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A TRAVES DE LAS TARJ ETAS POSTALES Por FERNANDO F. SANZ Una imagen vale por ^mil palabras, dice un viejo proverbio chino. Nuestra vida, nuestros recuerdos, son, en definitiva, ^una sucesión de imágenes que se van quedando grabadas en nuestra memoria y nos conforman las ideas y '^los sentimientos. Ahora que vivimos la época ^de la imagen desde la televisión a los «postersb, pasando por el cine y las ilustraciones, estas formas de expresión han sustituido en buena;parte'la vieja cultura del 'libro o de .la misma transmisión oral de la experiencia y el saber. No obstante, el hombre siempre ha tenido un afán de reflejar o, mejor aún, inmovilízar las 'cosas que veía tal vez por deseo ^de supervivencia implícito en nuestra naturaleza o también por la necesidad de tránsformarla.

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A TRAVES DE LASTARJ ETAS POSTALES

Por FERNANDO F. SANZ

Una imagen vale por ^mil palabras,dice un viejo proverbio chino.

Nuestra vida, nuestros recuerdos,son, en definitiva, ^una sucesión

de imágenesque se van quedando grabadas

en nuestra memoria y nos conformanlas ideas y '^los sentimientos.

Ahora que vivimosla época ^de la imagen desde

la televisión a los «postersb, pasandopor el cine y las ilustraciones,

estas formas de expresiónhan sustituido en buena;parte'la vieja

cultura del 'libroo de .la misma transmisión oral

de la experiencia y el saber.No obstante, el hombre siempre

ha tenido un afánde reflejar o, mejor aún, inmovilízar

las 'cosas que veíatal vez por deseo ^de supervivencia

implícito en nuestra naturalezao también por la necesidad

de tránsformarla.

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PáQina anterior: arriba, línea japone-sa de Tokaido, de alta velocidad; enel centro, dínea suiza del Simplón,con railes soldados, entre Brigue yViége; abajo, línea Culoz-Cham^bé-ry, en Francía. Circula por ella e!tren TEE español "Catalón-Talgo".Las tres tarjetas postales pertenecena la serie "la voie ferrée moderne",editada en Francia. IEn esta página:a la derecha, la escrupulosa repro-ducción técnica y Ja imaginación ar-lística se u n e n en esta imagende una primitiva ^locomotora inglesa,coloreada primorosamente, en unacolección de tarjetas ^editadas en !ta-lia. Abajo, insólita ímagen de ^a esta-ción de Madrid-Príncipe Pío, cuar3dotodavía, como puede apreciares enlas calles, el sistema de locomociónera de tracción anímal.

EI hombre primitivo, al expresar en laspinturas rupestres su vida cotidiana, ha-cía, en realidad, un canto a la vida, unreflejo de sí mismo. Estas manifestacio-nes han cumplido, además, otro objeti-vo, ya que gracias a ellas sabemos, enparte, cómo era y cómo vivía aquel t^om-bre primitivo.

Inmovilizar la vida, inmovilizarnos ^^os-otros mismos, eterni^arnos, es, en suma,el deseo trascendente del arte e inc!u-so de la propia naturaleza humana, Pore s o las imág^enes in^novilizadas enuna pintura o en una fotografía tienenla magia de situarnos en el tiempo quefue, y nos permiten incluso jugar a revi-vir el tiempo pasado, que es también,en cierto modo, un anhelo más melan-cólico y humano que el de la aspiraciónal futuro, porque, en definitiva, se re-cuerda algo que se ha vivido; es decir,lo que hemos sido más que lo que po-demos ser.

Las tarjetas postales han representa-do una época en la reproducción de imá-genes. Hijas del grabado y de la fotogra-

Mf.rJRfD r ESTACt!'iN DEL NORTE

fía, que convivieron durante las últimasdécadas del siglo pasado, nacieron en elespíritu y la fe del progreso industrial,cuyo símbolo fue, en cierto mado, el fe-rrocarril. Era la revolución imparable dela máquina de vapor, y no es de ex-trañar que el tren protagonizara un grannúmero de motivos de aquellas prime-ras tarjetas postales.

Y como el sello, los billetes y mone-das, también la fiebre del coleccionis-mo ha Ilegado a las tarjetas postales.Hay que pensar que en la época en queempezaron a adquirir su mayor difusiónno existía todavía el cine, y las publi-caciones ilustradas no contaban con losmedios técnicos de la actualidad. Mu-chos acontecimientos que quedarón plas•inados en fotografías se d+stribuían des•Aués, para su dlvulgación, mediante tar-jetas postales. Y así han Ilegado a nos-otros imágenes de accidentes, de inau-guraciones, de la Ilegada de un tren a laestación, recogidas en esas reproduccio-nes en sepia o coloreadas para darlesmayor realce, que ahora les da un irre- ^

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CAMINOS DE HIERRO DEL NORTE DE ESPAÑA

mediable tinte ingenuo y melancólico.Estas imágenes, aparte su valor sen-

timental, han adquirido un importantevalor material, y son precisamente lasde motivos ferroviarios las que más secotizan en el mercado de los coleccio-nistas.

LA PRIMERA EXPOSICIONINTERNACIONAL

Basada tal vez en la idea de divulgaresta afición o tal vez por el propio inte-rés de todo coleccionista en dar a co-nocer a otros el resultado de sus esfuer-zos -esa labor callada y paciente deacumular, una a una, el mayor númeroposible de ejemplares, tal vez anodinos,que sólo el tiempo contribuiría a revalo-

rizar- se ha organizado recientementeen París el I Salón Internacional de laTarjeta Postal, que para la ocasión, den-tro de su propia lógica, editó una hermo-sa tarjeta postal, muy • belle époque ^,que reproducimos, debida a Philippe Fix.

Desgraciadamnte, la noticia de esteacontecimiento Ilegó a nosotros des-pués de su clausura, y no podemos,como hubiera sido nuestro deseo, darnoticia más completa y detallada delmismo. Los reportajes que sobre el mis-mo ha publicado la prensa francesa, yespecialmente nuestro querido colega•La Vie du Rail•, nos sirven, sin embar-go, de referencia suficiente para poderinformar del alcance de este aconteci-miento, por su relación con el tren.

n ñĈC^^ NA CEL^RADO EN PARISĈ^ i SÁ^ niTEñ^aC^^ ►^DE lA TAR^TA POSTAI,.

n LOS MOTIYOS ^YIAR^S,^os r^aS EsTU^►oosPOR LOS COLECCIONISTAS.

n ^SDE LOS PRIM^OS TIEMPOS,Ĉ^ T^ n^sP^ñuNIIMiER^SO$ TEMAS^ TAR^TAS POSTALES:

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•A finales del siglo XIX -dice la cró-nica de M. Combe en las páginas denuestro colega-, la fosa entre el pro-greso técnico y la evolución de las men-talidades era todavía enorme. En 1899 yase iba de Burdeos a Dax por el Surex-preso prácticamente a la velocidad co-mercial de 100 kilómetros por hora, peroel monstruo de acero que encabezaba elconvoy atravesaba como una centella co-marcas donde se vivía todavía al ritmoanterior a la revolución industrial. Latarjeta postal ha inmortalizado esta •in-troducción de la ciudad en el campo•,como escribía Marc Buroli para definiral tren. Los logros de la industria eranuno de los elementos del orgullo nacio-nal, y el hombre tiende a conservar loque ama.

n ANOf{A SON IRI EFICAI It1.4TIqIMENTODE DIYtR6AC10N DE LAS EMPRESASFEIDtov1ARIAS r INi ExPON^tiEDE LA AFICION DE UIS ASOCIACl01ESDE AMI60S D^ F^IOCAIDI^,QIIE ^ITAN C^ECC^S^ ^ocoMOT^las, cot^lES r vasollES,Y OTRAS INSTALACI^ESFERROYIABIAS.

n RE N FE HA ®ITADOYARIAS COLECCIOt^SEN co^oR r euNCO r NESOO.

LA TARJETA ;COMO INSTRUMENTODE ^PRESTIGIO

Posteriormente, la capacidad de divul-gación de la tarjeta se extendió por todoel mundo como la mejor forma de salu-do y recuerdo en la distancia. Aprove-chando este arraigo en la opinión públi-ca, las empresas ferroviarias editaron co-lecciones de tarjetas con motivo de acon-tecimientos que querían resaltar. Así,por ejemplo, las Compañías del Nortey de MZA editaron sendas coleccionesde tarjetas con motivo de celebrarse enMadrid el Congreso Internacional de Fe-rrocarriles el año 1930. Se recogían enellas aspectos destacados del materialy las instalaciones de ambas compañías.

Veintiocho años después, al celebrar-se de nuevo en Madrid la reunión delCongreso Internacional de Ferrocarriles,la Red Nacional de los Ferrocarriles Es-pañoles continuó esta tradición y editóuna colección de tarjetas a todo color,en la que se recogía el ^material motory móvil entonces en servicio.

No fueron éstas las únicas muestrasreflejadas en las tarjetas postales.RENFE ha editado algunas otras, cuyovalor de colección ha aumentado al en-contrarse agotadas. También las Aso-ciaciones de Amigos del Ferrocarril es-pañolas han editado, por su parte, algu-nas colecciones con motivo de diversos

n actos.En el amplio muestrario figuran tam-

bién colecciones lujosamente editadaspor casas especializadas, que recogenmodelos a pequeña escala de locomoto-ras reales.

EDICIONES EXTRAN,fERASEsta modalidad de divulgación tiene

aún una mayor difusión en ^sl extran-jero, donde existen un sinfín de temasferroviarios divulgados en tarjetas pos-

Locomotoras RENFE de tres sistemas: eléclricapara grandes trenes, de 3.600 CV.; Diesel-eléc-trica ^de línea, de 1.800 CV.; d<^ vapor, para ^re-nes pesados de ^rnercancias. En la otra imdgen,tren articulado TALGO ( tracción Diese!), deconcepción española. ( Tarietas Postales editadaspor RENFE.1

^ótel George V PRft1S

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Tarjeta anunciadora del ! S a 1 ó n Interna-cional de ^la Tarjeta Postal, celebrado recien-temente en .París. ( Dibujo de Philippe Fix.)

tales. Reproducimos algunos ejemplos,que van desde la fotografía a todo co-lor, en un ^paisaje característico, al pri-moroso y detallado dibujo de una loco-motora de vapor.

Entre los modelos que reproducimosse encuentran paisajes suízos, tramosde vías de hormigón y una serie de lo-comotoras eléctricas, diesel y de vaporque muestran la airosa silueta de estasmáquinas, cuya identificación con el pai-saje era tan peculiar en los trayectos derampa que obligaban a trabajar al va-por con toda intensidad, ^manifestadaen el lento jadeo y el ^penacho de humoque coronaba el esfuerzo.

Las postales nos permiten contemplarla evolución del ferrocarril y de la pro-pia psicología de su interpretación. Pri-mero fue su integración en el entorno.Son las fotos de un tren que corre poruna Ilanura, la fotografía alrededor deuna locomotora en una estación, las es-cenas de viaje. Era la instantánea, el es-tar en el tren o junto al tren.

Luego, asimilado el tren a la vida co-tidiana, la postal se deshumaniza y setecnifica. Se presentan las máquinascomo exponentes de poder. Desaparecela figura humana y queda sólo la visiónde los logros de la técnica. Es el ser delferrocarril.

EI desfiFe de las imágenes que ofrece-mos a la consideración del lector per-mitirá seguir esta evolución y valoraradecuadamente estas postales, que son,en buena parte, la propia historia delferrocarril. • F. F. S.