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Unidad 3
Manejo y disposición de las excretas
y aguas residuales
Lo que vamos a ver
¿A dónde van las excretas y aguas
residuales?
Sistemas de disposición de
excretas y aguas residuales.
Cuidados que debemos tener
en la escuela, en la casa
y en el entorno.
s
s
Lo que vamos a hacer
1
2
3
Leer Observar ExperimentarSentir DisfrutarExpresar Compartir
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ACTIVIDAD 1.
Las excretas y aguas residualesandan por ahí Observa detenidamente las siguientes imágenes.
1
¿A dónde van las y las ? excretas aguas residuales
TALLER
¿Cuáles piensas que son los principales
errores cometidos por esta familia?
¿Cuál consideras que sería el principal
cambio que las personas podrían
implementar para evitar enfermarse?
¿Cuál consideras que es la importancia del
lavado de las manos?
Te lavas las manos frecuentemente?
Sí_____ No_____ ¿Por qué?
¿Cuándo te lavas las manos?
Elabora una ilustración en la que representes
el lavado de manos en la escuela y en tu casa,
en diferentes momentos del día.
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Analizalo que sucede
49
¿Sabías qué?
Alrededor y bajo las
uñas, se crean unas
condiciones propicias
para el mantenimiento y
desarrollo microbiano.
Las manos sucias
facilitan la reproducción
de dichos microbios.
ACTIVIDAD 2.
La historia de PaquitaEsto le sucedió a Paquita...
n día en la escuela, Paquita olvidó lavar sus manos. Había
jugado con tierra y arena, estuvo en el baño cinco minutos
antes de salir al recreo y tomó su merienda con gran afán
para poder de nuevo ir a jugar. Al cabo de un buen rato
comenzó a quejarse de dolor de estómago. La profesora preocupada llamó
a sus padres para que la llevaran rápidamente al médico.
En el puesto de salud el médico hizo un diagnóstico:
U
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A partir de lo visto en el dibujo ¿cuál crees que
fue el diagnóstico del médico para Paquita?
En tu cuaderno continúa la historia de Paquita.
¿Cómo harías para lograr que la historia de
Paquita tenga un final feliz?
¿Sabías qué?
La diarrea, cada día causa la muerte
en el mundo a 5.000 niños menores de
cinco años. La Organización Mundial
de la Salud, OMS, lleva 20 años
promoviendo el uso de sales de
rehidratación o suero oral para atacar
este problema en países del Tercer
Mundo con resultados satisfactorios, y
ha conseguido reducir en casi tres
millones, las muertes por
deshidratación gracias a las sales.
Pregunta a tus padres si alguna vez tú o alguno de
tu familia, ha tenido diarrea.
Investiga qué es la diarrea y qué debemos hacer
para tratarla.
Con tus compañeros de grupo preparen suero oral.
¡QUE SUCIOS ÉRAMOS!
Por: Luis Otero
l escritor Sandor Marai, nacido en 1900 en
una familia rica del Imperio Austrohúngaro,
cuenta en su libro de memorias “Confesiones
de un burgués”, que durante su infancia
existía la creencia de que “lavarse o bañarse mucho
resultaba dañino, puesto que los niños se volvían
blandos”.
Por entonces, la bañera era un objeto más o menos
decorativo que se usaba “para guardar trastos y que
recobraba su función original un día al año, el de San
Silvestre. Los miembros de la burguesía de fines del siglo
XIX sólo se bañaban cuando estaban enfermos o iban a
E“contraer matrimonio”. Esta mentalidad, que hoy resulta
impensable, era habitual hasta hace poco. Es más, si
viviéramos en el siglo XVIII, nos bañaríamos una sola vez en
la vida, nos empolvaríamos los cabellos en lugar de
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ACTIVIDAD 1.
Descubriendo el aseo
1. Artículo de la revista Muy Interesante, No.26
2
SISTEMAS DE DISPOSICIÓN DE EXCRETAS Y AGUAS RESIDUALES.
TALLER
1Lee con mucha atención la siguiente historia .
lavarlos con agua y champú, y tendríamos que dar saltos
para no pisar los excrementos esparcidos por las calles.
Curiosamente, en la antigüedad los seres humanos no
eran tan “sucios”. Conscientes de la necesidad de cuidar el
cuerpo, los romanos pasaban mucho tiempo en las termas
colectivas bajo los auspicios de la diosa Higiea, protectora
de la salud, de cuyo nombre deriva la palabra higiene. Esta
costumbre se extendió a Oriente, donde los baños turcos se
convirtieron en centros de la vida social, y subsistió durante
la Edad Media.
En las ciudades medievales, los hombres se bañaban
con asiduidad y hacían sus necesidades en las letrinas
públicas (vestigios de la época romana), o en el orinal, otro
invento romano de uso privado; y las mujeres se bañaban y
perfumaban, se arreglaban el cabello y frecuentaban las
lavanderías. Lo que no estaba tan limpio era la calle, dado
que los residuos y las aguas servidas se tiraban por la
ventana a la voz de “¡agua va!”, lo cual obligaba a caminar
mirando hacia arriba.
Pero para lugares inmundos, pocos como las ciudades
europeas de la Edad Moderna antes de que llegara la
Del esplendor del Imperio al dominio
de los “marranos”
Vacas, caballos, bueyes dejaban su “firma” en la calle
revolución hidráulica del siglo XIX. Carentes de
alcantarillado y canalizaciones, las calles y plazas eran
auténticos vertederos por los que con frecuencia corrían
riachuelos de aguas servidas.
De aumentar la suciedad se encargaban también los
numerosos animales existentes: ovejas, cabras, cerdos y,
sobre todo, caballos y bueyes que tiraban de los carros.
Como si eso no fuera suficiente, los carniceros y matarifes
sacrificaban a los animales en plena vía pública, mientras
los barrios de los curtidores y tintoreros eran foco de
infecciones y malos olores.
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carrozas de grandes personajes que iban a ver al Papa en la
Roma del siglo XVII, habitualmente muy sucia. Las
autoridades contrataban a criadores de cerdos para que sus
animales, como buenos omnívoros, hicieran desaparecer
los restos de los mercados y plazas públicas, o bien se
encomendaban a la lluvia, que de tanto en tanto se
encargaba arrastrar los desperdicios.
Tampoco las ciudades españolas se destacaban por su
limpieza. Cuenta Beatríz Esquivias Blasco en su libro “¡Agua
va! La higiene urbana en Madrid (1561-1761)”, que “era
costumbre de los vecinos arrojar a la calle por puertas y
ventanas las aguas inmundas y fecales, así como los
desperdicios y basuras”. El continuo aumento de población
en la villa después del establecimiento de la corte de
Fernando V a inicios del siglo XVIII agravó los problemas
La Roma antigua, o Córdoba y Sevilla, en tiempos de
los romanos y de los árabes, estaban más limpias que París
o Londres en el siglo XVII, en cuyas casas no había desagües
ni baños. ¿Qué hacían entonces las personas?
Habitualmente, frente a una necesidad imperiosa el
individuo se apartaba discretamente a una esquina.
El escritor alemán Goethe contaba que una vez que
estuvo alojado en un hostal en Garda, Italia, al preguntar
dónde podía hacer sus necesidades, le indicaron
tranquilamente que en el patio. La gente utilizaba los
callejones traseros de las casas o cualquier cauce cercano.
Nombres como el del francés Merderon revelan su antiguo
uso. Los pocos baños que había vertían sus desechos en
fosas o pozos negros, con frecuencia situados junto a los de
agua potable, lo que aumentaba el riesgo de enfermedades.
Todo se reciclaba. Había gente dedicada a recoger los
excrementos de los pozos negros para venderlos como
estiércol. Los tintoreros guardaban en grandes tinajas la
orina, que después usaban para lavar pieles y blanquear
telas. Los huesos se trituraban para hacer abono. Lo que no
se reciclaba quedaba en la calle, porque los servicios
públicos de aseo no existían o eran insuficientes.
En las ciudades, las tareas de limpieza se limitaban a las
vías principales, como las que recorrían los peregrinos y las
Los excrementos humanos se vendían como abono
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sanitarios, la suciedad se acumulaba, impidiendo el
tránsito de los carros que recogían la basura con dificultad
por las calles principales.
En verano, los residuos se secaban y mezclaban con la
arena del pavimento; en invierno, las lluvias levantaban los
empedrados, diluían los desperdicios convirtiendo las
calles en lodazales y arrastraban los residuos blandos hacia
los sumideros que desembocaban en el Manzanares,
destino final de todos los desechos humanos y animales. Y
si las ciudades estaban sucias, las personas no estaban
mucho mejor.
La higiene corporal también retrocedió a partir del
Renacimiento debido a una percepción más puritana del
cuerpo, que se consideraba tabú, y a la aparición de
enfermedades como la sífilis o la peste, que se propagaban
sin que ningún científico pudiera explicar la causa. Los
médicos del siglo XVI creían que el agua, sobre todo
caliente, debilitaba los órganos y dejaba el cuerpo expuesto
a los aires malsanos, y que si penetraba a través de los poros
podía transmitir todo tipo de males. Incluso empezó a
difundirse la idea de que una capa de suciedad protegía
contra las enfermedades y que, por lo tanto, el aseo personal
debía realizarse “en seco”, sólo con una toalla limpia para
frotar las partes visibles del organismo. Un texto difundido
en Basilea en el siglo XVII recomendaba que “los niños y
niñas se limpiaran el rostro y los ojos con un trapo blanco, lo
que quita la mugre y deja a la tez y al color toda su
naturalidad. Lavarse con agua es perjudicial a la vista,
provoca males de dientes y catarros, empalidece el rostro y
lo hace más sensible al frío en invierno y a la resecación en
verano”.
Según el francés Georges Vigarello, autor de “Lo limpio
y lo sucio”, un interesante estudio sobre la higiene del
cuerpo en Europa, el rechazo al agua llegaba a los más altos
estratos sociales.
En tiempos de Luis XIV, las damas más entusiastas del
aseo se bañaban como mucho dos veces al año, y el propio
rey sólo lo hacía por prescripción médica y con las debidas
precauciones, como demuestra este relato de uno de sus
médicos privados: “Hice preparar el baño, el rey entró en él
a las 10 y durante el resto de la jornada se sintió
pesado, con un dolor sordo de cabeza, lo
que nunca le había ocurrido... No
quise insistir en el baño,
habiendo observado sufi-
cientes circunstancias
desfavorables para
hacer que el rey lo
abandonase”.
Un artefacto de alto riesgo llamado bañera
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Con el cuerpo prisionero de sus miserias, la higiene se
trasladó a la ropa, cuanto más blanca mejor.
Los ricos se “lavaban” cambiándose con frecuencia de
camisa, que supuestamente absorbía la suciedad corporal. El
dramaturgo francés del siglo XVII Paul Scarron, describía en
su “Roman comique” una escena de aseo personal en la cual
el protagonista sólo usa el agua para enjuagarse la boca.
Eso sí, su criado le trae “la más bella ropa blanca del
mundo, perfectamente lavada y perfumada”. Claro que la
procesión iba por dentro, porque incluso quienes se
cambiaban mucho de camisa sólo se mudaban de ropa
interior si es que la llevaban, una vez al mes.
Tanta suciedad no podía durar mucho tiempo más y
cuando los desagradables olores amenazaban con arruinar
la civilización occidental, llegaron los avances científicos y
las ideas ilustradas del siglo XVIII para ventilar la vida de los
europeos. Poco a poco volvieron a instalarse letrinas
colectivas en las casas y se prohibió desechar los
excrementos por la ventana, al tiempo que se aconsejaba a
los habitantes de las ciudades que dejaran los residuos en los
espacios asignados para eso. En 1774, el sueco Karl
Wilhehm Scheele descubrió el cloro, sustancia que
combinada con agua blanqueaba los objetos y mezclada
con una solución de sodio era un eficaz desinfectante. Así
nació la lavandina, en aquel momento un gran paso para la
humanidad.
Aires ilustrados para terminar con los malos olores
A medida que se descubrían nuevas bacterias y su papel
clave en las infecciones peste, cólera, tifus, fiebre amarilla,
se asumía que era posible protegerse de ellas con medidas
tan simples como lavarse las manos y practicar el aseo diario
con agua y jabón. En 1847, el médico húngaro Ignac
Semmelweis determinó el origen infeccioso de la fiebre
puerperal después del parto y comprobó que las medidas
de higiene reducían la mortalidad. En 1869, el escocés
Joseph Lister, basándose en los trabajos de Pasteur, usó por
primera vez la antisepsia en cirugía. Con tantas pruebas en
la mano ya ningún médico se atrevió a decir que bañarse era
malo para la salud.
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Tuberías y retretes: la revolución higiénica
En el siglo XIX, el desarrollo del urbanismo permitió la
creación de mecanismos para eliminar las aguas residuales
en todas las nuevas construcciones. Al tiempo que las
tuberías y los retretes ingleses (WC), se extendían por toda
Europa, se organizaban las primeras exposiciones y
conferencias sobre higiene.
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Reflexiona sobre el siguiente interrogante:
¿Cómo crees que sería la vida hoy si las personas
hubiesen continuado comportándose, frente al
aseo y al manejo de las excretas y aguas residuales,
como lo hacían en siglos pasados?
Investiga:
• ¿Cuáles fueron las principales enfermedades
que atacaron a las personas en estos siglos y
cuál fue su origen?
• ¿Qué normas de higiene tenían los indígenas
que habitaban en nuestra nación y que
prácticas y hábitos tenían los españoles en la
conquista?
Con la ayuda de tus padres:
Redacta un texto en el que cuentes cuáles eran las
creencias de los abuelos frente al baño y al aseo
corporal y sobre cómo se manejaban las excretas y
aguas residuales en la época de los abuelos.
Finalmente:
Escribe tu propia historia cuyo título podría ser
¡Qué limpios somos hoy!, en la que des cuenta de
los avances que ha tenido la humanidad y los
cambios que ha podido lograr para tener un buen
saneamiento básico.
¿Sabías qué?
Las excretas y las aguas
servidas o aguas residuales
viajan largos trayectos llegando
finalmente al mar,
contaminando así el agua y
dando muerte a gran cantidad
de especies marinas.
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ACTIVIDAD 2.
Mi amigala unidad sanitaria
Describan qué es una unidad sanitaria
o baño.
Identifiquen 5 beneficios de tener una
unidad sanitaria.
¿Cómo se hace un manejo adecuado
de la unidad sanitaria?
Con tus compañeros de grupo:
Investiga:
Con la ayuda de tu profesor averigua:
Elabora un escrito en el que des respuesta a estos interrogantes:
Con la ayuda de tus padres investiga sobre los posibles
accidentes que podrías sufrir en el baño.
Elabora un afiche con 10 recomendaciones para hacer uso
adecuado del baño.
¿Qué es una letrina?
¿Qué clases de letrinas existen? ¿Cuáles son sus
diferencias?
¿Qué es un sistema de alcantarillado?
¿En tu comunidad cuentan con alcantarillado?
¿Tu escuela está conectada al servicio de
alcantarillado?
¿A dónde van a dar las aguas y excretas del
alcantarillado?
¿Si no hay tratamiento de las aguas residuales o
excretas ¿qué ríos crees que se contaminan en tu
entorno?
¿Cómo se encuentra el baño de tu casa?
¿Quién se encarga del aseo del baño?
¿Tú participas en el aseo del baño?
¿Consideras que en la unidad sanitaria (baño), se
pueden sufrir accidentes? Sí__ No__ ¿Por qué?
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¿Sabías qué?
La historia del “cuarto de baño”
tiene su comienzo en Escocia hace
diez mil años. Aunque el hombre
primitivo, consciente de la toxicidad
de sus desechos, se instalaba cerca
de alguna fuente natural de agua
corriente, fueron los habitantes de
las islas Oreadas, frente a la costa
de Escocia, quienes construyeron
los primeros sistemas tipo sanitario
de arrastre hidráulico, para alejar
de sus hogares los desechos. Una
serie de toscas conducciones iban
desde las viviendas de piedra
hasta los torrentes, lo que
permitía satisfacer las
necesidades en el
interior en vez de tener
que salir al exterior.
ACTIVIDAD 1.
En búsquedade la salud
Observa detenidamente el laberinto. Comienza a
identificar el camino más corto para obtener buena salud.
¿Quién llegó primero, el niño o la niña?
¿Qué crees que fue lo que hizo que el camino del
primer niño o niña para obtener la salud, fuera más
largo?
¿Qué consideras que fue lo que le facilitó al segundo
niño o niña, obtener buena salud más pronto?
Haz un listado de las prácticas de higiene que realizas a
diario en la escuela, en tu casa y en la calle. Elabora un
dibujo en el que plasmes los hábitos de higiene que se
deben tener para el manejo adecuado de las excretas y las
aguas residuales.
3
CUIDADOS QUE DEBEMOS TENEREN LA ESCUELA, EN LA CASAY EN EL ENTORNO.
TALLER
60
¿Sabías qué?
En Oriente, la higiene era un imperativo religioso
para los antiguos hindúes, y en una época tan
lejana como 3000 años a.C. muchas casas
poseían ya instalaciones sanitarias privadas. En el
valle del Indo, en Pakistán, los arqueólogos han
descubierto baños públicos y privados provistos
de cañerías de barro cocido incrustadas en obra
de ladrillo, con grifos para controlar el agua.
Identifica las diferencias que encuentres en cada uno
de los lugares. Explica a qué obedecen estas diferencias.
Comparación de imágenes.
ACTIVIDAD 2.
Comparando ando
62
Identifica las 10 diferencias que encuentres en las
dos ilustraciones. Explica lo que sí se debe hacer y lo
que no se debe hacer, y argumenta tu respuesta.
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
63
¿Sabías qué?
Los baños primitivos
más perfeccionados
fueron los de las
familias reales
minóicas en el
palacio de Cnossos,
en Creta. En el año
20000 a.C., la
nobleza minóica
disponía de bañeras
que se llenaban y
vaciaban mediante
tuberías verticales de
piedra con junturas
cementadas.
Elabora una lista de 10 cuidados que debes tener para
prevenir accidentes en la unidad sanitaria.