Abraham Valdelomar - Hebaristo, el sauce que murió de amor

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    Hebaristo, el sauce que muri de amorAbraham Valdelomar

    IINCLINADO al borde de la parcela colindante con el estril yermo, rodeado de yerbas

    santas y llantenes, viendo correr entre sus races que vibraban en la corriente, el aua

    !ra y turbia de la acequia, aquel "rbol corpulento y lo#ano a$n deba llamarse Hebaristo

    y tener treinta a%os, porque &aba el mismo aspecto cansino y pesimista, la misma

    catadura en!adosa y acre del 'oven !armacutico de ()l amio del pueblo*,

    establecimiento de droas que se &allaba en la esquina de la +la#a de Armas, 'unto al

    Conce'o +rovincial, en los ba'os de la casa donde, en tiempos de la Independencia,

    pernoctara el coronel armanillo, luarteniente del -ran ariscal de Ayacuc&o,

    cuando, presionado por los realistas, se diriiera a dar aquella sinular batalla de la

    acacona. armanillo era el &roe de la aldea de +. porque en ella &aba nacido, y,

    aunque a sus puertas se reali#ara una poco a!ortunada escaramu#a, en la cual caballo y

    caballero salieron disparados al empu'e de un pu%ado de c&apetones, eso, a 'uicio de las

    entes patriotas de +., no quitaba nada a su valor y merecimientos, pues era sabido que

    la tal escaramu#a se perdi porque el capit"n Crisstomo /amre#, due%o &asta el a%o

    01 de un laar y &ec&o capit"n de patriotas por armanillo, no acudi con oportunidad

    al luar del suceso. Los de +. uardaban por el coronel de milicias recuerdo venerado.

    La peluquera llam"base (2aln armanillo*, la encomendera de la calle Derec&a, que

    despus se llam calle 03 de 4ulio, tena en letras ro'as y ordas, sobre el e5tenso y

    montono muro a#ul, el rtulo (Al descanso de armanillo* y por !in en la sociedad

    (Con!ederada de 2ocorros utuos*, &aba un retrato al leo, sobre el estrado de la

    (directiva*, en el cual apareca el &roe con su color de olla de barro, sus alones

    dorados y una mano en la cintura, !ieles traductores de su allarda miliciana.

    Dio que el sauce era 'oven, de unos treinta a%os y se llamaba Hebaristo, porque como

    el !armacutico tena el aire taciturno y enlutado, y como l, aunque durante el da

    pareca alerarse con la lu# del sol, en lleando la tarde y sonando la oracin, caa sobre

    ambos una tan mani!iesta melancola y un tan &ondo dolor silencioso, que eran (de

    partir el alma*. Al toque de "nimas Hebaristo y su &omnimo el !armacutico, corran el

    mismo albur. 2uspenda ste su c&arla en la botica, caa pesadamente sobre su cabe#a

    semicalva el sombrero nero de pa%o, y sobre el sauce de la parcela posaba el de todos

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    los das allina#o nero y roncador. Lueo la noc&e envolva a ambos en el mismo

    misterio y, tan impenetrable era entonces la vida del boticario cuanto inorada era la

    suerte de Hebaristo, el sauce6

    II

    )7A/I28O a#uelos, el !armacutico de +., y Hebaristo, el sauce !$nebre de la

    parcela, eran dos vidas paralelas9 dos cuerdas de una misma arpa9 dos o'os de una

    misma misteriosa y terica cabe#a9 dos bra#os de una misma desolada cru#9 dos

    estrellas insini!icantes de una misma constelacin. a#uelos era &ur!ano y uardaba,

    al iual que el sauce, un vao recuerdo de sus padres. Como el sauce era "rbol que slo

    serva para cobi'ar a los campesinos a la &ora c"lida del medioda, a#uelos slo serva

    en la aldea para escuc&ar la c&arla de quienes solan cobi'arse en la botica9 y as como el

    sauce daba una sombra indi!erente a los a%anes mientras sus races ro'as 'uueteaban

    en el aua de la acequia, as l oa con desanada abneacin la c&arla de otros,

    mientras 'uaba, el espritu !i'o en una idea le'ana, con la cadena de su relo', o &aca con

    su dedo ndice anc&o a la ore'a de su botn de el"stico, cru#adas, una sobre otra, las

    en'utas maras piernas.

    Habase enamorado a#uelos de la &i'a del 4ue# de +rimera Instancia, una c&iquilla de

    alere catadura, esmirriada y raqutica, de o'os vivaces y labios anmicos, nari#

    respinada y cabello de ac&iote, vestida a pintitas blancas sobre una muselina a#ul de

    +rusia, que pas un mes y das en +. y all los &ubiera pasado todos si su padre el doctor

    Carri#ales no &ubiera cado mal al secretario de la subpre!ectura, un tal De la Ha#a, que

    era, a un tiempo, redactor de laLa Voz Regionalista, sinular decano de la prensa de +.

    )l doctor Carri#ales, mauer de su amistad con el 'e!e de la rein, &ubo de salir de +. y

    de'ar la 'udicatura a ra# de un artculo editorial deLa Voz Regionalistatitulado (:Hasta

    cu"ndo;*, muy vibrante y tendencioso, en el cual se recordaban, entre otras cosasdesaradables, ciertos asuntos sentimentales relacionados con el nombre, apellido y

    costumbres de su esposa, por esos das ya !inada, desraciadamente. La &i'a del 'ue#

    &aba sido el $nico amor del !armacutico cuyos treinta a%os se desli#aron esperando y

    presintiendo a la bienamada.

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    Como una brisa para el caminante ha de ser

    la dulce dama a quien mi amor entregue

    quiera el fnebre Destino que pronto llegue

    a mis tristes brazos, que la estn esperando, la dulce mujer

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    IV

    )N7)4)CI> )varisto, el enamorado boticario, sin tener noticia de

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    VI

    AL da siuiente el due%o de la (Carpintera y con!eccin de ata$des de /ueda e &i'os*

    llevaba al se%or ?n#ueta una !actura=

    ()l se%or N. ?n#ueta a /ueda e &i'os6 Debe6 por un ata$d de roble6 soles 3.EF*.

    G+ero si no era de roble Garuy ?n#uetaG. )ra de sauce6

    G)s cierto Grepuso la !irma comercial (/ueda e &i'os*G, es cierto9 pero entonces

    pona ?d. sauce en su discurso6 y borre el duro roble6

    G2era una l"stima Gdi'o ?n#ueta paandoG sera una l"stima9 &abra que quitar toda

    la !rase= (al ciudadano interrimo que en este ata$d de duro roble*6 eso &a

    quedado muy bien, lo dio sin modestia6 :No es verdad, /ueda;

    GCierto, se%or alcalde Grespondi la vo# comercial (/ueda e &i'os*.