

    El 21 de junio de 1525 escriba Lutero a su amigo Amsford: Es Dios quien ha querido lo que he hecho. Yo no tengo ni fuego ni pasin, pero yo amo a mi esposa.

    La polmica fue grande, enorme. Hoy, cuando po-demos hablar sin pasiones fratricidas sobre qu es mejor o peor, lo nico que cabe decir es que, inevitablemente, algn da, el Papa de la Roma cristiana considerar el celibato como un tema a discutir desde la plenitud de la conciencia y desde la dimensin de la vida humana.

    Hoy, cuando los fanatismos religiosos conducen, toda-va, a la contienda armada lo prueba el Estado Islmico- el dilogo de las religiones es tan necesario como el dilogo de los pueblos frente a la barbarie.