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¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! El que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior?

Lucas 11, 39ss.

Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras

para vosotros.

Lucas 11, 39ss.

Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios!

Lucas 11, 42ss.

¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas!

Lucas 11, 42ss.

Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello.

Lucas 11, 42ss.

¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!

Lucas 11, 42ss.

¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!

Lucas 11, 45

¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron!

Lucas 11, 47ss.

Por tanto, sois testigos

y estáis de acuerdo

con las obras de

vuestros padres; porque ellos los mataron

y vosotros edificáis.

Lucas 11, 47ss.

Por eso dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán,

Lucas 11.49ss.

Para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo.

Lucas 11.49ss.

Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario.

Lucas 11.49ss.

Sí, os aseguro

que se pedirán

cuentas a esta

generación.

Lucas 11.49ss.

¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido!

Lucas 11, 52ss.

Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.

Lucas 12, 1ss.

Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse.

Lucas 12, 2ss.

Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los terrados.

Lucas 12, 2ss.

Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más

Lucas 12, 4ss.

Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése.

Lucas 12, 4ss.

¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios.

Lucas 12, 4ss.

Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.

Lucas 12, 4ss.

Yo os digo: Por todo el que se declare por Mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios.

Lucas 12, 8ss.

Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.

Lucas 12, 8ss.

A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.

Lucas 12, 8ss.

Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis.

Lucas 12, 11ss.

Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir.

Lucas 12, 11ss.

¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros? Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.

Lucas 12, 13ss.

Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: «¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?»

Lucas 12, 16ss.

Y dijo: «Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes»

Lucas 12, 16ss.

Y diré a mi alma: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea»

Lucas 12, 16ss.

Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?» Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.

Lucas 12, 20ss.

Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis: porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido.

Lucas 12, 22ss

Fijáos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!

Lucas 12, 24ss.

Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida?

Lucas 12, 24ss.

Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué preocuparos de lo demás?

Lucas 12, 24ss.

Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.

Lucas 12, 27ss.

Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!

Lucas 12, 27ss.

Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo.

Lucas 12, 29ss.

Ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso. Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura.

Lucas 12, 29ss.

No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna.

Lucas 12, 32

Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Lucas 12, 32

Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.

Lucas 12, 35ss.

Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.

Lucas 12, 35ss.

Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de

ellos!

Lucas 12, 35ss.

Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.

Lucas 12, 39ss.

También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.

Lucas 12, 39ss.

¿Quién es, pues, el

administrador fiel y prudente

a quien el señor pondrá al frente

de su servidumbre para

darles a su tiempo

su ración conveniente?

Lucas 12. 41ss.

Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.

Lucas 12, 43ss.

Pero si aquel siervo se dice en su corazón: «Mi señor tarda en venir», y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse.

Lucas 12, 45ss.

Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.

Lucas 12, 45ss.

Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;

Lucas 12, 47ss.

El que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos.

Lucas 12, 47ss.

A quien se le dio mucho, se le reclamará mucho;

y a quien se confió mucho, se

le pedirá más.

Lucas 12, 47ss.

He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!

Lucas 12, 49ss.

Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla!

Lucas 12, 49ss.

¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres.

Lucas 12, 51ss,

Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Lucas 12, 51ss,

Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede.

Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo.

¿Cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por

vosotros mismos lo que es justo?