9~OO horas `ando los espacios Peía del Siglo XXI iblkos ... · itt

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Lunes, 31 de agosto, 1998ESPECIAL GLORIETA DE SANTA POLAINFORMACION/1 9ANDRES MARTíNEZ MEDINA, JUAN SEMPERE PEREZ Y MANUEL SEMPERE VALERO)Arquitectos rQSI>oflsdI>Ies del proyecto (le rerne(leldc,óIl <le la Glorieta (le Suila PeíaNunca llueve a gusto de todos«Los plantas ostó~¡ a114 poro haycallos: callos. Crecen árboles.poro hay bancos dobajo do unasombra, En la alIneacIón vueltohacia los cuatro lad cIudad, allí sólo plaza...»Fernando Pessoa. 193QLA (lurioto su obrié u sus ííuntus, SngOrítninote, oir losoñus que otodinton <ultre loonstrucuiño do lo for labia y¡iquol (ib do 1609 cuando los meriscos so ruorriuron frorito u sositt<tt'ollos etilos (10 ntttluttuot torilhe o Ah ¡ce, l)usdo unterícos, estouxí d sí urdo o [ti orto ea da vo/ ha estodo r o fi o p rusor r te no ¡ a vide dolos vecinos do esta villo que allíoí rc(a, o rebombe algún rulevoolvidado. 1 ley, esto espacíe públíce y adulto, se ríos antoje algonuostro, un torito privado, y la octuaclén que se ha reall?ado sobreél y que liemos vívido casi día adía , en exceso novedosa, algoatrevida.Manuel, Juan, Andrés, y 1ambión Mario José mientras nosacompañé, pusImos los ejes y lossentidos o proyector hace ya rriáscíe tres años. No estábamos sélosen la aventura, y le sabíamos.Spl re Kostf le cuenta en su «bistena», Beatr¡~ Colombo en el ho~menaje o su padre, y Luis Sepúhvedo en orle de sus últimos artículos. Lo cuentan de otra manero,poro hablan de arquitectura. Di~ceo que no es tan sencillo, que laarquitectura es algo mucho máscompleto, que involucra al clienteque la promuevo, al maestre quela ojucute y al profesional que ladibuja, pero que no son los éni- las lluvias, la sombra y la escasez tas c osas... Y no fuimos los útilces. Si el empeño tiene dimen- de verde de esta tierra árida, los ces que pensamos.sión pública, implico e tecla la so- desfiles, el degustar un helado, Suponíamos que al remodelarciociad, es su refleje. Además está los niños que juegan cada vez la Glorieta trastocaríamos los roel memento, ose instante del con artilugios más modernos, los cuerdos de les santapoleros, ceetiempo en cloe tiene lugar el mayo ue descansan, el che díciórí a la cíue no e~capames. Yacontecimiento. Porque la arqui- me de agua que apago la sed, al la nostalgia os muy recorrida,lectora también es eso: la capaci- espectáculo, la alegría del agua, aparece enseguida, antes de dardad do convertir la silueta del pai- las procesiones, la gente que vive nos tiempo a girar la coboza. Resajo en algo cíue recordemos. Per mirándola desde casa, los nego- petir les formas sado noeso tomamos en consideración cies que rodean la plaza, yen tan- nos devolvería la juventud, másbien el riorítrario, neo parecerlo ahge viejo fuera do sir atomésfora,corno une ruino traída desde otraópocn. ¿Qué ustampa doblemoselegir? ¿La que tenis un templetepara la bande?, ¿Ut que tenía unetiran fetr ele un su cetrIno?, ¿mInélío froirdosa do fiorrlos dol XIX?,¿ o o qué lío otro si ir ñrl roles, o¡ ter rde sor lilen tarorí por vn¿ primeralos por turros? II ah la mino cern hiarde muda olgunos imágenes protóritito sin faltar a lo mcrtuorla.Porque no so lino pardido los teria¿as, ¡mí ul í,asue íuo do la víteltít, ni les bancos con oit exculontevista sobro la mítrallo, ni le ruen~te, ni los jardines, ni los pájaros.Hay rnr'ts do todo, hasta más espacie liare jugar y rucreorso, PeroII? comítidod no os orín garatítio.Qoliás so han mecuperud o dema~aladas cosas y, al pretender aunardemasiadas veluírtaclos, la plazase ha vuelto borrosa y frío; los ár~boles, con el tiempo, lo volveránamable y tibIo.La Glorieta puede que so hayovestirle da estreno para la ooo~alón, para esto década al bordedel milenio, pero la Glorieta ormve~jecerá con nosotros, y sus meje~ras momontos, su ospbondor llegará, -como en las personas- conel paso cíe los años. Las lluvias deotoño nos la devolverán lustrosacada eñe, quizás tambIén un pocoherida. No hay que perder la memaria, nunca. Y la memoria noson sólo los recuerdes de cuandosomos niños y jugamos en unaplazo, La historio es nuestra memoria, nuestra vida los recuerdos;pero no vivimos do ellos.Para los autores del proyecto habla que cambiar de muda algunas lm~genes pretÉritas sin faltar a la memorianauguración¡a Glorieta deoy 1unes~, 31 de1 9~OO horas`ando los espaciosPeía del Siglo XXIiblkos pra la Santac u T

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Lunes, 31 de agosto, 1998 ESPECIAL GLORIETA DE SANTA POLA INFORMACION/1 9 ANDRES MARTíNEZ MEDINA, JUAN SEMPERE PEREZ Y MANUEL SEMPERE VALERO ) Arquitectos rQSI>oflsdI>Ies del proyecto (le rerne(leldc,óIl <le la Glorieta (le Suila Peía Nunca llueve a gusto de todos «Los plantas ostó~¡ a114 poro hay callos: callos. Crecen árboles. poro hay bancos dobajo do una sombra, En la alIneacIón vuelto hacia los cuatro lados do la cIudad, allí sólo plaza...» Fernando Pessoa. 193Q LA (lurioto su obrié u sus ííun tus, SngOrítninote, oir los oñus que otodinton <ultre lo onstrucuiño do lo for labia y ¡iquol (ib do 1609 cuando los me riscos so ruorriuron frorito u sos itt<tt'ollos etilos (10 ntttluttuot toril he o Ah ¡ce, l)usdo unterícos, esto uxí d sí urdo o [ti orto ea da vo/ ha es todo r o fi o p rusor r te no ¡ a vide do los vecinos do esta villo que allí oírc(a, o rebombe algún rulevo olvidado. 1 ley, esto espacíe públí ce y adulto, se ríos antoje algo nuostro, un torito privado, y la oc tuaclén que se ha reall?ado sobre él y que liemos vívido casi día a día , en exceso novedosa, algo atrevida. Manuel, Juan, Andrés, y 1am bión Mario José mientras nos acompañé, pusImos los ejes y los sentidos o proyector hace ya rriás cíe tres años. No estábamos sélos en la aventura, y le sabíamos. Splre Kostf le cuenta en su «bis tena», Beatr¡~ Colombo en el ho~ menaje o su padre, y Luis Sepúh vedo en orle de sus últimos artí culos. Lo cuentan de otra manero, poro hablan de arquitectura. Di~ ceo que no es tan sencillo, que la arquitectura es algo mucho más completo, que involucra al cliente que la promuevo, al maestre que la ojucute y al profesional que la dibuja, pero que no son los éni- las lluvias, la sombra y la escasez tas cosas... Y no fuimos los útilces. Si el empeño tiene dimen- de verde de esta tierra árida, los ces que pensamos. sión pública, implico e tecla la so- desfiles, el degustar un helado, Suponíamos que al remodelar ciociad, es su refleje. Además está los niños que juegan cada vez la Glorieta trastocaríamos los roel memento, ose instante del con artilugios más modernos, los cuerdos de les santapoleros, ceetiempo en cloe tiene lugar el mayores que descansan, el che díciórí a la cíue no e~capames. Y acontecimiento. Porque la arqui- me de agua que apago la sed, al la nostalgia os muy recorrida, lectora también es eso: la capaci- espectáculo, la alegría del agua, aparece enseguida, antes de dardad do convertir la silueta del pai- las procesiones, la gente que vive nos tiempo a girar la coboza. Resajo en algo cíue recordemos. Per mirándola desde casa, los nego- petir les formas del pasado no eso tomamos en consideración cies que rodean la plaza, yen tan- nos devolvería la juventud, más bien el riorítrario, neo parecerlo ah ge viejo fuera do sir atomésfora, corno une ruino traída desde otra ópocn. ¿Qué ustampa doblemos elegir? ¿La que tenis un templete para la bande?, ¿Ut que tenía une tiran fetr ele un su cetrIno?, ¿mIné lío froirdosa do fiorrlos dol XIX?, ¿ o o qué lío otro si ir ñrl roles, o¡ ter r de sor lilentarorí por vn¿ primera los por turros? II ah la mino cern hiar de muda olgunos imágenes protóritito sin faltar a lo mcrtuorla. Porque no so lino pardido los te ria¿as, ¡mí ul í,asue íuo do la víteltít, ni les bancos con oit exculonte vista sobro la mítrallo, ni le ruen~ te, ni los jardines, ni los pájaros. Hay rnr'ts do todo, hasta más espacie liare jugar y rucreorso, Pero II? comítidod no os orín garatítio. Qoliás so han mecuperudo dema~ aladas cosas y, al pretender aunar demasiadas veluírtaclos, la plaza se ha vuelto borrosa y frío; los ár~ boles, con el tiempo, lo volverán amable y tibIo. La Glorieta puede que so hayo vestirle da estreno para la ooo~ alón, para esto década al borde del milenio, pero la Glorieta ormve~ jecerá con nosotros, y sus meje~ ras momontos, su ospbondor llegará, -como en las personas- con el paso cíe los años. Las lluvias de otoño nos la devolverán lustrosa cada eñe, quizás tambIén un poco herida. No hay que perder la memaria, nunca. Y la memoria no son sólo los recuerdes de cuando somos niños y jugamos en una plazo, La historio es nuestra memoria, nuestra vida los recuerdos; pero no vivimos do ellos. Para los autores del proyecto habla que cambiar de muda algunas lm~genes pretÉritas sin faltar a la memoria nauguración ¡a Glorieta de oy 1unes~, 31 de 19~OO horas `ando los espacios Peía del Siglo XXI iblkos pra la Santa c u T �