75 Javierada diocesana y 76 Javierada de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941. José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia 02/08/2015 Col. Nueva Bermeja, nº 16 Pamplona 2015

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de

1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia

02/08/2015

Col. Nueva Bermeja, nº 16

Pamplona 2015

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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Pintura al fresco del valenciano Ramón Stolz Viciano (1950), situada en la cúpula del Monumento de Navarra a los Muertos en la Cruzada. La composición representa a San

Francisco de Javier, patrono de la Misiones y de las Indias, como centro espiritual de Navarra, su historia, sus Cruzadas y gestas. El espíritu siempre religioso y batallador de los navarros por Dios y por la Patria se reflejan

en todas las composiciones de la hermosa gran bóveda. (Foto: Vaquero, archivo HCVC)

José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia Año 2015 “Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941. C/ Arrieta nº 2 31002 Pamplona – Navarra - España [email protected] historiadenavarraacuba.blogspot.com Colección: Nueva Bermeja nº 16 Edición limitada en papel

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de

1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

A la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz que desde ciudades, municipios

–(…) valles, cendeas y distritos- y concejos de Navarra, peregrinó en Javierada diocesana

a pie o con otros medios desde 1941 hasta 2015. A los voluntarios que fueron

pioneros el 3-XII-1939, y a la Hermandad que hizo su primera Javierada el 10 de marzo de 1940.

Aita Teodoro hizo la Javierada con la HCVC en 1942, 1952, 1954 y 1956.

José Fermín Garralda Arizcun Dr. en historia

Pamplona, 2015

ÍNDICE: 1. La figura de Francisco de Javier 2. Las primeras

peregrinaciones al castillo de Javier 3. El nombre Javierada 4. Nuestra aportación 5. La marcha a Javier del 3-XII-1939 6. La primera Javierada de 1940 7. La primera Javierada diocesana de 1941. 8. Las Javieradas posteriores. 9. Otras peregrinaciones 10. Los 76 años de la Javierada de la Hermandad. 11. La actual Hermandad canónica de Caballeros Voluntarios de la Cruz 12. Apéndices

ES UNA NOVEDAD a voces. Atravesamos un acontecimiento, más eclesial que social, de una gran importancia. El viejo Reyno de Navarra –hoy Comunidad Foral- está de

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celebración. El presente año de gracia 2015, habría celebrado el 76 aniversario de la primera Javierada convocada por el Obispo de Pamplona desde 1940, y el 75 de aquella Javierada diocesana convocaba por él mismo en 1941, peregrinación o marcha de los navarros a Javier para hacerse a lo Javier, realizada al inicio de la Cuaresma e inserta en la Novena de la Gracia, peregrinación que todos los años convoca el Obispo de Pamplona-Tudela. La Javierada diocesana ha sido el foco de atención espiritual y religiosa, penitencial y de conversión, de los peregrinos navarros.

* * *

1. La figura de Francisco de Javier, admirable y en continua expectación.

DURANTE TRES GENERACIONES cientos de miles de

navarros han peregrinado por estas fechas con una gran piedad al castillo de Javier, cuna del Santo. La devoción a San Fco. Javier en la católica Navarra es intensa, y muchísimos de navarros llevan su nombre.

Francisco de Javier es un santo universal. Los trabajos de José María Recondo S.J. y de Georg Schurhammer S.J. (1965), entre muchos otros, dan buena cuenta de ello. Sobre él se han publicado más de tres mil títulos y ha sido objeto de numerosos artistas de primera categoría universal. Uno de ellos es Ramón Stolz Viciano, según la primera imagen que publicamos en este trabajo. Sobre esta conocida composición, dice la documentación de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz (HCVC):

“En esta composición, que pudiéramos llamar la central del

conjunto, Stolz ha tratado de representar la labor evangelizadora del Oriente llevada a cabo por el gran Apóstol navarro. Sobre un lívido fondo auroral en forma de cruz, destaca la figura de Javier en actitud de bautizar y mostrar a las gentes su crucifijo milagroso. Avanza el Santo “como si de cada huella de sus pies andarines e infatigables brotase un alma redimida”, que dijo un escritor navarro. Le rodean figuras en representación de todos los pueblos orientales que él convirtió a la fe de Cristo: indios, malayos, javaneses y japoneses.

La figura central del primer término representa a la China anhelosa de recibir la predicación del Evangelio. A la izquierda, un enfermo indio es conducido en parihuelas a presencia del Santo que ha de curarle.

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Y a un lado y otro, en el último término, diluyen su figura un elefante indostánico y un “samurai” a caballo, representando el Oriente exótico” (Archivo de la HCVC).

En ese pequeño pero bien plantado castillo, situado a los

pies de la calcárea sierra de Leire, y construido sobre roca madre, nació el pequeño Francisco, el Hermano Mayor de la Hermandad, en 1506. Allí enamoró al Cristo gótico de la sonrisa que acoge a todos los que estamos en proceso de arrepentimiento, situado en el reducido recinto de la capilla del castillo. Es en la madera de la sencilla imagen en la que se deja traspasar el alma. Y allí Francisco recibió los buenos consejos de su madre para su etapa de estudiante en París iniciada en 1525. El joven Francisco destacaba en el mundo universitario de París siendo muchas sus ambiciones. “¿De qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma y se condena?”, fue el inquisitivo “recuerda” que le presentó el guipuzcoano Íñigo de Loyola, de modo que, en 1534, un inquieto y confiado Francisco de Javier ingresó en el germen de la futura Compañía de Jesús, aprobada al fin por el Papa Paulo III en 1540 como contrapeso a la reforma-ruptura protestante iniciada con la desobediencia herética –orgullosa- de Lutero.

La vida y obra de Francisco de Javier ha tenido y tiene un enorme impacto desde el siglo XVI. Fue un viajero incansable que predicó la Buena Nueva del Evangelio por la costa africana y sobre todo por el Sur, Sureste y Este de Asia. Su impetuoso viaje a lo divino supera en mucho los viajes de los principales descubridores de su época. Javier fue el misionero por antonomasia en India, las islas de Insulindia y Japón, y, esperando zarpar hacia China, murió en el Señor a las puertas del celeste Imperio con 46 años de edad en 1552. Le acompañaba su fiel y sencillo amigo chino Antonio. Los santos suelen ser acompañados de los sencillos de corazón.

Francisco de Javier fue proclamado santo el 12-III-1622 por Gregorio XV y declarado patrono de Oriente en 1748. En ese mismo año, fue nombrado patrono de Navarra por la Diputación del Reino. Por sus viajes a Oriente y su empeño evangelizador, Javier ha merecido el título de patrono de las Indias y las Misiones católicas desde 1927, y desde 1952 es patrono del sector del Turismo.

Para conmemorar la elevación a los altares de Francisco de Javier, se creó la Novena de la Gracia en las mismas fechas de su canonización, que coinciden con el comienzo de la Cuaresma cristiana, de modo que la expresión Javierada adquiere un fuerte sentido penitencial.

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Quizás sea por el ejemplo de Javier por lo que Navarra conserva en 2015 su vocación misionera, que le ha hecho universalmente fértil en el ámbito de la fe católica. Es muy posible que en 2015 Navarra viva, en esto y otras muchas cuestiones religiosas, lo que se llama de rentas, debido a la tremenda crisis religiosa que los navarros están atravesando, de la que son responsables muchas de sus élites. En nuestra sociedad democrática muchos suelen echar sus responsabilidades a espaldas del sufrido pueblo, quizás para aligerar su suya propia.

Como señala el historiador medievalista y archivero don Javier Fortún, San Francisco Javier se ha convertido “en signo de identidad para Navarra y los navarros”.

Pues bien, si ésta es la persona que recordamos con una gran afecto y devoción, ¿qué decir de los que peregrinan a Javier todos los años? ¿Quiénes fueron los primeros peregrinos? ¿Cuándo fue la primera Javierada?

* * *

2. Las primeras peregrinaciones al castillo de Javier no fueron propiamente Javieradas.

Poco a poco nos sumergimos con gusto y algo de nostalgia

en las páginas de la historia. ¿Cómo surgieron las realidades que

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celebramos hoy? Aparecieron como todo lo grande, con el paso lento y seguro de una sociedad en el ejercicio de sus libertades y en marcha, con la suma de iniciativas individuales, de grupos, y al fin colectivas.

El 5-III-1886, miles de navarros peregrinaron a Javier según sugirió la Diputación Foral, para agradecer al santo patrón el haber librado a Navarra de una epidemia de cólera morbo que tantas muertes había causado en el resto de España. La peregrinación se hizo por todos los medios disponibles en aquella época y no sólo a pie. Llegaron más de 20.000 peregrinos, lo que es una cifra altísima, lo que refleja el fervor por el santo patrono así como la capacidad de convocatoria de la Diputación Foral de Navarra. En la calle Bajada de Javier del Casco Viejo de Pamplona o la vieja Iruña, en la fachada lateral de la parroquia de San Agustín, hay una inscripción que recuerda este hecho.

“Peregrinación / pamplonesa y navarra / al / Castillo de Javier/ 5 de abril de 1886” (Foto: JFG 2015)

Hace más de cien años, en 1895 el obispo de Pamplona organizó una marcha a Javier contra el horrible pecado de la blasfemia. Cinco lustros después, en 1922 se peregrinó a Javier en el tercer centenario de la canonización del santo patrón, celebración que organizaron los PP. Jesuitas, tan queridos por todos. En 1958 el periodista López-Sanz recordará la peregrinación que, en 1934, tras la expulsión de la Compañía de Jesús y con los nuevos aires de libertad de la República, realizaron varios jóvenes de Valtierra, “todos los cuales irían después a peregrinar por España en la Cruzada” (1). También el 12-III-1939

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un grupo de peregrinos viajó en tren hasta Javier para pedir al Santo el final de la guerra (2). En el semanario diocesano “La Verdad” (3), se recogen actualmente varias fotografías de estos importantes momentos para Navarra, y a él remitimos al lector.

El lector se acerca poco a poco a la decisión final del obispo de Pamplona, mons. Marcelino Olaechea Loizaga –hoy en proceso de beatificación-, de convocar una marcha para toda la diócesis de San Fermín.

A fines de 1939, concretamente el 3 de diciembre –fiesta de San Francisco Javier en el calendario litúrgico-, un grupo de voluntarios de los Tercios de requetés en la guerra de 1936 o mejor Cruzada, realizó su peregrinación en acción de gracias a Javier por terminar con éxito, y sanos y salvos, la Cruzada, como se lo habían prometido solemnemente al santo patrón. Así de comprensible y sencillo. A pesar de un día invernal, un grupo de excombatientes realizó la peregrinación, aunque otros y sus familiares la suspendieron, acordando realizar una marcha en marzo del año siguiente, el inmediato 1940. Ese, ese es el espíritu de reciedumbre, no blandengue ni timorato, perseverante, que se actualiza en cada Javierada. Ese es el espíritu que hizo posible los grandes ideales de Cruzada, de acción de gracias, de actualización de una Fe hecha obras, y que cada año recordaba la Hermandad en sus convocatorias a Javier desde 1940.

No en vano, resulta que fueron precisamente dichos jóvenes de 1939 en quienes Mons. Olaechea Loizaga fundó la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en el monasterio de Irache el día 26-XII-1939. En el archivo de la Hermandad se conservan los documentos originales de dicha erección (4).

Es en los días en que esto se escribe de 2015, cuando en otros textos hemos dejado constancia de la persecución que buena parte de los actos de esta Hermandad están sufriendo desde un bloque de escaños del Parlamento de Navarra. No, por cierto, se sufre hoy por la Javierada de marzo. En efecto, dicha Hermandad se resiste a la dejación de sus derechos cívicos –y en su caso obligaciones morales- en relación con la cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, se resiste a que se quiebre su libertad religiosa como institución católica, se resiste a que se vulnere su intimidad, se resiste al guerracivilismo que algunos republicanos y secesionistas ideologizados –así lo expresan sus banderas en sus concentraciones- de orientación marxista promueven, se resiste a la desmemoria colectiva, al enredo y al “totum revolutum” para manipular mejor, se resiste a la continua manipulación de intenciones y hechos realizada por quienes

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admiten entre ellos a quien poco o nada tiene que enseñar y sí mucho de qué arrepentirse, y se resiste al dominio de la llamada dialéctica –vencer que no convencer- y actos de fuerza psicológica sobre la verdad (5).

Las campañas ideológicas orquestadas hoy día por colectivos de presión contra lo que queda del Monumento de Navarra, al que no perdonan y que desearían ver destruido o totalmente apropiado para dictaminar absolutamente sobre él, escudadas con hipocresía en las parcelas de bien que esgrimen, responden a estrategias demasiado conocidas y al cómodo silencio de una sociedad adormecida, que se reconoce impotente –perdidos sus derechos ante el Estado que tiene la última palabra en todo- y hastiada. Al final, dan gato por liebre, y diciendo una cosa persiguen otra. ¿Dónde queda la tan cacareada “libertad”? ¿Dónde la libertad para no desmentirse a sí mismo y de no dar la puntilla a la memoria católica de Navarra, de la Navarra de nuestros padres, abuelos y todas las generaciones anteriores? ¿No se es actualmente objeto de una durísima presión psicológica –el hombre ansía la paz- que sólo los fuertes pueden resistir y sobreponerse con el bien?

Sirvan las líneas precedentes para enmarcar este trabajo histórico en todas sus coordenadas como contraste con las malevolencias del presente y los problemas de actualidad. No en vano la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, que es canónica, desarrolla su vida hoy desde hace 76 años, es decir, durante tres generaciones, desde aquel 26-XII-1939 en que el obispo de Pamplona mons. Olaechea Loizaga la fundó en el monasterio de Irache para conservar vivo el espíritu católico de la Navarra de entonces en defensa de la religión católica y la Patria contra el comunismo, el laicismo beligerante e impositivo y la persecución religiosa.

* * *

3. El nombre Javierada ¿Por qué se creó y triunfó el término Javierada, y no el de

marcha a Javier? Mons. Olaechea se dirigió a la Hermandad de Caballeros

Voluntarios de la Cruz que estaba en el monasterio de Irache en febrero de 1940, con el término “espíritu de Javier”, impulsando así lo que de hecho será la primera Javierada en 1940. Como esta peregrinación fue un éxito, al año siguiente mons.

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Olaechea convocó otra para toda la Diócesis en 1941. Pues bien, el término Javierada lo utilizó, “inventó” y acuñó Mons. Marcelino Olaechea Loizaga por tres veces cuando se dirigió a los peregrinos a Javier el 8-III-1941.

La Javierada se planteó como la continuación religiosa y en la paz del espíritu religioso que llevó a Navarra a una Cruzada defensiva. Este vocablo no se hizo oficial hasta 1945-1946, y aunque se empleó rara vez en la década de los cuarenta y cincuenta (Arregui), más tarde se consolidó en la prensa (Javier Fortún). Este tema lo explica muy bien el concienzudo historiador José Miguel Arregui Garbizu en su trabajo “Javierada versus Marcha a Javier. Historia de una polémica”, publicado en 1998, y que aborda algunos aspectos tratados en este trabajo (6).

En 1960, el P. Valeriano Ordóñez (seud. Is-Orval) identificó en la prensa como “prejavierada espontánea y heroica”, a la realizada por los voluntarios de la Cruzada - jóvenes de carrera o bien de campo- “apenas pudieron dejar el fusil”, es decir, a las marchas de de los excombatientes de 1939 y 1940. El autor deja el nombre Javierada para la de 1941, denominando como prejavierada a las dos peregrinaciones anteriores (7). Ese día, el mismo periódico que recogía su escrito, mantenía el término Javierada frente a los que querían sustituirlo por el de marcha a Javier, propio de unos u otros hablistas indignados.

Nosotros preferimos aplicar el término Javierada a todas las marchas o peregrinaciones impulsadas por el señor Obispo, incluyendo la Javierada del 19 de julio según dijo expresamente el mismo Olaechea, la peregrinación de 1940, la Javierada Diocesana de 1941 y las de años después.

Preferimos hablar de Javierada sabiendo que algunos clérigos de la organización quisieron en su día modificar e imponer el nuevo término de marcha a Javier. Su intento supuso un tira y afloja a mediados de los sesenta con la realidad sociológica y la costumbre. Ignoramos sus intenciones, y desde luego no pudieron alcanzar su propósito. Lo que no era posible era desnavarrizar a los navarros, cambiando el estilo que iban creando, o sustituir con un talante purista –“progresista” lo llamaban- lo particular por un término genérico y desarraigado.

También se barajaron otros términos como “javierina”, “javierano”, “navarrada” (8). Que la palabra Javierada suene raro como dice el autor (9) quizás olvide que en Navarra se habla de la muchachada, y que si bien la peregrinación a Javier es para todos, sobre todo lo es para los muchachos.

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Javierada, es un nombre que poco tiene que ver con una romería festiva. Javierada, es un término que no responde a un mero peregrinaje devoto. Javierada, es naturalmente testimonio de la Fe de una época, de todo un pueblo, de cada peregrino de cualquier sexo, edad y condición capaz de un arrepentimiento personal y reencuentro con la Persona de Cristo. Javierada, es la huella o marca que deja el fuerte sabor de una ferviente demostración -personal y colectiva- de súplica y de Fe, que expone a cada cual y de forma confiada al amor de una madre –como si del pequeño Francisco se tratara-, dejándose convertir al fin en matojo o matorral –tomillo, romero y retama- quizás seco pero siempre oloroso de buenas esencias. Junto al espino crece el cardo, y junto al cardo la higuera. En fin, Javierada es convertirse y hacerse a lo Javier.

Sí, la peregrinación a Javier, la Javierada, la “inventó” mons. Olaechea, y debe aplicarse a la peregrinación realizada por la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz -Hermandad canónica- bajo su impulso y auspicios la noche del 9 al 10 de marzo de 1940.

Imagen en un folleto de las Javieradas (Archivo HCVC)

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4. Nuestra aportación LA DIFICULTAD relativa al nombre está -hoy día- más que

superada. Nuestra pregunta es: ¿cuál fue la primera Javierada? ¿Fue la del 8 y 9 de marzo de 1941, convocada por Mons. Marcelino Olaechea Loizaga, cuya realización encargó a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz y a la Juventud masculina de Acción Católica? ¿O ésta fue la segunda? ¿Hubo alguna Javierada anterior?

Esta pregunta la sugería en 2010 el redactor del artículo de “Diario de Navarra”, al titular su reportaje expresando: “Y ya van 70 Javieradas (o 71…)”, para hablar sobre la peregrinación de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en 1940, realizada con las bendiciones y presencia de Mons. Olaechea al comienzo y al final de la misma (10).

Aunque esto se ha puesto indirectamente de manifiesto en las fotografías de las primeras Javieradas recogidas en los artículos de prensa del año 2015 -siempre hay una imagen de la peregrinación de 1940 más que de los años 1940-, sin embargo ha quedado relegado en la divulgación oficial del 75 aniversario de las Javieradas diocesanas, convocadas directa y expresamente por el señor Obispo para toda la Diócesis. De ahí nuestra aportación de historia. Sin embargo, reconocemos con gusto que mons. Francisco Pérez González, actual arzobispo de Pamplona, mencionó al obispo mons. Marcelino Olaechea Loizaga y a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en su homilía en la primera Javierada del presente 2015.

En realidad, para la Hermandad el presente 2015 ha sido el 76 aniversario como tal Javierada. Casi siempre ella distinguió entre el inicio de esta peregrinación impulsada por el Obispo en 1940 y la Javierada diocesana de 1941 y de años sucesivos. Cuando no lo hizo fue por mostrarse siempre muy unida a la Javierada diocesana. Decimos que en 2015 ha sido la 75 Javierada diocesana, pero decimos mal porque propiamente es la 74, pues en 1947 la Javierada diocesana se suspendió por concentrar todos los esfuerzos en recibir al nuevo obispo. Por el contrario, también dicho año la Hermandad realizó su peregrinación.

Tras 1941 la Hermandad fue a Javier con Acción Católica diocesana, aunque conservando cada asociación su propia identidad, aunque llegará un momento en que ambas se distanciarán. Parece que la iniciativa del distanciamiento fue de la

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organización, quizás para despegarse de la Hermandad. Hoy día, la Hermandad realiza la Javierada, con su cruz y, en 2015, con varias cruces, una bandera y capotes, totalmente inserta en la peregrinación general.

* * *

5. La marcha a Javier del 3-XII-1939 LOS HAY QUE MADRUGARON con su propio estilo. Fue el

atrevimiento de los pioneros. Pasado el tiempo, la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz dirigió una carta al semanario diocesano “La Verdad”, con fecha del 26-IV-1969, aclarándole “Sobre quién fundó las ‘Javieradas’”. Este artículo la Hermandad respondía a la editorial de “La Verdad” del 23-III-1969 titulado: “El Javier, todos de acuerdo”. Firmaba su prior don José María Echarri Loidi, y se anota en la copia que “no contestó ni aclaró nada La Verdad”.

En dicho artículo, la Hermandad demostraba que el fundador de la Javierada (Javierada diocesana) de 1941, dirigida “A los jóvenes de la Diócesis”, fue mons. Marcelino Olaechea y no el prestigioso y querido sacerdote que fue don Santos Beguiristáin. Para ello citaba el B.O. de la Diócesis (circular 15-II-1941, p. 56). Lo mismo hizo en 1942 (circular 15-II-1942, B.O. p. 54).

A continuación la aclaración de la Hermandad mencionaba los antecedentes de las marchas penitenciales a Javier. Se refiere a la realizada la noche del 2 al 3-XII-1939 por entre 25 y 27 excombatientes, y después la de marzo de 1940. El cronista afirma que la noche de 1939 era serena, mientras el pater José Manuel Pascual dirá, siendo de edad mayor, que hizo un tiempo muy malo de modo que se suspendió. Quizás no fueron todos los caballeros que deseaban ir. El prior dice así, testificando sobre lo que vivió:

“Permítame también decirle que estas marchas penitenciales

tuvieron sus antecedentes. Hubo quienes en los frentes de batalla, durante la Cruzada,

hicieron la promesa de peregrinar a pié a Javier desde Pamplona, los que “quedaran supervivientes”, para dar gracias a Dios por medio de Javier por la gracia que les otorgara y para rogar por las almas de los que murieran.

Esta promesa se cumplía la noche del 2 al tres de Diciembre de 1939.

No recuerdo exactamente si éramos 25 ó 27 excombatientes, todos requetés, salíamos en peregrinación para Javier sobre las

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seis y media de la tarde del 2 de Diciembre. La noche era serena. A la mañana del 3, festividad de San Francisco Javier, se llegaba al Castillo para oir la santa Misa y recibir la santa Comunión. De la expedición, solamente, llegaron 18. El resto, debido a lesiones en los piés y a desfallecimientos sufridos, pues, ya sabe, que el ayuno eucarístico había que observarse entonces desde las doce de la noche anterior. Cumplidos los deberes religiosos, se daba cima a la promesa. Después un buen desayuno en la Hospedería “Javier, hoy desaparecida, una visita de cortesía a los PP. jesuitas, un obsequio de éstos a los peregrinos y todos contentos y satisfechos regresamos a la ciudad” (se respeta la grafía del original) (Archivo de la HCVC).

De ésta peregrinación no se han conservado fotografías,

aunque en el archivo de la Hermandad hay aparato gráfico de diferentes Javieradas.

En 1966 un tal V.D.A. recogía la peregrinación de 1939 aún sin citar la fecha, situándola poco antes de la creación de la Hermandad por Mons. Olaechea que fue el 26-XII-1939. También se explayaba sobre las Javieradas que desde entonces hasta ese momento hicieron los de la Hermandad ininterrumpidamente, a pesar del agua, la nieve y el frío, y “sin preocuparse de si marchaban muchos o pocos”, continuando “mientras las fuerzas se lo permitan, que cada vez son más flacas” (11).

* * *

6. La primera Javierada de 1940 6.1. El nombre LLEGÓ LA HORA. Creemos que a la peregrinación de 1940

sí puede llamarse Javierada aunque éste nombre lo utilizó Mons. Olaechea en 1941, que es el año cuando, en su Circular, llamó a la juventud navarra a peregrinar a Javier.

¿Qué motivos podemos aportar? El principal es que la peregrinación a Javier de 1940 fue impulsada y convocada por el Sr. Obispo de Pamplona. Además, fue realizada por una Hermandad canónica y de ámbito diocesano aunque la iniciativa fue particular. Fue el inicio de un gran período y no una peregrinación esporádica como las ya mencionadas de 1886, 1895, 1922, 1934 y 1939. Incluso tuvo sus imitadores el mismo año 1940. Decimos que inauguran un período, porque la hermandad era una institución que como tal tenía vocación de permanencia. Además,

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no fueron cinco amigos sino más de 40 desde Pamplona para alcanzar la suma de entre 200 a 300 personas, lo que era un número muy considerable en esas circunstancias. A partir de 1940, la virtud de la piedad cristiana de encomendarse al santo patrón al inicio de la cuaresma fue una constante firmemente asentada.

Que la primera Javierada fuese la de 1940 también lo indica el historiador José Andrés-Gallego al decir:

“Se forjaron además tradiciones nuevas. En 1940, nació la

javierada. Surgió por obra de combatientes y familiares suyos que habían prometido ir el peregrinación a Javier si regresaban salvos (…). Al año siguiente, en 1941, el obispo –Marcelino Olaechea, que fue quien bautizó la peregrinación, desde el primer momento, con el nombre de javierada –hizo una convocatoria formal y, en adelante, la organizó la Acción Católica ” (12).

El pie de foto dice así: “Las javieradas nacieron después de la guerra, en 1940, organizadas por los Caballeros Voluntarios de la Cruz, una sociedad de excombatientes erigida por el obispo Olaechea en 1939”

Reafirmamos los textos de Andrés-Gallego, mientras precisamos que los Caballeros no eran una sociedad sino una Hermandad canónica, que su carácter de excombatientes no era definitorio porque en su seno admitía que hubiese parientes e hijos de los cruzados, y que en 1941 la organización de las Javieradas corría parejas entre la Hermandad y la Acción Católica, aunque con el tiempo la organización desplazase a la Hermandad, que lo advirtió con mucho pesar.

* * *

6.2. El espíritu de la Javierada de la Hermandad.

La Hermandad llevó a todas las Javieradas su propio espíritu fundacional recogido en sus Reglas (o Estatutos), que era mantener el espíritu religioso de Navarra en la Cruzada, y defender la Cruz y a España hasta el extremo si fuese necesario como si de una antigua Orden de caballería se tratase. Era una Hermandad canónica que como tal no chocaba con el partido único –al que los carlistas eran tan contrarios- del Régimen. Por eso, no era una Hermandad política. Esto último quedó claro muchas veces, por ejemplo en los actos celebrados en el pueblo de

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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Vidaurreta (Val de Echauri) el 14-IV-1941, donde por la tarde ingresaron nuevos caballeros. Este pueblo siempre estuvo muy unido a la Hermandad, acudió a muchos actos y a todas las Javieradas. Antes del responso oficiado por el Obispo, este –según el cronista- dijo que:

“La Hermandad, dijo, no es política, ni puede ser política, el

Prelado en ese caso ni la amparará, ni la alentará. La Hermandad es por encima de todo religiosa y por ende patriótica. Animó a los Hermanos al cumplimiento exacto de sus deberes religiosos, morales y patrióticos” (Acta a máquina en hoja suelta).

Tras la fundación de la Encomienda local en Vidaurreta, el

Capítulo reunido en Palacio episcopal el 16 de abril pensó organizar la Hermandad en La Rioja y otra en la villa de Madrid.

Este espíritu es recurrente en todos los Actos de la Hermandad, incluida la Javierada anual. Así, llegó el año 1947, festividad de Cristo Rey, en el que el subprior don José-Ángel Zubiaur expuso en la basílica del castillo de Javier las razones que, en dicho mes de octubre, habían impulsado a la Hermandad a nombrar a San Francisco Javier su Hermano Mayor, estableciendo un paralelismo espiritual entre la vida apostólica de nuestro santo misionera como primer caballero voluntario de la Cruz (“El Pensamiento Navarro”, 28-X-1947).

A nuestro parecer, es SAB (seud. Francisco López-Sanz) quien mejor retrató el espíritu de los que hicieron la peregrinación de 1939 y la Javierada de 1940, que, según la abundante documentación conservada, el prior recordaba en todas las sucesivas peregrinaciones anuales. En su artículo con ocasión de los 25 años del “renacimiento javierano”, López-Sanz recuerda y enfatiza la naturaleza de Cruzada de 1936, el carácter de antigua Orden religioso-militar de la Hermandad, y que el arranque de la marcha a Javier fue en 1940, y no en 1939, seguramente –añado- porque sólo en 1940 hubo participación del obispo de Pamplona, pues las anteriores habían sido iniciativas privadas. Dice así:

“En realidad, en 1940 tuvo el arranque la marcha a Javier,

aunque fuese más tímidamente, con menos aparato y concurrencia, pero de aquella fecha empezó a tomar cuerpo en serio el peregrinaje a Javier, dándole empuje, ánimo y fortaleza los hombres de Navarra, los del catolicismo recio y no blandengue o timorato; los de las afirmaciones contundentes que no entendían de medias tintas ni querían servir a dos señores; los abnegados y heroicos caballeros de la Fe y de la Verdad que cuando luchaban sufrían contra los perseguidores de Cristo, que cerraron y allanaron el Castillo de Javier, destruyeron millares de Casas del

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Señor, martirizaron a siete mil de sus ministros –entre ellos trece prelados- y santas mujeres desposadas con Él; rechazaron los cantos de sirena de la “mediación”, lanzada, también con la mano de la hipocresía tendida, a favor de los vencidos que no habían querido convivencia alguna, cuando perseguían y tenían todos los resortes del poder, sino la persecución y el exterminio”.

Este era el preámbulo, porque a continuación López-Sanz

desarrollaba el espíritu de la Hermandad en su marcha a Javier desde 1940, y recogía las interesantísimas palabras que mons. Olaechea predicó a los peregrinos al marchar ya de atardecida hasta el castillo:

“Con qué fervor, entusiasmo y fe religiosa tomaron parte en

las marchas a Javier, que eran las marchas de la paz, los que la conquistaron a tan caro precio con sus incalculables sacrificios en la guerra, sin retroceder ni ceder, porque sólo retroceden los que no tienen razón, los que se presentan en la lucha inmovilizados por la prudencia de la cobardía. Por eso, el primer capellán de la Hermandad de Caballeros de la Cruz, el ya citado monseñor Olaechea, decía en la tarde en que se disponían a salir para Javier:

“Nuestra Hermandad es religiosa y castrense, y tiene la

virtud de la obediencia porque en la obediencia al Superior está la buena armonía y el éxito; y como es religiosa y castrense, la prudencia nos es antipática, porque la Hermandad tiene en espíritu de la acción y la valentía, y ese espíritu de los Caballeros de la Cruz no se defiende con prudencia sino, si es preciso, con agresividad y energía; no con prudencia se defiende la causa de Dios y después la de la Patria”. Y todavía recomendaba: “Conservad el espíritu que os llevó a la lucha”.

Estas palabras de mons. Olaechea nos interesan

especialmente, pues las pronunció en 1940 y no he encontrado documento que las recoja en el Archivo de la Hermandad.

Con este singular espíritu religioso –continuaba López-Sanz- la Hermandad inició y continuó las Javieradas durante 25 años, espíritu religioso que hizo posible la Cruzada y que se quería transmitir a los descendientes. Dicho espíritu se reflejaba en las Reglas de la Hermandad, reafirmadas en nuestros tiempos de crisis y profundizadas por mons. Sebastián en 2006.

La represión realizada por el comunismo en el Este de Europa, exigía a la Hermandad incidir en la Cruzada española frente al comunismo de ésta manera:

“(…) Juramos, al recibir el Hábito, defender la Cruz en toda

ocasión y momento, como lo hicimos a lo largo de la Cruzada

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Nacional contra el comunismo negador de toda libertad humana y religiosa, y hoy parece que se moderno bárbaro, se dispone a sepultar a media Europa en el caos de la irreligión y de la barbarie. Se ataca a la Cruz en aquellas tierras mártires, y se hace preciso que cuantos hacemos de ella guía luminosa y consoladora de nuestra vida, templemos nuestro ánimo para estar siempre dispuestos al sacrificio si necesario fuera. (…)

Ante un mundo materializado, calculador, egoísta, que se rasga las vestiduras ante la persecución desatada por los modernos nerones, mientras los admite en sus organismos internacionales, gritemos nuestra condición de españoles católicos, enemigos de medias tintas, marchando MAÑANA DIA CINCO ¡a Javier, cantando nuestra Fé católica el compás de nuestra marcha a pié! ¡Frío, fatiga, piés lacerados, incomodidades, todo, por Javier, por el Papa, por Cristo! (…) (Llamamiento para la Javierada de 1961, Archivo de la HCVC).

Este espíritu originario y actualizador debía entenderse en

su adecuada dimensión. Tras cualquier conflicto -si lo hay- sucede la paz, y en la paz se deben unir siempre todos los que aman la Cruz, que en nuestro caso es la enseña que lleva a Javier, siendo Javier quien nuevo y con más entusiasmo de nuevo nos lleva a la Cruz. La Cruz, según López-Sanz, era el signo de la paz y unía a todos por igual, piensen en lo particular como sea.

Después del polémico y anónimo artículo del 22 de febrero en defensa de la Hermandad frente a los que querían monopolizar la organización de las Javieradas y dejar a aquella de lado, el 5-III-1961 Francisco López Sanz (SAB) aclaraba una cuestión que -a vista de los menos formados- podía entorpecer la comprensión de la presencia de la Hermandad en Javier. Quizás así salía al paso de quienes deseaban desplazar a la Hermandad de la organización de las Javieradas por su carácter religioso-patriótico y de alguna manera castrense. López-Sanz insistió en qué llevaban de común todos a Javier, y qué se pensaba al hablar de Javierada,

¿Qué se llevaba en común?: la Cruz, que es de todos.

“(…) A Javier se va en son de paz y de hermandad y que no vez ni quiera nadie ver otra cosa. Porque hasta quienes marchan con atuendo de la Cruzada, lo llevan por recuerdo de ésta, gracias a la cual es posible, en paz y en orden, celebrar concentraciones religiosas, emocionantes manifestaciones de fe y de piedad que en otro tiempo, aunque se apodase de libertad, hubieran sido calificadas arbitrariamente de provocaciones… Van con ese atuendo porque son Caballeros de la Cruz, de la Cruz que es su única arma; de la Cruz que fue su escudo y su guión en la guerra; de la Cruz que les presidió en los parapetos, ante la que rezaron el Santo Rosario con fervor de penitentes; de la Cruz que les

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acompañó en las marchas y en los combates, en las horas alegres y en los momentos tristes; de la Cruz que fue con ellos a todas partes y que regresó con los que quedaron el día que resonó el clarinazo de la victoria. Y caballeros de la Cruz son cuantos peregrinan a Javier porque todos la aman, la bendicen, la aclaman y la adoran”.

¿Qué se identificaba como Javierada?: la Cruz, que es para

todos: “En Javier, que es de todos los navarros, como el Santo es el

Patrono de Navarra entera, caben todos los que van con el mismo fin y alentados por el mismo ideal: por ese ideal tan navarro, tan generoso, tan ecuménico como el de nuestro Santo, que cuando ya no había que luchar con las armas, como habían luchado sus hermanos, con su temple, su espíritu y su valentía se propuso luchar por un ideal más elevado, más grande, más universal y eligió la Cruz por toda arma y con ella se lanzó a evangelizar tierras y conquistar almas y corazones para Cristo. Todos vamos y debemos ir a Javier con el mismo pensamiento, con la misma ilusión, con igual finalidad y pensando que todos somos hermanos; que sobre nuestras ideas particulares, coincidimos en un ideal superior, religioso y navarro, de admiración al Jesuita insigne, al misionero portentoso, al Apóstol que fue faro de la Cristiandad en el lejano Oriente, que en los primeros años del siglo XVI, el siglo de oro por tantas razones para la España imperial y católica, naciera al abrigo de los muros, fosos y defensas medievales del Castillo de Javier (…)”

¿Qué concreciones tenía la Cruz? La Verdad, la religión, la

obediencia a la Iglesia, y el buscar la unión de todos hasta destruir todas las pequeñeces que disminuyen la fuerza de esa unidad:

“Los navarros que sentimos y creemos, que somos hijos

sumisos de la Iglesia, que nos unen tantas cosas afectivas, pero, sobre todas, el ideal religioso, nuestra fe robusta y terminante, sin concesiones al error ni a la contradicción, tenemos que sentirnos más unidos y más hermanados cuando marchamos por los caminos que al Castillo de Javier conducen (…). Hermanos de verdad en el amor a San Francisco Javier y unidos cada vez más en ese ideal que estrecha y conforta, que vigoriza y anima; y unidos, pensando en el Santo Apóstol, en rechazar, en extirpar y en destruir todo lo que por pequeño y miserable quiera aminorar la fortaleza de esa unidad hecha ideal javierano” (13).

* * *

6.3. ¿Cómo fue la Javierada de 1940? Concretemos la historia menuda. En un mundo tan diferente

al nuestro como era el de 1940, con sólo el tranvía El Irati como

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medio moderno y más comúnmente las albarcas como calzado, ¿cómo transcurrió la peregrinación de marzo de 1940? Una sociedad mucho más formalista y de costumbres que la nuestra, dejaba constancia de un hacer que se repetirá año tras año. El cronista del artículo citado de 1969 recoge lo siguiente:

“En marzo del año 1940, los que el año anterior no pudieron

culminar la peregrinación, junto a otros muchos que la hicieron en Diciembre del año anterior unidos a otros más, emprendieron la segunda marcha penitencial a pié desde Pamplona, en número que rebasaba los cuarenta peregrinos. Esta vez la marcha tuvo una variante. Al llegar al cruce de Liédena, se tomó la carretera de Yesa y de aquí se siguió hasta Javier. Esta vez llegaron todos. Esta vez, también, todos eran antiguos componentes de Tercios de Requetés”.

Y añade a continuación:

“Durante todo este año, peregrinaron otros muchos excombatientes en grupos muy reducidos, que vistieron durante la Cruzada diversos uniformes”.

Líneas después transcribimos con gusto la remembranza de

la “primera Javierada” del 10-III-1940, escrita por uno de los principales miembros de la Hermandad desde su fundación. No somos el primero que lo hace, pero sí el primero que aporta el facsímil escrito que recogen los recuerdos de una persona muy mayor y que fue un pilar de la Hermandad de caballeros. El autor del escrito es don José Ángel Zubiaur Alegre, abogado que trabajó en la diputación Foral de Navarra, político, diputado foral, orador y ensayista, que fue hermano de Armas de Tercio en “Radio Requeté de Campaña” de aita Teodoro Garralda Goyena, de Fco. Javier Nagore Yárnoz, y de otros muchos. Escribió sus Recuerdos en noviembre de 2004, a petición del prior de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz –a la sazón don Fco. Javier Garisoain Otero- a la que Zubiaur perteneció y sirvió en diversos cargos, desde su fundación hasta su fallecimiento el 22-III-2012. El texto afirma que pasaron por Sangüesa en vez de por Yesa, lo que puede ser un lapsus de la memoria aunque también pudiera ser que hubiese dos grupos, uno desde Yesa y otro desde Sangüesa; así mismo, indica que en Javier no existía hospedería cuando el texto de 1969 señala que existía una llamada “Javier”. Se expresa con las palabras siguientes:

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“Era el año 1940 y en España había acabado la guerra. Los que habíamos participado en ella gozábamos de la paz, de la tranquilidad de la familia. Había que dar gracias a Dios y pedirle que en lo sucesivo librase a la Patria de caer en las mismas causas que produjeron la tragedia que nos había tocado vivir.

Estas sentidas ideas fueron recogidas por el entonces obispo de Pamplona, don Marcelino Olaechea, que erigió canónicamente una Hermandad (canónica. Tachado) que las perpetuase en Navarra bajo el nombre de “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz”, teniendo como enseñas la Cruz y Bandera que llevaban en alto los Tercios de Voluntarios – requetés.

¿Y qué más expresivo que iniciar su actuación esta Hermandad peregrinando al castillo de Javier eligiendo al santo Patrono de Navarra como medianero de nuestras gracias por habernos conservado la vida y traernos la paz?

Atardecia cuando en la Basília (sic. Basílica) de San Ignacio (nota: de Pamplona) don Marcelino nos enfervorizó a todos (tachado: en la basílica de San Ignacio) recordándonos los primeros pasos de Javier. Alli iniciamos nuestro camino, que seguimos, llevando al hombre su paso, hasta la iglesia de la Milagrosa, en donde nos despedimos, emprendiendo la marcha a Javier, la que hoy se llama Javierada.

Por cierto que comenzamos a andar bajo la lluvia. Aun lo recuerdo: Al frente don José Manuel Pascual, Pater de la Hermandad, con la sotana remangada como cuando los curas navarros jugaban a pelota en el frontón de su pueblo; protegiéndose de la ventisca con su paragüas, que empuñaba en ristre y con el que nos protegía a los que le seguíamos, que éramos una veintena de voluntarios. Asi seguimos hasta Monreal, con intérvalos (sic.), pero a ese pueblo llegamos lo que se llama “calados”. Menos mal que el cura nos había preparado el aula de una Escuela como refugio con una estufa para que nos (se)cáramos. Luego continuamos.

Idócin, con un recuerdo al guerrillero Mina. El puerto de Loiti. La venta de Judas. La Foz de Lumbier y las Ruinas (tachado) romanas. Liedena. Las vías del extinto tren del Irati. La inalcanzable bombilla de la fábrica anterior a la ciudad de Sangüesa, que parecía

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andar en nuestra dirección, y… por fin Sangüesa, que nos dio cobijo y descanso.

En el camino, ayuno eucarístico, rosarios, anécdotas, cantos, cansancio…

Pero aun nos (tachado) quedaba camino: las cuestas para llegar a Javier. Era tarea mañanera. Pero más anduvo Javier en su apostolado por tierras de Japón y nosotros íbamos hacia su casa solar, que para finalizar se ve (tachado) hacia el fondo: con Leyre al fondo.

Guardo una foto del grupo peregrino (tachado: entran) entrando en el pueblo, con sus capotes, su Cruz y Bandera. El pueblo era pobre. No había hospedería. El santo nos recibió con los Brazos abiertos, como está en la imagen. Por su mediación dimos gracias a Dios por las gracias recibidas en la guerra y por la Paz.

Y terminamos con la petición de nuestro via crucis: “Recoge, también señor, las almas de los que

murieron por tu Fé que no es fenecer, sino mudar“. Así empezó la que se llama Javierada”. (Se respeta la

grafía) (14).

En esta peregrinación de acción de gracias y petición, algunos de los peregrinos fueron los siguientes: el prior de la Hermandad era Narciso Ripa, maestro de Lumbier, oficial de Requeté e inspector de enseñanza, José Ángel Zubiaur, Jesús Ollaquindia, Antonio Aznárez, Menchón y otros hasta sumar la cifra de veinte andando desde Pamplona. Más adelante se sumó un grupo de Tafalla dirigido por Florencio Aoiz –“el Templao” que en carta del 27-II-1961 firmó como “Templau” y en otra con su nombre de pila-, y otro grupo de Tudela con Román Añón.

Recapitulemos. De la manera como se ha contado, el 9 y 10-III-1940 la Hermandad realizó su peregrinación desde Pamplona y diversos pueblos navarros hasta Javier, que Mons. Olaechea animó y apoyó con su presencia al comienzo y al final en Javier. Los peregrinos salieron al anochecer del día 9-III-1940. El Sr. Obispo les enfervorizó en la capilla barroca de San Ignacio de Pamplona, y les acompañó y despidió complacido enfrente de la Milagrosa.

Al final de la peregrinación, el pastor diocesano Mons. Olaechea acompañó físicamente a pie a los peregrinos de la Hermandad desde Sangüesa (¿otros fueron por Yesa?) hasta el castillo de Javier, conservándose una fotografía en sus cercanías. Después, el Sr. Obispo celebró la Santa Misa en el frontón de

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dicho pueblo y no en la basílica del castillo. Por entonces este pueblo era muy pequeño –también lo es hoy- y estaba junto al castillo, trasladándose más tarde a las proximidades para dar origen a la hermosa explanada que es donde hoy día los peregrinos reciben el sacramento de la confesión y asisten a la celebración de la Santa Misa.

Tras los actos de piedad cristiana, los peregrinos de 1940 regresaron a sus casas, algunos de ellos en el tren El Irati que pasa por la hermosísima foz de Lumbier.

¿Cuántos realizaron la peregrinación desde la iglesia de la Milagrosa de Pamplona hasta Javier en 1940? Una veintena según el pater José Manuel Pascual en 1990 y más de cuarenta según el prior de la hermandad en 1969, a los que se añadieron luego el grupo de Tafalla-Aoiz, y otro de Tudela. En la “Guía de las Javieradas” (“La Verdad”, 2014) se indica que unos cinco mil peregrinos recibieron la bendición de mons. Olaechea en Javier. Muchísimos nos parecen: ¿se confundirá el redactor con la de 1941? Quizás copie a “Diario de Navarra” de 12-III-1940, que menciona varios millares con una indudable exageración. En realidad, según testimonio del pater don José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza, eran entre 200 y 300 en el castillo de Javier (“Diario de Navarra” 25-II-1990, p. 48-49).

Interesa mucho destacar que en 1969 el prior de la Hermandad, don José Mª Echarri Loidi, se quejaba del intento de muchos de borrar a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz. Lo decía así:

“Espero disculpe las disquisiciones habidas, que se han

apartado un poco del motivo de esta carta, pero que las hemos escrito porque ha habido y hay por parte de muchos interés en borrar de la memoria de estas peregrinaciones penitenciales, en suprimir por todos los medios a los Caballeros Voluntarios de la Cruz, cuando son ellos la “única” entidad que como tal, no ha interrumpido sus marchas a Javier durante la Novena de la Gracia en estos 29 años, ni aun en el año en que hizo su entrada en la Diócesis de Pamplona el que durante tantos años fué su Obispo primero, y primer Arzobispo, después, Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Enrique Delgado Gómez.

Este año que coincidía con el Domingo de Marzo dentro de la Novena de la Gracia, la Juventud Católica suspendió la marcha de los autobuses y por tanto, de la peregrinación, para dar mayor realce a la entrada del nuevo sr. Obispo, y fué la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz la que llamó a realizar la marcha penitencia(l) a Javier no sólo a la Juventud, sino también, a los hombres de Navarra” (se respeta la grafía del original).

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Mons. Olaechea pudo constatar que la peregrinación de 200 a 300 fieles agrupados en Hermandad había sido la colocación de la primera piedra, de modo que, al año siguiente, en 1941, convocó una peregrinación diocesana que englobase a todos los navarros y no sólo a los caballeros de la Hermandad de la misma diócesis.

* * *

6.4. Dos formas diferentes de una gran

Javierada. Creemos que diferenciar la Javierada de 1936 por un lado y

las Javieradas de 1940 (ó 1941) y posteriores por otro, pero para dividir y separar –y no para unirlas-, fue el motivo por lo que algunos clérigos quisieron suprimir el término Javierada por el de Marcha a Javier, y relegar y luego desplazar a la Hermandad como núcleo organizador y después presencial en las peregrinaciones diocesanas. Eso explica algunos desplantes que sufrió la Hermandad en varias Javieradas.

La peregrinación de 1940 fue el nexo de unión entre las Javieradas diocesanas y esa a modo de gran Javierada que, según Olaechea, fue la del 19 de julio de 1936. En esta última fecha, lo que sobre todo movió a los navarros fue la defensa de la Religión, agredida por los revolucionarios durante la IIª República (no decimos “los republicanos” aunque aquellos confundieron Revolución y República, en contra de ésta última). En adelante, lo que moverá a los navarros a ir a Javier será no perder ese espíritu de profunda Fe, transformándolo en fermento de los demás cristianos y de la sociedad entera. Nada de meras exaltaciones y homenajes en las peregrinaciones a Javier (eso no va muy bien con la idiosincrasia y temperamento algo seco y realista de los navarros), nada de historicismos, sino conexión plena, reconocimiento y respeto a lo mejor del ayer próximo inmediato para vivir sus esencias en los problemas de cada presente y construir el futuro en verdad y paz. Y si surgen muchos sacerdotes, religiosos y misioneros, mejor que mejor.

Una vez realizada la gran Javierada de espíritu religioso y reciedumbre que fue la Cruzada de 1936, según Mons. Olaechea, su espíritu y movilización fue aprovechado como sustrato de esa otra gran Javierada espiritual y religiosa de conversión y apostolado a realizar, una vez acabada la Cruzada, en tiempos de paz. Esta segunda Javierada tenía que abarcar toda la Diócesis, y como signo externo, debía configurarse como Javierada. Pasó el tiempo, y negar la Cruzada por motivos prácticos (y luego

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doctrinales) supuso descuajar el espíritu recio de los navarros, que se amoldó a un mundo en crisis, con el hundimiento posterior de la fe y costumbres cristianas.

* * *

6.5. La Javierada de 1940 como ensayo y

conexión para la de 1941 A efectos de ejecución o prácticos, primero fue la realidad

social de diversas peregrinaciones como la de varios voluntarios requetés el 3-XII-1939, luego su prolongación realizada por la Hermandad y dispuesta por el Sr. Obispo en marzo de 1940, y después la convocatoria oficial para toda la diócesis en 1941.

La peregrinación de 1940 fue una consecuencia y fruto de una nueva decisión.

Como consecuencia, recordemos que el 3-XII-1939 hubo quienes no pudieron culminar la peregrinación a Javier, por lo que plantearon hacerla de nuevo. Además, fundada la Hermandad el 26-XII-1939, hubo caballeros que desearon realizar la marcha acompañando a los que ya la había realizado.

Como fruto de una nueva decisión, quizás apoyándose en lo anterior y sin duda como preámbulo de una plausible Javierada diocesana en 1941, fue mons. Olaechea quien planteó la posibilidad de que la Hermandad peregrinase como tal a Javier. Lo planteó en el monasterio de Irache, concretamente en febrero de 1940, donde fundó la Hermandad.

La Javierada de 1940 fue el punto de partida para que el 8-9-III-1941 Mons. Olaechea convocase la primera Javierada diocesana de las Diócesis de Pamplona-Tudela. Fue de hecho y seguramente como el abrir el telón a lo que luego serán 75 convocatorias de penitencia, piedad y amor sin solución de continuidad.

¿Por qué el obispo recurrió en primer lugar a la Hermandad? Lo hizo para lograr el éxito prudencial en el llamamiento de la primera Javierada diocesana de 1941, para darle un empuje combativo de naturaleza espiritual y religiosa, para dirigir la eclosión de fortaleza cristiana experimentada durante tres años de Cruzada, y para la reconversión de la sociedad a Cristo como condición necesaria para no caer en las causas que provocaron tan lamentable guerra.

En efecto, el temple de la Hermandad encauzaba y guiaba así las peregrinaciones particulares de años atrás, la marcha de los jóvenes de Valtierra en 1934, la peregrinación particular al castillo

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realizada por ese sacerdote ejemplar que fue don Santos Beguiristáin y otros jóvenes –así lo recuerda éste en 1990-, y las marchas que realizaron otros navarros en acción de gracias o petición el mismo año 1940.

Con estos preparativos prudenciales, en 1941 el Obispo convocará a los varones de toda la Diócesis, e incluirá como fuerzas vivas y organizativas a la Acción Católica que tenía una dimensión diocesana y apostólica, y a la Hermandad, también diocesana y con un espíritu que incidía en lo castrense y la disciplina. En 1941 la Hermandad precederá en la procesión a las banderas blancas de Acción Católica.

En resumen, la marcha o Javierada de 1940 tuvo un valor propio, aunque luego resultase ser el precedente inmediato de la Javierada diocesana.

En 1968 “Diario de Navarra” reconocía que, la 29 Marcha a Javier, “tan íntimamente ha estado ligada desde su primera edición en el año 1940 (a la Novena de la Gracia), sin que los motivos (de convocarla después de ella), al parecer, estén lo suficientemente claros” (16). Por nuestra parte, la explicación es bien sencilla, pues mons. Olaechea quiso prolongar la Fe católica, las virtudes de generosidad y fortaleza propias del navarro, y el impulso religioso de Navarra manifestado en la Cruzada, para una gran reconquista espiritual y religiosa de Navarra, España misma, y, por qué no, el mundo. ¿No se pobló el seminario de Pamplona con más de mil seminaristas? ¿No están los misioneros de Navarra dispersos por todo el mundo?

Esto no impide que el algunas ocasiones la Hermandad denomina primera “Javierada” a la de 1941 (17), aunque en otras reconoce que la Hermandad fue “la que primero instauró” la Javierada (carta, 15-II-1961).

También las mujeres realizaron su Javierada desde la década de los cuarenta “cuando todavía, oficialmente, la Javierada femenina no existía…” (Beguiristáin). La sociedad será la que con el tiempo cree la necesaria organización y no al revés.

* * *

6.6. Las fotografías de 1940 Una dificultad esencial para identificar la fecha de la

fotografía adjunta a continuación es que, en la anterior relación de Zubiaur de 1940 no figura el nombre de Mons. Olaechea. Sólo

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menciona al joven pater y primer delegado capellán supremo don José Manuel Pascual y Hermoso de Mendoza (15).

Sin embargo, es seguro que Mons. Olaechea animó en febrero de 1940 a realizar la Javierada, despidió a los peregrinos en Pamplona, y estuvo presente en Javier.

Adjuntamos una imagen del Obispo con la Hermandad en 1940, que después compararemos con dos preciosas fotografías de gran tamaño, que se custodian en el Archivo Histórico de dicha Hermandad, y que dan fe de la posterior Javierada de 1941.

Que en la cabeza de la peregrinación de la imagen adjunta, encabezada por Mons. Olaechea, exista una presencia de clero, y se encuentre don Santos Beguiristain Eguílaz, consiliario de Acción Católica, codo con codo con el Obispo, es comprensible como lo era que el señor Obispo fuese acompañado por otros sacerdotes.

Se conservan seis bellas imágenes de esta Javierada, cuatro de ellas en el Archivo de la Hermandad, de las que en estas páginas recogemos una.

El pie de la tercera fotografía, de “Diario de Navarra” (14-III-2010), señala 1940, indicando la presencia de Mons. Olaechea entre los miembros de la Hermandad en Javier.

A continuación tomamos una imagen del Via Crucis de Sangüesa a Javier, otra de la Santa Misa celebrada en el frontón de Javier y en la que no concelebró el pater de la Hermandad por los motivos señalados, y una tercera una imagen de la Hermandad con el señor Obispo enfrente del castillo del santo patrón.

Via Crucis de Sangüesa a Javier (1940). Foto de Galle. Reproduce “La Verdad” nº 3995 (6-III-2015), p. 22-23. A la izquierda del lector, el prior

Narciso Ripa, con boina. Mons. Olaechea viste de forma diferente que en 1941.

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Esta fotografía recoge la presidencia de la hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en la Santa Misa celebrada por Mons. Marcelino Olaechea Loizaga en el frontón del colegio de los PP. Jesuitas de Javier, en la primera Javierada del 10 de marzo de 1940. De izda. a drcha.: Narciso

Ripa Obanos (prior, maestro en Lumbier, había sido oficial de requetés, y será inspector de Enseñanza), don José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza (capellán), otro caballero, Luis

Martínez Erro (2ª plano), José María González de Echávarri (con gafas, era médico, un artista con el pincel, el formón y la gubia, y tuve el gusto de conocerle hacia 1972) y Juan Villanueva Unzu

(Foto: Archivo HCVC) De Pamplona fueron José Ángel Zubiaur, Jesús Ollaquindia, Antonio Aznárez y un largo etc. En total estuvieron entre 200 y 300 en Javier. El archivo de la HCVC conserva alguna foto más de

1940 que omitimos.

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Mons. Olaechea con los Caballeros Voluntarios de la Cruz en la peregrinación (primera Javierada no diocesana) de 1940. Don Marcelino lleva las mismas ropas que en otras

fotografías conservadas de este año en el Archivo de la HCVC. Foto: “Diario de Navarra”.

* * *

7. La primera Javierada diocesana de 1941.

TRAS LOS PREPARATIVOS, COMENZÓ la Javierada de

ámbito diocesano. Esta peregrinación a Javier fue el sábado 17 y el domingo 18 de marzo.

Después de la guerra o Cruzada, Mons. Olaechea tenía en mente dar una oportunidad a la juventud navarra para encontrase de nuevo con N .S. Jesucristo a través de San Francisco Javier, estimular toda iniciativa social para lograr este santo objetivo, y facilitar los medios y ocasiones al efecto. Es más, así como los voluntarios de 1936 habían ofrecido su vida por la religión y la patria común de todos los españoles, y librarla de la secularización, la persecución religiosa y del marxismo a lo Stalin (pensemos en la revolución de Asturias en 1934, en el tipo de socialismo de Largo Caballero, en los grandes carteles de Stalin en Madrid, Barcelona etc., y en la importancia cada vez mayor de los comunistas en el gobierno republicano) ahora podrían ofrecerse para dar un impulso recristianizador a España y, desde ella, al mundo entero. Así había sido el impulso a lo divino de Javier en el siglo XVI, y así podría ser el impulso a lo divino de la juventud

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navarra en el s. XX. Seguramente, el avance de la incredulidad durante la República, cuyo anticlericalismo fue la causa principal de la guerra –en realidad Cruzada defensiva-, moverá al pastor diocesano de Pamplona y Tudela a impulsar la recristianización de la sociedad navarra y, a través de ella, de España.

En 1941 Mons. Olaechea encomendó la organización de esta segunda Javierada, y primera Javierada diocesana a dicha Hermandad –muchos de ellos eran jóvenes voluntarios de la guerra, entusiastas y bien curtidos- y a la juventud masculina de Acción Católica Diocesana, de la que era consiliario don Santos Beguiristáin Eguilaz. Más adelante, don Santos será el motor práctico o ejecutivo de las Javieradas.

Sobre 1941 don Santos Beguiristáin aporta sus recuerdos en 1990 (“Diario de Navarra” 3-III-1990). Hasta 1941 Don Marcelino Olaechea fue creando poco a poco un ambiente de peregrinar a Javier, habiéndose formado “una junta pamplonesa que iba dando cuerpo a la idea”. A esta iniciativa de 1941 se apuntaron enseguida la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, los Luises y tres colegios. Don Santos Beguiristáin recuerda lo siguiente:

“Los Caballeros de la Cruz, enlazando los ideales de la

cruzada con la organización de la marcha a Javier, se apuntaron enseguida. Y los Luises del P. Ereño, que eran entonces una magnífica fuerza. Luego, se sumaron tres colegios de entonces (maristas, escolapios y salesianos). Pamplona estaba ya en camino. Enlazamos entonces las ideas de organización de la juventud con sus altos ideales y el santo campeón de kilómetros y de aventuras sagradas. Iríamos todos a Javier a pedir valentía cristiana, sentido apostólico, audacias misioneras y pureza de costumbres, sentido de la Cruz en la primavera de la vida”.

Todo esto era una indudable vida cristiana y sentido

misionero, universal y no de campanario.

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Mons. Olaechea con los peregrinos de la Hermandad y Acción Católica delante de la basílica de San Ignacio de Pamplona, antes de iniciar la Javierada en 1941. Se observan las banderas

blancas de Acción Católica y la Cruces y banderas de España de la Hermandad.

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Preciosa fotografía. Peregrinación de la Hermandad a Javier con Mons. Olaechea. Después

de un largo análisis, esta fotografía de Zubieta y Retegui la fechamos en 1941. “Diario de Navarra” (3-III-1990) recoge parte de esta imagen, quizás porque codo a codo con el obispo estaba el entrevistado don Santos Beguiristáin Eguílaz, y la atribuye a “la peregrinación de

hace cincuenta años”, es decir, de 1941 y no de 1940. La imagen siguiente de la Santa Misa en la basílica es claramente de 1941 debido a que en 1940 la Santa Misa fue en el frontón, y a la presencia de las banderas de los Luises -seguramente los niños que caminan en esta imagen fuesen Luises y algunas personas sin capotes los jóvenes de Acción Católica o bien caballeros

de la Cruz sin capote-. En esta imagen de la peregrinación de 1941, el obispo lleva una indumentaria diferente a la de 1940, y hay diferencias en la vestimenta de un pater y un laico con sombrero respecto a la de 1940. Los fotógrafos de 1940 y 1941 son diferentes. Por último, a ésta se refiere Fco. López Sanz, señalando la corrección que le hizo el prior José Mª Echarri al decirle que ésta imagen era de 1941 y no de 1940, año éste último que era “el primero que se peregrinaba”. (“El Pensamiento Navarro”, III-1971). Imagen que se conserva en la cripta

del Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. (Inédita) Foto: Archivo de la HCVC

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Santa Misa en la basílica de Javier presidida por su Sr. Obispo en 1941. Junto al presbiterio están dos abanderados de la Hermandad, otros dos caballeros llevan las cruces, y hay abundantes banderas blancas de los Luises. Foto: Archivo de la HCVC. Imagen que se

conserva en la cripta del Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. (Inédita) Foto: Archivo de la HCVC

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Mons. Olaechea sentado en la cátedra a la izquierda, debajo del escudo de Armas de la familia de Javier, y don José Manuel (o María) Pascual, pater de la Hermandad, realizando la

lectura en la basílica de Javier, foto de 1941. (Es parte de la imagen anterior). Foto: Archivo de la HCVC

Los móviles de la Javierada en la Hermandad y el resto de

los asistentes eran espirituales y religiosos. Los miembros de la Hermandad conectaban la Javierada más especialmente con el ideal de Cruzada en caso de urgente necesidad, y la Acción Católica con el apostolado, también de necesidad. Ambos ideales se apoyaban mutuamente. El periodista Gabriel Imbuluzqueta acota su entrevista señalando:

“El planteamiento, desde luego, no responde a un programa

político. Los de hace medio siglo no eran años para aventuras políticas. Eran años en la que el sentido religioso dominaba totalmente la vida de la sociedad. Eran año de, podría llamarse, osadía religiosa” (18).

No podía perderse ni aguarse en la paz el empuje religioso

de los voluntarios navarros en la Cruzada. Tampoco la Acción Católica podía abandonar a los jóvenes que no habían estado en la guerra. Unos y otros, confirmados en la fe que debía reconstruir Navarra y el mundo desde sus cimientos, eran congregados en marcha a Javier.

El su libro Pasó haciendo el bien, don Santos Beguiristáin recuerda que el fundador de las Javieradas fue don Marcelino

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Olaechea. Según recuerda Francisco López-Sanz, Mons. Olaechea resumió la fundación de las Javieradas así:

“Porque, si no vamos a eso a Javier (nota: cruz a cuestas y no

blandenguería ni frivolidad), vuestro obispo, que antes quisiera partirse la lengua que ser profeta de mala ventura, temería que la Javierada del 19 de julio de 1936, fuera el último grito dado por la bravura cristiana y heroicidad del mejor pueblo de la tierra”. Y preguntaba: “¿No os parece, peregrinos, que el 19 de julio de 1936 fue una gigantesca y providencial Javierada?” (19).

Dicho espíritu se recoge en los Estatutos o Reglas de la

Hermandad canónica de 1939, en la aprobación definitiva de Mons. Delgado Gómez en 1950, y en las Reglas de la Hermandad actualizadas por Mons. Sebastián en enero de 2006.

Del acto de nombramiento a San Francisco Javier como Hermano Mayor de la Hermandad, realizado en la peregrinación o segunda Javierada anual celebrada el 26 y el domingo 26-X-1947, se conservan las razones del nombramiento presentadas a Javier por José Ángel Zubiaur, en las que se recuerda las preguntas que les hizo el Obispo el 8-III-1941:

“¿No os parece, peregrinos, que el 19 de Julio de 1936 fue una

gigantesca y providencial Javierada? ¿No os parece que alentó el mismo genio de la raza y el

mismo empuje de la Fé?” Añadamos que la Hermandad, conservando sus bienes

espirituales y sin rebajar de modo alguno sus exigencias fundacionales, es una asociación de fieles para el s. XXI, de piedad y no historicista. Así, honra a los nuevos beatos mártires navarros de la persecución religiosa de 1936, cuya relación se recoge en el semanario “La Verdad” (20) y en el libro de José Antonio Marcellán y Santiago Cañardo (21).

La Hermandad tuvo noticia por la prensa local de la convocatoria del Obispo a toda la Juventud navarra para peregrinar al Castillo de Javier con motivo del IV Centenario de la partida de Francisco de Javier hacia las Indias Orientales. Se sumó al llamamiento, y sintonizó con la marcha oficial en cuanto al peregrinaje, pero manteniendo su personalidad, es decir, “con independencia en la marcha a pié y actos religiosos”. Para ello organizó un autobús y un departamento en el tren especial El Irati. Sin embargo, donde puso más entusiasmo fue en la organización de los caballeros que deseaban ir a pie. La Javierada fue de noche con todas las dificultades que ello encierra.

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Por entonces, la salida oficial de la peregrinación a Javier se realizaba desde la basílica barroca de San Ignacio. La función preparatoria en la iglesia de los PP. redentoristas no fue a las 6 de la tarde del sábado 17 sino algo después, porque a las 6’30 los Caballeros se juntaron en su sede de Carlos III, y desde ahí, vistiendo el hábito y llevando al frente la Cruz y la Bandera, marcharon a la Iglesia de San Ignacio. A las siete marchaban en procesión, portando los de la Hermandad a hombros la imagen de San Francisco, hasta la Cruz Negra situada enfrente de la Milagrosa (los Paúles), que es precisamente la zona mencionada por Zubiaur al explicar la peregrinación de 1940. En dicha Cruz el Obispo bendijo a los peregrinos en su salida. En adelante, se rompía el orden de la peregrinación que será con arreglo a las fuerzas de los caminantes. La Hermandad fue en grupo, llevando la Cruz y bandera izadas, rezando el Santo Rosario completo, cantando canciones religiosas y de guerra.

En el pueblo de Monreal, a 20 km. de Pamplona, fueron agasajados por la Hermandad local y el párroco, uniéndose ahí y después en otros pueblos diferentes caballeros para hacer la marcha. Al pasar por Sangüesa fueron recibidos por la Hermandad local que llevó un gran cartel con las insignias y leyenda de la Hermandad.

En Sangüesa se hizo una “breve parada”, para continuar “ya de mañana” el viaje a Javier, unidos con los que habían acudido en el tren especial. En la crónica de la Hermandad parece que ésta hizo la marcha desde Sangüesa a Javier en solitario. La procesión de todos los peregrinos desde Sangüesa fue a las 8:30 de la mañana. En este año, el protocolo seguido fue que la Hermandad fuese, al frente, la primera, con sus cruces y banderas de España, seguida de los jóvenes de Acción Católica con sus blancas banderas. En el trayecto se cruzaron algunos autobuses con las insignias de la Hermandad. Los de Lumbier se sumaron al grueso cerca del Castillo. Todos juntos entraron en el pueblo de Javier, sumándose ahí los de Tafalla para hacer la visita a la basílica del Santo.

La crónica de la Hermandad es tan austera y sencilla que omite que el Obispo mons. Olaechea entró a la cabeza de Hermandad a Javier. En la fotografía no se aprecian las Cruces ni las banderas de la Hermandad.

Es a la salida de la visita al Santo cuando, según la crónica de la Hermandad, ésta se sumó a las Juventudes masculinas de Acción Católica, realizando los actos de piedad generales con todos los restantes peregrinos. Ahora bien, es posible que parte de

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dichas Juventudes hiciera también el tramo desde Sangüesa a Javier.

A las 9:30 se celebró en Javier una Santa Misa de comunión para los peregrinos que habían viajado en coche o tranvía, pero no era obligada para los que marchaban a pie.

A las 11:30 se celebró la Misa Pontifical al aire libre. El único Acto propio de la Hermandad fue el Via Crucis, que

–según la crónica- fue concurridísimo, realizándose al aire libre a las cuatro de la tarde. Otra fuente indica que a las tres de la tarde la Hermandad realizaba un pequeño acto de afirmación católica y se despedía del Santo.

Para identificarse, el prior de la Hermandad pedía a los caballeros, llevasen o no capote, que se colocasen la Cruz roja, insignia de la Hermandad, en su costado izquierdo, esto es, a la altura del corazón. Así mismo, desde el inicio y final de la peregrinación los caballeros debían agruparse junto a la enseña de la Hermandad. Los peregrinos de los pueblos llevaban un letrero anunciándose.

El regreso de los peregrinos a pie de Pamplona fue en un autobús propio y el tren El Irati.

¿Cuántos caballeros se concentraron en Javier? Según la crónica del acto fueron aproximadamente mil, a pesar de las dificultades del transporte, por lo que la Hermandad mereció elogios de la prensa local y abundantes felicitaciones.

No se conserva una lista de peregrinos desde Pamplona, como sí ocurre de todos los años siguientes. Al año siguiente, desde Pamplona marcharon a pie 56 personas, entre ellas aita Teodoro de quien esto escribe.

En los apéndices incluimos la crónica de la Hermandad sobre esta Javierada de 1941.

* * *

8. Las Javieradas posteriores. 8.1. Organización general NUNCA FUE FÁCIL la Javierada. No lo es hoy y menos

entonces. La Hermandad realizó su peregrinación junto a todos los navarros, aunque su protagonismo en la organización diocesana fue sustituido paulatinamente a favor de la Sección

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Masculina de Acción Católica cuyo consiliario era don Santos Beguiristáin.

Fuentes. La documentación del archivo de la Hermandad es abundante y constante, repetitiva y recoge las dificultades y los problemas ocurridos en diversos años. A veces estos últimos son muy significativos. Además de los papeles sueltos, hay abundantes datos de las Javieradas en las Crónicas anuales de uno o varios años a la vez. También la prensa de Navarra, especialmente “El Pensamiento Navarro”, deja un imborrable recuerdo de las Javieradas de la Hermandad, plasmando en sus páginas sus convocatorias e invitaciones, sus reportajes y crónicas, y algunos problemas. En alguna ocasión la prensa afirmará que la Javierada se inició en 1941, lo que es cierto si se refiere al ámbito de toda la Diócesis.

La fotografía fue una asignatura pendiente en las Javieradas de la Hermandad, aunque se conserva un aparato fotográfico de algunos años muy interesante, que parcialmente se recoge en este trabajo con derechos de autor de la Hermandad de Caballeros (22).

Aprobación del Sr. Obispo. Realizada la Javierada como Hermandad, la hacía previa solicitud de aprobación y conformidad escrita del señor obispo. Desde 1969 inclusive, con el cambio de arzobispo, no hay constancia de su respuesta escrita. Ello explica que la letra de don Enrique Delgado en su última aprobación de la Javierada de la Hermandad esté escrita con una mano temblorosa (Pamplona, 30-I-1968). En 1970 respondía al prior don Javier Huici, secretario particular del Sr. arzobispo y cardenal Tabera (carta, 4-III-1970), pero más que una conformidad episcopal hacia el fondo y forma acordado por la Hermandad, era un agradecimiento por la atención y las oraciones. A pesar de esta diferencia, la carta de la Hermandad era igual a las de don Enrique Delgado Gómez. A las cartas del prior de 1971 y años posteriores no se conserva respuesta.

A aquellos que realizasen los diferentes actos de piedad con ocasión de la Javierada organizada por la Hermandad, el arzobispo don Enrique Delgado Gómez les condecía 200 días de indulgencia “por cada uno de los actos piadosos que realicen con tan plausible motivo” (carta, 26-II-1959).

Las intenciones. Además de las intenciones propias de la Hermandad, como la perseverancia en el cumplimiento de su espíritu propio de “este grupo de excombatientes de la Cruzada encuadrados en esta Hermandad” (1960), imbuidos del mismo espíritu religioso patriótico, en cada peregrinación se sumaban

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otras intenciones, formuladas por la Hermandad o bien por el Sr. arzobispo. Entre ellas estaban las intenciones generales de la Santa Madre la Iglesia, Católica, el Papa reinante y las intenciones del Santo Padre, el éxito del Concilio Vaticano II (1962, 1963, 1964), resolver el problema del confusionismo mundial (1962), las intenciones del postconcilio (1967), “la unión de las Iglesias separadas del rebaño del buen Pastor” (1959, 1960), la Iglesia del Silencio (1957), los “hermanos perseguidos en las naciones comunistas por profesar la religión católica” (1960, 1962), “los católicos de china para que no se consume el cisma que amenaza separar del rebaño del Buen Pastor a los católicos oprimidos y torturados por los comunistas chinos” (1959), la precaria paz mundial (1957, 1958) …

Los celebrantes. La Hermandad asistía a la Santa Misa oficiada por su pater en la basílica de Javier. En 1967, la Santa Misa celebrada por don Juan Ollo en Javier se dedicó en homenaje a los Mártires de la Tradición y a los muertos en la Cruzada, pues si la Hermandad celebraba la primera fiesta del 10 de marzo, el domingo era día 12 de marzo y quizás no convenía duplicar los actos de piedad. Don Juan Ollo, acudió muchos años a Javier como pater de la Hermandad, desde 1958 a 1974 inclusives.

En 1978 falleció don Juan Ollo Irurzun, pater que había sido maestrescuela de la S.I. catedral de Pamplona y vicario general de la diócesis. Anteriormente a él, y desde 1950, el pater fue Joaquín Munárriz. En 1978 y 1979 el pater fue don Pedro Ruano, en 1980 don Teólilo Beriáin etc. En ésta época también atendían los oficios religiosos de la Hermandad en Pamplona don Carmelo Velasco, don José Antonio Arrizurrieta.

Los colaboradores. Los PP. jesuitas de Javier recibieron espléndidamente a la Hermandad y se asociaban a sus fines. Tras 1957, la Javierada se potenció mucho con el empuje de los jesuitas P. José María Recondo y P. Valeriano Ordóñez. El primero fue escritor e investigador sobre Francisco de Javier. El segundo, además de escritor fue recopilador de jotas y amante de la cultura popular. Dos grandes jesuitas. Quien esto escribe tuvo el gusto de conocerles, al primero para solicitarle ayuda para preparar una conferencia en Zaragoza sobre las peregrinaciones populares, y al segundo en el colegio de los Jesuitas de Pamplona. Durante muchos años la Hermandad invitaba por carta al P. Valeriano, que era un firme simpatizante de la Hermandad.

La reformas del Concilio. Cuando en 1968 la Hermandad, que ya había iniciado las gestiones para la talla del paso procesional de La Piedad, consultó a su pater-delegado sobre

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las tendencias del postconcilio, éste respondió que la tendencia se inclinaba hacia la desaparición de las procesiones, aunque era muy posible que las de Semana Santa subsistiesen de hecho más por razones turísticas que por otra cosa (Acta del Capítulo del 31-I-1968). El atento lector observará que el Rvdo. Juan Ollo se equivocaba, pues ante el posterior descreimiento general las procesiones están cobrando un impulso pastoral verdaderamente significativo. La Iglesia no se resigna a encerrarse en la sacristía y, sobre todo, a dejar de evangelizar a los que asisten a las procesiones –sean fervientes cristianos o no- así como el ambiente social.

En el Capítulo Supremo del 14-IX-1971, la Hermandad puso los medios para la aplicación de otra reforma, como era situar el altar de cara al pueblo en la basílica de la Santa Cruz, lo que costeó con sus fondos por una suma de 10.578 pts. El altar era estético y el material era de madera, imitación a mármol.

¿Cuál fue el horario y días de salida? El horario varió algo con el transcurso del tiempo. Desde 1940 hasta 1945 inclusive, los peregrinos a pie salían el sábado por la tarde. El objetivo era llegar a buena hora a Sangüesa “para poder descansar unas horas antes de emprender en procesión la marcha hacia Javier” (1942). En 1942 fue a las 4:40 de la tarde, en 1943 a las 5 de la tarde, en 1945 a las 4. Aunque ello permitía trabajar el sábado por la mañana, quizás esto originaba un problema a la peregrinación por falta de tiempo. Se cambió a peregrinar por las mañanas. Así, desde 1946 se salía el sábado a las 8 o bien 8:30 de la mañana, aunque en 1948, 1950 y 1952 hubo dos peregrinaciones a pie, una el sábado por la mañana y una segunda a las tres (1948) y seis de la tarde. Todos los peregrinos que salían el sábado por la mañana acudían a la sede de la Hermandad y después a las parroquias de San Miguel o bien generalmente de San Francisco Javier para rezar y salir con los demás peregrinos hacia Javier.

Todos los años el domingo salía un autobús hacia las 6:30 de la mañana para llegar a Sangüesa a las 7:45 y sumarse con todos los peregrinos para ir en procesión de Sangüesa a Javier. La salida era en la plaza de Mola –hoy Merindades-, concretamente en Finanzauto, o bien junto a su sede en la plaza conde de Rodezno.

La organización del evento. Los medios del peregrino para realizar el viaje eran a pie, en auto, autobús, camión, tren El Irati y hasta caballerías

Un problema era el alojamiento para pernoctar en Sangüesa del sábado al domingo. La complicación variaba bastante según el

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año, lo mismo que el número de peregrinos de la Hermandad, quizás por el carácter espontáneo y muy personal de cada Javierada.

El comendador de esta ilustre ciudad, cabeza de merindad, debía de acomodar a un número variable de peregrinos. Como excepción, en 1952, los 30 caballeros de la Hermandad no se hospedaron en domicilios particulares sino en el Hospital de Sangüesa debido a la aglomeración de viajeros ante la celebración del IV Centenario de la muerte del santo. En las restantes ocasiones el alojamiento fue en domicilios particulares, sin que se señalase precio al alojamiento.

En 1954 sólo de Tafalla fueron 35 voluntarios a pie. En 1955 fue un año

“más numeroso que los anteriores. La gente se va animando.

Al día de hoy van inscritos mas de cincuenta y mañana es posible que venga alguno mas” (carta, 3-III-1955).

No quedó ahí la afluencia de peregrinos, pues en otra

ocasión, a unos 35 de Pamplona se sumaron unos 40 de Tafalla, entre otros (carta, 8-III-1956). Lo dicho: el número de pernoctaciones variaba según el año, aunque lo general es que a partir de 1956 la media anual fuese de 35 ó 40 camas (1960).

Este pernoctar de todos en Sangüesa se repitió año tras año, hasta que los de Pamplona pasaron a alojarse en el hotel Yamaguchi y luego, desaparecido éste, en el pueblo de Javier.

Este número no refleja el total de los peregrinos de la Hermandad, que era mucho mayor, pues otros caballeros de diferentes pueblos se alojaban en otros lugares, un tercer grupo iba en coches particulares, y un cuarto en autobús desde Pamplona. En alguna de las primeras Javieradas se habla de autobuses en plural.

También había que organizar el almuerzo es la Venta de Izco (Salinas de Ibargoiti) del sábado para unos 30 ó 40 peregrinos. Como siempre. El almuerzo consistía en un sopicalde de huevo, chistorras, chuleta de lomo o bien chuleta de ternera con patatas fritas, y huevos fritos (carta, 3-III-1955). En 1956 el menú para cuarenta personas se reducía a sopicaldo de ajo (subrayado), chuletas de carne buena en vez de huevos, y café del bueno sin achicoria (carta, 7-III-1956).

Además de la comida en Izco, se organizaba otra en el colegio de Javier o bien en la hospedería del pueblo. En 1952, debido a la aglomeración de peregrinos, el prior omitía organizar la comida en Javier. En 1954 se solicitó una comida para el

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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domingo a los PP. Jesuitas para unas 25 personas con “apetito del País” (carta, 4-III-1954), pues otros ya se habían vuelto a sus domicilios.

El número de asistentes y su evolución. La asistencia a la Javierada siguió la dinámica de la misma vida. La Hermandad tuvo el empuje que tuvieron los que fueron voluntarios en la guerra, y si después la Hermandad se ha mantenido, es con mucha menor afluencia de fieles. Es comprensible si tenemos en cuenta el actualísimo “Responso para un millón de muertos” escrito por el P. Ramón Cué S.J. en julio de 1961, e impreso por la Hermandad con autorización del autor el 3-V-1962. La impresión fue a cargo del caballero Alberto Más, que realizó las fotografías del díptico impreso en tamaño cuartilla.

Peregrinos de la Hermandad hubo muchos, y sobre todo hubo entusiasmo y firmeza, constancia en sus fines, alegría y alma cristiana y popular. En la primera Javierada de 1940 se juntaron de 200 a 300 y en la primera Javierada diocesana de 1941 se juntaron unos mil caballeros.

Hasta 1966 inclusive el prior invitaba por escrito a los miembros de la peña Mutiko Alahiak –a través de su presidente-, que estaba formada por jóvenes y menos jóvenes alegres y tradicionalistas con una nítida simpatía con los ideales de la Hermandad. Esta última debía darse a conocer, extenderse y competir –en el buen sentido- con la Acción Católica o bien con otras asociaciones. Se había afianzado la costumbre de que unos u otros miembros de la Peña acudían con la Hermandad a Javier, expresado en el término “suelen integrar” que se recoge en el párrafo siguiente:

“Los mutikos, excombatientes, familiares de gloriosos

muertos en la Cruzada e hijos de excombatientes de la Cruzada, suelen integrar nuestra peregrinación y por eso adjunto unas hojas–propaganda y programa de actos a celebrar por la Hermandad-, esperando obtenga su benévola acogida y les dé publicidad dentro de la Entidad.

Invitamos pues a los Mutikos de cualquier edad a que nos acompañen en la marcha a pié o realizando el viaje en el cómodo autobús” (carta, febrero, 1964).

También en otras cartas anteriores, se indica la presencia de

la juventud de la Peña, al decir que “todos los años nos acompañan muchos “Mutikos”” (carta, 15-II-1961) o “casi siempre” habían ido los Mutikos junto a la Hermandad (12-II-1962…).

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También había presencia de socios del Centro Cultural Vázquez de Mella, pues, a decir de la carta del 15-II-1961: “todos los años desee (sic. desde) la fundación de ese Centro, varios miembros de su Juventud peregrinan con nosotros a Javier á pie y en el auto”

Hemos dicho que hasta 1966 se invita a la peña Mutiko Alahiak, y al Círculo Cultural Vázquez de Mella. También se invitaba formalmente pero con un estilo muy coloquial, al P. Valeriano Ordóñez (tras 1968 ya no se le invita, y en 1972 el jesuita iba en grupo aparte).

Como todo organizador, el prior estimulaba a los comendadores para que lograsen la máxima afluencia de peregrinos. Se conservan sus cartas a los comendadores de cabezas de merindad (Sangüesa, Tafalla, Estela, Tudela), y a los comendadores locales de Artajona, Valtierra, Vidaurreta, Aoiz, San Martín de Unx (1958). Desde Vidaurreta, que pertenece al val de Echauri, en la zona Este de la cuenca de Pamplona, la afluencia de peregrinos fue constante aunque variada, y, en 1960, según el comendador Segundo Tabar Razquin, iban a marchar unas 30 personas en autobús hasta Sangüesa y 15 a pie (carta, 28-II-1960).

La presencia de caballeros fue irregular pues dependía de las comunicaciones de autobús y coche, de los fondos personales, de las diversas opciones de días, las labores agrícolas, la edad, quizás el tiempo. Por ejemplo, en 1960 desde Vidaurreta iban a ir unas 45 personas y pocos años después tan sólo fueron tres. Otro caso: Julio Lasanta de Valtierra informaba al prior Joaquín Ochoa de Olza (Pamplona) los actos que realizaba la Hermandad en su localidad, comentando al final de su carta y sin optimismo, que “el pueblo es un tanto olvidadizo y despreocupado” (carta, 16-II-1959). Luis Nagore de Aoiz mostraba la mejor voluntad para ir a toda costa a la cita de Javier, dejando constancia de las dificultades de transporte que había en esa época:

“como el pasado sabado fueron bastantes a pie, para este

creo para el viaje a pie estoy solo, asi solo no voy, voy a ver si nos juntamos para un coche y asi saldremos el domingo a las 7 de la mañana y marcharemos juntos desde Sangüesa, si me falla esto marcharé en la Veloz hasta Sangüesa y si no hay 43órc combinación seguire a pie hasta Javier, sea como sea si no hay novedad yo hare acto de presencia en Javier” (carta, Aoiz, 8-III-1956). (Se respeta la grafía).

Al margen de los apuntados en el autobús hacia Pamplona,

en las fotografías se puede observar el número total de peregrinos de la Hermandad: unos 50 en la imagen cortada del Viacrucis de

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1957, y más de 80 en 1963. En las fotografías de 1978 se observan unos 35, muchos de ellos jóvenes. Suponemos que los caballeros se quedarían hasta el final de los Actos.

Sobre la continuidad de la Hermandad, la Crónica de los años 1956-1959 indica:

“Desde aquella “JAVIERADA” –explosión de entusiasmo-, de

1940, la Hermandad peregrina a Javier, sin interrupción, con más o menos concurrencia, pero con espíritu juvenil, aunque muchos de los que peregrinan no sean jóvenes ya. También muchos de sus hijos forman en las filas de la peregrinación, constituyendo firme esperanza de continuidad”.

En efecto, en las fotografías conservadas hay Juventud. A

pesar de ello, en la Crónica de los años 1963 a 1968 es menos optimista, pues se reconoce que:

“La asistencia de peregrinos, hasta el momento, ha sufrido

altibajos, pero hay que confesar con sinceridad que son muy pocos los jóvenes acompañantes que un día cojan el relevo” (Crónica, p. 4)

No obstante, el tiempo pasaba y además de la reducción de

peregrinos, los que iban eran cada vez mayores. Dicha edad se reflejaba por entonces, no sin añoranza –en el inexorable paso de la vida-, en la carta que el prior Echarri Loidi envió al arzobispo don José Méndez Asensio, donde se le informaba que:

”(…) Un grupo de “viejos” por la edad, pero jóvenes de

espíritu marchará a pié y a su “aire” desde Pamplona, Tafalla y quizá, desde Tudela también. Otros, con menos fuerzas, “tocados” y con el tejado averiado, planean peregrinar a su manera: coche o autobús, todos con fé viva y espíritu penitencial” (…) “esperando que la “Javierada” de los viejos obtenga su bendición” (carta, 27-II-1974).

No obstante, todavía había caballeros que iban a pie desde

Pamplona, Tafalla y quizás de Tudela, aunque –se decía- “el número de caminantes va disminuyendo a causa de los achaques cosecha de los años, y más” (carta al P. José María Recondo de Javier, 22-II-1974). Estos eran “los veteranos peregrinos ‘empedernidos’ sobrevivientes de los primitivos que iniciaron las marchas en los lejanos tiempos del 41” (ídem.) Esta derrota de la pobre carne estaba más que compensada con la victoria del espíritu cristiano y de Hermandad, e incluso con cierto deje de humor:

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“Es verdad que, año tras año, va disminuyendo el número de

los que marchan a pié, pero se sigue adelante, mientras Dios de fuerzas a los fortachos de la Hermandad (…) Los que vayan en coche desde Pamplona, serán pocos (…) siendo en cambio, como siempre, los más entusiastas los de Tafalla que siguen con ilusión sus peregrinaciones a Javier” (carta del prior a José Nagore de Aoiz, 22-II-1974).

En su carta a Jesús Roce Campos de Tudela, el prior Echarri

Loidi distinguía la capacidad de la edad, el entusiasmo como tal y el espíritu, al decirle: “Comprendo que los años no pasan en valde (sic. balde) y los anteriores entusiasmos vayan decayendo si bién (sic.) el espíritu sea firme” (carta, 22-II-1974). Distinciones estas de interés, pues el entusiasmo puede depender de estados biológicos.

Lo peor es que, a pesar de que los jóvenes sí iban, no había relevo generacional –“los achaques van haciendo mella en los viejos y los jóvenes no toman el relevo” (carta, 22-II-1974)-. Esto último era verdad, pero omite decir si los hijos iban a Javier con su colegio, club, parroquia, y que los Caballeros habían sido fermento de la gran aglomeración de gente que hubo, por ejemplo, en 1959, como se recogen en las Crónicas de la Hermandad. No obstante, recordemos que en la Javierada de 1978 hubo proporcionalmente muchos jóvenes, aunque no fuesen de la Hermandad, entre las 35 personas que asistieron al Via Crucis, y que tras el 2002 ingresasen nuevos jóvenes en la Hermandad. El prior don Joaquín Martínez Úbeda fue activo en atraer nuevos jóvenes a los Actos.

El tiempo. Este elemento siempre era una incógnita. Respecto a la climatología, la Javierada más recia en 17 años fue la del 8-III-1958. Nada más transcurridos los actos, y según el cronista, este año cayó sucesivamente llovizna, lluvia, hubo claros con sol y nieve, nieve “con garbo”, brilló el sol, amagó la llovizna, sopló un viento frío –muy frío-…. El domingo, al salir a la calle en Sangüesa los tejados estaban ligeramente cubiertos de nieve. Cuando “A las 8 y 10 minutos emprendimos el viaje a Javier e inmediatamente comenzó a caer tal cantidad de nieve que para cuando llegamos al solar del santo había una capa de mas de 15 centímetros”. El rezo del Via Crucis se realizó en el patio de los jesuitas a pesar de la abundante nieve. La nevada era tan intensa que el regreso a Pamplona costó dos horas y media, desde las 1’30 horas hasta las 4 de la tarde. El cronista dejó constancia de que: “Fue la peregrinación mas dura en 17 años de peregrinaciones, pero seguramente la mas feliz por la satisfacción que embargaba a

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todos los peregrinos”. Más tarde, las Crónicas de la Hermandad de 1956-1959 señalarán, no sin cierto regocijo literario, los detalles siguientes:

“Durante la marcha desde Pamplona a Sangüesa, nuestras

compañeras de viaje fueron las borrascas de agua, los claros de sol, las tormentas de nieve; pero la culminación fue el domingo día nueve de ese mes y año, durante el peregrinaje desde la ciudad que nunca faltó al castillo e Javier, trayecto durante el cual “la hermana nieve” quiso acompañarnos para probar nuestra fortaleza; pero los peregrinos con espíritu firme y decidido franquearon el obstáculo y arribaron a Javier aunque la altura de la nieve impidiera el paso de vehículos mecánicos que precisaron la ayuda de los quitanieves, para alcanzar Javier. Y como al llegar el momento de rezar el santo Via Crucis, la nieve continuara cayendo sin cesar, los peregrinos de nuestra Hermandad, desafiando a los elementos, rezaron el santo ejercicio al aire libre, a la intemperie, en el patio del Colegio apostólico, metidos los pies en la nieve y en el agua” (Crónicas 1956-1959, p. 2).

Una piadosa iniciativa. En la Crónica del Capítulo

Supremo del 14-IX-1972, se dio cuenta de una iniciativa sencilla y hermosa como tal, que no obstante no tenía en cuenta los posteriores efectos de la urbanización de la zona. El prior expuso la idea de colocar una imagen de la Virgen María en el término municipal de Noain (Navarra). Estaría a unos 50 metros de la salida de la primera curva de la carretera que sale de Noain hacia Javier. Ciertamente, esta ubicación dependía de que no cambiasen la carretera y sus curvas, aunque la zona era de fácil recuerdo y reubicación.

Esta imagen estaría sobre un poste de cemento armado, con una capillita del mismo material en su parte superior, y, dentro, la imagen de la Señora. Una vez aprobada la idea, se decidió hacer las gestiones con el escultor don José López Furió (colega de trabajo en el comienzo de su andadura profesional de quien esto escribe) y un contratista de obras para pedir el presupuesto. La imagen sería una reproducción de la virgencita de Javier, realizada por dicho escultor.

Esta Virgen recordaría a todos que la Hermandad inició la Javierada, y que allí mismo los peregrinos que de ésta van a pie inician el rezo de la primera parte del santo Rosario. La imagen también iba a ser la que hablase al peregrino del sentido religioso de la Javierada.

Al final, esta iniciativa no salió adelante por el elevado coste del presupuesto. El acta del Capítulo General celebrado el 24-III-1974 señalaba para el pilar de hormigón y capillita ascendían entre

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70.000 y 90.000 pesetas, y que la talla de la Virgen costaría 25.000 pts. La Hermandad no quería hipotecar sus fondos.

Durante mucho tiempo la Hermandad fue citada en los folletos de la organización. Así fue hasta que inexplicablemente se dejó de hacer.

La peregrinación de la Hermandad se recogía en el prospecto de peregrinaciones de la Novena de la Gracia, organizadas por arciprestazgos y por iniciativas como colegios, Acción Católica, Hijas de María, “Oración y Penitencia” etc. Por ejemplo, en la información general de 1950 se destinada el día 12 para los Caballeros Voluntarios de la Cruz, presididos por el diputado foral por la merindad de Pamplona don José Ángel Zubiaur. En 1951 se destinaba el día 11 y se mencionaba la presencia de dicho Zubiaur. No obstante desde 1959 a 1963 se excluyó a la Hermandad del programa oficial de las Javieradas, según explicaremos.

Como elemento nuevo de atracción en 1958, los jesuitas del colegio-seminario de Javier encargaron a José María Pemán una charla a la juventud que iba a durar media hora (carta del rector Julio Larraya al prior Joaquín Ocha de Olza).

Algunos se propusieron derribar la basílica adjunta al castillo para hacer otra subterránea. Así se ampliaría el espacio para los peregrinos, se podría eliminar el añadido postizo de la basílica, y como recuperar (reconstruir totalmente) una torre del castillo que había sido derribada en el lugar basilical. La idea la defendieron varios jesuitas, por ejemplo, el P. Aguinagalde S.J., para quien Javier sería el “Lourdes navarro mundial”, y “Los que han dicho que cuesta mucho dinero son unos fariseos”. El proyecto, que he oído decir que satisfacía al P. Recondo, no tuvo éxito porque hacia 1979 la Diputación Foral de Navarra lo rechazó por motivos económicos, pues no en vano todavía se era víctima de la crisis. (“El Pensamiento Navarro”, 5-VIII-1979).

A continuación comentaremos algunos aspectos de algunas Javieradas que contenían algún elemento nuevo en sí mismas o de cara al futuro de las Javieradas de la Hermandad.

* * *

8.2. Primera Javierada del año 1947. Este año de 1947 se suspendió la Javierada, pero no fue la

Hermandad quien la suspendió. De ésta manera, años después, concretamente en 1965, una carta de la Hermandad a mons. Olaechea, a la sazón arzobispo en Valencia, mostraba su

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satisfacción de haber acudido absolutamente todos los años a Javier (carta, 13-II-1965).

La Diócesis no organizó la Javierada debido al deseo de realzar la solemne entrada de nuevo Obispo en Pamplona, realizada el día 9 de marzo –es decir, no el 6 ó 7-.

“El Pensamiento Navarro” del día 4 informaba que debido a las reiteradas peticiones de los pueblos en los que estaba establecida la Hermandad para que no se suspendiese la Javierada, el prior y Capítulo Supremo se habían planteado realizar la peregrinación, y decidido efectuarla a pie aunque sin el cortejo o boato que salía desde Pamplona. Así pues, el 6 y 7-III-1947 los hombres de Navarra marcharon a Javier con la Hermandad, organizadora de la peregrinación. Lógicamente, desde Javier enviaron un telegrama de adhesión al nuevo Obispo (23).

Caballeros Voluntarios de la Cruz de Vidaurreta, descansan en la Venta de Izco,

en la Javierada de marzo de 1958. (Inédita) (Archivo de la HCVC)

* * *

8.3. Segunda Javierada del 25 y 26-X-1947. Esta peregrinación, que la Hermandad preparó a través de

los párrocos de Navarra próximos al castillo de Javier, se realizó en la festividad de Cristo Rey, día 26. La Hermandad la realizó para declarar solemnemente a Javier como su Hermano Mayor, conforme al acuerdo que había tomado en octubre, “por la

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protección que prestó a los Cruzados navarros durante la guerra” (llamamiento). La idea no fue originaria de la Hermandad, pues había sido sugerida por el P. Alberdi, rector de los PP. Jesuitas de Javier en la Javierada de marzo.

Título de Hermano Mayor y peregrinación fueron bendecidos por el obispo de Pamplona (24).

El sábado por la tarde salía a pie un buen grupo de caballeros de Pamplona hacia Javier. Realizada gran parte de la peregrinación, la comitiva partió desde Sangüesa a las nueve de la mañana del domingo. A ella se unieron los que habían llegado de los pueblos cercanos y quienes fueron por otros medios, tales como en coche privado e incluso en el tranvía especial El Irati, organizado para subsanar las dificultades que ofrecía el traslado por carretera. Juntos desde Sangüesa hacia Javier, rezaron las tres partes del santo Rosario intercalando himnos penitenciales. Llegaron al castillo hacia las 10:30 de la mañana.

A continuación la Hermandad hizo la entrada procesional en la basílica, los asistentes saludaron al santo con la Oración del peregrino que leyó el pater –recién nombrado capellán de la Hermandad- don Joaquín Munárriz, y se recibió la Sagrada Comunión.

Se dispararon cohetes y repicaron las campanas cuando delante de la basílica se formó la comitiva procesional para la Santa Misa. Esta fue solemne y cantada y comenzó a las doce de la mañana. En el presbiterio se encontraba el Capítulo Supremo acompañado por los comendadores de Sangüesa y Aoiz, con las cruces y banderas de las Merindades de Pamplona y Sangüesa así como la de Aoiz.

Finalizada la Santa Misa, se rezó un responso por los muertos de la guerra, el pater bendijo la Cruz y la Bandera que se iban a ofrecer como ex–votos al Santo, y José Ángel Zubiaur leyó el documento que otorgaba a Javier el Título de Hermano Mayor de la Hermandad. A continuación, siendo el momento de mayor intensidad, el prior D. Juan Villanueva ofreció la Cruz y la bandera como ex–votos al rector P. Alberdi S.J., quien las aceptó diciendo que sería colocados en la hornacina del Santo. Tras ello se veneraron las reliquias de Javier.

A las tres de la tarde se celebró el Via Crucis en el patio del Castillo y después se realizó la tradicional despedida.

La exposición de Zubiaur citó la pasada Cruzada “en cuanto tuvo de paralelismo espiritual con la vida apostólica del San Misionero, el primero Caballero Voluntario de la Cruz”. El título

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de Hermano Mayor era modesto en sí pero el más elevado que la Hermandad podía entregar a Javier:

“porque ello –dice el cronista- suponía la entrega del corazón

que allí quedaba junto al mayor tesoro para los Voluntarios, aquella Cruz y Bandera que les guiaron en la Cruzada señalando sus santos ideales y su propósito de luchar por el reinado de Cristo. Porque Javier fue en alto grado Caballero Voluntario de la Cruz, por su nobleza y por su voluntario apostolado enarbolando la Cruz, desde la que Cristo reina, por tierras de infieles, la Hermandad se honraba nombrándole Hermano Mayor y pidiéndolo protección”.

Se conserva las razones del nombramiento de Zubiaur

presentadas a Javier, y recuerda las preguntas que les hizo el Obispo el 8-III-1941:

“¿No os parece, peregrinos, que el 19 de Julio de 1936 fue una

gigantesca y providencial Javierada? ¿No os parece que alentó el mismo genio de la raza y el

mismo empuje de la Fé?”

(Recuerdo cuando aita Teodoro decía a sus seis hijos que “aquello fue un milagro”).

Dibujo del caballero José María González de Echávarri, “El Pensamiento Navarro” martes, 28-X-1947

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¿Cuál fue la ofrenda y la petición de la Hermandad a Javier? ¿Consistió en un afán de bienes materiales, de poder y dominio?:

“Javier, Santo Patrono de Navarra, Apóstol de las Indias y el

Japón, puesto que fuiste Caballero Voluntario del la Cruz, hónranos aceptando el título de Hermano Mayor que te ofrecemos junto con nuestras Enseñas; guíanos en las batallas del Señor; sé nuestro Capitán en las Milicias de Cristo-Rey; inquieta nuestro espíritu para que no se adormezca en el egoísmo de la vida material, sino que arda en vida interior y se vuelque en labores apostólicas, sólo así conseguiremos el Reinado de Cristo, que, como dice el Prefacio de la Misa de hoy, “es eterno, y universal, es un reinado de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz” (Fórmula de nombramiento a San Fco. Javier como Hermano Mayor de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz).

* * *

8.4. Javierada de 1950. Una importante novedad para este año fue su proclamación

como Año Santo. Como cuestión menor hubo un cambio significativo en la Javierada, como es separar la peregrinación de los mozos de Acción Católica del día 5 respecto a la Hermandad que lo hizo el día 12. Decimos que es un cambio pequeño pero significativo porque, poco a poco, se irán sumando modificaciones hasta llegar un momento en el que la forma de peregrinar de la Hermandad en Javier cambiará totalmente respecto a 1941. Las reclamaciones de la Hermandad tuvieron varias respuestas positivas de su Capellán Limosnero, el Sr. Arzobispo.

No sabemos si para compensar este cambio, en esta ocasión la Hermandad fue realzada ante toda la diócesis porque en el folleto que recogía todas las peregrinaciones, la contraportada mostraba una bella estampa de la marcha procesional de la Hermandad, con cuatro cruces y cinco banderas, recortada su bella silueta sobre el castillo solariego de Javier. Quizás por dicho cambio, las convocatorias de la Hermandad fueron más exclamativas y maximalistas, saliendo al paso de la pereza que podía asaltar al peregrino y a la excusa de la falta de recursos económicos para costearse el viaje aunque fuese a pie.

Ignoramos cuál fue el motivo que se tuvo para separar a la Asociación de Jóvenes de Acción Católica del día destinado a la Hermandad. Sea lo que fuere, fue todo un detalle que el secretario de la primera escribiese una carta al prior de la Hermandad, en la

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que se lamenta y deja claro que los jóvenes de Acción Católica nada habían tenido que ver con la decisión:

“(…) nuestra Juventud Masculina de Acción Católica, le

comunicamos por la presente nuestro sentimiento por la decisión tomada de hacer su marcha a Javier en distinto día que la que organiza la juventud. Hasta hoy, así lo creemos, hemos reservado para Vds. toda clase de preferencias, facilidades y delicadezas durante nuestras marchas que proyectábamos y realizábamos hacia el Castillo de Javier.

Y nuestra extrañeza aumenta al leer la llamada de nuestro Prelado a los Cruceros y romeros de Navarra para peregrinar al Castillo de Javier en el día de la juventud.

Quede, pues, constancia de que por nuestra parte no ha habido ningún deseo de separación” (carta, 4-III-1950).

La expresión de “la decisión tomada de hacer su marcha a

Javier en distinto día que” parece que atribuía la decisión a la Hermandad. No lo creemos pues no hay detalle alguno que lo indique. Ésta no dejó huella de esta cuestión salvo la vibración de sus llamamientos. A eso se llama hacer de la necesidad virtud, o bien aprovechar la ocasión para lograr un mayor bien.

Como deber propio, y también para lograr la mayor afluencia de caballeros, uno de estos llamamientos hacía referencia a la Cruzada contra el comunismo y la persecución humana y religiosa sobre media Europa, problema muy actual en esos momentos:

“Juramos al recibir el hábito, defender la Cruz en toda

ocasión y momento, como lo hicimos a lo largo de la Cruzada Nacional contra el comunismo negador de toda libertad humana y religiosa, y hoy parece que ese moderno bárbaro, se dispone a sepultar a media Europa en el cáos de la irreligión y de la barbarie. Se ataca a la Cruz en aquellas tierras mártires, y se hace preciso que cuantos hacemos de ella guía luminosa y consoladora de nuestra vida, templemos nuestro ánimo para estar siempre dispuestos al sacrificio si necesario fuera. (…)

Ante un mundo materializado, calculador, egoísta, que se rasga las vestiduras ante la persecución desatada por los modernos nerones, mientras los admite en sus organismos internacionales, gritemos nuestra condición de españoles católicos, enemigos de medias tintas, marchando MAÑANA DIA CINCO ¡a Javier, cantando nuestra Fe católica al compás de nuestra marcha a pié! ¡Frío, fatiga, piés lacerados, incomodidades, todo, por Javier, por el Papa, por Cristo! (…)” (Llamamiento, 1950, como en 1961)

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Contraportada del folleto que anunciaba la Javierada del Año Santo de 1950. El día 12 se reservaba para la HCVC. Imagen publicada en “Tradición viva” nº 1 (I semestre 2012) p. 25. (Archivo de

la HCVC)

Folleto que anunciaba la Javierada del año 1951. El día 11 se reservaba para la HCVC (Archivo de la HCVC)

* * *

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8.5. Javierada de 1952. En este año se celebró el IV Centenario de la muerte de San

Francisco Javier. Mientras el Obispo convocaba a los navarros a Javier, la Diputación Foral celebró con solemnidad la apertura de los actos del Centenario. La Hermandad y la Acción Católica no eran las únicas en acudir, pues fueron 150 jóvenes del frente de Juventudes de Navarra, acudiendo también el Sindicato Español Universitario. Estas dos últimas instituciones eran del Régimen político del momento. La Delegación del frente de Juventudes creó incluso la llamada orden de Caballeros Peregrinos a Javier, “para todos cuantos teniendo condiciones excepcionales peregrinen a pie durante este año del IV Centenario al Castillo de Javier”. Sus estatutos tenían que ser aceptados por la autoridad eclesiástica. ¿Se quería de esta manera competir con la Hermandad de caballeros? No lo sabemos, pero sí que de ésta Orden no hay más huella que ésta en el archivo de la Hermandad.

Como caso excepcional, tras la llegada procesional desde Sangüesa a Javier, y tras rezar la oración del peregrino y recibir la comunión, “la Hermandad participará en todos los actos oficiales y comunes a la peregrinación de Jóvenes”. Las intenciones especiales de este año fueron la misiones, la paz, la patria España y Navarra.

En esta ocasión, la Hermandad, que recordaba su primera marcha en 1940, se esforzó para facilitar la presencia de caballeros y puso a disposición un autobús desde Pamplona y otro desde Tudela.

En Sangüesa se reservaron 30 alojamientos en el Hospital. Fue difícil porque todo “está copado por las gentes y no se encuentran camas”. Se animaba a llevar todos la boina roja (carta a Florencio Aoiz, 6-III-1952).

De Pamplona y la cuenca (Badostáin, Arazuri, Vidaurreta) fueron 102 peregrinos con la Hermandad, de ellos 82 a pie más 18 en autobús únicamente. Entre ellos está aita Teodoro, aita de quien esto escribe. A ellos se sumarán los caballeros de otras Merindades, lo que arroja una cifra muy considerable de peregrinos.

En esta ocasión, y antes del día de la peregrinación, el prior José Ángel Zubiaur presentó la oración “del peregrino” y “de despedida” al señor Obispo para su aprobación y obtener así la autorización eclesiástica, con el objeto de rezarla en las sucesivas peregrinaciones a Javier (carta, 6-III-1952). Recogemos ambas

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oraciones en el apéndice, al igual que las de 1980, pudiéndose observar entre ellas cambios secundarios.

Este año la Hermandad hizo más acto de presencia que otros, y hasta publicó ocho Notas de la convocatoria en “El Pensamiento Navarro”.

Javierada de marzo de 1956. En la imagen son 35 peregrinos aunque ignoramos cuantos

fueron. Fue una agradable sorpresa ver al inicio de la 3ª fila por la izda., con bastón y boina, a don Teodoro Garralda Goyena, y como tercero a su amigo don José Ángel Zubiaur Alegre.

Publicada en “Tradición viva” nº 1 (I semestre 2012) p. 13. (Foto: Archivo HCVC)

* * * 8.6. Javierada de 1957 Llama la atención que el 18 y 21 de febrero de este año, el

prior dirigiese sus comunicaciones escritas a muchos comendadores locales de los que no hay constancia otros años. Así, además de animar a los comendadores de la Merindad de Tudela (Alejandro Díez), Estella (Alejandro Ocáriz Echegaray), Sangüesa (José Moreo Sabio) y Aoiz (Luis Nagore), el prior se dirigió a los comendadores locales, pues “por diversas circunstancias este Capítulo Supremo de la Hermandad ha permanecido algo desconectado con las Hermandades de los

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pueblos”. Tales lugares era Vidaurreta (Segundo Tabar Razquín), Ugar (Patrocinio Arteta), San Martín de Unx (José Sanz Ucar), Mañeru (Nicanor Arbeloa Egüés), Valtierra (A. Lasantas), Cirauqui (sr. párroco), Aibar (Gabriel Arbeloa Garayoa), Zabalza (Félix Belzunce Paternain), Echauri (Esteban Ezcurra). Es muy posible que falten circulares a otros pueblos, pues falta la de Tafalla, cuyos caballeros nunca fallaron a la cita de las Javieradas.

Eso explica que Segundo Tabar respondiese con entusiasmo diciendo:

“En mi poder la tuya de fecha 18 me ha causado un gran alegrón, pues creimos encontrarnos aislados de esos hermanos voluntarios de la Cruz de Pamplona ya que jamás habiamos tenido invitación particular para tan grande y honrado fin. Pues bien: ya aunque ya viejo y con once hijos, soy el primero que hago este pequeño esfuerzo en unirme a vuestra peregrinación a pie al Castillo de Javier, y con migo (sic.) once voluntarios mas, y quizás se aumente el número” (carta, 26-II-1957), a pesar de los trastornos que produce la marcha ya que todos eran labradores.

Hay dos detalles simpáticos en esta correspondencia. Por un

lado, se contraponen los labradores de Vidaurreta con el peregrino de la capital, que “en su mayoría son personas habituadas a estar en oficinas y necesitan de más horas para caminar más despacio”, debiendo parar en la venta de Izco para comer durante al menos dos horas. Hay algunas fotografías de la Hermandad en dicha venta, ascendiendo a unos 30 peregrinos. Pasito a paso, los de Vidaurreta sin duda darían alcance a los de Pamplona para seguir el viaje todos juntos a Sangüesa. En ésta última se reservaría a los de Vidaurreta lugar para dormir, lo mismo que asiento en el autobús de la Hermandad para la vuelta, costándoles “el mismo precio que el que paguen los de Pamplona”. Tampoco era “estirarse” mucho debido a la cercanía entre Pamplona y Vidaurreta.

El segundo detalle es que, mientras el comendador local de Vidaurreta pide al prior una bandera nueva porque la suya está estropeada, el prior dice que: “En cuando a la bandera cuando más vieja mejor pues demuestra que fue nuestro guía durante la Cruzada. Nosotros llevamos una que estuvo en el frente, también vieja” (carta, 3-III-1957). Varias de estas banderas “viejas” se guardan en el archivo de la Hermandad, aunque en ellas no se especifique referencia alguna.

El comendador local de Valtierra, Julio Lasanta, también se sorprendía gratamente de la carta del prior:

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“Despues de tanto tiempo sin comunicarnos recibi la vuestra relativa al viaje de Javier: varios años hemos estado presentes en los actos oficiales de la Hermandad e incluso dos años he hecho con algun otro hermano el viaje a pie, pero los años van “pasando” y esto ya no es posible”.

A continuación, Lasanta mostraba la dificultad de las

comunicaciones entre Valtierra y Javier, la conveniencia de que Tudela se encargase de organizar el viaje de la Merindad, y aprovechaba para informar sobre el funcionamiento de la Hermandad en Valtierra:

“Aquí seguimos sin interrupción practicando el ejercicio del

Via Crucis por los fines de la Hermandad los últimos domingos de cada mes, y cada año va una Representación a Montejurra” a realizar el Via Crucis reglamentario (carta, 4-III-1957).

En este año los peregrinos a pie desde Pamplona salieron el

sábado a las 8 de la mañana desde la parroquia de San Francisco Javier, el autobús partió el domingo a las 6:30 de la madrugada y la cita de todos era en la explanada de los PP. Capuchinos de Sangüesa a las 8 del domingo.

En el autobús había 68 inscritos, incluidos 12 de Vidaurreta. De su total 22 comieron en Izco el sábado, 31 pernoctaron en Sangüesa, y 51 comieron en Javier el domingo.

Via Crucis de la Hermandad en el castillo de los PP. jesuitas. Año 1957 (Inédita) (Foto: Archivo HCVC)

* * *

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8.7. Javieradas de 1959-1963 Diez años antes, en 1950, se separó a los jóvenes de Acción

Católica respecto a la marcha de la Hermandad. Ahora se excluía a la Hermandad del programa oficial de las Javieradas, e incluso había quienes proponían que no se fuese con distintivos, lo que afectaba de lleno a la Hermandad. A esto lo llamaba la Crónica de esos años muy educadamente “ciertas incomprensiones”. ¿Por qué?. La Crónica lo describe muy claro; el texto es largo pero muy interesante, y refleja los contenidos de la crítica mencionada del “Responso para un millón de muertos” escrito por el P. Ramón Cué Romano S.J. en julio de 1961 y publicado por la Hermandad en 1962:

“PEREGRINACIONES A JAVIER. Sin desmayo alguno

venimos realizando sin interrupción las peregrinaciones al Castillo de Javier, a pesar de ciertas incomprensiones. Duele en el alma decir que quienes organizan las peregrinaciones oficiales excluyeran del programa oficial a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, lo que hasta estos años no se había hecho, alegando que en la peregrinación de (sic.: no) debe figurar ninguna enseña. Suprimir la presencia de la Cruz y de la bandera de España que fueron las que presidieron siempre las peregrinaciones juntamente con las banderas blancas de la Acción Católica!. Se llegó a más, a prohibirse un año que en la Basílica del Santo, mientras se celebrasen los actos oficiales en el exterior, en la plaza de Javier, que tuviese lugar ningún otro acto, ni aun se permitiera la celebración de la Santa Misa que en la Basílica tenían anunciada los Caballeros Voluntarios de la Cruz la que sin interrupción desde el año 1941 peregrinaba a Javier sin imponer exclusivismos ni pretenderlos. Ante tan exclusivista e incorrecto proceder el recto criterio y serenos proceder de nuestro querido pater y Vicario general Muy Iltre. Sr. D. Juan Ollo, frustró una orden a todas luces injusta, celebrando la Santa Misa en el altar del patrono de las Indias nuestro Hermano Mayor Francisco de Javier a pesar de la orden en contrario dada por la organización.

Es más; sin animosidad para nadie, nos vemos precisados a dejar constancia de que con anterioridad a lo relatado y celebración de la “Javierada” de ese año, se nos denunció por el Caballero D. Jesús Bañales de Artajona de una convocatoria efectuada a los Jefes de grupo de Cursillistas de Cristiandad para que se reuniesen en Tafalla. En dicha reunión, uno de los conferenciantes que el año anterior exaltó la firmeza de la Hermandad y el temple de los peregrinos de la misma en un diario de la capital “Diario de Navarra”, en esta reunión aconsejó que en la próxima “Javierada” no se portasen enseñas ni banderas de ninguna clase. La reacción motivada por tal propuesta fué fulminante y antes de terminar la intervención de orador. El citado

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Caballero D. Jesús Bañales arguyó que éllos, los de Artajona iban con los Voluntarios de la Cruz siempre y que sus Cruces y banderas eran las que durante la Cruzada Nacional iban al frente de la(s) unidades de requetés en las /que/ ellos lucharon y que siempre que pudieran irian con los Caballeros Voluntarios de la Cruz y con su boina roja, honrada con la sangre de tanto martir, muerto en defensa de Cristo y su Iglesia. Que estaba encantado de ser Cursillista de Cristiandad, pero que cubriéndose con la boina roja habían defendido esos santos ideales.

La reacción surgió en cadena y fueron los de Tafalla quienes objetaron que éllos pertenecían a la Hermandad y que con élla peregrinaban siempre, desde que se iniciaron las “JAVIERADAS”; que llevaban y llevarían la boina roja y no prescindirían de la Cruz y la bandera y que seguirían por ese camino mientras pudieran peregrinar a Javier. Así fracasó la reunión citada y no sabemos si, posteriormente, tuvieron lugar otras.

Al año siguiente, en vísperas de la marcha a Javier, en El pensamiento Navarro se publicó un artículo defendiendo a los Caballeros Voluntarios de la Cruz y desvelando los exclusivismos, condenándolos con un par de párrafos bastante duros. Nuestro Limosnero Supremo, el Excmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Enrique Delgado Gómez, se disgustó mucho; pero ante las explicaciones dadas por el Caballero Prior lamentando los términos en que dicho artículo estaba redactado, haciendo ver al prelado que la Hermandad era completamente ajena al mismo, aprobó la nota que el Capítulo Supremo publicó en el mismo Pensamiento Navarro, lamentando el tono en que estaba redactado el artículo aparecido el día anterior en un diario de la Capital. No se negaban los hechos ocurridos el año anterior que se hicieron conocer a nuestro amadísimo Prelado.

Con posterioridad se ha reconocido públicamente en la prensa –Diario de Navarra- por el Secretariado de peregrinaciones a Javier que la Hermandad de Caballeros Voluntarios de las Cruz realiza su marcha desde la primera “Javierada”, que pueden hacerse otras peregrinaciones además de la oficial actual, etc.

Será que el Señor quiere probar nuestra constancia? Loado sea!!”

Como la Crónica abarca varios años, pongamos fecha a lo

ocurrido. La exclusión de la Hermandad de programa oficial parece ser en febrero de 1959, las reuniones de los Cursillos de Cristiandad fueron anteriores a marzo de 1960, la prohibición de cualquier Santa Misa diferente a la general fue en marzo de 1960, y el artículo de “El Pensamiento Navarro” es de febrero de 1961. El P. Cué escribirá dicho texto en julio de 1961, lo que explica el ambiente social que se iba creando contrario a la Cruzada y al respeto por el heroísmo de ambos bandos.

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Javierada de 1961 En 1961 la Hermandad reunió su Capítulo Supremo, y dejó

constancia de que “lamenta, vivamente, el tono en que está redactado el artículo “Los Caballeros a Javier”, aparecido en el día de ayer en un diario de la capital” (22-II-1961).

¿Qué diario era éste? Este diario era “El Pensamiento Navarro”, según recuerda el prior al Comendador de Tudela, don Jesús Roce, al decirle: “Si has leído el Pensamiento de hoy, verás que la Hermandad no ha tenido nada que ver con lo que se publicaba en el mismo diario de la capital de Navarra sobre nuestra peregrinación a Javier” (carta, 23-II-1961).

¿Qué había ocurrido? Muy sencillo pero, ante la mirada de hoy, nada grave; el articulista del 23-II-1961, que no firmó el escrito, no dejó a la Hermandad en mal lugar, sino que salió en su defensa quizás con un excesivo celo y alguna dureza imprudente.

Este texto, acompañado de una bellísima fotografía de 1955, daba razón de las diferencias entre los organizadores de las Javieradas por una parte y la Hermandad, que estaba siendo más que relegada, si no al olvido sí al ostracismo.

A nosotros el artículo nos parece precioso, es directo y quizás algo bronco, es un “recuerda” poco diplomático, es una gran reprimenda, y señala a los puritanos de nuevo perfil que querían sustituir la antigua estampa de los Caballeros, ocultando y modificando así el mensaje directo y generoso de la Hermandad, por otra parte realista ante el empuje del comunismo en el mundo. El artículo parece referirse a los aires “progresistas” y a quienes comenzaban a cambiar el nombre Javierada por el de marcha a Javier (Arregui, 1998). Quizás fuese un texto destinado a influir mucho en la opinión Navarra por el medio donde se publicaba –“El Pensamiento Navarro”, que se decía ser el periódico de menor tirada pero más leído-. Quizás fuese muy beligerante, pero sobre todo hablaba de intenciones, y ahondaba unas sutiles pero reales y graves diferencias. Se advierte que el texto estaba escrito desde fuera de la Hermandad debido a algunas quejas –los caballeros nunca se quejan-, a que pone a la Hermandad como ejemplo –los caballeros nunca se pavonean-, y a señalar directamente la llaga –esto sí podían hacer los caballeros, pero a su Limosnero Supremo, no soltándolo a la opinión pública-. Por eso, también se comprende que la Hermandad se distanciase del artículo, que dice así:

“Ya sabemos que hay quien hostiliza a los Caballeros

Voluntarios de la Cruz e impide su marcha anual a Javier, llevado por un puritanismo religioso monopolizador. Lo que no sabíamos

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es que también los monopolios podían valer en las organizaciones y actividades religiosas.

Es muy fácil hacer ahora el monopolio a los veinticinco años de haber abierto el camino de Javier. Ellos los caballeros fueron los iniciadores de la “javierada”. Ellos, exactamente ellos, aunque a algunos les pese; ellos con sus boinas, los yelmos bermejos y sus capotes, capas, mantos y cruces de encomienda, han hecho por tantos años la peregrinación terca, a veces en solitario, sin propaganda, sin eco, soportando tal vez la estimación anacrónica de su estampa.

Cuando la javierada no era popular, ni multitudinaria, cuando no estaba de moda, ellos mantuvieron el rubio rescoldo en las ventas desiertas de Izco y Loiti y en la familiar venta de Judas. Hubo años de nevada; la javierada en baja, sin prelados, ni autoridades, porque naturalmente hacía frío, mucho frío; pues bien entonces y sólo entonces tuvieron los caballeros el monopolio de la javierada. No están lejos las fechas de tales cosas.

Ahora después de veinticinco años se pueblan los caminos de Javier y el vino nuevo de ciertos retiros religiosos produce hombre cristianos que predican la caridad y proyectan la espectacular marcha a Javier. Sean bienvenidos, pero sin monopolios. Que estos “nuevos ricos” el espíritu no envíen a la cuneta a los caballeros de ayer, de hoy y de mañana. Que no les impidan la misa, ni les borren de los programas. Si tales hechos se repitiesen tendríamos que pensar que también el centralismo, el totalitarismo y el estatismo han entrado en la casa de Dios; anulando células vivas y miembros del Cuerpo de Cristo.

Lejos de cerrarles el paso había que destinarles un puesto de preferencia. Debiéramos envolverlos en papel de seda transparente y transportarlos aéreamente a Javier; porque muchos caballeros se van haciendo viejos. Son merecedores de toda alabanza.

Y desde luego nada de monopolios. ¡Caballeros Voluntarios de la Cruz a Javier! ¡Siempre a Javier!

A Javier con banderas y cruces pareadas. A Javier rodeando a nuestro Vicario General, con vuestro

prior y jerarquías a enseñar el camino a vuestros hijos y a vuestros amigos que son muchos, muchos más de los que algunos creen.

Aunque no estimen debidamente vuestro gesto, aunque os pisen el camino y os eliminen del triunfo. Llegará el día, en la eternidad, en que se os agradecerá vuestra firmeza y esa escolta de honor que dais a San Francisco Javier” (25).

Por la Crónica de la Hermandad de 1959-1963, recogida

anteriormente, sabemos que el Obispo se disgustó mucho por este artículo, y de ahí que el Capítulo de la hermandad protestase ante el periódico, no por los hechos recogidos sino por la dureza de su tratamiento.

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De ésta manera, al día siguiente al artículo, la Hermandad –el Delegado pater Juan de Ollo y el prior J.M. Echarri Loidi- publicaban en el mismo periódico la Nota siguiente: “El Capítulo Supremo de esta Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, lamenta el tono en que está redactado el artículo “Los Caballeros a Javier”, aparecido en el día de ayer en un diario de la capital”. Al señalar “un diario de la capital” se indicaba a “El Pensamiento Navarro”, que no se quería citar por cortesía debido a la coincidencia en los grandes ideales. En la Nota de prensa se omite el término “lamenta, vivamente” que aparece en la copia de archivo.

Desde luego, y dicho de forma directa y con firmeza, la Hermandad se quejó ante el arzobispo de que el Secretariado quería relegarla de las “Javieradas”. El arzobispo tuvo que resolver el problema, y lo hizo a favor de la Hermandad.

Ciertamente, el comienzo y el final del artículo tienen su dureza: “hay quien hostiliza (…) e impide su marcha anual a Javier”, “no estimen debidamente”, “os pisen el camino”, “os eliminen del triunfo” y el recurso final a la justicia eterna. Pues bien, a continuación de la Nota la Redacción aclaraba que el artículo no lo escribió ningún miembro de la Hermandad “aunque pueda ser un admirador”. Y continúa: “Quizá hubo en él algo de vehemencia, pero ninguna inexactitud”. El propósito del artículo era mantener la “libertad cristiana y sin nada que se parezca a monopolio” en la peregrinación a Javier (26).

”El Pensamiento Navarro”, 22-II-1961. Imagen del 6-III-1955 que está completa en los apéndices.

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Con este antecedente, se entiende fácilmente que, el 7 de marzo de 1961, y en el lugar preferente de la primera página, “El Pensamiento Navarro” sitúe una hermosísima fotografía de la Hermandad junto al Castillo de Javier, que adjuntamos, con el titular: “¡Javierada de epopeya!”.

Este diario apoyó siempre y abiertamente a la Hermandad. La Javierada de la Hermandad de los días 4 y 5 tenía la

bendición del arzobispo don Enrique Delgado Gómez, quien concedió a los caballeros 200 días de indulgencia.

Cambiando de tema pero en ese mismo momento, la Hermandad tuvo otra iniciativa, aunque ésta no dio resultado. Se proponía instalar un Via-Crucis en Javier, aprovechando las obras de la Diputación. Con ello se fijaba el lugar ocupado como lugar de culto obligado. La opinión de arzobispo es negativa, primando en ella los usos múltiples que podía darse a la zona, sin duda en consonancia con las obras de la Diputación Foral:

“Me parece muy bien el programa de la misma y sobre el

proyecto de instalar un Via-Crucis en la plaza de Javier no parece momento oportuno para pensar en ello por la gran transformación que intenta la Exma. Diputacion tanto en ella como en todo el pueblo. Ademas es preciso pensar que el Via-Crucis en ese sitio solo se hace ese dia por Vdes.; y en cambio puede haber bailes públicos y otros festejos en el mismo lugar” (carta, 16-II-1961). (Se respeta la grafía).

Existe un elemento conecta la situación de la Hermandad en

1961 y 1965: a una porción del clero –seguramente por el momento minoritaria-, la Hermandad le resultaba molesta por lo que significaba su defensa de los ideales de la Cruzada de 1936. Quizás no sabían que se estaba de lleno en la denominada “Guerra Fría”, y en la infiltración marxista de las instituciones, los grupos políticos y sociales, y hasta en la misma Iglesia. Quizás esta parte del clero no entendiese la Hermandad por un acto simplificador de aquel, por considerarse seguro con el apoyo yankee, y por las tergiversaciones que por entonces comenzaron a circular al estilo Gironella. Para el lector de nuestros días digamos que la Hermandad fue reafirmada y actualizada en cuanto profundizada por mons. Fernando Sebastián en el año 2006.

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“El Pensamiento Navarro”, martes 7-III-1961

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Imagen del Via Crucis en el patio de los PP. Jesuitas el 10-III-1963 (Inédita). El pater Rvdo. P. Ollo, que era Vicario general de la diócesis, dirige el Via Crucis. (Archivo de la HCVC)

* * *

8.8. Javierada de 1965. Aunque no lo parezca, en esta ocasión no hubo conflicto

alguno. Lo ocurrido nada tiene que ver la división entre los que preferían la denominación de Javierada y los que deseaban el término marcha a Javier. Más que los hechos, importa sus consecuencias de desasosiego.

En este año se celebró el XXV aniversario de la marcha penitencial a Javier, enaltecida con la reliquia del brazo incorrupto del santo patrón, que ordinariamente se veneraba en la Iglesia del Jesús (Roma). Así mismo se deseó aprovechar la fecha del 7 de marzo para celebrar la entrada en vigor de la Constitución Conciliar de Sacra Liturgia. Para celebrar la Santa Misa se invitó al cardenal Arcadio Larraona, que era navarro y ocupaba el cargo de prefecto de la Sgda. Congregación de Ritos. Para ello, el 22-I-1965 el arzobispo de Pamplona nombró una Junta organizadora de la Marcha a Javier, en la que se encontraba el prior de la Hermandad como vocal.

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Lo cuenta la Crónica de los años 1963-1968. En la reunión de la Junta a comienzos de febrero, el Obispo:

“hizo incapié (sic. hincapié) en que era su deseo que en la

peregrinación no se llevasen insignias, añadiendo que, si alguno no estaba conforme, estaba a tiempo de retirarse. Nuestro Prior aludido al parecer tan directamente, optó por callarse para realizar, después, una consulta que consideró obligada” (Actas, p. 5)

En una segunda reunión en la casa de Acción Católica, tres o

cuatro días después, el presidente don Javier Oyarzun dio a conocer los detalles de la marcha, de modo que:

“Se presentaba el hecho consumado, demostrando que la

Junta nombrada, constituía un puro formulismo. Ya no se celebraron más reuniones” (Actas, p. 5).

El prior preguntó al arzobispo por escrito “si la Cruz y la

Bandera de España podían ser portadas por los Caballeros Voluntarios de la Cruz durante la marcha y si no se podía llevar la segunda, sí la primera o ninguna de las dos”. La contestación del Sr. arzobispo fue que era su deseo que en Javier no hubiera enseñas por tratarse del Concilio Ecuménico. En carta el arzobispo decía:

“(Escudo) + El Arzobispo de Pamplona y Administrador

Apostólico de Tudela BENDICE a su estimado D. J.M. Echarri Derdi (sic. Loidi), Caballero Prior de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, y aunque esta Hermandad, no representa un grupo polico (sic. político) de los combatientes de nuestra Cruzada de liberacion, sino que acoge a todos los que salieron a defender a España amenazada en su Religión Católica, luchando por Dios y por España; y de hecho tiene en sus filas no solo a Requetés, sino algunos de Falange, siendo el capote con la boina roja, la cruz y la bandera como el hábito e insignias de una Orden o Hermandad a semejanza de las antiguas Ordenes Militares, a las que quiso asemejarse en su contitución (sic. constitución) como recuerdo y norte de lo que debia ser la Hermandad; sin embargo el caracter general que ha querido darse desde hace pocos años a la Marcha a Javier para que en ella se unan todos los que quieren seguir las huellas de Javier buscando fortaleza para vivir la vida cristiana en todos sus aspectos, y que como es natural ya comprende a muchos que ni supieron si quiera lo de la guerra por experiencia, ni casi tienen idea de ella; y hasta muchos que ni si quiera pertenecen a la Accion Católica, ha aconsejado suprimer (sic. suprimir) todas las insignias particulares y banderas hasta de A.C., y mucho mas las que cobijan grupos politicos, aunque sean

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de Requetés o Falange para no hacer distinciones. Y ni siquiera se lleva la Bandera Española, que no hace tanta falta como si fuera una Peregrinacion Religiosa a una Nacion Extranjera, a fin de no dar ocasion a que otros quisieran llevar la de su Partido Politico.

Y como este año es un año excepcional y conviene que todos aparezcamos unidos en el acto solemne mi deseo es que prescindan de todo distintivo, a(un)que en Javier pueden hacer los actos particulares que que (sic.) quisieran compatibles con los generales.

Le saluda y bendice su afmo. S.s. +Enrique Arz. Pamp. Pamplona 17.2.1965” (se mantiene la grafía original)

Esta circunstancia era muy especial. Mons. Delgado Gómez creyó conveniente suprimir todo signo, incluso la bandera de España, para mostrar así una unidad plena en un único acto común y general con el que se iba a celebrar la XXV marcha penitencial a pie. No obstante, y una vez realizado el acto general, el Obispo permitía realizar actos particulares con insignias particulares (las banderas propios), aunque a Hermandad los omitió.

El Vicario general Ilmo. Juan Ollo (“Diario de Navarra�”, lunes, 8-VI-2015)

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Pues bien, para tratar la cuestión la Hermandad reunió un Capítulo general el 28-II-1965. Este acordó llevar sus cruces y banderas durante la marcha a pie y, en la mañana del domingo, antes de emprender la marcha camino de Javier, depositar cruces y banderas en la Parroquia de Santa María con autorización de su párroco. Este acuerdo se comunicó al arzobispo. Así se hizo. Los miembros y simpatizantes de la Hermandad se incorporaron a la peregrinación general “suprimiendo, por este año, nuestros propios actos religiosos” (Crónica p. 5).

Así se hizo. La Hermandad asistió a los actos conjuntos en Javier el domingo, acompañada de su capellán don Juan Ollo, que a su vez era Vicario General. Dejó sus insignias en la parroquia de Santa María de Sangüesa hasta su regreso, lo que contrariaba la costumbre: en efecto, la Hermandad había hecho su Javierada particular únicamente hasta Sangüesa, y desde ahí hasta Javier se sumó a la Javierada general mezclándose con todos. La costumbre era una cuestión y la obediencia era otra.

En este año, más de 43.000 peregrinos varones llegaron a Javier. El domingo 7 fue el gran día. Hubo un mensaje del Papa, la presencia del brazo del Santo, y presidió la concentración el cardenal Larraona, que concelebró con 19 oficiantes. La prensa trató el acto con todo detalle.

¿A qué insignias renunció la Hermandad? Como observación, a la carta del arzobispo señalemos que la

boina roja no era parte de las enseñas ni el hábito de la Hermandad, sino sólo el capote, aunque los que lo deseen pudiesen llevarla y en ellos era costumbre. Como todos o casi todo la llevaban de hecho –en la Hermandad había algunos falangistas u otros que no lo eran como tampoco eran carlistas-, la asociación de la boina roja al hábito era real pero no necesaria. Esa asociación la repite López-Sanz en 1965 al decir: “Y desde 1940 los Caballeros de la Cruz, con sus capotes de campaña, su insignia roja sobre ellos, la Cruz, la Bandera y la boina roja han peregrinado a Javier” (27). En este mismo año de 1965, por otra vía y seguramente para insistir en el sacrificio que había hecho la Hermandad a petición del arzobispo Enrique Delgado Gómez, el prior comunicaba al comendador local de Valtierra que: “Nuestras enseñas son, Cruces, banderas, capote y boina” (carta, 3-III-1965). Pues bien, repitamos que si la boina era una enseña, a nadie se le obligaba a poner porque podía haber miembros de la Hermandad que no fuesen carlistas toda vez que la Hermandad no era un partido político sino que era religiosa y aplicaba la religión al caso de España, patria de todos los españoles. Tampoco puede decirse

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que la boina fuese una enseña secundaria o mero distintivo, y que en 1965 se incluyese entre las enseñas para mostrar lo mucho que la Hermandad había sacrificado a los deseos episcopales. En resumen, digamos que la boina no es insignia de la Hermandad porque no figuraba como tal en los estatutos o reglas que regían su propia vida, ni en los de 1939 (publicados en 1940), ni en los de 1955 vigentes por entonces, ni en los de 2006. El 1955 las enseñas, insignia y hábito se regulaban en la Regla 3ª y se proyectaba en el ceremonial de admisión e ingreso de caballeros y damas.

¿Qué consecuencias tuvo lo ocurrido? Los hechos no permanecieron mudos. De ahí que tras los Actos hubiese muchas quejas por el desplante sufrido por Acción Católica y la Hermandad. Incluso diferentes eclesiásticos insistieron a la Hermandad cambiar de día para no coincidir con la peregrinación general. Según la Crónica:

“Se comentó mucho el desaire y desagradecimiento de la

organización oficial de esta “Javierada” con la Juventud masculina de Acción Católica y con la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, únicas entidades iniciadoras de estas marchas en 1941, y sostenedoras en tiempos difíciles. Mientras en los lugares de honor se encontraban las Autoridades de todo orden, no hubo sitio para ellos, ni la más mínima alusión de recuerdo, reconocimiento ni agradecimiento, ni tan siquiera para el Excmo. y Rvdo. Sr. D. Marcelino Olaechea y Loizaga, Arzobispo de Valencia que, siendo Obispo de Pamplona fué quién lanzó la idea de las “Javieradas”, el propulsor y animador de las mismas durante bastantes años. No merecía ocupar un puesto de honor? Nada, silencio absoluto tanto de parte del Secretariado de Peregrinaciones a Javier, como tampoco por parte del Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo en su alocución.

Tan duros fueron esos comentarios contra esta manera de proceder que personas eclesiásticas del clero regular y secular pidieron con insistencia a la Hermandad que cambiara de fecha sus peregrinaciones al Castillo del Hermano Mayor nuestro, San Francisco Javier, con cualquier pretexto” (Crónica p. 6).

Como se hizo costumbre, la Hermandad saludaba a Mons.

Olaechea, que estaba de arzobispo en Valencia. El 23-II-1965, Olaechea respondió al prior Echarri diciendo:

“Escudo. El Arzobispo de Valencia. + Valencia, 23 de Febrero

de 1965. Sr. Dn. José Mª. Echarri Loidi Caballero prior de la Hermandad de Caballeros de la Cruz Pamplona Muy querido amigo:

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Agradecidísimo a su carta. Revivo mis días en esa “tierra santa”, a la vuelta de los

Cruzados navarros a sus lares para seguir, arma al brazo, contra el error y el desvío moral, para que no sea jamás estéril ni una gota de sangre derramada, para que los muertos que viven en Dios bendigan la herencia gloriosa; para que Navarra no pierda nada de su heroicidad moral y religiosa.

Qué Javieradas las que yo ví, y las que siguieron y seguirán creciendo en masa a través del tiempo!

Bendito sea Dios! Yo quisiera estar presente con vosotros el 7 de Marzo. Si el

Señor no me da ese consuelo: con mi afecto y oración os acompañaré a Javier y os bendeciré con mi santo hermano el Sr. Arzobispo de Pamplona.

Un gran abrazo. Afmo. Amigo + Marcelino”

El elemento de unión entre los sucesos de 1961 y 1965 queda

manifiesto en la carta del prior al comendador local de Valtierra, don Ángel Pérez. Dicha carta, después de comentar lo actuado en el seno de la Hermandad con ocasión de la petición del Sr. arzobispo, añade el significado de la Hermandad como piedra de contradicción. Esto último era lo más importante y lo más ilustrativo de lo que ocurría entre el clero diocesano. Por su alta significación, copiamos dicha carta íntegra. Dice así:

“AVE CRUX¡¡ SPES UNICA¡¡ / Pamplona 3 de Marzo de 1965

/ Sr. D. / Angel Pérez / Valtierra/ Mi querido amigo y hermano en Fé y armas: Voy a contestar a tu grata del 28 de Febrero. El Sr. Arzobispo formuló el deseo de que este año no llevásemos ninguna enseña en el acto solemne de la peregrinación a Javier. (Nuestras enseñas son, Cruces, banderas, capote y boina). He tenido disgustos y reunido el Capítulo Supremo, teniendo en cuenta que somos una Hermandad de erección canónica y el Sr. Arzobispo el Capellán Limosnero Supremo, vimos que teníamos la obligación de cumplir sus deseos. Pero para que todos los Caballeros estuvieran al corriente de estas cosas, convoqué a Capítulo General. Reunido éste en el Monumento, la opinión general, incluso la opinión de los amigos de Tafalla, /era/ que debíamos seguir este año los deseos del Sr. Arzobispo. Y así, saldremos con Cruces y banderas todos hasta Sangüesa y allí la mañana del 7, Domingo, las depositaremos en la parroquia de Santa María para recogerlas al regreso de Javier.

La polvareda que ésto ha levantado, es decir ese deseo del Sr. Arzobispo es bastante grande, pero nosotros hemos hecho cumplir un deseo con un gran sacrificio.

Somos como piedra de contradicción a quienes los hechos no están dando la razón, y por eso todos los Caballeros Voluntarios de la Cruz debemos proseguir por el camino recto, sin desmayos.

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Adelante, pues Hermanos Caballeros de Valtierra, contra viento y marea, aunque parezca que todo se confabula contra nosotros. Es que somos o se nos considera como la llama que mantiene vivo el espíritu que llevara Navarra un día a defender la religión católica y a España.

Diles a los Caballeros Voluntarios de la Cruz de Valtierra que hay que seguir adelante y marchar a Javier, con sacrificio, como fué la vida de nuestro Hermano Mayor San Francisco Javier. Mirad lo que ocurre en Italia en la que reclaman los socialistas la revisión del Concordato que un día firmara Italia con el Vaticano. Mirad los chispazos ocurridos en Madrid. Todos estos hechos nos deben afianzar en el mantenimiento de ese espíritu y de los ideales santos que todos los que tomamos parte en la Cruzada mantuvimos y mantenemos.

Un abrazo a cada uno de los Caballeros Voluntarios de la Cruz y uno muy especial al amigo Julio Lasantas y hasta el Domingo.

Con un fuerte abrazo se reitera tuyo affmo. amigo EL CABALLERO PRIOR”

Tan sólo dos observaciones. La primera, que a pesar de ser el

obispo el Capellán Limosnero Supremo, hubo mucho desasosiego y convino la reunión de un Capítulo General. En segundo lugar, la expresión: “debíamos seguir este año los deseos…”, indica un carácter totalmente excepcional. La expresión “piedra de contradicción” explica que paulatinamente la Hermandad fuese siendo incomprendida a pesar de sus valiosos servicios a la Iglesia y su devoción por sus mayores. Sus Reglas habían sido confirmadas hace no mucho.

En los años siguientes de 1966 y 1967, la Hermandad llevó sus insignias en el Via Crucis de Sangüesa a Javier, y en el mismo Javier, porque aunque fuese con la Javierada general, hacía su Javierada particular hasta Javier inclusive. De esta manera, no tuvieron lugar las suspicacias que afloraron en 1965, pues el prior comunicaba al Comendador José Moreo (Sangüesa):

“No sé si otro año irá la Hermandad oficialmente. Corres

aires renovadores y en vista de lo ocurrido, precisamente este año en que éramos los únicos que cumplíamos la XXV marcha penitencial a pié a Javier se nos ha pedido que prescindiéramos de nuestras insignias en Javier. Los veteranos han lanzado la idea de que en vez de peregrinar en Marzo, hagamos la marcha en Diciembre. Veremos en qué queda esta idea que ha agradado a muchos” (carta, 8-III-1965).

La pérdida de simpatías que sufría la Hermandad en algunos

sectores de la Diócesis se constata en varias cartas privadas de

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1967. En una se indica que “al igual que (el) pasado año pensamos no publicar notas en la prensa para que no se escandalicen los timoratos” (carta al P. Valeriano Ordóñez, 20-II-1967). Otra anima a los de Artajona a la Javierada de la Hermandad, “característica por su veteranía y por los símbolos que la presiden a pesar de la inconveniencia manifestada por personas timoratas” (carta a Jesús Bañales, 20-II-1967). La carta a Jesús Roce Campos de Tudela recuerda que la Hermandad venía realizando la Javierada “sin interrupción y que tan combatida es por algunos” (carta, 20-II-1967). La solicitud de aprobación al arzobispo en 1968 recoge algo novedoso en su carta acostumbrada, y es que el prior habla de las incomprensiones que sufre la Hermandad “por parte de algunos” –se entiende que con motivo de la Javierada- , podemos inducir que pertenecientes al estamento clerical. Quizás todo ello explique el artículo enviado a “La Verdad” el 26-IV-1969 sobre quién fundó las Javieradas, recogido páginas atrás.

* * *

8.10. La Javierada de 1968. Este año hubo un problema que no fue difícil solución. Era

secundario, pero son los detalles los que, sucedidos uno tras otro y mezclados a veces con cuestiones de mayor calibre, arrojan su propio resultado.

Según se presentó, dicho problema no estaba relacionado con la prohibición –no censurable- de insignias particulares en la Javierada general de 1965, porque ya vimos que si el arzobispo pidió que no se llevasen insignias particulares entre Sangüesa y Javier fue como caso extraordinario, y como tal fue tratado por el Capítulo Supremo. Tampoco tenía relación con el intento en ese momento de sustituir el término Javierada por el de Marcha a Javier.

Se hizo sin justificación fehaciente el cambio de fechas

de la Javierada diocesana. El Secretariado de Peregrinaciones fijó como día de la peregrinación femenina el 10 de marzo, y la masculina el día 17, esto es, fuera de la Novena de la Gracia del Santo, modificando así la costumbre originaria y mantenida desde 1941 de enmarcar la marcha a Javier dentro de dicha Novena. Lo más extraño es que no diese razón alguna de peso para dicho cambio: ¿bastaba la cortesía de dejar la Javierada femenina delante de la masculina? ¿No era la primera minoritaria y

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mayoritaria la segunda? ¿No era la marcha masculina la primera y anterior, y no estaba enraizada en la Novena de la Gracia?

En la prensa se habló de la iniciativa del cambio de fechas. Hubo un reportaje de opiniones, generalmente contrarias al cambio, en “Diario de Navarra”, un artículo de Valeriano Ordóñez S.J. en “El Pensamiento Navarro” favorable a dicho cambio, un encontronazo entre éste último y la Hermandad aunque el P. Valeriano simpatizase mucho con ésta. Incluso una opinión decía:

“¿Qué intenta con ello la Organización? ¿Dividir una cosa tan

grande como ha sido hasta ahora la “Marcha a Javier”? La Marcha a Javier TIENE que ser dentro de la Novena,

como ha sido siempre, y no basta –a mi juicio- para que unos Sres. de la “Organización” por los motivos que sean la saquen fuera de la misma. (…)

Hay que pulsar al “pueblo”, no hacer lo que quieran unos “pocos”, aunque no lo dudo con buena voluntad” (28).

La decisión de la Hermandad. La Hermandad no

aceptó una fecha tan lejana como el 17 de marzo. Comunicó al arzobispo que pensaba realizar la marcha a pie los días 2 y 3 de marzo o bien el 9 y 10. El arzobispo Limosnero Supremo de la Hermandad, respondió que lo dejaba en manos del Vicario General D. Juan Ollo –pater y capellán de la Hermandad- y el Capítulo Supremo, y que apoyaba cualquier determinación que se adoptase. La carta de la Hermandad decía:

“Esta Hermandad iniciadora y continuadora de estas

peregrinaciones, procuró siempre llevarla a cabo durante la novena, salvo rara excepción impuesta por alguna circunstancia. Este año proyecta la realización de la XXVIII peregrinación a pié para los días 2 y 3 ó 9 y 10, dependiendo su fijación definitiva del juicio superior del Excmo. Sr. Arzobispo, nuestro Limosnero Supremo, cuyos deseos hemos procurado siempre cumplir aun a cuesta de grandes sacrificios e incomprensiones por parte de algunos.

Por eso rogamos encarecidamente y con todo respeto a V.E. Rvdma. autorice la peregrinación de la Hermandad de Caballeroeos (sic.) Voluntarios de la Cruz, en una de las fechas citadas, o exponga sus deseos si no cree aceptable nuestro ruego” (carta 29-I-1968).

Hemos dicho que en su contestación del día 30 de enero, el

arzobispo don Enrique Delgado Gómez, bendecía a la Hermandad de Caballeros y le pedía que se pusiera de acuerdo con el Vicario General D. Juan Ollo, aprobando de antemano “la determinación última que determinen y bendiciendo tan espiritual y patriótica

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Peregrinación para impetrar del Santo su protección a nuestros valores espirituales”.

Aunque tras ello la Hermandad señaló los días 2 y 3 de marzo, coincidente con la víspera de la Novena, ello no fue suficiente, pues los caballeros –primero los de Tudela- protestaron porque deseaban mantener la peregrinación dentro de la Novena de la Gracia. Así de nuevo se tuvo que trasladar el día de la peregrinación, fijándolo definitivamente el 9 y 10 de marzo. La Santa Misa de la Hermandad en Javier la celebró el Sr. Vicario Ollo.

En la prensa y radio del domingo 25 de febrero, la Hermandad invitaba a todos a su XXVIII Peregrinación a Javier. Su mensaje comienza recordando la marcha a Javier de un “grupos de excombatientes, hombres agradecidos”, realizada en diciembre de 1939 y marzo de 1940, mientras otros hacían la marcha individualmente. Cita también la “propuesta de Javierada” lanzada por Mons. Olaechea en marzo de 1941, y añade: “Después sin interrupción, incomprendidos muchas veces, han proseguido (los de la Hermandad) sus marchas a Javier”.

Una vez hecha pública la decisión de la Hermandad, ésta se congratulaba en algún escrito de prensa. Incluso una joven preguntaba a las demás jóvenes en la prensa: ¿Verdad que no os importará que la Hermandad peregrine en vuestro día pues sus actos no van a interferir los nuestros? ¿Verdad que no os importa que sus actos y los de las mujeres se celebren juntos?

Que la mayoría de los navarros que iba a Javier deseaban hacerlo dentro de la Novena de la Gracia lo muestra el mencionado reportaje de “Diario de Navarra” con las opiniones de Francisco Aznárez, J. Luis Prieto, Carlos Moreno Veramendi, José María Aristu y Valeriano Ordóñez. Por un lado, Arnárez y Aristu iban a Javier con la Hermandad. Por su parte, Ordóñez insistía en la obediencia para peregrinar a Javier fuera de la novena de la Gracia. A su vez el periódico reconocía que los Caballeros de la Hermandad eran “fundadores de un acto que nunca pensaron alcanzaría estas proporciones” (Diario de Navarra” 28-II-1968 pág. 16), lo que si bien reflejaba un éxito histórico también suponía una limitación a la influencia decisoria de la Hermandad.

Sin razones en la Organización y la obediencia ciega

del P. Valeriano. Sin problema la citada relación entre la Hermandad y el

arzobispo, el Secretariado de las Marchas a Javier se interfirió en el asunto. Así lo dice la Crónica anual de la Hermandad (p. 6), que

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corrige nuestra primera apreciación por la que creíamos que el P. Valeriano tenía su propia iniciativa. La Crónica dice así:

“Alarmado, el secretariado de las Marchas a Javier,

por medio del P. Valeriano Ordoñez S.J. hizo un patético llamamiento a la obediencia desde la prensa (…)”.

Es decir, que el P. Valeriano (al que conocí como alumno del

colegio de los PP. Jesuitas) fue utilizado por dicho Secretariado. Después, el mismo Secretariado, en rueda de prensa, insistió en lo mismo, indicó que el motivo fue la deferencia hacia las mujeres, la falta de tiempo para corregir las fechas, y que en los años sucesivos la marcha de los hombres será dentro de la Novena de la Gracia. La declaración y el escrito de prensa del P. Valeriano en nada menos que “El pensamiento Navarro”, se hacía claramente eco de la posición del Secretariado.

En esta ocasión la Hermandad reafirmó su personalidad por no aceptar el retraso de la fecha de la marcha a Javier. En realidad, la Organización calló sus razones. Esta ocultación de motivos es tan extraña como puede serlo el inicio de una costumbre (peregrinar fuera de los días de la Novena de la Gracia) contra costumbre.

En la prensa aparece la opinión del P. Ordóñez de que el cambio de fecha era por cortesía hacia la Javierada femenina, lo que no convence en absoluto. Lo dijo tanto en sus declaraciones a “Diario de Navarra” del 28 de febrero como en su artículo del 29 en “El Pensamiento Navarro”:

“No está mal que, un año siquiera, la Organización de la

Marcha a Javier haya decidido cederles galantemente (a las mujeres) el domingo único dentro de la Novena de la Gracia. Y parece también un rango de delicadeza respetar ese detalle este año de la organización de la Marcha a Javier” (29).

Luego se entera el estudioso de que el P. Valeriano obraba

por impulso ajeno de la organización de las marchas a Javier. Los de la organización eligieron bien el P. Valeriano para

frenar la autonomía y personalidad de la Hermandad. Que el P. Valeriano era amiguísimo de la Hermandad lo prueba la invitación de sumarse a la peregrinación que le hizo el prior Echarri el 8-II-1968, quien, tras darle la “atrevida noticia” del cambio de día –aceptado por el Sr. arzobispo-, decía así:

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“Esperamos que sea de “la partida” y nos acompañe proporcionándonos, con su arrolladora simpatía, un entretenido viaje, pero preparando junto a la música clásica, las canciones “yeyé”, que, también, cuadran en los viejos. Nada, a preparar el macuto”.

Esta expresión de que además de las canciones religiosas también caben canciones “ye-ye” se recoge también en la carta del 20-II-1967.

Que el P. Valeriano era respetadísimo por todos y tenía

acceso a “El Pensamiento Navarro” era evidente. Pues bien, tanto en sus mencionadas declaraciones en

“Diario de Navarra” como en su artículo en “El Pensamiento Navarro”, el P. Valeriano incidía e insistía varias veces en la obediencia. Más bien parecía una obediencia ciega, pues decía que:

“Pero, sobre todo, la obediencia nos impone a todos

atenernos a la fecha programada, sean cuales sean las razones que hayan motivado este año la no inserción dentro de la Novena. Seguramente las habrá, aunque no las sepamos. Respetémoslas. Y obedezcamos. Como obedeció Javier siempre hasta el mérito máximo” (30).

Se me ocurre pensar: ¿Tan difícil era a los organizadores

señalar sus verdaderas razones? ¿Es que el cambio de una fecha responde o equivale a las tesituras de evangelización en las que se situó la vida de Javier? La ocultación y la exageración no son buenos argumentos. Por otra parte, el P. Valeriano, quizás un poco ingenuamente, decía por dos veces en su artículo del 28 de febrero: “Todos los años ha sido la Marcha a Javier dentro de la Novena de la Gracia. Y así lo seguirá siendo en años sucesivos”.

Conocemos la bronca de aupa que el prior de la Hermandad dio por carta privada al P. Valeriano por sus declaraciones del día 28. Tras leer las declaraciones por la mañana de dicho día, el prior escribía así por la tarde sobre la “obediencia ciega” exigida por el jesuita:

“Me parece muy bién su opinión mirada desde el punto de

viste de un Jesuíta que presta sus votos, mejor dicho hace sus votos, en especial el de obediencia. Pero ya no me parece ni medianamente bién que condene implícitamente con sus palabras en la prensa, la marcha de aquellos hombres y jóvenes que siguiendo la tradición, van a realizar su marcha durante los días 9 y 10 de Marzo y la de aquellos disconformes con la fecha impuesta por la organización se unan a éllos esos días. Vd. sabe perfectamente, y se ha callado, que desde la iniciación de las

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“Javieradas” la Hermandad de Caballeros Voluntarios de las Cruz, marcharon siempre, con su organización propia una veces, cuando sólo había un Domingo dentro de la Novena de la Gracia, juntamente con los jóvenes y, otras, “a su aire”.

Este año, por unanimidad, ante la lejanía a que se situaba la marcha de la Novena de la Gracia, los que marchan a pié, obtaron por peregrinar a Javier durante los días 9 y 10, contando con la aprobación del Excmo. y Rvdo. Sr. Arzobispo y su bendición.

Ahora pregunto: Es ésto desobediencia? O es que pretende que cuando hoy se admite en la Iglesia la exposición de opiniones y pareceres, hemos de callarnos como muertos, sin exponer nuestra inconformidad con las fechas de una marcha penitencial, centrada durante VEINTISIETE años en fechas determinadas, siempre dentro de la Novena de la Gracia y que se cambia sin motivos graves?

Sabemos obedecer, realizar sacrificios y aguantar silencios dolorosos por “obediencia”, Vd. lo sabe como también los PP. de Javier que alguna vez han comentado esos desprecios que los Voluntarios de la Cruz han recibido de la organización.

Porque sabemos obedecer, hemos querido contar, como siempre hemos hecho, con el Sr. Arzobispo, repito. Lea la hoja adjunta y verá lo que él contestó a los Voluntarios de la Cruz y luego… juzgue con conocimiento de causa.

Sabía de su intención de no acompañarnos este año en la marcha a Javier y supuse que era por no dar mal ejemplo, cosa que la juzgué bién por su calidad de religioso. Lo que, repito, no me ha parecido ni medianamente bién, su declaración en la prensa midiendo a todos con el mismo rasero.

Ruégole disculpe si alguna frase no es correcta, no es mi intención molestarle, sino dejar las cosas en su punto y lugar.

Con un respetuoso saludo se reitera suyo affmo. amigo José Mª Echarri Loidi (firma y rúbrica)” (carta, 28-II-1968; se respeta la grafía del original).

Esta carta pone en claro lo mucho que molestó a los

Caballeros la tajante repetición por tres veces de “obediencia” del P. Ordóñez, así como el hecho de no acudir éste a Javier por cuestión de fechas.

No pararon ahí las cosas, pues el día siguiente -día 29-, el P. Valeriano repetirá sus declaraciones del día 28 en un artículo publicado en “El Pensamiento Navarro”. Sin duda, lo expresado por el P. Valeriano los días 28 y 29 forma una unidad pues los argumentos son los mismos. No obstante el artículo del día 29 no es una mera repetición. Quizás estaba pensado antes, o bien el P. Valeriano lo escribió la misma tarde en la que recibió la carta del prior Echarri Loidi. Lo cierto es que el jesuita añade algo importante, ya por justicia hacia la rectitud de la Hermandad, ya por la carta del prior de la Hermandad, o por las dos cosas juntas:

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se menciona y pone a salvo a la Hermandad por el permiso que tiene del Sr. arzobispo, aunque este fuese un poco extraño debido a la excepción que conllevaba, pudiéndose todo justificar en un hecho consumado entre el arzobispo, el pater y la Hermandad.

Aunque el prior Echarri debió de sentir de veras esta segunda manifestación del P. Ordóñez del día 29, máxime por estar enmarcada –como aparato gráfico- con una fotografía de la Hermandad en marcha a Javier, sin embargo quedó aliviado cuando, a mitad del artículo, leía el añadido del P. Valeriano (o creemos que lo añadió en base a la carta privada que recibió por la tarde del día 28) justificando que los Caballeros de la Cruz se desvinculasen del cambio de día para realizar la Javierada. ¿Por qué ellos y sólo ellos? Pues eso, como reconocimiento de un hecho consumado para no romper con la postura de la Hermandad, pues el P. Valeriano se reafirmaba en la obediencia a la organización. El párrafo 9 del artículo del día 29 decía así:

“Pero esta vez todos debemos, por sentido de disciplina y de

orden, dejarles (a las mujeres) su fecha prefijada. Ajustando horas, para no interferir, los Caballeros Voluntarios de la Cruz, tan beneméritos, peregrinarán con la bendición de nuestro Arzobispo, y con su fervor y estilo acostumbrados, en un día distinto del de los demás. Ello no obsta, en absoluto, al buen orden del cuadro general de peregrinaciones trazado este año. Se ha juzgado que lo pueden hacer; y lo harán con el mejor orden y sintonía y con la veneración general.

Pero, para todos los demás, la fecha de la Marcha a Javier (…)”

Esta era una manera muy diplomática de poner fin al

problema. Se mantenía la separación de sexos, se excusaba la excepción, se reafirmaba la regla de obediencia (3 veces en el párrafo 6º, expresiones recogidas en “Diario de Navarra”), se remachaba la necesidad de disciplina y buen orden (3 veces en el párrafo 9º, ¿el orden se refería a dicha separación de sexos?) y se indicaba que lo ideal era que la Javierada masculina fuese como siempre, en los días de la Novena de la Gracia.

Tantas palabras responden al tema de la diferencia entre la obediencia de la Hermandad y la obediencia ciega del P. Valeriano, y quizás la susceptibilidad sobre la separación de sexos que se quería comprensiblemente mantener. Hoy día el primer asunto mantiene su importancia, pudiéndose relativizar el segundo aunque en su momento tuvo una considerable importancia.

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Cómo se hizo la Javierada. El 9 y 10-II-1968 los Caballeros Voluntarios de la Cruz fueron desde Pamplona, y, previo aviso a los comendadores locales y de merindad (que citamos), desde Aoiz (José Nagore), Artajona (Jesús Bañales), Sangüesa (Bernardo Sola Galarza), Tafalla (Florencio Aoiz Ozcáriz), Tudela (Jesús Roce Campos), y Valtierra (Ángel López Larrea). Faltaba Estella. El prior que estaba en Pamplona era el convocante. También fueron las damas (María Jesús Sanz González), para las que se puso a disposición un autobús de 35 a 40 plazas. En el estadillo del autobús consta que lo utilizaron fueron 44 hombres; el precio de idea y vuelta era de 65 pesetas (17 personas) y de regreso de 55 (los 27 restantes). De dichos 44 hombres, 20 comieron en Izco. Esto indica que ni todos los peregrinos fueron en el autobús, ni los que comieron en Izco eran los 20 indicados.

De esta Javierada de 1968 se hace eco Ollarra en “Diario de Navarra”, mostrando la importancia de la Hermandad, su forma de peregrinar, el número de peregrinos que le acompaña y cierto cambio de talante por parte de la Hermandad –aunque muy secundario- ya en esa época. Este cambio suponía una interpretación personal de dicho Ollarra, aunque no sabemos si por apreciarlo así realmente o bien para proteger a la Hermandad ante el clero llamado “progresista” –descarnado y puritano- que no admitía el ambivalente espíritu religioso-patriótico de la Hermandad. Dice así:

“Grupos de mujeres hasta Idocin. (…) Más que ellas nos

interesaban los Caballeros de la Cruz, que decidieron peregrinar en la novena y arrancaron de la Milagrosa a las ocho y media de la mañana. Alcanzamos en Idocin a sus retaguardias. La bandera española iba al final. Delante la cruz guerrera portada por un caballero uniformado. En cuatro kilómetros caminaban unos sesenta o setenta jóvenes y mayores, algunos que hicieron la guerra. Ellos son flor y alcaloide de la romería a Javier.

Los esperamos a que se juntasen todos en Izco, en fraternal comida. Unos llegaron en coche y casi todos a pie. Los del coche –callo sus nombres por mera amistad- disculparon su defección argumentando que Izco está fuera de la ruta a Javier. La razón es razonable.

Se reunieron todos en un comedor estrecho y en el “hall” del “restaurante”. Minutos antes dos indígenas llevaron a hombros estufa y bombona de butano para dar calor a los caballeros. Bendijo la misa en (sic. mesa el) canónigo Don Mariano Laguardia, en su onomástica, incorporado hace unos años a la Marcha de unos amigos. En aquella comida sencilla, con vino recio y negro, estaban los iniciadores del peregrinar hasta Javier: los Marcos, los

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Aznárez, el prior Echarri y otros que no hace falta recordar, cada día más seculares y menos belicosos. Qué pena que se haya perdido aquel Viacrucis patriótico con un actual interrogante: “y nuestros hijos, ¿qué harán?”. (Hay que decir que ellos lucharon).

El patriotismo religioso –lejos de Blas Piñar- que nos produce la caballería andante de Javier, se quiebra de nuevo al bajar el puerto de Loiti, en las curvas sombrías, con imprecaciones a la Virgen en las atipladas gargantas de las peregrinas. Otra vez mocetas y más mocetas (…)” (31).

Bonita remembranza en la ágil y castiza pluma de don José

Javier Uranga, alias “Ollarra”, aunque no creo que se hubiese perdido el Viacrucis patriótico por el comprensible interrogante sobre el futuro. Lo que sí se observa es haberse suavizado el recordatorio del origen de la Javierada de la Nota radiada y emitida en prensa en 1968, después de estar dos años sin recurrir a los medios de comunicación.

Interesa mucho las referencias que hemos hecho sobre la “incomprensión” que sufrió la Hermandad desde la Organización de las “Javieradas”. Quizás para salir al paso de ellas, Ollarra precisaba la pérdida del aire de combate que para 1968 había experimentado el Viacrucis de la Hermandad. Ello coincidía con el hecho de que un grupo de clérigos quiso imponer el término “Marcha a Javier” prevaleciendo no obstante al final el castizo y popular de “Javieradas”, que Arregui Garbisu investigó en 1998.

Fíjese el lector que el autor –y más si se trascribe todo el artículo- o bien mostró cierto desdén hacia la Javierada femenina o era su forma jocosa y desenfadada de hablar. Tampoco, en su artículo mencionado, Ollarra cita al P. Valeriano Ordóñez, que podía bendecir la mesa del refrigerio tomado en Izco tan querido en la Hermandad. De ello se deduce que no estuvo presente, como conocemos por lo señalado en una carta anterior.

Esta remembranza de Ollarra, contrasta con la opinión sencilla y directa del prior J.M. Echarri Loidi, expresada tres días después en la prensa navarra, que comprende y defiende la Javierada femenina, en contra de las opiniones de algunos. La simpática crónica del prior Echarri, que entra en una interesantísima polémica a favor de la mujer y en contra de cierto despotismo clerical –no cita este término-, se titula “Con la IX Javierada femenina. Los ‘voluntarios’ las comprendemos”; y termina así:

“Un viejo peregrino os rinde tributo de admiración a vosotras

jóvenes (…) ¿Qué motivos se pueden alegar en contra? ¿No hay

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jóvenes montañeras, esquiadoras, atletas? Entonces si unas cosas están bien ¿por qué una marcha a pie ha de ser condenada sistemáticamente, negándoseos una mínima asistencia sanitaria?

¿Por qué ese afán de llevar una peregrinación como a uno se le antoja?

¿Dónde está la tan cacareada libertad? ¿Por qué a la mujer se le han reconocido todos los derechos al igual que a los hombres y se les niega el derecho a marchar a pie a Javier? ¡Incomprensible!” (32).

La Crónica anual de la Hermandad añade:

“Era de ver la gran simpatía con que las jóvenes peregrinas miraban a los Caballeros Voluntarios de la Cruz, jóvenes y menos jóvenes que iban a pié, en momentos, juntos padres e hijas. Y con qué fervor se agregaban a nuestros rezos del santo Rosario en la bajada de Loiti y llano de Sangüesa y a la Novena de la Gracia en el alto del puerto citado¡ Hubo chica que quiso llevar la Cruz mientras se rezaba el santo Rosario en la bajada del puerto.

Todo se realizó en perfecta armonía sin que los actos de cada peregrinación interfirieran los de la otra. Fallaron una vez más los agoreros, gracias a Dios” (Crónica p. 7).

¿Podía pretender la organización, con el traslado de fechas,

separar más todavía la Javierada masculina y la femenina? No lo sabemos, pero si fue así, ahí estuvieron –lances del destino- los Caballeros Voluntarios de la Cruz en plena Javierada femenina, quienes fueron muy corteses y quedaron muy contentas como indica en su artículo el prior Echarri.

* * *

8.11. Javierada de 1972 y 1973 La Hermandad mantuvo el pulso de los años –que ya

pesaban- de los concurrentes. La fuerza de su presencia en Javier compensaba la debilidad de algunos otros de sus actos de piedad cristiana. En la Memoria de 1972-1973, redactada por el cronista, se constata la ausencia total de la Hermandad de Tudela en la Javierada:

La “que en días aun no muy lejanos tan nutrido grupo

aportaban. Triste es decirlo, pero, creemos, no se debe ocultar la

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realidad. Hoy ni siquiera contan (sic. contestan) a nuestras cartas. Por torpeza del prior? Quizá tenga su parte de culpa”

No parece que fuese un reproche al prior, sino una ironía

responsabilizando a todos los de Pamplona, o a nadie. Por el contrario, los de Tafalla se mantenían activos

“sigue(n) en pié con gran entusiasmo, antes llevando las

riendas “El Templau” Caballero Comendador D. Florencio Aoiz Oscariz (q.e.p.d.) y, hoy, esperamos que acepte la suplencia como Comendador, D. José Mª Segura Pérez de Iriarte”.

* * *

8.12. Javierada de 1974 Aunque no lo parezca, pasito a paso, año tras año,

transcurría el tiempo desde aquella gran Javierada a lo divino de la Cruzada, seguida después las peregrinaciones religioso patrióticas de la Hermandad en 1939 –todavía ésta no se había creado-, en 1940 y 1941. Inolvidable etapa aquella, inspiración de Dios, muestra ante la Historia universal de una generación de navarros que se enfrentaron al comunismo y sus derivaciones, así como a la masonería cuyas élites se infiltraban en los puestos de poder para tergiversar la realidad social –natural, tradicional y católica-, sociológica, y para amoldar la realidad y las conciencias de las personas a sus designios. La masonería y los separatismos servían al comunismo para al final ser engullidos por él.

Con y tras el comunismo, en Occidente disfrazado de eurocomunismo, llegarían –como en muchísimos países llegaron- la ruina, la miseria, una vida –la única que tenemos- sufriente, abandonada y perdida, seguida con el paso del tiempo –porque las cosas no se mantienen en el mal mil años-, por la perestroika y la glasnost, el cambio, y una nueva vida naciente casi de cero y por necesidad de las ruinas de lo que dejó una ideología mentirosa y asesina.

Poco a poco los voluntarios iban falleciendo, y las cartas conservadas en el archivo de la Hermandad dejan acusar cierta melancolía. Muchos voluntarios iban partiendo a la gloria del Padre. Los que quedaban veían menguadas sus facultades; hasta la lista de peregrinos de este año está escrita con una letra inusualmente fea. Los que quedaban veían que sus hijos o estaban consagrados como religiosos, o bien no seguían el espíritu paterno, poseídos por sólo los afanes de esta vida, entendida de forma ramplona y sin elevación de miras, ni hacia una nube

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rosada sobre un azul en ocaso, ni hacia una estrella desviada por el raso cielo. Una vida ésta la de no pocos hijos que no entiende nada del acogedor silencio entre Jesucristo Sacramentado y la criatura que se encuentra físicamente junto a Él, a su lado, y que es feliz lo que se puede ser en esta vida como camino que es a tientas pero seguro de la Fe. ¿Qué se ha retrasmitido a los hijos? ¿Qué se ha hecho mal? No fue sólo la crisis del postconcilio porque hoy día hay muchachos que pierden el camino a pesar de haber recibido todo lo bueno. ¿Qué han querido los hijos tomar como ejemplo? ¿Han seguido la sencillez, la limpieza de vida, una vida de trabajo con frutos al final de los esfuerzos y del largo trayecto, o bien la soberbia de no querer sentirse –simplemente eso, que es un todo decisivo- criatura ante el Creador?

Sirva estas líneas como áspero preámbulo a dos cartas conservadas del año 1974. Al leerlas, duele el alma, que no puede sino dirigir la mirada al Cristo oculto, al Cristo agonizante de Adsuara que presidía la basílica de la Santa Cruz y hoy su cripta en el Monumento de Navarra a los Muertos en la Cruzada, para ofrendarle la nueva situación.

La carta del prior a Román Añón (de Tudela y al que conocí llegando él a cumplir cien años), constata la avanzada edad de todos caballeros, aunque si unos estaban “tocados”, otros “empedernidos” iban a pie desde Pamplona y Tafalla hasta Javier, y unos terceros lo hacían en coche o autobús… pero de una u otra manera todos ellos iban, siempre con lealtad, con perseverancia y ánimo, al menos para dar el mejor ejemplo a los jóvenes.

“Pamplona, 22 de Febrero de 1974 / D. Ramón (sic. Román)

Añón Baigorri / Tudela / Mi distinguido amigo y Caballero V. de la Cruz:

Nuévamente (sic.) tengo oportunidad de comunicarme con Vd. para adjuntar notas de la proyectada XXXIV “Javierada” que pensamos llevar a cabo durante los días 9 y 10 de próximo mes de Marzo. Un pequeño grupo de empedernidos caminantes, harán el viaje a pié desde Pamplona hasta Javier y, otros lo harán en coche, Dios mediante. Serán pocos, es verdad, pero su espíritu dará ejemplo de perseverancia a la juventud. También de Tafalla marchará un grupo y qué bonito sería que esos dos pequeños grupos se incrementaran con alguna aportación de la Ribera!

Pero todo se va olvidando. Los tiempos actuales parecen hechos de confusión en todos los órdenes de la vida, sobresaliendo la confusión religiosa. Y no nos queda más remedio que pedir humildemente al Señor envíe al Espíritu Santo para que nos marque a todos el verdadero camino a seguir. Y creo que el Sr. no puede olvidar la sangre que se derramó para librar a la Iglesia

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española de caer en las garras del comunismo, librando a Europa de ser abasallada (sic.) por la Rusia comunista.

Me he salido del tiesto, por lo que le pido perdón. Cordiales saludos a todos los amigos de Tudela y se reitera de

Vd. affmo. s. s. y amigo”. En esta preciosa carta, su segundo párrafo es especialmente

significativo de una crisis que se ha agudizado hasta extremos insospechados en 2015. A pesar de ello, la Hermandad de 2015 ha realizado su Javierada a la par del resto de los navarros, siendo ésta una nueva eclosión, a pesar del frío invierno de la vida, de la primavera de la Iglesia diocesana.

A su vez, el prior recibía una carta de Julio Lasanta que explayaba el alma mostrando los problemas del momento.

“Julio Lasanta Miranda / Valtierra – Navarra / teléfono

867022 / 5 de marzo de 1974/ Mi querido amigo: Recibo tu cariñosa evocadora, nostálgica y

aleccionanza carta junto con el programa de actos de la Peregrinación a Javier, y que te agradezco profundamente.

De momento y de no torcerse las cosas, tenemos proyectado mi mujer y yo marchar el próximo viernes dia de oración y penitencia, y de Sacerdotes y Religiosos (y como yo tengo 3 hijos Religiosos uno de ellos en Brasil donde fue hace cinco años a fundar casa de la Orden) quiero complacer a mi mujer que tiene grandes deseos de marchar ese dia; si por cualquier circunstancia no fuésemos ese día, me haría presente el Domingo en los actos de la Hermandad.

No sé si sabrás que un grupo de seis valtierranos, fuimos el año 1934 a pie de Valtierra a Javier en una Jornada (por cierto que los seis salimos voluntarios el 18 de julio alistados en el Requeté) por lo que nos consideramos los “Pioneros” de las marchas a pie al Castillo; tres de ellos ya han fallecido.

Hace mucho tiempo que ruego por que el Espiritu Santo ilumine a nuestra Jerarquia eclesiastica y se pongan de acuerdo ellos los primeros y nos den Ejemplo a los fieles; me he propuesto no hacer juicios sobre estos temas Religiosos, y dejarlos al juicio de Dios; voluntad firme de estar siempre con el Papa y el Concilio, sin un paso atras ni adelante de él, y desde luego apesadumbrado de este enfrentamiento que en el orden social, político y religioso tenemos en España.

¿Esta Hermandad ya sigue el Espíritu que la informó? Oficialmente supongo que sí, para eso estas tu, pero -¿individualmente? Hay tantos ribeteados de la mano tendida hacia el comunismo y socialismo que /esto/ no me extrañaría nada.

Con un abrazo dispon siempre de tu viejo y buen amigo. Me acuerdo y pido por nuestros compañeros fallecidos J Lasanta”.

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Julio Lasanta perseveró en la Hermandad con entusiasmo y colaborando hasta su fallecimiento. Por ejemplo, excusó su presencia a “los actos con motivo del merecido homenaje a nuestro querido D. José Manuel Pascual” Hermoso de Mendoza, celebrado el 12-X-1980, por tener “casi ochenta años y algun achacillo (sic.) que otro”. Quiso contribuir con 100 pesetas de entonces al regalo de una bandeja de alpaca grabada, añadiendo: “espiritualmente estaré con vosotros en los actos de dicho día” (carta, 4-X-1980). Don José Manuel había sido el primer pater de la Hermandad desde su fundación en 1939 y después cesó por ser nombrado párroco de San Francisco Javier.

En 1971 fueron 25 caballeros en autobús de los cuales 8 se juntaron con otros 9 en Izco, haciendo un total de comensales de 17 caballeros (en su día almorzaban 35 ó 40). Aunque menos que en años atrás, el número era significativo. Sin embargo, en 1972 fueron 18 caballeros en el autobús, 4 de los cuales se sumaron a otros 4 para comer en Izco. En 1974 fueron 22 y entre ellos el pater Juan Ollo, y en 1975 fueron 19 en autobús. Pocos son todos estos si se cotejan con la lista de la Hermandad en 1974, donde se recuentan 167 caballeros y 215 damas.

Esto es un ejemplo que explica el deseo del prior Joaquín Martínez Úbeda -prior provisional de un capítulo también provisional por el deseo del prior Vicente Arrastia de no ser reelegido al concluir su mandato-, de reorganizar, rehacer la lista de miembros, admitir nuevos socios e impulsar la vida de la Hermandad: “La idea es revitalizarla y que vuelva a tiempos mejores” (carta de Martínez Úbeda, 21-I-1978). En adelante, al pater don Juan Ollo le sucedió don Pedro Ruano. Creemos que Martínez Úbeda (al que conocimos) atendió muy bien su cargo, aunque con un estilo que quizás no fue a gusto de todos, y con él la Hermandad realizó proyectos de reafirmación y expansión, atrayendo a algunos jóvenes. Los años de los ochenta fueron muy difíciles y a su fallecimiento la Hermandad siguió adelante, reconstituyéndose.

* * *

8.13. Javierada de 1978. La Hermandad enviaba sus avisos, su crónica de la

Javierada etc. a “El Pensamiento Navarro”. También señalaba los lugares de procedencia navarra de los caballeros que realizaban la peregrinación. Por ejemplo, en 1978 había caballeros comendadores locales (don Luis Nagore en Aoiz, Jesús Bañales -

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maestro nacional- en Artajona, Julio Lasanta Miranda en Valtierra) y de Merindades: Jesús Roce Campos en Tudela, B. Sola Galarza en Sangüesa, José María Segura Pérez de Iriarte en Tafalla, y el prior en Pamplona. Faltaba Estella. En Tudela pertenecían a la Hermandad, entre otros, don Román Añón, don Javier Rodeles Ilarregui y don Ramón Arregui (abogado). Este mismo año, los que viajaron en autobús se unieron el domingo con los peregrinos de la Hermandad que con sus comendadores habían realizado la peregrinación desde Pamplona, Aoiz, Tafalla, Valtierra y Tudela. El aviso dice así:

“Durante los días 4 y 5 de marzo próximo, esta Hermandad

realizará la XXXVIII “Javierada”, iniciada en 1941. Un grupo de veteranos en estas lides, con ánimo decidido y

espíritu penitencial harán la marcha a pie desde la capital, mientras otros lo harán desde diversos puntos de Navarra, para honrar a nuestro hermano Mayor, Javier, ofreciendo el sacrificio de la peregrinación por las intenciones de la misma”. Advertían contra los que paganizaban la peregrinación. A continuación se ponía un autobús de vuelta a disposición de los peregrinos (33).

Fue en la Javierada de 1978 cuando hubo un incidente,

pequeño pero significativo. Tuvo lugar cuando la Hermandad atravesaba la Calle Mayor de la ciudad de Sangüesa formando una ordenada comitiva:

“no obstante ser duramente insultados y apedreados a la

salida de Sangüesa en plena carretera. Sufrimos todo por peregrinar a Javier, nuestro Hermano Mayor, pero que no se envalentonen. Luego se les reconoció en Javier y resultaron ser de San Sebastián” (34).

En la Javierada de 1978 fueron 31 personas en autobús desde Pamplona, en 1979 fueron 21, en 1980 fueron 26 personas aunque pagaron 18.

* * *

8.14. Recuerdos Añadamos ahora una remembranza personal. Ya

empezamos con los recuerdos, que en este caso se pueden contrastar con las noticias que “El Pensamiento Navarro” publicaba sobre las Javieradas de la Hermandad hacia el año

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1980. Por la tarde del sábado salía la peregrinación a pie desde el monumento. Este cronista recuerda de la Hermandad que, siendo un chaval de unos veinte años, acompañaba a los caballeros hacia Javier. El autobús salía de la plaza Conde de Rodezno, cuyo monumento era la sede de la Hermandad, y se subían unas veinte personas adultas e incluso de mayor edad. Eran las seis y media para llegar a Sangüesa sobre las ocho menos cuarto y unirse a los que pernoctaban en esta ciudad. A veces se salía de la plaza de Mola (Finanzauto), hoy Merindades. El prior era Joaquín Martínez Úbeda, al que se le sumaban nombres como Tomás Catalán Mateo, Rafael Santesteban Martínez, Miguel Ángel Garisoain, Nicanor Arbeloa, José Luis Gonzalo Lumbier, Cándido Flamarique, Cándido Huarte, Antonio Checa, Esteban Goñi, Aramendía, Carlos Etayo, Tomás Otano y otros que no recuerdo (35). Pedro Manuel Martínez Resa, a veces Luis Ruiz Fernández, y yo, solíamos ser los jóvenes de la peregrinación.

Los Caballeros, familiares y amigos peregrinos de las Merindades, se concentraban en la explanada de los PP. Capuchinos. Hacíamos el recorrido desde Sangüesa hasta Javier después del Via Crucis General, yendo en procesión a pie con la Cruz de la Hermandad, la bandera de España cargando la cruz en el centro, la bandera de Navarra con escudo laureado, y los capotes, rezando el Santo Rosario y estribillos penitenciales. Se llevaban diez capotes para los caballeros y no para sus acompañantes, aunque a veces el prior nos endosaba un capote en la basílica. Los impedidos podían seguir hasta las inmediaciones del Castillo en autobús. Al llegar a Javier entrábamos en desfile de hilera por la explanada llena que peregrinos, cantando el Veni Creator, siendo la extrañeza –por la novedad para ellos- de algunos de los peregrinos que estaban esperando la celebración litúrgica. A las diez de la mañana, como era lo acostumbrado, el prior leía la “Oración del peregrino” ofreciendo al santo patrón la madrugada, la andadura, y pidiendo por numerosas intenciones. Después, en la misma basílica, a las diez se asistía a la Santa Misa de la Hermandad –que solía llevar su propio capellán-, colocándose los caballeros en el presbiterio. Tengo delante una fotocopia de la homilía escrita a máquina pronunciada por un pater redentorista de Pamplona (oriundo de Mañeru) del 8-III-1981, pues se la pedí. Dicha homilía, larga y detallista, refleja las dificilísimas circunstancias por las que atravesaba la Iglesia y los peligros debido a la desintegración moral y el marxismo. Así terminaba la homilía del 7-III-1981:

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“Para marchar en la vida, con Javier, siempre adelante. S. Francisco Javier, ruega por nosotros; ruega por España; ruega por Navarra; ruega por este mundo descreído y materializado. Que se avive y acreciente y brille en todas nuestras vidas de Cristianos la Luz, la antorcha de la Fé. Solo entonces, España, Navarra será grande, será feliz. Sigamos la Doctrina de Cristo, de la Iglesia, de S. Francisco Javier, del gran Papa Juan Pablo II; el regalo Providencial de Dios al mundo moderno”.

Tras la Santa Misa, se tenía el almuerzo y descanso en el Hotel Xabier. A las doce del mediodía, se rezaba el Ángelus y se hacía la práctica del Via Crucis propio de la Hermandad en el patio del colegio de los PP. Jesuitas. Luego, en la basílica, era la despedida del Santo. A la una del mediodía, se salía de vuelta a casa en autobús. La reserva del billete de autobús era de 200 ó 250 pesetas, aunque los jóvenes estábamos exentos de pago. Todas las Javieradas a las que asistí fueron memorables en su sencillez y ceremonial.

En una ocasión, algún atrevido hizo desde un coche como que huía, un signo simpático para llamar la atención seguido de otro obsceno. Fueron años difíciles porque estaba a flor de piel la agresión, el socialismo, las apetencias separatistas sobre Navarra –sobre todo el problema era el marxismo-, y las Javieradas estaban desnaturalizándose, convirtiéndose en deporte y reunión de amigotes, lo que afortunadamente hoy ya no ocurre por haber recuperado la marcha a Javier su vigor inicial.

* * *

8. 15. En conclusión. Aunque la Hermandad está en el origen de las Javieradas de

navarros al castillo de Javier, llegó un momento en que se sintió postergada y como piedra de contradicción. Enumeramos los inconvenientes con los que se fue encontrando. En 1950 se separó a la Hermandad de las juventudes de Acción Católica que habían peregrinado juntas y total armonía desde 1941, luego se intentó ir cambiando el nombre fundacional de Javierada por el poco castizo de marcha a Javier, en 1968 se cambió de día de la peregrinación situándolo –aunque fuese temporalmente, eso se dijo- fuera de la Novena de la Gracia que era el señalado para la Javierada desde su fundación, en 1959 se separó a la Hermandad –que dio origen a las Javieradas- de las peregrinaciones de toda Navarra excluyéndola del Programa oficial de dichas Javieradas,

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en 1960 se intentó -sin éxito- que nadie llevase distintivos propios en la peregrinación, este mismo año también se intentó–así mismo sin éxito- la prohibición de cualquier Misa diferente a la general, en 1965 se produjo el desasosiego por no llevar insignias propias–lo que la Hermandad aceptó por su carácter extraordinario-… todo lo cual hacía, como hemos dicho, que la Hermandad se fuese sintiendo postergada y como piedra de contradicción.

¿Se quería que los caballeros de la Cruz optasen entre fundación y organización? ¿Era un programa “educativo” o bien una prueba de fuerza?

Gracias al inicial apoyo del Sr. Obispo anteriormente a los hechos, la Hermandad había superado una tesitura difícil: o rompía “por obediencia” (a veces ciega) a la organización su costumbre arraigada, o se separaba de los restantes peregrinos navarros. Afortunadamente, si no había peregrinos, había peregrinas con las que hacer la Javierada como en 1968.

Desde 1970 y antes, la Hermandad peregrinó con todas sus insignias, dentro de la Novena de la Gracia, “a su aire”, conservando su propia independencia, y celebrando una Santa Misa en la basílica, pero en solitario u olvidada al no ser citada por los Programas de las Javieradas. Llegó un momento en que los caballeros, por la edad, sólo hacían el trayecto desde Sangüesa a Javier.

Al fallecer el prior don Joaquín Martínez Úbeda, hubo un momento de impasse, y la Hermandad careció de pater para celebrar su propia Santa Misa. Los caballeros iban entre los demás peregrinos pero siempre estuvo presente desde Pamplona la Cruz de la Hermandad. En el Via Crucis entre Sangüesa y Javier varios peregrinos arropaban a la Cruz. En 2014 hubo dos cruces. En 2015 hubo tres cruces, la bandera de España acompañó a la Cruz en el Via Crucis entre Sangüesa y Javier, en la explanada de Javier dos caballeros se pusieron dos capotes (uno antiguo y otro nuevo) para la Santa Misa y después, y varios miembros de la Hermandad llevaron voluntariamente la boina roja en la peregrinación y la explanada. Las tres cruces hicieron toda la Javierada y no marcharon juntas sino por caminos diferentes, siendo en Javier difícil juntarse todos los caballeros y simpatizantes de la Hermandad debido al gentío. Los simpatizantes aumentaron con la presencia de jóvenes de campamentos que también iban “a su aire”.

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Las Javieradas diocesanas han sido 74 y no 75, pues la de marzo de 1947 no se realizó para dedicar todos los esfuerzos en recibir al nuevo obispo.

Por su parte, este año 2015 la HCVC ha celebrado su 76 Javierada de marzo porque también debemos contar la de 1940. En realidad, como en 1947 la Hermandad hizo dos Javieradas –en marzo y noviembre-, la Hermandad ha realizado un total de 77 peregrinaciones penitenciales a Javier.

9. Otras peregrinaciones La peregrinación de la Hermandad a Javier era

fundamental, aunque no fue la única peregrinación que se hacía al año. Todos los años los caballeros peregrinaban junto al monasterio de Irache, donde fue fundada por mons. Olaechea, y ascendían el Via Crucis construido en la montaña Montejurra que señoreaba una bellísima comarca.

La Hermandad fue a Santiago de Compostela con motivo del Año Jubilar Jacobeo, durante los días 29 a 31-X-1965 inclusives. También fue a Roma para celebrar el Año Santo el 16-XII-1950 y después, con el prior Martínez Úbeda, del 31-V al 8-VI-1980 (36). Sobre la peregrinación a Roma de 1950 existe un folleto publicado por la Hermandad y redactado por José Ángel Zubiaur.

La primera vez que la Hermandad realiza una romería a un santuario es al de Ntra. Sra. de Ujué el 21-V-1978 unida a los romeros de los Doce Apóstoles de Barasoain en la mañana de la Santísima Trinidad (37). Acudieron 21 personas en autobús, varias de ellas viven hoy.

Al año siguiente, el 21-X-1979, unas 50 personas de la Hermandad realizaron la primera peregrinación a la basílica de El Pilar, donde se impusieron hábitos e insignias. En carta a Raúl Jiménez, el prior le informaba que “la finalidad principal (de la Hermandad) es la de sufragar las almas de los Mártires y Héroes que murieron y mueren por Dios y por España”, de manera que también en Zaragoza se deseaba:

“hacer este acto patriótico-religioso para sufragar ahí las

almas de los mártires navarro-aragoneses en eterno homenaje y agradecimiento haciendo conservar su recuerdo como escuela de religiosidad y de patriotismo para las futuras generaciones, y pedir a Nuestra Señora la Españolísima y Santísima Virgen del Pilar su maternal protección” (carta, 11-IX-1979).

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En 13-III-1988 un grupo numeroso acudió de nuevo en autobús a la Javierada de “Nuevo Baztán” (Madrid); hacia 1978 quien esto escribe también acudió a “Nuevo Baztán” con la Hermandad, guardando de ello un gratísimo recuerdo.

No cabe duda que hacia 1978 hubo una revitalización de la Hermandad aunque numéricamente no aumentase la presencia a la Javierada respecto a los años anteriores. Eso fue así a pesar de las circunstancias cada vez más adversas. Se renovó el Capítulo Supremo, hubo nuevos ingresos de caballeros pero también de damas, más Actos –Ujué, San Fermín de la Navarros en Nuevo Baztán (Madrid), la basílica de El Pilar, Roma-, hubo una notable presencia en la prensa, sobre todo en “El Pensamiento Navarro”, y se tuvo relaciones con otras instituciones foráneas como Comisión de Navarros en Madrid, la Hermandad de Combatientes de Tercios de Requetés, el “Hogar Navarro” en Zaragoza. En estos años se asesinaron a varios caballeros de la Hermandad como Prieto, Alberto Toca, el comandante Imaz, Jesús Alcocer, el general Atarés.

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Gesto suplicante y redentor de Nuestro Señor Jesucristo al Padre, asociando a su pasión a todos los pecadores, y tomando sobre su cuerpo lacerado y enclavado en una cruz, todos los pecados y malicias de los hombres de toda la Historia. Santo Cristo de Adsuara. Cripta del Monumento de Navarra a sus

muertos en la Cruzada. (Inédita) Foto: JFG2015

* * *

10. Los 76 años de la Javierada de la Hermandad.

Ha pasado el tiempo y todos los años la Hermandad van

algunos miembros de la Hermandad a las Javieradas con la Cruz únicamente. Se asiste al Via Crucis y Santa Misa con el resto de peregrinos.

La Hermandad también ha asistido el presente año 2015, y su forma de asistir ha sido, al sencillo entender de quien esto escribe, un relativo éxito. Cierta desorganización hizo que todo saliese de forma natural, espontánea y sin fórceps.

Las Javieradas diocesanas han sido 74 y no 75, pues la de marzo de 1947 no se realizó para dedicar todos los esfuerzos en recibir al nuevo obispo. Por su parte, este año 2015 la HCVC ha celebrado su 76 Javierada de marzo porque también debemos contar la de 1940. En realidad, como en 1947 la Hermandad hizo dos Javieradas –en marzo y noviembre-, la Hermandad ha realizado un total de 77 marchas con el espíritu de Javier, su hermano Mayor.

En 2015 se han llevado tres cruces en tres pequeños grupos distintos. Un caballero llevo la primera cruz desde Pamplona

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acompañado por personas afectas a la Hermandad; otro caballero, también acompañado, llevó una segunda la cruz, y uno de ellos con boina roja; y un tercero, con la debida compañía, fue por el monte con la tercera cruz y con la boina roja también. Ya se ha dicho al comienzo de estas páginas que las insignias son únicamente la cruz y la bandera de España cargando la cruz; la boina roja no es insignia de la Hermandad aunque muchos la llevasen en su día y se pueda llevar si así se desea. Al final algunos comprometidos a esta 76 Javierada fallaron; la vida es hoy día compleja y las obligaciones hacen que muchos tuerzan sus planes iniciales. Unos jóvenes de campamentos, simpatizantes, hicieron la marcha “a su aire” y así estuvieron en la Santa Misa en la explanada del castillo.

El día fue caluroso, pero no demasiado. El sol relucía. El porteador de la primera Cruz llegó a Sangüesa con buenas ampollas aunque lo disimulaba muy bien. Quien acompañaba a la segunda cruz casi no podía andar, y quienes fueron por el campo con la tercera cruz llegaron a las once de la noche a Yesa, donde pernoctaron con quienes llevaban la segunda cruz.

En el Via Crucis desde Sangüesa, reunido en el hotel Yamaguchi, se reunió la primera Cruz con el cronista que llegó de Pamplona y enarboló la bandera de España. Sin capote, el cronista llevaba boina negra por ser su atuendo habitual. Los jóvenes de la conocida y simpática asociación Cruz de Borgoña fueron por separado, con boina roja, y mezclados con la gente. La Hermandad no es una asociación política sino religiosa, canónica.

Una vez terminado el Via Crucis desde Sangüesa y ya en la explanada de Javier, las tres cruces estuvieron separadas por el gentío a pesar de lo diseñado por el cronista. Una se debía colocar donde se situó, esto es, delante o enfrente del altar, junto a las cruces e insignias de diferentes grupos de la Ribera etc. Junto al portador de dicha primera cruz, el cronista y un caballero veterano que llegó se pusieron el capote; uno el capote nuevo y el veterano el capote de 1940 con la cruz dorada y que debió de ser del prior. Al lado también se pusieron el subprior con sus tres hijos pequeños, dos muchachos, y dos señoras. Dos más que habían llegado en coche a las 7 de la mañana se encontraban por ahí, pues junto con una margarita no realizaron el Via Crucis andando sino que fueron directamente a Javier en coche.

Nuestro querido arzobispo don Francisco Pérez González, nombró a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en su homilía. Cuando al comienzo de la Santa Misa los concelebrantes se acercaban en procesión hacia el altar, el

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arzobispo, que pasó al lado de nosotros, dijo al subprior que iba a recordar de la Hermandad.

Después de la Santa Misa se realizaron dos fotografías diferentes de grupo, debido a que en ningún momento coincidieron todos por el gentío. Hasta los de la asociación juvenil “Cruz de Borgoña” estaban por ahí, con sus boinas rojas y sin acercarse, lo que quizás fue una pena para los fotógrafos y periodistas de “Diario de Noticias”, “Gara” y otros, buscadores de noticias para enredar.

En el almuerzo celebrado en el Hotel Xavier se reunieron muchas más personas que las mencionadas, aunque faltaron otras ya citadas. Faltaron seis, de ellos uno que se fue a atender a su madre y una margarita que tenía un funeral. En el almuerzo estuvieron el subprior, el cronista, y más de 20 personas. No se cuentan a los amigos del campamento Cruz de Borgoña, que estaban en otro lugar de los salones del hotel Xavier.

Conmemoramos la 76 Javierada no pocas personas, pero conforme a nuestra idiosincrasia, desgraciadamente separadas, tanto en el Via Crucis, como en la explanada durante la Santa Misa y hasta el almuerzo. Por lo visto somos así. Un desorden y un individualismo que puede ser exasperante para el que organiza algo, y maravilloso para despistar a los enemigos. Sólo un grupo pequeño se significó gozosamente de alguna manera. Y sin significarse nada se puede hacer.

Felipe Vives Suriá junto a otro caballero. (Inédita) Foto: JFG 2015

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El Caballero Voluntario de la Cruz don Felipe Vives Suriá, con capote y bandera, en la Javierada de 2015. (Inédita) Foto: JFG2015

Seis Caballeros Voluntarios de la Cruz, el cronista, el subprior, don Felipe Vives Suriá, con capote y bandera, en la Javierada de 2015. (Inédita)

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De izda. a drcha. tres Caballeros Voluntarios de la Cruz con seis simpatizantes. Un nutrido grupo de una Asociación de campamentos, que también simpatiza con la Hermandad, se encontraba disperso entre la multitud.

Esta dispersión parece un distintivo muy hispano. (Inédita)

Parte del salón donde un grupo de la Hermandad confraterniza con otras personas durante el almuerzo. (Inédita) Foto: JFG2015

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El Caballero Voluntario de la Cruz don Cándido Huarte Lerga, uno de los más veteranos,

con su simpático gesto. (Inédita) Foto: JFG 2015

11. La actual Hermandad canónica de Caballeros Voluntarios de la Cruz

La Hermandad es canónica. Su espíritu es religioso y se

aplica a la Patria que es España. Las Reglas de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz fueron revisadas y actualizadas porque profundizadas por mons. Fernando Sebastián Aguilar el 9-I-2006. El su preámbulo señalan:

“Las circunstancias actuales han aconsejado a los

CABALLEROS VOLUNTARIOS DE LA CRUZ realizar una reforma de sus Reglas o Estatutos, simplificándolos y adaptándolos a los tiempos, como corresponde a un organismo vivo. Compuesta en sus inicios por excombatientes voluntarios navarros del Alzamiento de 1936, LA HERMANDAD quiere hoy ser un cauce para jóvenes –o no tan jóvenes- que compartan aquellos mismos ideales de servicio a la Iglesia y a la sociedad”.

En relación con los Fines de la Hermandad, el Art. 5 indica:

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“El fin principal de LA HERMANDAD es el de

alimentar y promover la vida cristiana y la perfección espiritual de sus miembros, comprometidos especialmente en la defensa de la fe católica y en el crecimiento de un orden cristiano en los diferentes sectores de la vida social, personal y familiar, profesional y económico, cultural y político, en continuidad y fidelidad al espíritu y a los ideales de quienes dieron su vida por defender la fe y el reino de Dios en la tradición católica de España.

Asimismo, sufragar sus almas, tributándoles de esa manera, nuestro eterno homenaje y agradecimiento, y haciendo que, al conservar el recuerdo de su nombre, sea escuela de religiosidad y de patriotismo para las futuras generaciones.

Sufragar, también, las almas de todos los hermanos y hermanas fallecidos o que fallecieren en lo sucesivo”

Recientemente el Parlamento de Navarra ha aprobado una

moción contra las supuestas actividades que la Hermandad de Caballeros de la Cruz realiza en la cripta del Monumento de Navarra a los Muertos en la Cruzada, cuya basílica fue desacralizada en 1998. La aprobación ha contado con los votos de todos los izquierdistas y separatistas en bloque, y no del PP y UPN. Dicho Parlamento, cuyo planteamiento ya es insultante, ha partido de la ignorancia más total sobre la Hermandad. Además es cínico que denuncien quienes lo denuncian. Su estilo totalitario quiebra el derecho de los ciudadanos y de los católicos. Su animadversión hacia quienes no piensen como él en ciertos temas choca con los años de democracia desde 1978.

Digamos que dicha Hermandad no ha sido oída, que los políticos del Parlamento han seguido las indicaciones de ciertos colectivos y de una prensa muy ideologizada, que no han dicho la verdad, y que han optado por un totalitarismo inadmisible. Se puede hablar de ciudadanos de primera y segunda clase, de intromisión en la vida privada, sin duda de persecución religiosa, de una total distorsión de la realidad, de una vena iconoclasta y talibán, y de reducir la realidad a política y al victimismo, lo que es propio de quienes tienden al totalitarismo.

La respuesta de la Hermandad fue la siguiente:

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Al Parlamento de la Comunidad Foral de Navarra

NOTIFICACIÓN DE LA HERMANDAD DE CABALLEROS VOLUNTARIOS DE LA CRUZ

La Comisión de Presidencia, Justicia e Interior del Parlamento de

Navarra ha aprobado, con los votos de los partidos nacionalistas y socialistas, una moción por la que se insta al Gobierno de Navarra a que “impida cualquier tipo de celebración, religiosa o de otra índole, que guarde relación con actos propios del levantamiento golpista de 1936 en la cripta” del “Monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada” que está en Pamplona.

Ante este hecho deseamos aportar nuestro punto de vista: 1º. La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz es una

institución canónica reconocida por la Iglesia Católica y sus reglas o estatutos fueron actualizados en el año 2006. Esta Hermandad tiene su sede en la cripta de dicho monumento.

2º. La Hermandad no es una institución política, y no desarrolla

actividad alguna que pueda calificarse como política o partidista. Sus convocatorias son abiertas y se reducen a la celebración de la Santa Misa y actos de piedad, abiertos a todos los católicos navarros que deseen asistir a ellos, como via-crucis, responsos y peregrinaciones como es el caso de la Javierada, de la cual la Hermandad fue promotora hace 75 años en 1940.

3º. La Hermandad está integrada por católicos de a pie, que sienten

profundo respeto por todas las personas, incluyendo por supuesto a los que se puedan considerar a sí mismos adversarios. Los Caballeros Voluntarios de la Cruz son opuestos a cualquier fanatismo, al odio y al rencor.

4º. Se está difamando a la Hermandad al afirmar que “hace exaltación

del franquismo” y cosas similares. Desmentimos categóricamente estas afirmaciones ya que ni es ese su cometido ni son verdad. Además, aunque la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz nació en Navarra en unos años convulsos, no es un grupo historicista. Es una asociación canónica de fieles viva, del siglo XXI, que desea seguir sirviendo a la Iglesia y a la sociedad. Mantiene vivo su espíritu fundacional sin aferrarse al pasado.

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5º. La Hermandad ha mantenido y mantiene una actitud discreta,

limitando sus actividades prácticamente al culto religioso que desde hace años realiza en una cripta, que es lo más parecido a una catacumba.

6º. En conclusión, los miembros de la Hermandad exigen que se

respete la libertad de culto y el derecho a honrar a los muertos, a todos y a los fallecidos de la Hermandad, lo cual, para los católicos, supone rezar por ellos. Todo el mundo tiene derecho a honrar a sus muertos. Nunca aprobará esta Hermandad ataques o burlas a personas fallecidas, y por ello solicitamos el mismo respeto para nosotros y para los muertos en cuya memoria se construyó el Monumento.

Pamplona, 7 de febrero de 2015 Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz Capítulo Supremo El Prior (firma y cuño HCVC) Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz c/ Aoiz, s/n (Bajos Parroquia de Cristo Rey) 31004 Pamplona

A “Diario de Noticias”, debido a su desinformación de los

días 4 y 5 de febrero, se le incluye un 7º punto que dice: 7º. La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz condena los

actos realizados por el grupo autodenominado “Falange y Tradición”. Una persona vinculada a ese grupo fue durante algo menos de un año miembro de la Hermandad, no ocupó cargos en ella aunque junto con otro efectuase arreglos materiales, y resultó excluida de la misma en el año 2007, cuando se constató que sus planteamientos religiosos eran contrarios a los de la propia Hermandad.

* * *

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Monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada en febrero de 2015. Una vez desacralizado el monumento y convertido en una sala de exposiciones en 1998, la

Hermandad, que celebraba el culto en la basílica de la Santa Cruz, fue desplazada a su cripta, donde desde entonces realiza el culto religioso según sus Reglas y mantiene con esmero la cripta que es su sede así como los ocho enterramientos que acoge. Hoy, los marxistas separatistas odian todo lo que recuerde la Cruzada de 1936 y, sobre todo,

quieren realizar su peculiar revolución; su única memoria histórica es matar la memoria, y mienten sobre qué es la Hermandad a la que calumnian.

Foto: JFG2015 (Inédita)

José Fermín Garralda Arizcun Dr. en historia

Pamplona, 2015

NOTAS: Archivo de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la

Cruz (Pamplona) “El Pensamiento Navarro” EPN “Diario de Navarra”, DdN “La Verdad”, LV

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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(1) “El Pensamiento Navarro” (EPN), 7-III-1965, pág. 16. De

esta Javierada deja constancia Julio Lasanta Miranda en su carta al prior el 5-III-1974, al decir: “No sé si sabrás que un grupo de seis valtierranos fuimos el año 1934 a pie de Valtierra a Javier en una Jornada (por cierto que los seis salimos voluntarios el 18 de julio alistados en el Requeté) por lo que nos consideramos los “Pioneros” de las marchas a pie al castillo; tres de ellos ya han fallecido”

(2) “Diario de Navarra” (DdN), 14-III-1939, p. 6 (3) Semanario “La Verdad” (LV), nº 3995 (6-III-2015) (4) GARRALDA ARIZCUN, José Fermín, “El sentido de la

guerra de España de 1936. Laín Entralgo, revueltas anticomunistas, y testimonio de los “cruzados”, Madrid, Rev. “Tradición viva” nº 1 (I semestre 2012) 58 pp, pág. 10-33.

(5) GARRALDA ARIZCUN José Fermín, “Monumento de “Navarra a sus muertos en la Cruzada”. La actual persecución religiosa en Navarra. Aviso a los navarros”, 29 fols. Publicado en historiadenavarraacuba.blogspot.com

(6) ARREGUI GARBIZU, José Miguel, “Javierada versus Marcha a Javier. Historia de una polémica”, Pamplona, Rev. “Cuadernos de Etnología y etnografía de Navarra”, nº 71 (enero-junio 1998) pág. 7-18

(7) vid. “Arriba España”, 9-III-1960 (8) “El Pensamiento Navarro”, V. D. A. “Javierada, marcha,

política, religión”, 18-III-1966 pág. 14.; SAB “Todos unidos ante el gran ideal de Javier” 5-III-1961

(9) ídem. 1966 (10) DdN, 14-III-2010; entrevista al archivero Dr. Javier

Fortún. (11) EPN, 18-III-1966 pág. 14 (12) ANDRÉS-GALLEGO, José, Navarra. Cien años de

historia. Siglo XX, Pamplona, Diario de Navarra, 2003, 640 pp. pág. 208-210. Vid. también Enciclopedia digital Wikipedia. Enciclopedia general de Navarra.

(13) SAB, en EPN, domingo 5-III-1961 (14) La transcripción de este texto, firmado por José Ángel

Zubiaur, se recoge, con la diferencia de una decena de términos que seguramente fue con intención literaria, en la revista “Xabier”, editada por el Hotel Xabier, nº 1 (enero 2005), 36 pp. pág. 10 y 11. Seguramente la autoría material correspondió a don Fco. Javier Garisaoin Otero. Incluye una traducción al inglés y francés y tres fotografías de 1950, 1960 y las Bodas de Plata en 1965. El nombre

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del pater era José Manuel y no José María, error frecuente por entonces en el caso de este pater.

(15) En la documentación aparece unas veces como José María y otras José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza. Figura como José María en el Acta de fundación de la Hermandad por Olaechea en Irache el 26-XII-1939, recogida en las Reglas de la Hermandad editadas en 1959. El membrete del saluda enviado en enero de 1940 a muchos navarros para organizar la Hermandad señala “Don José M. Pascual y Hermoso de Mendoza”. Figura como José Manuel en otros documentos de la Hermandad, en el Homenaje que se le realizó el 12-X-1980, como “padre y alma de la Hermandad” a decir de “El Pensamiento Navarro” el 7 y 17-X-1980, en la entrevista que le hizo “Diario de Navarra” el 25-II-1990 p. 48-49.

(16) DdN, 28-II-1968 pág. 16. (17) EPN 6-III-1963; circular, 7-III-1964 y notas de prensa de

este año (18) DdN, 3-III-1990 (19) EPN, art. “El día solemne de la ‘gran Javierada’ ” III-

1971. (20) LV, (Pamplona) nº 3.678 (12-X-2007) (21) MARCELLÁN EIGORRI, José Antonio, CAÑARDO

RAMÍREZ, Santiago, Mártires navarros del siglo XX. 48 beatos y 104 hermanos “desconocidos”, Pamplona, Ed. Laocoonte, 2008, 319 pp.

(22) De las Javieradas posteriores a 1941 hasta 1980 se conservan una imagen publicada en 1950, 1 fotografía de 1956, 3 fotografías de 1957, 2 de 1958, 1 de 1959, 1 fotografía de 1960, 7 de 1962, 16 de 1963, y 3 de 1965. De ellas el P. Valeriano Ordóñez aparece en 1962 con hábito de la Hermandad, y 1963 con la cruz al pecho de la Hermandad. Desde la reconstitución de la Hermandad en el año 2000 hay abundantes imágenes aunque con bastante menos asistencia por parte de los caballeros.

(23) EPN, 1, 4, 6, 11 y 12-III-1947; “Arriba España” 4 y 11-III-1947

(24) DdN y EPN, 28-X-1947 (25) EPN, 22-II-1961 (26) EPN, 23-II-1961 (27) SAB, en EPN, domingo 7-III-1965 (28) F.A.I. en DdN, 27-II-1968 pág. 24 (29) EPN, 29-II-1968 y DdN, 28-II-1968 (30) EPN, jueves 29-II-1968 (31) DdN, 10-III-1968, p. 28

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(32) EPN, 13-III-19698, pág. 3 (33) EPN, martes, 28-II-1978, 1-III-1978 (34) EPN, 7-III-1979 (35) Por ejemplo, en 1980 reservaron plaza en autobús:

Teófilo Beriain (pater), Joaquín Martínez Ubeda (prior), los vicarios Carlos Etayo Elizondo, Tomás Catalán Mateo, Jesús Alcocer (que será asesinado por ETA), José Luis Gonzalo Lumbier, y Luis Ruiz Fernández. Se sumaron los caballeros Rafael Santesteban, Jesús Torrens, Esteban Goñi, Ignacio Cortés, Javier Prieto, Jesús Fuertes, Nicanor Arbeloa, Sebastián Lacunza (Tercio del Rey), Antonio Yoldi, Cándido Flamarique, Fernando Larumbe, Carlos Castro Garrues (de San Sebastián, amigo de Etayo), Jaime Castro Garrués, y Cándido Huarte. En 1979 fueron otros 21 variando el pater (don Pedro Ruano) y 11 caballeros diferentes.

(36) A Roma fueron el prior Joaquín Martínez Úbeda, Cándido Flamarique, Carlos Etayo Elizondo, Nicanor Arbeloa y Sainz de los Terreros. Estuvieron con el Papa Juan Pablo II al que le entregaron como obsequio un diploma con varias imágenes de la Virgen en advocaciones navarras. En “El Pensamiento Navarro” Carlos Etayo narró todo lo acontecido.

(37) EPN, 18, 19 y 23-V-1978

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12. Apéndices

1. Manuscrito de José Ángel Zubiaur Alegre, escrito el noviembre de 2004 para la Hermandad.

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2. Crónica de la “Peregrinación al Castillo de Javier” en 1941.

“Habiendo aparecido en la Prensa local una nota del Excmo. Sr. obispo en la que invitaba a la Juventud navarra a peregrinar al Castillo de Javier con motivo del Cuarto Centenario de la partida a Indias de San francisco Javier y en el Cuarto Centenario de la fundación de la Compañía de Jesús.

Reunido el Cap. Supremo, previa convocatoria, del C. prior, acordó dar una nota a la prensa en la que se reflejase el entusiasmo de la Hermandad ante el llamamiento del Excmo. Sr. Obispo y se pusiera en conocimiento de todos los Caballeros Voluntarios que la Hermandad organizaría una expedición al histórico Castillo, Así se hizo.

Puestos en contacto con el junta designada por el prelado para la organización de la peregrinación a Javier, se hizo la propaganda preparatoria.

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La Hermandad manteniendo dentro de la peregrinación su personalidad preparó un autobús y un departamento en el tren especial. Pero donde puso todo su entusiasmo fué en la organización del grupo de Caballeros que querían hacer el viaje a pie desde Pamplona. Este grupo salió el 17 por la tarde, A las 6:30 se concentraron los Hermanos en nuestro local y desde allí vistiendo el Hábito y llevando al frente la Cruz y la Bandera marcharon a la Iglesia de San Ignacio para tomar parte en el acto religioso primero de la peregrinación. Acabado este he (sic.) iniciada la procesión hasta las afueras de la Capital cupo a la Hermandad el alto honor de ser la portadora del paso con la imagen del Apóstol de las Indias y el Japón. Recibida la bendición del Sr. obispo por todos los peregrinos comenzó el viaje que la Hermandad lo hizo formando grupo, que durante todo el trayecto llevó la Cruz y la Bandera izadas. Cantaron canciones de guerra y religiosas y se rezó el Santo Rosario completo. En Monreal fuimos estupendamente agasajados por el Capítulo Local y Sr. Párroco, En este pueblo y en otros del trayecto se nos unieron Hermanos para hacer el viaje juntos. Al pasar por Sangüesa nos salieron a recibir el Cap. Local y Hermanos de dicha Ciudad los que llevaban un gran cartel con las insignias y leyenda de la Hermandad.

Tras breve parada en Sangüesa continuamos, ya de mañana, el viaje a Javier unidos a los que habían hecho el viaje en el tren especial. En el trayecto nos cruzaron algunos autobuses que llevaban insignias y carteles de la Hermandad, y cerca del Castillo nos unimos al grupo de Hermanos de Lumbier. Juntos hicimos la entrada en el pueblo y nos dirijimos (sic.) con el Caballero Comendador de Tafalla y la expedición de Hermanos de esa Ciudad, hacia el Castillo donde fuimos a rendir nuestro homenaje a San Francisco Javier, desfilando ante él y rezando el Delegado Pater un Padrenuestro y Avemaria por los Muertos de la Cruzada que fue contestada unánimente por la Hermandad y los muchísimos fieles que llenaban el Templo.

Ya en Javier junto con las demás magníficas Juventudes de Acción Católica que afluyeron en gran número, realizamos todos los actos oficiales de la peregrinación y es de agradecer el trato que sus organizadores nos dieron en todo momento reservándonos puestos de honor, especialmente en el acto Eucarístico en el que fueron Caballeros de la Hermandad vestidos con el Hábito los que llevaron el palio. En todos los actos la Hermandad dio la nota de fervor y espíritu que a menudo estalló en vibrantes canciones.

Para las cuatro anunciámos (sic.) el rezo del Santo Via-Crucis que se practicó dirigido por nuestro Pater, al aire libre y que se vió concurridísimo.

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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En resumen el Día de Javier resultó espléndido y la Hermandad en este primer acto de concentración, a pesar de las dificultades de transporte, logró concentrar un número aproximado de mil Caballeros, mereciendo los elogios de la prensa y abundantes felicitaciones” (Archivo de la HCVC, Actas, dos hojas sueltas tamaño cuartilla).

Cronología muy conocida. “Diario de Navarra”,

1-III-2015

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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3. Oraciones del peregrino: salutación y despedida. Oración del peregrino. 1952 Glorioso San Francisco Javier, Patrono de Navarra,

Apóstol de las Indias y el Japón, y Hermano Mayor nuestro, he aquí a los Caballeros Voluntarios de la Cruz postrados a tus plantas.

Somos los mismos que un día, movidos del espíritu de nuestro pueblo, salimos a defender a la Iglesia de Dios y a nuestra querida Patria, España.

Somos paisanos tuyos que, llenos de fervor, peregrinamos a tu Castillo solariego, por los caminos de Navarra, para ofrecerte nuestro homenaje de amor y fortalecer en la consideración de tu esfuerzo misionero, el propósito de perseverar en la Fé y en las honradas costumbres que, por especial predilección divina, heredamos de nuestros mayores.

Venimos a ti, Javier, en el Centenario de tu muerte, para proclamar ante el Mundo la gran lección de tu vida.

Gracias sean dadas al Señor por la protección que nos concedió en la Cruzada.

Gracias, por el viaje tranquilo que hemos tenido, bajo un cielo sereno y con tiempo agradable.

Gracias, por el nuevo año de vida. Javier, intercesor nuestro, hazlas llegar a Dios, junto con

nuestras fervientes peticiones. Pedimos por las intenciones de la Santa Madre Iglesia y

porque nuevas almas infieles vengan a su seno; por el Santo Padre; por el bien de España, nuestra Patria, y de Navarra; por nuestro Prelado y Capellán; por la Hermandad, para que se intensifique su espíritu.

Bendice a nuestras familias, a los amigos y enemigos; a los hogares que la pasada noche hicieron la caridad de cobijarnos. Bendícenos a nosotros, é infúndenos algo de aquel santo amor que te llevó a darlo todo por Cristo. Amén”

Oración del peregrino. 1980. Es similar a la anterior,

pero algo más larga y con más conceptos propios de la crisis del momento.

Glorioso San Francisco Javier, Patrono de Navarra,

Apóstol de las Indias y el Japón y Hermano Mayor nuestro¡ He aquí a los CABALLEROS VOLUNTARIOS DE LA CRUZ postrados a tus plantas.

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Somos paisanos tuyos /navarros como tu/ que, llenos de fervor, peregrinamos a tu Castillo solariego, por los caminos de tu Navarra, para ofrecerte nuestro homenaje de amor fraterno y fortalecer en la consideración de tu esfuerzo misionero, el propósito de perseverar en la Fé y en las tradiciones dignas de alabanza que, por especial predilección divina, heredamos de nuestros mayores.

Venimos a ti, Javier, para proclamar ante el mundo la gran lección de tu vida.

Gracias sean dadas al Señor por habernos concedido la gracia de perseverar en las peregrinaciones a tu Castillo iniciadas por promesa solemne de acción de gracias de combatientes navarros al volver de la Cruzada, y por el retorno de los Jesuitas a España con la Victoria, y por la alegría y gozo de tomar parte en esta cuadragésima marcha a pié de esta magnífica juventud española.

¡Gracias por el feliz viaje realizado! ¡Gracias por el nuevo año de vida concedido!

Javier, intercesor nuestro, haz llegar ante el trono del Altísimo junto con el sacrificio de nuestra marcha, nuestras humildes oraciones y fervientes peticiones.

Te pedimos por las intenciones y necesidades de la Santa Madre Iglesia Católica y para que nuevas almas vengan a su seno; por el Santo Padre el Papa Juan Pablo II; para que nuestro Prelado y Limosnero Supremo de nuestra Hermandad sea santo; por las vocaciones sacerdotales; por nuestra querida Patria España; por los que padecen persecución por la Fé Católica; por la Paz del mundo; por nuestra juventud que practique el rezo del Santo Rosario; líbranos del paganismo, del divorcio, del aborto…; por las intenciones de esta cuadragésima “javierada”; por la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz para que mantenga íntegramente el espíritu de las Reglas y Ceremonial; y que nos mantengas tercos, ternos y tiernos /navarriscos/ en la Fé, para que tu Navarra/ Foral y española/ siga siempre p’alante.

Bendice a nuestras familias, a los amigos y enemigos; a los hogares que la pasada noche nos cobijaron. Bendice a todos é infúndenos aquel santo amor que te llevó a darlo todo por Cristo. ¡Amén!”

Fuente: Archivo de la HCVC. Es la misma que otros años,

por ejemplo de 1969 con algunas variaciones en el párrafo de peticiones.

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Oración de despedida a Javier. 1952 ¡Adiós, Javier!: Ha llegado el momento difícil de despedirnos de tí y

alejarnos de este Castillo, desandando los caminos que a él nos condujeron.

Vinimos aquí peregrinos de la ilusión de visitar tu pueblo, tu casa solar, de posar nuestros ojos en el austero paisaje y de poner nuestro corazón a los pies del Cristo del Castillo, que mostraba con su sangre tus sufrimientos, y de la dulce Virgen Santa María, que cuidaba de tu juventud con la delicadeza con que se cuida de una flor llena de fragancias.

En Javier, viviendo tus devociones cristianas y tu ambiente, queríamos vivir tu vida. Tu vida material, fuerte y vigorosa, de atleta, y tu vida de Gracia, inefable, que no cabe en palabras, pero que se expresó en muchedumbre de conversiones logradas por tu celo apostólico.

Ahora regresamos a nuestras casas saturados de tu recuerdo. Que él presida, en lo sucesivo, toda nuestra vida, elevándonos a Dios, santificándonos, ya que no logrando esto nada importaría que ganásemos el Mundo.

Que nosotros, que somos fieles cristianos, no vivamos como infieles, sino que pasemos por el Mundo como peregrinos que se encaminan al solar de las almas, que es el Cielo, y que cuando la muerte nos llegue, sonriamos y podamos pronunciar las mismas palabras que tu dijiste al padre Ignacio, cuando te comunicó la empresa ingente de la evangelización del Oriente lejano: “Heme aquí, aparejado estoy”. AMEN

Oración de despedida a Javier. 1980 ¡Adiós, Javier!: Ha llegado el momento emotivo de despedirnos y

alejarnos de este Castillo, desandando los camino que a ti nos condujeron.

Venimos aquí, peregrinos de la Fé a visitar tu pueblo, tu hogar solariego, a posar nuestros ojos en el austero paisaje y a poner nuestro corazón a los pies del Cristo del Castillo, que mostraba con su Sangre, tus grandes sufrimientos, y de la Virgen María, dulce Madre que cuidaba de la pureza de tu juventud con la delicadeza con que se cuida una flor llena de exquisita fragancia.

En Javier, viviendo tus devociones cristianas y tu ambiente, querríamos vivir tu vida. Tu vida material fuerte y vigorosa, de atleta, tu vida de Gracia inefable, tu vida de navarro y

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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español, que no cabe explicar con palabras, pero que se expresó en muchedumbre de conversiones logradas por tu celo apostólico.

Ahora regresamos a nuestros hogares, con la Gracia de Dios, saturados de tu recuerdo.

Que tu presidas en lo sucesivo, toda nuestra vida, para glorificar a Dios con la sonrisa del Santísimo Cristo de tu Castillo, y que cuando la muerte nos llegue, podamos pronunciar las mismas palabras que tu dijiste en romancero navarro al Padre Ignacio, cuando te comunicó la ingente empresa de la evangelización del lejano Oriente: “Heme aquí, aparejado estoy”. ¡AMÉN! ¡AVE CRUX! ¡SPES ÚNICA!

Fuente: Archivo de la HCVC. Es la misma que otros años,

por ejemplo de 1969.

4. Aparato gráfico (se incluye inéditos)

Javierada del 6-III-1955. Archivo privado de T.A. (inédita, derechos de autor)

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Javierada del 6-III-1955. Archivo privado de T.A. (inédita, derechos de autor)

Javierada del 6-III-1955. Archivo privado de T.A. (inédita, derechos de autor)

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La primera Javierada femenina. Año 1960. Organizó la Juventud Femenina de Acción Católica. Foto: Archivo de “Diario de Navarra”, 1-III-2015

“Como siempre, desde que se inició –desde que la iniciaron-, los Caballeros Voluntarios de la Cruz marcharon a pie, con el lábaro y la bandera en alto”, ”El Pensamiento Navarro”, domingo 12-III-1967

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,

Javierada de 1968. “El Pensamiento Navarro” jueves, 29-II-1968

Entrada en Javier. Año 1972. “El Pensamiento Navarro”, martes, 7-III-1972, pág. 9

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Almuerzo en las Ventas de Izco. Año 1968. “El Pensamiento Navarro”, martes, 12-III-1968, p. 20

En marcha a Javier. Año 1970. “El Pensamiento Navarro” 8-III-1970

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La Hermandad reza el Via Crucis en el patio de los PP. Jesuitas. Imagen obsequio del P. Sagües S.J. del 5 de marzo de 1978. En el centro se encuentra el prior Joaquín Martínez Úbeda. A la izquierda el inconfundible veterano

Nicanor Arbeloa de Mañeru. Recuerdo también el caballero de la derecha que está junto al joven que sujeta una bandera. En esta ocasión hay muchos más jóvenes que veteranos entre los aproximadamente 35 asistentes. El prior se esforzó en muchos aspectos de su cometido de una forma callada y perseverante. Vivía en la calle Mayor esquina

con Eslava, y su amable viuda traspasó a la Hermandad el archivo histórico que custodiaban en su casa. (Inédita, derechos de autor) Foto: el P. Sagües, 1978

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Invitación de la Hermandad en 1963. Fuente: Archivo HCVC

Invitaciones confeccionadas por el prior Joaquín

Martínez Úbeda. Fuente: Archivo HCVC

Dos caballeros y el niño Santiago junto a la Cruz, marzo de 2003. (Inédita, derechos de autor) Foto:JFG2003

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Invitaciones confeccionadas por el prior Joaquín Martínez Úbeda (Archivo de la HCVC)

Don Carlos Vives Suriá con la Hermandad en marzo de 2003. Don Carlos acudió más de una vez desde Madrid

en el día para sumarse a la peregrinación. (Inédita, derechos de autor) Foto:JFG2003

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Javierada de 2015. Dos peregrinos con la segunda Cruz. Foto: AC 2015. La primera Cruz y la bandera en el Via Crucis de Sangüesa a Javier. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG 2015

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Tres generaciones simultáneas. Explanada de Javier 2015. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG 2015

Javierada de 2015. Santa Misa en la explanada de Javier. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG 2015

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Javierada de 2015. Santa Misa en la explanada de Javier. El cronista y el veterano Felipe Vives. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG 2015

El Santo Cristo de la agonía, de Adsuara. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG 2015

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Santo Cristo en la cripta, restaurado a costa de la Hermandad en 2004 y 2014. (Inédita, derechos de autor). Foto: JFG2015

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El gesto suplicante de la agonía del Hijo. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG2015

La vegetación propia de la Navarra Media es de un clima mediterráneo continentalizado. Al lado de los escasos pinos como masa arbórea hay un abundante matorral en flor y olorosos, ya en las lindes de los campos de cultivo ya en las zonas de

piedemonte. (Inédita, derechos de autor) Foto: JFG 2015

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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“La Piedad”, bellísimo conjunto procesional tallado por José López-Furió, dedicada a las madres navarras, que la Hermandad de Caballeros de la Cruz sufragó y depositó en la parroquia de Cristo Rey

porque no le dejaron colocarla en las capillas laterales a la entrada del Monumento por tratarse de un templo votivo. El actual párroco agradece a la Hermandad que esté situada junto al presbiterio de la parroquia de

Cristo Rey. Foto: JFG 2015

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5. Dos artículos

LA PRIMERA JAVIERADA EN 1940

La Javierada suena en el mundo entero. No sólo los Sanfermines. Llamamos Javierada a la peregrinación a pie, masiva y religiosa de navarros, al castillo y cuna de San Francisco Javier, patrono de las Misiones y de las Indias. Y de Navarra. Este año celebramos el 75 aniversario de la Javierada diocesana y el Papa ha concedido a la Iglesia en Navarra el Año Jubilar Javierano.

La Javierada como tal no nació en 1941 sino el 10 de marzo de 1940. Ésta de 1940 no fue la primera peregrinación, pues hubo otras en 1886, 1895, 1922 y el 12-III-1939. En esta última, popular, numerosa, y que utilizó el tren El Irati, fue para pedir al santo patrón de Navarra “por la pronta y victoriosa terminación de nuestra cruzada (“Diario de Navarra”, 14-III-1939). Pero ninguna de ella se hizo “a pie”.

La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz inició las Javieradas. Fue erigida por el obispo mons. Olaechea en el monasterio de Irache el 26-XII-1939. El lugar simbolizaba una Navarra firme en su tradición católica. La Hermandad es canónica, rinde sufragios por los navarros muertos por Dios y por España, se une espiritualmente a ellos, y busca la perfección y caridad cristiana de sus miembros.

Que la Hermandad iniciase las Javieradas lo dicen los hechos, y el que fue su delegado capellán supremo, don José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza (DdN 25-II-1990). Lo admite “Diario de Navarra”. Lo transmiten los historiadores José Miguel Arregui (1998), Andrés-Gallego (2003) y Fortún (2010), enciclopedias y hasta Wikipedia. Lo testimonia por escrito José Ángel Zubiaur Alegre en noviembre de 2004, subprior de la Hermandad en 1939 y miembro suyo hasta fallecer en 2012.

Don José Manuel Pascual afirma que la Hermandad “nació para que no se perdiera el espíritu de los navarros después de la guerra”. Ya antes, al erigirla en Irache, mons. Olaechea sacó a relucir el espíritu de Javier. “La Javierada fue una idea de don Marcelino Olaechea. Su nacimiento no se le puede atribuir a

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nadie más que a don Marcelino. Yo no era más que un ejecutor de la idea de don Marcelino”: así afirma el capellán de la Hermandad sobre la peregrinación de 1940. “En febrero de 1940 nos llamó (a la Hermandad) a palacio para hablarnos de Javier. Allí surgió la Javierada por idea de él. A don Marcelino no le gustaba el nombre de “Marcha a Javier”. Era más partidario del nombre de “Javierada”, porque el espíritu de ésta era distinto al de una marcha. El decía que era hacernos como Javier, no ir a Javier, era hacernos con el espíritu de Javier” (DdN, 25-II-1990). Esta es la clave.

Hay dos relatos y coincidentes de la Javierada de 1940: el de su capellán (1990) y de Zubiaur (XI-2004). La Hermandad peregrinó andando el sábado día 9 de marzo y el domingo 10. Peregrinaron para cumplir la marcha que pensaron hacer y no pudieron el 3-XII-1939, para “dar gracias al apóstol bendito por haber salido incólumes de los lances de la guerra y para implorar su protección sobre España entera”. Así de sencillo. Zubiaur añade que “había que dar gracias a Dios y pedirle que en lo sucesivo librase a la Patria de caer en las mismas causas que produjeron la tragedia que nos había tocado vivir” en 1936 (carta, nov. 2004).

Don Marcelino enfervorizó en la basílica de San Ignacio a las 7 de la tarde a la veintena de caballeros que salieron de Pamplona. En Noáin empezó a caer shirimiri y luego granizo y nieve. En Monreal estaban calados; aquí el cura les ofreció cobijo y una estufa, Cesáreo Sanz Orrio no pudo continuar por las ampollas regresando así a Pamplona, se unieron otros jóvenes, y tomaron el último bocado. Durante la noche andando hizo un tiempo “infernal”. El pater iba con paraguas y todo remangado como para jugar a pelota. Pasaron por Idocin, Loiti, venta de Judas, foz de Lumbier, ruinas romanas de Liédena, hasta la ciudad de Sangüesa sobre las 6 de la mañana. Ahí se unieron diferentes grupos; el más numeroso de Tafalla con unos 40, dirigido por Florencio Aoiz (“el templao”), de Tudela dirigido por Román Añón etc. Ya el viernes día 8 habían llegado peregrinos a pie desde Monreal y Villava.

En el camino, ayuno eucarístico (desde las doce de la noche), rosarios, anécdotas, cantos y cansancio. Tras un descanso en Sangüesa se continuó la caminata mañanera a Javier. Era el 10 de marzo, fiesta de los Mártires de la Tradición. Todo eran cuestas. Los peregrinos entraron en el pueblo de Javier (en la explanada de hoy) con sus capotes, su cruz y bandera. El pater se quedó en Sagüesa porque tenía los pies muy hinchados; ahí celebró la Santa Misa, pues –es otra clave- “sabía que el obispo la iba a celebrar

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en Javier y después me llevaron en coche. Yo esperé al grupo en Javier. Nos reunimos en el frontón, que se llenó. Estaríamos unos 200 o 300” (DdN, 25-II-1990). “El pueblo (de Javier) era pobre. No había hospedería. El santo nos recibió con los brazos abiertos, como está en la imagen. Por su mediación dimos gracias a Dios por las gracias recibidas en la guerra y por la paz. Y terminamos con la petición de nuestro via-crucis: “Recoge también Señor las almas de los que murieron por tu Fe, que no es fenecer sino mudar”. Así empezó lo que se llama “Javierada” (Zubiaur). Con este cimiento, para el 8-9-III-1941 el obispo convocó la Javierada diocesana señalando como organizadores a la Hermandad y a la Sección Masculina de Acción Católica (DdN, 3-III-1990).

Este Año Jubilar Javierano la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz peregrina andando a Javier, con el mismo espíritu que sus mayores, que le impulsa hacia el siglo XXI a lo Javier. La Hermandad no languidece en 2015, es pequeña, pero es. Ante la persecución que sufre hoy de los políticos enemigos de su espíritu, con mayoría en el Parlamento de Navarra, apelaría a los católicos navarros.

José Fermín Garralda Arizcun

Blog. historiadenavarraacuba.blogspot.com

La Javierada resuena en el mundo entero. No sólo se habla de los Sanfermines. Llamamos Javierada a la peregrinación a pie, masiva y religiosa de navarros, al castillo y cuna de San Francisco Javier, patrono de las Misiones y de las Indias. Y de Navarra. La Javierada es un hacerse a lo Javier.

Pues bien, este año celebramos el 75 aniversario de la Javierada diocesana y el Papa ha concedido a la Iglesia que peregrina en Navarra el Año Jubilar Javierano.

La Javierada como tal no nació en 1941 sino el 10 de marzo de 1940. Es cierto que ésta de 1940 no fue la primera peregrinación -no es igual peregrinación que Javierada-, pues hubo otras en 1886, 1895, 1922 y el 12-III-1939. En esta última, popular, numerosa, y cuyos componentes utilizaron el tren El Irati, fue para pedir al santo patrón de Navarra “por la pronta y victoriosa terminación de nuestra cruzada (“Diario de

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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Navarra”, 14-III-1939). Pero ninguna se hizo toda ella “a pie” y no fueron convocadas por el Obispo para los mozos navarros.

La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz inició las Javieradas. Dicha Hermandad fue erigida por el obispo mons. Olaechea en el monasterio de Irache el 26-XII-1939. Este lugar simbolizaba una Navarra firme en su tradición católica. La Hermandad es canónica, rinde sufragios por los navarros muertos por Dios y por España, se une espiritualmente a ellos, y busca la perfección y caridad cristiana de sus miembros.

Que la Hermandad iniciase las Javieradas en primera convocatoria lo dicen los hechos, y el que fue su delegado capellán supremo, don José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza (DdN 25-II-1990). Lo admite “Diario de Navarra”. Lo transmiten los historiadores José Miguel Arregui (1998), Andrés-Gallego (2003), Fortún (2010), Garralda (en dos publicaciones en 2012), Hualde (2014), Baleztena (2015), enciclopedias y hasta Wikipedia. Ahora lo transmitimos nosotros basados en el archivo histórico de la Hermandad que con gentilmente nos ha dejado consultar. Lo testimonia por escrito José Ángel Zubiaur Alegre en noviembre de 2004, subprior de la Hermandad en 1939 y miembro suyo hasta fallecer en 2012.

Don José Manuel Pascual afirma que la Hermandad “nació

para que no se perdiera el espíritu de los navarros después de la guerra”. Ya antes, al erigirla en Irache, mons. Olaechea sacó a relucir el espíritu de Javier. “La Javierada fue una idea de don Marcelino Olaechea. Su nacimiento no se le puede atribuir a nadie más que a don Marcelino. Yo no era más que un ejecutor de la idea de don Marcelino”: así afirma el capellán de la Hermandad sobre la peregrinación de 1940. “En febrero de 1940 nos llamó (a la Hermandad) a palacio para hablarnos de Javier. Allí surgió la Javierada por idea de él. A don Marcelino no le gustaba el nombre de “Marcha a Javier”. Era más partidario del nombre de “Javierada”, porque el espíritu de ésta era distinto al de una marcha. El decía que era hacernos como Javier, no ir a Javier, era hacernos con el espíritu de Javier” (DdN, 25-II-1990). Esta es la clave. Fíjese el lector que esta convocatoria por el obispo asola la hermandad fue en 1940.

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Fotografía en blanco y negro de la pintura al fresco del valenciano R. Stolz Viciano (1950) en la cúpula del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada

(inédita, archivo de la HCVC)

Hay dos relatos y coincidentes de la Javierada de 1940: el de su capellán (1990) y de Zubiaur (XI-2004). La Hermandad peregrinó andando el sábado día 9 de marzo y el domingo 10. Peregrinaron para cumplir la marcha que pensaron hacer y no pudieron el 3-XII-1939, para “dar gracias al apóstol bendito por haber salido incólumes de los lances de la guerra y para implorar su protección sobre España entera”. Así de sencillo. Zubiaur añade que “había que dar gracias a Dios y pedirle que en lo sucesivo librase a la Patria de caer en las mismas causas que produjeron la tragedia que nos había tocado vivir” en 1936 (carta, nov. 2004).

Don Marcelino enfervorizó en la basílica de San Ignacio a las 7 de la tarde a la veintena de caballeros que salieron de Pamplona. En Noáin empezó a caer shirimiri y luego granizo y nieve. En Monreal estaban calados; aquí el cura les ofreció cobijo y una estufa, Cesáreo Sanz Orrio no pudo continuar por las ampollas regresando así a Pamplona, se unieron otros jóvenes, y tomaron el último bocado. Durante la noche andando hizo un tiempo “infernal”. El pater iba con paraguas y todo remangado como para jugar a pelota. Pasaron por Idocin, Loiti, venta de Judas, foz de

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Lumbier, ruinas romanas de Liédena, hasta la ciudad de Sangüesa sobre las 6 de la mañana. Ahí se unieron diferentes grupos; el más numeroso de Tafalla con unos 40, dirigido por Florencio Aoiz (“el templao”), de Tudela dirigidos por Román Añón etc. Ya el viernes día 8 habían llegado peregrinos a pie desde Monreal y Villava.

En el camino, ayuno eucarístico (desde las doce de la noche), rosarios, anécdotas, cantos y cansancio. Tras un descanso en Sangüesa se continuó la caminata mañanera a Javier. Era el 10 de marzo, fiesta de los Mártires de la Tradición. Todo eran cuestas. Los peregrinos entraron en el pueblo de Javier (en la explanada de hoy) con sus capotes, su cruz y bandera. El pater se quedó en Sagüesa porque tenía los pies muy hinchados; ahí celebró la Santa Misa, pues –es otra clave- “sabía que el obispo la iba a celebrar en Javier y después me llevaron en coche. Yo esperé al grupo en Javier. Nos reunimos en el frontón, que se llenó. Estaríamos unos 200 o 300” (DdN, 25-II-1990).

Fotografía de los Caballeros Voluntarios de la Cruz en su primera Javierada de 1940. Asistieron a la Santa Misa celebrada por el obispo mons. Marcelino Olaechea Loizaga en el frontón del colegio de los PP. Jesuitas el 10 de marzo de 1940. En la presidencia, de izda. a

drcha. figuran: Narciso Ripa Obanos (prior, maestro nacional en Lumbier, había sido oficial de requetés y luego será inspector de Educación), don José Manuel Pascual Hermoso de

Mendoza (capellán), otro caballero, Luis Martínez Erro (2ª plano), José María González de Echávarri (con gafas, era médico) y Juan Villanueva Unzu (archivo HCVC).

“El pueblo (de Javier) era pobre. No había hospedería. El santo nos recibió con los brazos abiertos, como está en la imagen.

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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Por su mediación dimos gracias a Dios por las gracias recibidas en la guerra y por la paz. Y terminamos con la petición de nuestro via-crucis: “Recoge también Señor las almas de los que murieron por tu Fe, que no es fenecer sino mudar”. Así empezó lo que se llama “Javierada” (Zubiaur). Con este cimiento, para el 8-9-III-1941 el obispo convocó la Javierada diocesana (se diferenció de la Javierada de 1940 en que en 1941 el obispo convocó a toda la Diócesis sobre el exitoso sustrato del año anterior) señalando como organizadores a la Hermandad de Caballeros y a la Sección Masculina de Acción Católica (DdN, 3-III-1990).

Peregrinos a Javier para hacerse con el espíritu de Javier. Miembros de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz con mons. Olaechea en 1940, posan en el pueblo de Javier

-ubicado junto a su castillo- donde hoy se encuentra la explanada. El pueblo católico, la Navarra de siempre, los jóvenes al servicio de la sociedad concreta fundada en unas

realidades positivas, realidades convertidas -cuando son agredidas o puestas en entredicho- en grandes ideales, mira a Javier como a su hermano mayor.

Este Año Jubilar Javierano de 2015, la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz peregrina andando a Javier, con el mismo espíritu que sus mayores, que le impulsa hacia el siglo XXI a lo Javier. La Hermandad no languidece en 2015, es pequeña, pero es. Ante la persecución que sufre hoy de los políticos enemigos de su espíritu, con mayoría en el Parlamento de Navarra, apelaría a los católicos navarros.

Fuentes: además de la prensa mencionada y la bibliografía anunciada de diversos autores, el archivo histórico de la HCVC.

José Fermín Garralda Arizcun

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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Doctor en Historia 27-febrero-2015

Publicado, salvo algunas precisiones, en "Siempre P'alante" nº 735 (1-III-2015)

Una de las Javieradas de primera época.

P.D. Conocemos la tremenda metedura de pata y el totalitarismo que, a comienzos de este mes, nada más y nada menos que el Parlamento de Navarra protagonizó, con el voto mayoritario, contra la Hermandad que hemos estudiado. En realidad, todo fueron excusas para mostrar que algo más de la mitad de los escaños -otra cosa es el pueblo navarro- repugna el espíritu de los navarros en el conflicto y la Cruzada defensiva de 1936-39. Si allá está aquello, desde hace algún tiempo hasta hoy algunos se afanan por sembrar mentiras, resquemor y hasta odio. Da la impresión de que quieren machacar todo lo que no sea suyo. Pues bien; les podrá gustar o no el espíritu defensivo y heroico -religioso y patriótico- de una gran parte de los navarros 1936, podrán rechazarlo de hecho si lo desean, pero la IIIª República que dicen anhelar es para ellos un pretexto para vengarse del espíritu y las personas que vencieron con esfuerzos y gracias mil, justificándose aquellos con subterfugios y mentiras. Si se ha corrompido mucho en Navarra durante décadas (en escuelas e institutos, charlas, arengas y ambiente, ideas preconcebidas, festejos y letras impresa), para algunos políticos -poco o nada

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Javieradas de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” de 1940 a 2015. Las 75 Javieradas diocesanas desde 1941.

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preparados para resolver nuestros grandes problemas reales- sólo existe aquello de lo que quieren hablar, y se entrometen en todo con una enorme desfachatez y totalitarismo. El autor.

Torres de la parroquial de San Cernin

o San Saturnino de Pamplona. Foto: JFG2015

José Fermín Garralda Arizcun Dr. en historia

Pamplona, 2015

L a u s D e o

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