70º ANIVERSARIO · 2019-01-03 · “Acerquémonos a Dios que se hace cercano, detengámonos a...

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Con frecuencia reducimos la fe a unas “creencias”: aceptación de verdades por autoridad de quien las propone. Por eso cuando tenemos dudas no sabemos qué hacer e incluso nos inquietamos. Pero la verdadera fe no se reduce a creencias; es un encuentro personal con Alguien, cuya cercanía de amor experimentamos y nos da más que seguridad y confianza. El elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar, en este tiempo de espera, sobre nuestra fe. La fe de María se caracteriza como una adhesión a la promesa de Dios. María está totalmente segura de que Dios quiere y sabe ser fiel a la palabra dada. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. También esto es cierto para nosotros: si no creemos, no experimentaremos nunca cómo el don de Dios, misteriosamente, puede ir formándose en nosotros. La fe de María se manifiesta también en el hecho de ir a visitar a Isabel: un viaje inspirado por la premura de su prima que necesita ayuda, pero también un viaje para ir a contemplar lo que Dios está haciendo en los otros. También nuestra fe tiene mucho que aprender de esta actitud, ya que debemos tratar de darnos cuenta de lo que Dios hace en la historia de los demás. María e Isabel tienen esto en común, de lo que nos podemos aprovechar nosotros hoy: saben dialogar sobre lo que Dios hace en ellas. La fe de María nos exhorta a insertarnos en el clima propio de los «pobres del Señor», es decir, de las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra. María es la primera creyente, en su humildad gustó el mirar de Dios, que es amor. María confió y estuvo siempre de camino siguiendo los pasos de su Hijo. María fue la mujer que sintió la mirada benevolente de Dios, y en Él confió su porvenir. Todo un signo para la verdadera esperanza; Ella es la figura del Adviento. El encuentro de fe con el verdadero Dios siempre deja en nosotros paz, porque siempre se manifiesta con amor, porque nos da vida y aliento, nos anima, nos perdona y nos llama para que demos un paso hacia delante: “Aquí estoy para hacer tu voluntad”. Cuando experimentamos la presencia de Dios en nosotros, el encuentro con el Amor que vive y llena nuestro mundo, salimos gozosos al encuentro del hermano, salimos con alegría a entregar nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros recursos a aquellos/ as que lo necesitan. Vivimos bendiciendo y nos sabemos capaces de acoger la bendición de los demás; capaces de encontrarnos, corazón a corazón, en el reconocimiento del Dios que habita en cada uno/a de los que nos rodean. E.D.V. Adviento 2018 ¡FELIZ NAVIDAD! Lunes, 24: Misa del Gallo: 24:00 h. Martes, 25: NATIVIDAD DEL SEÑOR Eucaristías: 11:00 y 12:30 h. Miércoles, 26: 19:00h. Renov. Carismática Jueves, 27: La Parroquia cumple 70 años. Tendrá prolongada celebración en días “hábiles” Domingo, 30: LA SAGRADA FAMILIA. Jornada por la familia y la vida. Eucaristías: 11:00 y 12:30h. AVISOS: CAMPAÑA PERMANENTE PARA OBRAS. GOTERAS Y MEJORAS EN EL TEMPLO. Colaboraciones para el mosaico identificativo exterior de la parroquia. Del 28 de diciembre a 1 de enero: Encuentro europeo TAIZÉ en Madrid. Del 23 al 28 enero 2019: XXXIV Jornada Mundial de la Juventud. Día 24 Luciano, Adela, Delfín, Paula Isabel Cerioli. Mañana: 2Sam 7, 1-5.8b-12.14a.16 Sal 88 Lucas 1, 67-79 Vespertina: Is 62, 1-5 Sal 88 He 13, 16-17.22-25 Mateo 1, 1-25 Día 25 NATIVIDAD DEL SEÑOR. Nª Sra. de Belén. Is 52, 7-10 Sal 97 Heb 1, 1-6 Juan 1, 1-18 Día 26 Esteban, Dionisio, Zoísmo, Marino. Hch 6, 8-10; 7. 54-59 Sal 30 Mateo 10, 17-22 Día 27 Juan evangelista, Fabiola, Geraldo, Godofredo, Teófanes. 1Jn 1, 1-4 Sal 96 Juan 20, 1a. 2-8 Día 28 Los Santos Inocentes, Abel, Gaspar del Búfalo. 1Jn 1, 5-2,2 Sal 123 - Mateo 2, 13-18 Día 29 Tomás Becket, David, Domingo, Bonifacio. 1Jn 2, 3-11 Sal 95 Lucas 2, 22-35 70º ANIVERSARIO http://www.sanjoselasmatas.es [email protected] Las Matas. Madrid - Año XVI - 974 23 diciembre 2018 DOMINGO IV de ADVIENTO Ciclo C 4ª SEMANA: Abrir el corazón Preparando tu venida. ¿Qué debo hacer para preparar tu venida, Señor? ¿Renunciar a los gozos de la vida? ¿Abajar montañas y rellenar valles? ¿Rectificar los caminos y sendas? ¿Superar pruebas y dificultades? ¿Realizar sacrificios costosos? ¿Hacer promesas extraordinarias? ¿Desprenderme de mis anhelos humanos? ¿Seguir en vela hasta la madrugada? Para preparar tu venida, Señor, yo sólo quiero y busco... unas palabras claras para que se me entienda, unos gestos apropiados para hacer agradable la jornada, una mirada serena que infunda paz y ternura, un momento de silencio para escuchar con el corazón, unas gotas de rocío para alimentar las esperanzas, un sueño ligero que capte los rumores de las personas y de los ángeles. Para preparar tu venida, Señor, yo sólo necesito abrir mis entrañas y dejarlas que se llenen con tu presencia, como lo hizo Juan Bautista, como los profetas de entonces y ahora, como los pobres que nunca cuentan pero tienen historias que nos golpean y penetran, como María... F. Ulibarri

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Page 1: 70º ANIVERSARIO · 2019-01-03 · “Acerquémonos a Dios que se hace cercano, detengámonos a mirar el belén, imaginemos el nacimiento de Jesús: la luz y la paz, la pobreza absoluta

Con frecuencia reducimos la fe a unas “creencias”: aceptación de verdades por autoridad de quien las propone. Por eso cuando tenemos dudas no sabemos qué hacer e incluso nos inquietamos. Pero la verdadera fe no se reduce a creencias; es un encuentro personal con Alguien, cuya cercanía de amor experimentamos y nos da más que seguridad y confianza.

El elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar, en este tiempo de espera, sobre nuestra fe. La fe de María se caracteriza como una adhesión a la promesa de Dios. María está totalmente segura de que Dios quiere y sabe ser fiel a la palabra dada. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. También esto es cierto para nosotros: si no creemos, no experimentaremos nunca cómo el don de Dios, misteriosamente, puede ir formándose en nosotros.

La fe de María se manifiesta también en el hecho de ir a visitar a Isabel: un viaje inspirado por la premura de su prima que necesita ayuda, pero también un viaje para ir a contemplar lo que Dios está haciendo en los otros.

También nuestra fe tiene mucho que aprender de esta actitud, ya que debemos tratar de darnos cuenta de lo que Dios hace en la historia de los demás. María e Isabel tienen esto en común, de lo que nos podemos aprovechar nosotros hoy: saben dialogar sobre lo que Dios hace en ellas.

La fe de María nos exhorta a insertarnos en el clima propio de los «pobres del Señor», es decir, de las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra.

María es la primera creyente, en su humildad gustó el mirar de Dios, que es amor. María confió y estuvo siempre de camino siguiendo los pasos de su Hijo. María fue la mujer que sintió la mirada benevolente de Dios, y en Él confió su porvenir. Todo un signo para la verdadera esperanza; Ella es la figura del Adviento.

El encuentro de fe con el verdadero Dios siempre deja en nosotros paz, porque siempre se manifiesta con amor, porque nos da vida y aliento, nos anima, nos perdona y nos llama para que demos un paso hacia delante: “Aquí estoy para hacer tu voluntad”.

Cuando experimentamos la presencia de Dios en nosotros, el encuentro con el Amor que vive y llena nuestro mundo, salimos gozosos al encuentro del hermano, salimos con alegría a entregar nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros recursos a aquellos/ as que lo necesitan. Vivimos bendiciendo y nos sabemos capaces de acoger la bendición de los demás; capaces de encontrarnos, corazón a corazón, en el reconocimiento del Dios que habita en cada uno/a de los que nos rodean.

E.D.V. Adviento 2018

¡FELIZ NAVIDAD! Lunes, 24: Misa del Gallo: 24:00 h.

Martes, 25: NATIVIDAD DEL SEÑOR Eucaristías: 11:00 y 12:30 h. Miércoles, 26: 19:00h. Renov. Carismática

Jueves, 27: La Parroquia cumple 70 años. Tendrá prolongada celebración en días “hábiles” Domingo, 30: LA SAGRADA FAMILIA.

Jornada por la familia y la vida. Eucaristías: 11:00 y 12:30h.

AVISOS:

CAMPAÑA PERMANENTE PARA OBRAS. GOTERAS Y MEJORAS EN EL TEMPLO.

Colaboraciones para el mosaico identificativo exterior de la parroquia.

Del 28 de diciembre a 1 de enero: Encuentro europeo TAIZÉ en Madrid.

Del 23 al 28 enero 2019: XXXIV Jornada Mundial de la Juventud.

Día 24 – Luciano, Adela, Delfín, Paula Isabel Cerioli.

Mañana: 2Sam 7, 1-5.8b-12.14a.16 – Sal 88 – Lucas 1, 67-79 Vespertina: Is 62, 1-5 – Sal 88 – He 13, 16-17.22-25 – Mateo 1, 1-25 Día 25 – NATIVIDAD DEL SEÑOR. Nª Sra. de Belén.

Is 52, 7-10 – Sal 97 – Heb 1, 1-6 – Juan 1, 1-18 Día 26 – Esteban, Dionisio, Zoísmo, Marino.

Hch 6, 8-10; 7. 54-59 – Sal 30 – Mateo 10, 17-22 Día 27 – Juan evangelista, Fabiola, Geraldo, Godofredo, Teófanes.

1Jn 1, 1-4 – Sal 96 – Juan 20, 1a. 2-8 Día 28 – Los Santos Inocentes, Abel, Gaspar del Búfalo.

1Jn 1, 5-2,2 – Sal 123 - Mateo 2, 13-18 Día 29 – Tomás Becket, David, Domingo, Bonifacio.

1Jn 2, 3-11 – Sal 95 – Lucas 2, 22-35

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Las Matas. Madrid - Año XVI - nº 974 – 23 diciembre 2018 DOMINGO IV de ADVIENTO – Ciclo C

4ª SEMANA: Abrir el corazón

Preparando tu venida. ¿Qué debo hacer para preparar tu venida, Señor? ¿Renunciar a los gozos de la vida? ¿Abajar montañas y rellenar valles? ¿Rectificar los caminos y sendas? ¿Superar pruebas y dificultades? ¿Realizar sacrificios costosos? ¿Hacer promesas extraordinarias? ¿Desprenderme de mis anhelos humanos? ¿Seguir en vela hasta la madrugada?

Para preparar tu venida, Señor, yo sólo quiero y busco... unas palabras claras para que se me entienda, unos gestos apropiados para hacer agradable la jornada, una mirada serena que infunda paz y ternura, un momento de silencio para escuchar con el corazón, unas gotas de rocío para alimentar las esperanzas, un sueño ligero que capte los rumores de las personas y de los ángeles.

Para preparar tu venida, Señor, yo sólo necesito abrir mis entrañas y dejarlas que se llenen con tu presencia, como lo hizo Juan Bautista, como los profetas de entonces y ahora, como los pobres que nunca cuentan pero tienen historias que nos golpean y penetran, como María...

F. Ulibarri

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“Acerquémonos a Dios que se hace cercano, detengámonos a

mirar el belén, imaginemos el nacimiento de Jesús: la luz y la

paz, la pobreza absoluta y el rechazo” P. Francisco

Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1-4a Esto dice el Señor: «Y tu, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel; sus orígenes son de antaño, de tiempos inmemoriales. Por eso, los entregará hasta que dé a luz la que debe dar a luz, el resto de sus hermanos volverá junto con los hijos de Israel. Se mantendrá firme, pastoreará con la fuerza del Señor, con el dominio del nombre del Señor, su Dios; se instalarán, ya que el Señor se hará grande hasta el confín de la tierra. Él mismo será la paz». Palabra de Dios.

Salmo responsorial.- Salmo 79

R/ OH DIOS, RESTÁURANOS, QUE BRILLE TU ROSTRO Y NOS SALVE.

Pastor de Israel, escucha; tú que te sientas sobre querubines, resplandece; despierta tu poder y ven a salvarnos. R. Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R. Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5-10 Hermanos: Al entrar Cristo en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo –pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí- para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad». Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Palabra de Dios.

Nos encontramos en el cuarto Domingo de Adviento. Este es el

pórtico de la Navidad a la que la liturgia nos ha conducido una vez

más.

Si el domingo pasado se nos ofrecía la figura de Juan Bautista, hoy es

la de María, la mujer sencilla que, practicando la hospitalidad, acoge

la Vida en su seno y se deja cambiar. María es receptiva, pero no

pasiva. Ha concebido primero la fe en su corazón, y después al

Señor. Desde ahí, presta la vida para que Dios realice sus obras y está

atenta a las necesidades de la humanidad.

Ella, portadora de Dios, no dudó en ponerse en camino y repartir su

alegría. La visita de María a Isabel permite al evangelista poner en

contacto al Bautista y a Jesús, antes incluso de haber nacido. La

escena está cargada de una atmósfera muy especial. Las dos mujeres

han sido llamadas a colaborar en el plan de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-45

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». Palabra del Señor.

María, se convierte en la figura central. Todo gira en torno a

ella y a su Hijo.

María es la «madre de mi Señor». Así lo proclama Isabel a gritos

y llena del Espíritu Santo. Para los seguidores de Jesús, María es

antes que nada la Madre de nuestro Señor. De ahí arranca toda

su grandeza. Con ella nos llega Jesús, la bendición de Dios al

mundo.

María, la creyente. Isabel la declara dichosa porque “ha

creído”. María es grande no simplemente por su maternidad,

sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser Madre

del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su

Palabra dentro de su corazón; la ha meditado; la ha puesto en

práctica cumpliendo fielmente su vocación.

María, la evangelizadora. María ofrece a todos la salvación de

Dios, que ha acogido en su propio Hijo. Ésa es su gran misión y

su servicio. Según el relato, María evangeliza no solo con sus

gestos y palabras, sino porque donde va lleva consigo la

persona de Jesús y su Espíritu. Esto es lo esencial del acto

evangelizador.

María, portadora de alegría. El saludo de María contagia la

alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha escuchado la

invitación de Dios. Ahora, desde una actitud de servicio y de

ayuda, María irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que

siempre lleva consigo. Ella es para la Iglesia el mejor modelo de

una evangelización gozosa.

Quien vive con alegría no es indiferente a los sufrimientos de los

demás. No es fácil la alegría. Nunca lo ha sido, tampoco hoy.

La alegría nace de lo más hondo de la persona y la impregna

por entero. Da un brillo especial y una luz nueva a la existencia.

Hace vivir con una confianza básica. Lleva a la persona a darse,

abrirse, abrazar. No se fabrica desde fuera. Brota del interior.

Emerge cuando aprendemos a vivir en la verdad y el amor. La

alegría es el mejor signo de una vida vivida de manera sana

desde su raíz.

En el pórtico de la Navidad se nos invita a escuchar las mismas

palabras que María. No es sólo una invitación a vivir unas

fiestas dichosas. Es algo más porque la alegría es más fácil

cuando uno sabe que no está solo, perdido en la vida. Navidad

es el anuncio de esta gran noticia: ningún ser humano está solo.

A todos nos acompaña Dios.

La esperanza, la conversión, la alegría, la solidaridad y la fe,

deben ser los pilares para descubrir a Jesús que viene a nuestro

encuentro.

El Señor ya está aquí. El tiempo de la espera se ha cumplido.

Podemos preguntarnos en qué hemos cambiado, qué pasos

hemos dado para acoger a Jesús en nuestra vida y en nuestro

corazón.