5.3 Los sacramentos al servicio de la comunidad y la misión

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Los sacramentos al servicio de la comunidad y la misión (actividad) Responde a cada pregunta en una extensión aproximada de 10 líneas. 1.- Explica qué quiere decir que todos participamos del sacerdocio de Cristo. ¿Cómo hablarías de ello con tus alumnos? Sabemos que el bautismo fue el comienzo, pero la unión con Cristo debe alimentarse y crecer. Esto significa que todo cristiano debe continuamente ofrecer su vida al Padre en Cristo, pues es una relación íntima y constante. Así pues, el bautismo nos une a Cristo Sacerdote y nos hace partícipes de su mismo sacerdocio. Esto quiere decir que, todos los bautizados participamos del sacerdocio de Cristo, lo cual nos capacita para colaborar en la misión de la Iglesia. La Iglesia es el "cuerpo" del cual Jesús es la cabeza. En ese cuerpo todos tenemos distintos ministerios, encargos, oficios y dones. En este cuerpo místico de Jesús unos han sido específicamente "consagrados" para servir a la comunidad como sacerdotes; a estos se le llama el sacerdocio ministerial; los demás fieles tenemos el llamado "sacerdocio común", por el cual, en la Iglesia todos participamos del sacerdocio de Jesús, con el fin de enseñar, santificar, guiar y servir, en nombre suyo, al Pueblo de Dios, cada uno según el grado del orden recibido. Cuando decimos que todos participamos en el sacerdocio de Cristo, lo que queremos decir, es que, todo cristiano ofrece a Dios todas sus cosas haciendo de su vida una continua ofrenda. Por ejemplo, mediante nuestras buenas obras, oraciones, tareas apostólicas, la vida familiar, el trabajo diario…todo esto si lo hacemos con paciencia, con fe, con una conducta sana y con una actitud positiva se convierte en un sacrificio espiritual agradable que ofrecemos a nuestro Señor. Por eso los bautizados tenemos el derecho y deber de ofrecer nuestras vidas y recibir la gracia. Jesús nos ha proveído para ello principalmente por medio de los sacramentos, la participación en la liturgia de la Iglesia y del sacrificio de la Santa Misa.

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Los sacramentos al servicio de la comunidad y la misión (actividad)

Responde a cada pregunta en una extensión aproximada de 10 líneas.

1.- Explica qué quiere decir que todos participamos del sacerdocio de Cristo.

¿Cómo hablarías de ello con tus alumnos?

Sabemos que el bautismo fue el comienzo, pero la unión con Cristo debe

alimentarse y crecer. Esto significa que todo cristiano debe continuamente ofrecer su

vida al Padre en Cristo, pues es una relación íntima y constante. Así pues, el bautismo

nos une a Cristo Sacerdote y nos hace partícipes de su mismo sacerdocio. Esto quiere

decir que, todos los bautizados participamos del sacerdocio de Cristo, lo cual nos

capacita para colaborar en la misión de la Iglesia.

La Iglesia es el "cuerpo" del cual Jesús es la cabeza. En ese cuerpo todos

tenemos distintos ministerios, encargos, oficios y dones. En este cuerpo místico de Jesús

unos han sido específicamente "consagrados" para servir a la comunidad como

sacerdotes; a estos se le llama el “sacerdocio ministerial”; los demás fieles tenemos el

llamado "sacerdocio común", por el cual, en la Iglesia todos participamos del

sacerdocio de Jesús, con el fin de enseñar, santificar, guiar y servir, en nombre suyo, al

Pueblo de Dios, cada uno según el grado del orden recibido.

Cuando decimos que todos participamos en el sacerdocio de Cristo, lo que

queremos decir, es que, todo cristiano ofrece a Dios todas sus cosas haciendo de su vida

una continua ofrenda. Por ejemplo, mediante nuestras buenas obras, oraciones, tareas

apostólicas, la vida familiar, el trabajo diario…todo esto si lo hacemos con paciencia,

con fe, con una conducta sana y con una actitud positiva se convierte en un sacrificio

espiritual agradable que ofrecemos a nuestro Señor. Por eso los bautizados tenemos el

derecho y deber de ofrecer nuestras vidas y recibir la gracia. Jesús nos ha proveído para

ello principalmente por medio de los sacramentos, la participación en la liturgia de la

Iglesia y del sacrificio de la Santa Misa.

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2.- Cuáles son las disposiciones que tiene que tener una persona que se acerca a

recibir el sacramento del Orden o el del matrimonio? ¿Y cuáles las actitudes que,

en un caso y otro, deberían manifestar como efectos del sacramento? Desciende a

ejemplos concretos.

Las disposiciones que tiene que tener una persona que se acerca a recibir el

sacramento del Orden o del Matrimonio, son aquellas que hay que tener para recibir

cualquiera de los siete sacramentos; como, tener fe, conocer lo que se comunica y por

supuesto, tener la capacidad de recibirlo. Además, es necesario estar bautizado para

recibir cualquier otro sacramento, e indispensable estar en Gracia de Dios. Es decir, es

necesario arrepentirse de los pecados y confesarse antes de recibir estos sacramentos,

pues sólo el Bautismo y la Reconciliación dan de por sí la Gracia. Por ejemplo, los no

bautizados no pueden recibir los demás sacramentos, pero los que sí lo están, deben

claramente desear recibirlos, sin impedimentos, para alcanzar la gracia de Dios en

función de santificación y de su salvación.

Para que el sacramento del orden o del matrimonio tenga su fruto, hace falta

poseer algunas características previamente, como haber recibido los anteriores

sacramentos. O como por ejemplo en el sacramento del matrimonio, que ambos hayan

sido bautizados, que reúnan las condiciones requeridas para la validez del sacramento y

que no tengan ningún impedimento canónico.

Algunas de las muchas actitudes que deberían manifestar los que reciben el

sacramento del matrimonio serian, establecer un vínculo para toda la vida, amándose y

respetándose, y así aumentar la amistad, el vínculo con Dios, y como no, cumplir con el

deber de padres y esposos, además de conseguir la gracia sacramental propia que

permite a los esposos perfeccionar su amor y fortalecer su unidad indisoluble. Por

ejemplo, después de varios años de casados, la vida en común puede que se haga más

difícil, por eso hay que recurrir a esta gracia para recobrar fuerzas y salir adelante.

En lo que respecta a las actitudes que deben manifestar los que se acercan a

recibir el sacramento del orden son, primeramente tener la responsabilidad de actuar en

nombre y con el poder de Jesucristo, celebrar debidamente los sacramentos que Cristo

instituyo encargándose así, de administrar los medios de salvación y cumpliendo así la

misión de santificar, encargarse de transmitir el mensaje del Evangelio, y de esa manera

ejercer el poder de enseñar, y como no, dedicación, compromiso y entrega a la misión

querida por Dios.