5. Andrea Carolina Villada Justo

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Tercer Concurso "Filosofiahoy.com" (Curso 2012-2013). La GlobalizaciónGanadora del premio 5° Nombre: Andrea Carolina Villeda Justo Colegio: Colegio Instituto Bethania Ciudad: Santa Tecla. La Libertad (El Salvador) Profesor: Sor Nubia Castro

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Tercer Concurso

"Filosofiahoy.com"

(Curso 2012-2013).

“La Globalización”

Ganadora del premio 5°

Nombre: Andrea Carolina Villeda Justo

Colegio: Colegio Instituto Bethania

Ciudad: Santa Tecla. La Libertad (El

Salvador)

Profesor: Sor Nubia Castro

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LAS CADENAS DE LA GLOBALIZACIÓN

Estoy entusiasmada. Un escritor ha llegado al colegio a hablarnos sobre su más reciente

publicación dedicada al pensamiento juvenil. Mientras comentaba su experiencia como

escritor menciona el nombre las personas que le motivaron a luchar por sus sueños. Entre

ellos escucho el nombre de mi abuela. Al final de su charla me acerco a él y le menciono

que soy nieta de la que un día fue su maestra, le comento también que tengo aptitudes para

la escritura. Él se interesa en lo que digo y quedamos en reunirnos en algún café para

charlar. Ha llegado el día. Mi abuela no se siente bien de salud por lo que no ha podido

asistir conmigo. Todas las preguntas que quería hacerle al escritor sobre el camino al éxito

en medio del saturado mundo de la competencia se me han olvidado de repente.

— ¿Le preocupa algo?—me pregunta al ver que yo me quedo viendo a través del cristal la

agitada ciudad. Personas van y vienen caminando apresuradas a sus trabajos o de regreso a

sus hogares, algunas con cara de preocupación, otros evidentemente frustrados

probablemente porque no han obtenido lo esperado en la vida. Pero en fin, tienen una rutina

que seguir, alguna llamada importante que contestar, adquirir algún producto de moda

aunque eso implique endeudarse más.

—Me pregunto cómo habrá sido vivir antes de la globalización, antes de esta era de la

inmediatez y del inconformismo en que se vive hoy.

La globalización se ha encargado estos últimos años de absorber a las personas, sobre todo

a aquellas que son fácilmente influenciables debido a las crisis existenciales que nublan la

visión de sus vidas, introduciéndoles así en un ciclo agotador que se alimenta de sus

cansados espíritus. La globalización ha venido a modificar las conciencias de muchos que,

en el desesperado afán de tener una “mejor vida” o “ser más felices”, terminan perdidos en

un mundo saturado de incansable consumo, extendidos horarios de trabajo que les

esclavizan y placeres que una vez consumados exigen ser renovados de nuevo... en fin,

absorbidos por el mundo de lo material que intenta calar hasta lo más hondo mediante la

seducción de nuestros sentidos. La tecnología, las competencias en el mercado, el alto costo

de la vida, la reducción de empleos—justificadas por las empresas como métodos para

mantener su estabilidad, pero dejando en el aire a los desempleados—y las demandas para

la subsistencia propia terminan asfixiando a la sociedad que ahora sufre de un estrés

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masivo. (Incluso las tasas de suicidio han aumentado, a pesar de que existen más

comodidades). Ahora que el mercado se ha extendido a nivel mundial, que el comercio y la

publicidad son parte del diario vivir, se nos ofrece en bandeja de plata lo material, se nos

vende el pensamiento de que “entre más se tiene, más poderoso se es”, y para eso hay que

adquirir los artículos de moda más recientes, sofisticados y caros. El precio muchas veces

es convertirse en máquinas que viven para trabajar en lugar de personas que trabajan para

subsistir en la vida, que consumen desmesuradamente más de lo que sus salarios les

permiten y que en fin, llegan a convertirse en seres humanos materializados por la ambición

de enriquecerse sin un propósito auténtico más que el de tener por tener.

—Seguramente era memos complicada. —Dice el escritor, quien guarda silencio un

momento y observa también a través del cristal. — Con la globalización los diferentes

mercados se han extendido. Se nos ofrece la inmediatez informativa, la apertura entre las

culturas y aparatos inteligentes que nos permiten estar al tanto de lo que acontece a nivel

mundial. La mayoría de artículos que venden los mercados son reemplazables, si no sirven

se botan y se adquiere uno nuevo, podemos escoger entre las diversas marcas que compiten

entre sí. Lastimosamente así pasa también con las relaciones entre las personas y

reciclamos nuestros lazos afectivos. La tecnología y sus avances, por ejemplo, nos

benefician, el problema es que los extremos han deteriorado las relaciones cara a cara entre

las personas, el sedentarismo debilita nuestra salud, y la sociedad de los excesos busca

evadir el compromiso, porque el compromiso implica responsabilidad y este muchas veces

implica sacrificio.

Tanto el escritor como yo nos quedamos cavilando.

¿Cuál es nuestra postura ante la globalización? Los jóvenes nos creemos demasiado jóvenes

para tomar cartas en el asunto y nos volvemos parte del mundo materializado, postergando

grandes ideales a un futuro cuyo presente es manejado muchas veces por empresas

internacionales que intentan acaparar el mundo, manipular conciencias y enriquecerse

mediante la venta que implica el endeudamiento de otros. Los adultos absorbidos por la

agotadora rutina del trabajo y los vacíos existenciales, expanden las cadenas de la

globalización. Así como a nivel mundial se ha extendido el marketing, sería genial extender

la ayuda a lo más necesitados. Vemos en las noticias, a través de los diferentes medios

como la economía crece o decrece y como se invierten millones en anuncios publicitarios

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que tienen como propósito convencernos que “necesitamos” consumir bienes materiales

para ser felices, para encajar en la sociedad. Por ejemplo: Tener el carro del año, el celular

más sofisticado, tener el cuerpo perfecto. Se ha globalizado la idea del mundo de lo

material. Sin embargo, no vemos el otro lado de la moneda y seguimos ignorando a

aquellos que por falta de oportunidades viven en la miseria. Mientras muchas personas

mueren de hambre, mientras muchos agonizan por enfermedades que no pueden tratar

porque no tienen acceso a atención médica, otros manejan la situación a su conveniencia, y

eso es triste, inhumano. Porque mientras el egoísmo y la ambición predominen en el

corazón del hombre, siempre habrá diferencias. Aunque se rompan las fronteras para

extender un mercado, hay muchas personas que no pueden beneficiarse y quedan

marginadas. Para tener cabida en un mundo globalizado debemos prepararnos

académicamente, sacar una licenciatura. Pero, ¿adónde quedan aquellos que apenas tienen

acceso a la educación básica? Con la era de la globalización también se ha extendido la

insensibilización de los corazones.

—El problema en sí no es la globalización sino las actitudes de irresponsabilidad,

indiferencia y acomodamiento que hemos tomado. —Comenta el escritor— Creo que se ha

desarrollado tanto la tecnología que incluso nos aprovechamos de sus beneficios. Como

accedemos a todo de manera inmediata de cierto modo no hemos acomodado. Esperamos

que los demás trabajen, pero nosotros solo queremos ver como los demás desarrollan

nuevas herramientas de avance, mientras permanecemos estáticos detrás de un ordenador

navegando por internet sin hacer algo en realidad más que desperdiciar el tiempo. La

tecnología tiene magníficos beneficios, pero muchas personas se han vuelto pasivas en el

sentido de que ya no intentan hacer un cambio positivo tanto en sus vidas como en la de

otros, y mucho menos a trascender. Otra problemática radica en que así como los medios de

comunicación se han globalizado, así también la corrupción lo ha hecho. Hay una frase que

dice algo parecido a: “mientras la penalización viaje en carreta, la corrupción viaja en yeti.

¿Por qué no en vez de globalizar la corrupción globalizamos los lazos de solidaridad?

—El medio ambiente también se ha visto perjudicado. Ahora que se talan hectáreas de

bosques para la construcción de grandes industrias, la contaminación ha aumentado. Lo

irónico es que nosotros mismos sufrimos las consecuencias.

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— La globalización es un amplio término. —Añade el escritor— Su efecto no se limita solo

a la economía, o a la tecnología, a la cultura o al medio ambiente, abarca todo.

Por un lado me parece genial que las diferentes culturas del mundo extiendan la

comunicación entre sí. La globalización ha traído beneficios y desventajas, como todo en la

vida. Pero ¿Cuál es mi actitud en el mundo globalizado en que vivo? Sé que soy parte de

una sociedad fragmentada por las diferencias económicas entre los diferentes sectores. Hay

corrupción, más delincuentes y menos seguridad. Los mercados se han internacionalizado y

la tecnología ha avanzado. Si hiciéramos buen uso del resultado de la globalización

hiciéramos de este mundo algo mejor. Sin embargo, el egoísmo sale a flote porque el ser

humano tiende por naturaleza a ser inconforme...

—Mamá, quiero la muñeca que vi en el anuncio. —la voz de una pequeña que ha entrado al

café con su madre interrumpe mis pensamientos. Analizo lo que acaba de decir. Las

estrategias de venta de los mercados influyen hasta en los niños.

—A veces me intriga el futuro. —Digo aclarando mis pensamientos— Dentro de algunos

años estaré en el lugar de una de esas personas que van a sus trabajos... no quiero ser

absorbida por las cadenas de la globalización.

—Ante la intriga solo queda buscar una respuesta, —señala el escritor— y no la

encontrarás temiéndole al mañana o a las crisis que podamos sufrir. En manos de ustedes,

los jóvenes, está el contribuir a mejorar la situación a la que hemos llegado.

En ese momento, mi madre me llama avisándome que me espera en el estacionamiento.

—Recuerda esto—dice el escritor cuando ya me marcho—: una chispa de fuego puede

extender un gran incendio y causar devastación. Un joven con deseos de trascender puede

encender en otros la chispa del deseo por mejorar y por conservar sus principios en medio

de la globalización, sosteniendo una actitud sensata ante sus efectos.

Ese día no pude obtener las respuestas que buscaba acerca de cómo ser un escritor exitoso,

pero sí adquirí una visión más amplia del mundo en que vivo. Platón sostenía: "El cuerpo

humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y

los sentimientos los caballos." Finalizo entonces con una interrogante: ¿Hacia dónde

conduciremos nuestro ser en medio del mundo globalizado?