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"Moliné O'Connor, Eduardo José A. cl Estado Nacional - Ministerio de Desarrollo Social". S.C. M. 857, L. XLVII Suprema Ca r t e: - I - La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, al entender en la controversia relativa a la revocación de la asignación vitalicia que le fuera reconocida al actor en su carácter de ex-Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (ley n° 24.018), suspendió el trámite de las actuaciones hasta tanto se resuelva la denuncia radicada por el pretensor ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, vinculada con los pormenores de su destitución por el procedimiento de juicio político, por valorar que ella traduce una cuestión prejudicial respecto de la causa en estudio (arts. 1101, C. Civil y 61 Y 68, inciso 1°, Convención Americana sobre Derechos Humanos, y Fallos: 327:5668, entre otros). Invocó para así decidir, en suma, la necesidad de evitar eventuales decisiones .- - - --conll=apuestas entre los tribuna!esnacionales y los organismos internacionales contemplados en el Pacto de San José de Costa Rica (Comisión Interamericana y Corte Interamericana de Derechos Humanos), de tutelar la garantía constitucional de la cosa juzgada, de proteger la efectividad de los fallos del tribunal y de contar con todos los elementos de juicio necesarios para resolver la cuestión con arreglo al principio de la verdad jurídica objetiva (cfr. fs. 293/304 y 418/419). Dicha resolución, impugnada vía revocatoria por el actor, fue confirmada por la Sala con apoyo en el carácter definitivo que reviste, insusceptible de reposición por contrario imperio. Arguyó la a qua, además, la insuficiencia crítica del recurso y que la independencia entre el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y los jueces locales no es absoluta a la luz de la jurisprudencia de la Corte, máxime cuando las pretensiones están evidentemente vinculadas. Finalizó alegando que la tutela judicial efectiva y la defensa en juicio no pueden prevalecer sobre el imperativo constitucional de otorgar primacía a la verdad jurídica objetiva, más aun, cuando el tenor alimentario'del beneficio permanece incólume al no mediar un fallo 1

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"Moliné O'Connor, Eduardo José A. cl Estado Nacional - Ministerio de Desarrollo Social".

S.C. M. 857, L. XLVII

Suprema Ca r t e:

- I -

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal,

al entender en la controversia relativa a la revocación de la asignación vitalicia que le fuera

reconocida al actor en su carácter de ex-Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

(ley n° 24.018), suspendió el trámite de las actuaciones hasta tanto se resuelva la denuncia

radicada por el pretensor ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, vinculada

con los pormenores de su destitución por el procedimiento de juicio político, por valorar que

ella traduce una cuestión prejudicial respecto de la causa en estudio (arts. 1101, C. Civil y 61

Y 68, inciso 1°, Convención Americana sobre Derechos Humanos, y Fallos: 327:5668, entre

otros).

Invocó para así decidir, en suma, la necesidad de evitar eventuales decisiones

.- - - --conll=apuestas entre los tribuna!esnacionales y los organismos internacionales contemplados

en el Pacto de San José de Costa Rica (Comisión Interamericana y Corte Interamericana de

Derechos Humanos), de tutelar la garantía constitucional de la cosa juzgada, de proteger la

efectividad de los fallos del tribunal y de contar con todos los elementos de juicio necesarios

para resolver la cuestión con arreglo al principio de la verdad jurídica objetiva (cfr. fs. 293/304

y 418/419).

Dicha resolución, impugnada vía revocatoria por el actor, fue confirmada por la

Sala con apoyo en el carácter definitivo que reviste, insusceptible de reposición por contrario

imperio. Arguyó la a qua, además, la insuficiencia crítica del recurso y que la independencia

entre el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y los jueces locales no es absoluta a

la luz de la jurisprudencia de la Corte, máxime cuando las pretensiones están evidentemente

vinculadas.

Finalizó alegando que la tutela judicial efectiva y la defensa en juicio no pueden

prevalecer sobre el imperativo constitucional de otorgar primacía a la verdad jurídica objetiva,

más aun, cuando el tenor alimentario'del beneficio permanece incólume al no mediar un fallo

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sobre el fondo de la pretensión, y que la prejudicialidad no reviste carácter sancionatorio sino

procesal y procura resguardar y conciliar razonablemente los derechos, garantías y principios

comprometidos en el caso (v. fs. 422/430 y 432).

La actora dedujo recursos extraordinarios contra las decisiones reseñadas, los

que fueron replicados y concedidos con apoyo en que las sentencias impiden la continuación

del pleito, involucran la inteligencia de normas federales -arts. 61 y 68 de la CIDH- y resultan

contrarias a la pretensión que el apelante sostiene en las actuaciones (fs. 433/452, 455/475,

482/483 y 485).

- 11 -

La actora argumenta, en primer término, que la decisión de la a quo lesiona en

forma irreparable su patrimonio y le veda, durante un lapso que puede estimarse en años, el

acceso oportuno a la justicia, a fin de reclamar la tutela de los derechos constitucionales que

considera menoscabados. Hace hincapié en que al suspender de oficio la causa, sine die, la

Sala obliga al actor a esperar indefinidamente que revise una sentencia de primera instancia,

en el marco de un litigio dirigido a obtener la restauración de un derecho previsional, de tenor

alimentario.

Postula que existe cuestión federal suficiente en tanto se debate el alcance de

los derechos de defensa en juicio y de acceso a la justicia y el de la tutela de los beneficios

previsionales, así como la vinculación entre la jurisprudencia nacional y los pronunciamientos

de los organismos internacionales, en particular, la Comisión Interamericana de los Derechos

Humanos y la Corte Interamericana de Justicia (arts. 14 bis, 17, 18,27,33 Y 75, inc. 22, de la

C.N.).

Rechaza que la jurisdicción internacional pueda instituirse como un supuesto de

prejudicialidad para los tribunales locales y que ello emerja de la supuesta obligatoriedad de

acatar las directrices de la Comisión o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al

tiempo que expresa que el temperamento contrario de la sentenciadora es incompatible con

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los artículos 18, 75, inc. 22, y 116 de la Ley Suprema, y 8, 25 Y 46, punto 1, apartado a), del

Pacto de San José de Costa Rica y no resulta convalidado por la aplicación analógica de una

regla excepcional como el artículo 1101 del Código Civil, según se deriva de Fallos: 287:248

y 330:2975.

Refiere, con cita de jurisprudencia, que la suspensión indefinida de un pleito, a

resultas de la denuncia tramitada en otra sede, configura una dilación contraria al derecho de

defensa y constitutiva de una denegación de justicia. En ese plano, detalla que se vio privado

de su beneficio en el año 2004 y que el trámite completo de su queja, en sede internacional y

local, insumirá razonablemente otros diez años, hasta que se resuelva, por fin, acerca de su

derecho previsional.

Aduce, asimismo, que llevado el razonamiento de la a quo al extremo no debió

ejecutarse la destitución del cargo de ministro de la Corte Suprema, decidida por el Senado

Nacional, hasta tanto se resolviese la denuncia planteada a la Comisión lnteramericana, y el

Poder Ejecutivo debió abstenerse de revocarJa pensión \fitaJicia hasta lanto se zanjara dicha

instancia.

Acusa, por otra parte, que la resolución atacada transgrede el artículo 116 de la

Carta Magna, desde que importa una renuncia de los jueces nacionales a expedirse sobre la

inteligencia y validez de normas constitucionales y federales, al tiempo que hace notar que el

Pacto de San José de Costa Rica exige que, previo a efectuar una denuncia, el interesado

agote los recursos en sede interna, lo que demuestra que la justicia nacional debe ejercer de

manera acabada su jurisdicción, sin que pueda esgrimirse ninguna supuesta prejudicialidad

internacional.

En otro orden, el actor alega que las pretensiones deducidas en ambas sedes

son distintas y que no existe riesgo de sentencias contradictorias, toda vez que la denuncia

internacional, tras haber agotado los recursos previstos en el orden local, objeta la validez de

la decisión destitutoria del Senado, promueve la restitución en el cargo de Juez de la Corte y

reclama la indemnización pertinente, mientras que en estas actuaciones sólo se pide que se

deje sin efecto la revocación de la asignación vitalicia por imperio del artículo 29 de la ley na

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24.018.

Explica que si la protesta internacional es rechazada, conservaran su vigencia

los argumentos traídos por el pretensor, y si es aceptada, no implica de manera automática

privar de efectos a la decisión del Senado, porque la Corte Interamericana puede establecer

otros modos de reparación y la forma de ejecutar lo resuelto dependerá de lo que determine

el Estado a través de los Poderes Ejecutivo o Legislativo, además de que ello puede suceder

dentro de varios años.

Expone igualmente que se encuentra en debate el alcance que cabe asignar a

la garantía a obtener un pronunciamiento jurisdiccional sin dilaciones indebidas, es decir, a la

tutela judicial efectiva derivada de los artículos 18 de la Constitución Nacional y 7, inc. 5°, 8,

inc. 1°, Y 25.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos y normas internacionales

concordantes.

En ese orden, el pretensor acusa que la sentencia omite el tenor alimentario y

preferentemente tutelado del beneficio y la singular hermenéutica tuitiva erigida en torno a la

materia previsional y dificulta el avance de un proceso que tiene por objeto posibilitar al actor

impugnar la validez de una resolución administrativa que lo privó de un derecho adquirido en

forma regular (arts. 14 bis y 75, inc. 23, C.N.), además de que desconoce la interdicción del

artículo 29 del Pacto de San José de Costa Rica, en orden a que ni el Tratado ni la actuación

de sus órganos pueden erigirse en un argumento para frustrar derechos reconocidos por el

propio Pacto.

Adiciona que lo decidido se erige en una suerte de sanción al demandante por

haber ocurrido a la instancia internacional, extremo inconciliable con el derecho a la defensa

en juicio, máxime, en un supuesto en que se encuentra comprometido el beneficio jubilatorio

de un magistrado judicial, vinculado a propósitos de independencia funcional y preservación

de las instituciones republicanas.

Dice, por último, que la decisión recurrida se aparta del principio hermenéutico

pro homine, connatural a los tratados internacionales, y del impulso hacia la progresividad en

materia de derechos humanos, privilegiando una supuesta congruencia jurisprudencial -que

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no es tal- por sobre el derecho del individuo a acceder a la justicia en defensa de su derecho

previsional (v. fs. 433/452).

- 111 -

En la segunda apelación federal, dirigida contra la denegación de la revocatoria

intentada contra la resolución suspensiva (cfr. fs. 418/419 y 432), el actor reitera argumentos

esgrimidos en su presentación anterior. Puntualiza que toda vez que se cuestiona la validez

del artículo 29 de la ley 24.018 a la luz de lo establecido por el artículo 60 de la Constitución

Nacional, lo que decida la Corte Interamericana de Justicia no tiene incidencia sobre el curso

del proceso.

Agrega que no se discute si existe absoluta independencia entre los tribunales

internacionales y los locales, sino que se trata de decidir si es posible paralizar una causa en

jurisdicción nacional, a las resultas de lo que se decida en sede internacional, y mantener un

_. beneficiQalimentario~!:Lsuspenso . durante un décadabajoJapretensián.de_que permanecerá

incólume.

Tampoco se encuentra comprometida -asegura- la verdad jurídica objetiva que

invoca el tribunal, desde que no existe ninguna discusión en torno a los extremos fácticos del

caso, a lo que se añade que el artículo 1101 del C. Civil regula el ejercicio de la jurisdicción

respecto de las acciones civiles y criminales relativas a los mismos hechos, pero en manera

alguna extiende su aplicación a organismos internacionales que no integran el Poder Judicial

de la República.

Niega, asimismo, que la sentencia de fojas 418/419 revista el carácter de una

interlocutoria, toda vez que fue expedida de oficio y no estuvo precedida de ninguna clase de

sustanciación, y que se verifique la insuficiencia crítica que le imputa la a quo a la revocatoria

deducida (v. fs. 455/475).

Interesa destacar que, en oportunidad de contestar el traslado de los recursos

extraordinarios, el Ministerio de Desarrollo Social precisó que el tema planteado -que condujo

a la suspensión del trámite- no fue introducido por su parte y resulta ajeno a los intereses del

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Estado Nacional, razón por la cual no advierte que la confirmación o revocación por la Corte

Suprema, de lo decidido a fojas 418/419 y 432, le pueda provocar un agravio (cfse. fs. 482-

483).

-IV -

El accionante, basado en la inconstitucionalidad o ilegitimidad o inaplicabilidad

del artículo 29 de la ley 24.018, promovió demanda persiguiendo que se dejen sin efecto las

resoluciones del Ministerio de Desarrollo Social 3085/2004 y 219/2005 Y el decreto del Poder

Ejecutivo Nacional 1319/2005, que rechazó el recurso de reconsideración, con jerárquico en

subsidio, interpuesto contra las anteriores, en cuanto lo privaron de su prestación previsional

mensual.

Solicitó, en definitiva, que se declare vigente la resolución de la ex Secretaría

de Desarrollo Social 2558/98 por la que se le confirió la asignación vitalicia del Capítulo I de

la ley 24.018, en su carácter de Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y que se

ordene el pago de los beneficios caídos, con intereses y costas (cfse. fs. 2/36, 39/40, 43/45,

51/52 Y 75/76; copia del expediente administrativo, a fs. 82/214, y expediente acompañado al

principal).

El juez de primera instancia, por entender que no existen hechos contendidos

que ameriten la apertura a prueba y acogiendo la petición del actor, declaró la causa de puro

derecho, sin perjuicio de librar los oficios solicitados por la demandada (cfr. fs. 235, 236, 243,

245 Y 292).

A su turno, dictó sentencia rechazando el reclamo por ponderar, en suma, que:

ª) el Presidente, el Vicepresidente y los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

quedan comprendidos en el régimen de asignaciones mensuales vitalicias del capítulo I de la

ley 24.018 a partir del cese en sus funciones, ya que previamente contaban con un derecho

en expectativa (art. 1°); 2) los ministros de la Corte Suprema pueden acogerse al beneficio

habiendo desempeñado el cargo cuatro años -como mínimo- y contando con sesenta y cinco

años de edad, o bien acreditando treinta años de antigüedad en el servicio o veinte años de

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aportes en el régimen de reciprocidad, pero el derecho queda perfeccionado al producirse el

cese en el cargo, siempre y cuando no hayan sido destituidos por juicio político motivado por

su mal desempeño (arts. 2, 3 Y 29); .Q) el cese regular del cargo comporta una condición sine

qua non para el reconocimiento del derecho jubilatorio, en paridad de grado con las restantes

de la ley 24.018, y constituye un preconcepto caracterizar el artículo 29 como una sanción; g)

la resolución 2558/98 otorgó al pretensor un derecho en expectativa, luego de que acreditara

dos de los requisitos para acceder a la pensión, y la resolución 3085/04 revocó la expectativa

por la falta del tercer y último recaudo, sin incurrir en contradicción; ll.) el cargo desempeñado

da fundamento a la asignación especial y la remoción implica la pérdida del supuesto fáctico

que justifica el régimen diferencial; f) el actor perdió la pensión vitalicia porque dejó el estado

de juez, pero no se lo relega previsionalmente ni se soslaya el valor de sus aportes, sino que

pasa al sistema general de la ley 24.241; g) el actor no demuestra que el artículo 29 de la ley

24.018 incurra en discriminación al distinguir las situaciones de renuncia y remoción por mal

desempeño u otra causal, y la condición de losjuece.s.deJaCQrle.deJ¡¡dJHl!ros funcionarios;

h) el artículo 29 de la ley 24.018 pretende impedir el acceso al régimen especial a los jueces

que han sido destituidos de sus cargos, sin importar la causal, ya que el mal desempeño se

encuentra incluido en los restantes motivos de remoción (arts. 53, 60 Y 110, C.N.); D el actor

no acredita la existencia de confiscación pues la resolución 2558/98 le confirió un derecho en

expectativa que no integró su patrimonio y que, por tanto, pudo ser revocado sin detrimento

de su propiedad, a lo que se agrega que subsiste incólume su derecho en el marco de la ley

24.241; y, j) la resolución atacada y los actos confirmatorios fueron dictados por los órganos

competentes -dec. 357/02- y se encuentran causados y motivados en los hechos -remoción­

y el derecho vigente -arto 29, ley 24.018- (v. fs. 293/304).

Apelada la decisión por el actor y sustanciado el recurso, tras haber ordenado

la a quo el pase de los autos a sentencia (fs. 306, 315/397, 399/407, 409/411 Y 412), requirió

al interesado, como una medida para mejor proveer -arto 36, CPCCN- que informe si inició un

procedimiento ante la Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos y, en su caso, el

objeto de la petición, el estado actual del trámite y los datos para su individualización (cfse.

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fs.413).

Respondida afirmativamente la requisitoria por el actor, en punto a que inició un

planteo -en estudio ante la Comisión- solicitando la reposición en el cargo de juez de la Corte

Suprema de Justicia de la Nación yel pago de los salarios caídos -trámite P-974/03-, la Sala,

según se relató, se expidió suspendiendo el trámite de los actuados, extremo que dio lugar a

las presentaciones arribadas a esta instancia extraordinaria (cfse. fs. 413, 416, 417, 418/419

Y 432).

- V-

Si bien la decisión recurrida no configura una sentencia definitiva en los estrictos

términos del artículo 14 de ley 48, opino, no obstante, que es equiparable a ellas pues, como

acepta la propia alzada (v. fs. 485), al suspender el trámite sine die impide la prosecución del

proceso indefinidamente e irroga con ello al interesado un perjuicio de imposible o dificultosa

reparación ulterior (Fallos: 329:2620; entre otros).

Adviértase en tal sentido que el actor -hoy, de 73 años de edad- fue privado

de su beneficio por resolución MDS n° 3085/2004, del 19/10/04, y que, luego de agotar la vía

administrativa, inició la presente causa, a fin de obtener el restablecimiento de su asignación,

el 31/03/06 (v. fs. 36).

En consecuencia, habiendo transcurrido casi ocho años desde el dictado de la

resolución que -según acusa- quebrantó su derecho previsional, y más de seis años desde el

inicio de las actuaciones, lo cierto es que el demandante no logró aún un fallo definitivo sobre

la procedencia de su reclamo.

Se suma a ello que, de confirmarse la suspensión decidida por la Sala, el actor

verá prolongarse aún más la incertidumbre en torno de su pretensión pues la suerte final de

ella quedará sujeta, en los hechos, a lo que en su oportunidad decidan la Comisión y la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, pese a que, según se desprende de las actuaciones,

no se discute en esa sede lo referido a la asignación vitalicia que fuera conferida y más tarde

revocada al actor.

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En esas condiciones, pondero que se equivoca la sentenciadora al sostener el

temperamento explicitado a fojas 418/419 y 432.

Y es que, allende la controversia sobre la naturaleza estrictamente previsional

del beneficio del Capítulo I de la ley 24.018, opino que no cabe dudar de su tenor alimentario

y, por ello, difícilmente compatible con una postergación indefinida como la resuelta de oficio

por la Sala, transcurridos -insisto- varios años de reclamación, primero administrativa y luego

judicial.

Recuérdese que, como ha reiterado V.E., los jueces deben actuar con extrema

cautela en el tratamiento de beneficios de orden alimentario (cfr. Fallos: 322:2049; 327:3231;

entre otros).

Por lo demás, V.E. ha indicado que, si bien la dualidad de procesos originados

en el mismo hecho impone, en el plano interno, la postergación de la sentencia con apoyo en

el artículo 1101 del Código Civil -al que acude la a quo por analogía-, la prohibición legal que

sienta el precepto no es absoluta y debe cedeccuando lasuS¡1eosióndetermina una dilación

indefinida del litigio que agravia la defensa y provoca una denegación de justicia, tal como

aquí argumenta el interesado (cfr. doctrina de Fallos: 287:248; 314: 187; 321 :1124; 330:2975;

etc.).

Repito que el actor ha desandado cerca de ocho años de reclamo en sede local

en pos de la reposición de su derecho, y que la alzada considera procedente, so pretexto de

una controvertida prejudicialidad, dilatar aún más la indefinición sobre la suerte del beneficio,

sin siquiera cerciorarse de que la queja ante los organismos internacionales, tras la sujeción

a los procedimientos de rigor, vaya a conocer en breve una respuesta, y pretiriendo que en el

subexamine no se verifican los supuestos del artículo 1101 del Código Civil, ni siquiera por

analogía.

En el sublite, por otro lado, el actor aclaró a la Cámara que no intenta obtener

la revisión de lo decidido por el Senado en el juicio político que lo destituyó del cargo de Juez

de la Corte, aspecto sobre el que se basa la supuesta prejudicialidad y "cuya competencia [al

decir de la parte] se encuentra fuera de esta jurisdicción" (fs. 378 y 416), sino que se revoque

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lo resuelto en sede administrativa con fundamento en el artículo 29 de la ley 24.018 -y contra

el texto de los artículos 2 y 3 de la ley y 60 de la Constitución Nacional- y se restablezca su

asignación.

Puntualizó, incluso, que las transcripciones parciales de lo decidido a propósito

de la destitución tuvieron < ... como único fin, resaltar las razones por las cuales el Senado

removió al pretensor "con la declaración de que no queda inhabilitado para ocupar empleo

de honor, de confianza o a sueldo de la Nación ... "> (v. fs. 389).

El Estado Nacional, por su parte, indicó oportunamente que el planteo dilatorio

le resulta ajeno y que, en consecuencia, su suerte final no le irrogará ningún agravio (cfse. fs.

482/483), de lo que se infiere que no percibe ninguna amenaza a su derecho de defensa o al

debido proceso, en el caso de un pronunciamiento de la alzada, sin más, sobre el fondo de la

cuestión.

En las condiciones descriptas, considero que el fallo de la Cámara desatiende,

sin proveer razones válidas para ello, los extremos y principios referidos y que, por lo tanto,

debe invalidarse.

Lo anterior es así, sin perjuicio de lo que se expondrá infra sobre el problema

de fondo, no tratado por la sentenciadora, con fundamento en consideraciones de naturaleza

tutelar.

La índole de la solución propuesta, estimo que me exime de tratar los restantes

agravios en torno a la suspensión del trámite.

- VI-

Dicho lo anterior, incumbe reiterar que el actor -de 73 años de edad- contiende

con el Poder Ejecutivo Nacional, desde hace cerca de ocho años, acerca de la validez de un

beneficio alimentario que le fuera conferido, en tanto juez de la Corte Suprema, en el marco

de la ley federal 24.018 (Fallos: 324:1177, etc.), bajo la tutela, prima faeie, de la Carta Magna

(Fallos: 322:2673; entre otros).

Atendiendo a ello, y tratándose de una cuestión declarada "de puro derecho",

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que involucra preceptiva federal y diversos actos emanados de autoridad nacional, considero

que procedería, salvo mejor criterio de V.E., a fin de no dilatar más aún la definición en torno

a un beneficio de la seguridad social como el controvertido, atinente a una persona de edad,

expedirse igualmente sobre el fondo del asunto, en el marco del artículo 16 de la ley 48 y de

las razones tutelares alegadas (art. 14 bis, C.N.).

- VII -

Surge de las actuaciones administrativas que el actor, en su carácter de Juez

de la Corte Suprema -dec. 1317/90 del 13/7/90- acreditando ocho años en el cargo y más de

veinte años de servicios con aportes, obtuvo la pensión vitalicia prevista en el Capítulo I de la

ley 24.018, por imperio de la resolución SDS 2558/98 del 02/11/98, con la aclaración de que

los haberes le serían liquidados mensualmente a partir de la fecha de cese de sus funciones

(v. fs. 1/19 del expte. agregado).

l'osterjorme~ por:~esolución MDS3085104deI19/10/94, haciendo mérito de

la remoción previo juicio político del actor -por la causal de mal desempeño en el ejercicio de

sus funciones- y de lo establecido por el artículo 29 de la ley 24.018, se revocó la resolución

precedente (cfr. fs. 43/44 del agregado, con la salvedad de que se reinicia la foliatura a partir

de fojas 21).

Objetada la resolución 3085/04, el temperamento administrativo fue ratificado,

primero, por la resolución MDS 219/05 del 11/02/05, y más tarde, por el decreto 1319/05 del

26/10/05, previo dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación n° 272/05 (cfr. fs. 78/80,

98/104 Y 105/106 del agregado).

El cuestionamiento en el ámbito judicial de la resolución 3085/04 y de los actos

confirmatorios posteriores, según se reseñó, condujo al dictado del pronunciamiento arribado

en crisis a la instancia federal.

- VIII -

Procede detallar, ante todo, que en las actuaciones cuya regularidad se ventila

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se invocaron, principalmente, las disposiciones de los artículos 1, 2, 3, 5, 7 Y 29 de la ley n°

24.018 y 53 Y 60 de la Constitución Nacional.

Establece el primero de los preceptos, correspondiente al Título 1, Capítulo 1,

de la ley 24.018 (B.O. del 18/12/91 ), que: "El presidente, el vicepresidente de la Nación y los

jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación quedan comprendidos en el régimen de

asignaciones mensuales vitalicias que se establecen en el presente capítulo a partir del cese

en sus funciones".

El artículo 2 de la ley prevé, a su turno, que: "Los jueces de la Corte Suprema

de Justicia, adquieren el derecho a gozar de la asignación mensual cuando cumplan como

mínimo cuatro (4) años en el ejercicio de sus funciones"; y el artículo 3 prescribe, en lo que

nos convoca, que: "A partir de la promulgación de esta ley, los ciudadanos encuadrados en

el artículo segundo, al cumplir sesenta y cinco (65) años de edad, o acreditar treinta (30)

años de antigüedad de servicio o veinte (20) años de aportes en regímenes de reciprocidad,

comenzarán a percibir una asignación mensual, móvil, vitalicia e inembargable, conforme con

el derecho adquirido a las fechas en que se reunieron dichos requisitos, cuyo monto será la

suma que por todo concepto corresponda a la remuneración de dichos cargos [ ... ]" (precepto

reformado por la ley de creación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, 24.241,

B.O. del 18/10/93). Corresponde aclarar que los párrafos subrayados no obran en los textos

originales.

Prevé, por su lado, el artículo 5 que: "La percepción de la asignación ordenada

en el artículo 1, es incompatible con el goce de toda jubilación, pensión, retiro o prestación

graciable nacional, provincial o municipal, sin perjuicio del derecho de los interesados a optar

por estos últimos beneficios"; mientras que el artículo 7 estatuye que: "El gasto que demande

el cumplimiento de esta ley, se imputará a rentas generales hasta tanto se incluya en la ley

general de presupuesto".

El artículo 29 de la ley determina, por último, que: "Los beneficios de esta ley,

no alcanzan a los beneficiarios de la misma que, previo juicio político, o en su caso, previo

sumario, fueran removidos por mal desempeño de sus funciones".

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"Moliné O'Connor, Eduardo José A. cl Estado Nacional - Ministerio de Desarrollo Social".

S.C. M. 857, L. XLVII

A propósito precisamente del procedimiento del juicio político, el artículo 53 de

la Norma Fundamental prescribe que: "Sólo ella [la Cámara de Diputados] ejerce el derecho

de acusar ante el Senado al presidente, vicepresidente, al jefe de gabinete de ministros, a

los ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad que

se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones; o

por crímenes comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la

formación de causa por la mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes." (ver,

además, arto 59, C.N.).

Por su parte, al ocuparse de las consecuencias de la decisión del Senado en

el ámbito del juicio político, el arUculo 60 de la Constitución Nacional establece que: "Su fallo

no tendrá más efecto que destituir al acusado, y aun declararle incapaz de ocupar ningún

empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Nación. Pero la parte condenada quedará,

no obstante, sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales

ordinarios".

El sentido de la norma se reitera en el artículo 115 de la Carta Magna, relativo

a la destitución por jurados de enjuiciamiento de los jueces de los tribunales inferiores, en el

que se lee que: "Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado.

Pero la parte condenada quedará no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a

las leyes ante los tribunales ordinarios [ ... j".

Basada en las reglas anteriores, la Administración concluyó, con la conformidad

judicial, que la asignación vitalicia no constituye un haber previsional en sentido estricto, sino

que reviste un carácter distintivo que emerge del reconocimiento del cargo desempeñado, y

que su adquisición definitiva se encuentra condicionada al cese regular de la función, evento

que, en esta perspectiva, no se verificó en virtud de la destitución del peticionario en el juicio

político.

Discrepo con tal parecer.

y es que, más allá de las deficiencias que pueden apreciarse en la redacción de

algunos de los preceptos de la ley 24.018, considero que puede sostenerse razonablemente

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que el derecho a la prestación allí establecido se adquiere cuando los jueces del Alto Cuerpo

cumplen los recaudos de los artículos 2 y 3 de la norma (permanencia en el cargo y edad o

antigüedad de servicios o de aportes), como oportunamente lo dispuso la resolución 2558/98

de la ex-Secretaría de Desarrollo Social (Llamo la atención sobre los párrafos subrayados al

transcribir los artículos).

En tal sentido, como refiere el Sr. Fiscal General ante la Cámara, resulta más

apropiado hablar aquí de un "derecho adquirido" antes que de uno "en expectativa", según el

término utilizado por la Procuración del Tesoro y por el juez de grado, a lo que se añade que,

en rigor, no se dispuso -en la resolución MDS n° 3085/2004- la revocación de la expectativa

oportunamente otorgada, sino que se revocó el derecho ya reconocido a la asignación (cf. fs.

411 ).

Adviértase -como enfatizó el Fiscal, invocando el voto de la jueza Argibay en

el precedente de Fallos: 328:3985- que no puede negarse el carácter de derecho adquirido a

pesar de que exista un diferimiento de su exigibilidad (v. fs. 411).

Agrega el representante del Ministerio Público Fiscal que, de admitirse que ha

mediado en el supuesto una "condición", ésta no sería suspensiva, sino "resolutoria", esto es,

la que deja en suspenso no la adquisición sino la extinción de un derecho ya adquirido (cf. fs.

411vta.).

Para que exista un derecho adquirido, según V.E., es necesario que su titular

haya cumplido -bajo la vigencia de la ley- todas las condiciones sustanciales y los requisitos

formales previstos en ella para ser titular del derecho, aun cuando falte la declaración formal

de una sentencia o un acto administrativo, pues éstos sólo agregan el reconocimiento de ese

derecho o el apoyo de la coactividad necesaria para que se haga efectivo (cfr. S.C. J. 204, L.

XLII; "Jugos del Sur cl Estado Nacional", del 12/08/08; y Fallos: 321:330; 326:417; 328:1381,

etc.).

y ese reconocimiento, insisto sobre ello, se concretó aquí incluso con el dictado

de la resolución SDS 2558/1998, que tuvo por cumplimentados los requisitos exigidos por los

artículos 2 y 3 de la ley 24.018 y otorgó la pensión sin sujetarla a condición alguna, difiriendo

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solamente su exigibilidad (v. arts. 1 ° Y 2°).

Por lo demás, si bien es cierto que se trata la controvertida de una asignación

vitalicia especial, atendida por rentas generales e incompatible con el goce de una jubilación,

pensión, retiro o prestación graciable nacional, provincial o local, sin perjuicio del derecho de

los interesados a optar por ella o por estos beneficios (arts. 5 y 7, ley n° 24.018), no advierto

nítido -como se ha sostenido en las actuaciones con amparo, incluso, en el artículo 75, inciso

20, de la Constitución Nacional- su ajenidad, cuanto menos, a la seguridad social (art. 14 bis,

C.N.).

Repárese en que su adquisición se encuentra condicionada al cumplimiento de

sesenta y cinco años de edad, o acreditar treinta años de antigüedad de servicios o veinte de

aportes en regímenes de reciprocidad -parámetros usuales en la legislación previsional-, a lo

que se suma que es mensual, móvil e inembargable, y que en el caso de muerte, el derecho

acordado o a acordarse al titular se extenderá -como "haber de pensión"- a la viuda o viudo,

en concurrencia con los hijos e hijas solteros, menores de dieciQGho_aoos, O incapacitados y

a cargo del causante, etc. (arts. 3 y 4, ley 24.018).

Con la expresión "pensión vitalicia", además, se refieren al beneficio tanto la ex­

Secretaría de Desarrollo Social como la Cámara, y su gestión, como resulta de lo actuado a

partir de la revocación del aquí contendido, se encuentra a cargo de la Comisión Nacional de

Pensiones Asistenciales del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, cuyo titular refrendó

lo resuelto en la órbita ministerial.

La asignación vitalicia, por último, se halla inserta no casualmente en el marco

del régimen básico, especial y autónomo de la ley 24.018 -que no complementa ni modifica a

las leyes 18.037 y 24.241 Y sus modificatorias (cfse. Fallos: 322:752; 329:904 y 330:2274)- y

sometida a las disposiciones comunes y transitorias de dicho ordenamiento (cfse. arts. 27, 33

Y 34, ley 24.018).

A ese respecto, cabe recordar que los jueces deben obrar con extrema cautela

cuando deciden asuntos que involucran prestaciones de contenido alimentario, atendiendo a

los fines superiores que persigue la materia de la seguridad social, protectora de los riesgos

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de subsistencia y ancianidad, y que en ese ámbito el rigor de los razonamientos lógicos debe

ceder ante la necesidad de no desnaturalizar los fines que inspiran la preceptiva, razón por la

cual el resultado al que llega la interpretación que se proponga debe merecer una cuidadosa

consideración (doctrina de Fallos: 323:2081; 325:1616; 327:867, 870; 331 :2169; entre varios

otros).

En las condiciones referidas concluyo, luego, que mediante la resolución MDS

3085/04, y sin otro apoyo que lo dispuesto en el artículo 29 de la ley 24.018, se privó al actor,

inaudita parte, de un beneficio alimentario reconocido por una resolución administrativa firme,

inherente a un régimen especial de la seguridad social (v. arts. 13 y 18, ley 19.549, y 14, 26 Y

27, ley 24.018).

-IX -

Dicho lo anterior, resta por examinar, además, la razonabilidad de tal proceder

en el marco de lo dispuesto por el citado artículo 29 de la ley 24.018 y por el artículo 60 de la

Ley Fundamental.

Pero previo a ello, es menester explicitar que la remoción del actor de su cargo

de Juez de la Corte Suprema de Justicia Nacional obedeció a la causal de mal desempeño

en el ejercicio de sus funciones, a propósito de la actuación que le cupo en el caso registrado

en Fallos: 325:2893, y que en oportunidad de disponerla el Honorable Senado declaró que el

acusado "no queda inhabilitado para ocupar empleo de honor, de confianza o a sueldo de la

Nación" (cf. decisión del 3/12/03, a fs. 20/21 del agregado).

Dicho pronunciamiento fue recurrido por el actor con arreglo al artículo 14 de

la ley 48, dando lugar al fallo desestimatorio de la Corte Suprema, integrada por conjueces,

publicado en Fallos 327: 1914, el que a su turno, como surge de la causa, habría sido llevado

ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (v., además, Fallos: 326:4164, 4616,

4745 Y 4758; 427:296, 2048 y 2205), Y que, cabe adicionar, carecería de firmeza de estar al

temperamento estricto de la Cámara.

Más tarde, sobre la base de la remoción del demandante en juicio político y de

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lo ordenado por el artículo 29 de la ley 24.018, transcripto con anterioridad, la Administración

revocó la resolución que le reconocía al actor la prestación especial, con arreglo al criterio ya

referido, convalidado por el tribunal de mérito.

También en este punto disiento con la solución a que se arriba.

y es que, desde mi perspectiva, lo resuelto presenta numerosas aristas para la

crítica.

Una primera, difícil de I>uperar, es que el artículo 29 de la ley 24.018 se aplica

aquí a un caso en el que, como se indicó, los requisitos condicionantes de la adquisición del

derecho se encontraban cumplidos con anterioridad a la destitución del actor, según lo había

reconocido una resolución administrativa firme del año 1998, con lo que dudosamente puede

sostenerse que la revocación del beneficio no configura otro "efecto" de la remoción, vedado,

por lo tanto, constitucionalmente (v. arts. 60 y 115, C.N.).

En ese sentido, interpreto que la clara voluntad del constituyente fue limitar las

facultades del legislador en orden a las consecuencias o efectos del jlJiGiQ_político, máxime,

en un aspecto como el que involucra el derecho de retiro de un magistrado judicial, vinculado

a fines de independencia funcional y salvaguardia de las instituciones republicanas (v. Fallos:

322:752; 324: 1177; etc.).

Una segunda objeción, tampoco trivial, es que si bien es cierto que el Senado

de la Nación removió al actor por mal desempeño en el ejercicio de su función, lo hizo bajo la

expresa aclaración de que no queda inhabilitado para ocupar empleo de honor, de confianza

o a sueldo de la Nación (v. decisión del 3/12/03, supra citada).

Situados en ese marco, resulta cuanto menos paradójico que la resolución que

por norma constitucional "no tendrá más efecto que destituir al acusado" (art. 60, C.N.), y que

habilita aquí expresamente al actor a percibir sueldos de la Nación, se convierta en la causa

de la revocación de su derecho a percibir haberes derivados de su sueldo en actividad como

Juez de la Corte Suprema de Justicia.

La seguridad social, en el decir reiterado de V.E., posee como cometido propio

la cobertura de las consecuencias negativas generadas por las contingencias sociales, por lo

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que el apego excesivo al texto de las normas sin apreciar las circunstancias particulares de

cada caso, no se aviene con la cautela con que los tribunales deben juzgar las peticiones en

la materia (Fallos: 324:4511; etc.), máxime -retomo el punto- en un caso en que la prestación

fue revocada sin audiencia del interesado.

Para concluir, el argumento según el cual no se encuentra afectado el derecho

del actor en virtud de que conserva su derecho de acudir al régimen general de jubilaciones,

tropieza con la desmentida categórica de la propia accionada, quien destaca que los haberes

que perciben los ministros de la Corte en el marco de la ley 24.018 " ... exceden ampliamente

la proporción que rige en las prestaciones reguladas por la ley n° 24.241, sus modificatorias

y complementarias ... " (v. fs. 402).

En ese orden interpreto nítido que la mera existencia de un régimen previsional

menos propicio, como es el de la ley 24.241, no habilita a privar al interesado de un beneficio

obtenido al amparo de otro más favorable o ventajoso, como es el de la ley n° 24.018 -ya se

trate de la asignación vitalicia del Capítulo I o de la ordinaria del Capítulo 11 (cfr. arto 8 y anexo

1, ley 24.018)- el que reviste características propias y que por estar destinado a agentes que

desarrollan particulares tareas, debe ser diferenciado del general, impuesto por la ley 24.241

y sus modificatorias (Fallos: 322:752 y 324: 1177).

Ya propósito del presunto sometimiento discrecional del actor, sin reservas, al

régimen especial que ahora ataca, soy del criterio que el rigor de la directriz debe moderarse

en casos en que se discuten derechos alimentarios y cuando, como aquí, el interesado pudo

razonablemente considerarse al margen de la previsión del artículo 29 de la ley 24.018, con

arreglo al matiz hermenéutico que postula fundado principalmente en los artículos 2 y 3 de la

citada ley y 60 de la Ley Suprema, allende el estricto planteo constitucional (Fallos: 330:2685

y 2696).

- X-

Por lo expresado, opino que corresponde declarar procedente la presentación

extraordinaria del actor e invalidar el pronunciamiento (v. ítem V del dictamen) y, con arreglo

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a lo previsto en el artículo 16 de la ley 48, revocar las decisiones administrativas y el decreto

cuestionados y restablecer la vigencia de la resolución SDS 2558/98 (v. ítems VI y siguientes

del dictamen).

Buenos Aires)1 de mayo de 2012.

ES COPIA LUIS SANTIAGO GONZALEZ WARCALDE

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