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José Cerdá Aparicio Lecciones que nos da la Historia Página 1 A modo de introducción Hace unas semanas y a propósito de una nota a pie de página en un trabajo que la web de nuestra Fundación había colgado, un amable lector me pedía ciertas aclaraciones que no tengo ningún inconveniente en hacerle llegar a través de este articulo. La nota de referencia, textualmente, decía lo siguiente: Hacemos referencia a empresas autóctonas, no a las marginales que llegaron desde otras zonas. Es decir, las grandes empresas enguerinas, y de enguerinos, tales como Industrias Aparicio, Navarro Cabedo, La lanera valenciana, Ibáñez Fabra, etc. que emigraron a otras zonas como la misma capital o, sencillamente, desaparecieron. En el vacío se nos colaron, como decimos, empresas marginales provenientes de otras zonas que camparon durante el siglo XX, tales como Nacar, Sucesores, Piqueras…”. Creo que es pertinente recordar este párrafo porque, en estas últimas fechas, desde los massmedia se nos dice algo similar en referencia al éxodo de firmas desde Cataluña. Como ciertamente llevamos tanto tiempo con el tema del “Proces català” en los medios de comunicación de masas, así como en las redes sociales, algunos lo encuentran cansino; si bien otros, callados frente al vocerío político, preveían el desatino que el mismo comportaría para la mayor parte de las personas. Tal batiburrillo entre digital y periodístico, incluso con algún que otro tinte politiquero, pero sobre todo la interpelación de nuestro amable lector me llevó a la conclusión de poner negro sobre blanco algunas ideas que, volis/nelis, van madurando en el caletre de quien lee, estudia, vive y piensa sobre su entorno 1 . No quisiera que este trabajo sirviera para mantener en el tiempo, todavía más, tal discusión a nivel de política; nivel del que solo conozco mi personal y cívica participación normal de común ciudadano; sinceramente lo digo. Y no porque la considere baladí, sino más bien, siguiendo el sentir de mi madre, porque la política –pienso hacía referencia al “politiqueo”– para quien viva de ella. Bastante caro nos costaron a nuestra área geográfica, y 1 Tiene razón mi interpelante por cuanto, además de éstas del sector textil, también emigraron los Soler, los Garnelo, etc. pertenecientes a las ramas de cerrajería ornamental y mecánica, así como otras de sectores diferentes, especialmente de mantenimiento. Con todo, dado que en general se habla de la industria textil lanera como nuestra industria tradicional, es por ello que, de modo incorrecto pero identificador, me ciñera en el trabajo de referencia y en este mismo a la industria lanera. Pero admito la corrección y crítica. Gracias.

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Lecciones que nos da la Historia Página 1

A modo de introducción

Hace unas semanas y a propósito de una nota a pie de página en un trabajo que la web de nuestra Fundación había colgado, un amable lector me pedía ciertas aclaraciones que no tengo ningún inconveniente en hacerle llegar a través de este articulo.

La nota de referencia, textualmente, decía lo siguiente:

“Hacemos referencia a empresas autóctonas, no a las marginales que llegaron desde

otras zonas. Es decir, las grandes empresas enguerinas, y de enguerinos, tales como Industrias Aparicio, Navarro Cabedo, La lanera valenciana, Ibáñez Fabra, etc. que emigraron a otras zonas como la misma capital o, sencillamente, desaparecieron. En el vacío se nos colaron, como decimos, empresas marginales provenientes de otras zonas que camparon durante el siglo XX,

tales como Nacar, Sucesores, Piqueras…”. Creo que es pertinente recordar este párrafo porque, en estas últimas fechas, desde los massmedia se nos dice algo similar en referencia al éxodo de firmas desde Cataluña. Como ciertamente llevamos tanto tiempo con el tema del “Proces català” en los medios de comunicación de masas, así como en las redes sociales, algunos lo encuentran cansino; si bien otros, callados frente al vocerío político, preveían el desatino que el mismo comportaría para la mayor parte de las personas. Tal batiburrillo entre digital y periodístico, incluso con algún que otro tinte politiquero, pero sobre todo la interpelación de nuestro amable lector me llevó a la conclusión de poner negro sobre blanco algunas ideas que, volis/nelis, van madurando en el caletre de quien lee, estudia, vive y piensa sobre su entorno1.

No quisiera que este trabajo sirviera para mantener en el tiempo, todavía más, tal discusión a nivel de política; nivel del que solo conozco mi personal y cívica participación normal de común ciudadano; sinceramente lo digo. Y no porque la considere baladí, sino más bien, siguiendo el sentir de mi madre, porque la política –pienso hacía referencia al “politiqueo”– para quien viva de ella. Bastante caro nos costaron a nuestra área geográfica, y

1 Tiene razón mi interpelante por cuanto, además de éstas del sector textil, también emigraron los Soler,

los Garnelo, etc. pertenecientes a las ramas de cerrajería ornamental y mecánica, así como otras de sectores diferentes, especialmente de mantenimiento. Con todo, dado que en general se habla de la industria textil lanera como nuestra industria tradicional, es por ello que, de modo incorrecto pero identificador, me ciñera en el trabajo de referencia y en este mismo a la industria lanera. Pero admito la corrección y crítica. Gracias.

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sobre todo a las personas, ciertas decisiones tomadas por quienes, también entonces, eran nuestros representantes políticos, tanto en los ayuntamientos de Enguera como en los pueblos del, entonces, Distrito Electoral.

El caso es, amable lector, que también nosotros tuvimos nuestro propio “procés” que, como no podía ser de otra manera, culminó con una declaración y subsiguientes decisiones cuyas consecuencias, a mi entender y el de otros, todavía colean. Digo que culminó y no que inició aun sabiendo que, al ser un hecho histórico, a otros mejor preparados competirá estudiarlo, analizarlo y explicarnos su gestación y proceso. Hago referencia al pronunciamiento del 17 de julio de 1854 en el Ayuntamiento de Enguera y, a continuación, la adhesión en el resto de ayuntamientos del Distrito con las lógicas y subsiguientes peticiones de purgas. Éramos, a la sazón, zona económicamente privilegiada.2 Ahora bien, aun no siendo historiador y conociendo que la tendencia actual en las ciencias sociales utiliza el análisis estructural como metodología, no seré yo el inocente que analice la situación de nuestra Comarca minimizándola, aunque lo pareciera en el documento al que hacía referencia mi amable lector, a un análisis casual; entre otras razones porque, personalmente, coincido con el método estructural para aproximarse a la comprensión de la realidad; también la histórica.

Así que permítanme que vaya desgranando mis reflexiones, dejando apuntado desde el inicio que no podemos olvidar que, en el contexto hispano de aquellas fechas, Enguera no era ciertamente una prioridad nacional, pero tampoco podemos creer que fuéramos nosotros solos, ni con la inestimable ayuda de nuestras corporaciones municipales, quienes nos precipitamos al abismo. Con este largo preámbulo no pretendo otra cosa que tratar de ir aproximándonos a nuestra realidad actual, que es la que importa, por cuanto es ella la que nos deriva a la del futuro inmediato.

Los antecedentes

La explicación más generalizada de los factores que nos han traído al hoyo socioeconómico en que nos encontramos en nuestra Comarca –por contraposición al Alcoyá y el Comptat– es la que ofrecida por la historiografía al uso, especialmente entre las publicaciones de autores de nuestra Universidad de Valencia anteriores al proceso democrático de 1.978, trató de explicar tal deterioro, en base a la carencia padecida por la sociedad enguerina de los principales motores que impulsan una economía: el capital financiero y la tecnología.

2 Por lo demás, el 30 de octubre de 1868, a decir de D. Pedro Sucías: “El partido liberal de esta villa se

alza en rebelión contra la monarquía de los Borbones, destituye al Ayuntamiento y forma una Junta revolucionaria”. Calendario de Efemérides de Enguera. Valencia, 1906 pg 44

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Personalmente, no es necesario insistir en ello, no soy técnico en las investigaciones históricas. Lo cual no me incapacita, en cuanto estudioso de la realidad, para comprobar gracias a la documentación disponible la falsedad de que tales razones pudieran ser explicativas de nuestro caso. En efecto, la constancia entre nosotros de entidades de capitalización financiera, así como la existencia de la Sociedad Vapor San Jaime, S.A., creada en torno a la importación, montaje y uso del “artefacto” –como se denominaba la máquina de Watt–, así como la existencia de empresas de producción de electricidad, especialmente La Central eléctrica del Salto o La Electricista enguerina, desmontan tal axioma por mucho que, por repetido, se pretenda mantener3. Por lo demás, tal comprobación es la más clara manifestación, además, del dato más relevante, a saber: que existía espíritu emprendedor en nuestra sociedad de aquellas fechas.

En este sentido y aunque no es frecuente que recurran a él algunos analistas de la historia, juzgamos que no es de menor importancia la constatación de la existencia entre nosotros de una fuerza laboral preparada y concienciada en su desempeño4, que acompañaba a toda una tupida red comercial, con puntos de venta exclusivos, extendida por casi todas las zonas de la geografía peninsular5, que descansaba en la calidad del producto, refrendado por el Real Despacho Auxiliatorio de 1.827, del que alguien dijo ser “el primer certificado de calidad conocido en España”.

En ellas andábamos cuando llegaron las conocidas como leyes del trigo o, si se prefiere, el establecimiento del proteccionismo que, si hacemos caso a Cánovas del Castillo, pretendía contentar tres pilares, que definía como fundamentales del sistema político: los industriales catalanes, los grandes propietarios cerealistas castellanos y los empresarios siderúrgicos vascos. Con otras palabras, mediante tales disposiciones legales no se pretendía establecer unas líneas de defensa de la industria nacional frente a otras empresas extranjeras, principalmente inglesas, tal como nos lo han vendido, sino defender a las industrias ubicadas en Cataluña, en la zona vasca así como la producción cerealista castellana del resto de competidores, también de los nacionales6. La pregunta surge espontánea ¿y por qué se legisló de tal guisa? Dejamos al lector que forme su opinión que, ciertamente, no es sencilla. Los enclaves empresariales gallegos, el desmantelamiento de la siderurgia malagueña o, por el contrario, el mantenimiento de ciertos enclaves andaluces, entre otros puntos, están todavía sin tener respuesta salvo, es posible, en ciertos ámbitos iniciáticos en historiografía industrial de la época.

* * *

3 Por lo demás, hubo otros motivos algo distintos y más explicativos apuntados por el profesor

Hernández Marco quien, por causas no explicadas, aparece como docente en el País vasco, lejos de la que fuera su originaria parcela de análisis histórico. 4 Y valgan como ejemplo de tal aserto la intervención y posicionamiento ante los sucesos de Alcoy, el

desarrollo de mutualidades y asistencias mutuas; así como las escuelas nocturnas, desarrollo de bandas de música y otras manifestaciones artísticas. 5 Tema que se puede rastrear todavía ya iniciada la primera década del siglo XX, por ejemplo en las

Gacetillas del semanario El Enguerino. 6 Conviene no olvidar que, en aquellas fechas todavía se entendía como “nacionales” también las

ubicadas en América y Filipinas. No olvidemos la frase de “Nuestros Reynos” que utilizaban los monarcas

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Los datos

En este contexto general, es en el que pretendo manifestar mis reflexiones, aportando algunos de los elementos explicativos; pues, si bien no tienen que ser “la” explicación, pienso, nos pueden aproximar a entender y, en consecuencia, comprender por qué hemos llegado a esta situación socio-económica en la que se encuentra nuestra Comarca.

En primer lugar, nuestros paisanos conocían las bondades de nuestra Vall para diferentes cultivos: vid de pasa y uvas de mesa o cereales, así como los rendimientos de nuevos cultivos arbóreos que eran conocidos desde las experiencias agrarias de Baltasar Fuster. De casi todos es conocida la relación entre los Fuster y Cabanilles, así como que éste último era un “convencido del papel que la ilustración podía desarrollar en el progreso de las zonas rurales de Valencia, y en sus viajes por estas tierras busca a los hombres que sobre el terreno están en disposición de llevarlas a la práctica”7. A nadie le puede escapar que una de las ideas atribuidas a la ilustración fue el afán por roturar tierras “improductivas”, proyección de las políticas agrarias llevadas a cabo en Inglaterra, si bien allí se promovieron en orden a liberar del campo mano de obra productiva y barata para la industria. Entre nosotros aparecerán, como incentivadores de estas y otras ideas relativas al “nuevo” agrarismo, los enclaves roturados destinados a la producción de las uvas pasas, así como la ampliación de dichas zonas para los jornaleros que, desde La Marina, acompañaron a sus patronos8.

En segundo lugar, conviene no olvidar que la construcción del denominado por algunos “Nou Camí Reial de Madrid a València”9 dejaba sin sentido las antiguas vías de comunicación; aquellas que convertían nuestra Comarca en nodo relacional entre los Reinos de Valencia y de Castilla, así como la ruta hacia Andalucía por el este peninsular. En efecto, el nuevo trazado radial de las vías de comunicación traía, al menos, dos consecuencias nefastas para nuestra economía, a saber: por un lado, desplazaba los centros de atracción comercial y, por otro y muy especialmente su limitación de usos, condenaba el trasiego de ganados desde las Mesetas hasta nuestra sierra.

En tercer lugar, y ahora sí directamente eran nuestras autoridades administrativas quienes tenían la palabra de admitir o no cuneros, quedábamos lejos de los centros de

7 Izquierdo Anrubia, J. Todos sus trabajos sobre los Fuster, especialmente el subtitulado: Baltasar Fuster

y su encuentro con Cavanilles, http://www.biblioteca.fundacionlasierracv.org/content/fuster-ii 8 Cerdá Aparicio, J. Primores, y II http://www.biblioteca.fundacionlasierracv.org/content/primores-y-ii

9 Sanchis Deusa, Carme. Els camins valencians de la segona meitat del segle XVIII i les Observaciones de

Cavanilles. Cuadernos de Geografía, nº 62. Valencia, 1997 pags. 455 - 483

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Lecciones que nos da la Historia Página 5

decisión relativos a la implantación de las nuevas infraestructuras: ferrocarriles, carreteras, etc.10

En cuarto lugar, dado que ya se había iniciado el gran cambio en la política del uso de la sierra –es decir, que los vecinos pierdan los derechos de acceder al uso y disfrute de ella11–, nuestros ayuntamientos deciden que ya era momento de incoar lo que pudo ser definido como proyectil de espoleta retardada. En efecto, quiero hacer referencia a que, al margen que ya para el último tercio de siglo XIX, se detecta y constata la masiva emigración desde nuestra Comarca, también durante ese período es cuando se privatiza una parte de la propiedad del “común“ –la zona de la Contrarredonda– y se inicia el proceso de convertir en “propio” del

Ayuntamiento la otra parte restante del monte que dejará, así al menos lo pretendían, de pertenecer al “común”. A nuestros efectos, lo más curioso es que tal proceso de despoje de los derechos del vecindario, como acabo de decir, consiste en contemplar cómo a la vez que se consiente el campiñerismo, tratando de congraciarse con la parte de población afín, se designa como “cuatro serranos” a quienes se oponen, tildándoles de “aprovechados” a sus contrarios políticos. En otras palabras, que lo que se venía haciendo desde nuestro ayuntamiento, como acabamos de decir y es fácilmente observable, consistía en permitir la roturación de la Contrarredonda –zona específica de pastos comunales para más de 20.000 cabezas en casi trece mil hanegadas de eriales más casi cuarenta y dos mil de monte– y presentarla como imprescindible para la supervivencia de los “necesitados”. Era tan burda, evidente y patente la manipulación, que fue destapada por los ganaderos por

cómo se toleraba y cuándo no se autorizaban, según a quien, caleras y carboneras en la zona de pastos de lo que hoy genéricamente todos denominamos ya la Redonda12. Y todo ello, a la vez que se silencia las talas fraudulentas para traviesas del ferrocarril o los incendios provocados por el mismo ayuntamiento; hecho por el que, al parecer, también tuvimos nuestro primer político entre rejas, conocido13.

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Sobre ello quedó escrito que “… la disposición de las fuerzas políticas locales del momento a entregarse en brazos de oligarquías provinciales o nacionales, impidiendo que alguien del Distrito nos representara en las Cortes Generales del Reino, defendiendo nuestros intereses, mientras ofrecían los votos al cunero de turno, a cambio de no sabemos qué”. Cerdá Aparicio, J. El XIX enguerino: una visión diferente.http://www.biblioteca.fundacionlasierracv.org/content/el-xix-enguerino-una-visi%C3%B3n-diferente. Al final y como Anexo puede verse la Relación de Diputados a Cortes por nuestro Distrito Electoral. 11

En el Boletín Informativo de Adene, nº 46 de junio del 2012, y en la sección “Sabías que…” se puede leer: “En 1793, nuestro Ayuntamiento inició el expediente para suprimir el bovalar enguerino <para expandir los cultivos comerciales>” 12

Polémica que podemos rastrear en la actualidad gracias al folleto que editara el propio Ayuntamiento de Enguera bajo el título: Los montes de Enguera y el Ayuntamiento. Fundamento que éste y el Gobierno tiene para administrar los productos forestales pertenecientes al común de los vecinos. Imprenta y papelería Fabra. Enguera, 1893 pags 34 y ss. 13

Véase cómo, en la nota nº 5 del folleto citado en la anterior Nota a pie de página, se desvía la atención del tema, especialmente en lo relativo a las talas ilegales; problema que también es recogido por Navarro Martínez, N. Demografía y Economía de la Villa de Enguera durante el Siglo XIX. Tesina Licenciatura. Universidad de Valencia. Inédita, pags. 193 y ss, donde recoge con cierto manierismo la destitución del Alcalde, en julio de 1886, por el Gobernador Civil ya que aquél, escribe, “permite

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* * *

Y por concluir

Para finalizar, resumiendo y en diferente sentido al expuesto para mayor claridad, podríamos establecer como coordenadas explicativas, que conducen al hundimiento de nuestra comarca por desaparición de empresas autóctonas y del mercado laboral, las siguientes:

1º. En el momento histórico en que se planifican e inician las grandes infraestructuras viarias no estamos ni se nos espera para defender nuestros legítimos intereses.

2º. Nuestros capitalistas se sienten arrastrados por el agrarismo que les procura rendimientos más tranquilos y con menor atención.

3º. Las Corporaciones municipales colaboran de modo activo a favor de la extensión del área de explotación agraria frente a la ganadera tal vez, además, por la propia necesidad de recursos fiscales.

4º. Sin pastos no podían subsistir aquellos múltiples rebaños de hasta mil cabezas que producían la mayor parte de la materia prima de nuestras empresas textiles.

5º.- Sin infraestructuras viarias quedamos aislados tanto para el acopio sustitutorio de lana con origen en otras latitudes, como para la salida de nuestros productos acabados.

Por tanto, a nadie debe extrañar que aquellas empresas textiles propias de nuestra Comarca de finales del XIX y cambio de centuria, en la medida de sus posibilidades, levantaran el vuelo o, simplemente, cerraran. Y todo ello a pesar de contar con los capitales financieros y tecnológicos, así como con un capital humano laboral de alta cualificación.

constantemente la tala de pinos en la Sierra y los continuos incendios, yendo contra los intereses comunales de los vecinos”. Con todo uno ya duda sobre qué es peor: si los motivos de la destitución del alcalde o la respuesta del Ayuntamiento en pleno de recurrir a la vía contenciosa.

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Conclusión: las decisiones políticas, aun cuando parezca no son de orden económico, inciden directamente en el desarrollo social de un área geográfica cuando son positivas para las empresas, así como al hundimiento de las personas de esa misma área en caso contrario.

Pepe Cerdá

Anexo

Relación de los Diputados a Cortes por el Distrito Electoral ENGUERA

Legislatura Diputado 1846 Company Abargues, Joaquín 1856 Galiano Tejedor, Miguel (Játiva) 1863 – 64 Puigmoltó Mayans, Enrique (Onteniente) [casó en 1ª nupcias con una

terrateniente enguerina, llamada Julia Fuster] 1865 Ferrer y Matutano, Ramón (Valencia) 1871 Pardo de la Casta Esteban, Joaquín (Chiva) Reig Fourquet, Lino Alberto (Valencia) 1872 Parras, Juan Francisco [sólo en los meses de abril a junio] García Monfort, Estanislao (Utiel) 1873 Perelló Llopis, Salvador (Alcira) 1876 – 78 Palavicino de Ibarrola, Gonzalo (Valencia) [Testor Pascual, Carlos (Valencia) se

presentó y no salió; volviendo a presentarse en 1879, aunque tampoco salió] 1884 – 86 Galiano Talens Tejedor y Ulloa, Miguel (Alicante, aunque sus padres vivían

entre Játiva y Almansa) 1896 Espinós Julián, Antonio (¿Alcoy?) 1899 Guzmán Pajarón, Pascual (vinculado a Játiva) 1910 Llagaria Ballester, Eduardo (Villanueva de Castellón) 1914 Maestre Laborde–Boix, José (Valencia) [Albiñana Sanz, José María (Enguera)

compitió en esta convocatoria, aunque no salió] 1916 Noguera Aquavera, Vicente (Valencia) [Albiñana Sanz, José María (Enguera)

compitió en esta convocatoria; tampoco salió] 1918 Maestre Laborde–Boix, José (Valencia) 1920 Hernández Lázaro, Carlos (Carcagente) 1923 Hernández Lázaro, Carlos (Carcagente)

Elaboración propia a partir de Paniagua, J & Piqueras, J.A. (dirs.). Diccionario Biográfico de Políticos Valencianos. 1810 – 2003. Alfons el Magnànim. Valencia, 2003

Es fácilmente observable, pues la población entre paréntesis indica el origen y vecindad del personaje, que durante todo el período que duró el Distrito Electoral servimos de acomodo político de cuneros.