A un año de Bachelet que paso con el gobierno ciudadano_Arrigada

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  • A un Ao de Bachelet: GobiernoCiudadano? Qu Pas?

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    03/05/2007Poltica Nacional

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    Uno de los grandes misterios del ao inicial de la presidenta Bacheletes saber qu haba de sustantivo en la idea de una "democraciaciudadana" que anunci sera una de los rasgos de su gobierno. Eltrmino planteado en algunos discursos oficiales fue, sin embargo,moneda corriente en el gobierno, particularmente en sus nivelesintermedios. Pero, desgraciadamente ms all del enunciado no huboprecisiones ni elaboraciones. Lo que se prevea poda ser un debatesustantivo termin en un mero enunciado pero, desgraciadamente,con graves consecuencias prcticas.

    En algunas altas esferas, a cargo de personas sin experiencia en eltrato con las realidades polticas, la "democracia ciudadana" setransform en el argumento para justificar la no preocupacin porpartidos y parlamentarios, de modo que, mientras la ciudadana seentendiera directamente con la presidente, ellos podran impulsar"soluciones tcnicas", no contaminadas por la negociacin poltica.

    Tono Destemplado

    En la base social la idea alent algunos -por supuesto, no siempre-de los rasgos negativos de la demanda directa sobre las autoridadescomo son su radicalismo, el tono iracundo y urgente con que suelenser formuladas o el recurso a acciones directas como huelgas ilegales,demostraciones callejeras no autorizadas, a veces derivadas endesrdenes. En los niveles intermedios de la administracin no pocosde los mandos recin nombrados encontraron, en la idea del gobiernociudadano, la excusa para abandonar el trabajo con los partidos ylas autoridades por ellos elegidos en nombre del trato directo conlas ONGs y la sociedad civil.

    Para complicar las cosas el debate en torno de estos conceptos seti de connotaciones morales. Se plante, por algunos, que eldesarrollo de la sociedad civil era un bien en s mismo y algunosdefensores de la sociedad civil acusaron a quienes plantearon dudassobres estos desarrollos de atrincherarse en una "democracia elitista"y actuar movidos por el temor a una avalancha de participacin.Ellos dejaron caer la idea de que haba una democracia aeja, queera la representativa, y otra fresca y moderna, que era la "democraciaparticipativa" centrada en las organizaciones ciudadanas.

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  • En rigor, ninguno de estos temas fue discutido en profundidad ni por el gobierno ni por los crticos delconcepto, estuvieran ellos dentro o fuera de la Concertacin. En suma, un debate que se anunci, peroque no ocurri. Pero qu significa una democracia ciudadana? Democracia ciudadana y democraciarepresentativa son conceptos antagnicos? Es cierto que la democracia representativa significa gobiernode los partidos y la democracia ciudadana el gobierno de la sociedad civil? Cunta "sociedad civil"requerimos para que sea posible una "democracia ciudadana"?

    Sociedad Civil y Democracia

    En el centro del debate est el tema de la relacin entre sociedad civil y democracia.

    En esta materia hay una vigorosa tradicin intelectual, iniciada por Alexis de Tocqueville, que ha destacadopor ms de dos siglos que una democracia se acerca ms a la perfeccin si est afirmada en una ricavariedad de organizaciones comunitarias que puedan facilitar una mayor inclusin y participacin de losciudadanos. En las dcadas del 70 y 80, la sociedad civil adquiri nuevo protagonismo, pues se le atribuyun rol fundamental tanto en la cada de los regmenes comunistas de la Europa del Este, como en la delas dictaduras militares de Amrica del Sur. A partir de ah se dio un nuevo paso. A la sociedad civil sele pas a atribuir caractersticas benficas a las que no haban sido ensalzados ni el Estado ni los partidos.Ella sera el antdoto contra el autoritarismo, como alguien dijo, la bala de plata que protegera a lademocracia de sus enemigos.

    Hoy, a treinta aos de esa explosin de entusiasmo y confianza, la visin de la sociedad civil es matizada.Como lo dice un reciente libro sobre el tema, frente a la democracia "la sociedad civil puede ser tantoparte de la solucin como parte del problema".

    De la parte de solucin nos habla una literatura que va desde Tocqueville, a fines del siglo XVIII hastaPutnam, a fines del XX. La contribucin de organizaciones de la sociedad civil al desarrollo democrtico,a una mayor justicia social, al mejoramiento de las polticas pblicas o a la proteccin y promocin delos derechos de minoras discriminadas o en riesgo es un asunto fuera de dudas. Al respecto, es interesanteleer un excelente libro publicado recientemente, La Propuesta Ciudadana (Editorial Catalonia), del quees editor Augusto Varas y que estudia experiencias concretas en pases como Chile, Colombia, Per,Argentina en campos tan variados como los derechos humanos, la educacin, la lucha contra la pobreza,los derechos de las mujeres, las innovaciones locales, las personas que viven con VIH.

    Pero la sociedad civil tambin puede ser el problema, la causa que haga ms difcil la democracia e inclusofactor de su destruccin. Organizaciones no gubernamentales pueden generar y agravar la polarizacinde una sociedad hasta provocar el quiebre democrtico. El profesor de Princeton, Sheri Berman, hamostrado el trgico papel jugado por la vibrante sociedad civil alemana bajo la repblica de Weimar ysu contribucin tanto a la destruccin de la democracia como al ascenso de Hitler. Algunos trabajosapuntan a fenmenos similares en la cada de la II Repblica espaola. Otros, partidarios o crticos deSalvador Allende (Flisflish y Arriagada; en Rodrigo Bao (Editor) La Unidad Popular 30 Aos despus, LOMEdic.; 2003), han llamado la atencin sobre la hipermovilizacin social que conoci Chile entre 1967 y1973 y sealado que fue una contribucin esencial a la destruccin de la democracia. En un reciente librosobre el tema (Feinberg, Waisman y Zamosc, Civil Society and Democracy in Latin America) se sostiene

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  • que la historia de la regin "dolorosamente ilustra como tambin las organizaciones sociales pueden serlos portadores de la polarizacin poltica que si fuera muy intensa puede contribuir al quiebre de lademocracia misma. Esto puede ocurrir cuando hay poderosas organizaciones de la sociedad civil ensociedades con fuertes divisiones y dbiles adhesiones a normas legales y constitucionales, donde lapersecucin de intereses particulares pesa ms que la preservacin de las reglas del juego democrtico.En esas situaciones las organizaciones sociales pueden ser las enterradoras de las instituciones democrticas,incluso si esta consecuencia no fuera ni intentada ni buscada por ellas".

    Lo anterior para rechazar la absurda creencia de que la sociedad civil es una categora moral. Ella, comotoda institucin poltica, puede jugar roles que merezcan dispares calificativos ticos. Si es as, entoncesla pregunta esencial que se debe intentar contestar es: bajo qu supuestos o condiciones la sociedadcivil puede desarrollar sus inmensas potencialidades para fortalecer la democracia? O cules son losrequisitos que hacen posible una democracia ms avanzada, fundada en una ms activa participacin dela sociedad civil en el diseo y control de las polticas pblicas?

    A mi juicio, adems de una fuerte y vibrante sociedad civil, son necesarios otros tres requisitos y que seden todos conjuntamente. Uno, la existencia de un mejor sistema de partidos, organizado y moderno.Segundo, la presencia de un Estado fuerte. Y, tercero, la presencia en el Estado, los partidos y la sociedadcivil, de una slida cultura y prctica liberal.

    Distintos, pero no Antagnicos

    La relacin entre sociedad civil y partidos no ha sido nunca fcil. Como muy bien dice Augusto Varas enel libro a que he hecho referencia, "es preciso indicar que el inters por la sociedad civil, en ocasionesencubre un discurso contrario a la poltica y de rechazo al Estado, tema muy en boga en la regin".Sociedad civil y partidos no son entes antagnicos, sino realidades diferentes que cumplen funcionesdistintas en el sistema poltico. La sociedad civil es la red de organizaciones voluntarias que las personascrean para perseguir variados fines -morales, religiosos, de representacin de intereses particulares- yque se ubican en un lugar intermedio entre el Estado y las estructuras econmicas y familiares. Interesesque pueden ser muy respetables, pero particulares.

    Los partidos, en cambio, recogiendo los intereses parciales y contrapuestos de muchas organizaciones,deben procurar armonizarlos en proyectos nacionales. Por tanto, la situacin ideal se da cuando coexistenuna sociedad civil fuerte con un sistema de partidos fuerte. Lo anterior significa que la sociedad civil debeser independiente de los partidos, no debe alinearse ni someterse a ellos, pero sin que esto signifiqueconfundir su accin o disputar los espacios de las agrupaciones polticas.

    A su vez, una democracia ser imperfecta si tiene un sistema de partidos dbil en el marco de una sociedadcivil activa, vibrante. En sus extremos esto llevar a un sistema poltico donde los conflictos saldrn delas instituciones y tendern a ser llevados al enfrentamiento continuo en las calles y donde estasorganizaciones no gubernamentales se enfrentarn acudiendo, muchas veces, a comportamientosextralegales o anticonstitucionales.

    En el cuadro de desprestigio de la poltica es a veces ingrato tener que insistir en la necesidad del gobierno

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  • de partidos; pero, en rigor, toda poltica democrtica pasa por la recuperacin de estas entidades siendoaun ms negativo y costoso para el desarrollo de una sociedad un gobierno que los niegue o los menosprecie.Los gobiernos ms eficaces del mundo, particularmente las democracias parlamentarias, son gobiernosde partidos; en cambio, los sistemas presidenciales ms desgastados navegan en el marco de sistemasde partidos altamente fragmentados, debilitados, incapaces de disciplina en el Congreso y para respaldara los gobiernos que eligen.

    El Papel del Estado

    Pero el desarrollo de la sociedad civil no slo requiere de partidos slidos y estructurados, sino tambinde un Estado fuerte y eficaz. Es lo que dicen Claudio Fuentes y Claudia Heiss en La Propuesta Ciudadana:"En el contexto de fragmentacin poltica que vive hoy Amrica Latina, es importante resaltar la necesidadde gobiernos activos y una democracia inclusiva para el fortalecimiento de una sociedad civil organizada".

    Esta necesidad del Estado es doble. Por una parte, un Estado eficaz que pueda canalizar, acoger y armonizarlas demandas, muchas veces contrapuestas, de distintos componentes de la sociedad civil. Pero, tambin,un Estado fuerte en el sentido hobbesiano, esto es, capaz de garantizar el orden y la seguridad hastatener que acudir a lo que Weber llamaba su caracterstica ms distintiva, el uso legtimo de los mediosde violencia. No debemos olvidar que as como el Estado, cuando abusa en la aplicacin de los mediosde violencia, crea temor en la poblacin, una sociedad civil hipermovilizada y que acuda a un activismosin normas puede creer un miedo igual o peor. La convivencia a que una nacin aspira es una donde losciudadanos no tengan temor ni al Estado ni a la sociedad.

    La Cultura Poltica

    El desarrollo de la sociedad civil y el avance hacia formas crecientes de participacin de los ciudadanosrequiere, adems de un sistema de partidos y un Estado fuerte, que todos estos elementos compartanuna cultura poltica liberal, esto es, que sea compatible con la democracia, la tolerancia, una convivenciafundada en el respeto. Del mismo modo que hay partidos que son un aporte a la democracia y otros queno lo son, tambin hay organizaciones de la sociedad civil que sirven al autoritarismo o al clientelismo.Poniendo un ejemplo extremo, una organizacin de la sociedad civil como el Klu Klux Klan no es,precisamente, un aporte a la cultura. Por eso, una sociedad civil fuerte y deseable es una que, siendocelosa de su autonoma frente al Estado, tiene una alta capacidad de autorregulacin, vale decir, deresolver conflictos dentro de los marcos institucionales del sistema democrtico, de jugar acorde a lasreglas de un pas tolerante, respetuoso del Estado de derecho, con capacidad de compromiso.

    Pero, tambin y de modo importante, las organizaciones de la sociedad civil deben incorporar estos valoresen su propia vida, como seala Augusto Varas, y "agregar una alta transparencia y una gobernabilidaddemocrtica interna a toda prueba. No obstante, no todas las ONG`s logran ser plenamente auditablesni alcanzan es tos es tndares de representac in, transparenc ia y responsabil idad".

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    A un Ao de Bachelet: Gobierno Ciudadano? Qu Pas?

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  • Sera injusto criticar al actual gobierno por haber insinuado una mayor participacin ciudadana a travsde una sociedad civil ms fuerte. Eso no es un error, sino un acierto. Pero, al plantear el asunto sin darleseguimiento ni en su anlisis terico ni en su implementacin prctica, se abri paso -aunque ella no hayasido la intencin- a una actitud de falta de consideracin hacia los partidos contribuyendo al actualdistanciamiento entre estas agrupaciones y el gobierno. El resultado ha sido malo.

    Genaro Arriagada Herrera: Director de www.asuntospublicos.org

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