'¿4 MI: Jico niijjo y los medios que la cadena de ... · Lleno de estas ideas salió de San Miguel...

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'¿4 MI: Jico que lo que convenía era popularizar la rovolueion. haciéndola descender basta las ullimus clases, y ra- dicar en ellas el odio conlra ios Españolea, preci- pitandose con la velocidad del rayo sobre las prin- cipales poblaciones, y desorganizando con las masas a que daba impulso, el gobierno que tenia por ene- niijjo y los medios que la cadena de autoridades subordinadas a su obediencia le prestaban para sos- tenerse o reacerse. Lleno de estas ideas salió de San Miguel la ma- ñana del \ 8, y se diríjió para Celaya, ciudad rica y bástanle considerable, eu la cual se habían reunido muchos Españoles de los pueblos inmediatos con los que eran vecinos de ella, pura proporcionarse ai<;un genero de defensa, pues aunque en ella no babia sino un piquete de soldados que no pasa- ba de diez Iiómbres, esperaban auxilios de Guana- jualo o Ques-etaro para poder sostenerla, no creyen- do que Hidalgo se movería con la rapidez que lo hizo; pero desde la mañana del -18 empezaron a correr en la ciudad noticias sordas de su venida, que fueron lomando cuerpo a proporción de que se avanzaba el día, y se i-oniinnaron del todo cerca de las dos tic la larde; entonces todo fue desorden y confusión. Kl primer cuidado de los Españoles fue el de ocultar sus caudales, y el segundo el de armarse ellos mismos y sus dependientes, cada cual del modo que pudo : pero sm gelé, sin tropa, sin www.senado2010.gob.mx

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'¿4 MI: Jico

que lo que convenía era popularizar la rovolueion.haciéndola descender basta las ullimus clases, y ra-dicar en ellas el odio conlra ios Españolea, preci-pitandose con la velocidad del rayo sobre las prin-cipales poblaciones, y desorganizando con las masasa que daba impulso, el gobierno que tenia por ene-niijjo y los medios que la cadena de autoridadessubordinadas a su obediencia le prestaban para sos-tenerse o reacerse.

Lleno de estas ideas salió de San Miguel la ma-ñana del \ 8, y se diríjió para Celaya, ciudad rica ybástanle considerable, eu la cual se habían reunidomuchos Españoles de los pueblos inmediatos conlos que eran vecinos de ella, pura proporcionarseai<;un genero de defensa, pues aunque en ella nobabia sino un piquete de soldados que no pasa-ba de diez Iiómbres, esperaban auxilios de Guana-jualo o Ques-etaro para poder sostenerla, no creyen-do que Hidalgo se movería con la rapidez que lohizo; pero desde la mañana del -18 empezaron acorrer en la ciudad noticias sordas de su venida,que fueron lomando cuerpo a proporción de que seavanzaba el día, y se i-oniinnaron del todo cercade las dos tic la larde; entonces todo fue desordeny confusión. Kl primer cuidado de los Españolesfue el de ocultar sus caudales, y el segundo el dearmarse ellos mismos y sus dependientes, cada cualdel modo que pudo : pero sm gelé, sin tropa, sin

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Y SUS lUíVOUK'.IOKES. 2Í>

y sobre lodo desconociendo hasta los|H ' Ím< i r<w elementos de l;i fortificación, nada podíanliucer puní nu i l e i i e i 1 las masas que por la parte es-le í mr HO prei ' ipi talmn sobre ellos , ni reprimir enln n i l n t mr u 1 . 1 masa del pueblo que los amenazabapnr í i i i i l i m l e N ron t ina viólenla esplosiou. Los frailesi iB|niMolen dol r.iirmm, vestidos con el traje charroi l i > min ian , mouiados a caballo, armados de sable yp i n l n l n H y ron el ci'Uciíijo en lamano, como los obis-i •. del Ltonipodo las cruzadas, que hacían de solda-dor y lllitllltroB > recorrían en v;mo los barrios deI .. i u .Ind, r\ui l un t l un I f i ilríi 'MKii al pueblo que tenia\\\ l u u t u d n MI p i i r l i dn , y se hal laba l i ien n-suollo a. 1 . « l u í n i nr por Ilidiil|[o linjjjo que avanzase sobre la• Midnd l'in m n d i í ) .1 . este desorden se presentó unl « u l n i i H M i l i i i ' i i M > \ i j i e i i d o l n ( M i l , r c j ¡ a lisa y llana de la| i ln /n , ^ n i n r i i a / a m l o q u e d c no hacerlo serian pasa-I | I M I n ñu h t l h i los líspufioles que se hallaban en po-• I. i .|. 1» p r m i i i u < ' ¡ i i d i > H . \ ludo se dio una rospucs-

pun í prolongar la ni'jjociaiñon y jjanítrIh ' inpu , cu l i el nhjc t<t t scu'iin el éxito manifestó, derr l t i i int i ' n Oiu'ivlnro. Lu uoclio se acercaba y las l'a-ini ln i í i de tos KspaítoleH temiendo un acometimsen-ln n muí Miihlovucioit del pueblo, cosas ambas quehin [ . . . . , - , , n ininensos riesgos, se hallaban en !nn i i i y n r eni iHleniar ion. ¡Mitonces el prior de San

, l lamadn \({U8linGasorla, deponiendo loses- l a i-lausura, inoportunos en aquellascir-

.20 MÉJICO

eunslanei¡isf abrió las puertas de su convento a mujeres, niños y viejos para proporcionarles un asilo sinel cual Imbrian estado espuestos a iodo genero de vio-lencias, y este acto de beneficencia liará siempre ho-nor eterno a este varón verdaderamente apostólico.

Cuando los Españoles vieron de alguna maneraaseguradas sus í'amilias, no pensaron ya sino en po-nerse en salvo de la tempestad que les amenazaba,y reunidos a la media noche formaron una carava-na que se dirijió a Qucretaro. Hidalgo lo supo in-medialameülc, pero no quiso seguirlos ni ocuparla ciudad en medio de las tinieblas, temiendo el es-travio de los caudales de que pensaba apoderarse.Al romper el alba ocupó la ciudad, y la señal deposesión que se dio al vecindario fue una descargageneral de todas las armas de luego verificada en laplaza, y que fue el toque de llamamiento para eldestrozo y el saqueo. Inmediatamente las masas deHidalgo se repartieron por toda la ciudad y ayu-dadas por el pueblo cayeron sobre las casas de ¡osEspañoles que no solo saquearon, sino que destro-zaron en un momento rompiendo las puertas, ven-tanas, armazones, rejas, muebles, y no dejando enellas en pie sino las paredes: ¡os caudales fueronocupados, conducidos sin cuenta ni razón, y-arnon-tonados en uno de los mesones de la vecindad, dedonde lomaba cada cual lo que le parecia. Celayaal tercer dia de lomada era un montón de ruinas y

> SUS INVOLUCIONES. 27

1,0 l u i l l n h i i dmprovisln juin do las cosas de primeraiinr imidi id puní el uso <lo la vida, llenas sus calles y| i l i i / in . do líi ' t jm-iiíiloi'os de los pueblos que se uníann l l idi i l | ¡n i ' i i lodos los punios desu transito, y quel l iwuNiirl l lt l loi iLn cometían mil actos de rapacidad,|i in 'n 1 1 , i l . u i ' . i l . i puní mantenerlos. Hidalgo fueI I . m i . « I . > ni ( I r l i i y a sin oposición ninguna capitán

.;, n<i,il id' Aimrii'.a, liliilo íalso, provenido de la ig-. . . . . . . . . . de ION que lo daban, y que suponía el er-|W llUMQUiable (lo lio haber mas America que Me-| U ' i > ( l i l u l i ) i idemiiH ridimln por recaer sobre laper-

de un r l i ' i i ¡ ; i ) , que |inr su talado jnnias debió> < M . . i . . I . ({(Mllo <Iü iirniiis lomar ; poro lu

, i . . . . . . . , l , M r j i n » hivo de s inj jular e l que losi . - i y (ilnrítfOH crtm los principales gefes de las|..u h i l i u t .1 . . . i . y . I r la.s divisiones armadas, lo• i i « I un r n n i r i b i i y ó poro a su descrédito. TambiénI M . I . M I | . M > v i i l o H a In iMíi i lcs generales, marisca-l - I - • n i i | n i , 4 - 1 » , I I I H p r in r ip id rH (^nudillos Allen-i . \ i . l , M i n , <\ A l n i N ( i l o , r l prntibitcrolJalleza y otros

' I l n r | ¡ < » 4 - M i i n h i r a i ' ; y estas promocionesc i 4 l ( « i i i | i o r n i n ' i i H liiciüi'on desde luego formar poco. i M i n - p U ) d<i bonibres que se ocupaban de preferen-> ni I |K n i i r r i iNos ( t tilulos que solo podían justificarI n i i i ; n i i i d 4 ' N |>ror/ns y acciones de valor de que, porItilln do oOQilon, bosta entonces no babian podidod u r | ' i ¡ i . • ! . , ! • . n i i i j ¡ u n a K .

t i ) l . i i iu l ic iu de Ja ocupación y saqueo do

28 MÉJICO

Celaya llenó a Guanajuato, el intendente lliaño en-tró en gran cuidado y trató de poner la ciudad enesl.íido de defensa, con el designio de sostener unsitio mientras llegaban en su auxilio las fuerzas deMcjico o las que pedia a San Luis al brigadier DonKcliz Calleja, comandante de aquella bridada. Los¡Españoles estaban todos decididos a la defensa, y aunlos Mejicanos ricos, visto lo sucedido en Celaya; seinclinaban mas a ella que a lomar partido por Hi-dalgo; pero el puoblo y la clase jornalera, que enninguna parte era Um considerable como en Gua-najuato, hallaba mas cómodo el enriquecerse en undía con los despojos de los ricos propietarios de miñas, <[iie continuar percibiendo su jornal y pagan-do el tributo cstraordinario, que como se ha vistoen el período anterior, se !e impuso por habersesublevado en el esírañamiento de los Jesuitas. Eíintendente, a cuya perspicacia no se podían ocultarestas disposiciones, convocó una junta de las perso-nas principales , y en ella hizo ver la gravedad delnegocio y los riesgos que se corrían si se perdía unmomento en hacer los aprestos de defensa; en ellase acordó defender lo plaza si era posible, y encaso de no serlo hacerse fuertes en la alondiga deGrtmatfálas, posición miíilar y que podia servir co-mo de una especie de cindadela. La fuerza con quese contaba era bien corta, pues dos compañías decaballería del principo y una parte del batallón de

V SUS Iir.VUUU.NW.S. 20

. i , - . i . . . . di- Ouiinnjuiilo, ' ¡ i ir no llegaban n tres-

, ii i i l m . l iombrcH, cni ln niñea tropa reglada, la do

M i i t - i c o n n H i l i i i m paisanos, armados sin unifornñi n i n i i . . i p l n i í i , en numero de pocos mas de tres-

i|nr , un idos ¡i los oíros, luición seiscientos' i i i i i n i p m ' r H de cubr i r huios los puntos de

I n i i , , i I , I > H I n i í l r n l i ie ieron l o (p_ie e n Celaya ,

I . M . I I . . I n n h i i l l i d n l d o con d crucifijo en laIIIHIin y in i i i lo|¡nirmi i i i l i i i i d i r t;n el pvieblo un ar~

< l m . . . . . i , . , , - . > | ; i < n l c i t l ó a u n aljjo a l o s defenso-

M o , prn» i ' n i i i N d i f i | ioKi( ' Ío i ics fuoron muy pasajeras,

. i i l u i ' j j r i l u l n o tloMilpnrecio bien |)ronlo y fue

r i ' < > M i | i l t i / t i d o por In I I I U H l'ria indiíwoMein, K i n ñ oI | I M > * O h i M - i ' i l n i-i ' i ini 'er por un b:indo m « p ¡ ( se exi-

no i t drl I c ibn lo uitl'flordiltario a los (¡ne bubiaii si-i l . i r t M i d f ' o i i d o i i 11 e l ; prro cslu concesión tuvo la

i i K i t i » dr l o i l i i H I D H tpic son dedo de la debilidad ?

- -I • o , In dii liiirer despreciable al que se presta• • I I • ni * | i i i < (un 1 i'slo lo¡jre v\ l i n ipic se pro-

! • « « u . u n ) i M i j í n • I j i u rb lo vio con l . i nías fjrande

l i u i l i l . i d la ; ; i ni ni - ] . . . HC le l i iKi i i t , poro no disimula-I N I M U nlicion id Hin|i ico.

l'.nli'o l,ii u Lo H O H i i p o í|i»! Hidalgo, después deba-I» i \ n rdndo inuc l io tieoipo sobre si acometerla a

' M u M ' l n r o , se decidió por marchar a Guanajuato, y

i«» l i i i lnn y t i puesto en elimino. Esta noticia Iñ/o

i|tie el pueblo de In einilad diese indicios nada cqui-

de sublevni'se, y determinó al intendentea en-

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cerrarse en Granaditas con su corta fuerza, y depo-sitar cu este fuerte los archivos y caudales públicoscon losde los particulares que quisiesen introducir-los DesdeeI24 de setiembre en que estose verificó,se vieron ya con menos cuidado los puntos de la ciu-dad quehasta entonces se habían resguardado y pro-curado tener en estado de defensa, pero se trabajó sincesar y con suma actividad en las obras de fortifi-cación interior y esterior de Cranaditas. Los frascosde fierro colado en que se conduce el azogue y de loscuales había grande abundancia, fueron destinadosa hacer las veces de granadas, pues henchidos depólvora producían el mismo efecto : el acopio de ví-veres fue el que se reputó suficiente para man-tener nías de quinientas personas por el espaciode cinco meses, y los caudales públicos y parti-culares , por el calculo mas bajo, ascendieron acinco millones de pesos. Híñño no perdía ocasiónde reanimar el espíritu publico de los vecinos ydefensores; pero lejos de adelantar nada con sus es-fuerzos, ellos mismos, como signo infalible de ladesconfian/a del gefc , contribuían del modo maseficaz a producir el desaliento ; este progresaba pormomentos, de modo que muchos Españoles tuvie-ron por mejor y mas seguro partido el ausentarsede la ciudad aun con la certidumbre de la perdidaíle sus bienes, y el riesgo que corrían sus familiasentregadas a la suerte de la revolución.

V MIS UKYOUU'JOlSlíS. 51

llidid(¡o, ili-HpiH'H de haber permanecido algunos. l n i M i ' i i Celnya, milin pura (¡uanajuato; pero la len-h l i n l i lo H I I H nwi'clms, debida al desorden y confa-lón de I I I N mima* quoconducia, no le permitieroni i . . o I I I H ¡mniMlincioiies déla ciudad sino hastai . ( m i l i * del din 1Í7 en qiir si- acamparon como pu-.1 t Ion que loHe¡¡uiaii, sin cuidarse de tomar po-- i t i. i i i > i A l a aproximación de eslas masas, e l| i n < ' i , i l r i , . i u J . 1 , 1 dio indicios nada equívocos de•MI t ln Ir umoLinurbO, y el intendente tuvo nece-

• i • i de cMiwnirKi i un KU i'iKM'tc y abandonar los

.1, tniMi |Mirn|on Al din HÍ|juinnU' *Jrt, Uidnl¡;o man-

• I pin l n t i H ' i i l o ¡nüinniltlo i-rndicion , y o('re,~

i n n d i » r i i i i M c r v n r I I IH v í d a H a IOH Kspaíioles, pero

I | M m i » dr r l l i t H se i l i i ' H i M i por ju'i'cstiidos, y aun

• • M U Í ii < | i n < n l l i a i n i le hi/o un ofrecimiento par-i i . i i l n di- un ren|;nnrdo para sn persona, cuales-

• I ii que luese MU resolución de resistir o cntrerIjiii «M M I n i i i iu piirece CH cierlo tal oíreeimionto, dc-

i h i M i i i H i ' eni i in t i l í n pri i i i lm ileeisiva do las vir-

Illill dn t l n , y del jun to aprecio <jue de el se ha-i i i i , i i dundo e i i H i i l'avor una escepcion que, segúni>l cnliidii delíiH eosas, no se habría concedido a nin-![ > l l O

U M u í inuo Abusólo y I). Ignacio Camargo fue-ui i i I nn anunrgCKlos por Hidalgo para presentarsecu ( i r u i i i i d i l m i , y baeer la intimación con las forma-i . i . - i . - i . ! • j j i m r n í ; pero habiéndose retirado Aba-

solo antes de que se permitiese la entrada, solo que-dó el segundo para conferenciar con los comisiona-dos del intendente, que lo fueron O. Francisco Iriar-le y O. Miguel Arizmendi. Camargo, con aquellamoderación y cordura que siempre fue el distintivode su carácter, leyó a la guarnición la intimaciónde Hidalgo, y en seguida la enteró del estado de lascosas con bastante exactitud, y con una frialdad quemanifestaba su valor y el dominio que tenia sobresus pasiones. Entre tanto Riaño se dirijió a los de-fensores dicicndoles, que el por su parte estaba re-suello a defender el fuerte, cosa que no le parecíaimposible atendido que, aunque las fuerzas de Hi-dalgo eran muy superiores en numero, como gentesin disciplina, y que carecía de artillería de batir ,sus ataques no podrían ser muy temibles; pero losañadió que sí no se hallaban en animo de sostenerd punto, lo dijesen francamente, pues jamas habíasido su animo sacrilicarlosni que prevaleciese su vo-Junladsobrela délos que le rodeaban. El mas profun-do y triste silencio sucedió a esta alocución, indiciocierto del desaliento que se había apoderado delos defensores , hasta que Castillo que se hallabaentre ellos por uno de aquellos raptos indiscretos ycomprometedores que no falínu en semejantes oca-siones, dio la voz de morir o vencer que los demássiguieron maqiiinalniente, y a la cual lliaño arre-gló sus providencias. Desde aquel momento se dio

V H H H l i r V O i M K J O l N l ' S . 55

I r i l n i I - i i i ' | ; o e i f i < ' M > u , HO lu/o s u í i f a l parla-

os H! < (i ¡¡o, y lodos so apresuraron, unos ni

i t l ' iqtn \ n t n i N n lu deTonsa. Li mas constante ae~

i m i l ' i . l iinn|ilii | |ó o| ¡ f i í lpoVI Inerte para poner en es-

I tu j i ! I . - I I . . M l u i l o f i N I I H pun ios . A cada cual desíi-

i i n |u i oi 'i ' i ' iipundii>nlr l i i i l i i l i laitdolo do par-

i i ln |.. 'dm i i r r c H Í l a r , y así dispuestas las

. • u n . M i l u i mi l í f i n r / n y Hcrcnidad al enemigo

l > * . . n< ' . . Dipcrnr inurlio.

l l i ' | [ i | | ¡n , lni ' |[n i j i i c m - i i n | » u s ( i i lo l ; t ultima resolu-' • • • ! • I i M l t i i n l i ' i i l i ' . d n i i lm M U i j c i i l r i ' i i dn.s Ü'O/OS ,

i • ItllMliln - p t i M i l M , , . , i , . , , puf «I IVi ' i iIccl iucrln1 ' - i ' \ • I n l r n In l i i r i t w s por la liacicndíi

-I. I ' . . I . . . . ^ i | i i ' ' «Mln l i i i i i t t t i l a a n r j i í c l pin* la espalda y

lljlltiin |»u In í i l ' I ü j i i M K i l e s . A < | i i c l l a u u i l l i l u d s e p u -

n i l u n i n I I I I I H orden » j u e el que podían

i » • - l . í i n i l f i ' / i M de diversos rol ores cu que iba1 i |- « i dr 4 i i n i d n l i i p d , y serví iu i eoino deoenlro

| - i titlnni»! ,r,, !i(. H im iUm cojllpa-

nifl "r ' I"' " |¡flii *|in' inuiididia cada uno

di ' i i | lon I . i id i i r n i m i criiu hiK que <unl ; i uno piído pro-

I M . I , M i n i i i h o ; de rirí'¡'o I i ahm poquísimas y las de-

i i i i i H l i i i n en palos, piedras, instrumentos de

l i d > n i M / n o ¡¡aiiaderia, y <m maclietes o cuchillos

i l i v i l i i i ' i i l i i N id uso domestico.

líl nmiioro de cHtos hombres se cree que llepaba

/i nilorcn m i l , s in eoutar con la íropa reolada que

no | > . i ' . d > i n do cuatrocientos, y se hallaban como

iv. ^

34 MÉJICO

perdidos y absolutamente embarazados para obrarentre esta multitud desordenada.Poco después do lastres de la tarde se hizo dueño de la ciudad este es-traño ejercito, al que se unió inmediatamente elpueblo de Guanajuato. Lo primero de que ge ocupa-ron , fue de abrir las cárceles y poner en libertad alodos los presos, entre los cuales se hallaban no po-cos facinerosos, que habían sido el terror de los cam-pos y poblaciones, cuyo ultimo suplicio habría si-do recibido con aplauso universal, y este procedi-miento inmoral, repelido con bastante frecuencia ,contribuyó no poco al descrédito de la causa queHidalgo sostenía. En seguida se trató de tomar elfuerte y, dada la orden de hacerlo, cayeron sobreel aquellas masas compactas cuyo impulso a nadieera dado resistir. Los Españoles se defendieron conel valor de la desesperación : sus frascos de pólvoray sus fusiles liacian un estrago horrible sobre unamultitud que peleaba a pecho descubierto y entera-mente cerrada; pero aunque ninguno de sus lirosera perdido, ni había golpe sin resullado, el es-trago que causaban, lejos de intimidar a la multi-tud, no hacia sino aumentar su encono y ardor, conel que a muy poco fueron desalojados los defenso-res del fuerte de sus lineas esteriores. íliano quevio un puesto imporlante abandonado tomó un fu-sil para sostenerlo, y sin acordarse de lo importan-te de su persona, que no debia ocuparse de funcio-

V >,rs I IKVOLUnoINKS. 55

ni 'N lubillloritaH, oNinvo haciendo fuc^o largo licin-I M I , l i m i i u qm- atravesada la cabeza por las sienes conm i l i , hu l t i quedó muerto en oí sitio. Esta perdida,

I M miiyor t u i i i q u c no la única que en la acción ha-

I H U I I i . . . . i . , l. Españoles, no les hizo desistir deI n di ' lni i i i i i que continuó por entonces, pues aunque

i . | » ' l i M i i ION utaques contra el fuerte, todos que-i - i . . . > M I I olívlo, y la perdida de los que asaltaban

MK i i i i i i i n n l ' i h i i por momentos, pero, ¿de que no es• | . . un jnii'Mo enfurecido cuando se halla anima-

do pur I i r nd i r in y In venfjonza? L;is perdidas que. . i , nú p i ' nd i i i ' r i i oh'o nlrcto i j n r < • ! dr ohslinarlo,

. , ( , - . . « . u el de l'nris en h loma de laBas-

y el i l n GuonajUQto ' ' i i la do Granaditas.

llídnl|;o aprovechándose de este ardor previnoi j i i i * i n i ' i ' i i i l t i i H c i i n i " i l , ] cosln las puertas del fuertef | i n « no l i i M . i l ' . M i yn sin díilensas csteriores. Esta or-

den IHÓ i m pronto cumplida como dada, y los Es-I | I > H NI» vieron en oí ul l . inio apuro ruando so ha-l l " , . n i v i l n hri 'Hm (|(H! no tenían medios do

. M I i i r . En lid conflicto cnarholaron bandera blan-

ni y i l « ' p ronlo N I - mondaron suspender las hostili-

ilnib 'r i , l'ero l»sdofonsores de la hacienda de Dolo-

. • . | i n ' i ¡ ¡ i h > n i l i i i i i lo «pío j><isaba en Granaditas, coit-

i i n i i n i ' u n i . ..• M n . lo f iKí j fo sóbrela multitud que,dan-

rtoiO por <iii|¡Miiiida, ¡¡'riló traicionen uno de aque-

".. rnp loH do In ror t¡in comunes en las revolucio-

nnH popidnri 'H. Desde este momento ya solo se tra-

56 MÉJICO

lo de lomar el fuer te a toda costay de nodar cuartela nadie: las masas se precipitaron sobre las puer-tas medio destruidas., y aunque sufriendo grandesperdidas las forzaron al ins tante . El aluque y I u de-fensa se renovaban en cada uno de los puntos inte-riores que ofrecían algunos medios de resistencia,pero en todas partes triunfaba la masa popular quese derramaba como un lorreníe que destruye y se-pul ta cuanto le opone resistencia. A las cinco de latarde el Irhmío de los sitiadores era completo, y nesa hora dio principio el saqueo y la destruccióngeneral de una de las ciudades nías ricas de Mé-jico.

Si en Celaya se cometieron tantos escesos y de-sordenes a pesar de no haberse opuesto por losEspañoles la menor resistencia a su ocupación,cadacual puede figurarse lo que sucedería en Guanajua-lo donde aquella fue tan obstinada. En efecto, muypocas Iioras bastaron para consumar la ruina de es-ta ciudad, ¡a destrucción de sus inmensos capitales,y del laborío de las minas, que abandonadas enton-ces aun no han podido repararse. No solo los Espa-ñoles, sino basta los Mejicanos acomodados sufrie-ron el saqueo y los insultos de los vencedores y deun pueblo desenfrenado, que nada podia calmar nisatisfacer , y que desfogaba su rabia destrozando loscadáveres de los vencidos y cebándose en su san-gre. (Nadie se atrevia u sepultar esíos miserables

V SUS UKVOMC10NES. .*»7

iv,slos, pues alguno que llegó a intentarlo se viooii gravísimos riesgos, y no debió su salvación sinon la fu|ja. IVro ü. Juan Aldama y D. Mariano Aba-mtlo (MI consorcio de Allende que también se halla-hn 08 ti (jad o de tantos eseesos, lomaron por fin me-d i i l i i w serias y dicaces para contenerlos y establecerun Inl nuil onleii (¡u la ciudad. Por sí mismosre-p i ' i i n i m ' M i i algunas aunque con suma dificultad, yun dirijieron a Hidalgo para quecuanlo antes se lle-niiHO oí liueco que había resultado en la autoridadpor l . i nuici'te o emigración de los que la desem-peñaban. So traló por fin de hacerlo y l'ueron nom-bnidnN IOH ri ' j idores y alcaldes ordinarios que l'alta-bnn, proveyéndose la intendencia déla provincia enhoM.ln.sc A u Ion ¡o Gome/, por haber renunciado Donl- 'ori innilo IVre/ Marafion , nombrado primero porHidalgo, y iíl cual, como se verá adelante, mantuvoii i t r l i jencins con Calleja y con el gobierno de Méjico,

(lomo 011 Giimiajimlo residían algunos jóvenesqii" M I - l u i l i u duendo en oí seminario de Minería

de M r j i m , y se ha l l aban dotados de conocimientosnada vulgares sobre las artes del grabado, y mas quetodo sobre la Tundición de metales y la maquinaria,Hidalgo se valió de ellos para establecer una rnaes-I rnu /a y nú iu jen io de acuñación o sea casa de rno-noil i i . I2sle ultimo establecimiento era del todo ne-ri 'siirio después de haberse cortado las relacionescon Méjico donde únicamente se acuñaba, y así en

58 MÉJICO

el uno como en el otro dieron pruebas nada equi-vocas (l<! su injemo , conocimientos y recursos losencargados de ambos, porque aunque sus obras nofueron del lodo perfectas, escedieron en mucho alas esperanzas que podian concebirse de unos hom-bres que no contaban con los medios de plantearestos trabajos y se hallaban en la necesidad de for-marlos por si mismos. Ellos se encargaron tam-bién de la fortificación do la plaza en clase de inje-¡lieros , y la pusieron cu un estado regular de de-fensa .

La muerte del intendente D.Juan Antonio Riañofue sentida por vencedores y vencidos; prueba lamasdecisiva de su relevante mérito. Este ilustre majistra-do pertenecía al partido de los Españolesdel reinadode Carlos III que rejentaron Floridablanca, Galvez,Campomancs y Aranda, y a virtud de sus princi-pios politices, en la creación de intendencias paralas colonias fue nombrado por el ministerio de in -dias, Galvez, para desempeñar la de Valladolid deMichoacan, de donde fue trasladado oportunamentei\ la dcGníinajualoque sirvió hasta su muerte. Aun-que no se pueda decir que fuese un literato, se lia-Jlaba dotado de aquella ostensión do conocimientosque se reputan bastantes para constituir un hombreilustrado, y que en el produjeron el deseo de propa-garlos en las provincias que estuvieron sucesiva-mente a su carfjo. Ku ellas fue uu promotor nato e

V SUS lUÍVOLUClOXEíí. 5í(

i i i la l i | ; ;d i le de loilo.s los ramos de la prosperidadp n l i l i c a , y suav i /ó , en cuanto pudo, ciertos absurJON y medida* ruinosas de la administración colo-n i a l , romo lo acreditan ¡os reglamentos que publi-có puní procurar la seguridad de las personas ypropieiluiles, y para poner en libertad, hasta dondele cm licito, lodos los ramos de la industria agrí-enla y nici 'cniíl i l , aun contra las ordenes positivasque I c i i i a d e la corle para la destrucción de las vi-I I I I H , de las cuales habia grandes plantíos en suprovincia. Poro loque hará eternamente honrosa y¡¡rain HU memoria, HCT;'I la integridad de su conduc-id comii funcionario publico en un pais en que lavena l idad luí sido el vicio característico de todosi . ' depositarios de cualquier ramo de autoridad. Al l m n u HC le hi/o universal y constantemente la justi-• 1 . 1 di ooniiderarlo esculo de este contajio, y comouna de las muy pocas escepciones que ha padecidoe n t i i i v j j l n i jenendis i ina . l'or ul t imo, lo <|ue le hizo• " > i i repl in i l i m Mrj ic iu ios , l 'uéel habersemauiíesta-dn Hicmpro deHi iudode todas las preocupaciones depapudo que animaban a sus paisanos céntralos naci-dow en el pais.Kiaño, eon la filosofía que producec-l amor de todos los hombres, jamas dio cabida aOKHN distinciones odiosas, hijas del orgullo y de laignorancia, y que tan caras han pagado los Espa-uoles establecidos en Méjico , asi es que el no pe-leó contra la independencia , animado de estas

-i O AIEJICU

pasiones mezquinas, sino impulsado por los prin-cipios del honor que le prescribían no ser infiel algobierno que de el habin hecho confianza. Por lodemás no solo estuvo siempre penetrado dé la jus-ticia de la independencia., sino que la tuvo por unsucoso próximo e inevitable desde que la ocupa-ción de España por el ejercito francés dislocó lamaquina ya ruinosa del gobierno de la metrópoli.Si la independencia hubiera partido de las autori-dades constituidas, si so hubiera efectuado tal comose proyectó durante elvireinato de íiurrigarayyquefrustraron las violencias de los Españoles, Uiaño¡jo la habría rensado, y con sus luces e integridadhabría adelantado ya sin trabas la prosperidad de.su provincia, y contribuido a formar la moralidadde los funcionarios públicos mejicanos. Pero que-dó asombrado al ver los desordenes del movimien-to efectuado cu Dolores, y muy poco o nada buenopudo pronosticar de sus inmediatos resultados :estas consideraciones, unidas a los principios depundonor, io determinaron a declararse contraHidalgo "y ser victima desgraciado de la defensa deGuanajuato.

Mas es tiempo de encargarse de las operacionescon que el gobierno español se preparaba a la de-fensa, y los medios o resortes que ponía en juegopara desacreditar la naciente revolución, y disiparl;is masas con que se Je amenazaba y que crecían por

v HIIH M \.'I,M.HI,U:S. í|

M i i n c x n \ i i v y 1). 1'YaiicÍsco Javier Ve-

n i ' l j i i n i | tm h u i t í n i l . . . . . •mlmrcndo rn Veracruz el 2H

de H | | M ' i | i > l n / n M U enlnid; i publica en Méjico el 4-í

de M e i n i i n l > n » ( y de osla muñera el ¡jobicrno del vi»

' t u , i in m i q u i l l o ln Iner/.ii y unidad de que no era

" • • j - h l i l n » i n i n t i i i t i n i l « i lu A u i l i m i r i n , y si u las cua-

I . . . . . l i . . I . M I iJn | i i i H Í I ) l ( i r i i H Í K L ¡ r n l lorrenlc impc-

.... . I - In revolución. IVro < ^ 1 nuevo vi rey vino

'"I" "' ..... wpi ' t ' lo ii i l n r iiMü'm y aumentar los mo-|| < | i u » lu ini | ) i iUt i lmn, pues fue el portador de

luí | [ tm mu i ' n n i ' ( < i l i ( l i i H pur lu rcj í -nci i i a iodos los

«I .......... l < 1 1 u 1 1 i ¡ ; " i - i iy , y con culo HC dice lo bas-1 lili j . H - i 'I'M ii i miuriT ni dÍN|¡iiNl,o con que fu ó

i • ' < ' IMIK mnnrio y rl (¡oliit-i'iio «pío rcprc-

...... lu u ....... l i u u ' i i i H < l i - l . i metrópoli eran en

i" II . • | . . M i I M M i i n i N i i p n n i i l a K , pues. el partido de1 ' - i - i i r m NO l i i i l l i i h i i casi reducido a las mnra-1 i < • • ! . l i u |< nc i t i quií nn ronocia ol.ro po-

1 i |» j . t . - L , , . I | M ^ I H un n i i l nndad en Méjico y

|M | i . . . . . . 'u l . > i ] i i \ i l n ) M puní restablecerla en Espa-

in i . | . . . r-l ilr !.. hjHpníiolüs ricos aprciisorcs de Ilur-

n u n n i y , I rntó cnii amitos unes de contentar a estos

\ l u í . . , hr los propicios a toda costa. Esle parece ha-

licr nido i'l principio de las concesiones que se les

lucieron y no el do insultar a los Mejicanos; mas

Hed ie ron por ofendidos, y no vieron en las

is ( ' . rucias sino un desaire a sus reclamaciones

Í2 MÉJICO

y un desprecio de sus quejas, de modo que en lode adeliinle, siempre que la ocasión pedia haceruna enumeración de las injusticias del gobiernoespañol, jamas dejó de contarse entre ellas comouna de las principales las concesiones espresa-das.

La mañana del \ 7 de setiembre Venenas reunióen el palacio vireinal una junta aristocrática, com-puesta <lc un numero considerable de personas, en-tre las cuales se contaban el arzobispo y el generalGaribay, ambos antiguos vireycs, y el teniente ge-neral liuslamante, destinado para geí'e supremo deGuatemala. En ella se dio cuenta con las graciasconcedidas por la rejencia. Contra la evidencia delos hccJios se hizo una pintura brillante del estadode los cosas de España, y se concluyó por un pedi-do de veinte millones de pesos. Parecía natural quese hubiese también hecho mención de los sucesosde Dolores, que era el asunto del día , y que porsu inmediación interesaba algo mas al gobierno ya los habitantes del pais que los de la península; pe-ro la política del gobierno colonial fue siempre afec-tar un desprecio desdeñoso de todos los esfuerzosde los Mejicanos contra su metrópoli, que se hacíapor entonces consistir en un silencio, por el cual seafectaba no ocuparse de un asunto que se queríapersuadir no debía llamar la atención del gobiernosino secundariamente.

Y SUS INVOLUCIONES. Í5

I . M H primeniH nol ie iüs del alzamiento llegadas de(.hierH.iiro, v i n i e r o n por conducto de los frailes deprttpagitwln que l ienen en aquella ciudad el colejiodn tu Ou/. l'ü Acuerdo que era el consejo nato delvirey, y en el e,nal prevaleció el voto de D. Guiller-mo de Agnirre , le consultó «pie conforme a la cos-tumbre imtiquisiina establecida para semejantes ca-HOH Me nombrase un pesquisidor, que con algunos

nl|¡imeile,s y una partida de tropa se trasladase al

l i i l jn r del niotin y lo cortase como tuviese porconveniente. , imponiendo castigos y concediendoperdonoH diNcreeionnlmente . Kl virey que no te-11 in eonoeimionlo n i n g u n o del estado del país, si-guió por oii loncos este die,tamcn, y nombró al alcal-

de de eorle I). J i i i i n Collado para el desempeño deivtln eoin 'mion, el cua l , llegado a Querctaro apenaspudo l ini-er olr¡i cosa que enterarse delestadode los

ile|¡oei(»H, y reponer en su empleo al correjidor Do-lHÍl i j | i ie / , euyn iiun'ene.in palpó, lía euanlo a lo de-n i f i H l i n piulo ndeliuitnr un jiaso, pues el movimien-to de Dolores no era un motín pasajero, sino elprincipio de 11:111 revolución que, aunque maldiri-l i i l n , tenia profundas raices en el corazón de losi ' iM e j i n t n o H y no podia terminar sino cortando parasiempre los vínculos de este pueblo con su metró-pol i .

C, i i ; in i lo el v i r e y l u y o noticia de la toma y saqueo>de Celnyn y de la fuerza progresiva de Hidalgo, em-

44 MÉJICO

pezó a sospechar que el negocio era do nías cuidadoque lo que la Audiencia había creído, y de eonsi-guíenlo que las medidas sujeridas por el Acuerdoeran en el caso absolutamente ineficaces. Estas sos-pechas pasaron a ser evidencias con la toma de Gua-najuato y la derrota de los Españoles en tan impor-tante plaza. Entonces el vircy abrió los ojos y cono-ció la necesidad de las operaciones militares con-tra unas masas que aumentaban por momentos, y anada se hallaban menos dispuestas que a sometersea sus antiguas autoridades.Se determinó puesquelaciudad de Queretaro fuese el cuartel general y pun-to de reunión de tropas para formar un ejercito,cuyo objeto por entonces debía ser el de sostenereste punto, que aunque no uuica, es una de las lla-ves de la capital, y mas tarde con el de atacar lasfuerzas de Hidalgo y destruirlas si era posible. Co-mo las noticias alarmantes se alcanzaban unas aotras, se hicieron salir a marchas forzadas el reji-micnto de infantería de la Corona y el de dragonesde Puebla con la columna de granaderos, formadade las compañías de este nombre de todos los cuer-pos de infantería provincial. En Queretaro existíanya los dragones que llevaban el nombre de esta ciu-dad, y la mayor parte del rejimiento de infanteríade Celaya, posteriormente se hicieron marchar aeste punto la infantería veterana de Nueva-España,y los dragónos veteranos de España y Méjico.

Y SUS II!'.V01,UC101\ES,. ^í»

Todas oslas fuor/as con su tren de artillería com-pelonle se pusieron ¡i las ordenes del coronel U,IMimiie l de Klon , conde de la Cadena, e intenden-I ' ' de la |n-ovim'ia de Puebla. Este gefe era uno delos hombres públicos de reputación bien sentada enloilnK Imrus.Sc ¡¡¡ñora cual fuese sn pericia militar,pi'i'o eran umversalmente reconocidas su intcgri-dml y honradez, sus conocimientos políticos y eco-nómicos, sn dedicación a la policía de comodidad,órnalo y seguridad, lo mismo que su deseo de pro-|m¡¡nr en su provincia los conocimientos científicosy literario!< KHI.HN prendas hacían <|ue se le consi-derase romo un respetable majistrado, aunque su-jeto n gravísimas Callas por su carácter impetuosoy fucrles pasiones, (pie lo hacían atropellar mu-chuH veci'H los miramientos debidos a las personas,y M i l v i i r i n > pocas las barreras legales, por llegarmus pronto al fin casi siempre laudable que se pro-poiini. Sun ¡deas políticas eran en lodo conformesii I I I H t l r ' . i i . . . . M U concuño, es dcrir que pertenecíani p n i ' l i d o de los Españoles que opinaban por elpro¡>rcHo, y participaba de sus miras y deseos. Es-tabd convencido de que la época de la independencia«le Mcjieo habia llegado o estaba ya muy próxima;pero el no HC la figuraba tal como Hidalgo la inició,nmirllü en horrores y destrucción, sino pacifica ylosegada | error notable en un hombre de sus co-nocimientos, al que no se debía ocultar que la po-

^ MÉJICO

sibilidnd de u» cambio sin desordenes intentadoimilil.nenle varías veces, había pasado ya, y que elrrsonliminnlo de las masas contra la metrópoli y|«s Españoles, provocado por los repetidos agraviosde aquella y estos, d<-bia por necesidad producirmw csplosion violenta y una sangrienta revolución!Mas sea de cslo lo que fuere, Flonechó un borrónoloriio sobre una reputación adquirida a tanta cos-la por el carácter bárbaro y sanguinario que des-pteaóeon ínula ferocidad en clase de segando gefedel Ejercito español del centro, y su memoria, porsemejantes atrocidades, será siempre poco grata a

los Mejicanos.El vircy formó en Méjico su reserva con los re-

HimoiiU» de iiuanleria de Puebla, Tresvillas, To-luca y el batallón de Marina, compuesto de la tri-pulación de los buques que se hallaban en la baiade Veracruz con la caballería de Tocineros y algu-nos otros piquetes y compaüias sueltas, y la guar-nición de la ciudad fue confiada al rejumento ur-bano del comercio y a un cuerpo de milicias ur-banas de las tres armas, compuesto délos vecinos,a quienes se dio la denominación de patriotas, ycuva fuerza seria de tres a cuatro mil hombres. Es-tos cuerpos eran tres batallones de infantería cua-iro escuadrones decaballeria, y «na brigada dear-lUleria y en ellos se obligó a inscribirse a todos los

Mue podían hacer servicio a su costa. El v.rey no

V SUS J ILVOUJCIONKS. Jt~t

( n i " que l lcv iu in i i rl uni forme ni denominaciónde Inh i i i i l i | ¡ n < i H voluntarios, confesión tacita perol > i n i c luní (le In (funeral aversión con que eran vis-ión del pn l i l i ro mejicano. En San Luis Potosí seI n r n m l m pnr el mismo tiempo otra división quedcNpiii 'H liin uno de los principales apoyos det go-biei no eHpmiol ni INuovo-España. El brigadier Donl'Vlu Cnllcjii se l iallaba de comandante de la deci-ini i l tri | ¡ndn de milicias, de la que era cabecera> . | u < I I , c iudad . Lue¡¡oque este hombre supo la re-VollloioU ds Dolor®, de la cual tenia ya algunasM O N p e e l u í » , n immu 'po r datos no imiyscguros, lejos• l < > i l r i i n l ^ i i l i i i ' H i ' n i riHT d < ^ ¡ii inno como sucedió aIOM liillüsloi {[ol'ci.s de la M ueva-Espana, sin aguar-dar ordonns <lc Méjico sti ocupó con una actividadt i h - i i i i H i i b l r cu r eun i r todos los cuerpos de su briga-d i t , l l e i m r m í N bujus, armarlos, disciplinarlos y equi-pnr luH de todo a lodo. Levantó también nuevos

l'un 1'ormtiiidnloH de lioiubres rolmslisimos de•pin .1 . . . . i . i i q u e l l n provincja, y entre ellos se hizo"" , i m l i d i l n el (le i i i l n i i í c r i a llamado de los iama-

itmloH pur el e<dor <Ie su vestido, y compuesto dehombros tomados délas rancherías, pertenecientesu i • ItoniH y el Venado. También estableció Callejamuí I n l u - i e i i de c»fumes de todos calibres, arma muycnr i iHn por aquel tiempo en Méjico, y cuando ya tu-to mi < I Í v Í N Í o n bujo un pío respetable, la hizo cam-I n la Imcienda de la I ' ila7 con el objeto de ocu-

48 MÉJICO

par a los cuerpos esclusivaniente en los ejércitosmilUaiT.s, mantener el rigor déla disciplina e impe-dir las distracciones a que se hallan cspueslos lossoí-dados en las ciudades. El acampamento se hizo contoda la ostentación que era característica en Calleja :las tropas marcharon formadas a la ocupación delcampo,el terreno se dividió por cuerpos,señalándosea cada uno de ellos el que le correspondía, y en latienda del general so levantó un docel con el retra-to de Fernando, bajo el cual se colocó una mesa conla i HUÍ jen de Cristo crucificado, unte el cual se hizojurar de nuevo a los gefcs, oficiales y soldados obe-diencia y fidelidad al rey de España, y hacer la pro-testa, que después fue tan común, de sostener larelijion que nadie atacaba, pero que convenia hacercreer se hallaba en riesgo a un pueblo sobre cuyaignorancia y credulidad se calculaba. La solemni-dad de este acto y el apáralo esterior que se le diopara herir la imajinacion de los espectadores pro-dujo todo el efecto que se deseaba en las gentes delejercito, que por su sencillez e inesperiencia no lesera posible conocer las imposturas de sus gefes,penetrar sus designios, ni desprenderse de las im-presiones que producían estas esterioridades. El en-tusiasmo pues, hizo lasvcces de la razón, y los queentonces se alistaron en Ja división de Calleja pelea-ron constantemente y de buena fe por el gobiernoespañol mientras estuvieron a las ordenes inmedia-

V SUS UEVOMJCIONES. -Í9

dia lmnlo oslo ¡¡'ole, a quien es preciso dar a cono-

t'l'l1-

I>; | i ; rncral I » . l -Vl ix Calleja vino a Méjico de te-i i iculo corono! con el virey conde de Revillajijedooí h i j o ; ¡ a n i t i N [indo disimular su desmedida ambi-ción ni oí dowoo de hacer un papel brillante y dis-Uimil ido ¡ U N Í OH qiir desde los [trimeros momentosiln mi libada, lodo su empeño fue el de mandar enliólo y M I I I Hi iper ior inmediato , hallándose siempreI I I I I H dÍM|nios lo a ponerse a! frente de uno partidado «tildados on el omino uno a ser secundo del i ir

muí d ívUinn . Mu ¡¡mió act ivo y emprendedor, ymi di'Ni'n dn n d i j i i i r i r {¡loria , lo hacían no dcspcr-dli 'hir ( H ' i i N Í o n u in ip ina de l lamar la atención deliiiiblioo y loi'marse un l.ealro de admiradores quel l N u i i j i ' i i N n i t «u v a n i d n d : como todo ambicioso ja-intiM li ivn lo ni coiirirucia jioliiica., ni hallaron enoí n i i uo i i cabida lnn K o n í i i i n c u t o s del deber; calcu-luliii. V lior lo c M i i i u i i cni i l u i n v ooiKicinnento, lo

• rl | '' 7

i|ll« pitdi ' ln i 'ondurii ' a M I I M i id^lantos, y se decidíapor oí Indo quo Irn orn mas lavorable, así es que fueiuiii|[u y onoinÍ |fo de la revolución francesa, admi-rador y detractor de líoiiiiparlc, liberal contra las|ii'i'nciipanonos nJijiosas y la Inquisición, y enco-miado]' d(i IOM .losiiitas a quienes proíejió y restitu-yó : por ul t imo, [tura que no le quedase papel porliucor, hi/o liantn cierto punto el de ¿nsurjcnle, paratenor cabida entre los aféelos a la revolución, que