A Pie Munich

2
fotos: xxxxxxxxx. a pie A terrizo en el aeropuerto de Múnich. Para quienes ya quieren vivir en el futuro, este es su lugar. Desparrama modernidad por doquier. Aunque en mi mente persiste una duda desde que decidí venir aquí: ¿hay vida en esta ciu- dad alemana más allá de ese mes santo para los cerveceros? A dos calles del 1 Neues Rathaus, un edificio gubernamental, hay un gran templo de la bebida más respetada de Baviera, y quizá de toda Alemania. Sus techos gozan de pinturas que sólo la pa- ciencia alemana puede ofrecer con tanto detalle; el movi- miento de la cerveza en gran- des tarros no lo interrumpe nadie, y el sonido lo generan cientos de personas que pare- ciera que acampan aquí desde hace varios días, al compás de la bebida, por supuesto, y de un grupo que produce la mú- sica más local posible. Se trata del bar 2 Hofbräuhaus. Pue- de que sea muy turístico, pero lo que viene LLega temprano para alcanzar un lu- gar en el recorrido por el Museo y Monu- mento Conmemorativo Afroamericano de la Guerra Civil (www.afroamcivilwar.org), después prueba un bocadillo en el histórico Ben’s Chili Bowl (www.benschilibowl.com), frecuentado por Ella Fitzgerald, Nat King Cole y Martin Luther King, para luego acu- dir a algún espectáculo en el elegante y her- mosamente restaurado Lincoln Theater, “la Joya de la U” (www.thelincolntheatre.org). O sumérgete en la cocina de la mayor co- munidad etíope del país, con un tour de comida a través de DC Metro Food Tours (www.dcmetrofoodtours.com). Si eres aman- te de la historia, pasa una tarde aprendien- do la historia local a través del programa de autoguías Discover Dc’s Urban Explorers, con itinerarios que puedes descargar y to- neladas de información (www.washington. org/visiting/experience-dc y www.washing- tonwalks.com). —Tracy Barnett Cultura afroamericana: lo viejo es nuevo otra vez TexTo y foTo: Carlos sánChez Pereyra Existe más de un pretexto para visitar esta ciudad alemana; por supuesto, el Oktoberfest es sólo uno entre tantos. Múnich, más allá de la cerveza… Pie_Fotoentrada Xxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxx. es la mejor forma de llegar a Múnich. Sin embargo, ello no ayuda a pensar en esta ciudad más allá de su famosa Oktober- fest. Así que dejo el menú de las cervezas y opto por tomar un mapa que contenga lo que todo viajero debe visitar. Regreso esas dos calles e inicio nuevamente des- de el comienzo: el Neues Rathaus. Enfrente está la 3 Marienplatz, ideal para observar por momentos largos el ajetreo revuelto de los habitantes de la ciudad y los turistas. Es fácil saber quién es quién. El turista siempre es aquel que entorpece el paso ordenado del nativo, y, si se trata de los oriundos alemanes, ayer y hoy aL entrar y deambuLar peinan- do libros, resulta casi increíble que este enorme espacio alguna vez fuera un cine. Y lo fue. De esos de pantallas gigantes- cas que algunos añoramos pero que las nuevas generaciones creen invención. En 1942 abrió sus puertas el Cine Lido, su ar- quitectura respondía a las tendencias de aquel entonces: estilo colonial california- no con un toque español. Y bajo ese gus- to de las clases acomodadas se construyó este cine. Los decorados mudéjar se con- virtieron en referencia, al igual que la to- rre de más de 20 metros de altura, que presidía, cuentan, a una gran marquesi- na, y locales comerciales que daban ha- cia el exterior. Después cambió su nombre por el Bella Época, pero no cambió el ca- riño de los parroquianos por su cine ni por sus tiendas. Punto de referencia en la vida cotidiana de la Condesa, entró en decadencia a principios de los noventa. Abandonado por casi una década, en los dosmiles el Gobierno del Distrito Fede- ral adquirió el inmueble e invitó al arqui- tecto Teodoro González de León a darle una nueva vida: una librería del Fondo de Cultura Económica. Su planeamien- to fue recuperar los elementos más ca- racterísticos de la fachada y el minarete y liberar el interior para la exposición de libros. El resultado: un agradable lugar que vuelve a ser punto de referencia del barrio desde abril de 2006, donde pue- des tirarte en los sillones a leer, departir con los amigos en la cafetería o ver algu- na de las películas proyectadas en la pe- queña sala Nuevo Cine Lido, por si fuera poco dispone de un espacio para exposi- ciones y un centro de proyecciones desti- nado a la difusión de cine de autor. A leer ayer y hoy. — Miriam Mabel Martínez La belle époque El U Street Corridor, donde nació Duke Ellington, reaparece en la escena capitalina. A principios del siglo XX, fue el punto de encuentro de la cultura negra y el jazz. Am zzril dolore tion heniam amcommod dolor at. NatioNal GeoGraphic traveler 46 VIDA URBANA 47 Octubre 2011

description

Articulo que publiqué en National Geographic Traveler Latinoamerica en 2011

Transcript of A Pie Munich

Page 1: A Pie Munich

foto

s: xx

xxxx

xxx.

a pie

Aterrizo en el aeropuerto de Múnich. Para quienes ya quieren vivir en el futuro, este es su lugar. Desparrama modernidad por doquier. Aunque en

mi mente persiste una duda desde que decidí venir aquí: ¿hay vida en esta ciu-dad alemana más allá de ese mes santo para los cerveceros?

A dos calles del 1 Neues Rathaus, un edificio gubernamental, hay un gran templo de la bebida más respetada de Baviera, y quizá de toda Alemania. Sus techos gozan de pinturas que sólo la pa-ciencia alemana puede ofrecer con tanto detalle; el movi-miento de la cerveza en gran-des tarros no lo interrumpe nadie, y el sonido lo generan cientos de personas que pare-ciera que acampan aquí desde hace varios días, al compás de la bebida, por supuesto, y de un grupo que produce la mú-sica más local posible. Se trata del bar 2 Hofbräuhaus. Pue-de que sea muy turístico, pero

lo que viene

LLega temprano para alcanzar un lu-gar en el recorrido por el Museo y Monu-mento Conmemorativo Afroamericano de la Guerra Civil (www.afroamcivilwar.org), después prueba un bocadillo en el histórico Ben’s Chili Bowl (www.benschilibowl.com), frecuentado por Ella Fitzgerald, Nat King Cole y Martin Luther King, para luego acu-dir a algún espectáculo en el elegante y her-mosamente restaurado Lincoln Theater, “la Joya de la U” (www.thelincolntheatre.org). O sumérgete en la cocina de la mayor co-munidad etíope del país, con un tour de comida a través de DC Metro Food Tours (www.dcmetrofoodtours.com). Si eres aman-te de la historia, pasa una tarde aprendien-do la historia local a través del programa de autoguías Discover Dc’s Urban Explorers, con itinerarios que puedes descargar y to-neladas de información (www.washington.org/visiting/experience-dc y www.washing-tonwalks.com). —Tracy Barnett

Cultura afroamericana: lo viejo es nuevo otra vez

TexTo y foTo: Carlos sánChez Pereyra

Existe más de un pretexto para visitar esta ciudad alemana; por supuesto, el Oktoberfest es sólo uno entre tantos.

Múnich, más allá de la cerveza…

Pie_Fotoentrada Xxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxx.

es la mejor forma de llegar a Múnich. Sin embargo, ello no ayuda a pensar en esta ciudad más allá de su famosa Oktober-fest. Así que dejo el menú de las cervezas y opto por tomar un mapa que contenga lo que todo viajero debe visitar. Regreso esas dos calles e inicio nuevamente des-de el comienzo: el Neues Rathaus.

Enfrente está la 3 Marienplatz, ideal para observar por momentos largos el ajetreo revuelto de los habitantes de la ciudad y los turistas. Es fácil saber quién es quién. El turista siempre es aquel que entorpece el paso ordenado del nativo, y, si se trata de los oriundos alemanes,

ayer y hoy

aL entrar y deambuLar peinan-do libros, resulta casi increíble que este enorme espacio alguna vez fuera un cine. Y lo fue. De esos de pantallas gigantes-cas que algunos añoramos pero que las nuevas generaciones creen invención. En 1942 abrió sus puertas el Cine Lido, su ar-quitectura respondía a las tendencias de aquel entonces: estilo colonial california-no con un toque español. Y bajo ese gus-to de las clases acomodadas se construyó este cine. Los decorados mudéjar se con-virtieron en referencia, al igual que la to-rre de más de 20 metros de altura, que presidía, cuentan, a una gran marquesi-na, y locales comerciales que daban ha-cia el exterior. Después cambió su nombre por el Bella Época, pero no cambió el ca-riño de los parroquianos por su cine ni por sus tiendas. Punto de referencia en la vida cotidiana de la Condesa, entró en

decadencia a principios de los noventa. Abandonado por casi una década, en los dosmiles el Gobierno del Distrito Fede-ral adquirió el inmueble e invitó al arqui-tecto Teodoro González de León a darle una nueva vida: una librería del Fondo de Cultura Económica. Su planeamien-to fue recuperar los elementos más ca-racterísticos de la fachada y el minarete y liberar el interior para la exposición de libros. El resultado: un agradable lugar que vuelve a ser punto de referencia del barrio desde abril de 2006, donde pue-des tirarte en los sillones a leer, departir con los amigos en la cafetería o ver algu-na de las películas proyectadas en la pe-queña sala Nuevo Cine Lido, por si fuera poco dispone de un espacio para exposi-ciones y un centro de proyecciones desti-nado a la difusión de cine de autor. A leer ayer y hoy. — Miriam Mabel Martínez

La belle époqueEl U Street Corridor, donde nació Duke Ellington, reaparece en la escena capitalina. A principios del siglo XX, fue el punto de encuentro de la cultura negra y el jazz.

Am zzril dolore tion heniam amcommod dolor at.

NatioNal GeoGraphic traveler46

vida urbana

47Octubre 2011

Page 2: A Pie Munich

En el corazón del Englischen Garten está el jardín de cerveza más antiguo: el Chinesicher Turm.

la interrupción es todavía más noto-ria. Pero, volviendo al Rathaus, lo que se tiene frente a uno es una imponen-te obra arquitectónica, cargada de deta-lles, esculturas y hasta de un reloj que hace sonar las campanas acompañado del baile de unos personajes extravagan-tes. No obstante que todo parece muy antiguo, el edificio es original de la Edad Media y fue devastado durante la Se-gunda Guerra Mundial, por lo cual tuvo que ser reconstruido.

A partir de la Marienplatz se puede ir hacia muchos sitios. El mapa no ayuda mucho ya que el ritmo de la calle inspira

normalmente se presenta la Ópera de Baviera, con un repertorio que abar-ca grandes maestros alemanes. Desde este punto hay dos opciones: tomar rum-bo hacia el lujo por la calle Maximilian, a través de las grandes marcas y la gen-te de glamour que las visitan, o dirigirse hacia el arte, por la calle Brienner, hasta llegar a la zona del Maxvorstadt, don-de se encuentran los enormes museos de la ciudad y la vida universitaria. En mi caso, con un bolsillo que siempre da hos-pedaje de corta estancia al dinero, me di-rijo hacia ese barrio de viajes al pasado, a la fantasía o a la simple locura de crear por necesidad interior. Aquí, cualquier agenda amplia con que se cuente se tor-na escasa.

Son muchos los museos y edificios que albergan colecciones permanentes o temporales, únicas en el mundo. Si se quiere tenerlo todo, se puede optar por visitar la 7 Alte Pinakothek, que ex-hibe una extensa colección de pinturas de maestros europeos medievales y re-nacentistas, y después simplemente cru-zar la calle para visitar la 8 Pinakothek der Moderne, el museo de arte mo-derno más grande de Alemania. Aun-que siempre hay que darse un momento

Ent pratue magna feuguer in ut ad ea feu faccum doloborperos dip ero cortisi te cor sum niam incilla

Ent pratue magna feuguer in ut ad ea feu faccum doloborperos dip ero cortisi te cor sum niam incilla

Ent pratue magna feuguer in ut ad ea feu faccum consequis euissectet lut nostie eugait lum

a ser más espontáneo. A pocas calles se encuentra la Frauenkirche –la Catedral de Nuestra Señora–, fácilmente reconoci-ble por sus dos torres gemelas decoradas o, como dicen los habitantes de la ciudad, sus dos grandes cebollas verdes. Desde la torre sur se tienen muy buenas vistas del centro de la ciudad, pero si se trata de lle-var los pulmones a su frontera más leja-na, hay que subir a la torre de la iglesia de 4 St. Peter, justo enfrente del Ra-thaus. Previo a los cientos de escalones que nos llevarán al cielo, hay que pagar la entrada y sufrir el mal humor del San Pedro de la taquilla. A espaldas de esta iglesia será normal dirigirse al 5 Viktua-lienmarkt, ya sea porque la corriente de gente lo lleva a uno ahí, o se va siguien-do el apetecible aroma de las Weisswurst, esas salchichas muy blancas y muy báva-ras, que tienen que ser acompañadas –sin pudor alguno– por otra cerveza servi-da en tarros de dimensiones titánicas. En efecto, es correcto lo que el ideario co-mún marca: la cerveza la lleva a la mesa una musa alemana también de dimensio-nes extraordinarias. Además, este merca-do ofrece los mejores delicatesen del país, y quizá sea uno de los mejores mercados de este tipo de toda Europa.

Si se continúa por la calle Diener rumbo al norte, se lle-ga al 6 Palacio Residenz, que fuera sede del esplen-dor de los Wittelsbach. Den-tro de este se encuentra el Nationaltheater, sitio donde

EnglischerGartenNymphenburgerstraße

Briennerstraße

Brienner Von der Tann Straße

Prinzregentenstraße Oet

tinge

rstr

aße

Christoph Lieblg Straße

Hofgartenstr

Die

ners

tr

Gabels Berger Straße

Marsstraße

Arnuttstraße

Neunaustraße

Bayerstraße

Schwanthalerstraße

Pettenkoferstraße

Kaifstraße

Seid

lstr

aße

Dachauerstraße Lu

isens

traß

e

Maximiliansplatz

Maximilianstraße

Blumenstraße

Cornelius

Rumfordstraße

Erhartstra

ße

Stei

ndor

fstra

ße

Mar

shal

lpla

tzM

arsh

allst

r

Mei

sers

tr

Karlstr

Elisenstraße PrannerstrPacellstrMaxburgstr

HildegardstrHermstr

Snar

kass

enstr

Marierstr

Bürkleinstr

Frauenstraße

Talstraße

Lindwurmstr

aße

Sendlingerstraße

Wei

nstr

Theresienstraße

Luise

nstr

aße

Amal

iens

traß

e

Turk

enst

raße

Ludw

ings

traß

e

Köni

gins

traß

e

Augu

sten

stra

ße

Schl

eßhe

imer

stra

ße

Schellingstraße

harharrharharararrarar

rhahErhtst

ratratstra

tstra

tstra

tstra

tstraastra

tstttßßeßeßeßßeßßßße

rErhE

ßeeßß

harhara

ststtßeßeeße

araasttst

rstra

ttstrar ßßßßßß

hhrEErh

straßestrastraßeße

Lindwurmstr

aßeeaße

u

largo para vivir el ambiente del barrio, sobre todo en los restaurantes y bares de las calles 9 Türken y Amanlien.

Otro recorrido seductor por la ciu-dad consiste en visitar el Múnich verde: el 10 Englischen Garten, que es un par-que enorme, más grande aún que el Cen-tral Park de Manhattan o el Hyde Park de Londres. Lo mejor es ir ahí en fin de se-mana, cuando sucede la mayor cotidia-nidad de la gente propia de la ciudad en pleno descanso. Y si el tema de la cerve-za se creía olvidado, no hay escape. En el corazón mismo del parque se encuentra el jardín de cerveza más antiguo de la ciu-dad (1791), el Chinesischer Turm. La ce-remonia o esta oda a la cerveza la preside una pagoda desde la cual una banda toca música tradicional bávara y, al compás de esta y la cerveza, los platos se llenan de salchichas, carne y brezels que compiten en tamaño con los litros de la afamada bebida de cebada que ingieren los comen-sales. Si el equilibrio o las cantidades de comida lo permiten, la segunda parte de este Múnich verde es el Olympiapark, si-tio donde se llevaron a cabo los Juegos

Olímpicos de 1972. Con casi 40 años en-cima, el complejo arquitectónico está a la altura para competir en modernidad. Para ejercitar el alma y el estómago hay un breve cerro –el Olympiaberg– des-de el cual se puede ver casi toda Múnich. Antes de dejar esta zona, hay que visitar el corazón industrial de la ciudad. Es un gran lienzo de arquitectura contemporá-

nea compuesto por un museo, un edificio de oficinas y otro de exposiciones relacionadas con la marca de autos BMW. En realidad, los coches están lejos de mis amores, pero la sola vi-sita a este ambiente de cons-trucciones imposibles, hace que de paso me ponga al día, de muy buena gana, de este mundo automotriz.

El Oktoberfest, ese templo que se levanta año con año y que da acogida a personas de todas partes del mundo, es sólo otro de los motivos por los

que Múnich debe estar en la lista de ciu-dades por visitar. Múnich me deja buen sabor de boca no sólo por su Weissbier, esa cerveza blanca de malta de trigo, sino porque sabe gozar, con precisión alema-na, su historia, su buen vivir en la calle y en la creación, ya sea por medio del arte, la industria, o por el hecho de construir una ciudad para disfrutarla.

map

a: d

iana

men

énde

z ca

bada

s.

loGísTiCA

Mandarin orientalNeuturmstraße 1Tel. (49-89) 290-980www.mandarinoriental.comHotel FalkenturmFalkenturmstraße 3Tel. (49-89) 232-3959www.hotel-falkenturm.de Hotel Am MarktHeiliggeiststr. 6, Tel. (49-89) 225-014 ‎ hotel-am-markt.euwww.hotel-am-markt.eu

vida urbana

NatioNal GeoGraphic traveler48 49Octubre 2011