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Ikusikasi
Rectángulo
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MUNDO

LA MIRADA DEL CORRESPONSAL POR JOAN ROYO GUAL

Cuando estudiaba en el seminario, el joven Ornar Raposo lo aprendió todo sobre música sacra y canto gregoria­no. Enseguida descubrió que tenía un don, pero estaba lejos de imagi ­nar que años después estarla en Río de Janeiro can tando al son de los tambores subido en una carroza. «Es un momento histórico, iun cura en Sambódromo, imagínate! Es una manera de decir que podemos diver­tirnos sin perder la fe, podemos dis­frutar del Carnaval sin comprometer nuestros valores», cuenta en una conversación con EL MUNDO.

La escuela de samba Unido s da Tijuca dedica su desfile a hab lar del pan como elemento religioso, y deci­dió que nada mejor que invitar a es­te cura, mu y popu lar en la ciudad por ser el párroco de la capilla del Cristo Redentor. Al padre Ornar esto

El cura Ornar Raposo desfila en una carroza en Río de Janeiro para estrechar lazos con la fiesta por excelencia de Brasil y así ganar fieles frente al avance de los evangélicos

La Iglesia católica abraza el Carnaval de la música y el Carnaval no le pilló por sorpresa , «isoy carioca!», excla ­ma dando una risotada . Hace años que graba CDs de samba con letras religiosas,yremarcaquemyquede­jar de demoniz.ar el Carnaval porque es una expresión cultural.

Los secretos del desfile se guar­dan bajo siete llaves , pero es muy probable que alusiones a la Última Cena o al milagro de la multiplica­ción de los panes y los peces convi­van con la clásica imagen de bailari ­nas semidesnudas adornadas con plumas de faisán . Para este cura , no hay ninguna contro versi a: «Si ve­mos el Carna val como una obra de arte, una gran ópera a cielo abierto , es lo mismo que entrar en un museo y ver una escultu ra de una mujer desnuda . Es arte , todo lo que my en el Sambódromo es arte ».

Lejos de ser anecdótico , el gesto del padre Ornar está muy pensado y cuenta con la bendición del arzobis­pado de Río y hasta del Papa Fran­cisco , que cuando estuvo en la ciu­dad en 2013 dio su visto bueno a los primeros acercamientos entre la Igles ia local y su fiesta por excelen­cia . Detrás de este repentino amor por la fies ta pagana está el feroz avance de la competencia. Las igle­sias evangélicas se reproduce n como setas, los sectores más fundamenta ­listas dominan el Congreso Nacional y explican parte del éxito del ultrade­rechis ta Jair Bolsonaro . Brasil es el país con más católicos del mundo , pero según varios estudios, éstos de­jarán de ser mayoría en el año 2030.

«Los evangélicos se han apodera­do de Brasil. Están en todos los seg­mentos , quizá el único lugar en el

EL MUNDO. LUNES 4 DE MARZO DE 2019

que no entraron fue el Carnaval y la sam­ba , así que estamos en el lug a r correcto. Es un diálogo que tie­ne una estrategia, no es ingenum >. Ornar no pierde la sonrisa ni siquiera cuando habla de las «sectas que no respetan la cultura brasile­ña», y es inevitable pensar en el al­calde de Río, Marce lo Crivella, obis­pode la Iglesia Universal del Reino de Dios. En su primer año de man­dato, dejó atónitos a todos los cario­cas cuando se neg ó a entregar las llaves de la ciudad al Rey Momo, tal como manda la tradic ión . Jus t o desp ués del plantón , cogió un avión para alejarse de Río en los días en que reina la locura.

Sin embargo, lo cierto es que his­tórica men te, en Brasil , y en Río de Janeiro de forma particular, la línea entre las diversas expresiones de lo sagrado y lo pro fano es muy tenue. Las escuelas de samba tiene n sus raíces en las religiones afrobrasile­ñas como el candomb lé y la umban ­da, y hubo un tiempo en que se po­día reconocer al orixá de cada escue­la de samba por la forma en que se tocaban las cajas, un tipo de tambor.

El sincre t ismo religioso añade aún más diversidad a la fiesta, don­de es común ver imágenes de san· tos católicos muy venera do s, como San Sebastián , San Jorge o la Inma­culada Concepc ión, junto a sus equivalentes en el panteón de los orixás. El padre Ornar sabe que tie­ne que tener much a cintura para no herir sensibilidades dentro del mun-

do de la samba, y ase­gura que la conviven­cia entre las religiones es armoniosa.

No obstante, el Sambódromo , diseña­do por Osear Nieme­yer hace 35 años, ha sido testigo de infinitos rifirrafes entre la jerar­

quía de la Iglesia y los sambistas . El episodio más emblemático tuvo lu­gar en 1989: la escue la de samba Beija Flor ideó un des file muy críti­co, exaltando a mendigos , barrende­ros y pros titutas, cuyo plato fuerte era un enorme Cristo Redentor ves­tido con mrapos . La Igles ia intentó impedír que desfilara, pero el Cristo salió tapado con lonas negras y una pa ncarta: «A pesar de prohibido , ruega por nosotros ».

Más recie nteme nte , en 20 17, Mangueira, otra de las escuelas de samba más trad icionales de la ciu­dad , tuvo que dejar en el almacén una figura que prese nta ba por un lado a Jesucristo y por otro a Oxa­lá, la primera de las div inidades yorubas . La Iglesia consideró ofens iva esta alusión al sincretis· mo, y es qu e cada año , una comiti­va de la Arquid iocésis de Río visi ­ta las naves donde se construyen las carrozas y se confeccionan los disfra ces par a alertar de posib le «vilipendio » de imágenes reli g io­sas. Entr e esos superv iso res ha y incluso un representante del Vati­cano. <<No es censura, es un pacto en tre e l Carnaval y la Igl es ia , así evi ta mos prob lemas ma yores y que no haya acciones judiciales », dice e l padre Ornar.

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20 19 l 3 141 aste lehena GARA

KOLABORAZIOA

L os casos de abuso se· xual infantil come ti · dos por miembr os de la Iglesia católica han escandalizado, como

no podía ser menos , a gran par­te de nuestra sociedad . Casos de pederastia que afortunadamen · te ahora se destapan y salen a la luz, porque exis tir, han existido siempre. Es en este momento cuan do existe la madurez social suficiente para que los afecta · dos se atrevan a denunciar pú ­blicamente lo su frido sin ser es­tigmatizados. Sin embargo, la crítica, la repulsa social y el des­prestigio de las inst ituciones o grupos a los que pertenecen es· tos agresores sexuales está mu y lejos de lo que debería cuando la Iglesia cató lica está implicada. Parece que la sombra del Vatica· no sigue siendo muy alargada.

Recientemente hemos conoci­do nuevos casos de agresiones se­xuales a menores , en este caso en el colegio Salesianos de Deustu. Más de 30 casos, de momento , que se han convertido en otr as tantas denuncias. Pero Salesianos de Deustu no es una excepción. Lo casos de abusos sexuales a ni­ños y niñas por parte de miem ­bros de centros escolares católi · cos se extienden por toda la geografía de Euskal Herria. Cite· mos como ejemplos el docente que abusaba sexualmente de un menor en el centro ultracatólico Ga zteluet a de Leioa, el profe sor pederasta del «prestigioso» cole­gio San Viator de Vitoria, etc. La eficacia y presteza de la Justicia a la hora de perseguir estos delitos no son el motivo de este artículo. Queremos ir má s allá en cuanto a responsabilidades. La primera la

Educación católica desconcertada Javier Iglesias

de las direcciones de esos centros implicados y responsables direc· tas de los docentes abusad ores . Tienden a actuar con un mismo patrón que consiste primero en intentar ocultar los casos, luego, una vez que salen a la luz, negar­los (hasta 3 veces si hace falta ) pa· ra, posteriormente , cuando ya es imposible ocultar los abusos , re­conocer los y cínicamente pedir perdón, mostr arse incr édul os, desconcertados ...

Pues bien, estos colegios son fi­nanciados para su labor docente exclusivamente con dinero pú­blico. Con dinero de los presu ­puestos destinados a educación. Lo pagamos todos y todas. Y en la CA V este modelo de educación segregadora religiosa supera con creces la centen a de centros esco -

La sociedad civil debería

exigir a la Iglesia católica

que deje de

tapar/encubrir a

delincuentes sexuales

lares. Una cifra exagerada te­niendo en cuenta que vivimos en un Estado aconfesional y laico. Y es ahí cuando queremos interpe ­lar a la titular de la Consejería de Educación de Gobierno Vasco y por lo tanto máxima responsa ­ble de la financiación de estos centros, Cristina Uriarte: ¿Qué piensa hacer la señora Uriarte y su Gobierno con centros finan · ciados con dinero público donde se han cometido d elitos muy graves continuados en el tiempo y con una dirección que admite tener conocin1iento de los mis ­mos desde hace 30 años? Caso Salesianos, por ejemplo. Como tememos que Cristina Uriarte no va a contestar, ya lo hacemos no­sotras : nada. Como nad a hicie ­ron sus antecesores en el cargo a lo largo de todos estos años . Bue­no, algo sí. Mirar para otro lado y seguir financiando a los centros religiosos. La sociedad civil debe · ría exigir a la Iglesia católica que deje de tapar / encubrir a delin ­cue ntes sexua les co mo hasta ahora, y a Cristina Uriarte que castigue a los cen tros cómplices dejando de financiarlos . Compli­cado está el asunto . Tie nen a Dios de su parte y sobre todo, un concierto económico con el Go· bierno. En nuestra mano está que cambien las cosas.