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Ibn 'Arabí Desde la Geometría del Aliento hacia la
no dualidad
Hashim Cabrera
Sevilla, 7 de Marzo de 2015
“Imagino a San Juan de la Cruz en el deseo supremo de lograr el desasimiento que disuelve el alma en el Amado. Pero no menos me intereso en intuir la apacible calma de Ibn ‘Arabí en la ardua tarea,
no del convencer imposible, sí del exponer a sus correligionarios sufíes el falaz asunto de la aniquilación del ser. El abulense desesperando por morir, para vivir en lo Supremo luego; el
andalusí, apacible, entregando a los guiados por el intelecto y sus controversias el suave néctar de quien ya sólo sabe de lo indiviso.
Disueltos, uno y otro, en las aguas del Amor oceánico, Juan quedose no sabiendo; Arabí sabe que en el ser no hay otro a quien
conocer, pues sólo él es. Juan vibra en el último balbuceo, Arabí nada busca, es.”
DIAZ, Esteban. El jazmín indio. Tiger Moon Productions. Bangalore. India. 2ª edición 2011
“Una vez que entré adonde él estaba, se levantó y vino a recibirme cariñosamente. Tras abrazarme me
dijo :’Si’. Yo le contesté: ‘Si’. Mi respuesta le alegró extraordinariamente, pero cuando me di
cuenta del motivo de su alegría le dije: ‘no’. Averroes se entristeció entonces cambiando de
color y, dudando de la verdad de su propia doctrina, me preguntó: ‘¿Cómo resolvéis vosotros el
problema, mediante la iluminación y la inspiración de Dios? ¿Es eso lo mismo que a nosotros nos
muestra el razonamiento?’ Entonces yo le respondí: ‘Sí y no. Entre el sí y el no salen de sus
materias los espíritus y de sus cuerpos las cervices’.”
Esa Misericordia, ese Amor divino, presenta pues dos aspectos: Bajo un aspecto es el Amor que Dios tiene a la criatura, el deseo que
tiene de ella, el Suspiro apasionado de la divinidad en su Misterio, el Tesoro oculto que aspira a manifestarse en los seres, a fin de ser
revelado por ellos y para ellos.
Bajo otro aspecto, es el deseo que la criatura tiene de Dios y que es en realidad el deseo de Dios manifestándose en los seres, que aspira a regresar a sí mismo. Es Dios mismo, quien determinándose a sí
mismo en la forma de fiel, suspira por sí mismo, pues Él es la Fuente y el Origen. Así, el Amor existe eternamente, como un
intercambio, una permutación entre Dios y la criatura. Cada uno de nosotros lo comprende según su grado de ser y su aptitud
espiritual.
Esta relación inmanente en el amor divino es la que ejemplifica la relación de cada ser humano con su propio Señor.
Mehdi Flores. El hombre con corazón en forma de parque de gacelas. Verde islam 7.
1997
“El mundo es mera ilusión; no tiene existencia real. Este es el significado de —jayal— ‘Imaginación’.
Imaginas que el mundo es una realidad independiente, distinta de la Realidad —al Haqq—
pero en verdad no es nada de eso. Debes saber que tú mismo no eres sino imaginación. Lo que percibes y aquello que señalas como distinto a ti también es
imaginación. Así pues, el mundo existencial es imaginación dentro de la imaginación”.
Yo he oído el susurro de su lengua, la del alma, en el silencio, sin escritura que la cultive, sin texto
que la negocie, sin sonido que la exprese. Sólo alma desnuda abriéndose al alma de quien se deleita
en el sabor de ser quietud de alma. Alma atenta a sí misma, pues quietud es ser alma y ser alma es movimiento
detenido en el puro cuidado del alma recogida en sí misma: el alma que en soledad
universalmente se recrea, allí donde ni el tiempo ni el espacio padecen de existencia.
(Esteban Díaz. Del poemario COMO LLUVIA SOBRE FÉRTIL PRADO,
Bangalore, India, Tiger Moon Productions, Mayo, 2009)
Es por y en tu Señor como puedes alcanzar al Señor de los Señores que se manifiesta en cada Señor, es decir, es por tu fidelidad a ese
Señor absolutamente propio y en su Nombre divino, del que eres siervo, ´abd, cómo y dónde se te hacen presentes la totalidad de
Sus Nombres.
“Volver a su Señor” es realizar esa pareja del fiel y su Señor, que no es la Esencia divina en su generalidad, sino en su individualización
en uno u otro de sus Nombres.
Para el musulmán que vive su fe no hay pues escapatoria de su compromiso esencial con la tolerancia del Otro, de su amor al Otro,
al diferente, al que rivaliza en dar a conocer el Misterio del Amor divino.