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D O C U M E N T O S OC OTE ENCENDIDO Comités Oscar Romero C/ José Paricio Frontiñan s/n - 50.004 - Zaragoza D.L.Z. 147-89 Nº 25 FEBRERO 2003 40 años de Teología de la Liberación en América Latina y El Caribe (1962–2002) Meditación teológica sobre América pobre

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  • D O C U M E N T O SOC OTE ENCENDIDO

    C o m i t s O s c a r R o m e r oC/ Jos Paricio Frontian s/n - 50.004 - Zaragoza D.L.Z. 147-89

    N 25 FEBRERO 2003

    40 aos de Teologa de la Liberacin en Amrica Latina y El Caribe (19622002)

    Meditacin teolgica sobre Amrica pobre

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    INTRODUCCIN

    Volvemos, en este nmero de los Documentos del Ocote Encendido, auna de las temticas ms genuinamente latinoamericanas y por tanto,ms susceptibles de convertirse en contenido de estos materiales que tie-nen como principal objetivo hacernos llegar el espritu de los procesos delas organizaciones eclesiales y populares de Amrica Latina. Nos referimosa la Teologa de la Liberacin.

    En concreto, se trata de dos artculos diferentes. El primero de ellos, titu-lado "40 aos de Teologa de la Liberacin en Amrica Latina y el Caribe(1962-2002)", est escrito por Pablo Richard, telogo chileno afincado enCosta Rica donde es director del Departamento Ecumnico deInvestigaciones, de cuyas aportaciones nos hacemos eco con frecuenciaen estas pginas. Su artculo constituye un reconocimiento a estas cuatrodcadas de produccin teolgica latinoamericana, en las que la TL se hacaracterizado por su novedad respecto de la teologa "europea", por suenorme vitalidad y por su influencia creciente en el panorama teolgicointernacional. Resulta especialmente interesante la perspectiva que adop-ta a la hora de analizar la evolucin de la TL, basada en la contraposicinreforma-contrarreforma dentro de la Iglesia e igualmente la contextualiza-cin de las diferentes etapas de su historia.

    El segundo artculo, "Meditacin teolgica sobre la Amrica pobre" deAlberto Parra, es una reflexin crtica sobre las relaciones entre la econo-ma y la teologa. El autor, desde su posicionamiento claro a favor de laopcin por los pobres y desde la consideracin del lugar central que elpobre debe jugar en la teologa latinoamericana, considera en tono crti-co que abordar de manera sistemtica estas relaciones entre la economay la reflexin teolgica constituye, en cierto modo, una tarea pendiente dela TL.

    Ambos son artculos para leer y digerir despacio. Tambin pueden resul-tar tiles para una reflexin comunitaria que sirva para hacer memoria yhomenaje de una realidad que tantos frutos ha dado en las ltimas dca-das de la historia de la Iglesia y los pueblos de Latinoamrica.

  • 40 aos de Teologa de la Liberacin en Amrica Latina y El Caribe (19622002)

    Pablo Richard

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    Introduccin

    La Teologa de la Liberacin (TL) tiene dos tiempos histricos: un tiempo de naci-miento (19621984) y ahora otro de re-definicin y maduracin de nuevas tareas(1984-2002). Si consideramos el contexto eclesial, el perodo de nacimiento de la TLcoincide con un tiempo maravilloso de reforma en la Iglesia Catlica (1962-1984).El tiempo de la redefinicin y las nuevas tareas de la TL, por el contrario, se da enun perodo de fuerte contra-reforma, la cual busca de manera explcita erradicarla TL (1984-2002). La reforma y la contra-reforma en la Iglesia tienen, a su vez, cla-ramente un contexto econmico, social y poltico. Aqu hablamos slo del contex-to, no de la raz de la TL que es y ser siempre la opcin preferencial por los pobresy la experiencia de Dios dentro de una praxis de Liberacin (como veremos msadelante). En este artculo hacemos fundamentalmente referencia a la TL en sucontexto catlico.

    En el ao 1984 tenemos un cambio de perodo desde un punto de vista eclesial.El intento de des-legitimacin de la TL comienza con dos documentos de laCongregacin para la Doctrina de la Fe (dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger):Libertatis nuntius (1984) y Libertatis conscientia (1986). El telogo uruguayo Juan LuisSegundo respondi al primero de estos documentos. Su tesis es que el documentono condena exageraciones de la TL, sino a la TL en todas sus formas. La teologadel documento adems no solamente est en contradiccin con la TL, sino con la

    teologa misma del propio concilio Vaticano II (1). Un momento decisivo de la con-tra-reforma eclesial fue el Snodo extraordinario de obispos de 1985, donde se sus-tituye el concepto Iglesia-Pueblo de Dios por el de Iglesia-Comunin, con lo cual seabandona de modo significativo el Vaticano II y reaparece la eclesiologa de losconcilios de Trento y Vaticano I.

    Desde un punto de vista histrico global el ao 1989, como fecha de cambiode perodo, es una fecha ms real. El 9 de noviembre de 1989 fue la cada del murode Berln, smbolo de la cada de los socialismos histricos y del fin de la Guerra Fra.Se impone desde entonces la hegemona total de una economa de mercado yde una globalizacin de inspiracin neoliberal. Otros hechos reales, con un profun-do simbolismo, son: 16 de noviembre de 1989 (apenas siete das despus de lacada del muro), asesinato de los seis jesuitas en El Salvador; 25 de febrero de 1990,derrota electoral del Frente Sandinista en Nicaragua; y enero de 1994, insurreccinzapatista en Chipas (Mxico).

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    Utilizaremos aqu como esquema interpretativo la contraposicin dialcticaentre reforma y contra-reforma. El Movimiento de Jess y la posterior organizacinde las iglesias apostlicas fue un movimiento de profunda reforma en el pueblojudo, y ms all de l, en muchas tradiciones religiosas del Oriente Medio y delmundo helenista. En los siglos IV y V surge la contra-reforma, con el emperadorConstantino y los cuatro primeros concilios ecumnicos (Nicea, 325;Constantinopla, 381; feso, 431; y Calcedonia, 451). Estos cuatro concilios constitu-yen un nuevo Canon de la fe cristiana, el cual sustituye en cierta medida el Canon

    de los cuatro evangelios (2). El Credo niceno-constantinopolitano ser el nuevoCredo que estructurar la fe cristiana, el catecismo y la teologa hasta el da dehoy. ste es el Credo que confesamos todos los domingos.

    En el siglo XVI empiezan las grandes reformas protestantes, las cuales buscabaninicialmente una reforma del cristianismo en su globalidad. La actitud de rechazode la Iglesia Catlica, puso la reforma fuera de ella. La contra-reforma institucionalse dio fundamentalmente en el concilio ecumnico de Trento (1545-1563), com-pletada por el concilio Vaticano I (1869-1870). Son cuatro siglos de contra-reforma,que han marcado de forma profunda la vida actual de nuestra Iglesia.

    Entre 1962 y 1965 tenemos el concilio ecumnico Vaticano II, concilio que sepropuso una nueva reforma de la Iglesia, esta vez una reforma asumida por la pro-pia Iglesia a realizarse en el interior de ella. Una novedad histrica fue que estareforma fue recibida e interpretada en Amrica Latina y el Caribe por la IIConferencia General del Episcopado, realizada en 1968 en Medelln (Colombia) yprofundizada en 1979 en Puebla (Mxico).

    El esquema reforma-contra-reforma hay que tomarlo de forma dialctica, nocomo una contraposicin absoluta y maniquea entre el bien y el mal. En toda con-tra-reforma puede haber elementos positivos, as como en toda reforma puedehaber desviaciones. Lo mismo podemos decir de la contradiccin entre ortodoxiay hereja. Las herejas algunas veces han defendido grandes verdades, si bien demanera parcial y en ruptura con la unidad de la Iglesia y la tradicin apostlica.Pero de igual modo puede darse que los defensores de la ortodoxia sean quienesms traicionan el sentido de la tradicin histrica de la Iglesia y los ms cerrados alas exigencias de Dios en el momento actual.

    1. Cf. Juan Luis Segundo: Teologa de la Liberacin. Respuesta al cardenal Ratzinger.Madrid, Ediciones Cristiandad, 1985.

    2. Cf. G. Alberigo (ed.): Historia de los concilios ecumnicos. Salamanca, EdicionesSgueme, 1993.

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    A. Reforma de la IglesiaCatlica (19621984)

    Los hechos fundantes son:

    Concilio Vaticano II (1962-65)

    Recordemos algunos ejes teolgi-cos mnimos:

    Lumen gentium: la Iglesia es elPueblo de Dios, no su estructura jerr-quica. Su razn de ser no est en ellamisma, sino en el Reino de Dios. LaIglesia subsiste (subsistit) en la IglesiaCatlica. El sacerdocio comn de losfieles, dotados stos de carismas. Lacolegialidad episcopal.

    Dei Verbum: la Sagrada Escrituracomo fundamento de la Iglesia y almade la teologa. El magisterio no estpor encima de la Palabra de Dios, sinototalmente a su servicio. La Iglesia, msque poseer la verdad, camina haciala plenitud de la verdad.

    Gaudium et spes: la Iglesia en elmundo. La Iglesia abierta a la moder-nidad y al humanismo contempor-neo. Autonoma de lo temporal.

    Igualmente importantes en elConcilio, textos sobre la reforma litr-gica, el ecumenismo, la libertad reli-giosa y los derechos humanos.

    Segunda conferencia del episco-pado latinoamericano y caribeo enMedelln (1968)

    (Recepcin del Vaticano II y re-interpretacin desde Amrica Latina yel Caribe)

    Pro memoria algunos textos:

    Los principales culpables de ladependencia de nuestros pases sonaquellas fuerzas que, inspiradas en ellucro sin freno, conducen a la dictadu-ra econmica y al imperialismo inter-nacional del dinero (2, 9e); situacinde injusticia que puede llamarse deviolencia institucionalizada (2, 16);educacin liberadora: la que convier-te al educando en sujeto de su propiod e s a r rollo (4,8); un sordo clamorbrota de millones de hombres, pidien-do a sus pastores una liberacin queno les llega de ninguna parte (14, 2);En nuestra misin pastoral confiare-mos ante todo en la fuerza de laPalabra de Dios (14, 14); La comuni-dad cristiana de base es el primero yfundamental ncleo eclesial clulainicial de estructuracin eclesial, y focode la evangelizacin, y actualmentefactor primordial de promocin huma-na y desarrollo (15, 10); etc.

    Snodo de obispos en Roma: La jus-ticia en el mundo (1971) y Pablo VI:Exhortacin apostlica Evangelii nun-tiandi (1975)

    (Impacto de la TL y de Medelln enRoma)

    Tercera conferencia del episcopa-do latinoamericano y caribeo enPuebla (1979)

    Pro memoria algunos textos:

    La situacin de extrema pobrezageneralizada, adquiere en la vida realrostros muy concretos en los que debe-ramos reconocer los rasgos sufrientesde Cristo, el Seor, que nos cuestiona einterpela (31-41); est subiendohasta el cielo un clamor cada vez ms

    I. Contexto eclesial de la TL (19622002)

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    La valoracin de la religin delpueblo y de la cultura latinoame-ricana y caribea.

    La renovacin de la vida religiosa.

    Los fuertes movimientos de espiri-tualidad, testimonio y martirio.

    El ecumenismo liberador y militante.

    El dilogo con telogos de frica,Asia y de las minoras oprimidasdel Primer Mundo (en 1976 nacela Asociacin Ecumnica deTelogos del Tercer Mundo: Asett)

    B. Contra-reforma en la IglesiaCatlica (19842002)

    1. La Ley y el Poder apagan elEspritu y la Teologa de la reforma

    En el concilio Vaticano II culmin yse expres un extraordinario movimien -to teolgico, no obstante el Conciliono logr con la misma creatividad yfuerza renovar la institucin eclesial. ElConcilio decidi la elaboracin de unNuevo Derecho Cannico y de unnuevo Catecismo para renovar la insti-tucin de la Iglesia con el Espritu y laTeologa conciliares. Pero sucedi locontrario: el Nuevo Derecho Cannico(1983) y el Catecismo de la IglesiaCatlica (1992) sofocaron el Espritudel Vaticano II. De esta forma, irrumpila tradicin institucional de cuatrosiglos de contra-reforma del conciliode Trento. El Dogma, el Poder y la Leyde la contra-re f o rma pudieron msque la Teologa y el Espritu de la refor-ma eclesial inaugurada en el concilioVaticano II. Tenemos aqu la raz delactual fundamentalismo catlico.

    2. Movimiento neoconservador enla Iglesia

    tumultuoso e impresionante. Es el gritode un pueblo que sufre y que deman-da justicia (87-89); la Iglesia asumeuna clara y proftica opcin por lospobres; afirmamos la necesidad deconversin de toda la Iglesia para unaopcin pre f e rencial por los pobre s ,con miras a su liberacin integral(1134); El compromiso con los pobresy los oprimidos y el surgimiento de lasComunidades de Base han ayudado ala Iglesia a descubrir el potencial evan-gelizador de los pobres (1147);Exigencia evanglica de la pobrezacomo solidaridad con el pobre y comorechazo de la situacin en que vive lamayora del continente (1156); etc.

    Cuarta conferencia del episcopa-do latinoamericano y caribeo enSanto Domingo (1992)

    Se retoman algunos textos deMedelln y Puebla acerca de la opcinpreferencial por los pobres y los jve-nes y las comunidades eclesiales debase. Temas nuevos con elementospositivos son:

    Slo una Iglesia evangelizada escapaz de evangelizar (23); Los lai-cos, lnea pastoral privilegiada (103);Sobre la mujer (104-110); Dilogocon las religiones no-cristianas (136-138); Promocin humana comodimensin privilegiada de la NuevaEvangelizacin (157-209); Incultura-cin del Evangelio (230).

    En Santo Domingo, sin embargo, yaaparece la influencia de la contra-reforma.

    Algunos procesos a largo plazo,ms all de los grandes eventos ecle-siales, marcan este tiempo de reformaen la Iglesia Catlica:

    Las Comunidades Eclesiales deBase, con su mtodo ver-juzgar-actuar.

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    3. Intentos de deslegitimacin de la TL

    Con este cambio de rumbo en laIglesia se niega tanto la razn de sercomo la misin proftica de la TL. Se laacusa ahora directamente de marxis-ta, y como el marxismo ha muerto,tambin la TL ha muerto. Ella pertene-ce al tiempo de la Guerra Fra, unaetapa del pasado totalmente supera-da. Se emprende en consecuencia laerradicacin total y sistemtica de laTL en todos los espacios eclesisticos ydocentes. La marginacin de todoprofesor que sea sospechoso de TL. Elrechazo de la TL llega a ser el signo dis-tintivo de la ortodoxia. Esta campaano tuvo tanto xito en Brasil, donde laIglesia jerrquica y los telogos resistie-ron en su defensa de la TL. Esto explicala carta del Papa a los obispos brasile-os, la cual afirma: la Teologa de laLiberacin no es solo oportuna sino tily necesaria (abril de 1986).

    El problema consiste en que en sufuria restauradora y ciega el movi-miento neoconservador y funda-mentalista, en su intento de demoleruna teologa, est destruyendo asimis-mo la capacidad misma del cristiano,especialmente del pobre, de ser sujetoc reativo de un nuevo modelo deIglesia y de una nueva sociedad.Ahora el sujeto es el Poder, la Ley y laInstitucin. Con la destruccin de la TLse est adems demoliendo toda latradicin reformadora de la Iglesia ini-ciada en el concilio Vaticano II,Medelln y Puebla. Est tambin demo-liendo toda la tradicin teolgicaeuropea del siglo XX que origin lareforma moderna de la Iglesia en esecontinente. Est demoliendo, en fin, laobra y la memoria de nuestros obisposprofetas y mrtires latinoamericanos ycaribeos (un claro signo de esto es elque an no se haya beatificado amonseor scar Romero).

    El miedo a la dispersin y fragmen-tacin, el miedo a la opcin preferen-cial por los pobres, el miedo a las con-secuencias eclesiales de la crisis econ-mica, el miedo a la modernidad y a lacrisis de la modernidad, tuvieron comoefecto la bsqueda de seguridad en elDogma, la Ley y el Poder central de laIglesia, lo que llev a la marginacin yel olvido progresivo del Vaticano II, deMedelln y Puebla. En el modelo deIglesia del Vaticano II (Gaudium etSpes), la Iglesia est en el mundo y alservicio del mundo; Medelln y Pueblac o n c retizaban: en el mundo de lospobres. El movimiento neoconservador,por el contrario, tiende a centrar a laIglesia sobre s misma; tiende a ence-rrarse en el mundo dentro de la Iglesia,alejndose cada vez ms del mundoen general y del mundo de los pobresen particular. La Ley y el Poder llegan aser ms importantes que el Evangeliodel Reino de Dios.

    El papa Juan Pablo II concede alOpus Dei, a los Legionarios de Cristo ya otros movimientos similares un lide -razgo especial dentro de la Iglesia anivel mundial. No cabe duda de queestas organizaciones no asumen elEspritu y la Teologa del Vaticano II. ElOpus Dei es como un anti-Medelln. Suopcin preferencial es por las liteseconmicas y polticas del mundo rico.Su modelo de Iglesia es claramente deCristiandad, articulado por la relacinIglesia-Poder. El liderazgo espiritual ypastoral ya no lo tienen los grandestelogos conciliares, la generacin delos obispos de Medelln (los Santospadres de la Iglesia latinoamericana ycaribea) o los telogos de la libera-cin. Todos stos son deslegitimados,perseguidos o marginados. La grancruzada de la Iglesia ya no es contra lapobreza y la injusticia, sino contra elcomunismo y la TL.

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    pintura, la literatura, la msica, el tea-tro, el cine, etc.

    En los aos 70 se inicia, especial-mente en Europa pero tambin en elmundo entero, la crisis del capitalismosocial dominante. En 1973, con el golpede Estado en Chile, se consolida el neo-liberalismo como alternativa y la ideo-loga de la Seguridad Nacional comoestrategia. En 1979 triunfa la RevolucinSandinista, sin embargo ya desde 1980el mundo est dominado por las figurascontra-revolucionarias y anti-comunis-tas de Ronald Reagan y Marg a re tTa t c h e r. En 1980 aparece elDocumento de Santa Fe I con impor-tantes recomendaciones para Reagan(entre otras: La poltica exterior de losEstados Unidos debe empezar a con-trarrestar la teologa de la liberacin,11, 3). Este cambio de contexto favore-ce la contra-reforma de la Iglesia, aun-que al mismo tiempo torna urgente unaredefinicin de la TL..

    Entre los aos 1945 y 1970 se da enEuropa un proceso de recuperacineconmica, social, cultural y espiritual.Nace un Estado de bienestar social yse impone un capitalismo reformista ysocial. Reformismo expansivo que per-mite movilizaciones y organizacionessociales. En este contexto se inscribe elmovimiento teolgico europeo que seva a expresar en el concilio Vaticano II:recuperacin espiritual de Europa yOccidente, visin optimista del mundoy de la historia, confianza en la capa-cidad social del sistema dominante ydel ser humano moderno.

    En Amrica Latina y el Caribe lasituacin es totalmente diferente. Muypronto se hace evidente la crisis deeste modelo de desarrollo. Surge laTeora de la Dependencia que nosdice que no puede haber desarrollo sinruptura de la dependencia del PrimerMundo. No hay desarrollo sin libera-cin. En 1959 triunfa la RevolucinCubana y en 1970 hasta el 73 triun-fa en Chile el modelo de trnsitodemocrtico al socialismo, no obstan-te esto provoca en la misma pocauna represin creciente a los movi-mientos de liberacin y se instaurandictaduras militares en varios pases. Esen este difcil contexto que recibimos einterpretamos el Vaticano II, que cele-bramos la II Conferencia delEpiscopado latinoamericano y caribe-o en Medelln y que nace la TL. Elmovimiento de liberacin no se danada ms en la teologa, sino simult-neamente en las ciencias sociales, la

    II. Contexto econmico, social y poltico de la TL (Sintesis para recordar lo mnimo)

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    con toda su densidad terica, estrat-gica y orgnica. La TL no busca ape-nas interpretar la realidad desde fuera,sino transformarla desde dentro. No esun pensamiento abstracto o dogmti-co, sino una reflexin crtica de la pra-xis histrica a la luz de la Palabra deDios que acompaa el compromisoliberador de los cristianos. La prcticade liberacin siempre tuvo como hori-zonte una sociedad alternativa y elsujeto capaz de construirla. En aqueltiempo la alternativa era el socialismo.Algunas corrientes de la TL utilizaron elmarxismo como instrumento de anlisisde la realidad, sin asumir su dimensinpoltica (el comunismo) o filosfica (elmaterialismo histrico).

    3. Espiritualidad: Teologa conEspritu. La TL se defini desde un prin-cipio como una Teologa que nace delencuentro con el Dios de los Pobres enel interior de una prctica de libera-cin. En este encuentro el obstculocapital no era el atesmo, sino la idola-tra (la perversin del sentido de Dios ola sustitucin de Dios por otros dioses).Esta idolatra la descubramos sobretodo en las estructuras de dominacin,pues es ella la que hace posible que elopresor oprima con buena concienciay sin lmite alguno. La idolatra transfor-ma a los sujetos (personas) en cosas y alas cosas (mercancas, mercado, tec-nologa) en sujetos. En este sentido, laidolatra es la raz del pecado social. Elatesmo, por el contrario, era unadimensin positiva de la prctica deliberacin. Nuestra cercana mayor eracon los revolucionarios ateos que conlos opresores idlatras. Incluso, en nues-

    A. Nacimiento de la TL (1968 1984)

    1968 es considerado tradicional-mente el ao de nacimiento explcitode la TL. En julio de ese ao GustavoGutirrez pronunci una conferenciaen Chimbote (Per) titulada: Teologade la Liberacin (Gustavo cambi altima hora el ttulo original que era: Teologa del Desarrollo, cambioemblemtico de un cambio ms pro-fundo en la teologa: el problema noera el desarrollo, sino la liberacin).Luego se public su libro: Teologa dela Liberacin. Perspectivas.

    Recordemos de forma muy sintti-ca los cuatro elementos fundantes yconstitutivos de la TL en este su primerperodo:

    1. Opcin pre f e rencial por lospobres. Es la raz y estructura bsica ypermanente de toda la TL. Es la pers-pectiva que nos diferencia de las teo-logas progresistas del Primer Mundo,las cuales nacen del dilogo con lasciencias sociales y la secularizacin. Enla opcin por lo pobres, el pobre essujeto del Reino de Dios en la construc-cin de una sociedad alternativa. Laopcin por los pobres es la opcin poruna sociedad donde quepan todos ytodas, en armona con la naturaleza.Los pobres son sujetos con una culturay espiritualidad propias, portadores deEspritu y Libertad frente a la Ley y laInstitucin.

    2. Prioridad de la praxis: la TL comoacto segundo. El punto de partida dela TL fue siempre la praxis de liberacin,

    III. La TL en Amrica Latina y el Caribe

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    Teologa de la Liberacin. Perspec-tivas. Este nuevo prlogo, escrito vein-te aos despus de su libro, es para mun ejemplo y paradigma para todointento de maduracin, decantaciny ampliacin de la TL para los nuevostiempos. Algo semejante hizo treintaaos despus, en 1999, en una confe-rencia titulada: Situacin y tareas de

    la Teologa de la Liberacin (3).

    Desde ya quisiera insistir en la nece -sidad e importancia de la TL, hoy, en laIglesia y en la sociedad. Los pobres,que son ms del 70% de la humanidad,quedan sin la TL an ms excluidos ysilenciados, con menos esperanzas ymenos capacidad de ser sujetos de supropia historia. Sin TL, la Iglesia pierdesu credibilidad en el mundo moderno,sobre todo en el mundo de los pobresy excluidos. Sin TL, la Iglesia se hundecon la crisis de un modelo de Iglesiaultraconservador, autoritario y patriar-cal que en la actualidad va desapare-ciendo, en especial en los ambientesms lcidos y crticos de nuestra socie-dad. Sin TL, la Iglesia pierde su identi-dad y dimensin proftica y vive per-manentemente confundida y enreda-da en sus delitos de abuso de podersagrado (abusos en los campos eco-nmico, poltico y sexual). Sin TL, laIglesia cae con facilidad no solo en elneoconservadurismo, sino en el funda-mentalismo, el cual somete a los cre-yentes a la esclavitud de un Poder yuna Ley absolutas que no les permitenser sujetos libres constructores de supropia historia. Sin TL, en fin, la Iglesiaqueda indefensa frente a los funda-mentalismos econmicos, polticos yreligiosos hoy imperantes. El futuro delcristianismo, al menos en el Te rc e r

    tra espiritualidad, descubrimos la nece-sidad de pasar por un cierto atesmoen la bsqueda oscura del Dios vivien-te. La espiritualidad se viva en la ora-cin, la mstica, el arte, el canto, lapoesa, pero principalmente en el testi-monio, lo que llevaba muchas veces almartirio.

    4. Profetismo: Teologa y Palabra deDios. La TL se pens a s misma funda-mentalmente como teologa profti-ca, no como teologa dogmtica oteologa pastoral. Asumi el grito de lospobres y la defensa del Proyecto deDios en la Iglesia y en la sociedad. LaTeologa proftica de la Liberacin see n f rent con la doctrina de laSeguridad Nacional y realiz un traba-jo de animacin creativa en el mundode los pobres.

    B. Redefinicin de la TL (1984-2002)

    El contexto eclesial de contra-refor-ma, especialmente desde 1984, y elcontexto sociohistrico de globaliza-cin neoliberal, especialmente desde1989, nos urgen a una redefinicin dela TL. Esto significa re-tomar su raz fun-dante y sus elementos constitutivospara re-crearla, re-pensarla, madurar-la, y quizs radicalizarla, en el nuevocontexto de cambio de poca quenos toca vivir. Hay por lo tanto una exi-gencia de fidelidad a la raz de la TL: laexperiencia de Dios en la opcin pre-ferencial por los pobres, pero de igualmodo una exigencia de creatividadpara responder a los nuevos desafos.Gustavo Gutirrez escribe en febrerode 1988 un nuevo prlogo (Mirarlejos) a su obra fundante de 1968:

    3. Publicada en la Revista Latinoamericana de Teologa (El Salvador) No. 50 (mayo-agosto,2000).

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    Mundo, est entonces en gran medidaligado al futuro de la TL, en cualquierade sus formas y expresiones.

    1. Estrategia general para orientarnuestro caminar teolgico y eclesial

    Es extremadamente importanteasumir una metodologa, una orienta-cin, un paradigma, una estrategia,que oriente nuestro caminar de modopositivo. Presento aqu algunas ideaspara generar un consenso que nos dunidad, fuerza y creatividad, tantopara recrear la TL como para construirun nuevo modelo de Iglesia:

    a) Fidelidad creativa a la reformade la Iglesia iniciada por el Vaticano II,Medelln y Puebla. Esta reforma se hadado histricamente en el interior de laIglesia. No fue como la reforma protes-tante del siglo XVI, la cual choc conla Iglesia y tuvo por fuerza que desa-rrollarse fuera y en contra de ella. Lareforma del Vaticano II, iniciada por lapropia Iglesia jerrquica dentro de laIglesia, nos permite mantener el proce -so de reforma eclesial en el interior deella. La reforma es posible sin romper lacomunin de la Iglesia y sin construiruna Iglesia paralela o cismtica.

    b) No queremos otra Iglesia,sino otro modelo de Iglesia en lalnea de la reforma ya iniciada porel Vaticano II, Medelln y Puebla.Ahora, con la contra-reforma, havuelto a ser dominante el modelotridentino de Cristiandad. Por ello,tal vez no ser posible a corto omediano plazo re-construir y man-tener el modelo re f o rmado deIglesia del Vaticano II, Medelln yPuebla como modelo dominante.Lo ms importante, sin embargo,es construir dentro de la Iglesia unmodelo eclesial que sea significa-tivo y creble para el mundo dehoy, principalmente para los

    p o b res y excluidos, as como paratodos los que se interesan de formaseria y crtica por el Evangelio de Jess.Tendremos que vivir nuestro modelode Iglesia dentro de una Iglesia donde,por el momento, otro modelo es eldominante. Es comn en la historia dela Iglesia que coexistan dentro de ellamodelos o maneras diferentes de serIglesia. No se trata de un sano pluralis-mo, que es un valor altamente positivodesde los tiempos apostlicos, sino dela coexistencia de modelos eclesialescontrapuestos y antagnicos.

    c) Nuestra estrategia bsica, porende, no debe ser de confrontacinsino positivamente de crecimiento ahdonde est nuestra fuerza. Si hay con-frontacin, sta no debe ser de perso-nas aisladas; ha de ser la confronta-cin de fondo, global e inevitable,entre dos modelos o maneras diferen-tes de ser Iglesia. De igual modo, nonos interesa hacer de posiciones teol-gicas o dogmticas el campo princi-pal de batalla dentro de la Iglesia.Nuestra fuerza reside, de manera posi-tiva, en nuestra capacidad de ir cons-truyendo, desde abajo y a largo plazo,un modelo eclesial fiel al movimiento

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    de re f o rma iniciado en el concilioVaticano II, Medelln y Puebla. No obs-tante, si bien debemos ser fieles a estemovimiento de reforma, no debemosc rear polarizaciones ineficaces osecundarias entre nosotros y en nues-tras comunidades.

    d) Debemos asumir la opcin pre -ferencial por los pobres y los excluidoscomo punto de partida y orientacindeterminante y permanente de nuestrocaminar, tanto en la Iglesia como en elmundo de hoy. Nuestro horizonte pri-mordial de entendimiento no es porconsiguiente la modernidad, la post-modernidad o la crisis de la moderni-dad, sino la liberacin de los pobres yla construccin de un mundo dondequepan todos y todas, en armona conla naturaleza. En este sentido, nuestraestrategia debe ser definida clara-mente desde el Te rcer Mundo, ensolidaridad con frica, Asia y Oceanay con todos los grupos oprimidos y soli-darios del Primer Mundo.

    e) En el momento actual, de transi -cin entre un modelo que desaparecey otro que todava no surge, cre oimportante priorizar tres cosas: la cons-truccin de la esperanza, la creacinde fundamentos slidos y la formacinde personas. En el clima imperante depesimismo y derrotismo, es ms nece-sario que nunca reconstruir una espe -ranza con serio soporte econmico,social, bblico y teolgico. Es asimismoimportante construir f u n d a m e n t o s(econmicos, sociales, polticos, ticosy espirituales) sobre los cuales poda-mos, en el futuro, levantar algo msdefinitivo y global. De igual modo, esuna prioridad la f o rm a c i n de losagentes que edificarn la sociedad yla Iglesia del futuro. En un perodo detransicin como el nuestro estas trestareas no son estrepitosas, sino que sedan bajo tierra, con una eficacia silen-

    ciosa y a largo plazo, pero no por esoson menos eficaces y duraderas.Debemos buscar una TL que sea eficazy significativa en el interior del mundode los pobres y excluidos, y no sola-mente de pequeas minoras margina-les. Nuestro horizonte es la Iglesiaentendida como Pueblo de Dios.

    2. Redefinicin de los elementosconstitutivos de la TL

    Retomamos aqu los cuatro ele-mentos constitutivos y fundantes, yaexplicados, de la TL: opcin preferen-cial por los pobres, prioridad de la pra-xis, espiritualidad y profetismo. En losprimeros dos puntos retomo librementela investigacin de nuestro equipo delDEI en el campo de reflexin acercade economa y teologa.

    a. Radicalizacin de la opcin pre-ferencial por los pobres en el contextodel actual sistema de economa demercado

    i) La racionalidad del sistema actual

    En el sistema actual existe un desa-rrollo tan extensivo y acelerado de losmedios, que ya no es posible discernirel fin. Los medios tecnolgicos y cient-ficos son valorados por su eficiencia,no por su ordenamiento hacia finesestablecidos. La eficiencia, la compe-titividad y la ganancia apare c e ncomo valores absolutos, sin tener encuenta la vida humana y csmicacomo fin de toda actividad econmi-ca, tecnolgica o cientfica. Losmedios que desarrolla el sistema, contanta eficacia y aceleracin, ya noestn al servicio de los medios dereproduccin de la vida que son lafuerza de trabajo y los bienes de lanaturaleza. La economa queda redu-cida a la lgica del clculo de utilidady la mxima ganancia. El medio impi-

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    de ver el fin: la vida humana. sta es laraz de la crisis tica que vivimos en elactual sistema.

    El sistema invierte sobre todo eneficiencia y no en vitalidad. La eficien-cia a su vez se orienta principalmentehacia el capital no-productivo, enespecial el financiero. Hay una prima-ca del valor de cambio sobre el valorde uso. La consecuencia es que cadavez se produce menos para la vida detoda la humanidad y lo que se produceno alcanza para todos. El sistema apa-rece como maravilloso, sin embargoson siempre menos los invitados albanquete neoliberal. La lgica es: Sino hay para todos, que por lo menoshaya para m. Es una ideologa agresi-va y violenta con el otro, en particularsi ese otro vive en el Tercer Mundo, esrabe, negro o chino. El otro empieza aser considerado como enemigo, mxi-me si ese otro se constituye en sujeto deuna sociedad donde haya vida paratodos. En lugar de ser agresivos con losexcluidos, la tica de la vida propone:Si hay para todos, tambin habr param.

    Se piensa que el sistema de merca-do total es una sociedad perfecta, lacual cumple con sus objetivos en lamedida de su perfeccin y totaliza-cin. Es decir, todos los problemas eco-nmicos del mercado se solucionarancon ms mercado, con la totalizacindel mercado. El mercado y la tecnolo-ga aparecen como los Mesas que tra-ern la salvacin a la humanidad. Porende, no se debe poner obstculos asu desarrollo. Y la lucha por la vida detodos y de la naturaleza, como unimperativo tico absoluto, es vistocomo un obstculo al desarrollo del sis-tema. Ningn mercado puede sercompetitivo y eficaz, si invierte dema-siado en la reproduccin de la vida detodos y de la naturaleza. Lo absoluto

    es el mercado y no la vida para todos.La solidaridad, por consiguiente, seraun obstculo al desarrollo del merca-do y una "falta de fe" en el "poder sal-vfico" de ste como sociedad perfec-ta. El imperativo categrico no es,entonces, la solidaridad, sino la totali-zacin y eficiencia del mercado y detodos sus recursos tecnolgicos yfinancieros.

    ii) Dos fallas profundas: exclusin ydestruccin de la naturaleza

    Las dos fallas estructurales delactual sistema de mercado en suracionalidad neoliberal son la exclu -sin humana y la destruccin de lanaturaleza. Estas fallas nos urgen areformular y radicalizar nuestra opcinp re f e rencial por el pobre; esto es,opcin por el pobre como excluido yopcin por el pobre como s u j e t ocapaz de construir una sociedaddonde quepan todos y todas enarmona con la naturaleza.

    El sistema de mercado global defi-nitivamente no es para todos. El siste-ma solo puede asegurar la vida de losque son necesarios e insustituiblespara el desarrollo del mercado. En elcapitalismo anterior se buscaba eldesarrollo nacional, o sea, de todos losciudadanos. El sistema era valoradopor su capacidad de satisfacer lasnecesidades de todos. Esto nunca seconsegua, no obstante era la racio-nalidad del sistema. Racionalidad msideolgica que real, pero que trazabauna finalidad al progreso en funcinde la vida de todos. Esto se acab.Ahora el desarrollo se mide por laeficiencia del mercado y la mximaganancia. El desarrollo en funcin dela vida de todos y todas queda fuerade la lgica o racionalidad del mer-cado hoy. El sistema actual llama alcapitalismo anterior "capitalismo ut-

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    o espiritual del mundo actual. Se tratafundamentalmente de una ideologa,una cultura, una tica y una espirituali-dad idoltrica y criminal, que es laracionalidad misma del sistema. ste,para funcionar bien, necesita pensaras, necesita valorar as, necesita rezary encontrar a su Dios as. La salvacinviene por el cumplimiento de la ley delmercado. Si se altera esta ley, vamos alcaos. El mercado se justifica por sueficiencia: lo eficiente es lo bueno, lojusto, lo verdadero y lo bello. Estamosen verdad cortando la rama dondeestamos sentados, pero no importa, yaque lo estamos haciendo con eficien-cia y alta tecnologa. En definitiva, elsujeto es el mercado, la ciencia, la tec-nologa, no el ser humano que utilizaesos objetos en la construccin de vidapara todos. Otra vez la inversin idol-trica: los objetos (el mercado, la cien-cia, la tecnologa) llegan a ser sujetos yel autntico sujeto (el ser humano) seconvierte en objeto.

    En este contexto, la opcin por losp o b res, que ciertamente es unaopcin por personas concretas, tam-bin llega a ser una opcin contra lapropia lgica del sistema. La racionali-dad de ste est en contradiccinabsoluta con la racionalidad de laopcin pre f e rencial por los pobre s ,puesto que nuestra opcin preferen-cial es justamente por aquellos que elsistema excluye y que consideramossujetos posibles de una alternativa alsistema. De manera positiva, optar porlos pobres es optar por la vida de todosy todas, es optar por el ser humanocomo sujeto capaz de construir unasociedad donde quepan todos ytodas, en armona con la naturaleza;optar por el pobre es creer que otromundo es posible. Para nosotros, lavida de todos y todas, en armona conla naturaleza, es lo absoluto, lo bueno,lo justo, lo verdadero y lo bello.

    pico"; ahora estaramos en un capita-lismo realista, que en realidad es cni-co y salvaje. La consecuencia de estalgica del mercado es la exclusinmasiva de seres humanos.

    Los excluidos son consideradoscomo una poblacin sobrante y, por lotanto, desechable: estn dems. Sumuerte no afecta la eficiencia del sis-tema. Por lo mismo, no tiene sentidoinvertir en salud y educacin para losexcluidos. No es una inversin rentable.Ellos son vistos como no-ciudadanos yviven su miseria y su dolor en un silenciototal. nicamente es ciudadano elque tiene trabajo y participa del mer-cado. El Estado nada ms tiene obli-gaciones con sus ciudadanos. Luego,el excluido vive una situacin muchopeor que la del explotado. Hoy da serexplotado es un privilegio, pues almenos se est dentro del sistema. Hoynadie duerme: los excluidos no duer-men porque tienen hambre. Los inclui-dos no duermen porque tienenmiedo.

    El sistema de mercado global utilizatambin los recursos naturales siguien-do el valor de la eficiencia: la mximaexplotacin para la mxima utilidaden los mercados. La conservacin dela naturaleza, en la lgica del sistema,hace subir los precios en el mercadoperdindose competitividad. La ecolo-ga, en consecuencia, no debe entor-pecer la eficiencia del mercado. As, laconservacin de la naturaleza no soloes vista como contraria a la lgica delmercado, sino como su obstculo. Elresultado es la destruccin sin lmitesde la naturaleza.

    iii) Radicalizacin de la opcin porlos pobres

    No debemos interpretar todo loanterior apenas como una crisis moral

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    La opcin pre f e rencial por lospobres, en la reconstruccin actual dela TL, se radicaliza por otras mltiplesrazones. Primero: optamos no solo porlos pobres en general, sino de modoms especfico por los excluidos, aquienes el sistema excluye comosobrantes y desechables, y que noso-tros precisamente valoramos en cuan-to tales como sujetos de una alternati-va de vida para todos. S e g u n d o :optamos por la defensa de la natura-leza, tambin excluida por la lgicaabsoluta de la eficiencia y la mximaganancia del sistema. Hoy no escu-chamos nada ms el grito de losexcluidos; escuchamos asimismo elgrito de la tierra. Tercero: definimos alpobre y al excluido tanto con catego-ras socio-econmicas de clase social,como con las categoras de gnero( h o m b re-mujer), generacin (joven-adulto), raza y cultura (blanco-negro-indio), incluyendo adems entre losexcluidos a los que son diferentes poridentidad sexual o a aquellos que el sis-tema considera minusvlidos. Por lti -mo: la opcin por los pobres se radica-

    liza tambin simplemente en vista deque hoy el nmero de pobres es extra-ordinariamente mucho ms alto quecuando naci la TL.

    b. Prioridad de la praxis TL comoacto segundo

    La definicin de la TL como actosegundo, donde la praxis de libera-cin es el acto primero, no solo siguevigente, sino que se radicaliza. El an-lisis de la realidad, parte constitutivade la praxis, se ha hecho ciertamentems exigente y complejo, por eso la TLen la actualidad asume de modo crti-co la visin terica liberadora presen-te en la economa, la antropologa, lapsicologa, la bio-tica y las cienciasde la naturaleza. Veamos ahora latrasformacin misma de la prcticade liberacin en la actualidad y cmoesta transformacin desafa a la TL.

    i) Nuevos espacios para la praxisde liberacin: desplazamiento desdela sociedad poltica hacia la sociedadcivil

    Vivimos un deterioro del Estado,por su endeudamiento (interno yexterno) y la corrupcin de la clasepoltica dominante. El Estado es hoypobre y corrupto. Esto ha llevado a undeterioro de la vida poltica. No hayinters por participar en la poltica, loque provoca una cierta des-politiza-cin y des-ideologizacin. La globali-zacin del mercado, por otro lado, veal Estado nacional como un obstculoy busca, si fuese posible, hacerlo desa-parecer y sustituirlo directamente porel mercado. La globalizacin, ade-ms, destruye la identidad y la sobera-na nacional de cada pas. Este debili-tamiento del Estado y de la soberananacional se ha radicalizado por el for-talecimiento del poder imperial delgobierno de los EE. UU., lo que nos est

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    gnero donde al inicio han tenido laofensiva los movimientos feministas,aunque ahora surgen otros de identi-dad masculina. Crecen asimismo losmovimientos definidos por categorasde generacin: de nios, de jvenes,de ancianos. Estn, de igual manera,los diversos movimientos ecologistas.Por ltimo, los movimientos de quienesson fuertemente discriminados por suidentidad sexual o por ser trabajado-res/as del sexo (prostitutas y similares).

    En cada movimiento social emergeun nuevo sujeto histrico con identidaddiferente. Estos movimientos han esta-do siempre presentes en nuestro conti-nente. Lo nuevo es su poder comomovimiento social organizado y suconstitucin como sujeto histrico decambio social.

    iii) Tarea comn a todos: recons -truccin de la Nacin y el Estado

    La diversidad y la complejidad demovimientos sociales y de sujetos hist-ricos se articulan entre s por su perte-nencia bsica a la misma sociedadcivil y por su misin comn a todos dereconstruir la Nacin y el Estado desdeesta sociedad civil, que no dejan poresto de ser diversos y complejos. Lareconstruccin de la Nacin y delEstado (de la nacionalidad y de la pol-tica), destruidos por la globalizacinneoliberal y por el mercado, debe tras-cender los intereses inmediatos decada uno de los movimientos sociales yde cada uno de los nuevos sujetos; delo contrario, caeramos en una frag-mentacin total de la sociedad civil yde la nacin en general.

    iv) Reconstruccin del ser humanocomo sujeto

    En este contexto surge el desafo dela reconstruccin del ser humanocomo sujeto. No se trata del individuo

    llevando a una globalizacin imperialmilitar. Todo esto est provocando undesplazamiento desde la s o c i e d a dpoltica hacia la sociedad civil. Luego,la prctica de liberacin no se sitatanto en el campo poltico, cuanto demanera pre f e rencial en el camposocial.

    Este desplazamiento tiene muchosaspectos positivos. Incluso, en el cortoplazo, esa des-politizacin y des-ideo-logizacin han sido necesarias. Pero nocabe duda de que en el mediano y ellargo plazo se precisa de una recons-truccin del Estado desde la sociedadcivil, desde abajo, desde la base,desde los movimientos sociales. Estoimplica una reconstruccin de la polti-ca y una re-politizacin nueva y positi-va de la toda la sociedad.

    ii) Re-surgimiento de los movimien -tos sociales y los nuevos sujetos

    Lo que mejor define el nuevocampo de la sociedad civil son losmovimientos sociales. Estos movimien-tos no buscan en el corto plazo latoma del poder, sino la construccinde nuevos poderes. Es un movimien-to que surge desde abajo, desde losdiferentes grupos sociales de base ysobre todo desde los grupos totalmen-te excluidos de la sociedad.

    En todos los movimientos sociales seconfiguran nuevos sujetos, los cualesde forma muy plural y compleja se dis-tinguen entre s por determinacionesde clase, etnia, cultura, gnero, gene-racin y otros. Hay de este modo nue-vos movimientos suburbanos, campesi-nos y de los sin tierra; movimientos demigrantes; movimientos de economa,educacin y salud alternativos. Otrosmovimientos se definen ms bien porlo tnico y cultural, como los de ind-genas y afroamericanos. Hay movi-mientos definidos por la categora de

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    abstracto de la revolucin burguesa(el pienso, luego existo), sino delnuevo sujeto humano histrico y comu-nitario que se afirma como sujeto fren-te al mercado, la tecnologa y la glo-balizacin neoliberal, los cuales cuan-do se tornan sujetos absolutos, aplas-tan a todo ser humano como sujetoconcreto. El sujeto humano concretoes el sujeto de una nueva racionali-dad, alternativa a la del sistema domi-nante, y es igualmente el creador deuna nueva organizacin social dondetodos tengan vida. ste es el sujeto res-ponsable de la reconstruccin de laesperanza y de las utopas. Es un sujetoconcreto que para todos busca traba-jo, tierra, salud, educacin, partici-pacin y esparcimiento. Es un sujetocon Espritu, capaz de vivir su fe en elDios de la Vida y capaz de rechazar losdolos de la muerte. Es un sujeto quetiene una cultura y una tica de lavida, que construye una sociedaddonde quepan todos y todas, enarmona con la naturaleza. Es el sujetoque afirma su vida en la vida del otro yde todos. Si la vida propia depende dela vida de todos, el sujeto no puedeactuar de manera aislada, sino juntocon otros, en comunidad.

    v) Desafos para la Iglesia y la TL

    Los movimientos sociales, con todasu complejidad y diversidad, han sidoen forma positiva los espacios desdedonde re-nacen los nuevos movimien-tos eclesiales y teolgicos. As es comohan nacido una Iglesia y una teologacampesina, indgena, afroamericana,de mujeres y jvenes y de los sectoressociales ms diversos, incluso aquellosque nos sorprenden por su total diversi-dad o radicalidad.

    Los nuevos espacios y los nuevossujetos de la re-construccin de laIglesia y de la TL no es algo puramente

    fsico o exterior, ya que implica uncambio profundo de racionalidad,espiritualidad y tica; cambio radicalde esquemas y paradigmas; cambiocualitativo en el modo mismo de serIglesia, de hacer teologa y, en fin, uncambio cualitativo en la manera debuscar, encontrar y vivir a Dios en laexperiencia oscura pero gozosa de lafe. Esto nos lleva al punto siguiente.

    c. La TL como espiritualidad de laliberacin

    La definicin constitutiva de la TLcomo espiritualidad de encuentro conel Dios de los pobres en la prctica deliberacin, sigue plenamente vigente.Esa espiritualidad se ha ms bien radi-calizado y diversificado con arreglo alos procesos histricos que hemos des-crito con anterioridad. Se han fortale-cido as una espiritualidad indgena yafroamericana, una espiritualidad pro-pia de la mujer y de los jvenes, unaespiritualidad campesina y otras. La TLha impulsado tambin, a nivel global,una espiritualidad de resistencia en elinterior del sistema actual, una espiri-tualidad del cmo vivir en el mundosin ser del mundo. La TL ha desarrolla-do una tica y espiritualidad de lavida, como valor absoluto, contra losvalores de pura productividad, efica-cia y ganancia del sistema. Una espiri-tualidad del ser y del compartir, contrala arrogancia del puro tener, acumulary consumir.

    La TL ha asimismo madurado y radi-calizado una espiritualidad de la vida,en su expresin corporal liberada de laopresin de la Ley y del Pecado. Eneste campo la TL asume la teologa dePablo de Tarso, para quien el Esprituest ligado a la Vida del ser humanoen su cuerpo y alma. Esto ha permitidoliberarnos de una espiritualidad delalma o de una espiritualidad de la

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    justicia que viene por el cumplimientode la ley, que necesariamente nosconduce al pecado y a la muerte(vase Rom. 8 y Gl. 5). La TL ha hechosuya la expresin de San Ireneo: GloriaDei, vivens homo; gloria autem hominisvisio Dei: La Gloria de Dios, el serhumano vivo; la gloria del ser humano,la visin de Dios (Adv. Haer. IV, 20, 7).Todo esto ha llevado a una espirituali-dad que se realiza en la corporeidadhumana, incluida la sexualidad. La libe-racin de la ley, la liberacin del senti-miento de culpa y de la exigencia desacrificialidad, es obra tambin de laespiritualidad de la liberacin, la cuala f i rma la Vida segn el Espritu, nocomo obra de la ley, sino como obradel Amor de Dios que ha sido derrama-do en nuestros corazones.

    La TL ha fortalecido una espirituali -dad del sujeto humano concre t o ,necesitado de trabajo, tierra, salud,educacin, participacin y esparc i-miento; un sujeto humano que se defi-ne por su condicin de clase, gnero,raza y cultura; un sujeto humano quese ve liberado en su dimensin subjeti-va y personal interior; un sujeto huma-no que es humano en comunidad, enuna sociedad donde quepan todos ytodas en armona con la naturaleza;un sujeto humano que afirma la vidahumana como valor absoluto, que seafirma como sujeto libre frente al mer-cado y la ley de la ganancia.

    La espiritualidad desarrollada por laTL se halla en clara contradiccin contodas las nuevas espiritualidadesque se venden a buen precio en elmercado de las espiritualidades: espi-ritualidades gnsticas, espiritualistas,d e s e n c a rnadas, que no re s p o n d e ntanto a la modernidad como a la crisisde sta; espiritualidades alienantes,necesarias para una minora enferma

    y destruida por la propia racionalidaddel sistema y su tica de la ley abso-luta del mercado, de la mximaeficiencia y la ganancia.

    Todo lo anterior ha potenciado a laTL como creadora de espiritualidad, enun mundo que, hoy ms que nunca,clama por una autntica espiritualidad.

    d. Renovacin de la TL como movi-miento proftico

    En la historia del Pueblo de Israel, elmovimiento proftico estuvo siempreen proceso de transform a c i n .Durante la monarqua se dio un profe-tismo social y poltico: Ams, Oseas,Miqueas, Isaas y Jeremas. Durante elexilio, el profetismo busc consolar alos exiliados o reconstruirlos con visio-nes de vida, tal como aparece en elDeutero-Isaas (Is. 40-55) o en el profe-ta Ezequiel. Despus del exilio, el movi-miento cambi de nuevo. Unos profe-tas buscaron restaurar el pasado,como Zacaras o Joel, y otros busca-ron reconstruir la utopa para orientarla historia hacia el futuro, como el Trito-Isaas (Is. 56-66). Posteriormente elmovimiento proftico se transform enuna corriente sapiencial y apocalpti-ca de marcado carcter popular yliberador, como atestiguan los librosde Sabidura y el de Daniel.

    De igual forma, la TL busca hoyrenovar el movimiento proftico en laIglesia y en la sociedad. En la actuali-dad el profetismo no puede ser elmismo de los aos 1970-80. El profetis-mo no se juega ahora tanto a nivelpoltico, sino ms bien a nivel econ-mico (denuncia de la racionalidad demuerte del sistema econmico impe-rante y bsqueda de un mundo alter-nativo). Por eso, el profetismo adquie-re formas ms bien a p o c a l p t i c a s :resistencia a la dominacin imperial;

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    cilio Vaticano II, Medelln y Puebla.

    3. Un nuevo campo de profundiza-cin de la TL: la Lectura Popular oComunitaria de la Biblia

    La Lectura Popular de la Biblia (LPB)es un movimiento que se inspira en laconstitucin Dei Verbum del concilioVaticano II. La LPB (llamada tambinLectura Pastoral o Comunitaria) hanacido en Amrica Latina y el Caribedesde las Comunidades Eclesiales deBase y en el interior de diferentes movi-mientos sociales. Es adems una expe-riencia poderosa de fe que nos hacecrecer en nuestro camino de libera -cin y que nos permite, de forma efi-caz, masiva y a largo plazo, reformar laIglesia y transformar la sociedad.

    a. Devolver la Biblia al Pueblo deDios

    El Pueblo de Dios es la realidad ori-ginaria de la Iglesia. Desde los tiemposbblicos el Pueblo de Dios es el espacioprivilegiado de la Revelacin de Dios yde su Tradicin oral y escrita. El movi-miento bblico en Amrica Latina y elCaribe consiste justamente en devol-verle la Biblia al Pueblo de Dios.

    Nuestro objetivo es poner la Bibliaen las manos, el corazn y lamente del Pueblo de Dios. EstePueblo, como autntico propie-tario de la Biblia y sujeto intrpre-te de ella, recupera as su dere-cho divino de leer e interpretar lasSagradas Escrituras.

    El Pueblo de Dios, en su tarea deinterpretar la Biblia, no se encuen-tra solo. Hay dos sujetos auxiliaresa su servicio: la ciencia bblica yel magisterio. El Pueblo de Diosnecesita ayuda, no obstante esnecesario insistir en que estasayudas no son absolutas, no

    importancia del testimonio y del marti-rio; reconstruccin de la conciencia,de la memoria histrica, de la esperan-za; reconstruccin de la visin de unmundo diferente y alternativo, de lasutopas. Todas estas tareas se dan prin-cipalmente dentro del mundo de losexcluidos, no tanto como una denun-cia pblica frente a las autoridades.

    Las tareas concretas de la TL, comomovimiento proftico, tienen comocontexto la radicalizacin de laopcin preferencial por los pobres, losnuevos espacios de la praxis de libera-cin en la sociedad civil y los movi-mientos sociales (que ya vimos msarriba). Estas tareas adquieren un con-texto ms universal en espacios comoel Foro Social Mundial, la Movilizacincontinental: Grito de los Excluidos/aspor Trabajo, Justicia y Paz, el dilogointerreligioso global o los movimientoscontinentales por los derechos huma-nos, contra la guerra y por una socie-dad donde quepan todos y todas. LaTL debe asimismo recuperar su fuerzaproftica dentro de la Iglesia, denun-ciando los pecados y delitos de unmodelo de eclesial neoconservador ytridentino en crisis, que traicion larenovacin eclesial iniciada en el con-

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    c. El pobre como sujeto privilegia-do de la Palabra de Dios

    Lo que hemos afirmado de todoslos bautizados en el interior del Pueblode Dios, lo podemos afirmar conmayor radicalidad del p o b re , e ncuanto sujeto creyente que lee e inter-preta la Biblia en la Iglesia. La fuerzaespiritual de los pobres ha generadouna nueva manera de leer e interpre-tar la Biblia, la cual se ha mantenidopor dcadas, aun en situaciones detotal abandono por parte de la Iglesiay de represin por parte del Estado.

    El sujeto privilegiado de la Palabrade Dios es el pobre, pero este sujetogenrico irrumpe hoy en la Iglesiadesde culturas y razas difere n t e s ,desde una condicin concreta degnero (varnmujer) y de generacin(jvenes).

    d. Primaca del sentido espiritual dela Biblia

    En nuestro camino hermenuticolatinoamericano y caribeo insistimossobre todo en el sentido espiritual deltexto bblico, sin descuidar su sentidoliteral e histrico. El sentido espiritualtiene dos dimensiones: 1) El sentido deltexto mismo cuando es ledo e inter-pretado como Palabra de Dios. 2) Elsentido del texto cuando descubrimosla Palabra de Dios en el Libro de laVida a la luz del texto bblico. En laactualidad, tanto en la comunidadescomo en las personas es importante laLectura Orante de la Biblia (LectioDivina), mtodo y escuela que nospermiten descubrir el sentido espiritualde la Biblia. En esta lectura se unen laoracin, la lectura, la meditacin, lacontemplacin y el testimonio.

    estn por encima, sino al servicio delPueblo de Dios (cf. DV No. 10).

    b. Caractersticas del sujeto intr-prete de la Biblia en la Iglesia

    El sujeto capaz de interpretar laPalabra de Dios es el creyente condu-cido por el Espritu, libre frente a la Leyy orientado hacia la Vida. Sus caracte-rsticas concretas y especficas son:autoridad, legitimidad, libertad, auto-noma, seguridad y creatividad.

    En primer lugar hay que destacar laautoridad, legitimidad y libertad quetiene todo bautizado y toda bautizadapara leer e interpretar con fe laPalabra de Dios en la Iglesia. Esto bajoel supuesto de que lo haga en comu-nidad, apoyado por la ciencia bblicay el magisterio, con Libertad, Espritu yal servicio de la Vida. La autoridad y lalegitimidad no provienen nicamentedel ejercicio de una funcin institucio-nal, nacen de la capacidad real deinterpretar la Palabra de Dios en lascondiciones que hemos descrito.

    Los hombres y las mujeres de lacomunidad que interpretan la Biblia, lohacen adems con gran autonoma.La ruptura de la dependencia es fun-damental para que nazca una inter-pretacin de la Palabra de Dios desdeel corazn del Pueblo de Dios. Esta rup-tura no significa rechazo de la autori-dad de la Iglesia o de la ayuda quepueda venir de la ciencia bblica.Significa nicamente la autonomainherente a todo sujeto que interpretala Biblia con Fe, Espritu y Libertad.

    Los intrpretes de la Palabra deDios actan tambin con seguridad ycreatividad. El autoritarismo cre en loslaicos y las laicas una tremenda inse-guridad y destruy toda creatividaden su trabajo de interpretacin de laBiblia.

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    e. Lectura comunitaria de la Biblia yreforma de la Iglesia

    El camino hermenutico quehemos propuesto hasta aqu nos llevanecesariamente a una reforma de laIglesia. Si entregamos la Biblia alPueblo de Dios, si ponemos la ciencia yel magisterio al servicio de la interpre-tacin de la Biblia que hace el Pueblode Dios, si preparamos ministros de laPalabra en las comunidades de base,si todos los bautizados, especialmentelos pobres y los excluidos, proclaman laPalabra de Dios con autoridad, legiti-midad, libertad, autonoma, seguridady creatividad, si las comunidades debase se apropian del sentido espiritualde la Biblia, entonces la reforma de laIglesia se hace inevitable. En la historia,toda reforma eclesial ha comenzadocon un fuerte movimiento bblico en elseno del Pueblo de Dios. La reforma nola hacen los jerarcas, los telogos o losexgetas, sino el Pueblo organizado encomunidades que descubre el sentidode la Palabra de Dios.

    4. La TL en la construccin de unnuevo modelo de Iglesia, desde abajoy a largo plazo

    Los cristianos vivimos nuestra fe encomunidad. El encuentro con el otro,en particular con el pobre y la afirma-cin de la vida del otro como posibili-dad de nuestra propia vida, es lo queexige solidaridad y vida en comunidad.La Iglesia como Pueblo de Dios es a laluz de la fe un misterio y un sacramen-to, porque en ella vivimos la presenciade Jess resucitado y ella es el sacra-mento del Reino de Dios en la historia.Es en el pobre donde fundamen-talmente reconocemos esa presenciay ese sujeto.

    La experiencia fundante deencuentro con el otro exige asimismo

    el reconocimiento de la experienciacomunitaria del otro. Es por eso quedesde siempre el cristianismo fue unaexperiencia plural y diversificada. Nohay un Evangelio, sino cuatro; no hayuna Iglesia apostlica original, sino unapluralidad muy amplia de Iglesias (Lasiglesias que los apstoles nos deja-ron). La Iglesia, por lo tanto, solo tienesentido e identidad en la pluralidad,en el dilogo ecumnico, en la inter-culturalidad y en el dilogo inter-reli-gioso. Es siempre en la experiencia cul-tural y religiosa del otro, que el creyen-te cristiano halla la posibilidad de afir-mar su propia identidad personal ycomunitaria. Es por todo esto que elcreyente no puede aceptar un mode-lo de Iglesia nico, autoritario y patriar-cal, fundado en el carcter absolutode la Ley, el Poder y el Dogma. La TLpierde su identidad si no busca unmodelo de comunidad alternativo. Nose trata de construir otra Iglesia, sinootro modelo de Iglesia, de forma posi-tiva, desde abajo y a largo plazo, sinhacer de la confrontacin institucionalo dogmtica el centro o el eje denuestro trabajo. Lo central es crecerah donde est nuestra fuerza.

    a. Cuatro siglos de vigencia delmodelo tridentino de Iglesia

    Nuestro desafo esencial es cmodar con un camino por donde todo elPueblo de Dios pueda caminar, paraconstruir de manera eficaz y a largoplazo un nuevo modelo de Iglesia quesupere el modelo tridentino que haestado vigente durante ms de cuatrosiglos. Sin embargo, si el concilioVaticano II, con toda su riqueza teol-gica, no logr superarlo, cmo podre-mos ahora hacerlo con el Espritu deMedelln, Puebla y la TL? Cmo noso-tros, desde los pobres y sin poder algu-no, podremos superar un modelo decristiandad que tiene tanta estructura y

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    poder? se es el reto. Aunque desdeya podemos decir, para trabajar conesperanza, que el modelo de cristian-dad tridentino tiene mucha estructuray poder, pero poco Espritu y Teologa.

    El modelo tridentino de Iglesiapuede resumirse as: el Papa en Roma,el obispo en su dicesis, el prroco ensu parroquia. El laico, principalmente lamujer, no existe. S, la Iglesia tridentinaes una Iglesia romana, clerical, funda-da sobre un catolicismo popular deculto a las reliquias, las imgenes y lossantos. Se fortaleci con el catecismoy la insistencia en la primera comunin.El gobierno pontificio central se reforzdespus del concilio de Trento con lac reacin de la Inquisicin o SantoOficio y la congregacin del ndice(control de libros prohibidos). Se cre elcargo de secretario de estado conun gran poder curial que sobrevive alos papas. Tambin se instituyeron losnuncios y las visitas de los obispos aRoma llamadas ad lmina. Trento sepropuso la reforma disciplinar del clero,el cual lleg a ser el pilar de la pastoralde la Iglesia. Las definiciones dogmti-cas tridentinas estn formuladas porentero contra la Reforma protestante:Si alguien se atreve a decir que seaanatema. Lo positivo: Trento represen-ta el paso del cristianismo medioeval alcristianismo moderno. Este proceso deapertura a la modernidad se cort deraz con el Syllabus (Slabo de los erro-res modernos) publicado en 1864bajo Po IX.

    Despus del concilio de Trento nohubo durante tres siglos concilio algu-no, lo que demuestra su solidez. En1869-70 de celebr el concilioVaticano Primero que consolid anms el esquema tridentino. Sus temaseclesiolgicos son tpicos del catolicis-mo romano: el cristianismo solamentepuede practicarse en la Iglesia; la

    Iglesia es una sociedad verdadera,p e rfecta, espiritual y sobre n a t u r a l ;fuera de la Iglesia no hay salvacin; laIglesia es indefectible e infalible; el pri-mado del romano pontfice; la sobera-na temporal de la sede apostlica. Elpunto culminante del concilio fue lap roclamacin de la infabilidad delPapa.

    b. Pecados y delitos por abuso delpoder ministerial: crisis actual delmodelo de Iglesia tridentino y neocon-servador

    Es un hecho vergonzoso y doloroso,aunque tambin significativo, elescndalo sexual de muchos sacerdo-tes y obispos. En todos estos casos loque est en crisis no es solo el sacer-dote como persona, es de igual modoel ministerio sacerdotal en cuanto tal,estructurado conforme un modelo deIglesia autoritario y patriarcal. En formamuy trgica, pero acertada, deca enChile el padre de una nia abusadapor un sacerdote: Al sacerdote yo loperdono, aunque no s si Dios lo va aperdonar. A quien yo no perdono es ala Iglesia. Los escndalos de abusosexual son un signo visible y dolorosode la crisis del modelo de Iglesia hoyimperante. Lo que est en crisis es esemodelo eclesial neoconservador naci-do despus y en contra del concilioVaticano II, Medelln, Puebla y la TL. Loque est en crisis es una manera deejercicio del poder en la Iglesia, ejerci-do a menudo con soberbia y conmucho clericalismo y autoritarismo. Loque est en crisis es la misma jerarqua,as como la curia romana como poderabsoluto detrs de ella, la cual noq u i e re ver y cambiar la situacin.Asimismo est en crisis el sacerdotecomo ser humano, en la medida quese hace cmplice, muchas vecesconscientemente, de esta situacin.

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    Ahora bien, lo que est en crisis noes el celibato, es la identificacinabsoluta del celibato con el sacerdo-cio en el actual modelo de Iglesia. Elcelibato como carisma opcional paralaicos, sacerdotes y quien lo quiera, hasido siempre algo de mucho valor enla Iglesia. El celibato entra en crisiscuando es utilizado para resolver pro-blemas ajenos a l. Por ejemplo, losque optan por el celibato unido alsacerdocio como medio para encubrirproblemas de homosexualidad, pedo-filia o pederastia ya existentes antes deentrar al seminario.

    No es del todo correcto defendersede los actuales escndalos sexualesargumentando que, por un caso desacerdote que cae en el delito, haymuchsimos otros que no caen. Esto noes correcto pues basta un solo casopara que el ministerio sacerdotal, en suactual forma de ejercicio, quede pro-fundamente herido. Un nico casobasta para hacer visible la crisis mismadel ministerio sacerdotal en el actualmodelo de Iglesia. Tambin es ciertoque basta un solo caso para que todoel Pueblo de Dios quede herido y todosse sientan potencialmente amenaza-dos. La Iglesia, identificada con las vc-timas y con el dolor del Pueblo de Dios,no puede minusvalorar, menos todavajustificar el delito, aun cuando sea unnico caso. Sobre todo cuando setrata de un delito que comprometeuna determinada manera de serIglesia y una determinada forma deejercer el ministerio sacerdotal.

    Es importante analizar porqu elabuso sexual de menores, por parte deun sacerdote u obispo, es tan dolorosoy a la vez revelador de la crisis delministerio sacerdotal en su form aactual. La respuesta es que en estedelito se hace visible de modo espe-cial el uso del poder religioso. El sacer-

    dote puede abusar sexualmente deotros justamente porque posee estepoder religioso. El sacerdote ha sidof o rmado en una concepcin delsacerdocio que es de poder, y podersagrado, para dominar. El abusosexual de menores es un delito extre -mo, un caso lmite, de muchos otrosdelitos ms corrientes que tienen lamisma estructura y el mismo espritu detodos los actos de dominio sobre elPueblo de Dios, de igual manera abu-sivos, autoritarios, sexistas y soberbios.Todos estos delitos tienen su raz en unadeterminada concepcin del ministe-rio sacerdotal que conduce al abusodel poder religioso y ministerial. Estaconcepcin nociva del ministeriosacerdotal tiene a su vez como marcouna estructura de cristiandad tridenti-na y conservadora, la cual es igual-mente nociva. Hay muchos pecadospersonales del sacerdote que no pose-en esta connotacin social de abusodel poder y que la Iglesia perdona enel sacramento de la penitencia. Lospecados de abuso del poder, como elabuso sexual de menores, sin embar-go, son de seguro p e c a d o s , p e rosobre todo son delitos, que deben serjuzgados y condenados en los tribuna-les civiles.

    La crisis del modelo tridentino yneoconservador de Iglesia, no debeafectar y deslegitimar la autnticareforma eclesial que queremos impul-sar inspirados en el concilio Vaticano II,Medelln, Puebla y la TL. Ello por cuan-to existe el peligro de que la denunciay el castigo de los delitos de abusosexual y otros abusos de poder, desle-gitimen este proceso autntico dereforma de la Iglesia. Hoy, la misinproftica y liberadora de la Iglesia, ins-pirada en Medelln, Puebla y la TL, esurgente e importante, especialmenteentre los pobres y en el Tercer Mundo.

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    Y esta misin proftica de la Iglesia yde la Teologa podra ser deslegitima-da y demolida por base en estos casosde abuso de poder de la Cristiandadneoconservadora. Incluso, es posiblepensar que el sistema de globalizacinneoliberal imperial est utilizando estoscasos de abuso sexual, justo para des-legitimar a la Iglesia en su misin prof-tica. El sistema dominante tienemucho miedo a todo tipo de resisten-cia y denuncia proveniente de lasociedad civil: de las universidades, delos medios de comunicacin, de losmovimientos sociales, lo mismo que dela Iglesia. Por esto se manipulan losabusos sexuales, que son reales y exe-crables, para deslegitimar la legtimaaccin proftica eclesial. La Iglesiaconservadora, la cual nada ms casti-ga y rehsa analizar el fondo del pro-blema y encubre su propia crisis comoIglesia de Cristiandad conservadora,podra hacerse cmplice de esta des-truccin de la autntica misin profti-ca de la Iglesia.

    Todo esto nos llama al discernimien-to y la vigilancia, pero tambin nosurge a un anlisis valiente de los abu-sos sexuales y econmicos de laIglesia, como manifestaciones visiblesde una crisis mucho ms profunda deuna Iglesia de Cristiandad que recha-za la reforma iniciada por el concilioVaticano II, Medelln, Puebla y la pro-pia TL. Positivamente nos urge asimis-mo a profundizar y a radicalizar lareforma eclesial y a construir un nuevomodelo de Iglesia coherente con elEvangelio de Jess y las primerasIglesias apostlicas.

    c. El nuevo modelo de Iglesia queq u e remos construir, inspirado en elVaticano II, Medelln y la TL

    El nuevo modelo de Iglesia queq u e remos reconstruir es la Iglesia

    Pueblo de Dios, Pueblo organizado encomunidades y movimientos, dondetodos los bautizados, hombres y muje-res, tengan pleno derecho a la partici-pacin, donde se busque superar ladistincin, tarda en la historia de laIglesia, entre laico y clrigo, entre jerar-qua y pueblo. En el nuevo modeloeclesial no se niega la autoridad apos-tlica de los obispos, no obstante s seprocura una nueva manera de ejer-cerla, no en la cspide de una estruc-tura de poder, sino en el corazn deuna estructura de comunin y partici-pacin. El nuevo modelo exige la cole-gialidad de todos los obispos, la supe-racin del centralismo del poder roma-no, la des-occidentalizacin de laIglesia, esto es la construccin de una

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    Iglesia no eurocntrica donde el ejesea Amrica Latina y el Caribe-frica-Asia-Oceana. El nuevo modelo ecle-sial debe ser igualmente ecumnico yabierto al dilogo interreligioso.

    Un nuevo modelo de Iglesia, deforma especial y con una estrategia alargo plazo, debe fortalecer los minis -terios ya existentes y crear otros nue-vos, con participacin plena y pre-ferencial de los pobres y de los quehan sido secularmente excluidos comolas mujeres, los jvenes, los indgenas,afroamericanos y campesinos. Cuan-do tengamos dos mil o tres mil nuevosministerios laicales y populares porcada sacerdote, entonces empezara surgir un nuevo modelo de Iglesia,desde abajo y a mediano plazo.

    Urge de igual modo redefinir el ser-vicio de los actuales presbteros, msall del modelo tridentino de la parro-quia. El obispo tambin debe modificarel modelo tridentino. Esto ya ha sidouna realidad con Los obispos deMedelln. Santos Padres de AmricaLatina (Jos Comblin): Manuel Larran,Helder Cmara, scar Romero, EnriqueAngelelli, Juan Gerardi, LeonidasP roao, Samuel Ruiz, Paulo EvaristoA rns, Sergio Mndez Arceo, AntonioFragoso, Enrique Alvear, y varias dece-nas ms que encarnan el modelo ecle-sial que queremos construir.

    El nuevo modelo debe recoger elEspritu de los miles de mrtires de nues-tra Iglesia latinoamericana y caribea ylos miles de santos y santas ya recono-cidos como tales por el Pueblo de Dios.

    Un punto importante en la creacinde un nuevo modelo de Iglesia ha sidola renovacin de la vida religiosa con -sagrada. Muy relevante en dcadaspasadas fue el xodo de los religiososde las instituciones tradicionales y suposterior insercin en el mundo de los

    pobres. Asimismo, su misin ms allde las fronteras de la cristiandad enterritorios y ambientes donde antesnadie haba llegado. Notable igual-mente fue la renovacin de la espiri-tualidad y del testimonio, lo que llev amuchos y muchas hasta el martirio, ascomo la radicalizacin de la opcinpor lo pobres y la pobreza.

    5. Otras tareas de la TL

    (Solamente las mencionamos.Cada tarea exigira un nuevo artculo):

    Mayor desarrollo de la TL a partirde la cultura y la religin populares.

    Incidir en mayor medida en todoslos campos tradicionales de la Iglesiainstitucional: en la liturgia, la cateque-sis, la formacin de los religiosos y semi-naristas, en la renovacin de la parro-quia y de los santuarios, etc.

    Incidir tambin en las pastoralesespecficas de la Iglesia: pastoralsocial, de jvenes, familiar, con muje-res, migrantes, indgenas, presos, etc.

    Impulsar el movimiento ecumni-co por nuevos caminos y desde lospobres.

    Desarrollar la TL en dilogo conotras corrientes similares de frica,Asia, Oceana y el este de Europa, loque hoy se hace ya en la Asociacinde Telogos del Tercer Mundo (Asett).

    Dilogo interreligioso a nivel glo-bal, no desde definiciones teolgicasabstractas, sino desde los pobres y elTercer Mundo: desde la problemticateolgica del hambre, la pobreza yla destruccin de la naturaleza.

    Desafos de la bio-tica y simila-res.

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    Conclusin final

    Desde la dcada de 1980 hasta elda de hoy, hemos vivido en la Iglesiaun tiempo m a rc a d o por la contra-reforma eclesial. En este mismo tiem-po, sin embargo, hemos tratado deseguir caminando por nuestro propiocamino de liberacin, inspirados en elconcilio Vaticano II, Medelln, Puebla yla TL. Hemos diseado una metodolo-ga y asumido algunos principios bsi-cos: mantener el proceso de reformade la Iglesia en el interior de ella, esdecir no construir otra Iglesia sino otromodelo de Iglesia; por eso mismo, envez de un espritu de confrontacin,asumir como actitud bsica el creci-miento positivo ah donde reside nues-tra fuerza. Finalmente sostenemos,como principio bsico radical nonegociable, la opcin preferencial porlos pobres y excluidos. Hemos disea-do esta metodologa para caminarcon todo el Pueblo de Dios como tota-lidad, y no apenas con pequeos gru-pos marginales, buscando adems sereficaces a mediano y largo plazo, loque exige mucha fidelidad y creativi-dad. Hacemos esta propuesta en unmomento de crisis y agotamiento delmodelo de Iglesia de contra-reforma,modelo conservador que est a con-tra-corriente del concilio Vaticano II,Medelln y Puebla.

    Muchos laicos, sacerdotes, religio-sos y religiosas, e incluso muchos obis-pos, ya manifiestan cansancio y eldeseo de transitar por caminos distin-tos, animados otra vez por la reformainiciada en el concilio Vaticano II,Medelln y Puebla, y guiados por una TLrepensada de modo creativo para eltiempo actual, tal como la hemos dise-ado ms arriba. El mundo, principal-mente el mundo de los pobres, el 70%de la humanidad, est pidiendo a gri-tos el testimonio proftico de la Iglesia.

    No podemos quedarnos enredadosen los conflictos de abuso de poderengendrados por la crisis de un mode-lo de Iglesia patriarcal, autoritario yconservador. La gente distingue conclaridad entre diferentes modeloseclesiales. Es hora de mostrarles ntida-mente la diferencia y de recuperarnuestra capacidad proftica, tica yespiritual liberadora. El sistema de glo-balizacin neoliberal imperial temenuestro profetismo, pero ese profetis-mo de la Iglesia es la esperanza de lospobres y excluidos quizs su ltimaesperanza.

    Notas

    * Este artculo es una reformulacinde otro artculo anterior titulado: LaIglesia en Amrica Latina y el Caribe:1962-2000, un esbozo del cual fuepublicado en la revista P a s o s ( S a nJos, DEI) No. 103 (setiembre-octubre,2002), pgs. 29-39.

    Direccin del autor: [email protected]

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    1. Memoria de coyuntura

    No entramos aqu en un anlisis derealidad coyuntural en su pleno senti-do. La Amrica nuestra en su estructu-ra, y tambin en su turbulenta coyun-tura, vive sobreanalizada. Hagamosmemoria simple y llana de la realidadde nuestros pases, que todos llevamosen el alma.

    En Mxico el presidente Fox parecehaber perdido su primer ao degobierno. La ilusin que despert, altrmino de 71 aos de hegemona delPRI, no fue bastante para haber saca-do adelante la reforma poltica y parahacer realidad los 700 mil puestos detrabajo prometidos. Chiapas, con sugrave problemtica social indgena,sigue siendo emblemtica de unanacin inmersa en trminos geopolti-cos en el gran mercado del Norte, conndices perturbadores de insatisfacciny de frustracin.

    En el Ecuador, los resultados econ-micos positivos de su economa en elltimo ao no bastan para esconder elpnico creciente por la posibilidad deque la nacin siga los pasos de la cats-t rofe Argentina. Porque desde 1999Ecuador tambin dolariz su economay mantiene tambin un sistema mone-tario rgido. Ecuador, como Argentina,puede llegar a mostrar que la produc-cin de riqueza real y de armona socialno pueden esquivarse con juegosmonetarios y con adopcin de divisapatrn que no re p resente la pro p i ariqueza, sino la ajena. La aprobacin de

    gestin del presidente Noboa no superaen este momento el 21%.

    El Per no logra salir de una rece-sin econmica de casi 5 aos. Eldesempleo y el subempleo son del 43%y la pobreza total del 48%. El presiden-te Toledo, esperanza tras 10 aos deoscuro fujimorismo, ha decepcionado.La desaprobacin de su gestin llegaya al 55%.

    En Bolivia el conflicto cocalero hacobrado la vida de muchas personasen los ltimos meses e indgenas ycampesinos mantienen un corte decaminos y carreteras desde hace dossemanas. La coca no es droga nidebe serlo y la drogadiccin de losd e s a r rollados y consumidores nopuede resultar atentatoria contra lacultura ancestral de nuestros altiplanosandinos. Por ahora La Paz est sitiadapor falta de alimentos y de gas.

    En Colombia el conflicto interno seagrava y el proceso de paz pareceevaporarse. Desde el 20 de enero ,adems de la impresionante arremeti-da contra la poblacin civil, la guerrillaha dinamitado ms de 70 torres deenerga, 5 puentes de primera impor-tancia y dos acueductos. Los desem-pleados pasan de 2 millones y a estamisma cifra se acercan las vctimas delos desplazamientos forzosos. El preciointernacional del caf, leal amigo ysmbolo de Colombia en el mundo,cay a su cifra ms baja en 72 aos.

    Meditacin teolgica sobre Amrica pobre

    Alberto PARRA

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    que equivalen al 43% de su poblacin;y el vaticinio de que el crecimiento dela regin en 2002 ser negativo, con locual el futuro prximo se torna msoscuro que el prximo pasado.

    El Foro Social Mundial, que usual-mente se realiz en Davos (Suiza) reuni-do esta vez en Nueva York, tuvo su con-trapartida en el foro de pases latinoa-mericanos reunido de modo simult-neo en Porto Alegre (Brasil). Es ciertoque en lugar de gastar recursos yesfuerzos en organizar movilizacionesde protesta en las afueras del WaldorfAstoria, Porto Alegre convoc al hemis-ferio sur del continente para discutir ellema: "otro mundo es posible. PortoAlegre ha dejado de llorar y ha vuelto asoar. Pero si el Sur ha cambiado, tam-bin lo ha hecho el Norte. En el foro dela Davos (Nueva York), al tiempo que seha hablado de cmo restablecer elcrecimiento y de los ndices de compe-titividad de los pases, se habl tambinde cmo eliminar las desigualdades yeliminar la pobreza. En el Norte hayconciencia y preocupacin porque laglobalizacin de la economa ha avan-zado ms rpidamente que la globali-zacin de la poltica, de las reivindica-ciones sociales, de la globalizacin de

    los ciudadanos (1)

    Frente a esta somera memoria decoyuntura, instauremos ahora nuestrameditacin.

    2. Economa y teologa

    Hace tiempos que me siguen y notienen que comer es un texto delEvangelio de Marcos (8, 2) que pre-senta unidos e interactuantes tres ele-mentos que las patologas exegticasy teolgicas han procurado separar:

    En Ve n e z u e l a la expedicin, ennoviembre pasado, de 49 leyes quesustentan la revolucin chavista, hapolarizado de modo alarmante al pas.En tanto que Estados Unidos expresasus reservas por el presidente Chvez,en los cuarteles es creciente el rumorde sables. La baja en los precios delpetrleo puede provocar una rece-sin. Y ya ha provocado una fuertedevaluacin.

    En Brasil la violencia se ha dispara-do: 48 mil asesinatos el ao pasado; unsecuestro en promedio por da en lasola ciudad de Sao Paulo. Con oca-sin del asesinato de dos alcaldes, hayalarma ante un desatarse de la violen-cia poltica. La reforma agraria quepretenda favorecer a un milln decampesinos se ha constituido en pal-mario fracaso.

    A rgentina se halla en s i t u a c i npreanrquica segn su propio presi-dente Duhalde. En menos de 13 das lanacin tuvo 5 presidentes, incapacestodos para conjurar la gravedad de lacrisis. Argentina declar el cese depagos de sus 130 mil millones de dla-res de deuda y ahora forcejea unanueva ayuda econmica con el FMI.Los c a c e ro l a z o s estremecen laconciencia universal por un pas quenos hizo creer que, gracias a la ortodo-xa aplicacin de las tesis neoliberales,haba despegado hacia el primermundo.

    El ltimo informe de La ComisinEconmica para Amrica Latina(CEPAL) es sombro, en especial en doselementos que muestran la gravedaddel anlisis econmico y social: Elanuncio de que los pobres de AmricaLatina son ya 211 millones de personas,

    (1) Montenegro Santiago, Lecturas Dominicales, El Tiempo, 17 de febrero de 2002.

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    - el no amontonar en graneros

    - el desear hartarse con las migajasde la mesa del rico

    - el no slo de pan vive el hombre

    - la siembra, el crecimiento y lacosecha

    - el recibir el ciento por uno

    - el no se puede servir a Dios y aldinero

    - el bienaventurados los pobres y elay de ustedes los ricos.

    - las bases sociales sobre las que sefundamentan las bienaventuran-zas del Reino: los pobres, los quelloran, los hambrientos de justicia

    - el criterio valorativo de la accinhumana total en trminos denecesidades bsicas insatisfe-chas o satisfechas, que el Seorasume como hechas a l mismo sise hacen o se dejan de hacercon los hermanos pequeos ydbiles.

    Lo econmico no es una circuns-tancia externa en la que suceda elEvangelio de Jess. Al contrario, es suconstante y tambin su determinante,por ms que exegetas y telogos seapresuren a espiritualizar los sentidos,como avergonzados de que elEvangelio del Reino llegue hasta lasrealidades de la materialidad y de laprofanidad.

    Y nadie debiera extraarse de lossentidos materiales ni de las baseseconmicas del Evangelio del Reino.

    P o rque tambin las tradicionesmayores que componen el texto quehoy conocemos como AntiguoTestamento se escribieron desde laexperiencia de la dominacin econ-mica de la corte de David y deSalomn que reeditaron la opresin, lacarencia y el atropello del pueblo enEgipto antes de su liberacin. Si la fuen-

    - la Economa, que es el mbitopara plantear y resolver el asunto delpan para todos.

    - la Teologa de Marcos y su comu -nidad, que elabora el sentido (aqu, elcontrasentido) de un pan que noalcanza.

    - la Realidad de seguimiento histri-co, pero de carencia econmica en ele n t o n c e s de los discpulos y en elahora de los seguidores de Jess, aquienes ni los economistas ni muchomenos los telogos les han resuelto eldramtico asunto de su pan.

    El texto de Marcos es del ao 71 yaquello que refleja es la situacin delos seguidores de Jess en la RomaImperial economicista, absorbente delos bienes de sus colonias, exigente enlos impuestos, cruel frente a quienestodo lo tienen en la metrpoli domi-nadora y a quienes carecen de todo yno tienen qu comer.

    Los cristianos de Roma en el textode Marcos hacen memoria delEvangelio del Reino, proclamado porun artesano menor, sobre una base deinnegable realismo econmico.

    - la imposibilidad de abastecer depan a tanta gente

    - los doscientos denarios que nobastaran

    - el multiplicar el pan, no una sinodos veces

    - el repartir la riqueza

    - el no atesorar

    - el debate sobre el pago deimpuestos

    - el dar de la propia pobreza comola viejecita en la alcanca deltemplo

    - el producir intereses del capitalencomendado

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    pendencia de la produccin econmi-ca. Porque la economa es pilar sustan-tivo de la historia del ser humano sobreeste planeta. Y porque, si el acto reve-latorio de Dios est encaminado conindiscutible prioridad a la dignificaciny liberacin del pobre, del oprimido,del explotado, del desposedo, delmarginado, del cojo y del ciego, delmanco y del enfermo, entonces el cri-terio mximo de eticidad de todagenuina teologa y pastoral tendr quedefinirse desde la causa de los pobres.Ellos son tales por mil factores, de loscuales la carencia econmica es sus-trato comn e inequvoco.

    3. Pobre y Pobreza

    Sabemos desde siempre enAmrica Latina que ni el Texto norma-tivo del Nuevo Testamento ni el para-digmtico del Antiguo canonizan nibeatifican, sin ms, a la clase social delos pobres por el hecho simple y llanode que sean pobres.

    Pero tampoco el horizonte de tradi-cin proporciona un sentido de pobresespirituales y de pobreza espiritualen que termine negada la pobrezareal, y vaciados, espiritualizados ytransmutados los sentidos literales y lassemnticas reales del pobre y de lapobreza. Es cnico hacer decir al Textoque los ricos pueden ser pobres espiri -tuales con tal de que sean buenosricos. La interpretacin teolgica no esel resultado de un remanejo de las sig-nificaciones y de una espiritualizacinde los sentidos literales hasta hacerdesparecer la realidad histrica y con-vertirla en realidad espiritual en la zonadel creer y del proclamar, sin realidadreal en la zona del suceder.

    La realidad de la pobreza del Jesshistrico es una pobreza real, de senti-do real, de situacin real. Y la pobreza

    te P es el reflejo del inters sacerdotalpor el sacrificio y por el culto como sis-tema de sostenimiento, y si las fuentesD y Y reflejan los intereses de los gruposhumanos de letrados y doctores, esclaro que la fuente E es el clamor delcampesino, del que labra la tierra, delque la trabaja con el sudor de la fren-te, de quien siente el trabajo como eldestino cruel por el que se siembraaquello que no se cosecha ni se come.Las tradiciones profticas, a su vez,comprenden las vehementes denun-cias contra una economa imperialexplotadora, ajena al derecho de losdbiles, de los jornaleros, de los esquil-mados por el mercadeo, por la usura yel fraude.

    La manifestacin de Dios en y por lahistoria jams consentir que la genui-na produccin teolgica y la prcticapastoral sucedan por fuera o con inde-

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    - en sentido sicolgico, pobre es elenajenado, el extraado de smismo

    - en sentido educativo, pobre es eliletrado

    - en sentido tnico, pobre es elnegro, el indgena, el latino, laminora

    - en sentido sexual, pobre es elanormal

    - en sentido epidemiolgico, pobrees el infectado

    - en sentido moral, pobre es el des-carriado

    - en sentido familiar, pobre es elsolo, el triste, el hurfano, la aban-donada, la viuda

    - en sentido de gnero, pobre es lamujer victimizada

    - en sentido de derecho, pobre esel excluido y pisoteado, sin acce-so a la protesta, al dilogo, a lademocracia, a la representacin

    - en sentido de necesidades bsi-cas insatisfechas, pobre es el queno puede acceder a comida,techo, salud, educacin

    - en sentido de desarrollo, pobre esel condenado a no ver actuadasnunca sus potencialidades fsicas,espirituales y sociales

    - en sentido ecolgico, pobre esaquel a quien se le destruye suhabitat, su medio ambiente y susrecursos de aire, de suelos, deflora, de fauna

    - en sentido teologal, pobre es elque se cierra a la misericordia y alamor

    - en sentido religioso, pobre esaquel que es violentado en suconciencia y a quien se le niega ose le impide buscar y hallar larazn de su sentido histrico y desu ltimo sentido.

    a la que se refiere la Tradicin que tes-timonia el acontecimiento de Jess norefiere una pobreza espiritual queniegue o esconda el sentido de lapobreza real. El docetismo y las confe-siones desencarnadas de la fe consti-tuyen peligro constante para la histori-cidad de la salvacin cristiana: un ase-sinato de Jess que ya no sea asesina-to sino sacrificio redentor; un conflic-to social y poltico de Jess que ya nosea conflicto sino llana predicacindel Reino; un asumir el contexto realde situacin de su poca que no seapresencia y voz de la divinidad en elcorazn mismo del contexto histrico,sino una fcil encarnacin del logos;un haberse hecho pobre y carenteque ya no sea en pobreza real, sino enpobreza espiritual.

    P o b re y pobreza que re a l m e n t esean tales, sin vaciamientos de senti-dos y de contenidos, tienen unasemntica amplia que la teologa lati-noamericana ha registrado desdeaquellos das en que las mediacionessociales redujeron los trminos a lassolas categoras econmicas o a lasperspectivas cerradas de una clasesocial enfrentada a todo lo dems. Yes porque las perspectivas complejas yamplias acerca del pobre y de lapobreza no resisten ser definidas poruna sola variable con oscurecimientode otras vertientes de sentido.

    En sentido econmico, pobre es elcarente de recursos monetarios

    - en sentido cultural, pobre es elsubyugado por modalidades devida y de expresin ajenos a lossuyos

    - en sentido poltico, pobre es el vio-lentado y oprimido por el poderabusivo

    - en sentido clnico, pobre es elenfermo

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    Con esos pobres y para esospobres, que pululan a todo lo largo yancho de la geografa de Amerindia,es para quienes Dios trabaja en la his-toria y con quienes pacta su alianzareveladora y salvadora. El denomina-dor comn de estos pobres y de estaspobrezas es la carencia real.

    Por desgracia, la misma comuni-dad pastoral y teolgica de AmricaLatina,

    - ha consentido el vaciamiento dellenguaje de la liberacin, que hoyresulta espiritualizado y privado de sumordiente de significacin econmica.

    - ha suscrito la confusin de los sen-tidos semnticos y prcticos del pobrey de la pobreza.

    - ha permitido que la ya alcanzadamediacin de las ciencias socialesanalticas en la elaboracin teolgicay pastoral se reemplace otra vez porlas clsicas mediaciones filosficas,que nos han ayudado a contemplar elmundo pero no a trasformarlo.

    4. El acto fundante y fundamental

    Hago ma la hiptesis acerca dela anomala que viene ocurriendo enla teologa de la liberacin, o en lostelogos de la liberacin que sonconocidos y ledos por los agentes depastoral. Es consensual que la teologade la liberacin, desde sus orgenes,pretende ser una reflexin teolgica apartir y sobre las prcticas de libera-cin de los pobres y oprimidos. Lospobres fueron asumidos como lugarepistemolgico de la reflexin teolgi-ca. Los pobres entendidos comoempobrecidos econmicamente, enel sentido material. Siendo as, la eco-

    noma tanto terica como prctica-que fue asumida como asunto centralen la teologa de la liberacin, deberaser objeto de muchas reflexiones teo-lgicas. Sin embargo, despus de1975, los telogos ms conocidos ydivulgados poco o nada trabajaron larelacin teologa y economa. Pasadala fase de la teora de la dependen-cia, temas econmicos importantescomo el neoliberalismo, la crisis de ladeuda externa de Amrica Latina, larevolucin tecnolgica y los cambiosen las relaciones de trabajo no fueronobjeto de reflexin teolgica por parte

    de los telogos (2).

    Personalmente tengo la fundadaimpresin de que, fraguado el mtodoteolgico latinoamericano, con hartaingenuidad fue puesto al servicio delos grandes tratados teolgicos neoes-c