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Muyeres a teyavana nº17

Editorial“Con la iglesia hemos topado” es más que un dicho. Y agitar el avispero de quienes mandan entan sacrosanta institución es peor que las siete plagas juntas atacándote un verano en Benidorm.

Según encuestas hechas a base de chascarrillos populares a la gente sigue preocupándole másla extinción del lince que... la extinción de los obispos. Cosas que pasan. ¿Será porque losprimeros animalitos siempre han encarnado en el ideario popular cuestiones tan positivas comointeligencia y destreza? ¿O será porque los segundos animalitos cada vez demuestran menos delo mismo?

Desde estas páginas no podemos menos que recomendar a tan vetusto y trasnochado gremio quese ocupe de sus quehaceres, relacionados con el lustre y esplendor de las ánimas. Tampocovendría mal un buen curso de alfabetización para que dejaran de confundir pecado con delito,que se ve que eso de la teología católica radical también tiene serias lagunas educativas.

Milenta Muyeres y Moces

Esta actividá realizose cola ayudade la Conseyeria de Cultura delPrincipáu d’AsturiesCollabora: Conseyu de la Mocedádel Principáu d’AsturiesDep. Leg.: AS-42/03

Marketing de guerrilla o nuestra pasarela

Cibeles particular

La ventana indiscreta. Todo por la tele

El baúl de la Piquer. Susa, Sousse. La

paradoja tunecina

Ginealogías culturales. Gilmorismos y

feminismos en la ficción actual

Trozos de un libro que compré

Entrevista a Carmen Vals

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MUYERES A TEYAVANA Nº 17

Marketing de guerrilla, o nuestrapasarela Cibeles particularAna Suárez

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Existe un pujante nuevo formato deincursión publicitaria en el mundo delas empresas, ONGD y asociaciones. Sunombre es marketing o publicidad deguerrilla y pretende impactar a través demensajes acompañados de accionessingulares o “performances”, accionesde intriga, impacto, singularidad y altasdosis de imaginación. La asociaciónMilenta Muyeres de Asturias se suma aeste nuevo formato a través de unacampaña que combina la reivindicacióny la moda dando una nueva dimensión alconcepto de hombre y mujer anuncio.

Nuevos soportes para nuevas formas decomunicación en un momento dondelas vallas publicitarias ya no son tanefectivas y donde, cada vez más, lagente busca la individualización delemas y reivindicaciones. Qué mejorsistema que la personalización decamisetas con mensajes feministas,claros, directos y hasta en ocasiones un

poco desvergonzados. Si dicen quesomos lo que comemos no cabe dudaque dados nuestros patrones deconsumo somos lo que vestimos, y si loque vestimos expresa ideología y tieneun punto de protesta, mejor que mejor.Éste fue el objetivo diana de unacampaña que toma como formatofundamental la camiseta, prenda que haservido a lo largo de la historia desoporte para un amplísimo acervo demanifestaciones culturales, sociales yartísticas y que en este momento ayudaal movimiento feminista a dejar algunascosas claras.

Aunque importante es el continente, porsu poder de identificación y personaliza-ción, más importante resulta el conteni-do, y merece la pena hacer un repaso detodos los mensajes que a través de ochomodelos de camisetas podemosconocer. Hasta el día de hoy, a MilentaMuyeres las camisetas les han servido

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para homenajear a las mujeres afganas,palestinas y bosnias con toda la admira-ción y el cariño que despierta el recono-cimiento de la dificultad que tiene sermujer y feminista en lugares tan duros,pero sobre todo estas prendas textileshan servido para comunicar mensajescon gran sentido del humor, que faltahace en este reconcentrado mundo delfeminismo.

“Esta ye la pinta d'una feminista”, otrode los lemas fuertes de la campaña, nosuponía una gran novedad, ya la habíanhecho las americanas, pero es una bazaindispensable en la supresión de mitos yestereotipos sobre el aspecto que debetener alguien que profese semejante“religión”. Variadísimas perchas eninfinito abanico de bellezas, tamaños ygrosores conforman al colectivo demujeres que se identifican a sí mismascomo feministas y que no tienen por quéser barbudas, desagradables o lesbia-nas, como refleja la malentendidasabiduría popular.

Encararse con la silicona no es tareafácil y el mensaje de la segunda camise-ta de nuestra historia no dejó de serpolémica. “Silicona non” sirvió deprotesta ante los implantes artificiales ola certificación de que la portadora estoda naturalidad. Porque los pechos deuna mujer no son su centro de gravedad,

aunque luzcan bien.

“Barbie, estas acabada” es un grito quepretende, de mano de la fabulosa MissPiggy, protestar contra la perpetuaciónde modelos imposibles que martirizan alas niñas y las mujeres con imágenesabsurdas, venden productos cosméticos

y operaciones estéticas con objetivosmercantilistas y de manipulación. Larosada Piggy es contundentementeredonda y entrañablemente ninfómana;muy femenina pero con mucho carácter,y cuando sonríe nadie se resiste. ¿Hayalguien mejor para amenazar a laescuálida rubia de plástico? Y lo que espeor ¿alguien duda de la veracidad delfin de la estrella de Mattel?

Si Barbie y Piggy conformaron parte dela educación informal de toda unageneración otro personaje sin dudainolvidable es Pippi. Para las niñas y lasmujeres de la actualidad, Pippi es unclaro modelo a seguir: huérfana demadre e hija de un pirata que nuncaestaba en casa, la pelirroja de lasmedias de colores vivía sola con sucaballo Pequeño Tío y un repipi monotití llamado Señor Nilson. Pippi hacíabásicamente lo que le venía en gana.Inteligente, despierta, divertida,atrevida y con una fuerza sobrehumana.Una niña de físico rotundo y sin comple-jos; una joven audaz y valerosa que seenfrentaba a peligros como cualquiercaballero medieval; una buena amiga desus amigas que no había aprendido quelas mujeres debemos competir por unmarido; una reina del reciclaje en elvestir y del respeto a los animales y alentorno; una princesa del buen humor yde la libertad, queremos rescatarla del

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baúl de los recuerdos. Seguramente, siPippi levantara la cabeza en esta épocaya no tendría mascotas porque viajaríamucho, se haría “okupa” por derecho ypor placer, pasaría de los rubitos Tommyy Annika para buscarse una novia menossosa y se haría un tatuaje en la nalga quedijera: “Pippi vive... y ya no aguantamonos”. Así que no podíamos menosque homenajearla con una camiseta.

En una franja más infantil cabe destacara un personaje en la línea de la seduc-ción entre menores, es decir entrepersonajes de pequeño tamaño depitufolandia. Pitufina sabe que loshéroes que rescatan están de capacaída. Sobre todo para aquéllas que ya

hemos decidido dejar de perseguirbinomios imposibles en materiamasculina: seductores fieles, diverti-dos pero serios, románticos peroprácticos, duros pero blandos, misterio-sos pero confiables... En definitiva, queel príncipe azul o destiñe o ya no hacegracia, y nuestra felicidad o infelicidadno depende de otros. No necesitamosesperar a que nos rescaten, a cambio deser sumisas y complacientes. Queremosdestinar nuestros esfuerzos al abandonode la complacencia ajena y estimular lapropia, porque soñar está bien, pero serprácticas más. Para ello Pitufina nosenvía un mensaje impagable. Ella, quede azules sabe mucho, lo tiene claro:“Cambio príncipe azul por vibrador enbuen estado”.

Además de nuestra colección deheroínas pasadas al ramo del textil, noshemos permitido travestir al símbolo delmacho español, el toro de Osborne, reyde las carreteras nacionales de aquellaEspaña de hombres muy hombres, yaprovechar para ponerle lazos, ubres yuna afirmación en sus labios “Algo estácambiando” ¿será verdad?

(Más información en www.milenta.org)

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Cambio

por vibrador

en buen estado

príncipe azul,

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Si algo salta a la vista en Inglaterra es suutilización mediática del sensacionalis-mo. Por eso es posible encontrarse conrepetidos ejemplos de innegablesexismo, como las mujeres desnudasque “adornan” las portadas de algunosdiarios pero también otras manifestacio-nes menos evidentes. Este año hemostenido ejemplos significativos que handado la vuelta al mundo. El másreciente, el bochornoso espectáculo dela nueva entronización de un patito feoconvertido en cisne gracias a su voz. Merefiero a Susan Boyle, esa mujer queparticipó en un programa televisivo debúsqueda de talentos y que, aunquehubiera debido ser valorada comocantante, fue humillada ante millonesde personas por su físico. Su actuaciónexplica cómo funciona este mundo devanidades, en el que la apariencia(especialmente para las mujeres) es elmáximo valor.

Y el otro gran valor es, sin duda, lafeminidad normativa. Sobre ellapodemos reflexionar a través de lahistoria de otra heroína mediática. Nohabía transcurrido ni una semana desdesu muerte y las librerías de Gran Bretañaya ofrecían dos biografías suyas. Menosde un mes más tarde se ha publicado eldiario en el que escribió su experienciacomo enferma terminal y se asegura quese está trabajando en un musical sobresu vida. El paso de Jade Goody por elmundo fue breve, como lo ha sido suaportación a la humanidad. Sin embar-go, esta polémica mujer, famosaúnicamente por participar en unprograma de telerrealidad se ha conver-

tido en un fenómeno mediático que hacontagiado, incluso, a la clase política:el Primer Ministro Gordon Brownredactó un comunicado de pésame trassu muerte.

La historia comenzó hace algunos años,cuando participó en el programa que lahizo popular. Durante el encierrodemostró su total carencia de cultura,su carácter irascible y su voluntad deconvertirse en “personaje”. Fueinevitable, por consiguiente, su protago-nismo en los programas sensacionalis-tas, a lo que contribuyeron sus amorescon un presentador de televisión, padrede sus dos hijos. A Goody no debióimportarle despertar la hilaridad de laaudiencia cuando dijo que SadamHussein era un boxeador. O la crítica alexpresar insultos racistas contra unaconcursante de origen indio. Para ella,lo importante era aparecer en televisión.El año pasado aceptó participar en unaversión india de “Gran Hermano”,compartiendo espacio con la mismapersona a la que había insultado.Aunque el enfrentamiento prometía serapasionante, lo cierto es que abandonóel programa porque se le detectó uncáncer de útero. Decidida a mantener suprotagonismo, hizo público el diagnósti-co y volvió a Inglaterra para recibirtratamiento. A partir de entonces seprodujo la transformación de la villanaen heroína. La mujer que había sidoblanco de crítica y mofa pasó a ser laimagen del coraje y la valentía, especial-mente cuando se supo que el tratamien-to no funcionaba y que la enfermedadentraba en fase terminal.

La ventana indiscretaTodo por la tele

M. Isabel Menéndez

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Goody se prestó entonces a un circomediático. Diseñó un programa deapariciones en los medios, que le iban areportar una auténtica fortuna (se hablade al menos un millón de libras) que ellano dudó en justificar en nombre de sushijos. “Quiero que tengan la educaciónque yo no tuve” explicó. Ese papel demadre coraje ha tenido éxito, lograndouna empatía sin precedentes en laopinión pública. Primero la vimos ensilla de ruedas, con la cabeza calva porla quimioterapia, a las puertas delhospital. Luego, buscando la máximaespectacularidad, decidió casarse conun joven pendiente de entrar en prisiónpor agresión. Quizá porque no se leocurrió nada más espectacular, lasiguiente aparición programada era subautizo y el de sus hijos, aunque suestado de salud impidió que pudieraabandonar el hospital para ello. Duranteun par de meses, ha salido una y otra vezen la prensa, siempre sonriente,haciendo gala de su excelente planifica-ción mercantil. Lo último que dejóorganizado fue su funeral, al queacudieron decenas de personas. Y juntoa ella, unos medios de comunicaciónfascinados por el morbo y la guerra deaudiencias, dispuestos a no perder niuna migaja del abominable espectácu-lo. Es difícil discernir quien tiene másresponsabilidad; si los medios al ofrecerastronómicas cantidades de dinero pordejar de lado la ética, o Goody aprove-chándose de ello para hacerse rica, auna consta de su dignidad.

No se trata de que la enfermedad debaocultarse, pues es un hecho que laspersonas famosas pueden ser unejemplo positivo en quienes padecensus mismas patologías. Pero no valetodo. En el caso de Goody el primerproblema es el de su propio protagonis-

mo, porque lo cierto es que poco hahecho para ser ejemplo de algo. La famaa cualquier precio y sin mérito personalno puede ser un fin en sí misma, y laexhibición de la propia ignorancia comoun valor es impúdica. Si Goody eraabominable para la audiencia porquedemostraba su falta de modales yprincipios, la enfermedad no puedepurificarla, convirtiéndola en ejemplo aseguir. Que todo se justifique en nombrede sus hijos no hace más digno suproceder, sino que enfatiza el caráctermítico de la maternidad que ha someti-do históricamente a las mujeres.

Por expresarlo en términos filosóficos,un buen fin nunca puede justificar unaacción punible. Lo que Goody quizá nosabía es que el dinero no es ningunagarantía para que sus hijos se conviertanen grandes hombres. Con todo, me temoque no vendió su intimidad por el biende sus hijos. Me atrevo a asegurar que lohizo por ella misma, por un afán detrascendencia y notoriedad al que sehabía acostumbrado y que, quizá, laayudó a olvidar la terrible realidad de lamuerte temprana.

Foto: Dogfael

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EL BAÚL DE LA PIQUERSusa, Sousse. La paradoja tunecinaLaura Pérez Manzano

Preparad todos vuestros sentidos si osdecidís a aterrizar en el aeropuerto deMonastir, porque una miscelánea deolores, colores y sensaciones se agolpa-rá de manera repentina sin apenasposibilidad de adaptación. Monastir esel aeropuerto más cercano a Sousse, unlugar de moda: ciudad portuariaturística, construida alrededor de unaantigua ciudad amurallada del golfo deHammamet, en la costa oriental. Seencuentra en el sitio donde se levantabaHadrumetum, una ciudad cartaginesautilizada por Aníbal como base en sucampaña contra Roma durante lasegunda Guerra Púnica. Su nombreárabe es Susa, el otro es el francésrecordemos que Túnez fue coloniafrancesa.

La moneda oficial es el Dinar, unos 60céntimos de euro. Túnez es muy barato,por lo que recomiendo que os alojéis enhoteles de 4 o 5 estrellas. No sonequiparables a lo que entendemos aquípor hoteles de esa categoría, peroofrecen toda la comodidad necesaria.En el que yo me alojé, además del hotel,había un centro comercial con cervece-rías y esos equipamientos que tantoacostumbramos consumir los y laseuropeos/as. Ofrecía un amplio “self-service” de comida tunecina y europea,cosa que se agradecía en ocasionesdebido a lo especiado de la primera. EnTúnez es muy difícil comprar alcohol. Lamayoría de la población es musulmana,pero no muy practicante. Sin embargo,hay poco alcohol y muy caro. Durante miestancia, varios habitantes (todos

hombres) nos preguntaron clandestina-mente si teníamos interés en venderlesalcohol, conocedores de la afición quetenemos a comprarlo en el “duty-free”.Especialmente, quieren whisky. Podéisutilizarlo como “moneda” de intercam-bio.

Durante mi estancia en Túnez permane-cí en Susa tres días. Es una ciudadbulliciosa, con un zoco lleno de vidaque aseguran que es incluso mayor queel de Túnez capital. Casi todos loscomerciantes hablan árabe, francés einglés, y un porcentaje bastante alto,español. Los y las españoles/as hemosencontrado un filón en este turismobarato y, conscientes de ello, intentanagradarnos por todos los medios. Enrealidad, junto con los italianos eitalianas, suelen decir que somos los ylas turistas más agradables, aunquesupongo que eso sea una generalidadrepetida insistentemente debido alansia de vender. Porque si algo son loshombres (apenas vi dos o tres mujerescomerciantes) son vendedores, así queentrenaos en el arte del regateo. Susa esuna ciudad que vive del turismo, aunquetambién tiene una potente industriatextil. El porcentaje de universitarios esalto; sin embargo, la mayoría combinalos estudios con el negocio familiar en elzoco.

La vieja ciudad amurallada, construidasobre una colina frente al mar, contieneuna antigua medina (área residencialmusulmana) y una “kashah” (ciudade-la). Pregunté a un habitante por unasextrañas construcciones de adobe que

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se asemejaban a chozas, sin ventanas ycuya puerta daba a la muralla de lamedina. Me explicaron que era el barriode las prostitutas. Sus casas no puedendar al resto de la ciudad, únicamente ala muralla, porque aparte de ser unoficio indigno, así se preserva laidentidad del hombre que accede a losservicios sexuales. Sin embargo,sorprende la cantidad de parejas mixtaschica europea-chico tunecino. Laprostitución masculina está perfecta-mente entendida, y los chicos sonaceptados en los hoteles para ofrecer alas turistas lugares donde comer, sitiosque visitar... o lo que requiera lasituación. Sin embargo, no lesestá permitido acceder a lashabitaciones. Un serviciosexual masculino completoronda los 10 dinares, unos 6euros.

Entre los edificios destaca elfuerte Ribat, con una alta torrey siete bastiones. Preparad unpuñado de dinares para laspropinas, en Túnez se dapropinas por todo. Cerca de laciudad hay varias catacumbascristianas de los siglos II al IVque contienen más de 10.000 tumbas.El museo local tiene una magníficacolección de mosaicos romanos,bizantinos y cristianos. Llaman laatención las pocas medidas de conser-vación de las piezas, expuestas enmuchas ocasiones sobre caballetes, sinvitrinas protectoras. Un empleado noscomentaba que hay poco financiaciónpara el museo.

Podéis moveros por la ciudad en taxi, endesplazamientos de los hoteles alcentro, aunque os aseguro que es unejercicio de alto riesgo, ya que las

normas de conducción en Susabrillan por su ausencia, entendiendoque en las rotondas gana el que entre elprimero. Y constantemente se insultanpor la ventanilla. No esperéis unaciudad cosmopolita entendida en elsentido más europeo (del que todos/as aveces pecamos). Susa es una ciudadmoderna, en relación al sur tunecino,por ejemplo, pero con la esencia de unpaís al que se le ha añadido, quitado yamalgamado su propia esencia cultural.En realidad, la tumultuosa y agitadavida política tunecina transmite unasensación parecida a la España de latransición, como comentaba con mis

compañeros y compañeras de viaje.Susa busca la normalización y comienzaa desperezarse en un difícil contextohistórico y un potente sesgo social ycultural, con todas las dificultades queello conlleva. Recomiendo acercarse aesta realidad. Y que llevéis bolígrafospara regalar, un bien que no nospodemos imaginar lo que escasea y laimportancia que tienen para dejar deescribir con lápiz, y que será recibidocomo un preciado tesoro por jóvenes ymayores.

Bon voyage.

Foto: Antonio Pérez Río

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GINEALOGÍAS CULTURALESGilmorismos y feminismos en la ficción actual

Marta Fernández Morales

Por razones que no vienen al caso llevo untiempo trabajando sobre series detelevisión. Consumo pocas comoespectadora en la pequeña pantalla; casitodas las adquiero en DVD para poderverlas con calma y sin publicidad. Miestantería se ha ido llenando de médicoscascarrabias y geniales, de perdidos queviajan en el tiempo y el espacio, demujeres desesperadas y de hombreslocos. Tengo discos para casi todos losgustos: de lo clásico a lo “freaky”, de lomás habitual (dramas médicos y policía-cos) a lo más “queer” (el mundo L yallegados). Se pueden hacer cosas muyinteresantes en investigación, docencia yactivismo con las series de televisión; laexperiencia me lo está demostrando. Ysin embargo…

Cuando alguien me pregunta por unproducto de ficción feminista; unejemplo de buena práctica desde el puntode vista del género; un título que puedallegar a formar parte de la “ginealogíacultural” que pretendo rescatar en estasección, no me resulta nada fácil elegir.¿Es “Sexo en Nueva York” una seriefeminista? Puede serlo, si consideramosla celebración de la amistad entre

mujeres; deja de serlo cuando prestamosatención a las narrativas del amorromántico y sus trampas. ¿Ayuda“Mujeres desesperadas” a desterrarestereotipos sexistas? Tal vez, si hacemoscaso a cómo desmonta las imágenes de labuena y la mala madre, bombardeándo-las desde dentro a base de excesos y desátira. Quizá no, si echamos un ojo a lasargucias de “femme fatale” de Gabrielleo Edie. ¿Es “Anatomía de Grey” unproducto equitativo, donde hombres ymujeres están al mismo nivel en elmundo profesional? Podría parecerlo, sitenemos en cuenta el rol activo deCristina Yang o la autoridad de “la Nazi”;deja de serlo inmediatamente a poco quenos fijemos en los mohines de Meredith yen su obsesión por encontrar al PríncipeAzul.

Puesta en la tesitura de nombrar unaserie que pueda llamarse feminista y/o derecomendar un pack de DVDs que regalara hijas, amigas o compañeras, medecantaría por las primeras temporadasde “Las chicas Gilmore”, la única ficcióntelevisiva que en el episodio piloto diceLA PALABRA: Rory Gilmore -hija de unamujer soltera que ha sacado adelante suparticular familia y una exitosa carreraprofesional a un tiempo- afirma que sumadre la bautizó con su mismo nombrepor feminismo, para reivindicar comopropia una práctica patriarcal queasegura la pervivencia de los nombres yapellidos de varón. Aunque he dereconocer que en la sexta y séptimasentregas flaquea bastante, al menos ensus primeros años el mundo Gilmore secodificó cien por cien en femenino: se

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leían libros de Virginia Woolf o lashermanas Brönte, se escuchaba músicahecha por grupos de mujeres, se poníanen primer plano las relaciones madre-hija, amiga-amiga o nieta-abuela, secelebraba la sororidad, se mostraban deforma positiva cuerpos de mujer de variostamaños, colores y formas (tambiénredondos, cosa muy poco habitual ennuestras pantallas), se contemplaba amujeres inteligentes hablando, comien-do, bromeando, trabajando, comprando,besando, riendo, escribiendo, llorando…y todo ello, sin excluir, denostar nimenospreciar en absoluto los papelesmasculinos. En Stars Hollow, el pequeñopueblo creado para la serie, hay hombresjóvenes y mayores, guapos y feos, listos ymenos listos, especiales y ordinarios…Ellos y ellas tienen cabida mano a manoen unas historias que, sin embargo,hablan directamente de la experienciafemenina y de los modos más nuestros decomunicar.

La serie es utópica y está llena de excesosvisuales (Stars Hollow parece pasar de unfestival colorista a otro episodio trasepisodio); no pretende reflejar unarealidad concreta de los Estados Unidosni de ningún otro lugar. Pero, ¿acaso lohace “House”, con sus diagnósticosinfalibles y sus abusos nunca denuncia-dos?, ¿“Perdidos”, con sus misterios enla isla remota y sus osos polares desubi-cados?, ¿o “CSI”, con sus complicadoscasos resueltos en 45 minutos y sustecnologías casi sobrenaturales? Comoestos y otros tantos títulos que el públicoespectador consume con placer e interés,“Las chicas Gilmore” crea un universopropio en el que las normas de vida sepresentan como propuesta y como deseo,más que como realidad. En un entornopróspero, rodeadas de personajes al máspuro estilo “Doctor en Alaska”, lasGilmore muestran formas no violentas de

resolver conflictos (las peleas sonsiempre dialécticas; hay más batallasde intelecto que abusos verbales odescalificaciones); modelos alternativosde familia y de amistad (núcleos mono-marentales exitosos, matrimoniosnómadas, lazos que superan las barrerasétnicas o de clase); procesos educativosque incluyen desde la alta cultura -ópera,ballet, literatura clásica- hasta losfenómenos de masas más comunes -películas de serie B, música pop,teleseries de los setenta… Con todo, unmundo muy especial en el que lasmujeres y los hombres son sujetos de suspropias historias y en el que todo lofemenino se revaloriza hasta dejar sinsentido las jerarquías del pensamientobinario patriarcal.

Sin duda, “Las chicas Gilmore” no es laserie perfecta (en ocasiones empacha sudulzor y agota su verborrea), pero es unabuena alternativa a lo que estamosacostumbradas a ver en la pequeñapantalla, donde en general las mujeres nosomos más que pedazos de carneestereotipados y sin opciones quemerezcan la pena. ¿Por qué no darle unaoportunidad?

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“En 1997, un automóvil de chapa oficialvenía circulando a velocidad normal poruna avenida de San Pablo. En el automó-vil, nuevo, caro, viajaban tres hombres.En un cruce, los paró un policía. Elpolicía los hizo bajar y durante cerca deuna hora los tuvo manos arriba, y deespaldas, mientras les preguntaba una yotra vez dónde habían robado eseautomóvil. Los tres hombres eran negros.Uno de ellos, Edivaldo Brito, eraSecretario de Justicia del gobierno deSan Pablo. Los otros dos eran funciona-rios de la Secretaría. Para Brito, esto notenía nada de nuevo. En menos de unaño, le había ocurrido cinco veces. Elpolicía que los había detenido era,también, negro. Pensemos un momento:¿qué nos provoca la actitud del policíanegro? ¡Rabia o espanto! impotencia, sinduda. Sin duda los del coche dijeron:'Estamos perdidos, uno de los nuestrosestá del otro lado'.” (“Patas arriba. Lahistoria del mundo al revés”, EduardoGaleano)

¿Por qué les envío este trozo? Recuerdocuando hablaba de temas de mujeres,muchas saltaban con aquello de “yo nosoy feminista” y yo me sentía fatal. Ahorame siento un poco anacrónica, pero yo séque todo va y viene, y quizá el anacronis-mo de hoy sea la moda de mañana. Pero,¿cómo pueden decir que no son feminis-tas? si ser feminista es un honor, esademás una postura luchadora, inteligen-te, y agradecida con todas aquellas quenos precedieron y gracias a ellas tene-mos: derecho a andar por la calle, aheredar, a opinar, a fumar, a abortar (siRouco y el de las SS implantado en elvaticano no lo impiden)…

Recuerdo todos los prejuicios lanzados

sobre las feministas: mujeres hombru-nas, lesbianas, frígidas. Esto fue laprimera parte. Después llegó aquélla enla que la acusación era: “sois tan injustascomo lo que queréis combatir”. Injustasporque pedíamos para nosotras. Y esoencerraba otro prejuicio: “las mujeresdeben de pedir para todos”. Si piden paraellas solas, es que son malas. Muchos deesos prejuicios dieron fruto. Entre otrascosas porque ahí estaba todo el aparatoestatal-patriarcal para darles difusión.

Pues sí, lo decían muchas mujeres: “Yono soy feminista”. Renegaban. Me llevómucho tiempo pensar en el por qué deesa actitud. Recuerdo que pensé en lalucha de los obreros, y en todos aquellosque decían que no eran socialistas, y undía concluí: el miedo. Los esclavos tardanen sentirse libres, por mucho que una leyles diga que ya lo son. Ahora, cuando unobrero dice “no soy socialista”, o unamujer dice “no soy feminista”, simple-mente pienso: ¡tiene miedo!

Dedico esto a todas aquellas mujeres quedicen no ser feministas, y a aquéllas quedecimos serlo, porque siempre haytropiezos en el camino. Para andar elcamino es necesario conocer bien susvueltas. De ahí la importancia de lahistoria. De nuestra historia.

TROZOS DE UN LIBRO QUE COMPRÉMaría Cuervo Álvarez

Foto: GAELX

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Las mujeres no acostumbran a ser un sujeto específico en la investigación, sus males no son importantes y,

cuando existen, son psicosomáticos. Estas son algunas de las pistas que da lamédica y pensadora catalana

Carmen Valls-Llobet parara descubrir la «mirada sesgada» de la ciencia y sus consecuencias en la vida de

las mujeres, que «biológicamente son el sexo fuerte, aunque las valoren como el débil», dice la presidenta

del CAPS.

«La ciencia considera los males de la mujer inferiores y menos importantes»

«No es entendible el dolor de las mujeres si no se valoran las condiciones sociales»

«Las quejas de las mujeres son consideradas, de mano, psicosomáticas»

«En las Facultades de Medicina todavía somos una asignatura optativa»

«La jornada doble es un vector de riesgo cardiovascular»

«Al principio se dijo que la vacuna del VPH curaba el cáncer, y eso es falso»

¿En qué hechos, diagnósticos o enfoques

podemos notar la mirada sesgada de la

ciencia?

¿Cuáles son las consecuencias de esta

mirada sesgada?

Afirma que «es difícil que se valoren los

síntomas de las mujeres objetivamente».

¿La categorizan al entrar en la consulta?

¿Hay mucho desfase entre lo que efectiva-

mente puede ser un mal psicosomático en

unas y en otros?

¿Es esta la causa de que según muchas

encuestas las mujeres son las que más

psicofármacos consumen?

La primera mirada sesgada fue no tener encuenta a las mujeres en los trabajos deinvestigación, no valorar sus diferencies ysus especificidades. Otro segundo sesgoestá más relacionado con los estereotipos degénero patriarcales, por los que se consideraque los males de la mujer son casi siempreinferiores y menos importantes. Eso lleva aque falten estudios específicos sobre lo quele suceda a ella en cuanto al dolor, la salud yla energía, mientras que la suelen reducir asalud reproductiva. Pero la mujer es muchomás.

En muchas especialidades médicas la mujerno existe como sujeto diferenciado,

Por lo que no la tienen en cuenta ni a la horade investigar ni a la de tratarla de formadiferente. Así, hay medicamentos queafectan a la salud de las mujeres de maneradistinta que a la del hombre y muchas deestas diferencias no se conocen, por lo queles dan el mismo tratamiento, lo que puedeproducir problemas de salud, sobre maneraporque puede ser menos eficaz el tratamien-to en un caso que en otro.

La categorizan como que seguramente tieneun problema de salud mental y que éstetiene que tratarse con psicofármacos.Problemas de salud mental los puede tenertodo el mundo por vivir en una sociedadandrocéntrica, pero tener sufrimiento noquiere decir que se tenga una enfermedadmental. No obstante, las quejas de lasmujeres se consideran de mano psicosomáti-cas en un treinta por ciento de los casos, sinhacer previamente ninguna exploración. Sinembargo, las del varón solamente en un seispor ciento de casos se consideren psicoso-máticas.

Sobre todo en la valoración, porque a la horade saber si un problema puede ser o nopsicosomático hay que hacer una explora-ción parara ver si hay orígenes biológicos oproblemas sociales que puedan afectar a lasalud. Si no se hace esta valoración y desdeel principio se cataloga como un malpsicosomático, también desde el principio ledan psicofármacos y antidepresivos. Esta esla consecuencia más grave de la falta demirada diferencial: que muchas carencias setratan como problemas mentales queademás necesitan psicofármacos, cuandopodían necesitar la palabra o la reflexión.

Entrevista a Carmen VallsBeatriz R. Viado

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Son a las que más les prescriben psicofár-macos. Esto hay que decirlo: los recetan y

los toman porque no saben qué más tomar.Aunque muchas se niegan también atomarlos, si no te dan otra alternativa es fácilque acaben aceptándose.

El 85 por ciento de los psicofármacos se dalas mujeres y no nos parece que los proble-mas de salud mental de los seres humanosestén repartidos en un 85 por ciento pararamujeres y solamente un 15 por ciento paravarones. En algunas encuestas, aunqueestán sesgadas, se analiza que hay másinclinación a la ansiedad y la depresión enlas mujeres, pero nunca analizan lascondiciones de vida y de trabajo. Y, con todoy con esto, sólo se contabiliza el doble demujeres que de hombres con más ansiedad ydepresión, por lo que no se entiende que el85 por ciento de los psicofármacos se den alas mujeres.

La jornada doble y el hecho de que nuncapuedan tener vacaciones porque el trabajode ellas nunca acaba es un factor de riesgocardiovascular que puede producir hiperten-sión. Los investigadores Lundberg yFrankenhauser demostraron que la jornadadoble, la discriminación laboral y la pocaposibilidad de promoción laboral están entrelas primeras causas de estrés físico y mental.Además, los trabajos repetitivos y monóto-nos, las labores en las que no se puedentomar decisiones o no están bien valoradastambién son estresantes. Y ni el trabajodoméstico ni la jornada doble están bienvalorados, pero para muchas mujeres es larealidad diaria. Por eso hay más problemasde contracturas musculares, más ansiedad ymás problemas de dolor muscular generali-zado, que alguna vez se confunde confibromialgia, pero en realidad se trata de unamujer estresada.

Sería fundamental que se tuvieran en cuentatodos y que en los trabajos de investigaciónlos aspectos sociales también pesaran. Laperspectiva de género en los trabajos deinvestigación debería incluir que la mujer sevalorara también de acuerdo con suscondiciones de vida y trabajo. Si no, no sepuede entender su dolor y su malestar.

Biológicamente hablando, como especieanimal humana, la mujer vive más años queel hombre en todas las latitudes y en todaslas clases sociales y en todos los territoriosdel mundo, por lo que biológicamentehablando es un sexo fuerte. No obstante, sevalora como sexo débil y así se siente ellaalgunas veces. Por eso de vez en cuando susalud percibida es peor. Lo que pasa es quecuando se habla de salud percibida, sobre elme siento mal, valoramos un vector que noes sólo biológico, sino que es también social:es «me siento mal con mis condiciones devida y de trabajo y no me acabo de encontrarbien». También hay aspectos biológicos depatologías que no se habían valorado: no levaloran que la anemia puede dar cansancio yes el sexo que tiene más anemia; no se valoraque solamente la falta de hierro y vitaminasya le puede provocar mucho cansancio y nose valora que es el sexo que puede tener másdisfunciones endocrinas. Esto tambiénprovoca mucha fatiga y dolor muscular

A pesar de que exista esta inclinación a

diagnosticar a las mujeres enfermedades

mentales, ¿en qué medida sufren más o

menos este tipo de dolencias en compara-

ción con los hombres?

¿Qué incidencia tienen los condicionantes

sociales para las mujeres en su salud?

¿Sería entonces fundamental incidir en los

aspectos sociales en lugar de los sanitarios?

En un artículo comentaba que las mujeres

son el «sexo fuerte» desde el punto de vista

de la salud, mientras que en las encuestas

ellas tienen una percepción de la salud peor

que los hombres.

Foto: Nanel Costa

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generalizado y éstos son los problemasmenos valorados porque pertenecen a la vidadiaria. La medicina está preparada parasolucionar problemas muy agudos dehombres, que están en el hospital, y, sinembargo, los de la vida diaria y los crónicosno se valoran bien.

Ese dato se recoge en todas las encuestas desalud de España, Canadá, Suecia y losEstados Unidos. La sensación de saludpercibida implica muchos otros factores yésta sensación no la puede resolver laatención sanitaria. Algunos son problemassociales y otros biológicos, y la atenciónsanitaria no está preparada para resolverlos,aunque ya se está avanzando para arreglar-los.

Sí. Hay una evolución porque desde el año1990, cuando se constató que no existíanlas mujeres en los trabajos de investigación yque a las mujeres con igual patologíacoronaria las mandaban para casa mientrasque a los hombres operaban. Pero despuésse descubrió que las mujeres morían deinfarto en aquel año. En los últimos quinceaños se incluyeron mujeres en un treinta porciento de los trabajos de investigación, seavanzó en un treinta por ciento en cuanto avisibilidad. Además, hubo más redes deinvestigadoras que trabajamos juntas sobreel tema de mujer y salud y que estamosintercambiando información. Tenemos unared que no existía hace quince años, la redCAPS (Centro de Análisis y ProgramasSanitarios), formada por profesionalessanitarias de toda España y que estamos encontacto de continuo trabajando en estosasuntos. También hay más información yformación, como la revista Mujeres y Salud,que ya llega a unas cinco mil mujeres en todaEspaña, y donde hacemos dosieres sobre

asuntos que tienen que ver cola salud delas mujeres. La revista también se pudeencontrar en Internet, en www.mys.ma-triz.net. Esta información era necesaria yhace diez años no estaba. De todas maneras,todavía hay una carencia grande en lasfacultades de Medicina, donde no se incluyela perspectiva de género: todavía somos unaasignatura optativa.

Sí, porque los hombres vieron que si hacíanuna píldora anticonceptiva para ellos lesdisminuía el deseo sexual y decidieron queeso no podía ser, aunque sí se podía dar a lasmujeres y que también les disminuyera, peroesto no supuso un problema. Un anticoncep-tivo hormonal en el caso del varón le bajabael espermatozoide, pero también latestosterona, y no se aplicó nunca, por lo queno hay ningún anticonceptivo de estascaracterísticas para el varón, mientras quepara las mujeres hay de todo y ahora yainventaron uno que dura tola vida, el famosoLybrel, que elimina la menstruación a basede dar hormones toda la vida reproductiva delas mujeres. Es verdad que cuando salió laprimera píldora anticonceptiva, a pesar delos niveles altos de hormonación quesuponía y de bajada del deseo sexual, eramuy necesaria para las mujeres para laplanificación familiar, por lo que los efectossecundarios se valoraban como un malmenor. Actualmente, la anticoncepciónhormonal tiene muchas críticas por el hechode que cinco años tomando la píldora antesde tener el primer hijo es un factor de riesgopara el cáncer de mama, por lo que a lasmujeres jóvenes les recomendamos que lasrelaciones las tengan con preservativo paraevitar infecciones y embarazos.

¿Puede ser ésta la causa de que, por

ejemplo, en la última encuesta de salud en

Asturies las mujeres usaban más los

servicios ambulatorios, pero eso no repercu-

tía en una mejora de la percepción de su

salud?

Por su experiencia, ¿evolucionó la perspecti-

va de la ciencia médica en el sentido de que

tenga en cuenta a las mujeres?

En lo que es la salud reproductiva, casi todos

los anticonceptivos son para las mujeres y la

mayoría tienen efectos secundarios sobre su

salud. ¿Es aquí donde desaparecen los

hombres de las investigaciones?

Le denegaron la primera beca que solicitó

porque era para estudiar el síndrome

premenstrual y esto no se consideró un tema

«importante ni relevante». ¿Volvería a pasar

esto hoy?

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De mano ya no la pediría porque este temaya lo estudiamos sin beca con la ayuda de

las mujeres que tuvieron la paciencia derellenar nuestros cuestionarios. Pero piensoque hay más sensibilidad para estos asuntos,aunque aún cuesta. Por ejemplo, ahorahicimos en el CAPS un estudio para elColegio de Médicos de Barcelona sobre lasalud de los y las médicas e incluimos lamenstruación y el síndrome premenstrual enla encuesta de salud. De primeras hubogente que se molestó y cuestionó si valía lapena que se incluyera esto, aunque al finalvieron que sí era necesario y dio unosresultaos muy espectaculares, porque elcolectivo de médicas está muy estresado yda unos niveles de síndrome premenstrualmuy altos. Las mujeres, cuanto más estrésfísico y mental tienen en la primera fase delciclo más síndrome premenstrual tienen enel segundo, con lo que es un indicador deque su estado de salud está agredido por elestrés.

Lo que hay que hacer ahora es que laspersones que noten algún efecto secundario,y no solo el dolor primero, sino que aparezcadolor en el cuerpo al mes siguiente que estádescrito en la vacuna como un dolorreumático, han de comunicarlo aFarmacovigilancia de cada autonomía.También pedimos un seguimiento epidemio-lógico de las niñas vacunadas con dineropúblico para saber qué efectos tiene lavacuna. Además, no hay que bajar la guardiay hay que tomar las mismas prevencionesque antes: hacer las mismas citologíasporque la vacuna solamente es efectiva condos cepas y además no son las más prevalen-tes ahora, y hay ocho cepas más que puedendar cáncer de cérvix y no olvidar que hay queusar el preservativo en las relaciones. Estaes la prevención para el cáncer del cérvix.

La moratoria la solicitamos fundamental-mente por una cuestión de coste-beneficiomás que por una cuestión de salud. Veíamosque no era lo más prioritario y que podíahacer bajar la guardia a las mujeres a la horade la prevención. Con el debate social que seabrió se consiguió que las mujeres sean másconscientes de que han de seguir haciendolas citologías y espero que esto no valga paraque nadie piense que la vacunación contrados cepas va a prevenir el cáncer de cérvix.Otro asunto son los efectos secundarios: estavacuna es muy inmunogénica y muy eficazpara las dos cepas, pero provoca cuarentaveces más anticuerpos en sangre que lamisma enfermedad, con lo que esto dio pie aefectos secundarios que no están en otrasvacunes. Me parece que es importante, algoque también pasó con la gripe, que cada veztengamos una ciudadanía más madura, porlo que hay que alertar de los problemas sinque eso suponga alarmar. En el caso delcáncer de cérvix llegó peor a la ciudadaníaporque se explicó al principio que habíamosconseguido la vacuna que cura el cáncer, yesto es falso. Esa falsedad tiene que quedarclara porque si no, no tomaremos las mismasmedidas de prevención.

Una medida polémica en el ámbito de la

salud fue la puesta en marcha de la vacuna-

ción del VPH, y usted fue una de las

especialistas que solicitó una moratoria para

aplicarlo. ¿Qué consecuencias cree que

puede tener desde que se implantó en todo

el Estado?

Todo el debate sobre la vacuna fue muy

delicado, en el sentido de que se podía crear

alarma social por la aplicación de un

medicamento que se cuestionaba.

Foto

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anel

Cos

ta