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  Acerca de Este informe ha sido preparado por el Consejo Editorial de asuntospublicos.cl. ©2000 asuntospublicos.cl . T odos los derechos reservados. Se autoriza la reproducción, total o parcial, de lo publicado en este informe con sólo indicar la fuente. asuntos .cl públicos Novedades Carlos Isla (1) Nuevos movimientos sociales en Chile y su contexto Chile ha sido escenario de una multitud de movimientos sociales de protesta durante los últimos años. La proliferación de estas formas de acción ciudadana se ha enmarcado bajo diferentes demandas y preocupaciones; ya sean éstas como efecto de identidades culturales (Rapa Nui, Mapuches), ecologistas (movimiento “Patagonia sin represas”, punta de Choros) o movimientos ciudadanos pro mejorías educacionales o de distribución de riquezas (movimiento por la educación, movimiento por Aysén, Calama, etc.). Dar con el conjunto de factores que influye para que este tipo de movimientos tengan lugar , así como con las condiciones bajo las cuales éstos emergen, no es tarea fácil. La teoría especializada lleva décadas intentando encontrar aquellos aspectos que permitan alertar sobre el surgimiento de movimientos de protesta. Si bien se han conseguido avances, no son lo suficientemente acabados para entender en un cien por ciento el fenómeno (2). En este artículo, sin embargo, se intentará dar con algunas claves que explican el surgimiento de los descontentos y demandas ciudadanas expresadas en movimientos y marchas, para y por la ciudadanía, con el fin de bosquejar qué condiciones nacionales propulsan la manifestación de estos fenómenos ciudadanos. Ello, sin perjuicio de otros procesos que podrían influir en este aspecto, ya sean como factores o posibles soluciones(3). En primer lugar discutiremos las formas de organización y distribución del poder social en el Estado chileno, y cómo la estructura política de la nación influye en las fórmulas de integración política y social. En segundo lugar se discutirán los modos específicos en que emergen estos movimientos sociales, tomando para ello aspectos culturales y organizativos, con el propósito de proyectar las formas de acción que toman éstos en el contexto sociopolítico de la nación. El Estado chileno frente a los movimientos sociales A diferencia de las sociedades europeas, donde se cuenta con un Estado Social y Democrático de Derecho con herramientas más eficaces y rendimientos estructurales más potentes de intervención y regulación, en pos de una reducción de las asimetrías provocadas por el mercado; en nuestra región las pretensiones de integración se dirigen hacia un Estado de carácter distinto. Latinoamérica, en general, se estructura en torno a la primacía del Estado como ente regulador, pero éste es cuantitativa y cualitativamen te distinto. Este Estado, a diferencia de un Estado social y democrático sustantivo, si bien permanece en un lugar central de la conformación social, no cuenta con las capacidades que aseguren una acción de mayor protagonismo, siendo estructural y funcionalmente más débil que el europeo. Política  22/05/2012 Informe 964 22/05/2012 Política Nuevos movimientos sociales en Chile y su contexto 17/05/2012 Política Sectorial Evaluación de Políti cas Agropecuarias en Chile 1958-2005. Parte IV 14/05/2012 Política Sectorial Evaluación de Po líti cas Agropecuarias en Chile 1958-2005. Parte III 10/05/2012 Política Sectorial Evaluación de Po líti cas Agropecuarias en Chile 1958-2005. Parte II 08/05/2012 Sociedad La secularización y ¿el agotamiento de la religión 03/05/2012 Política Sectorial Evaluación de Po líti cas Agropecuarias en Chile 1958-2005. Parte I

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    Este informe ha sido preparadopor el Consejo Editorial deasuntospublicos.cl.

    2000 asuntospublicos.cl. Todoslos derechos reservados.

    Se autoriza la reproduccin, totalo parcial, de lo publicado eneste informe con slo indicar lafuente.

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    Novedades

    Carlos Isla (1)

    Nuevos movimientos sociales en Chile y su contexto

    Chile ha sido escenario de una multitud de movimientos sociales deprotesta durante los ltimos aos. La proliferacin de estas formas deaccin ciudadana se ha enmarcado bajo diferentes demandas ypreocupaciones; ya sean stas como efecto de identidades culturales(Rapa Nui, Mapuches), ecologistas (movimiento Patagonia sin represas,punta de Choros) o movimientos ciudadanos pro mejoras educacionaleso de distribucin de riquezas (movimiento por la educacin, movimientopor Aysn, Calama, etc.). Dar con el conjunto de factores que influye paraque este tipo de movimientos tengan lugar, as como con las condicionesbajo las cuales stos emergen, no es tarea fcil. La teora especializadalleva dcadas intentando encontrar aquellos aspectos que permitan alertarsobre el surgimiento de movimientos de protesta. Si bien se han conseguidoavances, no son lo suficientemente acabados para entender en un cienpor ciento el fenmeno (2).

    En este artculo, sin embargo, se intentar dar con algunas claves queexplican el surgimiento de los descontentos y demandas ciudadanasexpresadas en movimientos y marchas, para y por la ciudadana, con elfin de bosquejar qu condiciones nacionales propulsan la manifestacinde estos fenmenos ciudadanos. Ello, sin perjuicio de otros procesos quepodran influir en este aspecto, ya sean como factores o posiblessoluciones(3). En primer lugar discutiremos las formas de organizaciny distribucin del poder social en el Estado chileno, y cmo la estructurapoltica de la nacin influye en las frmulas de integracin poltica y social.En segundo lugar se discutirn los modos especficos en que emergenestos movimientos sociales, tomando para ello aspectos culturales yorganizativos, con el propsito de proyectar las formas de accin quetoman stos en el contexto sociopoltico de la nacin.

    El Estado chileno frente a los movimientos sociales

    A diferencia de las sociedades europeas, donde se cuenta con un EstadoSocial y Democrtico de Derecho con herramientas ms eficaces yrendimientos estructurales ms potentes de intervencin y regulacin, enpos de una reduccin de las asimetras provocadas por el mercado; ennuestra regin las pretensiones de integracin se dirigen hacia un Estadode carcter distinto. Latinoamrica, en general, se estructura en torno ala primaca del Estado como ente regulador, pero ste es cuantitativa ycualitativamente distinto. Este Estado, a diferencia de un Estado socialy democrtico sustantivo, si bien permanece en un lugar central de laconformacin social, no cuenta con las capacidades que aseguren unaaccin de mayor protagonismo, siendo estructural y funcionalmente msdbil que el europeo.

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    22/05/2012PolticaNuevos movimientossociales en Chile y sucontexto

    17/05/2012Poltica SectorialEvaluacin de PolticasAgropecuarias en Chile1958-2005. Parte IV

    14/05/2012Poltica SectorialEvaluacin de PolticasAgropecuarias en Chile1958-2005. Parte III

    10/05/2012Poltica SectorialEvaluacin de PolticasAgropecuarias en Chile1958-2005. Parte II

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    Sin embargo, a pesar de ello, en Chile y en Latinoamrica, ste mantiene una posicin prominente en lasociedad. Tal escenario, genera una estructura de relaciones asimtricas, verticales y jerrquicas en larelacin de las diversas instituciones y la ciudadana con el Estado. Esto se refleja en las formas deintegracin por indiferenciacin (4) que el Estado tiene frente a la ciudadana y frente a los dems sistemas:las formas heredadas del modelo portaliano han perdurado en el modo en que ste se posiciona en lacspide de la estructura social, desde donde genera una mirada paternalista hacia los estratos ciudadanosa los que (pretende) integrar. Esto implica que sus modos de integracin no reconozcan las diferencias;generando una visin plana sobre la heterogeneidad en materia de diferencias tnicas, religiosas, regionales,etc.

    Por otro lado, las fuerzas econmicas provenientes del sistema neoliberal que ingresan en las ltimasdcadas en los programas de desarrollo latinoamericano; provocan que el Estado pierda control sobre susconsecuencias: la prdida de los vnculos humanos y la importancia del trabajo (5), la extrema individualizacinbajo la lgica de consumo, y la incansable bsqueda de utilidades de las empresas transnacionales (6).Ello pone al Estado en desventaja frente a las formas econmicas neoliberales, quedando al margen deuna posible regulacin.

    Pese a todo ello, el Estado contina siendo aquel espacio prominente hacia el cual se dirigen todas lasdemandas ciudadanas y movimientos sociales. De all que la sobrecarga de solicitudes hacia este tipo deEstado dbil, junto a una esfera econmica independiente de sus orientaciones; acaben por debilitarlo aunms, limitando su capacidad de respuesta frente a los conflictos que aparecen en la agenda pblica.

    Nuevos movimientos sociales en Chile

    Los argumentos anteriormente presentados nos permiten abordar las formas bajo las cuales los nuevosmovimientos han tenido lugar en Chile, logrando una mirada que se apoya sobre el hilo conductor quelos motiva y los determina como acontecimientos que no refieren a un hecho aislado, sino que respondena reacciones que se encuadran dentro de un contexto especfico y que se desenvuelven bajo un smilcomn.

    Para lograr ubicar la forma en que estos movimientos se desarrollan segn el contexto sociopoltico de lanacin, utilizaremos el esquema propuesto por Lipset y Rokkan (7) en un estudio de sociologa comparadaque stos realizaron sobre los sistemas de partidos y su relacin con los bloques de votantes (Cleavages)en diversos pases. Tal esquema presenta las interrelaciones entre los diversos grupos y el Estado. Seentiende por Cleavages lneas de conflicto social, que usualmente se expresan a travs de partidos polticos.Sin embargo, en el caso chileno, estas lneas de conflicto no han sido explotadas por los partidos, sinopor los movimientos sociales.

    Segn los autores mencionados, estas lneas de conflicto pueden ordenarse segn la forma que tomanestos grupos, emergen identidades y cmo despliegan sus respectivos intereses. Apoyados en el modeloparsoniano (8), tenemos por un lado la dicotoma territorial (9), configurada por el eje de intercambiosentre oposiciones locales/regionales (comunidades, asociaciones y/o agrupaciones que comparten interesesy visiones comunes dado su smil en condiciones de vida) y las elites nacionales (poltica). Y por otro ladicotoma funcional entre oposiciones de intereses concretos (demandas por bienes materiales) y oposicionesideolgicas.

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    Muchos de los nuevos movimientos sociales surgidos en Chile durante los ltimos aos, trascurren desdesu origen en el eje de oposiciones locales/regionales, -donde emergen componentes culturales o identidades-hacia la dimensin funcional de intereses concretos. Es contraproducente argumentar que las accionescolectivas se generen exclusivamente como frmulas de accin destinadas desde un perfil nicamentepoltico (dadas sus demandas) (10), ya que el surgimiento de los problemas no es un proceso evidente,sino que hunde sus races en conflictos simblicos y culturales sostenidos entre diferentes actores (11).Al mismo tiempo, tales lgicas de cohesin ciudadana, establecen un principio de identidad que fomentael reconocimiento y la creacin de colectividades, llevando a diversos actores heterogneos a comprometersebajo un propsito comn y un compromiso compartido en un movimiento que trasciende interesesindividuales; lo cual genera un cuerpo estabilizado para la posterior accin colectiva que, segn lascondiciones que se crean en un grupo o colectividad, decantan en demandas especficas dentro de nuestroesquema. Pinsese en las formas de identidad cultural que los diversos movimientos han generado: desdela auto descripcin de los Aiseninos como Patagones (incluidos los puntarenenses), la aparicin deljoven apoltico en el movimiento estudiantil, hasta los ms obvios como la cultura Rapa Nui y Mapuche.

    En Chile, en particular, los movimientos como el de Aysn, Calama, Rapa Nui, Mapuche, Puntarenense,etc. se despliegan desde una emergencia de propiedades locales, culturales e identitarias, hacia unmovimiento regional unificado bajo principios comunes que tales colectividades locales comparten (desderiesgos generados por la extraccin de recursos, condiciones geogrficas y medioambientales, interesesadministrativos, fiscales y polticos; hasta reivindicaciones por autonoma e independencia). Segn nuestroesquema, la accin de los movimientos nacionales se extiende desde el eje territorial determinado porlas formas identitarias y culturales, hacia demandas funcionales de intereses concretos. As por ejemplo,las demandas estn dirigidas principalmente hacia intereses materiales concretos (gratuidad para elmovimiento estudiantil, precio bienes en Aysn y Rapa Nui, mayor participacin en los ingresos fiscalesen el caso de Calama, o recuperacin de territorio en el caso Mapuche).

    En tal contexto, la emergencia de cleavages territoriales se enmarca en la lgica de centro/periferia;conformndose descontentos que alimentan la identidad de lo local a partir de la distancia geogrfica,administrativa y poltica de las regiones respecto a los centros de control de decisiones. De este modo,por ejemplo, el surgimiento de demandas ciudadanas propulsan un tipo de descontento ciudadano quese enfrenta a las formas jerrquicas/centralizadas de distribucin territorial. As, el enemigo que talesagrupaciones identifican, es un complemento conformado por el Estado y la gestin territorial inherentea l. Como consecuencia de ello tenemos entonces una pugna entre las capacidades de conectividad quela regin demanda (en el caso de los movimientos regionalistas), y las pretensiones de integracin quede all se desprenden.

    Si bien las demandas se enmarcan desde lo identitario y local hacia bienes concretos, es incuestionable,tal como se argumentaba anteriormente, que ingresan componentes ideolgicos en el proceso. As, porejemplo, influyen factores histricos, en el caso de movimientos ms culturales como el Pascuense y elMapuche; o posturas de identidad apoltica contra el orden poltico establecido, como en el caso delmovimiento estudiantil. Sin embargo, tales componentes se mezclan con el aspecto material al cual lasdemandas apuntan, producindose una externalizacin de la frustracin, lo cual refleja el componentematerial necesario para la subsistencia diaria y para el sustento de una identidad local o material especfico.En el caso del movimiento estudiantil es ms difcil evidenciar esto, no obstante, es posible estableceruna distincin de corte generacional, enfocada hacia reminiscencias de la dictadura como la Constitucinde Pinochet (consigna muy escuchada en las movilizaciones), que genera una postura de rechazo hacia

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    formas institucionales que atentan contra las nuevas generaciones y que coinciden con frustracionesen otras esferas ciudadanas, lo que explica la identificacin y el apoyo ciudadano al movimiento.

    Pese a que, como veamos, los movimientos de nuevo cuo en Chile se desenvuelven desde lo territorial(incluyendo tpicos como la identidad y la cultura) a lo funcional (reclamo por intereses concretos eideolgicos/culturales); todos ellos apuntan sus dardos hacia el Estado y al manejo poltico del pas. Portanto entran en la palestra cuestiones como la distribucin territorial del poder, la representacin polticade sectores excluidos y de grupos emergentes, e incluso la calidad democrtica del sistema poltico chileno.Intuitivamente pareciera que, si bien los movimientos toman formas de accin alejadas de los mecanismostradicionales de la poltica, de todos modos se enfocan hacia la resolucin poltica institucional y haciala demanda por una integracin ms efectiva. De all, se puede concluir que los espacios en que semanifiestan movimientos sociales pueden ser susceptibles de encaminar hacia los canales tradicionalesde la poltica y no reflejaran, necesariamente, expresiones por fuera del mbito de la accin polticaconvencional.

    Inclusin y representacin

    Resulta evidente que ciertos procedimientos efectuados por los movimientos sociales se escapan de loque llamaramos formas tradicionales de accin poltica; sin embargo, a posteriori parecen coincidir ala hora de dirigir sus reclamos hacia el sistema poltico en busca de sus demandas e intereses. Esto poneal Estado en riesgosa situacin: debe contrarrestar el descontento ciudadano y asegurar ciertos nivelesadecuados de bienestar, atacando esferas que se encuentran por fuera de su alcance; debido a que alenfrentar demandas por intereses concretos (distribucin de riquezas) se enfrenta a una economa quecorre a un ritmo muy superior a l. De esta manera, se produce una friccin de fuerzas que limita alEstado a inyectar regulaciones de corto y mediano plazo que suavicen los efectos de lgicas econmicasque, sin embargo, afectan en el largo plazo provocando desigualdades.

    Resultado de ello es que el Estado se vea forzado, dentro del contexto latinoamericano, a ser el blancoal que se dirigen las crticas y presiones ciudadanas; reaccionando solo con medidas que, o son nocivaspara una democracia saludable (como represin o mala gestin (12)), o que devienen insuficientes einestables; dado el retroceso de fuerzas que implica enfrentarse al sistema econmico - el cual cuentacon un dinamismo mucho mayor. Al estar las demandas dirigidas hacia el Estado, y al encontrarse stelimitado en sus funciones, se pierden las capacidades para generar estrategias que conecten de manerams eficiente al Estado o el sistema poltico con la ciudadana y los sectores o movimientos emergentes.

    Por ello, el Estado reacciona exasperadamente aplacando lo que a corto plazo demanda un movimiento:esto es, sus peticiones a intereses concretos (demandas por cuestiones materiales); y deja de ladoestrategias que apunten directamente al fondo de la frustracin ciudadana. Y este fondo reivindica principiosde inclusin y representacin ms efectivas y flexibles, que estn atentas a las condiciones cambiantesen el contexto de fuerzas econmicas desbordantes y que se adecen al perfil de quienes sufren losembates de tales procesos.

    En resumen, podemos asumir el despliegue de los nuevos fenmenos de movimientos sociales en Chilede la siguiente manera: en primer lugar surgen bajo determinadas caractersticas culturales y de identidad,lo cual determina tanto los posteriores desarrollos del movimiento, como la forma en que las frustracionesy descontentos generan niveles de organizacin que permiten la coordinacin hacia una accin colectiva

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  • compartida. En segundo lugar, al estar el Estado sometido al acelerado movimiento de los procesoseconmicos neoliberales, queda en posicin desventajada (dado sus procesos de modernizacin atrasadosrespecto a ellos). Producto de esta friccin, es que el Estado se limita a reaccionar contingentementeapaciguando las demandas que apuntan directamente a cuestiones materiales, y desatendiendo una formaefectiva de conexin con un entorno ciudadano en constante movimiento y a la, tambin constante,generacin de reveses que ste sufre.

    Finalmente, es indiscutible la urgente necesidad de procesos de democratizacin territorial, de efectivainclusin de sectores excluidos y nuevas formas de emergencia de descontentos ciudadanos atendiendolas diferencias. Con el propsito de que la conduccin poltica asegure mecanismos de cohesin y gestinque coincidan con las condiciones cambiantes que generan los procesos econmicos, y que ataquen deforma sustantiva los descontentos ciudadanos; es que no se debe limitar a la resolucin de conflictoscontingentes por medio de la entrega de los recursos materiales demandados, sino que a su vez debeasegurar que las lneas de conflicto social sean encausadas mediante mecanismos polticos democrticosque acten a largo plazo.

    La necesidad de estos mecanismos radica en que un sentido de pertenencia colectivo puede perdurarincluso despus de que una iniciativa o campaa especfica haya concluido (13), asunto que evidenciaque los movimientos no se delimitan temporalmente; lo cual claramente demanda la necesidad de contarcon mecanismos polticos de largo alcance y de mayor calidad democrtica.

    (1) Estudiante de Sociologa. Universidad Alberto Hurtado: Alumno en prctica CED.(2) Algunos autores que han volcado sus esfuerzos en tamaa empresa, son entre otros: Manuel Castells, Alain

    Touraine y Clauss Offe.(3) Como se ver ms adelante, la regulacin jurdica podra tener un papel importante que jugar en ello.(4) Sin diferenciar aquello que pretende integrar.(5) La desintegracin social aumenta en la medida que el trabajo pasa por un fuerte proceso de fragmentacin,

    de individualizacin y de desafiliacin o de prdida de sus referencias y soportes institucionales; aspectostodos ellos que configuran tanto el cuestionamiento de su centralidad social como su devaluacin en cuantoobjeto poltico real, subordinado siempre al discurso de la competitividad y el mercado. Luis Enrique Alonso,Crisis de la sociedad del trabajo y ciudadana: una reflexin entre lo global y lo local, en Poltica y Sociedad,3, Madrid,1999, pg. 8

    (6) Para ms detalles de cmo el capitalismo gana terreno sobre las funciones de la poltica, tambaleando susfunciones reguladoras, revsese: Boltanski, Luc y Chiapello, ve. El nuevo espritu del capitalismo, EdicionesAkal S.A. 2002 y/o Bauman, Zigmunt. Modernidad Liquida Fondo de cultura econmica, 2006. Para losprocesos de creacin de identidad en el contexto del consumo en Latinoamrica, revsese: Larran, JorgeIdentidad Chilena, Ed. Lom, 2001.

    (7) Lipset, Seymour Martin y Rokkan, Stein: Estructuras de divisin, sistemas de partidos y alineamientoselectorales, en Diez textos bsicos de ciencia poltica (1992), Editorial Ariel, S.A. Barcelona

    (8) El esquema AGIL de Talcott Parsons clasifica las funciones de un sistema social en cuatro ejes: Adaptacin:lugar donde se encuentra la economa; Goal attainment (Logro de Objetivos): la poltica; Integracin:Comunidades y asociaciones; y Latencia (Mantenimiento de funciones sociales): familias, escuelas.

    (9) Se habla de dicotoma territorial no limitndose solo a su sentido geogrfico, sino que extendiendo el sentidode ste al paso de demandas que se generan en grupos que comparten condiciones sociales de vida hacialas esferas polticas.

    (10) Existe una interesante discusin a propsito del movimiento Mapuche en Mascareo, Aldo (2007) Sociologade la cultura. La deconstruccin de lo mapuche y Larran, Jorge (2007): Sobre Sociologa de la Cultura:la deconstruccin de lo mapuche, de Aldo Mascareo y Mascareo, Aldo (2007) La cultura de las teorasde la cultura. Rplica al comentario de Jorge Larran. Todos disponibles en www.cepchile.cl

    (11) Della Porta, Donatella y Diani, Mario (2011): Los Movimientos Sociales, Centro de investigaciones sociolgicas,Editorial complutense S.A. Madrid

    (12) Para detalles sobre este tpico, vase el informe nmero 950 Prof. Andrs Sanfuentes Aysn y el mar defondo, disponible en este misma plataforma.

    (13) Della Porta, Donatella y Diani, Mario (2011): Los Movimientos Sociales, Centro de investigaciones sociolgicas,Editorial complutense S.A. Madrid. Pg. 46.

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