A veces me faltan las palabras

Irene Mariñas

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Aún soy pequeña y no siempre soy capaz

de decir en voz alta lo que me sucede o lo

que quiero, si yo pudiera decir: “Déjame

tranquila, que quiero jugar sola” o “no me

molestes más” seguramente no habría

mordido a Gaby el otro día, pero es que es

muy pesado y no me deja jugar en paz.

Si supiera cómo expresar, con voz y

palabras, mi necesidad de atención, no

tendría que tirarle de las trenzas a Miriam

para que me haga caso.

Comienzo a hablar ahora y aun me

equivoco muchas veces y no me gusta que

me lo digan continuamente, ni que me

corrijas en tono de enfado.

Tener paciencia conmigo, no puedo

evitar las equivocaciones, repetir sílabas o

Te lo he dicho un montón de veces, ¡a ver si aprendes a

decirlo bien!

atrabancarme cuando quiero explicar mis

pensamientos.

Si me pides que lo repita una y otra

vez, me pongo triste porque no sé hacerlo

mejor, pero si tú me lo repites poco a poco,

lo aprenderé más rápido, aunque necesito

un poco de tiempo y además a hablar se

aprende hablando, así que, dejar que lo

cuente yo, aunque tarde una eternidad, no

terminéis las frases por mí,

darme tiempo y aprenderé a explicarme

mejor, entonces ya no tendré que empujar,

ni pegar, ni morder cuando me desespero

porque no me entienden. Seré capaz de

resolver los conflictos de una manera más

pacífica cuando domine mejor el diálogo.

Dadme tiempo

y lo

conseguiré.

Tranquila cariño, poco

a poco te saldrá mejor