40 años construyendo región · 2020. 10. 21. · 378.1 C961 40 años construyendo región /...

40 años construyendo región

Antonio Melo SalazarFadhia Sánchez MarroquínFrancisco Parra Sandoval

Mónica del Pilar Álvarez BustosJohn Jairo Uribe Sarmiento

Dayani Rojas ForeroIván Henao Bernal

Natalia Ramírez MenesesJaime Eduardo Reyes Martínez

Ibagué, Colombia2020

Universidad de Ibagué

378.1C961 40 años construyendo región / Antonio Melo Salazar, Fadhia Sánchez Marroquín, Francisco Parra Sandoval, Mónica del Pilar Álvarez Bustos, John Jairo Uribe Sarmiento, Dayani Rojas Forero, Iván Henao Bernal, Natalia Ramírez Meneses, Jaime Eduardo Reyes Martínez. Ibagué: Universidad de Ibagué, 2020. 159 páginas. 23 centímetros ISBN: Impreso 978-958-754-351-3 Digital 978-958-754-352-0

Descriptores: Universidad de Ibagué - 40 años; Universidad de Ibagué – Desarrollo regional.

Universidad de Ibagué

Octubre de 2020

© Universidad de Ibagué, 2020Antonio Melo Salazar, Fadhia Sánchez Marroquín, Francisco Parra Sandoval, Mónica del Pilar Álvarez Bustos, John Jairo Uribe Sarmiento, Dayani Rojas Forero, Iván Henao Bernal, Natalia Ramírez Meneses, Jaime Eduardo Reyes Martínez, 2020.

Recibido: Diciembre de 2019Aceptado: Mayo de 2020Publicado: Octubre de 2020

Cómo citar esta obra: Melo Salazar, A., Sánchez Marroquín, F., Parra Sandoval, F., Álvarez Bustos, M., Uribe Sarmiento, J.J., Rojas Forero, D., Henao Bernal, I., Ramírez Meneses, N., & Reyes Martínez, J.E. (2020). 40 años construyendo región. Ibagué, Colombia: Ediciones Unibagué. https://doi.org/10.35707/9789587543520

Dirección editorial: Ediciones Unibaguéediciones.unibague.edu.copublicaciones@unibague.edu.coUniversidad de IbaguéCarrera 22, calle 67. Barrio AmbaláTeléfono: +57 (8) 2760010Ibagué, Tolima, Colombia.www.unibague.edu.co

Recopilación de la información: Sandra Patricia Lombana Miranda y Julio Enrique Lezama FerruccioCorrección de estilo: Javier Velásquez López de MesaFotografía de portada: Comunicación Institucional de la Universidad de IbaguéDiseño de portada: Ányela RiveraComunicación Institucional de la Universidad de Ibagué

Diseño, diagramación e impresiónLeón Gráficas s.a.s PBX 2630088. Ibagué

Contenido

Presentación ........................................................................................................ 7

1. 40 años de la Universidad de Ibagué. Contextualización histórica, social y económica ........................................................................................... 13

Antonio Melo Salazar

2. Unibagué, en comunión con la identidad regional ..................................... 29 Fadhia Sánchez Marroquín

3. Unibagué: Una historia de desarrollo humano ............................................ 53 Francisco Parra Sandoval, Mónica del Pilar Álvarez Bustos

4. Gestores de confianza. Por un Tolima en clave de justicia, desarrollo y no violencia .................................................................................................... 75

John Jairo Uribe Sarmiento

5. Estrategias de apoyo a la gestión pública: Una mirada a las relaciones con el sector público en el Tolima .................................................................. 97

Dayani Rojas Forero, Iván Henao Bernal y Natalia Ramírez Meneses

6. Unibagué: 40 años aportando al desarrollo productivo ........................... 121 Jaime Eduardo Reyes Martínez

Los autores ....................................................................................................... 149

Postales unibagué ........................................................................................... 153


7

PresentaciónColombia es un país con numerosas Instituciones de Educación Superior. Muchas de ellas, situadas en las regiones, han incorporado en sus proce-sos de planeación estratégica, la Misión de contribuir en la difícil tarea de “construir región” en sus territorios. Este libro, junto con otros dos libros que se publican como parte de la celebración de los 40 años de fundación de la Universidad de Ibagué, ofrece el comienzo de un análisis académi-co sobre el modelo que ha seguido la Institución en cumplimiento del legado que le señalaron sus fundadores de compromiso con el desarrollo regional.

Partiendo de una contextualización histórica, social y económica, de carácter subjetivo y estilo descriptivo, como la mayoría de esa clase de intentos, el libro ofrece una visión rápida e interesante sobre la historia del Tolima en la que se inserta el nacimiento de la Universidad. Parti-cularmente interesante resulta la alusión a la cultura, el arte y la música como la salida que le dio la comunidad del Tolima, en varias oportuni-dades, a crisis producidas por las divisiones políticas y la violencia. Y de gran valor el mensaje implícito que se da a las generaciones actuales y futuras, con la descripción de cómo la unión de dirigentes y líderes em-presariales dio origen a importantes iniciativas, que le abrieron sendas de progreso económico y social al departamento del Tolima y a Ibagué.

En un tema de enorme importancia en los procesos de desarrollo, la consolidación de la identidad regional, el libro presenta distintas for-mas como la Universidad de Ibagué ha contribuido a generar cohesión cultural en el departamento y se ha vinculado a diferentes expresiones del arte y la cultura de la sociedad tolimense, en unos casos para su res-cate, en otros para revitalizar su funcionamiento, en otros con propósitos de investigación y en otros para su utilización con propósitos pedagógi-cos. Son formas como la institución ha contribuido, desde la docencia, la


8

promoción empresarial y la asesoría, a la consolidación de esa identidad, a través de su acercamiento a la historia, las costumbres ancestrales, el arte, el patrimonio cultural, arquitectónico, musical o paisajístico de la región, la promoción de valores y el homenaje a personajes ejemplares de la vida tolimense que, por su trayectoria de vida, dan ejemplo a los niños y jóvenes del Departamento.

Sus páginas ilustran la aplicación que ha hecho la Universidad en las distintas formas de su actividad interna y externa, de uno de sus manda-tos fundacionales, el desarrollo humano integral asociado a una cultura de rigor científico, con programas dirigidos a los habitantes de la región, a los niños y estudiantes de educación básica, a los adultos y, por supues-to, a los estudiantes de la Universidad y a sus profesores. Con un cono-cimiento creciente de la realidad del Tolima, la Universidad se proyecta más allá de sus fronteras institucionales, innova en métodos de enseñan-za-aprendizaje, en el uso de tecnologías y fortalece sus actividades de for-mación.

A lo largo de sus páginas se presenta, de manera clara y novedosa, lo que ha sido la historia de la vinculación de la Universidad con la Paz en Colombia y particularmente en el Tolima, que se ha enmarcado en las estrategias y políticas nacionales como la convocatoria y formulación de una nueva constitución, las negociaciones de paz en sus diferentes etapas y, ahora, la construcción de paz durante el postconflicto. El compromi-so de la Universidad con la paz es una forma concreta como contribuye al desarrollo regional, con proyectos y programas, con los cuales la Univer-sidad construye confianza, involucra a todos los sectores de la población y a entidades de distinta naturaleza, locales, nacionales e internacionales, públicas y privadas.

El libro hace una presentación interesante de lo que han sido las re-laciones de la Universidad con el sector público del Tolima y su proyec-ción en temas de políticas públicas, gobierno y apoyo a la gestión de las autoridades. Son muchas las acciones que tienen que ver con asesoría en procesos de planeación departamental y de los municipios, incluyendo el esquivo proceso de planeación rural, capacitación y apoyo para poner en marcha políticas nacionales, como la descentralización y la investigación sobre aspectos del desarrollo regional, que incluye la coordinación de es-tudios prospectivos para el Departamento y para algunos municipios y la generación de información para la toma de decisiones.


9

De igual importancia son las contribuciones que ha hecho la Univer-sidad, no pocas veces en alianza con entes financiadores como Colciencias, la Gobernación del Tolima, la Alcaldía de Ibagué y usaid, al desarrollo productivo del Tolima y a la creación de condiciones que hacen posible el nacimiento y despliegue de empresas en distintos sectores; siempre en conexión con actividades académicas, proyectos de investigación, traba-jos de grado, tesis de doctorado o maestría, prácticas de los estudiantes, publicaciones nacionales e internacionales y participación en congresos.

De la mano de sus autores, la mayoría de ellos pertenecientes a la comunidad académica de la institución, el libro permite entender la rica complejidad de la Universidad de Ibagué, su compromiso real con el desarrollo regional y lo que ha hecho por la construcción de la Paz en Colombia y en el Tolima, a través de su relación con la comunidad, con las autoridades y con el sector productivo.

Esa complejidad, que en ocasiones puede generar la impresión de alguna dispersión en las actividades de la Universidad y que claramente la diferencia de otras Instituciones de Educación Superior, ha dado lugar a un gran portafolio de programas, proyectos y actividades, como los que se presentan en este libro. Esa es parte fundamental de un proceso de 40 años en los que la Universidad de Ibagué ha creado un modelo propio de compromiso con el desarrollo regional, en alianza con entidades públicas y privadas. Modelo interesante y complejo a la vez, que esperamos sea de utilidad para muchas de las Instituciones de Educación que actúan en las regiones colombianas.

César Vallejo Mejía


13

40 años de la Universidad de Ibagué. Contextualización histórica, social y económica

Antonio Melo Salazar

El poeta decía que en su pueblo “por no pasar ni pasó la guerra, solo el olvi-do”…; se puede afirmar, al parodiar su verso, que por el territorio tolimense y, por supuesto, su capital Ibagué, han pasado todas las guerras como con-secuencia de su tan mentada estratégica ubicación geográfica y epicentro de conflictos sociales, económicos, raciales, políticos y regionales.

Desde antes de la llegada de los españoles ya existían confrontacio-nes entre los pobladores originales, por razones que se han mantenido a lo largo de los siglos: la disputa por el territorio, pues si bien coyaimas y natagaimas se consideran como parte de la gran federación pijao, unos y otros conformaban diferentes sistemas de organización social alrededor de la explotación del fríjol, el algodón, el maíz, frutales, raíces y miel, así como yacimientos auríferos de zonas como el río Combeima, en Ibagué; las cordilleras Central y Oriental y las cuencas de los ríos Saldaña, Coello y Magdalena, al sur del Departamento. Sus actividades principales a más de la recolección de frutos y sembradíos estaban representadas por la al-farería, la orfebrería, la caza y la pesca.

Sin temor a equivocación, se puede decir que el proceso de conquista y colonización español en el Tolima fue uno de exterminio, similar al vivi-do a lo largo y ancho de la América Hispana y solo vino a moderarse con la aparición de los borbones a la cabeza del imperio español. Las cifras no mienten, en la actualidad solo sobreviven dos resguardos indígenas pijaos en el sur y según el Censo (cualquiera que sea la motivación o inten-ción del gobernante de turno y los administradores del dane), solo restan menos de 60 000 pijaos en Tolima, Huila y Bogotá, y la lengua indígena se extinguió a mediados del siglo xx, de la que solo quedan escuetos y


14

lánguidos diccionarios. Los pueblos originales y, particularmente los pi-jaos, no se sometieron pacíficamente, pero la expropiación de sus tierras, el trabajo inhumano, las absurdas jornadas de trabajo, las enfermedades importadas y el suicidio colectivo, acabaron diezmando a los primitivos pobladores.

La exclusión practicada por los colonizadores españoles no se redu-jo a los indígenas o los africanos forzados como esclavos para el trabajo en minas y cañaduzales, la discriminación cobijó de igual manera a los “criollos”, o hijos de los españoles, nacidos en América, que con el tiempo, incubó el fermento revolucionario que se manifestó en los alzamientos de Los Comuneros a finales del siglo xviii, que en el Tolima se evidenciaron con la presencia de José Antonio Galán entre Falan (en ese entonces Santa Ana) y Mariquita en la mina de Malpaso (Ley 89, 1890).

Por el territorio discurrían Mutis y su equipo de la Expedición Botá-nica que estaban al uso en las doctrinas revolucionarias y la promoción de los Derechos del Hombre; su presencia se advertía desde Mariquita a Ibagué y hasta el Real de Minas El Sapo, en el que hoy es San Luis. Las mismas rutas que siguió el barón de Von Humboldt hace 200 años.

Vino la Independencia y con las nuevas realidades continuaba fi-gurando el Tolima, bien con Mariquita, centro minero y agropecuario; como Honda, el eje comercial de la nueva nación. Así como Ambalema, que con la bonanza tabacalera se convirtió en centro de actividad expor-tadora. Por cierto, Purificación fue fugazmente sede del Gobierno y debe recordarse que en Ibagué sesionó el Congreso durante la dictadura de José María Melo, breve período en el que se enfrentaron dos concepcio-nes del país: la primera, conformada por los artesanos, pequeños produc-tores y el Ejército, que buscaban la protección de la producción nacional y la segunda, por los grandes comerciantes e importadores que preconi-zaban la apertura de fronteras y la libre importación de los productos por ellos representados. El triunfo de estos últimos marcó el posterior rumbo económico del país (Vargas, 1972).

En 1861 se creó el Estado Soberano del Tolima del cual fueron capi-tal, en su orden, Purificación, Neiva, Natagaima, Guamo e Ibagué. Tras la transformación en república unitaria derivada de la nueva Constitu-ción de 1886, nació el departamento del Tolima e Ibagué como su capital, la que comenzó a evolucionar al pasar de ser un pequeño y primitivo


15

poblado, que no era otra cosa que un lugar de paso hacia el Occidente, a ser centro burocrático y administrativo de la región.

Con la nueva Constitución, la hegemonía fue ahora conservadora, lo cual coincidió con la aparición del café como gran movilizador de la economía, que trajo posibilidades de inversión en obras públicas y el de-sarrollo de otras actividades agrícolas y mineras.

Simultáneamente y atraídos por los yacimientos de oro y plata, se produjo la llamada Colonización Antioqueña, particularmente en las tie-rras altas y, con ella, el florecimiento de poblaciones como Fresno, Líbano, Herveo, Casabianca y Murillo.

Vinieron los horrores de la Guerra de los Mil Días que fuera el co-lofón de los enfrentamientos políticos escenificados desde 1884. Como siempre, la exclusión del poder y sus beneficios de un amplio sector de la ciudadanía terminó en una confrontación que desangró al país, des-truyó gran parte de su estructura productiva y concluyó con la dolorosa escisión de Panamá en 1903. Más de 80 000 colombianos murieron en la confrontación y el país quedó en ruinas.

El Tolima, como siempre, fue escenario de sangrientas batallas y con-tribuyó con una alta cuota de muertos y destrucción. En 1905 se desmem-bró al Tolima y parte de su territorio se convirtió en el Huila, una zona del norte sirvió para conformar a Caldas y otro sector pasó a hacer parte de Cundinamarca.

Desde la proclamación de la Constitución de 1886 y hasta 1930, la hegemonía conservadora sumió al país en un período en el que nume-rosos derechos fueron conculcados. El país oficialmente aparecía confe-sional, oscurantista, fundamentalista, fanático e integrista. No existía la separación de Iglesia y Estado ni el divorcio, eran ahogados en sangre y fuego los reclamos sociales, la educación se tornó confesional; los dere-chos de las minorías cayeron en el olvido; la mujer era considerada una ciudadana de segunda sin derechos políticos ni patrimoniales y no existía libertad de cultos (Arrubla et al., 1978).

El fugaz gobierno del general Reyes permitió un leve respiro en tan sofocante entorno, y en el ultramontano gobierno de Marco Fidel Suárez se añadió vergüenza a la ofensa de la pérdida de Panamá y se recibió una indemnización de 25 millones de dólares, como oprobiosa muestra de sujeción a la voluntad de los Estados Unidos, que unido a la teoría de la


16

Estrella Polar, preconizada por el mismo Suárez, se convirtió hasta nues-tros días en el parámetro de la política exterior colombiana.

Afortunadamente el gobierno de Pedro Nel Ospina hizo buen uso del dinero producto del despojo y, a más de inversiones en vías y ferro-carriles, se creó, bajo el influjo de la Misión Kemmerer (que vino en dos oportunidades) el Banco de la República, la Contraloría General y la Su-perintendencia Bancaria, lo cual aportó orden a un convulso escenario.

Por el año 1922 se reunió en Ibagué la Convención Liberal, que se propuso la reconquista del poder y bajo un completo programa de gobier-no, se sembró la simiente de que se construiría a partir de 1930.

Desde entonces, y como habría de convertirse en constante, Ibagué y el Tolima en general han puesto en práctica un infalible método para restañar las heridas de las guerras y las confrontaciones: la promoción de la música, la cultura y la lúdica. Con el Conservatorio del Tolima se logró el milagro de unir a los combatientes alrededor de la música y las artes, y quienes ayer se enfrentaban a muerte acabaron reuniéndose para cantar, interpretar y componer en un compromiso colectivo que ya supera los cien años y que, con el tiempo, dio paso a una espléndida sala de concier-tos, una universidad musical, un concurso internacional de coros y a los congresos nacionales de la música. El emblema de la región dejó de ser la muerte para identificarse con la música.

Mientras en Colombia se agudizaban las confrontaciones al punto de escenificarse masacres como la de Las Bananeras, el mundo se precipitaba en una prolongada depresión que se inició en el crac de la Bolsa de Nueva York en 1929.

El tolimense Miguel Abadía Méndez fue el último presidente con-servador de la hegemonía y ante la división suscitada entre el general Vásquez Cobo y el poeta Guillermo Valencia, triunfó el liberal Enrique Olaya Herrera, que procedió a implantar las reformas planteadas en la Convención de Ibagué.

Los efectos de la Primera Guerra Mundial propiciaron forzadas mi-graciones de ciudadanos del que fuera el Imperio Otomano, así como de Polonia, Italia y España. Muchos se asentaron en el territorio tolimense con notable incidencia en la agricultura, el comercio y la música. Un flujo similar acaeció tras la Segunda Guerra Mundial.

Con enorme apoyo popular subió al poder Alfonso López Pumare-jo, nacido en Honda, quien conformó un equipo en el que predominaron


17

ciudadanos tolimenses liderados por Darío Echandía, entre los que se des-tacaron Carlos Lozano, Antonio Rocha y Rafael Parga. El período se cono-ció como el de La Revolución en Marcha y las reformas que situaron al país en el siglo xx se dieron sin pausa: educación laica, universidad pública, Ley de Tierras, libertad de prensa y expresión, derechos para los trabajadores y la mujer, función social de la propiedad… Por supuesto que tan radicales modificaciones encontraron acérrima oposición de sectores muy podero-sos, no solo de la contraparte conservadora sino al interior del mismo par-tido de gobierno (Guzmán, Fals Borda & Umaña, 1962; Ley 200, 1936).

El panorama mundial aparecía comprometido por la recesión esta-dounidense y entre los rescoldos de la Primera Guerra Mundial aparecie-ron la Revolución Rusa, el fascismo, el nacional socialismo y la Guerra Civil española; teorías y alinderamientos que se replicaron al interior de Colombia y auparon a los sectores en contradicción.

El gobierno de Eduardo Santos significó un retroceso (pausa, lo llamaron) en el proceso de reformas, y el segundo gobierno de López Pumarejo continuó con el freno de las propuestas, pues a la cerrada opo-sición a los programas se sumó una serie de escándalos que involucraron al hijo del presidente, quien, a su vez, ocuparía la primera magistratura: Alfonso López Michelsen. Ante el retiro de López, asumió el poder Darío Echandía, quien luego lo cedió a Alberto Lleras Camargo.

En esa compleja situación, el partido Liberal se dividió entre dos can-didatos de cara a las elecciones presidenciales: Jorge Eliécer Gaitán, de am-plia raigambre popular, y Gabriel Turbay, auspiciado por el establecimiento. Por el medio pasó el ingeniero Mariano Ospina Pérez, en una estratégica jugada del partido Conservador, que se soportaba en la imagen modera-da del antioqueño contra la más radical de quien habría de ser su sucesor: Laureano Gómez Castro. Aunque en un principio se estableció una especie de colaboración entre los partidos y la participación del partido Liberal en el gobierno, esta pronto se rompió y la confrontación tomó visos violentos al punto de que a través de la Policía y, luego, del Ejército, combinados con la aparición de grupos paramilitares apodados unos “los pájaros” y otros “los chulavitas”, se dio a un sombrío proceso conocido como La Violencia, que se saldó con enormes perjuicios en vidas y bienes, en el que el Tolima llevó la peor parte. Como lo expresó certeramente la revista Alternativa en su número 121 de 1977: “Se inauguró el más tenebroso período de violencia política que haya conocido el pueblo colombiano” (p.2).


18

El Departamento había adquirido una vocación agropecuaria que complementaba el cultivo del café con la aparición del riego, con base en la riqueza hídrica de ríos como el Combeima, el Coello, Chipalo, Alva-rado, Recio y Saldaña; con ello se fue creando una gran fuerza asociativa y gremial que de forma similar había ocurrido con el sector cafetero, se expandió al algodón, el arroz y la ganadería.

El Tolima, como lo narra Carlos Eduardo Jaramillo (1983) en su libro Ibagué: conflictos políticos de 1930 al 9 de abril, era una de las regiones más pacíficas del país y con datos estadísticos muestra como Ibagué disputaba ser la más pacífica de las capitales de departamento. Todo quedó sumido en el tráfago de La Violencia y tras el estallido social producido por el asesinato de Gaitán y la acción genocida del estado que se vivió en los gobiernos de Laureano Gómez y parte de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, se escenificó una reacción de grupos de autodefensa en forma de guerrilla, que hizo aún más violenta la situación y que fue el germen de las farc, por un lado, y de fenómenos de bandolerismo, por el otro (Galvis & Donadío, 2002).

A la par, se desarrolló un proceso auspiciado por la primera mi-sión del Banco Mundial en el país, liderada por el economista canadiense Lauchlin Currie, quien había propagado las teorías keynesianas en Es-tados Unidos, había hecho parte de la Reserva Federal en los gobiernos de Franklin Delano Roosevelt y su New Deal, que había sacado de la de-presión al país del norte y había abandonado Estados Unidos por la per-secución “macartista” de mediados de siglo, tras ser acusado de haber espiado para Rusia. Como ocurrió con el valle del río Misisipi, al que se intervino mediante represas para construir hidroeléctricas y programas de riego que habrían de generar la energía y las materias primas necesa-rias para mover las industrias que emplearían la mano de obra desocupa-da y activar la demanda de un país en crisis, en Colombia, con los distritos de riego promovidos, se conformaría una agricultura industrializada que proveería la materia prima para ser utilizada por las empresas que apro-vecharían la mano de obra de los campesinos desplazados a las ciudades.

El resultado de tal combinación de factores, se midió en muertes (más de 300 000) y desplazados que se contaron en millardos dentro y fuera del país. Lo ocurrido específicamente en el Tolima, se muestra con crudeza en un estudio icónico elaborado por la Secretaría de Agricultura del Departamento, llamado La Violencia en el Tolima, publicado en 1958,


19

y en el ya clásico libro La Violencia en Colombia de Guzmán, Fals y Uma-ña, publicado en 1962, que fue objeto de diversas formas de censura. De este último se extraen las aterradoras cifras:

• Muertos en el Tolima por cuenta de La Violencia entre 1949 y 1958. Sin contar soldados, suboficiales y oficiales muertos en el mismo pe-ríodo: 35 294.

• Liquidación total de la industria ganadera en el sur y oriente del De-partamento.

• Ruina de cafetales, platanales y frutales en las áreas abandonadas.• Extinción de las industrias porcina y avícola.• Desaparición de caminos.• Incendio y destrucción de casas y establecimientos de café, caña, po-

treros y elementos de labranza.• Lucro cesante por desocupación forzada de fincas y personas.• Propiedades abandonadas hasta 1957: 93 882.• Fincas abandonadas hasta 1957: 34 730.• Casas destruidas y quemadas hasta 1957: 343 041• Enramadas, depósitos y otros edificios incendiados hasta 1957:

13 742.Tabla 1. Robo de semovientes

Semoviente Cantidad Valor en PesosBovinos 406 567Equinos 57 348Porcinos 77 112

Aves 730 296Otros 24 543

Total en pesos de 1957 $191 982 018

Fuente: Guzmán, Fals y Umaña (1962)

Tabla 2. Pérdidas

Tipo de pérdida Valor en pesosPérdida en fincas arrendadas $78 886 006Valor de las casas destruidas $106 381 350

Valor edificaciones incendiadas $15 752 880Herramientas destruidas $47 934 342

Lucro cesante $529 263 419Ingreso medio perdido por propietario $17 188 52

Fuente: Guzmán, Fals y Umaña (1962)


20

Todo lo anterior sumado alcanza la pavorosa cifra en pesos de 1957 de $970 200 015, que equivalía al presupuesto nacional de 1955 y que en pesos de 2001 equivalía a 60 billones de pesos1.

A lo anterior debe sumarse el impacto que produjo el desplazamien-to forzado entre 1948 y 1957 del 42 .61 % de la población del Departa-mento, ya que a esta circunstancia se vieron sometidas 321 651 de las 754 826 personas que, en promedio, habitaron la región en ese lapso. Cabe imaginarse los efectos en el tejido social y la supervivencia, proyección y desarrollo de la comunidad (Secretaría de Agricultura del Tolima, 1985).

El Departamento quedó destruido, su clase dirigente diezmada, su potencial arruinado y, como consecuencia, se produjo la pérdida absolu-ta de confianza en las instituciones y sus semejantes de la mayoría de la población.

La tragedia vino a complementar una situación que afectó sobrema-nera a la región: la existencia de un gran número de propietarios ausen-tistas, que se asentaron con sus familias en Bogotá, el Valle del Cauca, España o Estados Unidos, y cuyas rentas y excedentes económicos no se reinvirtieron en la región, ya que si alguna vez venían al Tolima (por Navidad, San Juan o Semana Santa) ni siquiera adquirían el mercado de proveedores locales y mucho menos compraban vivienda en la ciudad o arrendaban algún bien, ya que pernoctaban en sus haciendas, de mane-ra tal que el provechoso multiplicador de la inversión, del que hablaba Keynes, se quedaba en otros lugares para beneficio de los mismos, y sus ciudadanos.

América Latina, en tanto, era ocupada por dictaduras militares de corte fascista, paradójicamente auspiciadas desde Washington. Comen-zando por Venezuela, proclive a las tiranías uniformadas, desde Páez, Gómez y Pérez Jiménez, hasta Chávez (la excepción que confirma la re-gla, aunque esta puede catalogarse como estalinismo tropical); pasando por Perón, Onganía, Videla, Viola y Galtieri en la Argentina; el Paraguay de Franco, Moriñigo y Stroessner; Chile con Pinochet; Perú con Velas-co Alvarado y Morales Bermúdez; Bolivia con Toro, Busch, Villarroel y Bánzer; Ecuador con Rodríguez Lara, Uruguay con Bordaberry; Colom-bia con Rojas Pinilla; Nicaragua con los Somoza; Guatemala que sufrió el derrocamiento de Arbenz (propiciado desde Washington) a Castillo

1 Ver cálculos en: La encrucijada del milenio (Castaño y Melo, 2005) y La violencia en el Tolima, publicación de la Secretaría de Agricultura del Tolima de 1958.


21

Armas; los Trujillo en República Dominicana, el pavoroso Duvalier y su Nené en Haití y Batista en Cuba que llevó a un vuelco al otro extremo con los Castro, cuya amenaza de contagiar a todo el vecindario hizo que Washington modificará, en algo, su estrategia de satrapías, con la Alianza para el Progreso en época de Kennedy. A lo anterior, se unieron los vien-tos integristas inspirados en el éxito económico y político del Mercado Común Europeo, que en el continente fue promovido por las Naciones Unidas para convertirse en la cepal (hoy cepalp), la alalc que fue susti-tuida por la aladi y diversas variaciones, como el Acuerdo de Cartagena (hoy Comunidad Andina de Naciones), el Mercosur y otras organizacio-nes de corte similar en Norte, Centro y Suramérica.

Al tenor de esos proyectos integristas y dentro del llamado Acuerdo de Cartagena, en 1969, se creó el grupo Andino, que posteriormente de-rivó en la Comunidad Andina de Naciones (can) con Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia (Venezuela se retiró y Chile ha entrado y salido, aun-que ahora tiene la categoría de asociado junto con Panamá), con ello se ha pretendido obtener un mercado ampliado y la promoción de sectores industrializados. Dentro de tales parámetros, Colombia se embarcó en una tarea de sustituir importaciones y promover nuevos productos de ex-portación, mediante el fomento de una nueva base de industrialización y producción de materias primas apoyada en la conformación de un mer-cado ampliado, que alcanza en la actualidad a 110 millones de personas.

La propuesta auspiciada por varios gobiernos colombianos y especial-mente por el de Carlos Lleras Restrepo, creó un paquete de instrumentos de fomento manejados desde el Banco de la República y enfocados a dife-rentes sectores de la actividad económica, tales como el Fondo de Fomen-to Agropecuario (ffa) y la llamada Ley 5.ª; el Fondo Financiero Industrial (ffi) para la pequeña y mediana industria; el Fondo de Inversiones Pri-vadas (fip) para la gran industria y el turismo, recursos que circulaban en el circuito económico a través de organismos como la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero, el Instituto de Fomento Industrial (ifi), la Corporación Financiera Popular y la banca privada y oficial a través de corporaciones financieras y bancos. Todo este andamiaje fue desman-telado por cuenta de la apertura económica promovida por el gobierno de César Gaviria cuando, sin mucho análisis, se abrieron fronteras para los bienes importados y se acabó la protección que existía para los pro-ductos y productores nacionales.


22

Como ocurrió en el pasado, la comunidad tolimense acudió para tratar de restañar las heridas del prolongado conflicto mediante accio-nes ligadas entrañablemente con la cultura, la educación y la lúdica. La primera, en diciembre de 1954, con la expedición de la ordenanza que dio vida a la Universidad del Tolima, que abrió salones en la que fuera la Granja de San Jorge de la Comunidad Salesiana, con las carreras de In-geniería Agronómica, Medicina Veterinaria e Ingeniería Forestal, a la par del Instituto de Bellas Artes. Esto significó la apertura de opciones para miles de jóvenes que de otra manera no habrían podido acceder a la edu-cación superior por razones económicas, lo cual tuvo enorme incidencia en el desarrollo intelectual de la región, a la vez de haber convertido a Ibagué en referencia nacional de calidad en las disciplinas ofrecidas, que atrajo a multitud de jóvenes de otros municipios, tanto del Departamento como de fuera de él.

Otro positivo fenómeno estaba ocurriendo: personificado en las ac-ciones de destacados tolimenses que habían descollado en altas posicio-nes del país, como la Presidencia y el gabinete ministerial y regresaban a la región para contribuir con su nombre, su ejemplo, su personalidad y hasta sus recursos en la reconstrucción de un territorio y una comuni-dad destrozada. Fue así como Darío Echandía aceptó la Gobernación del Tolima y Rafael Parga le sucedió en el cargo, para luego ser rector de la Universidad del Tolima y servir, con otros tolimenses, como mediador en el proceso de reincorporación de antiguos guerrilleros a la vida civil. Por esos días, Parga lideró la participación del Tolima en gremios y federa-ciones de tanta importancia como la Federación de Cafeteros y el sector ganadero.

En esos días, se estableció un evento que marcó un cambio sustan-cial en la percepción que sobre la región tenía el ciudadano colombiano: el Festival Folklórico Colombiano, que en sus versiones iniciales logró concitar a lo mejor de las expresiones artísticas nacionales, lo más se-lecto de la música, el canto, la danza y la plástica nacionales se reunía en Ibagué por una semana, que hizo que el Tolima, que era considerado el epicentro de la barbarie y la violencia, mutara para ser distinguido como el símbolo de la música; y el salón regional de arte atrajo a lo más granado de los pintores de la época. La gente acudía en masa a los diversos escena-rios y quienes unos meses atrás se enfrentaban a muerte por diferencias banderizas, ahora danzaban juntas en las calles ataviadas con los vestidos


23

típicos de los habitantes del campo. Lamentablemente, el espíritu y estilo de los primeros certámenes no perduró y por cuenta de intereses políticos y particulares, terminó en otro más de los que giran alrededor del licor y los reinados.

Por la época, se consolidaron tres eventos de especial significancia para las regiones, que permitieron desarrollar una saludable emulación que dejaba atrás las confrontaciones violentas. Dos de ellas han perdido importancia con el paso de los años: el Concurso de Belleza de Cartagena y la Vuelta a Colombia en Bicicleta, que por diversas circunstancias ahora poco interés levantan; el otro, el Campeonato Profesional de Fútbol, en el que participa el Deportes Tolima, que se ha convertido en otro icónico de referencia regional.

De otro lado, en el Conservatorio del Tolima se inauguró el Bachille-rato Musical, que sirvió de enlace con las otras labores de la entidad y la consolidó como referente nacional en cuanto a música se refiere.

En el ámbito empresarial, el Tolima se había convertido en el mayor productor de arroz, algodón y maíz y un destacado cultivador de café, e incluso de azúcar con Pajonales en la zona de Ambalema. A la actividad productiva, como se anotó anteriormente, se unió una gestión gremial similar que se concretó en la creación de las federaciones arrocera, ga-nadera y algodonera, y en la consolidación de la cafetera, con notorios efectos en la región.

Todo lo anterior consiguió que regresaran al Tolima muchos de los que habían integrado la diáspora, a los que se unieron otros tantos, que aunque no eran oriundos de la región, sí comprometieron sus recursos, su inventiva, su gestión y sus familias al progreso del Departamento y parti-ciparon, desde entonces, en todas las iniciativas de asociación y desarrollo que se han concebido y ejecutado.

El nuevo espíritu que había sido imprescindible en el desarrollo gre-mial permitió que —inspirados en organismos como la Sociedad Eco-nómica de Amigos del País—, se estableciera la Sociedad Económica de Amigos del Tolima, que condujo en 1964 (el mismo año de la creación de las farc en Planadas) a la fundación de la Asociación para el Desarrollo del Tolima (adt), que se convirtió en elemento clave para una dinámica económica y empresarial con muy pocos antecedentes y muy fracturada continuidad en la región. Enunciar algunos de sus logros puede dar una visión más clara de qué ha significado la entidad para la región, bien a


24

través de su concepción, bien a través de la gestión para su conformación, bien para concitar la participación y recursos necesarios, para que las ini-ciativas funcionaran: Corporación Financiera del Tolima, Aires, Texpinal, Frigoibagué, Carlima, Corporación Forestal, Coruniversitaria, el colegio San Bonifacio, Editorial Aguasclaras. Muchas de ellas no subsisten y otras como catsa y Cárnicos no lograron pasar de las primeras etapas, pero to-das ellas hicieron florecer un espíritu de progreso que permitió a la región reponerse de la desolación dejada por La Violencia, y mitigó los dañinos efectos de una hegemonía política que por entonces se conformó.

La Universidad de IbaguéComo el lector lo advirtió desde el título de esta crónica, el propósito busca celebrar el cuarto decenio de la creación de la institución que hoy recibe el nombre de Universidad de Ibagué, y que en sus orígenes se de-nominó Corporación Universitaria de Ibagué.

Ya se ha mencionado el nuevo espíritu de asociación que se respi-raba en la región a fines de los años setenta del siglo pasado y de la feliz vinculación a estos propósitos de empresarios locales y otros oriundos de distintas regiones y del extranjero, que con generosidad y entusiasmo su-maban su creatividad, sus contactos, su gestión y sus patrimonios, en los propósitos de bienestar colectivo. No hay mejor ejemplo de ese cometido que la creación de la Universidad de Ibagué.

Los nuevos desarrollos evidenciaban la carencia en la región de per-sonal calificado para el manejo y proyección de actividades diferentes a las agropecuarias y técnicas, que no estaban siendo atendidas por la Uni-versidad del Tolima, por lo cual un grupo de empresarios decidió iniciar labores encaminadas a la creación de una institución que supliera esas falencias. El propósito requería orden y método, por esto la tarea se enco-mendó a Néstor Hernando Parra Escobar, quien al culminarlo lo presen-tó a Santiago Meñaca Castillo, el que, como en otras muchas ocasiones, invitó a otras personas, en este caso 24 entre naturales y jurídicas, a las instalaciones de Sida Limitada para darle concreción a la idea.

La relación de los fundadores es la siguiente: Santiago Meñaca Castillo, Eduardo De León Caicedo, José Ossorio Bedoya, Jesús María Pinto Guarnizo, Alberto Suárez Casas, Francisco Gómez C., Francisco Gómez C., Roberto Mejía Caicedo, Luis Foción Aragón Rodríguez, Salo-món Tobar Díaz, Enrique García Gómez, Gustavo Cano Rivera, Luis H.


25

Rodríguez Arteaga, Néstor Hernando Parra Escobar, Luis Fernando Bel-trán Céspedes, Carlos Gustavo Cano Sanz, Jaime Zorroza Landia, Jaime Eduardo Rivas, Gilberto Hurtado Cardona, Jorge García Orjuela, Alfredo Gómez Pico, Eduardo Sarmiento Lora, Jorge Posada Greiffenstein, Aso-ciación para el Desarrollo del Tolima y Corporación para el Desarrollo Humano del Tolima: en las dos entidades, el representante: Leonidas López Herrán.

Para el episodio y los concomitantes, nos basamos en un escrito ela-borado por Eduardo De León Caicedo (1993), uno de los fundadores, con ocasión de los 13 años de fundación y que se denominó Anales 1981-1993.

De León dice que en los salones de Sida Ltda., el 13 de septiembre de 1979 se constituyó el Consejo de Fundadores de la Corporación Edu-cativa del Tolima. En la misma fecha se instituyó la Corporación para el Desarrollo Humano del Tolima y se designó como director a Leonidas López Herrán. Para la inmensa tarea posterior de estructuración y legali-zación, se eligió como rector a Camilo R. Polanco Torres, y a los ingentes trabajos se sumó la Asociación para el Desarrollo del Tolima y su equipo, en las instalaciones de Texpinal en Ibagué, labores a las que se sumaron numerosos profesionales de diversas disciplinas, que brindaron su gene-roso concurso en las complejas tareas.

Como se advirtió, la idea contemplaba la creación de un Instituto de Enseñanza Superior de carácter tecnológico. Por entonces, el Minis-terio de Educación expidió el Decreto 80 del 22 de enero de 1980 que estableció dos modalidades de estudios universitarios, la segunda de las cuales determinó el sistema de ciclos tecnológicos y profesionales. El mi-nistro tolimense, Guillermo Angulo Gómez, recomendó a los promotores que dado que habían asumido tan complejo compromiso deberían empe-ñarse en la creación de una institución universitaria y para ello brindaba su apoyo, el del Ministerio a su cargo y de los institutos icce e icfes. La sugerencia fue aceptada de inmediato por el grupo gestor y el 27 de agosto de 1980, de nuevo en las instalaciones de Sida Ltda., se creó la Cor-poración Universitaria de Ibagué-Coruniversitaria, que fue prontamente reconocida por el Ministerio con la Resolución 1867 del 27 de febrero de 1981, en la que se legalizó Coruniversitaria y se aprobaron los Estatutos Internos.

El 2 de junio de 1981, la Corporación para el Desarrollo Humano del Tolima hizo entrega del lote, en la zona de Ambalá, en donde se inició la


26

construcción de la sede de la Universidad. Más tarde, el 17 de agosto de 1981, en la sede del colegio Comfenalco y con la asistencia de los funda-dores, el gobernador, el secretario de Educación, los padres de familia, los profesores y 338 estudiantes, la entidad comenzó labores. La institución educativa que en 1982 se mudó a su sede actual sigue un proceso creati-vo que no cesa, y se enriquece con nuevas carreras, posgrados, vínculos internacionales y reconocimiento de autoridades y pares nacionales y ex-tranjeros. Vale resaltar que los primeros tecnólogos se graduaron en 1984 y los primeros profesionales en 1987.

ReferenciasArrubla, M., Bejarano, .J. A., Cobo Borda, J.G., Jaramillo J., Kalmanovitz, S.,

Melo, J.O. & Tirado, A. (1978). Colombia hoy. Bogotá, Colombia: Siglo xxi.Castaño, L. A. & Melo, A. (2005, noviembre-diciembre). La encrucijada del mile-

nio. Carta del Tolima n.º. 169 [Edición Especial]. Ibagué, Colombia.Colombia. Ley 89 de 1890. Por la cual se determina la manera cómo deben ser go-

bernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada. Recupera-do de http://www.bogotajuridica.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=4920

Colombia. Ley 200 de 1936. Sobre régimen de tierras. Recuperado de https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=16049&dt=S

De León Caicedo, E. (1993). Anales 1981-1993. Ibagué, Colombia: Publicaciones Coruniversitaria.

Galvis, S. & Donadío, A. (2002). El Jefe Supremo. Rojas Pinilla en la Violencia y en el poder. Medellín, Colombia: Hombre Nuevo Editores.

Guzmán G., Fals Borda, O. & Umaña, E. (1962). La violencia en Colombia. Bogo-tá, Colombia: Tercer Mundo.

Jaramillo, C. E. (1983). Ibagué: Conflictos políticos de 1930 al 9 de abril. Bogotá, Colombia: Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán.

Revista Alternativa número 121 (1977). “Belisario: La gran esperanza goda” [Ac-tividad política]. Recuperado de https://nuncamas.movimientodevictimas.org/images/abook_file/Revista%20Alternativa%20N%20121.pdf

Secretaría de Agricultura del Tolima (1985). Efectos económicos de la Violen-cia. Revista de la Contraloría General del Tolima. Segunda época, 1. Ibagué, Colombia.

Secretaría de Agricultura del Tolima (1958). La violencia en el Tolima. Ibagué, Colombia: Imprenta Departamental.

Vargas, G. (1972). Colombia 1854: Melo, los artesanos y el socialismo. Bogotá, Colombia: La Oveja Negra


29

Unibagué, en comunión con la identidad regional

Fadhia Sánchez Marroquín

En un mundo en el que el cambio es constante resulta interesante analizar cómo la identidad de una institución perdura, pese a los movimientos suscitados en el entorno. Sin duda, la permanencia en el tiempo es un fac-tor relevante. El lugar y la época que compartimos son las circunstancias espacio-temporales que articulan aquello por lo cual seremos identifica-dos. Aunque la identidad es considerada como un fenómeno subjetivo, de elaboración personal y que se construye simbólicamente cuando inte-ractuamos con el otro, esta se relaciona con el sentido de pertenencia que tenemos hacia diversos grupos socio-culturales, con los cuales compar-timos rasgos distintivos. Es decir, la identidad social se refiere a la serie de valores, creencias o atributos comunes que comparte la colectividad.

La tradición de una institución tiene una naturaleza inmutable y esta le concede a su identidad el carácter perdurable. Es así como el devenir resulta siendo un factor clave para comprender el sentido misional desde sus mismos propósitos fundacionales. Para la Universidad de Ibagué su identidad también puede ser reconocida desde la mirada reflexiva de las realizaciones que han contribuido en la expresión de su conciencia, la continuidad de su ser y la manifestación de su personalidad. La identidad se cimienta de manera colectiva desde ejes simbólicos que se relacionan con el territorio y la historia compartida; por lo tanto, se construye en el tiempo y se nutre de elementos, principios distintivos y diferenciadores de la cultura de una comunidad.

A continuación se recopilan varios proyectos y procesos que reflejan los compromisos que ha asumido la Institución a lo largo de los años


30

con el desarrollo regional, para generar cohesión cultural en el contexto de nuestro Departamento. En primer lugar, se presentan los alcances del proyecto cívico Ibagué para mí, del cual emanaron importantes obras de disfrute y ornato para la ciudad. Bajo el apartado denominado Personajes que inspiran, se recopilan los procesos de Exaltación a los valores huma-nos, Tolimenses que dejan huella y Tolimenses por los valores. Finalmen-te, se exponen los programas más significativos que han contribuido al Rescate del patrimonio cultural, y estos son: Casa Mutis de Mariquita, Centro Histórico de Ambalema, Casa Darío Echandía en Chaparral, Pro-yecto Bocetos Urbanos Tolima, Proyecto Nátaga y Colección Alfonso Viña Calderón.

Ibagué para míEs parte de la condición humana que nos sintamos atraídos hacia lo bello, como reflejo de un sentimiento instintivo e inconsciente. En dicho senti-do, habitar lo cotidiano, recorrer ciertas calles, detenerse en un parque o simplemente visitar un barrio, permite que nos conectemos con fraccio-nes significativas de la identidad de un lugar; formas, imágenes, colores, sonidos y olores nos predisponen sin justificación aparente para admirar una población y desear estar allí. Morar en un espacio, familiarizarse con su idiosincrasia y reconocer su cultura, fortalece la relación de las perso-nas con el ambiente físico y con la escena urbana, cuyo vínculo se estrecha en el tiempo, a través de la experiencia y la calidad del paisaje.

Con el propósito de embellecer el entorno físico de la capital del Tolima, surgió el programa cívico Ibagué para mí. Este proyecto se creó con la idea de cambiar la imagen de la ciudad mediante la recuperación y la construcción de parques, espacios públicos, zonas verdes, corredo-res viales y monumentos que la potencializaran como un destino turísti-co y para mejorar el nivel de vida de sus habitantes. En el pasado, obras de infraestructura de envergadura nacional, como la doble calzada Iba-gué-Bogotá y el Túnel de la Línea, se concibieron para permitir una mejor interconexión entre el centro y el sur del país, pero que además lograran transformar la imagen de Ibagué de una ciudad de paso hacia un lugar de destino. Se pensó entonces en consolidar un municipio que resulta-ra atractivo para vivir, donde las personas encontraran oportunidades para quedarse y un territorio para disfrutar.


31

Fue así como aunaron esfuerzos la Alcaldía municipal, la Cámara de Comercio, Suramericana de Seguros y la Universidad de Ibagué, para desarrollar un plan de embellecimiento denominado Ibagué para mí. Este fue un proyecto cívico que integró la voluntad de instituciones y de personas para el ornato de la ciudad. Además existía en ese entonces un momento propicio para esta iniciativa: una Universidad que se interesaba por esos aspectos de región, un gobierno local que se preocupaba porque la ciudad mejorara, así como la confianza de empresarios y personas na-turales que creyeron en esta apuesta ciudadana.

Este movimiento realizó muchas obras con recursos económicos de la Alcaldía municipal, los cuales fueron administrados por la Cámara de Comercio, pero en cuya ejecución la Universidad de Ibagué, dirigida entonces por la rectoría de Leonidas López Herrán, abanderó este proce-so. Dentro de las principales obras adelantadas se destacan las siguientes: frente a la empresa del Acueducto y del Alcantarillado (ibal) se cons-truyó el parque del Agua, una gran plaza para la contemplación, el es-parcimiento y la realización de actividades culturales. De igual forma, el programa trabajó arduamente para la recuperación del tradicional parque Centenario y la creación del parque de la Música, junto al Conservatorio del Tolima, para la presentación de conciertos y demás actividades cultu-rales. De igual forma, se creó el parque Rincón de Piedra Pintada, el cual se concibió para la zona de mayor desarrollo inmobiliario de la ciudad, que respondiera a la necesidad de tener espacios de esparcimiento.

Debido a su representatividad histórica y la ubicación simbólica, se recuperaron lugares emblemáticos como el monumento de la plaza de Bolívar, el parque del barrio El Libertador, y el monumento a la Bandera. De este último lugar, aún se recuerda de forma anecdótica cómo el mismo rector López se puso al frente del traslado de la antigua locomotora de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia que estaba abandonada cerca de la Casa de la Moneda, en inmediaciones del barrio Picaleña. Esta máquina, de un peso aproximado de setenta toneladas, estuvo desatendida duran-te muchos años e implicó diseñar todo un sistema logístico para trans-portarla hacia su ubicación actual, en la glorieta frente a la Terminal de Transportes, en la calle 19 con carrera 1.ª, donde había operado la antigua Estación Central del tren.

También se proyectó la creación de un nuevo pilar urbano en una de las avenidas más transitadas y con gran potencial de desarrollo. Entonces


32

se construyó, en la glorieta de la avenida Ambalá con calle 60, un chorro de agua de gran altura que llamara la atención a grandes distancias y que estuviera enmarcado en un jardín multicolor. Sin duda, este espacio cam-bió la imagen de la zona y se convirtió en un punto de referencia clave para este sector de crecimiento comercial y residencial.

De igual forma, se intervino un espacio muy deteriorado, con proble-mas de seguridad para los transeúntes y de gran importancia, debido a su ubicación estratégica, la zona baja del puente del viaducto del Sena. Este sitio es punto clave de referencia para el ingreso y salida de la ciudad, así que se desarrolló la adecuación arquitectónica y paisajística con la cons-trucción de circulaciones peatonales, y la elaboración de grafitis, como muestra de la expresión urbana y del encuentro ciudadano.

El programa también apoyó el desarrollo del Jardín Botánico de la Reserva Natural Ibanasca, ubicado en el corregimiento de Juntas. Allí hay una colección de plantas vivas, clasificadas con propósitos científicos, educativos y recreativos, en el cual los visitantes pueden recorrer diversos senderos, a favor de la ética ambiental tras la experiencia en un ecosiste-ma del bosque alto andino.

Asimismo, se desarrolló un plan cívico para continuar y perpetuar la tradición de Ibagué como ciudad del ocobo, cuyo árbol es emblemático, dado que durante dos veces al año los ibaguereños son testigos de un bello espectáculo natural y es ver cómo se forman tapetes de flores color rosa en calles, avenidas y andenes. Se sembraron 800 especies blancas en la avenida Ambalá, desde el barrio Chicalá hasta la calle 37, y desde el antiguo Aeropuerto Perales hasta el sector de Mirolindo. Esta campaña estuvo liderada por la Alcaldía municipal, infibagué y la Gestora Ur-bana, en alianza con instituciones del sector privado como Fibratolima, Suramericana de Seguros y la Universidad de Ibagué. Posteriormente, en una segunda fase, se sembraron cinco mil ocobos blancos y amarillos (estos últimos también conocidos como Chicalá), en avenidas, parques, colegios, y calles, para preservar estas variedades y generar identidad con el árbol insigne, que año tras año tapiza el paisaje de propios y visitantes cuando florecen a partir del mes de junio.

El campus de la UniversidadEl campus es un factor esencial de la identidad de la Universidad. En 1980, tras la constitución de la Corporación Universitaria de Ibagué-


33

Coruniversitaria, la Institución inició labores un año después, en agos-to de 1981, en la sede del colegio Comfenalco, ubicado en el centro de la ciudad. Prontamente, en 1982, se dio el traslado a la sede propia, en un lote de siete hectáreas ubicado en el barrio Ambalá. Fue así como la Universidad llegó a esta localidad que hace parte de la Comuna Seis, y se empezó a generar un desarrollo fundamental para el barrio y la zona circundante; prueba de ello es la construcción de la avenida Ambalá y la transformación de la escena urbana de este territorio.

En el año 2005, la Universidad entregó a la ciudad un regalo alegó-rico y consistió en un monumento que simboliza la proa de una embar-cación. La obra está orientada hacia el norte, porque el mensaje implícito es que el norte es la educación y ese debería ser el destino perenne de los ibaguereños. El monumento Asta de la Bandera se construyó en la glorie-ta de la avenida Ambalá con calle 69, ubicado frente a la entrada principal de la Universidad de Ibagué, el cual se convirtió en otro hito urbano.

Sin duda, un rasgo distintivo de la Universidad de Ibagué son sus zo-nas verdes y la flora. En el año 2004, con sentimiento profundo de arraigo, algunas esposas de los fundadores de la Universidad y pertenecientes a la Corporación Club de Jardinería realizaron el Encuentro Anual de Clubes de Jardinería del país, el cual reunió a más de cuatrocientas personas que representaban alrededor de treinta clubes y desarrollaron la competencia en los terrenos de la Universidad. Como parte del concurso, las delegacio-nes elaboraron hermosos jardines que transformaron la vegetación de la zona cerca de la Biblioteca y los alrededores de la entrada principal, vergel que aún hoy las personas de Servicios Generales preservan con maestría.

Este evento potenció la actividad de la horticultura, en la que se pudo apreciar una amplia gama de especies arbóreas, puso a prueba el diseño de propuestas creativas y la exhibición de fastuosas composiciones inspiradas en las temáticas de la Independencia y la música, las cuales pudieron ser valoradas por la ciudadanía en general que se congregó alrededor de la Universidad y acudió de forma masiva durante un fin de semana para ob-servar la muestra. Este concurso definió un momento histórico rotundo de la conexión que existe entre la comunidad universitaria con la naturaleza inconfundible del campus, matizada por la variedad de plantas florecidas, follajes y especies propias de la botánica de la Universidad de Ibagué.

En resumen, obras como las anteriormente descritas son una prueba de los resultados del programa Ibagué para mí. Este proyecto es una clara


34

manifestación de la capacidad cívica que tuvo la ciudadanía para integrar esfuerzos públicos y privados, en procura del embellecimiento de la ciu-dad, hacerla más amable y generar identidad con la región.

Personajes que inspiranExaltación a los valores humanosCorría el año 2000 cuando Doris Morera de Castro, presidenta de la Fundación Musical de Colombia, junto con el maestro César Zambrano, director musical de la Fundación, tuvieron la idea de hacerle un reco-nocimiento a los tolimenses destacados que hubiesen contribuido en la construcción de país, bien fuese desde la educación, las artes, la cultura o el compromiso social. El propósito central era destacar personajes na-cidos en esta tierra o “adoptados” por las circunstancias, que se habían marchado a otros lugares, pero cuyo legado era invaluable.

Como la Universidad de Ibagué hace parte de la Junta Directiva de la Fundación desde 1995, le propusieron al rector Leonidas López realizar una alianza estratégica para desarrollar un evento de homenaje que se llamó Exaltación a los valores humanos. La primera versión se llevó a cabo en un escenario solemne, la sala Alberto Castilla del Conservatorio del Tolima. Desde ese momento, año a año, en el marco del Festival Nacional de la Música Colombiana se realiza la ceremonia en el mes de marzo.

Cabe destacar que esta alianza no está reglamentada en documento escrito alguno y no tiene consistencia jurídica. Como en un tradicional e invaluable pacto de palabra y sello de voluntades, se trata de un acuerdo moral en el que prima el afecto institucional y, por ello, a pesar del cambio de personas en la rectoría, el convenio se ha sostenido con el transcurrir del tiempo. En el mes de agosto de cada año, la Junta Directiva se reúne para escoger meticulosamente a la persona que por su obra y sus acciones merece recibir el tributo. Se valoran su hoja de vida y trayectoria pero, en especial, se aprecian su calidad humana y sus aportes a la imagen y al desarrollo de la región. Es decir, con seis meses de antelación para la realización de una nueva edición del Festival, se define el personaje que será distinguido, nombre que es notificado ante el Ministerio de Cultura.

El primer personaje exaltado fue Amina Melendro de Pulecio, ilustre ibaguereña que dedicó toda su vida al Tolima en la formación de jóvenes y la enseñanza de la música, y se realizó en el marco de la Décima Quinta Edición del Festival, con un concierto y una cálida velada. Posteriormente,


35

se han reconocido ciudadanos honorables que han estado cercanos al arte o a la promoción de la actividad cultural en la región. Es así como cuatro fundadores de la Universidad de Ibagué fueron exaltados por su contri-bución con la educación de la ciudad y por su apoyo a la gestión cultu-ral: Eduardo De León Caicedo (en el año 2003), Roberto Mejía Caicedo (2008), Jaime Zorroza y Landia (2003) y José Ossorio Bedoya (2015). De igual forma, fue homenajeado en la versión del año 2019 el exrec-tor Leonidas López Herrán; en 2002, Eduardo Aldana Valdés, quien es miembro del Consejo de Fundadores y ha sido en varias oportunidades miembro del Consejo Superior, así como en la versión 2020 fue exaltada la exrectora Carmen Inés Cruz, ceremonia que fue aplazada hasta el mes de octubre y fue realizada de forma virtual, por las circunstancias de la pandemia del Covid 19.

La lista de honor la completan seres humanos valiosos para el To-lima como Eduardo Santa (2005), Mario Laserna Pinzón (2006), Luis Eduardo Vargas Rocha (2009), Alberto Lozano Simonelli (2010), Alfonso Gómez Méndez (2011), William Ospina Buitrago (2012), César Augusto Zambrano Rodríguez (2014), Danilo Rojas Betancourth (2016), Jorge Alí Triana Varón (2017) y Darío Ortiz Robledo (2018).

Quizás, uno de los momentos más emotivos se vivió en el homenaje que se realizó en el año 2007 a Gloria Valencia de Castaño. Ese día de marzo, la Fundación la exaltó con la Orden Garzón y Collazos, la Gober-nación del Tolima le impuso la condecoración Cacique Calarcá y la Uni-versidad de Ibagué la invitó a dirigirse a los profesores y estudiantes que asistieron al acto desarrollado en el Auditorio Central. Allí, ella sonriente y con la sabiduría de los años pronunció un discurso tan conmovedor, que años después, en 2011, la Oficina de Publicaciones de la Universidad lo publicó bajo el título Gracias por permitirme soñar, y del cual se extrae este fragmento:

[…] Y, bueno, el Tolima se me ha metido en todas partes siempre. No lo he dejado de tener conmigo. A todas horas, en todos los lugares a donde voy, siempre llevo al Tolima. Siempre, en algún momento, me suenan las notas del Bunde o alguno de esos bambucos maravillosos de las orillas del Magdalena. Pero ¿saben qué? Cuando me han entrevistado hoy, me han pedido que hable de mi vida. Yo les contesté que les hablaría, como en esa canción que todos ustedes conocen y aman, la de El Regreso, que se refiere a la pelota de trapo y el barquito de papel.


36

Voy a hablarles de mi infancia, pero quiero que sea corto, para que les guste. Me voy a referir al momento en que se terminó mi infancia, una infancia maravillosa, una infancia de un Ibagué que no tenía esos ocobos a los que ustedes están cantando ahora, y a los que, con toda la razón, les hacen todos los homenajes posibles. Ibagué era una ciudad sin árboles. No tenía más sombra que la tutelar del gran mango del Parque Murillo Toro, con su in-menso follaje, un follaje maternal, de un verde rotundo, por el que se asoma-ban, como milagros verdaderos, los frutos de colores que eran la alegría, por supuesto, de las caucheras de los muchachos de San Simón, de los picos de los loros. Ese era el mango y ese mango era, de verdad, el corazón de Ibagué. (Universidad de Ibagué, 2011, p.p. 1-2).

Posteriormente, la Universidad de Ibagué y la Fundación Musical de Colombia sellaron otra alianza, cristalizar un nuevo sueño. Se trata del Encuentro Nacional Universitario Folclórico, el cual es coordinado desde la Universidad y ha sido un éxito en convocatoria, organización y talento. En dicho evento, se realiza la presentación de muestras musicales, en las que intervienen instituciones universitarias que envían lo mejor de su arte y se presentan en el marco del Festival, en el parque Manuel Murillo Toro. Este es un evento de gran aporte cultural porque acentúa la importancia de la interpretación de la música colombiana en las nuevas generacio-nes. De este modo, la Universidad de Ibagué se ha convertido en respaldo de las acciones que realiza la Fundación para promover entre los jóvenes universitarios el rescate, impulso y estímulo de las manifestaciones artís-ticas que permitan la conservación de la música colombiana.

Ibagué es reconocida como la “Ciudad Musical de Colombia”, y bajo ese precepto la Fundación se propuso conservar la huella de una impor-tante tradición como los duetos. Garzón y Collazos es considerado el due-to musical más representativo de nuestra tierra y, por ello, la Fundación honra su legado mediante el concurso anual en honor a los “Príncipes de la Canción”, en el que se premian la fuerza interpretativa y las composicio-nes de quienes aún propenden por mantener viva la música colombiana. La Universidad de Ibagué apoya con esta alianza estratégica la identidad musical de nuestra región, la cual es liderada por la Fundación Musical de Colombia, cuyo certamen fue reconocido como patrimonio cultural y artístico de la Nación, mediante la Ley de la República n.° 851 del 19 de noviembre de 2003.


37

Tolimenses que dejan huellaCon el propósito de hacer contrapeso a los protagonistas de hechos no-ticiosos que son cubiertos por la agenda de los medios de comunicación y que lamentablemente, en la mayoría de los casos, ponen en evidencia casos de corrupción o situaciones condenables socialmente, surgió la idea transformar el imaginario colectivo desde personas cuyas acciones han hecho posible un mundo mejor.

De esta manera nació el proyecto Tolimenses que dejan huella, un es-fuerzo editorial para visibilizar otro de tipo de personajes, aquellos que se esforzaron por hacer del Departamento una región con un desarrollo me-ritorio. El proceso inició en el año 2013, con el liderazgo de la exrectora Carmen Inés Cruz y durante la rectoría de Alfonso Reyes. El primer paso fue seleccionar personajes de todos los campos del quehacer humano que se hubiesen destacado por haber realizado acciones plausibles.

Poco a poco se configuró un listado de nombres de hombres y muje-res que nacieron o no en tierra tolimense, pero cuyas acciones hubieran tenido impacto positivo, dejado huella en el Tolima o en el país. Ante todo, se trataba de exaltar personas con una ética a toda prueba, que hubieran sido generosas, sin tacha, comprometidas con el bienestar de la gente y el desarrollo de la región, desde una práctica de vida ejemplarizante.

Se creó entonces un Comité Editorial que definió las pautas de edi-ción. Se eligió la crónica como tipología textual, al tener en cuenta que este género narrativo permite conectar elementos periodísticos con el lenguaje literario, en tanto que concede libertades imaginativas al abordar hechos reales y verídicos en un contexto comprobable, y además contiene una doble esencia, la informativa pero también la estética. Por lo tanto, esta publicación aborda la narración de eventos reales, con fundamento histórico, pero cuyos relatos usan estrategias de la escritura retórica y des-criptiva, en la que los detalles son un recurso esencial.

Los volúmenes publicados están integrados por varias crónicas que abordan la vida de diversos personajes. La extensión de los textos es rela-tivamente corta, dado que se pretende plasmar la vida ejemplar de estos líderes en un lenguaje claro, sencillo y atractivo para los niños y jóvenes, pues el propósito es que estos libros sean utilizados como recurso didác-tico en el entorno educativo. Los costos son asumidos por la Universi-dad de Ibagué y la distribución de esta publicación gratuita se hace en


38

colegios, bibliotecas y universidades. Se imprime un tiraje de quinientos ejemplares, pero también hay una versión digital de libre descarga1.

El primer tomo se dedicó a los fundadores de la Universidad, per-sonajes que aportaron a la región con discreción, responsabilidad y un máximo altruismo. Contiene las crónicas sobre Santiago Meñaca Casti-llo, Eduardo De León Caicedo, Roberto Mejía Caicedo, Jaime Zorroza y Landia, José Ossorio Bedoya, Salomón Tobar Díaz, Félix Enrique García Gómez, Néstor Hernando Parra Escobar y Gustavo Cano Rivera. Aunque los fundadores fueron 22, se seleccionaron las nueve personas más cerca-nas a la constitución del proyecto educativo de la Universidad de Ibagué.

En el segundo tomo se presentaron las crónicas de quien fue senador y ministro de Educación, Guillermo Angulo Gómez, del ingeniero Jaime Corredor Arjona, de la compositora Leonor Buenaventura de Valencia, del músico César Augusto Zambrano Rodríguez, y de los educadores Antonio Bonilla Rebellón y Soledad Rengifo Guzmán. Para el volumen tres se incluyeron las vidas de ocho tolimenses cuyas acciones tuvieron importante incidencia en la vida nacional, en diferentes momentos de la historia: Manuel Murillo Toro, Alberto Castilla Buenaventura, Alfonso López Pumarejo, Darío Echandía Olaya, Rafael Parga Cortés, Alfonso Pa-lacio Rudas, Rafael Caicedo Espinosa y Alfonso Reyes Echandía.

El cuarto volumen se dedicó al terruño, a los recuerdos de la infancia en la cuadra del barrio, a las serenatas y a los sabores de la comida típica de la región; se publicaron las crónicas de los músicos Adolfo “El Pote” Lara, Luis Enrique Aragón Farkas y Santiago Cruz Vélez; así como los re-latos sobre Gloria Valencia de Castaño, Eduardo Calle Rodríguez, Nohora Chavarro de Solanilla y Ramón Antonio Rodríguez Robayo.

El quinto volumen está dedicado a seis personajes de gran mérito por sus contribuciones a la región: Jorge Elías Triana Mejía, Edilberto Calde-rón, Carlos Flaminio Rivera Castellanos, Antonio Rocha Alvira, Carlos Lozano y Lozano y Javier Díaz Molina. En las crónicas sobre sus vidas es-tán representados los aportes a las artes, la jurisprudencia y la economía del Tolima.

En relación con los escritores, se ha invitado a participar a personas interesadas en contribuir en la escritura de los libros. Para ello, se han realizado talleres especiales de formación, de manera que quienes tengan

1 Se puede leer la colección completa en: https://repositorio.unibague.edu.co/handle/20.500.12313/77


39

interés en vincularse puedan hacerlo pese a no tener experiencia como cronistas. Se trata entonces de indagar acerca de la biografía del personaje seleccionado, realizar algunas entrevistas y decidirse a plasmar con pala-bras las historias de vida de los protagonistas.

Es evidente que este proyecto editorial es importante para la juventud tolimense, porque permite conocer hechos del pasado para comprender el sentido actual de la identidad regional. Saber de primera mano sobre acontecimientos exitosos, que se constituyeron en la base del presente, re-sulta motivante para las nuevas generaciones. Pero, además, familiarizar-se con anécdotas de derrotas, fracasos, experiencias difíciles, se constituye en un aporte invaluable de esta serie coleccionable. Las lecciones de los errores cometidos son las que más enseñan, porque nos recuerdan la im-perfección de la vida misma y se convierten en una puerta de entrada para avanzar y crecer, establecer nuevos objetivos, redefinir retos y cons-truir nuevos sueños, ya sean individuales o colectivos.

Tolimenses por los valoresCon el propósito de rendir homenaje a la vida y obra de tolimenses que se hayan destacado en el panorama nacional por sus ejecutorias, por la vida transparente, por ser referentes válidos de un proceder ético para las nuevas generaciones y por la honestidad con la que cumplieron sus responsabilidades con el Estado y la sociedad, se creó, en el año de 1997, la serie editorial denominada Tolimenses por los valores. Se trata de una colección de publicaciones que se editaron como resultado de una alian-za interinstitucional, en la que participaron la Universidad de Ibagué, la Asociación para el Desarrollo del Tolima (adt), la Cámara de Comercio de Ibagué, la Corporación Excelencia en la Justicia, capítulo Tolima y el diario El Nuevo Día.

El proyecto inicial consistió en rendirle un homenaje a la memoria del expresidente Darío Echandía Olaya al cumplirse los cien años de su natalicio. Esta iniciativa fue abanderada por la Gerencia de la Regional del Banco de la República, en ese entonces en cabeza de Hernando Hernán-dez Quintero, y contó con la presencia del rector de la Universidad Exter-nado de Colombia y del destacado académico Otto Morales Benítez. Para este tributo, el maestro César Zambrano Rodríguez compuso una cantata en honor del expresidente y se contó con la presencia de grandes juristas de ese momento en el país.


40

De este evento surgió el libro Echandía por los valores, el cual resalta la vida y obra de este ilustre tolimense por medio de la recopilación de sus escritos, y fue coordinado por Hernando Hernández Quintero. Entonces se determinó la conveniencia de crear un Comité editorial que permitiera la exaltación de la obra de otros importantes colombianos. Surgió así la serie denominada Cátedra Darío Echandía, que tuvo los siguientes títulos: Darío Echandía y el Estado Social de Derecho (2007), Manuel Murillo Toro (2008), De Hegel a Marx (2008), Alfonso López (2009), De la res-ponsabilidad civil por los delitos y culpas: Análisis de la tesis de grado del maestro Darío Echandía (2010), Darío Echandía: Un maestro de la ideología liberal (2011).

De igual forma se publicaron cuatro volúmenes de la colección deno-minada Tolimenses por los valores: Carlos Lozano y Lozano (2003), Jorge Elías Triana (2004), Jesús Antonio Bejarano Ávila (2005) y Alfonso Pala-cio Rudas (2006), y dos tomos de la serie Pensamiento jurídico tolimense: Alfonso Reyes Echandía (2005) y Matías Augusto Ospitia Garzón (2008).

Este proyecto ha permitido conocer los aportes de estas personas en diferentes áreas del saber, en especial en las ramas de la justicia, la política y las artes, en las que es importante que los alumnos de la Universidad de Ibagué conozcan de primera mano los alcances del pensamiento de Echandía y de otros más que ocuparon las altas posiciones y dejaron en alto la identidad del pensamiento tolimense. De cada una de estas exalta-ciones se publica un libro que recoge las conferencias de los invitados, así como los aportes que en vida efectuó la persona homenajeada, para que sirva de testimonio a las nuevas generaciones.

Preservación del patrimonio culturalCasa Mutis de MariquitaEl 7 de agosto de 1982, el día que se posesionó como presidente de Colom-bia, Belisario Betancur anunció los esfuerzos del Gobierno nacional para exaltar el legado del sacerdote José Celestino Mutis, quien fuese el direc-tor de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, un inventario de la naturaleza del Virreinato que inició en 1783 y duró treinta años. Se creó entonces la Fundación Segunda Expedición Botánica, de la cual hizo parte Roberto Mejía Caicedo, miembro fundador de la Universidad de Ibagué, quien además era ministro de Agricultura en ese entonces.


41

Con el transcurrir del tiempo, la Fundación feneció, pero Roberto Mejía invitó al rector Leonidas López para la firma de un convenio inte-rinstitucional que permitiese rescatar el proyecto. Fue así como la Uni-versidad de Ibagué recibió en comodato la Casa Mutis, un viejo inmueble que data del siglo xviii, el cual se acondicionó como museo debido a su valor histórico, cultural y ecológico. En este lugar se hallan colgadas répli-cas en color de los primeros dibujos que realizaron Salvador Rizo Blanco y Francisco Javier Matiz, quienes ilustraron la vida silvestre y las plantas, como la Cattleya trianae que pertenece a la familia de las orquídeas y es denominada “la flor nacional de Colombia”. También está exhibida la his-toria de la Ruta de la Expedición y las biografías de los personajes ilustres que participaron en ella.

Como dato curioso, durante la Expedición se clasificaron más de seis mil especies vegetales de gran importancia y se pintaron igualmente ese número de láminas. La primera casa de pintores estuvo en Mariquita, allí se llevaban las especies, las pintaban y después se hacían tres copias: una se remitía a España para demostrar los resultados del trabajo adelantado, otra copia con muestras vegetales se enviaba a Alemania para su clasifi-cación, y una tercera copia se quedaba en el país. Cuando el militar espa-ñol Pablo Morillo asumió la reconquista de la Nueva Granada envió las copias existentes al Real Jardín Botánico de Madrid, razón por la cual no se conserva aquí ni una sola lámina original, sino solamente los denomi-nados herbolarios.

En el trabajo adelantado por la Universidad, liderado por Cecilia Co-rrea Valdés, se realizaron importantes gestiones de educación ambien-tal en colegios y universidades, capacitaciones para viveristas, se creó el jardín botánico al interior de la casa y, lo más importante, se participó en el diseño de la formulación de la Ruta Mutis, junto con la Academia Nacional de Historia, circuito que adoptó el Ministerio de Cultura y es la que existe actualmente. Para conmemorar el Bicentenario del Falleci-miento de Mutis, el Gobierno nacional estableció la Ruta Mutis, la cual integra lugares que fueron fundamentales en el desarrollo de la Expedi-ción. Municipios como Ambalema, Falan, Honda, Valle de San Juan, La Mesa, Guaduas, Ibagué y Mariquita conforman el recorrido.

Sin duda, la Ruta representa el epicentro de la génesis de la libertad de este país, dado que los discípulos de Mutis fueron decididos precurso-res y mártires de la Independencia de Colombia que irradiaron las ideas


42

emancipadoras con gran influencia en quienes se convertirían en próce-res de la Patria. Por lo tanto, la apuesta de la Universidad fue clara y deter-minada en la preservación de la identidad regional: recuperar la historia local y la importancia que tuvo esta región en el contexto y desarrollo de la Expedición, resaltar los principales descubrimientos de Mutis y sus colaboradores, así como las consecuencias políticas que trajo para el país este movimiento científico. La Universidad mantuvo la administración de la casa hasta 2011, la que posteriormente fue asumida por la Corporación Universitaria Minuto de Dios.

Centro Histórico de AmbalemaEl 2 de abril de 1980, mediante Decreto 776 expedido por el Consejo de Monumentos Nacionales y de conformidad con lo previsto en el artícu-lo 6.º de la Ley 163 de 1959, se declaró Monumento Nacional al Centro Histórico de Ambalema (Tolima). Fueron muchas las razones que justi-ficaron esta declaratoria, en especial por su significativo valor histórico, cultural y arquitectónico. Por lo tanto, su significado ha impulsado a la Universidad de Ibagué para respaldar acciones en la salvaguarda del valor patrimonial de una de las joyas del territorio colombiano y que represen-tan la identidad del Departamento.

Uno de los primeros acercamientos se realizó durante los años 2011 a 2018, con el proyecto de investigación denominado Apropiación social del patrimonio cultural del centro histórico de Ambalema, Tolima. El principal objetivo era reconocer cómo se apoderan los habitantes de este Municipio del patrimonio urbano-arquitectónico de su Centro Histórico, como bien de interés cultural, para la generación de propuestas que contribuyeran a la formulación de lineamientos de política pública, que no solo permitan conservar y salvaguardar los bienes patrimoniales, sino que mejoren las condiciones de vida de la comunidad.

El investigador principal fue el profesor del programa de Arquitec-tura, Juan Carlos Espinosa Pasaje. Los resultados de este proceso que-daron evidenciados en varios productos como la cartilla Ambalema, monumento nacional y talleres con la población, la presentación de una ponencia internacional en el evento académico del Congreso Euro-ame-ricano Rehabend 2018, realizado en Brasil, entre otros. La investigación también aportó en la actualización del inventario físico-espacial y el estu-dio socioeconómico y jurídico del Centro Histórico, con la participación


43

fundamental del profesor del programa de Derecho, Hernando Bocane-gra Aldana, y desde el punto de vista de la valoración simbólica contribu-yó a recrear el imaginario colectivo.

De igual manera, el proyecto titulado Construcción social de la apro-piación del patrimonio cultural en Ambalema ha sido un nuevo esfuerzo en continuar impulsando la investigación en esta población. Desde cuan-do el director del programa de Arquitectura, Álvaro Gómez Amorocho, trabajaba alrededor de un Plan Estratégico para el manejo del patrimonio cultural, el profesor Eduardo Peñaloza Kaiurz se interesó en vincularse. Dentro de las estrategias estaba el Consultorio Arquitectónico del Norte del Tolima, que recoge varias líneas de acción: el Consultorio, donde se ofrece apoyo técnico dirigido hacia la comunidad y cuenta con el apoyo del semestre Paz y Región, y de estudiantes que hacen parte de los semi-lleros de investigación del programa.

La comunidad ha sido la principal beneficiada. Desde el desarrollo de un curso de verano se realizó la reparación de la fachada de la casa de un habitante que no contaba con los recursos para embellecerla. También, en otro curso se efectúo un ejercicio interdisciplinar con la participación de profesores y estudiantes del programa de Ingeniería Civil, en una te-mática que favorece a las comunidades vulnerables, como es el caso de las construcciones vernaculares. Esta arquitectura es aquella que se con-figura desde la tradición regional, responde a las necesidades de hábitat con soluciones de sistemas constructivos heredados ancestralmente y las realiza el mismo usuario. En este sentido, materiales como el bahareque y el adobe cobran importancia para el uso de técnicas olvidadas que con-tribuyen en la preservación de la tradición paisajística del Municipio y el rescate del sentido de pertenencia con la región. El propósito es preservar la identidad espacial del Municipio que se caracteriza por su arquitectura colonial, donde se aprecian casas con tejas de barro y paredes de tierra pintadas de blanco, puertas, ventanas y columnas coloreadas en verde.

Pero también se benefician los estudiantes de la Universidad de Iba-gué, que tienen la oportunidad no solo de poner a prueba sus competen-cias académicas más allá del aula sino de vivir experiencias formativas en contextos rurales y de provincia. Por ejemplo, el trabajo que se desarrolló para elaborar un muro de contención para una comunidad con dificul-tades de asentamiento permitió el reúso de materiales reciclables como llantas usadas.


44

En esta estrategia, igualmente, ha sido valiosa la articulación con las administraciones municipales, la Fundación Amigos de Ambalema-Am-baviva y el Ministerio de Cultura, la Asociación de Pescadores y otros actores locales que cada vez más participan en esta iniciativa vigente y en proceso, en la cual se espera reunir a más municipios del norte del Tolima como Honda, Mariquita y Falan, entre otros, con el propósito de incentivar el resurgimiento de economías alrededor del turismo cultural, desde la misma Ruta Mutis y para establecer un recorrido por lugares emblemáticos de la historia de Colombia.

Casa Darío Echandía en ChaparralEn el año 2014 se estableció un convenio con la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, para la restauración de la casa del expresidente de Colombia, Darío Echandía Olaya, ubicada en el municipio de Chapa-rral. En el desarrollo de las obras se tuvieron en cuenta los resultados de la investigación histórica adelantada por la Universidad, las característi-cas arquitectónicas y espaciales, así como los materiales utilizados en la construcción de la vivienda, que incluyó la recuperación total de la casa. Alrededor de ocho meses duró el proceso y en él participaron los arqui-tectos y docentes de la Universidad, Álvaro Gómez Amorocho, Juan Al-cázar Cardozo y Jaime Fajardo.

Este lugar es un homenaje a los grandes juristas y por lo tanto, ade-más de ser sede de la Cámara de Comercio, sirve como centro de reflexión política, teniendo en cuenta la vida y obra del exdignatario tolimense. En esta casa de tipo colonial dotada con espacios generosos, Darío Echandía atendió asuntos importantes de nuestro país en su primera designación como presidente de la República, en 1943. Así que este bien inmueble representa una parte importante de la historia de este Municipio y su re-habilitación no solo hizo honor a todos los personajes ilustres y juristas de esta tierra sino que también dignifica la libertad, el respeto por los valores y los derechos fundamentales de las personas.

Bocetos Urbanos TolimaEl dibujo es una de las expresiones más antiguas de la humanidad. Permi-te manifestar aquello que las palabras a veces no logran explicar y concede la libertad de desarrollar habilidades, como la creatividad para transmi-tir emociones, sentimientos, ideas o conceptos. Desde la perspectiva de


45

responsabilidad social, el proyecto de Bocetos Urbanos Tolima se ha en-cargado de mejorar procesos académicos relacionados con la representa-ción gráfica análoga y digital, así como también de afianzar, a partir del dibujo, el sentido de pertenencia hacia el territorio. Al tener en cuenta que Ibagué es una ciudad que se proyecta para ser cada vez más compe-titiva y sustentable, es importante preservar nuestra historia, costumbres, paisajes y construcciones emblemáticas, por lo cual Bocetos Urbanos To-lima organiza salidas para dibujar en diferentes espacios representativos, donde pueden asistir, además de los estudiantes y profesores de la comu-nidad universitaria, personas de la ciudad interesadas en esta actividad.

En el año 2015 se dio inicio al proyecto cuando un grupo de profe-sores participaron en la salida al museo interactivo Maloka, en Bogotá, con el ánimo de mejorar su calidad en la graficación. Este primer acerca-miento se realizó a través del grupo Urban Sketechers Bogotá, que trabaja el dibujo in situ. Bajo esta metodología se dio inicio al grupo Bocetos Urbanos Tolima, con la primera salida al parque de la Música. Con los conocimientos adquiridos tras esta primera experiencia, los docentes lle-varon a la práctica en aula el proyecto, a partir del trabajo con bitácoras y en la que la representación se da a partir del sketch note, sketch booking y bocetación. Como resultado de estas acciones, se han mejorado las com-petencias de dibujo y de síntesis de los estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Ibagué, en diferentes áreas.

En consecuencia, los mismos estudiantes solicitaron que se realiza-ran salidas fuera del aula, las cuales generaron la vinculación de la Oficina de Responsabilidad Social de la Universidad, desde las primeras prácti-cas: la Catedral de Ibagué, el Panóptico, la Plazoleta Darío Echandía, el Conservatorio del Tolima y el Centro Histórico de Ambalema; esta últi-ma permitió enlazar el Proyecto Bocetos Urbanos Tolima con procesos de investigación en el grupo Rastro Urbano y bajo la orientación de la profesora del programa de Arquitectura, María Victoria León Grimaldos.

La acogida de Bocetos Urbanos Tolima fue inmediata y se abrieron puertas para la invitación de otras apuestas locales. Es así como se ha participado en el Concierto para la paz, en el que se dibujó la música, en la actividad Ponle color a tu patrimonio, realizado en la plaza de Bolívar con la Fundación Amistad y mucho más; también se han dibujado: la casa donde vivió el escritor Jorge Isaac, el Panóptico, el colegio Amina Melendro y la Reserva Natural Parque San Jorge, todo lo anterior como


46

apoyo significativo para la protección de los patrimonios y los procesos de restauración actuales.

Es importante recalcar que estos procesos lograron la creación de una metodología propia mixta, en la cual se potencia la inclusión. Prueba de ello fue la actividad desarrollada en La Casona de la Universidad de Ibagué; allí participaron niños con discapacidad acompañados de sus pa-dres, todos como participantes del taller, y con el respaldo de los estudian-tes del Semillero de Investigación haco (Hacer comunidad), en el cual se trabaja en la formación de nuevos investigadores en el tema del dibujo y el relevo generacional en el proyecto.

De igual forma, Bocetos Urbanos Tolima ha coordinado de mane-ra conjunta con la Facultad de Ciencias Económicas y la Facultad de Humanidades, el Salón de Arte Plástico de la Universidad de Ibagué de 2017 y la Muestra de Arte Universitario de 2019. También se ha par-ticipado como grupo, exponiendo trabajos en el homenaje al destacado arquitecto colombiano Rogelio Salmona, en la Red de Bibliotecas, organi-zado por Urban Sketechers Bogotá, y en la Semana del Arquitecto realiza-da por la Sociedad Colombiana de Arquitectos.

Hasta el año 2019 se han llevado a cabo 23 salidas para dibujar, dentro de las cuales cuatro visitaron municipios del Tolima (Ambalema, Piedras, Honda y Murillo). Sin duda, la invitación a la profesora León por parte de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno (Perú), se constituyó en una excelente oportunidad para avanzar hacia la internacionalización del proyecto. Como resultado de ello, se llevaron a cabo tres salidas a lu-gares alegóricos del departamento de Puno, como el cerro Huajsapata, las iglesias barrocas y la ciudad de Lampa, así como también la coordinación interinstitucional en la gran conferencia taller sobre La importancia del patrimonio cultural del centro histórico de Puno. Esto significa el compro-miso de afianzar la consolidación de este proyecto en los próximos años para lograr la vinculación de más personas, con o sin conocimientos de las técnicas de dibujo, y como un proyecto abierto a la comunidad en general.

Proyecto NátagaDesde principios de los años noventa, la Universidad suscribió un conve-nio con Artesanías de Colombia, para el rescate del patrimonio cultural, a través de las artesanías. Se realizaron actividades de asistencia técnica y


47

empresarial para identificar artesanos locales y diagnosticar cuáles eran sus posibilidades de sostenibilidad en el medio, como por ejemplo, la elaboración de tamboras e instrumentos de percusión tolimense en El Espinal. En el caso de Ibagué, se visitaron constructores de guitarras y se ofreció un acompañamiento técnico para que se pudiese fortalecer el oficio. El resultado fue muy positivo porque se logró participar en Ex-poartesanías, obtener reconocimiento por la calidad de los instrumen-tos musicales fabricados y a partir de ahí consolidar dichas empresas. De igual forma, con el taller de luthería o instrumentos de cuerda, se logró que uno de los maestros constructores de guitarras formase jóvenes en el oficio. En estos proyectos fue clave el aporte de Elvira Leonor Álvarez y del músico e investigador Humberto Galindo Palma.

Posteriormente, el maestro Galindo continúo con el proyecto Nátaga. Este es un nombre indígena y es la raíz de la palabra Natagaima, munici-pio del Departamento donde ha estado presente la comunidad indígena, los Pijaos del sur del Tolima. Bajo este nombre sublime, la Universidad desarrolló una experiencia de tipo social, en el marco de alianzas estra-tégicas que conectaban música, artesanía y desarrollo social. Se trató de un proyecto formativo para recuperar el patrimonio musical con niños y jóvenes residentes en lugares vulnerables, tanto del área urbana como rural de Ibagué, y contó con el apoyo financiero de la Fundación Bolí-var-Davivienda.

En esta experiencia se propiciaron prácticas de aprendizaje en la construcción de instrumentos musicales típicos. Allí participaron niños y jóvenes, quienes se reunían semana a semana en instituciones educa-tivas y en centros comunales, junto con artesanos expertos, educadores, investigadores musicales, diseñadores, líderes comunitarios, padres de familia y profesionales de emprendimiento, para desarrollar este impor-tante proceso de apropiación del oficio de la construcción artesanal de instrumentales.

En la primera fase se vincularon los barrios Ambalá, San Antonio, Gaviota, Ibagué 2000 y Atolsure, pertenecientes a las comunas 6 y 8. En la segunda fase se conectó al sector rural y turístico de Ibagué, por lo cual se trabajó en la Comuna 1 o ruta ambiental del cañón del Combeima, con la participación de tres centros educativos: Institución Educativa Mariano Melendro, Centro Educativo Rural cay y la Institución Educativa Técnica Ambiental Combeima.


48

En la realización de los diversos talleres artesanales se conformaron equipos interdisciplinares para formar, en primera instancia, en el reco-nocimiento de las materias primas propias de la región, como el bambú, el totumo, las chirillas, el balso y la guadua; elementos básicos para la crea-ción de instrumentos tradicionales del folclor tolimense como la esterilla, el chucho, la puerca, el ciempiés, la carrasca, la flauta y el carángano, entre otros más. Los principales resultados de esta experiencia no solamente se visibilizaron en las diversas exposiciones realizadas, en la participación en las ferias artesanales, en la mediación con valores esenciales de nuestra tradición cultural y en el impacto del sello musical como ibaguereños, sino también en la generación de empresas culturales en este noble oficio, el cual incidió directamente en el progreso económico de las personas participantes.

Colección Alfonso Viña CalderónEsta colección de instrumentos musicales se constituye en patrimonio histórico y cultural local, el cual cuenta con el respaldo y custodia de la Universidad de Ibagué desde el año 2001, cuando le fue otorgada por par-te la familia Viña, tras el fallecimiento del maestro Alfonso Viña Calderón y en cumplimiento de su voluntad. Esta relación cercana se estableció a través del maestro Humberto Galindo Palma, quien era director musi-cal de la Universidad de Ibagué y también dirigía el grupo Cantatierra, agrupación musical que a su vez tenía una colección privada de más de doscientos instrumentos étnicos con fines pedagógicos. Desde 1998, las dos colecciones empezaron a exhibirse con el apoyo de la Universidad, con el objetivo de conformar un museo de instrumentos musicales para la ciudad.

Fue así como el Ministerio de Cultura entregó a la Universidad el Cer-tificado de Registro y Clasificación como entidad con colección museo-gráfica, por la Colección Alfonso Viña Calderón Museo de Instrumentos, según Resolución 1976 de 2013, condición que le permite recibir ase-sorías especializadas para mejorar la gestión y administración museal, participar con proyectos en las convocatorias realizadas por el Ministerio de Cultura, hacer parte del directorio georreferenciado de museos colom-bianos, acceder a las actividades académicas que el Ministerio de Cultura desarrolle en las regiones donde se encuentra ubicada la entidad mu-seal, obtener gratuitamente una licencia de uso del software Colecciones


49

colombianas, para inventariar, registrar, catalogar y gestionar colecciones de arte, antropología, etnografía, arqueología e historia, y consolidar in-dicadores del sector para su proyección nacional.

La colección cumple un propósito pedagógico, pues reúne una im-portante muestra de instrumentos musicales de distintas procedencias. La Universidad de Ibagué la presenta como una iniciativa institucional a través de su divulgación, manutención y exposiciones itinerantes para contribuir con su difusión a la exaltación de la memoria musical de todos los tolimenses.

La Colección Alfonso Viña Calderón está constituida por aproxima-damente 170 instrumentos y aparatos musicales que representan culturas musicales de América, Europa y África; en especial, se destacan algunos instrumentos indígenas y cuerdas típicas colombianas y varios ejemplares de valor histórico, porque pertenecieron a importantes músicos del fol-clor tolimense. Fundamentalmente, la colección ha permitido desarrollar acciones estratégicas alrededor de tres áreas: la conservación, la cual se logró tras un riguroso proceso de curaduría; la investigación etonomu-sicológica; y la divulgación, a través de la programación de actividades culturales como conciertos con los instrumentos de la Colección, confe-rencias y exposiciones; particularmente, se exhibe anualmente en el mar-co del Festival de Música Colombiana y del tradicional Festival Folclórico Colombiano.

Sin duda, la imagen de nuestra región dependerá de la consistencia que exista en la comunicación de los mensajes que expresan nuestra iden-tidad. Para que haya correspondencia entre qué somos y cómo queremos que nos perciban, se debe trabajar de manera articulada en el fortaleci-miento de la naturaleza, el sentido, la razón de ser y los elementos distin-tivos de nuestra cultura; aquello que nos une como colectivo.

En ese sentido, nuestras tradiciones podrán ser reconocidas y rei-vindicadas desde diversos escenarios y puntos de partida válidos en los procesos de transformación. La identidad no se puede construir desde la imposición ni la fuerza, sino todo lo contrario; será desde los acercamien-tos y el compromiso que realicemos como Institución con la historia, las costumbres, los hábitos, la idiosincrasia, los saberes, los sabores, el arte o el patrimonio de nuestra tierra. Ese es el verdadero tejido social. Por lo tanto, siempre será necesario seguir trabajando de manera colectiva, al


50

integrar cada una de las disciplinas para construir de forma cohesionada, coherente y constante, la identidad de nuestra sociedad.

ReferenciasUniversidad de Ibagué (2011). Gracias por permitirme soñar. Gloria Valencia de

Castaño (1927-2011). Ibagué, Colombia: Oficina de Publicaciones. Recu-perado de https://issuu.com/publicacionesunibague/docs/gloria_valencia_de_casta_o


53

Unibagué: Una historia de desarrollo humano

Francisco Parra SandovalMónica del Pilar Álvarez Bustos

La fuerza de la universidad está en la forma en cómo enfrenta los re-tos y aprovecha las oportunidades del entorno donde esta se circunscri-be. Su historia ofrece evidencias suficientes para reconocerla como una institución que cumple un papel estratégico en la vida social, política y cultural de un país. En el contexto latinoamericano, por ejemplo, es posi-ble encontrar momentos importantes en los que desde distintos frentes, la universidad facilitó las condiciones para el cambio social y mostró su compromiso ético con la construcción de lo público.

Pensar los 40 años de historia de la Universidad de Ibagué, es recorrer un camino vital y dinámico que afirma la relevancia social de la institu-ción universitaria. En ese recorrido, se advierte una comunidad reflexiva, autónoma y responsable que reconoce en las fronteras de su existencia retos en vez de límites. Así, el departamento del Tolima se ha configurado como el escenario de su acción, su pensar y su transformación, como el lugar donde dialoga con la región y las tensiones, oportunidades y volun-tades que allí convergen.

Contrario a lo que podría pensarse, los 40 años que se recogen en esta publicación, no hablan del pasado sino del presente. Este capítulo, en particular, expresa una Universidad que entiende los retos de la región, que se reconoce vinculada a la historia, con capacidad de asombro, descu-brimiento y aprendizaje. Las siguientes líneas reflejan el deseo permanen-te de comprender y contribuir a los retos del Departamento, así como la creatividad para unir distintas voluntades en las agendas de región.


54

En el diálogo con la región, la Universidad de Ibagué construye su experiencia y su comunidad más allá de los límites del campus. No se tra-ta de proponer una mirada romántica sobre esta historia, sino más bien de dar cuenta de cómo esta experiencia ha sido un punto de partida para la reflexión, la acción colectiva y el encuentro con diferentes actores. Al-gunos de los temas que aquí se recogen, plantean un lenguaje común para entender el espíritu institucional en la contribución al desarrollo de la región, que a su vez interroga la práctica universitaria.

El camino trazado, sus hitos, permiten entender que las estrategias que se han adoptado para consolidar el trabajo con el territorio, requieren mantener abierto el carácter político y ético del quehacer universitario, así como el reconocimiento de la Universidad como un lugar para el de-sarrollo humano.

Experiencias de aprendizaje y formaciónSi hay algo que ha marcado la historia de la Universidad de Ibagué, es su compromiso con los procesos de formación en distintos ámbitos del con-texto regional. Recordar algunas de estas experiencias exige considerar al menos tres aspectos: la posibilidad que estas ofrecen para responder a las demandas del Departamento, la oportunidad que representan para cons-truir relaciones con el entorno y los aprendizajes institucionales que de allí se derivan. Estas experiencias le han exigido a la Universidad conocer el entorno, asumir posiciones, construir respuestas creativas, compromi-sos propios, capacidad para trabajar en colectivo e incidir en las agendas de la región.

Una de estas experiencias se remonta al año 1999, cuando el Centro Técnico y Tecnológico San José, resultado del convenio realizado entre la Universidad de Ibagué y la Pía Sociedad Salesiana, abrió sus puertas con el propósito de brindar un beneficio social mediante la preparación para el trabajo y la adecuada formación académica y en valores del talento regional. Con la oferta para la formación técnica y tecnológica, buscaba capacitar a jóvenes y adultos vulnerables que se encontraban desemplea-dos o en situación de subempleo, de forma que se contribuyera con la disminución de esta problemática.

Además de la oferta académica, el Centro facilitaba a los jóvenes su vinculación al mercado laboral y lideraba distintas actividades sociales para mejorar su situación y la de sus familias, sin mencionar que también


55

adelantó acciones para incidir en la generación de políticas de trabajo, educación y formación técnica.

En este proyecto, que terminó en 2013 y benefició a más de 4000 personas, se conjugaron la proyección social, el impulso al desarrollo re-gional, la ampliación de la cobertura y la diversificación de los progra-mas. En este sentido, la propuesta de acción centraba su objetivo en el trabajo integrado de los jóvenes, sus familias y la comunidad, a través del establecimiento de actividades de tipo cultural, deportivo y de formación ciudadana, ajustadas a las necesidades del contexto.

Para Leonidas López, exrector de la Universidad de Ibagué, el pro-yecto tuvo un impacto significativo porque formó en competencias a mu-chos tolimenses. Recuerda que cuando el gas natural llegó a Ibagué, no había instaladores de este, entonces el Centro creó un programa para for-mar este perfil y generó mucho empleo; de igual forma, cuando la ciudad dio un salto cualitativo y cuantitativo frente al sector textil, confecciones y modas, San José ofertó un proceso de formación en máquinas que dina-mizó en ese momento el mercado laboral.

Estos recuerdos dejan ver la capacidad de la Universidad para inter-pretar y responder creativamente a las necesidades del contexto y de con-vocar una dinámica de cooperación alrededor de los retos del desarrollo regional. Muestra de lo anterior, es que las actividades del Centro fueron posibles gracias a convenios con la Gobernación del Tolima, el Ministerio del Interior, el sena, usaid-fupad, dmos Comide de Bélgica, entre otros.

Otra experiencia que en su momento dio cuenta del compromiso institucional con la formación de los tolimenses fue el Programa Avan-cemos, gestado durante la rectoría de Carmen Inés Cruz y coordinado durante muchos años por Teresita Zuleta; inicialmente fue una propues-ta de alfabetización, posteriormente de validación de la primaria y con la reglamentación oficial del bachillerato por ciclos, llegó a ofertar este nivel de formación. El Programa funcionó entre los años 1993 y 2018, y durante su vigencia se beneficiaron más de 25 000 jóvenes y adultos. Para quienes vivieron el proceso, este Programa significó la oportunidad de vivir la Universidad, de disfrutar el campus y las distintas actividades que se ofrecían en las áreas cultural y deportiva. Reconocerse como parte de la Universidad de Ibagué, además de ser motivo de orgullo, era una invi-tación para contar con un proyecto de vida en el que el aprendizaje jugaba


56

un papel importante, incluso, algunos de ellos ingresaron a la educación técnica y profesional.

En un primer momento el Programa asumió la metodología de alfa-betización cafam; conforme consolidó su experiencia, generó adaptacio-nes que le permitieron fortalecer los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se destaca la participación que tuvieron los estudiantes de grado 11 de algunos colegios de Ibagué, quienes, en su servicio social, y luego de ha-berse capacitado en el manejo de los recursos y guías, acompañaban los ejercicios de alfabetización, aspecto que contribuyó a un mejor desempe-ño en las pruebas de Estado.

En este mismo horizonte, la Universidad de Ibagué apoyó el desarro-llo de la iniciativa nacional de los Centros Regionales de Educación Supe-rior (ceres) del Departamento, una propuesta orientada a desconcentrar y ampliar con calidad la cobertura educativa en el nivel superior, a partir del diálogo de actores regionales y la oferta de programas pertinentes res-pecto a la vocación productiva de los territorios donde se desarrolla.

En este caso, la participación de la Universidad en el desarrollo de los ceres tuvo alcances diferentes, en el suroriente del Tolima fue operadora y responsable de la estrategia a través del Instituto Innovar en Purifica-ción; en el norte y sur del Tolima fue oferente de programas tanto en el Politécnico de Educación Superior de Lérida, operado por la Corpora-ción Universitaria Minuto de Dios, como en el Centro Darío Echandía de Chaparral, dirigido por la Universidad del Tolima.

El liderazgo de la Universidad en dicha estrategia da cuenta de su capacidad para dialogar con diferentes sectores del Departamento, con el fin de responder a las necesidades sociales y adelantar iniciativas que se traducen en el mejoramiento de las condiciones de vida, el desarrollo económico, la inclusión educativa de los tolimenses, la innovación en las formas de gobierno de las alianzas público privadas y la construcción de condiciones sostenibles de convivencia social. De igual forma, hacer parte de los ceres fue estratégico en cumplimiento de su mandato misional de trabajar por la región, en el marco de la Responsabilidad Social Integral, al promover el acceso a la educación de un grupo poblacional marginado geográfica y socialmente.

En el año 2013, en conjunto con nueve aliados del sector público y privado, la Universidad suscribió la Alianza para la presentación conjun-ta al Ministerio de Educación Nacional de la propuesta para la creación,


57

puesta en marcha y sostenibilidad del ceres “El Salado”. En esta opor-tunidad, la Universidad fue representante de la Alianza y operadora del Centro Regional, dicha iniciativa funcionó entre los años 2014 y 2017, tiempo en el que se beneficiaron 1834 estudiantes de diferentes comunas de Ibagué.

Como actor social clave en la región, la Universidad de Ibagué ha re-conocido la importancia de la educación como motor del desarrollo eco-nómico y social, así como la necesidad de descentralizar y democratizar no solo la disponibilidad del servicio educativo, sino aquello que es más crucial: su calidad. La historia de nuestro país deja ver que hay ciudades colombianas que históricamente han concentrado el poder político, eco-nómico y social, aspecto que no solo ha conducido al empobrecimiento de las provincias, sino que también ha limitado las oportunidades de las generaciones más jóvenes.

El anterior panorama, le ha exigido a la Universidad un enfoque de trabajo que asume el desarrollo como un proceso en el que converge la voluntad de diferentes sectores sociales, a favor de la construcción de nación desde las localidades y regiones. Esta convicción se refleja, entre otros aspectos, en la participación de la Universidad en la consolidación del Instituto Innovar de Purificación. El origen de esta propuesta se re-monta al año 1994, cuando la Comisión de Sabios, conformada por 10 distinguidos colombianos entre los que figuraba el líder cívico tolimense Eduardo Aldana Valdés, entregó al presidente Gaviria el informe “Colom-bia: Al filo de la oportunidad” (Aldana Valdés et al., 1996).

Dicho informe, además de presentar un análisis riguroso y prospec-tivo sobre el país, enfatizaba en el papel de la educación y la ciencia como elementos centrales del desarrollo y la transformación social en el contex-to del siglo xxi. Así, se empieza a promover en distintas zonas del país la creación de institutos de innovación regional con el propósito de articular el talento potencial de los municipios, con proyectos que impulsaran el bienestar de las comunidades a partir de una formación pertinente.

El 5 de diciembre de 1998, con el liderazgo de Eduardo Aldana Val-dés, se creó el Instituto de Innovación Regional de Purificación innovar, como una Corporación sin ánimo de lucro con financiación mixta, pú-blica y privada. Durante estos años, innovar ha representado para los jóvenes tolimenses la oportunidad de forjar un proyecto de vida, que dia-


58

loga con la vocación productiva de su territorio y que a su vez les permite mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

Para el año 2009, la Universidad dio inicio al proceso de transferen-cia desde los municipios, lo cual le permitía a los estudiantes cursar los dos primeros años de su carrera en Purificación, Chaparral y El Espinal a través de los ceres, y posteriormente desplazarse a Ibagué para culminar sus estudios; esto favoreció la ampliación de la cobertura y la diversifica-ción de la oferta académica. Entre 2009 y 2017, participaron del proyecto en el municipio de origen 1681 estudiantes, de estos, 182 realizaron su transferencia a Ibagué y se graduaron 130.

La educación es sin duda un elemento central en cualquier proyecto de desarrollo humano, en especial, cuando este se piensa en el contexto de las provincias y en función de la mejora de la calidad de vida de las perso-nas. En el camino recorrido, la Universidad de Ibagué ha liderado y partici-pado de diferentes esfuerzos orientados a llevar educación de calidad más allá de los límites de la ciudad, esta convicción expresa la coherencia con su misión y el reconocimiento de su papel como promotora de oportunidades para la región, una consigna a la que se mantiene fiel desde su fundación.

En su trayectoria, la Universidad también se ha ocupado de enten-der y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, incluso, en los niveles que anteceden la formación superior. Al respecto, ha reconocido en la tecnología una estrategia para enriquecer la experiencia educativa e incorporar en la práctica docente aquellas herramientas que para niños y jóvenes resultan cotidianas con fines de entretenimiento, pero ajenas en su vida escolar. Asumir las tecnologías como aliadas en la formación, im-plica la generación consciente de estrategias pedagógicas por parte de los docentes, que les permitan hacer de las tecnologías dinamizadoras de los ambientes de aprendizaje que configuran. Durante los años 2015 y 2016, la Universidad participó en la ejecución del proyecto Formación Docen-te en tic e Investigación en el Aula inscrito en el Programa “Contexto Escolar, tic y Cambio Educativo” financiado por Colciencias y liderado por la Universidad del Valle. El proyecto buscaba generar nuevas estrate-gias de intervención en la cultura escolar y el entorno social, mejorando los procesos de enseñanza y aprendizaje, a través de la tecnología educati-va. La Universidad acompañó a los colegios ganadores de la convocatoria regional: Liceo Nacional y la Institución Educativa Leonidas Rubio Vi-llegas. A través del proyecto, estas instituciones accedieron a tabletas y


59

computadores que se involucraron en diferentes asignaturas. Una de las docentes participantes del proceso señala:

Gracias al proyecto pude perfeccionar los blogs educativos que trabajo con las estudiantes, especialmente el de Leer y escribir: nuestra aventura, que es nuestro proyecto bandera, el cual permite desarrollar habilidades de lectura y escritura en los estudiantes, otro blog es el de Aprendiendo a multiplicar, que ayuda a la ludificación de la enseñanza de la matemática. (Docente Ins-titución Educativa, s.f.).

Este proyecto abrió espacios de reflexión para la comunidad univer-sitaria acerca de la inclusión de las tic como un aspecto fundamental de la innovación pedagógica, al entender la tecnología como medio y no como fin. En ese sentido, la Universidad reconoce que la introducción de las tecnologías de la información y la comunicación traen consigo cam-bios significativos en la sociedad y que, aunque el desarrollo de una co-munidad no se limita a la conectividad puede potenciar el trabajo creativo en contextos diversos, si esta se acompaña de una apropiación social con sentido y se inserta en prácticas ya existentes.

Pensar la tecnología como trascendente en el quehacer universitario, es utilizarla y aprovecharla como una herramienta que reta constante-mente a estudiantes y maestros para modificar su forma de pensar, creer y trabajar en el mejoramiento y desarrollo del ser humano y la sociedad.

Desarrollo humano y cultura científicaEl desarrollo humano necesita de ciudadanos que además de dominar saberes técnicos, sean capaces de conocer el mundo de diferentes ma-neras y de vincularse en los procesos de construcción de conocimiento desde intereses y ámbitos de la vida cotidiana. Es así que dos de los fines fundamentales de la educación superior están referidos al desarrollo del pensamiento y a la capacidad de aprender a lo largo de la vida. En ese sentido, la desmitificación de la ciencia juega un papel fundamental en la democratización del conocimiento y la construcción de experiencias significativas de aprendizaje, que a su vez favorezcan la formación de ciu-dadanos comprometidos con la transformación social.

El hecho de entender cómo las personas incorporan los conceptos de ciencia y tecnología en la toma de decisiones sobre su vida y en sus actividades cotidianas, resulta clave a la hora de pensar cualquier proceso


60

formativo. En la actualidad es indiscutible la necesidad de una sólida for-mación científica que, desde los primeros años de vida, despierte el inte-rés por la ciencia y el conocimiento. Como se expresa en el preámbulo de la Declaración de la Conferencia Mundial sobre Ciencia para el siglo xxi, auspiciada por unesco: “Para que un país tenga la capacidad de abastecer las necesidades básicas de su población, la educación en ciencia y tecno-logía es una necesidad estratégica” (unesco, 1999, s. p.).

Desde esta perspectiva, la formación del espíritu científico se asu-me como algo natural y cotidiano, al alcance de cualquier ser humano y orientado a la reflexión permanente sobre el mundo en el que se vive. A esto hay que agregar que la ciencia es una actividad transformadora del mundo; el conocimiento científico mirado desde la perspectiva de sus agentes, tiene un objetivo y un valor para la vida humana, implica pasar de un problema científico a un problema social, de un interés individual a un interés colectivo, del pensamiento a la acción, del conocimiento enci-clopédico a la comprensión. Vista de esta manera, la cultura científica es pilar del desarrollo humano.

A lo largo de su historia, la Universidad de Ibagué ha liderado y acompañado diversas iniciativas orientadas a promover la cultura cien-tífica en niños y jóvenes. Durante el año 2019, la Universidad se sumó a la iniciativa de la Sociedad Colombiana de Matemáticas denominada “Círculos matemáticos”, una actividad académica y social que buscaba hacer uso de la versatilidad de las matemáticas para involucrar a los par-ticipantes en temáticas que permitan profundizar su aprendizaje de una manera divertida.

El trabajo se llevó a cabo con estudiantes de los grados 9°, 10° y 11° de las instituciones educativas: la Sagrada Familia, Alfonso Palacio Ru-das, y José Joaquín Flórez Hernández de Ibagué y del Instituto Técnico en Sistemas Santa Rosa de Lima de Melgar. Los estudiantes tuvieron la oportunidad de acercarse de manera lúdica a la matemática y vivir una experiencia de orientación vocacional con el liderazgo de docentes apa-sionados y entusiastas del mundo de los números.

En esta misma línea, se identifica el proyecto Desarrollo para una cultura científica en niños, niñas y jóvenes del departamento del Tolima, en el marco del Convenio Especial de Cooperación celebrado en el año 2013 con la Gobernación del Tolima y la participación de la Red Colombiana de Semilleros de Investigación, la Universidad del Tolima y la empresa


61

Metacursos. El objetivo principal se orienta a consolidar y articular los programas de formación para la población infantil y juvenil para fomen-tar una cultura de aprecio por la ciencia, tecnología e innovación en el Tolima. A través de este proyecto, se han beneficiado 22 000 niños, ado-lescentes, jóvenes y docentes de las instituciones educativas de los 47 mu-nicipios del Tolima.

Uno de los principales retos del proyecto, fue establecer un diálogo con la pedagogía de la cultura científica en el aula, con las necesidades y los retos del territorio. De esta manera, se privilegiaron seis líneas de trabajo que además de considerar los programas Ondas y Pequeños Cien-tíficos, incluyeron la estrategia Galileo, para la enseñanza de las matemá-ticas, así como el acompañamiento de las instituciones educativas en la implementación de estrategias de investigación dentro del modelo peda-gógico y proyectos de aula.

De manera específica, 5496 niños y jóvenes y 104 docentes de mate-máticas de grados 10 y 11 se beneficiaron de la estrategia Galileo. Esta les permitió vivir las matemáticas a través de problemáticas cotidianas y del uso de una plataforma virtual que propició el desarrollo del pensamiento lógico y analítico. La puesta en escena de las diferentes estrategias de este proyecto dan cuenta de su integralidad, no solo llevó a niños y maestros a participar en proyectos pertinentes para la comunidad y a transformar sus procesos de enseñanza y aprendizaje, sino para sentirse más cerca de la ciencia, al dejar de percibirla como asunto de doctores, laboratorios y microscopios, para reconocerla como algo cotidiano que permite respon-der preguntas tan sencillas como: ¿A qué temperatura hierve el agua?, hasta interrogantes que abordan problemas del contexto y de interés co-lectivo.

Por su parte, el Programa Pequeños Científicos ha impulsado la trans-formación y renovación de las prácticas de enseñanza y aprendizaje de las ciencias naturales, al incorporar procesos de indagación en el aula como una estrategia para construir una educación más pertinente y de calidad. Los principales resultados del Programa muestran cambios importantes en las relaciones de maestros y estudiantes, siendo estos últimos prota-gonistas de la construcción del conocimiento a partir de la observación, la indagación, la exploración y la participación (Universidad de Ibagué, 2006).


62

Dejé de manejar conceptos memorísticos para hablar de conceptos con argu-mentos, entonces eso es fantástico, eso lo enamora a uno y lo compromete.Comprendí que yo ya no era la protagonista en el aula, sino que mis prota-gonistas ahora iban a ser los estudiantes, tenía que empezar la producción de un trabajo completamente diferente para que ellos se empezaran a apro-piar del conocimiento (Docentes Institución Educativa Ibagué, 2006, s. p.).

Estos testimonios permiten evidenciar cómo los diferentes compo-nentes del Proyecto de Cultura Científica promueven el progreso de la calidad educativa de la región, además de materializar ideas, habilidades y competencias para la investigación. La manera en que la Universidad ha impulsado estos procesos en vínculo con las instituciones educativas de la región, da cuenta de una mirada renovada sobre la ciencia en la escuela, entendida no como un cúmulo de conocimientos o contenidos progra-máticos que los estudiantes deben asimilar, sino como una constante bús-queda de respuestas a las preguntas que los individuos se plantean sobre la propia realidad, no solo para conocerla, sino para transformarla.

La Universidad contribuye a que se potencien habilidades y actitudes científicas en los ciudadanos, lo cual les permite valorar la ciencia como parte esencial del desarrollo humano y la calidad de vida, y reconocer en las aulas de clases el escenario privilegiado para construir una educación más pertinente y propositiva.

El interés por contribuir a la transformación de las prácticas peda-gógicas también ha llevado a la Universidad a involucrar a la primera in-fancia. Muestra de esto fue el proyecto “Todos Listos Ibagué, Transiciones en la Primera Infancia con Todo el Corazón”, que tuvo el propósito de implementar el modelo de acompañamiento pedagógico del Ministerio de Educación Nacional en el municipio de Ibagué. La iniciativa nació en el país en el año 2015, con el fin de facilitar la transición armoniosa de los niños entre la educación inicial y la etapa escolar.

Las egresadas y docentes del programa de Psicología, Leidy Tatiana Guzmán y Laura Henao, estuvieron vinculadas al pilotaje del proyecto realizado por el Ministerio de Educación Nacional, dicha experiencia las llevó a plantear la propuesta a la Universidad para adaptar el modelo al contexto ibaguereño. Con el liderazgo de la Unidad de Responsabilidad Social, fue posible ejecutar el proyecto entre mayo y diciembre de 2017.

En el proceso participaron en total 124 docentes, 81 de las instituciones educativas y 83 Centros de Desarrollo Infantil (cdi). En la metodología,


63

se trabajó en la conformación de duplas de maestros del icbf con los de las instituciones educativas que favorecieran la transición de los niños. Esta estrategia permitió valorar el trabajo pedagógico de los docentes de educación inicial y reconocer su aporte al desarrollo del capital humano de la región.

De igual manera, fue posible aportar a la configuración de un nuevo modelo de gestión pedagógica en el marco de la educación inicial que la asume, no como una práctica de cuidado, sino como una experiencia de formación integral, participativa, responsable, activa y cooperativa. Al respecto, se capacitaron más de 43 agentes educativos de centros de desa-rrollo infantil y más de 82 docentes de instituciones educativas oficiales que trabajan en preescolar, y se crearon modelos propios de intervención pedagógica.

Las anteriores experiencias son reflejo de una Universidad en diálogo permanente con su contexto social y capaz de generar respuestas auténti-cas a las necesidades del contexto en los ámbitos social, político, cultural y comunitario. Su carácter crítico y transformador le ha permitido nutrir la experiencia formativa de los niños y jóvenes del Departamento desde una mirada integradora de lo educativo. De este modo, como objeto ins-titucional, lo formativo propone una agenda de trabajo en la región, que a la vez que interroga el ethos universitario, configura espacios de coopera-ción, aprendizaje y relacionamiento estratégico.

El trabajo con grupos vulnerables: Un reto social y universitarioLa educación superior es un bien y un recurso que contribuye al ejercicio pleno de la ciudadanía, en la medida en que promueve el pensamiento crítico y el compromiso social. La construcción de una sociedad justa y equitativa es una preocupación creciente ante situaciones de desigualdad que afectan a sectores de la población cada vez mayores en diferentes planos del desarrollo social, educativo, económico, de salud. En este hori-zonte, la Universidad ha liderado diferentes iniciativas orientadas a mejo-rar la calidad de vida de población vulnerable.

El Consultorio de Psicología nace en el 2007 como una necesidad del programa de Psicología para generar acciones de extensión y facili-tar la formación de los estudiantes en un escenario clínico. Inicialmente fue pensado para impactar la comuna donde está ubicada la Universidad; al respecto, se crearon alianzas con instituciones educativas del sector


64

y fundaciones que desarrollaban sus acciones en la zona. Se ofrecieron servicios de atención psicológica individual y grupal, valoraciones de dificultades de aprendizaje y se brindaron servicios de capacitación en temas relacionados con las pautas de crianza, comunicación y resolución de conflictos.

En el año 2009 recibió la habilitación como Institución Prestadora de Servicios de Salud (ips) por parte de la Secretaría Departamental de Salud. Hoy en día, el Consultorio atiende usuarios de cualquier comuna de Ibagué, incluso, de municipios cercanos; en la atención se priorizan los estratos 1 y 2; de igual manera, se beneficia a instituciones educativas y fundaciones que, aunque cuentan con un equipo psicosocial, requieren fortalecer sus acciones de promoción y prevención.

Las labores del Consultorio se han situado más allá del campus. Es-tudiantes y docentes han hecho presencia en sectores vulnerables de la ciudad a través de brigadas de atención psicológica y de capacitación, que favorecen la promoción de la salud de las comunidades. Un ejemplo de esto, es el trabajo que se realiza con el inpec; al respecto, se desarrollan ac-ciones preventivas de salud mental en el Complejo Carcelario y Peniten-ciario de Ibagué Picaleña-Coiba; es de señalar, que se ha llegado a hacer presencia con 8 profesores y 80 estudiantes, adelantando actividades con la población interna y los niños atendidos en la guardería. Con 12 años de historia, el Consultorio ha beneficiado a más de 3000 personas.

Desde el año 2009, el Consultorio Jurídico lidera el “Programa de Asistencia Legal y Fortalecimiento del Enfoque de Participación de las Organizaciones de Población Víctima (odpv)”, dirigido a brindar asis-tencia jurídica oportuna y con calidad a las víctimas en términos de reparación integral, en el restablecimiento de sus derechos, y fortaleci-miento de su participación para la incidencia en política pública. Aunque el operador jurídico es Opción Legal, la Universidad ha ido apropiando la plataforma del proyecto con el apoyo de la Agencia de la onu para re-fugiados (acnur), quien acompaña la capacitación de los estudiantes que participan del proceso.

El Consultorio Jurídico es pionero en el Tolima en contar con un Programa que se ocupa específicamente de atender a víctimas del conflic-to armado, así como población con necesidad de protección internacio-nal, como es el caso de la población venezolana. Durante los años 2016 y 2017, el Consultorio fue reconocido como el mejor por la Corporación


65

Opción Legal, entre 16 universidades del orden nacional, destacando su compromiso social, su trayectoria institucional, y la diligencia demostra-da en las diferentes acciones encaminadas en defensa de los derechos de las víctimas.

En el año 2011 tuvo lugar el proyecto Hogares con vivencias. Promo-ción de prácticas de atención integral a la primera infancia. Su objetivo principal fue favorecer el desarrollo de los niños asistentes a los hogares comunitarios de Bienestar Familiar desde las dimensiones: socioafectiva, corporal, cognitiva, comunicativa, ética y estética. Las diferentes estrate-gias planteadas desde el proyecto, permitieron a las madres comunitarias reconocer su papel en la construcción de relaciones adecuadas en el de-sarrollo de las dimensiones vitales para la primera infancia, y adelantar procesos de reflexión y análisis sobre sus propias prácticas.

En el año 2015, en convenio con la Gobernación del Tolima, la Universidad lideró acciones para fortalecer la garantía de derechos de la población lgtbi de los municipios de Armero-Guayabal, Chaparral, Espinal, Natagaima, Líbano, Mariquita, Melgar e Ibagué, con una inver-sión de 75 millones de pesos. El proyecto consolidó una caracterización bajo un enfoque de derechos a la población, al identificar cómo histórica-mente le han vulnerado sus derechos esenciales a dicha población; de for-ma paralela, se llevaron a cabo talleres de sensibilización y de formación en temas de emprendimiento.

Con el liderazgo del docente de Psicología, Juan David Zabala, nace en el año 2017 el proyecto Identidad, reconocimiento y marginalidad: Ca-racterización de calle en Ibagué del Semillero de Investigación “Desde el Margen”. En un primer momento, el proyecto se orientó a caracterizar la situación de calle en el contexto ibaguereño a través de entrevistas, relatos de vida, etnografías y aplicación de pruebas y entrevistas cortas. En prin-cipio, las acciones se concentraron en el parque Galarza; actualmente, en colaboración con la Pastoral Social, se llevan a cabo en el Hogar de Paso San Francisco de Asís.

Desde el proyecto se tuvo participación en algunas mesas de la Se-cretaría de Integración Social, que tenían que ver con la formulación de la política pública, esto abrió la oportunidad de trabajar también con el ho-gar de paso de mujeres. Además del proceso de caracterización, se han ge-nerado resultados académicos; al respecto, se han desarrollado 9 trabajos de grado sobre el tema, una ponencia internacional y cinco en el ámbito


66

nacional, sin mencionar que durante el año 2019 fue posible participar en la organización del Primer foro local sobre habitanza en calle, dirigido por la Secretaría de Desarrollo Social Comunitario. La última fase del proyec-to se orienta a la intervención individual y grupal de 13 beneficiarios del Hogar de Paso.

Estar-bien en la UEl concepto de bienestar universitario en Colombia toma sentido en la segunda mitad del siglo xx. Sin embargo, aparece por primera vez en la legislación colombiana con la Ley 63 de 1935, durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo, que reorganiza la Universidad Nacional y or-dena la creación de una Ciudad Universitaria. El bienestar estudiantil in-cluía las residencias, los comedores estudiantiles, y la atención en salud. A través de estos servicios, se pretendía conformar una verdadera comu-nidad universitaria en la que estuviesen satisfechas, por parte del Estado, las carencias básicas de los estudiantes.

Hasta la década del 80, se entendía el bienestar universitario como la atención de necesidades o carencias de carácter socioeconómico en la población estudiantil. Posteriormente, el Decreto 80 de 1980 supuso un cambio en el enfoque de bienestar y se comprende a la persona como cen-tro del proceso; y dentro del concepto de formación integral, se lo concibe como función propia de las instituciones de educación superior. Así, se consolidó la comprensión del objetivo de bienestar universitario como el desarrollo físico, intelectual, espiritual y social de todas las personas que conforman la comunidad educativa; en otras palabras, se trata de un enfoque más orientado al desarrollo humano.

Desde sus primeros años, la Universidad se ha comprometido con la construcción de una propuesta integral de bienestar para estudiantes, docentes, colaboradores, y actores de la comunidad. Ha consolidado una oferta de programas que se orientan a que los participantes adquieran co-nocimientos para mejorar la vida, estimulen el autocuidado, ejerciten la salud física y mental, socialicen, practiquen deporte y se diviertan a través de actividades artísticas, culturales y recreativas.

La participación activa de todos los miembros de la comunidad universitaria en el proceso desencadena un sentido de solidaridad con el bienestar integral, que concibe a todos los actores como agentes de cambio, especialmente a los estudiantes. En esta perspectiva emerge un


67

bienestar que escucha, permite la libre expresión, acoge las voces de todos los que confluyen en la vida universitaria y los comprende desde la multi-plicidad étnica, social, política y económica.

Es posible afirmar, por lo tanto, que en la Universidad, Bienestar es más que una unidad administrativa, porque este se configura a partir de procesos de libre participación y empoderamiento, que le otorgan vida y significado a lo que cada integrante de la comunidad realiza en la cotidia-nidad de la vida en la Universidad.

Un ejemplo de esta manera de concebir el bienestar, es el “Programa de mejoramiento de vivienda en la Comuna 6, ciudadela universitaria”, que nació como una estrategia para acercarse a la comunidad y generar alternativas para ofrecer residencias a los estudiantes. El Programa priori-zó como sector de intervención el barrio Ambalá, se adelantaron diálogos con los propietarios y se revisó cómo se podrían unir esfuerzos para ofre-cer hospedaje a los más de 2500 estudiantes que vienen de diferentes mu-nicipios del Tolima y del país, y que más que una residencia buscan una familia que los acoja y acompañe.

Fue así formó una red de 200 habitantes del sector que actualmente ofrecen el servicio a los estudiantes. En los casos en que era necesario efectuar adecuaciones, se les dio la posibilidad de acceder a préstamos cómodos con la empresa de microcrédito Actuar, y a través del programa de Arquitectura se aportaban los planos de las modificaciones. La Red es reconocida como un espacio importante en la medida en que además de suplir una necesidad habitacional de los estudiantes, genera una dinámi-ca de trabajo cooperativo y solidario con la comunidad, que les permite reconocerse como parte de la vida universitaria.

En la misma línea, se identifica la iniciativa de la Red de Alimen-tación Escolar, que desde el año 2013 apoya a aquellos estudiantes que tienen limitaciones presupuestales, especialmente los que vienen de otros municipios. La Red cuenta con más de 140 estudiantes beneficia-dos, quienes adquieren su almuerzo en una red de restaurantes cerca-nos al campus que son propiedad de madres cabeza de familia, allí pagan $3000 y la Universidad subsidia el excedente. No se trata solo de sumi-nistrar la alimentación, sino de brindar un acompañamiento integral a estos estudiantes. Es por esto que mensualmente se realiza una reunión en la que se identifican factores y estrategias claves a la hora de garantizar la permanencia de la población estudiantil y la culminación de sus estudios


68

profesionales. De igual manera, se realizan encuentros y talleres de capa-citación con las mujeres que ofrecen el servicio de alimentación.

Otro programa que se debe mencionar es el de Edad de oro y espiga dorada, un proyecto de extensión a la comunidad, específicamente para el adulto mayor, liderado por el área de deportes, que busca promover el desarrollo físico y social de los participantes. El Programa Edad de Oro tiene más de 22 años de trayectoria y el de Espiga Dorada, que se enfoca en los adultos mayores del barrio Santa Ana, se ofrece desde el año 2014. Ambos casos se orientan al acondicionamiento físico de mujeres mayores que durante dos días a la semana cuentan con un instructor para desarro-llar diferentes actividades físicas. Para Emperatriz Lugo, quien desde hace 20 años está vinculada al Programa, las actividades que se desarrollan le permiten tener la mente despejada y tejer redes de compañerismo con otras participantes.

En las iniciativas de bienestar promovidas por la Universidad es po-sible identificar una relación directa con el concepto de salud. Este ha adquirido diferentes connotaciones desde que la Organización Mundial de la Salud en 1947 la definiera como: “El estado de bienestar completo en los aspectos físicos, mentales y sociales del ser humano y no solamente la ausencia de enfermedades y padecimientos” (Organización Mundial de la Salud, 2006, p.1). Este giro originó que se preste gran atención al concepto de estilo de vida y, específicamente, a los hábitos relacionados con la salud, como principales determinantes de la calidad del bienestar psicológico y físico.

Desde entonces, una de las acciones prioritarias para promocionar la salud, es la creación de entornos que la apoyen y favorezcan. Los en-tornos son aquellos lugares o contextos sociales donde las personas desa-rrollan su actividad diaria e interactúan con factores que pueden afectar su salud y bienestar. En este sentido, la universidad es un entorno ideal para promocionar la salud; por un lado, es un centro en el que confluyen distintas personas; por otro lado, es un actor relevante en el avance de la sociedad a través de la formación, la investigación y la gestión de cono-cimiento.

Dentro de los lineamientos del Ministerio de Educación Nacional se establece que las instituciones de educación media deben contar con proyectos pedagógicos transversales que aborden, entre otros temas, los estilos de vida saludable. Por la experiencia e idoneidad, la Gobernación


69

del Tolima contrató en el año 2015 a la Universidad de Ibagué para apoyar la implementación de esta política en algunas instituciones educativas, y acompañar la incorporación del proyecto de vida saludable en la malla curricular.

Las acciones adelantadas en el Proyecto se enfocaron en el posicio-namiento del programa transversal de promoción de estilos de vida sa-ludable, en el área de aprovechamiento del tiempo libre, dirigido a las instituciones educativas oficiales de 19 municipios del Departamento. Los resultados obtenidos muestran la capacidad de trabajo interinstitucional de la Universidad con la Gobernación del Tolima y con el sector educati-vo de la región; de igual modo, se concibieron herramientas que permitie-ron darle un sentido práctico y pedagógico a la política pública.

A través de diferentes experiencias, la Universidad demuestra su ca-pacidad de liderazgo. Con ese espíritu, la alma máter ha promovido diver-sas estrategias para la formación en liderazgo. A continuación se presenta un breve recorrido de estas experiencias:

Entre los años 1993 y 2005 tuvo lugar el Programa de Liderazgo bajo la orientación de la Fundación para la Educación y el Desarrollo (fes), la iniciativa benefició en total a 1777 niños y jóvenes de distintas insti-tuciones del Departamento que se formaron como ciudadanos críticos y multiplicadores de información.

En el año 2012, el Programa de Ciencia Política promovió la ini-ciativa “Ibagué Imagina Joven”, una red juvenil que a partir de alianzas con programas como “Ibagué Cómo Vamos” y Fundación Social, genera procesos de capacitación a jóvenes en la construcción conjunta de herra-mientas de intervención en temas relacionados con el control social, el de-sarrollo de dispositivos lúdicos de aprendizaje para la resolución pacífica de los conflictos en áreas escolares y cotidianas. La Red también ha creado procesos de apropiación del derecho a la ciudad y el empoderamiento de su capacidad creativa y de acción, utilizando metodologías participativas, con la finalidad de incentivar la capacidad de incidencia de los jóvenes en sus espacios cotidianos. Se han realizado tres diplomados en los que han participado 175 jóvenes de las comunas 6, 7 y 8 de la ciudad.

Otra de las líneas de acción de la Red, es el grupo de voluntariado “Dejando Huella”, consolidado en marzo de 2014. El grupo nació como iniciativa de los estudiantes con el propósito de llevar a la acción las re-flexiones del aula de clase. En el año 2019 se llevaron a cabo actividades


70

en el parque Andrés López de Galarza enfocadas en la apropiación del espacio público, desde la oferta cultural para niños y habitantes de calle; al respecto, se realizaron cinco aguapanelazos, un campeonato de fútbol para niños y niñas con la estrategia “Golombiao”, cuatro talleres de juego y pintura para niños, una brigada de salud para habitantes de calle con la alianza Cambalache y el Primer Foro del Habitante en situación de calle.

El interés en promover el liderazgo juvenil también se expresa en la “Sociedad de Debate de Bienestar Universitario”, un grupo de interés formado por estudiantes de la Universidad que utilizan el debate como una herramienta metodológica que facilita el aprendizaje integral, a la vez que potencia las competencias comunicativas y de pensamiento crítico. El grupo ha participado en torneos nacionales e internacionales y benefi-ciado alrededor de 300 jóvenes. En 2019 se consolidó un semillero de 12 líderes que perfeccionan el arte de la argumentación frente a la coexisten-cia de diversas realidades y conflictos.

Palabras de cierreEl desarrollo humano en la Universidad se refleja en la creación perma-nente de oportunidades que se orientan a la contribución directa en la expansión de capacidades humanas y la calidad de vida. La gama vario-pinta de experiencias e iniciativas reseñadas en este capítulo, permiten evidenciar que el desarrollo humano se expresa como un objeto institu-cional que en sus relaciones de exterioridad y vínculo con el individuo, se complejiza lo político, lo comunitario, lo regional e, incluso, con la vida universitaria cotidiana. Así, la agenda institucional que se configura en procura de la calidad de vida y el bienestar, se ocupa de interrogar el que-hacer universitario como un todo, como experiencia reflexiva que puede devenir en conversación y aprendizaje.

La existencia de la Universidad se justifica en su capacidad de sos-tener, insistir y mantener un compromiso afirmativo con lo humano, en ello radica su vitalidad y el dinamismo de sus principales narrativas: la enseñanza, la formación, el aprendizaje, el conocimiento, el compromi-so cívico. Un capítulo resulta insuficiente para nombrar la experiencia y abundancia vital de trayectos diversos y participativos con los que la Universidad de Ibagué ha construido un camino de desarrollo humano, creativo, plural, pertinente y comprometido, que durante 40 años, además


71

de resultados e indicadores, ha generado alianzas y configurado redes de colaboración e incidencia en la agenda del Departamento.

ReferenciasAldana Valdés, E., Chaparro Osorio, L.F., García Márquez, G., Gutiérrez Duque,

R., Llinás, R., Palacios Rozo, M., Patarroyo, M.E., Posada Flórez, E., Restre-po Moreno, A., Vasco, C.E. (1996). Colombia al filo de la oportunidad. Infor-me de la misión de sabios. Bogotá, Colombia: Presidencia de la República. Consejería Presidencial para el Desarrollo Institucional Colciencias. Tercer Mundo Editores.

Organización Mundial de la Salud (2006, octubre). Documentos básicos. Suple-mento de la 45 edición. Recuperado de https://www.who.int/governance/eb/who_constitution_sp.pdf?ua=1

unesco (1 de julio de 1999). Declaración sobre la ciencia y el uso del saber cientí-fico. Recuperado de http://www.unesco.org/science/wcs/esp/declaracion_s.htm

Universidad de Ibagué (2006). Programa Pequeños Científicos-Informe al Con-sejo de Fundadores. Ibagué, Colombia: Unibagué.


75

Gestores de confianza. Por un Tolima en clave de justicia,

desarrollo y no violencia

John Jairo Uribe Sarmiento

El 26 de septiembre de 2016, estudiantes, docentes y directivas de la Universidad de Ibagué nos reunimos en el patio de Banderas para ver la transmisión de la firma del Acuerdo de Paz entre las farc y el Estado colombiano. En esa fecha, yo cumplía 44 años y me sentía emocionado por la coincidencia. En primera fila se encontraba la rectora de enton-ces, Carmen Inés Cruz, junto a estudiantes de Derecho y Ciencia Política. Se respiraba un ambiente de entusiasmo, pues se daba otro paso hacia el desmantelamiento de una más de las guerrillas que desde los años 1940 habían azotado el Departamento.

El proceso no ha sido fácil, pero se avanza lentamente, como lo se-ñala el informe del Instituto kroc (2019), entidad encargada de hacer el seguimiento al Acuerdo de Paz. Se han señalado muchas dudas sobre los mecanismos que el Acuerdo planteó en temas como la reparación, la justicia y el desarrollo rural; sin embargo, en esta ocasión, la Universi-dad no solo asistía a un evento trascendental, sino que recogía un largo camino de investigación, educación y solidaridad, alrededor de la cons-trucción de la paz. En torno a esta tarea, se han conjugado programas, proyectos y programas de desarrollo, equidad, construcción de confian-za y legitimidad, dirigidos a fortalecer la gestión de las víctimas y de las instituciones locales, regionales y nacionales, vinculadas a los múltiples aspectos que atiende este complejo asunto. Las siguientes páginas presen-tan este recorrido.


76

Enfrentar las nuevas violenciasEn la década de 1980, el país fue testigo de nuevos repertorios de violencia en su larga historia de crueldad. De la mano de los narcóticos, se amasa-ron nuevas fortunas y se aceitaron algunos engranajes de la maquinaria política. Reinados de belleza, fiestas populares, el fútbol e incluso, el ci-clismo, se convirtieron en trofeos que algunos narcotraficantes emplearon para demostrar su poder, saciar sus deseos de protagonismo y lavar dinero sucio. Muchas cosas cambiaron, pues esos nuevos ricos se convirtieron en héroes populares que crearon barrios, escuelas, escenarios deportivos y que, además, en un acto de arrogancia, ofrecieron pagar la deuda externa.

Pero esta suerte de euforia se convirtió muy pronto en terror. Estos señores desataron dos guerras muy sangrientas, la primera contra las gue-rrillas que habían secuestrado a algunos de sus familiares, y la segunda contra el Estado colombiano que los amenazaba con la extradición. Así que, a toda la violencia política, a la rampante desigualdad social, al per-sistente conflicto agrario y a la exclusión social y económica de mujeres, jóvenes y poblaciones indígenas, negras y campesinas, que Colombia lle-vaba consigo, se sumaron nuevos medios para perseguir, torturar y matar.

Sin embargo, durante esta década se adelantaron diálogos de paz que, a pesar de sus fracasos, problemas y dificultades, lograron reintegrar a por lo menos una decena de grupos y movimientos insurgentes1. En estos años se formaron dirigentes estudiantiles que contribuyeron a la convo-catoria a la Asamblea Nacional Constituyente. El 9 de diciembre de 1990 se eligieron los 70 delegados encargados de la elaboración de la nueva Constitución que entró en vigencia el 4 de julio de 1991. En este proceso se conformaron organizaciones sociales que ayudaron a la construcción de la paz y al desarrollo. Además, se fundaron universidades y centros de pensamiento que siguen aportando a los retos nacionales y regionales2.

La comunidad universitaria generó espacios para reflexionar tan-to sobre las coyunturas sociales, políticas y económicas, como sobre los

1 Entre 1990 y 1991, firmaron acuerdos de paz el Movimiento 19 de abril (m-19), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (prt), el Ejército Popular de Liberación (epl), el Movimiento Armado Quintín Lame (maql). En 1994 firmó la Corriente de Renovación Socialista (crs). Se puede leer un interesante balance de estos procesos en el libro de Claudia López (2016) ¡Adiós a las farc! ¿Y ahora qué?2 A finales de los años 1970 y durante la siguiente década se fundan universidades regionales privadas como la Universidad de Boyacá (1981), la de Manizales (1983, que recoge un proceso desarrollado desde 1972), la Universidad Autónoma de Manizales (1979), la Cooperativa (1983, recogiendo un proceso que inició en 1958), entre otras.


77

procesos de largo plazo. Por ejemplo, el 27 de julio 1989 el expresiden-te Belisario Betancur Cuartas pronunció un discurso en el marco del Veinticinco Aniversario de la Asociación para el Desarrollo del Tolima en las instalaciones de la Universidad y se publicó en el Boletín Infor-mativo del 29 de octubre del mismo año. El título de la intervención fue: “La Universidad y la nueva vida municipal en Colombia”. En ella destacó la importancia de los municipios como espacios de participación, men-cionó la necesidad de superar los desequilibrios regionales del país y de generar una mayor y mejor articulación entre la academia y los desafíos que enfrentan los municipios. En este contexto, el expresidente planteó el siguiente problema:

Convertida la acción política en búsqueda de poder coyuntural y en uso de instrumentos del Estado para afianzar predominios regionales o nacionales o personales se produce el debilitamiento de los partidos, la separación Es-tado-comunidad y el desprestigio de la función pública. (Betancur, 1989, 1).

Para fortalecer la democracia, es necesario transformar “el divorcio” entre las comunidades y el poder. Para él, este es el centro de las reformas impulsadas en 1983:

La magnitud del problema indujo a la certeza de que el Estado solo podrá reconstruirse y rehabilitarse cuando abra por completo las puertas y ven-tanas a la participación, ampliando los espacios para que nuevas fuerzas comprometidas con la democracia, el desarrollo y la paz, entren a oxigenar los territorios de la institucionalidad de forma que el Estado no sea de este ni de aquél, sino de todos. (Betancur, 1989, 2).

Otro ejemplo de estos esfuerzos por analizar las dinámicas regionales y nacionales, se encuentra en la carta dirigida al presidente César Gaviria el 21 de marzo de 1991, que se publicó en uno de los boletines informa-tivos de la Universidad bajo el título: “Colombia quiere paz ahora y el Tolima trabaja para conseguirla” (Comité Preparatorio Cabildo Nacio-nal por la Paz, 1991). Esta carta invita al señor presidente a participar en el Cabildo Nacional por la Paz en la ciudad de Ibagué, el que se realizó el 15 de abril siguiente. La carta plantea que “pensar que la responsabilidad de construir la Paz y una Nueva Colombia es un compromiso exclusi-vo de gobierno, sería dar la espalda a la realidad y eludir fácilmente las


78

obligaciones de cada ciudadano para con su patria” (Comité Preparatorio Cabildo Nacional por la Paz, 1991, p.10).

Entre los firmantes se encontraban Carmen Inés Cruz, rectora de la Universidad de Ibagué, representantes de organizaciones sociales (entre ellas la Fundación Ideas, la Federación de ong del Tolima, la Corporación para el Desarrollo Humano del Tolima, Corporación Oye Mujer, Corpo-ración Casa Tolima, Asociación de Abogados Laboralistas, Viva la Ciu-dadanía), sindicatos (Simatol, Sintrasol, Sintratolima), actores políticos (senadores, líderes del partido ad-m19, un excontralor, un exsecretario de Desarrollo), empresas y gremios (Asocolda, Aexandes, Serviarroz, Protolima), así como abogados, administradores, arquitectos, empleados, profesores, el colegio San Bonifacio de las Lanzas y el periódico La Voz del Norte.

Tanto la iniciativa, como el importante conjunto de actores vincula-dos a ella son evidencia del continuo esfuerzo por crear espacios de re-conciliación que expresen la necesidad de que la “inteligencia y la razón se impongan sobre la violencia, la intolerancia y la barbarie” (Comité Pre-paratorio Cabildo Nacional por la Paz, 1991, p.10). Para los convocantes, la sociedad civil debe ser “más protagónica, más participante y más in-fluyente en la construcción de su propio destino” (Comité Preparatorio Cabildo Nacional por la Paz, 1991, p.10). Así que “Tolima, señor presi-dente, ha sido tierra de guerra pero también escenario de paz” (Comité Preparatorio Cabildo Nacional por la Paz, 1991, p.10).

Desde su fundación y respondiendo a estas iniciativas, profesores, di-rectivos y estudiantes de la Universidad de Ibagué desarrollaron progra-mas, proyectos y actividades con población desplazada (como cendes, el Centro Técnico y Tecnológico San José y Avancemos, entre otros). El conjunto de estos proyectos se denominó: “Laboratorio de Paz”, que hizo parte de un estudio impulsado por The Rise Institute, en el que se anali-zaron diez experiencias de educación y paz en el mundo. Según el doctor Hernando Bernal, en comunicación personal en 2019, este estudio sirvió para sintetizar la labor social de la Universidad de Ibagué, en sus palabras: “Nosotros con ese estudio hicimos una primera síntesis que se escribió y publicó tanto en español como en inglés, lo que fue muy importante para que se diera a conocer a nivel internacional”. El capítulo se denominó “Building a laboratory of peace in Colombia”, escrito por Hernando Ber-nal Alarcón, Luis Felipe Bernal Villegas y Leonidas López Herrán (2005).


79

Dicho capítulo hizo parte del libro From bullets to blackboards, education for peace in Latin America and Asia, publicado por el Banco Interameri-cano de Desarrollo.

En efecto, la capacitación de adultos que se inició en 1993 con el programa Avancemos en alfabetización, básica primaria y secundaria, la formación técnica y tecnológica que se instauró en 1999 y se desarrolló desde el Centro San José en alianza con la Comunidad Salesiana, y el apo-yo al emprendimiento impulsado por el Centro de Desarrollo Productivo (cendes)3, constituyeron un modelo de trabajo con población vulnerable. En conjunto, estos proyectos pretendieron ofrecer una respuesta integral a dicha población, para mejorar sus capacidades y ampliar sus oportuni-dades de desarrollo personal.

Además, como producto de su reflexión sobre la región y el desarro-llo, la Universidad ha realizado una intensa labor de fortalecimiento a las administraciones locales, en un programa que luego tomó el nombre de Paz y Región. Entre 1994 y 1995 se instituyó el Centro de Investigación, Consultoría y Extensión a la Comunidad (cicec), el cual adelantaba labo-res de apoyo a los municipios. De acuerdo con Carmen Inés Cruz, quien lo creó en ejercicio de su rectoría, la primera etapa de esta estrategia se estructuró con el propósito de apoyar a los municipios que tenían la res-ponsabilidad implementar la descentralización administrativa, la cual se impulsaba en el país desde 19864. Esta primera etapa la coordinó la pro-fesora Cecilia Correa. De acuerdo con su testimonio, el Centro asumió dos grandes tareas: contribuir a graduar estudiantes creando macrolíneas de trabajo y formarlos en metodologías de la investigación. En el marco de estas labores se adelantaron cursos de diversa índole, e incluso se pu-blicó un Manual de proyectos de investigación (Correa, 1996), así como un libro de Metodologías de la investigación (Grau, Correa, & Rojas, 1999; 2004), todo esto con el propósito de fortalecer la capacidad para construir conocimiento en una universidad joven. Una de esas macrolíneas se refie-

3 Una presentación más detallada de los programas Avancemos, cendes y el Centro San José se presenta en libro. Cabe destacar que todos ellos cumplieron su ciclo en la Universidad, dejando una profunda huella en ella. 4 El Acto Legislativo 1 de 1986, la Ley 11 de ese mismo año y el Decreto Ley 77 de 1987 (Estatuto de Descentralización), establecen la descentralización administrativa. Con la Ley 14 de 1983 se inicia un proceso de descentralización fiscal en la que se ceden algunos impuestos a los municipios, departamentos, comisarías y el distrito especial. Para 1977 y 1979 se promovieron reformas constitucionales con contenidos des-centralistas que no prosperaron. Ver: Valencia-Tello y De Chueiri (2014).


80

re a la implementación de las reformas descentralistas, en el marco de los instrumentos creados por la Constitución Política de 1991. En esta línea, los estudiantes interesados en desarrollar su trabajo de grado en munici-pios participaban en un taller (que luego se convirtió en un diplomado), en el que abordaron aspectos legales, contables y de administración públi-ca de la descentralización. Esta labor respondió, además, al hecho de que los egresados se desempeñaban en los municipios:

Porque la realidad que había en ese momento, y una investigación que hi-cimos lo demostró, es que nuestros estudiantes […] fundamentalmente se desempeñaban a nivel municipal y en áreas de Contaduría Pública específi-camente, ya fueran financieros o contadores, para lo cual la Universidad en ese momento no tenía ningún tipo de formación. (Correa, comunicación personal, 2020).

De este modo, la Universidad respondió tanto a los retos vividos en los municipios como a las necesidades de los estudiantes, aportan-do elementos a su quehacer profesional. La otra macrolínea fue la de agroindustria, en la que se desempeñaron los ingenieros industriales y mercadotecnistas, al desarrollarlos también en sus trabajos de grado en estrecha relación con los sectores productivos del Departamento.

La primera de esas líneas consolidó un proyecto que se denominó: Municipio-Estudiante. Dicho propósito permitió llevar a los estudiantes a vivir en los municipios, quienes realizaban una monografía en la que diagnosticaban la situación municipal, para luego generar soluciones de algún problema específico identificado. Esta experiencia luego se recogió en el semestre de Paz y Región. Además, este proyecto creció de tal mane-ra, como lo narra Cecilia Correa:

Creamos una escuela de gobierno y asuntos públicos. Entonces el proyecto original de descentralización se volvió el proyecto Municipio-Estudiante, adscrito a la Escuela de Gobierno y la Escuela de Gobierno dio origen a lo que llamaos hoy Paz y Región. (Correa, comunicación personal, 2020).

En alianza con el programa de Arquitectura se ofreció una espe-cialización dirigida a la implementación de la descentralización y el reordenamiento territorial. Esta Escuela de Gobierno dio origen al pri-mer grupo de investigación de la Universidad, cere, que hoy hace parte del Instituto de Desarrollo Regional y, de otra parte, a la creación del pro-


81

grama de Ciencia Política, que tiene el reto de contribuir al fortalecimien-to del liderazgo regional.

A los municipios se les delegaron tareas que antes eran responsabili-dad del nivel central, pero no estaban preparados para asumirlas. En efec-to, la Fundación Konrad Adenauer en Colombia, en su libro: 25 años de la descentralización en Colombia (2010), plantea que a pesar de los diversos esfuerzos emprendidos, el país todavía enfrenta problemas relacionados con la escasez de recursos, con el hecho de que los presupuestos de las administraciones locales no reflejan las necesidades de su entorno, con la persistente corrupción, la poca legitimidad de las autoridades e instan-cias de participación, el pobre desarrollo de procesos de asociación de municipios y la inexistencia de una instancia intermedia eficaz entre la nación y los municipios. “Nosotros dijimos, desde la Universidad pode-mos ayudar —dice Carmen Inés Cruz en comunicación personal, 2019—, y estructuramos el proyecto que permitió llevar estudiantes de último se-mestre a los municipios mediante convenio con los alcaldes, para apor-tar en el manejo de diversas actividades”. Los estudiantes participaron en tareas de asistencia técnica bajo la dirección de docentes y coordinados por la profesora Cecilia Correa. De esta manera, se estructuró un trabajo de gran alcance, un programa de solidaridad entre estudiantes y actores locales, que ha tenido resultados exitosos.

Paralelamente, la Universidad continuó su intensa reflexión sobre el proceso que dio origen a la nueva Constitución. Esta labor se recogió en sus boletines informativos. Por ejemplo, el texto editorial del número 39 se tituló: “Paz: Primera necesidad de los colombianos”:

Los colombianos queremos construir una sociedad en la que todos ten-gamos similares posibilidades de autorrealización; un país libre donde la democracia sea real, auténticamente participativa, descentralista y comu-nitaria y donde los elegidos respondan a los electores. Queremos un país pluralista que respete la diferencia, supere los fanatismos y el sectarismo y no negocie los principios. Un país donde se cumpla la ley; un país con futuro, donde la inteligencia y la razón se impongan sobre la violencia y la intolerancia. (Coruniversitaria, 1991, p. 2).

En esta misma dirección, el Boletín número 41 (Coruniversitaria, 1991, p.p. 2-3) recoge apartes de la intervención de Miguel Ángel Afa-nador, invitado e importante investigador sobre la descentralización y


82

el conflicto, quien destaca que el nuevo orden político tiene que llevar a la democratización del sistema, respetar los derechos humanos, mejorar la efectividad del Estado, superar las divisiones ideológicas extremistas, así como el bipartidismo.

La Universidad construyó una importante experiencia a partir de todos estos procesos, y se gestaron nuevas iniciativas. De un lado, la par-ticipación de docentes y estudiantes en el fortalecimiento de las capacida-des municipales para desarrollar sus labores, permitió crear espacios de diálogo y coordinación entre el sector público y la Universidad. De otro lado, los programas orientados hacia la creación de oportunidades para poblaciones vulnerables, originó espacios de diálogo con sectores sociales diversos. Todos estos esfuerzos respondieron al deseo de contribuir a la construcción de un proyecto regional incluyente y participativo, que no solo responda a las coyunturas sociales y económicas, sino que permita transformar el lugar que ocupa el Departamento en el país, esto es, que se convierta en protagonista de desarrollo5.

En sintonía con los vientos de esperanza que soplaban a finales del siglo xxMientras en la región se idearon y desarrollaron acciones para atender a las víctimas de las violencias y fortalecer a los municipios, entre 1989 y 1990 fueron asesinados tres candidatos presidenciales6. Esto contribuyó a crear un clima de terror y tristeza, en el que las bombas, los crímenes y los sicarios, eran protagonistas. Con todo, el país halló fuerzas para iniciar un proceso de renovación, que hizo de la nueva Constitución una oportuni-dad para reinventarse. En medio de este oscuro panorama, se había avan-zado en la descentralización, la apertura económica, la democratización y la construcción de paz. Sin embargo, los grupos guerrilleros activos, los nacientes grupos paramilitares y los renovados grupos de narcotrafican-tes, crearon nuevas dinámicas de conflicto que, en algunos casos, destru-yeron los logros alcanzados con diversos grupos insurgentes. Entre 1989 y 1995 pactaron alrededor de ocho grupos armados que entregaron sus

5 No es este el momento para evaluar el lugar que ocupa el Departamento en el país, pero se puede plantear esquemáticamente que el Tolima ha perdido protagonismo luego de experimentar cierto crecimiento en la década de 1990. Ver: cinep (1998), Aponte (2019) y Uribe, Barros y Salamanca (2019).6 Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo.


83

armas, gestionaron recursos para desarrollar las zonas más afectadas y accedieron a espacios de participación política. No obstante, otros grupos atacaron a los excombatientes, al tiempo que los “poderes locales”7 asesi-naban a líderes que trabajaban en los proyectos de paz, todo ello con el propósito de fortalecer las redes clientelares que los sostenían. En el largo camino en procura de la paz, nuevos retos se avizoraban.

En la Universidad se reflexionó sobre esta situación; así, en el libro: Universidad de Ibagué. Coruniversitaria 25 años. 1980-2005 (2005), Her-nando Bernal Alarcón, Luis Felipe Bernal Villegas y Leonidas López He-rrán, analizan el contexto nacional y regional en términos de narcotráfico, violencia, déficit de legitimidad, desigualdad, heterogeneidad territorial y destrucción del medio ambiente. Alrededor del Laboratorio de Paz de la Universidad de Ibagué (descrito en el apartado anterior), también se ade-lantaron diplomados dirigidos a promover una formación que aportara a la solución pacífica de conflictos y a mejorar la atención de niños y niñas desplazadas. Adicionalmente dinamizó un proyecto de educación virtual (Educación Virtual Activa-eva), para ofrecer programas de educación a municipios aislados por la violencia, así como los mencionados Centro San José, Avancemos y cendes. Para 2002, alrededor de 8 000 personas habían participado de todas estas iniciativas.

Se recibieron invitados especiales, como los entonces ministros: Jai-me Castro Castro (quien fue constituyente, ministro de Educación y de Gobierno, así como alcalde de Bogotá) y Rodrigo Escobar Navia, entre otros. Además, con el naciente programa de Derecho, magistrados y aca-démicos abrieron debates en torno al acceso a la justicia y los mecanismos jurídicos relacionados con la paz. En palabras de uno de sus fundadores, Hernando Hernández, este proceso se desarrolló en 1994:

Luego de múltiples reuniones y la sustentación de la propuesta que ante el cuerpo directivo de la Universidad efectuamos con los doctores Ricardo Bastidas Ortiz, magistrado del Tribunal Superior de Ibagué y Narcés Lozano Hernández, entonces magistrado del Tribunal Contencioso Administrativo del Tolima, se obtuvo la autorización para avanzar en el proyecto. Para tal efecto, realizamos una serie de eventos en las diversas áreas del derecho,

7 Se trata de algunos líderes políticos y propietarios de la tierra que vinculados o apoyando a grupos dedicados a negocios ilícitos, procuraron crear un orden local o regional a su medida. Fernán González (2014) describe este fenómeno en Poder y violencia en Colombia. Para el caso de Córdoba, se puede ver a Gloria Isabel Ocampo (2014) en Estado y poderes regionales en Colombia.


84

actividad en la que nos acompañaron algunos reconocidos juristas como Eduardo Montealegre L., Jaime Orlando Santofimio, Carlos Orjuela G., Germán Valdez, Jesael Giraldo y Nilson Pinilla Pinilla, entre otros. (Her-nández, 2020, s. p.).

Al finalizar el siglo xx, la Universidad había estructurado un con-junto de procedimientos que apuntaban tanto a la formación de adultos y jóvenes que padecían el conflicto, como al fortalecimiento de las adminis-traciones municipales, y a la búsqueda de salidas para superar la violencia. Para entonces, un nuevo proceso de paz se adelantaba entre el Gobierno nacional (liderado por el expresidente Andrés Pastrana) y la guerrilla más grande del país. Este fracasó y trajo consigo un nuevo ciclo de violencia, pues durante las negociaciones (entre 1998 y 2002) los actores armados se habían fortalecido; es decir, todos contaron con nuevos repertorios de violencia y mayores recursos. En este escenario, las masacres se convier-ten en una acción de guerra que asumió que el asesinato de hombres, niños, niñas y mujeres, servía de táctica para debilitar al enemigo.

En este contexto, se enfrentan nuevos desafíos y la Universidad cons-truye nuevas alianzas, renueva sus estrategias y crea nuevos proyectos. Mientras el pesimismo crecía y muchos se convencían de que la paz se alcanza a través de la violencia, la Universidad se vincula a la Corporación Desarrollo y Paz del Tolima (tolipaz), que desde el 2003 adelantaba ac-ciones para enfrentar las violencias, las desigualdades y exclusiones. Des-de este escenario, se promovió la participación ciudadana, que se sumó a las estrategias de formación, fortalecimiento institucional y solución no violenta de conflictos.

También para el año 2003 se abre el Centro de Conciliación Casa de la Justicia en la Comuna 8 de Ibagué, como un espacio para tramitar conflictos de forma no violenta. A esta tarea se sumaron la Corporación Excelencia en la Justicia, la Asociación de Juntas de Acción Comunal de dicha comuna y la Alcaldía de Ibagué. Se trató de un esfuerzo interdis-ciplinario en el que profesionales de las ciencias sociales, de la psicología y del derecho, así como con la participación de estudiantes, promovie-ron la formación de conciliadores en equidad, tal y como lo comentó su directora, Edna Fathely Ortiz (2003), en el boletín Coruniversitaria de septiembre de ese año.

Para los años 2007 y 2008, se articula el proyecto Escuelas que edu-can y sanan que, de acuerdo con Francisco Parra, en comunicación per-


85

sonal, 2019, “este surge de una propuesta del Banco Interamericano de Desarrollo y con el apoyo del Programa Japón, que tenía una línea de trabajo de intercambio de experiencias educativas asiáticas y latinoame-ricanas”. En su relato menciona que un equipo de Filipinas presenta su experiencia en la Universidad: Escuelas que educan y curan para la paz. A partir de este intercambio, se construyó el proyecto con la participación de la Universidad del Rosario y la Universidad de Ibagué, trabajando en dos escuelas en Bogotá y dos en Ibagué. Nora Osorio, en comunicación personal 2019, recuerda que este recoge los aprendizajes del Laboratorio de Paz, rescatando experiencias significativas sobre procesos de sanación desde la escuela. Además, se aprovecha la experiencia administrativa, educativa y terapéutica desarrollada en el programa de reconstrucción de Armero8.

Entre 2004 y 2006, se desarrolló una experiencia piloto que incluyó cinco instituciones. Inicialmente se trabajó en colegios de los municipios de Chaparral, Mariquita y El Espinal, con la idea de contar con un co-rredor norte-centro-sur y con instituciones que tuvieran población en condición de desplazamiento. De esta manera, los currículos escolares se estructuraron como estrategias educativas sanadoras, al integrar a padres de familia y fortalecer, tal y como señala la doctora Nora Osorio, a los maestros para que “reconocieran el impacto que tiene el desplazamiento en sus estudiantes, en los padres de familia y cómo esto afecta los proce-sos de aprendizaje y de desarrollo de los proyectos de vida de los niños”. A pesar de la presencia de acciones violentas relacionadas con el conflicto, en las que los profesionales vieron “a los niños correr, meterse debajo de las sillas y revivir experiencias muy traumáticas”, el proyecto creó espacios para “sanar” esas heridas. En otras ocasiones, los profesionales debieron entregar sus equipos y huir por amenazas de los actores armados; con todo, el proyecto logró transformar prácticas docentes y relaciones entre padres, maestros y estudiantes. A través de esto, se fortaleció la capacidad de los maestros para trabajar con experiencias traumáticas y de los padres para apoyar a sus hijos.

A su vez, se trabajó en la reconstrucción del tejido social mediante un proyecto que articuló estrategias de intervención con procesos de cons-trucción y circulación de conocimiento, en los que participaron maes-

8 En noviembre de 1985 se produce el desastre de Armero. La Universidad participó activamente en las tareas de atención a los sobrevivientes y de reconstrucción de sus condiciones de vida.


86

tros, fiscales, defensores de familia, equipos técnicos de la Defensoría de Familia y otros profesionales, para abordar a los adolescentes desvincu-lados del conflicto armado. De esta manera, se ampliaron las líneas de trabajo, al incluir a quienes participaron en las acciones violentas en con-dición de desvinculados. Este quehacer contribuyó a que la Universidad desarrollara estrategias de prevención del delito y vinculación de excom-batientes a la vida civil.

De forma esquemática, puede plantearse que la Universidad ha cons-truido, en forma sostenida, estrategias que propenden por la paz y que pasan por el apoyo a la población desplazada, el fortalecimiento a la ges-tión local, la participación ciudadana, el desarrollo de escuelas que sanan y de investigaciones que promueven la construcción participativa de paz “desde abajo”. Se trata de reconocer la pluralidad de perspectivas involu-cradas, lo cual supone trabajar en la trasformación de las dinámicas de ex-clusión sobre las cuales las violencias se han sostenido y que, en tiempos de paz, procuran perpetuar.

Las nuevas apuestas, los nuevos desafíosPuede decirse que el programa de Paz y Región recrea varios de los proce-sos que la Universidad había desarrollado. Según Francisco Parra Sando-val (su director hasta diciembre de 2018), este programa:

Recoge experiencias anteriores y responde a inquietudes del Consejo Su-perior, del Consejo de Fundadores y de todo cuanto la Universidad había venido haciendo hasta ese momento, como vinculación con las comunida-des respondiendo al ‛compromiso con el desarrollo regional’ que constituye un mandato institucional. (Parra, comunicación personal, 2019).

De este modo, la Universidad se impuso como meta fortalecer su relación con las comunidades e instituciones públicas regionales, así que para 2010 se introducen algunos ajustes a la propuesta inicial y se recogen elementos de experiencias nacionales e internacionales.

Según Francisco Parra, Paz y Región ha materializado la presencia permanente en los municipios, así que la Universidad de Ibagué involu-cró a los territorios en los procesos de formación, de modo que en forma simbólica se dice que el campus se amplió a todo el Departamento; es un logro que ha sido reconocido con varios premios nacionales e internacio-nales y es una práctica que viene transformando la concepción de forma-


87

ción y de pedagogía. La Universidad, de múltiples maneras, busca afirmar su presencia en “las comunidades a las que entiende, investiga, trabaja con ellas, aprende y asimila los conocimientos que aportan las comunidades”.

Al iniciar la segunda década del siglo xxi, se dan nuevos acerca-mientos entre el Gobierno y las guerrillas, nuevas negociaciones en un escenario polarizado y complejo. La Universidad nuevamente apuesta por la paz, al desarrollar actividades en alianza con entidades públicas (en este caso con el Programa de Consolidación Territorial), a través de la construcción de planes comunitarios de desarrollo en las zonas que sufrieron el conflicto con mayor intensidad, específicamente en los mu-nicipios de Ataco, Chaparral, Planadas y Rioblanco9. Para el año 2014, las negociaciones se desarrollaban en un ambiente pesimista, profundamen-te cuestionado, así que, dada la presencia de los actores armados ilegales, el acercamiento a las poblaciones rurales fue difícil. Por ejemplo, algunas de las reuniones y talleres de planeación participativa, se adelantaron en un ambiente de tensión, pues participaban algunos milicianos, que limi-taban y vigilaban las intervenciones de los líderes. Con todo, se creó un ambiente de confianza que se mantiene hasta hoy.

Este esfuerzo apuntó al fortalecimiento de las organizaciones para incidir en las estrategias de construcción de paz. Vale la pena destacar que no se contó con financiación externa, así que la Dirección de Res-ponsabilidad Social de la Universidad de Ibagué (dirigida por Ana María Lopera) y el programa de Consolidación Territorial, financiaron los via-jes, los talleres y apoyaron a los profesores y estudiantes del programa de Ciencia Política que se vincularon activamente. Estos planes de desarrollo comunitarios fueron recogidos en el actual Plan de Desarrollo con En-foque Territorial (pdet), que surge del Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

A estos procesos se sumaron diversos esfuerzos para fortalecer a las alcaldías locales, a las víctimas, a las mujeres, jóvenes e indígenas, para incidir en el avance de la paz, a pesar de las dificultades e incertidumbre en el acceso a los territorios.

9 De acuerdo con Nora Barros y John Jairo Uribe (2019) en su libro La Retaguardia en disputa, se reportan más de cien mil víctimas entre 1985 y 2016 en estos cuatro municipios. Esta cifra es impactante por dos razones: 1) representan la tercera parte de las víctimas del Tolima (que tiene 47 municipios) y 2) estos municipios cuentan con unas 125 000 personas.


88

Así por ejemplo, el vínculo que se construyó con las comunidades y las instituciones articuladas a los planes de desarrollo comunitario, permitió el adelanto de varios proyectos financiados con recursos de usaid (el programa de cooperación del pueblo de Estados Unidos). Uno de ellos se encaminó a fortalecer la incidencia de los productores cafete-ros en las políticas y programas que los afectan. De este modo, los líderes idearon propuestas de desarrollo que presentaron y negociaron ante auto-ridades municipales, departamentales y nacionales. De hecho, gracias a la intermediación del programa de Consolidación, estos líderes sostuvieron reuniones de trabajo con funcionarios de los ministerios de Agricultura y de Transporte en Bogotá, en las que contaron con la asesoría y el acompa-ñamiento de profesionales vinculados al proyecto.

Otros proyectos financiados por la Consultoría para los Derechos Humanos (codhes), desarrollaron acciones alrededor de la participación de las víctimas en la formulación del pdet y en el apoyo a los sujetos de reparación colectiva en el sur del Tolima. De este modo, se contribuyó a fortalecer la capacidad de esta población para incidir en las políticas pú-blicas locales y regionales.

En una dirección similar, la Universidad desarrolló proyectos e inicia-tivas de comunicación participativa para la paz. Este tipo de actividades no pretenden solo crear propuestas para una población, sino desarrollarlas con esta. Se trata tanto de proyectos financiados por el Fondo Multidonan-te para la Paz, como de múltiples iniciativas de estudiantes y profesores de los programas de Comunicación Social, Diseño y Ciencia Política de la Universidad.

Como se observa, este conjunto de proyectos enfatizan en las perspec-tivas, habilidades y capacidades de los actores rurales, así como en la crea-ción o fortalecimiento de los canales de comunicación e interacción entre las poblaciones y los gobiernos municipales, regionales y nacionales; un esfuerzo que recoge la propuesta del expresidente Betancur de transformar el divorcio entre comunidades y el poder, así como los continuos esfuerzos por consolidar la participación y la capacidad de las administraciones mu-nicipales para responder a las necesidades sociales, una tarea por lograr que la inteligencia y la razón superen la violencia y la exclusión.

El Acuerdo firmado sigue siendo objeto de críticas y profundos cues-tionamientos; sin embargo, en los municipios mencionados los niveles de violencia han disminuido, nuevos programas han ingresado a los te-


89

rritorios más azotados por el conflicto y la población goza de cierta tran-quilidad. En este contexto, la Universidad viene desplegando esfuerzos por lograr que las comunidades sean partícipes de la construcción de la paz, lo cual supera la mera estabilización y pasa por la apropiación social, económica y simbólica de los territorios. En otras palabras, si la violencia convierte en extraños a los pobladores, la paz demanda un proceso de re-apropiación, incluso, de reinvención del territorio. Se trata, por supuesto, de enfrentar las nuevas conflictividades con creatividad. En esta dirección se destaca el proyecto Escuela, Territorio y Posconflicto, en el que se vin-cula la Universidad de East Anglia (del Reino Unido), Eureka Educativa y el programa de Ciencia Política. Se trata de un procedimiento de inves-tigación participativa, en el que los líderes y los docentes participantes, más que constituirse en objetos de estudio, son coinvestigadores que al tiempo que producen conocimiento sobre la manera como han construi-do y construyen paz en sus territorios, desarrollan estrategias conjuntas de acción para transformar sus realidades.

Aquí emergen otros tipos de paz: de las mujeres que crearon estra-tegias de supervivencia en medio del conflicto y que hoy son capaces de lograr negocios incluyentes (como el café), que a un tiempo les facilita proyectarse en el espacio público y transformar las violencias domésticas; de los jóvenes que se preocupan por reconstruir sus identidades, por crear su futuro en el mundo rural y solucionar los desafíos ambientales; de los hombres y las mujeres que insisten en la tarea de instaurar fuerzas comu-nitarias que les permitan transformar las estructuras clientelistas que los excluyen de los beneficios de la paz; de los docentes que asumen acciones para tratar las violencias, para fortalecer las identidades locales y estable-cer lazos con sus comunidades.

Este grupo de proyectos han contribuido al desarrollo de diversas actividades académicas al interior de la Universidad. Por ejemplo, han dinamizado varios semilleros de investigación que han presentado los resultados de sus trabajos en encuentros regionales (junio de 2016 y sep-tiembre de 2017), que han permitido la construcción de redes locales, nacionales e internacionales en las que la Universidad se ha convertido en escenario de eventos con participación de universidades de Inglaterra (Escuela de Verano 2019) y Alemania (Día Internacional de la Paz en sep-tiembre de 2019, visita de estudiantes de la Universidad de Giessen), así como la presencia de excombatientes, líderes sociales, líderes de víctimas,


90

empresarios, medios de comunicación, candidatos a la Alcaldía de Ibagué y de la Gobernación del Tolima. Así, para las elecciones de 2015 y 2019, se estableció una estrategia denominada Tolima Vota Bien, en alianza con Tolipaz, pnud, codhes, la Universidad del Tolima, los programas de de-rechos humanos de usaid, la Fundación Yapawaira, entre otros. En ambas ocasiones (2015 y 2019) se realizaron actividades para reflexionar sobre la paz en el Tolima. Así que no solo se ha adelantado un intenso esfuer-zo por hacer del Departamento el campus de la Universidad de Ibagué, sino que se ha logrado constituir a la Universidad en un escenario para las reflexiones y discusiones que diferentes sectores y actores regionales trabajan, al articular la docencia, la investigación y la proyección social en el propósito de construir región.

La Universidad se esfuerza ahora por crear puentes entre todas estas ideas de paz, los procesos de desarrollo rural, la justicia para la paz, la reintegración de excombatientes y la participación ciudadana. Así segui-mos construyendo desarrollo regional.

Nuestro balance: Creadores de confianzaEn 2015 se desarrolló un Acto de perdón, paz y reconciliación10:

Un importante acto de perdón, paz y reconciliación se llevó a cabo en el Au-ditorio de la Universidad de Ibagué el 3 de diciembre de 2015. A las 11 de la mañana, treinta años después de los trágicos hechos del Palacio de Justicia, por invitación de la familia Reyes Alvarado, se dieron cita en la Universi-dad de Ibagué el expresidente Belisario Betancur y su familia, el senador Antonio Navarro Wolff y su familia y los tres hermanos Reyes Alvarado, Emiro, Yesid y Alfonso. El primero, como presidente de Colombia en 1985; el segundo como exguerrillero del M-19 y la familia Reyes como víctimas. (Castaño, 2016, p.35).

Como en otras ocasiones, la Universidad se convirtió en un espacio regional para la paz con alcance nacional. El 6 de noviembre de 1985, el M-19 se toma el Palacio de Justicia en Bogotá, capturando cerca de 350 rehenes. La retoma militar se desarrolló el 7 de noviembre. Cerca de cien personas murieron, entre ellas, el presidente de la Corte Suprema de Justi-cia, Alfonso Reyes Echandía, padre del entonces rector de la Universidad,

10 Aquí se retoma el libro Cátedra Fundadores 2015 (Castaño, 2016, Ed.), específicamente el capítulo Acto de perdón, paz y reconciliación (Reyes, 2016).


91

Alfonso Reyes Alvarado. En su intervención, el señor rector citó a William Ospina:

Tal vez lo que están necesitando los diálogos en La Habana, es ese viento fresco de una sociedad que sin esperar permiso de nadie, comience las ta-reas de la Reconciliación y se reencuentre con su maravilloso territorio y con las posibilidades que le ha negado el vicio hereditario de la discordia. (Ospina, 2016, p.37).

Desde su perspectiva, Reyes (2016) afirmó: “La Paz no es la ausencia del conflicto, sino la búsqueda permanente de medios creativos para ha-cernos cargo de manera no violenta de las diferencias que tenemos con los otros en nuestro diario vivir” (p.37).

Vale decir que la Universidad de Ibagué ha dedicado sus recursos a la búsqueda de dichos medios, trabajando con víctimas, excomba-tientes, comunidades, empresarios, así como con gobiernos locales, departamentales y nacionales. En esta búsqueda no solo nos hemos in-volucrado profesionalmente, sino que hemos implicado nuestros sueños más profundos. Así lo expresa Alfonso Reyes el 3 de diciembre de 2015: “El diálogo fue la principal enseñanza que me dejó mi padre y es la prin-cipal herencia que pienso dejarle a mi hijo, quien no supo gozar de los mimos y consejos de su abuelo” (Reyes, 2016, p.37).

El perdón no es entonces un mero acto formal, ni la paz se reduce al silenciamiento de las armas, supone una nueva manera de relacionar-nos con nosotros mismos y con los otros. Así, Antonio Navarro, luego de saludar dijo: “No me cansaré de repetir que el M-19 cometió un error monumental con la toma del Palacio de Justicia y que todas las veces que se pida perdón son insuficientes” (Navarro, 2016, p.37). En esta misma dirección, el expresidente Belisario Betancur, expresó:

Llego hasta aquí con mi familia, para expresarles ahora lo que hubiera que-rido decir al magistrado Alfonso Reyes Echandía, si los hechos dolorosos del Palacio de Justicia hubieran tenido el resultado positivo que ilusiona-damente creí posible. […] acepto mi responsabilidad por el accionar del Estado en ese momento trágico en el que fueron sacrificadas tantas víctimas inocentes e indefensas. (Betancur, 2016, p.39).

El recuerdo de los seres queridos, la correspondiente aceptación de las responsabilidades, pero también el deseo de paz, el ánimo de reconci-liación, conmovió al público. Como dijo el expresidente Betancur:


92

Estoy esperanzado en que este acto, como acaba de expresarlo Antonio [Na-varro], nos ayudará a todos a restaurar y a acrecentar la fe y la confianza que nos debemos los unos a los otros, porque todos somos sembradores de destino en el alma nacional. (Betancur, 2016, p.40).

Este ambiente de restauración de la confianza en el país, provocó lá-grimas en varios de los asistentes.

La Universidad sigue generando escenarios y estrategias creativas de cara a los nuevos retos (como el asesinato a líderes, la emergencia de otros actores violentos, la pobreza y la exclusión), con la confianza en que el de-partamento del Tolima cuenta con una valiosísima experiencia y una gran capacidad para tramitarlos y superarlos. Por lo tanto, puede decirse que la Universidad de Ibagué es, entre otras cosas, gestora de confianza, tanto entre aquellos que se han enfrentado, como en los que buscan acceder a la justicia, siembran convivencia y construyen mejores oportunidades. Queremos crecer en esta dirección, nos esforzaremos en lograrlo.

ReferenciasAponte, A. (2019) Grupos armados y construcción de orden social en la esquina

sur del Tolima, 1948-2016. Cali, Colombia: Educapaz-Pontificia Universi-dad Javeriana. Recuperado de https://www.cinep.org.co/publicaciones/PDFS/20190618_Grupos_armados_y_construcci%C3%B3n_de_orden_so-cial.pdf

Barros, N. & Uribe, J. (2019). La retaguardia en disputa. Monográfico del conflicto en la Provincia Sur del Tolima. Ibagué, Colombia: Ediciones Unibagué. Re-cuperado de https://doi.org/10.35707/9789587543230

Bernal Alarcón, H., Bernal Villegas, L. F., & López Herrán, L. (2005). Building a laboratory for peace in Colombia. In E. A. Vargas-Barón, & H. Bernal Alar-cón (Eds.), From bullets to blackboards: Education for peace in Latin Ameri-ca and Asia (pp. 203-217). Washington, DC: Inter-American Development Bank. Recuperado de https://publications.iadb.org/publications/english/document/From-Bullets-to-Blackboards-Education-for-Peace-in-Latin-America-and-Asia.pdf

Betancur Cuartas, B. (1989, octubre). La Universidad y la nueva vida municipal en Colombia. Boletín informativo. Año IV. No. 29.

Betancur Cuartas, B. (2016). “Acepto mi responsabilidad por el accionar del Es-tado” En Castaño González, L. A. (Ed.) Cátedra Fundadores 2015, (pp.38-41). Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7QvE-odVUNFVzdZSllSczQ/view


93

Comité Preparatorio Cabildo Nacional por la Paz (1991). Colombia quiere la paz ahora y el Tolima trabaja para conseguirla. En: Boletín Informativo de la Universidad, No. 39. Coruniversitaria.

Coruniversitaria (1991) “Paz: Primera necesidad de los colombianos”. Boletín in-formativo de la Universidad, Nº 39.

Coruniversitaria (1991, agosto-septiembre). Editorial. Boletín informativo de la Universidad, Nº 41, pp. 2-3.

Coruniversitaria. (1991) La Universidad y la nueva vida municipal en Colombia. Boletín Informativo Nº 39.

Castaño González, L. A. (Ed.) (2016). Cátedra Fundadores 2015. Ibagué, Colom-bia: Universidad de Ibagué. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7QvE-odVUNFVzdZSllSczQ/view

Centro de Investigación y Educación Popular-cinep (1998). Colombia país de regiones. Tomo III. Bogotá, Colombia: cinep-Colciencias.

Correa, C. (1996). Manual de proyectos de investigación. Ibagué, Colombia: Co-runiversitaria.

Fundación Konrad Adenauer (2010). 25 años de la descentralización en Colombia. Bogotá, Colombia: Fundación Konrad Adenauer. Recu-perado de https://www.kas.de/documents/252038/253252/7_doku-ment_dok_pdf_19274_4.pdf/8c6662a4-5c15-d96f-8a8d-4dcb943fdb69?-version=1.0&t=1539661224455

González, F. (2014). Poder y violencia en Colombia. Bogotá, Colombia: cinep- Colciencias.

Grau, R., Correa, C. & Rojas, M. (1999; 2004). Metodología de la Investigación. Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué.

Hernández, H. (4 de abril de 2020). Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Ibagué cumplió 25 años. El Nuevo Día. [Política]. Recuperado de https://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/actualidad/politica/446055-facultad-de-derecho-y-ciencias-politicas-de-la-universi-dad-de-ibague

Instituto kroc (2019). State of Implementation of the Colombian Final Ac-cord. December 2016 – April 2019. Recuperado de https://kroc.nd.edu/as-sets/333274/executive_summary_colombia_print_single_2_.pdf

López, C. (2016). ¡Adiós a las farc! ¿Y ahora qué? Bogotá, Colombia: Penguin Random House Editores.

Navarro Wolf, A. (2016). Todas las veces que se pida perdón son insuficientes. En Castaño González, L. A. (Ed.) Cátedra Fundadores 2015, (pp.37-38). Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7QvE-odVUNFVzdZSllSczQ/view

Ocampo, G. I. (2014). Estado y poderes regionales en Colombia. Bogotá, Colom-bia: cinep, Colciencias.


94

Ortiz, E. F. (2003, septiembre). 90 voceros de 13 comunas. Conciliadores en equi-dad. Boletín Informativo Coruniversitaria, p.5.

Reyes Alvarado, A. (2016). Un acto de perdón, paz y reconciliación. En Cas-taño González, L. A. (Ed.) Cátedra Fundadores 2015, (pp.36-37). Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7QvE-odVUNFVzdZSllSczQ/view

Universidad de Ibagué (2005). Universidad de Ibagué. Coruniversitaria 25 años. 1980-2005. Ibagué, Colombia: Ediciones Unibagué. Recuperado de https://es.calameo.com/read/00252571585ca56f0fead

Uribe, J., Barros, N. y Salamanca, P. (2019). Café, conflicto y postconflicto: En-frentando la disputa por las retaguardias en el Sur del Tolima. En: Jairo Baquero, Ed. Territorios, conflictos agrarios y construcción de paz. Comuni-dades, asociatividad y encadenamientos en el Huila y Sur del Tolima. (pp.165-202). Bogotá, Colombia: Universidad del Rosario.

Valencia-Tello, D. C. & De Chueiri, V. K. (2014). Descentralización y re-centrali-zación del poder en Colombia. La búsqueda de equilibrios entre la nación y las entidades regionales. Revista dikaion. (28), 23, Nº 1: 171-194. Recupe-rado de https://www.redalyc.org/pdf/720/72032593007.pdf


97

Estrategias de apoyo a la gestión pública: Una mirada a las relaciones

con el sector público en el Tolima

Dayani Rojas Forero, Iván Henao Bernal y Natalia Ramírez Meneses

Desde que aparecieron las primeras formas de comunidad por la con-formación de grupos humanos, surgieron estrategias para organizar las relaciones de convivencia y garantizar el cumplimiento de las necesidades de todas las personas. Es así como se empiezan a visualizar las primeras formas de organización pública. En la medida que las comunidades se han hecho más complejas, el Gobierno ha pasado por diferentes etapas de evolución; de ahí que hoy se entiende como el conjunto de instituciones cuyo objetivo es garantizar el cumplimiento de los fines del Estado. Para llevar a cabo dicha función, se requiere una disciplina que conjugue la planeación, la ejecución, la dirección y el control dentro de las institu-ciones del Estado. A dicha disciplina se le conoce como Gestión Pública.

La administración pública, a su vez, ha atravesado por una serie de cambios no solo en su funcionamiento sino en la manera en cómo es vista por la sociedad, cada día los usuarios son más conscientes de sus derechos y por ende son más exigentes en la calidad y pertinencia de los servi-cios que reciben. Las organizaciones públicas, por lo tanto, deben estar al nivel de sus usuarios y afrontar los cambios que estos demandan. Esto implica necesariamente una actualización de los mecanismos, principios y herramientas que la administración pública utiliza para cumplir su ob-jetivo. Para ello se requiere dejar atrás el paradigma burocrático y sus li-mitaciones enmarcadas en la rigidez de su actuar, y pasar a un modelo que priorice las necesidades de los ciudadanos y garantice mayor eficien-cia y calidad en la prestación de servicios bajo un marco de control que


98

permita transparencia en los procesos. Existe, por lo tanto, un llamado a los diferentes sectores de la sociedad a hacer parte de esta transformación; de allí que la academia debe jugar un rol más activo en su relacionamiento con el sector y las instituciones públicas del país y sus regiones.

La Universidad de Ibagué, como actor social relevante en las diná-micas de desarrollo del Tolima, ha establecido históricamente relaciones de confianza y cooperación con el sector privado y público, que le han permitido en gran medida cumplir con su compromiso misional. Dichas relaciones emergen porque la Universidad ha encontrado de manera fre-cuente y estratégica espacios de convergencia entre sus intereses y los de la sociedad en la que se encuentra inmersa.

Por otro lado, conscientes de los cambios que ocurren en el entor-no, la Universidad ha tenido que adaptar sus funciones y procesos a las exigencias de una región que día a día se mueve entre dinámicas socia-les complejas, necesidades apremiantes y cambios drásticos debido a los diferentes movimientos sociales, económicos, tecnológicos y políticos que ocurren en el mundo y que impactan lo local. Allí, en medio de un sis-tema complejo, como lo es una región y todo aquello que implica en el devenir de las organizaciones que hacen parte de ella, la Universidad ha tenido la capacidad de ser un actor estratégico, que convoca y articu-la propósitos colectivos, y que desde su compromiso con la formación y la educación ayuda al fortalecimiento de las competencias que las personas necesitan, precisamente para ser ciudadanos dispuestos a transformar.

En este capítulo se describen los aportes de la Universidad de Ibagué a lo largo de 40 años, para contribuir al fortalecimiento de la participación ciudadana y la gestión pública en el Tolima. Se inicia con los primeros acer-camientos que se hicieron en la década del noventa, para apoyar la gestión de los municipios en lo concerniente al proceso de descentralización por el que pasaba el país en aquella época. Posteriormente, como hito importan-te, se destaca el aporte que alcanzó a mediados de los años noventa a través de la Escuela de Gobierno y Asuntos Públicos, que da origen al que hoy se conoce como Instituto de Desarrollo Regional (idr). Finalmente, se dan a conocer algunos proyectos y sus resultados, en los que la Universidad ha contribuido en los últimos diez años y que tienen que ver principalmente con la participación ciudadana y la gobernabilidad.


99

Las primeras evidencias de apoyo intencional a la gestión públicaEs en los Estatutos Generales que la Universidad de Ibagué se comprome-te a la promoción de la unidad nacional, la descentralización, la integridad regional y la cooperación interinstitucional, con miras a que las diversas zonas del país dispongan de los recursos humanos y las tecnologías que les permitan atender adecuadamente sus necesidades (Universidad de Ibagué, 2018). Desde allí, los Fundadores de la Universidad muestran un camino claro, el de apoyar los principales cambios estructurales, políticos y administrativos por los que atraviesa el país constantemente y marcan un derrotero común en este ámbito, el de contribuir a la descentralización y todo lo que ello implica para las regiones y los municipios.

Los propósitos fundacionales de la Universidad, la formación inte-gral y la contribución al desarrollo regional, están íntimamente ligados en las prácticas universitarias. No es posible concebir el desarrollo sin la participación del Gobierno en todos los asuntos sociales, económicos, políticos, ambientales y cívicos del Tolima. De hecho, una de las mane-ras de aportar a ese desarrollo es a través de la formación de pregrado y posgrado de los profesionales que requiere todo el sistema estatal de la región.

En este sentido, es importante resaltar que una de las razones que dio origen a la Universidad es precisamente la necesidad de cualificar y for-mar el talento humano que requiere el Tolima, con el fin de que los cargos directivos y de coordinación, que entonces eran ocupados por personas provenientes de otros departamentos, sean desempeñados por egresados de la Universidad de Ibagué, pero también de otras universidades del Departamento, que conocen las particularidades de esta región (López, 2019). Por lo tanto, ha sido un propósito constante formar los servidores políticos que requieren las instituciones.

El programa de apoyo a la implementación de la reforma descentralistaPara la década del ochenta, en Colombia coincidieron tres importantes procesos que obligaron el tránsito del centralismo tradicional, que impe-ró desde 1886, hacia un proceso muy ambicioso de descentralización. El primero de ellos fue el debilitamiento o fragmentación del bipartidismo central y la aparición de fuerzas políticas locales, que redibujaron el pa-norama político de la época. El segundo gran proceso tuvo que ver con la oleada de movimientos cívicos, que surgieron en los territorios para


100

exigir más y mejores servicios públicos. El tercer proceso surgió a partir de las agendas para la promoción de la democracia participativa, lide-radas por agencias multilaterales en búsqueda de acercar el Estado a los ciudadanos e impulsar políticas más legítimas y eficientes. Estos tres pro-cesos, sin que fuesen planificados, convergieron en la descentralización colombiana (Gutiérrez, 2010).

El proceso de descentralización se presentó principalmente en tres dimensiones, fiscal, política y administrativa o de servicios. La primera en darse fue la fiscal, como resultado de la Misión Bird-Wiesner, que identi-ficó la existencia de pereza fiscal y gasto mal estructurado en las entidades territoriales nacionales, lo cual conllevó a la conformación de la Ley 14 de 1983 para fortalecer el recaudo y la Ley 12 de 1986, que asignó funciones, recursos y asistencia a los municipios. La segunda descentralización que surgió fue la política, que tuvo como punto de partida la elección popular de alcaldes que se reglamentó por medio de la expedición del Acto Legis-lativo 01 del 9 de enero de 1986. Como tercera dimensión, se presentó la descentralización administrativa como resultado de las dos anteriores y de la incapacidad de proveer servicios de manera ágil y eficiente. Por este motivo se decidió que las transferencias fueran de destinación específica, para garantizar la prestación de los servicios públicos fundamentales a la población, y se iniciaron los primeros pasos hacia la regionalización del país por medio de la Ley 76 de 1985.

La reforma descentralista se revalidó en la Constitución Política colombiana de 1991, la cual generó cambios en todo el sistema político, económico y social del país y presentó retos en materia democrática e incluyente para todos los actores del sistema frente al nuevo modelo eco-nómico, social y político que se proponía. Consecuente con lo anterior, desde entonces se generaron nuevas leyes y normas en materia de des-centralización política, administrativa, fiscal e institucional, que exigían cambios y responsabilidades de las entidades locales.

El objetivo principal de estas políticas de descentralización fue la de-mocratización de la gestión local, mediante la ampliación de espacios de participación y el fortalecimiento de la gobernabilidad. En consecuen-cia, se concibieron varios retos, entre ellos quizás el más importante fue el de la transferencia del 45 % de recursos de la nación a los gobiernos locales y departamentales, que les implicó la responsabilidad de admi-nistrarlos para atender las necesidades de sus ciudadanos. También se


101

realizaron reformas que permitieron la transferencia de la responsabili-dad de la prestación de servicios por parte del Estado hacia los particu-lares, la posibilidad de tener elecciones locales, la creación de institutos descentralizados, entre otros cambios en el sistema de gestión territorial (Departamento Nacional de Planeación, 2002).

Durante esta época, el país también estaba sumergido en profundos conflictos sociales, entre ellos se destacaban: el fenómeno del narcotráfi-co, la aparición y consolidación de guerrillas y los todavía visibles con-frontamientos políticos entre los conservadores y liberales que, sumados a los problemas sociales de pobreza, desempleo y falta de acceso a servi-cios básicos, causaban un entorno complejo de desesperanza y falta de legitimidad.

Para responder a este escenario, en el primer periodo de rectoría de Carmen Inés Cruz, hacia 1988, la Universidad creó y lanzó el Programa de apoyo a los municipios en la reforma descentralista, que entonces era dirigido por Cecilia Correa Valdés desde el Centro de Investigaciones, Consultoría y Extensión a la Comunidad (cicec). El objetivo fue apoyar a los municipios en la implementación de estas nuevas leyes a través de la participación de estudiantes en las alcaldías para desarrollar trabajos de grado (Guzmán, s.f.). En promedio, cada semestre, veinte estudian-tes se vincularon con distintos municipios donde apoyaban el diseño de proyectos, asistían técnicamente a estos y sumaban capacidades para que las alcaldías pudieran responder a las nuevas demandas del sistema legal colombiano.

A través del cicec se formularon proyectos de investigación que se articulaban con cada uno de los programas académicos que existían en la época. Como resultado de ellos, se logró aportar a la consecución de in-formación de los municipios, conociendo de esta manera por parte de los docentes y estudiantes, las principales problemáticas del Tolima y se pro-pusieron como respuestas, cursos de extensión y asesorías para capacitar a los servidores públicos, que para entonces carecían de conocimientos suficientes para desempeñar efectivamente su labor.

Este proceso fue tan exitoso, que fue reconocido nacionalmente e in-cluso se llevaron estudiantes a los departamentos de Amazonas, Caquetá y Boyacá. Lo anterior se destaca en el siguiente texto escrito por la exrec-tora Carmen Inés Cruz:


102

El Programa emprendido por Coruniversitaria fue muy bien acogido por la Gobernación del Tolima y por los municipios. De él tuvieron conocimiento los exministros de Gobierno Rodrigo Escobar Navia y Jaime Castro Castro quienes habían liderado aquellos proyectos en el Congreso y ahora impul-saban su aplicación; en ese contexto ambos visitaron la Universidad y cono-cieron en detalle el Programa, destacaron su pertinencia y recomendaron que fuera replicado en otras universidades. (Cruz, 2019, p.2).

Los primeros programas de formación relacionados con la gestión pública en el TolimaEn su discurso, el entonces gobernador del Tolima, Eduardo Aldana Valdés (1989-1990), en un foro denominado Realizaciones del Tolima y prospectivas de futuro, liderado por las cámaras de Comercio de Ibagué, Honda y Espinal, la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT) y el diario El Tiempo, menciona la necesidad de repensar el papel del Estado frente a las nuevas dinámicas económicas y políticas de la época y con ello la inminente tarea de reestructuración de la administración pública (Co-runiversitaria, 1990). En dicho evento, el gobernador expone los que se-rían nuevos retos que las regiones deben asumir, en especial la necesidad de que el Estado llegue a todo el territorio y propone que, para lograrlo, el sector privado sea un aliado estratégico por su capacidad de despliegue y eficiencia.

Consciente de la importancia de apoyar a los municipios en los cam-bios políticos y legales de la época y de la urgente necesidad de formar el capital humano especializado en temas jurídicos, políticos, legales y democráticos, la Universidad de Ibagué en su Plan de Desarrollo de 1990 (Coruniversitaria, 1990) contempló el propósito de proponer programas académicos de ciencias sociales, derecho y ciencia política, pues en la Mi-sión de la época se destacaba el argumento de formar los profesionales que requiere la región, entre ellos los que deben desempeñar oficios afines a lo público.

Posteriormente, en un contexto caracterizado por la apertura econó-mica, las tendencias a la diversificación agrícola, la demanda de mercados internacionales de productos colombianos, el desarrollo del cooperativis-mo, la descentralización política, económica y administrativa del Estado y el recrudecimiento de la violencia (guerrillas, paramilitares, narcotráfico, delincuencia común), la Universidad propone en su Plan de Desarrollo


103

Institucional 1993-1998, la creación de programas académicos que res-pondan a dichas características del entorno, como lo son comunicación social y periodismo y derecho. En dicho Plan se puede leer:

La mayor parte de los municipios del Tolima requieren apoyo técnico y pro-fesional para adaptar sus estructuras económicas, políticas y administrati-vas a los requerimientos del proceso de descentralización que se adelanta en el país. Coruniversitaria se propone proporcionar ese servicio a la totali-dad de los municipios del Departamento para apoyar las administraciones y comunidades locales que deben prepararse para asumir eficientemente la totalidad de las actividades y compromisos que el proceso de descentraliza-ción presupone. En este sentido, Coruniversitaria se propone diseñar y eje-cutar un programa de fortalecimiento de la investigación orientado a apoyar el desarrollo del Departamento a través de formar parte activa de diversos comités interinstitucionales, apoyar la toma de decisiones regionales y esta-blecer convenios para apoyar la gestión municipal. (Universidad de Ibagué, 1993, p.16-18).

Es así que en enero de 1995 inicia operaciones la Facultad de Ciencias Jurídicas (hoy Facultad de Derecho y Ciencias Políticas) de la Corporación Universitaria de Ibagué (hoy Universidad de Ibagué), la primera de la re-gión y en coherencia con algunos actores, como Carrero (2009), que la reconocen como “tierra de juristas”, pues son de este territorio persona-jes de la vida pública colombiana como Darío Echandía, Antonio Rocha Alvira, Alfonso Palacio Rudas, Alfonso Reyes Echandía y Alfonso Gómez Méndez. Al respecto, Hernando Hernández menciona:

Luego de múltiples reuniones y la sustentación de la propuesta que efec-tuamos ante el cuerpo directivo de la Universidad con los doctores Ricardo Bastidas Ortiz, magistrado del Tribunal Superior de Ibagué y Narcés Lozano Hernández, entonces magistrado del Tribunal Contencioso Administrativo del Tolima, se obtuvo la autorización para avanzar en el proyecto. Para tal efecto, realizamos una serie de eventos en las diversas áreas del Derecho, actividad en la que nos acompañaron con afecto algunos reconocidos ju-ristas tolimenses como Eduardo Montealegre, Alberto Hernández Esquivel (q. e. p. d.), Jaime Orlando Santofimio Gamboa, Carlos Orjuela Góngora, Jesael Giraldo y prestigiosos profesores de otros departamentos, como Nil-son Pinilla Pinilla, Germán Valdés Sánchez, José Roberto Herrera Vergara, Edgar Saavedra Rojas y Enrique Viveros Castellanos, entre otros. (Hernán-dez, 2020, p. 3).


104

Cabe destacar que desde finales de 1994, con el apoyo de la Univer-sidad Externado de Colom bia, ya Coruniversitaria ofrecía la especializa-ción en derecho penal. En 1996, con el respaldo de la Universidad de Sala-manca se abrieron las especializaciones en derecho, civil, administrativo, comercial y ciencias políticas, muchas de las cuales hoy se ofrecen.

La Escuela de Gobierno y Asuntos Públicos de CoruniversitariaEn el libro Tolima-Ibagué: 100 hechos de su reciente historia 1995-2008, escrito por Alfonso Carrero Herrán (2009), se relata el aporte de la Uni-versidad de Ibagué a la región a través la Escuela de Gobierno y Asuntos Públicos. En el texto se puede leer:

Desde 1987 la Universidad de Ibagué institucionalizó un programa de de-sarrollo municipal diseñado para aportar a la modernización de la gestión pública, a través de la capacitación de los funcionarios, asumiendo además el reto en la construcción del nuevo municipio colombiano. Basados en esta experiencia, desde 1995 ofrece a la región la Escuela de Gobierno y Asuntos Públicos por medio de la cual proponía una nueva gerencia de las políticas públicas orientadas a recuperar el liderazgo regional mediante la investiga-ción, la consultoría y las asesorías dirigidas a los diferentes niveles de go-bierno local. (Carrero, 2009, p.23).

El apoyo a la modernización del Estado se logró a través de la realiza-ción de programas de formación continuada en gestión pública municipal y brindar asistencia técnica y consultoría en la formulación de planes de desarrollo, ordenamiento territorial, elaboración de proyectos de inver-sión pública, entre otros. También se propusieron posgrados en ciencias políticas y gobierno. Paralelamente a la Escuela, se conformó el Grupo de Investigación ceres (Centro de Estudios Regionales), categoría A, en Colciencias (hoy Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación) en su momento, y que adelantaba actividades de investigación en las líneas de desarrollo regional, cultura urbana y educación.

En el marco de esta Escuela, se realizaron congresos y se diseñó, en asocio con el programa de arquitectura, la Especialización en Ordena-miento Territorial, cuyo foco estuvo concentrado en los procesos partici-pativos y democráticos. Acerca del impacto de esta estrategia, la docente Cecilia Correa Valdés, quien en conjunto con otros docentes lideró este proceso, menciona:


105

Es evidente el impacto que tuvo la Escuela de Gobierno: capacitamos a to-dos los servidores públicos de los 47 municipios, investigamos la realidad de los 47 municipios, hicimos monografías de los 47 municipios, llevamos a los estudiantes a todo el Tolima y eso hace, en mi concepto, que sea en realidad una universidad de vocación regional (Correa Valdés, 2019, s.p.).

Posteriormente, en el 2005, se creó el programa de Ciencia Política adscrito a la Facultad de Derecho, con la intención de seguir fortaleciendo los procesos de gestión pública desde las nuevas visiones democráticas y deliberativas de la participación ciudadana y del rol del Estado en la sociedad. En este sentido, la tarea que había desempeñado en un primer momento el Programa de apoyo a la reforma descentralista y luego la Es-cuela de Gobierno y Gestión Pública, fueron asumidas unos años después por el Semestre Paz y Región, para apoyar la gestión de los municipios con estudiantes de último semestre.

Como se mencionó anteriormente, desde el año 1988 la Universidad ya identificaba la necesidad de apoyar el proceso de descentralización fis-cal y administrativa de las entidades territoriales, por medio de la vincu-lación de estudiantes a los municipios, pero es en el segundo semestre de 2010, bajo la rectoría de Alfonso Reyes Alvarado, que nace el Semestre Paz y Región, el que inicialmente fue liderado y puesto en marcha por Francisco Parra Sandoval.

En el transcurrir de estos 9 años, el Semestre Paz y Región ha vincu-lado a 1611 estudiantes a los diferentes municipios del departamento del Tolima, de los cuales 961 se han integrado directamente a entidades pú-blicas como alcaldías, empresas de servicios públicos municipales, Corpo-ración Autónoma Regional del Tolima (Cortolima), Gobernación y entes de control departamentales. Los proyectos que desarrolla el Semestre Paz y Región buscan fundamentalmente contribuir a modernizar y optimizar la capacidad institucional de las entidades públicas municipales y departa-mentales, a partir de la implementación efectiva de políticas y sistemas de gestión diseñados por el Gobierno central, el adelanto efectivo de los pro-cesos de planeación para el desarrollo, ejecución y seguimiento de proyec-tos de impacto local y la implementación de estrategias de comunicación y canales de participación que favorecen la relación entre la ciudadanía y las instituciones.

En el año 2019, el Semestre Paz y Región fue reconocido en dos oportunidades por el Ministerio de Educación Nacional como una ex-


106

periencia significativa de educación superior, y obtuvo el primer lugar en la categoría de Aprendizaje Transformador en el Primer Encuentro Latinoamericano de Innovación en Educación Superior organizado por la Universidad del Rosario, el Ministerio de Educación Nacional, unesco y la Casa Editorial El Tiempo. Actualmente, el Semestre ha llegado a otros departamentos como Huila, Cundinamarca, Putumayo, Risaralda, Cal-das, Valle del Cauca y Caquetá.

Otros procesos de fortalecimiento a la gestión pública se han ofreci-do por medio del Programa de Ciencia Política, la Unidad de Gestión de Proyectos y Consultoría, la Unidad de Apoyo a la Gestión Municipal, el Centro de Educación Permanente y el Instituto de Desarrollo Regional, los cuales han promovido proyectos y procesos formativos de apoyo al Estado.

La Universidad de Ibagué como articulador de procesos de desarrolloLos gobiernos tienen enormes retos que asumir frente al diseño y ejecu-ción de políticas públicas que garanticen el disfrute de los derechos y el ejercicio de los deberes de todos los grupos poblacionales, pero que ade-más respondan coherentemente a las necesidades sociales de los ciudada-nos, sobre todo aquellas que ellos mismos identifican como primordiales. Allí, la participación ciudadana juega un rol importante en la medida en que las personas deben asumir con la mayor responsabilidad y compro-miso social posible, la tarea convocante de promover procesos que des-embocan en el mejoramiento de la calidad de vida de todos.

Sin embargo, esta tarea enfrenta grandes desafíos que deben asumir los llamados actores sociales del desarrollo (sector privado, Estado, aca-demia, organizaciones sociales y comunidades). Por un lado, el Estado a través de sus organismos centralizados y regionales deben proporcionar los mecanismos y herramientas necesarias para que la ciudadanía parti-cipe, y ello implica un trabajo constante y dedicado con las comunidades para poder entender sus dinámicas y formas de actuar frente a las cir-cunstancias del mundo; esto a su vez supone un esfuerzo sistemático por fortalecer la capacidad de participar, incidir y gestionar de la ciudadanía. Por otro lado, las comunidades deben ser cada vez más conscientes de que su propio desarrollo requiere de cómo ellos se involucran en las distintas instancias de decisión.


107

El sector privado, es decir las empresas, organizaciones de producto-res, gremios, deben incorporar estrategias que permitan su vinculación a los entornos donde trabajan, no solo a través de los mecanismos de mer-cado, con sus cadenas de valor o grupos de interés, sino que deben pro-porcionar los incentivos correctos para que las personas puedan ejercer su ciudadanía, pues es allí que se genera la sostenibilidad de los procesos comunitarios, para que ellos mismos sean capaces de liderar su propio desarrollo.

Por su lado, la Academia, coherente con su función principal, debe educar, formar y fortalecer capacidades, habilidades y competencias en sus alumnos y en general, en toda la comunidad académica. Allí se les pide a las instituciones de educación superior la formación en principios y valores para la ciudadanía, que a su vez tienen enormes desafíos en generar procesos que ayuden a la creación de escenarios donde se promue-va la participación y por ende políticas que emergen de las comunidades (abajo) hacia el Estado (arriba). Esta es precisamente la esencia del modelo de Responsabilidad Social Integral que la Universidad de Ibagué creó desde 2011 bajo el liderazgo de Victoria Kairuz Márquez, primera directora de Proyección Social de la Universidad, con la intención de pro-mover la articulación de las responsabilidades de los actores sociales del desarrollo.

En su rol de articulador, la Universidad de Ibagué ha participado en algunos proyectos y programas estratégicos para el Tolima. A continua-ción, se mencionan algunas de estas estrategias en las que la Universidad ha sido el actor convocante que lidera procesos y propone transforma-ciones.

Escenarios prospectivos para el despliegue de la visión regionalLos estudios prospectivos de regiones y ciudades permiten construir vi-siones colectivas para que, a partir de ellas, se puedan cimentar los ca-minos más acordes para alcanzar ese entorno deseado. Pensando en el futuro, los tomadores de decisiones pueden proponer políticas, progra-mas y proyectos coordinados, que logren mejorar la situación actual de la región para llegar a ese futuro ideal. Desde este precepto y conscientes de la necesidad de que el departamento del Tolima cuente con una visión colectiva e inspiradora, en la que se tenga en cuenta los diferentes estu-dios y planes que existen de los diversos sectores y temas estratégicos del


108

desarrollo, desde el 2005 un grupo de organizaciones públicas y privadas emprendieron el proceso de construcción colectiva de la Visión Tolima 2025 (Reyes, 2014).

Esta alianza en la que inicialmente participaron la Gobernación del Tolima, Cooperamos, la Universidad del Tolima, la Cámara de Comercio de Ibagué, la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT), el Centro de Productividad del Tolima, la Universidad de Ibagué, entre otros, logró formular una visión compartida de futuro al año 2025 para el Departa-mento. La metodología para la formulación de dicha visión fue liderada por la Universidad de Ibagué e incluyó varios talleres de sensibilización para los diferentes grupos poblacionales, ejercicios de reflexión pros-pectiva con diversos actores de sectores de la economía tolimense, de la educación, la salud y la cultura, y la sistematización de todo el proceso a través de publicaciones académicas y de divulgación local. Se destaca que, durante dos años, en el periódico El Nuevo Día se publicaba una columna semanal, en la que se abordaban los distintos temas de la Visón (Univer-sidad de Ibagué, 2005).

En un resumen ejecutivo presentado en el 2005 a la Gobernación del Tolima denominado Visión Tolima 2025: Tolima verde, sano, productivo y en paz (Pedraza, 2005), se recogen las características esenciales que hacen parte de la Visión, las cuales son:

• Visión construida por las denominadas fuerzas vivas del Tolima.• Signos Vitales de Desarrollo (svd) del Departamento. Incluye indi-

cadores como Producto Interno Bruto, Necesidades Básicas Insatis-fechas, Balanza Comercial, Distribución del Ingreso, Capital Social, Índice de Desarrollo Humano, entre otros.

• El Tolima como punto de encuentro de las posibilidades de Colom-bia, aludido a las ventajas comparativas que tiene el Departamento en términos logísticos.

• Las ideas fuerza tienen que ver con la agroindustria de alto valor agregado, el turismo y la cultural, propios de la diversidad y riqueza ambiental con la que cuenta el Departamento.

• Visión basada en tres principios: un desarrollo centrado en las per-sonas, un desarrollo sostenible y un desarrollo equilibrado entre lo urbano y lo rural.

• Visión que contempla tres fines específicos: crecimiento económico, reducción de la pobreza y equidad.


109

• Tres valores para el logro de la Visión: la iniciativa empresarial, la solidaridad y el ejercicio de la ciudadanía.

• Reconocimiento del papel preponderante que juegan la educación y la ciencia, tecnología e innovación.

Si bien la Visión Tolima 2025 se formuló para un horizonte de veinte años, es claro que estos ejercicios de planeación a largo plazo requieren de un proceso continuo de actualización y redefinición de estrategias a partir de las condiciones cambiantes de los territorios (Reyes, 2014). Para responder a los cambios en el entorno como consecuencia de las dinámi-cas sociales y económicas complejas de inicios del nuevo siglo como los Tratados de Libre Comercio, el nuevo Sistema General de Regalías, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, los diálogos de paz con las farc y la regionalización, en el 2012 se inició el proceso de la actualización de la Visión Tolima 2025, en la que participaron más de 30 organizaciones del Tolima y en la que la Universidad de Ibagué tuvo un rol protagónico para liderarla, a través del entonces rector Alfonso Reyes Alvarado, acom-pañado de Eduardo Aldana Valdés, Gustavo Pedraza y otros docentes e investigadores.

Entre 2013 y 2014 se realizaron diferentes foros, conferencias, semi-narios y talleres, con el fin de revisar las ideas fuerza inicialmente definidas por la Visión y analizar la potencialidad de otros sectores como la minería y la energía; de la misma manera, se discutieron otros temas transversales, como es el caso de la responsabilidad social y la regionalización. Después de esa fase, se generaron 42 ideas de proyectos que tienen impacto directo en los Signos Vitales del Desarrollo y los fines de la Visión, de los cuales 10 fueron formulados bajo la metodología de marco lógico por expertos de la Gobernación del Tolima. Posteriormente, mediante la Ordenanza 010 del 2015, la Asamblea del Departamento del Tolima adopta la Visión como política pública.

En el 2015, a través de un convenio de cooperación interinstitucional entre la Gobernación del Tolima y la Universidad de Ibagué, gestionado por la Unidad de Proyectos y Consultoría, se utilizó una metodología si-milar para la formulación de diez (10) visiones prospectivas para los mu-nicipios de Ambalema, Armero-Guayabal, Cajamarca, Chaparral, Hon-da, Líbano, Mariquita, Melgar, Purificación y Valle de San Juan, proceso gestionado por la entonces directora de Responsabilidad Social Integral,


110

Ana María Lopera, y liderado por el exdirector de la Oficina de Planea-ción, Gustavo Pedraza.

De esta manera, la Universidad contribuye a la generación de un proyecto común y colectivo que permita articular las fuerzas vivas del Departamento, y que dinamice la necesaria convergencia de políticas, programas, proyectos e iniciativas ciudadanas, que redunden en una ma-yor participación de las personas e instituciones en el mejoramiento de la calidad de vida de los tolimenses.

Participación en la construcción y revisión de los Planes de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial-pdrietEl Plan Nacional de Desarrollo del 2010-2014 “Prosperidad para Todos” (Departamento Nacional de Planeación, 2010) estableció como uno de los temas clave para lograr el desarrollo equitativo e incluyente del país, la formulación de políticas de desarrollo rural que permitieran generar pro-cesos sostenibles de empoderamiento de las comunidades y así poder ele-var su calidad de vida; también se determinó que dichas políticas deben ser caracterizadas por su enfoque territorial, sectorial y comunitario, con el fin de reducir los desequilibrios y superar las inequidades territoriales. A partir de esta política pública, se crearon estrategias e instrumentos para facilitar las intervenciones en zonas rurales bajo el enfoque territo-rial, las cuales fueron consignadas en los documentos conpes 3616 de 2009 y 3822 de 2014.

Por otro lado, una de las zonas con mayores dificultades sociales es el sur del Tolima, conformada por los municipios de Ataco, Chaparral, Co-yaima, Natagaima, Ortega, Planadas, Rioblanco, Roncesvalles y San An-tonio, caracterizada por ser una subregión de 9618 kilómetros cuadrados, que representa el 41 % del territorio del Departamento. El 99,6 % de esta subregión es rural, integrada por 696 veredas de los municipios, todos ellos categoría 6; es decir, cuentan con menos de 10 000 habitantes y con ingresos anuales no superiores a 15 000 smmlv (Programa de Tierras y Desarrollo Rural, 2015).

Por lo anterior, en el 2015 la Universidad suscribió un convenio con ard Tetra Tech, con el fin de lograr participativamente la actualización del Programa de Desarrollo Rural Integral con Enfoque Territorial de los nueve municipios del sur del Tolima, convenio que también inclu-yó la elaboración de una propuesta de estructura organizacional para la


111

Secretaría de Agricultura del Departamento del Tolima (sadt), además la de un modelo de gestión que permitiera la consolidación de un banco de proyectos rurales en dicha Secretaría.

Se utilizó una metodología de análisis participativo, la cual consistió en una reflexión colectiva sobre el aprestamiento, diseño e implementa-ción del piloto del Programa de Desarrollo Rural Integral con Enfoque Territorial (pdriet) en el sur del Tolima. Esta se inició con la identifica-ción de actores claves del proceso en los ámbitos nacional, departamental y municipal, pasando por la revisión bibliográfica de políticas públicas e informes, y terminó en el análisis de los resultados de reuniones y talleres con actores locales de los nueve municipios (Programa de Tierras y De-sarrollo Rural, 2015).

Con la participación de 320 personas representantes de los Consejos Municipales de Desarrollo Rural (cmdr), asociaciones, cabildos indíge-nas y delegados de las alcaldías municipales y de entidades públicas y pri-vadas que desarrollan acciones en los territorios, así como de habitantes de las zonas rurales, durante el mes de diciembre de 2015 se llevaron a cabo nueve talleres municipales para construir colectivamente propuestas que contribuyeran a fortalecer el pdriet en el sur del Tolima, tanto en las acciones en los territorios como en el proceso de actuación interinstitu-cional para la implementación del mismo. De esta manera, se lograron actualizar los nueve planes, que contienen programas y proyectos para alcanzar el desarrollo rural en el sur del Tolima.

Generación de información para la toma de decisionesLa Universidad de Ibagué también se ha ocupado de la generación de información que permita la toma de decisiones en los sectores públicos y privados. Una de las maneras en las que se ha logrado incidencia en los asuntos de interés público, es a través del Programa Ibagué Como Vamos (2020). En el Informe a Fundadores de marzo de 2015 se reconoce:

La Universidad gestionó y ayudó a traer a Ibagué la metodología del proyec-to ‛Cómo Vamos’ desarrollado hace cerca de una década por la Cámara de Comercio de Bogotá, la Fundación Corona y el periódico El Tiempo. Esta ha sido una de las mejores experiencias de veeduría ciudadana sobre las políticas de gestión local. (Informe de Fundadores, 2015, s. p.).


112

Mediante una encuesta anual de percepción ciudadana sobre indi-cadores de calidad de vida y su contraste con los indicadores de gestión del Gobierno local, se promueven espacios de discusión para redefinir la focalización de recursos en los planes de desarrollo municipal.

El programa Ibagué Cómo Vamos inició en el año 2010 mediante un convenio liderado por la Facultad de Ciencias Económicas y Adminis-trativas de la Universidad de Ibagué junto con la Cámara de Comercio de Ibagué y el periódico regional El Nuevo Día. El propósito fue evaluar los cambios en la calidad de vida de la población, incidir en la implemen-tación de políticas públicas, comparar indicadores objetivos y subjetivos para generar información confiable de la ciudad, promover un gobierno transparente, un ciudadano más responsable y participativo, y crear espa-cios de debate para impulsar el aprendizaje colectivo.

En este mismo sentido, en el 2015, la Universidad de Ibagué realizó el proceso de actualización de las principales estadísticas sociales, eco-nómicas y demográficas de los 47 municipios del Tolima, a través de la implementación de un proyecto que se denominó Tolima Estadístico. Al respecto, Carlos Salazar, director del proyecto, menciona:

El aporte más importante y grande que podemos tener, es que nosotros para todos los procesos de planeación territorial podemos contar con una plataforma con cifras consolidadas que tiene en su estructura toda la infor-mación pertinente y objetiva acerca de los indicadores de cada uno de los 47 municipios del departamento del Tolima. (Entrevista a Carlos Salazar, 2019).

De esta manera, la Universidad ofrece a la región datos e información relevante sobre distintos aspectos de las dinámicas sociales y económicas de Ibagué y el Tolima, con las cuales se analizan las necesidades de las comunidades y sectores, se plantean líneas base y se procede a establecer proyectos que contribuyan a mejorar. Esto, en últimas, es apoyar la toma de decisiones de los servidores públicos para que esta sea objetiva, cohe-rente y pertinente para los propósitos de la región.

Promoción de la participación ciudadanaEl compromiso de la universidad del siglo xxi, en países como Colombia, no solo debe procurar la excelencia académica, sino promover de ma-nera sistemática y consciente la formación de auténticos ciudadanos y


113

sujetos políticos capaces de incidir en la solución de problemas políticos y sociales, principalmente de aquellos que afectan la democracia, la con-vivencia pacífica y la calidad de vida de todos.

Durante 40 años la Universidad ha trabajado en los 47 municipios del Departamento en temas relacionados con la administración y gestión pública, el liderazgo, la formación ciudadana, políticas públicas, partici-pación ciudadana, transparencia y anticorrupción, resolución pacífica de conflictos, no violencia y planificación territorial.

Una de las grandes debilidades en el Tolima se ha centrado en la ausencia de la participación de los actores locales (asociaciones de pro-ductores, líderes comunitarios, organizaciones sociales, instituciones educativas, etc.) en la toma de decisiones, la gobernabilidad del territorio, la descentralización de las decisiones, la gestión democrática del territo-rio, control social, entre otros. La mayoría de políticas públicas han sido construidas desde el nivel central desconociendo la visión de desarrollo de la gente, lo cual ha conllevado a resultados de poco impacto a pesar de grandes inversiones de recursos económicos y humanos.

Por ello, durante los últimos diez años, la Universidad de Ibagué se ha interesado en promover proyectos que fortalezcan las capacidades de las personas y las comunidades, para que puedan ejercer su derecho a la participación y construcción de sus propios escenarios de desarrollo; es decir, en el fondo se ha buscado generar procesos democráticos basados en el reconocimiento de las múltiples diversidades, culturas, pensamien-tos y visiones de los colombianos y en particular, de los tolimenses.

Dentro de los proyectos que ha participado la Universidad, para pro-ducir mayor impacto en la promoción de la participación y el ejercicio de la ciudadanía, se destacan los siguientes:

El proyecto de Asistencia Técnica para el Fortalecimiento de la Participación Ciudadana para la Gobernabilidad RuralEste proyecto fue financiado por el Programa Colombia Responde, se di-señó con el propósito de cualificar la participación política y social de los líderes de asociaciones de productores de los municipios de Ataco, Chaparral, Planadas y Rioblanco. El programa buscaba incidir en la im-plementación y control social de políticas públicas para el sector rural, al concertar proyectos que promuevan el desarrollo rural integral.


114

En este proyecto se fortalecieron cincuenta y seis asociaciones en procesos de planeación participativa y rendición de cuentas. Además, se estructuraron veinte proyectos en pro del desarrollo rural de las regiones priorizadas.

Tolima Vota Bien y Alianza por el SurEs un proceso articulado e interinstitucional que busca propender por una mejor construcción de ciudadanía, al vincular una estrategia elec-toral dirigida para promover un voto más responsable, una ciudadanía empoderada, unos candidatos y candidatas mejor y más preparados y una agenda de postacuerdo y región, que busca proporcionar herramientas que se constituyan en un insumo para la formulación de programas de Gobierno y planes de desarrollo, en convergencia con gremios, organi-zaciones sociales, entidades de cooperación y medios de comunicación. Esta alianza está conformada por Concern Universal, Programa de las Na-ciones Unidas para el Desarrollo-pnud, Universidad del Tolima, Agencia para la Reincorporación y la Normalización (arn), Fundación Yapawaira, Tolipaz, Universidad de Ibagué, entre otros.

Como parte de esta iniciativa, se implementaron actividades de diá-logo ciudadano, generación de conocimiento e instalación de capacidades de liderazgo, políticas electorales y de gestión pública, que se agrupan en la estrategia electoral en clave de paz, en la que se han realizado y se reali-zarán diversas actividades para que los tolimenses conozcan las propues-tas de los candidatos y a la vez, se impulse la construcción de las agendas ciudadanas como uno de los principales insumos para los programas de Gobierno y los planes de desarrollo correspondientes.

Proyecto de acceso a la justiciaConsistió en reforzar el estado de derecho a través de la consolidación de las instituciones en materia de justicia en el sur del Tolima, los municipios fueron: Ataco, Chaparral, Planadas y Rioblanco. El principal propósito era fortalecer la institucionalidad en el sector rural, para posibilitar el ac-ceso a la justicia por parte de las mujeres y grupos menos favorecidos de los territorios escogidos.

Durante el desarrollo de este ejercicio, se logró atender aproximada-mente a mil personas entre víctimas del conflicto armado, mujeres, po-blación en general y funcionarios del sector justicia; además, veintiocho


115

personas del municipio de Chaparral se formaron como conciliadores en equidad, formación realizada por medio de un diplomado avalado por el Ministerio de Justicia y del Derecho.

Adicionalmente, el Consultorio Jurídico de la Universidad estuvo en los territorios, para asesorar a las personas y comunidades de sectores rurales de los cuatro municipios, se vinculó la institucionalidad de las alcaldías y de la Gobernación, lo cual permitió que las comunidades des-pejaran dudas en temas laborales, administrativos, jurídicos y de familia. Se crearon alertas en asuntos que se debían mejorar en cuanto a la res-titución de tierras, que era un tema de interés de las comunidades, que facilitó la implementación de la Ley de Tierras en la zona. En general, la Universidad mediante el desarrollo de este tipo de proyectos ha logra-do generar capacidades en los territorios para asumir distintos retos en temas de participación ciudadana y de gestión pública. Estos territorios requieren de la cooperación activa de instituciones que logren empode-rarlos para la toma de decisiones, en el sentido del mejoramiento de la calidad de vida de sus pobladores.

Este tipo de proyectos son evidencias que permiten constatar la ma-nera en que la Universidad de Ibagué ha contribuido al desarrollo de la región, no solo por la proyección social que se ejerce al actuar en los municipios, sino porque este tipo de acciones concreta las funciones de docencia e investigación de la Institución, pues son los grupos de estu-diantes y los investigadores quienes convierten estas experiencias en te-mas de discusión para diversas clases o en investigación, que después son financiados por la propia Universidad.

El Instituto de Desarrollo Regional y la Unidad de Apoyo a la Gestión MunicipalDurante la revisión de la Visión Tolima 2025 (Reyes, 2014) se identificó la necesidad de disponer de información actualizada y pertinente sobre las dimensiones del desarrollo y sus diferentes dinámicas. Por esto, el Plan de Desarrollo Institucional (pdi) 2014-2018 (Universidad de Ibagué, 2015) incluyó, dentro del eje “Articulación de la Investigación con el Desarrollo Regional”, la implementación del Instituto de Desarrollo Regional para agrupar las tareas de observar y estudiar el desarrollo regional y apoyar la gestión de los municipios.


116

El Instituto de Desarrollo Regional (idr) es el centro de estudios so-cioeconómicos de la Universidad de Ibagué, del departamento del Tolima y sus municipios, cuyo objetivo principal es conocer a fondo la región mediante la caracterización de los municipios, la identificación de sus limitaciones y potencialidades sociales, económicas y ambientales, con el fin de apoyar la consolidación de capacidades para construir políticas públicas y económicas.

Según Jaime Eduardo Reyes, primer director del Instituto, el idr se caracteriza por poseer una funcionalidad integral en lo concerniente a la docencia, la proyección social y la investigación. En docencia, el Instituto está comprometido en la formación integral de profesionales idóneamen-te calificados y promotores del desarrollo regional a través de los progra-mas de pregrado, posgrado y cursos libres ofrecidos por la Universidad de Ibagué.

En el componente de proyección social, el idr se especializa en apoyar y acompañar mediante asesorías y consultorías los procesos de planificación integral, prospectiva y de finanzas públicas de las distintas entidades territoriales públicas o privadas de orden local, regional y na-cional. En cuanto a la investigación, por medio de sus unidades se ejecu-tan investigaciones pertinentes al desarrollo de la región, que son de gran utilidad para los gremios económicos, sectores productivos, cámaras de comercio, organizaciones no gubernamentales, entre otras instituciones que interactúan en la región.

El Instituto de Desarrollo Regional, de acuerdo con el pdi 2014-2018, cuenta con cuatro unidades que le permiten cumplir su misión: el Ob-servatorio de Desarrollo Regional (odr), el Centro de Estudios para el Desarrollo Regional (ceder), la Unidad de Apoyo a la Gestión Municipal (uagm) y la Formación en Desarrollo Regional (ufdr). Esto, con el fin de contar con un grupo especializado en instrumentos de planificación y como una estrategia que fortalece las alianzas estratégicas externas.

Además, dentro del Observatorio de Desarrollo Regional (odr) se encuentra el Observatorio Regional del Mercado del Trabajo del Tolima (ormet), que es la unidad técnica de análisis, monitoreo y prospectiva de las temáticas que caracterizan los mercados de trabajo regionales, en alianza con diferentes instituciones públicas, privadas y civiles.

A continuación, se enuncian las principales actividades que desarro-lla el Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Ibagué:


117

• Definir los factores críticos del desarrollo en el Departamento y me-dir su actualidad.

• Determinar el potencial del departamento del Tolima con el fin de conocer la realidad actual en temas socioeconómicos, culturales y ambientales.

• Articular la planeación regional, y la gestión del desarrollo regional.• Apoyar a la formulación y ejecución de los planes municipales de de-

sarrollo (los planes de ordenamiento territorial, los planes de gestión ambiental, entre otros).

• Hacer seguimiento a la gestión indicativa de los municipios en el De-partamento.

• Aplicar y transferir conocimiento sobre el desarrollo de la región, desde y hacia los distintos grupos de interés de la Universidad.

• Generar conocimiento útil y pertinente para alcanzar mayores nive-les de riqueza humana en el Departamento.

• Formar en competencias para gestionar el desarrollo regional.

Recientemente, el idr ha producido y publicado boletines de análisis económicos especializados. En específico, en su última versión realizó un análisis sobre la evolución del Producto Interno Bruto del Tolima durante los últimos años, además publicó un documento que explica cómo han evolucionado los Signos Vitales de la Visión Tolima 2025, planteando así los retos y estrategias que las fuerzas vivas del Departamento deben seguir para conseguir el desarrollo.

De esta manera, el idr logra articular en una sola unidad los distintos procesos que la Universidad desarrolla para apoyar la gestión pública y la participación ciudadana en el Tolima, pero además consolida la esencia misma de la Universidad, en la que la región se convierte en fuente de es-tudio e inspiración, pero también en el propósito de contribuir a ella para el disfrute de todos sus habitantes.

ReferenciasCarrero Herrán, A. (2009). Tolima-Ibagué: 100 hechos de su reciente historia,

1995–2008. Ibagué, Colombia: Pijao Editores.Coruniversitaria (1990). Plan de Desarrollo de Coruniversitaria. Documento

n.° 2. Preparando el Futuro. Ibagué, Colombia.Correa Valdés, C. (2019). Antecedentes de apoyo a la gestión pública de la Uni-

versidad de Ibagué. (Lombana, S. P., entrevistador).


118

Cruz, C. I. (2019). Paz y Región: Antecedentes y evolución del Programa. Ibagué, Colombia.

Departamento Nacional de Planeación (2002). Evolución de la descentralización municipal en Colombia: Balance de una década. Bogotá, Colombia. Recu-pertado de https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Desarrollo%20Territo-rial/01_Libro.pdf

Departamento Nacional de Planeación (2010). Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014. Prosperidad para todos. Bogotá, Colombia. Recupertado de http://www.sipi.siteal.iipe.unesco.org/sites/default/files/sipi_intervencion/resu-men_ejecutivo_ultima_version.pdf

Gutiérrez Sanín, F. (2010). Instituciones y territorio: La descentralización en Co-lombia. En 25 años de la descentralización en Colombia (pp.11-54). Bogotá, Colombia: Konrad Adenauer Stiftung.

Guzmán , C. E. (s.f.). El desarrollo local y regional: Un reto para Coruniversitaria. Carta del Tolima (5)132: 7-10.

Hernández Quintero, H. A. (2020). Veinticinco años de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de La Universidad de Ibagué. Dos mil tres mil, 22, e231. https://doi.org/10.35707/dostresmil/22231.

Ibagué Cómo Vamos (s.f.). ¿Qué es un cómo vamos? Recuperado de https://iba-guecomovamos.org/conocenos/

López, L. (2019). Antecedentes del apoyo de la gestión pública de la Universidad de Ibagué. (Lombana, S. P. Entrevistador).

Pedraza, G. (2005). Visión Tolima 2025: Tolima verde, sano, productivo y en paz. Lecturas para la construcción de una visión [Informe]. Ibagué, Colombia.

Programa de Tierras y Desarrollo Rural (2015). Experiencia piloto del Programa de Desarrollo Rural Integral con Enfoque Territorial (pdriet) implementado en el Sur del Tolima. Ibagué, Colombia.

Reyes Alvarado, A. (2014). Seminario sobre actualización de la visión Tolima 2025. En Castaño L. A., Cátedra a Fundadores 2013-2014 (pp.17-22). Iba-gué, Colombia: Ediciones Unibagué. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7QvE-odLTJHd2dZUG1wMW8/view

Universidad de Ibagué (1990). Plan de Desarrollo. Ibagué, Colombia.Universidad de Ibagué (1993). Plan de Desarrollo Institucional 1993-1998. Iba-

gué, Colombia.Universidad de Ibagué (2005). Informe de la Dirección de la Universidad y el Con-

sejo Superior al Consejo de Fundadores. Ibagué, Colombia.Universidad de Ibagué (2015). Informe de la Dirección de la Universidad y el

Consejo Superior al Consejo de Fundadores. Plan de Desarrollo Institucio-nal 2014-2018, Ibagué, Colombia.

Universidad de Ibagué (2018). Estatutos Generales. Resolución 16725. Ministerio de Educación Nacional. Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué. Recupera-do de https://hdl.handle.net/20.500.12313/367


121

Unibagué: 40 años aportando al desarrollo productivo

Jaime Eduardo Reyes Martínez

IntroducciónDurante los 40 años de creada la Universidad de Ibagué ha sido fiel al sue-ño de los fundadores, para contribuir con el progreso de la región. Una de las dimensiones en las que ha trabajado es el desarrollo productivo, lo ha hecho desde sus funciones misionales, y ha impactado positivamente a la región.

La Universidad en sus 40 años ha logrado ser un actor relevante en el desarrollo del Departamento, ha establecido un modelo que articula la docencia, la investigación y la extensión con las necesidades de la región, y participa en la construcción y ejecución del proyecto colectivo regio-nal. Alcanzar el actual estadio de relaciones con el entorno ha implicado trabajar mancomunadamente con el Gobierno, las empresas, y la comu-nidad, construyendo vínculos de confianza y fraternidad con individuos y comunidades.

La Universidad de Ibagué puede afirmar con orgullo, pero a la vez con un alto grado de compromiso, que los logros de vital relevancia para el Departamento han tenido que ver con el quehacer de su comunidad académica. Este capítulo del libro realiza un breve recuento de algunos proyectos hitos de la Universidad y que en su momento llegaron a ser pioneros en su campo. Se agrupan en tres partes: Desarrollando la insti-tucionalidad, Pioneros del siglo xxi y Desarrollando las ideas fuerzas del Tolima. Para la elaboración del mismo, se contó con el apoyo de profeso-res y funcionarios que lideraron el diseño y su ejecución.


122

Desarrollando la InstitucionalidadCentro de Productividad del Tolima: Pionero en la búsqueda de la competitividad 1

El Centro de Productividad del Tolima (cpt) es de innovación y produc-tividad reconocido por Colciencias como parte del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, creado hace 23 años (1997) en el Toli-ma, con el fin de impulsar la competitividad de los sectores productivos (Coruniversitaria, mayo de 1997). El Centro inició su labor con la tarea de trabajar sobre cadenas productivas, para apoyar al Tolima con el obje-tivo de que fuera la primera región que firmó acuerdos de competitividad para dichas cadenas productivas. El primer acuerdo de competitividad que se firmó en Colombia fue para la cadena algodón-textil confección del Tolima y el segundo, para la cadena arroz-molinería del Tolima; el Departamento se constituyó en un hito en esos temas de encadenamiento para su fortalecimiento.

Posteriormente, la implementación de la política de innovación con-llevó a que el Centro de Productividad del Tolima se instituyera inicial-mente en el foco de identificación de proyectos para agregación de valor y construcción de sistemas de gestión de calidad, y luego integrados con el medio ambiente, la salud ocupacional y finalmente en el sistema de ges-tión de innovación. En ese foco, el Centro entendió que la asociatividad y el mercadeo son elementos esenciales para lograr la innovación.

La Universidad de Ibagué, bajo el liderazgo de la rectoría de ese mo-mento, le solicitó a Colciencias capital semilla por cuatro años, para que se constituyera un centro que le aportara conocimiento a la región —el cpt es una institución de conocimiento en tecnologías blandas—, y que pudiera aportar al crecimiento del departamento del Tolima. En un inicio, la iniciativa fue impulsada por Colciencias (aportó recursos e hizo parte de los socios que firmaron su constitución), la Universidad de Ibagué (en el liderazgo), la Universidad del Tolima, la Gobernación del Tolima, sena y Corpoica, la Asociación para el Desarrollo del Tolima (adt), la andi, Fenalco, Acopi, Cooperamos, la Cooperativa Serviarroz, la Fundación Social, junto con empresas como Fibratolima y Texpinal.

El Centro de Productividad estuvo en las instalaciones de la Univer-sidad de Ibagué hasta 2016. En ese momento su Junta Directiva estimó

1 Se contó con las entrevistas a Leónidas López, exrector de la Universidad, y a Teresa Santofimio, directora del Centro de Productividad del Tolima, realizadas entre julio y octubre de 2019.


123

que ya el Centro era una institución con capacidad de ser autosuficien-te. Se han unido a esa iniciativa otras empresas como Cemex, Semillas y Cultivos el Aceituno, Confecciones Caribean, León Gráficas, San José de Ovejas e Industrias Aliadas. Infortunadamente, Fibratolima y Texpinal fueron empresas que se liquidaron. El Centro fue la entidad en la región que se formó en metodologías con los japoneses, enviando gente a Japón para que aprendiera sobre medición de productividad con un enfoque de valor agregado y realizó ejercicios en los sectores productivos del Depar-tamento y en las empresas, para medir y mejorar la productividad empre-sarial y sectorial.

El Centro ha sido una institución que permanentemente ha identifi-cado, formulado, ejecutado y hecho seguimiento a proyectos que apuntan a agregar valor a los productos, a los procesos, a la gestión, al márquetin de las empresas y de los sectores productivos establecidos en el Departa-mento. Ha liderado proyectos importantes, entre muchos otros:

1. En el tema de márquetin estableció una unidad de vigilancia tecnológica en el Departamento, que se fortaleció a través de un proyecto de regalías de Ciencia, Tecnología e Innovación, denominado Innovatec. Esa unidad ha permitido monitorear en base de datos especializadas temas de mercados, competidores, requisitos regulatorios, patentes, tecnologías y que nuestros proyectos posean elementos de conocimiento diferenciadores. En ese ámbito, se logró una patente para el Departamento a través de un modelo de utilidad de una planta móvil para el procesamiento del pescado, generaron la primera investigación aplicada para incrementar la productividad en la producción de tilapia, que se desarrolla en campo, no en laboratorios, en los mismos sistemas productivos de dos asociaciones, una del norte y otra del sur del Tolima.

2. A través del sistema de regalías, se desarrolló un programa de már-quetin agroalimentario innovador, que le ha permitido al Gobierno departamental y al cpt apoyar a 80 empresarios para que cumplan los requisitos que deben tener los productos que quieran incursio-nar en mercados formales especializados, con empaques moder-nos, aceptados por los consumidores, con cumplimiento de todos los requisitos (invima, código de barras, marcas), que hoy por hoy comprende una vitrina con una marca colectiva que se denominó


124

Encuéntrate con el Tolima; una vitrina física y otra itinerante, en las que los tolimenses puedan llegar, encontrar y acceder a productos. En el tema de márquetin, gracias a la estrategia de denominación de origen para el arroz de la meseta de Ibagué, se le ofrece al mun-do un producto emblemático de una región con unas condiciones climáticas, geográficas, topográficas y unas capacidades humanas de trabajo en el campo que permiten obtener un producto total-mente diferenciado. En el campo del clúster textil-confección, se ha trabajado para pasar de ser maquiladores a confeccionistas de prendas orgánicas y con una marca colectiva denominada Tolima Tex Green, para que 11 confeccionistas del Departamento reali-zaran un diagnóstico y una reconversión tecnológica para poder industrializarse y fabricar prendas de algodón orgánico.

En palabras de la directora del Centro de Productividad del Tolima, Teresa Santofimio:

Si no hubiera sido por la Universidad de Ibagué, el cpt no habría logrado ser la entidad que hoy es. Han sido muchas las instituciones que se han creado en el Tolima y que han sido liquidadas, el cpt es de las pocas que ha tenido un ciclo de vida estable, es una institución que financieramente se da el lujo de decir que pasa los años con indicadores positivos, el cpt existe gracias a ese gran padre que tuvo, la Universidad de Ibagué, que en los años de nacimiento lo cobijó con instalaciones y personal; yo era parte de la planta de la Uni-versidad y me asignaron al Centro, tuvimos secretaria, mensajero, el apoyo contable, papelería, vigilancia, el pago de los servicios públicos, todo nos lo dio la Universidad hasta cuando alcanzamos la mayoría de edad.2

Cendes: Un programa para la reconstrucción del tejido social 3

El Centro de Desarrollo Productivo del Tolima (cendes), fue un proyecto que se formuló con alianzas internacionales en 2004, con el propósito de crear condiciones en la ciudad y en las comunidades menos favorecidas, para generar emprendimientos (cendes, 2012).

El Centro fue la respuesta a una grave problemática que vivía Ibagué a raíz del desplazamiento. En él se atendieron las necesidades de las fami-

2 Entrevista a Teresa Santofimio, directora del Centro de Productividad del Tolima, realizada en 2019.3 Se contó con las entrevistas a Leónidas López, exrector de la Universidad, a Paola Andrea Méndez, trabajadora social adscrita al Programa y a Helga Patricia Bermeo, investigadora, realizadas entre julio y octubre de 2019.


125

lias en esta situación que se ubicaron en la Comuna Ocho, provenientes de Rioblanco, Planadas, Ataco, afectadas por la tragedia de Armero, y de departamentos como Cesar. El proyecto se originó en la Universidad, pero su financiación fue con recursos del exterior, de planes de ayudas externas al país para trabajar el tema del desplazamiento. La Universidad se unió a esa comunidad y a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (usaid, por sus siglas en inglés), para poder ejecutar poco menos de medio millón de dólares, para favorecer un grupo importante de personas a las cuales se les dio la oportunidad de emprender negocios y capacitarse en oficios, por ejemplo, en textiles, proyectos productivos agroindustriales, marroquinería; en varios aspectos fueron formados y las personas producto de esa intervención, a través del cendes, lograron desarrollar competencias e iniciar su propio negocio.

Familias desplazadas invadieron la zona de Villa del Sol, allí se asen-taron y con miras a solucionar esta situación, la Universidad de Ibagué, a través del Centro Técnico y Tecnológico San José, presentó un proyec-to a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (usaid), la cual apoyaba proyectos en beneficio de poblaciones en situa-ción de desplazamiento y vulnerables. Con la Fundación Panamericana para el Desarrollo (fupad), se logró el apoyo y la financiación para aten-derlas. El proyecto inicialmente consistía en una articulación de institu-ciones como sena, la Asociación para el Desarrollo del Tolima (adt), Uni-versidad del Tolima, Centro Técnico y Tecnológico San José, para llevar a cabo un proceso de intervención a las familias que se encontraban en ese momento en situación de desplazamiento, no solo para las que estaban en el sector de Villa del Sol sino las que se encontraban flotantes; es decir, en cualquier sector rural y urbano de Ibagué. Se construyó con el apoyo de la usaid, a través del operador fupad, la unidad de Picaleña, como un cen-tro de atención prioritario para las familias en esas condiciones (Bermeo, Calderón & Orozco, 2012).

Desde el componente empresarial, las familias contaban con capa-citación constante sobre cómo se hace una empresa o cómo se fortale-ce, al tener en cuenta que algunos de los beneficiados poseían pequeños negocios como cafés internet, papelerías, ventas en la plaza o pequeños proyectos productivos. También se apoyaban con un microcrédito para reforzar esa unidad de negocio o para iniciarla.


126

En el aspecto psicosocial, se contaba con un equipo conformado por un psicólogo y un trabajador social, quienes de manera articulada traba-jaban en beneficio del desarrollo personal y familiar, a través de talleres de crecimiento personal, complementados con trabajo en crisis, atención terapéutica e intervención individual y familiar, desde el momento en que ingresaban al proyecto.

En el componente agrícola se creó toda una granja orgánica y au-tosostenible, en la que se capacitaban a las personas que vivían en zonas rurales. Allí se les enseñaba sobre agricultura orgánica y limpia, para que pudieran mejorar su producción. A ellos también se les apoyó con mi-crocréditos y se les ayudaba a organizar mercados campesinos para que comercializaran sus productos.

En el componente de capacitación, se les brindaba formación desde las áreas agrícolas. Con el sena se realizó capacitación en cosmetología y belleza, y en confecciones; en cendes se organizaron unos espacios muy amplios con maquinaria, donde se les dictaba, especialmente a las muje-res, capacitación para que hicieran maquila o confección. Los que quisie-ron formar su microempresa en esta área, fueron apoyados también con microcréditos y, si ya la tenían, se les inyectaba un pequeño capital. Con el sena también se realizó capacitación en marroquinería, para el apren-dizaje en la fabricación de calzado y bolsos.

La Universidad de Ibagué definió un pequeño capital de trabajo para apalancar el desarrollo de pequeños emprendimientos, y adicionalmen-te logró apoyar el desarrollo de unidades familiares de vivienda. Dichas viviendas fueron construidas en un barrio ubicado en la parte norte de la ciudad, que favoreció a un buen número de personas. Se atendieron alrededor de tres mil cien personas en áreas específicas: empresarial, agrí-cola, componente psicosocial y capacitación. En estos componentes se realizaba una atención personalizada e integral a las familias desplazadas y vulnerables para que pudieran reconstruir y fortalecerse.

El proyecto duró cinco años y logró un gran impacto social en las familias atendidas, que pudieron adaptarse a esta nueva vida social y se dignificaron. Igualmente, como eran personas que no tenían dónde vivir, con un equipo de instituciones y vinculando a la Alcaldía de Ibagué, se apoyó para que a las familias que estaban ubicadas en Villa del Sol se les consiguiera vivienda; esto dio origen a la construcción de dos barrios: Vi-lla del Sol, etapa II y Álamos. En ese proceso de reubicación, se les brindó


127

capacitación en temas de convivencia, y con la Caja de Compensación Comfenalco se logró que pudieran acceder a subsidios de vivienda. En ese momento se registraron más de 32 microempresas, entre ellas panaderías, papelerías, otros crearon pequeños montajes para unidades agrícolas, en ganadería y agricultura. A los beneficiarios les dio la oportunidad de re-hacer su vida como familia, porque no era un beneficiario sino el grupo familiar el que finalmente terminó siendo impactado por el proyecto.

cendes fue una iniciativa que en un momento se dio en el país y la región, donde había un flujo de desplazamiento enorme. En la época que se creó, existía una oleada muy grande de tolimenses que abandonaron sus regiones, y llegaron a la ciudad a hacer una vida de futuro, por razo-nes de seguridad o políticas. Para la ciudad fue la oportunidad para que todas las personas que buscaban una reubicación pudieran emprender un negocio, de no ser una carga para la ciudad sino una parte de la so-lución, porque ellos aprendieron un oficio y al hacerlo también lograron una oportunidad de empleo para otros.

Desde el punto de vista de la Universidad, fue un hito en cuanto se demostró a una entidad internacional que se era capaz de gestionar pro-yectos y alcances de gran escala, en términos financieros, con un presu-puesto importante de ejecución y en un tiempo significativo de duración.

Desde el punto de vista regional, cendes fue uno de los casos de éxi-to, en los que este organismo internacional pudo reportar la ejecución de dineros para las poblaciones desplazadas en Colombia, en un momento en el que el país sufría una crisis importante, donde el Tolima era uno de los grandes receptores de desplazamiento y que Ibagué como ciudad estaba abocada para hallar alternativas de alivio para estas comunidades que llegaban, sin que necesariamente encontrarán alternativas para supe-rar esa crisis y salir adelante en un nuevo proyecto de vida, porque en sus tierras de origen ello no era posible.

Los tiempos, las necesidades y las poblaciones cambian y el proyecto se terminó en 2010, pero fue muy pertinente para la región y una apuesta muy grande de la Universidad para las familias desplazadas. Este proceso se creó con recursos del exterior, de agencias internacionales, se diseñó un mecanismo de educación para atender a estas poblaciones que llega-ban, para brindarles una oportunidad de formación, emprendimiento, y financiación de sus proyectos.


128

Actuar: Mucho más que microcrédito4

Actuar está certificado en calidad como institución especializada en mi-crocréditos de finanzas y ofrece el producto de la capacitación. Nació de la tragedia del nevado del Ruiz en noviembre de 1985. Unos empresa-rios de Medellín, que contaban con una fundación denominada Actuar por Antioquia, vinieron motivados por la magnitud de la tragedia para conformar un equipo local que apoyara los damnificados que quedaron desposeídos de todo. Adelantaron un proceso de promoción para ofrecer los aportes y la logística de la denominada Corporación Actuar Tolima.

Inicialmente se desarrolló en el municipio de Lérida, con personal voluntario que recibía la metodología y el apoyo de Actuar por Antioquia y de Resurgir5, entidad que lideró los procesos para volver a organizar la zona norte, en cabeza de Pedro Gómez. Como se dijo, su inicio fue en Lé-rida, pero su sede principal fue Ibagué, y todo el apoyo logístico se prestó en el municipio de Lérida. Los beneficiarios fueron aquellas personas ini-cialmente damnificadas de la tragedia del volcán nevado del Ruiz. Se les brindaron proyectos productivos, se les apoyó con procesos psicosociales de reintegración para poder subsistir y generar ingresos nuevamente y así soportar la pérdida como consecuencia de la tragedia. Luego de Lérida, se abrió Honda, para atender municipios aledaños; posteriormente se abrió Mariquita y con el transcurso del tiempo se ha consolidado la institución no solo en el ámbito regional, sino que sobrepasó las fronteras, al llegar al Huila y Cundinamarca.

Actuar ha sido un gran aliado de la Universidad de Ibagué mediante la realización de varios convenios que apoyan a la comunidad académica, en particular la estudiantil:

1. Convenio crédito educativo: la Universidad de Ibagué, Cámara de Comercio de Ibagué, Fondo Regional de Garantías y Actuar Toli-ma, unen esfuerzos administrativos, técnicos y económicos para constituir un instrumento financiero y social para apoyar a estu-diantes de los estratos 1, 2 y 3, que no cuentan con recursos eco-nómicos suficientes para ingresar o permanecer en la educación

4 Se contó con entrevistas a Gloria Navarro de Clausen y a Luis Fernando Dimey, realizadas entre julio y octubre de 2019. 5 Resurgir fue un programa estatal creado para atender la población afectada por la tragedia y para apoyar la reconstrucción de nuevos asentamientos en los municipios de Lérida, Armero-Guayabal e Ibagué.


129

superior, mediante el otorgamiento de créditos educativos, fortale-ciendo así los mecanismos de cobertura en educación que busca el departamento del Tolima.

2. Crédito mejoramiento de inmuebles y dotación de hospedajes de es-tudiantes: la Universidad de Ibagué transfirió un fondo en admi-nistración a Actuar Tolima, para el otorgamiento de créditos, con el fin de realizar el mejoramiento de inmuebles y dotación destinada al hospedaje de estudiantes. El crédito se les brinda a propietarios de vivienda aledañas a la Universidad de Ibagué, Comuna 6, que presten el servicio de alojamiento para estudiantes.

En este momento, Actuar cuenta con unos 12 000 beneficiarios del proyecto. Actuar Tolima ha desarrollado microcréditos que han llegado hasta 20 000 millones de pesos en el año, repartidos en los diferentes mu-nicipios. Existe en la zona sur del Huila con su sede en Pitalito y la coor-dinación que es en Neiva. En el Tolima hay una sede en Chaparral, la que atiende los municipios aledaños, también en Girardot, Fusagasugá, Lérida e Ibagué. El impacto social que ha tenido para mitigar la pobreza es alto, porque el nicho de mercado de Actuar está en los estratos uno, dos y tres, que no cuentan con crédito bancario. Las familias han crecido y se han fortalecido las unidades de negocio para garantizar vivienda y el estudio de sus hijos, porque es una institución generadora de ingresos del diario vivir de sus microempresarios.

Pioneros del siglo xxiUn nevado en la tierra de los pijaos: Diseño y montaje de los primeros nodos de internet en el Tolima6

La Corporación Red Nacional de Ciencia, Educación y Tecnología (In-terRed-cetcol) fue creada en 1993 por delegados de Colciencias, icfes, Universidad del Valle, eafit y Universidad de los Andes, para que ad-ministrara la conexión a Internet, para dirigir, coordinar y ejecutar las actividades necesarias para el funcionamiento de la Red de Ciencia, Edu-cación y Tecnología de Colombia (cetcol) y otras redes telemáticas y su conexión a redes internacionales, permitiendo acceder a información

6 Se contó con la entrevista a Gustavo Martínez Villalobos, docente del Programa de Ingeniería de Sistemas e investigador del grupo GESE, realizada en 2019.


130

entre universidades, instituciones de investigación, empresas privadas y entidades gubernamentales.

Estos mismos objetivos fueron los del nodo de internet en el centro de operaciones de InterRed en Coruniversitaria. La gestión del proyecto se inició en agosto de 1994 y el centro de operaciones empezó a funcionar en Coruniversitaria desde diciembre de 1995 (Coruniversitaria, Boletín n.º 70, septiembre de 1995).

La función principal de InterRed era operar, directa e indirectamen-te, las redes telemáticas y los servicios relacionados con estas, además de desarrollar estrategias para la consolidación de una cultura de sistemas de información y de redes en la sociedad colombiana. InterRed también debía dirigir, coordinar y ejecutar todas las actividades necesarias para el funcionamiento de la Red cetcol y su conexión a redes internacionales, como Internet. El centro de operaciones de InterRed de Coruniversitaria se constituyó en el primer nodo de Internet en Ibagué.

Además, la Universidad tuvo un nodo interno para la afiliación de es-tudiantes, empleados, directivos y otros usuarios que así lo desearan. Para el usuario entrar a Internet, una vez afiliado, se necesitaba tener un com-putador 486 (muy bueno en aquella época), configurado adecuadamente, una línea telefónica y un módem. El centro de operaciones asignaba una cuenta a cada usuario, con una clave de acceso consistente en un usua-rio (login) y una contraseña (password), de tal forma que desde cualquier casa se pudiera hacer la llamada con la clave al centro de operaciones y este lo enrutaba a las redes nacionales e internacionales.

Aunque la navegación era en modo texto, con páginas web en blan-co y negro, con limitaciones técnicas, el impacto fue enorme para todos, porque permitió un acceso al mundo, conocer gente de todas partes y me-jorar condiciones de vida; el ingreso a internet fue un motor de desarrollo humano, económico, académico, social y cultural. Hoy es algo natural en nuestra sociedad, pero en aquella época fue un hito, algo grandioso que marcó la historia y cambió nuestra vida. Muchos usuarios vivieron de manera significativa la cultura de internet en Coruniversitaria e Ibagué.

Para Coruniversitaria, hoy Universidad de Ibagué, fue muy impor-tante liderar este centro de operaciones, lo cual fue bien valorado por muchas entidades, tanto públicas como privadas, que apoyaron el proceso y también concibieron propuestas de desarrollo regional. Por otra par-te, se formó una relevante cultura de internet: estudiantes, profesionales,


131

empleados y cualquier tipo de persona, pudieron tener acceso a un gran motor de desarrollo regional.

ParqueSoft: Los inicios del clúster ticLa Fundación del parque tecnológico del software ParqueSoft es una fun-dación sin ánimo de lucro, cuyo propósito es crear y desarrollar empresas que proveen al mercado de productos y servicios de tecnología informática.

En el año 2006, el Parque fue una iniciativa liderada por el programa de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Ibagué (antes Coruniver-sitaria), para lograr su establecimiento con empresas que se encontraban en proceso de desarrollo de proyectos productivos en diferentes sectores de la economía, luego de una socialización con los diferentes estamentos académicos, gremiales y gubernamentales.

Su propósito era fomentar y apoyar el emprendimiento de la indus-tria de tecnologías en la región, apoyando la iniciativa de ParqueSoft que existía en otras regiones del país, a través de los siguientes lineamientos: generación de oportunidades para la creación de empresas de base tec-nológica; creación de capital social: construcción de un nuevo ser para una mejor sociedad; el emprendedor es dueño de su emprendimiento; desarrollo del sector de software del Departamento y del país; dinamismo en los procesos de articulación y adaptación flexible de las organizacio-nes de la región a la Tecnología de Información y Comunicación (tic) y globalización económica, para minimizar la brecha tecnológica de las organizaciones mediante la oferta de productos y servicios de software de los emprendedores.

Gracias a la gestión realizada por el ingeniero Leónidas López He-rrán, exrector de la Universidad de Ibagué, y al exdirector del programa de Ingeniería de Sistemas, ingeniero Marco Fidel Suárez, se logró que el cofundador de la Universidad, Jaime Zorroza Landia, entregara en como-dato una bodega ubicada en la entrada de la urbanización Santa Ana, para la ubicación y funcionamiento de ParqueSoft Ibagué.

Allí se instalaron 15 puestos de trabajo en el primer año (2006), para la ubicación de 60 emprendedores que conforman 20 proyectos de em-prendimiento. Se identificaron y seleccionaron emprendedores para ser vinculados inicialmente a ParqueSoft Ibagué, por parte de los doctores Asdrúbal Roldán y William Roldán, fundadores de la Red de Parques Tecnológicos, y que han acompañado el proceso a través de talleres de


132

emprendimiento ParqueSoft. Esta etapa se desarrolló los días 4 y 5 de octubre de 2006, con la participación de más de 100 jóvenes.

Durante la vigencia, se adoptó y fortaleció el Modelo de la Red de Parques (ParqueSoft) en el parque de Ibagué, y a nivel externo se desa-rrollaron mecanismos de articulación comercial y técnica, que generaron y dinamizaron un mercado emergente hacia los productos y servicios de ParqueSoft Ibagué.

En este período se creó un espacio de convergencia alrededor de Par-queSoft Ibagué, como alternativa socioeconómica para los jóvenes em-prendedores de la ciudad de Ibagué y sus alrededores, a través de: visita de 1500 jóvenes estudiantes de la Universidad de Ibagué, Universidad del Tolima, Universidad Cooperativa, sena Regional Tolima y algunos cole-gios locales, a la Red de Parques Tecnológicos de Desarrollo de software ParqueSoft, ubicados en la ciudades de Cali, Palmira, Buga, Tuluá, Popa-yán, Armenia, Pereira, Ibagué, Villavicencio, Sincelejo y Bogotá; encuen-tros de socialización sobre el modelo de emprendimiento ParqueSoft, en jornadas tecnológicas (10), en los auditorios de la Universidad de Ibagué, Universidad del Tolima y sena Regional Tolima; visita de las instituciones patrocinadoras de ParqueSoft Ibagué a la Red de Parques Tecnológicos, los días 23 y 24 del mes de septiembre de 2006; encuentro de socializa-ción de experiencias de 20 emprendedores de la Red de Parques Tecno-lógicos los días 29 y 30 del mes de septiembre de 2006; socialización y articulación de las instituciones gestoras del desarrollo local mediante su apoyo económico al capital semilla requerido, para asegurar la operación de ParqueSoft Ibagué en los tres primeros años, tiempo en el que se im-plementa, fortalece y se hace sostenible el modelo.

Este proyecto le aportó a la región aprendizaje de agremiación de clúster tecnológico y la evidencia de que existen personas y emprende-dores de índole tecnológico en la región. A su vez, se vislumbró el poder de hacer sinergia, apoyar emprendimiento y generar el clúster del sector.

Turistic: Una ventana del Tolima para el mundo 7

Turistic fue un proyecto que se ejecutó entre 2010 y 2014, cofinanciado por el bid- fomin, en el que se reconocieron todos los actores que trabajaban

7 Se contó con la entrevista realizada en 2019 a Helga Patricia Bermeo, investigadora y docente de la Universidad de Ibagué.


133

en turismo y se visibilizaron a través de un proceso que incorporó las Tecnologías de la Información y la Comunicación (tic) (Universidad de Ibagué & González, 2015). El propósito fue contribuir al fortalecimiento de la competitividad de las Mipymes turísticas de esta región, generan-do reconocimiento y la oportunidad de crear valor compartido entre los beneficiarios. Se apoyó el desarrollo de sitios web y una plataforma en la que fue posible realizar procesos relacionados con la gestión documental, contable y financiera de la compañía; por medio de Turistic se creó la imagen corporativa del lugar, del negocio y un portafolio, que los convir-tió en una unidad de negocio.

Con Turistic lo importante fue promover en ellos una formación, una capacidad para que cambiaran su negocio, se hicieran visibles, para que cada uno de esas unidades turísticas, sobre todo de ecoturismo, tu-vieran un sitio web, una cámara en la que pudieran contarle al mundo quiénes eran.

Sin duda, visibilizarse era una necesidad, por ello las organizaciones apoyadas fueron dotadas con un portal, un sistema de portafolio, conec-tividad, una forma de gestionar su negocio y ello estableció el antes y el después. Eran negocios que no los conocía nadie, que no estaban conec-tados; ellos se anticiparon al momento histórico, porque les brindaron las condiciones, las posibilidades de dicha visibilización en la web, mucho antes de la demanda actual, como un hecho sin precedentes. Se hicieron los primeros pinos y para muchos de ellos fue la oportunidad de salir a la red y aumentar su capacidad de mercadeo, establecer alianzas con esos proveedores que los hace más asequibles a la comunidad internacional, lo cual les permitía una oportunidad de actividad comercial más amplia que la tradicional.

Se promovieron emprendimientos que impulsaron el sector turísti-co regional, a través de sitios web o una aplicación, desarrollados por la industria de tic del Tolima; se apoyó la alianza de pequeños emprende-dores, para que crearan un sitio web y se favorecieron 32 de estos sitios de diferente naturaleza, con contenidos digitales que promocionan las iglesias, la tradición, la gastronomía y los festivales. Se establecieron y documentaron rutas turísticas como: Mariquita y el río Magdalena, las achiras y el Huila, el Festival Folclórico y el Festival Nacional de música “Mangostino de oro”.


134

Este proyecto favoreció tres sectores del Departamento; uno, el tu-rismo en la región Tolima; segundo, el sector de tic, y tres, el sector de la industria cultural. Esto fue una oportunidad de reconocer los actores que trabajan en el sector turismo, para realizar una especie de inventario de qué podía brindar o aquello que aún no se conocía del Tolima; sin dejar de ser una ventaja para capitalizar y despegar a la empresa de base tecno-lógica en el Departamento.

La Universidad es muy afín para ser un agente facilitador de la in-corporación de diferentes maneras de las Tecnologías de la Información y la Comunicación para la ciudad. Por su naturaleza, reconoce las ventajas de la integración tic en los procesos de transformación de valor para la oferta de productos y servicios. Ella misma es su propio cliente cuando sabe que estos servicios se modernizan a partir de la integración de tecno-logías de información y comunicaciones. En la medida en que cuenta con profesores que pueden acceder a información especializada, se revela la importancia de integrar estas tecnologías en los procesos de producción y generar valor en la región, pues no es ajena a facilitar esa tarea.

Govop (Gestión con ovop): Innovación educativa para el mundo rural 8

ovop es un movimiento social y una estrategia de desarrollo local basado en el trabajo de las comunidades, quienes a través de productos (bienes, servicios o eventos) propios o únicos, se convierten en actores activos en el territorio para la promoción del desarrollo, la solución de sus pro-blemas y el fomento de la equidad. Los principios básicos que orientan el Movimiento ovop son: acción local con visión global, autogestión y creatividad, y desarrollo de las capacidades humanas.

ovop es la sigla del movimiento “OneVillage, OneProduct”, que nació en la Prefectura de Oita, Japón, como alternativa de desarrollo de las co-munidades locales, en los años 70. Sus raíces se remontan al Movimiento “Nuevas Ciruelas y Castañas” de 1961 en la Villa de Oyama en Oita, cuyo objetivo era aumentar los ingresos de los habitantes a través de la produc-ción de ciruelas y castañas. A finales de los años 70, el modelo de Oyama se transformó en una política de revitalización de las villas, liderada por el entonces gobernador de la Prefectura de Oita, Morihiko Hiramatsu.

8 Ver Molano (2012). Universidad, desarrollo y construcción de la capacidad comunitaria.


135

Mediante el Convenio 060 de 2010 entre Colciencias y la Universidad de Ibagué, estas instituciones se comprometieron en colaborar para sacar adelante el objetivo general de:

Establecer en la Universidad de Ibagué, con la colaboración del Innovar de Purificación, el Programa Piloto de Gestión de la Formación de Pequeños Productores del movimiento Otra Villa, Otro Producto – govop. El Conve-nio se ejecutó entre noviembre de 2010 y febrero de 2014. (Universidad de Ibagué-Colciencias, 2014, p.1).

El proyecto corresponde a una iniciativa de la Universidad de Ibagué con la colaboración del Innovar de Purificación-Tolima, entidad que ha estudiado y promovido la adopción del Movimiento ovop como estrate-gia de desarrollo local y ha orientado la conformación de organizaciones de pequeños productores, en el municipio de Purificación.

El propósito fue contribuir a que los participantes a través de activi-dades de Investigación-Acción y con el apoyo de metodologías aprendiza-je activo y colaborativo alcancen una comprensión integral de su negocio y organización, construyan una visión compartida y desarrollen capaci-dad comunitaria para conformar una fuerza colectiva capaz de alcanzar los objetivos que se propongan.

Un análisis comparativo entre los fines, valores y principios de la Vi-sión Tolima 2025 (2013) y los principios del Movimiento ovop, mostró la gran convergencia entre unos y otros, lo cual estimuló a la Universidad para tratar de apropiarse creativamente de aquellas lecciones y experien-cias para impulsar una estrategia de fortalecimiento de organizaciones que responda a las necesidades locales. En este sentido, la formación para multiplicadores de govop se realizó a través del diplomado de “Forta-lecimiento de Organizaciones de Pequeños Productores Rurales, con los Principios del Movimiento ovop”, que se ofreció en tres municipios: Chaparral, Purificación e Ibagué, formándose un total de 101 multi-plicadores, 54 de los cuales son líderes de organizaciones de pequeños productores rurales, 33 restantes son miembros de organizaciones que prestan asistencia técnica a pequeños productores, o apoyan el desarrollo local y comunitario, o son miembros de entidades de educación superior y 14 son miembros de la Asociación de Mujeres Caficultoras del sector Porvenir asomupor, Rioblanco, Tolima, quienes no realizaron capacita-ción a través de la modalidad de diplomado, pero sí recibieron el proceso


136

formativo para ser multiplicadores a través del curso de fortalecimiento de organizaciones de pequeños productores rurales con los principios del movimiento ovop. El diplomado aplicó una estrategia sistémica para for-talecer a pequeños productores y utilizó herramientas visuales, sencillas y de fácil manejo.

Las principales lecciones de ovop para un programa de formación de pequeños productores rurales en el departamento del Tolima son los principios del movimiento, el enfoque sistémico del desarrollo local; el re-conocimiento de la economía campesina, la venta colectiva de productos, la realización de ferias como mecanismo de integración social y dinami-zación económica; la construcción de capacidad comunitaria como con-dición para la sostenibilidad de los procesos de desarrollo, aún dentro de las organizaciones de productores; el asocio de la capacidad comunitaria al diseño, ejecución y evaluación de políticas y la conexión del desarrollo con la realización del sentido de la vida, en ese caso: Amar, Aprender y Trabajar.

Desarrollando las ideas fuerza del TolimaEcosistema creativo: La música como producto de la industria cultural 9

Estudios han arrojado que un sector con alto potencial por sus caracterís-ticas de adn cultural y creativo en Ibagué, es el de las industrias creativas y culturales, y que para su desarrollo se requiere fortalecer ecosistemas más creativos para que sea una fuerza productiva de alto nivel. Lamenta-blemente, en Ibagué cada entidad trabaja por aparte y no existe la necesa-ria cohesión para realizar proyectos de mayor envergadura, lo cual genera que los recursos que cada uno invierte sean mínimos y no se aprovecha para efectuar un fortalecimiento real, eficiente y pertinente a los empren-dedores creativos.

La Universidad apoyó este nuevo sector en la región, al dar a conocer las dinámicas socioeconómicas y territoriales de los actores y agentes de los ecosistemas creativos en la ciudad de Ibagué. Este proyecto da luces para pensar que es necesario empezar a trabajar en la creación de capital institucional y social, por esto es importante generar sociabilidad, estruc-turar las redes colaborativas, asociativas, crear mayor confianza entre las

9 Se contó con la entrevista a Franklin Emir Torres, investigador y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, realizada en 2019.


137

entidades para fortalecer a este sector, ello es una apuesta muy interesante para la ciudad, que puede estar ligada a otra oferta de turismo cultural.

La música como producto de la industria cultural es una forma de hacer mapeos de sectores creativos y culturales en la ciudad de Ibagué, se caracterizaron cuatro sectores creativos a partir de la metodología de mapeos propuesta por unesco, que buscan conocer esas características propias y dinámicas de los ecosistemas creativos en nuestros territorios. Este proyecto empezó en enero de 2018, y con las publicaciones, producto de este trabajo, se participó activamente en el debate sobre la Ley de Dis-trito Creativo y Cultural que presentó el representante Ricardo Ferro en el Congreso de la República.

En coherencia con la Visión 2025, que plantea tres ideas fuerzas re-lacionadas con el ecosistema creativo —las industrias creativas y cultura-les, el turismo, y la agroindustria de valor agregado—, la Universidad de Ibagué empezó a trabajar de manera prioritaria la dimensión económica del sector, ya que hay muy pocos grupos de investigación en ciencias eco-nómicas y administrativa ocupados en ello. Existen algunas entidades y grupos que por su naturaleza misional en el tema cultural —el Conser-vatorio y la Universidad del Tolima— desarrollan estos temas culturales, pero no en la dimensión económica, de gestión, organizacional, de las industrias creativas y culturales. Se fortalecieron ciertas capacidades en la Universidad de Ibagué desde la Facultad de Ciencias Económicas y Ad-ministrativas, con el fin de liderar ese sector desde una visión económica y administrativa.

Se pudo identificar que en Ibagué los principales actores del empren-dimiento creativo y cultural de la ciudad se ubican principalmente en el barrio La Pola; es un área de economía naranja, significativa como un distrito creativo y cultural. En esta zona de la ciudad hay muchas personas que desarrollan su proyecto creativo y cultural, la tarea es lograr que se alojen allí, para crear un fenómeno de localización de cadena productiva, en la que podrían focalizar esfuerzos.

Gracias al trabajo realizado, se han logrado comprender las dinámi-cas de estos sectores creativos y culturales en la ciudad, establecer medi-ciones del capital social, identificar cuál es la conexión que existe entre ellos y avanzar hacia la caracterización y construcción de clústeres crea-tivos. En Ibagué se están impulsando el clúster de moda y el de tic (en construcción) y se espera formar el clúster de música.


138

Desde la Universidad de Ibagué, con las capacidades instaladas en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas se aporta efectiva-mente al desarrollo de este sector, que necesita un acompañamiento a las iniciativas orientadas hacia la empresa y a la formalización del empleo.

Potencial logístico del Tolima: La fortaleza de la región10

Entre 2008 y 2009 se realizó el primer inventario en el Tolima para saber cuál era su potencial logístico, qué estructuras existían, proveedores, y cuáles condiciones había en los sectores agrícolas, para saber si realmen-te se cuenta con potencial para el desarrollo logístico del Departamento desde la perspectiva agrícola.

El presupuesto fue financiado por Colciencias y el proyecto sirvió para un reconocimiento de la línea de base para tomar decisiones respec-to a qué asuntos se debían seguir formulando, y qué acciones eran nece-sarias de establecer en el plan estratégico de desarrollo, para transformar la realidad encontrada.

Este primer estudio se realizó con trabajos de grado de maestría y en su momento fue un hito, en cuanto dio una primera mirada y un levanta-miento inicial de qué tan bien o no se estaba en algunas áreas, sobre todo en infraestructura, logística, en estado de vías, instalaciones posibles o no de transportes multimodales. Realmente fue una especie de diagnóstico, de caracterización de qué tenía el Departamento en ese momento, justo cuando se apostaba por la logística como uno de los ejes estratégicos en la Visión 2025. Hoy se reconoce la logística como una idea fuerza para el desarrollo económico de la región.

Este trabajo sirvió de insumo para elaborar los planes de desarrollo departamental y para construir la agenda de competitividad del Depar-tamento, permitió un mejor diagnóstico del Tolima, de sus posibilidades y necesidades, en cuanto a infraestructuras locativas y de vías, del acceso que los productos necesitaban para moverse en mejores condiciones ha-cia los puntos de mayor comercio en las grandes ciudades. Sirvió de base para establecer qué acciones seguir, en qué campos de la logística habría que trabajar; por ejemplo, vías terciarias es un punto crítico, la deficiencia que existía en el aeropuerto para el manejo de carga, la problemática del

10 Se contó con la entrevista a Helga Patricia Bermeo, investigadora y docente, realizada en 2019, y con el artículo “Especial Logístico en el Tolima”, escrito por el profesor e investigador Nelson Javier Tovar (2012).


139

acceso a Ibagué, La Línea, las restricciones para llegar a puerto, siendo Buenaventura el principal y más cercano para el Departamento.

Hoy en día la doble calzada ya llegó a Ibagué, el Túnel de la Línea está habilitándose; de manera que muchos de los llamados que en su momen-to se hicieron, hoy se concretan. También se reflexionó sobre la condición que había que cambiar en el manejo logístico intra-finca, para evitar la pérdida de producto poscosecha; trabajo que después proporcionaría los argumentos para poder recibir la financiación de regalías y dedicar tres mil millones de pesos para mejorar la labor poscosecha del Tolima.

La ciudad y el Departamento siguen apostándole a la logística como eje de desarrollo y en ese sentido algunas empresas incorporan servicios como proveedores logísticos terciarios, ya se construyó el Parque Nacio-nal Logístico, y el nuevo aeropuerto, con una infraestructura para carga mucho más habilitada para operar, existen vías sustancialmente mejora-das que han hecho muy eficiente el tránsito de mercancía, cada vez se in-terconectan más en las zonas rurales y esto facilita, por ejemplo, el moni-toreo y la trazabilidad de la carga, asuntos que han favorecido muchísimo el manejo logístico del Departamento.

Logística para la cadena hortofrutícola del Tolima: Modelo para la integración de valorEn este proyecto se trabajó por el sector hortofrutícola, especialmente con la integración desde el área de gestión operativa y logística, para crear valor entre todos los eslabones de la cadena que genera la producción de frutas hasta llegar a la góndola del comercio final. Se realizó con 12 subsectores agrícolas, en frutas y hortalizas. En el norte, con aguacate y plátano; en el centro, mora y tomate; en Cajamarca, arracacha y granadi-lla; en el centro sur: El Espinal, mango y papaya, y más al sur, en limón y hoja de cachaco.

Es un proyecto de la primera ronda de regalías que aprobó el de-partamento del Tolima. Fue formulado entre 2010 y 2011, se aprobó en 2012, y su ejecución inició en noviembre de 2013 y concluyó en mayo de 2017. Dicho proyecto estaba previsto para un periodo de duración de dos años, pero terminó siendo casi de cuatro, por las dilaciones en las co-yunturas administrativas del Gobierno. El total del presupuesto ascendió a tres mil millones de pesos, de los cuales más de dos mil seiscientos fueron aportados por el Sistema General de Regalías, por el Fondo de Ciencia y


140

Tecnología de la Gobernación del Tolima, y el resto fue una contrapartida entre la Universidad Ibagué, la Universidad del Tolima y el sena. Por lo tanto, en la medida en que éramos varias instituciones en contrapartida y la Gobernación, todos los productos derivados del proyecto adquirieron derechos patrimoniales compartidos con las cuatro entidades, por eso en ese momento la patente cuenta con cuatro inventores y dueños, que son las entidades que ejecutaron el proyecto (las dos universidades y el sena), y la Gobernación como gran financiador.

En el ejercicio de intervención del sector de la hoja de cachaco, se encontró una comunidad muy limitada, de origen indígena, especialmen-te dedicada a la producción de la hoja, más que al fruto de cachaco. Se propuso tecnificar el proceso de poscosecha y en esa mejora, se diseñó un equipo portable que permite un mejor soasado de la hoja, que es un punto crítico dentro de la poscosecha de la hoja. Al observar que el prototipo funcionaba, se decidió someterlo a evaluación en la Superintendencia de Industria y Comercio, para ver si podía ser reconocido como un producto único: que tenía inventiva, novedad y utilidad; después de dos años de consultas, explicaciones y soportes técnicos de nuestro prototipo, final-mente la patente nos fue concedida el 30 de julio de 2019.

Esta patente, que es la primera para la Universidad de Ibagué, es un símbolo de que la capacidad de ciencia y tecnología está madurando, que se ha crecido para producir cosas nuevas, de valor, y que los esfuerzos en materia de investigación para apoyar, hacerla útil y transformar la región, para ser pertinente a las necesidades, están dando finalmente sus frutos. Esto demuestra que en el ejercicio de la actividad científica sí es posible hacer investigación de calidad, y a su vez es adecuada para atender las problemáticas regionales.

El proyecto significó formar en buenas prácticas agrícolas, logísticas y de manufactura, se le ayudó a la gente de las fincas a transformar sus formas de poscosecha. Estas se dotaron de equipos apropiados para pos-cosecha de frutas y hortalizas; se les acompañó en el proceso de adopción de estas tecnologías y de sus conocimientos. Se trabajó con los produc-tores, transportadores y comercializadores, buscando encadenar valor en cada uno de ellos, para que lo hecho por el productor, si lo hace bien, tiene que llegarle al comercializador final, quien es el que produce el último valor, al venderlo en góndola.


141

Al final, se trabajó con 350 personas capacitadas en buenas prácti-cas, 152 fincas, poco más de 100 en fincas directas agrícolas dedicadas a la producción hortofrutícola y 52 a la exportación. Especialmente se adelantó con cuatro sectores con potencial exportador en: lima Tahi-tí, mango, granadilla y aguacate Hass; los esfuerzos realizados en su momento, brindaron la base para nuevas iniciativas colectivas con el sector hortofrutícola; actualmente se desarrolla un nuevo proyecto con el sector del aguacate, para fortalecer la capacidad de estos productores y entrar a los mercados internacionales.

En cuanto a resultados, además de la patente, que quizás es el valor más importante desde el punto de vista científico-tecnológico, se formó personal, se realizó una tesis doctoral y tres de maestría; se logró publicar cinco artículos, cuatro en revistas de alto impacto internacional; se forma-ron 10 estudiantes de pregrado; se asistió a conferencias internacionales; se publicó un libro de sistematización de la experiencia, un libro resultado de la investigación de la experiencia, ocho cartillas de capacitación en buenas prácticas para cada subsector de cosecha, ocho prototipos de nue-vos productos derivados de materias primas analizadas en el proyecto, y dentro de estos prototipos, quizás el más simbólico, que representaba valor científico en cuanto al esfuerzo que significó incorporar al conoci-miento científico, fue el desarrollo una biopelícula, a partir de almidones de arracacha. En palabras de la investigadora Helga Patricia Bermeo:

Lo más significativo es ver a los beneficiarios satisfechos por haberles dado un conocimiento y haberles dado unas herramientas, que ellos reconocie-ron útiles para mejorar su proceso, y que reconocieron conveniente para transformar sus formas de producción actuales, en aras de buscar mejores oportunidades de valor comercial. Siempre los beneficiarios tuvieron una voz para decirnos: ‘Gracias a la Universidad de Ibagué, porque es una de las pocas veces —sino la primera vez— que vemos que un proyecto se ejecuta bien, vemos que un proyecto nos transforma’. No pudimos hacer sino pe-queños pilotos, pero esos pilotos sirvieron para los demás, fueron réplica y ejemplo para la transformación de los demás.11

11 Entrevista a Helga Patricia Bermeo, investigadora y docente de la Universidad de Ibagué, realizada en 2019.


142

Cafés especiales: Una apuesta para la innovación de base tecnológica en la poscosecha12

La articulación de este proyecto parte de la iniciativa de la Gobernación del Tolima, durante el periodo de Oscar Barreto Quiroga; ellos convo-caron a la Universidad de Ibagué, a la Federación de Cafeteros y otros actores locales, para plantear la necesidad de estructurar un proyecto que respondiera a las necesidades del sector cafetero, financiado a través de regalías del Fondo de Ciencias de Tecnología e Innovación; es novedo-so y se pretende llevar soluciones reales, desarrollos tecnológicos que les permite a sus participantes, a caficultores, mejorar la productividad en el negocio y aumentar la competitividad; se apoyan las etapas finales y su posterior comercialización, para mejorar productos en finca, lo cual, lógicamente, tendrá repercusiones positivas en la parte comercial.

El proyecto pretende mejorar la calidad del producto, haciendo más eficientes sus procesos, identificando su trazabilidad, permitiéndoles im-portantes ejercicios de comercialización, y así obtener mayores ingresos.

Se lleva a cabo en 13 municipios del Tolima. En el norte, Villaher-mosa, Líbano, Santa Isabel y Anzoátegui; en el centro, Rovira; en el orien-te en Dolores y Alpujarra; en el sur, Ataco, Planadas, Ortega, Chaparral, San Antonio y Rioblanco. El costo de este proyecto es de 10 500 millones de pesos de los cuales 9600 corresponden a regalías del Fondo de Cien-cia, Tecnología e Innovación y el resto es por parte de la Universidad de Ibagué. Este se inició el 17 de octubre del año 2018, está proyectada su terminación para diciembre del 2020; actualmente está resuelto todo lo concerniente a la actualización de características de las fincas; se han rea-lizado las socializaciones con todos los actores locales y se cuenta con el alistamiento tecnológico en las quinientas (500) fincas que fueron las seleccionadas para el proyecto; además, se efectuará un trabajo persona-lizado con un enfoque diferente a los proyectos que se han desarrollado en el sector cafetero, que básicamente consiste en un acompañamiento de conocimiento para el caficultor. Son 500 familias cafeteras que pertene-cen a 75 sucesiones de café del departamento del Tolima.

Este proyecto trata de un enfoque de sostenibilidad, no solo de lo ambiental sino de lo social; cuenta con una línea transversal en el mane-jo de las tic, debido a la consciencia de los bajos niveles de escolaridad

12 Se contó con la entrevista a Jenny Agredo, coordinadora del proyecto, ingeniera adscrita a la Dirección de Extensión, realizada en 2019.


143

de los caficultores tolimenses, por ello es muy importante la inclusión de la familia, de las mismas asociaciones, para que aprendan a usar las herramientas tic que necesitan, y así puedan conectarse con el mundo y aprovechen oportunidades.

Este es un proyecto que genera capacidades para que queden en el territorio, infraestructuras físicas o tecnológicas, e intangibles como co-nocimientos, que les permite un fortalecimiento en el largo plazo.

El negocio del café es un dinamizador de las economías locales, su impacto no solo se mide con los beneficiarios directos sino también con los indirectos. La transferencia de conocimiento siempre es en doble vía, ya que existe un conocimiento previo empírico en los caficultores, que es apropiado por el equipo técnico de profesionales multidisciplinarios que adquieren conocimientos y aprendizajes

Biodiversidad aviar: Potencial ecoturístico del Tolima13

El estudio técnico y participativo de la biodiversidad aviar del municipio de Ibagué-Tolima, fue una estrategia para la consolidación del ecoturis-mo de aves, la conservación de sus hábitats y el desarrollo de procesos de educación ambiental. Inicialmente, el fin fue determinar el potencial que existe en el Departamento y en Ibagué, en torno a un sistema productivo sostenible que podría ser el ecoturismo de naturaleza, en especial el avi-turismo.

Para establecer un proceso de aviturismo, lo primero que se debe saber es qué especies se tienen. En algunas reservas los propietarios contaban con diversos listados, pero eran incipientes, realizados por afi-cionados, con muchos errores de determinación en las especies. Por esto, se aprovechó un momento crucial en el que se estaba desde hace cuatro años, para unir la academia con la comunidad, en cuanto a la sostenibi-lidad de la biodiversidad. Al observar esas problemáticas, los profesores líderes del proyecto buscaron comunidades que tuvieran un sentido de pertenencia por lo natural y estuvieran interesados en los procesos. Sur-gió una sociedad con la Red de Naturaleza del Tolima —Red Natura—, que en ese momento contaba con 10 reservas de la sociedad civil, adscri-tas a la red, y se encontraban en área periurbana o rural de la ciudad.

13 Se contó con la entrevista, en 2019, a Yair Guillermo Molina, profesor e investigador, director del proyecto. Y el testimonio de Gisela Sánchez, gerente de la Reserva Natural Entreaguas.


144

Para participar en una convocatoria de Colciencias, se elaboró el pro-yecto conjuntamente con la comunidad. La intencionalidad fue monito-rear las diez (10) reservas de la sociedad civil para que cada propietario y grupo de personas que estaba ligado a esa reserva, tuviera un listado con el cual pudiera iniciar adecuadamente un negocio de aviturismo. Después de ser aprobado el proyecto e inició el proceso de desembolso de los fon-dos, uno de los objetivos fue capacitar como mínimo a tres personas por comunidad, para que ellos adquirieran herramientas para ser avistado-res de aves y conocimiento técnico como guías en aviturismo. El proceso duró seis (6) meses, con la participación en talleres teóricos y prácticos. También se contó con la asesoría de una persona de una empresa de avi-turismo para que los estudiantes tuvieran una idea de cómo articular esta alternativa de economía local. Así mismo, se dotó a cada reserva de dos binoculares de muy alta calidad, para que pudieran continuar con dicho proceso; se buscaba que aprendieran sobre el avistamiento, pero también otros asuntos relacionados con la observación de aves. Se entregaron en total veinte (20) binoculares. También se les habló sobre qué requerían en cada una de las reservas para promover la actividad, y a cada una de estas se les hizo un diagnóstico y se les brindaron asesorías en torno a ello.

A partir de esto, se generaron diferentes construcciones de conoci-miento asociado a las comunidades, para este caso las reservas naturales. Aproximadamente, mil (1000) personas fueron impactadas con el pro-yecto. Se logró hacer el registro de especies de las reservas y del área de Ibagué, se obtuvo un registro de 362 especies.

Esta iniciativa promovió que se empezara a visualizar la fauna exis-tente dentro de la Universidad. Esto conllevó a que los estudiantes en pro-ceso de elaboración de tesis del programa de Administración Ambiental, participaran del proyecto y a partir de lo aprendido de las aves, realiza-ran su trabajo de grado. Esta labor también se efectuó en seis (6) de esas reservas y ahora se encuentran en continuidad del registro de especies, caracterización, etc. También promovió que se visualizaran las especies de aves del campus y desde el Semillero ecoevo, se efectuó una caracteri-zación de las aves durante un año, y su resultado se publicó en una revista de divulgación científica, en la cual se registraron 75 especies de aves y en este momento van casi 81. Esto es importante, al establecerse que este número de aves permite fortalecer la educación ambiental y que el bosque de la Universidad es un relicto importante para la conservación de las


145

aves urbanas de la ciudad. Se cuenta con especies endémicas, migratorias, de bosques, todas ellas llegan a nuestro bosque para sobrevivir en este ambiente urbano, lo cual podemos considerar un valor agregado.

El proyecto contribuyó a la promoción del aviturismo en la ciudad y en el Tolima. Cuando se estaba en la ejecución del mismo, varios de los miembros de los que se formaron en este, participaron en la creación de la Asociación Tolimense de Ornitología y se convirtieron en miembros fundadores, desde ese momento la Asociación ha liderado los procesos de aviturismo y conservación de las aves en el Tolima. No se puede afirmar que el proyecto dio origen a la Asociación, pero sí lo motivó.

El Festival de Aves existía, pero de alguna forma ayudó a posicionarlo, dado que la Asociación y las reservas han liderado procesos de aviturismo en la ciudad. Varios de los guías que se formaron ya están trabajando en el avistamiento de aves y particularmente, en la reserva Entreaguas se gestó un grupo de avistamiento con niños de la zona “Cristata”, el grupo ha cre-cido y ahora los niños saben cuáles son las aves endémicas de la reserva.

Uso eficiente del agua: Un modelo hídrico para la gestión del riesgo14

El proyecto inicialmente se denominó: “Desarrollo de un prototipo para el monitoreo de los niveles en corrientes hídricas superficiales”. La fase uno realizó un prototipo que mide los niveles con ultrasonido. La fase dos, el modelo que es capaz de medir confiablemente esos niveles, pero que además transmite la información en tiempo real para monitorear ríos y emitir alertas tempranas por crecidas e inundaciones. Actualmente se plantea una fase tres, en la que el equipo, además de la posibilidad de medir niveles del agua por ultrasonido, tiene un sistema para medir por láser, el cual, además de determinar las crecidas, permite calcular la soca-vación y sedimentación de los ríos. La idea es probar el láser para realizar monitoreo de ríos, lo cual permitirá monitorear alertas tempranas por crecidas y el comportamiento de socavación y sedimentación de los ríos y del agua con trazadores.

Con la instalación de un sistema de monitoreo en el área de la que-brada Ambalá, de la cual se tiene un permiso para usar sus aguas, en la Universidad existe una concesión otorgada por Cortolima, que exige

14 Se contó con la entrevista a Luis Eduardo Peña, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería, realizada en 2019.


146

monitorear sus caudales. Ese equipo funciona muy bien, ya se han reali-zado pruebas y con este se monitorea de manera permanente la quebrada.

En revistas académicas internacionales, se ha publicado la experien-cia realizada en la Universidad de Ibagué y en el río Combeima, la cual está a disposición para ser replicada en cualquier parte del mundo, en tanto que otros investigadores pueden ensamblar el equipo y monitorear los ríos para generar alertas por las crecidas y vigilar la sedimentación de las corrientes hídricas.

La posibilidad de instrumentar puede ser costosa, pero es necesaria para alertar a las comunidades y a las autoridades locales para conocer más sobre cómo se comportan los ríos, con equipos nacionales de bajo costo. Cualquier usuario, campesino o agricultor, puede monitorear el comportamiento de los ríos y alertar por una amenaza o creciente, tam-bién para la generación de energía hidráulica, que permite conocer el comportamiento del río y de su caudal. Es decir, disponibilidad del agua, gestión del riesgo y administración del recurso hídrico por parte de las autoridades ambientales.

ReferenciasBermeo, H. Calderón, M. Orozco, C. (2012). Historia e impacto socioeconómi-

co del programa Cendes Tolima. Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué. USAID. OIM. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7Q-vE-odWU9HUXcyTEYzblU/view?usp=sharing

Centro de Desarrollo Productivo del Tolima-Cendes Tolima. (2012). Informe Fi-nal 2004-2012 presentado a las directivas de la Universidad de Ibagué.

Coruniversitaria de Ibagué (1995, septiembre). Las autopistas de la información. Boletín. n.° 70, año 10. Ibagué, Colombia.

Coruniversitaria de Ibagué (1997, mayo). Centro Regional de Productividad y Desarrollo Tecnológico del Tolima. Boletín. n.° 86, año 12. Ibagué, Colombia.

Molano. N. (2012). Universidad, desarrollo y construcción de la capacidad co-munitaria. En Castaño, L. A, (Ed. Académica) (pp.141-160) Cátedra Fun-dadores 2012. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0B-f9V7Q-vE-odblZua1VmeGQ3Tlk/view?usp=sharing

Tovar, N. J. (2012). Especial Logístico en el Tolima. Árbol de Tinta, pp.3-5. Iba-gué, Colombia: Universidad de Ibagué.


147

Universidad de Ibagué & González, D. L. (2015). Proyecto Turistic: Una vitrina del Tolima para el mundo. Informe de sistematización. BID. Ibagué, Colom-bia. Universidad de Ibagué. Recuperado de https://www.researchgate.net/profile/Dora_Gonzalez-Banales/publication/321170918_Turistic_Una_vi-trina_del_Tolima_para_el_mundo/links/5a132a41a6fdcc717b53e2e8/Tu-ristic-Una-vitrina-del-Tolima-para-el-mundo.pdf

Visión 2025 (2013). Informes de actualización. En Documentos de trabajo. Iba-gué, Colombia: Universidad de Ibagué.


149

Los autoresAntonio Melo Salazar. Es administrador de negocios de la Universidad eafit y especialista en Administración de la Universidad de los Andes. Ha sido miembro de los Consejos Directivos de eafit y de la Universidad de Ibagué, de la Junta del Banco de la República en Ibagué y de las Cor-poraciones Financieras de Santander y Tolima. Fue concejal de Ibagué durante tres períodos. Fue gerente de Editorial Aguasclaras y director del diario El Nuevo Día por veinte años.

Fadhia Sánchez Marroquín es tolimense. Comunicadora social-perio-dista y especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional de la Universidad de La Sabana (Colombia), donde también se desempeñó como docente en la Facultad de Periodismo. Magíster en Comunicación de la Universidad Diego Portales (Chile) y máster en Dirección de co-municaciones de la Universidad Pompeu Fabra (España). Especialista en Docencia Universitaria del convenio Universidad de La Habana (Cuba) y la Universidad de Ibagué. Desde 1992 ha estado vinculada a la Universi-dad de Ibagué, donde se ha desempeñado como directora del Centro de Recursos Educativos y de Comunicaciones institucionales, correctora de estilo de la Oficina de Publicaciones, profesora investigadora y decana de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Ha sido directora de la revista Árbol de Tinta, editora del libro conmemorativo Universidad de Ibagué 30 años y editora del libro Relatos de guerra y de reconciliación. Una experiencia de escritura académica. Actualmente orienta cursos de Lectura y Escritura.

Francisco Parra Sandoval es licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, con estudios de posgrado en la Universidad de Caen, Francia. Fue director del Instituto de Educación


150

Permanente de la Universidad Pedagógica Nacional (upn) e investi-gador del ciup de dicha Universidad. Ha publicado entre otros títulos: La educación rural: De la utopía a la realidad, La voz de los jóvenes, Se-millas de violencia, Tres talleres: Hacia una pedagogía de la investigación etnográfica en la escuela, La escuela total. Ha dirigido proyectos de investi-gación y capacitación de maestros a escala nacional y se ha desempeñado como consultor de unicef, men y Naciones Unidas en Centro América. Fue profesor, decano de la Facultad de Humanidades y director de Paz y Región de la Universidad de Ibagué. Secretario de Educación de Ibagué y del Tolima.

Mónica del Pilar Álvarez Bustos. Comunicadora Social y periodista de la Universidad de Ibagué, magíster en Comunicación, Desarrollo y Cam-bio Social de la Universidad Santo Tomás. Actualmente se desempeña como coordinadora académica del Programa Paz y Región y catedrática de la Universidad en áreas afines a la gestión de la comunicación y meto-dologías cualitativas de investigación.

John Jairo Uribe Sarmiento. Docente e investigador de la Universidad de Ibagué. Doctor en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Ma-gíster en Ciencia Política. Especialista en Administración y Planeación del Desarrollo Regional. Antropólogo. Áreas de interés: construcción de paz, culturas juveniles, ocio y cuerpo.

Dayani Rojas Forero. Administrador de Negocios Internacionales de la Universidad de Ibagué, magíster en Administración de Empresas de la Universidad Externado de Colombia, cuenta con un curso de énfasis en Gerencia de Operaciones y Logística de enae Business School. Ha sido coordinador de Responsabilidad Social Integral y coordinador de proyec-tos de la Dirección de Extensión, profesor catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, investigador del Grupo unidere y actualmente se desempeña como director del Programa Paz y Región y Prácticas Empresariales de la Universidad de Ibagué. Ha sido docente de la Universidad uniminuto y consultor en temas de estrategia y respon-sabilidad social.


151

Iván Henao Bernal. Administrador de Negocios Internacionales de la Universidad de Ibagué y magíster en Desarrollo Sostenible y Medio Am-biente de la Universidad de Manizales. Se ha desempeñado como profe-sional universitario en entidades del sector público y privado en temas relacionados con competitividad regional, desarrollo social y comunita-rio, además de ser consultor en la formulación de planes de desarrollo. Actualmente se desempeña como asesor regional del Programa Paz y Región y docente catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Ibagué orientando el curso de Res-ponsabilidad Social Empresarial.

Natalia Ramírez Meneses. Ingeniera Industrial de la Universidad de Ibagué y magíster en Administración Pública de la Escuela Superior de Administración Pública esap. Participó del programa Paz y Región en el municipio de Coyaima en el año 2013, en el que permaneció hasta el 2015 vinculada a la Administración Municipal, posteriormente, se sumó al equipo de asesores regionales del Programa Paz y Región de la Univer-sidad de Ibagué, en el que se desempeña actualmente como coordinadora de Proyectos. Consultora y asesora en temas de gestión pública.

Jaime Eduardo Reyes Martínez. Economista e ingeniero agrónomo. Ma-gíster en Desarrollo Rural. Especialista en Administración y Ciencia Po-lítica. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Director del Instituto de Desarrollo Regional. Profesor de Economía del Desarrollo de la Universidad de Ibagué. Secretario de Desarrollo Agrope-cuario del Tolima. Consejero de Cortolima. Diputado del Tolima y Con-cejal de Ibagué.1

Postales Unibagué


196

40 años construyendo región · 2020. 10. 21. · 378.1 C961 40 años construyendo región /...

Documents

Transcript of 40 años construyendo región · 2020. 10. 21. · 378.1 C961 40 años construyendo región /...