36

48
4266 MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS EXPERIMENTAL AL STRESS PSICOSOCIAL María Dolores Peris Pascual Catedrática de Sociología Universitat de Barcelona «Pienso que la ciencia no es política, aunque la semejanza sea a veces tan grande que haga dudar». (Müller, Psicologia, 1937) 1 1. Introducción En respuesta a la invitación de la Dra. Padial para desarrollar en este curso la fundamentación científica del acoso moral, ya establecida en una publicación anterior (Peris, 2002) 2 como una aplicación del diseño experimental llamado por Pavlov, Neurosis Experimental, se han revisado los desarrollos seguidos por estos diseños desde su demostración en el laboratorio animal, presentando las cuatro rutas por las que con mayor probabilidad ha podido discurrir su trayectoria hasta las aplicaciones actuales en los planes de acoso. Esta dimensión diacrónica se incluye en la segunda parte del estudio. En la primera parte se presenta el marco teórico del acoso moral, definido como un modelo bifásico, en el que en la primera fase o acoso encubierto, se aplica el principio psicofísico de umbral diferencial mínimo, con objeto de que discurra subliminalmente la construcción de la denominada cárcel de cristal. Allí se sitúa a la víctima sujeta a las condiciones que permitan aplicar la Neurosis Experimental (NE) en la segunda fase o acoso manifiesto. Se presenta el resultado del análisis fac- torial obtenido en una muestra aleatoria de respuestas dadas a la escala de Leyman, con el que se valida empíricamente este modelo bifásico. 1 MÜLLER, A.: Psicología. B.A.: Espasa-Calpe. 1927,1937 p. 9 2 PERIS, M. D.: Fundamentos científicos de la defensa ante el mobbing. Lan Harremanak/ 7, 2003-II, 241-266

description

art

Transcript of 36

Page 1: 36

4266

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL.

PARTE I: DE LA NEUROSIS EXPERIMENTAL AL STRESS PSICOSOCIAL

María Dolores Peris Pascual

Catedrática de SociologíaUniversitat de Barcelona

«Pienso que la ciencia no es política, aunque la semejanza sea a veces tan grande

que haga dudar».(Müller, Psicologia, 1937)1

1. Introducción

En respuesta a la invitación de la Dra. Padial para desarrollar en este curso la fundamentación científica del acoso moral, ya establecida en una publicación anterior (Peris, 2002) 2 como una aplicación del diseño experimental llamado por Pavlov, Neurosis Experimental, se han revisado los desarrollos seguidos por estos diseños desde su demostración en el laboratorio animal, presentando las cuatro rutas por las que con mayor probabilidad ha podido discurrir su trayectoria hasta las aplicaciones actuales en los planes de acoso. Esta dimensión diacrónica se incluye en la segunda parte del estudio.

En la primera parte se presenta el marco teórico del acoso moral, definido como un modelo bifásico, en el que en la primera fase o acoso encubierto, se aplica el principio psicofísico de umbral diferencial mínimo, con objeto de que discurra subliminalmente la construcción de la denominada cárcel de cristal. Allí se sitúa a la víctima sujeta a las condiciones que permitan aplicar la Neurosis Experimental (NE) en la segunda fase o acoso manifiesto. Se presenta el resultado del análisis fac-torial obtenido en una muestra aleatoria de respuestas dadas a la escala de Leyman, con el que se valida empíricamente este modelo bifásico.

1 MÜLLER, A.: Psicología. B.A.: Espasa-Calpe. 1927,1937 p. 92 PERIS, M. D.: Fundamentos científicos de la defensa ante el mobbing. Lan Harremanak/

7, 2003-II, 241-266

Page 2: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4267

Igualmente se presenta su escalamiento multidimensional, en el que la «degradación» encabeza todo el proceso de acoso.

Se identifican desde este modelo procesos y teorías que pueden guiar el tratamiento de los efectos provocados y la demostración del plan experimental diseñado. Y se proponen correcciones de errores metodo-lógicos, paradojas y falacias conceptuales, construidas en torno a este fenómeno.

2. Marco conceptual

En un anterior escrito ya se explicó que el acoso moral (denomi-nación en la que incluimos todos sus sinónimos), no es ni un proceso nuevo ni desconocido, sino la continuidad de experimentos científica-mente demostrados y prácticas históricamente juzgadas como infrahu-manas y torturas:

«Se considera asimilables a las condiciones que definen una NE (Neurosis Experimental), determinados sistemas del ámbito laboral cuan-do provocan stress e impiden al trabajador cualquier salida para evitarlo, con lo que le están dando el tratamiento de sujeto experimental. No hay más que revisar los casos acumulados que han sufrido mobbing, para poder afirmar que tanto por las concidiciones a las que han sido someti-dos, como por los traumas y efectos provocados, esta denominación con su marketing de fenómeno nuevo, esconde que lo que se está aplicando son las conocidas y bien experimentadas NE (Neurosis Experimentales).» (Peris, 2003, pp. 259-260) 3.

E identificaba el mobbing o acoso moral en los siguientes términos: «La definición de mobbing es la de un agente neurógeno o provocador de stress, que añade la condición agravante de impedir al organismo ataca-do su defensa por la doble vía de negararle los cauces de lucha y negarle los cauces de salida de la situación» (Peris, 2003, pp. 259-260).

Asimismo se afirmaba que la equivoca construcción lingüística que intenta con sus términos nuevos romper la continuidad de la larga historia de experimentación que precede a estas prácticas y ocultar su identidad, al evitar toda referencia teórica, obedece al dualismo «doble moral-doble discurso-doble justicia», con la intención de invisibilizar tanto el auténtico instrumento técnico que se utiliza, como los efectos destructivos tan bien conocidos que provoca. Así como el trato infrahumano de la víctima, en

3 PERIs, M. D.: Fundamentos científicos de la defensa ante el mobbing. Lan Harremanak/7, 2002-II, pp. 241-266.

Page 3: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4268

un plan que aplica sistemáticamente el diseño construido para degradar, desintegrar y destruir a la persona atacada, además de las múltiples trans-gresiones normativas que acumula. Afirmación fundamentada en que se ha ocultado la etiología de los efectos que provoca y confundido los síntomas evidentes, negándose a confirmar que se trata de una técnica psicológica experimental, quienes por su conocimiento, dan lugar a sos-pechar de su silencio (Peccei, 1979) 4.

Se presenta ahora con su validez empírica el modelo teórico del acoso, compuesto de dos fases que se identifican con dos leyes fun-damentales del acervo científico instrumental de la Psicología: las leyes psicofísicas y las Neurosis Experimentales. Ninguna otra ley científica se ajusta mejor al acoso moral como conjunto y por tanto, éste es el marco teórico que se considera válido para explicarlo, hasta que otra ley cien-tífica no demuestre un mejor ajuste. Es por lo demás compatible con teorías concretas que explican aspectos parciales del proceso. Este marco teórico permite detectar los diseños de acoso desde sus comienzos, o bien en su reconstrucción retrospectiva, y probar en cada caso concre-to, si se trata o no de un plan premeditado y detalladamente seguido. Prueba que exige conocer los elementos claves que identifiquen dichos diseños y su puesta en práctica, es decir, las verdaderas leyes que sigue, traspasando los detalles que las ocultan y en los que se pierden quie-nes se limitan a describir cada caso aislada y superficialmente (Codon y López, 1951) 5 , sin un modelo de referencia.

Aceptar este modelo supone poder contar con una teoría desde la que dirigir las investigaciones. Y por la carencia de cualquier otra, no cabe entrar en el debate acerca de la mayor validez sobre sus alternativas. En tanto que no exista otro marco teórico, esta teoría permite operativizar los indicadores relevantes para probar la presencia o ausencia de un plan premeditado en el llamado acoso moral, con el único resultado posible de ocasionar los daños que produce la NE. Y en la medida en que exista consenso sobre su adecuación, todo informe sobre esta materia tendrá

4 «Si no somos capaces de actualizar nuestros sistemas educativos, nos encontraremos en una situación parecida a los dinosaurios, que por no haberse podido adaptar a los cambios desaparecieron de la Tierra....los hombres actuamos como fósiles culturales de otro tiempo» dijo ayer Aurelio Peccei, presidente del Club de Roma, en una reunión para dar cuenta de las conclusiones del último informe del citado organismo. El informe trata de hacer unos planteamientos sobre el sistema de aprendizaje en el mundo, de cara a la gran división entre la realidad científica y técnica actual y los sistemas de aprendizaje de otra época». (El Pais, 19-4-1979, p. 23).

5 «Sin un Derecho Civil impregnado de ciencia psiquiátrica en sus capitales instituciones, los enajenados pueden andar sueltos por la vida, jugando peligrosamente con el patrimonio, la tranquilidad familar o las palancas de la economía». ( Codon, J. M. e I. López. Psiquiatría jurídica penal y civil. Burgos: Aldecoa. 1951. p. 16)

Page 4: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4269

que probar la hipótesis de su existencia, lo que ya constituye un refe-rente concreto, respecto al que las pruebas determinarán el rechazo de esta hipótesis o el de su alternativa. Así será factible sancionar el acoso, bien como una entidad en su conjunto, bien en algunas de las múltiples infracciones que lo componen, si en lugar de pretender probarlo en su ambigüedad y con absoluta certeza, se orienta la prueba hacia la impo-sibilidad de rechazarlo ante los hechos documentados.

2.1 La prueba científica en la metodología sociológica

Desde mi especialidad metodológica me expreso en el lenguaje pop-periano, por el que las hipótesis científicas no es necesario aceptarlas para que se mantengan, puesto que se consideran válidas en tanto que no puedan ser rechazadas por las pruebas empíricas. De forma que la prueba de hipótesis limita su resultado a rechazarla o no rechazarla, ya que es materialmente imposible aceptarla con certeza absoluta, cuando las pruebas son indicadores que tan solo pueden ser definidos por su probabilidad, al tratarse de indicios de hechos registrados a posteriori, y no de los hechos mismos. Especialmente si la infracción demandada ha utilizado medios de ocultamiento y por tanto es detectable tan sólo por sus efectos, o bien cuando ya no es posible conseguir pruebas en el momento de su ocurrencia o en los plazos legales, la justicia se encuen-tra ante la paradoja de que en la medida en que el agente causante aumente el empleo de agravantes, disminuye la capacidad de que los agentes jurídicos puedan cumplir con su función de detectarle y san-cionarle. Inversión de capacidades que siempre ocurre, pero que ante el problema que estudiamos ha alcanzado una distancia que supera los umbrales de actuación judicial, con el resultado de práctica ineficacia jurídica. Esta ineficacia es la que vienen demostrando las estadísticas de un número no significativo de sentencias positivas, y las más alarmantes de que la mayoría de afectados no acuden a la justicia por no ser una opción válida. Estadísticas que incluyen suicidios, graves desintegracio-nes físicas y riesgos económicos y sociopolíticos, cuyo peso en la balanza de la justicia ha desplazado ya el fiel a la indicación de urgente exigencia de equilibrarla. La situación del sistema jurídico ante el acoso moral no es ya el problema de ser o no ser, sino la demostración empírica de que no es. Y si no existe un cauce de solución legislativa ni jurídica ante el grave riesgo político que conlleva, el problema se transfiere a ser o no ser un estado de derecho. Justifico esta reflexión sobre el alcance polí-tico y económico del acoso moral, porque en el actual sistema abierto global podría definirse de traición, dado el descenso de competitividad

Page 5: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4270

y riesgos de colonización que conlleva su establecimiento como norma legitimada. De ahí la urgencia e importancia de considerar la orientación de las pruebas que permitan su sanción.

Desde la metodología con la que se investigan los hechos socia-les, más que nuevos términos añadidos a los artículos legislativos, lo que se necesita es cambios de procedimientos que permitan adaptar nuevas pruebas a lo nuevos criterios normativos. Los litigios ya no son tanto sobre propiedades cuestionadas por el conflicto de lindes que se solucionan con la medida de los terrenos. Son sobre los límites entre intereses y derechos, que no se pueden valorar directamente, hasta que no se formalice la plurireferencialidad lingüística con la que se vienen definiendo. Tales situaciones no son sin embargo invisibles en si mis-mas, sino invisibles con los instrumentos utilizados para otros usos. Hay que recurrir a los instrumentos que se vienen utilizando en las ciencias sociales que los investigan, porque necesitan una metodología adapta-da a los modelos indeterministas que los identifican. Una metodología que garantiza la objetividad, validez y fiabilidad de los resultados, muy al contrario que los criterios subjetivos que están suplantándola. Y a la vez una metodología que permite sancionar hechos que no pueden ser evaluados como si de otras entidades se tratara. Desde esta perspectiva, la superación del problema actual del juicio de hechos que necesitan un seguimiento histórico retrospectivo, como ocurre con el acoso moral, reside en la exigencia de cambio de métodos y de pruebas.

Este cambio de planteamiento en el juicio de hechos no siempre concretos, sino obtenido por concatenación de indicios, exige seguir un proceso más elaborado, que incluye la selección de las opciones más probables y su contraste a través de pruebas de coherencia. Coherencia que tendrá que establecerse en muchos casos con los daños detectados por el peritaje forense. Y aquí es donde se necesita una teoría que defina las características claves de la sucesión de los hechos y que la identifique de forma diferencial frente a cualquier otra selección. Una teoría que operativice los indicadores que permitirán confirmar si se ejecutó un plan o un diseño premeditado, lo que ya supone una concreción de las demostraciones necesarias que aporta objetividad al proceso.

Con esta lógica metodológica, que espero no resulte demasiado ale-jada de la que pueda seguirse en un proceso jurídico, porque en ambos casos se trata de encontrar el mejor método para obtener la verdad y rechazar las falsas inferencias y deducciones, esta comunicación preten-de aportar un marco teórico que pueda ayudar en la selección de las pruebas periciales y aportar criterios para la búsqueda de los indicios y documentos relevantes, con objeto de acotar y en su caso ordenar,

Page 6: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4271

cuantas decisiones se necesitan para superar los obstáculos hasta ahora detectados para sancionar el acoso moral.

Con la propuesta de explicación del acoso en términos de un expe-rimento réplica de los que provocan las Neurosis Experimentales, el objetivo es probar que se concibe todo el proceso como una entidad en función de los objetivos que persigue este diseño. Esta concepción como una estructura o gestalt, obliga a recordar su identidad como «algo más que la suma de las partes». Y así ha sido siempre la concepción del acoso, pero faltaba darle significado a ese «algo más». De forma que a la hora de concretar la selección de pruebas, si se limitan a las que identifican las partes, se impide su juicio como un todo estructurado. En algunas sen-tencias así se indica la imposibilidad de sancionar el conjunto de hechos como acoso moral, porque faltan los nexos causales. Faltan porque no se han seleccionado las pruebas que definen la estructura relacional de los hechos, y no porque no existan tales pruebas. Luego si la estructura también hay que probarla, en términos de ese «algo más» que otorga significado al conjunto, como algo diferente (aunque no independiente) del agregado de pruebas de hechos aislados aportadas, es imprescindible concretar cuales son las relaciones a probar. Unas relaciones que en los hechos acaecidos en un momento dado en el tiempo, se define como un nexo causal. Pero cuando se trata de procesos que interaccionan en diná-micas a lo largo de secuencias temporales, no es un nexo causal aislado y concreto, sino esa dinámica interactiva, la que hay que probar.

En la teoría de sistemas la inclusión de la dimensión tiempo obli-ga a considerar un modelo dinámico, que como un reloj, provoca un efecto no directamente conectado con la cuerda que puso en marcha la cadena de impactos que hay que seguir, para demostrar una causalidad que no es directamente visible, ni se limita a un solo nexo o impacto. Si se exigiera demostrar la conexión directa entre la cuerda (causa) y el movimiento de las manecillas (efecto), nunca se podría demostrar que es un reloj. Por idéntica razón no se puede presentar un proceso de acoso sino como una dinámica y por tanto, considerar los sucesivos impactos que una vez activada la situación, aparecen como trayectorias interme-dias encadenadas. Si en lugar de reconstruir este modelo dinámico, se pretende obtener un único nexo causal visible, entre causas y efectos, probablemente distanciados en el tiempo y en el espacio, y con una compleja cadena de elementos relacionándolos, no se está investigando de forma válida el hecho a probar y por tanto, será imposible probarlo. Sin pretender acudir a causas macrosociales, en la propia organización donde se ejecuta cada plan concreto, hay que elaborar una reconstruc-ción de todo el proceso atendiendo a nexos de impactos múltiples. Es

Page 7: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4272

decir, hay que presentar la prueba de toda la estructura relacional. Hasta el punto de que la relevancia de las pruebas de los hechos a presentar, tiene que determinarse desde su suficiencia, necesidad y/o utilidad para definir la estructura conjunta. Se orienta así el juicio del acoso hacia la necesidad de aportar dos tipos de pruebas: las de los hechos acaecidos, y las que establecen las relaciones entre tales hechos. Constituyendo la prueba de las relaciones entre los hechos, precisamente, la clave para decidir si el conjunto constituye o no un acoso moral. Al igual que las piezas aisladas de un reloj necesitan «montarse» según un modelo para definir su funcionamiento, así las pruebas de los hechos de acoso nece-sitar articularse antes de ser presentadas.

Ahora bien, tal articulación exige contar con una teoría que la defi-na, que sea a la vez general, para aportar un criterio sancionador y que pueda ser probada por los indicios inferidos de cada caso analizado. Y con las limitaciones de todo conocimiento, las teorías aquí presentadas parecen ser las que cumplen con todos los requisitos. No se presentan por tanto con objetivos teóricos, sino totalmente prácticos, aunque se las denomine teorías. Denominación que se corresponde con su aportación de verificación empírica para ser considerada prueba científica. Así es como cuando está científicamente demostrado el efecto de un tóxico, se puede juzgar que este efecto es el pretendido por quien lo suministra, aunque no haya llegado a tomarse. Sin embargo, si no se prueba que el producto suministrado era tóxico, sino que se describe un producto de efectos desconocidos, no se podrá sentenciar ninguna pretensión concre-ta en quienes lo suministran. Por tanto, el objetivo perseguido al explicar el acoso moral como la aplicación de leyes de efectos conocidos, es conseguir la sanción de los efectos pretendidos por quienes lo utilizan, sin necesidad de esperar a que lleguen a provocarse.

Estas reflexiones metodológicas, han intentado demostrar la necesi-dad de orientar la prueba hacia la confirmación de la estructura relacio-nal que permita demostrar las causas que provocan los efectos del acoso, lo que no se puede conseguir presentando las pruebas de los hechos aisladas. Insistiendo en que es necesario establecer los criterios para pro-porcionar un diagnóstico etiológico de la afectación, en lugar de limitarse a describirla. Porque está ocurriendo con demasiada frecuencia, según se desprende de las sentencias publicadas, que se imposibilita sancionar los hechos, al no presentar la prueba de la relación causal, cuando en su lugar se presentan pruebas de síntomas inconexos, que incluso dan lugar a erróneas interpretaciones en contra del demandante. Actualmente es por tanto la selección de la prueba la que limita el adecuado juicio del acoso moral. Así que en definitiva, se está pidiendo al forense una activi-

Page 8: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4273

dad de leaderazgo, para conseguir cambiar la actual institucionalización del acoso moral mantenida con su impunidad. Ya que desde el momen-to en que se investiguen entresijos empresariales y administrativos, que hasta ahora permanecen velados, el ratio coste/beneficio decantará a los gestores de las técnicas de acoso hacia la utilidad de su control.

3. Modelo bifásico del acoso moral

Se ha ampliado la propuesta hecha sobre la identidad entre el acoso y las Neurosis Experimentales (NE), al detectar que cuando el acoso se dirige a quien tiene una posición fuerte y consolidada, se precede de una fase en la que se desarrolla un cuidadoso plan de desplazamiento y vaciado de apoyos, funciones y derechos. Fase que el propio afecta-do no llega a identificar, a veces ni siquiera cuando el proceso está ya muy avanzado. En muchos casos se extrañan del brusco cambio de una amistad en enemistad. Y también frecuentemente se culpabilizan de deci-siones tomadas erróneamente, responsabilizándose de una situación a la que fueron conducidos o ante la que no tenían otra alternativa. La cons-tatación empírica de procesos muy semejantes, nos llevó a hipotetizar que tales amistades primeras eran cómplices del plan inicial del proyecto. La pregunta era evidente ¿por qué tanta cautela al principio, para acabar con una hostilidad tan manifiesta? Así se dedujo que el plan necesitaba una primera fase de control muy próximo –habitualmente en forma de confidente- para conducirlo imperceptiblemente en unos comienzos en los que la víctima cuenta todavía con recursos personales e instituciona-les, que le permitirían librarse del acoso si lo detectara. Por otra parte la aplicación del diseño que provoca la neurosis experimental, exige una situación de indefensión y de aprisionamiento, que es necesario construir y hasta en ocasiones, desplazar a la víctima hacia ella. Porque recordemos que el propio Pavlov insistía en la exigencia de no permitir escapatoria posible para que se produjeran los efectos de las NE. Se trata por tanto de una fase con una trayectoria que cambia radicalmente la posición de la víctima en la empresa o institución, pero que a la vez exige que la víctima perciba esta trayectoria. De ahí que a esta fase de acoso encubierto, por el que se traslada a la víctima desde una posición dominante a otra de total indefensión, la hayamos llamado construcción de la cárcel de cristal, por la analogía con los techos de cristal de tan tangible existencia, como imposible prueba.

Page 9: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4274

3.1 Fase de Acoso Encubierto

En esta primera fase del acoso se aplica una técnica que tiene su origen en las leyes psicofísicas. Se trata de una percepción subliminal diferencial. Es más popular la percepción subliminal absoluta, que es la que queda fuera del umbrales límite de percepción. Sin embargo existe otra percepción subliminal diferencial que se corresponde con los cam-bios sensoriales que no llegan a provocar la percepción de tal cambio, porque la magnitud queda por debajo de la definida por la mínima diferencia perceptible (m.d.p.) en el correspondiente nivel de la escala. Como ejemplo, consideremos el efecto orgánico que provoca el aumen-to de la magnitud de azúcar en una galleta, aunque dicha magnitud no sea suficiente para que quien la tome, perciba el sabor más dulce, si está por debajo de su m.d.p. Esta sería una percepción subliminal diferencial, en tanto que surtiría efectos orgánicos, aunque por su baja dosis no sería perceptibles. De forma que si alguien quisiera provocar una pérdida del control del azúcar de otra persona contra su voluntad, no le ofrecería una galleta con toda la cantidad de azúcar añadida, para que no la rechazara al percibir el cambio de sabor. Sino que le daría varias galletas en las que habría distribuido esa misma cantidad, para que el cambio de dosis no llegara a superar el umbral diferencial per-ceptible. Esta es al fin la conocida estrategia de dosificación de muchos productos tóxicos, que permite detectar el plan de envenenamiento desde las primeras tomas, si es que se llega a descubrir a tiempo. Y también permite diferenciar este plan de una toma accidental, si se demuestra la sistemática dosificación subliminal. Es por lo demás una técnica popularmente conocida con el nombre de principio de la rana, apelando a que la sucesión de pequeños calentamientos de agua que no superen el umbral diferencial de percepción, llegarían a quemarla, mientras que con un calentamiento brusco que superara el umbral de percepción, saltaría.

La ley psicofísica no descubrió este viejo proceso, sino que lo siste-matizó al definir las leyes que lo regulan y obtuvo los parámetros para las diferentes variaciones perceptivas. Su traslación a los cambios sociales, comporta el principio de que al dividirlos en sucesivas y pequeñas modi-ficaciones, debidamente coordinadas, se consiguen grandes cambios sin que sean percibidos. Y más exactamente, implica que esta distribución de un gran cambio en fases para que no se perciba, exige una menor parcelación cuanto más elevada sea la intensidad de la tipología de cambio a la que se aplica. Por ello los cambios en los estados llamados de Burnout sobre los asuntos en que está el afectado ya muy saturado,

Page 10: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4275

cursarán subliminalmente con más probabilidad que si se hubieran pro-vocado sin tal saturación.

Pero el mayor interés en traer a consideración esta ley es considerar-la como un recurso para relacionar los hechos. De forma que si se ha procedido a distribuir y preparar los cambios de una trayectoria profe-sional, provocando un desplazamiento, que sin dicho plan no se habría aceptado, contar con una prueba de que se está siendo objeto de un diseño de control premeditado. Y si como es previsible, la probabilidad de la combinación de los hechos en tal conjunto, no tolera la prueba de aleatoriedad, se estará ante un indicador de cambio planificado, que no sería tan evidente con la mera acumulación de pequeños cambios anali-zados aisladamente. Si además se acumulan otros indicadores coherentes con la existencia del diseño, se podrá presentar la prueba de un acoso planificado, atendiendo a que se está aplicando una ley que pretende operar cambios, en contra de la voluntad del afectado. Al menos sin consentimiento ni conocimiento.

De forma semejante, dividir un cambio ilegítimo o alarmante en varios cambios legítimos o imperceptibles, para los que a veces son nece-sarios plazos que se cumplen con precisión, es una estrategia habitual en esta primera fase de acoso, con el propósito de conducir engañada a la víctima a una posición de indefensión.. Para conseguir probar si se ha producido esta fase hay que realizar una investigación retrospectiva, que suele ser más antigua que el inicio del relato de la historia de acoso, porque el afectado no podrá contar los cambios que no haya percibido. Tampoco conocerá esta ley ni habrá establecido la hipótesis de que se le haya aplicado. Es por ello un ejemplo del tipo de pruebas de relaciones sistemáticas que hay que indagar.

Si el acoso tiene en su primera fase este perfil semejante a la publici-dad subliminal, se cuenta con los mismos argumentos que la prohíben: la vulneración de la libertad de elección individual y el uso de medios para dirigir conductas contra la propia voluntad. Por el mismo argumento, la demostración de esta fase debería ser prueba suficiente e identificadora de un plan de acoso. El plan debe así mostrar la elaboración detallada por la sistematización de los cambios distribuidos en pequeños desplaza-mientos, y el mantenimiento del afectado engañado para que no llegue a percibir el plan que los dirige. La información relevante es el trayecto seguido desde la posición inicial a la final, porque define el objetivo preestablecido y porque puede haber sido un trayecto recorrido en otros casos. Trayectoria que en nuestro estudio empírico se identifica con una degradación. Añadiendo que cuando se pretende que el sujeto no sea

Page 11: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4276

consciente de los cambios, algún objetivo contra su voluntad siempre se persigue (Skinner) 6.

Esta es la fase en la que se van retirando de forma imperceptible o con excusas que desorienten, los apoyos profesionales y a veces tam-bién los sociales y hasta los familiares. Se recurre al análisis de redes, con programas informáticos para optimizar la selección de los allegados sobre los que incidir sucesivamente y para controlar el progreso del ais-lamiento 7. Y este proceso también se puede reconstruir y demostrar su planificación. Es un indicador de este plan los conflictos provocados por terceros para dar lugar a incompatibilidades, de forma que los allegados se vean obligados a optar por romper las relaciones con la víctima. Es la fase en la que se producen las difamaciones «a sus espaldas» y se van provocando dificultades y contratiempos, que aparecen como errores y fracasos (Skinner, 41) 8. Otro importante indicador de un diseño planifi-cado es la reducción de las funciones que puedan dar lugar a reclamar derechos, especialmente si se evidencia que han sido contabilizadas las fechas en que dichos derechos prescriben para que no pueda recla-marlos cuando el acoso se hace manifiesto. Se intenta también dañar la economía, porque cuantos menos recursos se posean, resultará mayor la indefensión cuando se pretenda iniciar las demandas.

Todos estos procesos como parte de esta fase han sido identificados en análisis de los indicadores de la escala de Leyman, porque tienen una elevada tasa de ratificación, con la alarmante interpretación de que en esta fase se podrían encontrar una importante cantidad de afectados (superando en muchos items el 25% y hasta el 45%, tal como se expone en la tabla 1). Según el estudio empírico realizado, quienes están en esta fase perciben un clima laboral hostil, pero no se consideran acosados, de ahí que hayamos apelado a un acoso encubierto. Y posiblemente ayuda a este encubrimiento el que perciben una gran diferencia entre su situa-ción, y la de quien si está sufriendo un acoso manifiesto. Y esta confianza de que el acoso manifiesto no se dirige hacia si mismo, le impide darse

6 «El reforzamiento social tiene una influencia más directa sobre el sujeto que los ins-trumentos físicos, pues es probable que el individuo sea menos consciente de la acción de los reforzadores sociales. Por tal motivo, creemos que se encuentra más dispuesto a responder a estos últimos.» (SKINNER, op. cit., p. 553.)

7 MERINO, J.: Programa para el seguimiento del mobbing. Observatori del Mobbing. Barcelona. 2004

8 «La diversidad que resulta del desorden no solo puede ser duplicada gracias a un plan, sino que incluso es factible ampliar sus posibilidades. El método experimental es superior a la simple observación, porque multiplica los «accidentes» cubriendo sistemáticamente toda la gama de lo posible». SKINNER, B. F. «La libertad y el control del hombre» (1955). En ULRILCH, R.; T. STACHNIK, y J. MABRY.: Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973.)

Page 12: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4277

cuenta de que está entrando en el túnel que le lleva al acoso manifiesto. De hecho fue la interpretación de este resultado bifactorial, el que nos orientó hacia la definición teórica. Un dato que puede determinar si se trata de clima hostil o de fase de acoso encubierta, es la información de si la posición hacia la que se le conduce, está organizada de forma que le degrada, imposibilitándole su vuelta atrás. (Grünbaum, p. 19) 9

En esta fase la salud empieza a quebrarse con infecciones o trastor-nos que no parecen directamente relacionados con el stress, pero que denotan una debilidad de defensas y ciertos desequilibrios que cursan tan subliminalmente, como los estímulos que los provocan. La anamnesis puede aportar los datos que revelan el momento en que personas con buena salud, empiezan a visitar al médico, a hacerse análisis y consumir productos farmacéuticos (Skinner, p. 38) 10. Aunque la subliminidad del proceso no les haga considerar que en aquellas fechas estaban ya siendo acosados.

3.2 Fase de Acoso Manifiesto

El plan que persigue provocar la Neurosis Experimental se inicia cuan-do se ha conseguido debilitar profesional y personalmente a la víctima. Se inicia cuando ya ha perdido sus recursos sociales y profesionales y en situaciones de indefensión y de inmovilización laboral. A veces hay un periodo de estimulación aversiva para provocar un mayor debilitamiento, con lo que se entra ya en una fase de acoso manifiesto. Ahora bien, a la hora de probar el ajuste a los hechos a este plan, es necesario tomar en consideración unos conceptos, propios de estos diseños, sobre los que existe confusión o al menos desacuerdo. Por eso pasamos a revisarlos.

9 «podemos pedirle al científico social que averigüe los medios que llevan a determinados fines. De este modo, podremos obtener una respuesta que se ciña verdaderamente a los hechos. » Grünbaum, A. La causalidad y la ciencia de la conducta humana. En Ulrilch, R., T. Stachnik y J. Mabry. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, pp. 18-30.

10 «No obstante, el análisis revela la presencia no solo de bien definidos procesos conduc-tuales, sino también de una especie de control no menos inexorable, aunque, en cierta forma, de mayor aceptación, que la intimidante amenaza de la fuerza» Skinner, B.F. «La libertad y el control del hombre» (1955). En Ulrilch, R., T. Stachnik y J. Mabry. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973)

Page 13: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4278

3.2.1 ¿Es diferente el condicionamiento instrumental al condiciona-miento clásico?

En primer lugar hay que explicar que es un error la división en los dos tipos de condicionamiento que desde la tecnología conductista se vienen proponiendo, por ser los condicionamientos operantes e instru-mentales el resultante de un reduccionismo que elimina del modelo explicativo, tanto el tiempo, como el propio cerebro en el que se realiza la conexión que define el reflejo condicionado. En consecuencia, elimina también el proceso cognitivo por el que la recompensa o castigo recibi-do en una primera experiencia, quedan en la memoria asociados al acto por el que se han recibido. Por tanto en posteriores ocasiones, es decir, cuando el modelo explicativo se hace dinámico con la incorporación del tiempo, el reflejo condicionado previamente funcionará igual que el condicionamiento clásico. La diferencia entre ambos tipos de condiciona-miento reside tan solo en la forma de presentarlos. Pero una vez instau-rado el reflejo como conexión, no actúan como dos tipos de procesos diferentes, sino como uno solo. En el condicionamiento clásico se asocia el estímulo neutro y el condicionado. Y en el instrumental-operativo se asocia la conducta con la recompensa. En ambos casos se activará el script formado por la asociación que define el reflejo, cuando la situación lo estimule. Luego como proceso neurocognitivo no son diferentes. Y la memoria recuperará los dos estímulos a la vez, ya que una vez hecha la asociación por contigüidad espacial o temporal, permanecerán asociadas independientemente de la forma en la que se presentaron.

Por otra parte, como se viene demostrando con la investigación del stress, el organismo tiene un repertorio de respuestas limitado, que no se ajusta a las múltiples variaciones posibles en la presentación de los estímulos ambientales. Tan solo responde a los significados. De forma que la señal transmitida por la percepción y que provoca el reflejo con-dicionado, es el resultado de la codificación de estas situaciones por su significado, desde el que se activa una de las limitadas alternativas de respuesta orgánica disponibles.

Esta aclaración sobre la equivalencia como proceso neuronal de los dos tipos de condicionamiento, nos permite hablar de Neurosis Experimental cualquiera que sea el diseño o técnica utilizada. Y evita confundir los aspectos estimulares con los procesales.

Page 14: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4279

3.2.2 Diferencias entre los refuerzos gratificantes (premios) y aversivos (castigos)

El criterio que sí diferencia dos procesamientos diferentes de las aso-ciaciones estimulares es el tipo de refuerzo, según se trate de estimula-ción gratificante o de estimulación aversiva (Skinner) 11. Por tanto, la tipo-logía que diferencia los condicionamientos debe establecerse separando los condicionamiento por recompensas de los condicionamientos por castigo (Michael, J. y L. Meyerson) 12. Esta distinción si tiene un significado orgánico, ya que una es señal de un equilibrio y otra de desequilibrio con el medio. De ahí que intervenga el activador emocional y que se produzca una dualidad de señales procesadas muy distintamente por el organismo. Afectando a diferentes zonas cerebrales y a diferentes neuro-transmisores o neuroreceptores, que consecuentes con la señal, activarán respuestas que combinan diferentes tasas de excitación o de inhibición. Los premios activan el organismo y los castigos en cambio, provocan su autodestrucción. O bien activan alertas por hostilidad y preparan para la huida o la defensa. Aprender con placer motiva y resulta saludable; con miedo bloquea, crea malestar subjetivo y provoca enfermedad. De forma que esta distinción sí es absolutamente necesaria para diferenciar los dos tipos de condicionamiento.

3.2.3 ¿Hay diferencia entre el Concionamiento Aversivo y las Neurosis Experimentales?

Hay situaciones claramente diferentes, pero una gran mayoría quedan en un gran espacio borroso entre ambos conceptos. Esto es así porque las Neurosis Experimentales no son sino una situación de condiciona-miento aversivo extremo, bien por la intensidad estimular, bien porque se mantiene durante un tiempo prolongado. El significado que tiene el que Pavlov afirmara que si era posible escaparse de la situación, no se llegaban a producir los efectos de las NE, se debe a esta diferencia con situaciones aversivas ni muy intensas ni muy prolongadas. De donde se puede deducir que las NE son condicionamientos aversivos en ausencia

11 «Las investigaciones modernas han descubierto algunos de los resultados objetables del castigo y han revelado una fuente de poder semejante en el «reforzamiento positivo». (Skinner, p. 43)

12 «Con el término técnico de castigo se designa a la operación de presentar un estímulo aversivo contingente con una respuesta, o también la de interrumpir un reforazador positivo en el momento en que aparece una respuesta. En nuestra cultura se utiliza profusamente, con el fin de reducir la frecuencia de un comportamiento.» (Michael, J. y L. Meyerson p. 65)

Page 15: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4280

de libertad, razón por lo que se prolongan en el tiempo. De tal forma que podrá haber condicionamientos aversivos que no lleguen a conver-tirse en NE, pero sin embargo toda NE conlleva, además, uno o varios condicionamientos aversivos.

Así en ambientes laborales, un condicionamiento aversivo que per-mita la escapada hacia otros estímulos para evitarlo, ser trataría como un clima de trabajo hostil (Whittaker) 13. No parece que se pueda identificar este condicionamiento aversivo con las NE, si hay posibilidad de esca-parse del estimulo ingrato conservando el puesto y cargo estipulado en el contrato. Porque en las NE no hay se da esa posibilidad de conservar las condiciones laborales. Hay que diferenciar cuando los indicadores aversivos de acoso fuerzan un traslado o cambio (sin perder derechos), es decir, la escapada a otra posición equivalente (Verhave 1973, p. 75)

14, y cuando esta salida está bloqueada, y el único objetivo pretendido es la destrucción personal o del patrimonio laboral. Resultados que por tanto no pueden ser entendidos como soluciones tomadas libremente (Verhave, 1973) 15. Esta diferenciación no reduce las responsabilidades que conlleva el uso de estímulos aversivos, que en si mismos ya son coacciones contra la libertad (Verhave, p. 78) 16. Podría equipararse la aplicación de estimulación aversiva a coacciones para tomar una decisión no deseada voluntariamente, mientras que las NE que bloquean todas las salidas posibles, tienen que ser valoradas por los riesgos vitales y las

13 «¬os experimentos angustiosos repetidos fortalecen la tendencia a la evitación, de manera que no solamente intenta el animal escaparse de la caja, sino que muestra gran resis-tencia al ser colocado nuevamente en ésta una vez que ha sido sacado de ella.» WHITTAKER, J. O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971. p. 495)

14 «Uno de los medios más usuales de control conductual tanto en los animales como en los hombres, emplea consecuencias llamadas aversivas o también medidas de carácter punitivo (Skinner, 1953). En la vida cotidiana, dichos «reforzadores negativos» van desde el abuso físico hasta las multas y el ridículo. Un reforzador negativo puede definirse como una consecuencia de la conducta que induce al organismo a actuar de tal manera que, mediante los actos que realiza, puede escapar de dicha consecuencia o incluso evitarla por completo (evitación).» VERHAVE, T. «Ultimos avances en el análiss experimental de la conducta». En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, pp. 67-83)

15 «Los procedimientos de evitación son muy efectivos para restringir el repertorio de un animal, limitándose casi a la emisión de un solo tipo de conducta que ha sido seleccionado arbitrariamente por el experimentador.» (VERHAVE, 1973, op. cit. p. 76)

16 «Los grados en que puede ejercerse un control, a través de los programas de evitación aquí discutidos y, en general, por medio de las técnicas operantes, son verdaderamente extraor-dinarios, y con implicaciones para la conducta humana que son en realidad asombrosas. Las contingencias básicas implicadas, el retardo o la reducción de una consecuencia aversiva, resultan ser comunes en el control cotidiano de la conducta humana (Skinner, 1953)» VERHAVE, T. «Ultimos avances en el análiss experimental de la conducta». En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, pp. 67-83)

Page 16: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4281

sustracciones con apropiamiento indebido, añadidos a la indefensión y al tipo de medios utilizados. Razones que justifican la prohibición de su aplicación en humanos.

Queda abierto al debate si al identificar el acoso moral con las NE, se está excluyendo de esta consideración los condicionamientos aversivos que no afectan la posibilidad de cambios mínimos. Si en un puesto labo-ral se puede elegir entre varios espacios de trabajo y en algunos de ellos no se recibe estimulación aversiva, el problema termina con el cambio de espacio. Si así ocurre, considerar que ha habido o no acoso moral obliga a diferenciar en este concepto los medios y los fines. Decisión en la que no se va a entrar en este estudio, porque implica definir operativamente el acoso moral. Además de que en diseños complejos y de duración media, cuando hay refuerzos aversivos (Verhave, 1973, p. 75) 17 siempre hay que considerar la existencia de NE, especialmente si se provocan los efectos orgánicos. Y en todos los casos en que los refuerzos negativos ejerzan una fuerza para separar al sujeto condicionado del objeto, persona o función que con tal fin se condiciona (Verhave, p. 79) 18, difícilmente dejan de provocar algún daño. Como ocurre cuando se incrementa la sensación aversiva que provoca el hambre, el cansancio u otra necesi-dad insatisfecha (por ej. con horarios irracionales), sin que se aplique ningún estímulo añadido. La intervención se detecta en las condiciones que impiden la saciación de la necesidad y por tanto, provocan necesa-riamente una deprivación (Michael, J. y L. Meyerson, p. 65) 19. Es el caso

17 «las técnicas de laboratorio que permiten generar, a través de consecuencias aversivas, tasas estables de respuesta, no estuvieron a disposición de los investigadores sino hasta 1953. En ese año, M. Sidman descubrió una técnica que permitió se abriera a la investigación todo el campo de la conducta de evitación (1953a). El análisis experimental de la conducta de evitación y de escape, así como el de los efectos del castigo, se lleva a cabo en la actualidad en multitud de laboratorios» Verhave, T. «Ultimos avances en el análiss experimental de la conducta». En Ulrilch, R., T. Stachnik y J. Mabry. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, pp. 67-83)

18 «De acuerdoon nuestra definición técnica de lo que es un reforzador negativo, se ha podido demostrar, experimentalmente, que el castigo resulta efectivo sólo porque fortalece (dispone) una conducta de evitación que compite con otra clase de respuestas.» Verhave, T. «Ultimos avances en el análiss experimental de la conducta». En Ulrilch, R., T. Stachnik y J. Mabry. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, pp. 67-83)

19 «Existe en la actualidad un considerable número de datos experimentales en lo que se refiere a los efectos de esta operación (el castigo), los cuales, contra lo que se suponía, no son tan simples. Una de las razones por las que se hace muy complejo el estudio de este problema surge de que, mientras los efectos del reforzamiento se pueden estudiar aislados, los efectos debilitantes del castigo, solo se pueden estudiar superponiendo efectos fortalecedores que en ese mismo momento tengan lugar, o que se hayan producido con antelación» (Michael, J. y L. Meyerson, p. 65).

Page 17: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4282

del síndrome de Burnout, cuando se impide el descanso y se asocia el trabajo con la sensación aversiva de fatiga.

Es necesario advertir en relación a la prueba de los estímulos aver-sivos, que es erróneo pensar que necesariamente hay que aplicar un castigo tangible, porque en la gran mayoría de experimentos, el estímulo aversivo es la deprivación (Rogers y Skinner, p. 529) 20. Y en este sentido, la deprivación de estímulos aversivos tiene todo el amplio repertorio que le permite el partir de una situación de satisfacción o de homeostasis equilibrada. En tal caso la prueba consistirá en demostrar que se han reducido recursos de alguna índole, porque toda pérdida que empeore el ambiente, provoca una deprivación (Ferster, 1957 21, 1958 22). Incluso en ocasiones se puede elevar la línea base de alguna satisfacción, para facilitar el diseño de deprivaciones en cascada más fácilmente (Skinner, p. 38) 23. Por ejemplo alguien que goce de capacidad de decisión en unas funciones (Skinner p. 38-39) 24, sentirá una aversiva pérdida de libertad cuando se le someta a un control continuado. (Skinner) 25. Por lo que la primera fase de acoso puede incluiso incluir una etapa en la que se otorguen cargos y capacidades con la previsión de retirarlas después.

20 «Habría muchos que impugnarían que se obligara a los prisioneros a participar como sujetos en experimentos médicos de índole peligrosa; sin embargo, pocos se opondrían.... si para ello se les ofrece en compensación ciertos privilegios-incluso en aquellas condiciones en las que los efectos reforzantes de estos privilegios hayan sido creados por una privación violenta. En el esquema tradicional, el derecho a oponerse da garantías al individuo contra la coerción;...Pero, preguntaríamos ¿en qué grado puede oponerse un prisionero?» (Rogers y Skinner, p. 529).

21 «La eliminación de un reforzador positivo tiene efectos similares a los que se pueden ser obtenidos mediante la presentación de un reforzador negativo» FERSTER, C. B. «Withdrawal of positive reinforcement as punishment». Science, 1957, 126, 509.

22 FERSTER, C. B. «Reinforcement and punishment in the control of human behavior by social agencies». Psyhiat. res. Rep., 1958, 10, 101-118.

23 «Ahora bien, si hemos logrado producir un cambio en la conducta, éste es el resultado de una transformación de las relaciones ambientales más significativas para el comportamien-to que modificamos; y la totalidad del proceso es, entonces, tan real e inexorable –aunque no de tanto alcance- como hubiera resultado la coerción de tipo autoritario.» Skinner, B.F. «La libertad y el control del hombre» (1955). En ULRILCH, R., T. STACHNIK Y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973)

24 «El disponer las oportunidades para la acción constituye otro ejemplo de control encu-bierto. El poder de esta forma negativa ha sido ya expuesto en el análisis de la censura. Se ha reconocido que las restricciones a las oportunidades están lejos de ser inofensivas. .. La privación de su libertad será proporcional a las limitaciones que se le impongan para adoptar ciertas ideas, pues se le ha confinado a una gama muy reducida, si se considera la totalidad de posibilidades que pudieran estar a su alcance.» Skinner, B.F. «La libertad y el control del hombre» (1955). En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973)

25 «Incluso en aquellos casos en que las técnicas no son aversivas, el control se utiliza habitualmente con propósitos egoístas, dañando, indirectamente, a otros.» (Skinner, p. 526).

Page 18: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4283

Recordamos así la diferencia de presentar estas retiradas como hechos anecdóticos, a organizarlos de forma que sirvan para demostrar la exis-tencia de un diseño de Ne.

3.2.3 Las Neurosis Experimentales como estimulación aversiva continuada

La afirmación de que el acoso moral es teóricamente identificable con las NE (Skinner, p.34) 26, conlleva una serie de equivalencias, habi-da cuenta de que las publicaciones de estos experimentos hechos con humanos no están permitidos y por tanto, es casi imposible fundamentar directamente esta afirmación. Sin embargo si se puede fundamentar por una ley transitiva, que al igual que establece que si A=B y B=C enton-ces A=C, permite establecer esta equivalencia a través de los efectos. Y porque tampoco se puede afirmar lo contrario sin demostrarlo. Así se ha encontrado la equivalencia en muchos estudios que comparan los efectos provocados a animales en laboratorios con los provocados en diferentes situaciones límites en los humanos (Whittaker, 1971) 27. Otros analizan los efectos de sujetos reaccionando ante tales situaciones, sin especificar si fueron o no experimentalmente provocadas (Whittaker,1971) 28. Al ser la NE un caso extremo de condicionamiento aversivo, se puede considerar el especial proceso neurofisiológico que provoca. Porque en realidad es una situación límite de supervivencia. Con duración limitada. También las represiones de Freud pueden ser interpretadas en términos de res-puesta aversiva y en algunos casos, de NE (Whittaker, J.O. p. 1971) 29.

26 «El planteamiento de un nuevo patrón cultural es, de varias maneras, semejante a la tara de concebir un experimento.» SKINNER, B. F. «La libertad y el control del hombre» (1955). En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973.

27 «Comparamos ahora las reacciones de los animales de los experimentos antes relatados con algunas reacciones humanas típicas en respuesta al miedo o en situaciones productoras de ansiedad.» (WHITTAKER, J. O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971, p. 496)

28 «Masserman (1942) ha llevado a cabo cierto número de experimentos ..hace notar que exhiben: 1. La «ansiedad crónica» dentro o fuera de la situación experimental....2. El desarrollo de respuestas «fóbicas» a estímulos que son simbólicos de la estimulación emocional-mente conflictiva». 3. Fenómenos «regresivos» y defensivos.» WHITTAKER, J. O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971, p. 494)

29 «La «dinámica» de personalidad que da lugar a estos síntomas es con frecuencia la siguiente...el resentimiento despertado por verse forzada hacia un papel indeseable, entra en conflicto con sus sentimientos con respecto a su papel ...Y justamente como los gatos de Masserman33 «evitan» el estímulo que despierta su miedo o su ansiedad, así también esta mujer evita el origen de su ansiedad. Sin embargo, en este caso, como la fuente de la ansiedad no puede ser físicamente impedida, la evita psicológicamente por medio de la represión....el aumento de proximidad física de la fuente del temor da como resultado aumento de la ansie-dad.» WHITTAKER, J. O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971, p. 497.

Page 19: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4284

Sin embargo el argumento más claro para identificar las NE es con-siderar las condiciones establecidas por Pavlov: estímulos aversivos y restricción de la libertad del sujeto para escaparse. Son estas condiciones necesarias y suficientes, tal como se demuestra en la revisión realizada. Aunque los ensayos publicados para su difusión fueron los de Pavlov y por ello se ha asociado las NE con el condicionamiento clásico, existe bibliografía de diseños instrumentales que también la han provocado. Y hay publicaciones de su aplicación en sujetos humanos, en tanto que mantienen durante largos periodos de tiempo deprivaciones y estimula-ción aversiva. Sin embargo, fuera de los círculos de Pavlov y pasada la mitad del s. XX, apenas se utiliza esta denominación, que es sustituida en la experimentación conductista por los experimentos que dicen investigar el miedo, el pánico, la emoción o la ansiedad, entre otros aspectos parcia-les del cuadro de efectos que provocan las NE. El abuso de etiquetas siem-pre ayuda a aumentar la confusión y dificulta los estudios comparados e integradores, al llamar cada autor a los mismos procesos que siguen a todo trauma aversivo de una forma diferente. (Pinillos, 1975) 30. Una restricción sin embargo limitada a la denominación, pero no a la experimentación para provocarlos, que como se verá en el apartado de su historia, ha sido una línea muy productiva hasta llegar a la tecnología que define el acoso.

En la publicación previamente citada (Peris, 2003) se presentó una síntesis de las tipologías de NE. De ellas, el experimento de NE más conocido es el que exige una discriminación que tiene que coordinar excitación e inhibición, pero que al fallar el elemento diferenciador, porque son imperceptibles las diferencias, hace entrar en conflicto los dos mecanismos, provocando en el sujeto una reacción descontrolada que denominó neurosis aguda, porque desaparecían los inhibidores y con ellos el control. (Paulov. Conditioned Reflex, p. 291). La respuesta a estos procesos que cursan con un tipo de desequilibrio del metabolismo, neuronal es una primera fase de respuesta excitatoria, seguida de otra más permanente inhibitoria, como resultado del propio desarrollo de la alteración metabólica.

30 «Cuando una persona descubre que ha perdido una parte esencial de su integridad física, y funcional, es natural que experimente un trauma emocional que origine sentimientos de desespareación, ansiedad, inferioridad, resentimiento u otros que se compaginen con su temperamento y biografía...Si éste no acierta a encontrar nuevos modos de conectar su vida con los valores y metas habituales, el drama es casi inevitable, porque la relación entre la vida humana y los fines profundos no se deshace fácilmente sin deshacer la vida misma.» (PINILLOS, J. L. «Los problemas psicológicos del minsuválido y el subnormal». Análisis y Modificación de Conducta, 1975, 1, 1, 3-31)35

Page 20: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4285

Aparte de este patrón de respuesta general, Pavlov diferenció dos tipos de defensividad: la pasiva (temor) y la activa (ira). La pasiva se produce cuando las reservas de sustancias excitatorias es reducida o muy destructible. Por ejemplo el temor significa un predominio de los proce-sos inhibidores, lo que a su vez indica debilidad de las células corticales, que a su vez puede llevar a un acortamiento de la esperanza de vida. Estos efectos pueden explicar el proceso de debilitamiento que se aplica en el acoso, con el objetivo de provocar respuestas de temor en lugar de respuestas de ira.

Otro efecto que puede perseguirse en el acoso es el traslado de la estimulación al centro más potente, que en cierta forma podría ser la explicación de síndromes de dependencia extrema, como el de Estocolmo: «Se puede cortar, quemar o, de cualquier manera que sea, destruir la piel, pero en lugar de la reacción defensiva, sólo ve los signos del reflejo alimenticio o, subjetivamente hablando, de un intenso apetito.» (Pavlov. Lectures on Conditioned Reflexes p. 228).

Pavlov se dedicó a investigar todas estas situaciones extremas: «Si una intensa destrucción eléctrica de la piel, provocando usualmente una señalada reacción defensiva, acompaña siempre al alimento, entonces puede instaurarse sin especial dificultad la reacción alimenticia con la desaparición completa de la defensiva» (Pavlov. Lectures on Conditioned Reflexes, p. 284). Y su lectura no deja lugar a dudas sobre la equivalen-cia con las historias de acoso. Deben por tanto juzgarse por lo que son. Además hay abundantes pruebas de cómo se ha seguido investigando para transformar las NE en técnicas de acoso. Sus estudios de hecho prepararon la ingeniería de la conducta, ya que según sus teorías, los animales experimentales podrían ser programados mediante estos refle-jos condicionados.

También consiguió explicar como provocar extinciones de condicio-namientos previos. Esto ocurre con la repetición, teniendo separados el estímulo condicionado del incondicionado. Por eso se necesita provocar periódicamente de nuevo el refuerzo. El acortar los periodos de repeti-ción acelera la extinción. La restauración sin embargo, es inmediata cuan-do se establece de nuevo la asociación. Significando esta recuperación, que el reflejo condicionado nunca llega a extinguirse, aunque permanez-ca bajo niveles subliminiales listo para reactivarse. De forma que aunque se extinga un condicionamiento, el haberlo provocado generan un incre-mento de la susceptibilidad a la reinstalación que es irreversible.

Como una modificación de conducta por estados de deprivación que es, la NE fuerzan la salida que aparece como supuestamente voluntaria, cuando lo que ocurre es que se escapa de una situación de deprivación

Page 21: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4286

(Ullrich, 1973) 31. Por consiguiente, los planes de negociación con estos afectados son fraudulentos, porque se realizan habiendo provocado pre-viamente su debilitamiento. Pero sobre todo, por los daños que provoca, resulta urgente detectar estos diseños antes de que se empiecen a acumu-lar cascadas de cortisol y demás metabolopatías provocadas por el stress. Es necesario por el mismo motivo contar con medidas cautelares de inme-diato cese de tan nocivos efectos (Ullrich, p. 50) 32. Y es necesario reducir los procesos judiciales, porque los actuales procedimientos son una con-firmación de que la salud no está garantizada, dado que quien los inicia en estado de NE, es predecible que empeore (Ullrich, 1973; 33 Whittaker, 1971 34). Del mismo modo puede perjudicar un inadecuado diagnóstico y consiguiente retraso en el adecuado tratamiento. ( Whittaker, 1971) 35

3.2.4. Respuesta del organismo limitada a las señales y no a los estí-mulos directos

Los efectos que provoca la Neurosis Experimental se corresponden con los resultados que Cannon llamó Shock, cuando los encontró en los soldados de la 1ª Guerra Mundial. Selye llamaría Stress al Shock

31 «Si el criterio para la réplica se establece al nivel de un organismo individual, se desprende de inmediato otra de las características de la metodología que aquí nos ocupa: la necesidad de establecer un patrón estable de desempeño que recibe el nombre de línea base conductual, y que hace las veces de variable dependiente. Los cambios en las variables inde-pendientes- las circunstancias ambientales- se estudian entonces, considerando la medida de la que dichas variables afectan a la estabilidad de la línea base de conduta.» ULLRICH et al. «Principios y métodos del análisis experimental de la conducta» En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, p. 49)

32 «La metodología descrita en esta sección estudia las variables experimentales más poderosas para modificar la conducta, que se basan en el establecimiento, en cada uno de los organismos investigados, de una historia experimental de larga duración.»Ullrich et al. «Principios y métodos del análisis experimental de la conducta» En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973)

33 «La validez y el poder de estos principios descansa, sobre todo, en la demostración de que son capaces de influir en la conducta de los organismos estudiados, cuando se repiten las mismas condiciones.» ULLRICH et al. «Principios y métodos del análisis experimental de la conducta» En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, p. 49)

34 «La carga o tensión (ansiedad) es el acompañamiento inevitable del conflicto. Algunos psicólogos creen que el análisis de las reacciones al conflicto es de primordial importancia para comprender los trastornos de la conducta humana. Por lo tanto, razonan que cuando el conflicto es grave y prolongado, la carga o ansiedad resultantes producen el desmoronamiento de la conducta ordenada.» Whittaker, J.O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971. p. 494.

35 La recuperación de las «neurosis experimentales» no se presenta a menos que se dé algún entrenamiento especial al animal, a pesar que los síntomas pueden hacerse cada vez menos evidentes con el tiempo.» WHITTAKER, J. O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971, p.495).

Page 22: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4287

de Cannon y el DSM-III llamaría Disfunción por Stress Post Traumático (PTSD) al Stress de Selye. Como se ha explicado al justificar la equiva-lencia entre los distintos diseños de condicionamiento con el mismo tipo de refuerzo positivo, el organismo humano no cuenta con el mismo catá-logo de respuestas que el ambientes estimular y por tanto no responde a los estímulos directamente, sino a la señal con el que identifica su sig-nificado. De ahí que la señal de alarma por un medio hostil produzca la misma respuesta orgánica ya sea provocada por el frente de guerra o por la sensación de perder el empleo –con todas las pérdidas que conlleva–. Este principio es el que permite mantener la equivalencia entre las NE y todos los procesos que emiten la misma señal y por tanto equivalente respuesta orgánica, a pesar de la gran variedad de denominaciones con los que se designan. Así pues para probar la existencia de un plan para provocar NE, hay que remitirse a las pruebas científicas y no perderse en el juego retórico de las equivalencias entre etiquetas, probablemen-te mantenidas precisamente para este objetivo de generar confusión. ( Rosal, J. 1951) 36. Hay que operativizar los indicadores que la identifican y desde ellos plantear la prueba de la hipótesis alternativa de su existencia y la nula de su no identidad.

La explicación del acoso laboral en términos de NE no es una elec-ción arbitraria, sino la única posible desde la única Psicología científica. Partiendo de que el ámbito de la Psicología no admite reduccionismos y por ello abarca toda la esfera de la homeostasis o circuito de retroali-mentación causal de la conducta, necesariamente tiene que incluir tanto el ambiente como el organismo entre los que se establece dicha homeos-tasis. O si se quiere, la vida (entendiendo pisque con el significado de vida que tenía para los griegos). Así se entiende que la investigación de la salud en un entorno concreto, como el laboral, debe centrarse en la homeostasis (Trejbiez, 1981) 37.En todos los casos –independientemente

36 Se dice en los modernos tratados de la apreciación de las pruebas, o arte de juzgar, que (a) la fase de la convicción íntima en el enjuiciamiento criminal, singularmente en los grandes problemas judiciales, ha sucedido la fase de la prueba científica. Con motivo del proceso de Nuremberg, gran convocatoria heterogénea de jueces internacionales en que se han contrasta-do sistemas procesales de Derecho Comparado como en ninguna otra ocasión anterior, se ha acreditado que a la prueba legal la ha sustituído la prueba científica.» (ROSAL, J. de. Prólogo. En CODON, J. M. e I. LÓPEZ. Psiquiatría jurídica penal y civil. Burgos: Aldecoa. 1951. p. 4)

37 «La médicine a lutté efficacement sur un certain nombre de terrains: mortalité infantile, épidémies, maladies organiques. L’ennemi a changé de terrain: c’est principalement notre mode de vie qui est l’agresseur pemanent.....La santé de l`homme ne dépend pas seulement du parfait fonctionnement de ses organes internes ou de facteurs externes directs, infectieux, toxiques ou traumatologiques. Elle esta aussi, dans une largue mesure, l’expression de l’état des relations de l’homme avec son environnement. L’état de santé est constitué par l’adaptation de la personnalité globale à son milieu,....» (TREJBIEZ, J. «Medecine psychosomatique et entreprise». En Congreso de Madrid 1981: Medio ambiente, trabajo y salud. S.I.R.M.C.E. 1982. p. 82)

Page 23: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4288

del nombre que se le asigne- se trata de situaciones límites sobre perso-nas normales que se ven afectadas por una alteración de la homeostasis entre su ambiente laboral y su organismo. Y esta consideración de afecta-ción por una situación límite obliga necesariamente a investigar el entor-no en el que se han producido los daños al afectado. Este planteamiento permite elaborar hipótesis científicas, puesto que se trata de probar leyes científicamente verificadas (Rosal, 1951)38.

4. Estructura bifactorial de la escala de Leymann

Se presenta la estructura de una escala adaptada de Leymann (Peris y Peris, 2003), que muestra en la fig. 1 los resultados del scaling bidi-mensional, observando que una vez separadas las conductas propias de violencia de género (maltrato, amenazas y acoso sexual), el resto de la escala muestra un ordenamiento casi lineal, con un foco de indicadores redundantes y con el extremo de máxima intensidad definido por la degradación, seguido de cerca por daño a la reputación, aislamiento y crueldad. Se obtiene así a partir de las respuestas de una muestra alea-toria la degradación laboral como el objetivo del acoso laboral. Lo que significa en primer lugar, una anomia de la legislación que lo permite.

38 «dotar de transparencia práctica a la construcción científica empleada. aligerar de peso a la especulación teorética.» (Rosal, J. de. Prólogo. En CODON, J. M. e I. López. Psiquiatría jurídica penal y civil. Burgos: Aldecoa. 1951. p. 11)

Page 24: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4289

Revisando en la tabla 1 las dos últimas columnas, en las que figu-ran las saturaciones de los dos componentes principales, se define una estructura bifactorial, confirmando la duplicidad de estrategias que eva-lúa la escala de Leymann. Una primera dimensión que comporta estra-tegias organizativas de minusvaloración y políticas de desmoralización laboral generalizadas, dirigidas a un amplio colectivo desde la estructura superior, con un significado equivalente a los procesos de inferioriza-ción ampliamente descritos por la teoría psicológica clásica (Adler 391929;

39 A. Individualpsychologie und Wissenschaft, Intern. Zeitschr. f. Ind.-Psych., 1929

Page 25: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4290

Brachfeld 40 1959), y una ampliación de la distancia social en la estructura empresarial mediante técnicas descritas entre otras en la teoría de roles (Biddle, 1979) 41 y que a nivel psicológico se analiza como una desinte-gración de la identidad personal, porque en gran medida se constituye por el reconocimiento social del rol. La interpretación como cultura organizativa de esta dimensión viene dada por sus contenidos y por su alta ratificación de respuestas y el elevado índice de homogeneidad y consistencia interna del factor, demostrando que se trata de un patrón bien consolidado. Podría tratarse del factor que identifica la fase de acoso encubierto.

La segunda dimensión identifica una violencia personalizada, que introduce en el ámbito laboral la vieja estrategia de la demonización y estigmatización con objetivos de segregación. Identifica por tanto el acoso moral manifiesto. Y por la gran interdependencia que aparece entre las dos dimensiones, parece que el análisis de la dimensionalidad confirma el conjunto como un patrón en dos tiempos, de forma que la suma de presiones recibida por el colectivo en la primera fase, sería transmitida en la segunda concentrándola en un individuo, tal como vienen explicando las teorías organizativas, siendo por ello coherentes todos los resultados así como las teorías con este modelo que podríamos llamar Modelo bifásico del billar, por la plasticidad de la metáfora de este juego para explicar los procesos multimpactos, a los que parece ajustarse esta dinámica.

Tabla 1Ratifi cación de respuestas y Matriz de componentes rotados(a)

Orden decreciente

% ratifi cación

Componente

1 2

Desmerecen el esfuerzo 6 39 ,704 ,176

Obligan a trabajos innecesarios 8 39 ,699

Interrumpen la comunicación 15 33 ,646 ,203

Privan de información 14 33 ,641

Sobrecargan de tareas 2 48 ,636 ,145

Acusan errores e informalidad 13 35 ,632 ,340

40 BRACHFELD, O. Los sentimientos de inferioridad. 1959. B: Miracle.41 BIDDLE, B. J. Role Theory. Expectations, Identities, and Behaviors. 1979. N.Y.: Academic

Press

Page 26: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4291

Espionaje y control 17 31 ,630 ,228

Bloqueos e impedimentos 16 31 ,626 ,273

Transparente a la promoción 5 43 ,618 ,114

No dejan hacer y acusan 35 15 ,617

Evaluación negativa 19 28 ,550 ,437

Falta de respeto 20 28 ,541 ,317

Cuestionan iniciativas 1 54 ,534 ,338

Perjudican reputación 37 13 ,503 ,347

Evitación por superiores 22 28 ,501 ,200

Autonomía disminuida 3 48 ,473 ,256

Capacidad sobreexigida 12 35 ,460 ,118

Ocultan modifi caciones de funciones 26 23 ,449 ,448

Inseguridad provocada 23 26 ,423 ,300

Trabajo criticado 4 45 ,405 ,348

Degradación laboral 34 16 ,396 ,257

Horarios injustifi cados 21 28 ,376 ,219

Distorsión malintencionada 11 35 ,459 ,671

Humillación y desprecio 28 20 ,316 ,652

Intimidación verbal y gestual 38 13 ,198 ,645

Burlas y ridiculización 25 25 ,219 ,642

Maltrato físico 43 5 -,125 ,637

Hablan mal a terceros 18 30 ,364 ,597

Amenazas escritas o telefónicas 44 4 -,228 ,591

Difamación malintencionada 7 39 ,300 ,550

Críticas de vida privada 30 19 ,246 ,550

Acoso sexual 39 12 ,500

Provocación para descontrolar 9 38 ,460 ,493

Amenazas de expediente 36 14 ,249 ,438

Equivocan y desorientan 29 20 ,276 ,435

Crueldad y bromas 33 17 ,383 ,423

Aislamiento laboral 41 10 ,328 ,398

Page 27: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4292

Orden decreciente

% ratifi cación

Componente

1 2

Vacío por compañeros 27 21 ,207 ,376

Asignaciones peligrosas 31 19 ,311 ,363

Tareas contra conciencia 40 10 ,223 ,281

Método de extracción: Análisis de componentes principales.Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser.

a La rotación ha convergido en 3 iteraciones.

Revisando las respuestas con mayor tasa de respuestas positivas, el control en el trabajo aparece alarmante (en torno al 50%). Y ante tal apariencia de estar intentando provocar un desgaste neuronal por stress a más de un tercio de la población activa, tan solo caben dos explicaci-ones: o el principio de Peter tan practicado por la endogamia ha sido el criterio de selección de los cuadros directivos y habrá que reconsiderar la salvación empresarial mediante su urgente renovación, o se está apli-cando la primera fase del mobbing a una población varias veces superior a la que lo percibe. Con la posible conjunción de ambas opciones. En concreto hay que hipotetizar si la realidad constatada es un fracaso de objetivos o bien sigue unos objetivos fácticos diametralmente opuestos a los de estabilidad y desarrollo laboral que se declaran.

En cuanto a la validez de estos resultados viene apoyada precisa-mente por las ratificación de los indicadores característicos del mobbing individual, que es constante y equivalente a las tasas que se vienen publicando: un 10% ha sido aislado de sus compañeros y la misma pro-porción forzados a realizar tareas sin respetar su objeción de concien-cia. El mismo porcentaje que se percibe como acosado (13%), también percibe acciones para dañar su reputación y/o han recibido intimidaci-ones, el 14% ha recibido amenazas de expediente y un 12% ha recibido insinuaciones sexuales. El conjunto de valores obtiene por tanto no solo validez externa al mostrarse semejantes a los obtenidos en la mayoría de los estudios, sino un alto índice de fiabilidad por la equivalencia en las tasas de respuestas otorgadas a preguntas equivalentes. Y desde estos criterios de bondad, la significativa diferencia de porcentajes perfila dos niveles de hostigamiento en el constructo evaluado con esta escala: a) una minusvaloración colectiva, con las características de la escala que afectan de un 25% a un 50% de la población activa y b) un endemona-miento individualizado, limitado a los indicadores de acoso que reciben en torno al ya habitual 15% de ratificación y que desde un punto de vista legal, se trata de faltas o delitos de mayor envergadura, cuya permanen-

Page 28: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4293

cia tan solo se puede explicarse por un sistema débil o que incluye su impunidad.

Se plantea tras esta diferenciación la indagación de si se trata de dos tipos diferentes de Mobbing o de uno solo que secuencializa las fases y distribuye su amplitud. Es decir, si son estrategias independientes o la misma dirigida de diferente forma a diferentes sectores, lo que metodo-lógicamente se aborda con la prueba de dimensionalidad. Con tal fin se ha obtenido tanto en el análisis de componentes principales como en el escalamiento multidimensional (fig. 2) coincidencia en que se trata de un patrón unidimensional para la mayoría de las cuestiones que forman la escala (del 37% de varianza bifactorial, corresponde el 31% al primer factor). Queda así validado el modelo bifactorial de acoso moral que se propone en este estudio, siendo coherentes los resultados de este análisis empírico con los expuestos en el marco teórico.

5. Los nombres del acoso moral

Una estrategia habitual cuando se quieren evitar los conocimientos que pueden explicar un fenómeno o eludir su significado cultural, es eti-quetarlo con una nueva denominación. Así entendemos que ha ocurrido con el mobbing, que aunque en su caracterízación como fenómeno de la globalización homogéneo y simultáneo, ofrece la novedad que se corres-ponde con la red que lo dirige, esto es, una organización transnacional conectada en todos los niveles y sectores; y en su frecuencia aparece como un producto más de consumo, en su estructura interna se corres-ponde con la línea de experimentos que han sido ampliamente inves-tigados durante todo el siglo pasado, como revisaremos en el siguiente apartado. Así que bien se podría haber querido evitar su asociación con esta larga experimentación, cuya revisión podría demostrar que ha sido dirigida hacia su actual aplicación masiva.

No entraremos en esta cuestión pero si nos interesa clarificar las equi-valencias y relaciones entre las diferentes denominaciones otorgadas al fenómeno que estamos analizando. Unas son sinónimas y las otras están relacionadas, manteniendo los matices que quedan proyectados sobre los ejes de las coordenadas de la fig. 1, que representan la diferencia entre oganización y persona (horizontal) y entre síntomas superficiales visibles y afectaciones orgánicas no directamente perceptibles.

Page 29: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4294

Síntomas Visibles – Superfi ciales- Subjetivos

Organizativo-Ambiental Personal

Acoso moralPsicoterrorismoMobbing, Bullying laboral

BurnoutPTSD

Neurosis Experimentales Homeostasis Stres psicosocialTrauma

Refl ejos condicionadosDDDShock StressAllostasisAllostasic LoadNAA, NAA/Cr

Afectaciones Invisibles –Orgánicas-Dinámicas Fig. 1. Nombres del acoso en relación a la visibilidad y a la organización vs. perso-

nalismo

La distinción y relación más clara posiblemente sea la establecida por Tim Field 42 para sus grupo de autoayuda, denominando Bullying laboral al proceso organizativo causal, y Disfunción por stress postraumático (PTSD) a sus efectos sobre el afectado. En la figura 1 quedan así situa-dos a la izquierda los términos que como Bullying, definen estrategias organizativas, y a la derecha, los que como PTSD (Ember et al., 1998) 43, definen daños personales. Se han situado en la parte superior los térmi-nos se utilizan para designar síntomas visibles, mientras que en la inferior aparecen los que se utilizan para niveles no visibles directamente, por ser fisiológicos o moleculares o por tratarse de dinámicas no observables

42 FIELD, T. Complex PTSD. http://www.ncptsd.org/facts/specific/fs_complex_ptsd.html43 «According to literature from the Department of Veterans Affairs (VA), post-traumatic

stress disorder (PTSD) is an anxiety disorder brought on by a traumatic event beyond the limits of «normal»: war, rape, assault, and torture, for example. After the severe stress, the individual relives the traumatic event repeatedly, becomes uninterested and uninvolved in work or social activities, and is hyperalert, anxious, and irritable. The diagnosis is based on behavior, but the behavior is controlled by the brain. Reliving the memory of the traumatic event can produce a form of chronic stress, making the brain, in the words of neuroscientist Bruce S. McEwen of Rockefeller University, New York City,» hostage to its own imaginings.» (EMBER, L. R. SURVIVING STRESS, CHEMICAL & ENGINEERING News. May 25, 1998. American Chemical Society.)

Page 30: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4295

conjuntamente. Se establecen así cuatro categorías que parecen diferen-ciar con bastante claridad los términos más utilizados. En el cuadrante superior izquierda se sitúan los neologismos que han pretendido mostrar el acoso como una nueva estrategia organizativa, con total desvinculación de sus efectos sobre la persona que actúan, que quedan a la derecha, y de las conocidas leyes y teorías que explican estos procesos tras un siglo de investigación empírica, que se sitúan en la mitad inferior.

En el cuadrante superior derecha se ha colocado el síndrome de Burnout, que en realidad es una entidad mixta, porque conlleva el significado de sobrecarga de trabajo. Pero este término se utiliza para definir el trastorno que tal sobrecarga provoca en la persona. Y tanto este «estar quemado», como el PTSD, (que también incluye la referencia a un trauma ambiental), se diagnostican por síntomas externos o perci-bidos por quienes los padece. A mediados de la pasada década todavía se realizaban diagnósticos sintomáticos y se tuvo que crear el síndrome de PTSD complejo para incluir los síndromes y las enfermedades que aparecían asociadas, especialmente la depresión. El mismo origen cau-sal de todo el cuadro estableció la norma de que siempre que hubiera indicios de PTSD, este tenía que ser el diagnóstico principal, siendo los demás efectos colaterales o comorbidos. Norma por cierto incumplida en nuestro país. (Friedman, 1997) 44. La semblanza entre las NE y el patrón neurológico mostrado por la neuroimagen del PTSD, se puede encontrar en la disgregación de cortex y en la partición de su función expuesta por Pavlov 45.

No conllevan referencia a trastornos orgánicos, porque las referencias a estados de ansiedad o de depresión no dejan de ser síntomas percepti-bles subjetivamente. Se encuadran por tanto en el neoconductismo pro-pio de esta dinámica, con sospechosa coherencia epistemológica entre

44 «In addition to PTSD, there may be other identifiable posttraumatic syndromes that might be diagnosed separately, such as «complex» PTSD. Comorbid disorders may actually be clues to subtypes of PTSD. The fact that victims of PTSD are also more vulnerable to medical ill-nesses makes a closer relationship with primary care providers and other specialists mandatory. New approaches to prevention, treatment of chronic PTSD, psychotherapy, pharmacotherapy, and research hold promise of an improved prognosis for patients with PTSD». FRIEDMAN MJ. «Posttraumatic stress disorder.» J Clin Psychiatry. 1997;58 Suppl 9:33-6. Review.

45 «En nuestros perros inhibitorios, histéricos, podemos, mediante la aplicación de las dificultades funcionales provocadas por nuestros experimentos, aislar completamente puntos y focos patológicos en el cortex; de la misma forma, en la esquizofrenia, bajo la influencia de determinadas experiencias de la vida, que quizá actúen sobre una condición ya orgánica-mente patológica de forma gradual y constante, aparece un número cada vez mayor de estos puntos y focos débiles y progresivamente se produce una disgregación del cortex cerebral, una partición de su función normalmente unificada». (PAVLOV. Lectures on conditioned Reflexes, p. 377).

Page 31: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4296

quienes los orígenes desde los que se ha difundido, y quienes dicen haberlo descubierto. Su superficialidad, subjetividad y el reduccionismo que comporta eludir al organismo biológico (como lo hace la categoría superior izquierda), o sustituirla por la subjetividad consciente (categoría superior derecha), no permite aceptar estos conceptos como categorías científicas.

Un estudio operativo de la amplitud de efectos que provoca no se ha hecho. Tampoco una interpretación de los niveles y grados de repercu-sión vital (Pinillos, p. 31) 46. La dificultad de nuevos aprendizajes como limitación cognitiva sigue siendo la característica diferencial más clara del síndrome que provoca el acoso con lo que se identifica con las NE total-mente por los efectos, aunque tenga dificultad interpretar la identidad del diseño. (Whittaker, J. O. p. 496) 47

5.1 De la Fisiología a las Neurociencias

Habría que limitar a las denominaciones de los cuadrantes inferiores para establecer los diagnósticos a informar, aunque se siga hablando de acoso coloquialmente. En esta mitad se han ordenado los térmi-nos siguiendo la cronología de los tres periodos históricos a los que corresponden: en el más alto se sitúan las Neurosis Experimentales en el cuadrante izquierdo, por ser diseños ambientales y los reflejos condi-cionados de Pavlov en el derecho; en el segundo nivel los resultados de los estudios de veteranos estadounidenses afectados por las guerras de este siglo (llamadas Shock por Cannon y Stress por Selye) y en el tercer nivel los resultados de las pruebas de neuroimagen (NAA) y el «Allostatic load», término propuesto por McEwen para definir la respuesta orgánica a un ambiente que ha perdido la homeostasis, que por tanto se identifica con las NE, pero definido al nivel de la investigación celular que ahora

46 «Si el minusválido ha de superar la crisis de resignación, resentimiento o agresividad que usualmente acompañan al trauma de la pérdida corporal, es indispensable que acepte, ante todo, el hecho de la disminución, y que luego aprenda a satisfacer sus necesidades perso-nales en una forma distinta a la habitual, porque aún cuando nada sencillo, es más factible sustituir unos hábitos instrumentales por otros, que prescindir de los valores y metas de que ha ido haciéndose la sustancia de una vida. El nudo de la cuestión estriba, para decirlo de una vez, en ayudar al minusválido a cambiar de modo de vida, pero no de vida.» PINILLOS, J. L. «Los problemas psicológicos del minsuválido y el subnormal». Análisis y Modificación de Conducta, 1975, 1, 1, 3-31.

47 «White (1964) cree que «la médula de una neurosis radica en el punto en que la ansiedad ha bloqueado o deformado el proceso de aprendizaje, de manera que no puede tener lugar nuevo aprendizaje, que es esencial para el ajuste...». WHITTAKER, J. O. Psicología. Mex.: Interamericana. 1971.

Page 32: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4297

es posible. Este concepto además de ser el más adecuado para definir el trastorno provocado por las situaciones de acoso, se está difundien-do entre los actuales investigadores desde las neurociencias. Aporta así la información más avanzada y en las últimas propuestas ha cambiado la referencia a las carencias de homeostasis, por el impacto del stress psicosocial, con lo que se identifica plenamente con el problema que nos ocupa.

Cabe destacar que para definir los efectos de las últimas guerras se utiliza la denominación PTSD, que se corresponde a diagnósticos superficiales, y sin embargo es preferida a la de stress, más directa-mente relacionada con la metabolopatía orgánica y que surgió precisa-mente para designar este cuadro de postguerra. La equivalencia entre los dos términos los permite utilizar como sinónimos (Ember, 1998)

48, pero PTSD se utiliza como el diagnóstico oficial desde su inclusión en el DSM-III. Y sigue siendo el término más utilizado, excepción de nuestro país, donde o las estadísticas muestran una resistencia étnica que impide sufrir este síndrome, o por algún motivo que habrá que indagar, nuestros especialistas se niegan a asignarlo. Así parece que se pretende eludir la responsabilidad de tales daños orgánicos, mante-niendo otro diagnóstico colateral como denominación, lo que conlleva provocar una indefensión en quien lo sufre, ya que este diagnóstico es el único que incluye la referencia a la causa traumática. Por otra parte, la denominación de PTSD parece la más versátil de todas. Un interesante artículo de (Friedman, 1997) 49 analiza su relación con las alteraciones de la allostasis. Se trata de niveles explicativos diferentes, de forma que refiriéndose en ambos casos a los trastornos orgánicos

48 Southwick’s colleague, Dennis S. Charney, director of the National Center for PTSD at the VA-Connecticut Medical Center and professor of psychiatry at Yale University School of Medicine, has been focusing on the biology of stress. In particular, his research group has been studying the structure and function of the brain in Vietnam War veterans diagnosed with PTSD. (EMBER, L. R. SURVIVING STRESS, CHEMICAL & Engineering News. May 25, 1998. American Chemical Society.)

49 «This article reviews concepts that help synthesize the data on posttraumatic stress disorder (PTSD), a very complex condition in terms of its etiology, psychobiology, epidemiol-ogy, comorbidity, and treatment. At least four neurobiologic systems are involved in PTSD: the catecholamine, the hypothalamic-pituitary-adrenocortical, the thyroid, and the endogenous opioid systems. Six other systems are probably or possibly implicated as well. The avoidance and hyperarousal of PTSD distort the patient’s appraisal of the world. The symptoms of PTSD can be understood through models of learning and memory, which form the basis of behavioral treatments. The concepts of tonic and phasic alteration and of allostasis versus homeostasis also shed light on PTSD.« FRIEDMAN MJ. «Posttraumatic stress disorder.» J Clin Psychiatry. 1997;58 Suppl 9:33-6. Review.

Page 33: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4298

provocados por un stress continuado, se llama PTSD al diagnóstico sintomático y Allostasis (Vermes y Beishuizen, 2001) 50 al fisiológico:

Se trata de diferentes nombres para designar el mismo problema, aunque con matices que permiten la adaptación al marco conceptual que se desee utilizar. La revisión histórica mostrará mejor sus connotaciones. Pero no es de esperar que se mantengan, porque las nuevas técnicas de neuroimagen (Ember, 1998) 51 con los marcadores que cuantifican las metabolopatías, previsiblemente permitirán en plazo muy breve el aban-dono de estas denominaciones que conllevan un elevado contenido subjetivo, para utilizar como en los demás trastornos orgánicos, valores con referencia a parámetros y localizaciones, con los que definir exacta-mente las características, fases y grados de evolución de la previsible ya nueva nosología.

Esta comparación permite afirmar que aunque el acoso moral se desarrolle fuera del laboratorio, y en un ambiente que no está asociado a la tortura que se aplicó a los presos comunistas en las cárceles de Corea y de Vietnan (Ember, 1998) 52, los efectos sobre el organismo se encuadran en el mismo síndrome. Esto se explica porque el pánico pro-vocado no diferencia estímulos y genera los mismos trastornos meta-bólicos como reacción universal ante el significado de peligro. Así que se podría hipotetizar que todo el esfuerzo dedicado a la construcción difundida como mobbing, pretende que se ignore esta equivalencia, porque no hay otra explicación a su silenciamiento a pesar de que se viene publicando en medios de difusión como Internet desde hace una

50 «The maintenance of life depends on the capacity of the organism to sustain its equi-librium via allostasis’-the ability to achieve stability through change. Life-threatening disease induces acute adaptive responses specific to the stimulus and generalized responses when the disturbances are prolonged. These changes are associated with increased activity of the hypothalamic-pituitary-adrenal axis and may have survival value in preparing the body for fight or flight». Vermes I, Beishuizen A. «The hypothalamic-pituitary-adrenal response to critical illness.»Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2001 Dec; 15(4): 495-511.

51 «We have found low hippocampal volume» compared with healthy controls using mag-netic resonance imaging (MRI), which confirms the finding of other researchers, Charney says. The hippocampus is the site of learning and consolidated memory, «and we see learning and memory impairments on structured neuropsychological testing, which may relate to the hippoc-ampal problem,» he adds. «And now we are doing PET [positron emission tomography] scans to look at the function of the hippocampus.» (Ember,L.R. 1998, op.cit.)

52 Charney, Southwick, and colleagues have been funded by the Defense Department to study Gulf War veterans in the same way they have been studying vets of the Vietnam War. Hippocampal volume and function and the sympathetic nervous system will be studied in Gulf War vets with PTSD, vets without PTSD (combat controls), and healthy subjects who did not go to the Persian Gulf region. The study, which has already begun, is expected to take two years. (Ember,L.R. 1998, op.cit.)

Page 34: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4299

década larga (Ember, 1998) 53. De forma que con la intención de ayudar, lo que podrían estar haciendo es retrasar el adecuado tratamiento jurídi-co, que será necesariamente distinto cuando ya no se pueda ocultar que los efectos del acoso moral son equivalentes a los provocados por las tor-turas y vulneraciones de la integridad moral y de la libertad, conocidos como «lavados de cerebro», síndrome DDD, «cambios de pensamiento» y otras denominaciones afines. No está claro el objetivo de tal sesgo informativo, incluso por profesionales de ciencias de la salud, puesto que previsiblemente conseguirían solo un retraso y no la absoluta ignorancia de estos efectos.

Pero lo más destacable del cuadro de denominaciones es la necesi-dad de obtener pruebas de la parte derecha (oganismo) y la izquierda (organización). Sin tal prueba no se puede sancionar el efecto del acoso sobre el organismo, porque al juez le falta la prueba del nexo causal. Las evidencias de este nexo se han obtenido gracias a las neuroimágenes que detectan los cambios metabólicos y las afecciones neuronales. Pero en 1998 se probaba todavía la hipótesis de relación entre el stress crónico y la enfermedad, explicando la allostasis el mecanismo de ese vínculo. La reactividad cardiovascular (CVR) se consideraba en estos estudios el marcador del «allostatic load». Los resultados ajustaron el modelo causal (ecuaciones estructurales) a los datos ( Johnston-Brooks et al., 1998) 54 y desde ese momento la línea investigadora prioritaria es la búsqueda de las condiciones que permitan soportar condiciones de stress.

53 The working hypothesis for why the hippocampus shrinks in volume is convoluted and contested. The belief is that there is a rapid outpouring of glucocorticoids (cortisol) from the adrenal cortex in humans at the time of stress. Very high levels of these steroid hormones have been shown to have neurotoxic effects on the hippocampus in laboratory animals. There is no proof that the high levels of corticosteroids that gush through an individual under acute stress are damaging to the hippocampus, but that is the theory. In fact, cortisol levels in veterans with PTSD measured years after the trauma are low. Levels of the hormone could not be measured at the time of trauma, but they might have been high then. However, Rachel Yehuda, a neurosci-entist at Mount Sinai School of Medicine and at the Bronx VA Medical Center’s post-traumatic stress program, believes otherwise. Soreq is continuing to dissect the cascade of molecular events brought on by stress. (Ember, 198, op.cit.)

54 «Recent studies of stress have highlighted the contributions of chronic psychological and environmental stressors to health and well-being. Children may be especially vulnerable to the negative effects of chronic stressors. Allostasis, the body’s ability to adapt and adjust to environmental demands, has been proposed as an explanatory mechanism for the stress-health link, yet empirical evidence is minimal. This study tested the proposition that allostasis may be an underlying physiological mechanism linking chronic stress to poor health outcomes in school-aged children. Specifically, we examined whether allostasis would mediate or moderate the link between chronic stress and health.» JOHNSTON-BROOKS CH, LEWIS MA, EVANS GW, WHALEN CK. «Chronic stress and illness in children: the role of allostatic load.» Psychosom Med. 1998 Sep-Oct;60(5):597-603.

Page 35: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4300

Las implicaciones que estas pruebas han proporcionado suponen un cambio radical de los planes de acoso, porque implican la necesidad de su erradicación en la medida en que sean públicos sus efectos. Así que habrá que suponer que se está esperando la «píldora» que permita aguan-tar situaciones estresantes con el control de sus efectos demostrables. Es por ello urgente que se constituyan comités neuro-éticos para determinar las implicaciones de estos hallazgos, en lugar de silenciarlos. Ya sin cono-cer el alcance de los efectos, por la ampliamente demostrada correlación entre stress y enfermedad, se están dirigiendo los programas preventivos laborales a la gestión del stress. (Esch, 2003) 55. Así que se puede decir que de los resultados de estas investigaciones y su difusión, depende el rumbo de la sociedad en un futuro inmediato. (Ullrich, 1973) 56.

Las neurociencias están ordenando el caos terminológico al identifi-car las equivalencias para referirse al mismo proceso neurometabólico que da respuesta a la estimulación ambiental. Motivación había sido el término más habitual para definir la predisposición del organismo hacia determinados estímulos. Sin embargo con la productividad de la fala-cia nominalista que tanto les gusta a los psicólogos, se han generado muchas denominaciones que ahora hay que identificar como sinónimos. Esta motivación sería el polo opuesto de la aversión que provoca las NE, identificada en la mediación del sistema límbico como el proceso fisiológicos que guía la vida real. Berridge (2004) 57 ha integrado en este proceso la variedad de conceptos relacionados con la motivación que se han utilizado en diferentes teorías: homeostasis; allostasis; intervening variables; cognitive incentives; incentive motivation; hedonic reactions; opponent processes; drive reduction; hydraulic drives; drive centers; dedi-cated drive neurons (and drive neuropeptides and receptors); neural hie-rarchies; appetitive and consummatory behavior; setpoints and settling points y reward ‘liking’ versus ‘wanting’»

Consecuencia de los avances de la neuroimagen y de la investigación celular, la fisiología ha validado el modelo asociacionista de los reflejos

55 Esch T. «Stress, adaptation, and self-organization: balancing processes facilitate health and survival» (orig. alemán) Forsch Komplementarmed Klass Naturheilkd. 2003 Dec; 10(6): 330-41.

56 «La posibilidad de producir y manipular los desórdenes del comportamiento, más aún, cuando este manejo se lleva a cabo fuera de las circunstancias en donde tiene lugar la experiencia clínica. De la misma manera que en la medicina experimental, tales vigorosas y saludables exploraciones pueden constituir la fuente del futuro conocimiento clínico.» Ullrich et al. «Principios y métodos del análisis experimental de la conducta» En ULRILCH, R., T. STACHNIK y J. MABRY. Control de la conducta humana. Vol. 1. Mex.: Trillas. 1973, p, 50)

57 BERRIDGE KC. «Motivation concepts in behavioral neuroscience.» Physiol Behav. 2004 Apr; 81(2): 179-209.

Page 36: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4301

condicionados propuesto por la primitiva escuela de Sechenov, Pavlov y Bechterev. Los efectos de las Neurosis Experimentales se vienen diagnos-ticando, como el Síndrome postraumático (PTSD), cada vez con mayor precisión. La reducción del hipocampo y el descenso hemilateral de los valores N-Acetyl Aspartate (NAA/Cr ratio), considerado el marcador de la integridad neuronal, ha venido a explicar la pérdida de los últimos aprendizajes que para Pavlov definía el síntoma diferencial de este pro-ceso. La investigación del stress podría decirse que es la de más interés en este cambio del milenio por estar apareciendo como el eje de gran parte de trastornos orgánicos. Paradójicamente, el acoso está situando al stress entre los trastornos de mayor frecuencia.

5.2 Homeostasis-Allostasis-«Allostatic load»

El concepto de Allostasis como reacción hacia estas situaciones es posiblemente el más popular (Coste, Murray, y Stenzel-Poore, 2001) 58 , tras el PTSD, de los utilizados para referirse al conjunto de síntomas. Y en todas las latitudes parecen haber cifrado la supervivencia en con-seguir soportar largos periodos de este stress. Valga como ejemplo del interés europeo la orientación seguida en los estudios de los holandeses Vermes y Beishuizen (2001) 59. Recientemente ya parecen haberse encon-trado explicaciones para resistir situaciones estresantes en animales (de Paula Brotto MA, 2003) 60 y parece extraño que con tan gran interés en

68 «This review highlights new information gained from studies using recently developed animal models that harbor specific alterations in corticotropin-releasing hormone (CRH) path-ways. We discuss features of a transgenic mouse model of chronic CRH overexpression and two mouse models that lack either CRH receptor type 1 (CRH-R1) or type 2 (CRH-R2). Together these models provide new insights into the role of CRH pathways in promoting stability through adap-tive changes, a process known as allostasis.» COSTE SC, MURRAY SE, STENZEL-POORE MP. «Animal models of CRH excess and CRH receptor deficiency display altered adaptations to stress. «Peptides. 2001 May;22(5):733-41.

59 «There is a shift towards an increase in glucocorticoid production and away from mineralocorticoid and androgen production, as well as an increase in the biological effects of glucocorticoids through an increased cortisol free fraction and an increased glucocorticoid receptor sensitivity. During the prolonged phase, there is a dissociation between high plasma cortisol and low adrenocorticotropin hormone levels, suggesting non-adrenocorticotropin hor-mone-mediated mechanisms for the regulation of the adrenal cortex. This hypercortisolism is in contrast to the very low dehydroepiandrosterone sulphate level, indicating an imbalance between the immunostimulatory and immunosuppressive adrenocortical hormones. The question is whether the total serum cortisol concentration represents sufficient glucocorticoid biological activity during the prolonged phase of critical illness.» VERMES I, BEISHUIZEN A. «The hypothalamic-pituitary-adrenal response to critical illness.» Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2001 Dec; 15(4): 495-511.

60 «At a cellular level, we determined that both corticosterone and neuronal uptake of catecholamines were directly involved with the observed effects, whereas no alterations in

Page 37: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4302

experimentar sobre esta resistencia, se esté despreciando la posibilidad de investigar con los muchos acosados que están precisamente sujetos a este tipo de experimentos. O quizá si se están tomando controles sin el conocimiento de los afectados. Un nuevo tema a abordar por comités éticos.

Recordemos que el estado de Allostosis fue defindo por Sterling y Eyer (1988) 61 como «stability through change». Rapidamente fue adoptado en el ámbito clínico global. A principios de la pasada década el equipo de McEwen desde la Rockefeller University propuso sustituir el concepto equilibrado de homeostasis por el desequilibrado de allostasis para expli-car el stress, con el fin de obtener un modelo integrado de todos sus efectos patológicos. Así explicaba su propuesta: «Stress is frequently seen as a significant contributor to disease, and clinical evidence is mounting for specific effects of stress on immune and cardiovascular systems. Yet, until recently, aspects of stress that precipitate disease have been obscure. The concept of homeostasis has failed to help us understand the hidden toll of chronic stress on the body. Rather than maintaining constancy, the physiologic systems within the body fluctuate to meet demands from external forces, a state termed allostasis. We extend the concept of allosta-sis over the dimension of time and we define allostatic load as the cost of chronic exposure to fluctuating or heightened neural or neuroendocrine response resulting from repeated or chronic environmental challenge that an individual reacts to as being particularly stressful.» (McEwen y Stellar, 1993) 62

Con este añádido del «coste orgánico» de adaptación, McEwen y Stellar (1993) 63 utilizan el término de «allostatic load» con el mismo significado que la NE, en tanto que define las consecuencias del stress patológico cuando se deja de controlar, pero eludiendo el carácter de experimento controlado que lo provoca. «When these adaptive systems are turned on and turned off again efficiently and not too frequently, the body is

the homogeneity of beta-adrenoceptors were detected in pacemakers of stressed animals. We hypothesize that these adaptations are essentially beneficial in nature, as they should allow the animals to more promptly respond to the demands imposed by the stressful conditions.» de Paula Brotto MA. «Temporal effects of stress by immobilization and sensitivity of the isolated rat pacemaker to isoproterenol: roles of corticosterone, neuronal uptake, and beta-adrenergic homogeneity.» J Pharmacol Exp Ther. 2003 Sep; 306(3): 1152-8.

61 Sterling y Eyer. «Allostosis» En S. Fisher y J. Reason (eds): Handbook of Life Stress, Cognition and Health. J. Wiley Ltd. 1988, p. 631

62 MCEWEN BS, y E. STELLAR E. «Stress and the individual. Mechanisms leading to disease. Arch Intern Med. 1993 Sep 27;153(18):2093-101.

63 McEwen BS, y E. Stellar E., op. cit.

Page 38: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4303

able to cope effectively with challenges that it might not otherwise survive. However, there are a number of circumstances in which allostatic systems may either be overstimulated or not perform normally, and this condition has been termed «allostatic load» or the price of adaptation». Incluyendo tres características identificativas: «(1) frequent activation of allostatic sys-tems; (2) failure to shut off allostatic activity after stress; (3) inadequate response of allostatic systems leading to elevated activity of other, normally counter-regulated allostatic systems after stress». Hay que destacar que en un princpio MacEwen investigaba la reacción orgánica en toda su amplitud, incluyendo la actividad de los sistemas autonómicos, el CNS; el sistema neuroendocrino y el sistema inmunitario. Pero no se planteaba la necesidad de analizar el nexo causal con las circunstancias ambientales. Sin embargo tras diez años de estas investigaciones, tiene que admitir que no puede haber curación fuera de la modificación del ambiente estimulador. La trayectoria de este cambio vale la pena seguirla revisan-do una publicación anual, porque McEwen es posiblemente el autor con más larga trayectoria y número de publicaciones sobre stress.

La necesidad de integrar los estímulos ambientales en el análisis del stress empiezan con la evidencia de la huella que cada organismo va acumulando de los sucesivos stress que a lo largo de la vida ha de sopor-tar, debido a su influencia en el sistema nervioso, endocrino e inmune: «This new formulation emphasizes the cascading relationships, beginning early in life, between environmental factors and genetic predispositions that lead to large individual differences in susceptibility to stress and, in some cases, to disease. There are now empirical studies based on this formulation, as well as new insights into mechanisms involving specific changes in neural, neuroendocrine, and immune systems» (McEwen y Stellar, 1993) 64. Quedaba de este modo explicada la relación entre el stress y las enfermedades que provoca, confirmando que el alto coste orgánico que conlleva el stress crónico es una verdad científicamente demostrada y pública desde hace más de una década. Información que al parecer todavía no ha llegado a nuestro país, porque significa que todo proceso de stress (como lo es el acoso moral) no interrumpido desde el momento en que se denuncia, está vulnerando las garantías constitucio-nales de salvaguardar la salud. «This article presents a new formulation of the relationship between stress and the processes leading to disease. It emphasizes the hidden cost of chronic stress to the body over long time

64 MCEWEN BS, y E. STELLAR E., op. cit.

Page 39: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4304

periods, which act as a predisposing factor for the effects of acute, stressful life events. It also presents a model showing how individual differences in the susceptibility to stress are tied to individual behavioral responses to environmental challenges that are coupled to physiologic and pathophysi-ologic responses (McEwen y Stellar, 1993) 65. Se equiparaba a continuación toda la investigación sobre los reflejos condicionados de las NE (antici-pación de eventos negativos) con la no resolución de la allostasis que da lugar a una fijación patológica llamada «allostatic load» 66. En ambos casos se trata como una afectación del organismo por un stress continuado. Pero en el nuevo modelo se elimina el concepto NE para apelar directa-mente al proceso neurofisiológico (Schulkin, McEwen y Gold, 1994) 67 y el cortisol aparecía como el sustrato fisiológico de la allostosis y a su vez explica los síntomas que provocan la NE y que definen el diagnóstico del PTSD: «Cortisol production is increased during stress, and the actions of cortisol on receptors in the brain and other body organs are involved in allostasis, the process of adaptation to stress, as well as in allostatic load, the wear and tear associated with excessive exposure to cortisol. The results for the women suggest that decrements in memory performance associated with increases in cortisol may not represent irreversible effects, as declines in cortisol were associated with improvements in memory.» (Seeman, McEwen, Singer, Albert y Rowe, 1997) 68

Conceptos como el de plasticidad cerebral, relacionado con el de vul-nerabilidad personal muestran al sujeto altamente permeable a la presión social. La conducta pierde consistencia y se muestra mucho más depen-diente del ambiente, en tanto que éste incrementa su fuerza. Roto el

65 MCEWEN BS, y E. STELLAR E., op. cit.66 Para no aumentar la confusión con nuevos términos, se mantiene esta perífrasis sin

traducir.67 «Regions of the amygdala are involved in anticipation of negative events. Chronic

anticipation of negative events leads to what we call allostatic load, or arousal pathology. Two hormones appear to be involved in arousal pathology; corticotropin-releasing hormone in the brain and glucocorticoids. We suggest that increases in corticotropin-releasing hormone, by stress or glucocorticoids, in the amygdala may have functional consequences for allostatic load. Whereas, corticotropin-releasing hormone in the parvocellular region of the paraventricular nucleus of the hypothalamus is decreased by glucocorticoids thereby under negative feedback and homeostatic control, the central nucleus of the amygdala is to some extent under positive feedback and is increased by glucocorticoids, and perhaps under allostatic control. The human and animal literature suggest that a variety of psychopathologies (e.g., melancholia) may be tied to neurohormonal signals activating regions of the amygdala.» SCHULKIN J., B.S. MCEWEN BS y P. W. GOLD. « Allostasis, amygdala, and anticipatory angst.» Neurosci Biobehav Rev. 1994 Fall; 18(3): 385-96.

68 SEEMAN TE, MCEWEN BS, SINGER BH, ALBERT MS, ROWE JW. «Increase in urinary cortisol excretion and memory declines: MacArthur studies of successful aging.» J Clin Endocrinol Metab. 1997 Aug;82(8):2458-65.

Page 40: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4305

equilibrio, el organismo humano es el que aparece más débil y esa propia debilidad muestra el máximo nivel de stress que el ambiente puede gene-ra, ya que los sujetos más vulnerables empiezan a desintegrarse (suicidios, muertes súbitas, depresiones, enfermedades letales). Se podriá recurrir a la metáfora de que la caja negra se abre para determinar el fin de la utopía skinneriana (McEwen, 1997) 69. McEwen (1998) 70 definió definitivamente el término Allostasis como «Adaptation in the face of potentially stressful challenges involves activation of neural, neuroendocrine and neuroen-docrine-immune mechanisms», relacionandolo con la teoría clásica del stress: «and allostasis is an essential component of maintaining homeos-tasis. When these adaptive systems are turned on and turned off again efficiently and not too frequently, the body is able to cope effectively with challenges that it might not otherwise survive. Igualmente presenta la sis-tematización del concepot patológico con el que suple el término NE: «However, there are a number of circumstances in which allostatic systems may either be overstimulated or not perform normally, and this condition has been termed «allostatic load» or the price of adaptation (McEwen and Stellar, 1993). Allostatic load can lead to disease over long periods. Types of allostatic load include (1) frequent activation of allostatic systems; (2) failure to shut off allostatic activity after stress; (3) inadequate response of allostatic systems leading to elevated activity of other, normally counter-regulated allostatic systems after stress..» (McEwen, 1998)

Esta definición en términos del «precio de la adaptación» permite una posible transcripción juridica de los procesos que como el acoso, obli-gan a pagar este precio cuando no estaba estipulado en el contrato, en términos casi equivalentes a un impuesto revolucionario. Posiblemente

69 «The life-long interplay between genes and the environment is instrumental in shaping the structure and function of the body, and these interactions apply to the brain as a plastic and ever-changing organ of the body. Hormones are key regulators of gene expression throughout the body, and the actions of hormones on the brain are instrumental in shaping sex differences and in determining the effects of stress on brain function, including the rate of brain aging. This article also introduces a new term, allostatic load, to describe the cost of adaptation to stressors. Allostasis (stability through change) refers to the output of hormones and autonomic regulators that help to maintain homeostasis, and allostatic load is the consequence of the over-activity of these systems when they are not shut off properly or are forced to be hyperactive by stressors. Key brain areas like the hippocampus are vital to the processing of information that affects how each individual adapts to and responds to potentially stressful life events, and the response of the brain through its control of endocrine and autonomic function in turn deter-mines the degree of allostatic load that an individual will experience. This allostatic load in turn works with the intrinsic genetic susceptibility to determine the progression toward declin-ing health.» MCEWEN BS. «Hormones as regulators of brain development: life-long effects related to health and disease.» Acta Paediatr Suppl. 1997 Jul;422:41-4.

70 MCEWEN BS. «Stress, adaptation, and disease. Allostasis and allostatic load.»Ann N Y Acad Sci. 1998 May 1;840:33-44.

Page 41: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4306

la denominación de psicoterrorismo dada por Leyman conllevaba equi-valente significado. A finales del milenio McEwen, que a tenor de las publicaciones, ha encabezado la investigación sobre el stress en las tres últimas décadas, aporta una explicación sociológica en la que viene a identificar el stress con el acoso moral, en términos de un arma para obtener dominio social: (McEwen y Seeman, 1999) 71. En el año 2000 McEwen publica ya la serie de efectos principales con verificación empí-rica y con explicación neurofisiológica. De todas ellas la pérdida de inmunidad sitúa el stress como agente principal del cáncer y otros proce-sos que aunque sus síntomas aparezcan más tarde, han sido provocados por la bajada de defensas del stress. A su vez relaciona allostasis con stress y con homeostasis. Y define las alternancias de efectos que provo-ca el stress agudo frente al crónico (McEwen, 2000) 72. Los efectos sobre la plasticidad cerebral, tanto por las pérdidas de memoria como por las

71 «Stress is a condition of human existence and a factor in the expression of disease. A broader view of stress is that it is not just the dramatic stressful events that exact their toll but rather the many events of daily life that elevate activities of physiological systems to cause some measure of wear and tear. We call this wear and tear «allostatic load,» and it reflects not only the impact of life experiences but also of genetic load; individual habits reflecting items such as diet, exercise, and substance abuse; and developmental experiences that set life-long patterns of behavior and physiological reactivity (see McEwen). Hormones associated with stress and allostatic load protect the body in the short run and promote adaptation, but in the long run allostatic load causes changes in the body that lead to disease. This will be illustrated for the immune system and brain. Among the most potent of stressors are those arising from competitive interactions between ani-mals of the same species, leading to the formation of dominance hierarchies. Psychosocial stress of this type not only impairs cognitive function of lower ranking animals, but it can also promote disease (e.g. atherosclerosis) among those vying for the dominant position. Social ordering in human society is also associated with gradients of disease, with an increasing frequency of mor-tality and morbidity as one descends the scale of socioeconomic status that reflects both income and education. Although the causes of these gradients of health are very complex, they are likely to reflect, with increasing frequency at the lower end of the scale, the cumulative burden of coping with limited resources and negative life events and the allostatic load that this burden places on the physiological systems involved in coping and adaptation.» MCEWEN BS, SEEMAN T. «Protective and damaging effects of mediators of stress. Elaborating and testing the concepts of allostasis and allostatic load.» Ann N Y Acad Sci. 1999;896:30-47.

72 «The hormones and other physiological agents that mediate the effects of stress on the body have protective and adaptive effects in the short run and yet can accelerate pathophysiol-ogy when they are over-produced or mismanaged. Here we consider the protective and dam-aging effects of these mediators as they relate to the immune system and brain. ‘Stress’ is a principle focus, but this term is rather imprecise. Therefore, the article begins by noting two new terms, allostasis and allostatic load that are intended to supplement and clarify the meanings of ‘stress’ and ‘homeostasis’. For the immune system, acute stress enhances immune function whereas chronic stress suppresses it. These effects can be beneficial for some types of immune responses and deleterious for others. A key mechanism involves the stress-hormone dependent translocation of immune cells in the blood to tissues and organs where an immune defense is needed….. Adrenal steroids tell only part of the story as far as how the brain adapts, or shows damage, and local tissue modulators - cytokines for the immune response and excitatory amino acid neurotransmitters for the hippocampus.» MCEWEN BS. «The neurobiology of stress: from serendipity to clinical relevance.» Brain Res. 2000 Dec 15;886(1-2):172-189.

Page 42: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4307

posibles recuperaciones (resiliencias) relaciona estos efectos ahora ana-lizados fisiológicamente, con los síntomas de las NE, las DDD, shocks y demás términos con los que se han venido etiquetando a los mismos efectos (McEwen, 2000) 73. Identifica el PTSD como uno de los efectos sintomáticos del stress, otorgando con tal identidad unidad a toda la serie de denominaciones y niveles de análisis que han rodeado este proceso a lo largo del s. XX. Los cambios en el hipocampo determinan la homo-geneidad del síndrome. Estos cambios a su vez se presentan también en los procesos degenerativos tipo Alzheimer, por lo que la hipótesis de que una aceleración del enevejecimiento con todas sus consecuencias emerge como el efecto más alarmante. «Stress-induced structural changes in brain regions such as the hippocampus have clinical ramifications for disorders such as depression, post-traumatic stress disorder and individual differences in the aging process» (McEwen, 2000) 74. Sucesivamente McEwens va incor-porando al concepto de allostosis, que en definitiva es el reconocimiento de los efectos que sobre el organismo tienen las causas ambientales, todo el conjunto de trastornos de conducta. Entretejiendo así los síndromes que se habían ido investigando de forma aislada como efectos diferentes de una misma respuesta orgánica a situaciones extremas, el aislamiento y la hostilidad social, es decir, el acoso moral, se define ya como la fuente de stress más frecuente y por tanto, como la causa de todos estos efectos. Y así presenta en el cambio de milenio la necesidad de políticas públicas para garantizar la integridad cerebral. (McEwen, 2000) 75

73 «For the brain, acute stress enhances the memory of events that are potentially threaten-ing to the organism. Chronic stress, on the other hand, causes adaptive plasticity in the brain, in which local neurotransmitters as well as systemic hormones interact to produce structural as well as functional changes, involving the suppression of ongoing neurogenesis in the dentate gyrus and remodelling of dendrites in the Ammon’s horn. Under extreme conditions only does permanent damage ensue…comparison of the effects of experimenter-applied stressors and psychosocial stressors show that what animals do to each other is often more potent than what experimenters do to them. And yet, even then, the brain is resilient and capable of adaptive plasticity.» MCEWEN BS. «The neurobiology of stress: from serendipity to clinical relevance.» Brain Res. 2000 Dec 15;886(1-2):172-189.

74 MCEWEN BS. «The neurobiology of stress: from serendipity to clinical relevance.»Brain Res. 2000 Dec 15;886(1-2):172-189.

75 «The primary hormonal mediators of the stress response, glucocorticoids and catecho-lamines, have both protective and damaging effects on the body. In the short run, they are essential for adaptation, maintenance of homeostasis, and survival (allostasis). Yet, over longer time intervals, they exact a cost (allostatic load) that can accelerate disease processes. The concepts of allostasis and allostatic load center around the brain as interpreter and responder to environmental challenges and as a target of those challenges. In anxiety disorders, depres-sive illness, hostile and aggressive states, substance abuse, and post-traumatic stress disorder (PTSD), allostatic load takes the form of chemical imbalances as well as perturbations in the diurnal rhythm, and, in some cases, atrophy of brain structures. In addition, growing evidence

Page 43: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4308

El seguimiento de las publicaciones de McEwen muestran el ritmo en el que han ido avanzando las investigaciones sobre los efectos del stress. En el cambio de milenio ya se había demostrado que provoca atrofias neuronales, siendo considerado por tanto un proceso que lesiona la inte-gridad física y moral, ambas implicadas en el tejido neuronal destruido. Por tanto desde esa época toda valoración de procesos de acoso que por negligencia no hayan investigado la hipótesis de presencia de esta desintegración, se tendrán que considerar fundamentados en el error. Porque desde antes, pero ya en las publicaciones occidentales desde estas fechas, la prueba científica indica que el stress es un agente que puede provocar desintegración neuronal, por tanto personal y moral: (McEwen, 2000) 76 . El milenio McEwen lo inicia publicando una proyec-ción socioeconómica de los efectos que sobre el cerebro está investigan-do, situando sin duda alguna la causa en las presiones ambientales. El conjunto de variables orgánicas como son los genes, sus cristalizaciones evolutivas y los condicionamientos acumulados con la experiencia, no son sino moduladores que decantan el tipo de efecto, pero no las causas desencadenantes de los mimos: «The social and physical environments

indicates that depressive illness and hostility are both associated with cardiovascular disease (CVD) and other systemic disorders. A major risk factor for these conditions is early childhood experiences of abuse and neglect that increase allostatic load later in life and lead individuals into social isolation, hostility, depression, and conditions like extreme obesity and CVD. Animal models support the notion of lifelong influences of early experience on stress hormone reactivity. Whereas, depression and childhood abuse and neglect tend to be more prevalent in individu-als at the lower end of the socioeconomic ladder, cardiovascular and other diseases follow a gradient across the full range of socioeconomic status (SES). An SES gradient is also evident for measures of allostatic load. Wide-ranging SES gradients have also been described for substance abuse and affective and anxiety disorders as a function of education. These aspects are dis-cussed as important, emerging public health issues where the brain plays a key role.» MCEWEN BS. «Allostasis and allostatic load: implications for neuropsychopharmacology.»Neuropsychopharmacology. 2000 Feb;22(2):108-24.

76 «The adaptive responses of the body to challenges, often known as «stressors», consists of active responses that maintain homeostasis. This process of adaptation is known as «allos-tasis», meaning «achieving stability through change». Many systems of the body show allostasis, including the autonomic nervous system and hypothalamo-pituitary-adrenal (HPA) axis and they help to re-establish or maintain homeostasis through adaptation. The brain also shows allostasis, involving the activation of nerve cell activity and the release of neurotransmitters. When the individual is challenged repeatedly or when the allostatic systems remain turned on when no longer needed, the mediators of allostasis can produce a wear and tear on the body that has been termed «allostatic load». Examples of allostatic load include the accumulation of abdominal fat, the loss of bone minerals and the atrophy of nerve cells in the hippocampus. Circulating stress hormones play a key role, and, in the hippocampus, excitatory amino acids and NMDA receptors are important mediators of neuronal atrophy. The aging brain seems to be more vulnerable to such effects, although there are considerable individual differences in vulnerability that can be developmentally determined. Yet, at the same time, excitatory amino acids and NMDA receptors mediate important types of plasticity in the hippocampus.» MCEWEN BS. «Allostasis, allostatic load, and the aging nervous system: role of excitatory amino acids and excitotoxicity. Neurochem Res. 2000 Oct;25(9-10):1219-31.

Page 44: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4309

in which we live have an enormous impact on our physiology and beha-vior and influence the process of adaptation, or «allostasis.» Genes, early development, adult experiences, life style, and stressful life experiences all contribute to the way the body adapts to a changing environment; and these factors all help to determine the cost to the body, or «allostatic load.» Studies of these processes involve the disciplines of biology and psychol-ogy, but they are incomplete without the input from other fields, such as cultural anthropology, economics, epidemiology, political science, and sociology. These fields provide a description and analysis of the social and cultural institutions and economic forces that affect individual human health. Specific examples of shared concepts and terminology are given to illustrate progress towards consilience in the study of socioeconomic determinants of health.» (McEwen, 2001) 77

Frente a la ingénua resistencia y receptividad ilimatada que había supuesto –o había intentado hacer creer– el skinnerianismo, y la no menos irreal fuente inagotable de dominación de la propuesta de McClelland, las neurociencias presentan los datos empíricos frustrando ambos marcos teóricos, que son aquellos en los que se fundamenta el acoso moral como estrategia de sumisión y de expropiación. El organis-mo establece los límites a las fuerzas sociales que no pueden sobrepasar los umbrales de una resistencia que se muestra más frágil cuanto más se la investiga. No es coincidencia que la investigación de las presio-nes sociales que conlleva el acoso moral hayan venido a coincidir con las investigaciones que inició Cannon con los afectados por la prime-ra guerra mundial, reconsiderando la relación entre su allostasis y la homeostasis de Cannon. Y constantando el daño a la salud provocado por el mantenimiento del stress: «This essay continues discussion of a new formulation of homeostasis that uses the concepts of allostasis and homeostats. The new formulation moves beyond Cannon’s concept of «homeostasis,» which posits an ideal set of conditions for maintenance of the internal environment. The notion of allostasis recognizes that there is no single ideal set of steady-state conditions in life, and different stres-sors elicit different patterns of activation of the sympathetic nervous and adrenomedullary hormonal systems. Allostasis reflects active, adaptive processes that maintain apparent steady states, via multiple, interacting effectors regulated by homeostatic comparators--»homeostats.» «Allostatic load» refers to the consequences of sustained or repeated activation of mediators of allostasis. From the analogy of a home temperature control

77 McEwen BS. «From molecules to mind. Stress, individual differences, and the social environment.» Ann N Y Acad Sci. 2001 May; 935: 42-9.

Page 45: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4310

system, the temperature can be maintained at any of a variety of levels (allostatic states) by multiple means (effectors), regulated by the thermo-stat (homeostat). Allostatic load and risks of system breakdown increase when, for example, the front door is left open in the winter. Applying these notions can aid in understanding how acute and chronic stress can exert adverse health consequences via allostatic load.» (Goldstein DS, McEwen, 2002) 78. El enfoque de la investigación de los efectos del stress cobra pre-cisión en la descripción neurofisiológica de los procesos, que se centran en el hipocampo. Y se va orientando hacia la búsqueda de defensas, una vez constatada su peligrosidad del que McEwen llama Stress Psicosocial. (McEwen, 2002) 79. La identidad de diferentes denominaciones que se habían dado a los mismos procesos se clarifica al descubrir el proceso neurofisiológico común a todas ellas: (McEwen, 2003) 80

Cada año la investigación ha clarificado con más detalle las reacciones neurofisiológicas provocadas por el stress. Aunque resulte redundante, el seguimiento de estos primeros pasos de lo que es la definitiva ciencia que explica la psique, demuestra la importancia actual de mantenerse informados en unos conocimientos que van quedando obsoletos en tan

78 Goldstein DS, McEwen B. «Allostasis, homeostats, and the nature of stress.» Stress. 2002 Feb;5(1):55-8.

79 «Mediators produced by the immune system, autonomic nervous system (ANS) and hypothalamo-pituitary-adrenal(HPA) axis produce allostasis. The brain also shows allostasis, involving the activation of nerve cell activity and the release of neurotransmitters. When the individual is challenged repeatedly or when the allostatic systems remain turned on when no longer needed, the mediators of allostasis can produce a wear and tear on the body and brain that has been termed «allostatic load»…. Studies of the hippocampus as a target of stress and sex hormones have revealed a considerable degree of structural plasticity and remodeling in the adult brain that differs between the sexes. Three forms of hippocampal structural plasticity are affected by circulating hormones: (1) repeated stress causes remodeling of dendrites in the CA3 region; (2) different modalities of stress suppress neurogenesis of dentate gyrus granule neurons; (3) ovarian steroids regulate synapse formation during the estrous cycle of female rats. All three forms of structural remodeling of the hippocampus are mediated by hormones working in concert with excitatory amino acids (EAA) and NMDA receptors. EAA and NMDA receptors are also involved in neuronal death that is caused in pyramidal neurons by seizures, by ischemia and by severe and prolonged psychosocial stress. … Resilience is an example of successful allostasis in which wear and tear is minimized, and estrogens exemplify the type of agent that works against the allostatic load associated with aging.» McEwen BS. «Sex, stress and the hippocampus: allostasis, allostatic load and the aging process.» Neurobiol Aging. 2002 Sep-Oct; 23(5): 921-39.

80 «Stress promotes adaptation («allostasis»), but a perturbed diurnal rhythm or failed shutoff of mediators after stress («allostatic state») leads, over time, to wear and tear on the body («allostatic load»). Neural changes mirror the pattern seen in the cardiovascular, metabolic, and immune systems, that is, short-term adaptation versus long-term damage. Allostatic load leads to impaired immunity, atherosclerosis, obesity, bone demineralization, and atrophy of nerve cells in brain. Allostatic load is seen in major depressive illness and may also be expressed in other chronic anxiety disorders such as PTSD and should be documented.» MCEWEN BS. «Mood disorders and allostatic load.» Biol Psychiatry. 2003 Aug 1; 54(3): 200-7.

Page 46: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4311

solo pocos meses. La propia evolución del descubrimiento permite esta-blecer niveles de dificultad que necesitan ser superados para acceder al siguiente. Esta es actualmente la información más actualizada de las que se publican. Es de suponer que hipótesis que todavía no están suficien-temente verificadas todavía están en estos momentos en fase de inves-tigación. Pero lo que se conoce es suficientemente válido y detallado, para no poder seguir valorando los efectos del stress según criterios que hace ya más de un siglo quedaron obsoletos. Si como se reconoce en el ámbito científico, el stress provoca atrofias por causas psicosociales, esa es la verdad que hay que buscar. (McEwen, 2003) 81. Con esta reciente publicación, la enfermedad del stress no solo define su etiología social, sino que concluye que la única medicina es el cambio social. Por otra parte la característica de cautividad que define el tipo 2 , lo identifica exactamente con las NE, ya que también Pavlov exigía la ausencia de libertad para escapar como condición para que se produjeran los efectos patológicos. Las implicaciones jurídicas que esta restricción de la liber-tad conlleva todavía no ha sido considerada jurídicamente, porque los informes que deberían constatarla la omiten, cuando es el criterio del diagnóstico diferencial de estos procesos: (McEwen y Wingfield, 2003) 82

81 «The brain controls both the physiologic and the behavioral coping responses to daily events as well as major stressors, and the nervous system is itself a target of the mediators of those responses through circulating hormones. The amygdala and hippocampus interpret what is stressful and regulate appropriate responses. The amygdala becomes hyperactive in posttrau-matic stress disorder (PTSD) and depressive illness, and hypertrophy of amygdala nerve cells is reported after repeated stress in an animal model. The hippocampus expresses adrenal steroid receptors. It undergoes atrophy in several psychiatric disorders and responds to repeated stres-sors with decreased dendritic branching and reduction in number of neurons in the dentate gyrus. Physiological mediators such as adrenalin from the adrenal medulla, glucocorticoids from the adrenal cortex, and cytokines from cells of the immune system act upon receptors in various tissues and organs to produce effects that are adaptive in the short run but can be dam-aging if the mediators are not shut off when no longer needed. When release of the mediators is not efficiently terminated, their effects on target cells are prolonged, leading to other conse-quences that may include receptor desensitization and tissue damage.» MCEWEN BS. «Interacting mediators of allostasis and allostatic load: towards an understanding of resilience in aging.» Metabolism. 2003 Oct; 52(10 Suppl 2): 10-6.

82 «Living organisms have regular patterns and routines that involve obtaining food and carrying out life history stages such as breeding, migrating, molting, and hibernating. The acquisition, utilization, and storage of energy reserves (and other resources) are critical to lifetime reproductive success. There are also responses to predictable changes, e.g., seasonal, and unpredictable challenges, i.e., storms and natural disasters. Social organization in many populations provides advantages through cooperation in providing basic necessities and benefi-cial social support. But there are disadvantages owing to conflict in social hierarchies and com-petition for resources. Here we discuss the concept of allostasis, maintaining stability through change, as a fundamental process through which organisms actively adjust to both predictable and unpredictable events. Allostatic load refers to the cumulative cost to the body of allostasis, with allostatic overload being a state in which serious pathophysiology can occur. Using the balance between energy input and expenditure as the basis for applying the concept of allosta-

Page 47: 36

MARÍA DOLORES PERIS PASCUAL

4312

Se puede definir una dimensión bipolar que opone la motivación al stress, y en consecuencia, la estimulación para el perfeccionamiento del organismo frente a la desintegración de la salud. Hasta el punto que la vejez ya no se considera un efecto de la edad, sino de la acumulación de episodios de stress a través de la edad, con un rotundo cambio del propio concepto ontológico del individuo. (McEwen, 2003) 83. Se inicia así una economía de la salud o de la vida, con la denominación que viene a sustituir a las NE en términos de pagos en pérdidas de salud por soportar situaciones stressantes. Con este concepto los diferentes daños provoca-dos por el stress se agrupan bajo este término de coste de adaptación: Allostasis designates processes of bodily adaptation to stressful challenges, whereas allostatic load means the costs of wear and tear to the body as a consequence of inefficient allostasis. In distressed dementia caregivers, an acute procoagulant stress response might be one dynamic mediator of allostatic load relevant to cardiovascular endpoints.» (von Kanel et al., 2003) 84. Concepto en el que hay que insistir no solo porque es la tendencia más actual de esta línea de investigación, sino porque confiere otro significado al acoso moral, en tanto que lo que está provocando es una directa pérdida de la salud y de la calidad, probablemente también la esperanza de vida. Y ese efecto sí está contemplado en el código penal. Ahora bien, el que se pueda orientar la demanda por acoso de una u otra manera va a depender de los conceptos con los que se informe. De ahí

sis, we propose two types of allostatic overload. Type 1 allostatic overload occurs when energy demand exceeds supply, resulting in activation of the emergency life history stage. This serves to direct the animal away from normal life history stages into a survival mode that decreases allostatic load and regains positive energy balance. The normal life cycle can be resumed when the perturbation passes. Type 2 allostatic overload begins when there is sufficient or even excess energy consumption accompanied by social conflict and other types of social dysfunction. The latter is the case in human society and certain situations affecting animals in captivity. In all cases, secretion of glucocorticosteroids and activity of other mediators of allostasis such as the autonomic nervous system, CNS neurotransmitters, and inflammatory cytokines wax and wane with allostatic load. If allostatic load is chronically high, then pathologies develop. Type 2 allostatic overload does not trigger an escape response, and can only be counteracted through learning and changes in the social structure.» McEwen BS, Wingfield JC. «The concept of allos-tasis in biology and biomedicine.» Horm Behav. 2003 Jan; 43(1): 2-15.

83 «Individual differences in the aging process can be conceptualized as an accumulation of wear and tear of daily experiences and major life stressors that interact with the genetic con-stitution and predisposing early life experiences. The neuroendocrine system, autonomic nerv-ous system, and immune system are mediators of adaptation to challenges of daily life, referred to as allostasis, meaning «maintaining stability through change.» McEwen BS. «Interacting mediators of allostasis and allostatic load: towards an understanding of resilience in aging.» Metabolism. 2003 Oct; 52(10 Suppl 2): 10-6.

84 von Kanel R, Dimsdale JE, Patterson TL, Grant I. «Acute procoagulant stress response as a dynamic measure of allostatic load in Alzheimer caregivers.» Ann Behav Med. 2003 Aug; 26(1): 42-8.

Page 48: 36

MARCO TEÓRICO DEL ACOSO MORAL O STRESS PSICOSOCIAL. PARTE I: DE LA NEUROSIS...

4313

la relevancia de conocer estas tendencias porque su desconocimiento, podría estar provocando la indefensión por informes improcedentes.

Por todas estas implicaciones, entre otras, el Stress se ha converti-do en el centro de la investigación neurocientífica, con el casi común objetivo de obtener criterios para definir la resistencia y la capacidad de afrontarlo. Los términos que definen la relación entre cada individuo y su ambiente (homeostasis, allostasis y «allostatic load») están siendo cla-ves en los estudios del stress, por lo que convendría adaptar a ellos los peritajes para eliminar todos los términos sin verificar. Tras estos térmi-nos se agrupan las investigaciones actuales más avanzadas: «Allostasis refers to the often useful acute stress reaction that prepares the organism for flight or fight threatening situations. Allostatic load summarizes the wear and tear inflicted upon the organism after repeated or dysregulated allostatic efforts. The framework of allostasis and allostatic load permits to investigate the direct effect of work related stressors on the primary stress reaction (reduced vagal tone, increased sympathetic tone and increased activity of the hypothalamic-pituitary-adrenal axis) as well as the effect on biological process, which are regulated by the acute stress reaction.» (Fischer, 2003) 85

Con estas consideraciones acerca que qué términos y marcos concep-tuales se corresponden con el estado actual de los conocimientos cientí-ficos y cuales pretenden ocultarlos, retomamos en el siguiente apartado los vínculos que pueden relacionar todas estas modalidades, empezando por la equivalencia entre las NE y los resultados de la neurociencia más actualizada, que mantenemos con el nombre original «allostatic load», para no aumentar la cantidad de nuevas denominaciones.

85 Fischer JE. «Work, stress and cardiovascular diseases» (orig. alemán) Ther Umsch. 2003 Nov; 60(11): 689-96.