abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

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LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ESCRITA POR LOS CUATRO EVANGELISTAS EXPLICADA Y ACLARADA POR LOS SS. PADRES Y LOS HOMBRES MAS CELEBRES QUE HAN EXISTIDO DESDE LOS TIEMPOS APOSTOLICOS HASTA NUESTROS DIAS OBRA INTERESANTISIMA TANTO PARA LOS HOMBRES DOCTOS COMO PARA LAS ALMAS PIADOSAS Y CONTEMPLATIVAS POR EL SEÑOR ABATE BRISPOT TRADUCIDA AL CASTELLANO POR DON M. URRABIETA Y DON V. G. DE LA LLANA APROBADA POR EL ILLMO. SEÑOR ARZOBISPO DE PARIS, POR S. E. EL CARDENAL ARZOBISPO DE BURDEOS Y OTROS VARIOS ILUSTRES PRELADOS, TANTO DE FRANCIA COMO DE OTROS PAISES. Y AUMENTADA POR LOS TRADUCTORES CON NOTAS Y COMENTARIOS DE CÉLEBRES ESCRITORES ESPAÑOLES QUE NO EXISTÍAN EN EL FRANCÉS. LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Tomo Primero ADVERTENCIA DE LOS TRADUCTORES PRÓLOGO APROBACIONES NOCIONES PRELIMINARES 1o. SOBRE LOS CUATRO EVANGELISTAS. 2o. SOBRE LOS ESCRITORES QUE NOS HAN SUMINISTRADO LA COORDINACION, LAS EXPLICACIONES Y COMENTARIOS DE LOS SANTOS EVANGELIOS. LA VIDA DE N. S. JESUCRISTO CAPITULO I Dios existe de toda eternidad: el Verbo se hace hombre en el tiempo.- Un Angel anuncia a Zacharías el nacimiento de Juan Bautista.- Seis meses después el mismo Angel anuncia a María los designios que tiene el Señor acerca de ella. CAPITULO II Genealogía legal del Hombre-Dios.- María visita a Elisabeth: santificación de Juan: cántico de María.- El Angel anuncia a Joseph el misterio de la Encarnación.- Nacimiento de Juan Bautista: su circuncisión: cántico de Zacharías. CAPITULO III Con ocasión del edicto de César Augusto, va Joseph con María a Betlehém, en donde nace el Hijo de Dios.- Un ángel anuncia a los pastores su nacimiento, y van a adorarle.- Circuncisión

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LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

ESCRITA POR LOS CUATRO EVANGELISTAS EXPLICADA Y ACLARADA POR LOS SS.

PADRES Y LOS HOMBRES MAS CELEBRES QUE HAN EXISTIDO DESDE LOS TIEMPOS

APOSTOLICOS HASTA NUESTROS DIAS OBRA INTERESANTISIMA TANTO PARA LOS

HOMBRES DOCTOS COMO PARA LAS ALMAS PIADOSAS Y CONTEMPLATIVAS POR

EL SEÑOR ABATE BRISPOT

TRADUCIDA AL CASTELLANO POR DON M. URRABIETA Y DON V. G. DE LA LLANA

APROBADA POR EL ILLMO. SEÑOR ARZOBISPO DE PARIS, POR S. E. EL CARDENAL

ARZOBISPO DE BURDEOS Y OTROS VARIOS ILUSTRES PRELADOS, TANTO DE

FRANCIA COMO DE OTROS PAISES.

Y AUMENTADA POR LOS TRADUCTORES CON NOTAS Y COMENTARIOS DE

CÉLEBRES ESCRITORES ESPAÑOLES QUE NO EXISTÍAN EN EL FRANCÉS.

LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Tomo Primero

ADVERTENCIA DE LOS TRADUCTORES

PRÓLOGO

APROBACIONES

NOCIONES PRELIMINARES

1o. SOBRE LOS CUATRO EVANGELISTAS.

2o. SOBRE LOS ESCRITORES QUE NOS HAN SUMINISTRADO LA COORDINACION,

LAS EXPLICACIONES Y COMENTARIOS DE LOS SANTOS EVANGELIOS.

LA VIDA DE N. S. JESUCRISTO

CAPITULO I

Dios existe de toda eternidad: el Verbo se hace hombre en el tiempo.- Un Angel anuncia a

Zacharías el nacimiento de Juan Bautista.- Seis meses después el mismo Angel anuncia a María

los designios que tiene el Señor acerca de ella.

CAPITULO II

Genealogía legal del Hombre-Dios.- María visita a Elisabeth: santificación de Juan: cántico de

María.- El Angel anuncia a Joseph el misterio de la Encarnación.- Nacimiento de Juan Bautista:

su circuncisión: cántico de Zacharías.

CAPITULO III

Con ocasión del edicto de César Augusto, va Joseph con María a Betlehém, en donde nace el

Hijo de Dios.- Un ángel anuncia a los pastores su nacimiento, y van a adorarle.- Circuncisión

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del Niño Jesús.- Adoración de los Magos.

CAPITULO IV

Joseph y María van a Jerusalém a presentar a Jesús en el templo.- Palabras del viejo Simeón y

de la profetisa Ana.- Venida a Egipto y vuelta a Nazareth.- Conducido a Jerusalém por las

fiestas de Pascuas, sorprende a los doctores con la sabiduría de sus palabras.

CAPITULO V

Inspirado por el Espíritu Santo, sale Juan del desierto y principia a predicar.- El pueblo se

agolpa para oírle y para purificarse. El mismo Jesús va de Nazareth al Jordán para ser

bautizado.- Segunda genealogía del Hombre-Dios.

CAPÍTULO VI

Jesús de las orillas del Jordán, se retira a un desierto, para ser tentado del demonio.-Juan le

proclama Salvador del mundo después de haber dado testimonio de él ante el pueblo y los

enviados de los Judíos. –Jesús, otra vez junto Jordán, atrae a sí muchos discípulos.

CAPÍTULO VII

Jesús de la ribera del Jordán pasa a Caná de Galilea, donde hace su primer milagro; luego se va

a Capharnaum, y poco después a Jerusalén: lo vendedores arrojados del tempo; entrevista de

Jesús con Icodemo. –Jesús vuelve al Jordán, donde bautiza por ministerio de sus discípulos.

CAPÍTULO VIII

Juan da un nuevo testimonio de Jesús.-Humildad del santo precursor.-Herodes el tetrarca le

manda prender y aherrojar en una cárcel.-Jesús deja el Jordán para marchar a la Galilea.-

Entrevista con la Samaritana.-Predicación en Samaria.-Creen mucho en él.

CAPÍTULO IX

De Samaria Jesús vuelve a Caná de Galilea: cura al hijo de un señor de la corte. Vuelve después

a Nazareth donde explica una profecía de Isaías, y llega a Capharnaum donde llama a sí nuevos

discípulos: cura a un hombre poseído del demonio, sana a la suegra de Simón Pedro y otros

muchos enfermo

CAPÍTULO X

De Capharnaum Jesús va a predicar a la Galilea; sana a un leproso y a otros muchos enfermos.-

Acosado por el gentío se mete en una barca para enseñar.-Primera pesca milagrosa.-De vuelta

en Capharnaum sana a un paralítico y confunde a los Phariséos.

CAPÍTULO XI

Vocación de San Mathéo.-Jesús come en Capharnaum con los publícanos.-Mofas de los

Phariséos, y pregunta sobre el ayuno.-Va a casa de Jairo; queda sana una mujer tocando la orla

de su vestidura; resurrección de la muchacha; cura de dos ciegos y de un poseído mudo.

CAPÍTULO XII

Jesús pasa de Capharnaum a Jerusalén y sana a un paralítico en la Piscina llamada Bethsaida:

escándalo de los Phariséos.-Jesús declara a los judíos que él es Hijo de Dios, igual a su Padre, y

el Mesías prometido en las Sagradas Escrituras.

CAPÍTULO XIII

Jesús volviendo de Jerusalén a Capharnaum, defiende a sus discípulos que comían espigas. –

Cursa de un hombre cuya mano estaba seca; conspiración de los Phariséos.-Predicaciones y

milagros a las orillas del mar.- Va Jesús a un monte de Galilea, donde pasa la noche.-Elección

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de los doce Apóstoles.

CAPÍTULO XIV

Discurso del Hijo de Dios sobre el monte: las ocho bienaventuranzas y las cuatro maldiciones

Sus Apóstoles deben alumbrar el mundo predicando la Ley perfeccionada.-La justifica del

cristiano debe ser más grande que la de los Escribas y Phariséos: El cristiano debe tener más

dulzura, más caridad, más prudencia y más castidad.

CAPÍTULO XV

Continuación del discurso de Jesús sobre el monte: deben evitarse los juramento; saber padecer

para conservar la unión de la caridad, amar hasta a sus enemigos, evitar la ostentación, y

preferir el secreto en las buenas obras. Cómo debe orar todo cristiano.

CAPÍTULO XVI

Prosigue el Señor su discurso sobre el monte, diciendo que hay que tener la conciencia pura,

que no se debe servir más que a dios, y que el hombre debe abandonarse sin reserva a los

cuidados de la Providencia divina.-Nos dice que hagamos con nuestro prójimo lo que

quisiéramos que se hiciese con nosotros, y nos recomienda que entremos por la puerta estrecha.

CAPÍTULO XVII

Concluye el Señor su discurso diciendo que no se debe seguir a los falsos doctores, sino

afianzarse en las verdades el Evangelio.-Jesús, bajando del monte, sana a un leproso, y después

en _Capharnaum devuelve la salud al siervo de un centurión. Al día siguiente pasa a Naím,

donde resucita al hijo de una viuda.

CAPÍTULO XVIII

Hallándose Jesús en Naím le envía Juan dos de sus discípulos: nuevos milagros.-El Hijo de

Dios hace el elogio de Juan.-Censura Jesús la conducta de los Phariséos y la de las ciudad

impenitentes.-Paternal llamamiento a los pobres y afligidos. La pecadora a los pies del Señor.

CAPÍTULO XIX

De Naím Jesús recorre otra vez la Galilea.-Vuelto a Capharnaum, libra a un endemoniado mudo

y ciego; murmuraciones de los Phariséos y respuesta de Jesús.-Le piden un gran prodigio; Jesús

predice su resurrección, continúa enseñando al pueblo.-Cuáles son aquellos que reconoce por

suyos.

CAPÍTULO XX

Jesús sentado a la orilla del mar propone al pueblo diversas parábolas: la del sembrador, con su

explicación; la de la semilla echada en la tierra, la de la cizaña entre el buen trigo, la del grano

de mostaza, y la de la levadura.

CAPÍTULO XXI

Jesús explica en la casa de Capharnaum a sus discípulos la parábola de la cizaña, y les propone

otras; la del tesoro escondido; la de la perla de mucho valor, y la de la red echada en la mar.-

Pasa al territorio de los Gerasenos: borrasca apaciguada: cura de dos endemoniados: rebaño

precipitado en la mar.-Jesús se vuelve a la otra orilla del lago.

CAPÍTULO XXII

De las cercanías de la mar Jesús pasa a Nazareth, donde intentan acabar con su vida.-Predica en

la Galilea: misión de los Apóstoles e instrucciones que reciben: los Apóstoles se ponen en

camino, en tanto que Jesús va predicando por las ciudades.

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CAPÍTULO XXIII

Mientras predica Jesús en las ciudades, y sus discípulos en las aldeas de Galilea, ocurre la

muerte de Juan Bautista.- Herodes oye hablar de Jesús, y desea verle; más Jesús se aleja y se

vuelve a Capharnaum.-Habiendo vuelto a su lado los Apóstoles, los lleva de Capharnaum al

desierto de Bethsaida, en donde instruye al pueblo.-Primera multiplicación de los panes.

CAPÍTULO XXIV

Jesucristo anda sobre las aguas volviendo del desierto de Bethsaida a Capharnaum.-Sana a

muchos enfermos.-Jesús declara al pueblo que su carne es comida, y su sangre es bebida.-

Murmuraciones de los judíos: Jesús declara que su cuerpo es el pan celestial figurado por el

maná.

CAPÍTULO XXV

De Capharnaum Jesús recorre de nuevo la Galilea.-Descubre la hipocresía de los Phariséos.-

Declara que lo que hace impuro al hombre no es el alimento, sino el consentimiento en el

pecado.-Jesús se dirige hacia los confines de Tyro donde cura a la hija de la Chananéa, y sale

luego de ese país para volver a Capharnaum atravesando el territorio de Decápolis: curación del

sordo-mudo.

CAPÍTULO XXVI

Jesús sana a una porción de enfermos cerca de la mar, en un desierto no lejos de Bethsaida.-

Segunda multiplicación de los panes.- Le piden los judíos un prodigio en el cielo: Jesús

reprende a los judíos, y luego a sus discípulos.-De Bethsaida adonde cura a un ciego, Jesús se

dirige hacia Cesarea de Philippo.-Primacía de San Pedro.

CAPÍTULO XXVII

Sube Jesús de las cercanías de Cesarea de Philippo al monte del Thabor: su transfiguración.-

Anuncia su pasión, y cura a un endemoniado.-Atraviesa la Galilea y vuelve a Capharnaum.-

Milagro para pagar el tributo.

CAPÍTULO XXVIII

Hallándose Jesús en la casa de Capharnaum recomienda a sus discípulos la humildad de la

infancia, y que eviten la ocasión del pecado.-Parábola de la oveja descarriada.-Poder de atar y

desatar las conciencias; oración en común; se debe perdonar siempre al que nos injuria.

Parábola del siervo malo.

CAPÍTULO XXIX

Sale Jesús de Capharnaum y de la Galilea, dirigiéndose hacia Jerusalén: se niegan a recibirle en

una ciudad de los Samaritanos.-Llegado a Jerusalén enseña en el templo; los sumos sacerdotes

le envían a prender; y los ministros que fueron, maravillados de su doctrina, vuelven y le

alaban.

CAPÍTULO XXX

Continúa Jesús enseñando en el templo.-Absuelve el Señor a la mujer adúltera que le trajeron

los Escribas y los Phariséos.-Declara que es Hijo de Dios, y anuncia que deberá su muerte a los

Judíos.-Les dice que no son ya los hijos de Abrahám, sino los esclavos del demonio.

CAPÍTULO XXXI

Jesucristo continúa enseñando en el templo; los judíos le llaman Samaritano y quieren

apedrearle.-Habiendo salido del templo da vista a un ciego de nacimiento. Los judíos niegan la

gloria de este milagro, y quedan confundidos.-El ciego reconoce a Jesús en el templo, y le

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adora.

CAPÍTULO XXXII

Jesús hablando otra vez a los judíos en el templo, se llama a sí mismo el buen Pastor que da su

vida por sus ovejas.-Retirase al monte del Olivar, de donde envía setenta y dos discípulos, a

predicar en diferentes puntos.-Vuelta de los discípulos.-Declara el Señor lo que es preciso hacer

para obtener la vida eterna.

CAPÍTULO XXXIII

Hallándose Jesús en Bethania comió con sus discípulos en casa de Martha y María.-Se retira a

Bethabara en los confines de la Judéa; milagros y predicaciones.-Enseña a orar a sus discípulos;

eficacia de la oración.-Imprecaciones contra los Phariséos.-Temer a Dios es poner en él toda su

confianza.-La avaricia es locura vana.

CAPÍTULO XXXIV

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos y a la muchedumbre en Bethabara a la otra parte del

Jordán, diciéndoles que confíen enteramente en la Providencia, y los exhorta a estar en continua

vela.-Parábola del siervo malo.-Jesús anuncia que su doctrina irritará a los malvados. Nazarenos

condenados a muerde por Pilato.-Parábola de la higuera estéril.

CAPÍTULO XXXV

Jesús sana a una mujer en Bethabara a la otra parte del Jordán; murmuraciones de los Phariséos.

Parábolas del grano de mostaza y deq la levadura.-Jesús se dirige de nuevo a Jerusalén, cuya

ceguedad deplora. Cura a un hidrópico en sábado. Exhortación a la modestia y a la humildad.

Parábola de los convidados a la cena que se excusaron.

CAPÍTULO XXXVI

Jesús, en el templo de Jerusalén, da sus milagros a los Judíos como pruebas de su divinidad, y

los Judíos quieren apedrearle de nuevo porque se llama Hijo de Dios.-Jesús volviéndose a la

otra parte del Jordán, continúa instruyendo a sus discípulos y a la muchedumbre.-El que ha de

seguir a Cristo debe renunciarlo todo tomando su cruz.-En Bethabara hace comprender a los

Phariséos que ha venido a buscar lo que estaba perdido.-Propone tres parábolas, la de la oveja

descarriada, la de la dracma pérdida y la del hijo pródigo.

CAPÍTULO XXXVII

Continúa Jesús instruyendo al pueblo y a sus discípulos en Bathabara a la otra parte del Jordán.-

Parábola del mayordomo injusto.-No se puede servir a dos amos al mismo tiempo.-No debe

repudiarse una mujer par tomar.-Del rico avariento y de Lázaro el mendigo.

TOMO SEGUNDO

CAPITULO XXXVIII

Martha y María envían a decir a Jesús a Bethabara que su hermano estaba enfermo.- Jesús pasa

a Bethania, cerca de Jerusalém, y resucita a Lázaro.- La muerte de Jesús profetizada por

Caiphás y resuelta por el concilio de los judíos.- Jesús se retira a la ciudad de Ephrem.

CAPITULO XXXIX

Jesús continúa instruyendo en Ephrem a sus discípulos y al pueblo. Del escándalo, del perdón

de las injurias, y de la eficacia de la fe.- Jesús pasa de Ephrem a la Galilea, y se dirige hacia

Jerusalém.- Sana el Señor a diez leprosos.- De la segunda venida del Señor.- Parábola del juez

injusto.

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CAPITULO XL

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos y al pueblo yendo de la Galilea hacia Jerusalém para

la última pascua.- Parábola del Phariseo y del publicano.- Enseña cual es el camino de la

perfección y del cielo, y cuán grande impedimento son las riquezas para lo uno y para lo otro.

Concluye diciendo el premio incomparable que tendrán los que por su nombre dejaron todas las

cosas.- Parábola de los trabajadores enviados a la viña.

CAPITULO XLI

Jesús continuando el camino hacia Jerusalém para la última pascua, predice nuevamente su

Pasión.- Ambiciosa pretensión de los hijos del Zebedeo.- Cura a un ciego.- Llega a Jerichó, y

entra en casa de un publicano llamado Zacheo.- Parábola de las diez minas.

CAPITULO XLII

Jesús restituye la vista a otro ciego al salir de Jerichó.- Mientras le espera el pueblo en

Jerusalém, baja a casa de Martha y María: Martha le sirve: María le unge con ungüento muy

precioso.- Le sigue una grande muchedumbre de gento.- Entra en triunfo en Jerusalém, llora

sobre ella y anuncia su ruina y desolación.

CAPITULO XLIII

Hace el Señor su gloriosa entrada en Jerusalém, aclamado por una inmensa muchedumbre; y

entrando en el templo, echa fuera de él a los que le profanaban comprando, y vendiendo, y cura

allí a cojos y ciegos.- Mientras estaba instruyendo al pueblo, se oye la voz del Padre

glorificando a su Hijo.- Al día siguiente, al salir de Bethania, maldice una higuera, y luego va a

Jerusalém a instruir al pueblo.

CAPITULO XLIV

Jesús se vuelve al templo desde el monte del Olivar.- Se seca una higuera.- Propone el Señor las

parábolas de los dos hijos indóciles; la de los malos labradores, y la de las bodas del hijo de un

rey.

CAPITULO XLV

CAPITULO XLVI

Jesús continúa enseñando en el templo, tres días antes de su Pasión.- Echa el Señor en cara a los

Phariseos y doctores de la ley su hipocresía, y deplora la ceguedad de Jerusalém.- La viuda que

ofreció dos pequeñas monedas.- Anuncia Jesús en el monte del Olivar, la ruina y la destrucción

del templo.- De las señales precursoras de la cólera divina.

CAPITULO XLVII

Jesús continúa enseñando a sus discípulos en el monte del Olivar en la noche del martes al

miércoles.- Les anuncia las persecuciones y aflicciones que tendrán que sufrir: herejías

predichas: sitio de Jerusalém y señal de la huida.- De las señales precursoras del fin del mundo.

CAPITULO XLVIII

Jesús sigue enseñando a sus discípulos en el monte del Olivar en la noche del martes al

miércoles antes de su Pasión, y encomienda a todos la vigilancia.- Parábolas del siervo malo, de

las vírgenes locas y prudentes, y de los diez mil talentos.- Descripción del juicio final.

CAPITULO XLIX

Comida de Jesús en Bethania en casa de Simón el leproso: bálsamo derramado sobre su cabeza:

nuevas murmuraciones de Judas y algunos de los discípulos.- Pacto de Judas con los príncipes

de los sacerdotes.- Jesús envía dos de sus Apóstoles a Jerusalém a preparar la Pascua, y va

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aquella misma noche con los doce.- Después de la cena, el Señor lava los pies a los discípulos.

CAPITULO L

Jesús, en el cenáculo de Jerusalém, y durante la cena que siguió a la Pascua legal, continúa

instruyendo a sus discípulos, y anuncia de nuevo la traición de Judas.- Instituye el sacramento

de la Eucaristía.- Vuelve a hablar de la traición que tienen tramada contra él.- Recomienda a

todos la humildad, la obligación de amar a sus hermanos, y anuncia que Pedro le negará tres

veces.

CAPITULO LI

El Señor consuela a sus discípulos en el cenáculo de Jerusalém la víspera de su muerte, y

declara que hay muchas moradas para ellos en la casa de su Padre; que tanto él como su Padre

nunca los perderán de vista, y que las tres personas divinas estarán siempre con ellos, con tal

que permanezcan unidos a su jefe, como el sarmiento está unido a la vid.

CAPITULO LII

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos en el Cenáculo, la víspera de su muerte; les alienta

contra el odio del mundo y las persecuciones, anunciándoles que tendrán consigo al Espíritu

Consolador; les dice que se separa de ellos, pero para volver; y por último les advierte que no

les hablará ya más por parábolas, sino claramente y en lenguaje de amigo.

CAPITULO LIII

Jesús, en el Cenáculo, la víspera de su Pasión, ruega a su Padre por sus discípulos, y por todos

cuantos crean en él.- Dirigiéndose luego al monte del Olivar, anuncia a sus discípulos que

dentro de poco le abandonarán todos.- Tristeza y agonía de Jesús en el huerto de Gethsemaní.

CAPITULO LIV

Llegan al huerto de Gethsemaní Judas y los satélites enviados por los príncipes de los

sacerdotes: beso del traidor.- Jesús después de haber anonadado a todos con sola una palabra,

les ordena que dejen marchar a sus discípulos, y se entrega.- Le conducen a casa de Anás en

donde recibe un bofetón, y luego a la del pontífice Caiphás, en donde le juzgan digno de muerte.

CAPITULO LV

Mientras que Jesús recibe toda clase de ultrajes en el vestíbulo del pretorio, San Pedro le niega

tres veces. Mirada de Jesús, y arrepentimiento de San Pedro.- Jesús se presenta de nuevo ante el

Concilio de los Judíos: luego le llevan a casa de Pilato, que se le envía a Herodes, y este se le

devuelve a Pilato.

CAPITULO LVI

Pilato procura de nuevo libertar a Jesús, pero inútilmente. El pueblo prefiere a Barrabás.-

Azotes y ultrajes infinitos.- El hombre de dolor presentado a la muchedumbre sedienta de su

sangre; imprecaciones de los Judíos.- Jesús abandonado al furor de sus enemigos, sale del

pretorio cargado con su cruz, y toma el camino del Calvario.

CAPITULO LVII

Después de haber subido Jesús penosamente al monte del Calvario, es crucificado entre dos

ladrones.- Pilato pone el título sobre la cruz.- Los soldados reparten entre sí los vestidos del

Señor, y echan suertes sobre su túnica.- Tinieblas milagrosas.- Jesús entrega su espíritu. En su

muerte se obscurece el sol, la tierra tiembla, resucitan los muertos, y se ven inauditos prodigios.

CAPITULO LVIII

Un soldado abre el costado de Jesús con una lanza, y sale de él agua y sangre.- Joseph de

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Arimathea pide su cuerpo, qy le da honrosa sepultura.- Los príncipes de los sacerdotes, para

asegurar el sepulcro, sellan la piedra y ponen guardias.

CAPITULO LIX

Las santas mujeres preparan aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús. Cuando iban al

sepulcro, la tierra tiembla, y un ángel baja de los cielos.- Resurrección gloriosa de Jesucristo,

que aparece a la Magdalena, la que corre a advertir a Simón Pedro, y luego a las demás

mujeres.- Fábula inventada por los príncipes de los sacerdotes.

CAPITULO LX

De vuelta del sepulcro, las santas mujeres van a anunciar a los once Apóstoles la resurrección

de Jesús.- Aparece a los discípulos, que iban a Emmaús, y por la tarde aparece también a diez

de los Apóstoles.- Ocho días después aparece de nuevo: Tomás se rinde a la evidencia. Marchan

los Apóstoles a Galilea.

CAPITULO LXI

Muéstrase Jesús de nuevo a sus discípulos, cerca de la mar de Galilea estando ellos pescando.-

Primacía de San Pedro.- Jesús aparece otra vez; misión de los Apóstoles en el mundo entero.-

Jesús confirma su misión apareciendo de nuevo, les promete el Espíritu Santo y se eleva al cielo

en su presencia.

CAPITULO LXII

Discurso de San Pedro en el cenáculo; elección de Mathias para reemplazar a Judas en el

apostolado.- Bajada del Espíritu Santo.- Salen los Apóstoles a predicar por toda la tierra el

Evangelio1.

RESUMEN DE TODA LA OBRA

CONTENIDO

EN ALGUNAS PALABRAS DE LOS SANTOS APOSTOLES

Tomo Primero

ADVERTENCIA DE LOS TRADUCTORES

El texto de esta obra no es una traducción del original francés, ni mucho menos una nueva versión

de los Evangelios, empresa que consideramos desde un principio como muy superior a nuestras

fuerzas. La obra francesa nos ha servido únicamente para seguir punto por punto el arduo y delicado

trabajo de coordinación de las cuatro narraciones evangélicas reducidas aquí a un relato único,

habiéndonos valido para ello de la conocida y exacta traducción de la Vulgata del R. P. Scio de San

Miguel, superior a nuestro juicio, a todas las demás versiones castellanas que se conocen del Viejo

y Nuevo Testamento. Bien habríamos deseado cambiar ciertos giros de frases y palabras que

pueden parecer viciosos o anticuados; pero hemos tenido muy presente, que tratándose de los

Santos Evangelios, todo es respetable y vedado, lo que parece sencillo es sublime; y como las

innovaciones de autoridad propia pueden dar lugar a interpretaciones que deben evitarse siempre,

hemos preferido seguir en un todo nuestro buen modelo aun a riesgo de poner, como ha sucedido,

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dos ortografías diferentes, esto es, la del P. Scio en el texto sagrado, y la usual en lo restante de la

obra.

La parte de traducción queda pues reducida a las notas que van al pie del texto, y a las explicaciones

o comentarios al fin de los capítulos, que aclaran o desenvuelven las palabras sagradas. En cuanto a

las notas, hemos tomado también algunas de ellas del P. Scio de San Miguel con preferencia a las

que se hallaban en la obra francesa, y son todas aquellas que llevan por señal un asterisco; y acerca

de los comentarios, nuestro trabajo ha sido más difícil, pues hemos cambiado y suprimido muchos,

cuyos autores de una reputación poco ortodoxa, no nos ha parecido bien citar en una obra tan seria

como esta. Y en efecto, si bien es cierto que el testimonio de un incrédulo en favor de nuestra santa

Religión es una prueba más de su origen divino, no lo es menos, que muchos lectores verían con

disgusto el nombre de J. J. Rousseau al lado de un San Juan Crisóstomo, un San Bernardo, un San

Agustín y un Bossuet. Además, no habiendo hallado en el original un solo escritor español, teniendo

nosotros tantos ilustres y santos varones de clarísimo entendimiento, luces y elocuencia, creímos

que se faltaba a la justicia, y sintiendo herido nuestro amor propio nacional, nos propusimos llenar

este vacío sacando varios trozos selectos de Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de Granada, el

Maestro Juan de Avila, Fray Diego de Estella y otros varios escritores, la honra del clero español en

el siglo XVI. Con estos tesoros de sabiduría cristiana, gusto y elegancia hijos de nuestro suelo

patrio, hemos reemplazado los comentarios suprimidos, y aun hemos añadido otros muchos, dando

a la obra un nuevo interés y un nuevo brillo con este aumento de luz y de doctrina, de una autoridad

irrecusable.

Tal ha sido nuestro plan en la tarea que hemos llevado a cabo. Si a pesar del sumo cuidado que

hemos puesto hasta en los detalles tipográficos de una obra tan importante, pudiera el lector

encontrar en ella alguna falta, culpa será de nuestra ignorancia, pero jamás de nuestras intenciones,

guiadas únicamente por el móvil de la rectitud y de la piedad cristiana.

PRÓLOGO

Desengañados hace mucho tiempo los hombres ilustrados de los vanos sistemas de una falsa

filosofía, y aterrados al ver las sociedades alucinadas y descarriadas fluctuando en el piélago de toda

clase de doctrinas, cual navío sin brújula y sin dirección, reconocieron la imperiosa necesidad de

fundar el edificio de sus creencias en bases sólidas e inmutables y por consiguiente superiores a la

razón humana. Esta necesidad suprema no tan sólo la reconocen hoy los talentos superiores y

elevados, sino todas las clases reunidas de la sociedad; la sensatez y discernimiento popular, y hasta

el instinto de conservación individual. Si, hoy día todos los ojos se dirigen al cielo, todas las bocas

pronuncian un nombre divino, el de Nuestro Señor Jesucristo, Salvador de las sociedades y de los

hombres que las componen.

Difundir cada vez más en todas las clases el conocimiento de este Libertador, presentárselo en el

espejo de las Divinas Escrituras; hacer que oigan sus palabras divinas, y a la vez interpretárselas en

caso necesario por el órgano de los mayores talentos que se han visto en la Iglesia; hacerles asistir,

por decirlo así, a las escenas más tiernas, más sublimes y solemnes del paso del Hijo de Dios sobre

la tierra, presentándolas a su vista tal como nos las ha reproducido el talento iluminado por la fe; en

una palabra, hacerles conocer, amar y adorar a Jesucristo, hablándoles a la vez al entendimiento, a

la fe, a la vista y al corazón: tal es el objeto de esta obra.

Sin duda alguna los Evangelios presentan por sí solos los admirables rasgos de la vida y muerte del

Hombre-Dios; pero hallándose diseminados estos rasgos divinos en cuatro relaciones diferentes, no

se conciben tan bien en su conjunto, como si estuviesen reunidos en un mismo cuadro. Esta fusión

de los cuatro Evangelios en una sola relación, reclamada en todos los tiempos por la piedad de los

fieles, y que fue intentada ya en el segundo siglo de la Iglesia[#1], ha sido el objeto común de los

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deseos de los hombres más eminentes del cristianismo, que alternativamente han consagrado a ella

sus luces y talento; por consiguiente sólo faltaba recoger en sus obras esos preciosos frutos de sus

meditaciones, y tal es el trabajo que nos hemos impuesto.

Merced a tan poderoso auxilio, creemos haber marcado con una exactitud que no existía aun el

lugar o el orden cronológico de cada hecho, presentando de este modo el conjunto general bajo un

aspecto enteramente nuevo.

Hemos dilucidado los pasajes obscuros, y hemos entrado franca y lealmente en esas dificultades de

detalle que a veces elude tímidamente la traducción con un lenguaje ambiguo; y no contentos con

aclarar el texto de este modo, hemos añadido numerosas notas y explicaciones tomadas de los

hombres eminentes de todos los siglos.

En cuanto a las objeciones que se han hecho sobre diferentes pasajes de los santos Evangelios, las

hemos dividido en dos categorías, a saber: las que están sepultadas en el desprecio o que caen en él

diariamente, y las que aun subsisten o que han sido resucitadas en épocas recientes. Con respecto a

las primeras hemos creído que el lector nos agradecerá que no refutemos seriamente lo que merece

desprecio, porque el simple sentido común basta para reducirlas a la nada; y en cuanto a las últimas,

bien que no hayamos marcado ninguna, se podrá ver fácilmente por poco versado que estuviere el

hombre en esta materia, que quedan resueltas directamente, o arruinadas y reducidas a la nada en su

base, o por último que se destruyen por sí mismas dando al texto evangélico su verdadero sentido.

En fin, considerando como un complemento natural del Evangelio aquello que el mismo Evangelio

ha inspirado al genio del hombre, hemos tratado de poner al pie del texto sagrado lo más notable

que sobre él han escrito los mayores y más incontestables talentos que le han comentado desde los

tiempos apostólicos hasta nuestros días; por manera que, en todo el curso de esta obra no es tan sólo

un autor más o menos hábil el que nos presenta sus propias reflexiones, sino que es la palabra del

mismo Dios que se oye de la boca de sus enviados; es el eco, es la voz de aquellos ilustres muertos

de quienes está escrito que sus mismos huesos profetizarán, y que parecen haberse incorporado en

sus sepulcros para renovar y patentizar de nuevo el glorioso testimonio que dieron de Jesucristo en

otro tiempo; y son con ellos también varios contemporáneos nuestros que recibieron de Dios el

talento y la fe de los mejores días del cristianismo. En una palabra, presentamos en esta obra esa

legión de apóstoles, de evangelistas, de pastores y de doctores; esa legión tan santa, tan brillante y

tan digna de confianza que se reúne como en un augusto concilio para enseñarnos cómo debemos

concebir a Jesucristo y oír sus divinas palabras.

Al acompañar a los capítulos del Evangelio estos comentarios de una magnificencia inusitada,

hemos tenido el doble objeto de explicar el sagrado texto de una manera más noble y más viva, y de

llamar la atención de la gente de mundo sobre el genio y elevadísimo talento de los Padres de la

Iglesia y de sus grandes oradores cristianos casi desconocidos, pues aun cuando existen en las

bibliotecas particulares, rara vez suelen abrirse sus páginas.

Cumplida esta inmensa tarea, faltaba además presentar a la vista las escenas más tiernas y solemnes

de la vida y muerte del Hombre-Dios, a fin de que el arte, iluminado por la fe, pagase también a su

turno su tributo de luz para la explicación del Evangelio. Imposible nos habría sido publicar una

serie de láminas nuevas y superiores sobre un asunto tan grande y tan vasto, porque semejante

empresa es superior a los esfuerzos que se pueden hacer en nuestros días. Formar esta serie

eligiendo las obras maestras de los grandes pintores y artistas, como muchos trataron de hacerlo, era

disminuir una mitad del número de láminas, era únicamente publicar cosas conocidas de todos, era

renunciar a la unidad tan conveniente en semejante materia, y era en fin desfigurar quizá las mismas

obras maestras, forzándolas por decirlo así, a que entrasen todas con sus diferentes dimensiones en

un cuadro uniforme. Además de esto, ¡cuántos anacronismos y cuántos errores se ven sobre los

Page 11: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

hechos evangélicos hasta en las mejores obras de nuestros grandes maestros! Estas inexactitudes, o

si se quiere, estas licencias que se toma el talento, cuando se ven lejos del sagrado texto y de las

explicaciones que le sirven de comentario, tal vez no chocan, y hasta pueden producir un hermoso

efecto; pero cuando la palabra santa está allí para desmentirlas, cuando se tienen a la vista razones

perentorias que prueban precisamente todo lo contrario de lo que se halla en la lámina, como por

ejemplo, cuando san Jerónimo escribe de Belén diciendo, que el lugar en donde nació Jesús era una

gruta hecha en la roca, y que el artista prefirió pintar una choza de madera apoyada en las ruinas de

un edificio griego, entonces, digo, el lector ofendido al ver este cambio, se sorprende, y pronto

aparta la vista de semejante composición, sea cual fuere su mérito artístico, y a pesar del prestigio

del nombre que la firma.

Ya no quedaban más que las láminas más o menos exactas que se hallan en todas las bibliotecas de

Francia y que enriquecen las Biblias francesas. Empero, fuera de Francia y a mediados del siglo

XVI, un distinguido teólogo de la Compañía de Jesús llamado Jerónimo Natalis, mandó componer a

costa de grandes gastos por las celebridades de la escuela flamenca y por recomendación del mismo

san Ignacio, una serie de dibujos representando toda la vida de Jesucristo, colección que puede

considerarse como una de las obras maestras hija de la fe y del talento artístico de aquella época.

Aprobados estos dibujos por el Soberano Pontífice Clemente VIII, y recomendados por él en una

bula especial por representar toda la vida de Jesucristo conforme a la verdad, fueron confiados a

los grabadores más hábiles de la época, y de este modo el mundo religioso pudo admirar esta

producción monumental, en cuyo favor había consagrado la piedad inmensas sumas, y el talento,

ayudado de la ciencia sagrada, mas de medio siglo de trabajo.

Nuestra elección no podía ser dudosa, y hasta podemos decir que una circunstancia en cierto modo

providencial parecía haberla fijado de antemano. Uno de aquellos raros ejemplares fue a parar a una

aldea en donde le desencuadernaron, y sus grabados puestos en marcos toscos y de mal gusto,

adornaban la modesta habitación de un labriego, cuando dos habitantes del mismo distrito, sin más

guía que su luz natural, y sin otro móvil que el de la admiración que les habían inspirado aquellos

dibujos, se impusieron la misión de resucitar y devolver a la sociedad cristiana una obra tan propia

para instruirla y edificarla. En efecto llegan a París, se dirigen a los artistas, hacen reproducir dos

láminas, y las presentan al señor arzobispo, quien no pudo menos de aplaudir su sagacidad y noble

resolución. Esos dos hombres son los editores de la presente obra. Su instinto no les había

engañado, pues la colección de láminas que tanto llamó su atención al descubrirlas, es en efecto la

mejor que nos han dejado los siglos en que el arte cristiano llegó a su apogeo, y así es que no hemos

titubeado un momento en darles cabida en nuestra obra.

A fin de conformarnos con un uso que data de los primeros siglos de la Iglesia, hemos dividido esta

coordinación del Evangelio en dos partes, es decir, Vida y Pasión, como lo indican dos frontispicios

o portadas diferentes, dando principio al segundo tomo en la resurrección de Lázaro, porque desde

entonces fue resuelta la muerte de Jesucristo en el consejo de los judíos.

Además de las notas que se hallan en la obra concernientes al tiempo y lugar en que se ha verificado

cada hecho evangélico, hemos puesto al fin de cada tomo un cuadro que resume todas estas

indicaciones, y que indica además los evangelistas de quienes se han sacado los hechos. Por medio

de este cuadro, se puede seguir al Salvador en todos sus viajes, se puede uno dar cuenta de cómo ha

pasado cada año de su vida pública, de las solemnidades que le hacían ir de tiempo en tiempo a

Jerusalén etc., y se puede hallar en la Vida de Jesucristo cada uno de los versículos de los cuatro

Evangelios. Igualmente damos al fin de cada tomo la explicación de todas las láminas que se hallan

en él, indicando al mismo tiempo el lugar que debe ocupar cada una en la obra.

Primeramente tuvimos la idea de insertar al principio como introducción las principales profecías

que anunciaron a Jesucristo; pero después de haber principiado este trabajo, y habiendo visto todo el

Page 12: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Nuevo Testamento como cubierto con un velo en el Viejo, así como este se halla revelado en el

Nuevo, hemos creído oportuno no entrar en estas grandes cuestiones, no pudiendo tratarlas sino de

una manera incompleta. Todos los doctores aseguran que las profecías y las figuras del Viejo

Testamento deben ser miradas principalmente en su conjunto, pues es precioso que todos los rayos

de la luz divina estén reunidos, para hacernos vislumbrar con todos los santos, lo ancho, lo largo,

la sublimidad y la profundidad de los fines y de la caridad de Jesucristo para con los hombres. Si

Dios nos lo permite, daremos a luz muy en breve sobre esta materia una nueva obra, en vez de

algunas citas insuficientes, la que servirá de primer volumen a los dos que publicamos hoy.

Con el título de Nociones Preliminares hemos indicado además de los cuatro Evangelistas, los

principales autores cuyos nombres están citados en esta obra, para que pueda saber el lector lo que

han sido, el tiempo en que vivieron y los títulos que tienen a su confianza.

Al hacer mención de los grandes escritores que nos han facilitado los frutos de sus meditaciones y

de su elevado talento sobre las diferentes partes del Evangelio, no podemos echar en olvido a los

ilustres prelados en quienes hemos hallado el apoyo moral que necesitábamos para el buen éxito de

tan grande empresa. Permítasenos pues, que les manifestemos aquí el vivo agradecimiento y el

respeto de que estamos penetrados por el generoso auxilio que nos han prestado con tanta

espontaneidad y benevolencia.

También debemos un testimonio de reconocimiento a las numerosas familias que quisieron

honrarnos con su suscripción, no obstante las dificultades de los tiempos. Merced a este nuevo

apoyo, la obra ha echado ya raíces, no tan sólo en Francia, sino en otros países, para los que se está

traduciendo y en donde ha sido acogida con marcado interés.

¡Quiera el cielo que esta obra pueda contribuir a propagar el conocimiento de Nuestro Señor

Jesucristo, a que vuelvan al redil algunas ovejas descarriadas, y a que se rinda a nuestro Redentor

con más exactitud el tributo de adoración, de amor y de reconocimiento a que tiene derecho como

Dios y Salvador nuestro! ¡Quiera el cielo que aquellos que hayan tratado de ver al Hijo de Dios

durante su paso sobre la tierra como Zacheo, reciban de él los dones preciosos que vino a traer a los

hombres! ¡Y quiera el cielo en fin que aquellos que lean las palabras divinas que contiene este libro,

las recojan en un corazón bueno por excelencia, para que produzcan en él frutos de consuelo para la

vida presente, y de salvación para la venidera!

APROBACIONES

Extracto de la bula del soberano Pontífice, Clemente VIII, en que aprueba y protege con su

autoridad apostólica la obra de Jerónimo Natalis, y con particularidad las láminas que forman parte

de ella.

CLEMENS PAPA VIII,

Ad futuram rei memoriam. Cum, sicut accepimus, dilectus filius M. N., typ. antverp., ad publicam

omnium fidelium utilitatem opus quondam Hieronimi Natalis, dum in humanis ageret Societatis

Jesu theologi, adnotationum... in Evangelia... typis dare intendat; et tam in eo opere, quam in

alterius insignis ejus partis, imaginum scilicet centum quinquaginta trium sculptura, quibus

praedictus Hieronimus, totius operis author, historiam vitae Christi Jesu Domini nostri, juxta

quatuor Evangelistarum veritatem ac plenitudinem expressit, magna pecuniae summa exposita jam

sit, et adhuc ulterior sit exponenda: Nos, tanti operis excellentiam plurimum in Domino

commendantes, eorumque indemnitati, qui ad operis hujus editionem pecunias conquisitas

impenderunt, prospicere cupientes..., praedicto M... auctoritate apostolica tenore praesentium

concedimus et elargimur, ne quis... per decem annos a data praesentium computandos, imagenes

Page 13: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

supradictas... absque expressa... ipsius M. licentia imprimere seu in quovis loco vendere... quovis

modo praesumat... in hac quidem urbe nostra, et in toto statu ecclesiastico, sub mille ducatorum

auri...; extra vero Urbem ipsam, ac ditionem ecclesiasticam, ubique locorum, Excomunicationis

latae sententiae, a qua nullus praeter Romanum Pontificem absolvere possit, poenis toties, quoties

contraventum fuerit incurrendis, districtus inhibemus...

Datum Romae, apud sanctum Marcum, sub annulo Piscatoris, die XIV augusti, MDXCIII;

M. Vestrius Barbianus

Habiendo enviado en una edición pequeña, el texto entero de esta obra a un crecido número de

Arzobispos y Obispos, y habiendo recibido respuestas favorables de estos ilustres prelados, con

permiso para publicarlas, transcribimos aquí algunas de ellas por orden de fechas:

"Saint-Germain-en Laye 20 de agosto de 1851.

Señor Abate:

"Me felicito de haber acogido con un vivo interés, desde el primer momento en que usted me lo

participó, su pensamiento de publicar una Vida de Nuestro Señor Jesucristo, escrita por los cuatro

Evangelistas, coordinada, explicada y desenvuelta por los Santos Padres, los Doctores y los

Oradores más célebres desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días.

Los capítulos que he visto confirman mi esperanza, de que esta hermosa obra debe producir los

mejores resultados.

Como usted mismo lo dice, en un siglo como el nuestro en que tantos espíritus y corazones

extraviados por los malos sistemas de una falsa filosofía, fluctúan de doctrina en doctrina buscando

un punto de apoyo, nada es más propio en efecto, para curarles y para que puedan obtener un poco

de paz y de ventura, que mostrarles, en el espejo de las divinas Escrituras, al Autor y al

Consumador de nuestra fe, a Aquel que ilumina todo hombre cuando viene al mundo, a Aquel que

es para todas las almas el Camino, la Verdad y la Vida.

Esto es lo que usted ha hecho en su libro con una perseverancia, inteligencia y celo superior a todas

las alabanzas. Ha reunido usted todos los rasgos del Libertador celestial, esparcidos en sus cuatro

inspirados historiadores, y con ella ha compuesto usted un cuadro completo, acompañándolo con

notas indispensables para comprender su espíritu, y encerrándolo en cierto modo, en los más

hermosos comentarios que sobre ello se han hecho.

Por esto no puedo dudar de su buen éxito y de su buena influencia, y de antemano bendigo a Dios

de todo mi corazón por semejante idea, etc.

+ M. D. Augusto, Arzobispo de Paris.

Nevers 25 de octubre de 1851

He visto con un vivo interés la obra que usted se ha servido enviarme. La idea de haber

acompañado al texto de la Vida de Nuestro Señor hermosos pasajes sacados de los Santos Padres y

de los más eminentes escritores, me parece sumamente acertada. Este conjunto de comentarios

presenta menos unidad que si perteneciese a un solo autor, pero en cambio es mucho más rico y

precioso.

Page 14: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

La división por versículos, no era a mi juicio necesaria, o en este caso, considero que no habrían

debido omitirse las citas de los Evangelistas; pero esto no disminuye en nada el mérito notable de

esta obra que, por mi parte, no titubeo en recomendar a los fieles.

+ Dom. A., Obispo de Nevers

.

Sens 19 de noviembre 1851.

Acabo de recorrer la obra intitulada: La Vida de Nuestro Señor Jesucristo, y debo felicitar a usted

tanto por el concienzudo trabajo que ha emprendido, como por la acertada elección que ha sabido

hacer para los comentarios, quedando en la firme persuasión de que este libro puede ser utilísimo a

muchas personas, en cuyo concepto le recomiendo a todas las familias de mi diócesis.

+ M. J., Arzobispo de Sens

.

Troyes, 31 de marzo de 1852.

En cuanto vi esta obra, aplaudí muchísimo semejante pensamiento: es un trabajo tan hermoso como

noble, donde todo es grande, santo y poderoso, y donde todo eleva el alma uniéndola íntimamente

con N. S. Jesucristo. Usted ha sabido poner en relación con sumo acierto, los diversos rasgos de este

Pontífice supremo, diseminados en el Evangelio, resultando de ello un cuadro grande y armonioso

que facilita la contemplación de esa cabeza divina en toda su majestad.

Así presentaban también la Religión los Padres de la Iglesia; y el siglo de Luis XIV abrazó también

este golpe de vista, cuando nuestra Francia, con sus inmortales genios, se prosternaba a los pies de

los altares.

Jesucristo es el centro de todo: es el manantial donde se apaga la sed de justicia y de verdad, donde

se encuentra una savia divina, firme y vigorosa que penetra al hombre en todo su ser, que sostiene

su vida moral, y que le infunde la alta sabiduría y las grandes virtudes. Es muy importante conducir

allí sin cesar la religión de los pueblos para el fomento de la piedad de los fieles, porque no en otra

parte podrán aprender a sentir las verdaderas magnificencias del cristianismo, hallando al mismo

tiempo un remedio soberano para el desaliento de la época.

La lectura de esta obra es recomendable por mil motivos, y deseo ardientemente que se propague y

difunda en toda mi diócesis.

+ P. L., Obispo de Troyes.

Poitiers 30 de abril de 1852.

No quiero diferir más tiempo el decir a usted que su historia del Salvador de los hombres, resultado

de la coordinación de los cuatro Evangelios, con las notas que usted ha añadido, me parece la obra

más propia para satisfacer las necesidades de tantos hombres del siglo, que no conocen ya a N. S.

Jesucristo, y que en ninguna otra parte pueden aprender a conocerle mejor que en el relato

evangélico que usted les presenta.

+ L. E., Obispo de Poitiers.

Page 15: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Vistas las primeras entregas de la traducción española de esta obra, el Excmo. e Illmo. obispo de la

diócesis de Puerto Rico, ha tenido a bien decir entre otras cosas lo siguiente:

"Nos han sido presentadas en solicitud de su aprobación, las entregas de la obra titulada: La Vida de

Nuestro Señor Jesucristo, escrita por los cuatro Evangelistas, coordinada, explicada y desarrollada

por los Santos Padres, los Doctores, etc.

Aunque el sagrado texto de los Evangelistas traducido en nuestro idioma y anotado por Doctores

católicos se halla con frecuencia en manos de los fieles, esta nueva edición ofrece la conocida

ventaja de presentar los hechos de Nuestro Divino Redentor, formando de los cuatro Evangelistas

un solo cuerpo de historia con aquel orden cronológico que probablemente tendrían. Este loable

trabajo interesa la atención del lector, fija los hechos en su memoria, porque están encadenados con

toda naturalidad, y contribuye en gran manera a la mejor inteligencia de la historia Evangélica.

Hemos leído gran parte del texto sagrado con sus correspondientes notas, y son dignos de nuestra

aprobación e igualmente los grabados que les acompañan.

Estas notas y explicaciones tomadas de los Santos Padres y Doctores de la Iglesia, derraman

copiosas luces sobre los lugares oscuros que por necesidad ofrecen los Libros Santos, y explican su

sentido con toda claridad, y según la mente de la Iglesia Católica.

Los fieles se penetrarán del mérito intrínseco de esta obra cuando recuerden que si Dios habló a los

hebreos de muchos modos por medio de los Profetas, a nosotros nos habla en el Evangelio por

medio de su mismo Hijo; y lo que para ellos eran anuncios, promesas y figuras, lo vemos nosotros

cumplido y demostrado en este libro divino.

De aquí fácilmente podrán inferir que esta obra en su sustancia no necesita la recomendación de los

hombres, y sólo declaramos que la parte que hemos examinado, tanto de la traducción del texto

como de las notas, merece nuestra aprobación, y recomendamos a los fieles su lectura, esperando en

el Señor que acompañada de humildad y devoción, ha de producir abundantes frutos de fe y de

satisfacción".

Aprobación del Excmo. e Illmo. señor obispo de la Habana:

"Revisadas por un censor a quien el Excmo. e Illmo. señor obispo diocesano tuvo a bien cometer el

examen de las entregas presentadas de la obra titulada Vida de Nuestro Señor Jesucristo por el abate

Brispot, y traducida al castellano por D. M. Urrabieta y D. V. G. de la Llana; y habiendo hallado

que nada contiene opuesto al dogma y a la moral cristiana, ni a la disciplina de la Iglesia, y que

además es en un todo conforme al Sagrado texto, tiene la convicción de que su lectura puede ser de

utilidad y provecho al común de los fieles, a los predicadores y a todas las clases del pueblo

cristiano".

NOCIONES PRELIMINARES

1o. SOBRE LOS CUATRO EVANGELISTAS.

Los Apóstoles, y bajo sus órdenes algunos de los setenta y dos discípulos, inspirados por el Espíritu

Santo, el día de la Pentecostés, se diseminaron por todas las comarcas para cumplir la misión que

les había confiado Jesucristo. El conjunto de verdades que estaban encargados de anunciar a toda

criatura, es lo que se llama Evangelio en toda la acepción de la palabra.

Page 16: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Dos de los Apóstoles, Mateo y Juan, y dos de los setenta y dos discípulos, Marcos y Lucas, en

virtud de una orden particular del Espíritu de Dios, escribieron cada uno, en tiempos y lugares

diferentes, un relato más o menos sucinto de los hechos divinos que todos tenían misión de publicar

de viva voz. Estos cuatro relatos, de una autenticidad eternamente incontestable, forman lo que

llamamos los Evangelios.

San Mateo escribió su Evangelio unos ocho años después de la muerte del Salvador, principiando

por la genealogía legal de Jesucristo en cuanto hombre; y de ahí proviene que se le da por figura

simbólica el ser misterioso que vio San Juan en el Apocalipsis, y que tenía un rostro parecido al de

un hombre.

San Marcos escribió unos dos años después, principiando por lo que dice Isaías sobre la voz que

clama en el desierto. Se le da por figura simbólica el ser misterioso que tenía la apariencia de un

león, porque también el león hace resonar su voz en el desierto.

San Lucas escribió por el año 58 de Jesucristo. Después de un prólogo de dos versículos, comienza

su Evangelio por la aparición del ángel Zacarías en el templo de Jerusalén. Se le da por figura

simbólica el ser misterioso que se asemejaba a un buey, porque se inmolaban estos animales en el

templo.

San Juan escribió su Evangelio unos 65 años después de la muerte de su divino Maestro. Se le da

por figura simbólica el ser misterioso que tenía la apariencia de un águila, a causa de esta sublime

palabra con que principia su Evangelio: En el principio era el Verbo...

(San Jerónimo)

2o. SOBRE LOS ESCRITORES QUE NOS HAN SUMINISTRADO LA COORDINACION,

LAS EXPLICACIONES Y COMENTARIOS DE LOS SANTOS EVANGELIOS.

Como sería demasiado largo hablar aquí de todos los autores que hemos consultado y cuyas luces y

elocuencia nos han facilitado nuestro trabajo para componer la vida de N. S. Jesucristo,

mencionaremos solamente aquellos que más han brillado en los fastos de la Iglesia.

San Clemente, papa, discípulo de los Apóstoles, y mártir (siglo Io.).

San Dionisio Areopagita, primer obispo de Atenas, convertido por San Pablo (s. Io.)

San Ignacio, obispo de Antioquía, discípulo de San Juan Evangelista, y mártir (s. I-II).

San Policarpo, obispo de Esmirna, discípulo de San Juan Evangelista, y mártir (s. I-II).

San Clemente Alejandrino, sacerdote, célebre doctor y predicador elocuente (s. II-III).

Tertuliano, sacerdote de Cartago, uno de los más ilustres escritores de la Iglesia, y cuyas obras leía

diariamente San Cipriano (s. II-III).

Orígenes, sacerdote, discípulo de San Clemente Alejandrino, doctor y célebre predicador (s. III).

San Gregorio, obispo de Neocesarea, formado por Orígenes, y llamado el Taumaturgo (s. III).

San Cipriano, obispo de Cartago, tan célebre por sus virtudes como por su talento, mártir (s. III).

Page 17: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Lactancio, célebre escritor, formado por Arnobo, llamado el Cicerón cristiano (s. IV).

San Hilario, obispo de Poitiers, doctor distinguido y generoso defensor de la fe cristiana (s. IV).

San Atanasio, patriarca de Alejandría, llamado el Grande (s. IV).

San Basilio el Grande, obispo de Cesarea, hermano de San Gregorio de Nissa, y amigo íntimo de

San Gregorio Nacianceno (s. IV).

San Gregorio, obispo de Nissa, y hermano de San Basilio el Grande (s. IV).

San Gregorio Nacianceno, obispo de Constantinopla, llamado el Teólogo (s. IV).

San Efren, diácono de Edesa, y predicador tan célebre, que el pueblo le consideraba como un

intérprete del espíritu de Dios (s. IV).

San Ambrosio, arzobispo de Milan, famoso doctor, y predicador de los más elocuentes (s. IV).

San Astero, obispo de Amasea, de un talento elevado, y eminente predicador (s. IV-V).

San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla, uno de los más elocuentes predicadores que ha

tenido la Iglesia (s. IV-V).

San Agustín, obispo de Hipona, uno de los genios más eminentes de la Iglesia (s. IV-V).

San Epifanio, obispo de Salamina, padre y doctor de la Iglesia (s. IV-V).

San Jerónimo, sacerdote, doctor, y una de las más brillantes luces de la Iglesia (s. IV-V).

San Máximo, obispo de Turín, célebre por su doctrina y su piedad cristiana (s. V).

San Proclo, arzobispo de Constantinopla, uno de los hombres más doctos de su tiempo (s. V).

Salviano, sacerdote de Marsella, llamado el Jeremías del siglo quinto (s. V).

San León el Grande, papa, uno de los hombres más grandes de la Iglesia (s. V).

San Gregorio el Grande, papa y doctor de la Iglesia (s. VI).

El Venerable Beda, sacerdote y fraile, llamado el doctor de los ingleses (s. VII).

San Juan Damasceno, religioso de superior talento y confesor de Jesucristo (s. VIII).

San Jorge, fraile y arzobispo de Nicomedia, predicador célebre (s. IX).

San Bruno, fundador de la orden de Cartujos, predicador muy docto y elocuente (s. XI).

San Yvas, obispo de Chartres, teólogo muy entendido y predicador muy elocuente (s. XI).

San Bernardo, primer abate de Clairvaux, el último padre de la Iglesia - San Bernardo, apóstol,

profeta, ángel terrestre por su doctrina, por sus predicaciones, por sus milagros y por una vida más

sorprendente aun que sus mismos milagros. (Bossuet) (s. XI).

Page 18: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Eutimio Zigabeno, fraile griego muy erudito y predicador muy elocuente (s. XII).

Santo Tomás de Aquino, de la orden de Dominicos, doctor de la Iglesia, llamado el ángel de la

Escuela (s. XIII).

San Lorenzo Justiniano, primer patriarca de Venecia, y predicador elocuente (s. XV).

Santa Teresa de Jesús, modelo y admiración de los siglos como escritora y como mujer; célebre e

inmortal doctora, dechado de humildad, de amor y de virtud cristiana, beatificada y canonizada por

la Iglesia (s. XVI).

Fray Luis de Granada, predicador admirable y autor de muchas obras piadosas de doctrina y

elegancia incomparables (s. XVI).

El Maestro Alejo Venegas, uno de los hombres más doctos de su tiempo (s. XVI).

El Venerable Maestro Juan de Avila, predicador famoso que mereció el renombre de Apóstol de

Andalucía y de Maestro por excelencia (s. XVI).

Fray Diego de Estella, predicador, consultor y teólogo del rey Felipe II. Escribió varias obras en

latín y en castellano (s. XVI).

Fray Pedro Malon de Chaide, uno de los más célebres teólogos y oradores de su siglo (s. XVI).

Fray Luis de León, una de las más altas glorias de la literatura española, ya se le considere como

prosista, ya como poeta místico (s. XVI).

Bossuet, obispo de Meaux, el genio más superior de los tiempos modernos, llamado el Aguila de

Meaux (s. XVII).

Bourdaloue, jesuita, talento de primer orden y de una fecundidad inagotable, profundo teólogo y

predicador eminente (s. XVII).

Fenelón, ilustre arzobispo de Cambrai, genio admirado de toda la Europa (s. XVII).

Massillón, obispo de Clermont, una de las primeras glorias del púlpito francés (s. XVII-XVIII).

Duvoisin, obispo de Nantes, cuya elocuente pluma sirvió tanto a la Francia después de los desastres

del último siglo (s. XVIII-XIX).

De la Luzerne, cardenal, obispo de Langres, elocuente defensor de la religión en estos últimos

tiempos (s. XVIII-XIX).

De Boulogne, obispo de Troyes, genio elevado y de grande elocuencia (s. XVIII-XIX).

De Chateaubriand, cuyo Genio del Cristianismo produjo en Francia una impresión tan saludable

después de las conmociones que acababan de agitarla (s. XIX).

Las Conferencias eclesiásticas de la diócesis de Digne del año 1841 (s. XIX).

Su Santidad Pío IX, hoy sucesor de San Pedro en la silla apostólica de Roma, respetado del

universo católico como un gran papa (s. XIX).

Page 19: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Giraud, cardenal, arzobispo de Cambrai (s. XIX).

Sibour, arzobispo de París, una de las luces más puras del episcopado francés (s. XIX).

Como dejamos dicho, omitimos en esta lista muchos nombres célebres como San Anfiloquio,

Lecoz, Frayssinous, el R. P. Lacordaire, etc., etc.

LA VIDA DE N. S. JESUCRISTO

CAPITULO I

Dios existe de toda eternidad: el Verbo se hace hombre en el tiempo.- Un Angel anuncia a

Zacharías el nacimiento de Juan Bautista.- Seis meses después el mismo Angel anuncia a

María los designios que tiene el Señor acerca de ella.

[1] En el principio era el Verbo (1) y el Verbo era con Dios (2), y el Verbo era Dios.

[2] Este era en el principio con Dios.

[3] Todas las cosas fueron hechas por él (3): y nada de lo que fue hecho, se hizo sin él,

[4] En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (4).

[5] Y la luz en las tinieblas resplandece (5); mas las tinieblas no la comprendieron.

[6] Fue un hombre enviado de Dios, que tenía por nombre Juan.

[7] Este vino en testimonio, para dar testimonio de la luz, para que creyesen todos por él.

[8] No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

[9] Era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, que viene a este mundo (6).

[10] En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho, y no le conoció el mundo.

[11] A lo suyo vino (7), y los suyos no le recibieron.

[12] Mas a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hechos hijos de Dios, a aquellos que creen en

su nombre:

[13] Los cuales son nacidos no de sangres, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de

Dios.

[14] Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, y vimos la gloria de él, gloria como de

Unigénito del Padre (8)lleno de gracia y de verdad (9).

[15] Y de su plenitud recibimos nosotros todos, y gracia por gracia (10).

[16] Porque la ley fue dada por Moisés: mas la gracia y la verdad fue hecha por Jesucristo (11).

Page 20: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[17] A Dios nadie le vio jamás (12): el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, él mismo lo ha

declarado.

[18] Hubo en los días de Herodes, rey de Judea (13), un sacerdote nombrado Zacharías de la suerte

de Abías (14): y su mujer de las hijas de Aarón, y el nombre de ella Elisabeth.

[19] Y eran ambos justos delante de Dios, caminando irreprensiblemente en todos los

mandamientos, y estatutos del Señor,

[20] Y no tenían hijo, porque Elisabeth era estéril, y ambos eran avanzados en sus días.

[21] Y aconteció, que ejerciendo Zacharías su ministerio de sacerdote delante de Dios en el orden

de su vez,

[22] Según la costumbre del sacerdocio, salió por su suerte a poner el incienso, entrando en el

templo del Señor:

[23] Y toda la muchedumbre del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso (15).

[24] Y se le apareció el Angel del Señor, puesto en pie a la derecha del altar del incienso (16).

[25] Y Zacharías al verle se turbó, y cayó temor sobre él.

[26] Mas el Angel le dijo: No temas Zacharías, porque tu oración ha sido oída (17): y tu mujer

Elisabeth te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan,

[27] Y tendrás gozo y alegría, y se gozarán muchos en su nacimiento:

[28] Porque será grande delante del Señor: y no beberá vino ni sidra (18), y será lleno de Espíritu

Santo aun desde el vientre de su madre:

[29] Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor el Dios de ellos;

[30] Porque él irá delante de él (19)con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de

los padres a los hijos (20), y los incrédulos a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un

pueblo perfecto.

[31] Y dijo Zacharías al Angel: ¿En qué conoceré esto? porque yo soy viejo, y mi mujer está

avanzada en días.

[32] Y respondiendo el Angel le dijo: Yo soy Gabriel, que asisto delante de Dios: y soy enviado a

hablarte, y a traerte esta feliz nueva.

[33] Y tu quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que esto sea hecho, porque no creíste a

mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

[34] Y el pueblo estaba esperando a Zacharías (21): y se maravillaban de que se tardase él en el

templo.

[35] Y cuando salió no les podía hablar, y entendieron que había visto visión en el templo. Y él se

lo significaba por señas, y quedó mudo.

Page 21: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[36] Y cuando fueron cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa:

[37] Y después de estos días concibió Elisabeth su mujer, y se estuvo escondida cinco meses

diciendo:

[38] Porque el Señor me hizo esto en los días, en que atendió a quitar mi oprobio de entre los

hombres.

[39] Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada

Nazareth,

[40] A una Virgen desposada con un varón, que se llamaba Joseph, de la casa de David, y el nombre

de la Virgen era María.

[41] Y habiendo entrado el Angel, adonde estaba, dijo: Dios te salve, llena de gracia: El Señor es

contigo: Bendita tú entre las mujeres.

[42] Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba, qué salutación fuese esta.

[43] Y el Angel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios:

[44] He aquí concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

[45] Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David su

padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre,

[46] Y no tendrá fin su reino.

[47] Y dijo María al Angel: ¿Cómo será esto, porque no conozco varón?

[48] Y respondiendo el Angel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y te hará sombra la virtud

del Altísimo. Y por eso lo Santo, que nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios.

[49] Y he aquí Elisabeth tu parienta, también ella ha concebido un hijo en su vejez: y este es el

sexto mes a ella, que es llamada la estéril:

[50] Porque no hay cosa alguna imposible para Dios.

[51] Y dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y se retiró el Angel

de ella.

CAPITULO II

Genealogía legal del Hombre-Dios.- María visita a Elisabeth: santificación de Juan: cántico de

María.- El Angel anuncia a Joseph el misterio de la Encarnación.- Nacimiento de Juan

Bautista: su circuncisión: cántico de Zacharías.

[1] Libro de la generación de Jesucristo hijo de David, hijo de Abrahám.

[2] Abrahám engendró a Isaac. Y Isaac engendró a Jacob. Y Jacob engendró a Judas y a sus

hermanos.

Page 22: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[3] Y Judas engendró de Thamár a Pharés, y a Zara. Y Pharés engendró a Esrón. Y Esrón engendró

a Aram.

[4] Y Arám engendró a Aminadáb. Y Aminadáb engendró a Naassón. Y Naassón engendró a

Salmón.

[5] Y Salmón engendró de Raháb a Booz. Y Booz engendró de Ruth a Obéd. Y Obéd engendró a

Jessé. Y Jessé engendró a David el rey.

[6] Y David el rey engendró a Salomón de aquella, que fue de Urías (22).

[7] Y Salomón engendró a Roboám. Y Roboám engendró a Abías. Y Abías engendró a Asá.

[8] Y Asá engendró a Josaphát. Y Josaphát engendró a Jorám. Y Jorám engendró (23) a Ozías.

[9] Y Ozías engendró a Joathám. Y Joathám engendró a Achaz. Y Achaz engendró a Ezechías.

[10] Y Ezechías engendró a Manassés. Y Manassés engendró a Amón. Y Amón engendró a Josías.

[11] Y Josías engendró a Jechonías, y a sus hermanos en la transmigración de Babilonia (24).

[12] Y después de la transmigración de Babilonia: Jechonías (25)engendró a Salathiél. Y Salathiél

engendró a Zorobabel.

[13] Y Zorobabel engendró a Abiúd. Y Abiúd engendró a Eliacím. Y Eliacím engendró a Azór.

[14] Y Azór engendró a Sadóc. Y Sadóc engendró a Achím. Y Achím engendró a Eliúd.

[15] Y Eliúd engendró a Eleazar. Y Eleazar engendró a Mathán. Y Mathán engendró a Jacob.

[16] Y Jacob engendró a Joseph esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado el Cristo

(26).

[17] De manera que todas las generaciones desde Abrahám hasta David, catorce generaciones: y

desde David hasta la transmigración de Babilonia, catorce generaciones: y desde la transmigración

de Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones (27).

[18] Y la generación de Jesucristo fue de esta manera: que siendo María su madre desposada con

Joseph, antes que viviesen juntos, se halló haber concebido en el vientre, de Espíritu Santo.

[19] Y en aquellos días levantándose María, fue con prisa a la montaña, a una ciudad de Judá (28).

[20] Y entró en casa de Zacharías, y saludó a Elisabeth.

[21] Y cuando Elisabeth oyó la salutación de María, la criatura dio saltos en su vientre: y fue llena

de Espíritu Santo:

[22] Y exclamó en alta voz y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

[23] ¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

Page 23: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[24] Porque he aquí luego que llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura dio saltos de

gozo en mi vientre.

[25] Y bienaventurada la que creíste (29), porque cumplido será, lo que te fue dicho de parte del

Señor.

[26] Y dijo María: Mi alma engrandece al Señor:

[27] Y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador.

[28] Porque miró la bajeza de su esclava: pues ya desde ahora me dirán bienaventurada todas las

generaciones.

[29] Porque me ha hecho grandes cosas, el que es poderoso: y santo el nombre de él.

[30] Y su misericordia de generación en generación sobre los que le temen.

[31] Hizo valentía con su brazo: esparció a los soberbios del pensamiento de su corazón.

[32] Destronó a los poderosos, y ensalzó a los humildes.

[33] Hinchó de bienes a los hambrientos: y a los rico dejó vacíos.

[34] Recibió a Israel su siervo (30), acordándose de su misericordia.

[35] Así como habló a nuestros padres, a Abrahám, y a su descendencia por los siglos.

[36] Y María se detuvo con ella tres meses: y se volvió a su casa.

[37] Y Joseph su esposo, como era justo, y no quisiese infamarla: quiso dejarla secretamente.

[38] Y estando él pensando en esto, he aquí que el Angel del Señor le apareció en sueños (31),

diciendo: Joseph hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer: porque lo que en ella ha

nacido, de Espíritu Santo es.

[39] Y parirá un hijo: y llamarás su nombre JESUS: porque él salvará a su pueblo de los pecados de

ellos.

[40] Mas todo esto fue hecho para que se cumpliese lo que habló el Señor por el profeta, que dice:

[41] He aquí la Virgen concebirá, y parirá hijo: y llamarán su nombre Emmanuel (32), que quiere

decir: con nosotros Dios.

[42] Y despertando Joseph del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y recibió a

su mujer.

[43] Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito (33).

[44] Mas a Elisabeth se le cumplió el tiempo de parir, y parió un hijo.

[45] Y oyeron sus vecinos, y parientes, que el Señor había señalado con ella su misericordia, y se

congratulaban con ella.

Page 24: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[46] Y aconteció que al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y le llamaban del nombre de su

padre, Zacharías.

[47] Y respondiendo su madre, dijo: De ningún modo, sino Juan será llamado.

[48] Y le dijeron: Nadie hay en tu linaje, que se llame con este nombre.

[49] Y preguntaban por señas al padre del niño, como quería que se llamase.

[50] Y pidiendo una tableta, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y se maravillaron todos.

[51] Y luego fue abierta su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.

[52] Y vino temor sobre todos los vecinos de ellos: y se extendieron todas estas cosas por todas las

montañas de la Judea:

[53] Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién pensáis, que será

este niño? Porque la mano del Señor era con él.

[54] Y Zacharías su padre fue lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:

[55] Bendito el Señor Dios de Israel, porque visitó, e hizo la redención de su pueblo:

[56] Y nos alzó el cuerno de salud (34)en la casa de David su siervo.

[57] Como habló por boca de sus santos profetas, que ha habido de otro tiempo:

[58] Salud (35)de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecen:

[59] Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo testamento.

[60] El juramento, que juró a nuestro padre Abrahám, que él daría a nosotros:

[61] Para que librados de las manos de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor,

[62] En santidad, y en justicia delante de él mismo, todos los días de nuestra vida.

[63] Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado: porque irás ante la faz del Señor, para aparejar

sus caminos:

[64] Para dar conocimiento de salud a su pueblo, para la remisión de sus pecados.

[65] Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el Oriente:

[66] Para alumbrar, a los que están de asiento en tinieblas, y en sombra de muerte: para enderezar

nuestros pies a camino de paz.

[67] Y el niño crecía, y era fortificado en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día, que se

manifestó a Israel (36).

CAPITULO III

Con ocasión del edicto de César Augusto, va Joseph con María a Betlehém, en donde nace el

Page 25: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

Hijo de Dios.- Un ángel anuncia a los pastores su nacimiento, y van a adorarle.- Circuncisión

del Niño Jesús.- Adoración de los Magos.

[1] Y aconteció en aquellos días, que salió un edicto de César Augusto, para que fuese

empadronado todo el mundo (37).

[2] Este primer empadronamiento fue hecho por Cyrino, gobernador de la Syria (38):

[3] E iban todos a empadronarse cada uno a su ciudad (39).

[4] Y subió también Joseph de Galilea de la ciudad de Nazaréth, a Judea, a la ciudad de David, que

se llama Bethlehém: porque era de la casa y familia de David,

[5] Para empadronarse con su esposa María, que estaba preñada.

[6] Y estando allí, aconteció que se cumplieron los días en que había de parir (40).

[7] Y parió a su Hijo primogénito (41), y lo envolvió en pañales, y lo recostó en un pesebre: porque

no había lugar para ellos en el mesón (42).

[8] Y había unos pastores en aquella comarca, que estaban velando, y guardando las velas de la

noche sobre su ganado.

[9] Y he aquí se puso junto a ellos un Angel del Señor, y la claridad de Dios los cercó de

resplandor, y tuvieron grande temor.

[10] Y les dijo el Angel: No temáis: porque he aquí os anuncio un grande gozo, que será a todo el

pueblo:

[11] Que hoy os es nacido el Salvador, que es el Cristo Señor, en la ciudad de David.

[12] Y esta os será la señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, y echado en un pesebre.

[13] Y súbitamente apareció con el Angel una tropa numerosa de la milicia celestial, que alababan a

Dios, y decían:

[14] Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad (43).

[15] Y aconteció, que luego que los Angeles se retiraron de ellos al cielo: los pastores se decían los

unos a los otros: Pasemos hasta Bethlehém, y veamos esto, que ha acontecido, lo cual el Señor nos

ha mostrado.

[16] Y fueron apresurados, y hallaron a María, y a Joseph, y al niño echado en el pesebre.

[17] Y cuando esto vieron, entendieron lo que se les había dicho acerca de aquel niño.

[18] Y todos los que lo oyeron, se maravillaron: y también de lo que les habían referido los

pastores.

[19] Mas María guardaba todas estas cosas, confiriéndolas en su corazón.

Page 26: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[20] Y se volvieron los pastores glorificando, y loando a Dios por todas las cosas, que habían oído y

visto, así como les había sido dicho.

[21] Y después que fueron pasados los ocho días para circuncidar al niño: llamaron su nombre

JESUS, como le había llamado el Angel, antes que fuese concebido en el vientre.

[22] Pues cuando hubo nacido Jesús en Bethlehém de Judá en tiempo de Herodes el rey, he aquí

unos Magos (44)vinieron del Oriente (45)a Jerusalém,

[23] Diciendo: ¿Dónde está el rey de los Judíos que ha nacido? porque vimos su estrella en el

Oriente (46), y venimos a adorarle.

[24] Y el rey Herodes, cuando lo oyó, se turbó, y toda Jerusalém con él.

[25] Y convocando todos los príncipes de los sacerdotes (47)y los escribas del pueblo (48), les

preguntaba, donde había de nacer el Cristo.

[26] Y ellos le dijeron: En Bethlehém de Judá: porque así está escrito por el profeta.

[27] Y tú, Bethlehém, tierra de Judá, no eres la menor entre las principales de Judá, porque de ti

saldrá el caudillo, que gobernará a mi pueblo de Israel.

[28] Entonces Herodes, llamando en secreto a los Magos, se informó de ellos cuidadosamente del

tiempo, en que les apareció la estrella.

[29] Y encaminándolas a Bethlehém, les dijo: Id, e informaos bien del niño: y cuando le hubiéreis

hallado, hacédmelo saber, para que yo también vaya a adorarle.

[30] Ellos, luego que esto oyeron del rey, se fueron. Y he aquí la estrella, que habían visto en el

Oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando se paró, sobre donde estaba el niño (49).

[31] Y cuando vieron la estrella, se regocijaron en gran manera.

[32] Y entrando en la casa, hallaron al niño con María su madre, y postrándose le adoraron: y

abiertos sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.

[33] Y habida respuesta en sueños (50), que no volviesen a Herodes, se volvieron a su tierra por

otro camino.

CAPITULO IV

Joseph y María van a Jerusalém a presentar a Jesús en el templo.- Palabras del viejo Simeón

y de la profetisa Ana.- Venida a Egipto y vuelta a Nazareth.- Conducido a Jerusalém por las

fiestas de Pascuas, sorprende a los doctores con la sabiduría de sus palabras.

[1] Después que ellos (51)se fueron, y después que fueron cumplidos los días de la purificación de

María, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalém, para presentarlo al Señor,

[2] Como está escrito en la ley del Señor: Que todo macho que abriere matriz, será consagrado al

Señor (52).

[3] Y para dar la ofrenda, conforme está mandado en la ley del Señor, un par de tórtolas, o dos

palominos.

Page 27: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[4] Y había a la sazón en Jerusalém un hombre llamado Simeón, y este hombre justo y temeroso de

Dios, esperaba la consolación de Israel (53), y el Espíritu Santo era en él.

[5] Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que él no vería la muerte, sin ver antes al Cristo

del Señor.

[6] Y vino por espíritu al templo. Y trayendo los padres al niño Jesús, para hacer según la

costumbre de la ley por él:

[7] Entonces él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo:

[8] Ahora, Señor, despides a tu siervo, según tu palabra, en paz:

[9] Porque han visto mis ojos tu salud (54),

[10] La cual has aparejado ante la faz de todos los pueblos.

[11] Lumbre para ser revelada a los gentiles, y para gloria de tu pueblo Israel.

[12] Y su padre y madre estaban maravillados de aquellas cosas que de él se decían.

[13] Y los bendijo Simeón, y dijo a María su madre: He aquí que este es puesto para caída, y para

levantamiento de muchos en Israel (55): y para señal a la que se hará contradicción (56):

[14] Y una espada traspasará tu alma de ti misma, para que sean descubiertos los pensamientos de

muchos corazones (57).

[15] Y había una profetisa llamada Ana, hija de Phanuel de la tribu de Aser: esta era ya de muchos

días, y había vivido siete años con su marido desde su virginidad (58).

[16] Y esta era viuda, como de ochenta y cuatro años: que no se apartaba del templo, sirviendo día y

noche en ayunos y oraciones.

[17] Y como llegase ella a la misma hora, alababa al Señor: y hablaba de él a todos los que

esperaban la redención de Israel.

[18] Y cuando lo hubieron todo cumplido conforme a la ley del Señor, he aquí un Angel del Señor

apareció en sueños a Joseph, y le dijo: Levántate, y toma al niño, y a su madre, y huye a Egipto, y

estáte allí hasta que yo te lo diga. Porque ha de acontecer, que Herodes busque al niño para matarle.

[19] Levantándose Joseph, tomó al niño, y a su madre de noche, y se retiró a Egipto:

[20] Y permaneció allí hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que había hablado el

Señor por el profeta, que dice: De Egipto llamé a mi hijo.

[21] Entonces Herodes, cuando vio, que había sido burlado por los Magos, se irritó mucho, y

enviando hizo matar todos los niños, que había en Bethlehem y en toda su comarca de dos años y

abajo, conforme al tiempo, que había averiguado de los Magos (59).

[22] Entonces fue cumplido lo que se había dicho por Jeremías el profeta, que dice:

Page 28: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[23] Voz fue oída en Ramá (60), lloro, y mucho lamento: Rachél llorando sus hijos, y no quiso ser

consolada, porque no son.

[24] Y habiendo muerto Herodes, he aquí el Angel del Señor apareció en sueños a Joseph en

Egipto.

[25] Diciendo: Levántate, y toma al niño, y a su madre, y vete a tierra de Israel: porque muertos

son, los que querían matar al niño.

[26] Levantándose Joseph, tomó al niño, y a su madre, y se vino para tierra de Israel.

[27] Mas oyendo que Archelao reinaba en la Judea en lugar de Herodes, su padre, temió de ir allá: y

avisado en sueños, se retiró a las tierras de Galilea.

[28] Y vino a morar a su ciudad, que se llama Nazareth: para que se cumpliese lo que habían dicho

los profetas: que será llamado Nazareno (61).

[29] Y el niño crecía, y se fortificaba, estando lleno de sabiduría: y la gracia de Dios era en él.

[30] Y sus padres iban todos los años a Jerusalém, en el día solemne de la Pascua.

[31] Y cuando tuvo doce años, subieron ellos a Jerusalém, según la costumbre del día de la fiesta,

[32] Y acabados los días, cuando se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalém, sin que sus padres

lo advirtiesen (62).

[33] Y creyendo, que él estaba con los de la comitiva, anduvieron camino de un día, y le buscaban

entre los parientes, y entre los conocidos.

[34] Y como no le hallasen, se volvieron a Jerusalém, buscándole.

[35] Y aconteció, que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores,

oyéndolos y preguntándoles.

[36] Y se pasmaban todos los que le oían, de su inteligencia, y de sus respuestas.

[37] Y cuando le vieron (63) se maravillaron. Y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué los has hecho así

con nosotros? mira, como tu padre, y yo angustiados te buscábamos.

[38] Y les respondió: ¿Para qué me buscábais? ¿No sabíais, que en las cosas que son de mi Padre

me conviene estar?

[39] Mas ellos no entendieron la palabra, que les habló.

[40] Y descendió con ellos, y vino a Nazareth: y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas

estas cosas en su corazón.

[41] Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia delante de Dios, y de los hombres.

CAPITULO V

Inspirado por el Espíritu Santo, sale Juan del desierto y principia a predicar.- El pueblo se

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agolpa para oírle y para purificarse. El mismo Jesús va de Nazareth al Jordán para ser

bautizado.- Segunda genealogía del Hombre-Dios.

[1] Y en el año décimo quinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de la

Judea, y Herodes tetrarca (64) de Galilea, y su hermano Philipo tetrarca de Ituréa, y de la provincia

de Trachonite, y Lysanias tetrarca de Abilina,

[2] Siendo príncipes de los sacerdotes Annás y Caiphás, vino palabra del Señor sobre Juan, hijo de

Zacharías en el desierto.

[3] Y vino por toda la región del Jordán, y por el desierto de la Judea, bautizando y predicando

bautismo de penitencia para remisión de pecados.

[4] Y diciendo: Haced penitencia, porque se ha acercado el reino de los cielos.

[5] Así como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío a mi Angel delante de tu faz, que

preparará tu camino delante de ti.

[6] Pues este es (65), de quien habló el profeta Isaías, diciendo:

[7] Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor: haced derechas sus sendas:

[8] Todo valle se henchirá: y todo monte y collado será abajado: y lo torcido será enderezado, y los

caminos fragosos allanados:

[9] Y verá toda carne la salud de Dios.

[10] Y el mismo Juan tenía un vestido de pelos de camellos, y un ceñidor de cuero alrededor de sus

lomos: y su comida eran langostas y miel silvestre.

[11] Entonces salía a él Jerusalém, y toda la Judea, y toda la tierra de la comarca del Jordán; y eran

bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

[12] Y decía a las turbas, que venían a que las bautizase, viendo que muchos de los Phariseos y de

los Sadducéos (66) venían a su bautismo: Raza de víboras, ¿quién os mostró a huir de la ira, que ha

de venir?

[13] Haced pues frutos dignos de penitencia, y no comencéis a decir: tenemos por padre a Abrahám.

Porque os digo, que puede Dios de estas piedras levantar hijos a Abrahám.

[14] Porque ya está puesta la segur a la raíz de los árboles. Pues todo árbol, que no hace buen fruto,

cortado será, y echado en el fuego.

[15] Y le preguntaban las gentes, y decían: ¿Pues qué haremos?

[16] Y respondiendo les decía: El que tiene dos vestidos, de al que no tiene: y el que tiene que

comer, haga lo mismo.

[17] Y vinieron también a él publicanos (67), para que los bautizase, y le dijeron: Maestro, ¿qué

haremos?

[18] Y les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.

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[19] Le preguntaban también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No

maltratéis a nadie, ni le calumniéis: y contentaos con vuestro sueldo.

[20] Y como el pueblo creyese, y todos pensasen en sus corazones, si por ventura Juan era el Cristo:

[21] Respondió Juan y dijo a todos: Yo en verdad os bautizo en agua: mas vendrá otro más fuerte

que yo, cuyo calzado no soy digno de llevar: y ante el cual no soy digno de postrarme para desatar

la correa de sus zapatos: él os bautizará en Espíritu Santo, y fuego:

[22] Cuyo bieldo está en su mano, y limpiará su era, y allegará el trigo en su granero, y la paja

quemará con fuego, que no se apaga.

[23] Y así anunciaba otras muchas cosas al pueblo en sus exhortaciones.

[24] Entonces vino Jesús de Nazareth de Galilea al Jordán a Juan, para ser bautizado por él (68).

[25] Mas Juan se lo estorbaba, diciendo: ¿Yo debo ser bautizado por ti, y tú vienes a mí?

[26] Y respondiendo Jesús, le dijo: Deja ahora: porque así nos conviene (69) cumplir toda justicia.

Entonces le dejó: y fue bautizado por Juan en el Jordán.

[27] Y aconteció, que como recibiese el bautismo todo el pueblo, después que Jesús fue bautizado,

subió luego del agua. Y estando él orando, se le abrieron los cielos:

[28] Y vio al Espíritu Santo en figura corporal, como paloma, que descendía y posaba en él mismo.

[29] Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido.

[30] Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo, según se creía, de Joseph, que lo

fue de Helí (70), que lo fue de Mathat,

[31] Que lo fue de Leví, que lo fue de Melchi, que lo fue de Janne, que lo fue de Joseph,

[32] Que lo fue de Mathathías, que lo fue de Amós, que lo fue de Nahum, que lo fue de Heslí, que

lo fue de Nagge,

[33] Que lo fue de Mahath, que lo fue de Mathathías, que lo fue de Semei, que lo fue de Joseph, que

lo fue de Judá.

[34] Que lo fue de Joanna, que lo fue de Resa, que lo fue de Zorobabel, que lo fue de Salathiél, que

lo fue de Neri,

[35] Que lo fue de Melchi, que lo fue de Addí, que lo fue de Cosán, que lo fue de Elmadán, que lo

fue de Her,

[36] Que lo fue de Jesús, que lo fue de Eliezer, que lo fue de Jorim, que lo fue de Mathat, que lo fue

de Leví,

[37] Que lo fue de Simeón, que lo fue de Judas, que lo fue de Joseph, que lo fue de Jonás, que lo fue

de Eliakim,

Page 31: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[38] Que lo fue de Melea, que lo fue de Menna, que lo fue de Mathatha, que lo fue de Nathán, que

lo fue de David.

[39] Que lo fue de Jessé, que lo fue de Obed, que lo fue de Booz, que lo fue de Salmón, que lo fue

de Naassón,

[40] Que lo fue de Aminadab, que lo fue de Arám, que lo fue de Esron, que lo fue de Pharés, que lo

fue de Judas,

[41] Que lo fue de Jacob, que lo fue de Isaac, que lo fue de Abrahám, que lo fue de Thare, que lo

fue de Nachór,

[42] Que lo fue de Sarug, que lo fue de Ragau, que lo fue de Phaleg, que lo fue de Heber, que lo fue

de Salé,

[43] Que lo fue de Cainán, que lo fue de Arphaxad, que lo fue de Sem, que lo fue de Noé, que lo fue

de Lamech,

[44] Que lo fue de Mathusalé, que lo fue de Henoch, que lo fue de Jared, que lo fue de Malaleel,

que lo fue de Cainán,

[45] Que lo fue de Henós, que lo fue de Seth, que lo fue de Adám, que lo fue de Dios.

CAPÍTULO VI

Jesús de las orillas del Jordán, se retira a un desierto, para ser tentado del demonio.-Juan le

proclama Salvador del mundo después de haber dado testimonio de él ante el pueblo y los

enviados de los Judíos. -Jesús, otra vez junto Jordán, atrae a sí muchos discípulos.

[1] Más Jesús lleno de Espíritu Santo, se volvió al Jordán, y el Espíritu le impelió al desierto, para

ser tentado del diablo (71).

[2] Y estuvo allí cuarenta días, y cuarenta noches: y moraba con las fieras. Y no comió nada en

aquellos días:

[3] Y pasados estos tuvo hambre.

[4] Y llegándose a él el tentador, le dijo: Si eres Hijo de dios, dí que estas piedras se hagan panes.

[5] Y Jesús le respondió: Escrito está: No de solo pan vive el hombre, más de toda palabra, que sale

de la boca de Dios (72).

[6] Entonces le tomó el diablo, y le llevó a la santa ciudad (73), y le puso sobre la almena (74) del

templo,

[7] Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, porque escrito está: Que mandó a sus

Ángeles acerca de ti, y te tomarán en palmas, porque no tropieces en piedra con tu pié.

[8] Jesús le dijo: también está escrito: No tentarás al Señor tu Dios (75)

[9] De nuevo le subió el diablo a un monte muy alto: y le mostró en un momento de tiempo todos

los reinos del mundo, y la gloria de ellos (76)

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[10] Y le dijo: Te dará todo este poder, y la gloria de ellos: porque a mi se me han dado, y a quien

quiero, los doy.

[11] Por tanto, si postrado me adorares, serán todos tuyos.

[12] Entonces le dijo Jesús: Vete, Satanás: porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él

solo servirás.

[13] Y acabada toda tentación, se retiró de él el diablo hasta el tiempo (77).

[14] Y he aquí los Ángeles llegaron y le servían.

[15] Juan da testimonio de él, y clama, diciendo: Este era el que yo dije: El que ha de venir en pos

de mí, ha sido engendrado antes de mí (78).

[16] Y este es el testimonio de Juan, cuando los Judíos enviaron a él de Jerusalén sacerdotes, y

Levitas a preguntarle: Tú ¿quién eres?

[17] Y confesó, y no negó: y confesó: Que yo no soy el Cristo.

[18] Y le preguntaron: ¿Pues qué cosa? ¿Eres tú Elías? Y respondió: No.

[19] Y le dijeron: ¿Pues quién eres, para que podamos dar respuesta a los que nos han enviado?

¿qué dices de ti mismo?

[20] Él dijo: Yo soy voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo

Isaías profeta.

[21] Y lo que habían sido enviados, eran de los Phariséos.

[22] Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Pues porqué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el

profeta?

[23] Juan le respondió, y dijo: Yo bautizo en agua: más en medio de vosotros estuvo, a quien

vosotros no conocéis:

[24] Este es el que ha de venir en pos de mí, que ha sido engendrado antes de mí: del cual yo no soy

digno de desatar la correa del zapato.

[25] Esto aconteció en Bethania de la otra parte del Jordán, en donde estaba Juan bautizando.

[26] El día siguiente vio Juan a Jesús venir a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios (79), he aquí el

que quita el pecado del mundo.

[27] Este es aquel, de quien yo dije: En pos de mí viene un varón, que fue engendrado antes de mí:

porque primero era que yo.

[28] Y yo no le conocía, más para que sea manifestado en Israel, por eso vine yo a bautizar en agua.

[29] Y Juan dio testimonio, diciendo: Que vi el Espíritu que descendía del cielo como paloma, y

reposó sobre él.

Page 33: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[30] Y yo no le conocía: más aquel que me envió a bautizar en agua, me dijo: Sobre aquel que tú

vieres descender el Espíritu, y reposar sobre él, este es el que bautiza en Espíritu Santo.

[31] Y yo le vi: y dí testimonio, que este es el Hijo de Dios.

[32] El día siguiente otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.

[33] Y mirando a Jesús que pasaba, dijo: He aquí el Cordero de Dios.

[34] Y lo oyeron hablar dos de sus discípulos, y siguieron a Jesús.

[35] Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabbí

(que quiere decir Maestro) ¿en dónde moras?

[36] Les dijo: Venid, y vedlo. Ellos fueron, y vieron en donde moraba, y que se quedaron con él

aquel día: era entonces como la hora de las diez (80).

[37] Y Andrés hermano de Simón Pedro era un o de los dos, que habían oído decir esto a Juan, y

que habían seguido a Jesús.

[38] Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías. (Que quiere decir

el Cristo).

[39] Y le llevó a Jesús. Y Jesús le miró, y dijo: tú eres Simón, hijo de Joná: Tú serás llamado

Cephas, que se interpreta Pedro.

[40] El día siguiente quiso ir a Galilea, y hallo a Phelipe. Y Jesús le dijo: Sígueme.

[41] Era Phelipe de Bethsaida, ciudad de Andrés, y de Pedro.

[42] Phelipe halló a Nathanaél (81), y le dijo: Hallado hemos a aquel, de quien escribió Moisés en la

ley, y los profetas, a Jesús el hijo de Joseph el de Nazareth (82).

[43] y Nathanaél le dijo: ¿De Nazareth puede haber cosa buena (83)? Phelipe le dijo: Ven, y velo.

[44] Vio Jesús a Nathanaél, que venía a buscarle, y dijo de él: He aquí un verdadero isreaelita, en

quien no hay engaño.

[45] Nathanaél le dijo: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Phelipe te

llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

[46] Nathanaél le respondió, y dijo: Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.

[47] Jesús respondió, y le dijo: Porque te dije: Que te vi debajo de la higuera, crees: mayores cosas

que estas verás.

[48] Y le dijo: En verdad, en verdad os digo, que veréis el cielo abierto, y los Ángeles de Dios subir,

y descender sobre el Hijo del hombre (84).

CAPÍTULO VII

Jesús de la ribera del Jordán pasa a Caná de Galilea, donde hace su primer milagro; luego se

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va a Capharnaum, y poco después a Jerusalén: lo vendedores arrojados del tempo; entrevista

de Jesús con Icodemo. -Jesús vuelve al Jordán, donde bautiza por ministerio de sus discípulos.

[1] Y de allí a tres días se celebraron unas bodas en Caná de Galilea: y estaba allí la Madre de Jesús.

[2] Y fue también convidado Jesús, y sus discípulos a las bodas.

[3] Y llegando a faltar vino, la Madre de Jesús le dice: No tienen vino.

[4] Y Jesús le dijo: Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? aún no es llegada mi hora (85)

[5] Dijo la Madre de él a los que servían: Haced cuanto él os dijere.

[6] Y había allí seis hidrias de piedra (86) conforme a la purificación de los Judíos, y cabían en cada

una dos o tres cántaros (87).

[7] Y Jesús les dijo: Llenad las hidrias de agua. Y las llenaron hasta arriba.

[8] Y Jesús les dijo: Sacad ahora, y llevad al maestresala (88). Y lo llevaron.

[9] Y luego que gustó el maestresala el agua hecha vino, y no sabía de donde era, aunque los que

servían lo sabían, porque habían sacado el agua (89): llamó al esposo el maestresala,

[10] Y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino: y después que han bebido bien, entonces da

el que no es tan bueno: más tú guardaste el buen vino hasta ahora.

[11] Este fue el primer milagro, que hizo Jesús (90) en Caná de Galilea: y manifestó su gloria, y

creyeron en él sus discípulos.

[12] Después de esto se fue a Capharnaum él y su Madre, y sus hermanos (91), y sus discípulos: y

estuvieron allí no muchos días.

[13] Y estaba cerca la Pascua de los Judíos (92), y subió a Jerusalén:

[14] Y halló en el templo (93) vendiendo bueyes, y ovejas, y palomas (94), y a los cambistas

sentados (95).

[15] Y haciendo de cuerdas como un azote, los echó a todos del templo, y las ovejas, y los bueyes, y

arrojó por tierra el dinero de los cambistas, y derribó las mesas.

[16] Y dijo a los que vendían las palomas: Quitad esto de aquí, y la casa de mi Padre no la hagáis

casa de tráfico.

[17] Y se acordaron sus discípulos, que está escrito: El zelo de tu casa me comió.

[18] Y los Judíos le respondieron, y dijeron: ¿Qué señal nos muestras, de que haces estas cosas?

[19] Jesús les respondió, y dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

[20] Los Judíos le dijeron: ¿En cuarenta y seis años fue hecho este templo, y tú lo levantarás en tres

días?

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[21] Mas él hablaba del templo de su cuerpo (96).

[22] Y cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos, que por esto lo decía, y

creyeron a la Escritura, y a la palabra, que dijo Jesús.

[23] Y estando en Jerusalén en el día solemne de la Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo

los milagros que hacía.

[24] Más el mismo Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos,

[25] Y porque él no había menester, que alguno le diese testimonio del hombre: porque sabía por si

mismo lo que había en el hombre.

[26] Y había un hombre de los Phariséos, llamado Nicodemo, príncipe de los Judíos,

[27] Este vino a Jesús de noche, y le dijo. Rabí, sabemos, que eres Maestro venido de dios: porque

ninguno puede hacer estos milagros, que tú haces, si Dios no estuviere con él.

[28] Jesús respondió, y le dijo: En verdad, en verdad te digo, que no puede ver el reino de dios, sino

aquel que renaciere de nuevo.

[29] Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer, siendo viejo? ¿por ventura puede volver al

vientre de su madre, y nacer otra vez?

[30] Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo, que no puede entrar en el reino de Dios, sino

aquel que fuere renacido de agua y de Espíritu Santo (97).

[31] Lo que es nacido de carne, carne es: y lo que es nacido de espíritu, espíritu es.

[32] No te maravilles, porque te dije: os es necesario nacer otra vez.

[33] El espíritu donde quiere sopla (98): y oyes su voz, más no sabes de donde viene, ni adonde va:

así es todo aquel que es nacido de espíritu.

[34] Respondió Nicodemo, y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

[35] Respondió Jesús, y le dijo: ¿Tú eres el maestro en Israel, y esto ignoras?

[36] En verdad, en verdad te digo, que lo que sabemos, esto hablamos; y lo que hemos visto,

atestiguamos, y no recibís nuestro testimonio.

[37] Si os he dicho cosas terrenas, y no las creeréis: ¿cómo creeréis, si os dijere las celestiales (99)?

[38] Y ninguno subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre (100), que está en

el cielo (101).

[39] Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto: así también es necesario, que sea levantado

el hijo del hombre (102).

[40] Para que todo aquel, que cree en él, no parezca, sino que tenga vida eterna.

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[41] Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito: para que todo aquel que

cree en él, no perezca, sino que tenga vida eterna.

[42] Porque no envió Dios su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve

por él (103).

[43] Quien en él cree, no es juzgado (104): más el que no cree, ya ha sido juzgado: porque no cree

en el nombre del Unigénito Hijo de Dios.

[44] Más este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas, que la

luz: porque sus obras eran malas.

[45] Porque todo el hombre, que obra mal, aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no

sean reprendidas:

[46] Más el que obra verdad, viene a la luz, para que parezcan sus obras, porque son hechas en

Dios.

[47] Después de esto vino Jesús con sus discípulos á la tierra de judéa: y allí se estaba con ellos, y

bautizaba.

[48] Y Juan bautizaba también en ennón junto á Salim: porque había allí muchas aguas, y venían, y

eran bautizados allí.

[49] Porque Juan no había sido puesto en la cárcel.

CAPÍTULO VIII

Juan da un nuevo testimonio de Jesús.-Humildad del santo precursor.-Herodes el tetrarca le

manda prender y aherrojar en una cárcel.-Jesús deja el Jordán para marchar a la Galilea.-

Entrevista con la Samaritana.-Predicación en Samaria.-Creen mucho en él.

[1] Y se movió una cuestión entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la Purificación

(105).

[2] Y fueron a Juan, y le dijeron: Maestro, el que estaba contigo de la otra parte del Jordán, de quien

tú diste testimonio, mira que él bautiza, y todos vienen a él.

[3] Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo.

[4] Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante

de él.

[5] El que tiene la esposa, es el esposo (106): más el amigo del esposo, que está con él, y le oye

(107), se llena de gozo con al voz del esposo. Así pues este mi gozo es cumplido.

[6] Es necesario, que él crezca, y que yo mengüe.

[7] El que de arriba viene, sobre todos es. El que es de la tierra, terreno es, y de la tierra habla. El

que viene del cielo, sobre todos es.

[8] Y lo que vio, y oyó, eso testifica: y nadie recibe su testimonio (108).

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[9] El que ha recibido su testimonio, confirmó que dios es verdadero.

[10] Porque el que dios envió, las palabras de dios habla: porque Dios no le da el espíritu por

medida (109).

[11] El Padre ama al Hijo: y todas las cosas puso en sus manos.

[12] El que cree en el Hijo, tiene vida eterna: más el que no da crédito al Hijo, no verá la vida, sino

que la ira de dios está sobre él.

[13] Más Herodes el tetrarca, siendo reprendido por él a causa de Herodias mujer de su hermano, de

todos los males, que Herodes había hecho,

[14] Porque le decía Juan: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.

[15] Añadió a todos (110) también este: Había hecho prender a Juan, y atado, ponerlo en la cárcel.

[16] Y queriéndole matar, temió al pueblo: porque le miraban como a un profeta.

[17] Y cuando oyó Jesús que Juan estaba preso, y cuando entendió, que los Phariséos habían oído,

que él hacía más discípulos, y bautizaba más que Juan,

[18] (Aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos:)

[19] Dejó la Judéa, y se fue otra vez a Galilea.

[20] Debía por tanto pasar pos Samaria.

[21] Vino pues a una ciudad de Samaria, que se llama Sichar (111): cerca del campo, que dio Jacob

a su hijo Joseph.

[22] Y estaba allí la fuente de Jacob. Jesús pues cansado de camino, estaba así sentado sobre la

fuente. Era como la hora de sexta.

[23] Vino una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dijo: Dame de beber.

[24] (Porque sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.)

[25] Y aquella mujer Samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo Judío, me pides de beber a mí, que soy

mujer Samaritana? porque los Judíos no tiene trato con los Samaritanos (112).

[26] Respondió Jesús, y le dijo: Si supieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dama de

beber: tú de cierto le pidieras a él, y te daría agua viva (113).

[27] La mujer le dijo: Señor, no tienes con que sacarla, y el pozo es hondo: ¿de dónde pues tienes el

agua viva?

[28] ¿Por ventura eres tú mayor que nuestro padre Jacob, el cual nos dio este pozo, y él bebió de él ,

y sus hijos, y sus ganados?

[29] Jesús respondió, y le dijo: Todo aquel que bebe de esta agua, volverá a tener sed (114): más el

que bebiere del agua que yo le daré, nunca jamás tendrá sed:

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[30] Pero el agua que yo le daré, se hará en él una fuente de agua, que saltará hasta la vida eterna.

[31] La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed, ni venga aquí a sacarla.

[32] Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.

[33] La mujer respondió, y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: bien has dicho, no tengo marido:

[34] Porque cinco maridos has tenido: y el que ahora tienes, no es tu marido: esto has dicho con

verdad.

[35] La mujer le dijo. Señor, veo que tú eres profeta.

[36] Nuestros padres en este monte adoraron (115), y vosotros decís, que en Jerusalén está el lugar

en donde es menester adorar.

[37] Jesús le dijo: Mujer, créeme, que viene la hora, en que ni en este monte, ni en Jerusalén

adoraréis al Padre.

[38] Vosotros adoráis lo que no sabéis: nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salud viene de

los Judíos (116).

[39] Más viene la hora (117), y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en

espíritu y en verdad. Porque el Padre también busca tales, que le adoren (118).

[40] Dios es espíritu: y es menester que aquellos que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad

(119).

[41] La mujer le dijo: Yo sé que viene el Mesías, que se llama Cristo; y cuando viniere él nos

declarará todas las cosas.

[42] Jesús le dijo: Yo soy, que hablo contigo.

[43] Y al mismo tiempo llegaron sus discípulos: y se maravillaban de que hablaba con una mujer.

Pero ninguno le dijo: ¿Qué preguntas, ó qué hablas con ella?

[44] La mujer pues dejó su cántaro, y se fue a la ciudad, y dijo a aquellos hombres:

[45] Venid, y ved a un hombre que me ha dicho todas cuantas cosas he hecho: ¿si quizá es este el

Cristo?

[46] Salieron entonces de la ciudad, y vinieron a él.

[47] Entre tanto le rogaban sus discípulos, diciendo: Maestro, come.

[48] Jesús les dijo: Yo tengo para comer un manjar, que vosotros no sabéis.

[49] Decían pues los discípulos unos a otros: ¿Si le habrá traído alguno de comer?

[50] Jesús les dijo: Mi comida es, que haga la voluntad del que me envió, y que cumpla su obra.

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[51] ¿No decís vosotros, que aun hay cuatro meses hasta la siega? Pues yo os digo: Alzad vuestros

ojos, y mirad los campos, que están ya blancos para segarse (120).

[52] Y el que siega, recibe jornal, y allega fruto para la vida eterna: para que se gocen a una el que

siembra, y el que siega.

[53] Porque en esto el refrán es verdadero: que uno es el que siembre, y otro es el que siega.

[54] Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrásteis: otros lo labraron, y vosotros habéis

entrado en sus labores.

[55] Y creyeron en él muchos Samaritanos de aquella ciudad, por la palabra de la mujer, que

atestiguaba, diciendo: que me ha dicho todo cuanto he hecho.

[56] Mas como viniesen á él los Samaritanos, le rogaron que se quedase allí. Y se detuvo allí dos

días.

[57] Y creyeron en él muchos más por la predicación de él.

[58] Y decían á la mujer: Ya no creemos por tu dicho: porque nosotros mismos le hemos oido, y

sabemos, que este es verdaderamente el Salvador del mundo.

CAPÍTULO IX

De Samaria Jesús vuelve a Caná de Galilea: cura al hijo de un señor de la corte. Vuelve

después a Nazareth donde explica una profecía de Isaías, y llega a Capharnaum donde llama

a sí nuevos discípulos: cura a un hombre poseído del demonio, sana a la suegra de Simón

Pedro y otros muchos enfermo

[1] Y dos días después salió de allí, y se fue a la Galilea (121).

[2] Porque el mismo Jesús dio testimonio, que un profeta no es honrado en su patria.

[3] Y cuando vino a la Galilea, le recibieron los Galileos, porque habían visto todas las cosas que

había hecho el día de la fiesta en Jerusalén: pues ellos también habían asistido a la fiesta.

[4] Vino pues ora vez a Caná de Galilea, en donde había hecho el agua vino. Y había en

Capharnaum un señor de la corte (122), cuyo hijo estaba enfermo.

[5] Este habiendo oído, que Jesús venía de la Judea a la Galilea, fue a él, y le rogaba, que

descendiese, y sanase a su hijo: porque se estaba muriendo.

[6] Y Jesús le dijo: Si no viereis milagros y prodigios, no creéis.

[7] El de la corte le dijo: Señor, ven antes, que muera mi hijo.

[8] Jesús le dijo: Ve, que tu hijo vive. Creyó el hombre a la palabra, que le dijo Jesús, y se fue.

[9] Y cuando se volvía, salieron a él sus criados, y le dieron nuevas, diciendo, que su hijo vivía.

[10] Y les preguntó la hora, en que había comenzado a mejorar. Y le dijeron: Ayer a las siete (123)

le dejó la fiebre.

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[11] Y entendió entonces el padre, que era la misma hora, en que Jesús le dijo: tu hijo vive: y creyó

él, y toda su casa.

[12] Este segundo milagro hizo Jesús otra vez, cuando vino de la Judea a la Galilea: y la fama de él

se divulgó por toda la tierra.

[13] Y él enseñaba en las Sinagogas (124) de ellos, y era aclamado de todos.

[14] Y fue a Nazareth, en donde se había criado, y entró según su costumbre el día de sábado en la

Sinagoga, y se levantó a leer.

[15] Y le fue dado el libro de Isaías el profeta. Y cuando desarrolló el libro, halló el lugar en donde

estaba escrito:

[16] El espíritu del Señor sobre mí: por lo que me ha ungido, para dar buenas nuevas a los pobres

me ha enviado, para sanar a los quebrantados de corazón.

[17] Para anunciar a los cautivos redención, y a los ciegos vista, para poner en libertad a los

quebrantados, para publicar el año favorable del Señor, y el día del galardón.

[18] Y habiendo arrollado el libro, se lo dio al ministro, y se sentó. Y cuántos había en la Sinagoga,

tenían los ojos clavados en él.

[19] Y les empezó a decir: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestras orejas (125).

[20] Y todos le daban testimonio: y se maravillaban de las palabras de gracia, que salían de su boca,

y decían: ¿No es este el hijo de Joseph? (126)

[21] Y dejando la ciudad de Nazareth, fue a morar a Capharnaum, ciudad marítima (127), en los

confines de Zabulón y de Nepthalím:

[22] Para que se cumpliese lo que dijo Isaías el profeta:

[23] tierra de Zabulón, y tierra de Nephthalím, camino del mar, de la otra parte del Jordán (128),

Galilea de los Gentiles,

[24] Pueblo, que estaba sentado en tinieblas, vio una grande luz: y a los que moraban

[25] Desde entonces comenzó Jesús a predicar el Evangelio del reino de Dios, diciendo: Pues que el

tiempo se ha cumplido, y se ha acercado el reino de Dios (129): haced penitencia, y creed al

Evangelio.

[26] Y yendo Jesús por la ribera de la mar de Galilea, vio dos hermanos, Simón, que es llamado

Pedro, y Andrés su hermano, que echaban sus redes en la mar, (pues eran pescadores).

[27] Y les dijo: Venid en pos de mí, y haré que vosotros seáis pescadores de hombres.

[28] Y ellos al instante dejadas las redes, le siguieron.

[29] Y pasando un poco más adelante, vio otros dos hermanos, Santiago de Zebedéo, y Juan su

hermano, en un barco con Zebedéo su padre, que remendaban sus redes: y los llamó.

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[30] Y ellos, dejando en el barco a Zebedéo su padre con los jornaleros, le siguieron.

[31] Y entraron en Capharnaum: y luego en los sábados como entrase en la sinagoga, los enseñaba.

[32] Y se pasmaban de su doctrina: porque los instruía, como quien tenía potestad, y no como los

Escribas (130).

[33] Y había en la sinagoga de ellos un hombre poseído de un espíritu inmundo, y exclamó en voz

alta,

[34] Diciendo: Déjanos, ¿qué tienes tú con nosotros Jesús de Nazareth? ¿has venido a destruirnos;

Sé quien eres, el Santo de Dios.

[35] Y le amenazó Jesús, diciendo: Enmudece y sal del hombre. Y el demonio derribándolo en

medio, y maltratándolo reciamente, salió de él, dando grades alaridos, y no le hizo daño alguno.

[36] Y se maravillaron todos, y quedaron llenos de espanto, de tal manera que se preguntaban los

unos a los otros, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Que manda con impero aún a

los mismos espíritus inmundos, y le obedecen.

[37] Y corrió luego su fama por toda la tierra de la Galilea.

[38] Y saliendo luego de la sinagoga, fueron a casa de Simón, y de Andrés, con Santiago y con

Juan.

[39] Y la suegra de Simón estaba en cama con fiebre: y le rogaron por ella.

[40] Y acercándose, e inclinándose hacia ella, mandó a la fiebre: y al tomó por la mano, y la

levantó: y al momento la dejó la fiebre, y les servía.

[41] Y por la tarde puesto ya el sol, le traían todos los que estaban enfermos, y los endemoniados:

[42] Y toda la ciudad se había juntado a la puerta.

[43] Y lanzaba con su palabra los espíritus: y sanó todos los enfermos, poniendo las manos sobre

cada uno de ellos.

[44] Y sanó a muchos, que eran afligidos de diversas enfermedades, para que se cumpliera lo que

fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades: y cargó con

nuestras dolencias.

[45] Y salían de muchos los demonios, gritando, y diciendo: Que tú eres el Hijo de Dios: y los

reñía, y no les permitía decir, que sabían que él era el Cristo.

Notas

1. El Verbo divino, esto es la palabra interior de Dios, su sabiduría, su imagen perfecta: estaba en

Dios de toda eternidad, como en su principio, siendo Dios el mismo; la segunda persona de la

adorable Trinidad, Dios Hijo. [Regresar]

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2. Apud Deum, unos lo interpretan el Verbo era en Dios, otros con Dios y otros cerca de Dios;

expresiones que indican la distinción de la persona del Verbo de la del Padre; así como la

proposición, el Verbo era Dios, explica la unidad de la esencia divina*. [Regresar]

3. Dios el Padre dijo, y por su palabra o por su Verbo, y obrando él mismo con la plenitud de la

sabiduría y del poder divino, todo fue hecho, ¡Dixit et facta sunt! La creación del mundo, aunque

atribuida con más particularidad al Padre, es también la obra del Hijo. [Regresar]

4. No solamente es el principio de todas las criaturas, sino con particularidad es vida y luz de

nuestras almas. Toda la luz y sabiduría que hay en los hombres, no es más que un rayo, y una

participación de la sabiduría de Dios*. [Regresar]

5. La luz del Verbo divino brilla hasta en el corazón de los malvados; pero estos cegados por sus

pasiones no la ven: para ver a Dios es preciso tener muy puro el corazón: de otro modo se está

delante de él como un ciego delante del sol. (San Agustín) [Regresar]

6. Según dice San Agustín y varios intérpretes modernos, el texto griego se puede traducir también

así: el Verbo era la luz verdadera que vino al mundo para iluminar a todos los hombres. [Regresar]

7. Además de su dominio soberano sobre todas las cosas, el Verbo, cuando se hizo hombre, recibió

de su Padre en herencia todas las naciones; y la nación israelita era entre todas su primera herencia.

(Véanse los Salmos II y XXXII). [Regresar]

8. Quiere decir que Jesucristo, a pesar de la carrera de humillación que le estaba destinada, se

mostró tan superior a Moisés y a los profetas, que se vieron precisados a reconocer en él otra

naturaleza: no es únicamente un servidor y un hombre, sino el Omnipotente mismo, el Hijo de Dios

unido a nuestra humanidad. [Regresar]

9. Esto es, lleno de los inefables dones que el cielo había prometido a la tierra, y que vino a

distribuir con una profusión divina. [Regresar]

10. La ley de Moisés figuraba el cristianismo; pero los beneficios de esta ley no eran, por decirlo

así, sino la sombra de la gracia de los que disfrutamos hoy. [Regresar]

11. Cuando se dice que el Verbo divino se presentó en la tierra lleno de gracia y de verdad, y que la

gracia y la verdad fueron traídas por Jesucristo, no se quiere decir que vino únicamente a enseñar a

los hombres las verdades que ignoraban, sino que vino a cumplir las promesas que Dios había

hecho, y a esparcir las gracias que habían anunciado los profetas. (Bergier) [Regresar]

12. Isaías, Elías, Moisés, Abrahan y Adan no vieron a Dios sino bajo formas sensibles, y por

consiguiente han debido pintarle con imágenes materiales que distan muchísimo de la verdad.

[Regresar]

13. Herodes era un príncipe idumeo que los Romanos habían colocado en el trono de Judea; por

consiguiente el cetro había salido de Judá y habían llegado ya los tiempos del Mesías. [Regresar]

14. La familia de Abías era la octava de las veinte y cuatro familias sacerdotales que, a las órdenes

del mismo gran sacerdote, entraban por su turno a ejercer su ministerio en el templo durante una

semana. En estos días, los sacerdotes (o sacrificadores) echaban en suerte las funciones que debía

llenar cada uno de ellos, y vivían únicamente en el templo. [Regresar]

15. En la galería que rodeaba el santuario. [Regresar]

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16. En el templo de Jerusalén había tres altares mayores: el del incienso o de los perfumes, el de los

holocaustos y el de los panes de proposición. El altar del incienso estaba en el santuario delante del

velo que protegía la entrada del Santo de los Santos; allí iba dos veces por día un sacerdote a ofrecer

el incienso y se volvía después a la puerta del santuario, desde donde echaba su bendición al pueblo.

[Regresar]

17. Zacarías acababa de pedir a Dios lo que los profetas y los justos de la antigua Ley habían pedido

antes y con mucho empeño, la llegada del Mesías: la prueba está en su cántico de acción de gracias.

[Regresar]

18. Siceram, no significa sólo cerveza o sidra, sino todo aquello que puede embriagar*. [Regresar]

19. Será el precursor del Mesías. [Regresar]

20. Esto es, para conciliar los ánimos y sentimientos de los Judíos con los patriarcas y profetas,

padres suyos, recibiendo al Mesías, como estos lo habían esperado, y anunciado, y para disponer la

muchedumbre a oír al Salvador. [Regresar]

21. Para recibir su bendición según era costumbre. [Regresar]

22. Jesucristo desciende de David, no solo por Salomón sino por Nathán segundo hijo del rey

profeta, lo que forma dos genealogías diferentes. (Véase el Cap. V). [Regresar]

23. Jesucristo desciende de David, no solo por Salomón sino por Nathán segundo hijo del rey

profeta, lo que forma dos genealogías diferentes. (Véase el Cap. V). [Regresar]

24. Durante la cautividad de Babilonia, Jechonías engendró a un hijo de su mismo nombre, el cual

fue padre de Salathiél.(Id.) [Regresar]

25. O Joachim, no ya el precedente, sino su hijo. [Regresar]

26. Cristo, nombre griego que corresponde al hebreo Mesías, y quiere decir el Ungido*. [Regresar]

27. El cálculo de San Mateo debe comprenderse de este modo: desde Abrahan hasta David

inclusivamente, catorce generaciones; desde Salomón hasta Jechonías padre inclusivamente, catorce

generaciones; y desde Jechonías hijo hasta Jesucristo inclusivamente, catorce generaciones.

[Regresar]

28. Para felicitar a su parienta y alabar con ella los designios de Dios, así como también para

santificar antes de su nacimiento al precursor del Mesías, a fin de que Juan Bautista no fuese

inferior a ningún profeta. [Regresar]

29. Más dichosa que Zacarías, cuya incredulidad fue severamente castigada. [Regresar]

30. Tomó bajo su protección a la nación israelita, lo que quiere decir, que de ella vino la salvación

para todas las demás naciones, siendo la primera que se llamó a la luz del Evangelio; pero no será

enteramente restablecida en gloria hasta el fin del mundo, cuando desgarrando la venda fatal que en

el día cierra su corazón a la verdad, llegue a convertirse. [Regresar]

31. Es una cosa muy frecuente en la antigua Ley estas advertencias del cielo durante el sueño: casi

siempre habló Dios así a los profetas. Pero no olvidemos que esas revelaciones divinas llevan

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siempre consigo un carácter de evidencia que las distingue de los delirios de la imaginación, como

se distingue la luz de las tinieblas. [Regresar]

32. Entre los Massoretas es un punto de doctrina generalmente recibido, que las palabras

Emmanuel, Chimmaniel y Jeschuahhah (Jesús), significan la misma cosa. (Huet.) [Regresar]

33. En la Sagrada Escritura se llama primogénito al hijo de toda mujer que no ha sido madre

todavía, para indicar que este hijo se hallaba sometido a la ley de la presentación en el templo, y no

para dar a entender que no haya sido siempre hijo único. [Regresar]

34. El cornu salutis, es un tropo y frase hebrea. A la letra significa Salvador poderoso. El cuerno es

señal de fuerza en los animales, y así en la Escritura es frecuente esta expresión figurada para

significar la fuerza y el poder de los reinos o imperios*. [Regresar]

35. El acusativo salutem se ha de juntar con el verbo locutus est; y el sentido es: como tenía

prometido librarnos de nuestros enemigos*. [Regresar]

36. Se cree, según la tradición, que Zacarías fue condenado a muerte por los judíos, porque daba

testimonio del misterio de la Encarnación del Verbo; y que para sustraer a Juan a su furor, le

llevaron al desierto donde fue educado y donde permaneció hasta la edad de treinta años sin haber

visto jamás a N. S. Jesucristo. (Orígenes) [Regresar]

37. Es decir, todos aquellos que habitaban las comarcas sometidas a la dominación romana.

[Regresar]

38. Este empadronamiento, el primero en que fue comprendida la Judea, fue principiado y

continuado algún tiempo después por Cirino, gobernador de la Siria. [Regresar]

39. No en la que cada uno había nacido o habitado, sino en aquella de que era oriunda su familia.

[Regresar]

40. Hay diversidad de opiniones sobre el año preciso en que vino al mundo Nuestro Señor; pero

bástenos saber que su nacimiento se efectuó por los años 4000 del mundo, 1000 años después de la

dedicación del templo, y el año 754 de Roma. Algunos años más o menos es una cosa de tan poco

valor, que la Iglesia que ha adoptado con San Jerónimo el cómputo del hebreo en nuestra Vulgata,

ha dejado el de los Setenta en el Martirologio. (Bossuet) [Regresar]

41. Es un artículo de fe que la Madre de Jesús fue virgen antes del parto, en el parto y después del

parto. Así como creemos en Dios omnipotente, así también debemos creer en la bienaventurada

María siempre virgen. En el capítulo precedente hemos dado ya la explicación de la palabra

primogénito. [Regresar]

42. El sitio en que nació Jesucristo no era un establo ordinario, sino una gruta cortada en la roca

adonde los pastores iban a buscar un abrigo con sus rebaños. Esta gruta, santificada por el gran

misterio que en ella se cumplió, se halla en el día debajo de una iglesia, estando transformada

también en otra iglesia subterránea, donde se encarna el Hijo de Dios todos los días en las manos

del sacerdote. La piedad del cuarto siglo reemplazó el establo de madera donde fue depositado el

Señor a su nacimiento por otro de plata, lo que hizo exclamar a San Juan Crisóstomo: ¡Mil veces

más precioso es a mis ojos el establo de madera que hoy posee la ciudad de Roma! [Regresar]

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43. Esto es, a aquellos que abracen la ley del Cristo y la practiquen con sinceridad. Abundando en

este sentido decía San Pablo: Ninguna condenación deben temer aquellos que están en Jesucristo, y

que no marchan según la carne. [Regresar]

44. Entre los Orientales eran llamados Magos los hombres sabios y los filósofos aplicados al

conocimiento de las cosas naturales y al estudio de la religión. La tradición nos dice que eran reyes

o jefes de tribus. [Regresar]

45. Probablemente de la Sabea, provincia de la Arabia Feliz. [Regresar]

46. La estrella que debía anunciar su nacimiento. [Regresar]

47. Las cabezas de las veinte y cuatro familias sacerdotales que servían en el templo por su turno, y

que permanecían constantemente en Jerusalén, en tanto que los demás sacrificadores vivían en las

ciudades llamadas sacerdotales. [Regresar]

48. Los doctores de la ley, así llamados porque eran los depositarios de los libros sagrados, y los

intérpretes de las divinas Escrituras. [Regresar]

49. El astro milagroso de que aquí se habla no era una estrella en la rigurosa acepción de la palabra,

sino una especie de meteoro más o menos elevado en medio de las regiones de los aires. [Regresar]

50. La palabra de que habla el griego explica que fueron avisados por un ángel*. [Regresar]

51. Los Magos*. [Regresar]

52. Según la ley de Moisés todo primogénito debía ser ofrecido al Señor y rescatado despúes

mediante cinco siclos de plata, y toda mujer que había parido un hijo, debía llevar dos víctimas al

atrio del tabernáculo o del templo, cuarenta días después del parto, una para ser ofrecida en

holocausto, y la otra por el pecado. María santísima no necesitaba purificarse, porque no había

concebido de varón, así como su divino Hijo no necesitaba ser rescatado, cuando venía para rescatar

a los hombres; mas sin embargo, la augusta Virgen, por un exceso de humildad, quiso sujetarse a la

ley común, así como el Hijo de Dios se humilló también hasta el punto de ser rescatado por cinco

siclos de plata. [Regresar]

53. La venida del Mesías. [Regresar]

54. El Salvador, que tú nos has dado. [Regresar]

55. Muchos se salvarán creyendo en él, y muchos también perecerán por su incredulidad negándose

a reconocerle por su Salvador. Será pues, causa de la salvación de unos, e inocente ocasión de la

pérdida de otros. [Regresar]

56. El santo anciano vaticina la pasión del Salvador; pero como está hablando a una madre y no

quiere quebrantar su corazón antes de tiempo, emplea una comparación, para ocultar a los ojos de

esa madre el espectáculo de una cruz enrojecida con la sangre de su hijo. [Regresar]

57. A la muerte de Jesucristo la impiedad farisaica arrojó la máscara hipócrita con que se cubría, y

un crecido número de discípulos tímidos confesaron su fe: muchos probaron la rectitud de su

corazón abriendo los ojos a la luz, y otros demostraron su perversidad cerrando los suyos a la

evidencia. [Regresar]

Page 46: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

58. Desde que se casó: frase hebrea para significar que estuvo siete años casada*. [Regresar]

59. Esto es, todos los niños varones que habían nacido en los dos años anteriores a la aparición de la

estrella: Herodes extendió esta bárbara medida hasta los que tenían dos años a la sazón, a fin de que

fuese infalible la muerte del recién nacido. [Regresar]

60. Ramá estaba en los confines de la tribu de Benjamín, y cerca de Belén. San Jerónimo dice, que

Ramá no se debe tomar aquí por nombre propio, y que así el verdadero sentido de estas palabras es

este: un gran ruido se dejó oír a lo lejos, y se levantó hasta el cielo.- Mas es de notar que el sepulcro

de Rachél estaba cerca de este lugar. (Gen. 35, 19). [Regresar]

61. No me preguntéis el nombre del profeta que dijo estas palabras: muchas profecías se perdieron

tanto por descuido de los judíos, como por causa de las guerras y trastornos que hubo con tanta

frecuencia en su país. Además Nazareno quiere decir santo, y todos los profetas han hablado del

Mesías como del Santo de los Santos. (San Juan Crisóstomo) [Regresar]

62. En estas religiosas peregrinaciones los hombres y las mujeres formaban en el camino compañías

separadas, más o menos distantes las unas de las otras, pero los niños podían ir indistintamente con

los hombres o con las mujeres. De este modo la santa Virgen pudo creer que su hijo Jesús iba con

su padre putativo, en tanto que José creía que iba con María. [Regresar]

63. José y María. [Regresar]

64. Tetrarca significa el que manda la cuarta parte de un reino. [Regresar]

65. Porque de Juan es de quien dijo el profeta Isaías: Se ha oído la voz: o Esta es la voz. Isai. XI, 3.

La letra del texto de Isaías mira a la libertad de los judíos del cautiverio de Babilonia. Y aquella

figuraba, la que el Salvador había de dar al hombre. [Regresar]

66. Había entonces entre los judíos muchas sectas, entre las cuales se contaban dos muy numerosas

y sobre todo muy ardientes, que eran la de los Pharés y la de los partidarios de Sadoc. Los Saduceos

no creían que hubiese ángeles ni demonios, y negaban la inmortalidad del alma, y la resurrección de

los cuerpos. Los Phariseos creían todas esas verdades y se comprometían a observar exactamente la

Ley de Dios y las antiguas tradiciones, pero reducían toda la religión a prácticas exteriores, y la

corrompían por medio de sus falsas interpretaciones. [Regresar]

67. Así se llamaban entre los romanos los que recaudaban las contribuciones. Como los judíos no

podían soportar sin mucha repugnancia el yugo de sus vencedores, pagándoles los impuestos a la

fuerza, tenían el mayor horror a los recaudadores; exceptuando a los samaritanos, los publicanos

eran los hombres que más detestaba la masa de la nación judía, porque los consideraba en general

como tunantes sin honor, mas despreciables aun que los paganos. (Bergier) [Regresar]

68. ¿Qué necesidad tenía el Señor de que le bautizaran? -Al que me haga esa pregunta le contestaré

con esta otra: ¿Qué necesidad tenía el Señor de nacer, de ser crucificado, de morir, y de ser

enterrado? Y si se sometió por nosotros a tantas humillaciones ¿por qué no había de someterse a la

del bautismo? (San Agustín) [Regresar]

69. Motivando el santo precursor su negativa en una razón de conveniencia, Jesús le responde que

precisamente conviene lo que él desea. [Regresar]

Page 47: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

70. Muchos creen que Helí es el mismo que Heliachim, o Joaquin, padre de la Santísima Virgen, y

que la palabra, qui fuit Helí, quiere decir que José fue yerno de Helí. (Vease al fin de este capítulo).

[Regresar]

71. Probablemente en las terribles soledades que se encuentran a poca distancia de Jericó, llamadas

por esa razón, el Desierto de la Cuarentena. Entre las montañas que rodean este desierto hay una

sumamente elevada, a cuya cúspide se cree levaron a Jesús. [Regresar]

72. El pan no alimenta más que el cuerpo: el alma necesita un alimento espiritual, que es la palabra

de Dios. O de otro modo: el hombre no vive únicamente de pan, sino de todo aquello con que

quisiere Dios sustentarle, lo que puede hacer de mil manera sin cambiar las piedras en pan.

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73. Jerusalén era llamada santa pro el templo que el Señor honraba con una presencia particular.

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74. Texto griego, como si dijéramos el alero del tejado. En la Palestina los tejados eran unos

terrados con antepecho al contorno*. [Regresar]

75. Tentar a Dios es exponerse temerariamente a los peligros, contando con una protección

extraordinaria que Dios no nos ha prometido: es pedir un milagro sin necesidad. [Regresar]

76. Ostendere no siempre significa mostrar un objeto que pueda verse con los ojos, sino que

también indica una cosa que no se halla presente a la vista. (BERGIER.) [Regresar]

77. No os embriaguéis con vuestro triunfo después de haber vencido al tentador: preparaos para

nuevos combates: si el demonio se aleja de vosotros, es solo por un tiempo dado. (S. Juan

Crisóstomo.) [Regresar]

78. Aunque yo he sido el primero que os he predicado, no creáis que soy mayor, antes infinitamente

inferior al que os vendrá a predicar después*. [Regresar]

79. Esto es, aquí está la víctima sagrada, cuya sangre debe borrar los pecados de los hombres, y

reconciliar el cielo con la tierra, como los profetas lo anunciaron. [Regresar]

80. A eso de las cuatro de la tarde. -Los judíos dividían el tiempo transcurrido desde que salida

hasta que se ponía el sol, ya en doce horas, ya en cuatro; y estas horas eran más largas o más cortas

según lo que el sol duraba en el horizonte. En la división del día en doce horas, la primera

comenzaba a las seis de la mañana según nuestro modo de contar las horas; la cesta acababa a

mediodía, y la duodécima a las seis de la tarde. En la división de ese mismo tiempo en cuatro largas

horas, la primera principiaba a las seis de la mañana, la segunda concluía a mediodía, la tercera a las

tres, y la cuarta a las seis de la tarde. [Regresar]

81. O San Bartolomé: como Levi es lo mismo que San Mateo. [Regresar]

82. Jesús nació en Belén, pero se crió en Nazareth, y en la opinión del pueblo era tenido por hijo de

José*. [Regresar]

83. Aun en el día estos razonamientos son hijos de las preocupaciones y de la ignorancia. Hombre

mundano, ¿porqué blasfemas de lo que no conoces? Ante todo: Ven y velo. Si lo haces con rectitud,

no tardarás en glorificar a Dios, y honrarás a su santa religión. (SAN JUAN CRISÓSTOMO).

[Regresar]

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84. El Evangelio no habla de este milagro; pero salido ese que l Evangelio no contiene sino una

escasa parte de las obras maravillosas del Hijo de Dios. [Regresar]

85. Así traduce Bossuet con San Justino, San Epifanio, etc. Sirviéndose de estas palabras: "¿Qué

nos va a ti y a mí? aún no es llegada mi hora," Jesucristo nos da a entender, por una parte, que sus

milagros estaban destinados a aliviar desdichas más grandes, y por otra, que no había resuelto

comenzarlos en un festín de bodas; pero apartándose de ambas resoluciones, nos da a entender que

nada puede negar a su divina Maestra. [Regresar]

86. O tinajuelas de agua, que estaban destinadas para las purificaciones, esto es, para lavarse las

manos, y aun para las vasijas que servían al convite*. [Regresar]

87. O metretas. Era esta una medida ática, que corresponde al cado de los hebreos; mayor que la

ánfora romana, y pesaba como unas cincuenta y seis libras: y por consiguiente cada hidria contenía

por lo menos de cinco a siete arrobas*. [Regresar]

88. Architriclinus, el que dispone la fiesta. Según la tradición parece que había entre los judíos un

hombre especial para dirigir las ceremonias de los matrimonios, y disponer después el festín

nupcial. [Regresar]

89. Como habrían podido decírselo, si les hubiese interrogado. [Regresar]

90. San Juan advierte que este fue el primer milagro de Jesús, para quitar toda especie de crédito a

las fábulas que se cuentan en los evangelios apócrifos concernientes a la infancia del Salvador.

[Regresar]

91. Esto es, sus primos hermanos. En la Sagrada Escritura, se llaman igualmente hermanos y

hermanas los hijos de dos hermanos o de dos hermanas. Los primos hermanos de Jesús eran Joseph

(ó José), Santiago el Menor, Judas (ó Tadeo) y Simón, hijo de una hermana de la Santa Virgen y de

Cleophás, hermano de Joseph. [Regresar]

92. Pascua, Phase ó Pasca (paso) fiesta establecida entre los judíos en memoria del paso del ángel

exterminador por la tierra de Egipto, y del paso del mar rojo por los hijos de Israel. [Regresar]

93. En uno de los patios del templo, que probablemente se cree fue el que se llamaba de los

Gentiles*. [Regresar]

94. Para los que querían sacrificarlas en holocausto. [Regresar]

95. Para los que querían hacer ofrendas en dinero. [Regresar]

96. En el cual residía corporalmente toda la plenitud de la divinidad. [Regresar]

97. Jesús habla aquí del bautismo, en que el hombre que nació pecador renace espiritualmente, y es

purificado invisiblemente por el Espíritu Santo y visiblemente por el agua.* [Regresar]

98. Y le oís, pero sin saber donde ha nacido, ni donde se detendrá. Bajo este emblema habla aquí

Jesucristo de la tercera persona de la Santa Trinidad, el Espíritu-Santo, cuyo origen y obras son

inefables, insinuando al mismo tiempo que el hombre regenerado marchará por caminos nuevos y

desconocidos bajo la antigua Ley. [Regresar]

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99. Esto es, si no me comprendéis cuando os expongo las verdades más sencillas, ¿cómo me

comprenderíais si os anunciase cosas muchos más elevadas? [Regresar]

100. Cuando Jesucristo se llama Hijo del hombre no quiere dar a entender que es un hombre su

padre, puesto que ha sido concebido por obra del Espíritu-Santo; lo hace para manifestar que es

también un hombre tan verdadero, como si hubiese sido engendrado lo mismo que todo hijo de

Adán. (BERGIER.) [Regresar]

101. En Jesucristo hay dos naturalezas reunidas en una sola y misma persona, persona inefable, a la

que deben atribuirse a un tiempo las cualidades de la naturaleza humana y las perfecciones de la

naturaleza divina. Así pues puede decirnos que el Hijo del hombre está en el cielo, como más

adelante nos dirá que el Hijo de dios está en la tierra. (SAN AGUSTÍN.) [Regresar]

102. La serpiente de bronce alzada por Moisés en el desierto curaba a los israelitas de las picaduras

de las serpientes; la fe en Jesucristo levantado sobre la Cruz, cura las picaduras hechas al género

humano por la antigua serpiente, y nos libra de la muerte eterna. [Regresar]

103. El primer advenimiento del Hijo de Dios tenía solo por objeto ejercer la misericordia: al fin de

los tiempos volverá para ejercer una rigurosa justicia. [Regresar]

104. Esto es, no debe temer condenación ninguna de parte de Dios.-Se trata de la fe que se

manifiesta en la caridad, y no de esa fe estéril de la cual el Apóstol decía: "también los demonios

creen, y se estremecen de espanto con la idea del suplicio que les espera." [Regresar]

105. Los judíos que habían sido bautizados por los discípulos de Jesús, daban la preferencia a

ese bautismo; y los discípulos de Juan sostenían a contrario, que el de su maestro debía

preferirse, o que al menos no le era inferior. [Regresar]

106. Jesucristo tomó por esposa a la naturaleza humana, que le era extraña; hizo de ella un

todo con él, y en ella se casó con su santa Iglesia. (Bossuet.) [Regresar]

107. El santo precursor alude aquí a lo que pasaba entre los judíos en los casamientos: el

esposo enviaba a uno de sus amigos a que le esperara en el seno de la familia de la esposa,

donde él iba después durante la noche. De este modo cuando se oía a lo lejos la voz del esposo

hablando con sus compañeros, toda la familia de la esposa, así como su amigo, se llenaban de

gozo. [Regresar]

108. Esto es, el número de los que reciben su testimonio es insignificante en comparación de

aquellos que le rechazan. [Regresar]

109. Al contrario de los demás enviados que no recibieron el Espíritu de Dios sino en ciertos

límites, el enviado por excelencia, igual a su Padre, posee el Espíritu divino en toda plenitud.

[Regresar]

110. A todos los males que había hecho.* [Regresar]

111. La antigua Sichem, hoy Naplusa o Nábolos. (Neápolis Syrioc.) [Regresar]

112. Los judíos detestaban a los samaritanos, porque estos últimos habían adoptado por

religión una monstruosa mezcla del culto de los ídolos con el del Dios verdadero. [Regresar]

113. El agua viva es el Espíritu Santo, que es el don de Dios pro excelencia. [Regresar]

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114. Los bienes de la tierra cualesquiera que sean, no pueden apagar en nosotros la sed de la

felicidad; pero no así los dones del Espíritu Santo, que después de haber inundado nuestra

alma durante la vida, la llenarán durante la eternidad de la felicidad del mismo Dios.

[Regresar]

115. La montaña de Garizim, en donde edificio un templo Manases, en oposición al de

Jerusalén. En tiempo de Jesucristo el templo cismático no existía ya, pero quedaba todavía un

altar donde hacían sus sacrificios los samaritanos. [Regresar]

116. En los judíos se halla la verdadera religión, y de ellos debe nacer el Mesías. [Regresar]

117. Más viene el tiempo, ó por mejor decir ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores le

darán un culto espiritual y verdadero por la fe, la esperanza y la caridad.* [Regresar]

118. Jesucristo anuncia que serán abolidos los sacrificios y ceremonias exteriores de los judíos

y de los samaritanos. [Regresar]

119. Jesucristo no excluye con esto el culto exterior, limitándose a declarar que es una

práctica tan vana como inútil sin o tiene el culto interior por alma y por principio. [Regresar]

120. Bajo la imagen de un campo blanco ya para la siega, Jesucristo anuncia a su discípulos la

conversión del mundo a la cual deberán trabajar también ellos. [Regresar]

121. Sin llevar consigo a sus discípulos; el conjunto del relato evangélico no deja ninguna

duda con respecto a esto. [Regresar]

122. Del griego puede traducirse un cortesano o principal de la corte del rey Herodes. Este,

aunque era solo tetrarca, era llamado rey por el pueblo*. [Regresar]

123. A eso de la una de la tarde. (Véase en el capítulo VI el modo de contar las horas que

tenían los judíos.) [Regresar]

124. Los judíos no tenían más que un solo templo que era el de Jerusalén; pero en toda ciudad

o población un poco importante, tenían sinagogas donde se reunían tanto para orar, como

para oír la lectura y la explicación de las Sagradas Escrituras. [Regresar]

125. El Evangelista no trae la instrucción que hizo entonces el Salvador, y pasa

inmediatamente a la impresión que ella produjo en los habitantes de Nazareth. [Regresar]

126. Para no tener que volver a hablar de Nazareth, San Lucas cuenta aquí el atentado de los

habitantes de esta ciudad contra Jesucristo, que no tuvo lugar sino mucho tiempo después

como se ve en los otros evangelistas; por consiguiente para conservar el orden de los hechos,

hay que separar lo que San Lucas había unido con otro objeto. Esta solución que es muy

natural corta de raíz una multitud de objeciones más o menos fundadas. [Regresar]

127. En la Galilea superior o Alta Galilea, a la cual se daba también el nombre de Galilea de

las Naciones, ó de los Gentiles, porque estos habitaban una gran parte de ella, desde que

Salomón dio veinte ciudades de esta provincia a Irma rey de los tirios. [Regresar]

128. Era el lago de Genesareth: los hebreos daban el nombre de mar a los lagos grandes.-Las

palabras de la otra parte del Jordán, pueden traducirse también de la parte de acá, según el

sentido de la lengua oriental. [Regresar]

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129. Es decir, han llegado los días del Mesías; preparaos pues por medio de la penitencia a

recibir el Evangelio que viene a anunciaros. [Regresar]

130. Los escribas eran los doctores del pueblo judío. [Regresar]

CAPÍTULO X

De Capharnaum Jesús va a predicar a la Galilea; sana a un leproso y a otros muchos

enfermos.-Acosado por el gentío se mete en una barca para enseñar.-Primera pesca

milagrosa.-De vuelta en Capharnaum sana a un paralítico y confunde a los Phariséos.

[1] Y levantándose muy de mañana salió, y fue a un lugar desierto, y hacia allí oración.

[2] Y fue en pos de él Simón, y los que con él estaban.

[3] Y cuando le hallaron, le dijeron: todos te andan buscando.

[4] Y les dice: Vamos a las aldeas, y ciudades más cercanas, para predicar también allí: porque para

esto he venido.

[5] Y las gentes le buscaban, y fueron hasta donde él estaba: y le detenían para que no se apartase

de ellos.

[6] Él les dijo: A las otras ciudades es menester también que yo anuncie el reino de Dios: pues para

esto he sido enviado.

[7] Y andaba Jesús rodeando toda la Galilea, enseñando en las Sinagogas de ellos, y predicando el

Evangelio del reino: y sanando toda enfermedad, y toda dolencia en el pueblo, y lanzaba los

demonios.

[8] Y aconteció, que estando en una de aquellas ciudades, vino un hombre cubierto de lepra (131), y

cuando vio a Jesús, se echó rostro por tierra, y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes

limpiarme.

[9] Y Jesús compadecido de él, extendió su mano: y tocándole, le dijo: Quiero. Sé limpio.

[10] Y dicho esto, en el momento desapareció de él la lepra, y fue limpio.

[11] Y Jesús le amenazó, y luego les despidió.

[12] Y le dice: Cuidado, que no lo digas a nadie (132): más ve, preséntate al príncipe de los

sacerdotes, y ofrece por tu limpieza, lo quemando Moysés (133) en testimonio a ellos.

[13] Más él, luego que salió, comenzó a publicar, y divulgar lo acaecido (134).

[14] Y corrió su fama por toda la Syria, y le trajeron todos los que lo pasaban mal, poseídos de

varios achaques y dolores, y los endemoniados, y los lunáticos, y los paralíticos, y los sanó:

[15] Y le fueron siguiendo muchas tropas de la Galilea, y de Decápolis, y de Jerusalén, y de Judea,

y de la otra ribera del Jordán.

[16] De manera que Jesús ya no podía entrar manifiestamente en la ciudad, más él se retiraba al

desierto a orar.

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[17] Y aconteció que atropellándose la gente, que acudía a él para oír la palabra de dios, él estaba a

la orilla del lago de Genesareth.

[18] Y vio dos barcos que estaban a la orilla del lago: y los pescadores habían saltado en tierra, y

lavaban sus redes.

[19] Y entrando en uno de estos barcos, que era de Simón, le rogó (135), que le apartase un poco de

tierra. Y estando sentado enseñaba al pueblo desde el barco.

[20] Y luego que acabó de hablar, dijo a Simón: entra más adentro, y soltad vuestras redes para

pescar.

[21] Y respondiendo simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, sin haber

cogido nada: más en tu palabra soltaré la red.

[22] Y cuando esto hubieron hecho, cogieron un tan crecido número de peces, que se rompía su red

(136)

[23] Y hicieron señas a los otros compañeros, que estaban en el otro barco, para que viniesen a

ayudarlos. Ellos vinieron, y de tal manera llenaron los dos barcos, que casi se sumergían.

[24] Y cuando esto vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: Señor, apártate de mí,

que soy un hombre pecador.

[25] Porque él, y todos los que con él estaban, quedaron atónitos de la presa de los peces, que

habían cogido:

[26] Y así mismo Santiago y Juan, hijos de Zebedéo, que eran compañeros de Simón: Y dijo Jesús a

Simón: No temas: desde aquí en adelante serás pescador de hombres (137)-

[27] Y tirados los barcos a tierra, lo dejaron todo, y le siguieron (138).

[28] Y entró otra vez en Capharnaum después de algunos días,

[29] Y aconteció, que un día él estaban sentado enseñando. Y había también sentados allí unos

Phariséos, y doctores de la ley (139), que habían venido de todos los pueblos de la Galilea, y de

Judea y de Jerusalén: y la virtud del Señor obraba para sanarlos.

[30] Y se sonó que estaba en una casa, y acudió un tan crecido número de gente, que no cabía ni

aún a la puerta, y les hablaba la palabra (140).

[31] Y vinieron unos hombres, que traían sobre un lecho un hombre, que estaba paralítico: y le

querían meter dentro, y ponerle delante de él.

[32] Más no hallando por donde poderlo meter por el tropel de la gente, subieron sobre el techo, y

destecharon la casa en donde estaba: y habiendo hecho una abertura, descolgaron la camilla en que

yacía el paralítico, poniéndolo en medio delante de Jesús (141).

[33] Y cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, ten confianza, que perdonados te son

tus pecados.

[34] Y había allí sentado algunos de los Escribas y Phariséos, que decían en su interior:

Page 53: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[35] ¿Cómo este hombre habla así? ¿Quién es este, que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar

pecados sino solo Dios?

[36] Y como viese Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Porqué pensáis mal en vuestros

corazones?

[37] ¿qué es más fácil, decir al paralítico: Perdonados te son tus pecados: ó decirle: Levántate, toma

tu camilla, y anda?

[38] Pues para que sepáis, que el Hijo del hombre tiene potestad sobre la tierra de personar pecados,

dijo entonces al paralítico: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

[39] Y al punto se levantó él: y tomando su camilla, se fue a vista de todos a su casa, dando gloria a

Dios.

[40] Y cuando esto vieron las gentes, temieron, y se maravillaron todos, y loaron a Dios, que dic tal

potestad a los hombres.

[41] Y decían: Maravillas hemos visto hoy. Nunca tal cosa vimos.

[42] Y salió otra vez hacia la mar: y venían a él todas las gentes, y los enseñaba.

CAPÍTULO XI

Vocación de San Mathéo.-Jesús come en Capharnaum con los publícanos.-Mofas de los

Phariséos, y pregunta sobre el ayuno.-Va a casa de Jairo; queda sana una mujer tocando la

orla de su vestidura; resurrección de la muchacha; cura de dos ciegos y de un poseído mudo.

[1] Y después de esto salió, y vio a Leví hijo de Alphéo, llamado Mathéo, que estaba sentado a la

mesa (142),y le dice: Sígueme.

[2] Y levantándose, dejó todas sus cosas, y le siguió.

le siguió.

[3] Y le hizo Leví un grande banquete en su casa.

[4] Y acaeció, que estando Jesús sentado a la mesa en casa de él, estaban también a la mesa con

Jesús, y con sus discípulos muchos publícanos, y pecadores (143): porque había muchos que

también le seguían.

[5] Y viendo esto los Phariséos y los Escribas de ellos estaban murmurando, y decían los discípulos

de Jesús: ¿Porqué vuestro Maestro come y bebe con los publicanos, y pecadores?

[6] Cuando esto oyó Jesús, les dijo: los sanos no necesitan de médico, sino los enfermos (144).

[7] Id pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio (145).

[8] No soy venido a llamar a los justos a penitencia, sino a los pecadores.

[9] Y los discípulos de Juan y los Phariséos que ayunaban, viene a él, y le dicen: ¿Por qué los

discípulos de Juan, y los de los Phariséos ayunan, y tus discípulos no ayunan?

Page 54: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[10] Y ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan tanto, y oran, y también los de los

Phariséos: y los tuyos comen y beben?

[11] Y Jesús les dijo: ¿Por ventura los hijos de las bodas (146) pueden ayunar, y estar tristes,

mientras que está con ellos el esposo? Más vendrán días, en que les será quitado el esposo (147): y

entonces ayunarán.

[12] Y les decía una semejanza: No pone nadie remedio de paño nuevo en vestido viejo: de otra

suerte el remiendo nuevo quita de lo viejo: se lleva cuanto alcanza del vestido, y se hace peor la

rotura, y además no cae bien remiendo nuevo con el viejo.

[13] Y ninguno echa vino nuevo en odres (148) viejos; porque de otra manera el vino nuevo

romperá los odres, el vino se derramará, y se perderán los odres.

[14] Más el vino nuevo se debe echar en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva.

[15] Y ninguno que bebe de lo añejo, quiere luego lo nuevo, porque dice: Mejor es lo añejo (149).

[16] Diciéndoles él estas cosas, vino uno de los príncipes de la Sinagoga nombrado Jairo: y luego

que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba que entrase en su casa,

[17] Porque tenía una hija única como de doce años, y esta se estaba muriendo.

[18] Y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está en los últimos. Ahora acaba de morir: ven a poner

sobre ella la mano, para que sea salva , y viva.

[19] Y levantándose Jesús, le fue siguiendo con sus discípulos.

[20] Y mientras que él iba, le seguía mucha gente, y le apretaban.

[21] Y una mujer, que padecía un flujo de sangre doce años había,

[22] Y que había pasado muchos trabajos en manos de muchos médicos, y gastado todo lo que

tenía, sin haber adelantado nada, antes empeoraba más:

[23] Cuando oyó hablar de Jesús, llegó por detrás entre la confusión de la gente, y tocó la orla de su

vestido.

[24] Porque decía dentro de sí: Si tocaré tan solamente su vestido, seré sana.

[25] Y en el mismo instante cesó su flujo de sangre: y sintió en su cuerpo, que estaba sana de aquel

azote (150).

[26] Más Jesús conociendo luego en sí mismo la virtud, que de él había salido, volviéndose hacia la

gente, dijo: ¿Quién ha tocado mi vestidura?

[27] Y negándolo todos, dijo Pedro, y los que con él estaban: Maestro, las gentes te aprietan, y

oprimen, y dices: ¿Quién me ha tocado?

[28] Y dijo Jesús. Alguno me ha tocado. porque yo he conocido, que ha salido virtud de mí.

[29] Y miraba alrededor por ver a la que estoa había hecho (151).

Page 55: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[30] Cuando la mujer se vio así descubierta, vino temblando, y se postró a sus pies: y declaró

delante de todo el pueblo la causa, por qué le había tocado: y como había sido luego sanada.

[31] Y él le dijo: Hija, tu fe te ha sanado: vete en paz, y queda libre de tu azote.

[32] Cuando aún estaba él hablando, llegaron de casa del príncipe de la sinagoga, y le dijeron: Tu

hija es muerta: ¿para qué fatigas más al Maestro?

[33] Más Jesús, cuando esto oyó, dijo al padre de la muchacha: No temas, cree tan solamente, y será

sana.

[34] Y no dejó ir consigo a ninguno, sino a Pedro, y a Santiago, y a Juan hermano de Santiago.

[35] Y cuando vino Jesús a la casa de aquel príncipe, y vio los tañedores de flautas (152), y una

tropa de gente que lloraban, y daban grandes alaridos.

[36] Y habiendo entrado, les dijo: ¿Porqué hacéis este ruido, y estáis llorando? Retiraos; la

muchacha no es muerta, sino que duerme (153).

[37] Y se burlaban, sabiendo, que era muerta.

[38] Pero él echándolos a todos fuera, toma consigo al padre y a la madre de la muchacha, y a los

que con él estaban, y entra donde la muchacha yacía.

[39] Y tomando la mano de la muchacha, le dijo en alta voz: TALITHA CUMI, que quiere decir:

Muchacha, a ti te digo, levántate.

[40] Y volvió al espíritu a ella, y se levantó luego, y echó a andar. Y mandó, que le diesen de

comer.

[41] Y sus padres quedaron espantados, y él les mandó, que a nadie dijesen lo que había hecho.

[42] Y corrió esta fama por toda aquella tierra.

[43] Y pasando Jesús de aquel lugar, le siguieron dos ciegos gritando, y diciendo: ten misericordia

de nosotros, hijo de David.

[44] Y llego a la casa (154), vinieron a él los ciegos, Y les dice Jesús: ¿Creéis, que puedo hacer esto

a vosotros (155)? Ellos dijeron: Sí Señor.

[45] Entonces tocó sus ojos, diciendo: Según vuestra fe os sea hecho.

[46] Y fueron abiertos sus ojos: y Jesús les amenazó, diciendo: Mirad, que nadie lo sepa.

[47] Más ellos, saliendo de allí, lo publicaron por toda aquella tierra.

[48] Y luego salieron, le presentaron un hombre mudo, poseído del demonio.

[49] Y cuando hubo lanzado el demonio, habló el mudo, y maravilladas las gentes, decía: Nunca se

vio tal cosa en Israel.

[50] Más los Phariséos decían: En virtud del príncipe de los demonios, lanza los demonios (156)

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CAPÍTULO XII

Jesús pasa de Capharnaum a Jerusalén y sana a un paralítico en la Piscina llamada

Bethsaida: escándalo de los Phariséos.-Jesús declara a los judíos que él es Hijo de Dios, igual a

su Padre, y el Mesías prometido en las Sagradas Escrituras.

[1] Después de estas cosas, era el día de fiesta de los Judíos (157), y subió a Jerusalén.

[2] Y en Jerusalén está la Piscina Probática (158), que en hebreo se llama Bethsaida, la cual tiene

cinco pórticos.

[3] En estos yacía grande muchedumbre de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando el

movimiento del agua.

[4] Porque un ángel del Señor descendía en cierto tiempo a la Piscina: y se movía el agua. Y el que

primero entraba en la Piscina después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier

enfermedad que tuviese.

[5] Y estaba allí un hombre, que había treinta y ocho años, que estaba enfermo (159).

[6] Y cuando Jesús vio, que yacía aquel hombre, y conoció que estaba ya de mucho tiempo, le dijo:

¿Quieres ser sano?

[7] El enfermo le respondió: Señor, no tengo hombre, que me meta en la Piscina, cuando el agua

fuere revuelta: porque entretanto que yo voy, otro entra antes que yo.

[8] Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.

[9] Y luego fue sano aquel hombre, y tomó su camilla, y caminaba. Y era sábado aquel día.

[10] Dijeron entonces los Judíos al hombre, que había sido sanado: Sábado es, y no te es lícito

llevar tu camilla.

[11] Les respondió: Aquel, que me sanó, me dijo: Toma tu camilla, y anda.

[12] Entonces le preguntaron: ¿Quién es aquel hombre, que te dijo: Toma tu camilla, y anda?

[13] Y el que había sido sanado, no sabía quién era: porque Jesús se había retirado del tropel de

gente, que había en aquel lugar.

[14] Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, que ya está sano: no quieras pecar más,

porque no te acontezca alguna cosa peor.

[15] Fue aquel hombre, y dijo a los Judíos, que Jesús era el que le había sanado.

[16] Por esta causa los Judíos perseguían a Jesús, porque hacia estas cosas en sábado.

[17] Y Jesús les respondió: Mi Padre obra hasta ahora (160), y yo obro.

[18] Y por esto los Judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el

sábado, sino porque también decía, que era Dios su Padre, haciéndose igual a Dios, Y así Jesús

respondió, y les dijo:

Page 57: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[19] En verdad, en verdad os digo: Que el Hijo no puede hacer por sí cosa alguna, sino lo que viere

hacer al Padre: porque todo lo que el Padre hiciere, lo hace también igualmente el Hijo.

[20] Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas, que él hace: y mayores obras, que

estas le mostrará, de manera que os maravilléis vosotros.

[21] Porque así como el Padre resucita los muertos, y les da vida así el Hijo da vida a los que quiere

(161).

[22] Y el Padre no juzga a ninguno (162): más todo el juicio ha dado al Hijo (163)

[23] Para que todos honren al Hijo, como honran al Padre: quien no honra al Hijo, no honra al

Padre, que le envió.

[24] En verdad, en verdad os digo que el que oye mi palabra, y cree a aquel, queme envió, tiene

vida eterna, y no viene a juicio, más pasó de muerte a vida.

[25] En verdad, en verdad os digo: que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz

del Hijo d dios: y los que la oyeren, vivirán.

[26] Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo al tener vida en sí

mismo:

[27] Y le dio poder de hacer juicio, porque es Hijo del hombre.

[28] No os maravilléis de esto, porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros,

oirán la voz del Hijo de Dios.

[29] Y los que hicieron bien irán a resurrección de vida: más los que hicieren mal, a resurrección de

juicio.

[30] No puedo yo de mí mismo hacer cosa alguna (164). Así como oigo, juzgo: y mi juicio es justo:

porque no busco mi voluntad, sino la voluntad de aquel, que me envió.

[31] Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.

[32] Otro es el que da testimonio de mí: y sé que es verdadero el testimonio, que da de mí.

[33] Vosotros enviasteis a Juan: y dio testimonio a la verdad.

[34] Más yo no tomo testimonio de hombre: pero digo esto, para que vosotros seáis salvos (165).

[35] Él era una antorcha, que ardía y alumbraba. Y vosotros quisisteis pro breve tiempo alegraros

con su luz (166).

[36] Pero yo tengo mayor testimonio que Juan. Porque las obras, que el Padre me dio que

cumpliese: las mismas obras, que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado:

[37] Y el Padre que me envió, él dio testimonio de mí: y vosotros nunca habéis oído su voz, ni

habéis visto su semejanza.

[38] Ni tenéis en vosotros estable su palabra: porque al que él envió, a este vosotros no creéis.

Page 58: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[39] Escudriñad las Escrituras, en las que vosotros creéis tener la vida eterna: y ellas son las que da

testimonio de mí (167):

[40] Y no queréis venir a mí, para que me tengáis vida.

[41] No recibo gloria de hombres.

[42] Más yo os he conocido, que no tenéis el amor de Dios en vosotros.

[43] Yo vine en nombre de mi Padre, y no me recibís: si otro viniere en su nombre, a aquel

recibiréis (168).

[44] ¿Cómo podéis creer vosotros, que recibís la gloria los unos de os otros: y no buscáis la gloria,

que de solo Dios viene?

[45] No penséis que yo os he de acusar delante del Padre: otro hay que os acusa, Moisés, en quien

vosotros esperáis.

[46] Porque si creyeseis a Moisés, también me creerías a mí, pues él escribió de mí (169).

[47] Más si a sus escritos no creéis: ¿cómo creeréis a mis palabras?

CAPÍTULO XIII

Jesús volviendo de Jerusalén a Capharnaum, defiende a sus discípulos que comían espigas. -

Cursa de un hombre cuya mano estaba seca; conspiración de los Phariséos.-Predicaciones y

milagros a las orillas del mar.- Va Jesús a un monte de Galilea, donde pasa la noche.-Elección

de los doce Apóstoles.

[1] Y aconteció un sábado segundo primero (170), que como pasase por los sembrados, sus

discípulos como tuviesen hambre cortaban espigas, y estregándolas entre las manos, las comían.

[2] Y los Phariséos, cuando lo vieron, le dijeron: Mira que tus discípulos hacen lo que no es lícito

hacer en sábado.

[3] Y él les dijo: ¿No habéis leído jamás, lo que hizo David, cuando se halló en necesidad, y los que

con él estaban, tuvieron hambre?

[4] ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiathár (171), príncipe de los sacerdotes, y

comió los panes de la proposición, de los cuales no era lícito comer, sino a los sacerdotes, y aun dio

a los que con él estaban?

[5] ¿O no habéis leído en la ley, que los sacerdotes los sábados en el templo quebrantan el sábado

(172), y son sin pecado?

[6] Pues digoos, que aquí está, el que es mayor que templo.

[7] Y les decía: El sábado fue hecho por el hombre (173), y no el hombre por el sábado.

[8] Así que el Hijo del hombre es Señor también del sábado (174).

[9] Y si supieses qué es: Misericordia quiero, y no sacrificio: jamás condenaríais a los inocentes

(175).

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[10] Y habiendo pasado de allí, vino a la Sinagoga de ellos.

[11] Y aconteció, que otro sábado entró también en la Sinagoga, y enseñaba. Y había allí un

hombre, que tenía seca la mano derecha.

[12] Y los Escribas, y los Phariséos le estaban acechando, por ver, si curaría en sábado: para hallar

de que acusarlo.

[13] Más él sabía los pensamientos de ellos, y dijo al hombre, que tenía la mano seca: Levántate, y

ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pié.

[14] Y ellos por acusarle, le preguntaron diciendo: Si es lícito curar en los sábados?

[15] Y Jesús les dijo: Os pregunto, ¿es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal: salvar la vida, o

quitarla?

[16] ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere el sábado en un hoyo;

por ventura no echará mano, y la sacará?

[17] ¿Pues cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que lícito es hacer bien en sábados. Más

ellos callaban.

[18] Y mirándolos alrededor con indignación, condolido de la ceguedad de su corazón, dice l

hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y le fue restituida sana como la otra.

[19] Más los Phariséos saliendo de allí, se llenaron de furor, y entraron luego en consejo contra él

con los Herodianos, buscando medios de hacerle perecer.

[20] Y Jesús sabiéndolo, se retiró con sus discípulos hacia la mar: y le fue siguiendo una grande

multitud de la Galilea, y de la Judea,

[21] Y de Jerusalén, y de la Iduméa, y de la otra ribera del Jordán: y los de la comarca de Tyro, y de

Sidón en grande número vinieron a él, cuando oyeron las cosas que hacía.

[22] Y mandó a sus discípulos, que le tuviesen listo un barco en que pudiese entrar, para que el

tropel de la gente no le oprimiese.

[23] Porque sanaba a muchos, de tal manera que todos os que padecían algún mal, se arrojaban

sobre él por tocarle.

[24] Y los sanó a todos (176): y les mandó, que le descubriesen.

[25] Y cuando los espíritus inmundos le veían, se postraban ante él, y gritando decían:

[26] Tú eres el Hijo de Dios. Más él les amenazaba reciamente, para que no lo descubriesen.

[27] Para que se cumpliese, lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dice:

[28] He aquí mi siervo, que escogí, mi armado, en quien se agradó mi alma. Pondré mi espíritu

sobre él, y anunciará justicia a las gentes.

[29] No contendrá, ni voceará, ni oirá ninguno su voz en las plazas:

Page 60: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[30] No quebrará la caña que está cascada, ni apagará la torcida que humea, hasta que saque a

victoria el juicio:

[31] Y las gentes esperarán en su nombre.

[32] Y aconteció en aquellos días, que salió al monte a hacer oración, y paso toda la noche orando a

Dios.

[33] Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos: a los que él quiso: y vinieron a él.

[34] Y escogió doce para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.

[35] (Que nombró Apóstoles.) Y les dio potestad sobre los espíritus inmundos, para lanzarlos, y

para sanar toda dolencia, y toda enfermedad.

[36] Y los nombres de los doce Apóstoles son estos:

[37] Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, y Andrés su hermano (177). Santiago (178), de

Zebedéo, y Juan, hermano de Santiago (179), a los cuales dio el nombre de Boanerges, que quiere

decir, hijos de trueno: Phelipe y Bartholomé (180),

[38] Matheo el publicano, y Thomás, Santiago de Alphéo (181), Judas, hermano de Santiago, o

Thadeo (182), Simón el Chananéo, llamado el Zelador (183),

[39] Y Judas Iscariotes, que fue el traidor (184)

[40] Y descendiendo con ellos, se paró en un llano, la compañía de sus discípulos, y de un grande

gentío de toda la Judéa, y de Jerusalén, y la marina, y de Tyro, y de Sidón.

[41] Que habían venido a oírle, y a que los sanase de sus enfermedades. Y los que eran

atormentados de espríritus inmundos, eran sanos.

[42] Y toda la gente procuraba tocarle: porque salía de él virtud, y los sanaba a todos.

CAPÍTULO XIV

Discurso del Hijo de Dios sobre el monte: las ocho bienaventuranzas y las cuatro maldiciones

Sus Apóstoles deben alumbrar el mundo predicando la Ley perfeccionada.-La justifica del

cristiano debe ser más grande que la de los Escribas y Phariséos: El cristiano debe tener más

dulzura, más caridad, más prudencia y más castidad.

[1] Y viendo Jesús las gentes, subió a un monte, y después de haberse sentado, se llegaron a él sus

discípulos.

[2] Y abriendo su boca, los enseñaba, diciendo:

[3] Bienaventurados los pobres de espíritu (185): porque de ellos es el reino de los cielos.

[4] Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra (186).

[5] Bienaventurados los que lloran (187): porque ellos serán consolados.

[6] Bienaventurados os que han hambre, y sed de justicia (188): porque ellos serán hartos.

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[7] Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia (189).

[8] Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán a Dios.

[9] Bienaventurados los pacíficos: porque hijos de dios serán llamados.

[10] Bienaventurados los que padecen persecución (190) por la justicia: porque de ellos es el reino

de los cielos.

[11] Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres: porque vuestro

es el reino de Dios.

[12] Bienaventurados los que ahora tenéis hambre: porque hartos seréis. Bienaventurados los que

ahora lloráis: porque reiréis.

[13] Bienaventurados seréis cuando os aborrecieron los hombres, cuando os maldijeren, y os

persiguieren, y dijeren todo mal contra vosotros mintiendo, por mi causa.

[14] Y os apartaren de sí, y os ultrajaren, y desecharen vuestro nombre, como malo, por el Hijo del

hombre.

[15] Gozaos en aquel día, y regocijaos: porque vuestro galardón muy grande es en los cielos. Pues

asís también persiguieron a los profetas los padres de ellos, que fueron antes de vosotros.

[16] ¡Más ay de vosotros los ricos (191), porque tenéis vuestro consuelo (192)!

[17] ¿Ay de vosotros, los que estáis hartos (193), porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que

ahora reís (194), porque gemiréis y lloraréis!

[18] ¡Ay de vosotros, cuando os bendijeren los hombres (195), porque así hacían a los falsos

profetas los padres de ellos!

[19] Vosotros sois la sal de la tierra (196). Y si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? no vale

ya para nada, sino para ser echada fuera, y pisada por los hombres.

[20] Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad, que está puesta sobre un monte, no se puede

esconder.

[21] Ni encienden una antorcha, y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que

alumbre a todos los que están e la casa.

[22] A este modo ha de brillar vuestra luz delante de los hombres: para que vean vuestras buenas

obras, y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos (197).

[23] No penséis, que he venido a abrogar la ley, o los profetas: no he venido a abrogarlos, sino a

darles cumplimiento.

[24] Porque en verdad os digo, que hasta que pase el cielo y la tierra, no pasará de la ley ni un

punto, ni un tilde, sin que todo sea cumplido.

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[25] Por lo cual quien quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños (198), y enseñare así

a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: más quien hiciere y enseñare,

este será llamado grande en el reino de los cielos.

[26] Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los Escribas y de los Phariséos,

no entraréis en el reino de los cielos.

[27] Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás, y quien matare, obligado quedará a juicio

(199).

[28] Más yo os digo, que todo aquel que se enoja con su hermano, obligado será a juicio. Y quien

dijere a su hermano raca, obligado será a concilio. Y quien dijere insensato, quedará obligado a la

gehenna del fuego.

[29] Por tanto si fueres a ofrecer tu ofrenda al altar, y allí te acordares, que tu hermano tiene alguna

cosa contra ti:

[30] Deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve primeramente a reconciliarte con tu hermano: y

entonces vena ofrecer tu ofrenda.

[31] Acomódate luego con tu contrario, mientras que está con él en el camino: no sea que tu

contrario te entregue al juez, y el juez te entregue al ministro: y seas echado en la cárcel.

[32] En verdad te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

[33] Oísteis que fue dicho a os antiguos: No adulterarás.

[34] Pues yo os digo, que todo aquel, que pusiera los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió

adulterio en su corazón con ella.

[35] Y si tu ojo derecho te sirve de escándalo, sácale, y échale de ti (200): porque te conviene

perder uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo sea arrojado al fuego del infierno.

[36] Y si tu mano derecha te sirve de escándalo, córtala y échala de ti. porque te conviene perder

uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo vaya al fuego del infierno.

[37] También fue dicho: Cualquiera que repudiare su mujer, dele carta de repudio.

[38] Más yo os digo, que el que repudiare a su mujer, a no ser por causa de fornicación, la hace ser

adultera (201): y el que tomare la repudiada, comete adulterio.

CAPÍTULO XV

Continuación del discurso de Jesús sobre el monte: deben evitarse los juramento; saber

padecer para conservar la unión de la caridad, amar hasta a sus enemigos, evitar la

ostentación, y preferir el secreto en las buenas obras. Cómo debe orar todo cristiano.

[1] Además oísteis que fue dicho (202) a los antiguos: no perjudicarás: más cumplirás al Señor tus

juramentos.

[2] Pero yo os digo, que de ningún modo juréis, ni por el cielo, porque es el trono de Dios:

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[3] Ni por la tierra, porque es la peana de sus pies ni por Jerusalén, porque es la ciudad del grande

rey:

[4] Ni jures por tu cabeza, porque no puedes hacer un cabello blanco o negro.

[5] Más vuestro hablar sea, si, si: no, no: porque lo excede de esto, de mal procede (203).

[6] Habéis odio que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente (204).

[7] Mas yo os digo, que no resistáis al mal: antes si alguno te hiriere en la mejilla derecha, párale

también la otra (205).

[8] Y a aquel que quiere ponerte a pelito, y tomarte la túnica, déjale también la capa.

[9] Y al que te precisare a ir cargado mil pasos, ve con él otros dos mil más.

[10] Da al que te pidiere (206): y al que te quiera pedir prestado, no le vuelvas la espalda: y al que

tomare lo que es tuyo, no se lo vuelvas a pedir.

[11] Habéis odio que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

[12] Más yo os digo: Amad a vuestros enemigos: haced bien a los que os aborrecen: y rogad por los

que os persiguen y calumnian (207)

[13] Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito, qué recompensa tendréis? Los publicanos

también aman a los que los aman a ellos.

[14] Y si hiciereis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tendréis? porque los pecadores también

hacen esto.

[15] Y si saludareis tan solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen esto mismo

los Gentiles?

[16] Y si prestareis a aquellos, de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tendréis? porque también los

pecadores prestan unos a otros, para recibir otro tanto.

[17] Amad pues a vuestros enemigos: haced bien, y dad prestado, sin esperar por eso nada: y

vuestro galardón será grande, y seréis hijo del Altísimo, porque él es bueno aún para los ingratos y

malos: el cual hace nacer su sol sobre buenos y malos: y llueve sobre justos y pecadores.

[18] Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso (208).

[19] Sed pues vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto (209).

[20] Mirad, que no hagáis vuestra justicia (210) delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de

otra manera, no tendréis galardón de vuestro Padre, que está en los cielos.

[21] Y así cuando haces limosna, no hagas tocar la trompeta delante de ti, como los hipócritas hacen

en las Sinagogas (211), y en las calles, para ser honrados de los hombres: En verdad os digo,

recibieron su galardón.

[22] Más tú, cuando haces limosna, no sepa tu izquierda, lo que hace tu derecha:

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[23] Para que tu limosna sea en oculto, y tu Padre, que ve en lo oculto, te premiará.

[24] Y cuando oráis, no seréis como los hipócritas, que aman el orar en pie en las Sinagogas y en

los cantones de las plazas, para ser vistos de los hombres: En verdad os digo, recibieron su

galardón.

[25] Más tú cuando orares, entre en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto: y tu

padre que ve en lo secreto, te compensará.

[26] Y cuando orareis, no habléis mucho, como los Gentiles. Pues piensan, que por mucho hablar

serán oídos.

[27] Pues no queráis asemejaros a ellos (212): porque vuestro Padre sabe lo que habéis menester,

antes que se lo pidáis.

[28] Vosotros pues así habéis de orar: Padre nuestro, que están en los cielos: santificado sea el tu

nombre.

[29] Venga el tu reino. Hágase tu voluntad como en cielo, así también en la tierra.

[30] Danos hoy nuestro pan sobresubstancial (213).

[31] Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.

[32] Y no nos dejes caer en la tentación. Mas líbranos del mal (214). Amén.

[33] Porque si perdonareis a los hombres sus pecados (215): os perdonará también vuestro Padre

celestial vuestros pecados.

[34] Más si no perdonareis a los hombres. tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros pecados.

[35] Y cuando ayunéis, no os pongáis tristes como los hipócritas. Porque desfiguran sus rostros,

para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo, que recibieron su galardón.

[36] Más tú, cuando ayunas, unge tu cabeza, y lava tu cara.

[37] Para no parecer a los hombres que ayunas, sino solamente a tu Padre, que está en lo escondido:

y tu Padre, que ve en lo escondido, te galardonará.

[38] No queráis atesorar para vosotros tesoros en la tierra donde orín y polilla los consume: y en

donde ladrones los desentierran, y roban.

[39] Más atesorad para vosotros en el cielo: en donde ni los consume orín ni polilla: y en donde

ladrones no los desentierran, ni roban.

[40] Porque en donde está tu tesoro, allí está también tu corazón.

CAPÍTULO XVI

Prosigue el Señor su discurso sobre el monte, diciendo que hay que tener la conciencia pura,

que no se debe servir más que a dios, y que el hombre debe abandonarse sin reserva a los

cuidados de la Providencia divina.-Nos dice que hagamos con nuestro prójimo lo que

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quisiéramos que se hiciese con nosotros, y nos recomienda que entremos por la puerta

estrecha.

[1] La antorcha de tu cuerpo es tu ojo. Si tu ojo fuere sencillo: todo tu cuerpo será luminoso (216).

[2] Más si tu ojo fuere malo: todo tu cuerpo será tenebroso. Pues si la lumbre, que hay en ti, son

tinieblas: ¿cuán grandes serán las mismas tinieblas?

[3] Ninguno puede servir a dos señores (217): porque o aborrecerá al uno, y amará al otro: o al uno

sufrirá, y al otro despreciará. No podéis servir a dios, y a las riquezas.

[4] Por tanto os digo, no andéis afanados para vuestra alma, que comeréis, ni para vuestro cuerpo,

que vestiréis. (218) ¿No es más el alma, que la comida? ¿y el cuerpo más que el vestido (219)?

[5] Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni allegan en trojes: y vuestro Padre

celestial las alimenta. ¿Pues no sois vosotros mucho más que ellas?

[6] ¿Y quién de vosotros discurriendo puede añadir un codo a su estatura (220)?

[7] ¿Y porqué andáis acongojados por el vestido? Considerad cómo crecen los lirios del campo: no

trabajan, ni hilan.

[8] Ya digo, que ni Salomón en toda su gloria fue cubierto como uno de estos.

[9] Pues si al heno del campo, que hoy es, y mañana es echado en el horno, Dios viste así: ¿cuánto

más a vosotros, hombres de poca fe?

[10] No os acongojéis pues, diciendo: ¿qué comeremos, o que beberemos, o con qué nos

cubriremos?

[11] Porque los gentiles se afanan por estas cosas. Y vuestro Padre sabe, que tenéis necesidad de

todas ellas.

[12] Buscad pues primeramente el reino de Dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán añadidas.

[13] Y así no andéis cuidadosos por el día de mañana. Porque el día de mañana a sí mismo se traerá

su cuidado. le basta al día su propio afán.

[14] No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados.

[15] Pues con el juicio, con que juzgareis, seréis juzgados.

[16] Perdonad, y seréis perdonados. ad, y se os dará: buena medida, y apretada, y remecida, y

colmada darán en vuestro seno (221). Porque con la misma medida con que midiereis, se os volverá

a medir.

[17] Y les decía también una semejanza: ¿Acaso podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿no caerán

ambos en el hoyo?

[18] No es el discípulo sobre el maestro. más será perfecto todo aquel que fuere como su maestro.

[19] ¿Porqué pues ves la pajita en el ojo de tu hermano: y no ves la viga en tu ojo (222)?

Page 66: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[20] O ¿cómo puedes decir a tu hermano: Deja, sacaré la pajita de tu ojo: y se está viendo una viga

en el tuyo?

[21] Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y después verás, para sacar la mota del ojo de tu

hermano.

[22] No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos: no sea que las

huellen con sus pies, y revolviéndose contra vosotros os despedacen (223).

[23] Pedid, y se os dará: buscad, y hallareis: llamad, y se os abrirá.

[24] Porque todo el que pide, recibe: y el que busca, halla y al que llama, se le abrirá.

[25] O ¿quién de vosotros es el hombre, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?

[26] O si le pidiere un pez, ¿por ventura le dará una serpiente?

[27] Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos: ¿cuánto más vuestro

Padre, que está en los cielos, dará bienes a los que se los pidan?

[28] Y así todo lo que queréis que los hombres hagan con vosotros, hacedlo también vosotros con

ellos. Porque esta es la ley y los profetas (224).

[29] Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino, que lleva a la

perdición, y muchos son los que entran por él (225).

[30] ¡Qué angosta es la puerta, y que estrecho el camino, que lleva a la vida: y pocos son, los que

atinan con él!

CAPÍTULO XVII

Concluye el Señor su discurso diciendo que no se debe seguir a los falsos doctores, sino

afianzarse en las verdades el Evangelio.-Jesús, bajando del monte, sana a un leproso, y

después en _Capharnaum devuelve la salud al siervo de un centurión. Al día siguiente pasa a

Naím, donde resucita al hijo de una viuda.

[1] Guardaos de los falsos profetas, que viene a vosotros con vestidos de ovejas, y dentro son lobos

robadores (226).

[2] Por sus frutos los conoceréis: pues cada árbol es conocido por su fruto. ¿Por ventura cogen uvas

de los espinos, o higos de los abrojos?

[3] Así todo árbol bueno lleva buenos frutos: y el mal árbol lleva malos frutos.

[4] No puede el árbol bueno llevar malos frutos: ni el árbol malo llevar buenos frutos.

[5] Todo árbol, que no lleva buen fruto, será cortado, y metido en el fuego.

[6] Así pues, por los frutos de ellos los conoceréis (227).

[7] El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca bien: y el hombre malo del mal tesoro saca

mal. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Page 67: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[8] ¿Porqué pues me llamáis Señor, Señor: y no hacéis lo que digo?

[9] No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: sino el que hace la

voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ese entrará en el reino de los cielos (228).

[10] Muchos me dirán en aquel día (229): Señor, Señor, ¿pues no profetizamos en tu nombre, en tu

nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

[11] Y entonces yo les diré claramente: Nunca os conocí: apartaos de mí los que obráis la iniquidad.

[12] Todo el que viene a mi, y oye mis palabras, y las cumple, comparado será a un varón sabio,

que edifica una casa, el cual cavó, y ahondó, y cimentó sobre la piedra:

[13] Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dio impetuosamente la inundación

sobre aquella casa, y no pudo moverla: porque estaba fundada sobre piedra.

[14] Y todo el que oye estas mis palabras, y no las cumple, semejante será a un hombre loco, que

edificó su casa sobre arena, sin cimiento:

[15] Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dio impetuosamente la corriente sobre

aquella casa, y luego cayó: y fue su ruina grande (230).

[16] Y cuando Jesús acabó de decir todas sus palabras al pueblo, se maravillaban las gentes de su

doctrina.

[17] Porque los enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los Escribas de ellos, y los

Phariséos (231).

[18] Y como descendió del monte, le siguieron muchas gentes:

[19] Y vino un leproso, y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

[20] Y extendiendo Jesús la mano, le tocó diciendo: quiero. Sé limpio. Y luego su lepra fue

limpiada.

[21] Y le dijo Jesús: Mira, que no lo digas a nadie: más ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece la

ofrenda, que mandó Moisés, en testimonio a ellos (232).

[22] Y habiendo entrado en Capharnaum, había allí muy enfermo y casi a la muerte un criado de un

Centurión (233): que era muy estimado de él.

[23] Y cuando oyó hablar de Jesús, envió a él unos ancianos de los Judíos, rogándole que viniese a

sanar a su criado.

[24] Y diciendo: Señor, mi siervo paralítico está postrado en casa, y es reciamente atormentado.

[25] Y ellos, luego que llegaron a Jesús, le hacían grandes instancias, diciéndole: Merece, que le

otorgues esto.

[26] Porque ama a nuestra nación: y él nos ha hecho una Sinagoga.

[27] Y dijo Jesús: Yo iré, y lo sanaré.

Page 68: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[28] Y Jesús iba con ellos. Y cuando estaba cerca de la casa, envió a él e Centurión sus amigos,

diciéndole: Señor, no te tomes este trabajo: que no soy digno de que entres dentro de mi casa.

[29] Y el Centurión, dijo: Señor, no soy digno de que entres en mi casa:

[30] Por lo cual ni aun me he creído yo digno de salir a buscarte: pero mándalo con una palabra, y

será sano mi criado.

[31] Pues también yo soy hombre sujeto a otro, un oficial subalterno, que tengo soldados a mis

órdenes: y digo a este: Ve, y va, y al otro Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace (234).

[32] Cuando esto oyó Jesús, se maravilló, y vuelto hacia el pueblo, que le iba siguiendo, dijo: En

verdad os digo, que ni en Israel he hallado una fe tan grande.

[33] Y os digo, que vendrán muchos de Oriente, y de Occidente, y se asentarán con Abraham y

Isaac, y Jacob en el reino de los cielos (235):

[34] Más los hijos del reino serán echados en las tinieblas exteriores (236). Allí será el llanto y el

crujir de dientes.

[35] Y dijo Jesús al Centurión: Ve, y como creíste, así te sea hecho. Y fue sano el siervo en aquella

hora.

[36] Y cuando volvieron a casa los que habían sido enviados (237), hallaron sano al criado, que

había estado enfermo.

[37] Y aconteció después, que iba a una ciudad, llamada Naím: y sus discípulos iban con él, y una

grande muchedumbre de pueblo.

[38] Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera a un difunto, hijo

único de su madre, la cual era viuda: y venía con ella mucha gente de la ciudad.

[39] Luego que la vio el Señor, movido de misericordia por ella, le dijo: No llores.

[40] Y se acercó, y tocó el féretro. (Y los que lo llevaban, se pararon.) Y dijo: mancebo, a ti digo:

levántate.

[41] Y se sentó el que había estado muerto, y comenzó a hablar. Y le dio a su madre.

[42] y tuvieron todos grande miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta visitado a su

pueblo.

[43] Y la fama de este milagro corrió por toda la Judea, y por toda la comarca.

CAPÍTULO XVIII

Hallándose Jesús en Naím le envía Juan dos de sus discípulos: nuevos milagros.-El Hijo de

Dios hace el elogio de Juan.-Censura Jesús la conducta de los Phariséos y la de las ciudad

impenitentes.-Paternal llamamiento a los pobres y afligidos. La pecadora a los pies del Señor.

[1] Y como Juan estando en la cárcel oyese a sus discípulos las obras de Cristo, llamó dos de sus

discípulos, y los envió a Jesús, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro (238)?

Page 69: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[2] Y como viniesen estos hombres a él, le dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, y dice:

¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?

[3] (Y Jesús en aquella misma hora sanó a muchos de enfermedades, y de llagas, y de espíritus

malignos, y dio vista a muchos ciegos.)

[4] Y después les respondió, diciendo: Id, y decid a Juan, lo que habéis oído, y visto: Que los ciegos

ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los

pobres es anunciado el Evangelio (239).

[5] Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí (240).

[6] Y cuando se hubieron ido los mensajeros de Juan, comenzó Jesús a hablar de Juan a las gentes:

¿Qué salisteis a ver el desierto? ¿una caña movida del viento?

[7] Más ¿qué salisteis a ver? ¿un hombre vestido de ropas delicadas? Ciertamente los que visten

ropas preciosas, y viven en delicias, en las casas de los reyes están.

[8] Más ¿qué salisteis a ver? ¿un profeta? En verdad os digo, y aún más que profeta.

[9] Porque este es, de quién está escrito: He aquí yo envío mi ángel ante tu faz, que aparejará tu

camino delante de ti.

[10] Porque yo os digo, que entre los nacidos de mujeres no hay mayor profeta, que Juan el

Bautista. Más el que es menor en el reino de Dios, es mayor que él (241).

[11] Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza, y los que

se la hacen, lo arrebatan (242).

[12[ Porque todos los profetas, y la ley hasta Juan profetizaron.

[13] Y si queréis recibir, él es aquel Elías, que ha de venir (243).

[14] El que tiene orejas para oír, oiga.

[15] Y todo el pueblo, y los publicanos, que le oyeron, dieron gloria a Dios, los que habían sido

bautizados con el bautismo de Juan (244).

[16] Más los Phariséos, y los doctores de la ley despreciaron el consejo de Dios en daño de sí

mismos, los que no habían sido bautizados por él.

[17] Y dijo el Señor: ¿Pues a quién diré, que se semejan los hombres de esta generación, y a quién

se parecen?

[18] Semejantes son a los muchachos, que están sentados en la plaza hablando entre sí, gritando a

sus iguales, y diciendo: Os hemos cantado con flautas; y no bailasteis: os hemos endechado, y no

llorasteis.

[19] Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan, ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.

[20] Vino el Hijo del hombre, que come y bebe (245), y decís: He aquí un hombre glotón, y bebedor

de vino, amigo de publicanos y de pecadores.

Page 70: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[21] Más la sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos (246).

[22] Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades, en que fueron hechas muy muchas de sus

maravillas, de que no habían hecho penitencia.

[23] ¡Ay de ti, Corazain! ¡Ay de ti, Bethsaida! que si en Tyro, y en Sidón se hubieran hecho las

maravillas, que han sido hechas en vosotras, ya mucho ha que hubieran hecho penitencia en cilicio

y en ceniza.

[24] Por tanto, os digo: Que habrá menos rigor para Tyro y Sidón, que para vosotras en el día del

juicio.

[25] ¿Y tú, Capharnaum por ventura te alzarás hasta el cielo? hasta el infierno descenderás. Porque

si en Sodoma se hubieran hecho los prodigios, que han sido hechos en ti, tal vez hubieran

permanecido hasta este día.

[26] Por tanto os digo, que en el día del juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma, que para

ti.

[27] En aquel tiempo respondiendo Jesús, dijo: Doy gloria a ti, Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has descubierto a los párvulos.

[28] Así es, Padre: porque así fue de tu agrado.

[29] Mi Padre puso en mis manos todas las cosas. Y nadie conoce al Hijo, sino el Padre: ni conoce

ninguno al Padre, sino el hijo, y aquel a quien lo quisiere revelar el Hijo.

[30] Venid a mí todos los que estáis trabajados, y cargados, y yo os aliviaré

[31] Traed mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que mano soy, y humilde de corazón: y

hallaréis reposo para vuestras almas.

[32] Porque mi yugo suave es, y mi carga ligera.

[33] Y le rogaba un Phariséo, que fuese a comer con él. Y habiendo entrado en la casa del Phariséo,

se sentó a la mesa.

[34] Y una mujer pecadora, que había en la ciudad, cuando supo que estaba a la mesa en casa del

Phariséo, llevó un vaso de alabastro, lleno de ungüento (247):

[35] Y poniéndose a sus pies en pos de él, comenzó a regarle con lágrimas los pies (248), y los

enjugaba con los cabellos de su cabeza, y le besaba los pies, y los ungía con el ungüento (249).

[36] Y cuando esto vio el Phariséo, que le había convidado, dijo entre sí mismo: Si este hombre

fuera profeta, bien sabría quien, y cual es la mujer, que le toca: porque pecadora es.

[37] Y Jesús le respondió, diciendo: Simón, te quiero decir una cosa. Y él respondió: Maestro, dí.

[38] Un acreedor tenía dos deudores el uno de debía quinientos denarios y el otro cincuenta (250).

[39] Más como no tuviesen de que pagarle, se los perdonó a entrambos. ¿Pues cuál de los dos le

ama más?

Page 71: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[40] Respondió Simón, y dijo: Pienso, que aquel, a quien más perdonó. Y Jesús le dijo: Rectamente

has juzgado.

[41] Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no me diste

agua para los pies más esta con sus lágrimas ha regado mis pies, y los ha enjugado con sus cabellos.

[42] No me diste beso: más esta, desde que entró, no ha cesado de besarme los pies.

[43] No ungiste mi cabeza con óleo: más esta con ungüento ha ungido mis pies.

[44] Por lo cual te digo: Que perdonados le son sus muchos pecados, porque amó mucho. Más al

que menos se perdona, menos ama (251).

[45] Y dijo a ella: Perdonados te son tus pecados.

[46] Y los que comían allí, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este, que aún los pecados

perdona?

[47] Y dijo a la mujer: Tu fe te ha echo salva. vete en paz.

CAPÍTULO XIX

De Naím Jesús recorre otra vez la Galilea.-Vuelto a Capharnaum, libra a un endemoniado

mudo y ciego; murmuraciones de los Phariséos y respuesta de Jesús.-Le piden un gran

prodigio; Jesús predice su resurrección, continúa enseñando al pueblo.-Cuáles son aquellos

que reconoce por suyos.

[1] Y aconteció después, que Jesús caminaba por ciudades y aldeas, predicando y anunciando el

reino de Dios y los doce con él.

[2] Y también algunas mujeres, que había él sanado de espíritus malignos, y de enfermedades:

maría, que se llama Magdalena, de la cual había echado siete demonios.

[3] Y Juana mujer de Chusa procurador de Herodes, y Susana, y otras muchas, que le asistían de sus

haciendas.

[4] Y vinieron a la casa (252), y concurrió de nuevo tanta gente, que ni aún podrían tomar alimento.

[5] Y cuando lo oyeron los suyos, salieron para echarle mano: porque decían: Se ha puesto

enajenado (253).

[6] Entonces le trajeron un endemoniado, ciego y mudo, y cuando hubo lanzado al demonio, le

sanó, de modo que habló y vio.

[7] Y quedaban pasmadas todas las gentes, y decían: ¿Por ventura es este el Hijo de David?

[8] Más algunos de ellos, los Phariséos y los Escribas, que habían bajado de Jerusalén, decían: En

virtud de Beelzebúd príncipe de los demonios, lanza los demonios.

[9] Y otros por probarle, le pedían señal del cielo.

[10] Y Jesús sabiendo los pensamientos de ellos, habiéndolos convocado, les decía en parábolas:

Page 72: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[11] Todo reino dividido contra sí mismo, será asolado: y toda ciudad, o casa dividida contra sí

misma, no subsistirá.

[12] ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?

[13] Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido;

[14] Y si está dividido, ¿cómo estará en pie su reino? No podrá durar, antes está para acabar.

[15] Pues si yo por virtud de Beelzebúd lanzó los demonios, vuestros hijos ¿por quién los lanzan

(254); Por esto serán ellos jueces de vosotros.

[16] Más si yo lanzo los demonios por el espíritu y en el dedo de Dios (255), ciertamente el reino de

Dios ha llegado a vosotros (256).

[17] Cuando el fuerte armado guarda su atrio, en paz están todas las cosas, que posee.

[18] No puede ninguno entrar en la casa del valiente, y robar sus alhajas, si primero no hubiere

atado al fuerte.

[19] Más si sobreviniendo otro más fuerte que él, le venciere (257), le quitará todas sus armas (258),

en que fiaba, y entonces saqueará su casa.

[20] El que no es conmigo, contra mí es (259): y el que no allega conmigo, esparce.

[21] Por cuanto decían: tiene espíritu inmundo.

[22] Jesús decía: En verdad os digo, que a los hijos de los hombres perdonados les serán todos los

pecados, y las blasfemias, que profirieren (260):

[23] Y todo el que dijere palabra contra el Hijo del hombre, perdonada le será: más el que blasfeme

contra el Espíritu Santo, nunca jamás tendrá perdón, ni en este siglo, ni en el otro (261), sino que

será reo de eterno delito (262).

[24] O haced el árbol bueno, y su fruto bueno: o haced el árbol malo, y su fruto malo. porque el

árbol por el fruto es conocido.

[25] Raza de víboras, ¿cómo podéis hablar cosas buenas, siendo malos? Porque de la abundancia

del corazón habla la boca.

[26] El hombre bueno del buen tesoro saca buenas cosas: más el hombre malo del mal tesoro saca

malas cosas.

[27] Y dígoos, que de toda palabra ociosa, que hablaren los hombres, darán cuenta de ella en el día

del juicio (263).

[28] Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

[29] Entonces le respondieron ciertos Escribas y Phariséos, diciendo: Maestro, queremos ver señal

de ti (264).

[30] Y como las gentes acudiesen de todas partes, comenzó a decir:

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[31] La generación mala y adulterina señal pide: más no le será dada señal, sino la señal de Jonás el

Profeta.

[32] Porque así como Jonás estuvo tres días, y tres noches en el vientre de la ballena; así estará el

Hijo del hombre tres días, y tres noches en el corazón de la tierra (265).

[33] Porque así como Jonás fue señal a los de Nínive: así también el Hijo del hombre lo será a esta

generación.

[34] Los Ninivitas se levantarán en juicio contra esta generación, y la condenarán: porque hicieron

penitencia por la predicación de Jonás. Y he aquí en este lugar más que Jonás.

[35] La reina de Mediodía se levantará en juicio contra los hombres de esta generación, y los

condenará: porque vino de los fines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón y he aquí más que

Salomón en este lugar.

[36] Cuando el espíritu inmundo ha salido de un hombre, anda por lugares secos, buscando reposo,

y no le halla.

[37] Entonces dice: Me volveré a mi casa, de donde salí. Y cuando viene hállala desocupada,

barrida, y alhajada.

[38] Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entran dentro, y moran allí: y

lo postrero de aquel hombre es peor que lo primero. Así también acontece a esta generación muy

mala (266).

[39] Cuando estaba todavía hablando a las gentes, llegaron su madre, y sus hermanos (267), que le

querían hablar: y quedándose de la parte de afuera, porque estaba sentado alrededor de él un crecido

número de gente, le enviaron a llamar.

[40] Y aconteció, que una mujer de en medio del pueblo, levantó la voz, y le dijo. Bienaventurado

el vientre que te trajo, y los pechos, que mamaste.

[41] Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

[42] Y le dijo uno: Mira que tu madre, y tus hermanos están fuera, y te buscan.

[43] Y él respondiendo al que le hablaba le dijo: ¿Quién, es mi madre, y quiénes son mis hermanos

(268)?

[44] Y extendiendo la mano hacia sus discípulos, dijo: Ved aquí mi madre, y mis hermanos.

[45] Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre, que están en los cielos; ese es mi

hermano, y mi hermana, y mi madre.

Notas

131. Un hombre en quien había hecho grandes destrozo la lepra. [Regresar]

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132. ¿De qué proviene que el Salvador manda que se guarde silencio sobre sus milagros? Su

intención es la de enseñarnos por medio del ejemplo que callemos nosotros mismos nuestras buenas

obras, y que hagamos todo lo que dependa de nosotros para que solo el Padre celestial las conozca.

(SAN JUAN CRISÓSTOMO) [Regresar]

133. Según la ley de Moisés, el leproso que había sanado debía ofrecer en sacrificio una oveja de un

año y dos corderos, con una cantidad determinada de aceite y de harina, y si era pobre, un cordero y

dos palomas, con un poco de aceite y de harina. (LEVIT. XIV.) [Regresar]

134. Si la modestia prescribe al bienhechor el ocultar sus beneficios, la gratitud pone en el deber de

publicarlos a aquellos que los reciben, a fin de que recaiga siempre en el autor la debida gloria,

(EUTIMIO.) [Regresar]

135. ¡ Qué hermoso es ver al Hijo de Dios, hablando a un pobre pescador, y empleando los ruegos

en vez del mando! [Regresar]

136. ¿Qué significa la rotura de la red, sino los cismas y herejías, por donde muchos vuelve a caer

en el tenebroso abismo de que la divina misericordia les sacará? (SAN JERÓNIMO.) [Regresar]

137. Jesucristo envía un corto número de hombres groseros e ignorantes, unos pobres pescadores;

los envía sobre la mar del siglo con las redes de la fe, y ¡cuántos peces no han sacado! ¿Quién sería

capaz de calcular su número? [Regresar]

138. Simón Pedro, Andrés, Santiago y Juan habían abandonado ya momentáneamente sus redes por

seguir a Jesús; pero esta vez lo abandonan todo para adherirse a él irrevocablemente. [Regresar]

139. Para ser doctor entre los judíos, era preciso haber estudiado la ley, y tener treinta años

cumplidos. Para enseñar con autoridad en la iglesia, se necesita la misión apostólica, además de la

ciencia suficiente y de la edad requerida. [Regresar]

140. Les predicaba la palabra de dios, la palabra de salud y de verdad, el Evangelio*. [Regresar]

141. En la Palestina, aún ene l día, las casas carecen casi todas de pisos superiores; el techo es una

plataforma cubierta de ladrillos, unidos con cuidado para que no penetre el agua, a la que se sube

por una escalera que se halla fuera de la casa. Así pues era muy fácil subir al paralítico al techo.

Llegados encima del sitio en que estaba Jesús quitan lo ladrillos que tiene debajo, y practican

después una abertura, por la cual bajan al enfermo, probablemente por medio de unas cuerdas, y sin

bajar ellos. [Regresar]

142. Se llamaba telonio, el banco, la mesa y lugar, en donde se cobraban las rentas públicas*.

[Regresar]

143. Probablemente amigos de Mateo. [Regresar]

144. Por esto en lugar de huir de ellos, debe más bien tenerlos a su lado. [Regresar]

145. Véase en el c. XIII la explicación de esta palabra del profeta Oséas. [Regresar]

146. O los hijos del esposo, esto es, lo amigos*. [Regresar]

147. Jesucristo indicaba con esto que después de su Ascensión, sus discípulos llevarían

también una vida de mortificación y penitencia. [Regresar]

Page 75: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

148. Odres, hoy pellejos*. [Regresar]

149. Con esta comparación y la precedente, el Salvador insinúa que sus discípulos son

imperfectos todavía, y que prefiere contemporizar con su flaqueza, a desanimarlos con un

vida austera. [Regresar]

150. Esta mujer afligida por su pérdida de sangre es la imagen del pecador cuya vida va

cediendo el puesto a la muerte. No debe dirigirse a los hombres para obtener su cura, y si solo

a Dios, o a aquellos que se hallan encargados de representarle sobre la tierra. [Regresar]

151. Jesús sabía muy bien que era una pobre mujer afligida, puesto que acababa de sanarla;

pero promedio de esta pregunta quería excitar la fe de aquellos que le rodeaban y sin duda

quería también rehabilitar a la mujer, cuya enfermedad era considerada como un oprobio.

[Regresar]

152. Acostumbraban en tiempo de las mayores aflicciones llamar lloronas, ó plañideras, y

estas con voces tristes y desentonadas, y dándose muchos golpes, excitaban la compasión y

lágrimas de los asistentes. También mandaban venir en tiempo de luto tañedores de flautas

para que formando un concierto fúnebre, moviesen el llanto de los que asistían a tan triste

espectáculo. [Regresar]

153. Que equivale a decir: tan fácil es para mí sacar a esa joven del estado de muerte en que se

encuentra, como despertar a una persona dormida con el sueño ordinario. [Regresar]

154. San Jerónimo cree, que fue la casa de la suegra de San Pedro, en donde solía hospedarse

el Señor cuando estaba en Capharnaum*. [Regresar]

155. Notemos aquí de paso que el Hijo de Dios exige homenaje de fe de parte de aquellos que

le piden milagros. Más adelante le oiremos decir que todo le es posible a aquel que cree.

[Regresar]

156. Este milagro es otro que el que cuenta San Lucas y también San Mateo, añadiendo que el

poseído no solo era mudo, sino ciego. [Regresar]

157. La fiesta principal de los judíos era la Pascua, que se celebraba siempre hacia fines de

marzo. [Regresar]

158. La fuente de las Ovejas, llamada sin duda así porque en ella se lavaban las ovejas y

corderos que ofrecían los sacerdotes en el templo. [Regresar]

159. La duración de la enfermedad hace presumir que este hombre era paralítico. [Regresar]

160. Esto es, no comprendéis el descanso de Dios: el séptimo día cesó de crear, pero no cesó de

obrar para la conservación y gobierno del mundo Ahora bien, sanando yo, aunque en día de

sábado, no hago otra cosa más que seguir el ejemplo de mi Padre. [Regresar]

161. No solo se trata aquí de la resurrección material de los cuerpos, sino también de la

resurrección espiritual de los pecadores. [Regresar]

162. Es decir, el Padre no juzga de una manera exterior y visible; porque dios el Padre , en su

pensamiento divino, juzga sucesivamente todas las cosas, así como todo lo ve y lo conoce todo.

[Regresar]

Page 76: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

163. Quiere decir que el Hijo ha sido encargado de patentizar la justicia divina a los ojos de

todo el género humano, viniendo del último día, rodeado de gloria y de poder, a juzgar a cada

uno según sus obras. [Regresar]

164. El Hijo de -dios no puede de ningún modo obrar por sí e independientemente de su Padre

en sus obras divinas, formando como forma con su Padre un solo y mismo Dios. [Regresar]

165. Esto es, os cito el testimonio de Juan por no omitir medio alguno para convenceros y

salvaros. [Regresar]

166. Es decir, en un principio corristeis a su bautismo con presteza, pero vuestro fervor duró

solo un momento. [Regresar]

167. Los libros del Antiguo Testamento están llenos de profecías y de figuras que anunciaban

al Salvador. [Regresar]

168. En efecto, una multitud de falsos profetas vinieron después en su propio nombre, y los

judíos los recibieron con entusiasmo. [Regresar]

169. Moisés ha escrito lo siguiente en el Deuteronomio, dirigiéndose a los hijos de Israel:

"Esas gentes, cuyas tierras poseerás, dan oídos a agoreros y a adivinos: más tú has sido

diversamente instruido por el Señor Dios tuyo. El Señor Dios tuyo levantará para ti de tu

nación, y de entre tus hermanos, un profeta como yo: a él oirás, según demandaste al Señor

Dios tuyo en Horéb, cuando se congregó el pueblo, y dijiste: No oiré de aquí adelante la voz

del Señor Dios mío, ni veré ya más este grandísimo fuego, porque no muera. Y el Señor me

dijo: bien has hablado en todo. Levantaré para ellos un profeta de en medio de sus hermanos

semejante a ti: y pondré mis palabras en su boca, y les hablará todo lo que te mandaré... Más

el que no quisiere oír sus palabras, que hablará en mi nombre, experimentará mi venganza."

(Deut. c. XVIII.) [Regresar]

170. El primer sábado después de la fiesta de los ázimos se llamaba segundo primero, es decir,

primer sábado contando desde el segundo día de los ázimos, el cual se consideraba como

perteneciente a la semana anterior, lo que le daba a esta semana ocho días en lugar de siete, y

alejaba la fiesta de la Pentecostés cincuenta días en vez de cuarenta y nueve. [Regresar]

171. Se cree que hubo dos sacerdotes llamados Abiathár: el primero era hermano de

Achimeléch, simple sacrificador, que dio a David los panes e proposición y la espada de

Goliat; y el segundo, hijo del mismo Achimeléch. [Regresar]

172. Inmolando las víctimas, lo que era para ellos un verdadero trabajo. [Regresar]

173. Es decir, en su beneficio, para su utilidad, y no para obligarle a que se muera de hambre.

[Regresar]

174. Esto es, aún cuando la ley fuese más rigurosa, el Hijo de Dios tiene poder suficiente para

dejar de observarla. [Regresar]

175. Otra vez había ya citado a los judíos este pasaje del profeta Óseas, diciéndoles: "Antes de

escandalizaros porque hablo con pecadores, id pues, y aprended qué cosa es: Misericordia

quiero, y no sacrificio"; hoy les reconviene porque no han comprendido esta palabra todavía.

El pasaje el profeta puede traducirse de este modo: "No castigué a los hijos de Israel, como lo

he hecho, dice el Señor, porque quería que viniesen a ofrecerme sacrificios: mi designio era

Page 77: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

ejercer con ellos mi misericordia. También quería que me conociesen, y que siguiente mi

ejemplo, antepusiesen la misericordia a los holocaustos." El Salvador recuerda con esto a los

fariseos que es más meritoria a los ojos de Dios, la caridad que el hombre ejerce hacia sus

semejantes, que la práctica del culto exterior. [Regresar]

176. ¡Cuántos milagros hay cuyos detalles no traen los escritores sagrados! _Esto dio margen

que dijera San Juan Evangelista que si todas las palabras y las obras de Jesús se hubiese

escrito, no cabrían en el mondo los libros necesarios para contenerlas. [Regresar]

177. Ya hemos visto que Simón, Pedro y Andrés eran pescadores de Bethsaida. [Regresar]

178. Hijo de Zebedéo, y los mismo después, hijo de Alphéo*. [Regresar]

179. Santiago el Mayor y Juan eran hijos de Zebedéo y de Salomé, hermana por alianza de la

Santísima Virgen. Véase en el capítulo XXIX porqué fueron llamados Boanerges, o hijos de

trueno. [Regresar]

180. O Nathanaél, como se cree comúnmente. [Regresar]

181. O Santiago el Menor. Judas, que viene después, tenía dos sobrenombres. [Regresar]

182. Lebéo, que tenía el sobrenombre de Tadeo*. [Regresar]

183. Simón era de Caná de Galilea: la palabra cana significa celo, lo que explica el sobrenombre

de este Apóstol. [Regresar]

184. Judas el traidor era de la aldea de Iscariote en la tribu de Ephraim. [Regresar]

185. Aquellos que desprecian los bienes de la vida presente. [Regresar]

186. El rico no tiene en la tierra más que sus dominios; el poderoso no encuentra en ella más que

el aburrimiento; el voluptuoso solo logra el hastío, el malvado los remordimientos, y el

conquistador amontona ruinas sobre ruinas; pero el hombre sosegado y pacífico la posee como

es debido, porque recoge los únicos bienes que hay en ella, que son los que proporciona la

prudencia. (DE BOULOGNE.) [Regresar]

187. ¡Bienaventurados los que lloran sus pecados! Pero ¿qué diremos de aquellos que, pensando

en -dios, lloran de amor y de enternecimiento? Una y mil veces son dichosos, puesto que

disfrutan en un día solo más dicha de la que pueden experimentar los pecadores en toda su vida.

(BOSSUET.) [Regresar]

188. Esto es, aquellos que desean con ardor la gloria de dios, su santificación y la de sus

hermanos. [Regresar]

189. Dios hará con nosotros lo que nosotros hayamos hecho con el prójimo. [Regresar]

190. Todos aquellos que padecen por haber hecho bien, aquellos que cargan con su cruz todos

los días, persiguiendo en sí mismos sus malos deseos. (BOSSUET.) [Regresar]

191. ¡Ay de aquellos que no poseen más que para sí, sin acordarse de que deben ser la

providencia del pobre! [Regresar]

Page 78: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

192. Es decir, que habiendo recibido en la tierra su recompensa, no tiene que esperar ya ninguna

en la otra vida. [Regresar]

193. Que no sabéis privaros de nada para aliviar los necesitados, o para mortificar vuestros

deseos. [Regresar]

194. Que os entregáis a las alegrías y disipaciones criminales, o que consumís inútilmente el

tiempo de esta vida. [Regresar]

195. Jesucristo quiere decir: ¡Ay de vosotros si los judíos os alaban; esa será la prueba de que no

camináis por la vías de Dios! [Regresar]

196. Estas palabras se dirigen principalmente a los Apóstoles. [Regresar]

197. El ocultar la virtud por vergüenza, así como el ostentarla, es un exceso. cuando se trata de

alentar por medio del ejemplo, la virtud debe saber mostrarse, aunque siempre con el único

adorno de la modestia. (BOSSUET.) [Regresar]

198. Quiere decir el más pequeño de estos mandamientos*. [Regresar]

199. En el juicio se imponían castigos poco severos: del concilio se salía para ser castigado con

más dureza. [Regresar]

200. O a la gehenna del fuego. Gehinnom era un valle cerca de Jerusalén, donde había un ídolo

de Molóc, a quien sacrificaban los israelitas sus propios hijos quemándolos lastimosamente.

Después se quemaban también allí las inmundicias de la ciudad, y entre ellas los cuerpos de los

ajusticiados. La profundidad de este espantoso valle, el fuego que ardía allí de día y de noche

alimentado por la inmundicia y los cadáveres, el olor de muerte que exhalaba, los gusanos que

disputaban a las llamas aquellos horribles restos, todo ellos presentaba una imagen tan viva del

suplicio de los réprobos, que para designar el infierno se empleaba muy comúnmente la palabra

Gehinnom. [Regresar]

201. Así pues, Jesucristo no permite la separación de los esposos sino por causa de adulterio, y

prohibe a los esposos separados el contraer nuevas nupcias. Por la palabra adulterio, se puede

entender además de la lealtad en el honor conyugal, los excesos graves cometidos por uno de los

esposos. [Regresar]

202. En vuestras sinagogas, cuando se os ha leído la Ley. [Regresar]

203. Jesucristo prohíbe la profanación del juramento, y el abuso que de él se puede hacer

empleándole sin una necesidad verdadera; pero no le prohibe por razones graves, y cuando la

autoridad legítima lo prescribe. [Regresar]

204. Esto es, se permitió a vuestros antepasados el exigir la pena del Talion. [Regresar]

205. Jesucristo no condena aquí la legítima defensa; pero declara que sería más perfecto no

ejercerla en provecho propio. En suma, nos da un consejo y no un precepto. [Regresar]

206. Sobre todo si está necesitado. Si le aqueja la necesidad ordinaria, dale de lo que te sobre; si

está en una necesidad grave, dale de tu necesario, y si se halla en una necesidad extrema, prívate

de los más que sea posible para aliviarle. [Regresar]

Page 79: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

207. Hay tres grados en la caridad hacia los enemigos: amarlos, hacerles bien, y orar por ellos:

del primero dimanan el segundo y tercero. [Regresar]

208. Perdonad siempre, como vuestro Padre celestial ofrece siempre misericordia. [Regresar]

209. Al menos tened voluntad para ello, aspirad a esa perfección con todas las fuerzas de vuestra

alma; porque el descansar en la justicia que se tiene o que se cree tener, equivale a renunciar a

ella. (BOSSUET.) [Regresar]

210. Esto es, vuestras buenas obras. El griego vuestra limosna. [Regresar]

211. Como esos que hablan sin cesar de lo que hacen y de lo que dicen: ellos mismos esparcen su

fama, tal es su temor de no ser vistos. (BOSSUET.) [Regresar]

212. El Hijo de Dios no censura una larga oración animada por un santo deseo, puesto que nos

dice que siempre debemos orar; pero condena un modo de orar cuyo mérito consistiese en la

abundancia de palabras. [Regresar]

213. Danos lo que nos es necesario cada día para la vida del alma y del cuerpo. [Regresar]

214. Líbranos del mal pasado presente y venidero. El mal pasado deja en pos de sí pérfidos

restos, es pecado cometido, aún cuando se crea ya perdonado: el mal presente es el pecado en

que estamos todavía; y el mal venidero es el pecado que debe amedrentarnos. Otra versión trae:

Líbranos del Malo o del Maligno, es decir del demonio nuestro enemigo, y de todas sus

asechanzas.- La versión griega añade: Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria por los

siglos. Amén. [Regresar]

215. Las injurias y ofensas, que os hicieren. Esto se refiere al v. 31*. [Regresar]

216. En un sentido más elevado, el ojo puro es la pureza de intención. La intención es la mirada

del alma. La buena intención santifica todas las acciones del alma, así como la mirada fija,

asegura e ilumina todos los pasos del cuerpo. (BOSSUET.) [Regresar]

217. Dos señores con dos voluntades opuestas, como -Dios y el mundo. [Regresar]

218. Jesucristo prohíbe los afanes como un exceso ocasionado por la falta de confianza en el

Señor; pero ni excluye el trabajo que es un deber, ni los cuidados de la prudencia, previsora, que

jamás pueden pecar de poca moderación. [Regresar]

219. En otros términos, el que s ha dado la vida, así como ha formado vuestro cuerpo, así

también os dará, con más razón, los medios para sosteneros en la vida, y cubrir vuestro cuerpo.

[Regresar]

220. Los afanes excesivos no solo son injuriosos a la Providencia y penosos para el hombre, sino

que son de todo punto inútiles, porque el hombre no puede nada por sí solo, sin la asistencia

divina. Podéis plantar y regar luego, pero solo -Dios hará crecer lo que habéis plantado.

[Regresar]

221. Los pueblos orientales usaban vestidos anchos, de manera que podían recibir y llevar

cómodamente su seno lo que les daban*. [Regresar]

Page 80: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

222. La pajita significa un ligera imperfección, y la viga un defecto grosero y chocante. Se ven

los defectos de los demás, y no los propios por grandes que sean. [Regresar]

223. No expongáis a la profanación las cosas sagradas desarrollando el precioso tesoro de las

verdades celestiales ante los hombres entregaos a las pasiones carnales, porque como son

incapaces de conocer su valor las desprecian, y volviéndose contra vosotros os perseguirán con

todas sus fuerzas. [Regresar]

224. Esta recomendación en forma de conclusión no parece estar ligada directamente con lo que

precede; pero es sabido que los evangelistas no nos dan aquí más que fragmentos del discurso del

hijo de dios, como tampoco no dan en sus Evangelios más que fragmentos de su vida. [Regresar]

225. Por lo que toca a la salvación, todos los caminos anchos y llanos deben inspirarnos miedo.

¡Ay de nosotros cuando el mundo nos sonríe y nos parece fácil nuestro camino! (FENELON.)

[Regresar]

226. Esos falsos profetas son los escribas y los fariseos, corruptores de la ley de Dios; la

apariencia de ovejas bajo el cual se muestran, es un exterior de piedad con que cubren los vicios

de su conducta. Por extensión esto es aplicable a todos aquellos que predican el error y la

mentira. [Regresar]

227. Si su doctrina produce frutos de unión, de paz, de edificación y de caridad, podéis decir que

no son falsos profetas; pero si de sus discursos nace la desunión, el tumulto, el odio y el

escándalo, guardaos bien de dejaros seducir por ellos. [Regresar]

228. La fe sin las obras es una fe muerta, como dice el Apóstol. Lo mismo sucede con la oración.

[Regresar]

229. En el día del juicio final. [Regresar]

230. Jesucristo cimienta en este discurso su moral, y sobre esta única base debemos cimentar

nosotros el edificio de nuestra salvación, si queremos asegurar su solidez. [Regresar]

231. Cuyos discursos no eran a menudo más que minuciosidades o fábulas groseras, como en el

día los de los rabinos y los doctores judíos. [Regresar]

232. A fin de viéndote sano, se convenzan del milagro acabado de hacer en beneficio tuyo.

[Regresar]

233. Se llamaba centurión al jefe militar que mandaba cien hombres. [Regresar]

234. Como si hubiese dicho: si yo, que soy tan inferior en categoría, no tengo más que

pronunciar una palabra para ser obedecido, cuánto más puedes hacerlo tú, que eres Dueño de

todas las cosas. [Regresar]

235. La vida eterna se representa a menudo en la Escritura bajo la imagen de un festín.

[Regresar]

236. Los judíos llamados los primeros, como hijos de Abraham, y excluidos después del reino

eterno por su incredulidad. [Regresar]

237. Y el mismo centurión, como lo dicen muchos manuscritos antiguos. (CALMET.) [Regresar]

Page 81: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

238. El Bautista sabe muy bien que es Jesucristo, puesto que ha dado de él tantos testimonios en

las orillas del Jordán; pero quiere proporcionar una ocasión a sus discípulos, para que se unan

con su Salvador. (SAN JERÓNIMO.) [Regresar]

239. Esto es, el reino del cielo se halla abierto para los pobres y los pecadores, como el profeta

Isaías lo predijo. [Regresar]

240. Bienaventurados aquellos que sepan apreciar mis máximas, y sepan conocer que no es más

que aparente la flaqueza de que me he revestido. [Regresar]

241. Nuestro Señor habla aquí de sí mismo: vino después del Bautista y con menos brillo; pero le

era infinitamente superior, porque reunía en sí las dos naturalezas, divina y humana. [Regresar]

242. Después de la predicación de Juan no se limitan ya a invocar al Mesías venidero, sino que

viéndole en la tierra, principian a querer entrar en su reino, y muchos lo consiguen a fuerza de

valor. [Regresar]

243. Juan era el precursor del primer advenimiento del Hijo de Dios, así como Elías lo será del

segundo. [Regresar]

244. Este versículo y el siguiente son susceptibles de otro sentido, no menos conforme al espíritu

del Evangelio; se puede decir: El pueblo todo y los publicanos, oyendo las palabras del Bautista,

entraron en los designios de Dios por medio del bautismo; pero los fariseos y doctores de la ley,

negándose a recibir este bautismo, despreciaron los designios que tenía el Señor sobre ellos.

[Regresar]

245. Esto es, llevando una vida que todos pueden imitar. [Regresar]

246. Por todos aquellos que han entrado en los designios de dios, recibiendo el bautismo de Juan

y la palabra de Jesucristo. [Regresar]

247. Otros suelen traducir bálsamo: era un cosa líquida y no alguna especie de pasta*.

[Regresar]

248. Entonces Magdalena pecadora aun a los ojos de los hombres, no lo era ya a los ojos del

Señor: librándola de los siete demonios de que había sido poseída durante largo tiempo,

Jesucristo la había perdonado sus extravíos, y agradecida a este doble beneficio se arroja a los

pies de su divino libertador. El Salvador dice que le han sido perdonados sus pecados, para

consolarla y rehabilitarla a los ojos de las personas que estaban presentes, más bien que para

indicar su primer perdón. [Regresar]

249. El uso de ungir así a los personajes de distinción, era entonces muy común en el pueblo

judío. (SAN JERÓNIMO.) [Regresar]

250. Estos dos deudores representan al fariseo y la pecadora; ambos eran deudores de la justicia

divina; el uno creía debe menos y el otro mucho más, pero eran insolventes ambos. [Regresar]

251. Esto va dirigido al fariseo, que siendo justo a sus propios ojos, creía deber muy poco a la

justicia de Dios. [Regresar]

252. Haba de la casa de Capharnaum a donde Jesús se dirigía ordinariamente. [Regresar]

Page 82: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

253. Los fariseos divulgaron la noticia de que Jesucristo estaba loco o endemoniado para

desacreditarle entre el pueblo. [Regresar]

254. Se sobre entiende: ¿Es también en virtud de Beelzebub? No.-El Salvador parece querer

indicar con estas palabras que había entre los judíos exorcistas y fórmulas de oraciones para

ahuyentar a los demonios, a menos que no hable de discípulos, a quienes había confiado el poder

de hacerlo. [Regresar]

255. Por el poder y virtud de Dios*. [Regresar]

256. Es decir: Ha llegado el reino del Mesías que esperabais. [Regresar]

257. Jesucristo insinúa a los judíos por medio de esta parábola que, lejos de obrar de acuerdo

con el demonio, ha venido, por el contrario, para vencerle, desarmarle, encadenarle, y salvar de

sus manos a aquellos que tenía sujetos como esclavos.-El fuerte armado es el demonio; la casa es

el mundo, y el que sobreviene con más fuerza aún, es N. S. Jesucristo. [Regresar]

258. Todos sus medios de defensa, o en otro sentido, todo cuanto posee. [Regresar]

259. El Hijo de Dios declara en estas palabras que el demonio lejos de estar con él, está contra él.

(SAN JUAN CRISÓSTOMO etc.)-También podemos decir con los intérpretes modernos, que

todo el que es indiferente con Jesucristo, puede considerarse como su enemigo. [Regresar]

260. Previa la penitencia. [Regresar]

261. Así pues habrá faltas que serán perdonadas en la otra vida.-Con esta declaración Nuestro

Señor indica evidentemente el dogma del purgatorio. [Regresar]

262. De lo que precede se deduce que blasfemar contra el Espíritu Santo, con afectada y

perseverante malicia, es atribuir al demonio las obras del Espíritu de Dios. No hay ningún

pecado absolutamente imperdonable; pero es muy raro y como imposible que se haga penitencia

de las blasfemias contra el Espíritu de dios. Por otra parte, este pecado es demasiado grave para

que se perdone en el purgatorio, donde solo pueden expiarse los pecados veniales. [Regresar]

263. Si Dios debe pedirnos cuenta de toda palabra ociosa, con más razón nos la pedirá de las

criminales. Y sin embargo, ¡cuántas palabras criminales pronuncian los sectarios de las

máximas del mundo! Salid y separaos de ellos, nos dice el Señor; y cada cual tenga cuidado de

salvar su alma. (SAN JUAN CRISÓSTOMO.) [Regresar]

264. Esto es, queremos que hagas algún milagro*. [Regresar]

265. Jesús no se niega a darles una señal convincente, pero lo difiere hasta el momento de su

resurrección que aquí predice. [Regresar]

266. Véase en los comentarios de este capítulo al explicación de esta parábola por San Jerónimo.

[Regresar]

267. Ya hemos visto en el capítulo VII lo que debe entenderse por los hermanos de Jesucristo.

[Regresar]

268. Véase al fin de este capítulo, la explicación de este versículo y de los dos siguientes.

[Regresar]

Page 83: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

CAPÍTULO XX

Jesús sentado a la orilla del mar propone al pueblo diversas parábolas: la del sembrador, con

su explicación; la de la semilla echada en la tierra, la de la cizaña entre el buen trigo, la del

grano de mostaza, y la de la levadura.

[1] En aquel día saliendo Jesús de la casa, se sentó a enseñar de nuevo a la orilla de la mar.

[2] Y como hubiese concurrido un crecido número de pueblo, y acudiesen solícitos a él de las

ciudades, entrándose en un barco, se sentó dentro en la mar: y toda la gente estaba en pie a la ribera:

[3] Y les enseñaba muchas cosas por parábolas, y les decía en su doctrina:

[4] Oíd: He aquí salió el sembrador a sembrar.

[5] Y al tiempo de sembrar, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y vinieron las aves del

cielo, y la comieron.

[6] Y otra cayó sobre pedregales, donde no tenía mucha tierra: y nació luego, porque no había

profundidad de tierra:

[7] Más luego que salió el sol, se asolanó: y como no tenía raíz, se secó.

[8] Y otra cayó entre espinas, y las espinas, que nacieron con ella, la ahogaron, y no dio fruto.

[9] Y otra cayó en buena tierra, y dio fruto, que subió, y creció: y uno dio a treinta, otro a sesenta, y

otro a ciento.

[10] Dicho esto, comenzó a decir en alta voz: El que tiene orejas para oír, oiga (269) .

[11] Y cuando estuvo solo (270), llegándose los discípulos le preguntaron de la parábola, y le

dijeron: ¿Porqué les hablas por parábolas?

[12] Él les respondió, y dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos

(271): más a los que están fuera no les es dado.

[13] Porque al que tiene, se le dará, y tendrá más: más al que no tiene, aún lo que tiene, se le quitará

(272).

[14] Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden (273).

[15] Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis: y viendo

veréis, y no veréis.

[16] Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y de las orejas oyeron pesadamente, y

cerraron sus ojos, para que no vean de los ojos, y oigan de las orejas, y del corazón entiendan: no

sea que alguna vez se conviertan, y los sane, y les sean perdonados los pecados.

[17] Más bienaventurados vuestros ojos, porque ven, vuestras orejas, porque oyen.

[18] Porque en verdad os digo, que muchos profetas y justos codiciaron ver lo que veis, y no lo

vieron: y oír, lo que oís, y no lo oyeron.

Page 84: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[19] Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo entenderéis todas las parábolas?

[20] Vosotros pues Oíd la parábola del que siembra.

[21] La simiente es la palabra de dios.

[22] Y estos son los de junto al camino, en los que la palabra es sembrada, más cuando la han odio,

viene al punto Satanás, y quita la palabra. que fue sembrada en sus corazones, porque no se salven

creyendo.

[23] Y asimismo, estos son los que reciben la simiente en pedregales, los que cuando han odio la

palabra, luego la reciben con gozo:

[24] Más no tiene raíz en sí, antes son temporales: y después en levantándose la tribulación, y la

persecución por la palabra, luego se escandalizan, y en el tiempo de la tentación vuelven atrás.

[25] Y estos son los que reciben la simiente entre espinas, lo que oyen la palabra,

[26] Más los afanes del siglo, y la ilusión de las riquezas, y las otras pasiones a que dan entrada,

ahogan la palabra y queda infructuosa.

[27] Y estos son los que reciben la simiente en buena tierra, los que oyen la palabra, y la entienden,

y la reciben, y con corazón bueno y muy sano la retienen, y llevan fruto en paciencia (274), uno a

treinta, otro a sesenta, y otro a ciento.

[28] Y les decía: ¿Por ventura se trae una antorcha para meterla debajo de un celemin, o debajo de

la cama? ¿No la traen para ponerla sobre el candelero, para que vean la luz los que entran?

[29] Porque no hay cosa escondida, que no haya de ser manifestada; ni cosa hecha en oculto, que no

haya de venir en público (275). Si alguno tiene orejas para oír, oiga.

[30] Y les decía: Atended a lo que vais a oír: ved pues, como oís. Con la medida con que midiereis

os medirán a vosotros, y se os añadirá.

[31] Porque al que tiene se dará: y al que no tiene, aún lo que tiene, y aún aquello mismo, que

piensa tener, se le quitará.

[32] Decía también: Tal es el reino de Dios, como si un hombre echa la semilla sobre la tierra.

[33] Y que duerme, y se levanta de noche y de día: y la semilla brota, y crece sin que él lo advierta.

[34] Porque la tierra de suyo da fruto, primeramente hierba, después espiga, y por último grano

lleno de la espiga.

[35] Y cuando ha producido los frutos luego echa la hoz, porque la siega es llegada (276).

[36] Otra parábola les propuso, diciendo: Semejante es el reino de los cielos a un hombre, que

sembró buena simiente en su campo.

[37] Y mientras dormían los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña en medio del trigo, y se

fue.

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[38] Y después que creció la hierba, e hizo fruto, apareció también entonces la cizaña.

[39] Y llegando los siervos del padre de familias, le dijeron: ¿Señor, por ventura no sembraste

buena simiente en tu campo? ¿Pues de dónde tiene cizaña?

[40] Y les dijo: Hombre enemigo ha hecho esto. Y le dijeron los siervos: ¿Quieres que vamos, y la

cojamos?

[41] No, les respondió: no sea que cogiendo la cizaña, arranquéis también con ella el trigo,

[42] Dejad crecer lo uno y lo otro hasta la siega, y en el tiempo de la siega diré a los segadores:

Coged primeramente la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; más el trigo recogedle en mi

granero.

[43] Y decía: ¿A qué asemejaremos el reino de os? ó ¿con qué parábola lo compararemos?

Semejante es a un grano de mostaza, que tomó un hombre, y sembró en su campo (277):

[44] Este en verdad es el menor de todas las simientes: pero después que crece, es mayor que todas

las legumbres, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas.

[45] Les dijo otra parábola. Semejante es el reino de los cielos a la levadura que toma una mujer, y

la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo queda fermentado (278).

CAPÍTULO XXI

Jesús explica en la casa de Capharnaum a sus discípulos la parábola de la cizaña, y les

propone otras; la del tesoro escondido; la de la perla de mucho valor, y la de la red echada en

la mar.-Pasa al territorio de los Gerasenos: borrasca apaciguada: cura de dos endemoniados:

rebaño precipitado en la mar.-Jesús se vuelve a la otra orilla del lago.

[1] Entonces despedidas las gentes, se vino a casa: y llegándose a él sus discípulos, le dijeron:

Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

[2] Él les respondió, y dijo: El que siembra la buena simiente, es el Hijo del hombre.

[3] Y el campo es el mundo. Y la buena simiente son los hijos del reino. Y la cizaña son los hijos de

la iniquidad.

[4] Y el enemigo, que la sembró, es el diablo. Y la siega, es la consumación del siglo. Y los

segadores, son los Ángeles.

[5] Por manera que así como es cogida la cizaña, y quemada al fuego: así será en la consumación

del siglo.

[6] Enviará el Hijo del hombre sus Ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y a los que

obran iniquidad:

[7] Y echarlos en el horno del fuego. Allí será el llanto, y el crujir de dientes.

[8] Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene orejas para

oír, oiga.

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[9] Semejante es el reino de los cielos a un tesoro escondido en el campo, que cuando lo halla un

hombre, lo esconde: y por el gozo de ello va, y vende cuanto tiene, y compra aquel campo (279).

[10] Asimismo es semejante el reino de los cielos a un hombre negociante, que busca buenas perlas.

[11] Y habiendo hallado una de gran precio, se fue, y vendió cuanto tenía, y la compró (280).

[12] También el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en la mar, allega todo género

de peces.

[13] Y cuando está llena, la sacan a la orilla, y sentados allí, escogen los buenos, y los meten en

vasijas, y echan fuera a los malos (281).

[14] Así será en la consumación del siglo: saldrán los Ángeles, y apartarán a los malos de entre los

justos,

[15] Y los meterán en el horno del fuego: allí será el llanto, y el crujir de dientes.

[16] ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos dijeron: Sí.

[17] Y les dijo: por eso todo escriba instruido en el reino de los cielos, es semejante a un padre de

familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas (282).

[18] Y cuando Jesús hubo acabado estas parábolas, se fue de allí.

[19] Y aquel día, cuando fue ya tarde, como viese Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar

a la otra parte del lago.

[20] Y llegándose a él un escriba, le dijo: Maestro, le seguiré a donde quiera que fueres.

[21] Y Jesús le dice: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos: más el Hijo del hombre

no tiene en donde recueste la cabeza (283).

[22] Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, déjame ir primero, y enterrar a mi padre (284).

[23] Más Jesús lo dice: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos (285).

[24] Y entrando él en un barco, le siguieron sus discípulos, después de haber despedido la gente: y

había también con él otros barcos.

[25] Y mientras ellos navegaban, él se durmió.

[26] Y sobrevino una tempestad de viento en el lago, y un grande alboroto en la mar, que metía las

olas en el barco, de manera que este se llenaba de agua, y peligraban.

[27] Y él mismo estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal.

[28] Y si llegaron a él sus discípulos, y le despertaron diciendo: Maestro, ¿no se te da nada que

perezcamos? Sálvanos, que perecemos.

[29] Y Jesús les dice: ¿Qué teméis, hombres de poca fe? Y levantándose amenazó al viento, y dijo a

la mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y sobrevino una grande bonanza.

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[30] Y les dijo: ¿Porqué estáis medrosos? ¿aún no tenéis fe? Y los hombres se maravillaron (286), y

tuvieron grande miedo, y decían los unos a los otros: ¿Quién es este, que los vientos y la mar le

obedecen (287)?

[31] Y navegaron, y pasaron a la otra orilla de la mar al territorio de los Gerasenos, que está en

frente de la Galilea.

[32] Y al salir Jesús de la barca, le vinieron al encuentro dos endemoniados, que salían de los

sepulcros, fieros en tal manera, que ninguno podía pasar por aquel camino.

[33] Y empezaron luego a decir a gritos: ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús Hijo de Dios

altísimo? ¿Has venido acá a atormentarnos antes de tiempo (288)?

[34] Y un hombre que tenía demonio hacía largo tiempo, no habitaba en casa, y ni aún con cadenas

le podía alguno atar:

[35] Porque habiéndole atado muchas veces con grillos, y con cadenas, había roto las cadenas, y

despedazado los grillos, y nadie le podía domar.

[36] Y de día y de noche estaba continuamente en los sepulcros y en los montes, dando gritos, y

hiriéndose con piedras.

[37] Este luego que vio a Jesús, se postró delante de él, y dijo: Te conjuro por Dios, que no me

atormentes.

[38] Porque le decía: Sal del hombre, espíritu inmundo.

[39] Y le preguntaba: ¿Cuál es tu nombre? Y le dice: Legión es mi nombre porque muchos somos.

[40] Y le rogaba muco, que no le echase fuera de aquella tierra.

[41] Había en aquel lugar paciendo alrededor del monte una grande piara de puercos.

[42] Y le rogaban los espíritus, que no les mandase ir al abismo.

[43] Diciendo: Si nos echas de aquí, envíanos a la piara de puercos.

[44] Y Jesús al punto se lo otorgó. Y les dijo: Id.

[45] Salieron pues los demonios del hombre, y entraron en los cerdos: y en el mismo punto toda la

piara corrió impetuosamente, y por un despeñadero se precipitó en la mar: y murieron en las aguas

(289).

[46] Y los que los apacentaban huyeron, y lo contaron en la ciudad, y en los campos, y por las

granjas. Y salieron a ver lo que había sucedido:

[47] Y salió toda la ciudad a encontrar a Jesús, y toda la gente del territorio de los Gerasenos.

[48] Y vienen a Jesús: y ven al que había sido atormentado del demonio sentado, vestido y en su

juicio cabal, y tuvieron miedo.

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[49] Y los que lo habían visto, les contaron todo el hecho como había acontecido al endemoniado, y

lo de los puercos.

[50] Y le rogó toda la gente, que saliese de sus términos: porque tenían grande miedo.

[51] Y él subió en el barco, y se volvió. Y el hombre, de quien habían salido los demonios, le

rogaba que le dejase estar con él. Más Jesús no se lo concedió, sino que le dijo:

[52] Véte a tu casa a los tuyos, y cuentales cuan grandes cosas te ha hecho el Señor, y la

misericordia que contigo ha usado.

[53] Y se fue, y comenzó a publicar por toda la ciudad, y en decápulis cuan grandes cosas le había

hecho Jesús: y se maravillaban todos.

CAPÍTULO XXII

De las cercanías de la mar Jesús pasa a Nazareth, donde intentan acabar con su vida.-Predica

en la Galilea: misión de los Apóstoles e instrucciones que reciben: los Apóstoles se ponen en

camino, en tanto que Jesús va predicando por las ciudades.

[1] Y habiendo pasado otra vez Jesús en un barco a la otra orilla, se allegó alrededor de él una

grande multitud de pueblo.

[2] Y habiendo salido de allí, se fue a su patria: y le seguían sus discípulos:

[3] Y comenzó a enseñar en la Sinagoga: y muchos que le oían, se maravillaban de su doctrina,

diciendo: ¿De dónde a este todas estas cosas? ¿y qué sabiduría es esta que les es dada; y tales

maravillas, que por sus manos son obradas?

[4] ¿No es este el artesano, el hijo de María, hermano de Santiago, y de Joseph, y de Judas, y de

Simón? Y sus hermanos ¿no están aquí también con nosotros? y se escandalizaban en él (290).

[5] Y les dijo: Sin duda me diréis esta semejanza: Médico, cúrate a ti mismo: todas aquellas grandes

cosas que oímos decir que hiciste en Capharnaum, hazlas también aquí en tu patria.

[6] Y les decía: En verdad os digo, que no hay profeta sin honor sino en su patria, y en su casa, y

entre sus parientes.

[7] En verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando fue cerrado el

cielo por tres años, y seis meses: cuando hubo una grande hambre por toda la tierra:

[8] Más a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidonia.

[9] Y muchos leprosos había en Israel en tiempo de Eliseo profeta: más ninguno de ellos fue

limpiado, sino Naamán de Syria.

[10] Y fueron en la Sinagoga todos llenos de saña, oyendo esto.

[11] Y se levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad: y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre

el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarlo.

[12] Más él pasando por medio de ellos, se fue.

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[13] Y no podía allí hacer milagro alguno; solamente sanó algunos pocos enfermos poniendo sobre

ellos las manos (291):

[14] Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos.

[15] Y rodeaba Jesús por todas las ciudades, y villas, enseñando en las Sinagogas de ellos, y

predicando el Evangelio del reino, y sanando toda dolencia, y toda enfermedad (292).

[16] Y cuando vio aquellas gentes, se compadeció de ellas: porque estaban fatigadas y decaídas,

como ovejas, que no tiene pastor.

[17] Entonces dice a sus discípulos: La mies verdaderamente es mucha, más los obreros pocos.

[18] Rogad pues al Señor de las mies, que envíe trabajadores a su mies.

[19] Y llamó a los doce: y comenzó a enviarlos de dos en dos, mandándoles, y diciendo:

[20] No vayáis a camino de Gentiles, ni entréis en las ciudades de los Samaritanos:

[21] Mas id antes a las ovejas, que perecieron de la casa de Israel (293).

[22] Id, y predicad, diciendo: Que se acercó el reino de los cielos.

[23] Sanad enfermos, resucitad muertos (294), limpiad leprosos, lanzad demonios; graciosamente

recibisteis, dad graciosamente.

[24] No paseéis oro ni plata: no llevéis nada para el camino, ni alforja, ni pan, ni dinero en vuestras

fajas:

[25] Ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón (295).

[26] Y en cualquier ciudad o aldea en que entrareis, preguntad quien hay en ella digno: y estaos allí

hasta que salgáis.

[27] Y en cualquiera casa en que entrareis, saludadla, diciendo: Paz sea en esta casa.

[28] Y si aquella casa fuere digna, vendrá sobre ella vuestra paz: más si no fuere digna, vuestra paz

se volverá a vosotros.

[29] Y todo el que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras: al salir fuera de la casa, o de la

ciudad, sacudid aún el polvo de vuestros pies, en testimonio contra ellos.

[30] En verdad os digo: Que será más tolerable a la tierra de los de Sodoma, y de Gomorrha en el

día del juicio, que a aquella ciudad.

[31] Ved pues que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed pues prudentes como

serpientes, y sencillos como palomas (296).

[32] Y guardaos de los hombres. Porque os harán comparecer en sus audiencias, y os azotarán en

sus Sinagogas:

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[33] Y seréis llevados ante los gobernadores, y los reyes por causa de mí, en testimonio a ellos, y a

los Gentiles.

[34] Y cuando os entregaren, no penséis cómo, o qué habéis de hablar: porque en aquella hora os

será dado lo que hayáis de hablar.

[35] Porque no sois vosotros los que habláis, sino Espíritu de vuestro Padre, que habla en vosotros.

[36] Y el hermano entregará a muerte al hermano, y el padre al hijo: y se levantarán los hijos contra

los padres, y los harán morir:

[37] Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre: más el que perseverare hasta la fin, este será

salvo.

[38] Y cuando os persiguieren en esa ciudad, huid a la otra. En verdad os digo, que no acabaréis

(297) las ciudades de Israel, hasta que venga el Hijo del hombre (298).

[39] No es el discípulo más que su maestro, ni el siervo más que su señor.

[40] Bástale al discípulo ser como su maestro: y al siervo como su señor. Si llamaron Beelzebub al

padre de familias: ¿cuánto más a sus domésticos?

[41] Pues no los temáis: porque nada hay encubierto, que no se haya de descubrir: ni oculto, que no

se haya de saber.

[42] Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz: y lo que oís a la oreja, predicadlo sobre los

tejados (299).

[43] Y no temáis a los que matan el cuerpo, y no pueden matar el alma: temed antes al que puede

echar el alma y el cuerpo e el infierno.

[44] ¿Por ventura no se venden dos pajarillos por un cuarto: y uno de ellos no caerá sobre la tierra

sin vuestro Padre?

[45] Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

[46] No temáis pues: porque mejores sois vosotros que muchos pájaros.

[47] Todo aquel pues que me confesare delante de los hombres, lo confesaré yo también delante de

mi Padre, que está en los cielos.

[48] No penséis, que vine a meter paz sobre la tierra: no vine a meter paz, sino espada.

[49] Porque vine a separar al hombre contra su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra

su suegra:

[50] Y los enemigos del hombre, los de su casa.

[51] El que ama a padre, o a madre más que a mí, no es digno de mí. Y el que ama a hijo, o a hija

más que a mí, no es digno de mí.

[52] Y el que no toma su cruz, y me sigue, no es digno de mí.

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[53] El que halla su alma, la perderá: y el que perdiere su alma por mí, la hallará.

[54] El que á vosotros recibe, á mí recibe: y el que a mí recibe, recibe á aquel que me envió.

[55] El que recibe á un profeta en nombre de profeta, galardon de profeta recibirá: y el que recibe á

un justo en nombre de justo , galardon de justo recibirá.

[56] Y todo el que diere á beber á uno de aquellos pequeñitos un vaso de agua fría tan solamente en

nombre de discípulo: en verdad os digo, que no perderá su galardon.

[57] Y acaeció, que cuando Jesús acabó de dar estas instrucciones á sus doce discípulos, habiendo

salido pasó de allí á enseñar y predicar en las ciudades de ellos.

CAPÍTULO XXIII

Mientras predica Jesús en las ciudades, y sus discípulos en las aldeas de Galilea, ocurre la

muerte de Juan Bautista.- Herodes oye hablar de Jesús, y desea verle; más Jesús se aleja y se

vuelve a Capharnaum.-Habiendo vuelto a su lado los Apóstoles, los lleva de Capharnaum al

desierto de Bethsaida, en donde instruye al pueblo.-Primera multiplicación de los panes.

[1] Herodías armaba lazos a Juan: y le quería hacer morir, pero no podía.

[2] Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo, y santo: y le tenía a custodia, y por

su consejo hacia muchas cosas, y le oía de buena gana (300).

[3] Hasta que últimamente llegó un día favorable, en que Herodes celebraba el día de su nacimiento,

dando una cena a los grandes de su corte, a los tribunos, y a los principales de Galilea:

[4] Y habiendo entrado la hija de Herodías, y danzado, y dado gusto a Herodes, ya los que con él

estaban a la mesa, dijo el rey (301) a la mozuela: Pídeme lo que quieras, y te lo daré:

[5] Y le juró: Todo lo que me pidieres te daré, aunque sea la mitad de mi reino.

[6] Y habiendo ella salido, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella dijo: La cabeza de Juan el Bautista.

[7] Y prevenida por su madre, y volviendo luego a entrar apresurada adonde estaba el rey, pidió

diciendo: Quiero que luego al punto me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

[8] Y el rey se entristeció: más por el juramento, y por los que con él estaban a la mesa, no quiso

disgustarla (302):

[9] Y enviando uno de su guardia, hizo degollar a Juan en la cárcel, y le mandó traer la cabeza de

Juan en un plato.

[10] Y trajo su cabeza en un palto: y la dio a la mozuela, y la mozuela la dio a su madre.

[11] Y cuando sus discípulos lo oyeron, vinieron, y tomaron su cuerpo: y lo pusieron en un

sepulcro: y fueron a dar la nueva a Jesús.

[12] Y (los Apóstoles) iban de pueblo en pueblo predicando el Evangelio, y que hiciesen penitencia:

[13] Y lanzaban muchos demonios, y ungían con óleo a muchos enfermos, y sanaban.

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[14] Y llego la noticia a herodes el tetrarca en aquel tiempo (303), todo lo que hacía Jesús, (porque

se había hecho notorio su nombre), y quedó como suspenso, porque decían.

[15] Algunos: Que Juan ha resucitado de entre los muertos: y otros: Que Elías había aparecido y

otros: Que un profeta de los antiguos había resucitado. Y decían otros: Profeta es, como uno de loso

profetas.

[16] Cuando lo oyó Herodes, dijo: Yo degollé a Juan: ¿quién pues es este, de quien oigo tales

cosas? y procuraba verlo.

[17] Y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista, que resucitó de entre los muertos y por eso

virtudes obra el él (304).

[18] Y cuando lo oyó Jesús, se retiró de allí (305).

[19] Y vueltos los Apóstoles (306), llegándose a Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y

enseñado.

[20] Y les dijo: Venid a parte a un lugar solitario, y reposad un poco. Porque eran muchos los que

iban, y venían: y ni aún tiempo para comer tenían.

[21] Y tomándolos consigo a parte, y entrando en un barco, pasó Jesús a la otra parte de la mar de

Galilea, que es de Tiberíades, y se fue a un lugar desierto, que es del territorio de Bethsaida (307).

[22] Y los vieron muchos como se iban, y lo conocieron.

[23] Y le seguía una grande multitud de gente: y concurrieron allá a pie de todas las ciudades,

porque veían los milagros que hacía sobre los enfermos, y llegaron antes que ellos (308).

[24] Y al desembarcar subió Jesús a un monte: y se sentó allí con sus discípulos.

[25] Y estaba cerca la Pascua, día de la fiesta de los Judíos.

[26] Y habiendo alzado Jesús los ojos, y viendo que venía a él un a tan gran multitud, dijo a

Phelipe: ¿De dónde compraremos pan, para que coman estos?

[27] Esto decía por probarle: porque él sabía lo que había de hacer.

[28] Phelipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastan, para que cada uno tome poco.

[29] Y Jesús los recibió, y tuvo compasión de ellos: porque eran como ovejas que no tiene pastor.

[30] Y comenzó a enseñarles muchas cosas, y les hablaba del reino de dios, y sanaba a los que lo

habían menester.

[31] Y el día había comenzado ya a declinar: cuando llegándose a él los doce discípulos, le dijeron:

Desierto es este lugar, y la hora es ya pasada: Despide a esas gentes, para que vayan a las aldeas, y

granjas de la comarca, y se alberguen, y hallen que comer.

[32] Y les dijo Jesús: No tiene necesidad de irse: dadles vosotros de comer.

[33] Y le dijeron: ¿iremos a comprar para toda esa gente, y les daremos de comer?

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[34] Y les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Id, y vedlo.

[35] Y habiéndolo visto, uno de sus discípulos, Andrés hermano de Simón Pedro le dijo:

[36] Aquí hay un muchacho: que tiene cinco panes de cebada, y dos peces: más ¿qué es esto para

tanta gente?

[37] Y dijo Jesús a sus discípulos: Traédmelos acá: y hacedlos sentar en ranchos.

[38] En aquel lugar había mucho heno: y los hicieron sentar todos por ranchos sobre la hierba verde,

de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.

[39] Tomó pues Jesús los cinco panes, y los dos peces, y alzando los ojos al cielo, y habiendo dado

gracias, bendijo, y partió los panes, y los dio a sus discípulos, para que se los pusiesen delante.

[40] Y asimismo repartió entre todos los dos peces, cuanto querían.

[41] Y comieron todos: y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos

que han sobrado, que no se pierdan.

[42] Y así recogieron, y llenaron doce canastos de lo que les sobró de los cinco panes de cebada, y

de los peces (309).

[43] Y el número de los que comieron fue cinco mil hombre, si contar mujeres, y niños.

[44] Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había hecho Jesús, decían: Este es

verdaderamente el profeta, que ha de venir al mundo.

[45] Y Jesús cuando entendió, que habían de venir para arrebatarle, y hacer rey, hizo subir luego a

sus discípulos en el barco, y que pasasen antes que él a Bethsaida a la otra parte del lago, mientras

que él despedía al pueblo.

[46] Y después que los hubo despedido, subió a un monte sólo a orar.

CAPÍTULO XXIV

Jesucristo anda sobre las aguas volviendo del desierto de Bethsaida a Capharnaum.-Sana a

muchos enfermos.-Jesús declara al pueblo que su carne es comida, y su sangre es bebida.-

Murmuraciones de los judíos: Jesús declara que su cuerpo es el pan celestial figurado por el

maná.

[1] Y como fuese tarde (310), descendieron sus discípulos al mar hacia Capharnaum: y era ya

oscuro: y no había venido Jesús a ellos.

[2] Y el barco en medio de la mar era combatido de las ondas: porque el viento era recio y

contrario. Y él estaba solo en tierra.

[3] Más a la cuarta vigilia (311) de la noche, cuando hubieron remado como unos veinticinco o

treinta estadios (312), viéndolos remar con gran fatiga, vino Jesús hacia ellos andando sobre la mar:

y quería dejarlos atrás.

[4] Y cuando le vieron andar sobre la mar, y que se acercaba el barco, se turbaron, y decían: Que es

fantasma. Porque todos le vieron, y tuvieron miedo, y comenzaron a gritar.

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[5] Más Jesús les habló al mismo tiempo, y dijo: Tened buen ánimo: yo soy, no temáis.

[6] Y respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, mándame venir a ti sobre las aguas.

[7] Y él le dijo: Ven. Y bajando Pedro del barco, andaba sobre el agua para llega a Jesús.

[8] Más viendo el viento recio, tuvo miedo y como empezase a hundirse, dio voces diciendo:

Valedme, Señor.

[9] Y luego extendiendo Jesús la mano, trabó de él, y le dijo: Hombre de poca fe, ¿porqué dudaste?

[10] Y ellos quisieron recibirle en el barco.

[11] Y luego que entraron en el barco, cesó el viento: y más se pasmaban en su interior.

[12] Porque todavía no habían entendido lo de los panes: por cuanto su corazón estaba ofuscado.

[13] Y los que estaban en el barco, vinieron, y le adoraron diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios

eres.

[14] Y cuando estuvieron de la otra parte, fueron a tierra de Genesareth, y arrimaron.

[15] Y en saliendo del barco, luego lo conocieron los hombres de aquel lugar.

[16] Y recorriendo toda aquella comarca, le traían de toda ella los enfermos en sus camillas, luego

que oyeron que estaba allí.

[17] Y donde quiera que entraba, en aldeas, o en granjas, o en ciudades, ponían los enfermos en las

calles, y le rogaban, que permitiese tocar siquiera la orla de su vestido: y cuantos la tocaron,

quedaron sanos.

[18] El día siguiente la gente que estaba de la otra parte del mar, vio que no había entrado en el

barco con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían ido solos.

[19] Y llegaron otros barcos de Tiberiades, cerca del lugar en donde habían comido el pan, después

de haber dado gracias al Señor.

[20] Pues cuando vio la gente, que no estaba allí, Jesús, ni sus discípulos, entraron en los barcos, y

fueron a Capharnaum en busca de Jesús.

[21] Y cuando le hallaron de la otra parte del mar, le dijeron: Maestro ¿cuándo llegaste acá?

[22] Jesús le respondió, y dijo: En verdad, en verdad os digo: Que mes buscáis no por los milagros

que visteis, más porque comisteis del pan, y os saciasteis.

[23] Trabajad no por la comida que perece, más por la que permanece para vida eterna (313), la que

os dará el Hijo del hombre. Porque a este señaló el Padre el Dios.

[24] Y le dijeron: ¿Qué haremos para hacer las obras de Dios?

[25] Respondió Jesús, y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel que él envió.

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[26] Entonces le dijeron: ¿Pues qué milagro haces, para que lo veamos, y te creamos?¿qué obras tú?

[27] Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a

comer (314)

[28] Y Jesús le dijo: En verdad, en verdad os digo: Que nos os dio Moisés pan del cielo, más mi

Padre os da el pan verdadero del cielo.

[29] Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo, y da vida al mundo.

[30] Ellos pues le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

[31] Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida: el que a mí viene, no tendrá hambre: y el que en mí

cree, nunca jamás tendrá sed.

[32] Más ya os he dicho, que me habéis visto, y no creéis.

[33] Todo lo que me da el Padre, a mi vendrá, y aquel que a mí viene, no le echaré fuera:

[34] Porque descendí del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad de aquel que me envió.

[35] Y esta es la voluntad de aquel padre, que me envió: Que nada pierda de todo aquello que el me

dio, sino que lo resucite en el último día.

[36] Y la voluntad de mi Padre, que me envió es esta: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él,

tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

[37] Los Judíos pues murmuraban de él, porque había dicho: Yo soy el pan vivo, que descendí del

cielo.

[38] Y decían: ¿No es este Jesús el hijo de Joseph, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Pues

como dice este: Que del cielo descendí?

[39] Más Jesús respondió, y les dijo: No murmuréis ente vosotros:

[40] Nadie puede venir a mí, si no le trajere el Padre que me envió: y yo le resucitaré en el

postrimero día.

[41] Escrito está en los Profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Todo aquel, que oyó del Padre, y

aprendió, viene a mí.

[42] No porque alguno ha visto al Padre, sino aquel que vino de dios, este ha visto al Padre.

[43] En verdad, en verdad os digo: Que aquel que cree en mí, tiene vida eterna.

[44] Yo soy el pan de la vida.

[45] Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.

[46] Este es el pan, que desciende del cielo; para que el que comiere de él, no muera.

[47] Yo soy el pan vivo, que descendí del cielo.

Page 96: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[48] Si alguno comiere de este pan, vivirá eternamente, y el pan que yo daré, es mi carne por la vida

del mundo.

[49] Comenzaron entonces los Judíos a altercar unos con otros, y decían: ¿Cómo nos puede dar este

su carne a comer?

[50] Y Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: Que si no comiereis la carne del Hijo del

hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros (315).

[51] El que come mi carne, y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el última día

(316):

[52] Porque mi carne verdaderamente es comida: y mi sangre verdaderamente es bebida (317).

[53] El que come mi carne, y bebe mi sangre, es mí mora, y yo en él.

[54] Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así también el que me come, él

mismo vivirá por mi.

[55] Este es el pan, que descendió del cielo. No como el maná, que comieron vuestros padres, y

murieron. Quien come este pan, vivirá eternamente.

[56] Esto dijo en la Sinagoga, enseñando en Capharnaum.

[57] Más muchos de sus discípulos, que esto oyeron, dijeron: Duro es este razonamiento, ¿y quién

lo puede oír?

[58] Y Jesús sabiendo en sí mismo, que murmuraban sus discípulos de esto, les dijo: ¿esto os

escandaliza?

[59] Pues qué si viéreis al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? (318)

[60] El espíritu es el que da vida (319): la carne nada aprovecha. Las palabras que yo os he dicho,

espíritu y vida son (320).

[61] Más hay algunos de vosotros, que no creen. Porque Jesús sabia desde el principio quienes eran

los que no creian, y quien le habia de entregar.

[62] Y decia: por esto os he dicho, que ninguno puede venir á mí, si no le fuere dado de mi Padre.

[63] Desde entónces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y no andaban ya con él.

[64] Y dijo Jesús á los doce: ¿y vosotros queréis también iros (321)?

[65] Y Simón Pedro le respondió: Señor ¿á quién irémos? Tú tienes palabras de vida eterna.

[66] Y nosotros hemos creido y conocido, que tú eres el Cristo el Hijo de Dios.

[67] Jesús les respondió: ¿No os escogí yo á los doce: y el uno de vosotros es diablo?

[68] Y hablaba de judas Iscariotes, hjio de Simón: porque este, que era uno de los doce, le habia de

entregar.

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CAPÍTULO XXV

De Capharnaum Jesús recorre de nuevo la Galilea.-Descubre la hipocresía de los Phariséos.-

Declara que lo que hace impuro al hombre no es el alimento, sino el consentimiento en el

pecado.-Jesús se dirige hacia los confines de Tyro donde cura a la hija de la Chananéa, y sale

luego de ese país para volver a Capharnaum atravesando el territorio de Decápolis: curación

del sordo-mudo.

[1] Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea (322), por

cuanto los Judíos le buscaban para matarle.

[2] Entonces vinieron a él los Phariséos, y algunos de los Escribas, que habían llegado de Jerusalén

(323).

[3] Y cuando vieron comer pan a algunos de sus discípulos con manos comunes, esto es, sin

habérselas lavado, lo vitupearon.

[4] Porque los Phariséos, y todos los Judíos, si no se lavan las manos muchas veces, no comen,

siguiendo la tradición de los ancianos:

[5] Y cuando vuelven de la plaza (324), no comen si antes no se bañan: y guardan muchas cosas que

tienen por tradición, lavatorios de vasos y jarros, y de vasijas de metal, y de lechos:

[6] Y le preguntaban los Phariséos, y los Escribas: ¿Porqué tus discípulos no andan conformes a la

tradición de los ancianos, sino que comen pan sin lavarse las manos?

[7] Y él respondiendo les dijo: ¿Y vosotros porqué traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra

tradición? Porque Moisés dijo:

[8] Honra a tu padre, y a tu madre. Y: El que maldijere al padre, o ala madre, muera de muerte.

[9] Más vosotros decís: Basta que el hombre diga a su padre, o a su madre, cualquier Corban, esto

es, el don que yo ofreciere, a ti aprovechará:

[10] Y no le permitís hacer ninguna otra cosa más por el padre, o por la madre (325),

[11] Invalidando la palabra de dios por vuestra tradición, que enseñasteis: el lavar de los jarros, y de

los vasos, y hacéis otras muchas cosas semejantes a esta: y habéis hecho vano el mandamiento de

Dios.

[12] Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:

[13] Este pueblo con los labios me honra: más el corazón de ellos lejos está de mí.

[14] Y en vano me honran, enseñando doctrinas, y mandamientos de hombres.

[15] Y habiendo convocado a sí a las gentes, les dijo: Escuchadme todos, y entended.

[16] No ensucia al hombre, lo que entra en la boca: más lo que sale de la boca, eso ensucia al

hombre (326).

[17] Si hay quien tenga orejas para oír, oiga.

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[18] Y luego que dejó la gente, y entró en casa, llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes, que

los Phariséos se han escandalizado, cuando han oído esta palabra?

[19] Más él respondiendo dijo: Toda planta, que no plantó mi Padre celestial, arrancada será de raíz.

[20] Dejadlos: ciegos son, y guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, entrambos caen en el

hoyo.

[21] Y respondiendo Pedro le dijo: Explícanos esa parábola.

[22] Y dijo Jesús: ¿Aún también vosotros sois sin entendimiento?

[23] No comprendéis, que toda cosa que de fuera entra en el hombre, no lo puede hacer inmundo:

[24] Porque no entra en su corazón, sino que pasa al vientre, y después se echa en lugares

excusados, purgando todas las viandas.

[25] Más lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto ensucia al hombre:

[26] Porque del corazón salen los pensamientos malos, los adulterios, las fornicaciones, los

homicidios, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias, las avaricias, las maldades, el engaño,

las deshonestidades, el ojo maligno (327), la soberbia, la locura.

[27] Todos estos males de dentro salen, y hacen inmundo al hombre. Más el comer con los manos

sin lavar, no ensucia al hombre.

[28] Y levantándose de allí, se fue a los confíes de Tyro y de Sidón: y entrando en una casa, quiso

que nadie lo supiese, más no se pudo encubrir.

[29] Y he aquí una mujer Chananéa., que había salido de aquellos términos, y clamaba diciendo:

Señor, hijo de David, ten piedad de mí: mi hija es malamente atormentada del demonio.

[30] Y la mujer era gentil, Syrophenisa de nación (328). Y cuando oyó hablar de él, entró, y se echó

a sus pies.

[31] Y él no le respondió palabra. Y llegándose sus discípulos, le rogaban y decían: Despáchala,

porque viene gritando en pos de nosotros.

[32] Y él respondiendo dijo: No soy enviado sino a las ovejas, que perecieron, de la casa de Israel

(329).

[33] Más ella vino, y le adoró, diciendo: Señor, valedme.

[34] Jesús le dijo: Deja primero hartarse los hijos: porque no es bien tomar el pan de los hijos, y

echarlo a los perros.

[35] Más ella respondió, y dijo: Así es, Señor: más los perrillos comen de las migajas, que caen de

la mesa de sus señores.

[36] Entonces respondió Jesús, y le dijo: O mujer, grande es fe: por esto que has dicho, hágase

contigo como quieres. Ve, que el demonio ha salida de tu hija. Y desde aquella hora fue sana su

hija.

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[37] Y cuando llegó a su casa, halló a su hija echada sobre la cama, y que había salido de ella el

demonio.

[38] Y habiendo salido otra vez de los confines de Tyro, fue por Sidón a el mar de Galilea,

atravesando el territorio de Decápolis (330).

[39] Y le trajeron un sordo y mudo, y le rogaban que pusiese la mano sobre él.

[40] Y sacándole a parte de entre la gente, le metió los dedos en sus orejas: y escupiendo, le tocó

con su lengua:

[41] Y mirando al cielo, gimió, y le dijo: Epthphetha, que quiere decir: Sé abierto.

[42] Y luego fueron abiertas sus orejas, y fue desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien.

[43] Y les mandó (331) que a nadie lo dijesen. Pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo

divulgaban.

[44] Y tanto más se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo: a los sordos ha hecho oír, y a los

mudos hablar.

CAPÍTULO XXVI

Jesús sana a una porción de enfermos cerca de la mar, en un desierto no lejos de Bethsaida.-

Segunda multiplicación de los panes.- Le piden los judíos un prodigio en el cielo: Jesús

reprende a los judíos, y luego a sus discípulos.-De Bethsaida adonde cura a un ciego, Jesús se

dirige hacia Cesarea de Philippo.-Primacía de San Pedro.

[1] Y habiendo salido Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea: y subiendo a un monte, se sentó

allí (332).

[2] Y se llegaron a él muchas gentes, que traían consigo mudos, ciegos, cojos, mancos , y otros

muchos: y los echaron a sus pies, y los sanó:

[3] De manera que se maravillaban las gentes, viendo hablar los mudos, andar los cojos, ver los

ciegos: y loaban en gran manera al Dios de Israel.

[4] Más Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de esas gentes, porque ha ya tres

días que perseveran conmigo, y no tiene que comer: y no quiero despedirlas en ayunas, porque no

desfallezcan en el camino.

[5] Y le dijeron los discípulos: ¿Cómo podremos hallar en este desierto tantos panes, que hartemos

tan grande multitud de gente (333)?

[6] Y Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.

[7] Y mandó a la gente recostarse sobre la tierra.

[8] Y tomando los siete panes, y los peces, y dando gracias los partió, y dio a sus discípulos, y los

discípulos los dieron al pueblo.

[9] Y comieron todos, y se hartaron. Y de los pedazos que sobraron, alzaron siete espuertas llenas.

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[10] Y los que comieron, fueron cuatro mil hombres, sin los niños y mujeres.

[11] Y despedida la gente, entró en un barco: y pasó a los términos de Magedan, en el territorio de

Dalmanutha.

[12] Y se llegaron a él los Phariséos. y los Sadducéos, y se pusieron a disputar con él, y le rogaron,

que les mostrase una señal del cielo por tentarle.

[13] Y él respondió, y les dijo: Cuando va llegando la noche decís: Sereno hará, porque rojo está el

cielo.

[14] Y por la mañana: Tempestad habrá hoy, porque el cielo triste tiene arreboles.

[15] Pues la faz del cielo sabéis distinguir: ¿y las señales de los tiempos no podéis saber (334)?

[16] Más Jesús gimiendo en su interior, les dijo: La generación perversa y adultera señal pide: en

verdad os digo, que señal no le será dada, sino l señal de Jonás el profeta.

[17] Y dejándolos, volvió a entrar en el barco, y pasó a la otra orilla del lago.

[18] Y pasando sus discípulos a la otra ribera, se habían olvidado de tomar panes: y no tenían

consigo sino un pan den el barco.

[19] Y les mandó, diciendo: Mirad, y guardaos de la levadura de los Phariséos., y de los Sadducéos,

y de la levadura de Herodes.

[20] Y discurrían entre sí, diciendo: Porque no hemos tomado panes.

[21] Lo que habiendo conocido Jesús, les dijo: Hombre de poca fe, ¿porqué estáis pensando dentro

de vosotros, sobre que no tenis panes? ¿aún no conocéis, ni entendéis? ¿todavía tenéis ciego vuestro

corazón?

[22] ¿Teniendo ojos no veis? ¿y teniendo orejas, no oís? Y no os acordáis.

[23] Cuando partí los cinco panes entre cinco mil hombres, ¿cuántos cestos alzasteis llenos de

pedazos? Doce, le respondieron.

[24] Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas alzasteis de pedazos? Siete, le

dijeron.

[25] Y les decía: ¿Pues cómo no entendéis aún?

[26] ¿Cómo no comprendéis, que no por el pan os dije: ¿guardaos de la levadura de los Phariséos, y

de los Sadducéos?

[27] Entonces entendieron, que no había dicho que se guardasen de la levadura de los panes, sino de

la doctrina de los Phariséos, y de los Sadducéos (335).

[28] Y vinieron a Bethsaida, y le trajeron un ciego, y le rogaban que le tocase.

[29] Y tomando al ciego por la mano, lo sacó fuera de la aldea: y escupiéndole en los ojos, y

poniendo las manos encima, le preguntó, si veía algo.

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[30] Y él alzando los ojos, dijo: Veo los hombres como árboles que andan.

[31] Y le puso otra vez las manos sobre los ojos, y comenzó a ver. Y fue sano, de modo que veía

claramente todas las cosas.

[32] Y lo envió a su casa diciendo: Vete a tu casa, y si entrares en la aldea, a nadie lo digas.

[33] Y salió Jesús con sus discípulos por las aldeas de Cesaréa de Philippo.

[34] Y aconteció, que estando solo orando, se hallaban con él sus discípulos: y les preguntó por el

camino: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? ¿Quién dicen las gentes, que soy yo?

[35] Y ellos respondieron: Los unos, que Juan el Bautista, los otros, que Elías, y los otros, que

Jeremías: y otros, que resucitó alguno de los antiguos profetas.

[36] Y Jesús les dice: Y vosotros ¿quién decís que soy yo?

[37] Respondió Simón Pedro, y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios el vivo.

[38] Y respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres Simón hijo de Juan: porque no te lo reveló

carne ni sangre, sino mi Padre, que están en los cielos.

[39] Y yo te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (336), y las puertas del

infierno (337) no prevalecerán contra ella.

[40] Y a ti daré las llaves del reino de los cielos (338). Y todo lo que ligares sobre la tierra, ligado

será en los cielos: y todo lo que desatares sobre la tierra, será también desatado en los cielos.

[41] Entonces mandó a sus discípulos, con amenazas, que no dijesen a ninguno, que él era Jesús el

Cristo.

[42] Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos, que convenía ir él a Jerusalén, y

padecer muchas cosas de los ancianos, y de los Escribas, y de los príncipes de los sacerdotes: y que

fuese entregado a la muerte: y que resucitase después de tres días.

[43] Y claramente decía esta palabra.

[44] Y tomándole Pedro a parte, comenzó a increparle diciendo: Lejos esto de ti, Señor: no será esto

contigo.

[45] Más él, volviéndose y mirando a sus discípulos, amenazó a Pedro, diciendo: Quítateme de

delante, Satanás (339): estorbo me eres: porque no entiendes las cosas que son de Dios, sino las de

los hombres.

[46] Y convocando al pueblo con sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí

mismo: y tome su cruz cada día, y sígame.

[47] Porque el que quisiere salvar su alma (340), la perderá: más el que perdiere su alma por mí y

por el Evangelio, la salvará.

[48] Porque ¿qué aprovecha al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué cambio

dará el hombre por su alma (341)?

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[49] Y quien se afrentare de mí, y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora:

el Hijo del hombre también se afrentará de él, cuando viniere en la gloria de su Padre acompañdo de

los santos Ángeles.

[50] Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus Ángeles: y entónces

dará á cada uno segun sus obras.

[51] En verdad os digo, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que

vean el Hijo del hombre con poder en su reino (342).

CAPÍTULO XXVII

Sube Jesús de las cercanías de Cesarea de Philippo al monte del Thabor: su transfiguración.-

Anuncia su pasión, y cura a un endemoniado.-Atraviesa la Galilea y vuelve a Capharnaum.-

Milagro para pagar el tributo.

[1] Y seis días después de estas palabras (343), tomó consigo a Pedro, y a Santiago, y a Juan: y los

llevó solos a orar a un monte alto en lugar apartado.

[2] Y entre tanto que hacía oración, se transfiguró delante de ellos. Y resplandeció su rostro como el

sol: y sus vestidos se tornaron resplandecientes, y en extremo blancos como la nieve, tanto, que

ningún batanero sobre la tierra los puede hacer tan blancos.

[3] Y he aquí que hablaban con él dos varones. Y estos eran Moisés y Elías.

[4] Que aparecieron en majestad: y hablaban de su salida (344), que había de cumplir en Jerusalén.

[5] Más Pedro y los que con él estaban, se hallaban cargados de sueño. Y despertando vieron la

gloria de Jesús, ya los dos varones que con él estaban.

[6] y cuando se apartaron de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, bueno es que nos estemos aquí: si

quieres hagamos aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías (345):

[7] Porque no sabía lo que se decía: pues estaban atónitos de miedo.

[8] Él estaba aún hablando, cuando vino una nube luminosa que los cubrió (346): y tuvieron miedo,

entrando ellos en la nube.

[9] Y salió una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo el amado, en quien yo mucho me he

complacido: a él escuchad (347).

[10] Y cuando lo oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y tuvieron grande miedo.

[11] Y al salir esta vez, Jesús se acercó y los tocó: y les dijo: Levantaos, y no temáis.

[12] Y alzando ellos sus ojos, y mirando alrededor, a nadie vieron, sino solo a Jesús.

[13] Y otro días bajando ellos del monte, les mandó Jesús, diciendo, que a nadie dijesen lo que

habían visto: hasta que el Hijo del hombre hubiese resucitado de entre los muertos.

[14] Y tuvieron el caso en secreto, y a nadie dijeron en aquellos días cosa alguna, de las que habían

visto; preguntándose entre sí, qué sería aquello: cuando hubiere resucitado de entre los muertos.

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[15] Y le preguntaron, diciendo: ¿Pues cómo dicen los Phariséos, y los Escribas, que Elías debe

venir primero (348)?

[16] Y él les respondió, y dijo: Elías en verdad ha de venir primero, y restablecerá todas las cosas: y

como está escrito acerca del hijo del hombre, debe padecer mucho, y será despreciado.

[17] Más os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisieron,

como está escrito de él (349). Así también harán ellos padecer al Hijo del hombre.

[18] Entonces entendieron los discípulos, que de Juan el Bautista les había hablado.

[19] Y viniendo a sus discípulos, vio cerca de ellos una grande multitud de gente, y que los Escribas

estaban disputando con ellos.

[20] Y todo el pueblo viendo a Jesús, quedó suspenso, y llenos de temor, acudieron corriendo a

saludarle.

[21] Y les preguntó: ¿Qué es de lo que estáis disputando entre vosotros?

[22] Y he aquí un hombre de la turba clamó, diciendo: Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo,

porque yo no tengo otro:

[23] E hincadas las rodillas delante de él, le dijo: Maestro, te he traído mi hijo, apiádate de mi hijo,

que está poseído de un espíritu mudo, y padece mucho:

[24] Y donde quiera que le toma, súbitamente da voces, y le tira por tierra, y le hace echar

espumarajos, y crujir los dientes, y se va secando, y apenas se aparta de él, despedazándole:

[25] Y rogué a tus discípulos, que le echasen fuera, y no pudieron.

[26] Y respondiendo Jesús, dijo: ¡O generación incrédula y depravada! ¿hasta cuándo estaré con

vosotros? ¿hasta cuándo os sufriré? Trae acá tu hijo.

[27] Y se le trajeron. Y luego que le vio, comenzó el espíritu a atormentarle: y estrellando contra la

tierra, se revolcaba echando espumarajos.

[28] Y preguntó al padre de él: ¿Cuánto tiempo ha que le sucede esto? Y él dijo: Desde la infancia:

[29] Y muchas veces le ha arrojado en el fuego, y en las aguas, para acabar con él. Más si algo

puedes, ayúdanos, apiadado de nosotros.

[30] Y Jesús le dijo: Si puedes creer, todas las cosas son posibles para el que cree.

[31] Y exclamando luego el padre del muchacho, decía con lágrimas: Creo, Señor, ayuda mi

incredulidad (350).

[32] Y cuando vio Jesús, que la gente iba concurriendo en tropel, amenazó al espíritu inmundo,

diciéndole: Espíritu sordo y mudo, yo te mando, sal de él: y no entre más en él.

[33] Entonces dando grandes alaridos, y maltratándolo mucho, salió de él, y quedó como muerto, de

manera que muchos decían: Muerto está.

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[34] Más tomándole Jesús por la mano, le ayudó a alzarse, y se levantó: y sanó al muchacho, y se le

volvió a su padre.

[35] Y se pasmaban todos del gran poder de Dios.

[36] Y después que entró en la casa, sus discípulos le preguntaban a parte: ¿Porqué no le pudimos

nosotros lanzar?

[37] Jesús les dijo: Por vuestra poca fe. Porque en verdad os digo, que si tuviereis fe, cuanto un

grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible

(351).

[38] Más esta casta (352) no se lanza sino por oración, y ayuno.

[39] Y habiendo partido de allí, caminaron más allá de Galilea, y no quería que nadie lo supiese.

[40] Y enseñaba a sus discípulos, y les decía: Poned en vuestros corazones estas palabras: El Hijo

del hombre será entregado en manos de hombres, y le harán morir, y después de muerto resucitará

al tercero día.

[41] Más ellos no entendían esta palabra, y les era tan obscura, que no la comprendían: y temían de

preguntarle acerca de ella: y se entristecieron en extremo.

[42] Y les vino también el pensamiento, quien de ellos sería el mayor.

[43] Y como llegaron a Capharanaum, vinieron a Pedro los que cobraban los didracmas (353), y le

dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga los didracmas?

[44] Dijo: Si. Y entrando en la casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué le parece, Simón? ¿Los

reyes de la tierra de quién cobran el tributo o el censo? ¿De sus hijos, o de los extraños?

[45] De los extraños, respondió Pedro. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos (354).

[46] Mas porque no los escandalicemos, vé á la mar, y echa el anzuelo: Y el primer pez que viniere,

tómalo: y abriéndole la boca, hallarás un estatero, tómalo, y se lo darás por mi y por ti.

CAPÍTULO XXVIII

Hallándose Jesús en la casa de Capharnaum recomienda a sus discípulos la humildad de la

infancia, y que eviten la ocasión del pecado.-Parábola de la oveja descarriada.-Poder de atar y

desatar las conciencias; oración en común; se debe perdonar siempre al que nos injuria.

Parábola del siervo malo.

[1] En aquella hora, cuando estaban en la casa, se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién

piensas que es mayor en el reino de los cielos?

[2] Y les preguntaba: ¿Qué ibais tratando por el camino?

[3] Más ellos callaban: porque en el camino habían altercado entre sí, sobre cual de ellos sería el

mayor (355).

[4] Más Jesús, viendo lo que pensaban en su corazón, y sentándose, llamó a los doce, y les dijo: Si

alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el siervo de todos.

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[5] Y tomando un niño, lo puso junto a sí, en medio de ellos: y después de haberlo abrazado, les

dijo:

[6] En verdad os digo, que si no os volviereis, e hiciereis como niños, no entrareis en el reino de los

cielos.

[7] Cualquiera pues que se humillare como este niño, este es el mayor en el reino de los cielos.

[8] Cualquiera que recibiere a uno de estos niños en mi nombre, a mí recibe: y todo el que a mí

recibiere, no recibe a mí, sino a aquel que me envió.

[9] Entonces Juan, tomando la palabra, dijo: Maestro, hemos visto a uno, que lanzaba los demonios

en tu nombre, y se lo vedamos: porque no te sigue con nosotros (356).

[10] Y dijo Jesús: No se lo vedéis: porque no hay ninguno, que haga milagro en mi nombre, y que

pueda luego decir mal de mí (357).

[11] Porque el que no es contra vosotros, por vosotros es.

[12] y cualquiera que os diere a beber un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo: en

verdad os digo, que no perderá su galardón.

[13] Y todo aquel que escandalizare a uno de estos pequeñitos que creen en mí: más le valdría que

se le atase al cuelo una piedra de molino de las que mueve un asno, y le anegasen en el profundo de

la mar (358).

[14] ¡Ay del mundo por los escándalos! Porque necesario es que vengan escándalos (359): más ay

de aquel hombre, por quien viene el escándalo.

[15] Por tanto si tu mano te escandalizare, córtala: más te vale entrar manco en la vida, que tener

dos manos, e ir al infierno, al fuego que nunca se puede apagar:

[16] En donde el gusano de aquellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

[17] Y si tu pie te escandaliza, córtale, y échale de ti: porque más te vale entrar cojo en la vida

eterna, que tener dos pies, y ser echado en el infierno de fuego inextinguible.

[18] En donde el gusano de aquellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

[19] Y si tu ojo te escandaliza, sácale y échale de ti: más te vale entrar tuerto en el reino de dios, que

tener los ojos, y ser echado en la gehena del fuego:

[20] En donde no muere el gusano de aquellos, y el fuego nunca se apaga.

[21] Porque todos serán saldas (360) con fuego, y toda víctima será salada con sal.

[22] Buena es la sal: más si la sal perdiere su sabor, ¿con qué la sazonareis? Tened sal en vosotros,

y tened paz entre vosotros.

[23] Mirad que no tengáis en poco a uno de estos pequeñitos: porque os digo, que sus Ángeles en

los cielos siempre ven la cara de mi Padre, que está en los cielos.

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[24] Porque el Hijo del hombre vino a salvar lo que había perecido.

[25] ¿Qué os parece? Si tuviere alguno cien ovejas, y se descarriare una de ellas: ¿por ventura no

deja las noventa y nueve en los montes, y va a buscar aquella, que se extravió?

[26] Y si aconteciere el hallarla: dígoos en verdad, que se goza más con ella, que con las noventa y

nueve, que no se extraviaron.

[27] Así no es la voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, que perezca uno de estos

pequeñitos.

[28] Por tanto si tu hermano pecare contra ti, ve, y corrígele entre ti, y él solo. Si te oyere, ganado

habrás a tu hermano.

[29] Y si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que por boca de dos o de tres testigos conste

toda palabra.

[30] Y si no los oyere, dilo a la Iglesia. Y si no oyere a la Iglesia, tenlo como un gentil, y un

publicano (361).

[31] En verdad os digo, que todo aquello que ligareis sobre la tierra, ligado será también en el cielo:

y todo lo que desatareis sobre la tierra, desatado será también en el cielo.

[32] Dígoos otrosí, que si dos de vosotros se convinieron sobre la tierra, de toda cosa que pidieren,

les será hecho por mi Padre, que está en los cielos.

[33]Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos (362).

[34] Entonces Pedro llegándose a él, dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí, y le

perdonaré? ¿hasta siete veces?

[35] Jesús le dice: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete veces (363).

[36] Por esto el reino de los cielos es comparado a un hombre rey, que quiso entrar en cuentas con

sus siervos.

[37] Y habiendo comenzado a tomar las cuentas, le fue presentado uno, que le debía diez mil

talentos (364).

[38] Y como no tuviese con que pagarlos, mandó su señor que fuese vendido él, y su mujer, y sus

hijos, y cuando tenía, y que se le pagase.

[39] Entonces el siervo, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Señor, espérame, que todo te lo

pagaré.

[40] Y compadecido el señor de aquel siervo, le dejó libre, y le perdonó la deuda (365).

[41] Más luego que salió aquel siervo, halló a un o de los consiervos, que le debía cien denarios

(366): y trabando de él, le quería ahogar: diciendo: Para lo que me debes.

[42] Y arrojándose a sus pies su compañero, le rogaba, diciendo: Ten un poco de paciencia, y todo

te lo pagaré.

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[43] Más él no quiso: sino que fue, y le hizo poner en la cárcel, hasta que pagase lo que le debía.

[44] Y viendo los otros siervos sus compañeros lo que pasaba, se entristecieron mucho: y fueron a

contar a su señor todo lo que había pasado.

[45] Entonces le llamó su señor, y le dijo: Siervo malo, toda la deuda te perdone, porque me lo

rogaste.

[46] ¿Pues no debías tú también tener compasión de tu compañero, así como yo la tuve de ti?

[47] Y enojado su señor le hizo entregar a los atormentadores, hasta que pagase todo lo que debía.

[48] Del mismo modo hará también con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros

corazones cada uno a su hermano.

CAPÍTULO XXIX

Sale Jesús de Capharnaum y de la Galilea, dirigiéndose hacia Jerusalén: se niegan a recibirle

en una ciudad de los Samaritanos.-Llegado a Jerusalén enseña en el templo; los sumos

sacerdotes le envían a prender; y los ministros que fueron, maravillados de su doctrina,

vuelven y le alaban.

[1] Y aconteció que estaba próxima la fiesta de los Judíos, llamada de los Tabernáculos (367).

[2] Y cuando Jesús hubo acabado de decir estas palabras, sus hermanos le dijeron: Quítate de aquí,

y ve a la Judea, para que discípulos vean también las obras que haces.

[3] Pues ninguno hace cosa en oculto, y procura ser conocido en lo público: si esto haces,

manifiéstate al mundo.

[4] Porque ni aún sus hermanos creían en él.

[5] Y Jesús les dijo: Mi tiempo aún o ha venido: más vuestro tiempo siempre está preparado.

[6] No puede el mundo arboreceros a vosotros: más a mí me aborrece; porque yo doy testimonio de

él, que sus obras son malas.

[7] Subid vosotros a esta fiesta, yo no subo todavía a esta fiesta: porque mi tiempo no es aún

cumplido.

[8] Y habiendo dicho esto, se quedo él en la Galilea.

[9] Más después que sus hermanos hubieron subido, como se acercase el tiempo de su Asunción,

hizo firme semblante de ir a Jerusalén. Y se fue de la Galilea, y subió también a la fiesta no

públicamente, más como en oculto.

[10] Y envió delante de sí mensajeros: ellos fueron, y entraron en una ciudad de los Samaritanos,

para prevenirle posada.

[11] Y no le recibieron, por cuanto hacia semblante de ir a Jerusalén.

[12] Y cuando lo vieron Santiago, y Juan sus discípulos, dijeron. Señor, ¿quieres que digamos que

descienda fuego del cielo, y los acabe?

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[13] Más él volviéndose hacia ellos, los riñó, diciendo: No sabéis, de que espíritu sois.

[14] El Hijo del hombre no ha venido a perder las almas, sino a salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

[15] Y aconteció, que yendo ellos por el camino, dijo uno a Jesús: Yo te seguiré adonde quiera que

fueres.

[16] Jesús le dijo: Las raposas tiene cuevas, y las aves del cielo nidos: más el Hijo del hombre no

tiene donde recline la cabeza (368).

[17] Y otro le dijo: Te seguiré, Señor; más primeramente déjame ir a dar disposición de lo que tenga

en mi casa.

[18] Jesús le dijo: Ninguno, que pone su mano en el arado, y mira atrás, es apto para el reino de

Dios.

[19] Y los Judíos le buscaban el día de la fiesta, y decían: ¿En dónde está aquel?

[20] Y había grande murmullo acerca de él entre la gente. Porque los unos decían: Bueno es. Y los

otros: No, antes engaña a las gentes.

[21] Pero ninguno hablaba abiertamente de él por miedo de los Judíos.

[22] Y al medio de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.

[23] Y se maravillaban los Judíos, y decían ¿Cómo sabe este letras, no habiéndolas aprendido?

[24] Jesús le respondió, y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me ha enviado (369).

[25] El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina, si es de Dios, o si yo hablo de mi

mismo.

[26] El que de sí mismo habla, busca su propia gloria: más el que busca la gloria de aquel que le

envió, este veraz es, y no hay en él injusticia.

[27] ¿Por ventura no os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros hace la ley?

[28] ¿Porqué me queréis matar? Respondió la gente, y dijo: Demonio tienes: ¿quién te quiere

matar?

[29] Jesús respondió, y dijo: Hice una obra, y todos os maravilláis (370).

[30] Por esto os dio Moisés la circuncisión: (no porque ella es de Moysés, sino de los padres) y

circuncidáis al hombre en sábado.

[31] Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, porque no se quebrante la ley de Moisés: ¿os

enseñáis contra mí, porque sané en sábado a todo un hombre?

[32] No juzguéis según lo que aparece, más juzgad justo juicio (371).

[33] Y decían algunos de Jerusalén: ¿No es este el que buscan para matarle?

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[34] Pues ved aquí que habla en público, y no le dicen nada. ¿Por ventura han reconocido los

príncipes, que este es el Cristo?

[35] Más este sabemos de donde es: y cuando viniere el Cristo, ninguno sabe de donde sea.

[36] Y Jesús alzaba la voz en el templo, enseñando, y diciendo: Vosotros me conocéis, y sabéis de

donde soy (372): empero yo no vine de mí mismo, más es veraz el que me envió, a quien vosotros

no conocéis.

[37] Yo le conozco, porque de él soy, y él me envió.

[38] Y le querían prender: más ninguno le echo la mano, porque todavía no era llegada su hora.

[39] Y muchos del pueblo creyeron en él, y decían: Cuando viniere el Cristo, ¿hará más milagros

que los que este hace?

[40] Oyeron los Phariséos estos murmullos que había en el pueblo acerca de él: y los príncipes de

los sacerdotes, y los Phariséos enviaron ministros para que le prendiesen.

[41] Y Jesús les dijo: Aún estaré con vosotros un poco de tiempo, y voy a aquel que me envió.

[42] Me buscaréis, y no me hallaréis: y donde yo estoy, vosotros no podéis venir.

[43] Dijeron los Judíos entre sí mismo: ¿Adónde se ha de ir este, que no le hallaremos? ¿querrá ir a

las gentes que están dispersas, y enseñar a los gentiles?

[44] ¿Qué palabra es esta, que dijo: Me buscaréis y no me hallareis: y donde yo estoy, vosotros no

podéis venir?

[45] Y en el último grande día de la fiesta estaba allí Jesús, y decía en alta voz: Si alguno tiene sed,

venga a mi, y beba (373).

[46] El que cree en mí, como dice la Escritura, de su vientre correrán ríos de agua viva.

[47] Esto dijo del Espíritu, que habían de recibir los que creyesen en él: porque aún no había sido

dado el Espíritu, por cuanto Jesús no había sido aun glorificado.

[48] Muchas pues de aquellas gentes habiendo odio estas palabras, decían: Este verdaderamente es

el profeta.

[49] Otros decían. Este es el Cristo. Más algunos decían: ¿Pues que de Galilea ha de venir el Cristo?

[50] ¿No dice la escritura: Que del linaje de David, y del castillo de Bethlehém, en donde estaba

David, ha de venir el Cristo?

[51] Así que había disensión en el pueblo acerca de él.

[52] Y algunos de ellos le querían prender: más ninguno puso las manos sobre él.

[53] Volvieron los ministros a los príncipes de los sacerdotes, y a los Phariséos. y esto les dijeron:

¿Porqué no le habéis traído?

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[54] Respondieron los ministros: Nunca así habló hombre, como este hombre.

[55] Los Phariséos les replicaron: ¿Pues que vosotros habéis sido también seducidos?

[56] ¿Por ventura ha creído en él alguno de los príncipes, o de los Phariséos?

[57] Sino esas gentes del vulgo, que no saben la ley, malditas son.

Notas

269. Expresión que empleaba con frecuencia el Salvador cuando acababa de declarar alguna de esas

importantes máximas que requieren un corazón dócil y mucha atención para ser comprendidas con

buenos frutos. (BOURDALOUE.) [Regresar]

270. Sin duda en un momento de intervalo y de descanso. [Regresar]

271. Por estas palabras reino del cielo ó de los cielos, debe entenderse el reino del Mesías, el reino

de Cristo sobre la tierra, estableciendo y dirigiendo su iglesia. [Regresar]

272. A toda persona se ofrece el don de la fe y la luz de la verdad, de modo que el que no los tiene,

es porque se ha negado a recibirlos, o porque los descuidó después de recibidos. Aquel cuya fe

existe siempre viva, tendrá más y más luz, pero en cuanto al que deja que se apague la fe en su

corazón, aún lo poco que le queda se le quitará. [Regresar]

273. No debe entenderse aquí que Jesucristo empleaba parábolas para que no le comprendiesen,

porque esta interpretación sería absurda, y estaría en contradicción con toda su vida. Jesús declara a

sus discípulos que, viendo al pueblo obstinado en rechazar la luz, le habla de tal manera que solo

podrán comprenderle los hombre de corazón recto. Además todo esto no era inútil, puesto que un

día debía ser explicado y comprendido en la Iglesia. [Regresar]

274. Esto es, sufriendo con paciencia los trabajos que Dios les envía, y esperando con la misma la

recompensa. [Regresar]

275. Jesucristo insinúa a sus Apóstoles que un día deberán predicar a las naciones estas mismas

verdades de que les habla hoy en particular, y por eso añade poco después: Atended a lo que vais a

oír, y grabad en vuestros corazones estas cosas tales como se os han dicho. [Regresar]

276. Por medio de esta parábola el Hijo de Dios advierte a sus Apóstoles y a todos aquellos que

deben sucederle en el ministerio de la predicación, que propaguen su doctrina sin pensar en el

resultado de sus trabajos; quiere decir: Sembrad incesantemente, que cuando la semilla esté en la

tierra, Dios la hará crecer según como lo juzgue conveniente, y a su debido tiempo. [Regresar]

277. Este hombre es Jesucristo; el campo es el mundo, y el grano de mostaza es la palabra

evangélica, cuyo desarrollo ha producido la Iglesia, en donde han entrado hasta los más grandes de

la tierra, y las inteligencias más sublimes del universo. [Regresar]

278. La levadura es la palabra de dios, y la masa son los hombres que la reciben dócilmente: a

beneficio de la virtud de esta palabra oculta en su corazón y bien meditada se cambian en hombres

distintos, esto es, de terrestres y carnales que eran, se vuelven del todo espirituales. [Regresar]

Page 111: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

279. El tesoro, son las verdades de la salvación; y el campo, son las Escrituras, la doctrina de la

Iglesia, y generalmente todos los medios que nos presenta Dios para instruirnos. Vender todo

cuanto se tiene para comprar el campo, quiere decir, instruirse a toda costa en las verdades de la

salvación. [Regresar]

280. Esta perla es la vida de la gracia, la virtud, en una palabra todo lo que puede hacernos

agradables a Dios. [Regresar]

281. La red, es la predicación del Evangelio; la orilla es la Iglesia; y la separación de los buenos y

los malos, es el juicio final. [Regresar]

282. Como si dijera: Conservad estas instrucciones para que sirvan de alimento a las almas más

adelante; porque el Apóstol o predicador cristiano, a semejanza del buen padre de familias, debe

tener un buen repuesto de cosas nuevas y viejas para instruir y alimentar a los pueblos. [Regresar]

283. Por esto dijo San Pablo: Si no esperamos en Jesucristo más que por la vida presente, somos los

hombres más dignos de compasión que hay en la tierra. [Regresar]

284. No quiere decir que realmente su padre esté muerto, y que tiene que ir a enterrarle; estos son

puros pretextos: Mi familia me necesita, cuando haya cerrados los ojos a mi padre, y esté

desocupado... [Regresar]

285. Esto es, deja a los hombres apegados únicamente a la tierra, el cuidado de ocuparse en las

cosas de la tierra. Jesucristo, al decir esto, no dispensa a los hijos de los deberes de la piedad filial, y

sí solo declara que el primer deber que tiene todo hombre es el de obedecer las órdenes de Dios.

[Regresar]

286. Tanto los de la barca de Jesús como los de las otras. [Regresar]

287. Es decir: ¡cuánto poder hay en este hombre! se conoce evidentemente la mano de Dios.

(ORÍGENES.) [Regresar]

288. ¿Cómo tiene valor el hombre para negar o para disimularse los castigos venideros, cuando

hasta el mismo demonio los confiesa? (SAN JUAN CRISÓSTOMO.) [Regresar]

289. Los filósofos del pasado siglo, poco sensibles a la cura de los endemoniados, deploraron

mucho la pérdida de los puercos, y hasta se atrevieron a tachar de injusta la conducta del Salvador.

La objeción es tan peregrina que prueba precisamente lo contrario de lo que ellos buscaban; porque

acusar a Jesucristo de injusticia con los Gerasenos, es confesar el milagro, y por consiguiente la

divinidad de su autor. ¿Y quién había de creer que tan torpe sofisma había de ser reproducido por

escritores de nuestros días? [Regresar]

290. Hemos seguido la idea de San Juan Crisóstomo dividiendo en dos partes lo que dice San Lucas

en el capítulo IV de su Evangelio, tocante a la predicación de Jesús de Nazareth, y poniendo aquí la

segunda mitad. [Regresar]

291. Porque no encontró fe ninguna en esta ciudad. ya hemos visto que el Salvador exigía

[Regresar]

292. Porque en estas ciudades había más fe que en la de Nazareth. [Regresar]

Page 112: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

293. El Evangelio no debía llegarles a los gentiles sino después de la Ascensión de Jesucristo, y

después de la negativa del pueblo judío. Los samaritanos, propiamente hablando, no eran ni judíos

ni gentiles: su religión consistía en una mezcla de judaísmo y de idolatría. [Regresar]

294. No se ve que los Apóstoles haya usado de este poder antes de la resurrección de Jesucristo.

[Regresar]

295. Jesús prohíbe el bastón para defenderse, pero no el que sirve de sostén. [Regresar]

296. Esto es, no arméis lazos a nadie, y evitad de caer en los que os armen a vosotros: la prudencia

sin bondad es malicia, y la sencillez sin prudencia, locura. [Regresar]

297. De transitar, ó evangelizar*. [Regresar]

298. Por las Epístolas de San pablo vemos que el pueblo judío no se convertirá hasta que llegue el

juicio final, cuando la plenitud de las naciones esté ya dentro de la Iglesia. [Regresar]

299. Los tejados de las casas de la Palestina, eran unas especies de azoteas desde donde se podía

predicar y hablar al pueblo. [Regresar]

300. Algunos meses antes, Herodes lo mismo que Herodías, habían formado proyectos homicidas

contra Juan Bautista; pero la grande virtud del Santo Precursor había concluido por imponer a este

incestuoso príncipe, la admiración y el respeto. [Regresar]

301. A Herodes le daban también el nombre de rey, aunque no era más que tetrarca; y él solía

llamar su reino al país que gobernaba. [Regresar]

302. ¡Cuántas veces ha conducido a los mayores crímenes un punto de honor mal entendido!

[Regresar]

303. Poco tiempo después de la muerte del Bautista. [Regresar]

304. Y por esto se obran por él tantos milagros*. [Regresar]

305. Y pasó a Cafarnaum como se deduce del conjunto de la narración de los Evangelistas.

[Regresar]

306. Era el mes de marzo: su misión duró pues ocho meses. [Regresar]

307. A la otra orilla del lago, y en frente de Bethsaida se hallaba una aldea, dependiente de esta

ciudad, que Josefo llamaba vicus Bethsaida; no lejos de esta aldea había un desierto, que como la

aldea, llevaba también el nombre de la ciudad, y allí fue adonde se retiró el Salvador para que

descansasen un poco sus discípulos. [Regresar]

308. Adrichomius habla de un pueden sobre el Jordán entre Cafarnaum y Corozaím; además este río

podía atravesarse en barcas, por lo cual muchedumbre pudo llegar a pie al sitio adonde Jesús se

dirigía. Ahora bien, como iba al desierto principalmente para que descansaran un poco sus

discípulos, debió hacer el viaje despacio, y por consiguiente una parte de la muchedumbre pudo

llegar antes que su barco. [Regresar]

309. De este modo sobró después de la comida mayor cantidad de la que había antes de principiarla:

el milagro estaba patente, y hasta la multitud lo conocía como debía, pero los discípulos, sea

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preocupación o ceguedad, no lo notaron lo suficiente, como el Evangelio nos lo dirá bien luego.

[Regresar]

310. Esto es, ya entrada la noche*. [Regresar]

311. A eso de la tres de la mañana. [Regresar]

312. Poco más de una legua. [Regresar]

313. En otros términos: No trabajéis tanto por la comida que perece, como por la que da la vida

eterna. [Regresar]

314. Es como si le dijeran: Bien hemos visto, que has dado de comer a cinco mil hombres con cinco

panes, más ¿qué es esto en comparación de lo que hizo Moisés, que alimentó un pueblo

innumerable con un pan que bajaba del cielo? [Regresar]

315. Estas palabras de Jesucristo imponen a todos los fieles la obligación de participar de su cuerpo

y de su sangre recibiendo el sacramento de la Eucaristía, preparándose antes para ello. [Regresar]

316. Esto es, le resucitaré para la vida eterna. Todos resucitaremos, dice San Pablo, pero no todos

tendremos parte en la bienaventurada transformación de los hijos de Dios; los unos resucitarán para

la vida eterna, y los otros para el oprobio de la eternidad desdichada. [Regresar]

317. No en cierto sentido, sino verdaderamente, y en el sentido literal de la palabra. [Regresar]

318. Es decir, si no creeis que os puedo dar mi carne á comer, mientras que estoy con vosotros,

¿cuánto más imposible os parecerá, cuando haya subido al cielo adonde estaba antes? [Regresar]

319. El ser espiritual y divino, es el verbo de Dios que da la vida: la carne no puede nada semejante

por sí misma, y sin hallarse unida á la sustancia divina. (SAN CIRILO) [Regresar]

320. En otros términos: las palabras que os he dicho son relativas á mi carne unida á la sustancia

divina que hay en mí, y en virtud de esta unión inefable mi carne da la vida, comunicando al que la

come el Verbo de Dios que es la verdadera vida. [Regresar]

321. Como si hubiese dicho: Nada tengo que aumentar ni disminuir en mi discurso; nada quiero

añadir, ni puedo quitar nada: tomad el partido que más os acomode. No quiero ningun discípulo que

no llegue hasta ahí, y tal es el valor en que estimo su fe. (BOSSUET) [Regresar]

322. A causa de la celebración de la Pascua. [Regresar]

323. Y que eran más ardientes y más minuciosos que los otros. [Regresar]

324. Esto es, de un sitio público cualquiera. [Regresar]

325. Los fariseos enseñaban que aquellos que ofrecían sus bienes a Dios, estaban dispensados de la

obligación de socorrer a los parientes pobres. Según esta doctrina, lo ofrecido era tan inviolable que

antes que tocar a ellos se debía permitir que se murieran de hambre un padre o una madres.

[Regresar]

326. Mucho se abusa de estas palabras para autorizar la violación de la ley, por la cual manda la

Iglesia, como práctica mortificación, la abstinencia de carnes en ciertos días del año. Todo el mundo

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sabe, y la Iglesia lo ha enseñado así en todos tiempos, que no son las carnes las que ensucian el

alma; pero también Jesucristo recomendó la mortificación como uno de los puntos más esenciales

de su ley, dando además a su Iglesia la potestad de arreglar todas las cosas relativas al cumplimiento

de esa ley que él mismo trajo al mundo. Esto nadie puede negarlo: las carnes no ensucian,

repetiremos aquí una y mil veces: lo que ensucia el alma es la violación de la ley de Jesucristo, y lo

que está mandado por la Iglesia. [Regresar]

327. La envidia. [Regresar]

328. Los cananéos eran idólatras, así como los habitantes de Tiro y de Sidón. [Regresar]

329. Ya hemos dicho que no debía predicarse el Evangelio a los gentiles, hasta que se hubiese

negado a recibirlo los judíos. [Regresar]

330. Decápolis, como lo indica su nombre, era una reunión de diez ciudades, situadas entre el

Jordán y el mar de Galilea, cuyos nombres son los siguientes: al sur, Betshan ó Seythópolis; al

oeste, Tiberiades, Tariclea y Jotapat; al norte, Cafarnaum y Corozaim; y al este, Gerasa, Gadara,

Gramala y Hippos. [Regresar]

331. Al sordo mudo y a los que habían presenciado su curación. [Regresar]

332. Probablemente en el monte cera de Bethsaida, que la tradición señala, aún en el día, como el

sitio en que se verificó una multiplicación de panes. [Regresar]

333. Se extraña uno de que los discípulos pregunten todavía como podrán hallar los panes

necesarios para tan grande multitud de gente, cuando han visto ya otra muchedumbre mayor que se

hartó maravillosamente; pero esta extrañeza desaparece al ver las reconvenciones que en el curso de

este capítulo les hace Jesucristo. [Regresar]

334. Esto es: No sabéis conocer que lo que está pasando a vuestros ojos indica claramente que no os

halláis en tiempos ordinarios, sino en los días del Mesías. [Regresar]

335. ¡Cuánta humildad de parte de los Apóstoles, y cuánto desinterés en lo que les era concerniente,

para publicar así a la faz del universo, su falta de inteligencia y su torpeza! [Regresar]

336. Por consiguiente toda sociedad religiosa que no cuenta con el apoyo de San pedro o de los

pontífices de Roma, sus sucesores en el apostolado, no puede considerarse como la Iglesia de

Jesucristo. [Regresar]

337. Esto es, las potencias del infierno, las tentativas que pueda hacer este directamente, o ya por

medio de los hombres y de las pasiones. [Regresar]

338. Así como las llaves de una ciudad presentadas a un príncipe, son la señal de su poderío en esa

ciudad, así también las llaves del reino de Jesucristo sobre la tierra, esas llaves espirituales dadas a

San Pedro, indican que ha sido nombrado jefe visible de la Iglesia, mientras que Jesucristo es su

jefe invisible. [Regresar]

339. Satanás significa contrario: y le llama así porque se oponía a la voluntad del Padre, y a la de

Jesucristo, que era redimir al hombre por medio de su pasión y muerte.* [Regresar]

340. Esto es, la vida, cuyo origen es el alma; porque el hombre comienza a vivir cuando recibe el

alma.* [Regresar]

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341. Nada puede compensar en la tierra la pérdida de la vida temporal; y nada puede compensar en

la eternidad la pérdida de la vida de la gracia. [Regresar]

342. Es decir, hasta que, al Hijo del hombre tal como vendrá el último día. Jesucristo anuncia aquí

su gloriosa Transfiguración. [Regresar]

343. San Lucas dice: Y aconteció como ocho días después, etc.; pero es porque comprende en este

número, el día en que Jesucristo pronunció las palabras que anunciaban su transfiguración, y el día

en que esta se verificó; mientras que San Mateo y San Marcos indican solamente los días de

intervalo entre dos días marcados cada uno por un suceso. (SAN JERÓNIMO.) [Regresar]

344. De su salida de este mundo; esto es, de su muerte que se había de cumplir en Jerusalén*.

[Regresar]

345. Si la gloria de Jesucristo en su humanidad extasía tanto al jefe de los Apóstoles, que deseaba

establecerse para siempre en el monte, ¿qué será cuando vea la gloria divina? Y sin tan feliz se

considera, porque se halla acompañado de Moisés y Elías, ¿qué será cuando se vea unido a toda la

asamblea de los Ángeles y Santos? (PEDRO EL VENERABLE.) [Regresar]

346. A Moisés, a Elías y a Jesucristo*. [Regresar]

347. En adelante no hace falta ya prestar oídos a Moisés ni a Elías, esto es, la ley de los fariseos;

pero como Elías se retiró al instante, los Apóstoles no saben a que atenerse. [Regresar]

348. La aparición de Elías en el monte daba cierta verisimilitud a la palabra de los fariseos; pero

como Elías se retiró al instante, los Apóstoles no saben a que atenerse. [Regresar]

349. Este es San Juan Bautista que había venido con el celo y la virtud de Elías. Pero el mismo Elías

debe venir al fin de los tiempos para convertir a los judíos, y prepararlos al segundo advenimiento

del Salvador. [Regresar]

350. Supla tu bondad lo que falta a mi fe*. [Regresar]

351. La palabra fe tiene dos acepciones: en la primera debemos entender esa fe acompañada del

poder celestial, por medio del cual se hacen milagros; en este sentido habla aquí Jesucristo a sus

Apóstoles. En la segunda acepción de la palabra entendemos esa virtud que nos hace creer en Dios,

y a cuyo beneficio merecemos el nombre de fieles: de esta habla el Apóstol cuando escribe a los

romanos: Doy gracia a Dios en nombre de vosotros todos, porque vuestra fe se cita en todas partes.

(SAN JUAN CRISÓSTOMO.) [Regresar]

352. De demonios*. [Regresar]

353. Tributo o impuesto de dos dracmas que se pagaban por persona para la conservación o servicio

del templo. El didracma equivalía a cuatro reales vellon de los nuestros. [Regresar]

354. Con más motivo que nadie debía el Hijo de Dios estar exento de esa obligación. [Regresar]

355. Los Apóstoles se figuraban que Jesucristo después de su resurrección, se quedaría en la tierra

para restablecer y gobernar el reino de Israel; y por esto se disputaban ya los primeros puestos de

ese reino terrestre. Cuando más se vaya acercando el momento de la Pasión del Salvador, tanto más

irán ellos descubriendo sus local ambiciones. [Regresar]

Page 116: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

356. Jesucristo, además de sus doce Apóstoles, tenía un crecido número de discípulos: de uno de

estos se trata aquí sin duda. [Regresar]

357. Esto es: todo el que obra en mi nombre sinceramente está conmigo, aunque no venga en mi

comitiva. [Regresar]

358. Este era el suplicio que se empleaba ordinariamente en la Judea para el castigo de los grandes

crímenes. (SAN JERÓNIMO.) [Regresar]

359. Habrá necesariamente escándalos, a causa de la malicia de los espíritus y de la corrupción de

los corazones. [Regresar]

360. Todos: esto es, los condenados, para quienes el fuego será como una sal, que los hará

incorruptibles en los tormentos*. [Regresar]

361. El que no quiere oír a la Iglesia, se niega a oír al mismo Jesucristo; porque este ha dicho a sus

Apóstoles: el que os desprecia, me desprecia a mí. Ahora bien, no querer oír a Jesucristo, vale tanto

como permanecer o volver a caer en su estado análogo al del pagano. [Regresar]

362. En todo tiempo y lugar la oración es buena; pero el Hijo de dios nos enseña que es mucho más

eficaz hecha por dos o más personas congregadas en su nombre. Por esta razón la Iglesia ha

mandado a sus hijos que se reúnan ciertos días en os templos, para orar todos juntos. [Regresar]

363. Es decir, siempre. Jesucristo quiere enseñarnos que jamás no hemos de cansar de perdonar a

los que nos ofenden. [Regresar]

364. Suma que equivale a unos doscientos sesenta y dos millones y medio de reales de vellón,

según el cómputo más fundado*. [Regresar]

365. Jesucristo nos da entender aquí, que nunca debemos desesperar, cualesquiera que sean nuestras

obligaciones para con la justicia divina. [Regresar]

366. Equivalen a unos ciento veinte reales*. [Regresar]

367. Esta fiesta llamada de los tabernáculos ó tiendas de campaña, era de las más solemnes que

tenían los judíos, y que celebraban por espacio de ocho días en memoria de la protección divina,

que experimentaron durante los cuarenta años que estuvieron en el desierto habitando bajo de

tiendas ó pabellones. El primero y el último día eran los más celebrados. [Regresar]

368. Siendo los versículos 59 y 60 del capítulo IX de San Lucas, iguales a los 21 y 22 del capítulo

VIII de San Mateo, hemos juzgado conveniente omitirlos aquí, fundándonos para ello en la carta

que escribió, San Jerónimo al Papa San Dámaso acerca de la transfusión de los versículos de uno a

otro Evangelista. [Regresar]

369. Quiere decir: Lo que sé y enseño no lo debo a mi estudio ni a mi trabajo, sino a mi Padre, de

cuyo seno ha salido. [Regresar]

370. Se entienden en sábado; esto es, la curación del paralítico en la Piscina de la Ovejas*.

[Regresar]

371. Sin ser precipitados en vuestros fallos y tomando todas las precauciones que exigen la sensatez

y la justicia. [Regresar]

Page 117: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

372. Vosotros sabéis mi origen y nacimiento según la carne; más ignoráis el eterno y divino que

tengo*. [Regresar]

373. Decía puesto de pie en el templo, cuando echaban el agua y el vino: Si alguno desea ser feliz,

venga a mí, y hallará la verdadera felicidad, como se be el agua en un perenne manantial. [Regresar]

CAPÍTULO XXX

Continúa Jesús enseñando en el templo.-Absuelve el Señor a la mujer adúltera que le trajeron

los Escribas y los Phariséos.-Declara que es Hijo de Dios, y anuncia que deberá su muerte a

los Judíos.-Les dice que no son ya los hijos de Abrahám, sino los esclavos del demonio.

[1] Y otro día de mañana volvió al templo, y vino a él todo el pueblo, y sentado los enseñaba.

[2] Y los Escribas y los Phariséos le trajeron una mujer escondida en adulterio: y la pusieron en

medio,

[3] Y le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido ahora sorprendida en adulterio.

[4] Y Moisés nos mandó en la ley apedrear a estas tales. Pues tú ¿qué dices?

[5] Y esto lo decían tentándole, para poderle acusar (374). Más Jesús inclinado hacia abajo, escribía

con el dedo en tierra.

[6] Y como porfiasen en preguntarle, se enderezó, y les dijo: El que entre vosotros esté sin pecado,

tire con ella la piedra el primero (375).

[7] E inclinándose de nuevo, continuaba escribiendo en tierra.

[8] Ellos cuando esto oyeron, se salieron los unos en pos de los otros, y los más ancianos los

primeros: y quedó Jesús solo, y la mujer que estaba en pie en medio (376).

[9] Y enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿en dónde están los que te acusaban? ¿ninguno te ha

condenado?

[10] Dijo ella: Ninguno, Señor. Y dijo Jesús: Ni yo tampoco te condenaré. Vete, y no peques ya más

(377).

[11] Y otra vez les habló Jesús, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no anda en

tinieblas, más tendrá la lumbre de la vida.

[12] Y los Phariséos le dijeron: tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es verdadero.

[13] Jesús les respondió, y dijo: Aunque yo de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi

testimonio: porque sé de donde vine, y adonde voy (378): más vosotros no sabéis de donde vengo,

ni adonde voy.

[14] Vosotros juzgáis según la carne: más yo no juzgo a ninguno (379):

[15] Y si juzgo yo, mi juicio es verdadero, porque no soy yo solo: más yo el Padre, que me envió.

[16] Y en vuestra ley está escrito, que el testimonio de dos hombres es verdadero.*

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[17] Yo soy e que doy testimonio de mí mismo: y testimonio da de mí el Padre, que me envió.

[18] Y le decían: ¿En dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni me conocéis a mí, ni a mi Padre: si

me conocieseis a mí, en verdad conocierais también a mi Padre.

[19] Estas palabras dijo Jesús en el gazofilacio (380), enseñando en el templo: y ninguno le echó

mano, porque no había venido aún su hora.

[20] Y en otra ocasión les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscareis, y moriréis en vuestro pecado.

Adonde yo voy, vosotros no podéis venir.

[21] Y decían los Judíos: ¿Por ventura se matará a sí mismo, pues ha dicho: Adonde yo voy,

vosotros no podéis venir?

[22] Y les decía: Vosotros sois de abajo: yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy

de este mundo.

[23] Por eso os dije, que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, moriréis

en vuestro pecado (381).

[24] Y le decían: Tú, ¿quién eres? Jesús les dijo: El Principio, el mismo que os hablo.

[25] Muchas cosas tengo que decir de vosotros, y que juzgar. Más el que me envió, es verdadero: y

yo, lo que oí de él, eso hablo en el mundo.

[26] Y no entendieron, que a su Padre llamaba Dios.

[27] Jesús pues le dijo: cuando alzareis al Hijo del hombre (382), entonces entenderéis, que yo soy,

y que nada hago de mí mismo: más como mi Padre me mostró, esto hablo:

[28] Y el que me envió, conmigo está, y no me ha dejado solo: porque yo hago siempre lo que a él

agrada.

[29] Diciendo él esas cosas, creyeron muchos en él.

[30] Y decía Jesús a los Judíos, que en él habían creído: Sí vosotros perseverareis en mi palabra;

verdaderamente seréis mis discípulos:

[31] Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

[32] Le respondieron: Linaje somos de Abrahám, y nunca servimos a ninguno (383): ¿pues cómo

dices tú: Seréis libres?

[33] Jesús les respondió: en verdad, en verdad os digo: que todo aquel que hace pecados, esclavo es

del pecado.

[34] Y el esclavo no queda en casa para siempre: más el hijo queda para siempre.

[35] Pues si el hijo os hiciere libres, verdaderamente seréis libres.

[36] Yo sé, que sois hijos de Abrahám: más me queréis matar, porque mi palabra no cabe en

vosotros.

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[37] Yo digo lo que en mi Padre: y vosotros hacéis lo que visteis en vuestro padre.

[38] Respondieron, y le dijeron: Nuestro padre es Abrahám. Jesús les dijo: Si sois hijos de

Abrahám, haced las obras de Abrahám.

[39] Más ahora me queréis matar, siendo hombre, que os he dicho la verdad, que oí de Dios:

Abrahám no hizo esto.

[40] Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Y ellos le dijeron: Nosotros no somos nacidos de

fornicación: un padre tenemos, que es Dios.

[41] Y Jesús les dijo: Si Dios fue vuestro Padre, ciertamente me amaríais. Porque yo de Dios salí, y

vine: y no de mí mismo, más él me envió.

[42] ¿Porqué no enredéis este mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra.

[43] Vosotros sois hijos del diablo, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre: él fue homicida

desde el principio (384): y no permaneció en la verdad: porque no hay verdad en él: cuando habla

mentira, de suyo habla, porque es mentiroso, y padre de la mentira.

[44] Más aunque yo os diga la verdad, no me creéis.

CAPÍTULO XXXI

Jesucristo continúa enseñando en el templo; los judíos le llaman Samaritano y quieren

apedrearle.-Habiendo salido del templo da vista a un ciego de nacimiento. Los judíos niegan

la gloria de este milagro, y quedan confundidos.-El ciego reconoce a Jesús en el templo, y le

adora.

[1] ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado (385)? Si os digo verdad, ¿porqué no me creéis?

[2] El que es Dios, oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios.

[3] Los Judíos respondieron, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres Samaritano, y que

tienes demonio?

[4] Jesús respondió: Yo no tengo demonio: más honro a mi Padre, y vosotros me habéis

deshonrado.

[5] Y yo no busco mi gloria: hay quien la busque, y juzgue (386).

[6] En verdad, en verdad os digo: Que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre.

[7] Los Judíos le dijeron: ahora conocemos, que tienes demonio. Abrahám murió y los profetas: y tú

dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre.

[8] ¿Por ventura eres tú mayor, que nuestro padre Abrahám, el cual murió, y los profetas, que

también murieron? ¿Quién te haces a ti mismo?

[9] Jesús les respondió: si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es (387): mi Padre es el que

me glorifica, el que vosotros decís, que es vuestro Dios.

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[10] Y no le conocéis: más y le conozco: Y si dijere, que no le conozco, seré mentiroso como

vosotros. Más le conozco, y guardo su palabra.

[11] Abrahám vuestro padre deseó con ansia ver mi día: le vio, y se gozó (388).

[12] Y los Judíos le dijeron: ¿Aún no tienes cincuenta años, y has visto a Abrahám?

[13] Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo, que antes que Abrahám fuese, yo soy.

[14] Tomaron entonces piedras para tirárselas. Más Jesús se escondió, y salió del templo.

[15] Y al pasar Jesús, vio un hombre ciego de nacimiento:

[16] Y le preguntaron sus discípulos: Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, por haber nacido

ciego (389)?

[17] Respondió Jesús: Ni este pecó, ni sus padres: más para que las obras de dios se manifiesten en

él.

[18] Es necesario que yo obre las obras de aquel que me envió, mientras que es de día: vendrá la

noche, cuando nadie podrá obrar (390).

[19] Mientras que estoy en el mundo, luz soy del mundo.

[20] Cuando esto hubo dicho, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y ungió con el lodo sobre

los ojos del ciego,

[21] Y le dijo: Ve, lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir Enviado (391)) Se fue pues, se

lavó, y volvió con vista.

[22] Los vecinos, y los que le habían visto antes pedir limosna, decían: ¿No es este el que estaba

sentado, y pedía limosa? Los unos decían: Este es.

[23] Y los otros: No es ese, sino que se le parece. Más él decía: Yo soy.

[24] Y le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?

[25] Respondió él: Aquel hombre, que se llama Jesús, hizo lodo: y ungió mis ojos, y me dijo: Ve a

la piscina de Siloé, y lávate. Y fui, me lavé, y veo.

[26] Y le dijeron: ¿En dónde está aquel? Respondió él: No sé.

[27] Llevaron a los Phariséos al que había sido ciego.

[28] Y era sábado, cuando hizo Jesús el lodo, y le abrió los ojos.

[29] Y de nuevo le preguntaban los Phariséos, como había recibido la vista. Y él les dijo: Lodo puso

sobre mis ojos, y me lavé. y veo.

[30] Y decían algunos de los Phariséos: Este hombre no es de Dios, pues que no guarda el sábado.

Y otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estos milagros? Y había disensión entre

ellos.

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[31] Y vuelven a decir al ciego: Y tú, ¿qué dices de aquel que abrió tus ojos? Y él dijo: Que es

profeta.

[32] Más los Judíos no creyeron de él, que hubiese sido ciego, y que hubiese recibido la vista, hasta

que llamaron a los padres del que había recibido la vista:

[33] Y les preguntaron, y dijeron: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís, que nació ciego?

¿Pues cómo ve ahora?

[34] Sus padres les respondieron, y dijeron: Sabemos, que este es nuestro hijo, y que nació ciego:

[35] Más no sabemos como ahora tenga vista: o quien le haya abierto los ojos, nosotros no lo

sabemos: preguntadlo a é: edad tiene, que hable él pro sí mismo.

[36] Esto dijeron los padres del ciego, porque temían a los Judíos: porque ya habían acordado los

Judíos, que si alguno confesase a Jesús por Cristo, fuese echado de la Sinagoga.

[37] Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadlo a él.

[38] Volvieron pues a llamar al hombre, que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios.

Nosotros sabemos que es hombre es pecador.

[39] Él les dijo: Si es pecador, no lo é: una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

[40] Y ellos le dijeron: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

[41] Les respondió: Ya os lo he dicho, y lo habéis oído: ¿porqué lo queréis oír otra vez? ¿por

ventura queréis vosotros también haceros sus discípulos?

[42] Y le maldijeron y dijeron: Tú seas su discípulo: que nosotros somos discípulos de Moisés.

[43] Nosotros sabemos que habló Dios a Moisés: más este no sabemos de donde sea.

[44] Aquel hombre les respondió, y dijo: Cierto que es esta cosa maravillosa, que vosotros no sabéis

de donde es, y abrió mis ojos.

[45] Y sabemos que Dios no oye a los pecadores: más si alguno es temeroso de Dios, y hace su

voluntad, a este oye (392).

[46] Nunca fue oído, que abriese alguno los ojos de uno que nació ciego.

[47] Si este no fuese de Dios, no pudiera hacer cosas alguna.

[48] Respondieron, y le dijeron: ¿En pecado eres nacido todo, y tú nos enseñas (393)? Y le echaron

fuera.

[49] Oyó Jesús, que le habían echado fuera: y cuando le halló, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?

[50] Respondió él, y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?

[51] Y Jesús le dijo: Y lo has visto, y el que habla contigo, ese mismo es.

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[52] Y él dijo: Creo, Señor. Y postrándose le adoró.

[53] Y dijo Jesús. Yo vine a este mundo para juicio: para que vean los que no ven, y los que ven

sean hechos ciegos (394).

[54] Y lo oyeron algunos de los Phariséos, que estaban con él, y le dijeron: ¿Pues qué nosotros

somos también ciegos?

[55] Jesús les dijo: Si fuéseis ciegos, no tendriais pecado: mas ahora porque decis: Vemos Por eso

permanece vuestro pecado (395).

CAPÍTULO XXXII

Jesús hablando otra vez a los judíos en el templo, se llama a sí mismo el buen Pastor que da su

vida por sus ovejas.-Retirase al monte del Olivar, de donde envía setenta y dos discípulos, a

predicar en diferentes puntos.-Vuelta de los discípulos.-Declara el Señor lo que es preciso

hacer para obtener la vida eterna.

[1] En verdad, en verdad os digo: Que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, más

sube por otra parte, aquel es ladrón y salteador.

Más el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas.

[2] A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y a las ovejas propias llama por su nombre, y las

saca.

[3] A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y las ovejas propias llama por su nombre, y las

saca.

[4] Y cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas: y las ovejas le siguen, porque conocen

su voz.

[5] Más al extraño no le siguen, antes huyen de él: porque no conocen la voz de los extraños (396).

[6] Este proverbio les dijo Jesús. Más ellos no entendieron lo que les decía.

[7] Y Jesús les dijo otra vez: En verdad, en verdad os digo, que yo soy la puerta de las ovejas.

[8] Todos cuantos vinieron (397), ladrones son y salteadores, y no los oyeron las ovejas.

[9] Yo soy la puerta. Quien por mí entrare, será salvo: y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

[10] El ladrón no viene, sino para hurtar, y para matar, y para destruir. Yo he venido para que

tengan vida, y para que la tengan en más abundancia.

[11] Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por sus ovejas.

[12] Más el asalariado, y que o es el pastor, del que no son propias las ovejas, ve venir al lobo, y

deja las ovejas, y huye: y el lobo arrebata, y esparce las ovejas:

[13] Y el asalariado huye, porque es asalariado, y porque no tiene parte en las ovejas.

[14] Yo soy el buen Pastor: y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.

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[15] Como el Padre me conoce, así conozco yo al Padre: y pongo mi alma por mis ovejas.

[16] Tengo también otras ovejas, que no son de este aprisco (398): es necesario que yo las traiga, y

oirán mi voz, y será hecho un solo aprisco, y un pastor.

[17] Por eso me ama el Padre: porque yo pongo mi alma para volverla a tomar.

[18] No me la quita ninguna: más yo la pongo por mí mismo: poder tengo para ponerla: y poder

tengo para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi padre.

[19] Y hubo nuevamente disensión entre los Judíos por estas palabras.

[20] Y decían muchos de ellos: Demonio tiene, está fuera de sí: ¿porqué le escucháis?

[21] Otros decían: Estas palabras no son de endemoniado: ¿por ventura puede el demonio abrir los

ojos de los ciegos?

[22] Y después de esto señalo el Señor también otro setenta y dos (399). Y los envió de dos en dos

delante de sí a cada ciudad y lugar, adonde él había de venir

[23] Y les decía: La mies ciertamente es mucha, más los trabajadores pocos. Rogad pues al Señor

de la mies, que envié trabajadores a su mies.

[24] Id: He aquí que yo os envío, como corderos en medio de lobos.

[25] No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado (400) ni saludéis a ninguno por el camino (401).

[26] En cualquiera casa que entrareis, primeramente decid: Paz sea a esta casa:

[27] Y si hubiere allí hijo de paz, reposará sobre él vuestra paz: y si no, se volverá a vosotros.

[28] Y permanecí en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que ellos tengan: porque el trabajador

digno es de su salario: No paséis de casa en casa.

[29] Y en cualquiera ciudad en que entrareis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante:

[30] Y curad a los enfermos, que en ella hubiere, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de

dios

[31] Más si en la ciudad en que entrareis, no os recibieron, saliendo por sus plazas, decid:

[32] Aún el polvo, que se nos ha pegado de vuestra ciudad, sacudimos contra vosotros: sabed no

obstante, que se ha acercado el reino de Dios.

[33] Os digo, que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma, que para aquella ciudad.

[34] ¿Ay de ti, Corozain! ¡ay de ti, Bethsaida! que sin en Tyro, y en Sidón se hubieran hecho los

milagros, que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentados en cilicio y en ceniza, vieran hecho

penitencia.

[35] En verdad para Tyro, y Sidón habrá en el juicio menos rigor, que para vosotras.

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[36] Y tú Capharnaum, ensalzada hasta el cielo, hasta el infierno serás sumergida.

[37] Quien a vosotros oye, a mí me oye: y quien a vosotros desprecia, a mí me desprecia. Y el que a

mí me desprecia, desprecia a aquel que me envió.

[38] Y volvieron los setenta y dos con gozo (402), diciendo: Señor, aún los demonios se nos sujetan

en tu nombre.

[39] Y les dijo: Veía a Satanás como un relámpago, que caía del cielo (403).

[40] Veis, que os he dado potestad de pisar sobre serpientes, y escorpiones, y sobre todo el poder

del enemigo: y nada os dañará.

[41] Más en esto no os gocéis, porque los espíritus os están sujetos: antes gozaos, de que vuestros

nombre están escritos en los cielos.

[42] En aquella misma hora se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo: Doy a ti, loor, Padre, Señor del

cielo y de la tierra; porque escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los

pequeñitos. Así es, Padre: porque así ha sido de tu agrado.

[43] Todas las cosas me son entregadas de mi Padre. Y nadie sabe, quién es el Hijo, sino el Padre,

ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel, a quien lo quisiere revelar el Hijo.

[44] Venid a mi todos los que estáis trabajados, y cargados (404), y yo os aliviaré.

[45] Traed mi yugo sobre vosotros (405), y aprended de mí, que manso soy, y humilde de corazón.

[46] Y volviéndose hacia sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos, que ven lo que vosotros

veis.

[47] Porque os digo, que muchos profetas, y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron:

y oír lo que oís, y no lo oyeron (406).

[48] Y se levantó un doctor de la ley, y le dijo por tentarle: Maestro, ¿qué haré para poseer la vida

eterna?

[49] Y él le dijo: En la ley ¿qué hay escrito? ¿cómo lees?

[50] Él respondiendo dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de

todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento: y a tu prójimo como a ti mismo.

[51] Y le dijo: Bien has respondido: haz esto, y vivirás.

[52] Más él queriéndose justificar a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

[53] Y Jesús tomando la palabra, dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén á Jerichó, y dió en manos de

unos ladrones, los cuales le despojaron: y despues de haberle herido, le dejaron medio muerto, y se

fueron.

[54] Aconteció pues, que pasaba por el mismo camino un sacerdote: y cuando le vió, pasó de largo.

[55] Y así mismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó tambien de largo.

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[56] Mas un Samaritano que iba su camino, se llegó cerca de él: y cuando le vió, se movió á

compasion.

[57] Y acercándose, le vendó las heridas, hechando en ellas aceite y vino: y poniendolo sobre su

bestia, lo llevó a una venta, y tuvo cuidado de él.

[58] Y otro dia sacó dos denarios, y los dió al mesonero, y le dijo: cuídamele y cuanto gastares de

mas, yo te lo daré cuando vuelva (407).

[59] ¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que dió en manos de los ladrones?

[60] Aquel respondió el doctor, que usó con él de misericordia. Pues vé le dijo entonces Jesús, y has

tú lo mismo.

CAPÍTULO XXXIII

Hallándose Jesús en Bethania comió con sus discípulos en casa de Martha y María.-Se retira a

Bethabara en los confines de la Judéa; milagros y predicaciones.-Enseña a orar a sus

discípulos; eficacia de la oración.-Imprecaciones contra los Phariséos.-Temer a Dios es poner

en él toda su confianza.-La avaricia es locura vana.

[1] Y aconteció, que como fuesen de camino, entró Jesús en una aldea: y una mujer que se llamaba

Martha, lo recibió en su casa (408),

[2] Y esta tenía una hermana, llamada María, la cual también sentada (409) a los pies del Señor, oía

su palabra.

[3] Pero Martha estaba afanada de continuo en las haciendas de la casa: la cual se presentó, y dijo:

Señor, ¿no ves, como mi hermana me ha dejado sola para servir? dile pues que me ayude.

[4] Y el Señor le respondió, y dijo: Martha, Martha, muy cuidadosa estás, y en muchas cosas te

fatigas.

[5] En verdad una sola es necesaria (410), María ha escogido la mejor parte, que le será quitada

(411).

[6] Y partiéndose de allí se fue a los términos de la Judea de la otra parte del Jordán (412): y

volvieron las gentes a juntarse a él: y los sanó allí (413): y de nuevo los enseñaba como solía (414).

[7] Y aconteció que estando orando en cierto lugar, cuando acabó, le dijo uno de sus discípulos:

Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos (415),

[8] Y les dijo: cuando orareis, decid: Padre, santificado sea él tu nombre: Venga él tu reino (416).

[9] Danos hoy el pan nuestro de cada día.

[10] Y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no

nos dejes caer en la tentación.

[11] Les dijo también: Quién de vosotros tendrá un amigo, e irá él a media noche, y le dirá: Amigo,

préstame tres panes.

[12] Porque acaba de llegar de viaje un amigo mío, y no tengo que ponerle delante.

Page 126: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[13] Y el otro respondiese de dentro, diciendo: No me seas molesto, ya está cerrada la puerta, y mis

criados están también como yo en la cama, no me puedo levantar a dártelos.

[14] Y si el otro perseverare llamando a la puerta: os digo, que ya que no se lenvatase a dárselos por

ser su amigo, cierto pro su importunidad se levantaría, y le daría cuantos panes hubiese menester.

[15] Y yo digo a vosotros: Pedid, y se os dará: buscad, y hallaréis: llamad, y se os abrirá.

[16] Porque todo aquel que pide, recibe: y el que busca, halla: y al que llama, se le abrirá.

[17] Y si alguno de vosotros pidiere pan a su padre, ¿le dará él una piedra? O si un pez, ¿por

ventura le dará una serpiente en lugar del pez?

[18] O si le pidiere un huevo; ¿por ventura le alargará un escorpión?

[19] Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos: ¿cuánto más vuestro

Padre celestial dará espíritu bueno a los que se lo pidieren?

[20] Y cuando estaba hablando, le rogó un Phariséo, que fuese a comer con él. Y habiendo entrado,

se sentó a la mesa.

[21] Y el Phariséo comenzó a pensar, y decir dentro de sí, porqué no se habría lavado antes de

comer (417).

[22] Y el Señor le dijo: Ahora vosotros los Phariséos limpiáis lo de fuera del vaso, y del plato: más

vuestro interior está lleno de rapiña, y de maldad.

[23] Necios, el que hizo lo que está de fuera, ¿no hizo también lo que está de dentro?

[24] Esto no obstante, lo que resta, dad limosna (418): y todas las cosas os son limpias.

[25] ¡Más ay de vosotros, Phariséos, que diezmáis la hierba buena, y la ruda, y toda hortaliza, y

traspasáis la justicia, y el amor de Dios! Pues era necesario hacer otras cosas, y no dejar aquellas.

[26] ¡Ay de vosotros, Phariséos, que amáis los primeros asientos en las Sinagogas, y ser saludados

en las plazas!

[27] ¡Ay de vosotros, que sois como los sepulcros, que no parecen, y no lo saben los hombres, que

andan por encima!

[28] Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dijo: Maestro, diciendo estas cosas, nos

afrentas también a nosotros.

[29] Y él dijo: ¡Y ay de vosotros, doctores de la ley: que cargáis los hombres de cargas, que no

pueden llevar, y vosotros ni aún con uno de vuestros dedos tocáis las cargas!

[30] ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas: y vuestros padres los mataron!

[31] Verdaderamente dais a entender, que consentís en las obras de vuestros padres: porque ellos en

verdad los mataron, más vosotros edificáis sus sepulcros.

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[32] Por eso (419) dijo también la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y de ellos

matarán, y perseguirán:

[33] Para que sea pedida a esta generación la sangre de todos los profetas, que fue derramada desde

el principio del mundo.

[34] Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacharías, que pereció entre el altar, y el templo.

Así os digo que pedida será a esta generación (420).

[35] ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os alzasteis con la llave de la ciencia! vosotros no

entrasteis, y habéis prohibido a los que entraban.

[36] Y diciéndoles estas cosas los Phariséos, y los doctores de la ley comenzaron a instar

porfiadamente, y a importunarle con muchas preguntas,

[37] Armándole lazos, y procurando cazar de su boca alguna cosa, para poderle acusar.

[38] Y como se hubiesen juntado alrededor de Jesús muchas gentes, de modo que unos a otros se

atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los Phariséos, que es

hipocresía (421).

[39] No hay cosa encubierta, que no se haya de descubrir: ni cosa escondida, que no se haya de

saber.

[40] Porque las cosas que dijisteis en las tinieblas, a la luz serán dichas: y lo que hablasteis a la

oreja en los aposentos, será pregonado sobre los tejidos.

[41] A vosotros pues amigos míos os digo: Que no os espantéis de aquellos, que matan el cuerpo, y

después de esto no tiene más que hacer.

[42] Más yo os mostraré a quien habéis de temer: temed a aquel, que después de haber quitado la

vida, tiene poder de arrojar al infierno. Así os dio, a este temed.

[43] ¿No se venden cinco pajarillos, por dos cuartos, y ni uno de ellos está en olvido delante de

Dios?

[44] Y aún los cabellos de vuestra cabeza todos están contados. Pues no temáis: porque de más

estima sois vosotros, que muchos pajarillos.

[45] Y también os digo: Que todo aquel que me confesare delante de los hombres, el Hijo del

hombre lo confesará también a él delante de los Ángeles de Dios:

[46] Mas el que me negare delante de los hombres, negado será delante de los ángeles de Dios.

[47] Y todo el que profiere una palabra contra el Hijo del hombre, perdonado le será: mas á aquel

que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado (422).

[48] Y cuando os llevaren á las Sinagogas, y á los magistrados, y á las potestades, no andeis

cuidadosos, cómo, ó que habeis de responder, ó decir.

[49] Porque el Espíritu-Santo os mostrará en aquella hora lo que convendrá decir.

Page 128: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[50] Y uno del pueblo dijo: Maestro, di á mi hermano, que parta conmigo la herencia.

[51] Mas él le respondió: Hombre ¿quién me ha puesto por juez, ó repartidor entre vosotros (423)?

[52] Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia: porque la vida de cada uno no está en la

abundancia de las cosas, que posee.

[53] Y les contó una parábola diciendo: el campo de un hombre rico había llevado abundantes

frutos:

[54] Y él pensaba entre sí mismo, y decía: ¿qué haré porque no tengo en donde encerrar mis frutos?

[55] Y dijo: esto haré: derribaré mis graneros, y los haré mayores: y allí recogeré todos mis frutos, y

mis bienes,

[56] Y diré a mi alma: Alma muchos bienes tienes allegados para muchísimos años: descansa,

come, bebe, ten banquetes.

[57] Mas Dios le dijo: Necio, esta noche te vuelven á pedir el alma: lo que has allegado ¿para quién

será?

[58] Así es el que atesora para sí, y no es rico en Dios.

CAPÍTULO XXXIV

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos y a la muchedumbre en Bethabara a la otra parte

del Jordán, diciéndoles que confíen enteramente en la Providencia, y los exhorta a estar en

continua vela.-Parábola del siervo malo.-Jesús anuncia que su doctrina irritará a los

malvados. Nazarenos condenados a muerde por Pilato.-Parábola de la higuera estéril.

[1] Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No andéis solícitos para vuestra alma, que comeréis,

ni para el cuerpo, que vestiréis (424).

[2] Más es el alma, que la comida, y el cuerpo más que el vestido.

[3] Mirad los cuervos, que no siembran, ni siegan, ni tiene despensa, ni granero, y Dios nos

alimenta. ¿Pues cuánto más valéis vosotros que ellos?

[4] ¿Y quién de vosotros, por mucho que lo piense, puede añadir a su estatura un codo?

[5] Pues si lo que es menos no podéis, ¿porqué andáis afanados por las otras cosas?

[6] Mirad los lirios como crecen: que ni trabajan, ni hilan: pues os digo, que ni Salomón en toda su

gloria se vistió como uno de estos.

[7] Pues si a la hierba, que hoy está en el campo, y mañana se echa en el horno, Dios viste así:

¿cuánto más a vosotros de poquísima fe?

[8] No andéis pues afanados por lo que habéis de comer, o beber: y no andéis elevados (425).

[9] Porque todas estas son cosas, por las que andan afanadas las gentes del mundo. Y vuestro Padre

sabe, que de estas tenéis necesidad.

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[10] Por tanto, buscad primeramente el reino de dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán

añadidas.

[11] No temáis, pequeña grey, porque a vuestro Padre plugo daros el reino.

[12] Vended lo que poseéis, y dad limosna. Haceos bolsas, que no se envejecen, tesoro en los cielos

que jamás falta: adonde el ladrón no llega, ni roe la polilla.

[13] Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón (426).

[14] Tened ceñidos vuestros lomos (427), y antorchas encendidas en vuestras manos.

[15] Y sed vosotros semejantes a los hombres, que esperan a su señor, cuando vuelva de las bodas:

para que cuando viniere, y llamare a la puerta, luego le abran.

[16] Bienaventurados aquellos siervos, que hallare velando el Señor, cuando viniere. En verdad os

digo, que se ceñirá, y los hará sentar a la mesa; y pasando los servirá.

[17] Y si viniere en la segunda vela y si viniere en la tercera vela, y así los hallare, bienaventurados

son los tales siervos.

[18] Más esto sabed, que si el padre de familia supiese la hora, en que vendría el ladrón, velaría sin

duda, y no dejaría minar su casa.

[19] Vosotros pues estad apercibidos: porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del hombre

(428).

[20] Y Pedro le dijo: ¿Señor, dice esta parábola a nosotros, o también a todos?

[21] Y dijo el Señor: ¿Quién crees, que es el mayordomo fiel y prudente, que puso el señor sobre su

familia, para que les dé la medida de trigo en tiempo?

[22] Bienaventurado aquel siervo, que cuando el señor viniere, le hallare así haciendo.

[23] Verdaderamente os digo, que lo pondrá sobre todo cuanto posee.

[24] Más si dijeres el tal siervo en su corazón: Se tarda mi señor de venir, y comenzare a maltratar a

los siervos, y a las criadas, y a comer, y a beber, y a embriagarse:

[25] Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y a la hora que no sabe, y le apartará, y

pondrá su parte con los desleales.

[26] Porque aquel siervo, que supo la voluntad de su señor, y no apercibió, y no hizo conforme a su

voluntad, será muy bien azotado:

[27] Más el que no la supo, y hizo cosas dignas de castigo, poco será azotado. Porque a todo aquel,

a quien mucho fue dado, mucho le será demandado: y al que mucho encomendaron, más le pedirán.

[28] Fuego vine a poner en la tierra: ¿Y qué quiero, sino que arda (429)?

[29] Con bautismo es menester que yo sea bautizado: ¿y cómo me angustio, hasta que se cumpla?

Page 130: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[30] ¿Pensáis, que soy venido a poner paz en la tierra? Os digo, que no, sino división (430).

[31] Porque de aquí adelante estarán cinco en una casa divididos, los tres estarán contra los dos, y

los dos contra los tres.

[32] Estarán divididos: el padre contra el hijo, y el hijo contra su padre; la madre contra la hija, y la

hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

[33] Y decía también al pueblo: Cuando veis asomar la nube de parte del poniente, luego decís:

Tempestad viene: y así sucede.

[34] Y cuando sopla el austro, decís: Calor hará, y es así.

[35] Hipócritas, sabéis distinguir los aspectos de cielo y de la tierra: ¿pues como son sabéis

reconocer el tiempo presente (431)?

[36] ¿Y porqué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

[37] Cuando vas con tu contrario al príncipe, haz lo posible por librarte de él en el camino (432),

porque no te lleve al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.

[38] Te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último maravedí.

[39] Y en este mismo tiempo estaban allí unos que le decían nuevas de los Galileos, cuya sangre

había mezclado Pilato con la de los sacrificios de ellos (433).

[40] Y Jesús les respondió diciendo: ¿Pensáis, que aquellos Galileos fueron más pecadores que

todos los otros, por haber padecido tales cosas?

[41] Os digo, que no: Más si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera.

[42] Así como también aquellos dieciocho hombres, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los

mató: ¿pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres, que moraban en Jerusalén?

[43] Os digo, que no: más si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera.

[44] Y decía también esta semejanza: Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y fue a

buscar fruto en ella, y no le halló.

[45] Y dijo al que laboraba la viña: Mira, tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no

lo hallo: córtala pues: ¿para qué ha de ocupar aún la tierra?

[46] Más él respondió, y le dijo: Señor, déjala aún este año, y la cavaré alrededor, y le echaré

estiércol.

[47] Y sin con esto diere fruto (434): y si no, la cortarás después (435).

CAPÍTULO XXXV

Jesús sana a una mujer en Bethabara a la otra parte del Jordán; murmuraciones de los

Phariséos. Parábolas del grano de mostaza y de la levadura.-Jesús se dirige de nuevo a

Jerusalén, cuya ceguedad deplora. Cura a un hidrópico en sábado. Exhortación a la modestia

y a la humildad. Parábola de los convidados a la cena que se excusaron.

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[1] Y estaba enseñando en la Sinagoga de ellos los sábados.

[2] Y he aquí una mujer, que tenía espíritu de enfermedad (436) diez y ocho años había: y estaba tan

encorvada (437), que no podía mirar hacia arriba.

[3] Cuando la vio Jesús, la llamó a sí, y le dijo: Mujer, libre estás de tu enfermedad.

[4] Y puso sobre ella las manos, y en el punto se enderezó, y daba gloria a Dios.

[5] Y tomando la palabra el príncipe de la Sinagoga, indignado porque Jesús había curado en el

sábado, dijo al pueblo: Seis días hay, en que se puede trabajar: en estos pues venid, y que os cure, y

no en sábado.

[6] Y respondiéndole el Señor dijo: ¿Hipócritas, cada uno de vosotros no desata en sábado su buey,

o su asno del pesebre, y lo lleva a abrevar?

[7] Y esta hija de Abraham, a quien tuvo ligada Satanás diez y ocho años, ¿no convino desatarla de

este lazo en día de sábado?

[8] Y diciendo estas cosas, se avergonzaban todos su adversarios: más se gozaba todo el pueblo de

todas las cosas, que él hacia gloriosamente.

[9] Decía pues: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y a qué lo compararé?

[10] Semejante es el grano de la mostaza, que lo tomó un hombre, y lo sembró en su huerto, y

creció, y se hizo grande árbol: y las aves del cielo reposaron en sus ramas.

[11] Y dijo otra vez: ¿A qué diré, que el reino de dios es semejante?

[12] Semejante es a la levadura, que tomó una mujer, y la escondió en tres medidas de harina, hasta

que todo quedase fermentado.

[13] E iba por las ciudades y aldeas, enseñando, y caminando hacia Jerusalén (438).

[14] Y le dijo un hombre: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

[15] Porfiad a entrar por la puerta angosta: porque os digo, que muchos procurarán entrar, no

podrán.

[16] Y cuando el padre de familias hubiere entrado, y cerrado la puerta, vosotros estaréis fuera, y

comenzareis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos: y él os responderá diciendo: No sé, de

donde sois vosotros:

[17] Entonces comenzareis a decir: Delante de ti cominos y bebimos, y en nuestras plazas

enseñaste.

[18] Y os dirá: No sé, de donde sois vosotros: apartaos de mí todos los obradores de la iniquidad.

[19] Allí será el llorar, y el crujir de dientes: cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a

todos los profetas en el reino de Dios, y que vosotros sois arrojados fuera.

Page 132: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[20] Y vendrán de Oriente, y de Occidente, y de Aquilón, y de Austro, y se sentarán a la mesa en el

reino de Dios.

[21] Y he aquí que son postreros, los que serán primeros, y que son primeros, los que serán

postreros (439).

[22] Este mismo día se llegaron a él ciertos Phariséos, y le dijeron: Sal de aquí, y vete: porque

Herodes te quiere matar (440).

[23] Y les dijo: id, y decid a aquella raposa (441), que yo lanzo demonios, y doy perfectas sanidades

hoy y mañana, y al tercer día soy consumado (442).

[24] Pero es necesario que yo ande hoy, y mañana, y otro día: porque no cabe, que un profeta muera

fuera de Jerusalén (443).

[25] Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¿cuántas

veces quise juntar tus hijos como el ave su nido debajo de sus alas, y no quisiste?

[26] He aquí que os será dejada desierta vuestra casa. Y os digo, que no me veréis, hasta que venga

tiempo, cuando digáis: Bendito, el que viene en el nombre del Señor (444).

[27] Y aconteció, que entrando Jesús un sábado en casa de uno de los principales Phariséos a comer

pan (445), ellos le estaban acechando.

[28] Y he aquí un hombre hidrópico estaba delante de él.

[29] Y Jesús dirigiendo su palabra a los doctores de la ley, y a los Phariséos, les dijo: ¿Si es lícito

curar en sábado?

[30] Más ellos callaron. Él entonces le tomó, le sanó, y le despidió.

[31] Y les respondió, y dijo: ¿Quién hay de vosotros, que viendo su asno, o su buey caído en un

pozo, no lo saque luego en día de sábado?

[32] Y no le podían replicar a estas cosas.

[33] Y observando también, como los convidados escogían los primeros asientos en la mesa, les

propuso una parábola, y dijo:

[34] Cuando fueres convidado a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que haya allí otro

convidado más honrado que tú,

[35] Y que venga aquel, que te convidó a ti y a él, y te diga: Da el lugar este: y que entonces tengas

que tomar el último lugar con vergüenza.

[36] Más cuando fueres llamado, y ve, y siéntate en el último puesto: para que cuando venga el que

te convido, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces serás honrado delante de los que estuvieren

contigo a la mesa:

[37] Porque todo aquel, que se ensalza, humillado será: y el que se humilla, será ensalzado.

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[38] Y decía también al que le había convidado: Cuando das una comida, o una cena, no llames a

tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que te vuelvan ellos a

convidar, y te lo paguen.

[39] Más cuando haces convite, llama a los pobres, lisiados, cojos y ciegos.

[40] Y será bienaventurado, porque no tiene con que corresponderte: más se te galardonará en la

resurrección de los justos.

[41] Cuando uno de los que comían a la mesa oyó esto, le dijo: Bienaventurado el que comerá pan

en el reino de dios.

[42] Y él (446) le dijo: Un hombre hizo una grande cena, y convidó a muchos (447).

[43] Y cuando fue la hora de la cena, envió uno de sus siervos a decir a los convidados, que

viniesen, porque todo estaba aparejado.

[44] Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: He comprado una granja, y necesito

ir a verla: te ruego que me tengas por excusado.

[45] Y dijo otro: He comprado cinco yuntas de bueyes, y quiero ir a probarlas: te ruego que me

tengas por excusado.

[46] Y dijo otro: He tomado mujer y por eso no puedo ir allá.

[47] Y volviendo el siervo, dio cuenta a su señor de todo esto. Entonces airado el padre de familias,

dijo a su siervo: Sal luego a las plazas, y á las calles de la ciudad: y tráeme acá cuantos pobres, y

lisiados, y ciegos, y cojos hallares.

[48] Y dijo el siervo: Señor, hecho está, como lo mandaste, y aun hay lugar.

[49] Y dijo el Señor al siervo: sal a los caminos, y a los cercados: y fuerzalos á entrar (448), para

que se llene mi casa .

[50] Mas os digo, que ninguno de aquellos hombres, que fueron llamados, gustará mi cena.

CAPÍTULO XXXVI

Jesús, en el templo de Jerusalén, da sus milagros a los Judíos como pruebas de su divinidad, y

los Judíos quieren apedrearle de nuevo porque se llama Hijo de Dios.-Jesús volviéndose a la

otra parte del Jordán, continúa instruyendo a sus discípulos y a la muchedumbre.-El que ha

de seguir a Cristo debe renunciarlo todo tomando su cruz.-En Bethabara hace comprender a

los Phariséos que ha venido a buscar lo que estaba perdido.-Propone tres parábolas, la de la

oveja descarriada, la de la dracma pérdida y la del hijo pródigo.

[1] Y se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación (449): y era invierno.

[2] Y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.

[3] Y los Judíos le cercaron, y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos acabas el alma? si tú eres el Cristo,

dínoslo abiertamente.

Page 134: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[4] Jesús les respondió: os lo digo, y no me creéis. Las obras que yo hago en nombre de ni Padre,

estas dan testimonio de mí.

[5] Más vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.

[6] Mis ovejas oyen mi voz: y yo las conozco, y me siguen:

[7] Y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y ninguno las arrebatará de mi mano.

[8] Lo que me dio mi Padre, es sobre toas las cosas: y nadie lo puede arrebatar de la mano de mi

Padre.

[9] Yo y el Padre somos una cosa (450).

[10] Entonces los Judíos tomaron piedras para apedrearle.

[11] Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál obra de ellas

me apedreáis?

[12] Los Judíos le respondieron: No te apedreamos por la buena obra, sino por la blasfemia: y

porque tú, siendo hombre, te haces Dios a ti mismo.

[13] Jesús le respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?

[14] Pues si llamo dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y la Escritura no puede faltar:

[15] A mí, que el Padre santificó, y envió al mundo, vosotros decís: ¿Qué blasfemas: porque he

dicho, soy Hijo de Dios?

[16] Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

[17] Más si las hago: aunque a mí no me queráis creer, creed a las obras, para que conozcáis, y

creáis que el Padre está en mí, yo en el Padre.

[18] Y ellos querían prenderle: más se salió de entre sus manos.

[19] Y se fue otra vez a la otra ribera del Jordán, a aquel lugar, en donde primero estaba bautizando

Juan: y se estuvo allí.

[20] Y vinieron a él muchos, y decían: Juan en verdad no hizo ningún milagro.

[21] Más todas las cosas que Juan dijo de este, eran verdaderas. Y muchos creyeron en él.

[22] Y muchas gentes iban con él: y volviéndose, les dijo:

[23] Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y

hermanas, y aún también su vida, no puede ser mi discípulo (451).

[24] Y el que no lleva su cruz a cuestas, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

[25] Porque ¿quién de vosotros queriendo edificar una torre, no cuenta primero de asiento los

gastos, que son necesarios, viendo si tiene para acabarla?

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[26] No sea que después que hubiere puesto el cimiento, y no la pudiere acabar, todos los que lo

vean, comiencen a hacer burla de él.

[27] Diciendo: ¿Este hombre comenzó a edificar, y no ha podido acabar?

[28] O ¿qué rey queriendo salir a pelear contra otro rey, no considera antes de asiento, si podrá salir

con diez mil hombres a hacer frente al que viene contra él con veinte mil?

[29] De otra manera, aún cuando el otro está lejos, envía su embajada, pidiéndole tratados de paz

(452).

[30] Pues así cualquiera de vosotros, que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo

[31] Buena es la sal (453). Más si la sal perdiere su sabor, ¿con qué será sazonada?

[32] No es buena, ni para la tierra, ni para el muladar, más la echarán fuera. Quien tiene orejas de

oír, oiga.

[33] Y se acercaban a él los Publicanos, y pecadores, para oírle.

[34] Y los Phariséos, y los Escribas murmuraban, diciendo: Este recibe pecadores, y come con

ellos.

[35] Y les propuso esta parábola, diciendo:

[36] ¿Quién de vosotros es el hombre, que tiene cien ovejas, y si perdiere una de ellas, no deja las

noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se había perdido, hasta que la halle?

[37] Y cuando la hallare, la pone sobre sus hombros gozoso:

[38] Y viniendo a casa, llama a sus amigos, y vecinos, diciéndoles: Dadme el parabién, porque he

hallado mi oveja, que se había perdido.

[39] Os digo, que así habrá más gozo en el cielo sobre un pecador que hiciere penitencia, que sobre

noventa y nueves justos, que no han menester penitencia.

[40] O ¿qué mujer que tiene diez dracmas (454), si perdiere una dracma, no enciende el candil, y

barre la casa, y la busca con cuidado hasta hallarla?

[41] Y después que la ha hallado, junta a las amigas, y vecinas, y dice: Dadme el parabién, porque

he hallado la dracma, que había perdido.

[42] Así os digo, que habrá gozo delante de los Ángeles de Dios por un pecador que hace

penitencia.

[43] Más dijo: Un hombre tuvo dos hijos (455):

[44] Y dijo el menor de ellos a su padre: Padre, dame la parte de la hacienda, que me toca. Y él les

repartió la hacienda.

[45] Y no muchos días después, juntando todo lo suyo el hijo menor, se fue lejos a un país muy

distante (456) y allí malroto todo su haber, viviendo disolutamente.

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[46] Y cuando todo lo hubo gastado, vino una grande hambre en aquella tierra, y él comenzó a

padecer necesidad.

[47] Y fue, y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra. El cual lo envió a su cortijo a

guardar puercos.

[48] Y deseaba henchir su vientre de las mondaduras, que los puercos comían: y ninguno se las

daba.

[49] Más volviendo sobre sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tiene el pan de sobra,

y no me estoy aquí muriendo de hambre!

[50] Me levantaré, e iré a mi padre, y le diré: Padre, peque contra el cielo, y delante de ti (457).

[51] Ya no soy, digno de ser llamado hijo tuyo: hazme como a uno de tus jornaleros.

[52] Y levantándose se fue para su padre. Y como aún estuviese lejos, le vio su padre, y se movió a

misericordia: y corriendo a él, le echó los brazos al cuello, y le besó (458).

[53] Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y delante de ti: ya no soy digno de ser

llamado hijo tuyo.

[54] Más el padre dijo a sus criados: Traed aquí prontamente la ropa más preciosa, y vestidle, y

ponedle anillo en su mano, y calzado en sus pies (459)

[55] Y traed un ternero cebado, y matadlo, y comamos, y celebremos un banquete:

[56] Porque este mi hijo era muerto, y ha revivido: se había perdido, y ha sido hallado, Y

comenzaron a celebrar el banquete.

[57] Y su hijo el mayor estaba en el campo, y cuando vino, y se acercó a la casa, oyó la sinfonía, y

el coro:

[58] Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

[59] Y este le dijo: Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar un ternero cebado, porque le

ha recobrado salvo.

[60] Él entonces se indignó, y no quería entrar (460): más saliendo el padre, comenzó a rogarle:

[61] Y él respondió a su padre, y dijo: He aquí tantos años ha que te sirvo, y nunca he traspasado tus

mandamientos, y nunca me has dado un cabrito para comerle alegremente con mis amigos:

[62] Más cuando vino este tu hijo, que ha gastado su haciendo con rameras, les has hecho matar un

ternero cebado.

[63] Entonces el padre le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todos mis bienes son tuyos:

[64] Pero razón era celebrar un banquete, y regocijarnos, porque este tu hermano era muero, y

revivió: se había perdido, y ha sido hallado.

Page 137: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

CAPÍTULO XXXVII

Continúa Jesús instruyendo al pueblo y a sus discípulos en Bathabara a la otra parte del

Jordán.-Parábola del mayordomo injusto.-No se puede servir a dos amos al mismo tiempo.-No

debe repudiarse una mujer par tomar.-Del rico avariento y de Lázaro el mendigo.

[1] Y decía también a sus discípulos: Había un hombre rico, que tenía un mayordomo: y este fue

acusado delante de él, como disipador de sus bienes.

[2] Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto, que oigo decir de ti? Da cuenta de tu mayordomía: porque ya

no podrá ser mi mayordomo.

[3] Entonces el mayordomo dijo entre sí: ¿Qué haré, porque mi señor me quita la mayordomía?

Cavar no puedo, de mendigar tengo vergüenza.

[4] Yo sé lo que he de hacer, para que cuando fuere removido de la mayordomía, me reciban en sus

casas.

[5] Llamó pues a cada uno de los deudores de su señor, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mí

señor?

[6] Y este le respondió: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu escritura: y siéntate luego, y

escribe cincuenta.

[7] Después dijo a otro: ¿Y tú cuánto debes? Y él respondió: Cien coros de trigo. Él le dijo: Toma tu

vale, y escribe ochenta.

[8] Y loo el Señor al mayordomo infiel, porque lo hizo cuerdamente (461): porque los hijos de este

siglo más sabios son en su generación, que los hijos de la luz (462).

[9] Y yo os digo: Que os ganes amigos de las riquezas de iniquidad (463), para que cuando

falleciereis, os reciban en las eternas moradas.

[10] El que es fiel en lo menor, también lo es en lo mayor: y el que es injusto en lo poco, también es

injusto en lo mucho.

[11] Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles: ¿quién os fiará lo que es verdadero?

[12] Y si fuisteis fieles en los ajeno: lo que es vuestro, ¿quién os lo dará?

[13] Ningún siervo puede servir a dos señores: porque o aborrecerá al uno, y amará al otro: o al uno

se llegará, y al otro despreciará: no podéis servir a Dios, y a las riquezas.

[14] Más los Phariséos, que eran avaros, oían todas estas cosas: y le escarnecían.

[15] Y les dijo: Vosotros sois los que os vendéis por justos delante de los hombres: más Dios

conoce vuestros corazones: porque lo que los hombres tienen por sublime, abominación es delante

de Dios.

[16] La ley, y los profetas hasta Juan: desde entonces es anunciado el reino de dios, y todos hacen

fuerza contra él.

[17] Y más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que caer un solo tilde de la ley.

Page 138: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[18] Y se llegaron a él los Phariséos tentándole, y diciendo: ¿Es lícito a un hombre repudiar a su

mujer por cualquiera causa?

[19] Más él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?

[20] Ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar.

[21] Él respondió, y les dijo: ¿No habéis leído que el que hizo al hombre desde el principio, macho

y hembra los hizo? y dijo:

[22] Por esta dejará el hombre padre, y madre, y se ayuntará a su mujer, y serán dos en una carne.

[23] Así que ya no son dos, sino una carne. Por tanto lo que Dios juntó, el hombre no lo separe.

[24] Dicenle: ¿Pues porqué mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?

[25] Les dijo: Porque Moisés por la dureza de vuestros corazones os permitió repudiar a vuestras

mujeres: más el principio no fue así.

[26] Y digoos, que todo aquel que repudiare a su mujer, sino por la fornicación, y tomare otra,

comete adulterio: y el que se casare con la que otro repudió, comete adulterio (464).

[27] Y volvieron a preguntarle sus discípulos en casa sobre lo mismo.

[28] Y les dijo: Cualquiera que repudiare a su mujer, y se casare con otra, adulterio comete contra

aquella.

[29] Y si la mujer repudiare a su marido, se casare con otro, comete adulterio.

[30] Sus discípulos le dijeron: si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.

[31] Él les dijo: No todos son capaces de esto, sino aquellos a quienes es dado.

[32] Porque hay castrados, que así nacieron del vientre de su madre: y has castrado, que lo fueron

por los hombres: y hay castrados, que a sí mismos se castraron por amor del reino de los cielos

(465). El que puede ser capaz, séalo.

[33] Había un hombre rico, que se vestía de púrpura, y de lino finísimo: y cada día tenía convites

espléndidos.

[34] Y había allí un mendigo llamado Lázaro (466). que yacía a la puerta del rico, lleno de llagas,

[35] Deseando hartarse de las migajas que caían de la mesa del rico, y ninguno se las daba: más

venían los perros, y le lamían las llagas (467).

[36] Y aconteció, que cuando murió aquel pobre, lo llevaron. Y murió también el rico, y fue

sepultado en el infierno.

[37] Y alzando los ojos, cuando estaba en los tormentos, vio de lejos a Abrahám, y a Lázaro en su

seno:

Page 139: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[38] Y él levantando el grito, dijo: Padre Abrahám, compadécete de mí, y envía a Lázaro, que moje

la extremidad de su dedo en agua, para refrescar mi lengua, porque soy atormentado en esta llama.

[39] Y Abrahám le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tú bienes en tu vida (468), y Lázaro también

males: pues ahora es él aquí consolado, y tú atormentado.

[40] Fuera de que hay una sima impenetrable entre vosotros y vosotros; de manera que los quisiesen

pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de ahí pasar acá.

[41] Y dijo: Pues te ruego, padre, que lo envíes a casa de mi padre:

[42] Porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, no sea que vengan ellos también a

este lugar de tormentos.

[43] Y Abrahám le dijo: Tienen a Moisés, y a los profetas: óiganlos.

[44] Más él dijo: No, padre Abrahám: más si alguno de los muertos fuere a ellos, harán penitencia.

[45] Y Abrahám le dijo: Si no oyen a Moisés, y a los profetas: tampoco creerán, aún cuando alguno

de los muertos resucitare (469).

LA VIDA DE N. S. JESUCRISTO

ESCRITA POR LOS CUATRO EVANGELISTAS EXPLICADA Y ACLARADA POR LOS

SS. PADRES Y LOS HOMBRES MAS CELEBRES QUE HAN EXISTIDO DESDE LOS

TIEMPOS APOSTOLICOS HASTA NUESTROS DIAS OBRA INTERESANTISIMA

TANTO PARA LOS HOMBRES DOCTOS COMO PARA LAS ALMAS PIADOSAS Y

CONTEMPLATIVAS POR EL SEÑOR ABATE BRISPOT

TRADUCIDA AL CASTELLANO POR DON M. URRABIETA Y DON V. G. DE LA

LLANA

APROBADA POR EL ILLMO. SEÑOR ARZOBISPO DE PARIS, POR S. E. EL

CARDENAL ARZOBISPO DE BURDEOS Y OTROS VARIOS ILUSTRES PRELADOS,

TANTO DE FRANCIA COMO DE OTROS PAISES.

Y AUMENTADA POR LOS TRADUCTORES CON NOTAS Y COMENTARIOS DE

CÉLEBRES ESCRITORES ESPAÑOLES QUE NO EXISTÍAN EN EL FRANCÉS

Notas

374. Querían tener un pretexto para acusar a Jesucristo; porque si la condenaba a muerte, hubieran

dicho ante el pueblo que era un hombre duro o implacable; y sin la condenaba, le acusarían como

enemigo de la ley. [Regresar]

375. Jesucristo no quiere decir con esto, que un juez para castigar legítimamente los delitos de los

otros, es necesario que esté libre de pecado; su intención es poner de manifiesto lo odioso que es el

condenar en otros culpas que uno mismo tiene. [Regresar]

Page 140: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

376. Esto es, la miseria más abyecta, en presencia de la más grande misericordia. (SAN

AGUSTÍN.) [Regresar]

377. No la dice como a ora pecadora, vete en paz; sino vete, a secas, dándola a entender que es

preciso que deplore su falta, y que la expíe por medio de la penitencia. En esta obligación quedan

todos aquellos que se acercan a Dios con solo con constricción imperfecta. [Regresar]

378. Esto es: Mi testimonio tiene grande autoridad, porque hay en mí más que un hombre, hay una

persona cuyo origen ignoráis, pero que no por eso es menos digna de fe. [Regresar]

379. Quiere decir: No ejerzo el poder que hay en mí de juzgaros a todos; antes de citaros ante mi

tribunal, he venido a ofreceros la misericordia. [Regresar]

380. A la letra: guarda del tesoro, sacristía*. [Regresar]

381. Cuando me hagáis morir en una cruz, conoceréis que yo soy el que tantas veces os he dicho*.

[Regresar]

382. Cuando me hagáis morir en una cruz, canceréis que yo soy el que tantas veces os he dicho*.

[Regresar]

383. Aunque el Señor habría podido recordarles la esclavitud en que habían estado en Egipto, en

babilonia, etc. quiso evitarles esta humillación, limitándose a indicarles la esclavitud moral, por no

esperarlos inútilmente. [Regresar]

384. Introduciendo el pecado en la tierra y la muerte como consecuencia del pecado. [Regresar]

385. Y por consiguiente de impostura. [Regresar]

386. Jesucristo habla aquí de su Padre, que un día le glorificará a los ojos del género humano.

[Regresar]

387. Se sobreentiende, según vosotros, puesto que acabáis de decirme, que no basta mi testimonio

en lo que me concierne. [Regresar]

388. Abrahan entrevió el día del Mesías, cuando le fue anunciado que serían bendecidas en él

todas las naciones de la tierra. [Regresar]

389. Dios castiga a veces el pecado con penas temporales; pero no siempre es el pecado la causa

inmediata de los males que padecemos en esta vida, los cuales pueden habernos sido enviados por

el Señor para purificar y perfeccionar nuestra virtud. [Regresar]

390. El día es el tiempo, que debía estar en este mundo, y alumbrarle con la luz de su doctrina, y la

noche es el tiempo de su muerte, en que cesó de obrar visiblemente*. [Regresar]

391. Hoy la fuente del Mesías: son las aguas de la penitencia sacramental, donde la Iglesia nos

manda que vayamos en nombre de Jesucristo, a curarnos de nuestras enfermedades espirituales.

[Regresar]

392. Es decir: Dios, que es la suma verdad, no puede acordar a un impostor el poder de autorizar

sus mentiras por medio de milagros. [Regresar]

Page 141: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

393. Los fariseos despreciaban a los pobres porque les consideraban como de ilegítimos

nacimiento, llenos de vicios groseros e incapaces todos de ninguna elevación de espíritu y de

ningún sentimiento generoso. ¡Cuántos fariseos nos quedan todavía! ¡Cuándo comprenderán al fin

esos orgullosos ciegos, que en el seno de la pobreza y de la miseria, se hallan a veces las más

grandes y heroicas virtudes! [Regresar]

394. Para hacer brillar este terrible juicio, que los que reconocen su ceguedad, sean alumbrados

de la luz divina; y los que confían en sus propias luces, sean castigados por la ceguedad de su

corazón.* [Regresar]

395. Esto es: Si fueseis bastante humildes para conocer vuestra ceguedad, podriais tener escusa;

pero como estáis infatuados de vuestra suficiencia, por eso permaneceis en la ceguedad de vuestro

pecado, sin remisión ni escusa. [Regresar]

396. El aprisco es la Iglesia: las ovejas son los fieles, y particularmente los escogidos: la puerta es

Jesucristo. El portero el mismo Dios, que recibe a todos los que entran por Jesucristo; esto es, en

su nombre, por su orden y por el movimiento de su Espíritu. El verdadero pastor es el que entra por

Jesucristo, que es el Pastor de los pastores: el extraño, y el ladrón es el que no tiene vocación para

conducir las ovejas. [Regresar]

397. Y que han osado atribuirse la cualidad de Mesías. Moisés y los verdaderos profetas enseñaron

todos en nombre del Mesías venidero, y por consiguiente no cae sobre ellos la condenación

pronunciada contra el Hijo de Dios. [Regresar]

398. Estos son los gentiles, que debían creer en Jesucristo, y formar una sola Iglesia con los judíos

convertidos. [Regresar]

399. Estos eran de un grado y autoridad inferior a la que tenían los Apóstoles. Por eso toda la

antigüedad ha reconocido a los obispos, por sucesores de los Apóstoles; y a los sacerdotes, por

sucesores de los discípulos*. [Regresar]

400. Esto es: No hagáis provisiones de ninguna especie y abandonaos enteramente a la

Providencia respecto al vestido y al alimento. [Regresar]

401. Lo que quiere decir: No os detengáis en el camino bajo ningún pretexto, por inocente que

pueda pareceros. (SAN GREGORIO.) [Regresar]

402. A fines del mismo mes, habiendo durado su misión unos quince días.-Durante este tiempo

Jesús fue predicando en las ciudades por donde habían pasado sus discípulos, de modo que toda la

parte meridional de la Tierra Santa quedó evangelizada. [Regresar]

403. Como si les dijera: Tened presenta la caída de Satanás y guardaos bien de la vanagloria y

soberbia, que en un punto lo derribaron del cielo; y de la mayor felicidad a la mayor miseria. (SAN

AMBROSIO.) [Regresar]

404. Del peso de vuestros pecados*. [Regresar]

405. El yugo de mis preceptos y de mi cruz*. [Regresar]

406. Los patriarcas, así como los santos reyes, y los profetas, murieron llevándose al sepulcro el

sentimiento de no haber visto al Mesías, ni haber oído sus divinas doctrinas: solo el profeta Simeón

tuvo este consuelo antes de su muerte. [Regresar]

Page 142: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

407. El hombre que bajaba, que iba de la visión de la paz (Jerusalem Vicio pacis) al pais de la

instabilidad (Jerichó luna instabilitas) es el género humano, arrojado del paraiso terrenal, y

caminando a traves de las tribulaciones de la vida; los ladrones son los demonios y las pasiones

viles que despojaron al hombre de su inocencia, iriendo su alma mortalmente; el sacerdote y el

levita son la ley y los antiguos sacrificios que vieron las heridas del género humano, pero sin tener

lo que era menester para cuararlas; el Samaritano (adjutor), ese hombre que viaja fuera de su

patria, es el Hijo de Dios sobre la tierra, la venta es la Iglesia, adonde Jesucristo confia el pecador

a sus ministros , y lo que debe pagar á su vuelta, es la recompensa que acordará, en la época de su

segundo advenimiento, á aquellos que hayan curado las heridas del género humano. [Regresar]

408. Marta, María y Lázaro, nos dice el Evangelio, vivían en Bethania, cerca de Jerusalén.

[Regresar]

409. Con los discípulos y demás personas que rodeaban a Nuestro Señor Jesucristo. [Regresar]

410. Ocuparse en el principal negocio de la salvación, y escuchar y meditar la palabra de Dios:

Ocuparse en el conocimiento del sumo Bien, y de los medios para llegar a él*. [Regresar]

411. El Hijo de dios no condena a Marta porque solo atiende a los cuidados temporales, sino que

al contrario, declara que hace bien; pero añade que vale mucho más ocuparse en las cosas de la

salvación. [Regresar]

412. En Bethabara, que muchos escritores llaman también Bethania, aunque sin confundirla por

eso con la aldea del mismo nombre, que se hallaba junto a Jerusalén. [Regresar]

413. Esto es, los enfermos que había entre ellos*, [Regresar]

414. ¡Cuántos más milagros hizo Jesús de los que nos marca el Evangelio! [Regresar]

415. El discípulo que dirigió esta súplica a Jesucristo no había oído sin duda el discurso que el

Señor pronunció en el monte. El Hijo de Dios aprovechó esta ocasión para repetir al discípulo y a

los que con él estaban, las partes principales del rezo que había enseñado, y otras varias cosas que

había dicho relativas a la oración. [Regresar]

416. No separemos al Hijo al invocar al Padre, puesto que el Padre y el Hijo son la misma cosa, ni

separemos tampoco al Espíritu Santo que compone un mismo Dios con el Padre y el Hijo: por lo

tanto al pronunciar esta oración invocamos a las tres Personas divinas, y además, rendimos

homenaje a la Iglesia, puesto que en lo que nos concierne, no puede haber un padre con hijos sin

que haya al propio tiempo una madre. (SAN CIPRIANO.) [Regresar]

417. Como se acostumbraba. [Regresar]

418. Después dela restitución de vuestras rapiñas, porque debéis restituir ante todo. [Regresar]

419. Esto es, conociendo vuestra perversidad. [Regresar]

420. No quiere decir que recaiga en el hijo la iniquidad del padre; Jesucristo anuncia únicamente,

que cansada hace ya hace mucho tiempo la justicia divina, estallará viviendo la generación

presente; además, cada cual será castigado según lo mereciere. [Regresar]

421. No les imitéis; no hagáis nada que debáis ocultar. [Regresar]

Page 143: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

422. Véase en el capítulo XIX del modo que deben entenderse los pecados contra el Espíritu Santo.

[Regresar]

423. El que había bajado del cielo para granjearnos bienes eternos, no se quiso mezclar en cosas,

que tocaban á los bienes perecederos del la tierra. (SAN AMBROSIO) Y esta es una lección para

los eclesiásticos, que no deben mezclarse en negosios ni ruidos seculares. [Regresar]

424. Nadie debe extrañarse al ver en las exhortaciones de Jesucristo a la otra orilla del Jordán,

diferentes cosas que había ya dicho en otras partes. Hablando a gente nueva, teniendo que tocar

los mismos puntos, y queriendo además inculcar sus divinas lecciones a discípulos poco

entendidos, debió necesariamente repetirse en todo el curso de su vida pública, y no solo una vez

sino varias, como sucede a menudo tanto cuando se predica como cuando se enseña. [Regresar]

425. No andéis como suspensos, y dudando de la Providencia; o no hagáis discursos al aire*.

[Regresar]

426. Bienaventurados aquellos que depositan su tesoro en Dios; pero ay de los que lo fundan en

algo que sea mortal, porque el tesoro se escapa sin cesar, quedándose el corazón de su dueño

aniquilado y pobre. (BOSSUET.) [Regresar]

427. En un sentido más elevado quiere decir, refrenad vuestras pasiones, como si fueran un vestido

que se cae por falta de cinturón. Cuando el alma se entrega a las pasiones, se vuelve cobarde, y se

queda sin fuerza, sin orden y sin pudor (BOSSUET.) [Regresar]

428. Hay que levantarse al primer golpe, pero todo el mundo se despierta al último, cuando la

muerte está ya casi en el corazón, cuando no hay antorcha, ni reflexión, ni atención; cuando todo

está apagado ya. (BOSSUET.) [Regresar]

429. Por este fuego entienden muchos Padres el Espíritu Santo, o la caridad y el ardor del divino

amor. Otros la predicación evangélica. TERTULIANO, a quien siguen muchos intérpretes, lo

entiende de las persecuciones y aflicciones que habían de padecer los seguidores de Jesucristo, y

esta exposición parece más conforme al sentido del versículo siguiente, en que explica el Señor los

grandes deseos, que tenía de beber el cáliz de su Pasión, que llama bautismo, para atentar con su

ejemplo a todos los cristianos a que padeciesen por su amor*. [Regresar]

430. Las máximas del Evangelio son tan opuestas al espíritu del mundo, que necesariamente deben

ser un motivo de disensiones y disputas entre los que quieren practicarlas y aquellos que las

consideran como demasiado severas. [Regresar]

431. Los reprende porque no quieren conocer el reino de dios, ni las señales, que lo manifiestan tan

evidentemente*. [Regresar]

432. Trata de calmarle por medio de razones justas y leales. [Regresar]

433. Estos eran unos sediciosos de Galilea, que Pilato había hecho morir, mientras estaban

sacrificando en Jerusalén, porque este sacrificio era un pretexto que habían tomado para reunirse.

[Regresar]

434. Veremos si así da fruto; o si así diere fruto, la podrá dejar; pero sino, etc*. [Regresar]

435. La higuera estéril, es el hombre sin las buenas obras, y el que labraba la viña es Jesucristo

que intercede por nosotros con su divino Padre. [Regresar]

Page 144: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

436. Una enfermedad extraordinaria e incurable con que el diablo la atormentaba*. [Regresar]

437. Cuántas almas hay encorvadas así hacia las cosas de la tierra, y que bien se les podrá decir,

tocándolas con la cruz del Salvador: Almas cristiana, Jesucristo os brinda con bienes superiores a

los de la tierra; alzad los ojos, y mirad al cielo: en la casa de Dios hay un morada para vosotras

con bienes eternos que preparados os esperan. [Regresar]

438. Para la fiesta de la Dedicación. Se acercaba entonces el quince de diciembre, como después

diremos. Jesús queriendo utilizar este viaje a favor de la tribu de Rubén, paso por ella desde

Bethabara hasta cerca de Macheronte, en donde vivía Herodes. [Regresar]

439. La nación judía, que fue la primera que se llamó a la luz del Evangelio, no debía entrar en él

sino después de todos los demás pueblos. [Regresar]

440. Intérpretes de mucho crédito juzgan que este aviso que dieron a Jesús los fariseos, no era más

que una astuta mentira para inducirle a que fuera lo más pronto posible a Jerusalén donde su

muerte estaba resuelta. [Regresar]

441. A este príncipe impío, artificioso y cobarde, a quien hace sombra la virtud y fortaleza de los

otros*. [Regresar]

442. Entre los Judíos, la palabra día, no significa únicamente la revolución diurna, sino también,

un espacio de tiempo más o menos largo. En este sentido hay que entender la respuesta de

Jesucristo a los fariseos, que equivale a decir: Me faltan aún tres espacios de tiempo, pasados los

cuales consumaré mi sacrificio con la muerte. Y en efecto, tres meses después, comenzaba el

Salvador su sacrificio. [Regresar]

443. Esto es: Debo morir muy pronto, pero no a manos de Herodes. Conozco lo que vale vuestra

advertencia; sé que debo morir en Jerusalén. [Regresar]

444. Quiere decir: Cuando hayáis colmado la medida de vuestras iniquidades no me volveréis a

ver, hasta que se abran vuestros ojos, y se enternezcan vuestros corazones. [Regresar]

445. Expresión familiar a los hebreos, para significar todo lo que sustenta*. [Regresar]

446. Para patentizar la ceguedad e los judíos a quienes tamaña felicidad era ofrecida. [Regresar]

447. Este hombre es el mismo Jesucristo; la cena, ese reino de dios sobre la tierra, es la Iglesia, y

los convidados son los judíos. Aquellos que asidos a las cosas de la tierra, cerraron los odios a las

voces de la verdad, fueron excluidos; y en su lugar entraron los más sencillos y humildes de los

mismos judíos, y los gentiles, a los cuales por la omnipotencia de su palabra, llamó a la eterna

felicidad. [Regresar]

448. Aquí se insinúa la dulce violencia que Dios hace a los suyos, solicitándolos a recibir su gracia

con los fuertes movimientos internos de su espíritu, y con las eficases instancias de sus palabras.

[Regresar]

449. Algunos entienden por esta dedicación, la del templo que fue fabricado por Salomón. Otros la

del templo que fue reedificado por Zorobabél después del cautiverio de Babilonia. Y otros la

dedicación solemne que mandó celebrar Judas Macabéo por espacio de ocho días, después de

haber renovado el altar de los holocaustos profanado por los gentiles. I Machab., IV, 59. Y esto es

Page 145: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

más conforme a la propiedad del vocablo. Se celebraba en el mes de Casleu, que corresponde al de

diciembre: y por esto dice aquí el Evangelista que era invierno*. [Regresar]

450. Jesús declara que es un mismo Dios con su Padre; cuando llegue el día, nos dirá que en Dios

existe una tercera persona, y ordenará a sus Apóstoles que bauticen en nombre del Padre, del Hijo

del Espíritu Santo. [Regresar]

451. Aborrecer a sus parientes, no quiere decir quererles mal, sino detestar sus máximas y su

conducta, cuando son opuestas al Evangelio*. [Regresar]

452. Por estas dos comparaciones nos quiere dar a entender Jesucristo, que antes de empeñarnos

en seguirle, como verdaderos discípulos, veamos y consideremos si hay en nosotros disposición

para llevar su cruz toda nuestra vida, y para renunciar a todo lo que nos puede detener y servir de

impedimento para conseguir la verdadera felicidad: pues de otra manera todos nuestros primeros

esfuerzos de nada nos servirán*. [Regresar]

453. Con esta comparación designa el Hijo de Dios a sus ministros. [Regresar]

454. Una dracma ática equivalía al denario romano y casi a dos reales de vellon de nuestra

moneda*. [Regresar]

455. Estos dos hijos representan, el uno a los justos que permanecen siempre sometidos a la

voluntad de Dios: el otro a los pecadores, que después de haber recibido infinitos dones de la

bondad y liberalidad divina, le vuelven las espaldas y sacuden el yugo de su obediencia*.

[Regresar]

456. Este país distante es el olvido de Dios. El pecador en este estado disipa los dones de Dios, y

cae en una vergonzosa pobreza. Se hace esclavo del demonio, que le induce a los vicios y pasiones

más infames, en las que inútilmente busca saciar la cruel hambre que le acaba*. [Regresar]

457. Todo esto representa los diversos grados de la conversión del pecador. Vuelve sobre sí,

conoce su miseria, y la grande dicha que hay en servir a Dios a quien mira siempre como a su

Padre; le pide, como una singular gracia, que le ponga en la suerte de los últimos de su cada; y por

último ejecuta sin dilación lo que ha resuelto. [Regresar]

458. Este es el Padre de todos nosotros, es Dios. Ya estáis viendo cómo recibe a ese hijo culpable,

vuelto a la casa paterna más bien por necesidad que por remordimiento de conciencia. Esperarle

es poco para el corazón de Dios; es preciso volar a su encuentro, para evitarle al entrar toda la

vergüenza. Lejos de ese tierno padre los cálculos de una dignidad que teme comprometerse. El hijo

ingrato no ha abierto aún la boca, y ya su padre le ha oído; no ha manifestado todavía su

arrepentimiento, y ya está absuelto de toda culpa; debería estar a los pies del autor de sus días y

hele ya en sus brazos. (DE BOULOGNE.) [Regresar]

459. Bondad infinita del Señor, que recibe en su gracia al pecador convertido, le adorna de su más

precisos dones, y le alimenta de la carne de Jesucristo*. [Regresar]

460. La misericordia de Dios con los pecadores es tan grande, que pudiera dar celos a los mismos

justos, si estos fueran capaces de tenerlos*, [Regresar]

461. No alaba su infidelidad, sino su destreza y astucia. Al modo, que cuando oímos alguna acción

mala de un hombre, que la ejecutó con ingenio, condenamos la obra y alabamos el talento,

doliéndonos de que no lo empleó en cosas buenas*. [Regresar]

Page 146: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

462. Jesucristo da a entender a los judíos que no piensan en el terrible porvenir que se preparan, y

por consiguiente que nada hacen para evitarle.- Los hijos del siglo son aquellos que pasan el

tiempo ocupados únicamente en las cosas de la vida presente, y los hijos de la luz, son los que ven,

más allá de los intereses del tiempo, otros intereses más dignos de consideración. Jesucristo no

trata de imprudentes a todos los hijos de la luz, sino sólo a una parte de ellos, y sobre todo a los

fariseos. [Regresar]

463. No se trata aquí de los bienes que se poseen contra toda ley y justicia, porque estos deben

restituirse en su totalidad a sus dueños legítimos, o deben repartirse entre los pobres si la

restitución es imposible: sea trata de las riquezas en general, que el Evangelio llama de iniquidad

porque con frecuencia son injustas en su origen, o llegan a ser causa de pecado, ya por el orgullo

que inspiran, o ya por el mal uso que se hace de ellas. [Regresar]

464. El lazo del matrimonio no puede romperse sino por la muerte: el repudio es permitido cuando

hay graves faltas cometidas en el cumplimiento del deber conyugal, pero el lazo del matrimonio

continúa existente como antes, aún después de efectuada la mutua separación. Así pues, ninguna

ley puede en la tierra autorizar una nueva unión, sin pecar contra la ley divina, y sin abrir la

puerta al adulterio y a todos los excesos que le siguen. (SAN AGUSTÍN.) [Regresar]

465. Estos últimos, son los que queriendo imitar la pureza de los Ángeles, se han castrado a sí

mismos de una manera espiritual, no en su cuerpo, sino en la raíz misma de la concupiscencia, que

es el corazón*. (SAN AGUSTÍN.) [Regresar]

466. Se sabe el nombre del pobre, y se ignora el del rico, pues toda la opulencia de este último, no

ha podido salvar su nombre del olvido. (SAN JUAN CRISÓSTOMO.) [Regresar]

467. Esto es, el mendigo padecía al mismo tiempo los afectos de la dureza del rico que ale

abandonaba, y las importunidades de los perros que le mortificaban sin cesar, atraídos por sus

llagas. [Regresar]

468. Recibiste en vida la recompensa del poco bien que has podido hacer; y Lázaro padeció,

durante la suya, las penas a que ha podido hacerse acreedor por sus faltas. [Regresar]

469. Muchos han considerado este pasaje del Evangelio como la historia de un hecho realmente

acaecido; sin embargo, es mucho más probable que es una parábola, pero no por eso deja de ser

menos terrible su sentido. [Regresar]

142 LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. CAP. XXXVI. CAPÍTULO XXX

Continúa Jesús enseñando en el templo.-Absuelve el Señor a la mujer adúltera que le trajeron

los Escribas y los Phariséos.-Declara que es Hijo de Dios, y anuncia que deberá su muerte a

los Judíos.-Les dice que no son ya los hijos de Abrahám, sino los esclavos del demonio.

[1] Y otro día de mañana volvió al templo, y vino a él todo el pueblo, y sentado los enseñaba.

[2] Y los Escribas y los Phariséos le trajeron una mujer escondida en adulterio: y la pusieron en

medio,

[3] Y le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido ahora sorprendida en adulterio.

[4] Y Moisés nos mandó en la ley apedrear a estas tales. Pues tú ¿qué dices?

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[5] Y esto lo decían tentándole, para poderle acusar (374). Más Jesús inclinado hacia abajo, escribía

con el dedo en tierra.

[6] Y como porfiasen en preguntarle, se enderezó, y les dijo: El que entre vosotros esté sin pecado,

tire con ella la piedra el primero (375).

[7] E inclinándose de nuevo, continuaba escribiendo en tierra.

[8] Ellos cuando esto oyeron, se salieron los unos en pos de los otros, y los más ancianos los

primeros: y quedó Jesús solo, y la mujer que estaba en pie en medio (376).

[9] Y enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿en dónde están los que te acusaban? ¿ninguno te ha

condenado?

[10] Dijo ella: Ninguno, Señor. Y dijo Jesús: Ni yo tampoco te condenaré. Vete, y no peques ya más

(377).

[11] Y otra vez les habló Jesús, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no anda en

tinieblas, más tendrá la lumbre de la vida.

[12] Y los Phariséos le dijeron: tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es verdadero.

[13] Jesús les respondió, y dijo: Aunque yo de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi

testimonio: porque sé de donde vine, y adonde voy (378): más vosotros no sabéis de donde vengo,

ni adonde voy.

[14] Vosotros juzgáis según la carne: más yo no juzgo a ninguno (379):

[15] Y si juzgo yo, mi juicio es verdadero, porque no soy yo solo: más yo el Padre, que me envió.

[16] Y en vuestra ley está escrito, que el testimonio de dos hombres es verdadero.*

[17] Yo soy e que doy testimonio de mí mismo: y testimonio da de mí el Padre, que me envió.

[18] Y le decían: ¿En dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni me conocéis a mí, ni a mi Padre: si

me conocieseis a mí, en verdad conocierais también a mi Padre.

[19] Estas palabras dijo Jesús en el gazofilacio (380), enseñando en el templo: y ninguno le echó

mano, porque no había venido aún su hora.

[20] Y en otra ocasión les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscareis, y moriréis en vuestro pecado.

Adonde yo voy, vosotros no podéis venir.

[21] Y decían los Judíos: ¿Por ventura se matará a sí mismo, pues ha dicho: Adonde yo voy,

vosotros no podéis venir?

[22] Y les decía: Vosotros sois de abajo: yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy

de este mundo.

[23] Por eso os dije, que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, moriréis

en vuestro pecado (381).

Page 148: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[24] Y le decían: Tú, ¿quién eres? Jesús les dijo: El Principio, el mismo que os hablo.

[25] Muchas cosas tengo que decir de vosotros, y que juzgar. Más el que me envió, es verdadero: y

yo, lo que oí de él, eso hablo en el mundo.

[26] Y no entendieron, que a su Padre llamaba Dios.

[27] Jesús pues le dijo: cuando alzareis al Hijo del hombre (382), entonces entenderéis, que yo soy,

y que nada hago de mí mismo: más como mi Padre me mostró, esto hablo:

[28] Y el que me envió, conmigo está, y no me ha dejado solo: porque yo hago siempre lo que a él

agrada.

[29] Diciendo él esas cosas, creyeron muchos en él.

[30] Y decía Jesús a los Judíos, que en él habían creído: Sí vosotros perseverareis en mi palabra;

verdaderamente seréis mis discípulos:

[31] Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

[32] Le respondieron: Linaje somos de Abrahám, y nunca servimos a ninguno (383): ¿pues cómo

dices tú: Seréis libres?

[33] Jesús les respondió: en verdad, en verdad os digo: que todo aquel que hace pecados, esclavo es

del pecado.

[34] Y el esclavo no queda en casa para siempre: más el hijo queda para siempre.

[35] Pues si el hijo os hiciere libres, verdaderamente seréis libres.

[36] Yo sé, que sois hijos de Abrahám: más me queréis matar, porque mi palabra no cabe en

vosotros.

[37] Yo digo lo que en mi Padre: y vosotros hacéis lo que visteis en vuestro padre.

[38] Respondieron, y le dijeron: Nuestro padre es Abrahám. Jesús les dijo: Si sois hijos de

Abrahám, haced las obras de Abrahám.

[39] Más ahora me queréis matar, siendo hombre, que os he dicho la verdad, que oí de Dios:

Abrahám no hizo esto.

[40] Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Y ellos le dijeron: Nosotros no somos nacidos de

fornicación: un padre tenemos, que es Dios.

[41] Y Jesús les dijo: Si Dios fue vuestro Padre, ciertamente me amaríais. Porque yo de Dios salí, y

vine: y no de mí mismo, más él me envió.

[42] ¿Porqué no enredéis este mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra.

[43] Vosotros sois hijos del diablo, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre: él fue homicida

desde el principio (384): y no permaneció en la verdad: porque no hay verdad en él: cuando habla

mentira, de suyo habla, porque es mentiroso, y padre de la mentira.

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[44] Más aunque yo os diga la verdad, no me creéis.

CAPÍTULO XXXI

Jesucristo continúa enseñando en el templo; los judíos le llaman Samaritano y quieren

apedrearle.-Habiendo salido del templo da vista a un ciego de nacimiento. Los judíos niegan

la gloria de este milagro, y quedan confundidos.-El ciego reconoce a Jesús en el templo, y le

adora.

[1] ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado (385)? Si os digo verdad, ¿porqué no me creéis?

[2] El que es Dios, oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios.

[3] Los Judíos respondieron, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres Samaritano, y que

tienes demonio?

[4] Jesús respondió: Yo no tengo demonio: más honro a mi Padre, y vosotros me habéis

deshonrado.

[5] Y yo no busco mi gloria: hay quien la busque, y juzgue (386).

[6] En verdad, en verdad os digo: Que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre.

[7] Los Judíos le dijeron: ahora conocemos, que tienes demonio. Abrahám murió y los profetas: y tú

dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre.

[8] ¿Por ventura eres tú mayor, que nuestro padre Abrahám, el cual murió, y los profetas, que

también murieron? ¿Quién te haces a ti mismo?

[9] Jesús les respondió: si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es (387): mi Padre es el que

me glorifica, el que vosotros decís, que es vuestro Dios.

[10] Y no le conocéis: más y le conozco: Y si dijere, que no le conozco, seré mentiroso como

vosotros. Más le conozco, y guardo su palabra.

[11] Abrahám vuestro padre deseó con ansia ver mi día: le vio, y se gozó (388).

[12] Y los Judíos le dijeron: ¿Aún no tienes cincuenta años, y has visto a Abrahám?

[13] Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo, que antes que Abrahám fuese, yo soy.

[14] Tomaron entonces piedras para tirárselas. Más Jesús se escondió, y salió del templo.

[15] Y al pasar Jesús, vio un hombre ciego de nacimiento:

[16] Y le preguntaron sus discípulos: Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, por haber nacido

ciego (389)?

[17] Respondió Jesús: Ni este pecó, ni sus padres: más para que las obras de dios se manifiesten en

él.

[18] Es necesario que yo obre las obras de aquel que me envió, mientras que es de día: vendrá la

noche, cuando nadie podrá obrar (390).

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[19] Mientras que estoy en el mundo, luz soy del mundo.

[20] Cuando esto hubo dicho, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y ungió con el lodo sobre

los ojos del ciego,

[21] Y le dijo: Ve, lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir Enviado (391)) Se fue pues, se

lavó, y volvió con vista.

[22] Los vecinos, y los que le habían visto antes pedir limosna, decían: ¿No es este el que estaba

sentado, y pedía limosa? Los unos decían: Este es.

[23] Y los otros: No es ese, sino que se le parece. Más él decía: Yo soy.

[24] Y le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?

[25] Respondió él: Aquel hombre, que se llama Jesús, hizo lodo: y ungió mis ojos, y me dijo: Ve a

la piscina de Siloé, y lávate. Y fui, me lavé, y veo.

[26] Y le dijeron: ¿En dónde está aquel? Respondió él: No sé.

[27] Llevaron a los Phariséos al que había sido ciego.

[28] Y era sábado, cuando hizo Jesús el lodo, y le abrió los ojos.

[29] Y de nuevo le preguntaban los Phariséos, como había recibido la vista. Y él les dijo: Lodo puso

sobre mis ojos, y me lavé. y veo.

[30] Y decían algunos de los Phariséos: Este hombre no es de Dios, pues que no guarda el sábado.

Y otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estos milagros? Y había disensión entre

ellos.

[31] Y vuelven a decir al ciego: Y tú, ¿qué dices de aquel que abrió tus ojos? Y él dijo: Que es

profeta.

[32] Más los Judíos no creyeron de él, que hubiese sido ciego, y que hubiese recibido la vista, hasta

que llamaron a los padres del que había recibido la vista:

[33] Y les preguntaron, y dijeron: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís, que nació ciego?

¿Pues cómo ve ahora?

[34] Sus padres les respondieron, y dijeron: Sabemos, que este es nuestro hijo, y que nació ciego:

[35] Más no sabemos como ahora tenga vista: o quien le haya abierto los ojos, nosotros no lo

sabemos: preguntadlo a é: edad tiene, que hable él pro sí mismo.

[36] Esto dijeron los padres del ciego, porque temían a los Judíos: porque ya habían acordado los

Judíos, que si alguno confesase a Jesús por Cristo, fuese echado de la Sinagoga.

[37] Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadlo a él.

[38] Volvieron pues a llamar al hombre, que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios.

Nosotros sabemos que es hombre es pecador.

Page 151: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[39] Él les dijo: Si es pecador, no lo é: una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

[40] Y ellos le dijeron: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

[41] Les respondió: Ya os lo he dicho, y lo habéis oído: ¿porqué lo queréis oír otra vez? ¿por

ventura queréis vosotros también haceros sus discípulos?

[42] Y le maldijeron y dijeron: Tú seas su discípulo: que nosotros somos discípulos de Moisés.

[43] Nosotros sabemos que habló Dios a Moisés: más este no sabemos de donde sea.

[44] Aquel hombre les respondió, y dijo: Cierto que es esta cosa maravillosa, que vosotros no sabéis

de donde es, y abrió mis ojos.

[45] Y sabemos que Dios no oye a los pecadores: más si alguno es temeroso de Dios, y hace su

voluntad, a este oye (392).

[46] Nunca fue oído, que abriese alguno los ojos de uno que nació ciego.

[47] Si este no fuese de Dios, no pudiera hacer cosas alguna.

[48] Respondieron, y le dijeron: ¿En pecado eres nacido todo, y tú nos enseñas (393)? Y le echaron

fuera.

[49] Oyó Jesús, que le habían echado fuera: y cuando le halló, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?

[50] Respondió él, y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?

[51] Y Jesús le dijo: Y lo has visto, y el que habla contigo, ese mismo es.

[52] Y él dijo: Creo, Señor. Y postrándose le adoró.

[53] Y dijo Jesús. Yo vine a este mundo para juicio: para que vean los que no ven, y los que ven

sean hechos ciegos (394).

[54] Y lo oyeron algunos de los Phariséos, que estaban con él, y le dijeron: ¿Pues qué nosotros

somos también ciegos?

[55] Jesús les dijo: Si fuéseis ciegos, no tendriais pecado: mas ahora porque decis: Vemos Por eso

permanece vuestro pecado (395).

CAPÍTULO XXXII

Jesús hablando otra vez a los judíos en el templo, se llama a sí mismo el buen Pastor que da su

vida por sus ovejas.-Retirase al monte del Olivar, de donde envía setenta y dos discípulos, a

predicar en diferentes puntos.-Vuelta de los discípulos.-Declara el Señor lo que es preciso

hacer para obtener la vida eterna.

[1] En verdad, en verdad os digo: Que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, más

sube por otra parte, aquel es ladrón y salteador.

Más el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas.

Page 152: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[2] A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y a las ovejas propias llama por su nombre, y las

saca.

[3] A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y las ovejas propias llama por su nombre, y las

saca.

[4] Y cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas: y las ovejas le siguen, porque conocen

su voz.

[5] Más al extraño no le siguen, antes huyen de él: porque no conocen la voz de los extraños (396).

[6] Este proverbio les dijo Jesús. Más ellos no entendieron lo que les decía.

[7] Y Jesús les dijo otra vez: En verdad, en verdad os digo, que yo soy la puerta de las ovejas.

[8] Todos cuantos vinieron (397), ladrones son y salteadores, y no los oyeron las ovejas.

[9] Yo soy la puerta. Quien por mí entrare, será salvo: y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

[10] El ladrón no viene, sino para hurtar, y para matar, y para destruir. Yo he venido para que

tengan vida, y para que la tengan en más abundancia.

[11] Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por sus ovejas.

[12] Más el asalariado, y que o es el pastor, del que no son propias las ovejas, ve venir al lobo, y

deja las ovejas, y huye: y el lobo arrebata, y esparce las ovejas:

[13] Y el asalariado huye, porque es asalariado, y porque no tiene parte en las ovejas.

[14] Yo soy el buen Pastor: y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.

[15] Como el Padre me conoce, así conozco yo al Padre: y pongo mi alma por mis ovejas.

[16] Tengo también otras ovejas, que no son de este aprisco (398): es necesario que yo las traiga, y

oirán mi voz, y será hecho un solo aprisco, y un pastor.

[17] Por eso me ama el Padre: porque yo pongo mi alma para volverla a tomar.

[18] No me la quita ninguna: más yo la pongo por mí mismo: poder tengo para ponerla: y poder

tengo para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi padre.

[19] Y hubo nuevamente disensión entre los Judíos por estas palabras.

[20] Y decían muchos de ellos: Demonio tiene, está fuera de sí: ¿porqué le escucháis?

[21] Otros decían: Estas palabras no son de endemoniado: ¿por ventura puede el demonio abrir los

ojos de los ciegos?

[22] Y después de esto señalo el Señor también otro setenta y dos (399). Y los envió de dos en dos

delante de sí a cada ciudad y lugar, adonde él había de venir

Page 153: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[23] Y les decía: La mies ciertamente es mucha, más los trabajadores pocos. Rogad pues al Señor

de la mies, que envié trabajadores a su mies.

[24] Id: He aquí que yo os envío, como corderos en medio de lobos.

[25] No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado (400) ni saludéis a ninguno por el camino (401).

[26] En cualquiera casa que entrareis, primeramente decid: Paz sea a esta casa:

[27] Y si hubiere allí hijo de paz, reposará sobre él vuestra paz: y si no, se volverá a vosotros.

[28] Y permanecí en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que ellos tengan: porque el trabajador

digno es de su salario: No paséis de casa en casa.

[29] Y en cualquiera ciudad en que entrareis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante:

[30] Y curad a los enfermos, que en ella hubiere, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de

dios

[31] Más si en la ciudad en que entrareis, no os recibieron, saliendo por sus plazas, decid:

[32] Aún el polvo, que se nos ha pegado de vuestra ciudad, sacudimos contra vosotros: sabed no

obstante, que se ha acercado el reino de Dios.

[33] Os digo, que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma, que para aquella ciudad.

[34] ¿Ay de ti, Corozain! ¡ay de ti, Bethsaida! que sin en Tyro, y en Sidón se hubieran hecho los

milagros, que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentados en cilicio y en ceniza, vieran hecho

penitencia.

[35] En verdad para Tyro, y Sidón habrá en el juicio menos rigor, que para vosotras.

[36] Y tú Capharnaum, ensalzada hasta el cielo, hasta el infierno serás sumergida.

[37] Quien a vosotros oye, a mí me oye: y quien a vosotros desprecia, a mí me desprecia. Y el que a

mí me desprecia, desprecia a aquel que me envió.

[38] Y volvieron los setenta y dos con gozo (402), diciendo: Señor, aún los demonios se nos sujetan

en tu nombre.

[39] Y les dijo: Veía a Satanás como un relámpago, que caía del cielo (403).

[40] Veis, que os he dado potestad de pisar sobre serpientes, y escorpiones, y sobre todo el poder

del enemigo: y nada os dañará.

[41] Más en esto no os gocéis, porque los espíritus os están sujetos: antes gozaos, de que vuestros

nombre están escritos en los cielos.

[42] En aquella misma hora se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo: Doy a ti, loor, Padre, Señor del

cielo y de la tierra; porque escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los

pequeñitos. Así es, Padre: porque así ha sido de tu agrado.

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[43] Todas las cosas me son entregadas de mi Padre. Y nadie sabe, quién es el Hijo, sino el Padre,

ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel, a quien lo quisiere revelar el Hijo.

[44] Venid a mi todos los que estáis trabajados, y cargados (404), y yo os aliviaré.

[45] Traed mi yugo sobre vosotros (405), y aprended de mí, que manso soy, y humilde de corazón.

[46] Y volviéndose hacia sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos, que ven lo que vosotros

veis.

[47] Porque os digo, que muchos profetas, y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron:

y oír lo que oís, y no lo oyeron (406).

[48] Y se levantó un doctor de la ley, y le dijo por tentarle: Maestro, ¿qué haré para poseer la vida

eterna?

[49] Y él le dijo: En la ley ¿qué hay escrito? ¿cómo lees?

[50] Él respondiendo dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de

todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento: y a tu prójimo como a ti mismo.

[51] Y le dijo: Bien has respondido: haz esto, y vivirás.

[52] Más él queriéndose justificar a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

[53] Y Jesús tomando la palabra, dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén á Jerichó, y dió en manos de

unos ladrones, los cuales le despojaron: y despues de haberle herido, le dejaron medio muerto, y se

fueron.

[54] Aconteció pues, que pasaba por el mismo camino un sacerdote: y cuando le vió, pasó de largo.

[55] Y así mismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó tambien de largo.

[56] Mas un Samaritano que iba su camino, se llegó cerca de él: y cuando le vió, se movió á

compasion.

[57] Y acercándose, le vendó las heridas, hechando en ellas aceite y vino: y poniendolo sobre su

bestia, lo llevó a una venta, y tuvo cuidado de él.

[58] Y otro dia sacó dos denarios, y los dió al mesonero, y le dijo: cuídamele y cuanto gastares de

mas, yo te lo daré cuando vuelva (407).

[59] ¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que dió en manos de los ladrones?

[60] Aquel respondió el doctor, que usó con él de misericordia. Pues vé le dijo entonces Jesús, y has

tú lo mismo.

CAPÍTULO XXXIII

Hallándose Jesús en Bethania comió con sus discípulos en casa de Martha y María.-Se retira a

Bethabara en los confines de la Judéa; milagros y predicaciones.-Enseña a orar a sus

discípulos; eficacia de la oración.-Imprecaciones contra los Phariséos.-Temer a Dios es poner

en él toda su confianza.-La avaricia es locura vana.

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[1] Y aconteció, que como fuesen de camino, entró Jesús en una aldea: y una mujer que se llamaba

Martha, lo recibió en su casa (408),

[2] Y esta tenía una hermana, llamada María, la cual también sentada (409) a los pies del Señor, oía

su palabra.

[3] Pero Martha estaba afanada de continuo en las haciendas de la casa: la cual se presentó, y dijo:

Señor, ¿no ves, como mi hermana me ha dejado sola para servir? dile pues que me ayude.

[4] Y el Señor le respondió, y dijo: Martha, Martha, muy cuidadosa estás, y en muchas cosas te

fatigas.

[5] En verdad una sola es necesaria (410), María ha escogido la mejor parte, que le será quitada

(411).

[6] Y partiéndose de allí se fue a los términos de la Judea de la otra parte del Jordán (412): y

volvieron las gentes a juntarse a él: y los sanó allí (413): y de nuevo los enseñaba como solía (414).

[7] Y aconteció que estando orando en cierto lugar, cuando acabó, le dijo uno de sus discípulos:

Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos (415),

[8] Y les dijo: cuando orareis, decid: Padre, santificado sea él tu nombre: Venga él tu reino (416).

[9] Danos hoy el pan nuestro de cada día.

[10] Y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no

nos dejes caer en la tentación.

[11] Les dijo también: Quién de vosotros tendrá un amigo, e irá él a media noche, y le dirá: Amigo,

préstame tres panes.

[12] Porque acaba de llegar de viaje un amigo mío, y no tengo que ponerle delante.

[13] Y el otro respondiese de dentro, diciendo: No me seas molesto, ya está cerrada la puerta, y mis

criados están también como yo en la cama, no me puedo levantar a dártelos.

[14] Y si el otro perseverare llamando a la puerta: os digo, que ya que no se lenvatase a dárselos por

ser su amigo, cierto pro su importunidad se levantaría, y le daría cuantos panes hubiese menester.

[15] Y yo digo a vosotros: Pedid, y se os dará: buscad, y hallaréis: llamad, y se os abrirá.

[16] Porque todo aquel que pide, recibe: y el que busca, halla: y al que llama, se le abrirá.

[17] Y si alguno de vosotros pidiere pan a su padre, ¿le dará él una piedra? O si un pez, ¿por

ventura le dará una serpiente en lugar del pez?

[18] O si le pidiere un huevo; ¿por ventura le alargará un escorpión?

[19] Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos: ¿cuánto más vuestro

Padre celestial dará espíritu bueno a los que se lo pidieren?

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[20] Y cuando estaba hablando, le rogó un Phariséo, que fuese a comer con él. Y habiendo entrado,

se sentó a la mesa.

[21] Y el Phariséo comenzó a pensar, y decir dentro de sí, porqué no se habría lavado antes de

comer (417).

[22] Y el Señor le dijo: Ahora vosotros los Phariséos limpiáis lo de fuera del vaso, y del plato: más

vuestro interior está lleno de rapiña, y de maldad.

[23] Necios, el que hizo lo que está de fuera, ¿no hizo también lo que está de dentro?

[24] Esto no obstante, lo que resta, dad limosna (418): y todas las cosas os son limpias.

[25] ¡Más ay de vosotros, Phariséos, que diezmáis la hierba buena, y la ruda, y toda hortaliza, y

traspasáis la justicia, y el amor de Dios! Pues era necesario hacer otras cosas, y no dejar aquellas.

[26] ¡Ay de vosotros, Phariséos, que amáis los primeros asientos en las Sinagogas, y ser saludados

en las plazas!

[27] ¡Ay de vosotros, que sois como los sepulcros, que no parecen, y no lo saben los hombres, que

andan por encima!

[28] Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dijo: Maestro, diciendo estas cosas, nos

afrentas también a nosotros.

[29] Y él dijo: ¡Y ay de vosotros, doctores de la ley: que cargáis los hombres de cargas, que no

pueden llevar, y vosotros ni aún con uno de vuestros dedos tocáis las cargas!

[30] ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas: y vuestros padres los mataron!

[31] Verdaderamente dais a entender, que consentís en las obras de vuestros padres: porque ellos en

verdad los mataron, más vosotros edificáis sus sepulcros.

[32] Por eso (419) dijo también la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y de ellos

matarán, y perseguirán:

[33] Para que sea pedida a esta generación la sangre de todos los profetas, que fue derramada desde

el principio del mundo.

[34] Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacharías, que pereció entre el altar, y el templo.

Así os digo que pedida será a esta generación (420).

[35] ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os alzasteis con la llave de la ciencia! vosotros no

entrasteis, y habéis prohibido a los que entraban.

[36] Y diciéndoles estas cosas los Phariséos, y los doctores de la ley comenzaron a instar

porfiadamente, y a importunarle con muchas preguntas,

[37] Armándole lazos, y procurando cazar de su boca alguna cosa, para poderle acusar.

Page 157: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[38] Y como se hubiesen juntado alrededor de Jesús muchas gentes, de modo que unos a otros se

atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los Phariséos, que es

hipocresía (421).

[39] No hay cosa encubierta, que no se haya de descubrir: ni cosa escondida, que no se haya de

saber.

[40] Porque las cosas que dijisteis en las tinieblas, a la luz serán dichas: y lo que hablasteis a la

oreja en los aposentos, será pregonado sobre los tejidos.

[41] A vosotros pues amigos míos os digo: Que no os espantéis de aquellos, que matan el cuerpo, y

después de esto no tiene más que hacer.

[42] Más yo os mostraré a quien habéis de temer: temed a aquel, que después de haber quitado la

vida, tiene poder de arrojar al infierno. Así os dio, a este temed.

[43] ¿No se venden cinco pajarillos, por dos cuartos, y ni uno de ellos está en olvido delante de

Dios?

[44] Y aún los cabellos de vuestra cabeza todos están contados. Pues no temáis: porque de más

estima sois vosotros, que muchos pajarillos.

[45] Y también os digo: Que todo aquel que me confesare delante de los hombres, el Hijo del

hombre lo confesará también a él delante de los Ángeles de Dios:

[46] Mas el que me negare delante de los hombres, negado será delante de los ángeles de Dios.

[47] Y todo el que profiere una palabra contra el Hijo del hombre, perdonado le será: mas á aquel

que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado (422).

[48] Y cuando os llevaren á las Sinagogas, y á los magistrados, y á las potestades, no andeis

cuidadosos, cómo, ó que habeis de responder, ó decir.

[49] Porque el Espíritu-Santo os mostrará en aquella hora lo que convendrá decir.

[50] Y uno del pueblo dijo: Maestro, di á mi hermano, que parta conmigo la herencia.

[51] Mas él le respondió: Hombre ¿quién me ha puesto por juez, ó repartidor entre vosotros (423)?

[52] Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia: porque la vida de cada uno no está en la

abundancia de las cosas, que posee.

[53] Y les contó una parábola diciendo: el campo de un hombre rico había llevado abundantes

frutos:

[54] Y él pensaba entre sí mismo, y decía: ¿qué haré porque no tengo en donde encerrar mis frutos?

[55] Y dijo: esto haré: derribaré mis graneros, y los haré mayores: y allí recogeré todos mis frutos, y

mis bienes,

[56] Y diré a mi alma: Alma muchos bienes tienes allegados para muchísimos años: descansa,

come, bebe, ten banquetes.

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[57] Mas Dios le dijo: Necio, esta noche te vuelven á pedir el alma: lo que has allegado ¿para quién

será?

[58] Así es el que atesora para sí, y no es rico en Dios.

CAPÍTULO XXXIV

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos y a la muchedumbre en Bethabara a la otra parte

del Jordán, diciéndoles que confíen enteramente en la Providencia, y los exhorta a estar en

continua vela.-Parábola del siervo malo.-Jesús anuncia que su doctrina irritará a los

malvados. Nazarenos condenados a muerde por Pilato.-Parábola de la higuera estéril.

[1] Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No andéis solícitos para vuestra alma, que comeréis,

ni para el cuerpo, que vestiréis (424).

[2] Más es el alma, que la comida, y el cuerpo más que el vestido.

[3] Mirad los cuervos, que no siembran, ni siegan, ni tiene despensa, ni granero, y Dios nos

alimenta. ¿Pues cuánto más valéis vosotros que ellos?

[4] ¿Y quién de vosotros, por mucho que lo piense, puede añadir a su estatura un codo?

[5] Pues si lo que es menos no podéis, ¿porqué andáis afanados por las otras cosas?

[6] Mirad los lirios como crecen: que ni trabajan, ni hilan: pues os digo, que ni Salomón en toda su

gloria se vistió como uno de estos.

[7] Pues si a la hierba, que hoy está en el campo, y mañana se echa en el horno, Dios viste así:

¿cuánto más a vosotros de poquísima fe?

[8] No andéis pues afanados por lo que habéis de comer, o beber: y no andéis elevados (425).

[9] Porque todas estas son cosas, por las que andan afanadas las gentes del mundo. Y vuestro Padre

sabe, que de estas tenéis necesidad.

[10] Por tanto, buscad primeramente el reino de dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán

añadidas.

[11] No temáis, pequeña grey, porque a vuestro Padre plugo daros el reino.

[12] Vended lo que poseéis, y dad limosna. Haceos bolsas, que no se envejecen, tesoro en los cielos

que jamás falta: adonde el ladrón no llega, ni roe la polilla.

[13] Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón (426).

[14] Tened ceñidos vuestros lomos (427), y antorchas encendidas en vuestras manos.

[15] Y sed vosotros semejantes a los hombres, que esperan a su señor, cuando vuelva de las bodas:

para que cuando viniere, y llamare a la puerta, luego le abran.

[16] Bienaventurados aquellos siervos, que hallare velando el Señor, cuando viniere. En verdad os

digo, que se ceñirá, y los hará sentar a la mesa; y pasando los servirá.

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[17] Y si viniere en la segunda vela y si viniere en la tercera vela, y así los hallare, bienaventurados

son los tales siervos.

[18] Más esto sabed, que si el padre de familia supiese la hora, en que vendría el ladrón, velaría sin

duda, y no dejaría minar su casa.

[19] Vosotros pues estad apercibidos: porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del hombre

(428).

[20] Y Pedro le dijo: ¿Señor, dice esta parábola a nosotros, o también a todos?

[21] Y dijo el Señor: ¿Quién crees, que es el mayordomo fiel y prudente, que puso el señor sobre su

familia, para que les dé la medida de trigo en tiempo?

[22] Bienaventurado aquel siervo, que cuando el señor viniere, le hallare así haciendo.

[23] Verdaderamente os digo, que lo pondrá sobre todo cuanto posee.

[24] Más si dijeres el tal siervo en su corazón: Se tarda mi señor de venir, y comenzare a maltratar a

los siervos, y a las criadas, y a comer, y a beber, y a embriagarse:

[25] Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y a la hora que no sabe, y le apartará, y

pondrá su parte con los desleales.

[26] Porque aquel siervo, que supo la voluntad de su señor, y no apercibió, y no hizo conforme a su

voluntad, será muy bien azotado:

[27] Más el que no la supo, y hizo cosas dignas de castigo, poco será azotado. Porque a todo aquel,

a quien mucho fue dado, mucho le será demandado: y al que mucho encomendaron, más le pedirán.

[28] Fuego vine a poner en la tierra: ¿Y qué quiero, sino que arda (429)?

[29] Con bautismo es menester que yo sea bautizado: ¿y cómo me angustio, hasta que se cumpla?

[30] ¿Pensáis, que soy venido a poner paz en la tierra? Os digo, que no, sino división (430).

[31] Porque de aquí adelante estarán cinco en una casa divididos, los tres estarán contra los dos, y

los dos contra los tres.

[32] Estarán divididos: el padre contra el hijo, y el hijo contra su padre; la madre contra la hija, y la

hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

[33] Y decía también al pueblo: Cuando veis asomar la nube de parte del poniente, luego decís:

Tempestad viene: y así sucede.

[34] Y cuando sopla el austro, decís: Calor hará, y es así.

[35] Hipócritas, sabéis distinguir los aspectos de cielo y de la tierra: ¿pues como son sabéis

reconocer el tiempo presente (431)?

[36] ¿Y porqué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Page 160: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[37] Cuando vas con tu contrario al príncipe, haz lo posible por librarte de él en el camino (432),

porque no te lleve al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.

[38] Te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último maravedí.

[39] Y en este mismo tiempo estaban allí unos que le decían nuevas de los Galileos, cuya sangre

había mezclado Pilato con la de los sacrificios de ellos (433).

[40] Y Jesús les respondió diciendo: ¿Pensáis, que aquellos Galileos fueron más pecadores que

todos los otros, por haber padecido tales cosas?

[41] Os digo, que no: Más si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera.

[42] Así como también aquellos dieciocho hombres, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los

mató: ¿pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres, que moraban en Jerusalén?

[43] Os digo, que no: más si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera.

[44] Y decía también esta semejanza: Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y fue a

buscar fruto en ella, y no le halló.

[45] Y dijo al que laboraba la viña: Mira, tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no

lo hallo: córtala pues: ¿para qué ha de ocupar aún la tierra?

[46] Más él respondió, y le dijo: Señor, déjala aún este año, y la cavaré alrededor, y le echaré

estiércol.

[47] Y sin con esto diere fruto (434): y si no, la cortarás después (435).

CAPÍTULO XXXV

Jesús sana a una mujer en Bethabara a la otra parte del Jordán; murmuraciones de los

Phariséos. Parábolas del grano de mostaza y de la levadura.-Jesús se dirige de nuevo a

Jerusalén, cuya ceguedad deplora. Cura a un hidrópico en sábado. Exhortación a la modestia

y a la humildad. Parábola de los convidados a la cena que se excusaron.

[1] Y estaba enseñando en la Sinagoga de ellos los sábados.

[2] Y he aquí una mujer, que tenía espíritu de enfermedad (436) diez y ocho años había: y estaba tan

encorvada (437), que no podía mirar hacia arriba.

[3] Cuando la vio Jesús, la llamó a sí, y le dijo: Mujer, libre estás de tu enfermedad.

[4] Y puso sobre ella las manos, y en el punto se enderezó, y daba gloria a Dios.

[5] Y tomando la palabra el príncipe de la Sinagoga, indignado porque Jesús había curado en el

sábado, dijo al pueblo: Seis días hay, en que se puede trabajar: en estos pues venid, y que os cure, y

no en sábado.

[6] Y respondiéndole el Señor dijo: ¿Hipócritas, cada uno de vosotros no desata en sábado su buey,

o su asno del pesebre, y lo lleva a abrevar?

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[7] Y esta hija de Abraham, a quien tuvo ligada Satanás diez y ocho años, ¿no convino desatarla de

este lazo en día de sábado?

[8] Y diciendo estas cosas, se avergonzaban todos su adversarios: más se gozaba todo el pueblo de

todas las cosas, que él hacia gloriosamente.

[9] Decía pues: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y a qué lo compararé?

[10] Semejante es el grano de la mostaza, que lo tomó un hombre, y lo sembró en su huerto, y

creció, y se hizo grande árbol: y las aves del cielo reposaron en sus ramas.

[11] Y dijo otra vez: ¿A qué diré, que el reino de dios es semejante?

[12] Semejante es a la levadura, que tomó una mujer, y la escondió en tres medidas de harina, hasta

que todo quedase fermentado.

[13] E iba por las ciudades y aldeas, enseñando, y caminando hacia Jerusalén (438).

[14] Y le dijo un hombre: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

[15] Porfiad a entrar por la puerta angosta: porque os digo, que muchos procurarán entrar, no

podrán.

[16] Y cuando el padre de familias hubiere entrado, y cerrado la puerta, vosotros estaréis fuera, y

comenzareis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos: y él os responderá diciendo: No sé, de

donde sois vosotros:

[17] Entonces comenzareis a decir: Delante de ti cominos y bebimos, y en nuestras plazas

enseñaste.

[18] Y os dirá: No sé, de donde sois vosotros: apartaos de mí todos los obradores de la iniquidad.

[19] Allí será el llorar, y el crujir de dientes: cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a

todos los profetas en el reino de Dios, y que vosotros sois arrojados fuera.

[20] Y vendrán de Oriente, y de Occidente, y de Aquilón, y de Austro, y se sentarán a la mesa en el

reino de Dios.

[21] Y he aquí que son postreros, los que serán primeros, y que son primeros, los que serán

postreros (439).

[22] Este mismo día se llegaron a él ciertos Phariséos, y le dijeron: Sal de aquí, y vete: porque

Herodes te quiere matar (440).

[23] Y les dijo: id, y decid a aquella raposa (441), que yo lanzo demonios, y doy perfectas sanidades

hoy y mañana, y al tercer día soy consumado (442).

[24] Pero es necesario que yo ande hoy, y mañana, y otro día: porque no cabe, que un profeta muera

fuera de Jerusalén (443).

[25] Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¿cuántas

veces quise juntar tus hijos como el ave su nido debajo de sus alas, y no quisiste?

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[26] He aquí que os será dejada desierta vuestra casa. Y os digo, que no me veréis, hasta que venga

tiempo, cuando digáis: Bendito, el que viene en el nombre del Señor (444).

[27] Y aconteció, que entrando Jesús un sábado en casa de uno de los principales Phariséos a comer

pan (445), ellos le estaban acechando.

[28] Y he aquí un hombre hidrópico estaba delante de él.

[29] Y Jesús dirigiendo su palabra a los doctores de la ley, y a los Phariséos, les dijo: ¿Si es lícito

curar en sábado?

[30] Más ellos callaron. Él entonces le tomó, le sanó, y le despidió.

[31] Y les respondió, y dijo: ¿Quién hay de vosotros, que viendo su asno, o su buey caído en un

pozo, no lo saque luego en día de sábado?

[32] Y no le podían replicar a estas cosas.

[33] Y observando también, como los convidados escogían los primeros asientos en la mesa, les

propuso una parábola, y dijo:

[34] Cuando fueres convidado a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que haya allí otro

convidado más honrado que tú,

[35] Y que venga aquel, que te convidó a ti y a él, y te diga: Da el lugar este: y que entonces tengas

que tomar el último lugar con vergüenza.

[36] Más cuando fueres llamado, y ve, y siéntate en el último puesto: para que cuando venga el que

te convido, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces serás honrado delante de los que estuvieren

contigo a la mesa:

[37] Porque todo aquel, que se ensalza, humillado será: y el que se humilla, será ensalzado.

[38] Y decía también al que le había convidado: Cuando das una comida, o una cena, no llames a

tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que te vuelvan ellos a

convidar, y te lo paguen.

[39] Más cuando haces convite, llama a los pobres, lisiados, cojos y ciegos.

[40] Y será bienaventurado, porque no tiene con que corresponderte: más se te galardonará en la

resurrección de los justos.

[41] Cuando uno de los que comían a la mesa oyó esto, le dijo: Bienaventurado el que comerá pan

en el reino de dios.

[42] Y él (446) le dijo: Un hombre hizo una grande cena, y convidó a muchos (447).

[43] Y cuando fue la hora de la cena, envió uno de sus siervos a decir a los convidados, que

viniesen, porque todo estaba aparejado.

[44] Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: He comprado una granja, y necesito

ir a verla: te ruego que me tengas por excusado.

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[45] Y dijo otro: He comprado cinco yuntas de bueyes, y quiero ir a probarlas: te ruego que me

tengas por excusado.

[46] Y dijo otro: He tomado mujer y por eso no puedo ir allá.

[47] Y volviendo el siervo, dio cuenta a su señor de todo esto. Entonces airado el padre de familias,

dijo a su siervo: Sal luego a las plazas, y á las calles de la ciudad: y tráeme acá cuantos pobres, y

lisiados, y ciegos, y cojos hallares.

[48] Y dijo el siervo: Señor, hecho está, como lo mandaste, y aun hay lugar.

[49] Y dijo el Señor al siervo: sal a los caminos, y a los cercados: y fuerzalos á entrar (448), para

que se llene mi casa .

[50] Mas os digo, que ninguno de aquellos hombres, que fueron llamados, gustará mi cena.

CAPÍTULO XXXVI

Jesús, en el templo de Jerusalén, da sus milagros a los Judíos como pruebas de su divinidad, y

los Judíos quieren apedrearle de nuevo porque se llama Hijo de Dios.-Jesús volviéndose a la

otra parte del Jordán, continúa instruyendo a sus discípulos y a la muchedumbre.-El que ha

de seguir a Cristo debe renunciarlo todo tomando su cruz.-En Bethabara hace comprender a

los Phariséos que ha venido a buscar lo que estaba perdido.-Propone tres parábolas, la de la

oveja descarriada, la de la dracma pérdida y la del hijo pródigo.

[1] Y se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación (449): y era invierno.

[2] Y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.

[3] Y los Judíos le cercaron, y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos acabas el alma? si tú eres el Cristo,

dínoslo abiertamente.

[4] Jesús les respondió: os lo digo, y no me creéis. Las obras que yo hago en nombre de ni Padre,

estas dan testimonio de mí.

[5] Más vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.

[6] Mis ovejas oyen mi voz: y yo las conozco, y me siguen:

[7] Y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y ninguno las arrebatará de mi mano.

[8] Lo que me dio mi Padre, es sobre toas las cosas: y nadie lo puede arrebatar de la mano de mi

Padre.

[9] Yo y el Padre somos una cosa (450).

[10] Entonces los Judíos tomaron piedras para apedrearle.

[11] Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál obra de ellas

me apedreáis?

[12] Los Judíos le respondieron: No te apedreamos por la buena obra, sino por la blasfemia: y

porque tú, siendo hombre, te haces Dios a ti mismo.

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[13] Jesús le respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?

[14] Pues si llamo dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y la Escritura no puede faltar:

[15] A mí, que el Padre santificó, y envió al mundo, vosotros decís: ¿Qué blasfemas: porque he

dicho, soy Hijo de Dios?

[16] Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

[17] Más si las hago: aunque a mí no me queráis creer, creed a las obras, para que conozcáis, y

creáis que el Padre está en mí, yo en el Padre.

[18] Y ellos querían prenderle: más se salió de entre sus manos.

[19] Y se fue otra vez a la otra ribera del Jordán, a aquel lugar, en donde primero estaba bautizando

Juan: y se estuvo allí.

[20] Y vinieron a él muchos, y decían: Juan en verdad no hizo ningún milagro.

[21] Más todas las cosas que Juan dijo de este, eran verdaderas. Y muchos creyeron en él.

[22] Y muchas gentes iban con él: y volviéndose, les dijo:

[23] Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y

hermanas, y aún también su vida, no puede ser mi discípulo (451).

[24] Y el que no lleva su cruz a cuestas, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

[25] Porque ¿quién de vosotros queriendo edificar una torre, no cuenta primero de asiento los

gastos, que son necesarios, viendo si tiene para acabarla?

[26] No sea que después que hubiere puesto el cimiento, y no la pudiere acabar, todos los que lo

vean, comiencen a hacer burla de él.

[27] Diciendo: ¿Este hombre comenzó a edificar, y no ha podido acabar?

[28] O ¿qué rey queriendo salir a pelear contra otro rey, no considera antes de asiento, si podrá salir

con diez mil hombres a hacer frente al que viene contra él con veinte mil?

[29] De otra manera, aún cuando el otro está lejos, envía su embajada, pidiéndole tratados de paz

(452).

[30] Pues así cualquiera de vosotros, que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo

[31] Buena es la sal (453). Más si la sal perdiere su sabor, ¿con qué será sazonada?

[32] No es buena, ni para la tierra, ni para el muladar, más la echarán fuera. Quien tiene orejas de

oír, oiga.

[33] Y se acercaban a él los Publicanos, y pecadores, para oírle.

Page 165: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[34] Y los Phariséos, y los Escribas murmuraban, diciendo: Este recibe pecadores, y come con

ellos.

[35] Y les propuso esta parábola, diciendo:

[36] ¿Quién de vosotros es el hombre, que tiene cien ovejas, y si perdiere una de ellas, no deja las

noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se había perdido, hasta que la halle?

[37] Y cuando la hallare, la pone sobre sus hombros gozoso:

[38] Y viniendo a casa, llama a sus amigos, y vecinos, diciéndoles: Dadme el parabién, porque he

hallado mi oveja, que se había perdido.

[39] Os digo, que así habrá más gozo en el cielo sobre un pecador que hiciere penitencia, que sobre

noventa y nueves justos, que no han menester penitencia.

[40] O ¿qué mujer que tiene diez dracmas (454), si perdiere una dracma, no enciende el candil, y

barre la casa, y la busca con cuidado hasta hallarla?

[41] Y después que la ha hallado, junta a las amigas, y vecinas, y dice: Dadme el parabién, porque

he hallado la dracma, que había perdido.

[42] Así os digo, que habrá gozo delante de los Ángeles de Dios por un pecador que hace

penitencia.

[43] Más dijo: Un hombre tuvo dos hijos (455):

[44] Y dijo el menor de ellos a su padre: Padre, dame la parte de la hacienda, que me toca. Y él les

repartió la hacienda.

[45] Y no muchos días después, juntando todo lo suyo el hijo menor, se fue lejos a un país muy

distante (456) y allí malroto todo su haber, viviendo disolutamente.

[46] Y cuando todo lo hubo gastado, vino una grande hambre en aquella tierra, y él comenzó a

padecer necesidad.

[47] Y fue, y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra. El cual lo envió a su cortijo a

guardar puercos.

[48] Y deseaba henchir su vientre de las mondaduras, que los puercos comían: y ninguno se las

daba.

[49] Más volviendo sobre sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tiene el pan de sobra,

y no me estoy aquí muriendo de hambre!

[50] Me levantaré, e iré a mi padre, y le diré: Padre, peque contra el cielo, y delante de ti (457).

[51] Ya no soy, digno de ser llamado hijo tuyo: hazme como a uno de tus jornaleros.

[52] Y levantándose se fue para su padre. Y como aún estuviese lejos, le vio su padre, y se movió a

misericordia: y corriendo a él, le echó los brazos al cuello, y le besó (458).

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[53] Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y delante de ti: ya no soy digno de ser

llamado hijo tuyo.

[54] Más el padre dijo a sus criados: Traed aquí prontamente la ropa más preciosa, y vestidle, y

ponedle anillo en su mano, y calzado en sus pies (459)

[55] Y traed un ternero cebado, y matadlo, y comamos, y celebremos un banquete:

[56] Porque este mi hijo era muerto, y ha revivido: se había perdido, y ha sido hallado, Y

comenzaron a celebrar el banquete.

[57] Y su hijo el mayor estaba en el campo, y cuando vino, y se acercó a la casa, oyó la sinfonía, y

el coro:

[58] Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

[59] Y este le dijo: Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar un ternero cebado, porque le

ha recobrado salvo.

[60] Él entonces se indignó, y no quería entrar (460): más saliendo el padre, comenzó a rogarle:

[61] Y él respondió a su padre, y dijo: He aquí tantos años ha que te sirvo, y nunca he traspasado tus

mandamientos, y nunca me has dado un cabrito para comerle alegremente con mis amigos:

[62] Más cuando vino este tu hijo, que ha gastado su haciendo con rameras, les has hecho matar un

ternero cebado.

[63] Entonces el padre le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todos mis bienes son tuyos:

[64] Pero razón era celebrar un banquete, y regocijarnos, porque este tu hermano era muero, y

revivió: se había perdido, y ha sido hallado.

CAPÍTULO XXXVII

Continúa Jesús instruyendo al pueblo y a sus discípulos en Bathabara a la otra parte del

Jordán.-Parábola del mayordomo injusto.-No se puede servir a dos amos al mismo tiempo.-No

debe repudiarse una mujer par tomar.-Del rico avariento y de Lázaro el mendigo.

[1] Y decía también a sus discípulos: Había un hombre rico, que tenía un mayordomo: y este fue

acusado delante de él, como disipador de sus bienes.

[2] Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto, que oigo decir de ti? Da cuenta de tu mayordomía: porque ya

no podrá ser mi mayordomo.

[3] Entonces el mayordomo dijo entre sí: ¿Qué haré, porque mi señor me quita la mayordomía?

Cavar no puedo, de mendigar tengo vergüenza.

[4] Yo sé lo que he de hacer, para que cuando fuere removido de la mayordomía, me reciban en sus

casas.

[5] Llamó pues a cada uno de los deudores de su señor, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mí

señor?

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[6] Y este le respondió: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu escritura: y siéntate luego, y

escribe cincuenta.

[7] Después dijo a otro: ¿Y tú cuánto debes? Y él respondió: Cien coros de trigo. Él le dijo: Toma tu

vale, y escribe ochenta.

[8] Y loo el Señor al mayordomo infiel, porque lo hizo cuerdamente (461): porque los hijos de este

siglo más sabios son en su generación, que los hijos de la luz (462).

[9] Y yo os digo: Que os ganes amigos de las riquezas de iniquidad (463), para que cuando

falleciereis, os reciban en las eternas moradas.

[10] El que es fiel en lo menor, también lo es en lo mayor: y el que es injusto en lo poco, también es

injusto en lo mucho.

[11] Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles: ¿quién os fiará lo que es verdadero?

[12] Y si fuisteis fieles en los ajeno: lo que es vuestro, ¿quién os lo dará?

[13] Ningún siervo puede servir a dos señores: porque o aborrecerá al uno, y amará al otro: o al uno

se llegará, y al otro despreciará: no podéis servir a Dios, y a las riquezas.

[14] Más los Phariséos, que eran avaros, oían todas estas cosas: y le escarnecían.

[15] Y les dijo: Vosotros sois los que os vendéis por justos delante de los hombres: más Dios

conoce vuestros corazones: porque lo que los hombres tienen por sublime, abominación es delante

de Dios.

[16] La ley, y los profetas hasta Juan: desde entonces es anunciado el reino de dios, y todos hacen

fuerza contra él.

[17] Y más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que caer un solo tilde de la ley.

[18] Y se llegaron a él los Phariséos tentándole, y diciendo: ¿Es lícito a un hombre repudiar a su

mujer por cualquiera causa?

[19] Más él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?

[20] Ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar.

[21] Él respondió, y les dijo: ¿No habéis leído que el que hizo al hombre desde el principio, macho

y hembra los hizo? y dijo:

[22] Por esta dejará el hombre padre, y madre, y se ayuntará a su mujer, y serán dos en una carne.

[23] Así que ya no son dos, sino una carne. Por tanto lo que Dios juntó, el hombre no lo separe.

[24] Dicenle: ¿Pues porqué mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?

[25] Les dijo: Porque Moisés por la dureza de vuestros corazones os permitió repudiar a vuestras

mujeres: más el principio no fue así.

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[26] Y digoos, que todo aquel que repudiare a su mujer, sino por la fornicación, y tomare otra,

comete adulterio: y el que se casare con la que otro repudió, comete adulterio (464).

[27] Y volvieron a preguntarle sus discípulos en casa sobre lo mismo.

[28] Y les dijo: Cualquiera que repudiare a su mujer, y se casare con otra, adulterio comete contra

aquella.

[29] Y si la mujer repudiare a su marido, se casare con otro, comete adulterio.

[30] Sus discípulos le dijeron: si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.

[31] Él les dijo: No todos son capaces de esto, sino aquellos a quienes es dado.

[32] Porque hay castrados, que así nacieron del vientre de su madre: y has castrado, que lo fueron

por los hombres: y hay castrados, que a sí mismos se castraron por amor del reino de los cielos

(465). El que puede ser capaz, séalo.

[33] Había un hombre rico, que se vestía de púrpura, y de lino finísimo: y cada día tenía convites

espléndidos.

[34] Y había allí un mendigo llamado Lázaro (466). que yacía a la puerta del rico, lleno de llagas,

[35] Deseando hartarse de las migajas que caían de la mesa del rico, y ninguno se las daba: más

venían los perros, y le lamían las llagas (467).

[36] Y aconteció, que cuando murió aquel pobre, lo llevaron. Y murió también el rico, y fue

sepultado en el infierno.

[37] Y alzando los ojos, cuando estaba en los tormentos, vio de lejos a Abrahám, y a Lázaro en su

seno:

[38] Y él levantando el grito, dijo: Padre Abrahám, compadécete de mí, y envía a Lázaro, que moje

la extremidad de su dedo en agua, para refrescar mi lengua, porque soy atormentado en esta llama.

[39] Y Abrahám le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tú bienes en tu vida (468), y Lázaro también

males: pues ahora es él aquí consolado, y tú atormentado.

[40] Fuera de que hay una sima impenetrable entre vosotros y vosotros; de manera que los quisiesen

pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de ahí pasar acá.

[41] Y dijo: Pues te ruego, padre, que lo envíes a casa de mi padre:

[42] Porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, no sea que vengan ellos también a

este lugar de tormentos.

[43] Y Abrahám le dijo: Tienen a Moisés, y a los profetas: óiganlos.

[44] Más él dijo: No, padre Abrahám: más si alguno de los muertos fuere a ellos, harán penitencia.

[45] Y Abrahám le dijo: Si no oyen a Moisés, y a los profetas: tampoco creerán, aún cuando alguno

de los muertos resucitare (469).

Page 169: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

LA VIDA DE N. S. JESUCRISTO

ESCRITA POR LOS CUATRO EVANGELISTAS EXPLICADA Y ACLARADA POR LOS

SS. PADRES Y LOS HOMBRES MAS CELEBRES QUE HAN EXISTIDO DESDE LOS

TIEMPOS APOSTOLICOS HASTA NUESTROS DIAS OBRA INTERESANTISIMA

TANTO PARA LOS HOMBRES DOCTOS COMO PARA LAS ALMAS PIADOSAS Y

CONTEMPLATIVAS POR EL SEÑOR ABATE BRISPOT

TRADUCIDA AL CASTELLANO POR DON M. URRABIETA Y DON V. G. DE LA

LLANA

APROBADA POR EL ILLMO. SEÑOR ARZOBISPO DE PARIS, POR S. E. EL

CARDENAL ARZOBISPO DE BURDEOS Y OTROS VARIOS ILUSTRES PRELADOS,

TANTO DE FRANCIA COMO DE OTROS PAISES.

Y AUMENTADA POR LOS TRADUCTORES CON NOTAS Y COMENTARIOS DE

CÉLEBRES ESCRITORES ESPAÑOLES QUE NO EXISTÍAN EN EL FRANCÉS

Notas

374. Querían tener un pretexto para acusar a Jesucristo; porque si la condenaba a muerte, hubieran

dicho ante el pueblo que era un hombre duro o implacable; y sin la condenaba, le acusarían como

enemigo de la ley. [Regresar]

375. Jesucristo no quiere decir con esto, que un juez para castigar legítimamente los delitos de los

otros, es necesario que esté libre de pecado; su intención es poner de manifiesto lo odioso que es el

condenar en otros culpas que uno mismo tiene. [Regresar]

376. Esto es, la miseria más abyecta, en presencia de la más grande misericordia. (SAN

AGUSTÍN.) [Regresar]

377. No la dice como a ora pecadora, vete en paz; sino vete, a secas, dándola a entender que es

preciso que deplore su falta, y que la expíe por medio de la penitencia. En esta obligación quedan

todos aquellos que se acercan a Dios con solo con constricción imperfecta. [Regresar]

378. Esto es: Mi testimonio tiene grande autoridad, porque hay en mí más que un hombre, hay una

persona cuyo origen ignoráis, pero que no por eso es menos digna de fe. [Regresar]

379. Quiere decir: No ejerzo el poder que hay en mí de juzgaros a todos; antes de citaros ante mi

tribunal, he venido a ofreceros la misericordia. [Regresar]

380. A la letra: guarda del tesoro, sacristía*. [Regresar]

381. Cuando me hagáis morir en una cruz, conoceréis que yo soy el que tantas veces os he dicho*.

[Regresar]

382. Cuando me hagáis morir en una cruz, canceréis que yo soy el que tantas veces os he dicho*.

[Regresar]

Page 170: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

383. Aunque el Señor habría podido recordarles la esclavitud en que habían estado en Egipto, en

babilonia, etc. quiso evitarles esta humillación, limitándose a indicarles la esclavitud moral, por no

esperarlos inútilmente. [Regresar]

384. Introduciendo el pecado en la tierra y la muerte como consecuencia del pecado. [Regresar]

385. Y por consiguiente de impostura. [Regresar]

386. Jesucristo habla aquí de su Padre, que un día le glorificará a los ojos del género humano.

[Regresar]

387. Se sobreentiende, según vosotros, puesto que acabáis de decirme, que no basta mi testimonio

en lo que me concierne. [Regresar]

388. Abrahan entrevió el día del Mesías, cuando le fue anunciado que serían bendecidas en él

todas las naciones de la tierra. [Regresar]

389. Dios castiga a veces el pecado con penas temporales; pero no siempre es el pecado la causa

inmediata de los males que padecemos en esta vida, los cuales pueden habernos sido enviados por

el Señor para purificar y perfeccionar nuestra virtud. [Regresar]

390. El día es el tiempo, que debía estar en este mundo, y alumbrarle con la luz de su doctrina, y la

noche es el tiempo de su muerte, en que cesó de obrar visiblemente*. [Regresar]

391. Hoy la fuente del Mesías: son las aguas de la penitencia sacramental, donde la Iglesia nos

manda que vayamos en nombre de Jesucristo, a curarnos de nuestras enfermedades espirituales.

[Regresar]

392. Es decir: Dios, que es la suma verdad, no puede acordar a un impostor el poder de autorizar

sus mentiras por medio de milagros. [Regresar]

393. Los fariseos despreciaban a los pobres porque les consideraban como de ilegítimos

nacimiento, llenos de vicios groseros e incapaces todos de ninguna elevación de espíritu y de

ningún sentimiento generoso. ¡Cuántos fariseos nos quedan todavía! ¡Cuándo comprenderán al fin

esos orgullosos ciegos, que en el seno de la pobreza y de la miseria, se hallan a veces las más

grandes y heroicas virtudes! [Regresar]

394. Para hacer brillar este terrible juicio, que los que reconocen su ceguedad, sean alumbrados

de la luz divina; y los que confían en sus propias luces, sean castigados por la ceguedad de su

corazón.* [Regresar]

395. Esto es: Si fueseis bastante humildes para conocer vuestra ceguedad, podriais tener escusa;

pero como estáis infatuados de vuestra suficiencia, por eso permaneceis en la ceguedad de vuestro

pecado, sin remisión ni escusa. [Regresar]

396. El aprisco es la Iglesia: las ovejas son los fieles, y particularmente los escogidos: la puerta es

Jesucristo. El portero el mismo Dios, que recibe a todos los que entran por Jesucristo; esto es, en

su nombre, por su orden y por el movimiento de su Espíritu. El verdadero pastor es el que entra por

Jesucristo, que es el Pastor de los pastores: el extraño, y el ladrón es el que no tiene vocación para

conducir las ovejas. [Regresar]

Page 171: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

397. Y que han osado atribuirse la cualidad de Mesías. Moisés y los verdaderos profetas enseñaron

todos en nombre del Mesías venidero, y por consiguiente no cae sobre ellos la condenación

pronunciada contra el Hijo de Dios. [Regresar]

398. Estos son los gentiles, que debían creer en Jesucristo, y formar una sola Iglesia con los judíos

convertidos. [Regresar]

399. Estos eran de un grado y autoridad inferior a la que tenían los Apóstoles. Por eso toda la

antigüedad ha reconocido a los obispos, por sucesores de los Apóstoles; y a los sacerdotes, por

sucesores de los discípulos*. [Regresar]

400. Esto es: No hagáis provisiones de ninguna especie y abandonaos enteramente a la

Providencia respecto al vestido y al alimento. [Regresar]

401. Lo que quiere decir: No os detengáis en el camino bajo ningún pretexto, por inocente que

pueda pareceros. (SAN GREGORIO.) [Regresar]

402. A fines del mismo mes, habiendo durado su misión unos quince días.-Durante este tiempo

Jesús fue predicando en las ciudades por donde habían pasado sus discípulos, de modo que toda la

parte meridional de la Tierra Santa quedó evangelizada. [Regresar]

403. Como si les dijera: Tened presenta la caída de Satanás y guardaos bien de la vanagloria y

soberbia, que en un punto lo derribaron del cielo; y de la mayor felicidad a la mayor miseria. (SAN

AMBROSIO.) [Regresar]

404. Del peso de vuestros pecados*. [Regresar]

405. El yugo de mis preceptos y de mi cruz*. [Regresar]

406. Los patriarcas, así como los santos reyes, y los profetas, murieron llevándose al sepulcro el

sentimiento de no haber visto al Mesías, ni haber oído sus divinas doctrinas: solo el profeta Simeón

tuvo este consuelo antes de su muerte. [Regresar]

407. El hombre que bajaba, que iba de la visión de la paz (Jerusalem Vicio pacis) al pais de la

instabilidad (Jerichó luna instabilitas) es el género humano, arrojado del paraiso terrenal, y

caminando a traves de las tribulaciones de la vida; los ladrones son los demonios y las pasiones

viles que despojaron al hombre de su inocencia, iriendo su alma mortalmente; el sacerdote y el

levita son la ley y los antiguos sacrificios que vieron las heridas del género humano, pero sin tener

lo que era menester para cuararlas; el Samaritano (adjutor), ese hombre que viaja fuera de su

patria, es el Hijo de Dios sobre la tierra, la venta es la Iglesia, adonde Jesucristo confia el pecador

a sus ministros , y lo que debe pagar á su vuelta, es la recompensa que acordará, en la época de su

segundo advenimiento, á aquellos que hayan curado las heridas del género humano. [Regresar]

408. Marta, María y Lázaro, nos dice el Evangelio, vivían en Bethania, cerca de Jerusalén.

[Regresar]

409. Con los discípulos y demás personas que rodeaban a Nuestro Señor Jesucristo. [Regresar]

410. Ocuparse en el principal negocio de la salvación, y escuchar y meditar la palabra de Dios:

Ocuparse en el conocimiento del sumo Bien, y de los medios para llegar a él*. [Regresar]

Page 172: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

411. El Hijo de dios no condena a Marta porque solo atiende a los cuidados temporales, sino que

al contrario, declara que hace bien; pero añade que vale mucho más ocuparse en las cosas de la

salvación. [Regresar]

412. En Bethabara, que muchos escritores llaman también Bethania, aunque sin confundirla por

eso con la aldea del mismo nombre, que se hallaba junto a Jerusalén. [Regresar]

413. Esto es, los enfermos que había entre ellos*, [Regresar]

414. ¡Cuántos más milagros hizo Jesús de los que nos marca el Evangelio! [Regresar]

415. El discípulo que dirigió esta súplica a Jesucristo no había oído sin duda el discurso que el

Señor pronunció en el monte. El Hijo de Dios aprovechó esta ocasión para repetir al discípulo y a

los que con él estaban, las partes principales del rezo que había enseñado, y otras varias cosas que

había dicho relativas a la oración. [Regresar]

416. No separemos al Hijo al invocar al Padre, puesto que el Padre y el Hijo son la misma cosa, ni

separemos tampoco al Espíritu Santo que compone un mismo Dios con el Padre y el Hijo: por lo

tanto al pronunciar esta oración invocamos a las tres Personas divinas, y además, rendimos

homenaje a la Iglesia, puesto que en lo que nos concierne, no puede haber un padre con hijos sin

que haya al propio tiempo una madre. (SAN CIPRIANO.) [Regresar]

417. Como se acostumbraba. [Regresar]

418. Después dela restitución de vuestras rapiñas, porque debéis restituir ante todo. [Regresar]

419. Esto es, conociendo vuestra perversidad. [Regresar]

420. No quiere decir que recaiga en el hijo la iniquidad del padre; Jesucristo anuncia únicamente,

que cansada hace ya hace mucho tiempo la justicia divina, estallará viviendo la generación

presente; además, cada cual será castigado según lo mereciere. [Regresar]

421. No les imitéis; no hagáis nada que debáis ocultar. [Regresar]

422. Véase en el capítulo XIX del modo que deben entenderse los pecados contra el Espíritu Santo.

[Regresar]

423. El que había bajado del cielo para granjearnos bienes eternos, no se quiso mezclar en cosas,

que tocaban á los bienes perecederos del la tierra. (SAN AMBROSIO) Y esta es una lección para

los eclesiásticos, que no deben mezclarse en negosios ni ruidos seculares. [Regresar]

424. Nadie debe extrañarse al ver en las exhortaciones de Jesucristo a la otra orilla del Jordán,

diferentes cosas que había ya dicho en otras partes. Hablando a gente nueva, teniendo que tocar

los mismos puntos, y queriendo además inculcar sus divinas lecciones a discípulos poco

entendidos, debió necesariamente repetirse en todo el curso de su vida pública, y no solo una vez

sino varias, como sucede a menudo tanto cuando se predica como cuando se enseña. [Regresar]

425. No andéis como suspensos, y dudando de la Providencia; o no hagáis discursos al aire*.

[Regresar]

Page 173: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

426. Bienaventurados aquellos que depositan su tesoro en Dios; pero ay de los que lo fundan en

algo que sea mortal, porque el tesoro se escapa sin cesar, quedándose el corazón de su dueño

aniquilado y pobre. (BOSSUET.) [Regresar]

427. En un sentido más elevado quiere decir, refrenad vuestras pasiones, como si fueran un vestido

que se cae por falta de cinturón. Cuando el alma se entrega a las pasiones, se vuelve cobarde, y se

queda sin fuerza, sin orden y sin pudor (BOSSUET.) [Regresar]

428. Hay que levantarse al primer golpe, pero todo el mundo se despierta al último, cuando la

muerte está ya casi en el corazón, cuando no hay antorcha, ni reflexión, ni atención; cuando todo

está apagado ya. (BOSSUET.) [Regresar]

429. Por este fuego entienden muchos Padres el Espíritu Santo, o la caridad y el ardor del divino

amor. Otros la predicación evangélica. TERTULIANO, a quien siguen muchos intérpretes, lo

entiende de las persecuciones y aflicciones que habían de padecer los seguidores de Jesucristo, y

esta exposición parece más conforme al sentido del versículo siguiente, en que explica el Señor los

grandes deseos, que tenía de beber el cáliz de su Pasión, que llama bautismo, para atentar con su

ejemplo a todos los cristianos a que padeciesen por su amor*. [Regresar]

430. Las máximas del Evangelio son tan opuestas al espíritu del mundo, que necesariamente deben

ser un motivo de disensiones y disputas entre los que quieren practicarlas y aquellos que las

consideran como demasiado severas. [Regresar]

431. Los reprende porque no quieren conocer el reino de dios, ni las señales, que lo manifiestan tan

evidentemente*. [Regresar]

432. Trata de calmarle por medio de razones justas y leales. [Regresar]

433. Estos eran unos sediciosos de Galilea, que Pilato había hecho morir, mientras estaban

sacrificando en Jerusalén, porque este sacrificio era un pretexto que habían tomado para reunirse.

[Regresar]

434. Veremos si así da fruto; o si así diere fruto, la podrá dejar; pero sino, etc*. [Regresar]

435. La higuera estéril, es el hombre sin las buenas obras, y el que labraba la viña es Jesucristo

que intercede por nosotros con su divino Padre. [Regresar]

436. Una enfermedad extraordinaria e incurable con que el diablo la atormentaba*. [Regresar]

437. Cuántas almas hay encorvadas así hacia las cosas de la tierra, y que bien se les podrá decir,

tocándolas con la cruz del Salvador: Almas cristiana, Jesucristo os brinda con bienes superiores a

los de la tierra; alzad los ojos, y mirad al cielo: en la casa de Dios hay un morada para vosotras

con bienes eternos que preparados os esperan. [Regresar]

438. Para la fiesta de la Dedicación. Se acercaba entonces el quince de diciembre, como después

diremos. Jesús queriendo utilizar este viaje a favor de la tribu de Rubén, paso por ella desde

Bethabara hasta cerca de Macheronte, en donde vivía Herodes. [Regresar]

439. La nación judía, que fue la primera que se llamó a la luz del Evangelio, no debía entrar en él

sino después de todos los demás pueblos. [Regresar]

Page 174: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

440. Intérpretes de mucho crédito juzgan que este aviso que dieron a Jesús los fariseos, no era más

que una astuta mentira para inducirle a que fuera lo más pronto posible a Jerusalén donde su

muerte estaba resuelta. [Regresar]

441. A este príncipe impío, artificioso y cobarde, a quien hace sombra la virtud y fortaleza de los

otros*. [Regresar]

442. Entre los Judíos, la palabra día, no significa únicamente la revolución diurna, sino también,

un espacio de tiempo más o menos largo. En este sentido hay que entender la respuesta de

Jesucristo a los fariseos, que equivale a decir: Me faltan aún tres espacios de tiempo, pasados los

cuales consumaré mi sacrificio con la muerte. Y en efecto, tres meses después, comenzaba el

Salvador su sacrificio. [Regresar]

443. Esto es: Debo morir muy pronto, pero no a manos de Herodes. Conozco lo que vale vuestra

advertencia; sé que debo morir en Jerusalén. [Regresar]

444. Quiere decir: Cuando hayáis colmado la medida de vuestras iniquidades no me volveréis a

ver, hasta que se abran vuestros ojos, y se enternezcan vuestros corazones. [Regresar]

445. Expresión familiar a los hebreos, para significar todo lo que sustenta*. [Regresar]

446. Para patentizar la ceguedad e los judíos a quienes tamaña felicidad era ofrecida. [Regresar]

447. Este hombre es el mismo Jesucristo; la cena, ese reino de dios sobre la tierra, es la Iglesia, y

los convidados son los judíos. Aquellos que asidos a las cosas de la tierra, cerraron los odios a las

voces de la verdad, fueron excluidos; y en su lugar entraron los más sencillos y humildes de los

mismos judíos, y los gentiles, a los cuales por la omnipotencia de su palabra, llamó a la eterna

felicidad. [Regresar]

448. Aquí se insinúa la dulce violencia que Dios hace a los suyos, solicitándolos a recibir su gracia

con los fuertes movimientos internos de su espíritu, y con las eficases instancias de sus palabras.

[Regresar]

449. Algunos entienden por esta dedicación, la del templo que fue fabricado por Salomón. Otros la

del templo que fue reedificado por Zorobabél después del cautiverio de Babilonia. Y otros la

dedicación solemne que mandó celebrar Judas Macabéo por espacio de ocho días, después de

haber renovado el altar de los holocaustos profanado por los gentiles. I Machab., IV, 59. Y esto es

más conforme a la propiedad del vocablo. Se celebraba en el mes de Casleu, que corresponde al de

diciembre: y por esto dice aquí el Evangelista que era invierno*. [Regresar]

450. Jesús declara que es un mismo Dios con su Padre; cuando llegue el día, nos dirá que en Dios

existe una tercera persona, y ordenará a sus Apóstoles que bauticen en nombre del Padre, del Hijo

del Espíritu Santo. [Regresar]

451. Aborrecer a sus parientes, no quiere decir quererles mal, sino detestar sus máximas y su

conducta, cuando son opuestas al Evangelio*. [Regresar]

452. Por estas dos comparaciones nos quiere dar a entender Jesucristo, que antes de empeñarnos

en seguirle, como verdaderos discípulos, veamos y consideremos si hay en nosotros disposición

para llevar su cruz toda nuestra vida, y para renunciar a todo lo que nos puede detener y servir de

impedimento para conseguir la verdadera felicidad: pues de otra manera todos nuestros primeros

esfuerzos de nada nos servirán*. [Regresar]

Page 175: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

453. Con esta comparación designa el Hijo de Dios a sus ministros. [Regresar]

454. Una dracma ática equivalía al denario romano y casi a dos reales de vellon de nuestra

moneda*. [Regresar]

455. Estos dos hijos representan, el uno a los justos que permanecen siempre sometidos a la

voluntad de Dios: el otro a los pecadores, que después de haber recibido infinitos dones de la

bondad y liberalidad divina, le vuelven las espaldas y sacuden el yugo de su obediencia*.

[Regresar]

456. Este país distante es el olvido de Dios. El pecador en este estado disipa los dones de Dios, y

cae en una vergonzosa pobreza. Se hace esclavo del demonio, que le induce a los vicios y pasiones

más infames, en las que inútilmente busca saciar la cruel hambre que le acaba*. [Regresar]

457. Todo esto representa los diversos grados de la conversión del pecador. Vuelve sobre sí,

conoce su miseria, y la grande dicha que hay en servir a Dios a quien mira siempre como a su

Padre; le pide, como una singular gracia, que le ponga en la suerte de los últimos de su cada; y por

último ejecuta sin dilación lo que ha resuelto. [Regresar]

458. Este es el Padre de todos nosotros, es Dios. Ya estáis viendo cómo recibe a ese hijo culpable,

vuelto a la casa paterna más bien por necesidad que por remordimiento de conciencia. Esperarle

es poco para el corazón de Dios; es preciso volar a su encuentro, para evitarle al entrar toda la

vergüenza. Lejos de ese tierno padre los cálculos de una dignidad que teme comprometerse. El hijo

ingrato no ha abierto aún la boca, y ya su padre le ha oído; no ha manifestado todavía su

arrepentimiento, y ya está absuelto de toda culpa; debería estar a los pies del autor de sus días y

hele ya en sus brazos. (DE BOULOGNE.) [Regresar]

459. Bondad infinita del Señor, que recibe en su gracia al pecador convertido, le adorna de su más

precisos dones, y le alimenta de la carne de Jesucristo*. [Regresar]

460. La misericordia de Dios con los pecadores es tan grande, que pudiera dar celos a los mismos

justos, si estos fueran capaces de tenerlos*, [Regresar]

461. No alaba su infidelidad, sino su destreza y astucia. Al modo, que cuando oímos alguna acción

mala de un hombre, que la ejecutó con ingenio, condenamos la obra y alabamos el talento,

doliéndonos de que no lo empleó en cosas buenas*. [Regresar]

462. Jesucristo da a entender a los judíos que no piensan en el terrible porvenir que se preparan, y

por consiguiente que nada hacen para evitarle.- Los hijos del siglo son aquellos que pasan el

tiempo ocupados únicamente en las cosas de la vida presente, y los hijos de la luz, son los que ven,

más allá de los intereses del tiempo, otros intereses más dignos de consideración. Jesucristo no

trata de imprudentes a todos los hijos de la luz, sino sólo a una parte de ellos, y sobre todo a los

fariseos. [Regresar]

463. No se trata aquí de los bienes que se poseen contra toda ley y justicia, porque estos deben

restituirse en su totalidad a sus dueños legítimos, o deben repartirse entre los pobres si la

restitución es imposible: sea trata de las riquezas en general, que el Evangelio llama de iniquidad

porque con frecuencia son injustas en su origen, o llegan a ser causa de pecado, ya por el orgullo

que inspiran, o ya por el mal uso que se hace de ellas. [Regresar]

464. El lazo del matrimonio no puede romperse sino por la muerte: el repudio es permitido cuando

hay graves faltas cometidas en el cumplimiento del deber conyugal, pero el lazo del matrimonio

Page 176: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

continúa existente como antes, aún después de efectuada la mutua separación. Así pues, ninguna

ley puede en la tierra autorizar una nueva unión, sin pecar contra la ley divina, y sin abrir la

puerta al adulterio y a todos los excesos que le siguen. (SAN AGUSTÍN.) [Regresar]

465. Estos últimos, son los que queriendo imitar la pureza de los Ángeles, se han castrado a sí

mismos de una manera espiritual, no en su cuerpo, sino en la raíz misma de la concupiscencia, que

es el corazón*. (SAN AGUSTÍN.) [Regresar]

466. Se sabe el nombre del pobre, y se ignora el del rico, pues toda la opulencia de este último, no

ha podido salvar su nombre del olvido. (SAN JUAN CRISÓSTOMO.) [Regresar]

467. Esto es, el mendigo padecía al mismo tiempo los afectos de la dureza del rico que ale

abandonaba, y las importunidades de los perros que le mortificaban sin cesar, atraídos por sus

llagas. [Regresar]

468. Recibiste en vida la recompensa del poco bien que has podido hacer; y Lázaro padeció,

durante la suya, las penas a que ha podido hacerse acreedor por sus faltas. [Regresar]

469. Muchos han considerado este pasaje del Evangelio como la historia de un hecho realmente

acaecido; sin embargo, es mucho más probable que es una parábola, pero no por eso deja de ser

menos terrible su sentido. [Regresar]

142 LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. CAP. XXXVI.

TOMO SEGUNDO

CAPITULO XXXVIII

Martha y María envían a decir a Jesús a Bethabara que su hermano estaba enfermo.- Jesús

pasa a Bethania, cerca de Jerusalém, y resucita a Lázaro.- La muerte de Jesús profetizada por

Caiphás y resuelta por el concilio de los judíos.- Jesús se retira a la ciudad de Ephrem.

[1] Y había un enfermo llamado Lázaro de Bethania, aldea de María y de Martha su hermana.

[2] (Y María era la que había ungido al Señor con ungüento, y limpiado sus pies con sus cabellos

(470): cuyo hermano Lázaro estaba enfermo).

[3] Enviaron pues sus hermanas a decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.

[4] Y cuando lo oyó Jesús, les dijo: Esta enfermedad no es para muerte (471), sino para gloria de

Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por ella.

[5] Y amaba Jesús a Martha, y a María su hermana, y a Lázaro (472).

[6] Y cuando oyó que estaba enfermo, se detuvo aun dos días en aquel lugar.

[7] Y pasados estos dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a Judea.

[8] Los discípulos le dijeron: ¿Maestro, ahora querían apedrearte los Judíos, y vas allá otra vez?

[9] Jesús respondió: ¿Por ventura no son doce las horas del día (473)? El que anduviere de día, no

tropieza, porque ve la luz de este mundo (474):

Page 177: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[10] Mas si anduviere de noche, tropieza, porque no hay luz en él.

[11] Esto dijo, y después les dijo: Lázaro, nuestro amigo duerme (475): mas voy a despertarle del

sueño.

[12] Y dijeron sus discípulos: Señor, si duerme, será sano.

[13] Mas Jesús había hablado de su muerte: y ellos entendieron que decía del dormir de sueño.

[14] Entonces Jesús les dijo abiertamente: Lázaro es muerto:

[15] Y me huelgo por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Mas vamos a él.

[16] Dijo entonces Thomás, llamado Didymo, a los otros condiscípulos. Vamos también nosotros, y

muramos con él.

[17] Vino pues Jesús, y halló que había ya cuatro días que estaba en el sepulcro.

[18] Y Bethania distaba de Jerusalém como unos quince estadios (476).

[19] (Y muchos Judíos habían venido a Martha y a María, para consolarlas de su hermano).

[20] Martha pues cuando oyó que venía Jesús, le salió a recibir: mas María se quedó en casa.

[21] Y María dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.

[22] Mas también sé ahora, que todo lo que pidieres a Dios, te lo otorgará Dios.

[23] Jesús le dijo: Resucitará tu hermano.

[24] Martha le dice: Bien sé que resucitará en la resurrección en el último día.

[25] Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí (477), aunque hubiere muerto,

vivirá:

[26] Y todo aquel, que vive, y cree en mí (478), no morirá jamás (479). ¿Crees esto?

[27] Ella le dijo: Sí Señor, yo he creído, que tú eres el Cristo el Hijo de Dios vivo, que has venido a

este mundo.

[28] Y dicho esto, fue, y llamó en secreto a María su hermana, y dijo: El Maestro está aquí, y te

llama.

[29] Ella cuando lo oyó, se levantó luego, y fue a él.

[30] Porque Jesús aún no había llegado a la aldea: sino que se estaba en aquel lugar, en donde

Martha había salido a recibirle.

[31] Los Judíos pues, que estaban en la casa con ella, y la consolaban, cuando vieron que María se

había levantado apresurada, y había salido, la siguieron, diciendo: Al sepulcro va a llorar allí.

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[32] Y María cuando llegó adonde Jesús estaba, luego que le vio, se postró a sus pies, y le dice:

Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto.

[33] Jesús cuando la vio llorando, y que también lloraban los Judíos que habían venido con ella,

gimió en su ánimo, y se turbó a sí mismo,

[34] Y dijo: ¿En dónde le pusisteis? Le dicen: Ven, Señor, y lo verás.

[35] Y lloró Jesús.

[36] Y dijeron entonces los Judíos: Ved como le amaba.

[37] Y algunos de ellos dijeron: Pues este, que abrió los ojos del que nació ciego, ¿no pudiera hacer

que este no muriese?

[38] Mas Jesús gimiendo otra vez en sí mismo, fue al sepulcro. Era una gruta: y habían puesto una

losa sobre ella.

[39] Dijo Jesús: Quitad la losa. Martha, que era hermana del difunto, le dice: Señor, ya hiede,

porque es muerto de cuatro días.

[40] Jesús le dijo: ¿No te he dicho, que si creyeres, verás la gloria de Dios (480)?

[41] Quitaron pues la losa: y Jesús alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy porque me

has oído.

[42] Yo bien sabía que siempre me oyes: mas por el pueblo, que está alrededor, lo dije: para que

crean que tú me has enviado.

[43] Y habiendo dicho esto, gritó en alta voz, diciendo: Lázaro, ven fuera (481).

[44] Y en el mismo punto salió el que había estado muerto, atados los pies y las manos con vendas,

y cubierto el rostro con un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

[45] Muchos pues de los Judíos, que habían venido a ver a María y a Martha, y vieron lo que hizo

Jesús, creyeron en él.

[46] Mas algunos de ellos se fueron a los Phariseos, y les dijeron lo que había hecho Jesús.

[47] Y los príncipes de los sacerdotes, y los Phariseos juntaron concilio, y decían: ¿Qué hacemos,

porque este hombre hace muchos milagros (482)?

[48] Si lo dejamos así, creerán todos en él: y vendrán los Romanos, y arruinarán nuestra ciudad y

nación.

[49] Mas uno de ellos, llamado Caiphás, que era el sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros

no sabéis nada,

[50] Ni pensáis que os conviene, que muera un hombre por el pueblo, y no que toda la nación

perezca.

Page 179: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[51] Mas esto no lo dijo de sí mismo: sino que siendo sumo pontífice aquel año, profetizó que Jesús

había de morir por la nación,

[52] Y no solamente por la nación, mas también para juntar en uno los hijos de Dios, que estaban

dispersos.

[53] Y así desde aquel día pensaron como le darían la muerte.

[54] Por lo cual no se mostraba ya Jesús en público entre los Judíos, sino que se retiró a un territorio

cerca del desierto, a una ciudad, llamada Ephrem: y allí moraba con sus discípulos.

CAPITULO XXXIX

Jesús continúa instruyendo en Ephrem a sus discípulos y al pueblo. Del escándalo, del perdón

de las injurias, y de la eficacia de la fe.- Jesús pasa de Ephrem a la Galilea, y se dirige hacia

Jerusalém.- Sana el Señor a diez leprosos.- De la segunda venida del Señor.- Parábola del juez

injusto.

[1] Y dijo a sus discípulos: Imposible es, que no vengan escándalos (483): ¡Mas ay de aquel, por

quien vienen!

[2] Mas le valdría, que le pusiesen al cuello una piedra de molino, y le lanzasen en el mar, que

escandalizar a uno de estos pequeñitos (484).

[3] Mirad por vosotros: Si pecare tu hermano contra ti, corrígele: y si se arrepintiere, perdónale

(485).

[4] Y si pecare contra ti siete veces al día, y siete veces al día se volviere a ti, diciendo: Me pesa:

perdónale.

[5] Y dijeron los Apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.

[6] Y dijo el Señor: Si tuviéreis fe, como un grano de mostaza, diréis a este moral: Arráncate de

raíz, y trasplántate en el mar: y os obedecerá.

[7] ¿Y quién de vosotros teniendo un siervo, que ara, o guarda el ganado, cuando vuelve del campo,

le dice: Pasa luego, siéntate a la mesa:

[8] Y no le dice antes: Disponme de cenar, y ponte a servirme, mientras que como, y bebo, que

después comerás tú y beberás?

[9] ¿Por ventura debe agradecimiento a aquel siervo, porqu ehizo lo que este le mandó?

[10] Pienso que no. Así también vosotros, cuando hiciéreis todas las cosas, que os son mandadas,

decid: Siervos inútiles somos: lo que debíamos hacer, hicimos.

[11] Y aconteció, que yendo él a Jerusalém (486), pasaba por medio de Samaria, y de Galilea.

[12] Y entrando en una aldea, salieron a él diez hombres leprosos, que se pararon de lejos.

[13] Y alzaron la voz, diciendo: Jesús maestro, ten misericordia de nosotros.

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[14] El cuando los vio, dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció, que mientras iban, quedaron

limpios.

[15] Y uno de ellos, cuando vio, que había quedado limpio, volvió glorificando a Dios a grandes

voces,

[16] Y se postró en tierra a los pies de Jesús, dándole gracias: y este era Samaritano.

[17] Y respondió Jesús, y dijo: ¿Por ventura no son diez los que fueron limpios? y los nueve ¿dónde

están (487)?

[18] No hubo quien volviese, y diese gloria a Dios, sino este extranjero.

[19] Y le dijo: Levántate, vete, que tu fe te ha hecho salvo.

[20] Y preguntándole los Phariseos: ¿Cuándo vendrá el reino de Dios (488)? les respondió, y dijo:

El reino de Dios no vendrá con muestra exterior (489):

[21] Ni dirán: Helo aquí, o helo allí. Porque el reino de Dios está dentro de vosotros.

[22] Y dijo a sus discípulos: Vendrán días, cuando desearéis ver un día del Hijo del hombre, y no lo

veréis (490).

[23] Y os dirán: Vedle aquí, o vedle allí. No queráis ir, ni le sigáis.

[24] Porque como el relámpago, que relumbrando en la región inferior del cielo, resplandece desde

la una hasta la otra parte: así también será el Hijo del hombre en su día (491).

[25] Mas primero es menester, que él padezca mucho, y que sea reprobado de esta generación.

[26] Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre.

[27] Comían, y bebían: los hombres tomaban mujeres, y las mujeres maridos hasta el día en que

entró Noé en el arca: y vino el diluvio, y acabó con todos.

[28] Asimismo como fue en los días de Lot: Comían, y bebían: compraban, y vendían: plantaban, y

hacían casas:

[29] Y el día que salió Lot de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo, y los mató a todos:

[30] De esta manera será el día, en que se manifestará el Hijo del hombre.

[31] En aquella hora el que estuviere en el tejado, y tuviere sus alhajas dentro de la casa, no

descienda a tomarlas; y el que en el campo, asimismo no torne atrás.

[32] Acordaos de la mujer de Lot (492).

[33] Todo aquel que procurare salvar su vida, la perderá: y quien la perdiere, la vivificará.

[34] Os digo: que en aquella noche dos estarán en un lecho: el uno será tomado, y el otro dejado.

Page 181: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[35] Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada, y la otra dejada: dos en el campo: el

uno será tomado, y el otro dejado.

[36] Respondieron, y le dijeron: ¿En dónde Señor?

[37] Y él les dijo: Do quiera que estuviere el cuerpo, allí también se congregarán las águilas (493).

[38] Y les decía también esta parábola, que es menester orar siempre, y no desfallecer,

[39] Diciendo: Había un juez en cierta ciudad, que no temía a Dios, ni respetaba a hombre alguno.

[40] Y había en la misma ciudad una viuda, que venía a él, y le decía: Hazme justicia de mi

contrario.

[41] Y él por mucho tiempo no quiso. Pero después de esto dijo entre sí: Aunque ni temo a Dios, ni

a hombre tengo respeto:

[42] Todavía, porque me es importuna esta viuda, le haré justicia, porque no venga tantas veces, que

al fin me muela.

[43] Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el injusto juez.

[44] ¿Pues Dios no hará venganza de sus escogidos, que claman a él día y noche, y tendrá paciencia

en ellos?

[45] Os digo, que presto los vengará. Mas cuando viniere el Hijo del hombre, ¿pensáis que hallará

fe en la tierra?

CAPITULO XL

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos y al pueblo yendo de la Galilea hacia Jerusalém

para la última pascua.- Parábola del Phariseo y del publicano.- Enseña cual es el camino de la

perfección y del cielo, y cuán grande impedimento son las riquezas para lo uno y para lo otro.

Concluye diciendo el premio incomparable que tendrán los que por su nombre dejaron todas

las cosas.- Parábola de los trabajadores enviados a la viña.

[1] Y dijo también esta parábola a unos que fiaban en sí mismos, como si fuesen justos, y

despreciaban a los otros:

[2] Dos hombres subieron al templo a orar: el uno Phariseo, y el otro publicano.

[3] El Phariseo estando en pie, oraba en su interior de esta manera: Dios, gracias te doy porque no

soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros: así como este publicano.

[4] Ayuno dos veces en la semana: doy diezmos de todo lo que poseo.

[5] Mas el publicano, estando lejos, no osaba ni aun alzar los ojos al cielo: sino que hería su pecho,

diciendo: Dios, muéstrate propicio a mí pecador.

[6] Os digo, que este, y no aquel, descendió justificado a su casa: porque todo hombre, que se

ensalza, será humillado: y el que se humilla, será ensalzado.

Page 182: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[7] Entonces le presentaron unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y los tocase: mas los

discípulos reñían a los que los presentaban.

[8] Y cuando los vio Jesús, lo llevó muy a mal, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo

estorbéis: porque de los tales es el reino de Dios.

[9] En verdad os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como niño, no entrará en él (494).

[10] Y abrazándolos, y poniendo sobre ellos las manos, los bendecía.

[11] Y cuando salió para ponerse en camino, corrió a él un hombre principal, e hincándosele de

rodillas, le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para conseguir la vida eterna?

[12] Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? ninguno hay bueno, sino sólo Dios (495). Mas si

quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

[13] El le dijo: ¿Cuáles?

[14] Y Jesús le dijo: Bien sabes los mandamientos: No hagas adulterio: No mates: No hurtes: No

digas falso testimonio: No hagas engaño: Honra a tu padre y a tu madre: Y amarás a tu prójimo

como a ti mismo.

[15] El mancebo le dice: Maestro, yo he guardado todo eso desde mi juventud, ¿qué me falta aún?

[16] Cuando esto oyó Jesús, poniendo en él los ojos, le mostró agrado, y le dijo: Aun te falta una

cosa: Si quieres ser perfecto, anda, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el

cielo: y ven, sígueme.

[17] Y cuando oyó el mancebo estas palabras, se retiró triste: porque tenía muchas posesiones.

[18] Y Jesús, cuando le vio triste, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Con cuánta dificultad

entrarán en el reino de Dios, los que tienen riquezas!

[19] En verdad os digo, que con dificultad entrará un rico en el reino de los cielos.

[20] Y los discípulos se asombraban de sus palabras. Mas Jesús les respondió otra vez diciendo:

Hijitos, ¡cuán difícil cosa es entrar en el reino de Dios los que confían en las riquezas!

[21] Mas fácil cosa es pasar un camello por el ojo de una aguja (496), que entrar el rico en el reino

de Dios.

[22] Ellos se maravillaban más, y se decían unos a otros: ¿Y quién podrá salvarse?

[23] Y mirándolas Jesús, les dijo: Esto es imposible para los hombres: mas para Dios todo es

posible.

[24] Entonces tomando Pedro la palabra, le dijo: He aquí, que nosotros todo lo hemos dejado, y te

habemos seguido: ¿qué es pues, lo que tendremos?

[25] Y Jesús les dijo: En verdad os digo, que vosotros, que me habéis seguido, cuando en la

regeneración se sentará el Hijo del hombre en el trono de su majestad, os sentaréis también vosotros

sobre doce sillas, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Page 183: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[26] Y cualquiera que dejare casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o

tierras por mi nombre, por el reino de Dios, y por el Evangelio (497), recibirá ciento por uno, ahora

en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras (498), con persecuciones,

y en el siglo venidero, poseerá la vida eterna.

[27] Mas muchos primeros, serán postreros, y postreros, primeros.

[28] Semejante es el reino de los cielos a un hombre padre de familias, que salió muy de mañana a

ajustar trabajadores para su viña.

[29] Y habiendo concertado con los trabajadores darles un denario por día, los envió a su viña.

[30] Y saliendo cerca de la hora de tercia (499), vio otros en la plaza, que estaban ociosos,

[31] Y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que fuere justo.

[32] Y ellos fueron. Volvió a salir cerca de la hora de sexta y de nona, e hizo lo mismo.

[33] Y salió cerca de la hora de vísperas, y halló otros, que se estaban allí, y les dijo: ¿Qué hacéis

aquí todo el día ociosos?

[34] Y ellos le respondieron: Porque ninguno nos ha llamado a jornal. Díceles: Id también vosotros

a mi viña.

[35] Y al venir la noche, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: Llama a los trabajadores, y

págales su jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

[36] Cuando vinieron los que habían ido cerca de la hora de vísperas, recibió cada uno su denario.

[37] Y cuando llegaron los primeros, creyeron, que les darían más: pero no recibió sino un denario

cada uno.

[38] Y tomándole murmuraban contra el padre de familias.

[39] Diciendo: Estos postreros sólo una hora han trabajado, y los has hecho iguales a nosotros, que

hemos llevado el peso del día, y del calor.

[40] Mas él respondió a uno de ellos, y le dijo: Amigo, no te hago agravio: ¿no te concertaste

conmigo por un denario?

[41] Toma lo que es tuyo, y vete: pues yo quiero dar a este postrero tanto como a ti.

[42] ¿No me es lícito hacer lo que quiero? ¿Acaso tu ojo es malo, porque yo soy bueno (500)?

[43] Así serán los postreros, primeros; y los primeros, postreros (501). Porque muchos son los

llamados, mas pocos los escogidos.

CAPITULO XLI

Jesús continuando el camino hacia Jerusalém para la última pascua, predice nuevamente su

Pasión.- Ambiciosa pretensión de los hijos del Zebedeo.- Cura a un ciego.- Llega a Jerichó, y

entra en casa de un publicano llamado Zacheo.- Parábola de las diez minas.

Page 184: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[1] Y estaban en el camino para subir a Jerusalém: y Jesús iba delante de ellos, y se maravillaban: y

le seguían con miedo (502).

[2] Y tomó Jesús aparte a los doce discípulos, y comenzó a decirles las cosas, que habían de venir

sobre él: y les dijo:

[3] Ved que subimos a Jerusalém, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los

sacerdotes, y a los escribas, y a los ancianos, y le condenarán a muerte,

[4] Y serán cumplidas todas las cosas, que escribieron los profetas del Hijo del hombre.

[5] Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y azotado, y escupido.

[6] Y después que le azotaren le quitarán la vida, mas al tercero día resucitará.

[7] Mas ellos no entendieron nada de esto, y esta palabra les era escondida, y no entendían lo que

les decía (503).

[8] Entonces se acercó a él la madre de los hijos del Zebedeo con sus hijos, adorándole, y

pidiéndole alguna cosa.

[9] El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que estos mis dos hijos se sienten en tu reino, el uno a

tu derecha y el otro a tu izquierda.

[10] Entonces se llegaron a él Santiago, y Juan hijos de Zebedeo, y le dijeron: Maestro, queremos

que nos concedas todo lo que te pidiéremos.

[11] Y él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

[12] Y dijeron: Concédenos, que nos sentemos en tu gloria, el uno a tu diestra y el otro a tu

siniestra.

[13] Mas Jesús les dijo: No sabéis lo que os pedis: ¿Podéis beber el cáliz que yo bebo: o ser

bautizados con el bautismo, con que yo soy bautizado (504)?

[14] Y ellos le dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: Vosotros en verdad beberéis el cáliz, que yo

bebo: y seréis bautizados con el bautismo, con que yo soy bautizado (505):

[15] Mas el estar sentados a mi derecha o a mi izquierda, no me pertenece a mí darlo a vosotros

(506), sino a los que está preparado por mi Padre.

[16] Y cuando los diez oyeron esto, se indignaron contra los dos hermanos Santiago y Juan.

[17] Mas Jesús los llamó a sí, y les dijo: ¿Sabéis que los príncipes de las gentes avasallan a sus

pueblos, y que los que son mayores ejercen potestad sobre ellos?

[18] No será así entre vosotros: antes el que quisiere ser el mayor, será vuestro criado:

[19] Y el que quisiere ser el primero entre vosotros, será siervo de todos.

[20] Así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en

redención por muchos (507).

Page 185: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[21] Y aconteció, que acercándose a Jerichó, estaba un ciego sentado cerca del camino, pidiendo

limosna.

[22] Y cuando oyó el tropel de la gente que pasaba, preguntó, qué era aquello.

[23] Y le dijeron, que pasaba Jesús Nazareno.

[24] Y dijo a voces: Jesús hijo de David, ten misericordia de mí.

[25] Y los que iban delante le reñían, para que callase. Mas él gritaba mucho más: Hijo de David,

ten misericordia de mí.

[26] Y Jesús parándose, mandó que se le trajesen. Y cuando estuvo cerca, le preguntó,

[27] Diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él respondió: Señor, que vea (508).

[28] Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha hecho salvo.

[29] Y luego vio, y le seguía glorificando a Dios. Y cuando vio esto todo el pueblo, dio loor a Dios.

[30] Y habiendo entrado Jesús, pasaba por Jerichó.

[31] Y he aquí un hombre llamado Zacheo: y este era uno de los principales entre los publicanos, y

rico:

[32] Y procuraba ver a Jesús, quien fuese: y no podía por la mucha gente, porque era pequeño de

estatura.

[33] Y corriendo delante, se subió en un árbol cabrahigo para verle: porque por allí había de pasar.

[34] Y cuando llegó Jesús a aquel lugar, alzando los ojos, le vio, y le dijo: Zacheo, desciende presto,

porque es menester hoy hospedarme en tu casa.

[35] Y él descendió apresurado, y le recibió gozoso:

[36] Y viendo esto todos, murmuraban, diciendo: Que había ido a posar a casa de un pecador.

[37] Mas Zacheo, presentándose al Señor, le dijo: Señor, la mitad de cuanto tengo doy a los pobres:

y si en algo he defraudado a alguno, le vuelvo cuatro tantos más.

[38] Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salud a esta casa: porque él también es hijo de Abraham.

[39] Pues el Hijo del hombre vino a buscar, y a salvar lo que había perecido.

[40] Oyendo ellos esto, prosiguió diciéndoles una parábola, con ocasión de estar cerca de

Jerusalém: y porque pensaban que luego se manifestaría el reino de Dios (509).

[41] Dijo pues: Un hombre noble fue a una tierra distante para recibir allí un reino, y después

volverse (510).

[42] Y habiendo llamado a diez de sus siervos, les dio diez minas (511), y les dijo: Traficad entre

tanto que vengo.

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[43] Mas los de su ciudad le aborrecían: y enviando en pos de él una embajada, le dijeron: No

queremos que reine este sobre nosobros (512).

[44] Y cuando volvió, después de haber recibido el reino: mandó llamar a aquellos siervos, a

quienes había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.

[45] Llegó pues el primero, y dijo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.

[46] Y le dijo: Está bien, buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez

ciudades.

[47] Y vino otro, y dijo: Señor, tu mina ha ganado cinco minas.

[48] Y dijo a este: Tú tenla sobre cinco ciudades.

[49] Y vino el tercero, y dijo: Señor, aquí tienes tu mina, la cual he tenido guardada en un lienzo:

[50] Porque tuve miedo de ti, que eres hombre recio de condición: llevas lo que no pusiste, y siegas

lo que no sembraste.

[51] Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te condeno: sabías que yo era hombre recio

de condición, que llevo lo que no puse, y siego lo que no sembré:

[52] ¿Pues por qué no diste mi dinero al banco, para que cuando volviese lo tomara con las

ganancias?

[53] Y dijo a los que estaban allí: Quitadle la mina, y dádsela al que tiene las diez minas.

[54] Y ellos le dijeron: Señor, que tiene diez minas.

[55] Pues yo os digo, que a todo aquel que tuviere, se le dará, y tendrá más: mas al que no tiene, se

le quitará aun lo que tiene (513).

[56] Y en cuanto a aquellos mis enemigos, que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traédmelos

acá, y matadlos delante de mí (514).

[57] Y dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalém.

CAPITULO XLII

Jesús restituye la vista a otro ciego al salir de Jerichó.- Mientras le espera el pueblo en

Jerusalém, baja a casa de Martha y María: Martha le sirve: María le unge con ungüento muy

precioso.- Le sigue una grande muchedumbre de gento.- Entra en triunfo en Jerusalém, llora

sobre ella y anuncia su ruina y desolación.

[1] Y al salir de Jerichó él y sus discípulos y muchas gentes con ellos, Bartimeo el ciego, hijo de

Timeo, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna (515).

[2] Y cuando oyó, que era Jesús Nazareno, comenzó a dar voces, y decir: Jesús, Hijo de David, ten

misericordia de mí.

[3] Y le reñían muchos para que callase. Mas él gritaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia

de mí.

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[4] Y se paró Jesús, y le mandó llamar. Llaman pues al ciego, y le dicen: Ten buen ánimo:

levántate, que te llama.

[5] El arrojó su capa, y saltando se fue a él.

[6] Y tomando Jesús la palabra le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que

vea.

[7] Y Jesús compadecido le dijo: Anda, tu fe te ha sanado: y luego vio, y le seguía por el camino.

[8] Y estaba ya cerca la Pascua de los Judíos: y muchos de aquella tierra subieron a Jerusalém antes

de la Pascua, para purificarse.

[9] Y buscaban a Jesús: y se decían unos a otros, estando en el templo: ¿Qué os parece, de que no

haya venido a la fiesta? Y los príncipes de los sacerdotes, y los Phariseos habían dado

mandamiento, que si alguno sabía en donde estaba, lo manifestase, para prenderle.

[10] Jesús pues seis días antes de la Pascua vino a Bethania, en donde había muerto Lázaro al que

Jesús resucitó.

[11] Y le dieron allí una cena: y Martha servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados con él

a la mesa (516).

[12] Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo puro de gran precio, y ungió los pies de

Jesús, y le enjugó los pies con sus cabellos (517): y se llenó la casa del olor del ungüento (518).

[13] Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariotes, el que le había de entregar:

[14] ¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos denarios, y se ha dado a pobres?

[15] Y dijo esto, no porque él cuidase de los pobres: sino porque era ladrón, y teniendo sus

bolsillos, traía lo que se echaba en ellos.

[16] Y dijo Jesús: Dejadla que lo guarde para el día de mi entierro.

[17] Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros: mas a mí no siempre me tenéis.

[18] Entendió pues un crecido número de Judíos, que Jesús estaba allí: y vinieron no solamente por

causa de él, sino también por ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

[19] Y los príncipes de los sacerdotes pensaron matar también a Lázaro (519).

[20] Porque muchos por él se separaban de los Judíos, y creían en Jesús.

[21] Y el día siguiente (520) una grande muchedumbre de gente, que había venido a la fiesta,

cuando oyeron que venía Jesús a Jerusalém:

[22] Tomaron ramos de palmas, y salieron a recibirle, y clamaban: Hosanna (521), bendito el que

viene en el nombre del Señor, el rey de Israel.

[23] Y cuando se acercaron a Jerusalém, y llegaron a Bethphage al monte del Olivar: envió

entonces Jesús a dos discípulos.

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[24] Diciéndoles: Id al lugar que está al frente de vosotros, y luego que entráreis en él, hallareis una

asna atada, y un pollino con ella, sobre el que no ha subido aun ningún hombre: desatadla, y

traédmelos.

[25] Y si alguno os dijere alguna cosa, respondedle que el Señor los ha menester: y luego los dejará.

[26] Y fueron los discípulos, e hicieron como les había mandado Jesús.

[27] Y hallaron el pollino que estaba como les había dicho, atado a la puerta fuera en la encrucijada.

[28] Y cuando desataban al pollino, le dijeron sus dueños: ¿Por qué desatáis al pollino?

[29] Ellos le respondieron como Jesús les había mandado: Porque el Señor lo ha menester, y se lo

dejaron (522).

[30] Y trajeron la asna, y el pollino: y pusieron sobre ellos sus vestidos, y le hicieron sentar encima

a Jesús (523).

[31] Y esto todo fue hecho para que se cumpliese lo que había dicho el profeta, que dice:

[32] Decid a la hija de Sión (524): No temas, hija de Sión: he aquí tu rey viene manso para ti,

sentado sobre una asna, y un pollino hijo de la que está debajo de yugo.

[33] Esto no entendieron sus discípulos al principio: mas cuando fue glorificado Jesús, entonces se

acordaron, que estaban estas cosas escritas de él, y que le hicieron estas cosas.

[34] Y daba testimonio la mucha gente, que estaba con Jesús, de cuando llamó a Lázaro del

sepulcro, y le resucitó de entre los muertos.

[35] Y por esto vinieron a recibirle las gentes: porque habían oído, que él había hecho este milagro:

[36] Y yendo él así, una grande multitud de pueblo tendió también sus ropas por el camino: y otros

cortaban ramos de los árboles, y los tendían por el camino.

[37] Y cuando se acercó a la bajada del monte del Olivar, todos los discípulos en tropas, llenos de

gozo comenzaron a alabar a Dios en alta voz por todas las maravillas que habían visto,

[38] Diciendo: Bendito el rey, que viene en el nombre del Señor, paz en el cielo: Hosanna en las

alturas.

[39] Y algunos de los Phariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: Maestro, reprende a tus

discípulos.

[40] El les respondió: Os digo, que si estos callaren, las piedras darán voces.

[41] Y las gentes que iban delante, y las que iban detrás, gritaban, diciendo: Hosanna al Hijo de

David: bendito, el que viene en el nombre del Señor: Hosanna en las alturas.

[42] Bendito el reino de nuestro padre David, el cual viene.

[43] Y cuando llegó cerca, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo:

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[44] ¡Ah si tú reconocieses siquiera en este tu día, lo que puede atraerte la paz! mas ahora está

encubierto de tus ojos.

[45] Porque vendrán días contra ti: en que tus enemigos te cercarán de trincheras, y te pondrán

cerco, y te estrecharán por todas partes:

[46] Y te derribarán en tierra, y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre

piedra: por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación (525).

CAPITULO XLIII

Hace el Señor su gloriosa entrada en Jerusalém, aclamado por una inmensa muchedumbre; y

entrando en el templo, echa fuera de él a los que le profanaban comprando, y vendiendo, y

cura allí a cojos y ciegos.- Mientras estaba instruyendo al pueblo, se oye la voz del Padre

glorificando a su Hijo.- Al día siguiente, al salir de Bethania, maldice una higuera, y luego va

a Jerusalém a instruir al pueblo.

[1] Y cuando entró en Jerusalém, se conmovió toda la ciudad, diciendo: ¿Quién es este?

[2] Y los pueblos decían: Este es Jesús el profeta de Nazareth de Galilea.

[3] Y entró Jesús en el templo de Dios, y echaba fuera todos los que vendían y compraban en el

templo (526), y trastornó las mesas de los banqueros, y las sillas de los que vendían palomas (527).

[4] Y les dice: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada (528): mas vosotros la habéis

hecho cueva de ladrones.

[5] Y vinieron a él ciegos, y cojos en el templo: y los sanó.

[6] Y cuando los príncipes de los sacerdotes, y los Escribas vieron las maravillas que había hecho, y

los muchachos en el templo gritando, y diciendo: Hosanna al Hijo de David: se indignaron,

[7] Y le dijeron: ¿Oyes lo que dicen estos? Y Jesús les dijo: Sí. ¿Nunca leísteis que de la boca de los

niños, y de los que maman (529) sacaste perfecta alabanza? Y dejándolos, se fue.

[8] Mas los Phariseos dijeron unos a otros: ¿No veis, que nada adelantamos? mirad que todo el

mundo se va en pos de él.

[9] Y había allí algunos gentiles de aquellos, que habían subido a adorar en el día de la fiesta.

[10] Estos pues se llegaron a Phelipe, que era de Bethsaida de Galilea, y le rogaban, diciendo:

Señor, queremos ver a Jesús.

[11] Vino Phelipe, y lo dijo a Andrés: y Andrés, y Phelipe lo dijeron a Jesús.

[12] Y Jesús les respondió, diciendo: Viene la hora, en que sea glorificado el Hijo del hombre.

[13] En verdad, en verdad os digo, que si el grano de trigo, que cae en la tierra, no muriere; él solo

queda: mas si muriere, mucho fruto lleva (530).

[14] Quien ama su alma, la perderá: y quien aborrece su alma en este mundo, para vida eterna la

guarda.

Page 190: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[15] Si alguno me sirve, sígame: y en donde yo estoy, allí también estará mi ministro. Y si alguno

me sirviere, le honrará mi Padre.

[16] Ahora mi alma está turbada. ¿Y qué diré? Padre, sálvame de esta hora (531). Mas por eso he

venido a esta hora.

[17] Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo, que dijo: Ya lo he glorificado, y

otra vez lo glorificaré.

[18] Las gentes que estaban allí, cuando oyeron la voz, decían que había sido un trueno. Otros

decían: Un Angel le ha hablado.

[19] Respondió Jesús, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, sino por causa de vosotros.

[20] Ahora es el juicio del mundo: ahora será lanzado fuera el príncipe de este mundo.

[21] Y si yo fuere alzado de la tierra, todo lo atraeré a mí mismo.

[22] (Y decía esto, para mostrar de qué muerte había de morir).

[23] La gente le respondió: Nosotros habemos oído de la ley (532), que el Cristo permanece para

siempre: ¿pues cómo dices tú, conviene que sea alzado el Hijo del hombre? ¿Quién es este Hijo del

hombre?

[24] Jesús les dijo: Aun hay en vosotros un poco de luz. Andad, mientras que tenéis luz, porque no

os sorprendan las tinieblas: y el que anda en tinieblas, no sabe adonde va.

[25] Mientras que tenéis luz, creed en la luz, para que seais hijos de luz. Esto dijo Jesús: y después

de haberlo reconocido todo, como fuese ya tarde, se salió a Bethania con los doce: y se estuvo allí.

[26] Y otro día, por la mañana, como salieron de Bethania, tuvo hambre.

[27] Y viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue allá por si hallaría alguna cosa en ella

(533): y cuando llegó a ella, nada halló sino hojas: porque no era tiempo de higos.

[28] Y respondiendo, le dijo: Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre: Nunca jamás nazca

fruto de ti.

[29] Y lo oyeron sus discípulos: y se secó al punto la higuera.

[30] Vienen pues a Jerusalém. Y habiendo entrado en el templo, comenzó a echar fuera a los que

vendían y compraban en el templo (534): y trastornó las mesas de los banqueros, y las sillas de los

que vendían palomas.

[31] Y no consentía que alguno transportase mueble alguno por el templo:

[32] Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa, casa de oración será llamada de todas las

gentes? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

[33] Y Jesús alzó la voz, y dijo: Quien cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me envió.

[34] Y el que me ve a mí, ve a aquel que me envió.

Page 191: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[35] Yo he venido luz al mundo: para que todo aquel que en mí cree, no permanezca en tinieblas.

[36] Y si alguno oyere mis palabras, y no las guardare: no le juzgo yo. Porque no he venido a juzgar

al mundo, sino a salvar al mundo.

[37] El que me desprecia, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado,

ella le juzgará en el día postrimero.

[38] Porque yo no he hablado de mí mismo: mas el Padre que me envió, él me dio mandamiento de

lo que tengo de decir, y de lo que tengo de hablar.

[39] Y sé, que su mandamiento es la vida eterna (535). Pues lo que yo hablo, como el Padre me lo

ha dicho, así lo hablo.

[40] Y cuando vino la tarde, se salió de la ciudad.

[41] Mas aunque había hecho a presencia de ellos tantos milagros, no creían en él:

[42] Para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro

oído? ¿y a quién ha sido revelado el brazo del Señor?

[43] Por esto no podían creer, porque dijo Isaías en otro lugar:

[44] Les cegó los ojos, y les endureció el corazón: para que no vean de los ojos, ni entiendan de

corazón y se conviertan, y los sane.

[45] Esto dijo Isaías, cuando vio su gloria, y habló de él.

[46] Con todo eso aun de los príncipes muchos creyeron en él: mas por causa de los Phariseos no lo

manifestaban, por no ser echados de la Sinagoga:

[47] Porque amaron mas la gloria de los hombres, que la gloria de Dios.

[48] Y estaba enseñando de día en el templo: y de noche se salía, y lo pasaba en el monte, llamado

del Olivar.

[49] Y todo el pueblo madrugaba, por venir a oirle en el templo.

[50] Mas los príncipes de los sacerdotes, y los Escribas, y los principales del pueblo le querían

matar:

[51] Y no sabían, qué hacerse con él. Porque le temían, por cuanto todo el pueblo estaba

embelesado, cuando le oía.

CAPITULO XLIV

Jesús se vuelve al templo desde el monte del Olivar.- Se seca una higuera.- Propone el Señor

las parábolas de los dos hijos indóciles; la de los malos labradores, y la de las bodas del hijo de

un rey.

[1] Y al pasar por la mañana los discípulos, vieron que la higuera se había secado de raíz, y se

maravillaron, y decían: ¿Cómo se secó al instante?

Page 192: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[2] Y se acordó Pedro, y le dijo: Maestro, cata ahí la higuera que maldijiste, como se ha secado.

[3] Y respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe de Dios.

[4] En verdad os digo, que si tuviéreis fe, y no dudáreis, no tan solamente haréis esto de la higuera,

mas aun si dijéreis a este monte: Quítate, y échate en la mar, será hecho (536).

[5] En verdad os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Levántate, y échate en el mar: y no

dudare en su corazón, mas creyere que se hará cuanto dijere, todo le será hecho.

[6] Por tanto os digo, que todas las cosas que pidiéreis orando (537), creed, que las recibiréis: y os

vendrán (538).

[7] Y cuando estuviéreis para orar, si tenéis alguna cosa contra alguno, perdonadle: para que vuestro

Padre, que está en los cielos, os perdone también vuestros pecados.

[8] Porque si vosotros no perdonáreis: tampoco vuestro Padre, que está en los cielos, os perdonará

vuestros pecados.

[9] Y volvieron otra vez a Jerusalém. Y andando él por el templo, instruyendo al pueblo y

evangelizando, se llegaron a él los príncipes de los sacerdotes, y los Escribas, y los ancianos:

[10] Y le dijeron: Dinos ¿con qué autoridad haces estas cosas? o ¿quién es el que te dio esta

potestad?

[11] Y Jesús les respondió, y dijo: Yo también os haré una pregunta, y respondedme: y os diré, con

qué autoridad hago estas cosas.

[12] El bautismo de Juan ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme.

[13] Y ellos estaban entre sí pensando, y decían: Si dijéremos, que del cielo, nos dirá: ¿Por qué no

lo creísteis?

[14] Y si dijéremos: De los hombres, nos apedreará todo el pueblo. Porque todos estaban

persuadidos, que Juan era verdaderamente profeta.

[15] Y respondieron a Jesús, diciendo: No lo sabemos. Y Jesús les respondió, y dijo: Pues ni yo

tampoco os diré, con qué autoridad hago estas cosas.

[16] Y comenzó a decir al pueblo esta parábola:

[17] Mas ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy, y

trabaja en mi viña.

[18] Y respondiendo él, le dijo: No quiero. Mas después se arrepintió, y fue.

[19] Y llegando al otro, le dijo del mismo modo: y respondiendo él, dijo: Voy, Señor: mas no fue.

[20] ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero (539). Jesús les dice: En

verdad os digo, que los publicanos, y las rameras os irán delante al reino de Dios.

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[21] Porque vino Juan a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis. Y los publicanos y las

rameras lo creyeron: y vosotros, viéndolo, ni aun hicisteis penitencia después para creerle.

[22] Escuchad otra parábola: Había un padre de familias, que plantó una viña, y la cercó de un

vallado, y cavando hizo en ella un lagar, y edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue

lejos de su tierra.

[23] Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió uno de sus siervos a los labradores, para que

recibiese de los labradores el fruto de la viña.

[24] Ellos asiendo de él, lo hirieron, y lo enviaron vacío.

[25] Y volvió a enviarles otro siervo: y le hirieron en la cabeza: y le hicieron muchos escarnios, y lo

enviaron vacío.

[26] Y volvió a enviar otro tercero: a quien ellos del mismo modo hirieron, y le mataron: y le

echaron fuera:

[27] De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros: de los cuales a unos hirieron,

y a otros mataron.

[28] Mas como tuviese aun un hijo, a quien amaba tiernamente.

[29] Dijo el señor de la viña: ¿Qué haré? enviaré a mi amado hijo: puede ser, que cuando le vean, le

tengan respeto, y se lo envió también el postrero.

[30] Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero, venid,

matémosle, y tendremos su herencia.

[31] Y sacándole fuera de la viña, le mataron (540). Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué

hará a aquellos labradores?

[32] Ellos dijeron: A los malos destruirá malamente, y arrendará su viña a otros labradores, que

paguen el fruto a sus tiempos.

[33] Vendrá, y destruirá estos labradores, y dará su viña a otros. Y como ellos (541) lo oyeron, le

dijeron: Nunca tal sea.

[34] Y él mirándolos, dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que

edificaban, esta fue puesta por cabeza de esquina (542)? Por el Señor fue esto hecho, y es cosa

maravillosa en nuestros ojos:

[35] Por tanto os digo, que quitado os será el reino de Dios, y será dado a un pueblo que haga los

frutos de él (543).

[36] Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado: y sobre quien ella cayere lo desmenuzará.

[37] Y cuando los príncipes de los sacerdotes, y los Phariseos oyeron sus parábolas, entendieron

que de ellos hablaba.

[38] Y queriéndole echar mano, temieron al pueblo: porque le miraban como un profeta.

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[39] Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar otra vez en parábolas, diciendo:

[40] Semejante es el reino de los cielos a cierto rey, que hizo bodas a su hijos.

[41] Y envió sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no quisieron ir.

[42] Envió de nuevo otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí he preparado mi

banquete, mis toros, y los animales cebados están ya muertos, todo está pronto: venid a las bodas.

[43] Mas ellos lo despreciaron, y se fueron, el uno a su granja, y el otro a su tráfico:

[44] Y los otros echaron mano de los siervos, y después de haberlos ultrajado, los mataron (544).

[45] Y el rey, cuando lo oyó, se irritó: y enviando sus ejércitos, acabó con aquellos homicidas, y

puso fuego a su ciudad (545).

[46] Entonces dijo a sus siervos: Las bodas ciertamente están aparejadas, mas los que habían sido

convidados, no fueron dignos.

[47] Pues id a las salidas de los caminos, y a cuantos halláreis, llamadlos a las bodas.

[48] Y habiendo salido sus siervos a los caminos, congregaron cuantos hallaron, malos y buenos: y

se llenaron las bodas de convidados.

[49] Y entró el rey para ver a los que estaban a la mesa, y vio allí un hombre, que no estaba vestido

con vestidura de boda (546).

[50] Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí no teniendo vestido de boda? Mas él enmudeció.

[51] Entonces el rey dijo a sus ministros: Atado de pies y de manos, arrojadle en las tinieblas

exteriores: allí será el llorar y el crujir de dientes:

[52] Porque muchos son los llamados, y pocos los escogidos.

CAPITULO XLV

Jesús, tres días antes de su Pasión, continúa enseñando al pueblo.- Confunde a los Phariseos

sobre el tributo que debía pagarse a César, a los Saduceos acerca de la resurrección de los

muertos.- De los dos grandes mandamientos.- Jesús reduce a los Phariseos al silencio, y

descubre su hipocresía.

[1] Entonces los Phariseos se fueron, y consultaron entre sí, como le sorprenderían en lo que

hablase.

[2] Y acechándole enviaron sus discípulos juntamente con los Herodianos (547), que se fingiesen

justos, para sorprenderle en alguna palabra, y entregarle a la jurisdicción, y potestad del presidente.

[3] Ellos viniendo, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que enseñas el camino de

Dios en verdad, y que no te cuidas de cosa alguna: porque no miras a la persona de los hombres:

[4] Dinos pues, ¿qué te parece, es lícito dar tributo al César, o no (548)?

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[5] Mas Jesús, conociendo la malicia y superchería de ellos, dijo: ¿Por qué me tentais, hipócritas?

[6] Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

[7] Y Jesús les dijo: ¿Cuya es esta figura, e inscripción?

[8] Dícenle: Del César. Entonces les dijo: Pues dad al César, lo que es del César: y a Dios, lo que es

de Dios.

[9] Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo: antes maravillados de su respuesta

callaron, y dejándole, se retiraron.

[10] En aquel día se llegaron a él los Saduceos, que dicen no haber resurrección: y le preguntaron,

diciendo:

[11] Maestro, Moisés nos dejó escrito, que si muriere el hermano de alguno, y dejare mujer, y no

tuviere hijos, que tome su hermano la mujer de él, y que levante linaje a su hermano.

[12] Pues había entre nosotros siete hermanos: y habiéndose casado el primero, murió: y por no

haber tenido sucesión, dejó su mujer a su hermano.

[13] Y la tomó el segundo, y murió también sin hijo.

[14] Y la tomó el tercero. Y así sucesivamente todos siete, los cuales murieron sin dejar sucesión.

[15] Y a la postre de todos murió también la mujer.

[16] ¿Pues en la resurrección de cuál de los siete será mujer? porque todos la tuvieron (549).

[17] Y respondiendo Jesús, les dijo: Errais, no sabiendo las Escrituras, ni el poder de Dios.

[18] Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento:

[19] Mas los que serán juzgados dignos de aquel siglo, y de la resurrección de los muertos, ni se

casarán, ni serán dados en casamiento:

[20] Porque no podrán ya más morir: por cuanto son iguales a los Angeles en el cielo, e hijos son de

Dios, cuando son hijos de la resurrección.

[21] Y que los muertos hayan de resucitar lo mostró también Moisés: ¿no habéis leído een el libro

de Moisés, las palabras, que Dios os dice cuando le habló sobre la zarza, diciendo: Yo soy el Dios

de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?

[22] Y no es Dios de muertos, sino de vivos: porque todos viven a él. Y así vosotros errais mucho.

[23] Y respondiendo algunos de los Escribas, le dijeron: Maestro, bien has dicho (550).

[24] Y oyendo esto las gentes, se maravillaban de su doctrina.

[25] Mas los Phariseos, cuando oyeron que había hecho callar a los Saduceos, se juntaron a consejo:

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[26] Y uno de ellos, doctor de la ley, que los había oído disputar, y viendo que les había respondido

bien, le preguntó, tentándole:

[27] Maestro, ¿Cuál es el grande mandamiento en la ley?

[28] Y Jesús, le respondió: Escucha, Israel, el Señor tu Dios, un solo Dios es: Amarás al Señor tu

Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todo tu entendimiento, y de todas tus fuerzas.

[29] Este es el mayor, y el primer mandamiento.

[30] Y el segundo semejante es a este: Amarás a tu prójimo, como a ti mismo (551). No hay otro

mandamiento mayor que estos.

[31] De estos dos mandamientos depende toda la ley, y los profetas.

[32] Y le dijo el Escriba: Maestro, en verdad has dicho bien, que uno es Dios, y no hay otro fuera de

él.

[33] Y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todo poder: y

amar al prójimo como a sí mismo, es más que todos los holocaustos, y sacrificios.

[34] Jesús, cuando vio que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios.

[35] Y estando juntos los Phariseos, les preguntó Jesús, enseñando en el templo,

[36] Diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es hijo? Dícenle: De David.

[37] Y respondiendo Jesús decía: ¿Cómo dicen los Escribas, que el Cristo es hijo de David?

[38] Porque el mismo David por Espíritu Santo lo llama Señor, diciendo en el libro de los Salmos:

Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,

[39] Hasta que ponga a tus enemigos, por peana de tus pies.

[40] Pues si David le llama Señor, ¿de dónde pues, y cómo es su hijo (552)?

[41] Y nadie le podía responder palabra: ni alguno desde aquel día fue osado mas a preguntarle.

[42] Entonces Jesús habló a la multitud, y a sus discípulos,

[43] Diciendo: Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los Escribas y los Phariseos.

[44] Guardad pues, y haced todo lo que os dijeren: mas no hagáis según las obras de ellos: porque

dicen, y no hacen.

[45] Pues atan cargas pesadas, e insoportables, y las ponen sobre los hombros de los hombres: mas

ni aun con su dedo las quieren mover.

[46] Y hacen todas sus obras, por ser vistos de los hombres: y así ensanchan sus filacterias (553), y

extienden sus franjas (554), que gustan de andar con ropas largas.

[47] Y aman los primeros lugares en las cenas, y las primeras sillas en las Sinagogas,

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[48] Y ser saludados en la plaza, y que los hombres los llamen Rabbí.

[49] Mas vosotros no queráis ser llamados Rabbí: porque uno solo es vuestro Maestro, y vosotros

todos sois hermanos.

[50] Y a nadie llaméis padre vuestro sobre la tierra: porque uno es vuestro Padre, que está en los

cielos (555).

[51] Ni os llaméis maestros: porque uno es vuestro Maestro el Cristo.

[52] El que es mayor entre vosotros, será vuestro siervo.

[53] Porque el que se ensalzare, será humillado: y el que se humillare, será ensalzado.

CAPITULO XLVI

Jesús continúa enseñando en el templo, tres días antes de su Pasión.- Echa el Señor en cara a

los Phariseos y doctores de la ley su hipocresía, y deplora la ceguedad de Jerusalém.- La viuda

que ofreció dos pequeñas monedas.- Anuncia Jesús en el monte del Olivar, la ruina y la

destrucción del templo.- De las señales precursoras de la cólera divina.

[1] ¡Mas ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas! que cerráis el reino de los cielos, delante

de los hombres. Pues no vosotros entráis, ni a los que entrarían, dejáis entrar.

[2] ¡Ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas! que devorais las casas de las viudas, haciendo

largas oraciones: por esto llevaréis un juicio más riguroso.

[3] ¡Ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas! porque rodeáis la mar y la tierra, por hacer un

prosélito (556): y después de haberle hecho, le hacéis dos veces más digno del infierno que vosotros

(557).

[4] ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: Todo el que jurare por el templo, nada es: mas el que

jurare por el oro del templo, deudor es!

[5] ¡Necios y ciegos! ¿Qué es mayor, el oro, o el templo, que santifica al oro?

[6] Y todo el que jurare por el altar, nada es (558): mas cualquiera, que jurare por la ofrenda, que

está sobre él, deudor es.

[7] ¡Ciegos! ¿Cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda (559)?

[8] Aquel pues que jura por el altar, jura por él, y por todo cuanto sobre él está.

[9] Y todo el que jura por el templo, jura por él, y por el que mora en él.

[10] Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado sobre él.

[11] ¡Ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas! que diezmáis la yerba buena, y el eneldo, y el

comino, y habéis dejado las cosas, que son más importantes de la ley, la justicia, y la misericordia, y

la fe. Esto era menester hacer, y no dejar lo otro.

[12] Guías ciegos, que coláis el mosquito, y os tragáis el camello.

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[13] ¡Ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas! que limpiáis lo de fuera del vaso y del plato:

y por dentro estáis llenos de rapiña, y de inmundicia.

[14] Phariseo ciego, limpia primero lo interior del vaso, y del plato, para que sea limpio lo que está

fuera.

[15] ¡Ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas, que sois semejantes a los sepulcros

blanqueados, que parecen de fuera hermosos a los hombres, y dentro están llenos de huesos de

muertos, y de toda suciedad!

[16] Así también vosotros, de fuera os mostráis en verdad justos a los hombres: mas de dentro estais

llenos de hipocresía, y de iniquidad.

[17] ¡Ay de vosotros, Escribas y Phariseos hipócritas, que edificáis los sepulcros de los profetas, y

adornáis los monumentos de los justos (560),

[18] Y decís: Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus

compañeros en la sangre de los profetas.

[19] Y así dais testimonio a vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos, que mataron a los

profetas.

[20] Y llenad vosotros la medida de vuestros padres.

[21] Serpientes, raza de víboras, ¿cómo huiréis del juicio de la gehenna?

[22] Por esto he aquí yo envío a vosotros profetas, y sabios, y doctores, y de ellos mataréis, y

crucificaréis, y de ellos azotaréis en vuestras Sinagogas, y los perseguiréis de ciudad en ciudad:

[23] Para que venga sobre vosotros toda la sangre inocente, que se ha vertido sobre la tierra, desde

la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacharías, hijo de Barachías, al cual matásteis entre el

templo y el altar (561).

[24] En verdad os digo, que todas estas cosas vendrán sobre esta generación.

[25] Jerusalém, Jerusalém, que matas los profetas, y apedreas a aquellos que a ti son enviados,

¿cuántas veces quise allegar tus hijos, como la gallina allega sus pollos debajo de las alas, y no

quisiste?

[26] He aquí, que os quedará desierta vuestra casa.

[27] Porque os digo, que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el

nombre del Señor (562).

[28] Y estando Jesús sentado de frente al arca de las ofrendas, estaba mirando como echaban las

gentes el dinero en el arca: y muchos ricos echaban mucho.

[29] Y vino una pobre viuda, y echó dos pequeñas piezas del valor de un cuadrante (563).

[30] Y llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo, que mas echó esta pobre viuda, que

todos los otros que echaron en el arca.

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[31] Porque todos han echado de aquello que les sobraba: mas esta de su pobreza echó todo lo que

tenía, todo su sustento.

[32] Y habiendo salido Jesús del templo, se retiraba. Y se llegaron a él sus discípulos, para

mostrarle los edificios del templo.

[33] Y uno le dijo: Maestro, mira qué piedras, y qué fábrica.

[34] Y dijo a algunos, que decían del templo, que estaba adornado de hermosas piedras, y de dones

(564):

[35] En verdad os digo, estas cosas que veis, vendrán días, cuando no quedará piedra sobre piedra,

que no sea demolida.

[36] Y estando sentado él en el monte del Olivar de cara al templo, le preguntaban aparte Pedro, y

Santiago, y Juan, y Andrés:

[37] Maestro, dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿y qué señal habrá, cuando todas estas cosas

comenzarán a cumplirse? ¿y qué señal habrá de tu venida, y de la consumación del siglo?

[38] Y respondiéndoles Jesús, comenzó a decirles: Guardaos, que nadie os engañe: porque muchos

vendrán en mi nombre, y dirán: Yo soy el Cristo (565): y el tiempo está cercano: y engañarán a

muchos: guardaos pues de ir en pos de ellos.

[39] Y cuando oyéreis guerras y sediciones, no os espantéis, no os turbéis, no temáis: porque es

necesario, que esto acontezca primero, mas no será luego el fin.

[40] Entonces les decía: Se levantará gente contra gente, y reino contra reino.

[41] Y habrá grandes terremotos por los lugares, y pestilencias, y hambres, y habrá cosas

espantosas, y grandes señales del cielo.

[42] Y todas estas cosas principios son de dolores.

CAPITULO XLVII

Jesús continúa enseñando a sus discípulos en el monte del Olivar en la noche del martes al

miércoles.- Les anuncia las persecuciones y aflicciones que tendrán que sufrir: herejías

predichas: sitio de Jerusalém y señal de la huida.- De las señales precursoras del fin del

mundo.

[1] Mas antes de todo esto, os prenderán, y perseguirán: os entregarán en los concilios, y seréis

azotados en las Sinagogas, y os llevarán a las cárceles, y a los reyes, y a los gobernadores, por mi

nombre:

[2] Y esto os acontecerá en testimonio a ellos (566).

[3] Y ante todas cosas conviene, que sea predicado el Evangelio a todas las gentes (567).

[4] Tened pues fijo en vuestros corazones de no pensar antes cómo habéis de responder, cuando os

llevaren para entregaros: mas decid lo que os fuere dado en aquella hora: porque no sois vosotros

los que hablais, sino el Espíritu Santo.

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[5] Porque yo os daré boca y saber, al que no podrán resistir, ni contradecir todos vuestros

adversarios.

[6] Y seréis entregados de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos, y harán morir a

algunos de vosotros:

[7] Y el hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre al hijo: y los hijos se levantarán

contra los padres, y los matarán.

[8] Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán: y seréis aborrecidos de todas las gentes por

causa de mi nombre.

[9] Mas no perecerá un cabello de vuestra cabeza.

[10] Con vuestra paciencia poseeréis vuestras almas.

[11] Y muchos entonces serán escandalizados, y se entregarán unos a otros, y se aborrecerán entre

sí.

[12] Y se levantarán muchos falsos profetas, y engañarán a muchos.

[13] Y porque se multiplicará la iniquidad, se resfriará la caridad de muchos.

[14] Mas el que perseverare hasta el fin, este será salvo.

[15] Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo, en testimonio a todas las gentes:

y entonces vendrá el fin (568).

[16] Pues cuando viéreis a Jerusalém cercada de un ejército, entonces sabed que su desolación está

cerca.

[17] Por tanto, cuando viéreis que la abominación de la desolación, que fue dicha por el profeta

Daniel (569), está en el lugar santo, el que lee entienda:

[18] Entonces los que estén en la Judea, huyan a los montes (570): y los que en medio de ella,

sálganse: y los que en los campos, no entren en ella.

[19] Y el que esté sobre el tejado, no descienda a la casa, ni entre dentro para tomar alguna cosa de

su casa (571):

[20] Y el que estuviere en el campo, no vuelva atrás para tomar su vestido.

[21] Porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas, que están escritas.

[22] ¡Mas ay de las preñadas y de las que dan de mamar en aquellos días! Porque habrá grande

apretura sobre la tierra, e ira para este pueblo.

[23] Y caerán a filo de espada: y serán llevados en cautiverio a todas las naciones, y Jerusalém será

hollada de los gentiles: hasta que se cumplan los tiempos de las naciones.

[24] Rogad pues, que vuestra huida no suceda en invierno, o en sábado.

Page 201: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[25] Porque habrá entonces grande tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta

ahora, ni será.

[26] Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne sería salva: mas por los escogidos

aquellos días serán abreviados.

[27] Entonces si alguno os dijere: Mirad, el Cristo está aquí o allí: no le creais.

[28] Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas: y darán grandes señales, y prodigios, de

modo (que si puede ser) caigan en error aun los escogidos (572).

[29] Estad pues vosotros sobre aviso: ved que os lo he dicho de antemano.

[30] Por lo cual si os dijeren: He aquí está el Cristo en el desierto, no salgáis: mirad que está en lo

más retirado de la casa, no lo creáis.

[31] Porque como el relámpago sale del Oriente, y se deja ver hasta el Occidente: así será también

la venida del Hijo del hombre.

[32] Donde quiera que estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas.

[33] Y habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas: y en la tierra consternación de las

gentes por la confusión que causará el ruido del mar, y de sus ondas.

[34] Quedando los hombres yertos por el temor y recelo de las cosas, que sobrevendrán a todo el

universo.

[35] Y luego después de la tribulación de aquellos días el sol se obscurecerá, y la luna no dará su

lumbre, y las estrellas caerán del cielo (573), y las virtudes del cielo serán conmovidas (574):

[36] Y entonces parecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo (575): y entonces plañirán todas

las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes del cielo con grande poder

y majestad.

[37] Y enviará sus Angeles con trompetas, y con grande voz: y allegarán sus escogidos de los cuatro

vientos, desde lo sumo de los cielos hasta los términos de ellos.

[38] Cuando comenzaren pues a cumplirse estas cosas, mirad, y levantad vuestras cabezas: porque

cerca está vuestra redención.

[39] Y les dijo una semejanza: Mirad la higuera, y todos los árboles: cuando sus ramos están ya

tiernos, y las hojas nacidas; cuando ya producen de sí el fruto, entendéis que está cerca el estío:

[40] Pues así también cuando viéreis, que acontecen estas cosas, sabed, que el reino de Dios, está

cerca a las puertas.

[41] En verdad os digo, que no pasará esta generación, hasta que todas estas cosas sean hechas

(576).

[42] El cielo y la tierra pasarán: mas mis palabras no pasarán.

Page 202: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[43] Mas de aquel día, y de aquella hora nadie sabe, ni los Angeles de los cielos, ni el Hijo (577),

sino sólo el Padre.

[44] Mirad pues por vosotros, no sea que vuestros corazones se carguen de glotonería y de

embriaguez, y de los afanes de esta vida: y que venga de repente sobre vosotros aquel día:

[45] Porque así como un lazo vendrá sobre todos los que están sobre la haz de toda la tierra.

[46] Y así como en los días de Noé, así será también la venida del Hijo del hombre.

[47] Porque así como en los días antes del diluvio se estaban comiendo y bebiendo, casándose y

dándose en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca,,

[48] Y no lo entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos, así será también la venida del

Hijo del hombre.

[49] Entonces estarán dos en el campo: el uno será tomado, y el otro será dejado (578).

[50] Dos mujeres molerán en un molino: la una será tomada, y la otra dejada.

CAPITULO XLVIII

Jesús sigue enseñando a sus discípulos en el monte del Olivar en la noche del martes al

miércoles antes de su Pasión, y encomienda a todos la vigilancia.- Parábolas del siervo malo,

de las vírgenes locas y prudentes, y de los diez mil talentos.- Descripción del juicio final.

[1] Estad sobre aviso, velad, y orad: porque no sabéis, cuando será el tiempo.

[2] Así como un hombre, que partiéndose lejos, dejó su casa, y encargó a cada uno de sus siervos

todo lo que debía hacer, y mandó al portero, que velase.

[3] Velad pues (porque no sabéis, cuando vendrá el dueño de la casa: si de tarde, o a media noche, o

al canto del gallo, o a la mañana).

[4] No sea que cuando viniere de repente, os halle durmiendo.

[5] Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

[6] Mas sabed, que si el padre de familias supiese a qué hora había de venir el ladrón, velaría sin

duda, y no dejaría minar su casa.

[7] Por tanto estad apercibidos también vosotros: porque a la hora que menos pensáis, ha de venir el

Hijo del hombre.

[8] Velad pues orando en todo tiempo, para que seáis dignos de evitar todas estas cosas, que han de

ser, y de estar en pie (579) delante del Hijo del hombre.

[9] ¿Quién, creéis, que es el siervo fiel, y prudente, a quien su señor puso sobre su familia, para que

les de de comer a tiempo (580)?

[10] Bienaventurado aquel siervo, a quien hallare su señor así haciendo, cuando viniere.

[11] En verdad os digo, que le pondrá sobre todos sus bienes.

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[12] Mas si dijere aquel siervo malo en su corazón: Se tarda mi señor en venir:

[13] Y comenzáre a maltratar a sus compañeros, y a comer, y beber con los que se embriagan:

[14] Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y a la hora que no sabe:

[15] Y lo separará, y pondrá su parte con los hipócritas. Allí será el llorar, y el crujir de dientes.

[16] Entonces será semejante el reino de los cielos a diez vírgenes, que tomando sus lámparas,

salieron a recibir al esposo y a la esposa (581).

[17] Mas las cinco de ellas eran fatuas, y las cinco prudentes:

[18] Y las cinco fatuas, habiendo tomado sus lámparas, no llevaron consigo aceite (582).

[19] Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas juntamente con las lámparas.

[20] Y tardándose el esposo, comenzaron a cabecear, y se durmieron todas.

[21] Cuando a la media noche se oyó gritar: Mirad que viene el esposo, salid a recibirle.

[22] Entonces se levantaron todas aquellas vírgenes, y aderezaron sus lámparas.

[23] Y dijeron las fatuas a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se

apagan.

[24] Respondieron las prudentes, diciendo: Porque tal vez no alcance para nosotras y para vosotras,

id antes a los que lo venden, y comprad para vosotras.

[25] Y mientras que ellas fueron a comprarlo (583), vino el esposo: y las que estaban apercibidas,

entraron con él a las bodas, y fue cerrada la puerta.

[26] Al fin vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.

[27] Mas él respondió, y dijo: En verdad os digo, que no os conozco (584).

[28] Velad, pues, porque no sabéis el día, ni la hora.

[29] Porque así es, como un hombre, que al partirse lejos, llamó a sus siervos, y les entregó sus

bienes (585):

[30] Y dio al uno cinco talentos, y al otro dos, y al otro dio uno, a cada uno según su capacidad

(586), y se partió luego.

[31] El que había recibido los cinco talentos, se fue a negociar con ellos, y ganó otros cinco.

[32] Asimismo el que había recibido dos, ganó otros dos.

[33] Mas el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra, y escondió allí el dinero de su señor.

[34] Después de largo tiempo vino el señor de aquellos siervos, y los llamó a cuentas.

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[35] Y llegando el que había recibido los cinco talentos, presentó otros cinco talentos, diciendo:

Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí otros cinco he ganado de más.

[36] Su señor le dijo: Muy bien, siervo bueno y fiel: porque fuiste fiel en lo poco, te pondré sobre lo

mucho, entra en el gozo de tu señor.

[37] Y se llegó también el que había recibido los dos talentos: y dijo: Señor, dos talentos me

entregaste, aquí tienes otros dos que he ganado.

[38] Su señor le dijo: Bien está, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel sobre lo poco, te pondré sobre

lo mucho, entra en el gozo de tu señor.

[39] Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, sé que eres un hombre de

recia condición, siegas en donde no sembraste, y allegas en donde no esparciste:

[40] Y temiendo, me fui, y escondí tu talento en tierra: he aquí tienes lo que es tuyo (587).

[41] Y respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y perezoso, sabías que siego en donde no

siembro, y que allego en donde no he esparcido:

[42] Pues debiste haber dado mi dinero a los banqueros, y viniendo yo hubiera recibido ciertamente

con usura, lo que era mío (588).

[43] Quitadle pues el talento, y dádselo al que tiene diez talentos:

[44] Porque será dado a todo el que tuviere, y tendrá más: mas al que no tuviere, le será quitado aún

lo que parece que tiene (589).

[45] Y al siervo inútil echadlo en las tinieblas exteriores: allí será el llorar, y el crujir de dientes.

[46] Y cuando viniere el Hijo del hombre en su majestad, y todos los Angeles con él, se sentará

entonces sobre el trono de su majestad:

[47] Y serán todas las gentes ayuntadas ante él, y apartará los unos de los otros, como el pastor

aparta las ovejas de los cabritos:

[48] Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda.

[49] Entonces dirá el rey a los que estarán a su derecha: Venid benditos de mi Padre, poseed el reino

que os está preparado desde el establecimiento del mundo:

[50] Porque tuve hambre, y me disteis de comer: tuve sed, y me disteis de beber: era huésped, y me

hospedásteis:

[51] Desnudo, y me cubrísteis: enfermo, y me visitásteis: estaba en la cárcel, y me vinisteis a ver.

[52] Entonces le responderán los justos, y dirán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de

comer: o sediento, y te dimos de beber?

[53] ¿Y cuándo te vimos huésped, y te hospedamos: o desnudo, y te vestimos?

[54] ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y te fuimos a ver?

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[55] Y respondiendo el rey, les dirá: En verdad os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis

hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis (590).

[56] Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mí malditos al fuego

eterno, que está aparejado para el diablo y para sus ángeles.

[57] Porque tuve hambre, y no me disteis de comer: tuve sed, y no me disteis de beber:

[58] Era huésped, y no me hospedásteis: desnudo, y no me cubrísteis: enfermo, y en la cárcel, y no

me visitásteis.

[59] Entonces ellos también le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o

sediente, o huésped, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

[60] Entonces les responderá, diciendo: En verdad os digo: que en cuanto no lo hicisteis a uno de

estos pequeñitos, ni a mí lo hicísteis.

[61] E irán estos al suplicio eterno; y los justos a la vida eterna.

CAPITULO XLIX

Comida de Jesús en Bethania en casa de Simón el leproso: bálsamo derramado sobre su

cabeza: nuevas murmuraciones de Judas y algunos de los discípulos.- Pacto de Judas con los

príncipes de los sacerdotes.- Jesús envía dos de sus Apóstoles a Jerusalém a preparar la

Pascua, y va aquella misma noche con los doce.- Después de la cena, el Señor lava los pies a los

discípulos.

[1] Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua.

[2] Y aconteció que cuando hubo Jesús acabado todos estos razonamientos, dijo a sus discípulos:

[3] Sabéis que de aquí a dos días será la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser

crucificado.

[4] Entonces se juntaron los príncipes de los sacerdotes (591), y los magistrados del pueblo en el

atrio del príncipe de los sacerdotes, que se llamaba Caiphás:

[5] Y tuvieron consejo para prender a Jesús con engaño, y hacerle morir.

[6] Mas decían: No en el día de la fiesta, porque no se moviese alboroto en el pueblo (592).

[7] Y estando Jesús en Bethania en casa de Simón el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer,

que traía un vaso de alabastro de ungüento muy precioso de nardo espique, y quebrando el vaso,

derramó el bálsamo sobre su cabeza (593).

[8] Y cuando lo vieron sus discípulos, se indignaron entre sí mismos, diciendo: ¿A qué fin es este

desperdicio de ungüento?

[9] Pues pudiera venderse este ungüento por más de trescientos denarios, y darse a los pobres. Y

bramaban contra ella.

[10] Mas entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué sois molestos a esta mujer? Dejadla, pues ha hecho

conmigo una buena obra.

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[11] Porque siempre tenéis pobres con vosotros: y cuando quisiéreis, les podéis hacer bien: mas a

mí no siempre me tenéis.

[12] Hizo esta lo que puso: se adelantó a ungir mi cuerpo para la sepultura.

[13] En verdad os digo, que en todo lugar, donde fuere predicado este Evangelio en todo el mundo,

se contará también lo que esta ha hecho, para memoria de ella (594).

[14] Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariotes, uno de los doce.

[15] Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados (595) de cómo se lo

entregarían, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?

[16] Ellos, cuando le oyeron, se holgaron: y le señalaron treinta monedas de plata.

[17] Y quedó con ellos de acuerdo. Y buscaba ocasión oportuna para entregarlo sin concurso de

gentes.

[18] Y el primer día de los Azimos (596), cuando sacrificaban la Pascua (597), se llegaron los

discípulos a Jesús, y le dijeron: ¿En dónde quieres, que dispongamos para que comas la Pascua?

[19] Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id a la ciudad, y encontraréis un hombre, que lleva un

cántaro de agua, seguidle hasta la casa en donde entrare,

[20] Y decid al padre de familias de la casa: El Maestro te dice: Mi tiempo está cerca (598), en tu

casa hago la Pascua: ¿dónde está el aposento, en dónde he de comer la Pascua con mis discípulos?

[21] Y él os mostrará un cenáculo grande, aderezado: disponed allí para nosotros.

[22] Y partieron los discípulos, y fueron a la ciudad: y lo hallaron, como les había dicho, y

prepararon la Pascua.

[23] Y llegada la tarde, fue con los doce.

[24] Antes del día de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que era venida su hora de pasar de este

mundo al Padre: habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

[25] Y cuando fue hora (599), se sentó a la mesa, y los doce apóstoles con él.

[26] Y les dijo (600): Con deseo he deseado comer con vosotros esta Pascua, antes que padezca

(601).

[27] Porque os digo, que no comeré más de ella, hasta que sea cumplida en el reino de Dios.

[28] Y tomando el cáliz, dio gracias, y dijo: Tomad, y distribuidlo entre vosotros (602):

[29] Porque os digo, que no beberé más de fruto de vid, hasta que venga el reino de Dios.

[30] Y acabada la cena (603), sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las

manos, y que de Dios había salido, y a Dios iba:

[31] Se levanta de la cena, y se quita sus vestiduras (604): y tomando una toalla, se la ciñó.

Page 207: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[32] Echó después agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos

con la toalla, con que estaba ceñido.

[33] Vino pues a Simón Pedro. Y Pedro le dice: Señor, ¿tú me lavas a mi los pies?

[34] Respondió Jesús, y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo sabes ahora, mas lo sabrás después.

[35] Pedro le dice: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás

parte conmigo.

[36] Simón Pedro le dice: Señor, no solamente mis pies, mas las manos también y la cabeza.

[37] Jesús le dice: El que está lavado, no necesita sino lavar los pies, pues está todo limpio. Y

vosotros limpios estáis, mas no todos.

[38] Porque sabía quién era el que le había de entregar: por esto dijo: No todos estáis limpios.

[39] Y después que les hubo lavado los pies, y hubo tomado su ropa, volviéndose a sentar a la mesa,

les dijo: ¿Sabéis lo que he hecho con vosotros?

[40] Vosotros me llamáis Maestro, y Señor: y bien decís: porque lo soy.

[41] Pues si yo, el Señor, y el Maestro, os he lavado los pies: vosotros también debéis lavar los pies

los unos a los otros.

[42] Porque ejemplo os he dado, para que como yo he hecho a vosotros, vosotros también hagáis.

[43] En verdad, en verdad os digo: El siervo no es mayor que su señor: ni el enviado es mayor, que

aquel que le envió.

[44] Si esto sabéis, bienaventurados seréis si lo hiciéreis.

[45] No hablo de todos vosotros: yo sé los que escogí: mas para que se cumpla la Escritura: El que

come el pan conmigo, levantará contra mi su calcañar (605).

[46] Desde ahora os lo digo, antes que sea: para que cuando fuere hecho, creáis que yo soy.

Notas

470. Cuando cenó Jesús en Bethania, seis días antes de su Pasión. [Regresar]

471. Para muerte que deba durar hasta la resurrección gneral, como la de los otros hombres; porque

debía recobrar la vida poco después. (San Agustín) [Regresar]

472. La enfermedad no es, por lo común, un indicio de la cólera de Dios, puesto que también la

envía a aquellos a quienes ama. [Regresar]

473. Ya hemos dicho que los judíos dividían el día en doce horas desde que salía el sol hasta que se

ponía. [Regresar]

Page 208: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

474. Jesucristo compara el tiempo de su vida a un día, cuyas horas están todas contadas, sin que el

poder de todos los hombres alcance a poderlas abreviar ni un solo momento. [Regresar]

475. La muerte en la Escritura, principalmente la de los justos, es llamada frecuentemente un sueño:

porque en ellos no debe ser mirada como pena, sino más bien como un reposo y cesación de las

miserias y trabajos de la vida. [Regresar]

476. Como una media legua. [Regresar]

477. Jesucristo viendo a Marta preocupada únicamente en las cosas de la tierra, la eleva a otros

pensamientos más altos, cuales son la resurrección y la vida del alma. [Regresar]

478. Con una fe viva y acompañada de caridad. [Regresar]

479. No morirá para siempre: la muerte será para él un estado transitorio, del que pasará a otro para

no morir nunca. (Bossuet) [Regresar]

480. Verás un efecto del poder que tengo como Dios, y que hará que me glorifiquen los hombres.

[Regresar]

481. Los profetas resucitaron a algunos muertos; pero nunca hablaron a la muerte de un modo tan

imperioso. (Bossuet) [Regresar]

482. La respuesta natural era la siguiente: Hay que creer en él, pero si creemos, ya no seremos nada,

y prefieren resistir a Dios antes que renunciar a su imperio. (Bossuet) [Regresar]

483. Este es uno de esos profundos misterios en que los juicios de Dios deben parecernos más

impenetrables, porque no podemos alcanzar en qué puede fundarse esta necesidad. La única razón

que podemos tener presente para ello, es la iniquidad del mundo, de la cual sabe Dios sacar su

gloria cuando le place, pero cuyo curso no tiene por conveniente detener siempre, valiéndose para

ello de los medios extraordinarios que su omnipotencia le suministra. (Bourdaloue) [Regresar]

484. Esto es, inducir al pecado, con el ejemplo o de otro modo cualquiera, a aquellos que están

poseídos de la inocencia y candor de los niños. [Regresar]

485. Interiormente debemos perdonar en el instante mismo en que se nos ofende, sin esperar a que

llegue el arrepentimiento; en la conducta exterior a veces es bueno y legítimo manifestarse severo

hasta que el otro se arrepienta, pero en cuanto esto se efectúa, se debe perdonar sin más tardanza.

[Regresar]

486. Parece que Jesucristo se volvió otra vez de Efrem a Galilea: el Evangelio no lo dice, pero lo da

a entender suficientemente, indicando el itinerario que siguió Jesús para volver a Jerusalén, a

mediados del mes de marzo, para la última pascua. [Regresar]

487. La versión siriaca dice así: Y los otros nueve ¿por qué no han venido contigo? [Regresar]

488. Esto es, el reino del Mesías, que los judíos creían vendría acompañado de mucha pompa y

magnificencia exterior. [Regresar]

489. Con el aparato temporal que os habéis figurado. [Regresar]

Page 209: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

490. Vendrá una época de aflicción y de tinieblas espirituales en la cual desearéis disfrutar, aunque

sea por un solo día, de la presencia visible del Hijo del hombre, pero entonces habrá que vivir de la

fe y de la privación de esos consuelos exteriores. [Regresar]

491. Por grande que sea la semejanza entre este pasaje de San Lucas y lo que dice San Mateo acerca

de la ruina de Jerusalén y del juicio final, no deben reunirse, como se ha hecho, en un solo y único

relato: el tiempo, lugar y circunstancias son muy diferentes. En San Mateo, Jesucristo se halla en el

monte del Olivar, hablando a algunos de sus discípulos con el fin de que estén alerta: aquí el Hijo de

Dios habla a los fariseos en presencia de todos sus discípulos, y les declara que su segunda venida

es la que llamará su atención, y no la primera. [Regresar]

492. Acordaos que el Señor la castigó por haberse vuelto a mirar atrás, contra la expresa orden de

Dios, a causa de la pena que sentía dejando sus bienes en Sodoma. [Regresar]

493. Así como las águilas saben hallar el cuerpo que debe servirles de alimento, así los escogidos

sabrán hallar al que debe darles la vida eterna. [Regresar]

494. El que no reciba las verdades del Evangelio con la sencillez de un niño, no formará parte de la

Iglesia. [Regresar]

495. Si me llamas bueno, me reconoces por el Mesías, y que soy Dios y hombre juntamente, porque

ninguno hay bueno sino Dios. [Regresar]

496. Locución proverbial para decir que una cosa es naturalmente imposible. Algunos hallando más

proporcionada la comparación, entienden por la voz camelus, el cable o maroma, con que se atan

las áncoras en los navíos. Otros creen que era un apuerta que había en Jerusalén llamada el agujero

de una aguja, por la cual no podía entrar un camello sino es de rodillas, y dejada la carga; y que del

mismo modo los ricos no pueden entrar por la puerta estrecha, que conduce a la vida, sino depuesta

la carga de las riquezas. Pero la interpretación que damos es la más común, puesto que para Dios

nada hay imposible, pudiendo hacer, que los ricos guarden los divinos mandamientos; que den

liberalmente y con alegría a los pobres de lo que tienen; que no sean soberbios; y que cuiden de

hacerse ricos en toda suerte de buenas obras. D. Paul, I ad Timoth., VI, 17. [Regresar]

497. Con tal que no tenga que llenar indispensables deberes de familia, ni que cumplir con graves y

legítimos compromisos. [Regresar]

498. Quiere decir que Dios desde esta vida le colmará de riquezas y consuelos espirituales, que

serán para él una superabundante remuneración de las ventajas temporales a que haya renunciado.

[Regresar]

499. Véase en el capítulo VI la explicación de las horas entre los hebreos. [Regresar]

500. El padre de familias, es el Padre Eterno; la viña es la religión; la plaza pública es toda la tierra;

los trabajadores son los hombres, que todos están obligados a trabajar por la gloria de Dios y en

beneficio de su salvación; las diferentes horas del día son las varias épocas en que Dios ha hablado

a los hombres: en la primera hora habla a Adán; en la de tercia se dirige a Noé; en la de sexta llama

a Abraham; en la de nona, se dirige a Moisés y a los israelitas, y en la de vísperas habla por medio

de Jesucristo a todos los pueblos de la tierra. (San Gregorio Papa). La venida de la noche es la

consumación de los siglos; el mayordomo es Jesucristo, encargado por su Padre de juzgar a todos

los hombres, dándole a cada uno según sus obras, y el denario es la vida eterna que se debe ganar en

la vida presente. En las murmuraciones que dejan oír algunos, el Salvador alude a los celos que

animaban a la sazón a los judíos, como si les hubiese dicho: Si os irritáis ya porque vengo para

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llamar a las naciones, ¿qué será cuando veáis que esas naciones idólatras reciben tanto como

vosotros, y antes que vosotros? Además, esta parábola se puede aplicar a cada uno de nosotros en

particular; la mañana para nosotros, es nuestra infancia; la hora de tercia es la adolescencia; la de

sexta es la juventud, que encierra el ardor de la vida en toda su fuerza; la de nona es la edad madura,

y la de vísperas, próxima a la llegada de la noche, es la vejez. (San Juan Crisóstomo) [Regresar]

501. Esto es, aquellos que han sido llamados los primeros, no recibirán su recompensa sino después

de las naciones paganas convertidas al Evangelio, porque entre la muchedumbre de los primeros

llamados, pocos han satisfecho al amo que les empleó: non in pluribus eorum beneplacitum est

Deo, como dice San Pablo. [Regresar]

502. Con Jesús iban no solamente los doce Apóstoles, sino también un crecido número de

discípulos, así como su Madre y otras santas mujeres, las que sin duda le seguían a cierta distancia,

formando un grupo separado, como se practicaba entre los judíos en las peregrinaciones religiosas.

[Regresar]

503. Porque estaban llenos de la idea de un reino temporal cuyo jefe sería Jesucristo, y así no

podían imaginarse ni tanto oprobio, ni una muerte real y verdadera. [Regresar]

504. Jesús habla del cáliz de sus padecimientos y del bautismo de su sangre. [Regresar]

505. En efecto Santiago murió a manos de Herodes, y San Juan fue desterrado a la isla de Patmos, a

causa del nombre de Jesucristo, después de haber sido echado en una caldera de aceite hirviendo

delante de una puerta de Roma. [Regresar]

506. En el testo griego falta a vosotros. [Regresar]

507. Aunque Jesucristo murió por todos los hombres, no todos, sin embargo, reciben los beneficios

que resultan de su muerte; sólo reciben estos beneficios, aquellos a quienes son aplicables los

méritos de su Pasión. [Regresar]

508. Este ciego no pide riquezas, sino luz. Sírvanos su ejemplo para pedir al Señor, no bienes

perecederos, sino la luz de la fe, y esa luz inefable a cuyo beneficio los escogidos ven a Dios en

toda su gloria. (San Gregorio el Grande) [Regresar]

509. Como habían oído decir a Jesús que había venido a buscar y a salvar lo que había perecido, y

como le veían en camino hacia Jerusalén para cumplir allí una misión muy elevada, se figuraban

cada vez más que iba a levantar de sus ruinas el reino de Israel. [Regresar]

510. Este hombre noble es el mismo Jesucristo; la tierra distante es la Judea, adonde había bajado, y

la cual le dijo: No tenemos más rey que el César. [Regresar]

511. Llamábase mina a una libra ática, que constaba de cien dracmas y estas contenían doce onzas y

media, y valían ciento y sesenta dos reales vellón. [Regresar]

512. Con estas palabras da Jesús a entender que no se trata de un reino temporal como muchos se lo

figuraban. [Regresar]

513. Dos veces hemos explicado ya el sentido de estas palabras. [Regresar]

Page 211: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

514. Así fue ejecutado por las armas de los romanos, que castigaron a los judíos rebeldes delante

del altar y del templo. Puede esto entenderse también de la sentencia contra los réprobos, que no

han querido someterse al imperio de Jesucristo. [Regresar]

515. San Mateo que no ha hablado nada del ciego que fue curado antes de la entrada de Jesús en

Jerichó, reúne en su narración ambos milagros. [Regresar]

516. Así pues Lázaro no había vuelto a la vida en apariencia y por sólo algunos instantes, como

algunos filósofos suponen, sino que recobró la vida verdadera, y todos los ejercicios propios de la

salud. [Regresar]

517. Los judíos y los pueblos del Asia acostumbraban a ungir así a todos los personajes de

distinción. (San Jerónimo) [Regresar]

518. El ejemplo de la piedad de estas santas mujeres ha llenado la Iglesia de su buen olor. (Bossuet)

[Regresar]

519. Para obscurecer de este modo el milagro de su resurrección, mostrando al menos que el

Salvador no había podido conservarle en vida largo tiempo, como si con esta clase de muerte

hubiesen podido atar las manos a Dios. (Bossuet) [Regresar]

520. El domingo, cinco días antes de la Pasión. [Regresar]

521. Hosanna, palabra hebrea, que quiere decir salvad, yo os ruego. Era una fórmula de bendición,

que se aplicaba cuando se deseaba bien a alguno. [Regresar]

522. Véanse más adelante las explicaciones de Bossuet sobre este punto. [Regresar]

523. Sobre las ropas o vestidos que habían puesto. Esto era señal de honra y reconocimiento de un

nuevo rey. Otros entienden sobre el asna y sobre el pollino; no al mismo tiempo, porque ni esto era

posible ni decente, sino sobre uno de ellos y más bien sobre el pollino, como lo creyó San Jerónimo,

y como parece inferirse de San Marcos, San Lucas y San Juan que sólo hablan del pollino.

[Regresar]

524. Esto es, a la ciudad de Jerusalén. [Regresar]

525. En que has sido visitada: en que Dios se te ha manifestado en mi persona, convidándote con su

gracia, y perfecta reconciliación. [Regresar]

526. En el atrio del templo, como ya hemos dicho en los capítulos antecedentes. [Regresar]

527. Véanse en el capítulo VII las reflexiones que hace San Jerónimo sobre esta manifestación del

poder del Salvador. [Regresar]

528. Y por consiguiente en ningún caso y bajo ningún pretexto puede transformarse en un lugar de

tráfico. [Regresar]

529. Estas palabras se hallan en el salmo VIII, y como los Salmos estaban en uso entre los judíos, la

respuesta del Salvador no tenía réplica. [Regresar]

Page 212: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

530. El Hijo de Dios indica a sus discípulos por medio de esta parábola, que los gentiles le

conocerán después de su muerte: y por lo que sigue inmediatamente insinúa que sus Apóstoles

deberán predicarles su palabra, a costa de su sangre y de su vida. [Regresar]

531. Jesucristo indica con esto su Pasión, y se turba con el horror de su suplicio. [Regresar]

532. Por la ley, se deben entender los Profetas y toda la Sagrada Escritura. [Regresar]

533. Ya sabía que no hallaría nada, pero tomaba aquel pretexto para instruir a sus discípulos.

[Regresar]

534. Los vendedores, arrojados la víspera, habían vuelto al otro día, instigados sin duda por los

príncipes de los sacerdotes y los fariseos. [Regresar]

535. Esto es, que lleva a la vida eterna a aquellos que fielmente se someten a él. [Regresar]

536. Figura que emplea para grabar mejor en el ánimo de sus discípulos, la verdad de que, con la fe,

se vencen los obstáculos más difíciles en apariencia. [Regresar]

537. Con tal de que sea legítima nuestra demanda, esto es, que tenga por fin la gloria de Dios,

nuestra salvación y el bien de nuestros hermanos. [Regresar]

538. Quiere decir: Cuando oráreis estad bien persuadidos de que Dios puede hacer lo que le pedís, y

que su bondad infinita os lo concederá cuando llegue el día. [Regresar]

539. Ni se debe tener una confianza ilimitada en las palabras de los que prometen mucho, ni

tampoco se debe desesperar de aquellos que parecen rebeldes a todo. A veces los grandes crímenes

están menos lejos de la penitencia, que esa insulsa e ineficaz política, por la cual nos creemos

obligados a prometer muchas cosas sin un verdadero deseo de cumplirlas. [Regresar]

540. El padre de familias, es Dios; la viña es la nación judía; la torre con el lagar, es el templo de

Jerusalén con los sacrificios que en él se ofrecían; los labradores son los magistrados y los doctores,

a quienes había el Señor encomendado el gobierno de la nación; los siervos enviados a los

labradores, son los profetas, y le hijo, es Jesucristo, que fue muerto fuera de Jerusalén. [Regresar]

541. Comprendiendo entonces los príncipes de los sacerdotes que le oían, que Jesucristo hablaba de

ellos. [Regresar]

542. Jesucristo desechado como una mala piedra por los jefes del pueblo judío encargados de

trabajar en el edificio del Señor, se ha vuelto la piedra angular o fundamental del mismo edificio.

[Regresar]

543. Se os quitará la verdadera religión, el honor de ser el pueblo de Dios, y será dado a los gentiles.

[Regresar]

544. Las bondas son la alianza de Jesucristo, Hijo de Dios, con su Iglesia; los siervos que fueron a

buscar a los convidados, son los profetas enviados diferentes veces a los israelitas, quienes se

negaron a oírles o los mataron. [Regresar]

545. Los romanos, enviados a la Judea, por la cólera de Dios, mataron allí más de un millón de

hombres, hicieron noventa mil prisioneros, quemaron el templo y la ciudad, y dispersaron los restos

de esta nación culpable. [Regresar]

Page 213: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

546. Esto es, que no había querido, o no se había acordado de ponerse la vestidura de boda que daba

el rey a los que se sentaban a su mesa, como era costumbre antigua entre los orientales. [Regresar]

547. Esto es, personas de la corte de Herodes el tetrarca, príncipe muy adicto a los intereses del

emperador romano. [Regresar]

548. El pueblo judío alimentaba el pensamiento de que no podían avasallarle los infieles.

Decidiéndose Jesucristo contra el tributo, le entregaban a los magistrados, y si hubiese dicho que no

había que pagarle, excitaban el pueblo contra él. (Bossuet) [Regresar]

549. Los saduceos alegan aquí una innoble fábula para argumentar contra uno de los más

importantes puntos de la religión. ¡Cuántas veces imitan este triste ejemplo, los herejes, los

libertinos, y los que se llaman filósofos! [Regresar]

550. Como los escribas creían la resurrección de los muertos, que el Hijo de Dios acababa de

apoyar de una manera tan divina, no podían menos de aprobar su doctrina y respuesta. [Regresar]

551. La obligación de amarse recíprocamente es igual en todos los hombres, y para todos ellos; pero

como es imposible servirlos a todos del mismo modo, tenemos necesariamente que limitarnos a

servir a aquellos que el tiempo o las circunstancias han hecho que nos toquen más de cerca.

(Bossuet) [Regresar]

552. El Cristo era hijo de David, por la naturaleza humana que de él había tomado, pero ante todo,

era Hijo de Dios, y Jesucristo desea que no se olvide esto. [Regresar]

553. Llamábanse así las cintas o bandas de pergamino en que tenían escritas algunas sentencias de

los libros sagrados, que los israelitas llevaban en forma de corona sobre su frente y alrededor de sus

brazos. Los fariseos para parecer más religiosos las llevaban mán anchas. [Regresar]

554. La Ley obligaba a los judíos a llevar en los remates de sus capas unas orlas o franjas de color

de jacinto, y los fariseos afectaban llevarlas más largas. [Regresar]

555. Jesucristo no condena los nombres de maestro y de padre, pero prohibe que se den estos títulos

a otro que a Dios, en toda la acepción de la palabra. [Regresar]

556. Un prosélito era un pagano que se convertía al judaísmo. [Regresar]

557. Porque dejando a los gentiles convertidos los vicios del paganismo, les comunicaban además

sus propios vicios, sus errores y su hipocresía. [Regresar]

558. ¡Oh cuántos hay que dicen todavía en su interior: el templo y el altar nada son; la ofrenda es lo

que vale, y no sólo debemos tratar de que permanezca ahí siempre, sino que debemos hacer por

aumentarla como lo más precioso que tiene la religión! (Bossuet) [Regresar]

559. En la nueva ley, lejos de ser el altar el que santifica a la víctima, es la víctima la que santifica

el altar, el templo, y todo cuanto se ofrece en él. (Bossuet) [Regresar]

560. Esto es: Manifestáis mucha veneración por los profetas cuando ya están muertos, y no vienen a

reprenderos por vuestras iniquidades; pero cuando están vivos, y os echan en cara vuestra

hipocresía, entonces conspiráis contra su vida. (Bossuet) [Regresar]

Page 214: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

561. Después de haber leído atentamente un crecido número de disertaciones sobre este pasaje del

Evangelio, nos ha parecido conveniente decidirnos por la opinión de Orígenes, en la cual abundan

también San Gregorio de Nisa, y Eutimio, diciendo con él que se trata aquí de Zacarías padre de

Juan Bautista, cuyo asesinato databa apenas de treinta años. -Filium Barachiae puede significar, el

hijo de un hombre bendito de Dios-. En tiempo de Orígenes, se creía, según la tradición, que

Zacarías, padre de Juan Bautista, había sido muerto en el espacio que existía entre el templo y el

altar de los holocaustos. [Regresar]

562. Esto es: Hasta que me reconozcáis por el Mesías enviado de Dios. Los judíos le reconocerán

cuando se acerque el juicio final. [Regresar]

563. El cuadrante era la cuarta parte del as, y así significa el valor de una moneda de cobre, que por

pesar tres onzas se llamaba teruntius, que quiere decir un cuarto. [Regresar]

564. Josefo escribe con particularidad la magnificencia y riqueza de los presentes hechos al Señor

en el templo de Jerusalén, y que pertenecían a su tesoro. [Regresar]

565. Esta profecía se cumplió a la letra durante todo el tiempo que transcurrió desde la muerte de

Jesucristo hasta la ruina de Jerusalén. [Regresar]

566. Para que deis testimonio de mi doctrina delante de ellos. [Regresar]

567. Cuando acaeció la ruina de Jerusalén, ya había sido anunciado el Evangelio, al menos en

compendio, en todas las regiones del mundo conocidas entonces, como lo afirma San Pablo en sus

Epístolas: por lo que toca al fin del mundo, cuya figura es la ruina de Jerusalén, no llegará hasta que

la luz del Evangelio haya alumbrado a toda la tierra. [Regresar]

568. Estos últimos versículos son relativos al fin del mundo. Como en toda esta profecía se trata de

dos acontecimientos distintos, y sin embargo ligados entre sí, por medio de íntimas relaciones, no se

debe extrañar que el Hijo de Dios hable de ellos separadamente, y a veces de los dos juntos.

[Regresar]

569. Muchos intérpretes piensan que se alude aquí a las águilas romanas que se consideraban como

los genios del imperio, y a las que se rendían un culto supersticioso. [Regresar]

570. Como hicieron los cristianos que huyeron en efecto hacia los montes en la ciudad de Pella,

según afirman los historiadores: por esto no se sabe que hayan padecido en Jerusalén, ni que haya

habido allí ninguno de ellos durante el sitio puesto por Tito. (Bossuet) [Regresar]

571. Los techos de las casas eran azoteas, que tenían ordinariamente la subida por fuera. [Regresar]

572. Así como aparecieron falsos profetas y falsos Cristos antes de la ruina de Jerusalén, así

también se presentarán otros nuevos antes del fin del mundo. [Regresar]

573. Se saldrán de sus puestos, como si cayeran, o desaparecerán como si hubieran caído.

[Regresar]

574. La bóveda del cielo, que llamáis firmamento, o la solidez por excelencia, se conmoverá hasta

el punto de que los astros tropezarán unos contra otros. [Regresar]

575. Una cruz sangrienta y luminosa aparecerá en el cielo, como para reemplazar a los astros

confundidos. [Regresar]

Page 215: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

576. Esta palabra se cumplió a la letra en la ruina de Jerusalén, que fue destruida cuarenta años

después de la predicción. Es aplicable también al fin del mundo, entendiéndose por esta generación

todo el género humano. [Regresar]

577. El Hijo no lo sabe como hombre, porque es un secreto de la Divinidad. [Regresar]

578. El uno será tomado para ir delante del Señor, y para ser elevado al cielo en compañía de los

santos; y el otro será dejado y quedará cosido con la tierra, para ser sepultado en los infiernos como

réprobo, y para no tener parte en la herencia del Señor. [Regresar]

579. Esto es, comparecer con buen ánimo y buena confianza. [Regresar]

580. ¿Quién es el señor y quiénes son los siervos? El señor es el mismo Jesucristo; su familia, es su

Iglesia católica, difundida por todo el mundo, y los siervos son principalmente los obispos y los

sacerdotes. (San Fulgencio) [Regresar]

581. Era costumbre entre los judíos que el esposo, acompañado de sus amigos, fuese por la noche a

buscar a su mujer para llevársela a su casa. Las amigas de la esposa, convidadas a la ceremonia,

salían al encuentro del esposo con lámparas o antorchas encendidas y después de introducirle en

casa de la esposa, acompañaban a los dos a la casa nupcial, donde participaban del gozo de la fiesta.

[Regresar]

582. No son personas viciosas ni insensibles, ni dejan de practicar enteramente las buenas obras,

pero principian muchas cosas sin acabar ninguna. ¡Cuántos hay que perecerán de este modo!

(Bossuet) [Regresar]

583. Trataron de comprarlo, pero no pudieron por no haberlo hallado; y para volverse después a

casa del esposo, tienen que andar a obscuras. [Regresar]

584. Aplicación de la parábola. Las diez vírgenes son todos los cristianos; la lámpara, es la fe; el

aceite, es la caridad; la tardanza del esposo, es el tiempo que nos separa del juicio final; el sueño de

las vírgenes, es la muerte de los cristianos; los gritos que las despertaron a media noche, es la

resurrección general, en cuyo momento cada cual hallara solo en su lámpara el aceite que haya

puesto en reserva antes de la muerte: entonces, que nadie trate de comprarlo, pues ya no queda

recurso ninguno ni aun en la oración y la penitencia. La sala de las bodas, es el cielo, cuyas puertas

quedarán cerradas eternamente para todos aquellos cuya fe y obras no hayan sido acompañadas de

la caridad. [Regresar]

585. Jesucristo, estando para subir al cielo, confió a los hombres varios talentos para que sacaran

producto de ellos, y varios cargos que ejercer en su Iglesia. [Regresar]

586. La medida de los dones de Dios no es igual para todos; pero todos se hallan obligados a

trabajar en su Iglesia, según la medida de los dones que han recibido. [Regresar]

587. Tal es la excusa de los cristianos sin valor, pues siempre creen que el Señor les pide

demasiado. [Regresar]

588. Se sobreentiende: como hacen los avaros en cuyo número me cuentas. [Regresar]

589. El cristiano cobarde será despojado de todos los dones que haya recibido de Dios, en tanto que

el discípulo ferviente será recompensado de su celo, con un aumento de gracias en esta vida, y una

gloria inefable en la otra. [Regresar]

Page 216: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

590. Todas las buenas obras de los justos serán recompensadas. Si Jesucristo no habla aquí más que

de las obras de misericordia, es porque la misericordia es el medio más fácil de salvación, y porque

sin ella no hay que esperar una sentencia favorable en el último día. [Regresar]

591. El griego dice: y los Escribas. [Regresar]

592. La afluencia de gente en Jerusalén durante los días de la Pascua era tan grande, que una

manifestación en favor de Jesús habría podido traer fatales consecuencias para los que estaban

concertando su muerte. [Regresar]

593. No debe confundirse esta comida en casa de Simón el leproso, en la cual una mujer derramó un

bálsamo sobre la cabeza de Jesús, con otra que hizo el Señor en casa de Marta y de María, en la cual

le ungieron con bálsamo los pies, uso muy general entre los judíos y otros pueblos del Asia, cuando

se trataba de personas de distinción. (San Jerónimo) [Regresar]

594. Quién no ha de admirarse al ver como se ha cumplido esta profecía del Salvador desde hace

más de diez y ocho siglos, y al ver un hecho, tan poco importante en apariencia, celebrado por toda

la tierra, mientras hay tantos rasgos de heroísmo sumergidos en el olvido más profundo! [Regresar]

595. Estos magistrados eran de los levitas destinados a la custodia del templo y estaban en él de

guardia. [Regresar]

596. El jueves. Como Bethania no distaba de Jerusalén más que un cuarto de legua, los dos

discípulos tuvieron tiempo para prepararlo todo, y volver adonde Jesús estaba. [Regresar]

597. En la que se debía inmolar el Cordero pascual. [Regresar]

598. El tiempo de mi pasión y de salir yo de este mundo. [Regresar]

599. Esto es, cuando la aparición de las estrellas indicaba que había llegado el viernes. [Regresar]

600. Después de haberse comido el cordero. [Regresar]

601. No era la Pascua legal, que iba a acabarse ya, la que Jesucristo había deseado con tanto ardor

comer con sus discípulos, sino la Pascua de la nueva alianza. (Bossuet) [Regresar]

602. Este no es el cáliz que consagró después; porque cuando los judíos celebraban la Pascua, el

que hacía de cabeza en la mesa, daba la bendición al primer vaso de vino, y después de haber

bebido, lo presentaba a los otros, y bebían de él todos por su orden. [Regresar]

603. Antes de la institución de la Eucaristía. Por lo que aquí se refiere y se lee también en los otros

Evangelistas, se ve que el Señor, acabada la cena legal, lavó los pies a sus discípulos, como una

señal de la pureza y preparación con que habían de recibir la Eucaristía que instituyó después y les

dio. [Regresar]

604. Esto es, el manto o ropa que le podía servir de embarazo para la obra que iba a hacer.

[Regresar]

605. Ya en otra ocasión dijo Jesucristo a sus discípulos: ¿No os he escogido a los doce? y sin

embargo hay un demonio entre vosotros. En este momento alude también a la traición de Judas.

[Regresar]

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CAPITULO L

Jesús, en el cenáculo de Jerusalém, y durante la cena que siguió a la Pascua legal, continúa

instruyendo a sus discípulos, y anuncia de nuevo la traición de Judas.- Instituye el sacramento

de la Eucaristía.- Vuelve a hablar de la traición que tienen tramada contra él.- Recomienda a

todos la humildad, la obligación de amar a sus hermanos, y anuncia que Pedro le negará tres

veces.

[1] En verdad, en verdad os digo: El que recibe al que yo enviare, a mí me recibe: y quien me recibe

a mí, recibe a aquel que me envió.

[2] Cuando esto hubo dicho Jesús, se turbó en el espíritu: y cuando ellos estaban sentados, y

comiendo a la mesa, protestó (606), y les dijo: En verdad os digo, que uno de vosotros que come

conmigo, me entregará.

[3] El Hijo del hombre va ciertamente (607), como está escrito de él: pero ay de aquel hombre por

quien será entregado el Hijo del hombre: mas le valiera a aquel hombre no haber nacido.

[4] Y los discípulos se miraban los unos a los otros, dudando de quién decía.

[5] Y ellos comenzaron a preguntarse unos a otros, cuál de ellos sería, el que esto había de hacer.

[6] Y muy llenos de tristeza, cada uno comenzó a decir: ¿Por ventura soy yo, Señor?

[7] Y él respondió, y dijo: El que mete conmigo la mano en el plato, ese es el que me entregará.

[8] Y respondiendo Judas, que lo entregó, dijo: ¿Soy yo por ventura, Maestro? Dícele: Tú lo has

dicho (608).

[9] Y estando ellos comiendo, tomó Jesús el pan, dio gracias, y bendiciéndolo, lo partió, y lo dio a

sus discípulos, diciendo: Tomad, y comed: este es mi Cuerpo, que es dado por vosotros: esto haced

en memoria de mí.

[10] Y asimismo el cáliz, después de haber cenado, dio gracias, y se les dio, diciendo: Bebed de este

todos.

[11] Porque esta es mi sangre (609) del Nuevo Testamento (610), que será derramada por vosotros,

y por muchos, para remisión de pecados (611). Haced esto, cuantas veces lo bebiéreis, en memoria

de mí (612).

[12] Porque cuantas veces comiéreis este pan, y bebiéreis este cáliz: anunciaréis la muerte del

Señor, hasta que venga (613).

[13] Pero ved ahí que la mano del que me entrega, conmigo está a la mesa.

[14] Y en verdad el Hijo del hombre va, según lo que está decretado: ¡mas ay de aquel hombre, por

quien será entregado!

[15] Y uno de sus discípulos, al cual amaba Jesús (614), estaba recostado a la mesa en el seno de

Jesús (615).

[16] A este pues hizo una seña Simón Pedro, y le dijo: ¿Quién es de quien habla?

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[17] El entonces recostándose sobre el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?

[18] Jesús le respondió: Aquel es, a quien yo diere el pan mojado. Y mojando el pan, se lo dio a

Judas, hijo de Simón Iscariotes.

[19] Y tras el bocado entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: Lo que haces, hazlo presto.

[20] Mas ninguno de los que estaban a la mesa supo por qué se lo decía.

[21] Porque algunos pensaron, que por que Judas traía la bolsa, le había dicho Jesús: Compra lo que

habemos menester para el día de la fiesta: o que diese algo a los pobres.

[22] Y cuando él hubo tomado el bocado, se salió luego fuera. Y era de noche.

[23] Y como hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del hombre: y Dios es glorificado

en él (616).

[24] Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará a él en sí mismo: y luego le glorificará.

[25] Y se movió también entre ellos contienda, cuál de ellos parecía ser el mayor.

[26] Mas él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas: y los que tienen poder sobre

ellas, son llamados bienhechores (617).

[27] Mas vosotros no así (618): antes el que es mayor entre vosotros, hágase como el menor: y el

que precede, como el que sirve (619).

[28] Porque ¿cuál es mayor, el que está sentado a la mesa, o el que sirve? ¿no es mayor el que está

sentado a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros, así como el que sirve.

[29] Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones.

[30] Y por esto dispongo yo del reino para vosotros, como mi Padre dispuso de él para mí.

[31] Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino: y os sentéis sobre tronos, para juzgar a las

doce tribus de Israel.

[32] Y dijo más el Señor: Simón, Simón, mira, que Satanás os ha pedido para zarandearos como

trigo (620):

[33] Mas yo he rogado por ti, que no falte tu fe: y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.

[34] Hijos, aun estoy un poco con vosotros. Me buscaréis, y así como dije a los Judíos: Adonde yo

voy, vosotros no podéis venir: lo mismo digo ahora a vosotros.

[35] Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado,

para que vosotros os améis también entre vosotros mismos (621).

[36] En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviéreis caridad entre vosotros.

[37] Simón Pedro le dijo: Señor, ¿adónde vas? Respondió Jesús: Adonde yo voy, no me puedes

ahora seguir: mas me seguirás después.

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[38] Pedro le dice: ¿Por qué no te puedo seguir ahora? Aparejado estoy para ir contigo aun a cárcel,

y a muerte: mi alma pondré por ti.

[39] Jesús le respondió: ¿Tu alma pondrás por mí? En verdad, en verdad te digo: Que no cantará el

gallo (622), sin que me hayas negado tres veces. Y les dijo:

[40] Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin calzado, ¿por ventura os faltó alguna cosa?

[41] Y ellos respondieron: Nada. Luego les dijo: Pues ahora quien tiene bolsa, tómela; y también

alforja: y el que no la tiene, venda su túnica, y compre espada (623).

[42] Porque os digo, que es necesario que se vea cumplido en mí aun esto que está escrito: Y fue

contado con los inicuos. Porque las cosas, que miran a mí, tienen su cumplimiento.

[43] Mas ellos respondieron: Señor, he aquí dos espadas (624). Y él les dijo: Basta (625).

CAPITULO LI

El Señor consuela a sus discípulos en el cenáculo de Jerusalém la víspera de su muerte, y

declara que hay muchas moradas para ellos en la casa de su Padre; que tanto él como su

Padre nunca los perderán de vista, y que las tres personas divinas estarán siempre con ellos,

con tal que permanezcan unidos a su jefe, como el sarmiento está unido a la vid.

[1] No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí.

[2] En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si así no fuera, yo os lo hubiera dicho: Pues voy a

aparejaros el lugar.

[3] Y si me fuere, y os aparejare lugar: vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que en donde

yo estoy, estéis también vosotros.

[4] También sabéis adonde yo voy, y sabéis el camino.

[5] Thomás le dice: Señor, no sabemos adonde vas: pues ¿cómo podemos saber el camino?

[6] Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida (626): Nadie viene al Padre, sino por mí.

[7] Si me conociéseis a mí, ciertamente conociérais también a mi Padre: y desde ahora le

conoceréis, y lo habéis visto.

[8] Phelipe le dice: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.

[9] Jesús le dice: ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me habéis conocido? Phelipe, el

que me ve a mí, ve también al Padre. ¿Cómo pues tú dices: Muéstranos al Padre?

[10] ¿No creéis que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las

hablo de mí mismo. Mas el Padre, que está en mí, él hace las obras.

[11] ¿No creéis que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí?

[12] Y sino creedlo por las mismas obras. En verdad, en verdad os digo: El que en mí cree, él

también hará las obras que yo hago, y mayores que estas hará (627): porque o voy al Padre (628).

Page 220: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[13] Y todo lo que pidiéreis al Padre en mi nombre, yo lo haré: para que sea el Padre glorificado en

el Hijo.

[14] Si algo me pidiéreis en mi nombre, lo haré.

[15] Si me amáis, guardad mis mandamientos.

[16] Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador paa que more siempre con vosotros (629),

[17] El espíritu de la verdad, a quien no puede recibir el mundo (630), porque ni lo ve, ni lo conoce;

mas vosotros lo conoceréis: porque morará con vosotros, y estará en vosotros.

[18] No os dejaré huérfanos: vendré a vosotros.

[19] Todavía un poquito: y el mundo ya no me ve. Mas vosotros me veis: porque yo vivo, y

vosotros viviréis.

[20] En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros

(631).

[21] Quien tiene mis mandamientos, y los guarda, aquel es el que me ama. Y el que me ama, será

amado de mi Padre: y yo le amaré, y me le manifestaré a mí mismo.

[22] Le dice entonces Judas (632), no aquel Iscariotes: Señor, ¿qué es la causa, que te has de

manifestar a nosotros, y no al mundo?

[23] Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y

vendremos a él, y haremos morada en él.

[24] El que no me ama, no guarda mis palabras. Y la palabra que habéis oído, no es mía: sino del

Padre, que me envió.

[25] Estas cosas os he hablado estando con vosotros.

[26] Y el Consolador, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, él os enseñará todas las

cosas, y os recordará todo aquello que yo os hubiere dicho.

[27] La paz os dejo, mi paz os doy: no os la doy yo como la da el mundo. No se turbe vuestro

corazón, ni se acobarde.

[28] Ya habéis oído que os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amáseis, os gozaríais

ciertamente, porque voy al Padre: porque el Padre es mayor que yo (633).

[29] Y ahora os lo he dicho antes que sea: para que lo creáis, cuando fuere hecho.

[30] Ya no hablaré con vosotros muchas cosas, porque viene el príncipe de este mundo, y no tiene

nada en mí.

[31] Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como me dio el mandamiento el Padre,

así hago. Levantaos: y vamos de aquí (634).

[32] Yo soy la verdadera vid: y mi Padre es el labrador.

Page 221: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[33] Todo sarmiento que no diere fruto en mí, lo quitará: y todo aquel que diere fruto, lo limpiará,

para que de más fruto.

[34] Vosotros ya estáis limpios por la palabra, que os he hablado.

[35] Estad en mí: y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede de sí mismo llevar fruto, si no

estuviere en la vid: así ni vosotros, sino estuviéreis en mí.

[36] Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: el que está en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto:

porque sin mí no podéis hacer nada.

[37] El que no estuviere en mí será echado fuera, así como el sarmiento, y se secará, y lo cogerán, y

lo meterán en el fuego, y arderá.

[38] Si estuviéreis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pediréis cuanto quisiéreis, y os será

hecho.

[39] En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y en que seáis mis discípulos

(635).

[40] Como el Padre me amó, así también yo os he amado. Perseverad en mi amor.

[41] Si guardáreis mis mandamientos, perseveraréis en mi amor, así como yo también he guardado

los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor.

[42] Estas cosas os he dicho: para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.

[43] Este es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros, como yo os amé.

[44] Ninguno tiene mayor amor que este, que es poner su vida por su amigos.

[45] Vosotros sois mis amigos, si hiciéreis las cosas que yo os mando.

[46] No os llamaré ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Mas a vosotros os he

llamado amigos: porque os he hecho conocer todas las cosas, que he oído de mi Padre.

[47] No me elegísteis vosotros a mí: mas yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis, y

llevéis fruto: y que permanezca vuestro fruto: para que os de el Padre todo lo que le pidiéreis en mi

nombre.

CAPITULO LII

Jesús continúa instruyendo a sus discípulos en el Cenáculo, la víspera de su muerte; les alienta

contra el odio del mundo y las persecuciones, anunciándoles que tendrán consigo al Espíritu

Consolador; les dice que se separa de ellos, pero para volver; y por último les advierte que no

les hablará ya más por parábolas, sino claramente y en lenguaje de amigo.

[1] Esto os mando, que os améis los unos a los otros.

[2] Si el mundo os aborrece: sabed que me aborreció a mí antes que a vosotros (636).

[3] Si fuérais del mundo, el mundo amaría lo que era suyo: mas porque no sois del mundo, antes yo

os escogí del mundo, por eso os aborrece el mundo.

Page 222: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[4] Acordaos de mi palabra, que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí han

perseguido, también os perseguirán a vosotros: si mi palabra han guardado, también guardarán la

vuestra.

[5] Mas todas estas cosas os harán por causa de mi nombre: porque no conocen a aquel que me ha

enviado.

[6] Si no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado (637): mas ahora no tienen

excusa de su pecado.

[7] El que me aborrece, también aborrece a mi Padre.

[8] Si no hubiese hecho entre ellos obras, que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado: mas ahora,

y las han visto, y me aborrecen a mí, y a mi Padre.

[9] Mas para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Que me aborrecieron de grado.

[10] Pero cuando viniere el Consolador que yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, que

procede del Padre, él dará testimonio de mí.

[11] Y vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.

[12] Esto os he dicho para que no os escandalicéis (638).

[13] Os echarán de las Sinagogas: mas viene la hora en que cualquiera que os mate, pensará que

hace servicio a Dios.

[14] Y os harán esto, porque no conocieron al Padre, ni a mí.

[15] Mas esto os he dicho: para que cuando viniere la hora, os acordéis de ello, que yo os lo dije.

[16] No os dije estas cosas al principio, porque estaba con vosotros. Mas ahora voy a aquel que me

envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿adónde vas?

[17] Antes porque os he dicho estas cosas, la tristeza ha ocupado vuestro corazón.

[18] Mas yo os digo la verdad: que conviene a vosotros que yo me vaya: porque si no me fuere, no

vendrá a vosotros el Consolador: mas si me fuere, os lo enviaré.

[19] Y cuando él viniere, argüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio.

[20] De pecado ciertamente: porque no han creído en mí.

[21] Y de justicia: porque voy al Padre, y ya no me veréis:

[22] Y de juicio: porque el príncipe de este mundo ya es juzgado (639).

[23] Aun tengo que deciros muchas cosas: mas no las podéis llevar ahora.

[24] Mas cuando viniere aquel Espíritu de verdad, os enseñará toda la verdad (640). Porque no

hablará de sí mismo: mas hablará todo lo que oyere (641), y os anunciará las cosas que han de

venir.

Page 223: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[25] El me glorificará: porque de lo mío tomará, y lo anunciará a vosotros.

[26] Todas cuantas cosas tiene el Padre, mías son. Por eso os dije: Que de lo mío tomará, y lo

anunciará a vosotros.

[27] Un poco, y ya no me veréis: y otro poco, y me veréis: porque voy al Padre.

[28] Entonces algunos de sus discípulos se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un

poco, y no me veréis: y otro poco, y me veréis, y porque voy al Padre?

[29] Y decían (642): ¿Qué es esto que nos dice, Un poco? no sabemos lo que dice.

[30] Y entendió Jesús que le querían preguntar, y les dijo: Disputáis entre vosotros de esto que dije:

Un poco, y no me veréis: y otro poco, y me veréis.

[31] En verdad, en verdad os digo: Que vosotros lloraréis, y gemiréis, mas el mundo se gozará: y

vosotros estaréis tristes, mas vuestra tristeza se convertirá en gozo.

[32] La mujer cuando pare está triste, porque viene su hora: mas cuando ha parido un niño, ya no se

acuerda del apuro por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo.

[33] Pues también vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza, mas otra vez os he de ver, y se gozará

vuestro corazón: y ninguno os quitará vuestro gozo.

[34] Y en aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: Que os dará el Padre

todo lo que pidiéreis en mi nombre (643).

[35] Hasta aquí no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea

cumplido.

[36] Estas cosas os he hablado en parábolas. Viene la hora en que ya no os hablaré por parábolas:

mas os anunciaré claramente de mi Padre.

[37] En aquel día pediréis en mi nombre: y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros:

[38] Porque el mismo Padre os ama, porque vosotros me amásteis, y habéis creído que yo salí de

Dios.

[39] Salí del Padre, y vine al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.

[40] Sus discípulos le dicen: He aquí ahora hablas claramente, y no dices ningún proverbio.

[41] Ahora conocemos, que sabes todas las cosas, y que no es menester que nadie te pregunte: en

esto creemos, que has salido de Dios.

[42] Jesús les respondió: ¿Ahora creeis?

[43] He aquí viene, y ya es venida la hora, en que seáis esparcidos cada uno por su parte, y que me

dejéis solo: mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

[44] Esto os he dicho, para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis apretura: mas tened

confianza, que yo he vencido al mundo.

Page 224: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

CAPITULO LIII

Jesús, en el Cenáculo, la víspera de su Pasión, ruega a su Padre por sus discípulos, y por todos

cuantos crean en él.- Dirigiéndose luego al monte del Olivar, anuncia a sus discípulos que

dentro de poco le abandonarán todos.- Tristeza y agonía de Jesús en el huerto de Gethsemaní.

[1] Estas cosas dijo Jesús: y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, vino la hora, glorifica a tu Hijo,

para que tu Hijo te glorifique a ti (644).

[2] Como le has dado poder sobre toda carne, para que todo lo que le diste a él, les de a ellos vida

eterna (645).

[3] Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti solo Dios verdadero, y a Jesucristo a quien

enviaste (646).

[4] Yo te he glorificado sobre la tierra: he acabado la obra, que me diste a hacer.

[5] Ahora pues, Padre, glorifícame tú en ti mismo con aquella gloria, que tuve en ti, antes que fuese

el mundo.

[6] He manifestado tu nombre a los hombres, que me diste del mundo: tuyos eran, y me los diste

(647) a mí, y guardaron tu palabra.

[7] Ahora han conocido, que todas las cosas, que me diste, de ti son.

[8] Porque les he dado las palabras, que me diste: y ellos las han recibido, y han conocido

verdaderamente, que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

[9] Yo ruego por ellos: No ruego por el mundo (648), sino por estos, que me diste, porque tuyos

son:

[10] Y todas mis cosas son tuyas, y las tuyas son mías: y en ellas he sido clarificado.

[11] Y ya no estoy en el mundo, mas estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guarda por

tu nombre a aquellos, que me diste: para que sean una cosa, como también nosotros (649).

[12] Mientras que yo estaba con ellos, los guardaba en tu nombre. Guardé a los que me diste, y no

pereció ninguno de ellos, sino el hijo de perdición (650), para que se cumpliese la Escritura.

[13] Ma ahora voy a ti, y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.

[14] Yo les di tu palabra, y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy

del mundo.

[15] No te ruego, que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

[16] No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo.

[17] Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad.

[18] Como tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al mundo.

[19] Y por ellos yo me santifico a mí mismo: para que ellos sean también santificados en verdad.

Page 225: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[20] Mas no ruego tan solamente por ellos, sino también por los que han de creer en mí por la

palabra de ellos:

[21] Para que sean todos una cosa, así como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que también sean ellos una

cosa en nosotros: para que el mundo crea, que tú me enviaste (651).

[22] Yo les he dado la gloria, que tú me diste: para que sean una cosa, como también nosotros

somos una cosa.

[23] Yo en ellos, y tú en mí: para que sean consumados en una cosa: y que conozca el mundo, que

tú me has enviado, y que los has amado, como también me amaste a mí.

[24] Padre, quiero que aquellos, que tú me diste, estén conmigo en donde yo estoy: para que vean

mi gloria, que tú me diste: porque me has amado antes del establecimiento del mundo.

[25] Padre justo, el mundo no te ha conocido: mas yo te he conocido: y estos han conocido que tú

me enviaste.

[26] Y les hice conocer tu nombre, y se lo haré conocer: para que el amor, con que me has amado,

esté en ellos, y yo en ellos.

[27] Cuando Jesús hubo dicho estas cosas, y dicho el himno (652), se fue, como solía, al monte de

las Olivas. Y le fueron también siguiendo sus discípulos.

[28] Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros padeceréis escándalo en mí esta noche (653). Porque

escrito está: Heriré al pastor, y se descarriarán las ovejas del rebaño.

[29] Mas después que resucitare, iré delante de vosotros a la Galilea.

[30] Respondió Pedro, y le dijo: Aunque todos se escandalizaren en ti, yo nunca me escandalizaré.

[31] Y Jesús le dijo: En verdad te digo, que tú, hoy en esta noche, antes que el gallo haya cantado

dos veces, me negarás tres veces.

[32] Pedro le dijo: Aunque sea menester morir yo contigo, no te negaré. Y todos los otros discípulos

dijeron lo mismo.

[33] Entonces fue Jesús con ellos a una granja, llamada Gethsemaní, de la otra parte del arroyo de

Cedrón, en donde había un huerto, en el cual entró él, y sus discípulos.

[34] Y Judas, que lo entregaba, sabía también aquel lugar: porque muchas veces concurría allí Jesús

con sus discípulos.

[35] Y cuando llegó al lugar, les dijo: Sentaos aquí, mientras que yo voy allí, y hago oración: y

haced oración, para que no entréis en tentación.

[36] Y llevó consigo a Pedro, y a Santiago, y a Juan: y comenzó a entristecerse, a atemorizarse, y a

angustiarse.

[37] Y les dijo: Mi alma está triste hasta la muerte: esperad aquí, y velad conmigo.

Page 226: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[38] Y se apartó él de ellos, como un tiro de piedra, se postró en tierra: y pedía, que si ser pudiese,

pasase de él aquella hora.

[39] Y dijo: Padre mío, todas las cosas te son posibles, traspasa de mí este cáliz: mas no lo que yo

quiero, sino lo que tú.

[40] Y vino a sus discípulos, y los halló dormidos, y dijo a Pedro: ¿Simón, duermes? ¿Así, no

habéis podido velar una hora conmigo?

[41] Velad, y orad para que no entréis en tentación. El espíritu en verdad pronto está, mas la carne

enferma (654).

[42] Se fue de nuevo segunda vez, y oró, diciendo las mismas palabras: Padre mío, si no puede

pasar este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

[43] Y vino otra vez, y los halló dormidos: (porque sus ojos estaban cargados) y no sabían qué

responderle.

[44] Y los dejó, y de nuevo fue a orar tercera vez, diciendo las mismas palabras: Padre, si quieres,

traspasa de mí este cáliz: Mas no se haga mi voluntad, sino la tuya.

[45] Y le apareció un Angel del cielo, que le confortaba (655). Y puesto en agonía oraba con mayor

vehemencia.

[46] Y fue su sudor, como gotas de sangre, que corría hasta la tierra.

[47] Y como se levantó de orar, vino a sus discípulos la tercera vez, y los halló durmiendo de

tristeza, y les dijo: Dormid ya, y reposad. Basta (656): la hora es llegada: ved que el Hijo del

hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

[48] Levantaos, vamos: ved que ha llegado el que me entregará.

CAPITULO LIV

Llegan al huerto de Gethsemaní Judas y los satélites enviados por los príncipes de los

sacerdotes: beso del traidor.- Jesús después de haber anonadado a todos con sola una palabra,

les ordena que dejen marchar a sus discípulos, y se entrega.- Le conducen a casa de Anás en

donde recibe un bofetón, y luego a la del pontífice Caiphás, en donde le juzgan digno de

muerte.

[1] Y estando él aun hablando, he aquí llegó Judas uno de los doce, con una cohorte (657), y los

alguaciles de los pontífices, con linternas y con hachas, y con armas y con palos, de parte de los

príncipes de los sacerdotes, y de los Escribas, de los Phariseos y de los ancianos.

[2] Y el traidor les había dado una señal, diciendo: Aquel que yo besare, aquel es: prendedle, y

llevadle con cuidado.

[3] Y cuando llegó, se acercó luego a él, y dijo: Maestro, Dios te guarde: y le besó.

[4] Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué has venido? ¿Judas, con beso entregas al Hijo del hombre?

[5] Mas Jesús, sabiendo todas las cosas, que habían de venir sobre él, se adelantó, y les dijo: ¿A

quién buscáis?

Page 227: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[6] Le respondieron: A Jesús Nazareno. Jesús les dice: Yo soy.

[7] Luego pues que les dijo: Yo soy: volvieron atrás, y cayeron en tierra.

[8] Mas les volvió a preguntar: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús Nazareno.

[9] Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy: pues si me buscáis a mí, dejad ir a estos (658).

[10] Para que se cumpliese la palabra, que dijo: De los que me diste, a ninguno de ellos perdí.

[11] Y cuando vieron los que estaban con él, lo que iba a suceder, le dijeron: Señor, ¿herimos con

espada?

[12] Y uno de ellos, Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó: e hirió a un siervo del pontífice: y

le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malcho.

[13] Mas Jesús, tomando la palabra, dijo: Dejad hasta aquí. Y le tocó la oreja, y le sanó.

[14] Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina: porque todos los que tomaren espada,

a espada morirán (659).

[15] El cáliz, que me ha dado el Padre, ¿no lo tengo de beber?

[16] ¿Por ventura piensas, que no puedo rogar a mi Padre, y me dará ahora mismo más de doce

legiones de Angeles?

[17] ¿Pues cómo se cumplirán las Escrituras, de que así conviene que se haga?

[18] Y dijo Jesús a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados del templo, y a los ancianos,

que habían venido allí: ¿Como a ladrón habéis salido a prenderme con espadas y con palos?

[19] Habiendo estado cada día sentado en el templo con vosotros enseñando, no extendísteis las

manos contra mí: mas esta es vuestra hora, y el poder de las tinieblas.

[20] Mas todo esto fue hecho, para que se cumpliesen las Escrituras de los profetas.

[21] La cohorte pues, y el tribuno, y los ministros de los Judíos prendieron a Jesús, y lo ataron.

[22] Entonces desamparándole sus discípulos, huyeron todos.

[23] Y un mancebo iba en pos de él, cubierto de una sábana sobre el cuerpo desnudo (660): y le

asieron.

[24] Mas él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

[25] Y llevaron a Jesús a casa del sumo sacerdote. Y lo llevaron primero a Anás (661), porque era

suegro de Caiphás, el cual era pontífice de aquel año.

[26] Simón Pedro, y otro discípulo seguían a Jesús a lo lejos. Y aquel discípulo era conocido del

pontífice, y entró con Jesús en el atrio del pontífice.

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[27] Mas Pedro estaba fuera a la puerta. Y salió el otro discípulo, que era conocido del pontífice, y

lo dijo a la portera: e hizo entrar a Pedro.

[28] Y habiendo encendido fuego en medio del atrio, los criados y los ministros, se calentaban

porque hacía frío. Y Pedro estaba también en medio de ellos con los sirvientes, calentándose, para

ver el fin.

[29] El pontífice pues preguntó a Jesús sobre sus discípulos, y sobre su doctrina.

[30] Jesús le respondió: Yo manifiestamente he hablado al mundo: yo siempre he enseñado en la

Sinagoga, y en el templo, adonde concurren todos los Judíos: y nada he hablado en oculto.

[31] ¿Qué me preguntas a mí? Pregunta a aquellos, que han oído lo que yo les hablé. He aquí estos

saben lo que yo he dicho.

[32] Cuando esto hubo dicho, uno de los ministros que estaban allí, dio una bofetada a Jesús,

diciendo: ¿Así respondes al pontífice?

[33] Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio del mal: mas si bien, ¿por qué me hieres?

[34] Y Anás lo envió atado al pontífice Caiphás.

[35] Y Caiphás era el que había dado el consejo a los Judíos: Que convenía que muriese un hombre

por el pueblo.

[36] Mas los que tenían preso a Jesús, le llevaron a casa de Caiphás el príncipe de los sacerdotes, en

donde se habían juntado todos los sacerdotes, los Escribas, y los ancianos.

[37] Mas los príncipes de los sacerdotes (662), y todo el concilio buscaban algún falso testimonio

contra Jesús, para entregarle a la muerte: y no le hallaban.

[38] Porque muchos decían testimonio falso contra él: mas no concordaban sus testimonios.

[39] Mas por último llegaron dos testigos falsos,

[40] Y dijeron: Nosotros le hemos oído decir: Yo destruiré este templo hecho de mano, y en tres

días edificaré otro no hecho de mano (663).

[41] Y no se concertaba el testimonio de ellos (664).

[42] Y levantándose en medio el sumo sacerdote, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes alguna

cosa, a lo que estos atestiguan contra ti?

[43] Mas él callaba, y nada respondió. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, y le dijo: Te

conjuro por el Dios vivo, que nos digas, si tú eres el Cristo el Hijo de Dios bendito.

[44] Y Jesús le dijo: Yo soy: y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y

venir con las nubes del cielo.

[45] Entonces el príncipe de los sacerdotes rasgó sus vestiduras (665), y dijo: Ha blasfemado: ¿qué

necesidad tenemos ya de testigos?

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[46] Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece? Y le condenaron todos ellos a que era reo de muerte.

CAPITULO LV

Mientras que Jesús recibe toda clase de ultrajes en el vestíbulo del pretorio, San Pedro le

niega tres veces. Mirada de Jesús, y arrepentimiento de San Pedro.- Jesús se presenta de

nuevo ante el Concilio de los Judíos: luego le llevan a casa de Pilato, que se le envía a Herodes,

y este se le devuelve a Pilato.

[1] Y estando Pedro abajo en el atrio sentado a la lumbre en medio de ellos (666), llegó la criada

portera del sumo sacerdote:

[2] Y cuando vio a Pedro, que se calentaba, clavando en él los ojos, le dijo:

[3] Tú también estabas con Jesús el Galileo: ¿No eres tú también de sus discípulos?

[4] Mas él lo negó delante de todos, diciendo: Mujer, no le conozco, ni sé lo que dices. Y se salió

fuera delante del atrio, y cantó el gallo (667).

[5] Y saliendo él a la puerta, le vio otra criada, y dijo a los que estaban allí: Este estaba también con

Jesús Nazareno.

[6] Y un poco después, viéndole otro, y la criada, le dijeron: ¿No eres tú también de los discípulos

de ese hombre?

[7] Y negó otra vez con juramento, diciendo: Hombre, no soy: no conozco tal hombre.

[8] Y aquellos, que tenían a Jesús, le escupieron en la cara, y le maltrataron a puñadas.

[9] Y le vendaron los ojos, y le dieron bofetadas en el rostro, y le preguntaban, y decían:

Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te ha herido (668)?

[10] Y decían otras muchas cosas blasfemando contra él.

[11] Y pasada como una hora, los que allí estaban, decían a Pedro: Seguramente tú también eres de

ellos: porque eres también galileo, y porque aun tu habla te da bien a conocer.

[12] Dícele uno de los criados del pontífice, pariente de aquel, a quien Pedro había cortado la oreja:

¿No te vi yo a ti en el huerto con él?

[13] Y él comenzó a maldecirse, y a hacer imprecaciones, y a jurar: No conozco a ese hombre, que

decís.

[14] Y en el mismo instante, cuando él estaba aun hablando, cantó el gallo.

[15] Y volviéndose el Señor, miró a Pedro. Y Pedro se acordó de la palabra del Señor, como le

había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces:

[16] Y saliendo Pedro fuera, lloró amargamente.

[17] Y venida la mañana, todos los príncipes de los sacerdotes con los ancianos del pueblo, y los

Escribas, entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a la muerte (669), y lo llevaron a su

concilio, y le dijeron: Si tú eres el Cristo, dínoslo.

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[18] Y les dijo: Si os lo dijere, no me creeréis:

[19] Y también si os preguntare (670), no me responderéis, ni me dejaréis.

[20] Mas desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la diestra de la virtud de Dios.

[21] Dijeron todos: ¿Luego tú eres el Hijo de Dios? El dijo: Vosotros decís, que yo lo soy.

[22] Y ellos dijeron: ¿Qué necesitamos mas testimonio? pues nosotros mismos lo habemos oído de

su boca.

[23] Y se levantó toda aquella multitud, y haciendo atar a Jesús, le llevaron desde casa de Caiphás,

y lo entregaron al presidente Poncio Pilato.

[24] Entonces Judas, que le había entregado, cuando vio que había sido condenado; movido de

arrepentimiento, volvió las treinta monedas de plata a los príncipes de los sacerdotes, y a los

ancianos,

[25] Diciendo: He pecado, entregando la sangre inocente (671). Mas ellos dijeron: ¿Qué nos

importa a nosotros? viéraslo tú.

[26] Y arrojando las monedas de plata en el templo, se retiró, y fue, y se ahorcó con un lazo.

[27] Y los príncipes de los sacerdotes tomando las monedas de plata, dijeron: No es lícito meterlas

en el tesoro, porque es precio de sangre.

[28] Y habiendo deliberado sobre ello, compraron con ellas el campo de un alfarero, para sepultura

de los extranjeros.

[29] Por lo cual fue llamado aquel campo, Haceldama, esto es, campo de sangre, hasta el día de

hoy.

[30] Entonces se cumplió lo que fue dicho por Jeremías el profeta, que dijo: Y tomaron las treinta

monedas de plata, precio del apreciado, al cual apreciaron de los hijos de Israel:

[31] Y las dieron por el campo del alfarero, así como me lo ordenó el Señor.

[32] Y Jesús fue presentado ante el presidente: y ellos (672) no entraron en el pretorio, por no

contaminarse, y por poder comer la Pascua.

[33] Pilato pues salió fuera a ellos, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?

[34] Respondieron, y le dijeron: Si este no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado.

[35] Pilato les dijo entonces: Tomadle allá vosotros, y juzgadle según vuestra ley (673). Y los judíos

le dijeron: No nos es lícito a nosotros matar a alguno (674).

[36] Para que se cumpliese la palabra, que Jesús había dicho, señalando de qué muerte había de

morir.

[37] Y comenzaron a acusarle, diciendo: A este hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación, y

vedando dar tributo a César, y diciendo, que él es el Cristo rey.

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[38] Volvió pues a entrar Pilato en el pretorio, y llamó a Jesús, y le dijo: ¿Eres tú el rey de los

Judíos?

[39] Respondió Jesús: ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?

[40] Respondió Pilato: ¿Soy acaso yo judío? Tu nación, y los pontífices te han puesto en mis

manos: ¿qué has hecho?

[41] Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo. Si de este mundo fuera mi reino, mis ministros

sin duda pelearían, para que yo no fuera entregado a los Judíos: mas ahora mi reino no es de aquí.

[42] Entonces Pilato le dijo: ¿Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para

esto nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio a la verdad: todo aquel que es de la verdad,

escucha mi voz.

[43] Pilato le dice: ¿Qué cosa es verdad? Y cuando esto hubo dicho, salió otra vez a los Judíos, y les

dijo: Yo no hallo en él ninguna causa.

[44] Y como le acusasen los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, nada respondió.

[45] Y Pilato le preguntó otra vez, diciendo: ¿No respondes nada? Mira, de cuantas cosas te acusan.

[46] Mas Jesús ni aun con eso respondió, de modo que se maravillaba Pilato.

[47] Mas ellos insistían, diciendo: Tiene alborotado el pueblo con la doctrina, que esparce por toda

la Judea, comenzando desde la Galilea hasta aquí.

[48] Pilato, que oyó decir Galilea, preguntó si era de Galilea.

[49] Y cuando entendió, que era de la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, el cual a la

sazón se hallaba también en Jerusalém (675).

[50] Y Herodes, cuando vio a Jesús se holgó mucho. Porque de largo tiempo le había deseado ver,

por haber oído decir de él muchas cosas, y esperaba verle hacer algún milagro.

[51] Le hizo pues muchas preguntas. Mas él nada le respondía (676).

[52] Y estaban los príncipes de los sacerdotes, y los Escribas acusándole con grande instancia.

[53] Y Herodes con sus soldados le despreció: y escarneciéndole, le hizo vestir de una ropa blanca,

y le volvió a enviar a Pilato.

[54] Y aquel día quedaron amigos Herodes y Pilato: porque antes eran enemigos entre sí (677).

CAPITULO LVI

Pilato procura de nuevo libertar a Jesús, pero inútilmente. El pueblo prefiere a Barrabás.-

Azotes y ultrajes infinitos.- El hombre de dolor presentado a la muchedumbre sedienta de su

sangre; imprecaciones de los Judíos.- Jesús abandonado al furor de sus enemigos, sale del

pretorio cargado con su cruz, y toma el camino del Calvario.

[1] Pilato pues llamó a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados, y al pueblo,

Page 232: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[2] Y les dijo: Me habéis presentado este hombre, como pervertidor del pueblo, y ved que

preguntándole yo delante de vosotros, no hallé en este hombre culpa alguna de aquellas, de que le

acusáis,

[3] Ni Herodes tampoco: porque os remití a él, y he aquí que nada se ha probado, que merezca

muerte.

[4] Y así le soltaré después de haberlo castigado.

[5] Pero acostumbraba el presidente en el día de la fiesta dar libertad a uno de los presos, cualquiera

que ellos pidiesen.

[6] Y como concurriese el pueblo, comenzó a pedirle la gracia que siempre les hacía.

[7] Y a la sazón tenía un ladrón muy famoso llamado Barrabás, que estaba preso con otros

sediciosos, por haber hecho una muerte en una revuelta.

[8] Y habiéndose ellos juntado, les dijo Pilato:

[9] Costumbre tenéis vosotros que os suelte uno en la Pascua: ¿queréis pues que os suelte al rey de

los Judíos?

[10] ¿A quién queréis que os entregue libre? ¿a Barrabás, o por ventura a Jesús, que es llamado el

Cristo?

[11] Porque sabía, que por envidia lo habían entregado los príncipes de los sacerdotes.

[12] Y estando él sentado en su tribunal, le envió a decir su mujer: Nada tengas tú con aquel justo.

Porque muchas cosas he padecido hoy en visión por causa de él.

[13] Mas los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos incitaron y persuadieron al pueblo que

pidiese a Barrabás, y que hiciese morir a Jesús.

[14] Y el presidente respondió, y dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os entregue libre? Y dijeron

todos: No a este, sino a Barrabás.

[15] Pilato les dice: ¿Pues qué haré de Jesús, que es llamado el Cristo?

[16] Dicen todos: Sea crucificado. El presidente les dice: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos

levantaban más el grito, diciendo: Sea crucificado.

[17] Y Pilato les habló de nuevo, queriendo soltar a Jesús.

[18] Mas ellos volvían a dar voces, diciendo: Crucifícale, crucifícale.

[19] Y él tercera vez les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho este? Yo no hallo en él ninguna causa de

muerte: le castigaré pues, y lo soltaré.

[20] Mas ellos insistían pidiendo a grandes voces, que fuese crucificado: y crecían más sus voces.

[21] Pilato pues tomó entonces a Jesús, y azotóle (678).

Page 233: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[22] Y los soldados le llevaron al atrio del pretorio, y convocaron toda la cohorte.

[23] Y desnudándole, le vistieron un manto de púrpura.

[24] Y tejiendo una corona de espinas (679), se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano

derecha. Y doblando ante él la rodilla, le escarnecían, diciendo: Dios te salve, rey de los Judíos.

[25] Y le herían en la cabeza con una caña, y le escupían.

[26] Y le daban de bofetadas, e hincando las rodillas, le adoraban.

[27] Pilato pues salió otra vez fuera, y les dijo: Ved que os le saco fuera, para que sepáis que no

hallo en él causa alguna.

[28] (Y salió Jesús llevando una corona de espinas, y el manto de púrpura). Y Pilato les dijo: Ved

aquí el hombre.

[29] Y cuando le vieron los pontífices, y los ministros daban voces diciendo: Crucifícale,

crucifícale. Pilato les dice: Tomadle allá vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo en él causa.

[30] Los Judíos le respondieron: Nosotros tenemos ley, y según la ley debe morir, porque se hizo

Hijo de Dios (680).

[31] Cuando Pilato oyó estas palabras, temió más.

[32] Y volvió a entrar en el pretorio: y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio

respuesta.

[33] Y Pilato le dice: ¿A mí no me hablas? ¿no sabes que tengo poder para crucificarte, y que tengo

poder para soltarte?

[34] Respondió Jesús: No tendrías poder alguno sobre mí, si no te hubiera sido dado de arriba. Por

tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.

[35] Y desde entonces procuraba Pilato soltarle. Mas los Judíos gritaban diciendo: Si a este sueltas,

no eres amigo de César. Porque todo aquel que se hace rey, contradice a César.

[36] Pilato pues cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús, y se sentó en su tribunal, en el lugar

que se llama Lithóstrotos, y en el hebreo Gabbatha.

[37] Y era el día de la preparación de la Pascua, y como la hora de sexta (681), y dice a los Judíos:

Ved aquí vuestro rey.

[38] Y ellos gritaban: Quita, quita, crucifícale. Les dice Pilato: ¿A vuestro rey he de crucificar?

Respondieron los pontífices: No tenemos rey, sino a César.

[39] Y viendo Pilatos que nada adelantaba, sino que crecía más el alboroto, tomando agua, se lavó

las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo: allá os lo veais

vosotros.

[40] Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Sobre nosotros, y sobre nuestros hijos (682) sea su

sangre.

Page 234: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[41] Y Pilato, queriendo contentar al pueblo, juzgó que se hiciera lo que ellos pedían, y les soltó al

que por sedición, y homicidio había sido puesto en la cárcel, a Barrabás, al cual habían pedido:

[42] Y entregó a Jesús a la voluntad de ellos, para que lo crucificasen (683).

[43] Y después de haberle escarnecido, le desnudaron de la púrpura, y le vistieron sus ropas: y le

sacan fuera para crucificarle.

[44] Y llevando su cruz a cuestas, salió para aquel lugar, que se llama Calvario, y en hebreo

Gólgotha.

[45] Y llevaban también con él otros dos, que eran malhechores, para hacerlos morir.

[46] Y al salir fuera, compelieron a uno que pasaba, Simón Cyrenéo, que venía de una granja, padre

de Alejandro y de Rufo, a que cargase con la cruz, para que la llevase en pos de Jesús.

[47] Y le seguía una grande multitud de pueblo, y de mujeres: las cuales lo plañían, y lloraban.

[48] Mas Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalém, no lloréis sobre mí: antes

llorad sobre vosotras mismas, y sobre vuestros hijos.

[49] Porque vendrán días (684), en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no

concibieron, y los pechos que no dieron de mamar.

[50] Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros: y a los collados: Cubridnos.

[51] Porque si en el árbol verde hacen esto, en el seco, ¿qué se hará?

CAPITULO LVII

Después de haber subido Jesús penosamente al monte del Calvario, es crucificado entre dos

ladrones.- Pilato pone el título sobre la cruz.- Los soldados reparten entre sí los vestidos del

Señor, y echan suertes sobre su túnica.- Tinieblas milagrosas.- Jesús entrega su espíritu. En su

muerte se obscurece el sol, la tierra tiembla, resucitan los muertos, y se ven inauditos

prodigios.

[1] Y cuando llegaron al lugar, llamado Gólgotha, le dieron a beber vino mezclado con mirra y con

hiel (685). Y habiéndolo probado, no lo quiso beber (686). Era pues la hora de tercia.

[2] Y allí lo crucificaron, y con él a los dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda, y a

Jesús en medio.

[3] Y se cumplió la Escritura, que dice: Y fue contado con los malos.

[4] Mas Jesús decía: Padre, perdónalos: porque no saben lo que hacen (687).

[5] Los soldados, después de haber crucificado a Jesús, tomaron sus vestiduras, (y las hicieron

cuatro partes, para cada soldado su parte) y la túnica. Mas la túnica no tenía cestura, sino que era

toda tejida desde arriba.

[6] Y dijeron unos a otros: No la partamos, mas echemos suertes sobre ella, cuya será: para que se

cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron mis vestidos entre sí: y echaron suerte sobre mi

vestidura. Y los soldados ciertamente hicieron esto (688).

Page 235: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[7] Y sentados le hacían la guardia.

[8] Y Pilato escribió también el título de su causa: y lo puso sobre la cruz. Y lo escrito era: JESUS

NAZARENO, REY DE LOS JUDIOS.

[9] Y muchos de los Judíos leyeron este título: porque estaba cerca de la ciudad el lugar en donde

crucificaron a Jesús. Y estaba escrito en hebreo, en griego, y en latín.

[10] Y decían a Pilato los pontífices de los Judíos: No escribas rey de los Judíos: sino que él dijo:

Rey soy de los Judíos.

[11] Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito (689).

[12] Y el pueblo estaba mirando, y le denostaban.

[13] Y los que pasaban le blasfemaban moviendo sus cabezas,

[14] Y diciendo: Ha, tú el que destruyes el templo de Dios, y lo reedificas en tres días, sálvate a ti

mismo: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.

[15] Asimismo insultándole también los príncipes de los sacerdotes con los Escribas, y ancianos,

decían:

[16] A otros salvó, y a sí mismo no puede salvar: si es el rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y

le creemos:

[17] Confió en Dios: líbrelo ahora, si le ama: pues dijo: Hijo soy de Dios.

[18] Le escarnecían también los soldados, diciendo: Si tú eres el rey de los Judíos, sálvate a ti

mismo.

[19] Y los ladrones que estaban crucificados con él, le improperaban.

[20] Y uno de aquellos ladrones, que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo,

sálvate a ti mismo, y a nosotros.

[21] Mas el otro respondiendo, le reprendió (690), diciendo: Ni aun tú temes a Dios, estando en el

mismo suplicio.

[22] Y nosotros en verdad por nuestra culpa, porque recibimos lo que merecen nuestras obras: mas

este ningún mal ha hecho.

[23] Y decía a Jesús: Señor, acuérdate de mí, cuando vinieres a tu reino.

[24] Y Jesús le dijo: En verdad te digo: Que hoy serás conmigo en el paraíso.

[25] Y estaban junto a la cruz de Jesús su Madre, y la hermana de su Madre María de Cleophás, y

María Magdalena.

[26] Y como vio Jesús a su Madre, y al discípulo que amaba, que estaba allí, dijo a su Madre:

Mujer, he ahí tu hijo.

Page 236: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[27] Después dijo al discípulo: He ahí tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió por

suya.

[28] Y era ya casi la hora de sexta.

[29] Mas desde la hora de sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora de nona.

[30] Y se obscureció el sol. Y cerca de la hora de nona clamó Jesús con grande voz, diciendo: ELI,

ELI, LAMMA SABACTHANI? esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

[31] Algunos pues de los que allí estaban, cuando esto oyeron, decían: A Elías llama este (691).

[32] Después de esto sabiendo Jesús, que todas las cosas eran ya cumplidas, para que se cumpliese

la Escritura, dijo: Sed tengo.

[33] Había allí un vaso lleno de vinagre,

[34] Y luego corriendo uno de ellos, toma una esponja, y la empapó en vinagre, y atándola en una

caña, le daba a beber.

[35] Y los otros decían: Dejad, veamos si viene Elías a librarlo.

[36] Y luego que Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es.

[37] Mas Jesús clamando segunda vez con grande voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi

espíritu. Y diciendo esto, e inclinando la cabeza, expiró.

[38] Y he aquí se rasgó el velo (692) del templo en dos partes de alto a bajo, y tembló la tierra, y se

hendieron las piedras,

[39] Y se abrieron los sepulcros (693): y muchos cuerpos de santos, que habían muerto, resucitaron.

[40] Y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y

aparecieron a muchos.

[41] Y cuando el Centurión, que estaba en frente, vio lo que había acontecido, y que así clamando

había expirado, dijo: Verdaderamente este hombre era justo: verdaderamente este hombre era Hijo

de Dios.

[42] Y los que con él estaban guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que pasaban,

tuvieron grande miedo, y decían: Verdaderamente Hijo de Dios era este.

[43] Y todo el gentío, que asistía a este espectáculo, y veía lo que pasaba, se volvía, dándose golpes

en los pechos.

[44] Y todos los conocidos de Jesús, estaban de lejos mirando estas cosas.

[45] Y había también allí unas mujeres mirándole de lejos, que habían seguido a Jesús desde

Galilea: entre las cuales estaba María Magdalena, y María madre de Santiago el menor, y de Joseph,

y Salomé madre de los hijos del Zebedeo:

Page 237: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[46] Las cuales, cuando estaba en Galilea, le seguían, y le servían: y otras muchas, que juntamente

con él habían subido a Jerusalém.

CAPITULO LVIII

Un soldado abre el costado de Jesús con una lanza, y sale de él agua y sangre.- Joseph de

Arimathea pide su cuerpo, y le da honrosa sepultura.- Los príncipes de los sacerdotes, para

asegurar el sepulcro, sellan la piedra y ponen guardias.

[1] Y los Judíos (porque era la Parasceve (694), para que no quedasen los cuerpos en la cruz el

sábado, porque aquel era el grande día de sábado (695)) rogaron a Pilato, que les quebrasen las

piernas, y que fuesen quitados.

[2] Vinieron pues los soldados: y quebraron las piernas al primero, y al otro, que fue crucificado

con él.

[3] Mas cuando vinieron a Jesús, viéndole ya muerto, no le quebrantaron las piernas:

[4] Mas uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y salió luego sangre y agua (696).

[5] Y el que lo vio, dio testimonio: y verdadero es el testimonio de él. Y él sabe que dice verdad,

para que vosotros también creáis.

[6] Porque estas cosas fueron hechas, para que se cumpliese la Escritura: No desmenuzaréis hueso

de él.

[7] Y también dice otra Escritura: Verán en el que traspasaron.

[8] Y cuando fue tarde, he aquí un varón llamado Joseph, el cual era senador, varón bueno y justo:

[9] Que no había consentido en el consejo, ni en los hechos de ellos, de Arimathéa, ciudad de la

Judea, el cual esperaba también el reino de Dios,

[10] Y que era discípulo de Jesús, aunque oculto por miedo de los Judíos, entró osadamente a

Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

[11] Y Pilato se maravillaba de que tan pronto hubiese muerto. Y llamando al Centurión, le

preguntó, si era ya muerto.

[12] Y después que lo supo del Centurión, dio el cuerpo a Joseph.

[13] Y Joseph compró una sábana: y vino, y quitó el cuerpo de Jesús.

[14] Y Nicodemo, el que había ido primeramente de noche a Jesús, vino también, trayendo una

confección como de cien libras, de mirra, y de aloé.

[15] Y tomaron el cuerpo de Jesús, y lo ataron en lienzos con aromas, así como los Judíos

acostumbran sepultar.

[16] Y en aquel lugar, en donde fue crucificado, había un huerto: y en el huerto, un sepulcro nuevo,

en el que aún no había sido puesto alguno.

Page 238: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[17] Allí pues por causa de la Parasceve de los Judíos, porque estaba cerca el sepulcro, pusieron a

Jesús: Joseph arrimó una grande losa a la boca del sepulcro, y se fue, y ya rayaba el sábado.

[18] Y María Magdalena, y la otra María (697) estaban allí sentadas en frente del sepulcro, y

miraban donde le ponían, y como fue depositado su cuerpo.

[19] Y volviéndose, reposaron el sábado conforme al mandamiento.

[20] Y otro día, que es el que se sigue al de la Parasceve, los príncipes de los sacerdotes y los

Phariseos acudieron juntos a Pilato,

[21] Diciendo: Señor, nos acordamos, que dijo aquel impostor, cuando todavía estaba en vida:

Después de tres días resucitaré.

[22] Manda pues que se guarde el sepulcro hasta el tercero día: no sea que vengan sus discípulos, y

lo hurten, y digan a la plebe: Resucitó de entre los muertos: y será el postrer error peor que el

primero.

[23] Pilatos les dijo: Guardas tenéis, id, y guardadlo como sabéis.

[24] Ellos pues fueron, y para asegurar el sepulcro sellaron la piedra (698), y pusieron guardas

(699).

CAPITULO LIX

Las santas mujeres preparan aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús. Cuando iban al

sepulcro, la tierra tiembla, y un ángel baja de los cielos.- Resurrección gloriosa de Jesucristo,

que aparece a la Magdalena, la que corre a advertir a Simón Pedro, y luego a las demás

mujeres.- Fábula inventada por los príncipes de los sacerdotes.

[1] Mas en la tarde del sábado, al amanecer el primer día de la semana (700), María Magdalena, y

María madre de Santiago, y Salomé, y Juana, y las demás, que estaban con ellas, compraron aromas

para ir a embalsamar a Jesús.

[2] Y muy de mañana, cuando aún era obscuro, fueron al sepulcro, llevando los aromas, que habían

preparado.

[3] Y decían entre sí: ¿Quién nos quitará la losa de la puerta del sepulcro? Porque era muy grande

(701).

[4] Y había habido un grande terremoto. Porque un Angel del Señor descendió del cielo: y llegando

revolvió la piedra, y se sentó sobre ella (702):

[5] Y su aspecto era como un relámpago: y su vestidura como la nieve.

[6] Y de temor de él se asombraron los guardas, y quedaron como muertos.

[7] Mas reparando las mujeres, vieron quitada la losa del sepulcro.

[8] Y fue corriendo María Magdalena (703) a Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien amaba

Jesús, y les dijo: Han quitado al Señor del sepulcro, y no sabemos en donde le han puesto.

Page 239: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

[9] Y entrando en el sepulcro vieron un mancebo sentado al lado derecho, cubierto de una ropa

blanca, y se pasmaron.

[10] Mas el Angel tomando la palabra, dijo a las mujeres: No tengáis miedo vosotras: porque sé,

que buscáis a Jesús Nazareno, el que fue crucificado.

[11] No está aquí: porque ha resucitado, como dijo. Venid, y ved el lugar, donde había sido puesto

el Señor.

[12] E id luego, decid a sus discípulos y a Pedro, que ha resucitado: y he aquí va delante de vosotros

a Galilea: allí le veréis como os dijo. He aquí os lo he avisado de antemano.

[13] Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

[14] Y aconteció, que estando consternadas por esto, he aquí dos varones, que se pararon junto a

ellas con vestiduras resplandecientes.

[15] Y como estuviesen medrosas, y bajasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los

muertos al que vive?

[16] No está aquí, mas ha resucitado: acordaos de lo que os habló, estando aun en Galilea,

[17] Diciendo: Es menester, que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores,

y que sea crucificado, y resucite al tercero día.

[18] Entonces se acordaron de las palabras de él.

[19] Y ellas (704) saliendo huyeron del sepulcro; porque las había tomado temor y espanto: y a

nadie dijeron nada (705).

[20] Salió pues Pedro, y aquel otro discípulo, y fueron al sepulcro.

[21] Y corrían los dos a la par: mas el otro discípulo se adelantó corriendo más aprisa que Pedro, y

llegó primero al sepulcro.

[22] Y habiéndose abajado, vio los lienzos puestos (706): mas no entró dentro (707).

[23] Llegó pues Simón Pedro, que le venía siguiendo, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos

puesto,

[24] Y el sudario, que había tenido sobre la cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en un

lugar aparte.

[25] Entonces entró también el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro: y vio, y creyó

(708):

[26] Porque aun no entendían la Escritura, que era menester, que él resucitara de entre los muertos.

[27] Y se volvieron otra vez los discípulos a su casa admirando entre sí lo que había sucedido.

[28] Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro, y estando así llorando, se abajó, y miró

hacia el sepulcro:

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[29] Y vio dos Angeles vestidos de blanco, sentados, el uno a la cabecera, y el otro a los pies, en

donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.

[30] Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Díceles: Porque se han llevado de aquí a mi Señor, y no

sé donde le han puesto.

[31] Y cuando esto hubo dicho, se volvió a mirar atrás, y vio a Jesús, que estaba en pie: mas no

sabía que era Jesús.

[32] Jesús le dice: Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? Ella creyendo que era el hortelano, le

dijo: Señor, si tú lo has llevado de aquí, dime en donde lo has puesto: y yo lo llevaré.

[33] Jesús le dice: María. Vuelta ella, le dice: Rabboni (que quiere decir Maestro).

[34] Jesús le dice: No me toques, porque aun no he subido a mi Padre (709): mas ve a mis

hermanos, y diles: Subo a mi Padre, y vuestro Padre; a mi Dios, y vuestro Dios.

[35] Y ellas salieron al punto del sepulcro con miedo.

[36] Y he aquí Jesús les salió al encuentro, diciendo: Dios os guarde. Y ellas se llegaron a él, y

abrazáronle sus pies, y le adoraron.

[37] Entonces les dijo Jesús: No temáis, id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a la

Galilea, allí me verán (710).

[38] Y fueron corriendo con grande gozo a dar las nuevas a sus discípulos.

[39] Y mientras ellas iban, he aquí algunos de los guardas fueron a la ciudad, y dieron aviso a los

príncipes de los sacerdotes de todo lo que había pasado.

[40] Y habiéndose juntado con los ancianos, y tomado consejo, dieron una grande suma de dinero a

los soldados,

[41] Diciendo: Decid, que vinieron de noche sus discípulos, y lo hurtaron mientras que nosotros

estábamos durmiendo (711).

[42] Y si llegare esto a oídos del presidente, nosotros se lo haremos creer, y miraremos por vuestra

seguridad.

[43] Y ellos tomando el dinero, lo hicieron conforme habían sido instruidos. Y esta voz, que se

divulgó entre los judíos, dura hasta hoy día.

Notas

606. El griego: dijo claramente, aseguró con toda aseveración. [Regresar]

607. Esto es, vuelve a su Padre, y morirá para volver; y esto mas bien por un efecto de su voluntad,

que por la violencia de sus enemigos, y de la malicia del que le ha de entregar en cumplimiento de

la profecía de Isaías, LIII, 7. [Regresar]

Page 241: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

608. Esto es, así es como lo dices. Al principio de este verso se señala Judas, el que le entregó,

porque entre los Apóstoles había otro Judas, que tenía el sobrenombre de Tadeo. Es de suponer que

el Señor le respondió, sin que los otros discípulos percibiesen lo que le decía. [Regresar]

609. Es decir, lo que hay en este cáliz es mi sangre. Por la virtud omnipotente de la palabra de

Jesucristo, lo que era pan se cambia en su propio cuerpo, y lo que era vino, se vuelve la misma

sangre que derramó en la cruz. [Regresar]

610. Esto es, por medio de esta sangre queda establecida y confirmada la nueva alianza entre Dios y

los hombres, así como lo fue la antigua por la efusión y aspersión de la sangre de los animales. -San

Lucas y San Pablo escriben: Este cáliz es el nuevo Testamento en mi sangre, que equivale a decir:

Así como el papel en que dejó consignada de propia mano vuestro padre su última voluntad, se

llama y es su testamento, así este cáliz sagrado es el testamento de Jesucristo, por su sangre que en

él se contiene, y porque esa última disposición debía también quedar escrita. (Bossuet) [Regresar]

611. Jesucristo murió por todos los hombres; pero desgraciadamente, muchos, por culpa propia, no

se aprovecharán del fruto de su sacrificio. [Regresar]

612. Jesucristo da a sus Apóstoles y a sus sucesores por medio de estas palabras el poder de

consagrar, de ofrecer en sacrificio y de distribuir a los fieles su cuerpo y su sangre. [Regresar]

613. Este versículo y el último periodo del precedente no son del Evangelio, sino de las Epístolas de

San Pablo, a quien fueron reveladas estas palabras, y que debe considerarse como Evangelista en

este pasaje. (Véase la Epístola de San Pablo a los Corintios: I, XI, 25 y 26). [Regresar]

614. San Juan se designa así varias veces en su Evangelio, por no nombrarse. [Regresar]

615. Los orientales no se sentaban a la mesa, sino que se recostaban sobre camas, en que se

acomodaban tres en cada una, y apoyados sobre el codo izquierdo, quedaban en tal disposición, que

la cabeza del segundo venía a caer sobre el pecho del primero. Y esta era la situación que tenía Juan

respecto de Jesucristo. [Regresar]

616. Dios fue glorificado por la obediencia de Jesucristo y por su sacrificio, el más perfecto que ha

podido hacerse, y de infinito mérito; y después de la muerte en la cruz fue glorificado a su vez el

Hijo del hombre entrando con su humanidad en la gloria de su Padre. (Bossuet) [Regresar]

617. Bienhechor era un título o sobrenombre que la lisonja solía dar a los reyes. [Regresar]

618. Debemos desterrar de entre nosotros el espíritu de dominación, la altivez, el orgullo y el

interés, y pensar en granjearnos los corazones, por medio de la humildad y el amor, y dando

siempre buen ejemplo. (Bossuet) [Regresar]

619. ¿No se debilitará con esto la autoridad? ¡Ah! siempre habrá entre nosotros bastante autoridad,

con tal de que haya suficiente humildad, y en cuanto esta llegase a faltar, la autoridad sería onerosa

e insoportable. (Bourdaloue) [Regresar]

620. Esto es, para someteros a una terrible prueba. [Regresar]

621. No es nuevo este mandamiento en cuanto a la obligación de amar al prójimo; pero sí lo es en

cuanto al grado de caridad que prescribe con respecto al prójimo. [Regresar]

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622. Esto es, no marcarán los gallos con su canto las diferentes horas de la noche, como

acostumbran a hacerlo. [Regresar]

623. Como si les dijera: Vosotros vais a entrar en un tiempo de prueba, en que todo os faltará: y

todo el mundo os perseguirá: así que si se hubieran de practicar algunas diligencias humanas,

deberíais, como se hace en tiempo de guerra, proveeros de dinero y de víveres: y si no tenéis dinero,

vender aun vuestros mismos vestidos para comprar armas, y poneros en estado de defensa. El Señor

por medio de este lenguaje figurado les anuncia los trabajos y peligros a que se verían expuestos.

[Regresar]

624. Las que habían servido sin duda para inmolar el cordero. [Regresar]

625. Los Apóstoles no comprendieron el sentido de las palabras de Jesucristo. Y como no juzgó a

propósito explicarse mas por entonces, interrumpió el discurso diciendo: Basta; como si dijera:

Dejemos eso, pasemos a otra cosa. Los Apóstoles se quedaron con la idea de armarse, y así sucedió

que Simón Pedro sacó una espada en el huerto del Olivar. [Regresar]

626. Jesucristo es el camino del cielo, que está patente a nuestra vista por el ejemplo de su vida, y

por sus misterios: es la verdad, que alumbra nuestro espíritu con su palabra, y es la vida, que alienta

nuestra voluntad para unirla con Dios por su gracia. (San León) [Regresar]

627. En los Hechos de los Apóstoles vemos que la sombra de San Pedro curaba a los enfermos que

le llevaban al santo en sus camas a los sitios públicos para que los sanase, pasando su sombra sobre

ellos: Jesucristo convierte a un puñado de judíos, y los Apóstoles convierten al mundo. [Regresar]

628. El Hijo de Dios no debía patentizar su poder por los grandes milagros de sus discípulos, sino

después de haber vuelto al seno de su Padre. [Regresar]

629. Jesucristo, como hombre, consolaba a los suyos con su presencia y por el efecto sensible de sus

palabras: el Espíritu Santo los consuela por medio de una presencia y una operación invisibles,

llenándoles de gozo interior. (San Agustín) [Regresar]

630. En este lugar y en los siguientes la palabra mundo tiene dos sentidos. Se toma primeramente

por los judíos, enemigos de la persona y doctrina de Jesucristo, y se toma también en general por

todos aquello que viven como viles esclavos, sujetos a sus pasiones. Estos con sus máximas y

conducta forman una contradicción a las máximas y ejemplos de Jesucristo, y sus nombres no están

escritos en el libro de la vida. [Regresar]

631. Jesucristo está en su Padre por la unidad de una misma naturaleza. Está en nosotros, porque

nos comunica su espíritu: y nosotros estamos en él por a fe y la caridad, que nos unen con él como

los miembros con su cabeza. [Regresar]

632. Judas, hijo de Alfeo y de una hermana de la Santa Virgen, que no debe confundirse con el

traidor Iscariotes. [Regresar]

633. Jesucristo en cuanto hombre es inferior a Dios su Padre, como le es igual en cuanto Dios.

[Regresar]

634. Entonces se levantaron de la mesa Jesús y los once discípulos; pero el Salvador pronunció las

palabras que siguen antes del himno de acción de gracias. [Regresar]

Page 243: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

635. Dios es glorificado con el buen ejemplo que damos a nuestros hermanos; y siguiendo en esto

los ejemplos y doctrinas de Jesucristo, mostramos que somos sus discípulos. [Regresar]

636. El fallo del mundo sobre Jesucristo fue tan inicuo como nulo. La doctrina del Salvador que se

creyó sepultada en el suplicio de la cruz, se alza más triunfante que nunca; el cielo se declara en su

favor, y a falta de los judíos, la reciben los gentiles para componer un nuevo pueblo. Tal fue la obra

del Espíritu Santo, que bajando en forma de lenguas, muestra la eficacia de la predicación

evangélica. (Bossuet) [Regresar]

637. No habrían pecado oponiéndose a la luz, a la verdad, y a los medios de llegar a la salvación.

[Regresar]

638. Por causa de la incredulidad de los judíos, y del odio y furor con que os perseguirán.

[Regresar]

639. El Espíritu Santo por la predicación y por los milagros de los Apóstoles convencerá el mundo

de pecado, haciendo conocer cuán culpables son aquellos que en lugar de creer en Jesucristo, le han

crucificado, y han perseguido a sus discípulos. Convencerá al mundo de la justicia, esto es, de la

inocencia del Hijo de Dios, haciendo ver que aquel que entregaron a la muerte, fue el que resucitó,

subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre. Ultimamente convencerá al mundo del

juicio y sentencia pronunciada contra el demonio, cuando se vea su reino destruido por la

predicación del Evangelio. [Regresar]

640. Se entiende esto, por lo que mira a los fieles, de todas las verdades que necesitan saber para

salvarse; pero no relativamente a las verdades de este mundo; en cuanto a estas, nos dice la

Escritura, el mundo ha sido entregado a las disputas de los hombres, y a ellos les corresponde

buscarlas. [Regresar]

641. El Espíritu Santo, que de toda eternidad procede del Padre y del Hijo, recibe del uno y del otro

la esencial e infinita sabiduría, cuyas luces comunica a los hombres. [Regresar]

642. En esta cuestión promovida por algunos, llegaron a tomar parte todos. [Regresar]

643. Pedir en nombre de Jesucristo, es pedir los bienes eternos que nos ha merecido con su muerte;

es pedir con una entera confianza en solo su mérito, persuadiéndonos por la fe de que Dios no

recibe favorablemente nuestras adoraciones, nuestras plegarias y nuestras acciones de gracias, sino

cuando le son presentadas por Jesucristo nuestro único mediador. [Regresar]

644. Véanse más adelante las explicaciones que da Bossuet sobre este punto. [Regresar]

645. La misión de Jesucristo no tiende a otra cosa que a la vida eterna. Las promesas temporales se

concluyeron ya, y la verdadera tierra por donde corren ríos de leche y de miel, que Jesucristo

promete a sus amigos, es la ciudad permanente que él mismo edificó en el cielo, para vivir en ella

eternamente. (Bossuet) [Regresar]

646. El medio de llegar a la vida eterna, es conocer a Dios, y a Jesucristo su Hijo con una fe viva, y

que obra por la caridad. Los gentiles no conocían al verdadero Dios, ni al Salvador. Los hebreos

conocían al verdadero Dios; mas no conocían al Salvador, antes le desecharon: el Señor ruega por

los unos y por los otros. [Regresar]

647. Jesucristo no quiere decir: Tuyos eran por su virtud y buena voluntad, al contrario debe

entenderse aquí: Tuyos eran, no por su buena voluntad, sino por la tuya; no por su gusto, sino por el

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tuyo, y no porque ellos eran buenos, sino porque tú lo eres, tú, Padre mío, que los escogiste para

dármelos. (Bossuet) [Regresar]

648. Jesucristo no ruega aquí por los impíos incrédulos, y necios amadores del mundo, sino por los

que aman al Padre, y pertenecen a su grey. (San Agustín) [Regresar]

649. Que estén unidos entre sí por la caridad tan estrechamente, que esta unión sea una imagen de la

unidad substancial, que hay entre el Padre y el Hijo. [Regresar]

650. Judas. No se perdió este, porque la Escritura había anunciado que se perdería, sino que la

Escritura lo anunció, porque Judas se había de perder, y porque el Espíritu Santo que hablaba por

boca de David, veía el enorme delito de este apóstata. (Santo Tomás) [Regresar]

651. Para que esta unión de los hijos de Dios formada por la fe y la caridad, obligue al mundo, por

incrédulo que sea, a confesar, que la religión de Jesucristo es la obra de Dios, y Jesucristo es el Hijo

del Eterno Padre. [Regresar]

652. El cántico de acción de gracias. [Regresar]

653. Por estas palabras da el Señor a entender a sus Apóstoles, que serían tan fuertemente tentados,

viéndole padecer, que desfallecerían en la fe. [Regresar]

654. Aviso a esos temerarios que se imaginan poder hacer siempre lo que quieren. Así como

presumimos de la actividad de nuestro espíritu, así también debemos desconfiarnos de la flaqueza

de la carne. (San Jerónimo) [Regresar]

655. Jesucristo no tenía necesidad de este socorro, pero quiso ser consolado y confortado por un

ángel, como quiso abandonarse también al temor y a la tristeza, para enseñarnos con su ejemplo a

vencer nuestras repugnancias y a esperar de Dios el socorro en nuestras angustias. (San Ambrosio)

[Regresar]

656. Con esta palabra corrige las que preceden, que había dicho por ironía. [Regresar]

657. Cuerpo de tropas de quinientos o seiscientos hombres, mandadas por un oficial, qu los

romanos llamaban tribuno, como veremos más adelante. [Regresar]

658. Señalando a sus discípulos. [Regresar]

659. Todos los que de propia autoridad derramen la sangre humana, merecerán la muerte.

[Regresar]

660. Probablemente un mozo de la granja que, despertado por el ruido, se levantó para ver lo que

pasaba. [Regresar]

661. Anás había sido soberano pontífice, y tenía una hija casada con Caifás, que lo era aquel año.

Por respeto a sus canas, a las dignidades que había obtenido y a la conexión de parentesco, que tenía

con Caifás, fue sin duda porque le presentaron primero a Jesús. O el mismo Caifás por deferencia y

obsequio a su suegro, ordenó tal vez al comandante de aquella gavilla, que se lo presentase

primeramente. [Regresar]

662. Caifás y Anás: este último después de haber hecho salir a Jesús de su audiencia, se fue

inmediatamente al concilio de los judíos reunidos en casa de Caifás. [Regresar]

Page 245: abate brispot - la vida de nuestro señor jesucristo

663. La expresión de Jesucristo había sido: Destruid este templo, y en tres días yo lo reedificaré. Y

en estas palabras entendía el templo de su cuerpo, no el material de Jerusalén, como nota San Juan.

[Regresar]

664. Otros, no eran bastantes para hacerle reo de muerte. [Regresar]

665. Caifás al desgarrar sus vestiduras se despojó de su dignidad sacerdotal, porque olvidó la orden

dada a todo príncipe de los sacerdotes de no quitar la tiara de su cabeza, y de no desgarrar sus

vestiduras. De este modo, oh Caifás, fuiste el artífice de tu propia vergüenza, y con ese despojo

voluntario, probaste que cesó el antiguo sacerdocio, y con él la antigua ley. (San León) [Regresar]

666. En medio de los satélites de los judíos. [Regresar]

667. El gallo cantó como acostumbra a hacerlo todas las noches a diferentes horas. [Regresar]

668. Esta horrible escena, principiada en la sala de audiencia de Caifás, a los ojos de los príncipes

de los sacerdotes, continuó toda la noche en el atrio donde estaban los soldados y los satélites de los

judíos. [Regresar]

669. ¡Qué ágiles están para derramar sangre! A la primera hora del día, ya estaban reunidos en

Consejo. [Regresar]

670. De modo que os obligue a que confeséis vosotros mismos mi inocencia. [Regresar]

671. Este arrepentimiento no es una penitencia verdadera, son los remordimientos de un criminal,

agobiado por su misma culpa. Judas ve su crimen y el suplicio que merece, y se horroriza, se

arrepiente, confiesa públicamente su delito, y restituye el dinero que por él le dieron; pero no es un

verdadero penitente, porque al arrepentirse, no recurre con humilde confianza a la misericordia

divina, y porque no se halla animado del deseo de volver a entrar en el estado de just icia, del que

fue precipitado por su crimen. [Regresar]

672. Los judíos. [Regresar]

673. Porque sabía Pilato que este era negocio de religión, y no quería mezclarse en él, puesto que el

Synedrio o consejo de los judíos era el que entendía en tales negocios. [Regresar]

674. Como si dijeran: El delito de este hombre merece la muerte; mas nosotros no tenemos

facultades para castigar delitos de esta especie. El consejo acababa de pronunciar sentencia de

muerte contra el Señor, diciendo, que había blasfemado, y podían apedrearle si hubieran querido,

como hicieron después con San Esteban; porque esta era la pena con que castigaba la ley a los

blasfemos. Mas como el furor de los judíos se extendía no sólo a condenarle a muerte, sino a muerte

la más afrentosa, y que se daba solamente a los esclavos: y como por otra parte se debía cumplir lo

que el Señor había significado, que moriría en una cruz, por eso le entregaron al magistrado

romano, acusándole después de sedicioso, y de reo de Estado, como que a él y no a ellos tocaba

conocer, y castigar semejantes delitos: y porque entre los judíos no era usado este género de muerte.

[Regresar]

675. Con motivo de celebrarse allí la Pascua. [Regresar]

676. Porque no lo merecía, y porque como dice San Agustín, es tentar a Dios pedir señales y

prodigios, no por alguna utilidad, sino por sola curiosidad, como lo hacía entonces Herodes.

[Regresar]

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677. Aquel día quedaron amigos, pero a costa de Jesucristo. ¡Ah! ¡Cuántos grandes se han ligado

del mismo modo y se han convenido entre sí a expensas del pobre y del inocente! (Bourdaloue)

[Regresar]

678. Lo mandó azotar. [Regresar]

679. Según la tradición latina de Jerusalén, la corona de Jesucristo fue sacada de la zarza llamada

lycium spinossum; pero el entendido botánico Hasselquist, cree que se empleó para hacerla el nabka

de los árabes. He aquí lo que dice sobre esto: Es indudable que la corona que pusieron a Nuestro

Señor, fue hecha con el nabka, que es sumamente común en Oriente. Y en efecto, no podían haber

elegido una planta más propia para este uso, porque toda ella se halla erizada de puntas, sus ramas

son delgadas y flexibles, y su hoja es de un verde obscuro como el de la yedra. Acaso los enemigos

de Jesús para añadir el insulto al castigo, eligieron también una planta parecida a la que se usaba

para coronar a los emperadores y generales. (Chateaubriand) [Regresar]

680. Otra vez cambian de sistema, volviendo a su primera acusación de blasfemia. [Regresar]

681. Cerca de mediodía. Esta es la hora de tercia, Marc., XV, 25, que declinaba a la sexta.

[Regresar]

682. ¡Terrible imprecación! Su funesto efecto ha sido, es y será siempre bien visible. El estado a

que fue reducida la nación de los judíos, llegando a ser el oprobio de todos los pueblos, ha sido el

cumplimiento de esta maldición que pronunciaron contra sí; y este mismo cumplimiento debería

abrirles al presente los ojos, para que viesen una luz que podía disipar las tinieblas de muerte, en

que voluntaria y pertinazmente se hallan sepultados. [Regresar]

683. Se cree que la sentencia de Pilato contra Jesús fue redactada en estos términos: Jesum

Nazarenum, subversorem gentis, contemptorem Caesaris, et falsum Messiam, ut majorum suae

gentis testimonio probatum est, ducite ad communis suplicii locum, et eum ludibriis regiae

majestatis in medio duorum latronum cruci affligite: I, lictor, expedi cruces. [Regresar]

684. Este tiempo es la ruina de Jerusalén, de la que ya hemos hablado en varios lugares. [Regresar]

685. Brebaje que daban a los criminales para amortiguar algún tanto el dolor. [Regresar]

686. Por no amortiguar en él el sentimiento del dolor. [Regresar]

687. Y porque la mayor parte de ellos se hallaban cegados por la pasión. [Regresar]

688. Echaron suertes sobre la túnica de Jesús, probablemente a los ojos de aquella Madre, que se la

hizo con sus divinas manos. [Regresar]

689. Lo escrito una vez, escrito quedará. Y con esto sin conocerlo dejó afianzada una de las más

importantes verdades de nuestra religión; a la manera que Caifás profetizó sin saberlo. [Regresar]

690. S. Mateo y S. Marcos dicen: que los ladrones, que estaban crucificados con Jesucristo, le

escarnecían, etc. Y así pudo suceder, como observa San Ambrosio, que al principio lo hiciesen así

como todos los otros; pero el uno de ellos, penetrado después de un poderoso y eficaz auxilio de la

gracia, se convirtió, reconoció al Señor, dio testimonio de su inocencia, le pidió perdón, y mereció

oír una sentencia tan favorable. [Regresar]

691. Eran sin duda de los soldados romanos, pues no entendían la lengua del país. [Regresar]

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692. Orígenes y S. Jerónimo creyeron, que este fue el velo exterior que cubría aquella parte del

templo, adonde sólo entraban los sacerdotes; pero otros Padres entienden esto del velo interior, que

cubría inmediatamente el santuario. Fuese cualquiera de los dos, se representaba por esto, que por la

muerte del Salvador se rasgaba el velo de la antigua alianza, se nos descubrían todos los misterios,

cumplidas ya todas las figuras; y que quedaba abierto el camino para entrar en el santuario de la

divinidad por el conocimiento de las más grandes verdades, y por la posesión del mismo Dios. S.

Crisóstomo. S. Tomás. [Regresar]

693. Los elementos todos rinden homenaje a la divinidad de Jesucristo; la naturaleza entera le

reconoce por Criador y dueño; solo el judío se muestra más duro que las piedras, y más sordo y frío

que los mismos sepulcros. (San Gregorio el Grande) [Regresar]

694. Víspera del sábado. [Regresar]

695. Este sábado era más solemne que los otros, porque caía en los ocho días que duraba la Pascua.

[Regresar]

696. Así pues, la muerte de Jesús, se halla probada de un modo irrecusable; pues además de ser ya

para todos un hecho evidente, la barbarie del soldado no dejaría la más ligera duda sobre este punto;

la sangre que se descompone, y el agua que salta también de la herida por la lanza, son, como todos

confiesan, el infalible indicio de una muerte real y verdadera. Si a esto se añaden las precauciones

que toma Pilato antes de dar el cuerpo de Jesús, y la convicción de los hombres que le embalsaman,

le amortajan y le depositan sobre la fría piedra en el fondo de un sepulcro, podemos decir que

después de tan decisivas pruebas, la duda no podría considerarse como duda, sino como falta de

toda razón. [Regresar]

697. Que habían ido en pos de Arimathea. [Regresar]

698. Después de haberse asegurado de la presencia del cuerpo, sin lo cual sería absurdo esta

precaución. [Regresar]

699. La ley romana castigaba con pena de muerte al soldado que se dormía estando de guardia.

[Regresar]

700. Aquí se cuenta el día natural de veinticuatro horas, desde que el sol sale hasta que otra vez

vuelve a salir. Los hebreos lo hacían desde puesto el sol, hasta que al otro día se volvía a poner, y

así lo que esto quiere decir es, que se acababa el último día de la semana, y comenzaba el primero

de la otra. -Las santas mujeres habiendo observado el descanso del sábado hasta las seis de la tarde,

fueron inmediatamente después a comprar perfumes para acabar de embalsamar el santo cuerpo de

Jesús; prepararon estos perfumes en la noche, y salieron para ir al sepulcro al rayar el día.

[Regresar]

701. Ignoraban que los príncipes de los sacerdotes habían puesto guardas allí, y que la losa estaba

sellada con el sello de la nación. [Regresar]

702. Ya había salido Jesús. El Angel revuelve la piedra para que vean que el sepulcro está vacío, y

para facilitar la entrada en él a las santas mujeres, y anunciarles la buena nueva. [Regresar]

703. Sin entrar en el sepulcro, y sin haber visto al Angel, pero suponiendo, al ver vuelta la piedra,

que el cuerpo de Jesús ya no estaba allí. [Regresar]

704. Las otras mujeres. [Regresar]

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705. De los que encontraron por el camino; sino que corrieron a dar aviso a los discípulos de lo que

habían visto. [Regresar]

706. Arrimados a un lado. [Regresar]

707. Este es el inconveniente del celo impetuoso: el celo moderado por la experiencia, llega un poco

tarde, es verdad, pero penetra mucho más adelante. [Regresar]

708. Quedaron persuadidos, que era cierto lo que la Magdalena les había dicho; esto es, que se

habían llevado el cuerpo del Señor. Y así aunque Jesucristo les había dicho diversas veces, que

resucitaría al tercero día después de su muerte, no lo entendieron, estando acostumbrados a oírle

decir un gran número de parábolas, e imaginándose, que lo que decía de su resurrección, podía

también significar figuradamente otra cosa. (San Agustín) [Regresar]

709. Esto es, tendrás tiempo para verme, y para cerciorarte de que soy yo. [Regresar]

710. Quiere decir, llevad a los que creen en mí la noticia de mi resurrección diciéndoles que vayan a

la Galilea. Esta orden de marchar inmediatamente para la Galilea, no concernía a los Apóstoles,

sino a los setenta y dos discípulos, y a otros muchos hermanos. [Regresar]

711. ¿Cómo pueden éstos dar testimonio de lo que pasó, si estaban dormidos? Los dormidos fuisteis

vosotros, dice admirablemente San Agustín, enderezando su discurso a los príncipes de los

sacerdotes y a los ancianos: porque recurriendo a un artificio tan poco verosimil, descubrísteis

vosotros mismos la impostura

CAPITULO LX

De vuelta del sepulcro, las santas mujeres van a anunciar a los once Apóstoles la resurrección

de Jesús.- Aparece a los discípulos, que iban a Emmaús, y por la tarde aparece también a diez

de los Apóstoles.- Ocho días después aparece de nuevo: Tomás se rinde a la evidencia.

Marchan los Apóstoles a Galilea.

[1] Mas habiendo resucitado por la mañana, el primer día de la semana (713), apareció

primeramente a María Magdalena, de la cual había lanzado siete demonios.

[2] Ella lo fue a decir a los que habían estado con él, que estaban afligidos, y llorando (714).

[3] Y ellos, cuando oyeron que estaba vivo, y que ella le había visto, no lo creyeron.

[4] (Y las otras mujeres) salieron del sepulcro, y fueron a contar todo esto a los once, y a todos los

demás (715).

[5] Y las que refirieron a los Apóstoles estas cosas eran María Magdalena, y Juana, y María madre

de Santiago, y las demás, que estaban con ellas.

[6] Y ellos tuvieron por un desvarío estas sus palabras: y no las creyeron.

[7] Mas después de esto se mostró en otra forma a dos de ellos.

[8] Y dos de ellos aquel mismo día iban a una aldea llamada Emmaús, que distaba de Jerusalém

sesenta estadios (716).

[9] Y ellos iban conversando entre sí de todas estas cosas, que habían acaecido.

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[10] Y como fuesen hablando y conferenciando el uno con el otro: se llegó a ellos el mismo Jesús, y

caminaba en su compañía:

[11] Mas los ojos de ellos estaban detenidos, para que no le conociesen.

[12] Y les dijo: ¿Qué pláticas son esas, que tratáis entre vosotros caminando, y por qué estáis

tristes?

[13] Y respondiendo uno de ellos, llamado Cleophas, le dijo: ¿Tú solo eres forastero en Jerusalém,

y no sabes lo que allí ha pasado estos días?

[14] El les dijo: ¿Qué cosa? Y respondieron: De Jesús Nazareno, que fue un varón profeta, poderoso

en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo:

[15] Y cómo le entregaron los sumos sacerdotes y nuestros príncipes a condenación de muerte, y le

crucificaron:

[16] Mas nosotros esperábamos, que él era el que había de redimir a Israel: y ahora sobre todo esto

hoy es el tercer día (717), que han acontecido estas cosas.

[17] Aunque también unas mujeres de las nuestras nos han espantado, las cuales antes de amanecer,

fueron al sepulcro,

[18] Y no habiendo hallado su cuerpo, volvieron, diciendo que habían visto allí visión de Angeles,

los cuales dicen que él vive.

[19] Y algunos de los nuestros fueron al sepulcro: y lo hallaron, así como las mujeres lo habían

referido, mas a él no lo hallaron.

[20] Y Jesús les dijo: ¡O necios y tardos de corazón, para creer todo lo que los profetas han dicho!

[21] ¿Pues qué no fue menester, que el Cristo padeciese estas cosas, y que así entrase en su gloria?

[22] Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, se lo declaraba en todas las Escrituras,

que hablan de él.

[23] Y se acercaron al castillo, adonde iban: y él dio muestras de ir más lejos.

[24] Mas lo detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y está ya

inclinado el día. Y entró con ellos.

[25] Y estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, y lo bendijo, y habiéndolo partido, se lo

daba.

[26] Y fueron abiertos los ojos de ellos, y lo conocieron: y él entonces se desapareció de su vista.

[27] Y dijeron uno a otro: ¿Por ventura no ardía nuestro corazón dentro de nosotros, cuando en el

camino nos hablaba, y nos explicaba las Escrituras?

[28] Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalém: y hallaron congregados a los once, y

a los que estaban con ellos,

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[29] Que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón (718).

[30] Y ellos contaban lo que les había acontecido en el camino: y cómo le habían conocido al partir

el pan.

[31] Y estos fueron a decirlo a los otros, y tampoco los creyeron.

[32] Y estando hablando estas cosas, en la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando

cerradas las puertas, en donde se hallaban juntos los discípulos por miedo de los Judíos, vino Jesús,

se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros: Yo soy, no temáis.

[33] Mas ellos turbados y espantados, pensaban que veían algún espíritu.

[34] Y les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos a vuestros corazones?

[35] Ved mis manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad y ved: que el espíritu no tiene carne ni

huesos, como veis que yo tengo.

[36] Y cuando esto hubo dicho, les mostró las manos, y el costado, y los pies. Y se gozaron los

discípulos viendo al Señor.

[37] Mas como aun no lo acabasen de creer, y estuviesen maravillados de gozo, les dijo: ¿Tenéis

aquí algo de comer?

[38] Y ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.

[39] Y habiendo comido delante de ellos, tomó las sobras, y se las dio.

[40] Y otra vez les dijo: Paz a vosotros. Como el Padre me envió, así también yo os envío (719):

[41] Y dichas estas palabras sopló sobre ellos: y les dijo: Recibid el Espíritu Santo (720):

[42] A los que perdonáreis los pecados, perdonados les son (721): y a los que se los retuviéreis, les

son retenido (722).

[43] Pero Thomás uno de los doce, que se llamaba Didymo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.

[44] Y los otros discípulos le dijeron: Hemos visto al Señor. Mas él les dijo: Si no viere en sus

manos la hendidura de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en

su costado, no lo creeré.

[45] Y al cabo de ocho días estaban otra vez sus discípulos dentro, y Thomás con ellos: vino Jesús

cerradas las puertas, y se puso en medio, y dijo: Paz a vosotros.

[46] Y después dijo a Thomás: Mete aquí tu dedo, y mira mis manos, y da acá tu mano, y métela en

mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel.

[47] Respondió Thomás, y le dijo: Señor mío, y Dios mío.

[48] Jesús le dijo: Porque me has visto, Thomás, has creído: Bienaventurados los que no vieron y

creyeron.

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[49] Otros muchos milagros hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritos

en este libro.

[50] Mas estos han sido escritos, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios: y para que

creyendo, tengáis vida en su nombre.

[51] Y los once discípulos se fueron a la Galilea (723).

CAPITULO LXI

Muéstrase Jesús de nuevo a sus discípulos, cerca de la mar de Galilea estando ellos pescando.-

Primacía de San Pedro.- Jesús aparece otra vez; misión de los Apóstoles en el mundo entero.-

Jesús confirma su misión apareciendo de nuevo, les promete el Espíritu Santo y se eleva al

cielo en su presencia.

[1] Después se mostró Jesús otra vez a sus discípulos en el mar de

Tiberíades. Y se mostró así:

[2] Estando juntos Simón Pedro y Thomás, llamado Didymo, y Nathanaél, que era de Caná de

Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.

[3] Simón Pedro les dice: Voy a pescar. Le dicen: Vamos también nosotros contigo. Salieron pues,

y subieron en un barco: y aquella noche no cogieron nada.

[4] Mas cuando vino la mañana, se puso Jesús a la ribera: pero no conocieron los discípulos que era

Jesús.

[5] Y Jesús les dijo: Hijos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.

[6] Les dice: Echad la red a la derecha del barco: y hallaréis. Echaron la red: y ya no la podían sacar

por la muchedumbre de los peces.

[7] Dijo entonces a Pedro aquel discípulo a quien amaba Jesús: El Señor es. Y Simón Pedro cuando

oyó que era el Señor, se ciñó su túnica (porque estaba desnudo) y se echó en el mar.

[8] Y los otros discípulos vinieron con el barco: (porque no estaban lejos de tierra, sino como

doscientos codos) tirando de la red con los peces.

[9] Y luego que saltaron en tierra vieron brasas puestas, y un pez sobre ellas, y pan.

[10] Jesús les dice: Traed acá de los peces, que cogísteis ahora.

[11] Entonces subió Simón Pedro, y trajo la red a tierra llena de grandes peces, ciento y cincuenta y

tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red (724).

[12] Jesús les dice: Venid, comed. Y ninguno de los que comían con él osaba preguntarle: Tú

¿quién eres? sabiendo que era el Señor.

[13] Llega pues Jesús, y tomando el pan se lo da, y asimismo del pez.

[14] Esta fue ya la tercera vez que se manifestó Jesús a sus discípulos (725), después que resucitó

de entre los muertos.

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[15] Y cuando hubieron comido, dice Jesús a Simón Pedro: Simón hijo de Juan, ¿me amas mas que

estos? Le responde: Sí Señor, tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis corderos.

[16] Le dice segunda vez: Simón hijo de Juan, ¿me amas? Le responde: Sí Señor, tú sabes que te

amo. Le dice: Apacienta mis corderos.

[17] Le dice tercera vez: Simón hijo de Juan, ¿me amas (726)? Pedro se entristeció, porque le había

dicho la tercera vez: ¿Me amas? y le dijo: Señor, tú sabes todas las cosas: tú sabes que te amo. Le

dijo: Apacienta mis ovejas (727).

[18] En verdad, en verdad te digo, que cuando eras mozo, te ceñías, e ibas adonde querías: mas

cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde tú no quieras

(728).

[19] Esto dijo, señalando con qué muerte había de glorificar a Dios. Y habiendo dicho esto, le dice:

Sígueme.

[20] Volviéndose Pedro vio que le seguía aquel discípulo, a quien amaba Jesús, y que en la cena

estuvo recostado sobre su pecho, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te entregará?

[21] Y cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y este qué?

[22] Jesús le dijo: Así quiero que él quede, hasta que yo venga, ¿qué te va a ti? tú sígueme.

[23] Salió pues esta palabra entre los hermanos, que aquel discípulo no muere. Y no le dijo Jesús:

No muere, sino: Así quiero que quede hasta que yo venga, ¿a ti que te va?

[24] Este es aquel discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas: y sabemos que

su testimonio es verdadero.

[25] Y los once discípulos se fueron a la Galilea al monte, adonde Jesús les había mandado.

[26] Y cuando lo vieron, le adoraron: mas algunos dudaron (729).

[27] Y llegando Jesús les habló, diciendo: Se me ha dado toda potestad en el cielo, y en la tierra.

[28] Id pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del

Espíritu Santo:

[29] Enseñándolas a observar todas las cosas que os he mandado. Y mirad que yo estoy con

vosotros todos los días hasta la consumación del siglo.

[30] Y se mostró también vivo a sus Apóstoles después de su Pasión con muchas pruebas,

apareciéndoseles por cuarenta días, y hablándoles del reino de Dios (730), y comiendo con ellos.

[31] Finalmente estando sentados a la mesa los once, se les apareció: y les afeó su incredulidad y

dureza de corazón: por no haber creído a los que le habían visto resucitado.

[32] Y les dijo: Id por todo el mundo, y predicad el Evangelio (731) a toda criatura.

[33] El que creyere, y fuere bautizado, será salvo (732): mas el que no creyere, será condenado.

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[34] Y estas señales seguirán a los que creyeren: Lanzarán demonios en mi nombre: hablarán

nuevas lenguas:

[35] Quitarán serpientes, y si bebieren alguna cosa mortífera, no les dañará: pondrán las manos

sobre los enfermos, y sanarán.

[36] Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aun con vosotros, que era necesario,

que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, y en los Profetas, y en los

Salmos.

[37] Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras.

[38] Y les dijo: Así está escrito, y así era menester, que el Cristo padeciese, y resucitase al tercero

día de entre los muertos:

[39] Y que se predicase en su nombre penitencia y remisión de pecados a todas las naciones,

comenzando de Jerusalém.

[40] Y vosotros testigos sois de estas cosas.

[41] Y yo envío al prometido de mi Padre sobre vosotros (733): mas vosotros permaneced aquí en

la ciudad, hasta que seáis vestidos de la virtud de lo alto.

[42] Porque Juan en verdad bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados en Espíritu Santo, no

mucho después de estos días.

[43] Entonces los que se habían congregado le preguntaban, diciendo: Señor, ¿si restituirás (734) en

este tiempo el reino a Israel?

[44] Y les dijo: No toca a vosotros saber los tiempos o los momentos, que puso el Padre en su

propio poder:

[45] Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y me seréis testigos en

Jerusalém, y en toda la Judea, y Samaria, y hasta las extremidades de la tierra.

[46] Y los sacó fuera hasta Bethania: y alzando sus manos les bendijo.

[47] Y aconteció, que mientras los bendecía, se partió de ellos, y era elevado al cielo viéndolo ellos.

[48] Y le recibió una nube, que le ocultó a sus ojos, y fue recibido arriba en el cielo, y está sentado a

la diestra de Dios (735).

[49] Y estando mirando al cielo cuando él se iba, he aquí se pusieron al lado de ellos dos varones

con vestiduras blancas (736),

[50] Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo (737)? este

Jesús, que de vuestra vista se ha subido al cielo, así vendrá, como le habéis visto ir al cielo (738).

[51] Entonces después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalém desde el monte llamado del

Olivar, con grande gozo.

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[52] Y cuando entraron, subieron al cenáculo, en donde estaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés,

Phelipe y Thomás, Bartholomé y Matheo, Santiago de Alphéo, y Simón el Zeloso, y Judas hermano

de Santiago.

[53] Todos estos perseveraban unánimes en oración con las mujeres, y con María Madre de Jesús, y

con los hermanos de él.

[54] Y estaban siempre en el templo loando y bendiciendo a Dios. Amén.

[55] Otras muchas cosas hay también que hizo Jesús: que si se escribiesen una por una, me parece

que ni aun en el mundo cabrían los libros, que se habrían de escribir.

CAPITULO LXII

Discurso de San Pedro en el cenáculo; elección de Mathias para reemplazar a Judas en el

apostolado.- Bajada del Espíritu Santo.- Salen los Apóstoles a predicar por toda la tierra el

Evangelio1.

[1] En aquellos días levantándose Pedro (739) en medio de los hermanos (y eran los que estaban allí

juntos como unos ciento y veinte hombres) dijo:

[2] Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura, que predijo el Espíritu Santo por

boca de David acerca de Judas, que fue el caudillo de aquellos que prendieron a Jesús:

[3] El que era contado con nosotros, y tenía suerte en este ministerio.

[4] Este pues poseyó un campo del precio de la iniquidad, y colgándose reventó por medio: y se

derramaron todas sus entrañas.

[5] Y se hizo notorio a todos los moradores de Jerusalém (740), así que fue llamado aquel campo en

su propia lengua, Haceldama, que quiere decir, campo de sangre.

[6] Porque escrito está en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta la habitación de ellos, y no haya

quien more en ella: y tome otro su obispado.

[7] Conviene pues, que de estos varones, que han estado en nuestra compañía todo el tiempo que

entró y salió con nosotros el Señor Jesús,

[8] Comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue tomado arriba de entre nosotros,

que uno sea testigo con nosotros de su resurrección.

[9] Y señalaron a dos, a Joseph, que era llamado Barsabas, y tenía por sobrenombre el Justo: y a

Mathías.

[10] Y orando dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos de estos dos cuál

has escogido,

[11] Para que tome el lugar de este ministerio y apostolado, del cual por su prevaricación cayó

Judas para ir a su lugar (741).

[12] Y les echaron suertes (742), y cayó la suerte sobre Mathías, y fue contado con los once

Apóstoles (743).

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[13] Y cuando se cumplían los días de Pentecostés, estaban todos unánimes en un mismo lugar:

[14] Y vino de repente un estruendo del cielo, como de viento, que soplaba con ímpetu, y llenó toda

la casa en donde estaban sentados.

[15] Y se les aparecieron unas lenguas repartidas como de fuego, y reposó sobre cada uno de ellos:

[16] Y fueron todos llenos de Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en varias lenguas, como el

Espíritu Santo les daba que hablasen.

[17] Y los Apóstoles salieron, y predicaron en todas partes, obrando el Señor con ellos, y

confirmando su doctrina con los milagros que la acompañaban.

RESUMEN DE TODA LA OBRA

CONTENIDO

EN ALGUNAS PALABRAS DE LOS SANTOS APOSTOLES

Habiendo hablado Dios muchas veces, y en muchas maneras, a los Padres en otro tiempo por los

profetas: últimamente en estos días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo,

por quien hizo también los siglos: el cual siendo el resplandor de la gloria y la figura de sus

sustancia, y sustentándolo todo con la palabra de su virtud, habiendo hecho la purificación de los

pecados, está sentado a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los

Angeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. San Pablo a los Hebreos. I. 1-4.

Y el mismo sentimiento haya en vosotros que hubo también en Jesucristo: que siendo en forma de

Dios, no tuvo por usurpación el ser él igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando forma

de siervo, hecho a la semejanza de hombres, y hallado en la condición como hombre. Se humilló a

sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo ensalzó, y

le dio un nombre, que es sobre todo nombre, para que al nombre de JESUS se doble toda rodilla de

los que están en los cielos, en la tierra y en los infiernos, y toda lengua confiese, que el SEÑOR

JESUCRISTO está en la gloria de Dios Padre. San Pablo a los Philipenses. II. 5-11.

Dios envió palabra a los hijos de Israel, anunciándoles paz por Jesucristo... el cual anduvo haciendo

bienes, y sanando a todos los oprimidos del diablo, porque Dios era con él... al cual ellos mataron

colgándole en un leño. A este lo resucitó Dios al tercer día, y quiso que se manifestase... y nos

mandó que predicásemos al pueblo, y que diésemos testimonio de que él es el que Dios ha puesto

por juez de vivos y de muertos. Hechos de los Apóstoles. X. 36-42. Palabras de San Pedro.

Y a vosotros, que estábais muertos en vuestros pecados, os dio la vida juntamente con él,

perdonándoos todos los pecados, cancelando la cédula del decreto que había contra nosotros, que

nos era contrario; y la quitó de en medio, enclavándola en la cruz. San Pablo a los Colosenses. II.

13-14.

Pues ahora nada de condenación tienen los que están en Jesucristo: los cuales no andan según la

carne. San Pablo a los Romanos. VIII. 1.

Sí, Señor, yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido a este mundo. San

Juan. XI. 27.

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Digno es el Cordero, que fue muerto, de recibir virtud y divinidad, y sabiduría, y fortaleza, y honra,

y gloria, y bendición. Apocalipsis. V. 12.

Si alguno no ama a Nuestro Señor Jesucristo, sea excomulgado, perpetuamente execrado. San Pablo

a los Corintios. XVI, 22.

Notas

713. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

714. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

715. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

716. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

717. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

718. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

719. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

720. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

721. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

722. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

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723. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

724. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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725. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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726. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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727. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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728. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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729. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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730. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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731. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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732. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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733. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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734. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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735. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

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736. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

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737. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

738. e capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos. [Regresar]

739. En virtud de la primacía de que le había investido Jesucristo. [Regresar]

740. El hecho de la traición de Judas por dinero. [Regresar]

741. Al suplicio que había merecido por su traición y más aún por su suicidio. [Regresar]

742. La Escritura dice que Dios es el árbitro de la suerte: así pues se puede emplear legítimamente

este medio en circunstancias graves, es decir, cuando no puede saberse de otro modo la voluntad del

cielo. [Regresar]

743. ¡Qué miras tan puras en esta elección, y qué desinterés en los candidatos presentes! [Regresar]

1 Todo este capítulo, excepto el último versículo, está sacado de los Hechos de los Apóstoles; era

indispensable colocarle aquí para que viniera a su tiempo, y sin vacío ninguno, el último versículo

del Evangelio de San Marcos.