79 Manual Básico de Criminología - Albert, Carlos Alberto

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Eudeba Universidad de Buenos Aires Ia edicin: junio de 1998 1998 Editorial Universitaria de Buenos Aires Sociedad de Economa Mixta Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Tel: 383-8025 / Fax- 383-2202 Ilustracin de tapa: Nicols Passarella Diseo de tapa: Marcelo Dematei - Eudeba Correccin y composicin general: Eudeba ISBN: 950-23-0751-8 Impreso en Argentina Hecho el depsito que establece la ley 11 723 No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, electrnico, mecnico, fotocopia u otros mtodos, sin el permiso previo del editor

Lminologia CARLOS ALBERTO ELBERT Si* eudeba

A Silvia

ndice Prlogo 11 Introduccin 13 Captulo 1: El acceso al conocimiento 17 Captulo 2: El saber cientfico 27 Captulo 3: Los precursores 35 Captulo 4: El positivismo criminolgico 47 Captulo 5: La criminologa argentina 57 Captulo 6: La etiologa criminolgica 69 Captulo 7 El enfoque sociolgico 81 Captulo 8: La sociologa crtica 93 Captulo 9: Penas y sistemas penales 111 Captulo 10: La reduccin de poder penal 115 Captulo 11: Los abolicionistas 123 Captulo 12: Los sistemas penales latinoamericanos 131 Captulo 13: El futuro cientfico de la criminologa 143 Bibliografa 161 Programa: Curso de Posgrado de Derecho Penal y Criminologa 1998 167 Anexo documental 169

Prlogo La obra que pongo a consideracin de los lectores tiende a cubrir la necesidad eminentemente prctica de ofrecer a mis alumnos de grado y posgrado un texto sistemtico que se adapte al programa de mis cursos, que alcanzaron una cierta hegemona en varias Universidades Nacionales de nuestro pas. La mayor dificultad para mis alumnos radic siempre, como era de prever, en la dispersin del material y las fuentes, bastante inevitable en una disciplina cientfica que sufri tantos avatares a lo largo del siglo XX. Como si fuese poco atender a dos fuentes bsicas en idioma castellano, a saber lo que se ha publicado en Espaa y en Amrica Latina, cabe recordar la exuberancia bibliogrfica en otros idiomas, como ingls, alemn, portugus e italiano y las diferentes traducciones que van y vienen en un campo que se ha caracterizado histricamente por sus trasvasamientos e influencias internacionales. Adems, sealo que durante las ltimas dcadas florecieron en Amrica Latina docenas de revistas especializadas, en las que publicaron sus ideas muchas veces por primera vez una legin de jvenes entusiasmados por las posibilidades analticas y crticas de esta disciplina. En suma, discernir una lnea de razonamiento y exposicin criminol gica que tome en cuenta su evolucin histrica, sus corrientes, sus mtodos y representantes, es una tarea muy ardua, que no cualquiera est dispuesto a emprendei, en tanto implica una misin inacabada desde el vamos, una misin que se ver forzada a los resmenes, simplificaciones y omisiones, involuntarias y de las otras. Tambin resulta imposible abarcar de un modo satisfactorio lo publicado en Latinoamrica, por su magnitud, por una relativa incomunicacin que rein entre pases por las distancias e idiosincrasias tan variadas, que ahora aproximan los nuevos medios electrnicos. Los intercambios se han dado ms bien entre colegas muy vinculados, que pudieron protagonizar los ltimos encuentros y congresos, mantenindose en constante comunicacin. Mas no cualquier estudioso puede asumir los costos de viaje que representa moverse de Mxico a Argentina, o de Brasil a Costa Rica, por dar algn ejemplo. Es obvio que ya existen varios manuales

de la materia, algunos muy exhaustivos, como el del espaol Antonio Garca - Pablos de Molina1 y varios ms que se detallan en la bibliografa general. Sin embargo, por exceso o por defecto, es difcil adaptar un nico texto a un curso que se propone metas siempre emparentadas con la visin 1. Espasa-Calpe, Madrid, 1988. Ver mi comentario bibliogrfico en Doctrina Penal, Ne 46/47, 1989, Buenos Aires.

Carlos Alberto Elbert personal de su director. Algn profesor simpatizar por el positivismo, otro por la medicina forense, y los ms por las investigaciones sociolgicas, psicosociales o antropolgicas. Habr quien se interese por la historia criminolgica como en mi caso y tambin quien vaya directamente a un tema central de su preferencia, como podran ser la naturaleza del control social o los temas crceles, polica, menores, sistemas punitivos, etc. Dada la atomizacin que vive la materia en este fin de siglo, se hace cada vez ms frecuente la publicacin de textos con recopilaciones de autores varios, hablndonos cada uno de ellos de aspectos del control desde diversos enfoques y con escasa interconexin recproca. El propsito de este manual es muy simple: quiero dotar a mis alumnos futuros como anticip de un texto bsico que les permita seguir las clases con un hilo conductor, que no me cansar de repetirlo dehe ser constantemente enriquecido con la bibliografa de fondo que en cada caso se recomienda, o la que los alumnos puedan procurarse por s mismos. Si el objetivo inicial es prctico, ello no quiere significar que el trabajo se desinterese del rigor terico. Por el contrario, esta sntesis resulta de las desgrabaciones de mis cursos, con retoques y ampliaciones, pero fundamentalmente con la base de intensas discusiones previas con quienes fueron mis alumnos, entre los que se contaron muchos profesores universitarios de excelente nivel que cursaron mis posgrados. De todos modos, no estoy satisfecho con esta primera versin, porque s que el paso del tiempo me obligar a m o a otros autores, a reformularla con novedades de todo tipo, que bullen en este fin de siglo que parece haber pasado por encima a la modernidad con una aplanadora. Queda por saber cunto combustible tiene todava la maquinaria iconoclasta globalizadora. Por ahora, me limito a ofrecer esta modesta sistematizacin como un experimento inicitico, con el mayor optimismo, y luego veremos qu debe hacerse con ella. Buenos Aires, marzo de 1998.

Introduccin Los cursos de Criminologa en nuestras Universidades (aludo en especial a las Facultades de Derecho donde dicto todos mis cursos) responden a una necesidad de conocimiento insuperable sin el aporte de esta disciplina: la profundizacin interpretativa de las ciencias penales desde enfoques no normativos, y por ende muy dinmicos, ligados a los procesos sociales en constante cambio y crisis, por oposicin a la estabilidad y rigidez de las estmcturas legales cjue, justamente, son mera formalizacin coyuntural de una seleccin de valores. El enfoque criminolgico no slo no es jurdico, sino que tampoco necesita ser exclusivo de alguna otra disciplina, porque, como se ver, la criminologa se entiende como una estmcturacin de conocimientos de variada procedencia, que se articulan interdisciplinariamente entre s. Unas metas realistas indican que estos cursos deben proporcionar informacin, aquella que no proveen los estudios regulares de las disciplinas intervinientes en la criminologa. Por caso, las facultades de derecho carecen en sus planes regulares de estudio de la materia criminologa, que suele ofrecerse en cursos optativos. La enseanza esencial para el futuro jurista es el entrenamiento normativo en derecho penal y procesal penal, generalmente sin evaluacin alguna de su funcionamiento concreto. En suma, la criminologa permite a los juristas, socilogos, psiclogos, etc., una posibilidad de anlisis sistemtico y crtico de la realidad del control social, o especfico del control jurdico-penal, desde fuera de las necesidades y propsitos de tales sistemas, sin compromiso terico alguno con ellos. Esta disposicin intelectual, pone forzosamente en relacin con publicaciones, autores o ideas que no proceden del campo acadmico originario y que generalmente se desconocan con anterioridad. La informacin permitir a los participantes estar atentos a lo que suceda en este campo de trabajo, identificar a los formadores de opinin y a los tericos, registrando la continuidad de su produccin y la coherencia de sus ideas. La formacin de los estudiantes en criminologa

es otra meta a lograr, que se consigue cuando la apertura crtica permite cuestionar muchos de los conocimientos cientficos previos (por caso, jurdicos) ubicando las instituciones en una visin dinmica y descubriendo los intereses de todo tipo que subyacen en su consagracin como elementos indispensables para la vida social. En este sentido, la criminologa con enfoque crtico no proporciona herramientas tcnicas o prcticas ni conocimientos especialmente orientados a habilitar para un trabajo profesional, como la abogaca, la psicologa o la medicina. Nuestra actividad

Carlos Alberto Elbert en este campo no genera incumbencias, no permite resolver casos ni tratar pacientes. Eso s, posibilita una revisin terica cuyas conclusiones pueden determinar importantes cambios institucionales, legislativos, o incluso de tratamiento de clientelas dentro de las distintas disciplinas. Ya se ver cmo funciona esta trama de conocimientos escrutadores de la sociedad y su relacin con la sociologa. Lo importante es percibir, desde un comienzo, que en la mayor parte de los casos, los estudiantes ingresan a un terreno nuevo que tal vez conozcan fragmentaria y contradictoriamente y que no motive en ellos vocacin alguna por el estudio de estos temas, conformndolos con la mera disponibilidad intelectual de una nueva herramienta interpretativa. La ltima etapa que razonablemente puede esperarse de estos cursos, es la de promocin de actividad criminolgica, a travs de quienes s descubran en la disciplina potencialidades de investigacin, anlisis y crtica inditos y apasionantes. Es en este sector de interesados donde se podr ubicar a los futuros investigadores, tericos y analistas, que irn intentando experiencias docentes, se sentirn atrados por los congresos y debates especficos, y que, probablemente, comiencen a publicar sus trabajos y anlisis, ligndose de modo ms o menos regular a la bsqueda cientfica de saber criminolgico. Es utpico pensar que aquellas tres metas docentes sean alcanzadas por todos los alumnos que participen de algn curso, pero s es seguro que muchos pueden lograrlo, lo que, lgicamente debera colmar las expectativas del docente. No obstante, la informacin y la formacin son la meta inmediala y aiitosuficiente de los cursos de posgrado. La capacidad de investigacin y trabajo posteriores constituyen, por el contrario, un objetivo mediato que asegura la supervivencia y el mejoramiento futuro de la disciplina mediante el trabajo de quienes asumen un compromiso permanente con ella. El programa de este manual es un forzoso recorte del vasto campo de investigacin y anlisis que el conocimiento criminolgico

acumul en todo el mundo a lo largo de ms de un siglo, perodo en el cual sus enfoques fueron puestos al servicio de las ms contradictorias ideologas, enfoques tericos y proyectos poltico-criminales. Si la objetividad es imposible en la ciencia a secas, mucho ms lo es en materia de ciencias sociales, en las que estamos involucrados como objeto siendo sujeto investigador. Las ideas y convicciones de los criminlogos, ms all de ciertas coincidencias centrales, son esencialmente polmicas y diversas. En consecuencia, la seleccin del espacio que aqu se expone no es objetiva (ni consciente ni inconscientemente) y responde en buena medida a la vivencia personal de la disciplina que materializa el autor. De todos modos, la intencin que me mueve no es la inducir a los lectores a pensar de cierto modo, sino a nivelar sus conocimientos fundamentales sobre criminologa, casi a brindar una crnica de ella, a partir de la cual puede asentarse la discusin terica. Si, como me ha ocurrido, algn alumno de posgrado cree fervientemente en la existencia del "delincuente nato", es preciso que se pueda informar tambin sobre las autorizadas opiniones que reniegan de esa hiptesis, y sus fundamentos. No slo la informacin bsica debe ser compartida para establecer un dilogo en esta disciplina, sino tambin una serie de

Manual bsico de Criminologia herramientas conceptuales, entre las que debe sealarse, en primer lugar, al lenguaje. Sucede que, en criminologa, se emplean conceptos tomados de diversas disciplinas, a los que se dan usos indistintos en varios sentidos. En el propio lenguaje comn hay conceptos con significaciones unvocas y multvocas, y la cuestin llega a ser un problema relevante en ciencias. En el campo epistemolgico ha adquirido gran importancia el papel de la semitica para dirimir muchos debates interpretativos de lo que se discute. Las reglas que rigen los signos del lenguaje son de tres tipos: sintcticas, semnticas y pragmticas. Se trata del orden de los signos, de las relaciones entre ellos y sus significaciones, y de la relacin de los signos con los usuarios. La comunicacin slo es legtima respetando las normas semiticas correspondientes. La lgica del pensamiento y su transmisin es, entonces, un requerimiento inicial de la actividad en criminologa, como en cualquier otra disciplina cientfica, para evitar desenlaces disparatados o irracionales con fundamentos de apariencia cientfica, que, aunque parezca extrao, se han dado reiteradamente en la historia cientfica, hasta en la actualidad.^ Otra cuestin de inters inicial es la de tomar debida nota de las diferencias que existen entre saber cotidiano y saber cientfico, diferenciando claramente lo que conforma las explicaciones precientficas, los prejuicios, las "verdades establecidas", de lo que podra reunir requisitos suficientes para ser tomado por un juicio con base cientfica. En la Europa de los noventa, lleg a adquirir relevancia en la criminologa la aplicacin de investigaciones histricas, que vienen a revelar interesantes aspectos, muchas veces desconocidos, de la evolucin disciplinaria. Comparto la conviccin sobre la importancia del enfoque historicista, y ello explica el espacio que dedico en este trabajo al estudio de la evolucin histrica de las ideas criminolgicas, con referencia especial a lo acontecido en la Argentina, que fue un pas precursor en la materia, desde fines del siglo XIX y hasta mediados del presente. Las obras de Beccaria, Dai"win y

Spencer, y las de los representantes italianos y argentinos del positivismo criminolgico, Lombroso, Garfalo, Ferri e Ingenieros, merecen un prolijo anlisis, orientado a la explicacin de diversos textos legales e instituciones que fueron consagrados por aplicacin de esas ideas. Los desarrollos criminolgicos a partir de la sociologa norteamericana de posguerra inauguran una nueva etapa terica en la disciplina, que abandona totalmente el modelo terico positivista, y tiene un rico desenvolvimiento que llega hasta la actualidad. Como en otros temas, slo sern expuestas 2. Ver Daz, Esther y Heller, Mano: El conocimiento cientfico, Eudeba, Buenos Aires , 1989, p. 19, Manuales. 3. En 1996 apareci en francs el libro de los fsicos Alan Sokal y Jean Bricmont, "impo sturas Intelectuales", que denuncia incongruencias y falsificaciones conceptuales en la obra de la inte lectualidad francesa ms rutilante: Lacan, Kristeva, Baudrillard, Deleuze, Guattari, Virilio, Lyotard, etc. Se les critican muchos textos por ser contradictorios, o directamente incomprensibles, englobndol os en un relativismo conceptual posmodernista. La obra seala minuciosamente falacias y deformaciones q ue, por la va metafrica, analgica y de abstracciones caprichosas invalidan trabajos de esos auto res.

Carlos Alberto Elbert aqu algunas de las corrientes tericas que a partir de la sociologa cambiaron el panorama analtico de la criminologa. En particular, se expondr el modo en que esas ideas influyeron profundamente en Amrica Latina a partir de los aos setenta, por va de diversas recepciones previas, generando una fuerte expansin de la llamada criminologa crtica, hoy en una crisis de agotamiento terico de sus postulados de base marxista. Es importante recordar que en la actualidad, la sociologa ha adquirido tal papel protagnico, que reclama todo el campo criminolgico para si La crisis terica actual en las ciencias sociales ha favorecido la irrupcin de tendencias nihilistas o escpticas, de franca negacin de las posibilidades cientficas y tericas de una criminologa autnoma o interdisciplinaria. En un libro cuya parte primera publiqu en 1996, sostengo un punto de vista adverso, afirmando y defendiendo las posibilidades de la criminologa como disciplina autnoma de investigacin de los sistemas penales con vistas al siglo venidero."* Por ltimo, trascribo el programa anual de posgrado ms reciente que elabor, para la Facultad de Derecho de Corrientes, Universidad Nacional del Nordeste. Fue estructurado sobre la base de los programas que desarroll entre 1992/1994 para la Universidad Nacional del Litoral, a partir de los cuales se organizaron los cursos semestrales de posgrado para las facultades de derecho de la Universidad Nacional de la Patagonia (1995) y la Universidad Nacional de Buenos Aires (1998). De su lectura se infiere la intencionalidad de las diversas unidades temticas, su contenido y su progresin, conforme expuse en esta parte. El contenido del presente manual se desarrollar siguiendo lo ms estrictamente posible ese programa, reemplazando las unidades por captulos. Agradecer a los lectores que me hagan llegar todo tipo de crticas, sugerencias y observaciones que permitan enriquecer esta herramienta didctica, la mayor parte de cuyos contenidos no son creacin del autor, sino patrimonio del conocimiento criminolgico acumulado por la disciplina hasta este fin de siglo. 4. Criminologa Latinoamericana. Teora y propuestas sobre el control social del ter cer milenio. Editorial Universidad,

Buenos Aires, 1996.

Captulo 1 El acceso al conocimiento Saber cotidiano, expiicaciones precientficas, prejuicios. Diferencias con el sabe r cientfico. Ventajas y linnitaciones. El conocimiento precientfico es el que surge de estimaciones y valoraciones directas de los fenmenos, en base a la pura observacin o anlisis sin sistemtica, registros de datos, comparaciones o mediciones. Esta va de acceso al conocimiento est muy ligada a las influencias subjetivas, y por ende, a los llamados prejuicios, o sea juicios apriorsticos muy difundidos, que no pueden ser comprobados pero que, pese a ello, posibilitan la aceptacin de una verdad aparente. Por ejemplo, "todos los negros huelen mal", "los pobres son haraganes y ladrones", "los enanos tienen el sexo grande". El saber comn o popular est ligado estrechamente a experiencias prcticas, generalizadas a partir de algn caso; en este sentido, podra serle atribuida una metodologa empricoinductiva, que, como luego veremos, predomina en las ciencias sociales. Sin embargo, el saber comn se gesta mediante la convivencia social, donde se instalan tabes, supersticiones, mitos y prejuicios; esto es, verdades establecidas que condicionan fuertemente la vida social, por la pura conviccin cultural del grupo. La mayor parte de los juristas que participan en cursos de criminologa de posgrado tienen una experiencia profesional previa que los ha fijado fuertemente a convenciones sociales y a las interpretaciones jurdicas que refuerzan tales convenciones. Hemo'^ tomado contacto durante aos con la realidad del control formal mediante las tareas desempeadas en tribunales, defensoras, crceles e institutos de menores. Hemos acumulado un bagaje de experiencia de la que nos vanagloriamos y que es reconocido por terceros como una forma del saber: la que "dimana de la experiencia". Con el paso del tiempo, nos volvemos "hombres de consulta" y llegamos a creer que nuestras certezas son poco menos que irrefutables. Sin embargo, nuestro aprendizaje tcnico emprico social est plagado de prejuicios que suelen afectar seriamente esas capacidades de interpretacin adquiridas. Sin quererlo,

forzamos conclusiones tendenciosas, que luego inciden fuertemente en las decisiones "objetivas" y "legales" con las que seguimos operando sobre la realidad. Cuando estos criterios se fijan repetitivamente y alcanzan cierto grado de elaboracin y aceptacin por la comunidad jurdica, pueden llegar a constituirse en una ideologa til para justificar situaciones en nombre de una presunta objetividad racional normativa o jurdica. Recuerdo la letra de un chmame muy conocido, en la que un sargento de polica explica que cuando marca

Carlos Alberto Elbert a alguien a sablazos, imprimindole en la espalda el "sean eternos los laureles" de la hoja, no es l quien castiga, sino que lo hace "la autoridad". Convenciones de este tipo se repiten en todo el orden jurdico, particularmente en la interpretacin de los jueces, que muchos de ellos atribuyen anlogamente al sargento a "la letra de la ley" o a "la voluntad del legislador", como si el intrprete fuese neutral y los textos admitieran una nica lectura posible. Tengo frescos mis recuerdos de infancia, all por el inicio de los cincuenta, cuando un gobierno adopt la costumbre de regalar sidra a los humildes para fin de ao. He visto cmo los destinatarios vaciaban las botellas en zanjas, para vender luego los envases vacos en almacenes. Lgicamente, la sidra caliente es horrible, y ellos no posean heladeras; mas sta y otras reacciones paradojaes de los desposedos ante formas de beneficencia que los superaban, fueron interpretadas de inmediato como prueba irrefutable de su ignorancia y su carcter salvaje, irrecuperable para la civilizacin. Este pequeo ejemplo y otros que se le suman, llegaron a conformar razonamientos generales, como que los pobres estn en esa situacin porque les gusta, lo que, de paso demostrara que poseen una astucia perversa, porque, siendo pobres escuch reciben todo regalado por va de la compasin y la beneficencia que no merecen, mientras los pudientes habran trabajado duro para ganar lo que tienen. De all se derivan, a su vez, justificaciones del desprecio al marginal: los mendigos usarn el dinero para emborracharse, los nios de la calle estn al servicio de un negocio, las mujeres con nios a cuestas en realidad los alquilan, etctera. La progresin de tales razonamientos atribuye concluyentemente a los margina dos diversos vicios como la haraganera, la suciedad, la malicia, la indolencia, la brutalidad y la promiscuidad. Se llega a ofrecer como pruebas de la certeza de esta construccin que "la ventaja de la pobreza es no pagar impuestos" o que basta con ver las antenas de televisin en los ranchos para comprobar que, en realidad, los pobres "tienen confort" y que pese a todo, siempre se las arreglan para pasarla bien.

La nea de razonamiento anterior es la base para fundamentaciones de sentido comn que predisponen decisiones jurdicas, como que los presos lo pasan estupendamente en las crceles, con buena comida y alojamiento gratuito; todo ello sin trabajar. Esta ltima conclusin, de contenido jurdico-criminal, est ligada a prejuicios sociales como los que vimos, ampliamente aceptados y difundidos. Pretender oponerse a los discursos arraigados en el saber cotidiano con jerarqua de evidencia, resulta por dems difcil, dada su naturaleza y asimilacin. Todo cuestionamiento racional de estos presupuestos ideolgicos del sistema penal suele toparse con muros emocionales que los defienden. Cuando los partidarios de la pena de muerte se constituyen en legin, muchos fundamentos arrancan de la pura emocionalidad y hasta de la biologizacin de argumentos sociales, como que es preciso "extirpar los rganos enfermos", "arrojar la fruta podrida" o "podar la cizaa" que resultan muy sensatos en sus campos tcnicos de origen, pero no pueden traspasarse sin ms a una objeto no biolgico, como es la sociedad. Propongo ahora un ejercicio, que tome como base la evidencia de que las crce

les estn llenas de pobres y marginales. Podramos formular un interrogante falaz, con esa apariencia objetiva que brind;in los juicios apriorsticos, a saber: Por qu delinquen tanto los pobres y los marginales? La respuesta recorrera el catlogo "causalista", sealando problemas ele crianza, de miseria, de ignorancia, de carencias, resentimientos y violencia (o sea el catlogo de lo que se conoce como paradigma causal-explicativo). Sin embargo, nuestro interrogante es una falacia total. En primer lugar, todos hemos delinquido en algn momento de nuestras vidas, con prescindencia de la posicin social. Sea que nos apoderamos de una pequenez en la escuela, o que retuvimos un objeto ajeno, una cosa perdida o un libfo prestado. Hemos guardado ceniceros, toallas o pisapapeles como "recuerdos de viaje"; omitido pagar impuestos; contrabandeado electrnicos, alcohol o tabaco, como sucede masivamente en las ciudades de frontera. Hemos usado el telfono de la oficina para resolver cuestiones privadas, y las parejas, los socios y empleadores desavenidos falsifican muchis veces a instancias de sus abogados documentacin para imputarse hechos inexistentes, con testigos y documentos falsos en procesos civiles, laborales, comerciales y hasta penales. Sabemos que muchos conductores lastiman o matan con sus vehculos, que escapan luego de hacerlo, o que encubren hechos similares cometidos por sus hijos adolescentes con espritu "prolector". Muchos automovilistis sobornan a funcionarios para que omitan multarlos por una infraccin, y otras personas para sealar hechos ms graves generalizados en las clases medias y altas desconocen una paternidad, propi Manual bsico de Criminologa cian la realizacin de abortos, o golpean a sus esposas o hijos causndoles graves daos fsicos y psquicos. Son legiones los ex esposos que se abstienen de cumplir los deberes de asistencia familiar, o los buenos padres de familia que abusan sexualmente de los hijos o del servicio domstico, etctera. Como vemos en los ejemplos anteriores, la ignorancia no tiene nada que ver con la realizacin de conductas antijurdicas, que conforman delitos. La existencia

comprobada de un modelo delictivo llamado "de cuello blanco" anula el valor del resentimiento social como explicacin posible. Evidentemente, los grandes empresarios y funcionarios de alto rango tienen plena identificacin con la sociedad en que viven, en la que pretenden mejorar su posicin. Se trata, por otra parte, de personas bien educadas y de bueno, modales, que se destacan en la vida social, en la que gozan de mucho respeto. Otro frecuente enfoque explicativo falsificado recurre, como vimos, a las fundamentaciones biologistas, empeadas en probar la inferioridad de ciertas razas o grupos sociales o culUirales que seran un lastre para la sociedad "decente". Estas explicaciones positivistas y estigmatizantes consei'van poder ms all de toda evidencia. Por ejemplo, en la Argentina no hay negros, pero se denomina as a los marginales y pobres. "Negro" es un atributo polifuncional, que puede aludir a los marginados que proceden del interior, a los habitantes de los barrios marginales o a seres considerados inferiores en la escala social en general. Se trata de un concepto que no exige aclaraciones, pese a que, evidentemente, no es un dalo de la realidad. Explicaciones ele este tipo han alimentado a la cri

CtAsAOmomert minologa como veremos en los prximos captulos como una ciencia respetable y objetiva durante medio siglo, en la conviccin de que posean rango cientfico. En conclusin, las explicaciones del saber comn poseen la propiedad de constituirse fcilmente en explicaciones ideolgicas con apariencia cientfica, capaces de alcanzar amplio consenso. En otras palabras, se llega a creer a pies juntiUas estas proposiciones, con la certeza de que poseen un rango de conocimiento superior. Es preciso recordar que la ciencia tampoco proporciona verdades absolutas ni definitivas, pero su estructura de conocimiento ms compleja y exigente brinda mayor posibilidad de certeza. Si bien el conocimiento cotidiano est en la base de toda especulacin racional, sera un error idealizar sus mritos y posibilidades. Malinowski, un estudioso de las culturas primitivas, ha sealado que "si entendemos por ciencia un corpus de reglas y concepciones basadas en la experiencia y derivadas de ella por inferencia lgica, encarnadas en logros materiales y una forma fija de tradicin, continuada adems por alguna suerte de organizacin social, entonces no hay duda de que incluso las comunidades salvajes menos evolucionadas poseen los comienzos de la ciencia, por ms que stos sean rudimentarios". Pero, acto seguido, el mismo autor reconoce que "es cierto, sin embargo, que la mayor parte de los epistemlogos no se satisfaran con tal 'definicin mnima de ciencia' pues tambin podra ser vlida para las reglas de un arte u oficio".^ Veremos luego cmo ciertas explicaciones biologistas e intuitivas llegaron a alcanzar rango cientfico con el positivismo, segn lo fueron develando la epistemologa, la sociologa y la psicologa social, permitindonos ver, desde fuera de nuestra disciplina, por qu esas clases de argumentos son tan seductoras y aparentemente exitosas, pese a su falacia. Analicemos ahora, brevemente, el efecto que el fenmeno criminal provoca en la cultura, adelantando que es muy intenso y motivador Gran parte del inters por el crimen

y la transgresin de las normas es inconsciente y arraigado en sectores oscuros de nuestra personalidad. As lo demuestra el xito ininterrumpido de las revistas sensacionalistas y de las crnicas rojas o amarillas, desde que se generaliz la prensa escrita. La narracin minuciosa de los hechos, y hoy las fotografas y hasta las filmaciones ms cadas, abren interesantes campos de anhsis a la psicologa y a la antropologa. Es posible que, quien se interesa por tales fenmenos desde el rol de simple ciudadano, encierre una admiracin oculta por el transgresor, un deseo individual de atreverse a tanto, o una abyeccin profunda que provenga de traumas o vivencias negativas pasadas. Lo cierto es que la morbosidad y la delectacin por lo criminal han creado un mercado de informacin y espectculo, que incluye una rescatable tradicin en la literatura policial, documental o novelada y en el cine. El crimen, en la conciencia colectiva, es, bsicamente, el mal, la faz negativa de los instintos y apetitos humanos. El concepto de "mal", por otra parte, est ligado a ideas 5. Malinowski, Bronislaw Magia, ciencia y religin, Planeta-Agostini, 1994, p. 29.

Manual bsico de Criminologa religiosas muy ariaigadas en la foimacin cultural de nuestra rea, y ms aun en otras culturas, como las islmicas, donde el Corn permite resolver tahonalmente los conflictos con conductas prohibidas Todos quieren ser detectives, todos quieren opmai sobre un crimen, todos quieren ser jueces o verdugos en ciertos casos que logian mucha repercusin popular Todos quieren librara la sociedad de cnmmales, que es una extirpacin del mal, en el mejor estilo San Jorge contra el dragn E\ identemente, nos sentiiemos inejor si conjuramos el mal, pero hay intentos por lograrlo, que condujeron a la Inquisicin la caza de biujas, las matanzas de negios, judos y otias mmoias, todos ellos eirores irracionales, consumados con declarado afn de hacer el bien, de los que la conciencia actual debe sacar conclusiones La intencin de extirpar el mal (el delito) 'curando a la sociedad" est seguramente ligada a resortes psicolgicos atvicos, a cicencas y supeisticiones, que se expresan todava hoy en mecanismos como las ofrendas o el chivo expiatorio Recapitulando, el prejuicio es un concepto apnoistico y falso que, empleado corno herramienta, produce diversos efectos sociales, que veremos enseguida Generalmente, los prejuicios son generalizados mediante esteieotipos, que consisten en la adjudicacin de caiacteisticas generales o abstractas a personas o grupos de ellas, de modo automtico, que el razonamiento cientfico no puede confirmai Es conocida, por ejemplo, la imagen del ladrn, representado con gorra a cuadios, camiseta a rayas, antifaz y nariz partida x\s se lo encontiar en las historietas y el cine, y cualquier persona descubierta por la noche con alguna de esas caracteisticas ser denunciada como sospechosa Ral Gonzlez Tuon se haba mofado poticamente de ese estereotipo, cuando esciibi Los ladrones usan gorra gris, bufanda oscura \ camiseta a rayas v si no, no Algunos llevan una linterna sorda en el bolsillo Por atraparte se enamoian de

robustas muchachas, coleccionan tarjetas postales } a veces lucen un tatuaje en el brazo izquierdo una flor, un barco > un nombre Rosita Todos los ladrones estn enamorados de Rosita, ^ \o tambin Po! lo general, estas herramientas se aplican para establecer distancias, separaciones, y ordenar lo social en jerarquas de pertenencia o exclusin Desde muy pequeos somos entienados para el uso de tales mecanismos, lo que exphca su grado de mternalizacion en las personas adultas En el hogar y la escuela se ensea a los pequeo'' quines son 'buenas y malas personas" y especialmente, quines son "buenas compaas" con las que pueden establecer amistad Los \ alores del hogar son honrados como verdaderos y sublimes y luego reproducidos para las genei aciones siguientes Es cieito que en la actualidad el modelo familiai est debilitado, y la liberalidad campea en la relacin con los hijos, pero el modelo tiene mucha vigencia todava, al menos en sociedades tradicionales y conservadoras Los padies suelen ser lo ms grandioso para el hijo pequeo, como paite de un procese de mistificacin que se desmorona en c c ta medida con el tiempo Sin embargo c-valores que esos padres inculcaron ^uc c" quedar fijos en el inconsciente h;^T_ -_^ los hijos iconoclastas Los preju.c o^ s c- r

Carlos Alberto Elbert reotipos suelen operar como una expresin del conflicto de grupos en sociedad, alejando a los diferentes, y jerarquizando el propio segmento de pertenencia. Estas herramientas son poderosas, porque se usan para neutralizar, perjudicar o eliminar rivales. Hay rivalidad con otros, por muchos motivos: se trata de potenciales competidores por un cargo, un negocio o alguna ventaja; en suma, de gente que aspira a lo mismo que uno. En toda sociedad hay microgrupos o fuerzas que se oponen y libran una. sarda lucha par poderes y privilegios. Las diferencias pueden ser de clase, nacionalidad, religin, jerarqua profesional y otras. Las diferencias de clase establecen barreras naturales y visibles en el modo de ordenarse para vivir en sociedad. Diversas seales externas adquieren as gran relevancia, como la vestimenta, el perfume, el barrio de residencia o el auto que se maneja. Estos cdigos de seales varan con el tiempo, y puede verse, por ejemplo, cmo hay zonas urbanas que se desvalorizan, generando xodos a otros puntos. A lo largo de la historia, puede apreciarse que la geografa social interna de una ciudad es rotativa. Como stos, hay una infinidad de smbolos de distancia social que funcionan en la percepcin recproca de nuestros contactos sociales, relaciones de amistad, de competencia o rango, de aspecto fsico, color, vestimenta, etc. Tales signos permiten identificaciones inmediatas en medio de la masa activa de personas; as, resulta ilustrativo un experimento social que se llev a cabo en Alemania, cotejando las reacciones del pblico en base a la identidad sociocultural. Se situ a dos personas, una muy bien vestida y la otra harapienta y sucia, en diversos semforos peatonales, habindose comprobado que, cuando la primera cRizaba el se mforo con luz roja, el grueso de las personas tenda a seguirlo. En cambio, al menesteroso no lo segua nadie; por el contrario, las personas reunidas en el lugar lo reprendan, criticaban o insultaban. Hablamos antes de chivo expiatorio (o chivo emisario o vctima propiciatoria) que es un instiaito que la psicologa explica como un mecanismo proyectivo, o sea la tendencia a colocar en los otros los vicios, defectos y errores que no soportamos en nosotros inismos.

Es recordada fa imagen religiosa de las ofrendas, por la cual se sacrificaba un bien importante, animal o humano, a fin de contar con la complacencia de los dioses. En los sacrificios humanos mayas y aztecas, el rol del sacrificado (ofrenda) era altamente conceptuado e incluso envidiado, porque se trataba de los mejores guerreros o deportistas de la comunidad, quienes, por otra parte, ganaban la gracia de los dioses en el ms all. Hoy, como resabio de las viejas costumbres religiosas, sigue existiendo la vctima propiciatoria, slo que con otros caracteres; ahora se trata de una persona a la cual colectivamente se le atribuyen vicios, defectos o culpas, de las que se ven librados los dems. As como el prejuicio lleva a definiciones, el mecanismo del chivo emisario es una heiTamienta de ataque-exclusin, que puede alcanzar fonnas discriminatorias severas, generalmente dirigidas contra el ms dbil, expuesto y falto de poder del gmpo social. Recordemos que dentro de cada familia hay una "oveja negra", que carga con los defectos de todos; que, generalmente, fue el hijo tmido, de carcter dbil o introvertido. Mecanismos parecidos se repiten en las escuelas y oficinas, donde siempre a alguien le toca hacer el papel de tonto y ser blanco de las burlas. En la sociedad hay sectores que tienen un alto grado de cobertura, y otros que pa

Manual bsico de Criminologa decen una fueite exposicin, que se incrementa cuanto ms abajo se encuentren en la escala social. Llamamos "cobertura" a la disponibilidad de recursos para superar situaciones crticas o difciles (por vas legales o ilegales) y "exposicin" a lo contrario. Como se ver en este curso, la exposicin social ueg-d un importante rol en la determinacin de la criminalidad y la atribucin de roles criminales o "desviados". El estereotipo es, entonces, la adjudicacin apriorstica de caracteres no confirmados por la razn, la ciencia o la experimentacin a personas, grupos, razas o nacionalidades, para sealarlos y detectarlos sin anlisis previo. Nuestra cultura est plagada de estos lugares comunes estereotipados, especialmente los que aluden a nacionalidades o regiones: los franceses no se baan, los gallegos son torpes, los judos son avaros, los italianos gritan, etc. De los habitantes de ciertas provincias se dice que son simpticos o antipticos, "fallutos" o fieles, honestos o ladrones. Muchas veces, un estereotipo es confirmado institucionalmente, transformndoselo en una descalificacin permanente de la persona. Por ejemplo, se descubre que el autor de un robo a mano armada es feo, mal entrazado, que tiene antecedentes policiales, es alcohlico, abandon a sus hijos, etctera. En estos casos, decimos que tal sujeto corporiza un proceso de estigmatizacin. El estigma es una marca oficial, que antes era un grabado a fuego en la espalda o la cara de esclavos o sujetos que cometan ciertos hechos. Nuestros estigmas de hoy parecen menos severos, pero no son menos eficaces para discriminar y segregar. Por ejemplo, decir que alguien estuvo en la crcel, o que cumpli condena, le har mucho ms difcil tcxlo intento de insercin social. Tan grave es esta marca, que la ciencia jurdica ha tomado nota de ella y se es el motivo por el cual en los diplomas obtenidos en institutos carcelarios se suprimen todas las referencias al sitio de otorgamiento. Tambin el art. 51 del Cdigo Penal impide registrar antecedentes que slo cumplan funcin estigmatizante. Para el diccionario de la Real Academia Espaola, "estigma" es un desdoro, afrenta, mala fama, y tiene trascendencia a los familiares, como el insulto de "hijo de mala madre".

Las condiciones consideradas negativas por la sociedad descalifican, crean dificultades, cierran puertas y clausuran relaciones, transmitindose, en muchos casos, a los familiaies del estigmatizado. Por ejemplo, la condicin de prostituta, homosexual, drogadicto, alcohlico, delincuente, enfermo de Sida, etc. Un estudio magnfico sobre el tema es el trabajo de Goffman, mediante el cual puede ser ampliado provechosamente.^ Llegados a este punto, estamos en con diciones de conocer algunas de las reservas que merecen el saber cotidiano y el que proviene de la experiencia profesional. Es cierto que algunas explicaciones precientficas resisten el paso del tiempo, superando la vigencia de algunos paradigmas cientficos, pero su capacidad explicativa suele ser muy reducida. Veamos, entonces, qu puede ofrecernos, por oposicin, el llamado conocimiento cientfico. La posibilidad de conocer cientficamente la realidad resulta altamente seduc 6 Goffman, Erving. Estigma La identidad deteriorada. Amorrortu, Buenos Aires, 19 80 23

Carlos Alberto Elhert tora, porque se lo vivencia como saber asegurado, comprobado, de rango superior. Se trata decimos de un conocimiento confiable, organizado sobre la base de principios explicativos que, en general, son verificables o sustentables. Sin embargo, es paradjico lo difcil que resulta definir a la ciencia, siendo que pareciera tratarse de un concepto tan importante y obvio. En el estadio actual de evolucin epistemolgica, debe aceptarse, por ejemplo, que no existe una nocin unvoca de lo cientfico, que no tiene respuesta precisa. No obstante, existen importantes definiciones, como la de Husserl, quien sostuvo que ciencia es "un cierto universo de proposiciones [...] que surge de modo constante de la actividad terica y en cuyo orden sistemtico un cierto universo de objetos alcanza su determinacin".'' Pero hay muchas otras, de autores reconocidos, que no coinciden con ella, entre otras cosas, porque cada poca ha aplicado una nocin distinta de ciencia, que surge, como veremos, de lo que se denominan los paradigmas cientficos dominantes en un momento histrico. El grave problema que plantea la definicin de ciencia resulta de sus perfiles cambiantes, porque es ahistrica, contingente, y objeto de constante reelaboracin epistemolgica. En el cotejo del saber cientfico con el cotidiano, la ciencia parece ofrecer una opcin segura, rigurosa, exacta, precisa, en la que se podra confiar plenamente. Sin embargo, tal intuicin no encuentra siempre correspondencia con la realidad; hoy, muchos epistemogos niegan lisa y llanamente la posibilidad de definir la ciencia, porque cada dato que se integra en ella deja automticamente excluidas ciertas parcelas del conocimiento posible. No obstante, creo ^junto con numerosos epistemogos de opinin ms autorizada en la necesidad y posibilidad de delimitar un conocimiento cientfico, como un saber que se distinga de otras vas de conocimiento, porque la ciencia debe obtener hallazgos y conclusiones mediante mtodos o fundndose en razonamientos que permitan su verificacin, o sea, sometindose a prueba, con la obligacin moral y material de admitir errores. Quien afirma trabajar cientficamente tiene la obligacin de exhibir los conocimientos

logrados, justificando siempre cmo los obtiene. El cientfico no debe emitir opiniones antojadizas, repetir lo que escucha o moverse en el nivel de la charla del caf. Por el contrario, contrae serias responsabilidades sobre lo que afirma, porque le ha sido concedida una credibilidad especial, una confiabilidad que debe asegurar en cada una de sus proposiciones. La ciencia es, a mi entender, un grado especial de responsabilidad moral. En la actualidad, es preciso sostener un concepto abierto de ciencia, porque se han comprendido los excesos en que cayeron algunas escuelas cientficas, pretendiendo encapsular el desarrollo del conocimiento cientfico dentro de parmetros rgidos, tal como acontece con el positivismo. Por el contrario, el fin de siglo ha demostrado que no existen sobre la tierra verdades definitivas ni absolutas, ni siquiera en la fsica o la astronoma. De todos modos, si logrsemos definir lo que es ciencia o conformarnos con al 7. En Teora crtica, Amorrortu, Buenos Aires, 1990, p. 224,

guna de sus concepciones, nos quedaran otras tareas arduas, como precisar si las ciencias sociales son realmente ciencias. Si la respuesta fuese positiva, queda todava el interrogante sobre la cientificidad de la criminologa, de lo que me ocupo con extensin en otra obra y otro captulo * La opcin por el modelo cientfico no implica que quedamos a salvo de ios riesgos que apuntamos respecto al saber comn o cotidiano. Ya se ver que la cultura individual, con sus prejuicios y vanidades, se cuela tambin en el campo cientfico, distorsionando muchas conclusiones. Por ese motivo, las ciencias sociales presentan importantes problemas an sin solucin satisfactoria, como el de la verificacin, debido a la naturaleza que presenta el objeto de estudio: lo social es extremadamente difcil de medir, cuantficary verificar. Por otra parte, el cientfico social no tiene ante s un objeto inerte al que debe analizar, sino que est inmerso Manual bsico de Criminologa personalmente dentro del objeto que analiza Todos los reparos que formulamos al saber cotidiano valen, entonces, para el ejercicio de las ciencias sociales, por cuanto su objetividad es extremadamente discutible o cuanto menos muy difcil de alcanzar. Un bilogo o un fsico son extraos a los objetos que manipulan, y pueden afirmar con mejor derecho su "incontaminacin" de la materia analizada. No sucede lo mismo con un socilogo o un jurista, quienes, como vimos, portan una carga de cultura y socializacin qui^ puede encerrar trampas como los prejuicios y otras subjetividades, que relativizan las conclusiones obtenidas. Anticipamos, entonces, que tanto en el saber cotidiano como en el cientfico existe el problema de la subjetividad del observador, presente dentro de lo observado. Veremos en el prximo captulo qu reaseguros adopta la ciencia para sobrellevar una situacin tan compleja 8 Ver mi libro, citado en 4, captulo I

Captulo 2 El saber cientfico El saber cientfico lluminismo y razn Mtodos paradigmas revoluciones cientficas Limites del conocimiento cientfico Objetividad e ideologa en el trabajo cientfico / Saber cientfico lurmnismo y razan Lo que hoy todivia denominamos saber cientfico esta estrechamente ligado al ideal iluminista, fuente de nuestros conocimien tos e instituciones que finalmente entio en una profunda crisis a lo largo del siglo XX particul irmente en estas ultimas dcadas Sabemos que la Ilustracin fue un fabuloso movimiento cultural del siglo XVIII con epicentio en la Frmcia republicana que laicizo el sistema poltico elimmmdo la monarqua generando los sistemas constitucionales republicanos iodi\n vigentes que coloc m il ciud idano en el centro del sistema considerando que el puncipio de Igualdad abaica a todos los habitmtes de una nacin asign melles idnticos derechos y posibilidades En lo cientfico el ilummismo se c iractenzo por su fe en h i izon como aptitud humana capaz de todis 1 is explic i Clones > todas las ti msfornnciones El me joiamiento de la hum midad solo podn i venir por va de la educacin y la difusin del ideante establecido por li Revolucin Francas 1 que deba expandirse poi el mundo ifummando con su potenciaicaci a todas las zonas oscuias que la ignoiancia del pasado haban constituido en obstculos al progreso El progreso, por oU a parte se vuelve la utopia fundamental del sistema considerandorgaatti a los 38*.xa bebador.iuidri.rlTa,ana;%: har&juioa yXro e,! fallaoldo da TlraaXa a loa S sSoa. *"''' ' ' " ' Broa,'oiiia *it la ia2ttiela.Jsl8l$>l a los 17ft,loot.liJSi4 ! B K;a j ore '-oial atlsuio tl4H 0 ohoMero ajt ^ldi>;aaoiuidv"Ivio ojim^albla ooVjreaool&i da iaaaarMaas posl-tl Ta f Hisc trataiklaato mi al sap>Mur -ox cioatriOB 1 aaslaa da fr-om da largo, para talas rag.paotoal lEq.kano^a' de aavu rosado regt oipital y nuoa-ionKilaaao,a*lott Sua aatado d nutrioi.on.ra.edlpoo aoaao.* t liipartrfioo an dorso,ouallo.oa r ] aaaor oanttdad a ,,oh>.jlat.pj.lDi pooo dasarrollo.Ioaiaao y troliaao nooaA Safla^jos pttpilaraa norsalaa. l('iM>'., ,ii.tt(.., r.i-.i, iiisi 1.. I K I I , 11 , s. l'i k in.u, Mi.], r.

i oardlaoa ligciaat au. aa-tadajl tono rtioo y paluomir ao8iitudo,l*'tono nitral llgaramaitta aoplan'ta>,j4 r latido d pasta a 6taapaolo latarooatal lxa S travaaaa i* dado por dabais d maallM.i>i. >o algo iiipotiu,ragttlar.teual.TV sor laato.laaala arterial *.r 11 Mn Ct--^ ,-o , r~ l,.i ' / ! I -i> ..II ^ 1^ r... ,, Trax ala^trlootatUKiu^tualt pulaoaaa,dt'r vrtla rasplraoli eraa.oBa,rao dal p&luoii roasua.j^arousioa. subaiata.Tlbrsol-'^ is auwiitadas.Sroaoofoial.B> fjlta na da la altad da la ^oatadura, '_ resto as ragular atado da ooaaarYaoia> i.bdoBaa,aa palpa latido aplg< atrloo xuaoloro^Io sa palpa borda lu.da hgadotfraab a llbra.J>lBtloi>a laborloaaa.Oocistlpaoia oroa,vTa>XflajB rxBaatariaso y utaBaoabdouloalaa iu>naalaawO8lbillda0 auparflelal y protuada normal S'K^HI'I tudnixnti rir'.t-I.T iuu.ldni.ii . ii'. .tisi. .UJ.nuunjI, itaz trabajos l-lvlanos. //lC^0/^^ S t /\\' ' / \ ^ \ \ \' K \^i\ ^^m(o /l^ ^ i/> M-mw *j i ^ / ^^no \f "Los mdicos describieron al Petiso Orejudo como un imbcil incurable Destacaron su aspecto simiesco y sus resgos perversos " (Remsta "Todo esHtstona"N^312,juho de 1993) "El Petiso Orejudo no se turb en ningn momento cuando tuvo que reconstruii sus crmenes Aqu explica a la polica cmo anudaba el pioln de algodn con el que mat al nio Giordano" (Remsta "Todo esHistona"N^312,julto de 1993) \

I H I A \lt)A LIML fOTOORAFiM D* F-FRFIL [ ^ ti MAf f f if f, * n I I s f^l

flCfu-Bi-r Cato kCu. Sigue as .rotj-ojB religiosa. Vo es'to haoe 40 afoa, wn ^en leno negocio dt tlcrdu en la calle Chubut J99. OtndJOta faailiar buena.Snf"^ ab.tJHias, maJVi-ie tas le l*;Dntoa livantM I tt jHir

EXAMEN MEDICO,,^ , , , A.lbrtft Xntia yii-t*l, AJ mgrK> Fech*

AatvcedenUi bertdiUro (Sfi! tub#wuJot alcobolanio efiiermtKld&a mental a y HTMOUS -te j^* _^*}- tCX A

Xalltfiidft ta art imfftaoift Igxiaik amx;^., Iko iiijs AAJLOS. Antecudentei pnonAl (km) IHLXt trlt ^ ftAC&rlAtli^A. ^ ^lUlafiJ^M es Ira. ifilAACi I Inspeccin generitl Piel mneoM gnRlicw.

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RESUMEN CAUSAS Dti OE'.ITO ,

BO'PiicoirUts Debif.dad fsiL tenfefir)td.Kf ^ , dibiidad nientaf >iAiX62d aa lu^6 iutata lii mt la Curuax du aQ.aijuaao Jto 130 an V.aafofe), turo briyieoeauloosia,axfaottraba aaagra y iabra y TOalto d* j!|r-uii)!a 1 staec por J.Discreto abdr, m coBaiOnaa atiliamo agudo. 1 I I I ' j *"" * Oioutrioas 1 aaaXaa da S-Sotii da largo ,;>ara talas rag.paotoial li!lrtiols auuentaig8ttooa li>ozoiia.Ooiut;aaXau orBla.Maarrlda. Ir jr imit i i> 1- ^) ' t ( i ! n I til ^ u li i . Xada da >artagtilar. ^i n t itnf^u -.iu>biliiJi rti 11U1! I 'I t ulniistv itlin-c iiiiK H.s | ii) ii (nui ttili^ x ii i ! 1 ' I ft I jih I -.i f! Eaflajoa astaotaadiaoso BOnwlss, rotullaaoa.vlTos.Rafla^oa aruaaatur^Bo y eutaBa9 a> dou,lnalaa aonulas.oaaBlbllldud auparflolal y profunda sorual ^jf t fndoi li Ttr Mt^ t*ritir( 1 lada da p&rtloular -186 i

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Sbito Blrosr^, Ir , i ^.-r i i" oayoc aer.tinlartTa n jr r idi art r^ j , e^ at i con in oiler e 1 iribicln >- c , o^t" CJ1 J I er a fibit liad d>! 'c it t f aa si iil^'li.r-' sljj ijlen dlrl i-i se-fi - le olal j lifici t ib o

El- DEUITO , Xmolo iberto ?lBtl. IngraaO! Jl 4 agotto da 1936. / / 'ros Slres, aaitlambra 25 da 1936. t 'IJI'OSI EV proceso aaguido o ado y niega ti hurto dal aatoall d* propiedad da CoBettl; y en cuanto al autOB^-vil de propiedad da Caaoio que t'i la fu{ saoueatrado an Santa T4, dice habrselo tra gado au oonocido Jo4 Ladeaste, pam que lo guardaaa. i". Wue el SaScr Agenta ;ieal> a fe. lo7, aouaa al proc eid^ per ambos nacho y pld e ae le aplique os pena de trea aSoa de priaion. i CnsilDERADI: FHIEHOi Que an oaanto al burto a Aquilea Coaetti, lo e..aaentos de Juicio aouBuladoa n aatoa katoa, no aoB ufioientisa legaisente para reeponaabiliaar al prooaiado ,.i,t.l. ///// ///////

If Qu afl*dd d* luJa O&aalo j por lo tunto no laclait *UUi**'Xo por t imVbo. " - AiB aibr(oi ti pl*nui*Bt probado n BU'to* auantra aurado da loa traaatopasa ptfqitlaoa >plBtara dooda trabajaba, aon al fl da ontlraiar au ot>arvaalia baata Inforaar daflnltitraBanta ete au ral)iMgralte a la ndaH IH-UTI Ow p-,!!' hyiuvi Kl 1 nmi ^\M i (i i)[f jmtkiie^ UI'I i ni rii^itlil dnhda i mor ttn mafi i ^ ' ' '}iii iflU U lVt.*! II JUStttt tt< j>ocorguni2^0ion fl --^ f n-i. i- inart c-*ci{5ii, abar.lonn, -CH vlvanolUt l t \^-ir\lli> M\ DKI INC TV N-\tO 'O- !ltUl.i pilim 1 icujilOtlll i'n I iti-.iipjj)ir ( i'Jii riMnirni mi fior m< iiana mavor mxima \i>\l *MHt imi) i-.c>^^A^^v s Jn(i^ A Ix \ti A ^(KISI Ahi>l'h^hi^uJ ht}o futir \'iUtmiUi) lo. rirratla esta fie' i ti

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l.--:' h-^ SEKVIOIO DS INVESTISACIOH SOCIAL TNPORME bel isvKsTivKix'K s(Hvi FcKiaiido dal Castillo*-^ lOMBR; OtU filCUJSOl-Arnoldo *lberto ralstal Juan Oalaagut.ISUBl^ IMIESTOi-Oaioal da EnoauBodo. I>a imratlgaoln a realia c^n 3 B alsruSantaa peraona; 1)-Itosa Ualanaal da rattal{madra)Ohubut 399.ZajLeandro alanghl{tlo5oaaero 997.0aaeroa.''.O.P.3 i-](artna ?iadrbuan(ooioold*)0aeoa I0i*9.08eeroa F, C.P.V) PoHo da la 0T>lt*l,'aool6a, Imeetlgsclonaa. Hago presanta qua nr*Tlaaaiita na oonatltul en la calla Ca ros del puablo de San iartU donda nadia lo aanciaa,la qua aa ar^liea lua: dioho dotntcillo aa rsflara a la orlla ubloada si Caaeoa, ?rovlaaa da un hogar honesto y da t-abajo ra ha aldo aoat nido dasa haca aoToxlJiadananta Talntlooho a'oa por au iiiad;a,ys qua an aq lia ipooa f.llaolS au padra.-Ella tlaaa Inatflada una paqua^'a tienda daad antonoa* en la otila Ohubut 599"h8bland-i con lae uttlldrdae qua le produ< lllTedo uaa rlda honorabla y aaotuado pequeo ahorroa.-Jl reoluao tlena una finlca heceasA Analla Uu.oaeada coa Patrio lo aioka,qua viva oon au n- d Oon au sonlubiaa lianuaXa Buatamasta^oujro doalolllo no nuda obtenar puaa trabaja cono alrrlanta j haoa tlaspo no rlalta a la aadra daj| reoXua.t tana una hija da olaoo a^^oa qua Tlva con Xa abuela qultn la ha i dO-Ixpilosn la vida daX penado por Iso alas ooaia*!las, Incluyendo entre eXlaa la onnouMna,qua disan no e: una buena mujer ooao lo daMKatra rl hecho daftaoe aesaa no concurra a Tleita a au hljlta.-Tenla buen aaraot y a< a aumauanta dSoll y raspatuoao.Pareoa a^ t arreoentldo y nrometa a au agrcao inlolfir una i da honaeta y da trabajo.-Uor. aobrlna.hlja da au heraiui,lo visita con fr* oiia&oi,y trst da soonsejajlo bla}>,haMandQXe i afaotuado toda olara da proiBaaa de qua aa aaaaodPT,-ta ee'orlta qua as aaastra nonai paraca

tlana influencia sobra al penad quien la respeta y asouoha a oeasr da au jurantul.A loa onoa R'OS termisS el ea-to grado oruaaxlo,QontlnuandO' a;i al Colegia Sao Carle,doad* ap asdli el oficio da oarjlntaro. Xo IttterranXa en pollttoa.-Rellgloag,-Uil8 oorinalnenta.-ilo ' la o-^noeen Tloloa,-8gun Xa madia ha ettado anfem oonteclado de aa oonou' bina, y al to nanlf laata sabe ee hasta un tritalanto oor aadlo da layaaoli PHOKIUAftIQ i-QUOun,, -Constan loa elculantes aJitecadante.-" ! >-7 -2 - ag.-ttobo.-Absualto.2t)~ 5u 6 - 30.-hurto.-sobrsate lento provisional. >#4F - * - 3*-Bewloio bajo ciuola jurf toria. )-2 -6 - JS.-Hurtoa relt.anoubrl'^ lanto y robo,-Pana nloe 9 afSoa.5f )*'TTee dataaolonaa por -)ortaclJD de amas y cuatro oedldoa da antaoadae taa^axw da alloa pedido or la ''^ollaa da Snnta fi. TIDA li t TlAiWOlA au egreso del Colelo San Carloa,termin el prendlaajf % au oriel en 1 Oaranterl* que tanla Instalada n la ealla 0>it\bi>t al # 0

ll (r^o( ing*ll*ttt,Qutitt fftXlali haa apreximadamanta ouatio aflea.-tata. iMwiituiaU BO pamtt* csaprob&T la tzactttud da lo Banifa aban* tanto la aadra COBO al tia -itraTlatadoa o dl'iit*a anortunld daa.dlaao qua aon al oltado te'or t'baj4 BUOJIO t il la j tlanwi Ir aairurld^d le !i- de aanen-' ra c')"tT- rdo unaK*Ta Tl4a,lionaat f da trabajo. jA readr* aparenta tt i,r lo naoaairio para TITIT, lijhajforaalUjo'. honaatananta Y a* * aa una tr na nu^ar qua alanpr* ha luchada par*aantanat au hogsr an forma daoorosa,"El to ss cobiador da ua oluto da ort_i Ts isatalado an OaBcroa,-Oreen o'^aibla c leag Irla trabajo i>uB t ua buan oarplntcro. nar*i-ta el pron larto p>roa onmo ri^eldo el ^i da Ao-oeto de I909 no ta alando de acuerdo a att o-> te.i'-ta 7 a'ot 0000 a na indica en ai volante qua adjunto.Buenoa Ajaa,Septiembre 30 da 1938,- ' dal a>atiUe. ^ i

EXAMEfM MEDICO (Al ejre Fech* )

'r>-' Anaou LWCRTO IXIITO. O JVAX uoLSiaKi ^ o* 353,^ f fn'jmerara >J '-T&'O I^ SM uprttfis \ sj-U'max > n-p^fi^. st'UffM 4pJ-u'>- rjri u rt^spjrfitcno, di gestivo goio-uniiftr! M'tTrias n^rvui^o musruiar mdcnno AIKCMPI FBiaoMAUOi (A la tteh i fu Ingreso 1 da 17 Aa aaro &t X^) ranoMatoBla a la inranoia.Sriaipala a loi 17a,looalltaiia ta ajra r rallM.A 1 | l6a,blBi>rra gla eon ad altl* Inguinal dtrteJMial alaao Uaspo tOtaaoro w i^aaAa.W undTtiao oatJMlbla.oon R.iaB 4. ;itli9 trt*lno n Bop.ujfana tn IJSJ ha 1939 n C.4. neauaadai - 19JO an V.DToto tiflW bron>nvaionla,axp9topa*a aagM 7 ffcabra r rialta* i* aaagpa.ruaaba van ataAo por >ua.U.aor*ta balxdor.Sii ooaa laaaa Ullako agade. gSTADO ACTUAL!! cloatrlo llnaala &* 5-6B 4 lrgo,parnlala| an rg.paotOMO. ltq,Uutoha~^ naru rosado n r*g.o9olpltal { nu0a.I.onglltao.Aft*iaai3.aatt atta*R* Ciagig^TOlCOAra eapdaoa Hgar aat auMatada.2* tono aortioo T palaMMF aoButaa>lar.tno atral llganuMMiia olaata. Sa a laUdo da punta w aapaslo Intapoaatal Isq.a 2 trawa da dada por dabajo da ila.rraouanoia d pulao radial.72 por liwto.algo hlpotanao,rgular,lgual. talos artarlal Mx 11 kt H\ nhnrt\t mc'ii i'U uiK la rf l(j>>)(iri) S-lS-TUI/lU. Boapitel Apandlcltla Quirrgico Junio 19^(1 :aiucanatc caloloilo InrOetubr* 19 i h !L,'' libititiJi 'i J pi.nd(ent-* dtnrt nptiij V.WTVCIIQ)

ANTECEDENTES tNDIVIDUAL.ES /^ MIS-roniA OKI. DKU.IfMOUKNT-K Asa Eiuio civil dd d loi psirt al nocer el lolti ^/^i.'C^i. ; ^ V^CI-Iitunt.i4n Loa