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Jan Hendrix fue el cuarto de siete hijos de una familia cató- lica profundamente arraigada a la vida agrícola. Creció en la provincia de Maasbree, al sur de Holanda, rodeado de una atmósfera añejada siglos atrás. Este país minúsculo que al paso del tiempo le ha ganado terreno al mar y en el que per- severa una tradición de viajeros que se remonta al siglo XVII, también ha sido cuna de grandes artistas. Maestros de la pin- tura como Rembrandt, Vermeer o Van Gogh, entre muchos o t ros dan cuenta de la íntima relación que existe entre ese lugar y sus habitantes. Hendrix no es la excepción. De espíri- tu viajero y con una clara sensibilidad hacia la naturaleza, este joven rebelde salió del campo para estudiar en la Real Academia de Arte Den Bosch y, más tarde, en la Jan Van Eyck Academie. En 1975, con una beca del Ministerio de Cultura de Holanda, llega a México para estudiar el paisaje. El viaje era la única forma que tenía de escapar de aquel mundo de tantos siglos de tradición. Me parecía lógico romper con toda esa historia. Salir de Holanda hacia México marcó el punto de partida de un viaje con- tinuo. De este modo se fue tejiendo una vida en la que el viaje se volvió trabajo y el trabajo consistía en viajar. Siempre he estado en contacto con el paisaje. Quizá tenga que ver con una larga tradición en Holanda que se remonta al siglo XVII. También por mi vida de niño en el campo, por factores mucho más personales y cultu- rales. Cuando llegué a México en 1975, me conecté con la escuela del paisaje. Creo que el único artista con quien sentí alguna afinidad fue el doctor Atl, aunque él ya tenía una idea muy distinta del espacio, más bien era muy cósmico en su forma de trabajar. Hoy en día las cosas son muy distintas, tanto en el tema como en mi manera de abordarlo. Nuestra relación con el paisaje es diferente, también nuestra forma de mirarlo. En el siglo XVII, la mirada del paisaje holandés era horizontal, frontal, con las fugas normales, a diferen- cia de lo que es en el siglo XXI: Una mirada que puede ser diagonal o ve rtical, que abarca todas las posibilidades y ofrece una serie de herramientas con las que medimos, vemos, calculamos, sentimos el paisaje. Lo que he hecho en los últimos años desde que retraté el primer volcán mexicano, ha sido acercarme cada vez más a ese volcán y quedarme con un pedacito muy pequeño de ese mismo REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 61 Entrevista con Jan Hendrix Storyboard Guadalupe Alonso

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  • Jan Hendrix fue el cuarto de siete hijos de una familia cat-lica profundamente arraigada a la vida agrcola. Creci en lap rovincia de Ma a s b ree, al sur de Holanda, rodeado de unaa t m s f e ra aejada siglos atrs. Este pas minsculo que alpaso del tiempo le ha ganado terreno al mar y en el que per-s e ve ra una tradicin de viajeros que se remonta al siglo X V I I,tambin ha sido cuna de grandes artistas. Ma e s t ros de la pin-t u ra como Re m b randt, Ve rmeer o Van Gogh, entre muchoso t ros dan cuenta de la ntima relacin que existe entre eselugar y sus habitantes. Hendrix no es la excepcin. De espri-tu viajero y con una clara sensibilidad hacia la natura l e z a ,este joven rebelde sali del campo para estudiar en la Re a lAcademia de Arte Den Bosch y, ms tarde, en la Jan Va nEyck Academie. En 1975, con una beca del Ministerio deCu l t u ra de Holanda, llega a Mxico para estudiar el paisaje.

    El viaje era la nica forma que tena de escapar deaquel mundo de tantos siglos de tradicin. Me parecalgico romper con toda esa historia. Salir de Ho l a n d ahacia Mxico marc el punto de partida de un viaje con-t i n u o. De este modo se fue tejiendo una vida en la que elviaje se volvi trabajo y el trabajo consista en viajar.

    Siempre he estado en contacto con el paisaje. Quiztenga que ver con una larga tradicin en Holanda quese remonta al siglo X V I I. Tambin por mi vida de nio enel campo, por factores mucho ms personales y cultu-rales. Cuando llegu a Mxico en 1975, me conect conla escuela del paisaje. Creo que el nico artista con quiensent alguna afinidad fue el doctor Atl, aunque l yatena una idea muy distinta del espacio, ms bien eramuy csmico en su forma de trabajar.

    Hoy en da las cosas son muy distintas, tanto en eltema como en mi manera de abord a r l o. Nuestra re l a c i ncon el paisaje es diferente, tambin nuestra forma demirarlo. En el siglo XVII, la mirada del paisaje holandsera horizontal, frontal, con las fugas normales, a difere n-cia de lo que es en el siglo XXI: Una mirada que puedeser diagonal o ve rtical, que abarca todas las posibilidadesy ofrece una serie de herramientas con las que medimos,vemos, calculamos, sentimos el paisaje. Lo que he hechoen los ltimos aos desde que retrat el primer volcnmexicano, ha sido acercarme cada vez ms a ese volcn yquedarme con un pedacito muy pequeo de ese mismo

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    Entrevista con Jan Hendrix

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    paisaje para hacerlo a gran escala. Y ah empieza una tra-duccin que tiene que ver con el mapeo, una traduc-cin ms abstracta, ms sintetizada y ms depurada delmismo planeta.

    En mi experiencia, el cambio ms significativo fue lallegada a la luna; el hecho de que alguien pudiera tomaruna foto desde un satlite. Re c u e rdo las primeras fotogra-fas de la N A S A, creo que eran del desierto de Sa u d i a r a b i a .Fue ah donde me di cuenta, por primera vez, que losmapas eran verdaderos, descubr que la cartografa quehemos visto en los Atlas era real. Hasta ese momento yopensaba que el mundo era plano, de alguna manera, y lotrataba como tal. Haba algo que no poda comprobary esa foto de la N A S A me certific que el mundo re a l m e n-t e tiene sus formas y es redondo.

    Hoy en da, la percepcin es ms aguda. Llevo tre i n t aaos viendo lo mismo y la mirada cada vez se vuelve msp recisa, es como una cmara que enfoca, un zo o m que sea c e rca cada vez ms al poro ms pequeo de nuestra piel.

    En un ejercicio de sntesis y abstraccin, Hendrix somete lasimgenes a una nueva narra t i va. A travs de pro f u n d o sa c e rcamientos y planos secuencia, se aproxima a las tcnicascinematogrficas, recurso que no le es ajeno y del cual se sirvep a ra estru c t u rar su propia historia.

    Tiene que ver con mi educacin. Pr i m e ro estudi ciney fotografa, despus serigrafa y grfica. No quise seguircon el cine porque requera demasiado equipo y depen-da de mucha gente. Pe ro claro, el cine fue como mi pri-m e r a m o r, el primer instante en el que empec a trabajarcomo artista. Me interes mucho el proceso cinemato-grfico: lo narrativo y lo no narrativo; cmo deconstru i runa narracin, reconstruirla, refragmentarla y defrag-mentarla.

    El resultado son secuencias interrumpidas, como sifueran pequeos f l a s h a zo s de una historia que invento ami manera. Lo que pretendo es contar una historia, perono la quiero contar de lleno, un poco como sucede con lapoesa. La poesa, si es buena, tiene la fuerza de brindaruna serie de pautas que te permiten completar esa his-toria, entender lo que est pasando, sentirla. A lo mejores una trampa, una manera de llamar la atencin del es-p e c t a d o r, hacerlo pensar: Aqu falta algo y lo tengo quedescubrir, me tengo que quedar pegado hasta que loencuentre.

    La estampa ha sido el medio fundamental del artista.Hendrix ha experimentado esta tcnica sobre distintos ma-teriales o soportes que hacen que el paisaje se integre a supropia piel. Al usar extractos de la naturaleza como papelnepals, cortezas de palma o pergamino, la imagen se fundecon la materia. El resultado es un paisaje dentro del paisaje.

    Cuando empec a hacer estampa siempre dej enblanco una buena parte del papel y quizs, a partir de ese

    momento, me di cuenta de que el material mismo tam-bin era un espacio. Un espacio con toda una serie deconnotaciones, un espacio que puede seducir, que puedeser muy estril, muy pulcro o mucho ms ruidoso.

    Si elijo bien un soporte, una buena parte de mi tra-bajo ya est hecha. Mi idea de la forma tiene que estarde acuerdo con el material para que ambos funcionen.Hay imgenes sobre cristal que dan una sensacin com-pletamente diferente y que a lo mejor no funcionan cono t ro soporte. Estn tambin algunos trapos, como yo losllamo, que pertenecen a una tradicin antigua, una espe-cie de prepapel como es el amate en Mxico o el papiroen Egipto. El metal con esmalte, porcelana sobre metalhorneado, tiene que ver con la laca china, y la ptina negras o b re bronce tambin tiene un carcter muy pro p i o. Loque busco es que el material tenga su propia fuerza, quecuente su historia.

    Cada pieza narra su propia historia. El viaje no se detieneen la bsqueda de materiales o fragmentos del paisaje quec a p t u ran el ojo del artista. La fuerza que emana de las form a sa b s t ractas concebidas por Hendrix, lleva inscrita la sntesisde toda una cultura, de la dinmica que se da entre el lugary quienes lo habitan. Su lenguaje plstico habla de tradi-ciones: la Nao de China, la tribu Sepuk en Nu e va Gu i n e a ,los esteros de Liber en Argentina o el universo contenido enla imagen de una hoja proveniente de la Se l va Lacandona.

    Estuve una semana y media en la Selva Lacandona,donde me dediqu a recoger semillas. Las dibuj ah mis-mo y me re g res con los dibujos que son bsicamente con-tornos de las semillas. Me asombr la diferencia entreunas y otras, y esto me llev a hacer una serie de piezasen bronce con ptina negra. Mi intencin era crear unaespecie de alfabeto de la selva donde el material fuera elprotagonista.

    Al trabajar con el paisaje, lo que hago es traducir al-guna fuga. La serie Ec l i p s e trata de lo vegetal que flotas o b re el agua, la botnica acutica. Fu e ron imgenes re c o-gidas en los esteros de Liber, al norte de Argentina, du-rante el ltimo gran eclipse de sol. Hay cierta pro f u n d i-dad ah, es todo un mundo tejido como si fuera nuestrapiel y de ah surge la idea de trabajar con capas mltiplesque se entretejen como si fuera un gobelino o una especiede mapeo de las plantas. Son mantos acuferos en bro n c eque se ubican en un espacio tridimensional, un dibujotrabajado en otro material, con varias capas de informa-cin. Al estar sobrepuesto y separado de la pared, se vuelveuna pieza tridimensional, pues la sombra que se proye c t as o b re el muro da la misma impresin que el dibujo original.

    Hendrix es un artista visual que se nutre de distintas disci-plinas. La poesa, la botnica y la arq u i t e c t u ra, son re f e re n-tes que le han permitido expre s a r, ordenar y construir elmundo que concibe en su imaginacin.

  • E N T R E V I S TA CON JAN HENDRIX

    Hay tres fuentes que inspiran mi trabajo: la estruc-tura del poeta, por la economa en el uso del lenguaje;los sistemas de los cientficos bilogos, botnicos, vul-canlogos, topgrafos y cartgrafos me dan una seriede pautas sobre cmo ordenar lo que estoy haciendo. Elt e rc e ro es el arquitecto que hace maquetas y bocetos todoel tiempo hasta que la casa queda, o bien nunca qued yla tiene que tirar para disearla de nuevo. Estos apoyosno son propiamente de las artes visuales, pero me ayudana construir este mundo que quiero cre a r.

    Lo que busco son metforas, ir de lo ms pequeo alo ms grande. Un pedazo de helecho recogido en el Po p oes, al final, lo que tiene que re p resentar al volcn enteroo algo tan pequeo como una estrella de mar tiene querepresentar el cosmos.

    Hay un tiempo, puede ser un mes al ao, en el quee s t oy apartado de mi taller, de mi vida cotidiana, trabajan-do en lugares donde encuentro el material que me inte-resa. Puede ser la isla de Lanzarote, la sierra de Oa x a c a ,el desierto de Australia o un jardn botnico en los Esta-dos Unidos. Hay distintos lugares que son como mi pe-q u e o laboratorio donde recojo materiales que luegose van al t a l l e r. En ese tiempo se hacen maquetas de lasp i ezas, de la obra o la secuencia. En este proceso de in-ve s t i g a c i n se marca el guin que me sirve para desarro-llar una serie de piezas como si fuera un libro, una pel-cula o un edificio. Todo ese material va embonando comosi fuera un ro m p e c a b ezas, de tal manera, que al final laobra es el conjunto de toda la informacin y se vuelvecomo una pequea historia personal.

    ...Y ENTONCES L DESCUBRI QUE TENA QUE DIBUJAR LASPLANTAS EN SU FORMA MS PURA.

    Las huellas de la litera t u ra en la obra de Jan Hendrix pro-vienen de un amplio re g i s t ro. Pe ro hay dos autores en par-ticular que le resultan cercanos, el poeta irlands Se a m u sHeaney y W. G. Sebald, escritor alemn.

    Respeto y admiro mucho al buen poeta. Consideroque est en la cima de nuestras artes. La relacin conSeamus Heany naci tiempo atrs, cuando slo era co-nocido en Irlanda. Desde entonces logr algo tan simple

    como tomar una pequea historia o un suceso mnimode su familia o de su niez y conve rtirlo en una granmetfora. Hablaba de la guerra del norte de Irlanda pormedio de narraciones minsculas. Por medio del cam-po lograba relatar la gran tragedia de su pas.

    Hemos colaborado juntos con muy buenos re s u l t a-d os porque su lenguaje y el mo concuerdan en muchospuntos. Nuestros antecedentes, los orgenes son simi-l a res. El nio catlico que creci en un rancho de Ir l a n d a ,en un pueblo pequeo, es muy parecido al nio catl i-co en un pequeo rancho en el sur de Holanda, no haytanta diferencia. Los dos comimos papas.

    Sebald es un autor al que admiro. Con l me han pa-sado muchas cosas. Compr uno de sus libros en Am-b e res, lo abr en la primera pgina en la sala de espera dela Estacin Central y resulta que me encontraba leyn-dolo en el mismo lugar donde el autor sita el primercaptulo. Hay algo mgico ah. Por otro lado, Sebald, alcrear sus historias, parece como si se fuera a la lagunillao al mercado de pulgas a comprar una caja de fotos y, ap a rtir de esa caja, inventa una historia que, sin embargo,cuando terminas de leerla, parece ms bien autobiogr-fica. Entonces, he descubierto que, tanto l como yo, ha-cemos lo mismo: por un lado, retratamos las cosas comoson y, por el otro, mentimos. Todo el tiempo estamos in-ventando, creando ficciones. Pienso que hay un paralelo.

    Le un texto de l que no es el ltimo porque loe d i t a ron en 1963 y el nico que lo apoy fue el filsofoalemn Hanz Magnus Ensensberger, lo le en Au s t r a-l i a mientras estaba en una residencia de retiro. El librose titula After nature o Del natural, en espaol. Habaun relato sobre Steller, un bilogo alemn que se va conBering a descubrir el estrecho de Bering entre Rusia ylos Estados Unidos. Ah encontr una frase que me pegt an fuerte que deton toda una serie de grabados. Eraalgo as como: ...y entonces l descubri que tena quedibujar las plantas en su forma ms pura.

    Sebald siempre ha sido una presencia cercana, porsu manera de trabajar y por la magia de sus textos. Es algomuy extrao o a lo mejor no tan extrao porque l eraviajero, su tema bsico era la migracin dentro de Eu-ropa, incluso antes de la Segunda Guerra Mundial; hay

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  • muchas cosas que l explor y todo lo haca desde In-glaterra. As que resulta que hay un alemn que est enInglaterra discutiendo consigo mismo sobre la migracindel siglo XX y eso encaja muy bien con un holands quevive en Mxico, que viaja todo el tiempo y ve las cosasde afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera.

    Creo que cada uno tiene su cajita de herramientas yla ma est llena de libros, de cosas que a lo mejor unono espera encontrarse en el equipaje de un artista visual.

    Una de las principales herramientas de Hendrix provienede una serie de iconos impresos en tinta sobre papel nepalsque integra su lxico total. Ah se encuentran sus races, lainfancia, su primer contacto con la naturaleza, los rastrosdel viaje interminable. Imgenes que han permanecido in-tactas en la memoria y con las cuales ha formado una co-leccin de estampas titulada Script. Una extraordinariapieza de la composicin fractal que define gran parte delcuerpo de su obra. Script es el punto de partida, desde ahtodo se origina, evoluciona y regresa al mismo punto.

    Este S c r i p t, como dice la palabra, es el guin desde elcual parte mi obra. Es el primer paso entre el viaje y laobra terminada. Todas las piezas se derivan de este ejerc i-c i o , de este dibujo impreso que viene a ser la parte medu-lar o la parte central o el disco duro o el banco de datosde mi trabajo. Es el libreto, es la maqueta del arq u i t e c t o ,son muchas cosas al mismo tiempo, pero bsicamente deah surge la pieza a una escala mucho mayor y con unmaterial distinto.

    Hasta el momento est compuesta por ms de tres milpiezas que formarn parte del acervo del Museo Uni-versitario de Arte Contemporneo. Sin embargo, es algoque va a continuar porque se ha convertido en una es-pecie de calidoscopio que me sirve como gua de trabajopara reubicarme en funcin de lo que estoy haciendo yme indica hacia dnde va la obra. Es un reflejo bastantefiel de nuestra mente, del modo como tratamos de ord e-nar nuestra memoria.

    Hendrix ha colaborado en distintos proyectos arq u i t e c t n i-cos en los que la obra del artista visual ya no se concibe comoun objeto aislado, sino que se incorpora como parte integra ldel proyecto desde su concepcin.

    Hay una discusin muy interesante, sobre todo enMxico, porque desde la primera mitad del siglo XX haexistido una fuerte relacin entre la arquitectura y los ar-tistas, en especfico con los muralistas. Ms tarde, haciala segunda mitad del siglo, se separan porque el arq u i t e c-t o quiere ser un artista ms. El muralismo se vuelve de-cadente y se rompe la relacin entre la arquitectura y losa rtistas. El tema se ha retomado con la nueva generacinde arquitectos y artistas, pero con una idea diferente, sinla retrica que sigui a la Revolucin Mexicana. Lo quese pretende es definir la funcionalidad del arte dentrode un edificio, si es parte del espacio mismo de la arqui-tectura o no, hasta qu grado se pueden explorar camposn u e vos. Es una discusin muy reciente y, por lo mismo,muy interesante, sobre todo en un pas donde la re l a c i ne n t re la obra del arquitecto y la del artista visual, estabaescindida. En la dcada de los setenta y los ochenta, elartista estaba afuera, en las escalinatas de los edificios oen la calle, por eso vemos una gran cantidad de esculturaurbana en la Ciudad de Mxico realizada en esos aos.

    Lo que me interesa es la colaboracin real, el hechode que el arquitecto invite al artista a su espacio y vice-versa. He tenido la fortuna de trabajar con buenos arq u i-tectos, entonces la colaboracin se vuelve muy fluida y elresultado es bueno.

    Gracias a la arquitectura, se me ha presentado un ca-tlogo de materiales que no son los que se usan en el taller,sino en la construccin. Estos nuevos soportes me hanpermitido ampliar la escala, algo que ya haba experimen-tado con los papeles grandes, pero ahora esa escala la pue-do llevar a los metales, los cristales, las mallas y otros ma-teriales que son muy propios de la arquitectura. En t o n c e spara m comienza una historia que no tiene fin, porqueresulta que con la tcnica que utilizo en la serigrafa, sepuede imprimir sobre cualquier superficie plana: puedeser triplay, madera, piso, techo, pared, cristal, etctera.C a d a uno con su complicacin tcnica, por supuesto.

    En su trabajo ms reciente, Jan Hendrix ha explorado laarquitectura del universo en bronces monumentales. Deah surge la serie Cosmos.

    No s hacia dnde va esto. No me he querido metercon telescopios o microscopios. Quisiera trabajar siem-p re con materiales que pueda detectar a primera vistasin necesidad de recurrir a otras herramientas. De s c u-br dentro de la arquitectura de las conchas una espe-cie de constelacin, entonces ah est una metfora dela semilla que se convierte en estrella pero tambin elpuntito ms minsculo de una concha puede ser unae s t re l l a .

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    Jan Hendrix