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65 LA SACRA CAPILLA DE EL SALVADOR DE ÚBEDA ESTUDIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO, ICONOGRÁFICO E ICONOLÓGICO ASOCIACIÓN CULTURAL UBETENSE “ALFREDO CAZABÁN LAGUNA4. ESTUDIO DE L A I GLESIA DE EL S ALVADOR F rancisco de los Cobos tuvo a lo largo de su vida una relación muy especial con la ciudad que le vio nacer, no en vano, mientras ejercía su trabajo en la Corte, su familia permanecía en su Úbeda natal. En ella se encontraban sus padres, hermanas y demás parientes con lo que no es de extrañar que a pesar de las múltiples ocupaciones a las que su trabajo le obligaba, volviese a la ciudad jiennense cuando estas se lo permitían. Ade- más, aún en la lejanía estaría siempre al tanto de lo que allí sucedía a través de la correspondencia que mantenía con sus familiares o amigos, incluso mandando emisarios de confianza que posteriormente le informarían a cerca de sus familiares y de los numerosos “negocios” que el Secretario tenía en la ciudad como veremos. Su afán por demostrar públicamente lo privilegiado de su posición al que, en otras ocasiones, hemos aludido, se dejará sentir con un mayor énfasis, si cabe, en su ciudad, bien a través de los cargos conseguidos en el gobierno local, bien por las notables fundaciones que ordenó erigir en la misma. Analizando más detalladamente esta relación entre Cobos y Úbeda he- mos de comenzar por la primera noticia que encontramos sobre la vuelta de Don Francisco a la misma, tras su marcha e ingreso en la Secretaría Real, noticia que data de 1506. En este año el rey Fernando marchó a Nápoles dejando en España a su Consejo y cuerpo de Secretarios, hecho que Cobos aprovechará para volver a Úbeda y visitar a su familia.

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4. eStudio de La igLeSia de eL SaLvador

Francisco de los Cobos tuvo a lo largo de su vida una relación muy especial con la ciudad que le vio nacer, no en vano, mientras ejercía su trabajo en la Corte, su familia permanecía en su Úbeda natal. En

ella se encontraban sus padres, hermanas y demás parientes con lo que no es de extrañar que a pesar de las múltiples ocupaciones a las que su trabajo le obligaba, volviese a la ciudad jiennense cuando estas se lo permitían. Ade-más, aún en la lejanía estaría siempre al tanto de lo que allí sucedía a través de la correspondencia que mantenía con sus familiares o amigos, incluso mandando emisarios de confianza que posteriormente le informarían a cerca de sus familiares y de los numerosos “negocios” que el Secretario tenía en la ciudad como veremos.

Su afán por demostrar públicamente lo privilegiado de su posición al que, en otras ocasiones, hemos aludido, se dejará sentir con un mayor énfasis, si cabe, en su ciudad, bien a través de los cargos conseguidos en el gobierno local, bien por las notables fundaciones que ordenó erigir en la misma.

Analizando más detalladamente esta relación entre Cobos y Úbeda he-mos de comenzar por la primera noticia que encontramos sobre la vuelta de Don Francisco a la misma, tras su marcha e ingreso en la Secretaría Real, noticia que data de 1506. En este año el rey Fernando marchó a Nápoles dejando en España a su Consejo y cuerpo de Secretarios, hecho que Cobos aprovechará para volver a Úbeda y visitar a su familia.

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Sin duda alguna la estancia no debió de ser muy prolongada, mas la aprovechó para comprar unas casas en la collación de Santo Tomás, lugar donde se encontraba la vivienda familiar, concretamente el 13 de septiem-bre de ese año. Sería este el inicio de una acción emprendida por Cobos a través de sus delegados y familiares encaminada a la adquisición de terrenos y casas, encontrando el punto álgido de esta actividad entre 1518 y 1526. Sin embargo los intereses que relacionan a Don Francisco con Úbeda van más allá de lo puramente especulativo en el tema de la adquisición de suelo.

Úbeda era una ciudad de enorme relevancia, como ya hemos visto, desde su conquista hasta aquellos momentos; su posición como enclave frontero durante siglos hizo que fuese beneficiada y protegida de diferentes formas con lo que el desarrollo de la zona que Úbeda administraba quedó asegurado. Cobos, como ubetense y hombre de estado conocía este hecho que sin duda alguna lo animarían a solicitar y conseguir ciertos cargos en el gobierno local que, de otra parte, repercutirían en modo alguno en su economía. Así será nombrado, en octubre de 1508 regidor de Úbeda, puesto al que renunciará algún tiempo más tarde en favor de Don Diego, su padre.

Otro de los puesto que conseguiría fue el otorgado, en 1513, como Es-cribano del Crimen, cargo que conservaría a lo largo de toda su vida y que, si bien era puramente testimonial debido a que no residía en la ciudad38 y que los beneficios que le reportaban eran exiguos, algún valor, seguramente sentimental, debería de tener para el Secretario.

Ya hemos mencionado como Don Francisco benefició a su padre al traspasarle el cargo de regidor de Úbeda, sin embargo será este un hecho que repetirá varias veces a lo largo de su vida beneficiando a amigos y familiares, como cuando, en 1510, es designado Jurado en Granada y un año después renuncia a favor de su primo Francisco de Molina, hijo de su tío Pedro de Molina.

38 Según las leyes locales, para desempeñar un cargo público en la ciudad era preciso residir en ella, tener casa y caballo. Indudablemente Cobos conservaría este puesto gracias a su influencia y poder en la Corte.

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Vemos así ya definidos algunos rasgos más que caracterizarán al Secre-tario Cobos a lo largo de su vida: la adquisición de puestos que acrecientan su prestigio personal; y el intentar beneficiar, como ya dijimos, a familiares y amigos del poder y mercedes que iría obteniendo a lo largo de su vida. A modo de ejemplo, podemos mencionar la renuncia en 1526 de un cargo de Consejero en beneficio de Pedro de Rojas, esposo de su sobrina Beatriz.

Pero no solo renunciará a ciertos puestos a favor de sus allegados, sino que promoverá el ascenso en la administración cortesana de algunos de ellos como ya dijimos. Así, en 1520 su primo, Pedro de los Cobos, hijo de su tío Pedro Vela Allide, es nombrado por el Rey como responsable de los asuntos del Consejo de Indias. Años más tarde será nombrado Caballero de la Orden de Santiago.

Juan Vázquez de Molina será uno de los más beneficiados por el in-fluyente Secretario que, sin duda alguna, debió de ver en él capacidades y cualidades superiores al del resto de sus protegidos, ya que Vázquez de Molina accederá también a la Secretaría Imperial, continuando también al servicio del Rey Felipe39 y gozando de numerosos privilegios que lo convertirán en una persona muy poderosa en su época.

En cuanto al patrimonio que Cobos atesorará en Úbeda, ya hemos mencionado como desde 1506 fue adquiriendo paulatinamente casas y terrenos, hecho que revela este intenso vínculo que mantuvo con la ciudad durante toda su vida, sin embargo, serán dos obras que mandó erigir en ella las que ponen de manifiesto esta estrecha relación.

La primera de ellas sería el Palacio que, como consecuencia de la amplia-ción de las casas familiares, mandó construir a Luis de Vega y que desafortu-nadamente un incendio destruyó en el siglo XIX. Este Palacio, del que incluso llegó a afirmarse que era mejor que el que poseía en Valladolid, está siendo recuperado actualmente con el propósito de ubicar en él la sede de la Univer-

39 ESCUDERO, J. A. Los Secretarios de Estado y del Despacho. Instituto de Estudios Administrativos. Madrid, 1976. pp. 170-174.

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sidad Nacional de Educación a Distancia. La otra obra a la que nos hemos referido es la de la capilla funeraria para su enterramiento, construcción que superaría con creces las expectativas en un primer momento previstas surgiendo finalmente como veremos, el magnífico edificio del que se ocupa este trabajo.

4.1. La materialización de la fábrica.

A. La singularidad del proyecto.

La capilla del Salvador de Úbeda constituye, como venimos diciendo, uno de los hitos arquitec-tónicos de mayor calidad artística levantados durante el siglo XVI en nuestro país. Desde su consagración en 1559, el edificio ha sido objeto de los mayores y más encendidos elogios. Argote de Molina en su Nobleza de Andalucía40, o don Antonio Ponz en el volumen IV de su Viaje de España41, son tan solo dos célebres personajes que recono-cieron la singularidad y belleza de esta obra en momentos históricos diferentes.

De igual forma, a finales del siglo XVI los mismos capellanes del Salvador afirmaban, a propósito de los problemas surgidos entre la familia Cobos y el Cabildo de la ciudad por el hecho de que finalmente no se llevase a cabo el proyecto de Universidad -también deseado por Cobos-, el profundo orgullo que suponía para Úbeda

40 ARGOTE DE MOLINA, G. Nobleza de Andalucía..., p. 581.41 PONZ, A. Viaje de España (Vol. IV). Ed. Facsímil. Aguilar. Madrid, 1989.( 1ª Edición, 1791).

17 Sacra Capilla de El Salvador del MundoÚbeda

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el contar entre sus construcciones con una obra como ésta, puesto que los ciudadanos la mostraban a aquellos foráneos que visitaban la ciudad.

Su construcción viene a constituir y a dar fe de los logros conseguidos por su promotor que, como hombre notable de aquel siglo, no escatimará en medios a la hora de proclamar su grandeza y posición obtenidas durante su vida. Sin embargo existe un hecho diferenciador que la sobrealzan por encima del común de las fundaciones funerarias de esta época, su monu-mentalidad.

Como ya hemos dicho anterior-mente, los grandes señores edifica-ban palacios y capillas, pero estas últimas se agregaban a las iglesias tal y como sucede con notables fun-daciones como la del Condestable de Castilla en la Catedral de Burgos, los Fajardo en la Catedral de Murcia u otras excelentes capillas existentes en la misma ciudad como las de la parroquial de San Pablo o las de la Colegial de Santa María.

Constituye esta obra por tan-to, una importante pieza dentro del portentoso proyecto conce-bido por el Comendador Cobos en la ciudad que le vio nacer y que se componía de su Palacio, la preexistente fundación hospitalaria de los Venerables Viejos del Salvador, la capilla funeraria para el enterramiento familiar y un estudio general o universidad. Para ello irá paulatinamente adquiriendo casas y solares lindantes con la matriz casa familiar hasta conseguir toda una manzana. Veremos finalmente como la totalidad de tan deseado proyecto no logrará llevarse a cabo, sin embargo hemos de decir que el Salvador es un edifi-

18 Detalle de la Reja en la Capilla de los Merlines. Iglesia de San Pablo. Úbeda

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cio ejemplar inserto en un auténtico espacio nobiliario del siglo XVI, la monumental plaza Vázquez de Molina.

La plaza Vázquez de Molina, popularmente conocida como Plaza de Santa María, se constituye en un verdadero espacio señorial como hemos mencionado, merced a la calidad de edificios erigidos en ella y que la acotan. Constituía el paso de un arroyo, el arroyo de la Azacaya, que a principios del siglo XVI desapareció como consecuencia de la acumulación de los desechos y escombros procedentes de la demolición del Alcázar musulmán.

Ya vimos como esta fortaleza era utilizada para guarecerse por las fami-lias locales enfrentadas, por lo que en 1503 los Reyes Católicos ordenaron que fuese demolido hecho que sin embargo no se ejecutó hasta 1507. Así y como consecuencia de ello el arroyo fue cubierto con los despojos de la demolición surgiendo así un espacio amplio que fue cedido al Concejo de la ciudad.

La plaza surgida acogerá a los mercaderes que en ella realizarán sus transacciones comerciales, ferias de ganado, etc., en definitiva, un espacio público más en la ciudad ante la Colegiata de Santa María, como así lo era también la Plaza del Mercado ante la Iglesia de San Pablo, en el que se de-sarrollaba la vida cotidiana de la Úbeda del XVI. Sin embargo, pronto será objeto de la especulación urbana, puesto que el mismo Concejo determinará que allí se levante el Pósito Municipal y concederá licencias a los vecinos para que levanten sus casas en el lado sur de la plaza, es decir, en la zona más próxima a la desaparecida fortaleza.

Parece ser que las licencias otorgadas debieron de concederse en demasía puesto que, en 1558, el personero de la ciudad Bartolomé Ruiz, inicia un pleito contra el Concejo por la situación del Pósito así como por la cons-trucción de las mencionadas viviendas; argumenta que según las leyes estaba prohibido edificar en los espacios públicos y éste lo era puesto que la reina Juana lo cedió a la Ciudad.

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El personero pide al Concejo la inminente demolición de éstas cons-trucciones incluida la del Pósito ya que, a su entender, no era este un em-plazamiento adecuado para la conservación del pan puesto que en esta zona la humedad existente provocaría la pérdida de las reservas allí acumuladas. Finalmente estas quejas serán atendidas con lo que se ordenará la recupera-ción de los solares vendidos así como la pertinente indemnización a aquellos quienes los habían adquirido. Solamente dos edificios serán respetados, el Pósito, que por aquellas fechas ya estaba finalizado y unas “casas principales” que como nos dice Moreno Mendoza debían de ser las que estaba realizando Don Rodrigo Orozco frente al Palacio del Deán Ortega. 42

Por entonces ya se había eri-gido la Capilla Cobos y el mencio-nado Palacio de su Capellán; de igual forma se estaba realizando en la misma plaza el finalmente irrealizado proyecto de la Capilla de Santiago, ordenado por Don Diego de los Cobos, así como el Palacio de su hermano Juan Váz-quez de Molina.

Todas estas fundaciones pro-movidas por altos personajes de la vida local reafirman este espacio como un espacio señero con un marcado carácter semiprivado, a lo que habría que añadir para su defi-nición como tal que las principales familias de la ciudad también poseían en él fundaciones propias, es decir, las capillas funerarias que se cobijaban en la Colegial de Santa María como la de los Cueva o los Becerra entre otras muchas.43

42 MORENO MENDOZA, A. Úbeda Renacentista..., p. 91.43 ALMAGRO GARCÍA, J. A. Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda. Pablo de Olavide-Úbeda. Asocia-ción para la defensa del Patrimonio Cultural Andaluz. Úbeda, 1.989.

19 Plaza Vázquez de MolinaÚbeda

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De esta forma vemos este notable espacio como un inigualable atrio en cuyo extremo este se alza la portentosa fundación autoafirmante del Comendador Cobos. Fábrica en la que trabajarán los mejores artistas del momento quienes darán lo mejor de su arte para satisfacción del promotor y goce de aquellos que amamos el Arte. Sin lugar a dudas, esta obra supone la cristalización parcial de un anhelo ansiadamente perseguido durante muchos años, así como la superación, altamente rebasada como hemos señalado, de lo que por el común entendimiento se concibe como capilla funeraria, pareciendo más bien Capilla de Reyes que de Secretario.

B. Algunos condicionantes previos.

A la hora de enfrentarnos al estudio histórico – artístico de una obra de arte, hemos de tener presente en todo momento la realidad contextual en que esta surgió, es decir, aquellos aspectos económicos, sociales y culturales bajo cuyos auspicios y premisas se conforma el objeto sujeto a nuestro análisis. De esta forma ya hemos apuntado brevemente de que forma se desarrolla la vida en la Úbeda del XVI, si bien no hemos profundizado en la realidad económica, importante motor para el desarrollo urbano, puesto que para el edificio objeto de nuestro estudio son unas peculiares condiciones vinculadas a la figura y situación personal del secretario Cobos las que hicieron posible la erección de esta obra.

Ya hemos mencionado como las formas renacentistas lograron imponerse en nuestro país y como fueron los grandes señores los primeros en adoptarlas, sobre todo a partir del primer tercio del siglo XVI; en la Capilla Cobos estas formas se asumen con plena conciencia como veremos. Así pues, vamos a intentar analizar aquellos condicionantes que hicieron posible la erección de esta obra así como el proceso por el cual se llevó a cabo la dicha fundación.

El portento de ostentación del que alardea la obra denota ya de por sí, además de un planteamiento ideológico concienzudamente meditado y de un fino y acertado gusto estético, un enorme caudal económico que sustentaría el proceso por el que la obra se realiza.

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Ya durante aquellos mismos años se especulaba frecuentemente sobre los ingresos anuales del secretario; el embajador veneciano, Bernardo Navagero nos reporta en su Relazione de 1546 la extraordinaria y nada despreciable cifra de 70.000 ducados. La Miscelánea de Luis de Zapata también se aven-tura a estimar la suma que Cobos dejó tras su muerte proporcionándonos la cantidad de 40.000 ducados, mientras que Keniston, principal estudioso de la figura del ubetense, nos habla como ya hemos dicho de 60.000 ducados anuales.44

A todo esto habría que sumar sus posesiones suntuarias como joyas, tapices, cuadros, esculturas y un largo etc. materializado en obras de arte, atesoradas durante toda su vida como regalos otorgados por importantes miembros de la sociedad de su tiempo, todo lo cual hace comprensible la posibilidad de poder encargar palacios como el de Valladolid y Úbeda, así como el acometer proyectos como el que pretendía en su ciudad natal y del que el Salvador es tan solo una extraordinaria pieza de aquel deseo irrealizado.

En cuanto al análisis y los planteamientos artísticos propiamente dichos, hemos de decir que la planta del Salvador logra adecuarse perfectamente a los presupuestos básicos que dominaron la concepción y planteamiento general de la obra, esto es, que la capilla funeraria que había de servir como espléndido mausoleo familiar pudiese a su vez albergar el desarrollo de una liturgia cultual cristiana revestida por un significativo carácter nobiliario.

De esta forma vienen a converger en este edificio dos ideas totalmente contrapuestas que consiguen armonizarse a través de la vinculación de la planta circular, estrechamente asociada desde la antigüedad a los espacios funerarios, con el también antiguo plan basilical para los fieles, tan propio de las iglesias cristianas, mediante un extraordinario arco triunfal alabeado que es el elemento que asocia y unifica sendos espacios y lo conforman como uno solo. Por consiguiente, se nos presenta un templo de una nave única con capillas a sus lados entre los contrafuertes y articulada en tres tramos.

44 KENISTON, H. Francisco de los Cobos...,. p. 304.

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Su magnífica cabecera de planta central bajo sorprendente cúpula, constituye la capilla mayor siendo también el lugar destinado para albergar los sepulcros de los miembros de la familia. Bajo su pavimento se sitúa la cripta en la que se encuentran los restos de don Francisco de los Cobos y María de Mendoza. En definitiva, el espacio interior resultante es admirable, un espacio diáfano, armónico, grandioso y único, un espacio sur-gido, concebido y articulado bajo las más firmes y puras premisas renacentistas.

Al tratar de buscar el precedente más inmediato para este edificio, no podemos pasar por alto la obra que en aquellos momentos se estaba realizando en la Ciudad de la Alhambra, la Catedral45, obra que en los mismos años en que se realizaban las del Salvador dirigía, como sabemos, el maestro Diego de Siloe; aún así cuando tratamos de inquirir sobre las fuentes prístinas de donde el maestro burgalés bebiera para resolver este proyecto los especialistas han vuelto sus miradas hacia la vecina Italia puesto que como sabemos, Siloe estuvo allí trabajando un tiempo junto al también burgalés Bartolomé Or-dóñez en Nápoles, concretamente en la Capilla Caraccioli de la iglesia de San Giovanni a Carbonara46, con una tipología muy similar a la que nos ocupa.

La relación entre esta capilla, de planta circular rematada por una cúpula encasetonada y articulada mediante semicolumnas pareadas con

45 Hay que subrayar el magnífico estudio alumbrado por Rosenthal, incluido en la bibliografía, sobre la catedral granadina que aún hoy goza de una plena autoridad y vigencia para adentrarnos en todos los acontecieres de esta magnífica obra. ROSENTHAL, E.E. La Catedral de Granada. Granada. 1990.46 GÓMEZ MORENO, M. Las Águilas del Renacimiento... pp. 41-54.

21 Planta de la Sacra Capilla de El SalvadorÚbeda

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nichos – hornacinas entre ellas y la magnífica cabecera del Salvador resulta obvia. Sin duda alguna Siloe tuvo en mente esta experiencia cuando dio las condiciones del Salvador. En cambio, hemos de remon-tarnos aún más en el tiempo si queremos encontrar una experiencia arquetípica para esta obra puesto que la armonización de ambos espa-cios, tan diferentes en función y simbología como hemos dicho, es algo que ya se intentó en diferentes momentos resolviéndose con mayor o menor fortuna estética.

El primer ejemplo que nos encontramos y que respondería a un intento preciso por conseguir lo que en esta obra perfectamente se define, sería el edificio resultante de las obras realizadas con objeto de unir el Mausoleo de Santa Elena con la aledaña iglesia de los mártires Pedro y Marcelo en la vía Labinaca de Roma durante el siglo IV. Utilizándose un gran arco triunfal se conseguía un espacio unificado en el que encontraban cabida el martyrium clásico y la basílica de tres naves. Obviamente los citados martyria cristianos encontraron un preclaro modelo en el célebre Panteón de Agripa,47 obra que durante el siglo VII sería consagrada para el culto cristiano bajo la advocación de Santa María de los Mártires.

Clave también en la consecución de esta tipología arquitectónica, tanto por su estructura como por su profunda significación simbólica, hubo de ser el edificio resultante de la unión realizada entre la basílica del Santo Sepulcro y la Iglesia del Gólgota.

Esta actuación se llevó a cabo durante el siglo XII y es muy posible que el edificio se conservase en el siglo XVI, con lo que la posibilidad de que los maestros italianos Michelozzo y Alberti pudiesen ver esta obra es grande.48 Siguiendo este esquema se realizaría la iglesia de la S. S. Annunziata de Florencia en el siglo XV, obra que muy posiblemente tuvo que ver Siloe en

47 Como sabemos, este paradigma arquitectónico fue fundado por el general de Octavio, Marco Vespasiano Agripa hacia el año 27 a. C. para conmemorar la victoria en la batalla naval de Actium (31 a. C.) sobre Cleopatra y Marco Antonio, sin embargo, el actual edificio lo mandó levantar el Emperador Adriano entre el 118 y el 128 sobre la estructura anterior.48 ROSENTHAL, E. E. La Catedral de Granada..., p. 76.

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algún momento y que estaría presente a la hora de ejecutar el proyecto de Granada y el que Cobos le encargó en 1536.

Esta tipología compuesta fue utilizada por el maestro burgalés en la elaboración más o menos desarrollada de diferentes espacios sacros. En la catedral de Granada, Siloe lleva este plan a sus más elaboradas y altas cotas consiguiéndose el espacio catedralicio más afortunado y mejor conseguido de nuestro Renacimiento.

De igual forma la vuelve a reproducir en el caso que nos ocupa, si bien lógicamente reduciendo sus proporciones, pero sin dejar de conseguir un efecto espacial tan propio del Renacimiento. La Sacra Capilla del Salvador adquiere por tanto una unidad espacial y estructural propias siguiendo, como muy bien ha advertido Moreno Mendoza, un ritmo binario basado en la proporción clásica 1:2, tal y como recomendaba Alberti en su célebre tratado De Re Aedificatoria.49

Formalmente su nave se organiza en tres tramos como queda dicho, que se cubren con bóvedas de nervaduras de tradición medieval. Entre los contrafuertes y abriéndose al cuerpo de la nave a través de arcos de medio punto encuadrados entre medias columnas de capiteles corintios y elevadas sobre basamento, se encuentran las capillas laterales, tres a cada lado, que se cubren con bóvedas encasetonadas y en las que se horadan arcos a modo de nicho en la misma fábrica.

Observando estas capillas laterales se aprecia claramente en su conformación estética el sentido de arco de triunfo buscado en su dise-ño. Sobre estos arcos se sitúa el entablamento, sobre el que una galería recorre todo el recinto, tanto en la nave como en la capilla mayor, y que ya en las mismas condiciones de 1536 se especifica que debía de servir “de anden por donde se andara por lo alto de toda la capilla mayor en la nave de la iglesia e asy mesmo podra esto servir para musica de organos

49 MORENO MENDOZA, A. Úbeda Renacentista... pp. 177-183.

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o de menestriles altos o podra para esto mesmo servir para entoldar la dicha capilla e iglesia”.50

A los pies de la nave y en alto se encuentra el coro al que se accede a través de dos puertas situadas en los pies. El coro queda soportado por un arco de medio punto rebajado que apea sobre los contrafuertes de la misma fábrica.

La excepcional reja, de la que posteriormente hablaremos, divide simbó-licamente el espacio y físicamente el cuerpo de la iglesia de la gran rotonda – panteón; de igual forma actúa el gigantesco y triunfal arco de medio punto que, como hemos dicho más arriba, hermana el espacio, sorprende por sus dimensiones y por su hermosura plástica.

50 GÓMEZ MORENO, M. Las Águilas del Renacimiento... pp. 202-208.

22 Detalle del interior. Sacra Capilla del El SalvadorÚbeda

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Bajo este arco se abren otros arcos menores, que dan paso a sendos espacios que permiten el acceso a la sacristía uno y a la torre el otro y, a la vez, sirven como elemento de descarga para el gran medio punto de la rotonda; de igual forma y bajo el gran arco toral, se abren unas tribunas flanqueadas por sendas figuras humanas en forzadas actitudes. Más arriba y arrancando sobre veneras el singular arco, que se fuerza alabeándose en su parte superior para acomodarse a la forma circular de la capilla mayor.

La cabecera se presenta como un espacio por si solo sorprendente debido a la grandiosidad de sus proporciones y a su inusitada elegancia. Esta gran rotonda se organiza mediante tres grandes arcos separados por columnas corintias adosadas al muro de la fábrica y elevadas sobre pedestal.

El arco central, de mayores proporciones que los laterales, queda separado de estos a través de dos pares de columnas de capitel corintio a cada uno de sus lados entre las que se superponen dos hornacinas que contienen las esculturas de los Evangelistas. Bajo los arcos se cobijan tres retablos, -si bien los laterales son de traza barroca-, resultando el central de mayores proporciones que los laterales, como hemos dicho. El arco central cobija la escena, con una fuerte carga simbólica, de la Transfiguración que analizaremos más adelante. Sobre estas columnas encontramos el entabla-mento que, como vimos, viene de la nave de la iglesia así como la tribuna.

Desde aquí arranca el tambor que sostiene y realza la impresionante cúpula; en este se abren tres ventanas separadas por sendas hornacinas donde se encuentran las esculturas de San Pedro y San Pablo. Una nueva cornisa marca el inicio de la mencionada bóveda compuesta por cuarterones deco-rados al fresco y en cuyo punto central se abre un óculo por el que, desde abajo, observamos la pequeña linterna que remata la cúpula.

No menos excepcional es la sacristía tanto por la simplicidad de sus líneas arquitectónicas como por su decoración escultórica que encuentra en la figura humana un recurso de inestimable valor para conformar este espacio como uno de los más bellos de nuestro Renacimiento. Utilizándose

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como base la planta rectangular, la sacristía se estructura en tres tramos que se cubren por bóvedas baídas en cada uno de ellos. En sus muros se abren arcos para contener las necesarias cajoneras donde los eclesiásticos guardan sus ropas y demás elementos necesarios para el culto. En definitiva, es este un espacio donde el humanismo del más alto grado y hondura se respi-ra por los poros de esta piedra tan magníficamente trabajada.

En cuanto al exterior Chueca ha insistido en su aspecto me-dievalizante, con contrafuertes que sobresalen del paramento, disfrazándolos incluso con formas cúbicas como los que encuadran la fachada principal.51 Sin embargo la decoración que ocupa sus tres portadas y algunos elementos

como los mencionados cuerpos cúbicos de la fachada, denotan un inci-piente Renacimiento conformado por esa pléyade de magnífica decoración escultórica que plantea un discurso filosófico – moral desarrollado sobre la idea de muerte y salvación.

La cubrición se realiza con cubierta de tejas a dos aguas en la parte de la nave y cubierta cónica de dos cuerpos sobre la rotonda. La esbelta torre, en cuyo recorrido o caña se abren varias ventanas, presenta un aspecto en su parte más alta que bien podía recordar a la de ciertos edificios orientalizantes debido fundamentalmente a su aspecto curiosamente bulboso.

51 CHUECA GOITIA, F. Andrés de Vandelvira. Riquelme y Vargas Ediciones. Jaén, 1995. (1ª Ed. 1971). Pp. 116-117.

23 Planta de la Sacristía El SalvadorÚbeda

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En definitiva el Salvador se presenta como un edificio auspicia-do y concebido bajo las firmes ideas de un pleno Renacimiento que, sin embargo, no deja de ocultar ciertas rémoras goticistas de la mente que lo concibió y que lograron mante-nerse pese a los problemas que ya hemos visto gracias al mas estricto respeto al proyecto de Siloe conce-dido por Vandelvira y Ruiz así como por el Deán Ortega y en última instancia el mismo Cobos.

C. Las fases constructivas.

Intentando profundizar aún más en los pasos que propiciaron la erección del Salvador hemos de comenzar diciendo que la primera noticia de la que tenemos conocimiento sobre el empeño de la familia Cobos de fundar una capilla funeraria en Úbeda, es a través de una carta fechada el 11 de mayo de 1525. En este documento el Obispo de la diócesis de Jaén, Don Esteban Gabriel y Merino, daba su consentimiento desde la vecina localidad de Baeza para que Don Diego de los Cobos, padre de nuestro Se-cretario, fundase en la desaparecida parroquia de Santo Tomás, una capilla con carácter privado para su enterramiento propio y el de los suyos.

La idea de la fundación de una capilla funeraria debieron de fraguarla entre Don Diego y su hijo algún tiempo antes puesto que para acometer una empresa de tal envergadura se necesitaba de un respaldo económico considerable a pesar de que esta fundación fuese más o menos modesta. Por tanto es de suponer que Don Francisco se prestaría a ayudar a su pa-dre en esta idea, hecho que queda respaldado a través de la visita que en la primavera de ese mismo año, realizó a su ciudad natal con su joven esposa María de Mendoza.

24 Torre de la Sacra Capilla de El SalvadorÚbeda

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Así pues, en la dicha parroquia de Santo Tomás, concretamente junto a su capilla mayor, existía un solar ocupado por las ruinas de una antigua capilla, espacio este que fue adquirido por 4.000 maravedíes e inmediata-mente se contrató a los canteros locales, Alonso Ruiz y Bartolomé Copado, quienes bajo la supervisión del mayordomo de Cobos, Alonso de Segura, aceptaron la realización de las obras. De forma paralela Don Francisco se serviría de su influencia con el fin de obtener de Roma, toda clase de bulas, beneficios e indulgencias para la fundación.52

El trabajo a realizar consistiría en la capilla propiamente dicha con una sacristía y tribuna en uno de sus lados; mientras las obras se desarrollasen, el capellán y un sacristán oficiarían misas en memoria de Don Diego bien en su casa o en la misma iglesia de Santo Tomás. Algunos años más tarde, concretamente en 1526, el secretario tendría la oportunidad de poder ver personalmente las obras de su capilla con motivo de la visita realizada en diciembre de aquel año a la ciudad por el Emperador, de regreso de Granada donde había pasado su “Luna de Miel”.

Poco más conocemos a cerca de esta desaparecida capilla puesta bajo la advocación de la Concepción Purísima de Nuestra Señora la Santísima Virgen, tan solo que en 1527, aún se estaba edificando, puesto que el primero de marzo de este año, se concedía a su fundador la oportuna licencia para que levantase en ella una tribuna, coro y sacristía.

Ruiz Prieto, nos dice que fue este año cuando el padre de Cobos murió, mien-tras que Keniston habla de que el fin de la longeva vida de Don Diego se produjo en 1530, con lo cual no pudo ver acabadas las obras de la capilla que él mismo promovió al final de su vida puesto que estas se acabarían algunos años después.

A cerca de la iglesia de Santo Tomás, poco más podemos decir, puesto que desapareció hace más de un siglo y medio. Ruiz Prieto, la recuerda vagamente semiderruida como una iglesia “espaciosa, y tenía tres naves y muchas Capillas

52 KENISTON, H. Francisco de los Cobos... pp. 158-159.

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laterales”.53 Según este mismo autor el templo era rico y suntuoso ya que en esta collación tenían sus casas poderosas familias de la ciudad como los Cobos, Cuevas, Ortegas o Porceles entre otros. A finales del siglo XIX tan solo quedaba en pie un muro circular coronado por el escudo de la familia de los Cobos.

Las obras debieron de finalizarse a principios de la década de los treinta conforme a lo que estaría dispuesto en el proyecto que desgraciadamente no se ha conservado, sin embargo, dos circunstancias debieron pesar en el hecho de que Don Francisco comenzase a fraguar la idea de la edificación de una nueva capilla, es decir, el proyecto del Salvador.

La primera de ellas fueron las continuas quejas dadas por el párroco de Santo Tomás quien sostenía que los oficios y solemnidades que se desa-rrollaban en la Capilla de la Concepción, impedían el desarrollo ordinario de los oficios celebrados en la Capilla Mayor del templo.54 La segunda de las circunstancias a las que más arriba hemos aludido es que la capilla, no debió de parecer a Don Francisco lo suficientemente digna para el estatus conseguido por su linaje en claro paralelismo con lo que sucediese en 1.526 cuando el César Carlos visitó en Granada la Capilla Real fundada por sus Católicos abuelos, y de la que dijo que “más parecía capilla de Mercader que de Reyes por la estrechura y obscuridad que tenía”.55

A ello se sumaría también el creciente poder, influencia e ingresos eco-nómicos que el ubetense había ido adquiriendo con el paso de los años puesto que por entonces se afirmaba que Cobos poseía una fortuna comparable a la de los hombres más ricos de España como el Condestable de Castilla, el duque de Escalona, el de Sesa o el conde de Benavente.56

De esta forma y animado sin duda alguna por esta situación debió de empezar a fraguar en su mente el proyecto que nos ocupa y así en 1534,

53 RUIZ PRIETO, M. Historia de Úbeda…, p. 74. Segundo Libro.54 Recordemos que la Capilla Cobos tenía hasta un coro propio.55 ROSENTHAL, E. E. La catedral de Granada…, p. 26.56 KENISTON, H. Francisco de los Cobos…, p. 304.

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Fernando Ortega, importantísimo y singular personaje del que más adelante hablaremos, ya se ocupaba de realizar las gestiones oportunas encaminadas a la adquisición de unos terrenos contiguos al Hospital de la Hermandad de Venerables Viejos de El Salvador.

Estos terrenos, también en la parroquia de Santo Tomás y linderos a las casas familiares que Don Francisco tenía en la ciudad, fueron objeto del interés del secretario, continuándose con un proceso iniciado años antes y que se encaminó a conseguir numerosas propiedades que conformaban toda la manzana, todo lo cual lleva a preguntarnos si es posible que ya para aquel año hubiese pensado la totalidad del proyecto que años más tarde desvelaría por escrito en los Estatutos del Salvador.

Estas negociaciones, que se habían iniciado a principios de 1534 y al frente de las cuales se encontraba, como hemos dicho, el deán de Málaga don Fernando Ortega, se prolongaron hasta finales del mes de agosto, comuni-cando el eclesiástico en todo momento a Cobos las incidencias del asunto hasta que en septiembre, informa sobre el sí definitivo concedido por parte de la Hermandad de Ancianos a ceder los terrenos.

El disputado acuerdo consistirá en lo siguiente: D. Francisco aceptó, a petición de la Venerable Hermandad, transferir a la nueva iglesia del Salvador el valor de la dote -por otro lado concedida años antes por el Santo Padre a la Capilla de la Concepción- de una doncella para disfrute de los ancianos. Además se exigía que la capilla mayor de la nueva fábrica se encontrase en el lugar donde en aquellos momentos existía un altar. También se precisó que la nueva fábrica debería de tener una extensión similar a la que tenía la cercana iglesia de San Pablo sin tener en cuenta las capillas laterales.

Por tanto, más que venta fue una donación de la Hermandad al secre-tario a cambio de una exigua cantidad económica y de la contemplación de ciertas condiciones.

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Rápidamente Cobos desplegará su buen hacer diplomático con el fin de obtener dispensas y beneficios para la nueva obra de tal forma que, el 2 de febrero del año siguiente, obtiene una bula papal de Paulo III en la que logra que se trasfieran todos los beneficios y privilegios de la antigua capilla familiar fundada en Santo Tomás a la nueva del Salvador. De nada más tenemos noticias sobre este asunto hasta el año siguiente, cuando el 28 de mayo de ese año de1536 Doña María de Mendoza, se encontraba en Úbeda quizá perfilando los últimos detalles antes del comienzo de las obras.

- Primera Etapa: 1536-1539. Diego de Siloe.

Tras la adquisición de algunos terrenos particulares necesarios para la obra por valor de 1.500 ducados, el proyecto se encarga al maestro burgalés Diego de Siloe en 1536, por entonces maestro mayor de las obras de la Catedral de Granada, quien se compromete a dar las trazas e instrucciones necesarias mientras las obras se estuviesen realizando. Estas condiciones fueron publicadas por Don Manuel Gómez Moreno en 194157 y ciertamente resultan reveladoras sobre el proyecto primigenio del arquitecto burgalés.

Se distinguen claramente dos espacios, el centralizado de la capilla mayor y el basilical para la nave de la iglesia con capillas laterales, entre los contra-fuertes, separados ambos por un espacio de 8 pies (poco más de 2 metros) bajo un enorme arco triunfal que vincula ambos. Bajo este arco dos ámbitos, uno a cada lado, actuarían como sacristía y como cámara para el acceso a la torre.

Además, el burgalés aporta medidas, disposición de ventanas y confor-mación de arcos, muchas veces, como es normal, sin especificar exactamente como debían ser estos elementos, remitiéndose para ello “segund que por la traça pareçe” o “segund que para ello se dara orden a su tiempo”.58 Se estipula que la obra se realizará con la mejor piedra franca de Úbeda y si no de Baeza dejándose a elección del administrador.

57 GÓMEZ MORENO, M. Las Águilas del Renacimiento... pp. 202-208.58 Ibídem.

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Tras ponerse en subasta la ejecución de las obras, el 18 de septiembre de 1536 los canteros Alonso Ruiz, quien recordemos ya había trabajado para la familia Cobos junto a Bartolomé Copado en la capilla de la Concepción unos años antes, y Andrés de Vandelvira, por entonces vecino de Villacarrillo, firman un contrato que los vinculaban a la construcción de la capilla durante seis años a razón de 12.800 ducados, pagados en distintos momentos. Ambos maestros se comprometieron a iniciar las obras y a levantarla durante ese período de tiempo a una altura de 15 pies, algo más de 4 metros, conforme a las condiciones y trazas firmadas por Siloe.

Según se desprende y especifica en la lectura de ese contrato, las trazas no se encontraban finalizadas por lo que es de suponer que Siloe concertase directamente con el alcaraceño y el ubetense el desarrollo de las mismas. En tal estado de cosas se iniciaba el proceso constructivo de la obra, proceso que debió de ver Don Francisco cuando en agosto de 1537 volvió a Úbeda,

seguramente de visitar su recién adquirida villa de Sabiote, hasta ese momento localidad de la Orden de Santiago.

Sin embargo algo nada claro debió de suceder, cuando dos años más tarde, en 1539, Cobos mandó suspender las obras de su futuro mausoleo. Tenemos noticias de que el secretario tenía sus dudas sobre la viabilidad del proyecto al menos un año antes; a principios de 1.538 Francisco de Olaso, colaborador del deán Ortega, escribió a Juan Vázquez explicándole que su tío había ordenado que las obras no se acelerasen y que incluso parecía que el proyecto podía paralizarse por completo. 25 Fachada de la Sacra Capilla de El Salvador

Úbeda

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En algún momento, parece ser que Juan Vázquez insinuó a su tío la posibilidad de trasladar las obras a Sabiote hecho que sin duda tuvo que ser determinante en la suspensión de los trabajos en Úbeda ya que Cobos le respondió diciendo que existían ciertos problemas para ello pero que decidiría lo más adecuado.

Así las cosas don Francisco volverá a Úbeda en abril de 1539, hecho que aprovecharon Vandelvira y Ruiz para pedir que se les abonase lo que se les adeudaba por los trabajos realizados hasta la paralización de las obras que consistió en el derribo de lo existente en el solar, la cimentación y la piedra que se entregó. Todo lo cual vino a sumar, según tasación hecha por Luis de Vega, 783.117 maravedíes, dando el fundador su licencia para efectuar el pago.59

Durante este tiempo en que las obras se suspendieron Cobos debió de sopesar todas las posibilidades, es decir, si era factible empezar las obras de nuevo en Sabiote o continuar lo ya comenzado en Úbeda además de la actuación de Siloe.

En cuanto a la labor desarrollada por el maestro burgalés, los especia-listas han llegado a pensar que una causa determinante en el paréntesis de los trabajos, fue el que éste no solo no estuviese más presente en las obras, sino que además no la visitaba todo lo deseable y necesario debido a la im-portancia del trabajo que estaba desarrollando en Granada como maestro mayor de las obras catedralicias.

A nuestro entender, el peso de esta argumentación tuvo que ser más bien escaso en el desarrollo de los hechos concernientes al Salvador debi-do a que cuando se le encargó el proyecto de Úbeda, él ya estaba inmerso desde hacía varios años en los trabajos de la Catedral de Granada, hecho que obviamente era conocido por Cobos y sus colaboradores por lo que no serían tan ilusos de pensar que Siloe dejaría en un segundo plano la Catedral

59 KENISTON, H. Francisco de los Cobos..., p. 185.

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donde el Emperador quería ser enterrado, por las obras encargadas por su secretario. Dicho esto, lo cual no exime que el orgulloso Cobos quisiese que quien estuviese al cargo las obras de su capilla le prestase la atención que era debido, se abordará de nuevo el tema en 1540.

- Segunda Etapa: 1540-1559. Andrés de Vandelvira.

En ese año aparecen nuevos documentos que anuncian la reanudación de las obras en Úbeda. El 20 de mayo, Domingo de Tolosa “el Viejo”, Francisco del Castillo “el Viejo” y Florentino Cherantón contratan con el deán don Fernando Ortega y el arquitecto real Luis de Vega, en repre-sentación de Cobos, la continuación de las obras; sin embargo y teniendo conocimiento de ello, Andrés de Vandelvira y Alonso Ruiz recurrirán este nuevo contrato aduciendo que fueron ellos quienes comenzaron las obras y “por tener las canteras aparejadas para ello...”60, por tanto pedían ambos poder continuar con los trabajos y acabarlos conforme a lo estipulado años antes.

El contrato definitivo se firma el 12 de junio de 1540 en Úbeda, apa-reciendo de nuevo como testigo Luis de Vega. En este nuevo contrato se aprecian modificaciones importantes con respecto al primigenio proyecto siloesco, centrados estos cambios en la sacristía y portadas.

En cuanto a las portadas, en el documento de 1536 se señalan dos puertas, la principal y una lateral, que quedan sin definir diciéndose que “estas puertas no an de quedar labradas solamente sus dentellones con sus arcos falsos por ençima para que después se puedan hacer cada y cuando hacerse qysyeren”. Ahora se disponen tres accesos al edificio, dos puertas laterales, una a cada lado de la iglesia como Ortega dispusiese, “y de mas desto nos obligamos de hazer de mas de lo contenido en las dichas primeras condiciones e traça la puerta principal de los pies de la iglesia de la lavor y

60 CHUECA GOITIA, F. Andrés de Vandelvira… Apéndices, p. 379.

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forma de la que siloe a fecho nuevamente en la iglesia mayor de granada con que no se eche en ella mas costa aunque en algo se diferencie”.61

En cuanto a la sacristía, ya vimos como Siloe pensó como lugar apro-piado para la sacristía el espacio del lado del evangelio situado bajo el enorme arco que unía la rotonda y la nave, siendo esta estancia cuadrada de doble planta que se correspondía simétricamente con el frontero que permitía el acceso a la torre.

Sin ninguna duda este espacio debió de verse insuficiente para las fun-ciones a que debía destinarse con lo que ahora se establece realizar una nueva sacristía, “así mismo emos de hazer la sacristía conforme a la traça fyrmada del señor deán de la labor e obra que va la de la dicha iglesia conforme a la traça...”,62 ya de Vandelvira.

Desde este momento las obras continuarán ininterrumpidamente hasta su finalización, ciertamente no sin problemas que van surgiendo, pero que en general podemos considerar como menores para la definitiva resolución del proyecto.

A partir de aquí el desarrollo de las obras tomarán nuevos bríos, de igual forma que el interés del mismo fundador se acrecienta y que, con la diligencia y meticulosidad que le caracterizaron, seguirá reportando bene-ficios para su obra.

Por consiguiente intentará que el privilegio papal obtenido para su iglesia unos años antes sea confirmado, documento que logrará firmado de Paulo III en 1541, además en este mismo escrito el Papa autoriza la construcción de un Estudio General o Universidad con similares “privilegios y gracias conce-

61 CHUECA GOITIA, F. Ibídem. Apéndices, p. 377.62 CHUECA GOITIA, F. Ibídem. Apéndices, p. 380.

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didos a los Estudios de Salamanca, París, Bolonia o Alcalá” y un monasterio, postergando si sería de hombres o mujeres para más adelante.

Tres años más tarde, concretamente el 13 de Octubre de 1544 se redac-tarán los Estatutos fundacionales de la obra en Valladolid, documento que, en presencia del príncipe Felipe fue firmado en casa de Juan de Mosquera.63

En estos Estatutos se tratan pormenorizadamente todos los aspectos relativos al funcionamiento de la Sacra Capilla, oficios, deberes del capellán, acólitos, sacristán, coro, organista; se especifican los ternos que debían de usarse en cada celebración importante, la renta anual asignada y un largo etcétera que resultaría fatigoso comentar y que sin duda cansaría al paciente lector.

Baste decir tan solo y a modo de resumen, que lo que se pretendía era imponer una organización de gran lujo y suntuosidad en todos los actos que allí se desarrollasen y prueba de ello es que se dispone que en las horas canónicas, los ca-pellanes debían entonar los cánticos “por la misma orden e manera que se dize e canta en la capilla Real de los Católicos Reyes en Granada”,64 en definitiva, toda una serie de rituales teatralizantes dentro de un asombroso marco encaminados a la glorificación personal de los fundadores.

63 KENISTON, H. Francisco de los Cobos..., pp. 267-270.64 Ibídem, p. 269.

26 Fuente. Plaza Juan Vázquez de MolinaÚbeda

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Establece también que los de su linaje puedan ser enterrados en la capilla mayor y que el deán, don Fernando Ortega, en prueba de agradecimiento por los servicios prestados, también podía ser enterrado en este lugar. Ordena que en la rotonda no se coloquen sepulcros, puesto que este ámbito queda reservado para él mismo y su esposa. En estos Estatutos vuelve a reiterar su disposición a fundar una universidad y un monasterio, con lo que se vuelve a percibir que el proyecto de Cobos abarcaba mucho más que la de una gran capilla funeraria.

En cuanto al colosal proyecto de Cobos, formado como dijimos por el Salvador, su Palacio, el Monasterio y la Universidad, hemos de decir que quedó inconcluso. Tras el fallecimiento del secretario en 1547, los esfuer-zos de su esposa se encaminarán a hacer realidad los deseos de su esposo.

Así en 1570 doña María escribirá al Capellán Mayor, Domingo de Ocón, instándole a que edificase el mencionado Estudio65. Mas, vislumbrando la imposibilidad de la ejecución de la totalidad del proyecto, se dirigió al Papa, Gregorio XIII, implorando la exención de dicha obligación, accediendo el Pontífice a los deseos de doña María en 1580. Sin embargo, ante esta no-ticia surgirán fricciones entre el cabildo de la ciudad y la familia, aceptando finalmente ambas partes un acuerdo por el que se creaban dos cátedras, una de latinidad y otra de retórica de las que sabemos que aún existían en 1634.

A cerca del monasterio no existe ninguna otra mención conocida tras la referencia hecha por el mismo Cobos en los Estatutos anteriormente citados.

El Palacio sí que fue una de las partes de este amplio complejo que se ejecutó, concretamente, constituyó la primera pieza, si no contamos la preexistente fundación hospitalaria del los Venerables Ancianos. Esta casa noble surgió como consecuencia de la ampliación de las antiguas casas fa-miliares que los Cobos tenían en la collación de Santo Tomás.

65 MORENO MENDOZA, A. Úbeda Renacentista..., pp. 171-177.

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Ya hemos dicho como don Francisco, había ido adquiriendo terrenos y parcelas contiguas entre 1518 y 1526 con lo que a la muerte de su anciano padre en 1530, acometerá las obras en sus casas contando para ello con el señalado arquitecto Luis de Vega quien ya había trabajado en su palacio vallisoletano. Así, el arquitecto del Emperador se encontraba en Úbeda a finales de 1531 y durante su estancia en la ciudad, concretamente en Agosto de 1532, diseñó el gran plano conservado en el Archivo de Simancas.

Fernando Ortega también se encontraba al frente de esta obra, super-visando y comunicando al secretario todos los pormenores de la misma. El palacio se erigió durante los años siguientes y realmente tuvo que ser mag-nífico puesto que en 1601, Francisco de los Cobos y Luna, nieto de nuestro secretario, afirma que era incluso mejor que el de Valladolid.

Tras su amplia e impertérrita fachada se organizaban las estancias entorno a dos patios en uno de los cuales se encontraría la fuente venida desde Italia y que hoy se encuentra en la Plaza Vázquez de Molina. Este palacio sufrió un incendio en el siglo XIX y durante todo el siglo XX ha permanecido en situación de ruina hasta que a finales del siglo pasado se han emprendido profundos trabajos encaminados a su recuperación y que actualmente siguen en marcha.

El mencionado hospital, del que ya hemos mencionado su existencia desde el siglo XIV, sufrirá ciertas obras de mejora acometidas por Vandelvira desde 1551.66 Vemos así pues, como en la misma manzana y comunicados entre sí se encuentran tres de las cuatro piezas arquitectónicas concebidas por Cobos para su complejo proyecto, alzándose el Salvador como la joya más preciosa de ese gigantesco proyecto.

Durante la década de los 40 y las siguientes no solo serán los trabajos propiamente técnicos, llamémoslos así, los que se efectúan en la fundación de Cobos, sino que también se inicia una labor, encaminada a abastecer y

66 AA. VV. Arquitectura del Renacimiento en Andalucía... p. 89.

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dotar al Salvador de todo lo necesario que precisaba una fundación de este lujo y magnificencia, en definitiva, de estas características.

A continuación, vamos a exponer aquellas noticias que conocemos a cerca de estos aspectos, intervenciones que en su mayor parte, si bien deben de ser vistos como algo inherente a la obra primigenia sin cuya presencia difícilmente sería entendible la esencia de esta obra, e incluso verla tal y como hoy la apreciamos, son considerados como secundarios o de orden menor.

Vamos a intentar seguir un orden cronológico, coherente y lógico, sirviéndonos para ello de la documentación aportada desde el estudio del Dr. Vicente M. Ruiz Fuentes en su Tesis Doctoral67 magna obra que nos ha facilitado para este trabajo por lo que volvemos a expresarle nuestra gratitud. De igual forma, no seremos ajenos a otras noticias, ya conocidas, obtenidas por distintos autores en diferentes épocas.

En lo referente al tema de los trabajos, el grueso de estos seguirán desarrollándose ininte-rrumpidamente hasta la definitiva consagración de la capilla en 1559, doce años después de la muerte de Cobos.68 No obstante y como vamos a ver, se van a seguir realizando a partir de aquí ciertas actuaciones centradas sobre todo en el presbi-terio. La documentación que co-nocemos sobre estas intervenciones resulta suficiente para hacernos una idea de cómo se fue completando el templo.

67 RUIZ FUENTES, V. M., Contratos de obras protocolizados ante los escribanos ubetenses del siglo XVI. Universidad de Granada, 1.992. Inédita aunque sí microfilmada.68 Recordemos que Francisco de los Cobos murió el 10 de Mayo de 1547 siendo sepultado, a la espera de la finalización del Salvador, en la Capilla de la Concepción de la Iglesia de Santo Tomás.

27 Cartela consagración de El SalvadorÚbeda

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Del conocido proceso inquisitorial emprendido contra Jamete puede deducirse que la actividad en las portadas y sacristía se centró entre 1541 y 1543, hecho que viene a indicar que los trabajos avanzaron bastante en aquellos momentos. Muy posiblemente durante esta década se debió de finalizar el grueso de las obra.

En la década de los 50 seguramente todavía no se abrían realizado los tejados puesto que el 15 de marzo de 1551, el deán Ortega arrendó un tejar propio a cambio de que se le entregasen 4.000 tejas anualmente.69 Hacia 1556 la sacristía debía de estar plenamente finalizada puesto que de ese año existe noticia de un pleito entablado con un vecino que tendría su casa junto a la misma, el cual se quejaba de una ventana que daba a su patio. Lo cierto es que esta ventana estuvo tapiada hasta finales del siglo pasado, lo que indica que la justicia le dio la razón.

En estos años los trabajos estarían centrados en el interior y así en 1557 ya estaban finalizadas partes como el coro, capillas, torre, tribuna y sacristía como hemos mencionado, a tenor del pago que se realiza a Francisco Sánchez y Juan de Cuéllar por realizar el enlosado de estos espacios y por recubrir con azulejos el capitel de la torre de las campanas. El Dr. Ruiz Fuentes ha visto en este hecho la posibilidad de que el aspecto proporcionado por los azulejos, hoy desaparecidos, a la torre del Salvador pudiese servir de modelo y precedente para cubrir las torres del Hospital de Santiago.70

Dos años después de este pago se producirá la consagración de la Ca-pilla como así reza en un fresco situado en uno de los pilares del interior: “Consagró esta Sacra Iglesia el Rmo. Dn. Diego Tavera de buena memoria, Obispo que fue de Jaen. Domingo 8 días de Octubre de 1559 a. Presidiendo en la Silla de S. Pedro Pío Papa cuarto y Reinando en España Phelipe II de este nombre.”

69 A.H.Ú., F.P.N., JUAN ORTIZ, 226, Escritura 63.70 RUIZ FUENTES, V. M., Contratos de obras…, p. 231.

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A pesar de la consagración, hecho que puede hacer pensar que todo se había acabado, distintos trabajos, como hemos dicho, se sucederían en los años posteriores.

Parece ser que el maestro Van-delvira realizó ciertas obras ya que a principios de 1562, se compromete a pagar la mitad de unas tasaciones realizadas por Florentín Cherantón y Rodrigo de Jabaza sobre ciertas mejoras que, como hemos dicho, el alcaraceño realizó en la capilla. Quizá este pleito pueda estar rela-cionado con que el precio final de la obra debió parecer a Vandelvira inadecuado con lo realmente inver-tido en la misma.

En esta década iniciada en el año 1560, comienza un ciclo de inter-venciones que tienen como centro las gradas del altar mayor. En Abril de 1563 el cantero Pierres Mancera es contratado para realizar siete gradas de acceso al altar mayor en donde se alternaría el mármol blanco con el negro. De igual forma se comprometía a enlosar el presbiterio con piezas de este mismo color como si de un tablero de ajedrez se tratase; toda la obra estaba condicionada por Vandelvira.71

Resulta recurrente y atractiva la idea de si esta técnica de enlosar el Salvador no pudo ser concebida por Siloe allá por 1536 puesto que, el maestro burgalés propuso en 1559 esta misma forma de pavimentado para la Capilla Mayor de la Catedral de Granada. Rosenthal demostró que Siloe quiso crear en la Catedral un interior conformado cromáti-

71 A.H.Ú., F.P.N., ANTÓN DE CAZORLA, Leg. 401, f. 655.

28 Altar Mayor de El SalvadorÚbeda

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camente en el contraste del negro y blanco. Así, en aquel año de 1559, entendió que el pavimento del deambulatorio debería de ser de color blanco, mientras que el del crucero de mármol negro y el de la capilla mayor alternando losas cuadradas blancas y negras.72

De esta forma puede pensarse que la manera de enlosar la capilla mayor de la iglesia de Úbeda en forma ajedrezada, pudiese ser una idea ya madurada bastantes años antes por el maestro Siloe quien en el período de 1536 a 1539, años en los que como sabemos estuvo a cargo de las obras de la capilla Cobos, revelaría la idea a Vandelvira. Si no fue así, quizá Vandelvira pudo tener conocimiento de este enlosado granadino posteriormente aplicándolo al caso ubetense.

Se realizase o no este enlosado, lo cierto es que no debieron estar to-talmente convencidos los patronos puesto que en 1568, los canteros Pedro Veneciano y Pedro de Gorostiaga son contratados para volver a realizar las gradas; al año siguiente ya estaban acabadas, puesto que la obra fue tasada por Vandelvira y Castillo “el Mozo” en 13.892 reales.73

Pese a esto, tres meses después, el 31 de octubre de ese mismo año, los mismos Veneciano y Gorostiaga son contratados de nuevo para deshacer lo anterior y elevar las gradas unos cuatro centímetros. Además se debía de embutir una cruz de jaspe en una losa de mármol debiendo estar finalizado entre la Navidad de 1569 y Carnestolendas de 1570. Sin duda alguna los plazos se cumplieron puesto que en febrero de 1570 Gorostiaga vendía a su compañero la piedra sobrante tras la tasación de la obra.74

Como vemos, las obras entorno al altar mayor tuvieron que suponer una constante preocupación de los patronos durante largo tiempo. Pasará mucho tiempo hasta que noticias concernientes a este mismo problema vuelvan a aparecer.

72 ROSENTHAL, E. E. La Catedral de Granada.., p. 38.73 A.H.Ú., F.P.N., ANTÓN DE CAZORLA. Leg. 995. Fls. 295-195.74 A.H.Ú., F.P.N., ANTÓN DE CAZORLA. Leg. 1339. Fls. 749-v.

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Así, en la lejana fecha de 1778, el cantero Juan de Morales es con-tratado para entregar las losas de mármol blanco y negro necesarias para conformar un pavimento aje-drezado en el presbiterio y las gradas del altar mayor.75 Se trata este del actual pavimento que tiene la obra hoy día y que tanto irritó en su día al abate Ponz cuando daba su parecer sobre este tema: “Cómo se reiría usted; esto es, se enfadaría, como yo me he enfadado, al ver el destino que han cometido con el nuevo enlosado de la capilla mayor o semicírculo, echando a perder excelentes piedras de mezcla que han puesto en perspectiva, quitán-dole esta virtud a los objetos reales que, sin ayuda de nadie, tales se representan siempre en nuestros ojos. [...] El único remedio que tiene este disparate es desenlosar y hacer el pavimento como debe ser.”76

4.2. Los artistas.

En una obra de la envergadura de esta, es de suponer que fueron nume-rosas las manos de los artistas que trabajaron en ella, además de los grandes maestros tracistas Siloe y Vandelvira. Carpinteros, escultores, maestros en el arte de la forja y por supuesto, maestros canteros, dieron lo mejor de su

75 A.H.Ú., F.P.N., ASENSIO ANTONIO DE VALENZUELA. Leg. 1383. F. 208.76 PONZ, A. Viaje de España. Vol. II. Tomos XIV-XVIII. Aguilar. Madrid, 1.989. p. 381.

29 Aproximación a la Planta de la Sactra Capilla de El Salvador de Diego de Siloé en 1536