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La calma antes de la muerte Sobre el suicidio del copiloto alemán Dr Hugo Marietan, 1 de abril de 2015 Hay un aspecto del estudio suicidio que no es muy conocido para aquellos que no son psiquiatras: cómo son los últimos momentos psíquicos de algunos suicidas. El común de la gente piensa que es un momento de gran desesperación y de una tremenda angustia porque se acerca el momento de la muerte. Y sí, en algunos casos puede ser. Pero en otros no. Cuando la idea de muerte ronda por mucho tiempo produce una gran inquietud por una parte, pero por otra se la ve como una solución, una salida posible a la depresión grave. Es estas depresiones el dolor interno es de una profundidad inimaginable por aquel que no ha pasado por estos episodios. Pero a esto se le agrega un factor que multiplica el sufrimiento: la pérdida de la ilusión de futuro. Y sentir vívidamente que él ya no tiene recursos para recuperar esa ilusión. Es la desesperanza. El vacío de sentido de esa vida. Esto anestesia toda vivencia relacionada con los otros, lo hace un ser ultraconcentrado en sí mismo, apartado psíquicamente del entorno, lo hace un egoísta exquisito. Y el trabajo constante con la ideación de muerte lo hace impermeable el miedo a la muerte, la convierte en deseable. Por eso es un ser peligroso para sí y para terceros. Alguien que está dispuesto a matar a otro es peligroso, pero alguien a quien no le importa morir es muchísimo más peligroso. Así el suicida se convence que la salida al oscuro pozo de la depresión es la muerte. Y comienza a planificar distintas maneras de eliminarse. Mientras tanto la angustia sigue, la tristeza intensa atenaza, la separación con los otros se amplía. El pre suicida sopesa las alternativas del suicidio. Su único miedo es que no lo planifique bien y no llegue a concretarlo y, pero a ún que lo concrete a medias. Pero eso su mente se concentra en ese plan, lo calcula, lo sopesa. Es todo un pensamiento de posibilidades y de evitar obstáculos. Hasta que el plan está mentalmente terminado. Y esto es lo novedoso, cuando ya está decidido, una calma nueva comienza a abrirse paso en su cabeza, la angustia cede, la tristeza afloja su opresión. Y cambia su rutina de cuarto oscuro, de irritarse por los ruidos cotidianos, de quejarse, de no comer, de no higienizarse, de estar tirado en la cama. Se levanta. Se ducha. Se coloca su ropa ante el asombro de sus familiares. Pide comer. Se acerca a los suyos, sonríe, pide cosas, hasta puede parecer alegre. He vivido de cerca el caso de un familiar político que pasó por esto. Luego de estar seis meses en una depresión grave con alto riesgo de suicido y atendido por los mejores psiquiatras que su amplia fortuna le permitía, una mañana se levanta de su cama, muy delgado, con la cara ajada por el sufrimiento pasado, y pide comer después de bañarse. Sale con su mejor bata, se sienta a comer, se muestra de buen talante ante

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La calma antes de la muerte

Sobre el suicidio del copiloto alemán

Dr Hugo Marietan, 1 de abril de 2015

Hay un aspecto del estudio suicidio que no es muy conocido para aquellos que no son psiquiatras: cómo son los últimos momentos psíquicos de algunos suicidas. El común de la gente piensa que es un momento de gran desesperación y de una tremenda angustia porque se acerca el momento de la muerte. Y sí, en algunos casos puede ser. Pero en otros no. Cuando la idea de muerte ronda por mucho tiempo produce una gran inquietud por una parte, pero por otra se la ve como una solución, una salida posible a la depresión grave. Es estas depresiones el dolor interno es de una profundidad inimaginable por aquel que no ha pasado por estos episodios. Pero a esto se le agrega un factor que multiplica el sufrimiento: la pérdida de la ilusión de futuro. Y sentir vívidamente que él ya no tiene recursos para recuperar esa ilusión. Es la desesperanza. El vacío de sentido de esa vida. Esto anestesia toda vivencia relacionada con los otros, lo hace un ser ultraconcentrado en sí mismo, apartado psíquicamente del entorno, lo hace un egoísta exquisito. Y el trabajo constante con la ideación de muerte lo hace impermeable el miedo a la muerte, la convierte en deseable. Por eso es un ser peligroso para sí y para terceros. Alguien que está dispuesto a matar a otro es peligroso, pero alguien a quien no le importa morir es muchísimo más peligroso.Así el suicida se convence que la salida al oscuro pozo de la depresión es la muerte. Y comienza a planificar distintas maneras de eliminarse. Mientras tanto la angustia sigue, la tristeza intensa atenaza, la separación con los otros se amplía. El pre suicida sopesa las alternativas del suicidio. Su único miedo es que no lo planifique bien y no llegue a concretarlo y, pero a ún que lo concrete a medias. Pero eso su mente se concentra en ese plan, lo calcula, lo sopesa. Es todo un pensamiento de posibilidades y de evitar obstáculos.Hasta que el plan está mentalmente terminado.Y esto es lo novedoso, cuando ya está decidido, una calma nueva comienza a abrirse paso en su cabeza, la angustia cede, la tristeza afloja su opresión. Y cambia su rutina de cuarto oscuro, de irritarse por los ruidos cotidianos, de quejarse, de no comer, de no higienizarse, de estar tirado en la cama.Se levanta. Se ducha. Se coloca su ropa ante el asombro de sus familiares. Pide comer. Se acerca a los suyos, sonríe, pide cosas, hasta puede parecer alegre.He vivido de cerca el caso de un familiar político que pasó por esto. Luego de estar seis meses en una depresión grave con alto riesgo de suicido y atendido por los mejores psiquiatras que su amplia fortuna le permitía, una mañana se levanta de su cama, muy delgado, con la cara ajada por el sufrimiento pasado, y pide comer después de bañarse. Sale con su mejor bata, se sienta a comer, se muestra de buen talante ante los familiares asombrados y alegres que vislumbraban que el azote depresivo comenzaba a ceder. Ordena que esa noche se haga una cena, que se inviten a tales familiares y a tales amigos: la mejor comida, los mejores vinos, su whisky preferido. Esa tarde hace llamar a sus dos hijos, adultos jóvenes. Los lleva a su escritorio. Bromea un poco con ellos, como lao hacía antes. Le dice que tomen nota de lo que les iba a informar. Que presten mucha atención. Le pasa los datos de las claves de la cuenta en Suiza, les habla sobre qué financistas confiar y cuáles no. Cuál es la tendencia de venta de productos para la próxima temporada. Les repite su viejo consejo: nunca viajen juntos en el mismo avión. Si se cae, uno de ustedes puede salvar a la empresa y a la familia. Luego bromea y habla de deportes y les pide que no falten a la cena.Como siempre ha sido un buen anfitrión, se muestra hasta gracioso con sus comensales, no hay diferencia con otras cenas similares. Todos brindan por la recuperación. Nada en él deja

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traslucir la verdad. Las personas comunes, los familiares, no pueden captar el mensaje. Ninguno de ellos es psiquiatra.Luego de la cena y que los invitados se retiran, el le dice a la esposa que se vaya a la cama, que él en un rato va a la cama. Pero no, baja hasta la cochera, donde en la gaveta de uno de sus autos tenía un revolver y se pega un tiro en la cabeza. Agonizó tres días y luego murió.Me cuenta la esposa de un suicida que su marido había estado muy deprimido durante meses, cuidado por psiquiatras pero en su casa. Una tarde se levanta de su larga postración. Come. Se cambia el pijama por una ropa deportiva. Se muestra contento. Juega con sus hijos pequeños en el patio de la casa. Habla con su esposa como si nada. Le dice: "Porqué no vas a comprarme esto a este negocio, llevate a los nenes". La mujer se lleva a los nenes. Cuando vuelve lo encuentra muerto, un tiro en la cabeza.Hay un hiato entre el estado depresivo grave y la concreción de la muerte en que el estado de ánimo del depresivo puede cambiar notablemente. Los familiares lo evalúan como una mejoría, pero en realidad, en muchos casos, es solo ver que el depresivo ya no está atormentado por la incertidumbre angustiosa de la depresión, sino que ha tomado como salida el suicidio. En estos casos el suicida no tiene el cuenta a los otros, que va a dejar a su familia, a sus hijos chicos, que los va a sumir en un intenso dolor. No. Solo está pensando en él, en que por fin se va a liberar de ese monstruo que lo engulle. No me extraña, entonces, que al copiloto del avión alemán no le haya interesado la vida de las150 personas que iban a morir con él. Es más, iban a servir para dar su mensaje con más contundencia. Tampoco me parece raro que lo haya planificado todo antes de subir al avión. Desde el momento en que rompió el certificado médico que le impedía volar, hasta que haya trabado la puerta para que el piloto no interfiera en sus planes. Tampoco me lo imagino desorganizado y angustiado en los momentos que iba llevando el avión hacia los Alpes. Al contrario, no hay gritos en la cabina, no hay ruido de objetos que se chocan, no hay lamentos, solo una respiración suave, hasta pausado.

Nota enviada al Informador Público:

El avión que voló más alláCuando el piloto le dijo que tomara el mando, Andreas, para sus adentros, hizo un profundo suspiro: ¡Al fin! y, mientras el piloto se levantaba para salir de la cabina, él, como un cronómetro, comenzó a marcar el tiempo, tantas veces meditado, para ejecutar las acciones rotundas y precisas. Primero, trabar la puerta para que nadie pudiera impedir la ejecución de su plan; era algo suyo, entre el avión y él; no había lugar para un tercero; como aquél estúpido que con un estúpido papel daba la estúpida orden de que no podía volar, y fue el papel, roto y estrujado, el que voló hacía el papelero. Depresión, dijo; antidepresivos, dijo. ¿Qué sabía el imbécil lo que realmente se siente cuando perdés la ilusión de futuro, cuando te quiebran los dos pilares en que se apoya un hombre: la mujer, que de pronto había decidido que él no estaría más junto a ella, y el trabajo, su amado trabajo de volar, porque un sedentario desde su culo acolchonado decide por vos? No. No iba a ser así.Escuchó con claridad los golpes detrás de la puerta; el piloto quería entrar. No se dio cuenta de que ya no era más el conductor, que ahora la nave, dos minutos después de que se fuera, descendía, mansa y obediente, al mandato de sus manos. Abajo y a los lejos podía vislumbrar el piso irregular de los Alpes. Descendió un poco más. Desde sus auriculares alguien le decía algo desde algún aeropuerto remoto, se quitó los auriculares, ya no tenía que rendirle cuentas a nadie. Los golpes en la puerta se hacían más intensos. No querían aceptar el destino que con claridad le marcaba lo inmediato. Cinco minutos. De pronto se le cruzó un recuerdo de su infancia, fue como un relámpago, pero claro y vívido. Después se le cruzó una mujer, no esta

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amargada y torturadora, sino otra con sonrisa fresca y diluida ya. Y su primer día con el simulador de vuelo. Bajó aún más la trompa del avión. El idiota con sus golpes no lo dejaba pensar, ni dejar que sus recuerdos planearan en su mente con libertad. Con esa libertad que ahora lo inundaba en todo su ser. Siete minutos.No era un incapaz, sino un piloto magnífico que guiaba su nave hacia los Alpes como ninguno y que sería recordado para siempre, a partir de mañana, por haber logrado aterrizar entre los acotados valles de estas montañas.Dr. Hugo Marietan, psiquiatra

A raíz de un artículo que salió en España diciendo que se trataba de un narcisista (narcisismo maligno pusieron para agravar) les comento que según lo que sé de los narcisistas ellos no se suicidan. La razón es sencilla de entender: ellos se aman, creen tener una personalidad maravillosa. El depresivo cree que su personalidad es espantosa, que no merece vivir. El narciso cree que los demás deben adorarlo, lo mínimo. El depresivo perdió la ilusión de futuro, lo que viene será peor de lo que es hoy. El narcisista cree que el futuro es esplendoroso dado que él existe. El narcisiste muere, de causas naturales, pensando que lel mundo ha tenido la suerte de contar con él. El depresivo muere pensando que por fín el mundo se libera de él. Dr. Hugo Marietan

El psiquiatra Francisco Toledo recibió hace unos días el premio

Doctor Francisco Guirado en Molina de Segura. Este profesor

asociado de Psiquiatría de la facultad de Medicina de la

Universidad de Murcia y psiquiatra titular del Hospital Virgen de la

Arrixaca responde a las preguntas de La Crónica del Pajarito sobre

temas tan actuales y candentes como los motivos que pudieron

llevar al copiloto alemán Andreas Lubitz a estrellar el avión contra

los Alpes franceses, según le acusa la Fiscalía. Además, Toledo

avanza el programa del VI Curso de Psiquiatría en la Vida

Cotidiana, organizado por la Fundación de Estudios Médicos (FEM)

de Molina y la Universidad Internacional del Mar.

¿Qué supone para usted haber recibido el premio Doctor

Francisco Guirado? Siento un profundo agradecimiento a Molina,

a su Ayuntamiento y a su alcalde por haber propuesto mi

candidatura al premio. Yo conocí a Francisco Guirado y a

cualquiera le provoca orgullo este galardón, y más a un molinense,

como me considero yo tras vivir ya más de diez años en Molina. Es

también un reconocimiento a los cursos de psiquiatría en la vida

cotidiana, que este año llegan a su sexta edición y que los dirijo con

mucho cariño.

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Estos cursos son ya una auténtica referencia a nivel regional

y nacional.Creo que sí. Lo que hacemos con ellos es luchar contra

el estigma y contra los miedos que hay sobre los enfermos

mentales, e intentar conseguir una mayor integración social. Todos

los años traemos a psiquiatras clínicos de gran trayectoria

profesional y hasta ahora presentamos un balance de más de 50

conferencias y más de 700 alumnos, algo que es un éxito para los

organizadores, la Fundación de Estudios Médicos (FEM) de Molina

y la Universidad Internacional del Mar.

¿Está cerrado ya el programa del VI curso de psiquiatría en

la vida cotidiana? Se va a celebrar del 7 al 10 de julio, una vez

más en Molina de Segura, y este año repite Juan de Dios Molina,

que hablará sobre las habilidades en la entrevista psiquiátrica. El

doctor Antonio Galbis, miembro de la directiva de la Asociación

Española de Psiquiatría, dará una conferencia sobre manías,

supersticiones y obsesiones, y contaremos con un ‘crack’ como el

doctor Celso Arango, uno de los principales investigadores

europeos en salud mental y director científico del Centro de

Investigaciones Biomédicas en Red en Salud Mental (CIBERSAM),

que ahora está trabajando en California y que impartirá la charla

‘El futuro de la salud mental: prevención, prevención y prevención’.

La conferencia estelar será la de Eduard Vieta, que está

considerado el número uno en la investigación del trastorno bipolar

y que nos hablará sobre lo que sabemos y lo que nos falta por saber

de este trastorno. A nivel local, tendremos a Luis Valenciano, que

abordará la psicoterapia del paciente impulsivo; Emilio López, que

hablará sobre esquizofrenia y psicosis tóxicas; al doctor Salmerón

(´Cuando el cerebro confunde la realidad’) y a Mateo Campillo

(‘Enfermedad física y vulnerabilidad psíquica’). También vendrán el

doctor Mesones (‘El suicidio: todo lo que quiso saber y no se atrevió

a preguntar’) y el doctor Pedro Pozo, presidente de la Sociedad

Murciana de Psiquiatría, que hablará sobre el estigma de la

enfermedad social. Pepa González Molina dará la conferencia

‘Abordaje del adolescente con trastornos de conducta’ y yo mismo

hablaré sobre mitos y tópicos de la psiquiatría.

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En términos psiquiátricos, ¿qué es la normalidad? Es una

pregunta complicada de responder. Vamos a ver si me explico: para

la psiquiatría la normalidad no es un punto, es un segmento, un

patrón de conducta que se repite y que es aceptado como

razonable. Es un comportamiento o estado de salud razonable que

permite un funcionamiento óptimo.

¿Cuándo un problema de salud mental se convierte en una

enfermedad? No todos los trastornos de conducta inexplicables

tienen que ser un trastorno mental. Hay personas buenas, pero

también hay personas malas que no tienen ningún trastorno

mental. Para que una persona estrelle un avión no tiene que ser un

enfermo mental, tiene que ser una mala persona.

Me está hablando del copiloto Andreas Lubitz, acusado de

estrellar el avión en los Alpes con 150 personas dentro. En

muchos medios de comunicación se dice que tenía depresión

y estaba en tratamiento. ¿Qué ha podido llevar a esa

persona a realizar un acto tan espeluznante? No creo que

tuviera depresión, pues esta enfermedad conlleva una idea de

culpabilidad e incluso de autoagresión, pero nunca hacia fuera,

nunca hacia los demás. Una persona que se suicida se quita de en

medio para no sufrir y para que los demás no sufran. Lo del

copiloto no tiene nada que ver con la depresión ni con

enfermedades mentales. Todo indica que fue premeditado y

responde a una personalidad narcisista de tipo maligno que ha

actuado así ante una frustración no superada. Al parecer, él mismo

dijo que iba a hacer algo por lo que su nombre sería conocido en

todo el mundo y eso es propio de un narcisista maligno, de un

trastorno de personalidad. Estos individuos son conscientes de lo

que hacen en todo momento. Son malas personas.

Entonces, ¿me está dando a entender que no se habría

podido evitar la tragedia tratándose de una persona de este

tipo? La psiquiatría no tiene respuesta para la maldad y este

copiloto era un enfermo de tipo social. Los enfermos mentales son

víctimas y no culpables, y este no es el caso del copiloto del avión

estrellado. Todas las cosas no se pueden prevenir. Por ejemplo, por

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muchas campañas que se hagan nunca se acabará totalmente con

los accidentes de tráfico o con la violencia de género. Se puede

reducir, pero en el caso de la maldad no hay respuesta inherente a

esta condición humana.

Pero lo que está publicando es que tenía problemas

mentales de los que estaba siendo tratado y que incluso

intentó ocultar. Y no se para de hablar de que tenía

depresión. Faltan elementos para sacar conclusiones definitivas,

pero todo apunta a que había premeditación y cálculo para estrellar

el avión. Una depresión no puede ser que lleve a alguien a hacer

algo así. Si alguien se suicida por una depresión da mensajes de

dolor y deja una carta de despedida o de arrepentimiento. Este

copiloto tampoco es un psicótico, pues ni deliraba ni tenía

alucinaciones. Yo creo que sabía aparentar que no era malo. Este

tipo de personas se repiten sistemáticamente en la historia de la

humanidad en todos los ámbitos, no les detiene el dolor ajeno y

hacen sufrir a los demás de manera indiferente. Para comprender

necesitamos poner etiquetas, como la depresión, pero este hombre

no tiene esa etiqueta.

¿Eso explicaría esa frialdad del copiloto? Lo digo porque en

la grabación de la caja negra se refleja que su respiración no

se alteró en los ocho minutos se descenso antes del choque

en los Alpes. Mantener la respiración normal en una situación así

es propio de una persona muy fría, y tampoco tiene nada que ver

con creencias políticas o con razones religiosas. Este tipo de

personas muestran una gran frialdad y les importa poco el mundo

de los demás.

Se ha publicado que sufrió hace años ataques de pánico y

ansiedad… Quizá tuviera algún diagnóstico de ansiedad, pero eso

no explicaría nada, no existe ningún nexo con lo ocurrido. Insisto en

que esta persona debía tener un trastorno de personalidad, no era

un enfermo mental, sabía perfectamente lo que hacía y tenía una

intolerancia brutal a la frustración, quizá por los problemas de

visión que le impedían ascender profesionalmente, y seguramente

no toleraba que no era el mejor.

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Para las familias de las víctimas el hecho de que el copiloto

estrellara deliberadamente el avión debe ser algo tremendo

de aceptar. Hay personas a las que les da igual en qué

circunstancias se ha producido la muerte de un familiar, pues el

caso es que ha muerto y eso les produce dolor. A otras no les

ocurre lo mismo. Cada uno se defiende del dolor como mejor puede

y algunos necesitan dirigir su pena hacia un objetivo, pero eso no

produce alivio. Sería doloroso e injusto que tras lo que ha ocurrido

con el avión algunos dirigiesen ese odio a pacientes con problemas

psiquiátricos. Eso haría mucho daño, pues el enfermo mental no es

peligroso, es una víctima. El 20 por ciento de la población sufre

depresión al menos una vez en la vida y eso no debe ser un estigma.

Estamos trabajando mucho para evitar ese estigma. Sin embargo,

se puede ser inteligente y ser muy mala persona. Hay personas

malas en política, en el mundo empresarial, en nuestros

compañeros de trabajo…

En la prensa europea no tanto, pero en algunos países los

medios de comunicación han cargado tintas contra el

copiloto y le llaman de todo: kamikaze, asesino, ‘killer’… Que

le llamen como quieran, pero que no le llamen enfermo mental,

porque las personas con enfermedades mentales no se merecen

esto.

Cambiando de asunto, siempre me he preguntado por qué no

existe en la sanidad la figura unificada del terapeuta mental,

en vez de esa separación entre psiquiatras y psicólogos. ¿Se

ha experimentado en algún país? No se debe ni se puede. El

psiquiatra y el psicólogo son absolutamente complementarios.

Algunas personas no necesitan psicoterapia y otras no necesitan un

enfoque biológico de pastillas.

¿Para salir de una depresión es absolutamente necesario

tomar pastillas?Para la depresión, como enfermedad que es, se

necesita un tratamiento farmacológico, igual que para la

hipertensión. No es suficiente con la psicoterapia y no hay ningún

psicólogo que se atreva a decir que es mejor tratar la depresión sin

pastillas. Otra cosa son las conductas de tristeza adaptativas, que

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se abordan bien con un enfoque psicoterapéutico. La dificultad está

en saber discernir qué tiene una persona. Está claro que siempre

vienen bien cosas como las terapias de grupo.

Hay medicación, como los ansiolíticos, especialmente las

benzodiacepinas, que al parecer son bastante adictivos. Y

normalmente existe un rechazo en el paciente a estar, como

se suele decir, empastillado. El tabaco también es adictivo. Si lo

que quieres preguntar es si se abusa en la prescripción de

ansiolíticos y antidepresivos, la respuesta es que quizá sea cierto, y

creo que hay situaciones que se podrían solucionar sin pastillas. Sí,

pienso que hay un cierto exceso de uso y abuso de medicación.

Poner un tratamiento farmacológico es fácil, pero en ese momento

hay que pensar también en cómo lo vamos a quitar luego. En el

caso concreto de las benzodiacepinas sí hay un abuso.

¿Quizá el problema arranca de los propios médicos de

familia? En España, los médicos de familia tienen un gran control

para empezar a tratar trastornos psiquiátricos, pues tienen una

gran preparación.

¿Qué opina usted de las terapias alternativas para tratar

problemas de salud mental? Pues que siempre que hay que

valorarlas partiendo de los principios científicos de verificación de

resultados. Si a lo que te refieres es al chamanismo, la gente que

acude a él suele tener un nivel cultural más bien bajo, con todos

mis respetos. Pero bueno, hay gente a la que le ayuda, por ejemplo,

rezar, y no tengo nada contra eso.

Y qué me dice de las técnicas de neurocirugía para tratar

trastornos psíquicos como los obsesivo-compulsivos. Parece

que funciona eso de colocar electrodos en algunas zonas del

cerebro… Hasta ahora la única indicación de la psicocirugía es

para trastornos obsesivo-cumpulsivos (TOC) severos, y para un bajo

porcentaje de pacientes. En estos casos la psicocirugía tiene una

respuesta terapéutica de en torno al 50 por ciento y a veces es la

única opción que queda. En algunos tipos de depresiones muy

graves también se colocan electrodos en el cerebro para producir

una estimulación cerebral eléctrica profunda. Se está avanzando

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mucho en este campo y tiene futuro por delante, pero no

confundamos esta neurocirugía con otras cosas como las

lobotomías que se practicaron hace años.

Los psiquiatras afirman que a día de hoy enfermedades

como la esquizofrenia no tienen cura. ¿Qué esperanza les

queda a estos enfermos? ¿Se conseguirá una cura en el

futuro? Ahora mismo la esquizofrenia no tiene cura como tal, pero

sí puede sobrellevarse de una manera adecuada sin que ocasione

molestias, siempre y cuando el paciente siga a rajatabla la

medicación de por vida. La esquizofrenia ha existido siempre y

afecta a un uno por ciento de la población en todo el mundo. En los

últimos veinte años se ha avanzado mucho en los tratamientos.

Debemos de tener en cuenta que el primer tratamiento para esta

enfermedad se descubrió en 1952. En la actualidad existen varios

adelantos que permiten a los pacientes llevar su medicación de una

manera más controlada y mejor; estoy hablando de unas

inyecciones que han sustituido a las clásicas pastillas diarias, y que

se administran cada 15 ó 30 días. Y en el futuro habrá más avances.

Expertos señalan que el copiloto de Germanwings podría padecer una patología mental muy oculta

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2418388/0/expertos-psicologia-psiquiatria/copiloto-germanwings/patologia-mental-oculta/#xtor=AD-15&xts=467263

Según han apuntado diversos expertos en psiquiatría y psicología, esta patología no se habría detectado en las pruebas psicotécnicas a Andreas Lubitz. Esta hipótesis se apunta como una de las posibles causas del comportamiento incomprensible y presumiblemente suicida del copiloto en la tragedia de los Alpes. El presidente de la sección de Psiquiatría del Colegio de Médicos de Cataluña ha señalado que el estrés no sería el desencadenante directo de lo ocurrido. Por otro lado, el decano del Colegio de Psicólogos de Cataluña, Josep Vilajoana, ha indicado que la conducta del copiloto es de difícil predicción.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2418388/0/expertos-psicologia-psiquiatria/copiloto-germanwings/patologia-mental-oculta/#xtor=AD-15&xts=467263

Diversos expertos en psiquiatría y psicología consultados han apuntado que el copiloto alemán del avión de Germanwings siniestrado en los Alpes pudo padecer una patología mental muy oculta que las pruebas psicotécnicas no habrían detectado.

Esta hipótesis se apunta como una de las posibles causas del comportamiento incomprensible y presumiblemente suicida del copiloto, aunque los especialistas indican que sería necesaria una mayor información y más detallada para poder explicar por qué Andreas Lubitz llevó el avión hacia la catástrofe y además ocultó su baja médica por tratamiento psiquiátrico.

El presidente de la sección de Psiquiatría del Colegio de Médicos de Cataluña, Lluís Albaigés, ha indicado que, en su opinión, el estrés no sería el desencadenante directo de la acción del copiloto y que el joven padecería una patología

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no detectada. Una pista de esta teoría es el hecho de que en la caja negra del avión se oye hablando al comandante y a su copiloto con normalidad hasta que el primero se va, según explicó este viernes el fiscal de Marsella (Francia) en rueda de prensa. "Habría que conocer la biografía del copiloto, sus comportamientos y maneras de funcionar, sus manías, y también detalles sobre la depresión que, al parecer, padeció para poder establecer un diagnóstico", indica el psiquiatra.

Programas específicos contra el estrés Es posible, ha especulado Albaigés, que las pruebas que se le realizaron al copiloto por parte de la compañía alemana no fueran suficientemente "afinadas" para detectar la supuesta patología que padecía o bien que estuviese tan oculta que fuera difícil detectarla. Por su parte, Guillem Feixas, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB) considera que "la clave" de la conducta de Andreas Lubitz está "en su propia caja negra, en su cabeza". "Desde fuera, nos resulta incomprensible el comportamiento de estrellar un avión, pero quizás el joven tuviera 'sus motivos', aunque no hay ninguna indicación clara de un patrón de trastorno visible", ha señalado. El catedrático de Psicología considera que en profesiones de tanta responsabilidad como la de piloto de avión la formación técnica y los test psicotécnicos cada ciertos meses no son suficientes y que sería deseable que contaran con programas específicos para afrontar el estrés laboral. Cuando las personas expresan, comunican y comparten las preocupaciones, las consecuencias negativas que se pueden derivar de sus actos disminuyen, argumenta el catedrático de la UB. También considera positivo el comportamiento de los tripulantes de otra compañía aérea en la que ha viajado recientemente y que dan la bienvenida a la nave y miran a la cara a los pasajeros, un comportamiento que denota empatía y una clara voluntad de comunicación. Una conducta difícil de predecir El decano del Colegio de Psicólogos de Cataluña, Josep Vilajoana, ha indicado que la conducta del copiloto es de difícil predicción y que esta institución trabaja con el Ministerio de Fomento para "afinar" las pruebas que deben superar las personas que tienen trabajos con una alta responsabilidad, como los conductores de trenes y de aviones. Apuesta por que los pilotos pasen controles incluso poco antes de volar, diseñados para detectar posibles trastornos, aunque recuerda que todas las pruebas "no afinan tanto como para predecir todas las conductas". El trabajo en equipo, precisa, hace disminuir la mala praxis, por lo que cambiar la actual legislación y obligar a que dos personas permanezcan siempre en la cabina de los aviones es una necesaria y buena decisión, a su juicio.

Una persona con depresión no estrella un avión con pasajeros, el caso de Andreas Lubitzhttp://www.psyciencia.com/2015/04/23/andreas-lubitz-una-persona-con-depresion-no-estrella-un-avion-con-pasajeros/?utm_content=buffera5b05&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

Es muy probable que el psiquiatra que le diagnosticó a

Andreas Lubitz, depresión  pudo no darse cuenta (y como

médico reconozco que a mí me podría haber sucedido lo

mismo) de que estaba ante un trastorno antisocial de la

personalidad o psicopatía, un proceso muy difícil de

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diagnosticar y una eventualidad ante la que, quienes se

dedican a evaluar y seleccionar a personal laboral para

puestos del que dependan muchas vidas

El estigma de la enfermedad mental

Desde tiempos inmemoriales, la enfermedad mental ha sido

menospreciada, confinada al terreno de lo absurdo y de lo

irracional e investida de un valor negativo que, aun en la

actualidad y en nuestra cultura, estigmatiza a quienes

sufren trastornos psíquicos como si estas patologías fueran

motivo de vergüenza y debieran mantenerse ocultas por

miedo a la burla y al rechazo social. Para empeorar esta

discriminatoria injusticia, persiste la creencia de que los

enfermos mentales son peligrosos cuando la mayoría de

ellos son muchas más veces víctimas de agresiones que

agresores porque su patología les convierte en objetos de

burla que propicia su maltrato.

Empeora esta situación la ligereza con que los noticiarios

sensacionalista tratan a la enfermedad mental,

considerándola como responsable de actuaciones violentas,

un tópico debido a la escasa información que la sociedad

recibe acerca de las enfermedades mentales y al hecho de

que casi toda le llegue a través de los medios de

comunicación.

Viene esto a colación de la tragedia aérea acaecida el 24 del

pasado marzo en los Alpes en la que perdieron la vida 150

personas y la irresponsabilidad con que los medios de

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comunicación insinuaron que el siniestro pudo ser

consecuencia de la depresión que presuntamente padecía el

copiloto de la nave, Andreas Lubitz.

Desde mi condición de médico denuncio lo imprudente que

fue la difusión de un hipotético diagnóstico del protagonista

del siniestro ya desde las primeras horas de la colisión y sin

disponer de conocimientos ni datos clínicos contrastados. El

sensacionalismo periodístico especuló, desde el minuto cero,

con que Lubitz sufría una depresión y que ésta fue la

desencadenante de la catástrofe, todo ello sin considerar

que, si bien en la depresión hay una elevada probabilidad de

suicidio, el modus operandi de un deprimido suicida nada

tiene que ver con lo que ocurrió en ese avión ya que, el

depresivo que se quita la vida lo hace siempre para dejar de

sufrir y para que los demás dejen de sufrir por su causa,

siendo prácticamente imposible que acabe con la vida de

otras personas al quitarse la suya, salvo excepciones muy

bien tipificadas como son los casos extremos de suicidio

compartido, en los que el enfermo puede matar a alguien a

quien quiere mucho –para que no sufra más según su propia

percepción– antes de suicidarse.

Lamentablemente, en la catástrofe de los Alpes franceses,

el estigma de la enfermedad mental se cebó una vez más con

quienes sufren una patología psiquiátrica y, en concreto, con

el gran colectivo de los enfermos de depresión (un trastorno

que afecta al 10% de la población española), creando una

alarma innecesaria en los familiares y convivientes de unos

seres humanos que, con toda seguridad, nunca causarían

una catástrofe homicida masiva.

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Afortunadamente, conforme ha transcurrido el tiempo y se

han obtenido datos de las cajas negras del accidente, se ha

conocido la opinión de verdaderos expertos en salud mental

y se ha ido restando importancia al hecho de que el copiloto

hubiera sufrido en el pasado una depresión, se han barajado

otras hipótesis diagnósticas especulando con la probabilidad

de que, incluso, Lubitz no contara con la eximente de una

enfermedad mental para atenuar su culpa, supiera en todo

momento lo que hacía y que la única explicación de que

estrellara el avión fuera su maldad.

¿Qué enfermedad mental podía sufrir el copiloto?

Puestos a indagar en hipotéticas causas clínicas que

pudieran justificar una actuación homicida por parte del

copiloto, habría que centrarse en otros diagnósticos ajenos a

la depresión y más propios de individuos con tendencia a

interiorizar un gran resentimiento, sentirse víctimas de una

injusticia que creen haber sufrido en sus vidas. Son

individuos que pueden ser capaces de cometer actos

violentos en busca de protagonismo (que aunque negativo

les confiera notoriedad) y también para conseguir un

equilibrio entre lo que ellos han padecido y el dolor que

originan al perpetrar una masacre. En base a esto cobra

especial sentido una frase que Andreas le dijo a su novia y

que confiere rasgos de narcisismo a su personalidad: «Un

día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos

conocerán mi nombre y lo recordarán».

Page 14: Accidente Germanwing

Desde mi perspectiva profesional como médico, estimo dos

hipótesis diagnósticas que podrían haber inducido a Lubitz a

ejecutar la masacre de los Alpes. La primera sería

un trastorno antisocial de la personalidad (antes conocida

como psicopatía y que en lenguaje coloquial designa a los

psicópatas) asociado a una personalidad narcisista.

El trastorno antisocial de la personalidad es propio de unos

individuos carentes de compasión y de empatía (capacidad

para ponerse en lugar de los demás y entender su

sufrimiento) así como una marcada tendencia al narcisismo.

Se trata de personas frías, arrogantes, susceptibles de

sentirse heridas en su orgullo, crueles y con una falta tal de

compasión ante el sufrimiento del prójimo (al que cosifican e

ignoran) que podría inducirles a estrellar un avión sin

considerar a sus pasajeros humanos sino sólo como muñecos

o incluso como nada.

Por los datos que se han ido difundiendo, la personalidad de

Andreas Lubitz podría encajar con la de un psicópata frío y

calculador, un sujeto con una personalidad narcisista de

base; un tipo sumamente cruel e incapaz de conceder valor

alguno a las vidas de los demás. El hecho de que su

respiración fuera rítmica en los segundos previos al choque

(según reveló la caja negra), su sangre fría al encerrarse por

dentro impidiendo el acceso a la cabina, su silencio al no

entablar diálogo alguno con tierra, así como que lo tuviera

todo tan bien programado, todo ello indica una frialdad

típica de los psicópatas.

Tal vez la venganza o la frustración pudieron influir en su

actuación (su meta era ser comandante de vuelo pero

Page 15: Accidente Germanwing

padecía un problema visual que le incapacitaba para ser

piloto) sin embargo, ésta no sería nunca la causa sino sólo el

detonante que activara su trastorno de personalidad de

base. Consideremos que si el sueño de una persona es ser

piloto, en un contexto de normalidad se impone adaptarse a

las circunstancias, asumir las propias limitaciones y

contentarse con soluciones alternativas como ser copiloto o

desempeñar cualquier otra profesión. Sin embargo, los

psicópatas tienen un orgullo exacerbado y una tolerancia

cero a la frustración que les impele a reaccionar con

agresividad cuando sus deseos no pueden ser cumplidos.

¿Es siempre la violencia consecuencia de una enfermedad mental?

La respuesta a esta cuestión es un no rotundo. Solo un

ínfimo porcentaje de los actos de violencia son obra de

enfermos mentales quienes, por lo general tienden más a ser

víctimas que agresores de los verdaderos actores de las

conductas violentas que no son mas que unos individuos

quienes, por lo general, actúan con criterios éticos propios

de la maldad y/o sufren las consecuencias de la marginación.

En el caso concreto de la psicopatía, no siempre habría que

contemplarla como una enfermedad mental que ejerza como

atenuante a efectos legales, pues los psicópatas saben

perfectamente lo que hacen, diferencian lo bueno de lo

malo, son incapaces de sentir compasión y sentimientos de

culpa y muestran una total indiferencia ante las normas (que

ocultan hábilmente porque son maestros en el arte de fingir

Page 16: Accidente Germanwing

y de comportarse como empáticos y disciplinados), lo que les

convierte en unos individuos muy peligrosos.

En cuanto a los rasgos narcisistas, destaquemos que

son propios de individuos con una enfermiza necesidad de

ser admirados, unos tipos muy arrogantes, sensibles al

desprecio y al rechazo, a quienes les importa más aparentar

que ser y cuya soberbia y afán de notoriedad van parejos a

la envidia que sienten por el éxito ajeno. El estilo narcisista

predispone a adoptar conductas violentas como respuesta a

una herida en su ego (narcissistic injury), algo también

frecuente en las personalidades psicopáticas. De todo ello se

concluye que cuando psicopatía y narcisismo confluyen en

un mismo individuo, la combinación puede ser explosiva.

¿Estaba mal diagnosticado Andreas Lubitz?

Es muy probable que Andreas estuviera mal diagnosticado y

que el médico que le extendió su baja no detectara un

hipotético trastorno antisocial de personalidad y acabara

recurriendo a ese cajón de sastre que es el diagnostico de

depresión (trastorno del que se abusa al extender partes de

incapacidad laboral) debido a la imagen de hastío,

frustración, sensación de vacío y falso estado depresivo que

muchos psicópatas pueden presentar cuando atraviesan una

mala etapa, situaciones en las que pueden llegar a dar la

imagen de una depresión que no tienen.

Siguiendo con ésta exposición de probabilidades, el psiquiatra que le diagnosticó

depresión al copiloto pudo no darse cuenta (y como médico reconozco que a mí me

podría haber sucedido lo mismo) de que estaba ante un trastorno antisocial de la

Page 17: Accidente Germanwing

personalidad o psicopatía, un proceso muy difícil de diagnosticar y una eventualidad

ante la que, quienes se dedican a evaluar y seleccionar a personal laboral para

puestos del que dependan muchas vidas, deberían decantarse siempre a favor de

elegir a personas cálidas, afectivas y tiernas que se alejen de la frialdad de

espíritu que caracteriza a los psicópatas, unos individuos que están

dotados de un encanto superficial que, aunque les permite engañar y hacer

ver que son afectivos, su subconsciente puede dejar entrever ciertos

rasgos de narcisismo y arrogancia que debería poner en guardia a un experto

acerca de su potencial peligrosidad.

Estigmas que soporta el enfermo mental

El estigma es una especie de etiqueta que se le pone a una persona y de la

que resulta muy difícil desprenderse hasta el extremo se ser identificado

por lo que se le etiqueta y no por lo que se es. Esto sucede por la tendencia de

la sociedad a ser muy cruel a la hora de remarcar ciertas diferencias que dificulten

que una persona pueda ser aceptada. Un ejemplo claro lo encontramos en las

enfermedades mentales, víctimas de un estigma cuyo origen se remonta a

estereotipos y mitos injustos trasmitidos a través de siglos de incomprensión.

Así, quien sufre una esquizofrenia tiende a ser siempre considerado como

un esquizofrénico, cuando nunca a quien padece un cáncer o una

hipertensión se le conoce como el canceroso o el hipertensos en cualquier

ámbito y contexto.

Esto da lugar a una discriminación que condiciona que el propio individuo afectado

se autoestigmatice y asuma los prejuicios que los demás depositan en él, lo que hará

que su integración social se resienta y su posibilidad de llevar una vida normalizada

disminuya, pasando del autoestigma a la autodiscriminación y con ello, a una

elevación de las probabilidades de un fracaso en el tratamiento de su enfermedad.

Soluciones contra el estigma de la enfermedad mental

Habría que educar a la sociedad ya desde las escuelas para que la

enfermedad mental no sea considerada un peligro o un estigma y se

potencie el contacto con las personas que la sufren con menos miedo y más

aceptación ya que, estadísticamente, su peligrosidad siempre es muy improbable.

La sociedad debe estar educada en las enfermedades mentales (y aun más quienes

conviven con quienes las padecen) y la información que se recibe de ellas no debería

Page 18: Accidente Germanwing

provenir casi exclusivamente de los medios de información que casi siempre

relacionan a los enfermos psíquicos con noticias luctuosas.

Se debería potenciar al máximo la integración social y laboral de estos

enfermos, pero hacerlo sin un exceso de protección hacia ellos que enfatice en su

diferencia ya que esto supondría una estigmatización por discriminación positiva o

trato preferencial innecesario.

Es muy positivo buscar modelos de referencia positivos a fin de que la sociedad

reconozca que con una enfermedad mental controlada y aceptada se puede llevar

una vida normal, integrarse en la comunidad, estudiar, trabajar, relacionarse y hasta

conseguir un premio Nobel como el matemático John Forbes Nash (aquejado de

esquizofrenia), ser un excelente compositor como Gustav Mahler (aquejado de

trastorno bipolar) o uno de los mejores bailarines de la historia, como Vaslav Nijinsky

(también esquizofrénico).

Si necesitas ayuda, tanto médica como terapéutica, puedes ponerte en contacto   con

nosotros y te ayudaremos de la mejor manera posible.

Dr. Alberto Soler Montagud – Psiquiatria Privada

http://www.gestalt-terapia.es/estigma-de-la-enfermedad-mental/

http://www.lanacion.com.ar/1780670-como-fue-el-ultimo-dialogo-entre-el-piloto-del-

avion-de-germanwings-y-andreas-lubitz

La revista Paris Match accedió al audio de la caja negra del Airbus A 320 de

Germanwings que el copiloto habría estrellado en los Alpes franceses ocasionando

la muerte de 150 personasEste es el diálogo que se escuchó:

10.00 .- El avión despega.

10.10 .- El piloto, comandante Patrick Sonderheimerle, dice al copiloto Andreas Lubitz :

"No tuve tiempo de ir al baño antes de despegar".

Lubitz le contesta: "Andá cuando quieras".

10.27 .- El avión alcanza su altitud de crucero: 38.000 pies (11.500 metros).

Page 19: Accidente Germanwing

El comandante le pide a Lubitz verificar que el avión pueda pasar a modo descenso.

Lubitz obedece. Le repite al comandante por segunda vez : "Podés ir. Podés ir ahora".

10.28 .- Se distinguen ruidos que proceden del asiento. El comandante se quita el

cinturón de seguridad. Se escucha la puerta que se abre. El comandante le dice a

Lubitz : "Vos controlás ahora"

Lubitz responde en un tono casual: "Eso espero".

10.30 .- Lubitz está solo en cabina. Cierra la puerta blindada de la cabina. Ahora es

imposible que pueda abrirse desde el exterior. Luego, se le oye programar

manualmente la velocidad de descenso para acelerarla y pasar de 38000 pies (11 000

metros) a 100 pies (30 metros) en unos minutos.

10.33 .- El descenso comienza : el avión pierde 3000 pies (900 metros) de altitud por

minuto. El control aéreo trata, en varias ocasiones, de contactar con el avión por radio.

Lubitz no contesta.

Se oye al comandante que intenta abrir la puerta de la cabina : " ¡Soy yo! ". Se dan

varios golpes a la puerta, cada vez más fuertes. No hay respuesta por parte de Lubitz.

El comandante grita: "¡Por el amor de Díos, abrí la puerta!".

10.34 .- Suena una primera alarma, sonora y visual : « SINK RATE, PULL UP » (¡caída

importante, enderécese!). No hay ninguna reacción por parte de Lubitz.

A través de la puerta de la cabina, se escuchan gritos de terror de los pasajeros

ubicados en los primeros los asientos.

10.35 .- El comandante pide que le vayan a buscar un hacha que tenía escondida en la

parte trasera del aparato.Suenan golpes más fuertes contra la puerta, seguidos por

ruidos metálicos. Sin dudas, el comandante está intentando abrir la puerta con el hacha.

10.37 .- Se activa una segunda alarma, sonora y visual: "TERRAIN, PULL UP", (¡Tierra,

enderécese!).Ninguna reacción por parte de Lubitz.

El comandante grita: "¡Abrí la maldita puerta !"

10.38 .- Se oye la respiración de Lubitz bajo su mascarilla de oxígeno. Respira

normalmente. El avión está a 13.000 pies (4000 metros).

Page 20: Accidente Germanwing

10.40 .- Se oye un ruido violento que procede del exterior. En ese mismo instante, en el

interior, unos gritos. El avión choca contra una montaña con el ala derecha. No se oye

ningún otro sonido más que el de las alarmas y los gritos de los pasajeros.

10.41 .- El avión choca de frente contra el macizo del Estrop a 5000 pies (1500 metros de altitud) y 800km/h. .

http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/europe/france/11496066/Andreas-

Lubitz-Everything-we-know-about-Germanwings-plane-crash-co-pilot.html

 Fatherhood: Speaking to investigators, the girlfriend of Germanwings co-pilot Andreas Lubitz has quashed rumours she was pregnant with his child.Reports she was carrying his child or undergoing a personal crisis of her own were “speculation and rumour”, CNN quoted an unnamed European government official as saying.

Andreas Lubitz conducted Internet research on “cockpit doors” and “suicide”days before crashing a Germanwings plane into the French Alps, German prosecutors revealed on Thursday.• 'Treated for suicidal tendencies'Lubitz, who deliberately crashed the plane into the French Alps, was in therapy for suicidal tendencies before getting his pilot's licence, Germany's state prosecutor has told Press Association.• Black box: The final minutes on board the doomed Germanwings flight have been revealed.A transcript from the black box voice recorder recovered from crash site reveals the pilot screaming at Andreas Lubitz to open the cockpit door.On Thursday the second black box was recovered. The second black box records technical flight data that could provide vital insights into the final moments of Flight 4U9525.• The supposed video of the last moments of the flightFrench investigators revealed a week after the crash that passengers may have made calls from plane as it was going down.They said they had gathered several mobile phones from the debris, but that none had yet been “analysed”.However, two European media insisted they had viewed footage from inside the cabin taken by a passenger at the back of the plane relaying in a “few seconds” scenes of chaos and passengers screaming “My God” in several languages.French magazine Paris Match and German daily Bild said the authenticity of the film is “unquestionable” and that it had been retrieved from the wreckage of last Tuesday’s crash by “a source close to the inquiry”.The killer co-pilotAndreas Lubitz was the boy who grew up dreaming of flying and of one day becoming a pilot.

Page 21: Accidente Germanwing

He went on to fulfil his ambition, but it now appears that it was at the cost of 149 innocent lives after he deliberately crashed the Germanwings Airbus A320 into the side of a mountain in the French Alps.The circumstances leading up to the crash are now the subject of a police investigation."The co-pilot is alone at the controls," said Brice Robin, a prosecutor in Marseilles last week, drawing on information gathered from the black box recorder. "He voluntarily refused to open the door of the cockpit to the pilot and voluntarily began the descent of the plane."Mr Robin said Lubitz had a "deliberate desire to destroy this plane. He ... refused to open the door of the cockpit to the pilot and deliberately began the descent of the plane".German state prosecutors have found evidence that Andreas Lubitz had hidden an unspecified medical condition from his employers."Documents with medical contents were confiscated that point towards an existing illness and corresponding treatment by doctors," said the prosecutors' office in Dusseldorf, where the pilot lived and where the flight from Barcelona was heading, reports Reuters."The fact there are sick notes saying he was unable to work, among other things, that were found torn up, which were recent and even from the day of the crime, support the assumption based on the preliminary examination that the deceased hid his illness from his employer and his professional colleagues," they said.The Uniklinik hospital in Dusseldorf confirmed that it had treated Lubitz in recent weeks but said it was not for depression.

nvestigators are working on the theory that Lubitz was motivated by the fear he could lose his pilot’s licence over his health, according to German press reports.But the focus has moved from issues with Lubitz’s eyesight to his mental health.A source close to the investigation told Bild newspaper that Lubitz had recently visited several different doctors about the same problem.One theory being considered is that he was trying to avoid a psychiatric diagnosis.Lubitz visted the University Hospital Düsseldorf three times between February and March 10 this year.Sources also told the newspaper that Lubitz wanted a break from work – but did not want to take sick leave for fear it could endanger his career.The co-pilot was treated for suicidal tendencies several years ago, and it is believed problems with his eyesight may have been psychosomatic in origin.

What friends and his family have said (or not said) so farA friend of Lubitz said: "His nickname was 'Tomato Andi' - a reference to his past employment as a flight steward," adding that he worked for nearly a year for Lufthansa as a cabin attendant before being accepted for flight training.

Page 22: Accidente Germanwing

It emerged that Lubitz may have been suffering from a loss in eyesight. The New York Times reported that had sought treatment at Dusseldorf University Hospital. Lubitz's father was said to be "devastated, completely shattered” by his son’s act, according to a French official who spoke to him.The parents of Andreas Lubitz have not spoken in public since the crash. They were questioned by French police during their stay in France and German police were due to talk them when they returned to Germany.Bernard Bartolini, the mayor of Prads-Haute-Bléone, a small town near the site of the crash, said Lubitz' father is is carrying on his back the entire weight of the drama. "He is a man whose life has broken down,” he said.Mr Bartolini said he met them when they visited the crash site and attended a memorial ceremony nearby on Thursday along with families of the passengers and crew who died.“He (the father) is a man whose life is in ruins. I felt incredibly sorry for him as he expressed all his emotion, he expressed his emotion because he has lost a loved one, but also because his son is perhaps the (cause) of all this tragedy,” he told BFM news channel.

Early yearsThe young Lubitz grew up in the small town of Montabaur, 20 minutes’ drive from the German city of Koblenz.With his father a successful business executive and his mother a piano teacher his family could well afford the cost of flying lessons at his local club, Luftorts Club Westerwald.Here he first sat in the cockpit of a light aircraft at the age of 14 and after a couple of years of instruction under dual controls was able to fly on his own.Klaus Radker, the club's chairman, said: "It was his dream to fly from an early age and it was a dream he began to fulfil here, so when he went on to gain his commercial licence and fly planes like the Airbus he was very happy and proud."Andreas Lubitz competing in a Lufthansa marathon in 2013 (Wolfgang Nass/BILD)

Mr Radker last saw Lubitz in the autumn of last year, when the Germanwings pilot returned to the club to renew his light aircraft flying licence and take part in the club's barbecue, which he attended with a girlfriend.Nobody at the club noticed anything strange in his demeanour."He seemed normal. Proud of his job after so much training. He seemed happy," said Mr Radker. "I always found him a friendly, if very reserved, person. Open and polite."• The pilots who immolated themselves and their passengers• 'We only hear screams in the last seconds. Death was instant.'Lubitz left Montabaur at the age of 20 in 2007 to begin his commercial pilot's training in the northern German city of Bremen.It was a year into his training that he appears to have suffered the breakdown and took a break, before returning to qualify.

Page 23: Accidente Germanwing

A mother of a schoolmate told the Frankfurter Allgemeine Zeitung that he had told her daughter he had taken a break from his pilot training because he was suffering from depression."Apparently he had a burnout, he was in depression," said the woman, whom the paper did not name.She said her daughter had seen him again just before Christmas and that he had appeared normal. She added he was a "lovely boy". "He had a good family background," she told the paper.By the time of the accident he was still relatively inexperienced, having notched up only 630 hours of flying time, compared to the flight's captain, who had flown for more than 6,000 hours and had worked for Lufthansa for 10 years.The captain was Patrick Sonderheimer, a father to two children, who had joined Germanwings in May 2014. Previously he was a pilot with Lufthansa and Condor, a Lufthansa partner airline.Lufthansa said both pilots were trained at the Lufthansa Flight Training School in Bremen. Carsten Spohr, CEO of Lufthansa, said the two pilots trained in Phoenix, Arizona and that the co-pilot started in 2008 after waiting for eight months.Like many Mr Radker has been left stunned by what happened above the French Alps on Tuesday, and he was anxious that a full and comprehensive investigation takes place before final judgment is passed on his fellow club member."Both the people who died and their friends and family survived deserved that, at the very least," he said. "I find it hard to believe that Andreas, who dreamt of flying and of being a pilot, would deliberately fly his plane into a mountain and kill all those people."If that is true it also means that the results of all the psychological tests he would have had to take to be a pilot were wrong."The 27-year-old's parents’ neighbours in the affluent suburb on the edge of Montabaur all spoke of a polite, if not particularly gregarious, man.Johannes Rossbach, 23, who lives two doors away from Lubitz, said he would regularly see the pilot jogging through the neighbourhood's quiet streets.Mr Rossbach said: "He was very polite. He would always say hello and goodbye. There certainly seemed nothing out of the ordinary about him."He added: "I can't believe someone like that would kill 149 other people. It's something that absolutely needs investigating and proving before we can believe it."

It was Carsten Spohr, chief executive of Germanwings' parent company Lufthansa, in a press conference on Thursday who first said that Lubitz "took a break in his training six years ago. Then he did the tests (technical and psychological) again. And he was deemed 100 per cent fit to fly".• Germanwings Airbus A320 crashed deliberately: latest news• 'We only hear screams in the last seconds. Death was instant'• Links with MH370 and other crashes to be investigatedLubitz was identified as a German citizen and Mr Robin said he was not known to have terrorism links or extremist links. The Marseille prosecutor Mr Robin added his religion was "unknown".

Page 24: Accidente Germanwing

Lubitz also had a flat in Dusseldorf and he was an avid runner who often took part in local races, according to public records.In 2007, Lubitz came 72nd out of 780 participants in a 10-kilometre New Year’s week run in Montabaur, racing alongside his then 54-year-old father, Günter Lubitz, according to results posted by the organisers on its website that year.He also ran the Lufthansa Frankfurt half-marathon in 2013, 2012 and 2011 alongside his father, finishing in times varying from just under 1 hour 49 to 1 hour 37 minutes, according to results published online.On his Facebook profile, he said he was especially interested in the A320 and followed a pilots' chatroom in which they discussed technical aspects and different scenarios. His Facebook page has now been removed.

According to Brice Robin, the French prosecutor, who revealed that the co-pilot crashed the plane intentionally.

We heard the captain ask the co-pilot to take control, then we hear the noise of a seat that goes back and a door open, we can assume he went to relieve himself.

The co-pilot was alone. It is at this moment that the co-pilot manipulates the buttons of the flight monitoring system to action the descent of the plane.The action of this selectioner of altitude can only be deliberate. We hear the captain then speaks via an interphone to speak to the co-pilot, no response of co-pilot, he taps on door, no response of co-pilot, all we can hear is the sound of breathing until impact suggesting the co-pilot was alive until impact.The chief executive of Lufthansa said there were no indications of abnormal behaviour in Lubitz and that there is "no system in the world" that could have predicted and prevented his actions."He was 100 per cent fit to fly. There was no particular thing to note or to watch out for (in him)."He said the psychological tests carried out on their pilots by a specialised German training centre were regarded as among the best in the world."The co-pilot qualified as a pilot in 2008. He first worked as a steward and then became a first officer (pilot) in 2013.""He took a several months break for reasons I do not know. Then he had to do the test again."Peter Ruecker, a friend of Lutbitz from his home air club, LSC Westerwald, said he did not believe he was capable of such a thing" as flying was his "dream"."He did his flight training in the club from an early age. He was a very calm and very precise young man. He took his baccalaureate here in Montabaur," Mr Ruecker told RTL radio."He was a perfectly normal young man. He was very happy with this job. He was satisfied and happy. He had achieved his dream: from an amateur pilot, he become a professional. He had no problems. I don't believe him capable of such a thing."The Lubitzs' half a million euro detached home - a large, grey roof tiled building from where their son would set out for the short journey to the flying club, set on a plateau on one of the hills surrounding hills - was treated as a potential crime scene.

Page 25: Accidente Germanwing

On Thursday afternoon, groups of plain clothes police officers began carrying out a forensic search of the house. They also searched a flat Lubitz rented in Dusseldorf, 84 miles to the north.Armin Pleiss, head teacher of the Mons-Tabor-Gymnasium high school where Lubitz graduated in 2007, said: "I am just as shocked and surprised as you are."Laura, a neighbour whose brother was in the same year as Lubitz at the high school, added:"I didn't know him well, but to me he seemed very private, perhaps a little bit withdrawn. But who would have guessed at something so shocking happening?"

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/21/actualidad/1429631819_519431.html

Certezas e incógnitas de la catástrofe de Germanwings y el ‘caso Lubitz’

A las 10.41 del próximo viernes se cumplirá un mes del siniestro del Airbus 320 que debía volar de Barcelona a Düsseldorf. El vuelo 4U 9525 de Germanwings dejó 150 víctimas y un reguero de preguntas que fueron encontrando respuesta en los días siguientes a la tragedia. Las pruebas reunidas por las Fiscalías de Marsella y Düsseldorf dejan pocas dudas sobre la responsabilidad del copilotoAndreas Lubitz. Incapaz de asumir que sus problemas de salud le impedirían renovar su licencia de vuelo, prefirió matarse en uno de sus lugares favoritos para volar, los Alpes, y arrastrar a la muerte a 149 víctimas inocentes.

1. ¿Qué ha quedado demostrado?

2. La Fiscalía de Marsella fue la primera en anunciar lo que entonces

parecía inimaginable. El copiloto “accionó el botón de descenso de

manera voluntaria [...] con la intención de destruir el avión”, dijo

el fiscal francés Brice Robin tan solo dos días después de la tragedia.

La Fiscalía de Düsseldorf informaría más tarde de los resultados de

los registros de las dos viviendas del copiloto suicida. Las autoridades

alemanas confirmaron primero que Lubitz estaba bajo tratamiento y

que el día del siniestro no debería haber volado porque estaba de baja.

Pero, en lugar de obedecer al médico, el copiloto rompió en pedazos

las bajas médicas, que fueron encontradas en su piso de Düsseldorf.

Page 26: Accidente Germanwing

La Fiscalía dio a conocer más tarde que el hombre de 28 años había

estado en tratamiento por sus tendencias suicidas; y que los días

anteriores a la tragedia había buscado en Internet métodos para

suicidarse y para bloquear la puerta de la cabina del avión.

3. 2. ¿Y qué ha dicho Germanwings, la aerolínea para la que Lubitz

trabajaba desde 2013?

4. Lufthansa, la matriz de Germanwings , mantiene que en ningún

momento supo de los problemas de salud del copiloto porque su

historial médico es confidencial. Pero los responsables de la empresa

han ido modulando su discurso. El presidente de Lufthansa, Carsten

Spohr, dijo a los dos días de la catástrofe que, según la información de

la que disponían, Lubitz era “100% apto para el vuelo, sin ningún tipo

de peculiaridad o limitación”. Pero, tras una investigación interna, la

aerolínea admitió que el piloto había informado en 2009 a la escuela

en la que hacía prácticas, propiedad de Lufthansa, de “un episodio de

depresión grave”. Lubitz hizo este aviso tras interrumpir su periodo de

formación por sus problemas de salud.

5. 3. ¿Qué dudas quedan por despejar?

6. Básicamente, en quién recae la responsabilidad de que Lubitz se

sentara en la cabina del avión pese a que su condición médica se lo

impedía. La Oficina Federal de Tráfico Aéreo y Lufthansa se han

echado las culpas mutuamente. La primera acusó a la aerolínea de no

haberle informado de los problemas mentales del copiloto, versión que

Lufthansa niega categóricamente. En abril de 2013 entró en vigor una

normativa europea que recoge la obligación de informar a las

autoridades sobre las enfermedades graves —como una depresión—

que padezcan los pilotos o copilotos, pero Lufthansa se defiende

esgrimiendo una disposición del reglamento, que establece algunas

excepciones. La empresa insiste en que en ningún momento ocultó

datos relevantes sobre Lubitz a las autoridades alemanas.

7. 4. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

8. Las aerolíneas alemanas y las de otros países europeos anunciaron

tras la catástrofe que cambiarían las normas para obligar a que en

todo momento hubiera más de una persona en la cabina del piloto. Se

pretende así evitar otro caso Lubitz, en el que el copiloto aprovechó la

salida del piloto para encerrarse en la cabina, impedir la entrada de

nadie más y poner en marcha sus macabros planes.“Por Dios, abre la

maldita puerta”, gritaba el capitán Patrick Sondenheimer mientras

Page 27: Accidente Germanwing

aporreaba la puerta en el momento del descenso, según quedó

grabado en una de las dos cajas negras.

9. 5. ¿Y qué sigue igual?

10. El caso Lubitz ha avivado en Alemania el debate sobre el secreto

médico. Algunos políticos, tanto democristianos como

socialdemócratas, reclamaron un cambio legal para obligar a los

profesionales médicos a informar del estado de salud en personas que

por su profesión —pilotos, conductores de tren o autobuses— tengan

una responsabilidad especial. Frente a estas voces, las asociaciones de

médicos destacan que la confidencialidad es un derecho básico del

paciente y señalan que en la actualidad si un médico considera que

alguien supone un peligro ya está obligado a comunicarlo. El Gobierno

ha dejado claro que no planea cambiar la regulación sobre este

aspecto; también descarta inhabilitar a los pilotos que padezcan una

depresión, ya que considera que este veto aumentaría el riesgo de

ocultar estas enfermedades.

11. 6. ¿Cómo se ha enfrentado Alemania a la catástrofe aérea?

12. La mayor catástrofe sufrida nunca por una aerolínea alemana ha

dejado una profunda huella. El caso fue especialmente duro

paraHaltern am See, una pequeña localidad de la que provenían 16

adolescentes y dos profesoras de un instituto que tenía un programa

de intercambio con un centro de la localidad catalana de Llinars del

Vallès. El impacto de la tragedia en Alemania, de donde procedían 72

de las 150 víctimas, quedó patente el pasado viernes 17 de abril en el

funeral de Estado celebrado en la catedral de Colonia y al que asistió

toda la élite política del país, entre ellos, el presidente federal Joachim

Gauck y la canciller Angela Merkel. "Quizás lo que más nos horroriza

es la falta de sentido de lo ocurrido", dijo Gauck en un discurso

alabado por los medios alemanes por su sensibilidad a la hora de

captar el dolor de sus ciudadanos. El presidente también tuvo

palabras de ánimo para la familia de Lubitz.

13. 7. ¿Y España?

14. La Sagrada Familia de Barcelona acogerá el próximo 27 de abril

el funeral institucional por las 150 víctimas, de las que 50 eran

españolas. A la ceremonia acudirán el rey Felipe VI y la reina Letizia.

Además, el Parlament de Cataluña ofrecerá antes una recepción

privada a los familiares. El ministro del Interior, Jorge Fernández

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Díaz, ya intervino en el funeral organizado la semana pasada en

Colonia.

15. 8. ¿Cómo ha reaccionado la familia de Lubitz?

16. No ha trascendido mucha información sobre la familia de Lubitz.

Los padres volaron a los Alpes, el lugar del suceso, cuando su hijo aún

parecía una víctima más, y allí se enteraron de las acusaciones del

fiscal de Marsella. “Estaba hundido, completamente abatido. Me

pareció ver a un hombre que cargaba a sus espaldas todo el drama”,

dijo el alcalde de una aldea de los Alpes, Prads-Haute-Bléone, el 30 de

marzo. Al igual que el resto de los familiares de las víctimas, los

padres de Lubitz fueron invitados al funeral de Estado celebrado en

Colonia, pero rechazaron la invitación.

17. 9. ¿Cómo ha quedado el lugar del siniestro?

18. Tras cuatro semanas de trabajos , la recogida de los restos del

avión en los Alpes franceses concluyó el 20 de abril. Lufthansa

encargó los trabajos a una empresa especializada, que se llevó los

restos por helicóptero y los depositó en un almacén de Seyne-les-

Alpes. Allí estarán hasta que lo decida la Fiscalía. Los costes de la

operación los asumirá un consorcio asegurador liderado por Allianz. Si

a estos costes se le suman los del avión accidentado y las

indemnizaciones a los familiares de las víctimas, el consorcio ha

establecido una primera estimación de 300 millones de dólares (unos

278 millones de euros), cantidad que puede aumentar próximamente.

Todavía están pendientes las labores de limpieza de todas las

sustancias nocivas, como el queroseno, que queden en el lugar del

siniestro.

19. 10. ¿Qué indemnizaciones cobrarán los familiares de las

víctimas?

20. Lufthansa ya ha pagado a la mayoría de las familias (111 de las

150)los 50.000 euros por víctima que anunció a los pocos días de la

tragedia. Pero la factura promete ser mucho mayor. El representante

de 21 afectados alemanes, Elmar Giemulla, estudia la posibilidad de

llevar a Lufthansa a los tribunales en EE UU si no logran cerrar un

acuerdo con la aerolínea en Alemania.

http://a-mi-manera.blogspot.com/

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2 1 d e a b r i l d e 2 0 1 5

La psicología no lo arregla todoEn los últimos tiempos, da la sensación de que la Psicología lo arregla todo. Existe una terapia específica para cada situación compleja que nos desasosiega, un manual, una teoría. El obeso, el parado, el estudiante, el divorciado, el que padece estrés, el que tiene miedo a la oscuridad… encontrarán solución a sus males.

Se produce un accidente, una catástrofe y enseguida llega uno o varios equipos de psicólogos para acompañar a las víctimas, no sea que la gente se desespere, tenga un conato de rabia o se altere. Las emociones deben neutralizarse cuanto antes. La sociedad debe ser feliz por decreto.

Quizá lo que necesitas es afecto, alguien que te escuche con empatía, que se te permita ser tú mismo y no una oveja más del rebaño, que te dejen en paz. Quizá te resulte más beneficioso (y más barato) tomarte una cerveza con un amigo, explicarle tu vida y recibir una palmada en la espalda. La pega está en que vivimos en una sociedad tan deshumanizada que no mantenemos lazos estrechos de amistad con nadie, en que nos han impuesto un nivel de rendimiento que excede nuestras posibilidades, en que el ritmo ajetreado que llevamos es incompatible con la cordura.

Qué triste es tener que recurrir a un profesional que nos refuerce emocionalmente porque no hay nadie más en nuestro entorno que esté dispuesto a hacerlo.

http://actualidad.rt.com/ultima_hora/176812-lubitz-doctores-estrellar-avion-germanwings

Andreas Lubitz, el copiloto que estrelló deliberadamente el avión de

Germanwings el pasado 24 de marzo en los Alpes franceses, visitó a

decenas de doctores antes del accidente, informa AP citando al fiscal

Brice Robin. De este modo, la revelación demuestra una vez más que

Lubitz buscaba tratamiento a su enfermedad.

Por otra parte, el fiscal confirmó su reunión a puertas cerradas con los

familiares de las víctimas el próximo 11 de junio en París, Francia. En la

misma, se prevé discutir sobre el curso de la investigación de la tragedia

y los esfuerzos para reducir los retrasos administrativos en la entrega de

los restos de los fallecidos a los familiares.

http://actualidad.rt.com/ultima_hora/177323-copiloto-catastrofe-germanwings-ceguera

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Andreas Lubitz, el copiloto del avión A320 de la aerolínea Germanwings

que estrelló al aparato en los Alpes el pasado 24 de marzo cuando cubría

la ruta entre Barcelona y Dusseldorf tenía graves problemas de visión,

según ha denunciado este jueves la Fiscalía francesa.

El copiloto temía incluso padecer ceguera, según ha detallado el fiscal de

Marsella, Brice Robin. De acuerdo con la agenciaAP, Robin ha revelado

que los médicos sospechaban que Lubitz no era apto para volar, pero no

informaron a sus jefes en la compañía alemana.http://actualidad.rt.com/video/177346-copiloto-germanwings-temor-quedarse-ciego

Andreas Lubitz, el copiloto del avión de Germanwings siniestrado en marzo pasado en los Alpes franceses, visitó a 41 médicos en los últimos cinco años antes de estrellar la aeronave en la que viajaban otras 149 personas.

Según la Fiscalía francesa, Lubitz temía estar quedándose ciego y sufría

una gran depresión y presentaba una psicosis acompañada por problemas

de visión.