5º Domingo Cuaresma - A
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Ciclo A
Tiempo de Cuaresma
5º domingo
Jesús, sollozando de nuevo, llegó a la tumba. Era una
cavidad cubierta con una losa. Dijo: Quitad
la losa […]
Dicho esto, gritó con voz potente:
Lázaro, ¡sal afuera!
El muerto salió, los pies y las manos atadas con
vendas…Jn 11, 3-45.
En su itinerario misionero, Jesús va
creando a su alrededor grupos de amigos fieles, como los de Betania. Son
personas con las que establece vínculos de
profunda amistad. Lázaro, Marta y María
ocupan un lugar importante en el
corazón de Jesús.
Jesús amaba a los tres hermanos. Y aparece profundamente apenado por la muerte de Lázaro.
Por tres veces el evangelio nos dice que sollozó. Jesús comparte con nosotros el dolor y la pena que todos sentimos por la muerte de algún ser querido.
Aquí está la clave del milagro: el amor. El amor nos hace vivir de una manera trascendida resucitada. Para la samaritana de Sicar, Jesús es el agua viva;
para el ciego de nacimiento es la luz, y para Lázaro y sus hermanas es la resurrección.
Jesús tarda cuatro días en llegar, cuando
Lázaro ya está enterrado. Marta
corre desconsolada al encuentro de su
amigo. Pero aún tiene confianza en Jesús y
se atreve a decirle que su hermano no
hubiera muerto si él hubiese estado con
ellos.
El diálogo entre Jesús y Marta culmina en una afirmación. “¿Crees esto?”, pregunta Jesús a Marta.
Marta responde con una proclamación de su fe:
“Sí, creo”. Jesús dice a Marta: “Tú hermano resucitará”. La confianza y la fe les llevarán al milagro.
Solo cuando creemos en Jesús nos puede devolver la vida, la que un día perdimos porque nos alejamos
de él. Solo si creemos en su amor infinito él nos dirá: ¡Salid afuera! Salid de vosotros mismos, de las cadenas que os atan, de la penumbra que oscurece
vuestra vida. Él nos desatará y nos librará de todo lo que nos esclaviza y no nos deja vivir según Dios
Abramos nuestras vidas a aquella voz potente que nos grita con fuerza que salgamos de nuestro
escondite, de la apatía y del egoísmo. Jesús es la auténtica vida y lo puede todo. El pecado
corrompe nuestras entrañas, pero el amor de Dios puede convertir un corazón corrupto y herido en
uno virgen y limpio. Si tenemos fe en Jesús, él nunca llegará tarde cuando lo necesitemos.
Para Jesús lo más importante es darnos la vida sobrenatural. Jesús nos libera y nos da esta vida
nueva para que caminemos junto a Él.
Su amor sacia nuestra sed de Dios, nos ilumina en nuestro camino y nos regala el Cielo.
Textos: Joaquín Iglesias Aranda.
http://homilias.blogspot.com