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  • ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    PONENTE:

    D. Jos Luis Merino HernndezNotario

    COPONENTES:

    D. Jos Luis Argudo PrizProfesor Titular de Derecho Civil

    D. Fermn Hernndez GironellaMagistrado

    MODERADOR:

    D. Jos Montn ZuriagaDecano del I. Colegio de Abogados de Teruel

  • ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA*

    porJos Luis MERINO HERNNDEZ (Ponente)

    Jos Luis ARGUDO PRIZ y Fermn HERNNDEZ GIRONELLA (Coponentes)

    Intervencin de D. Jos Luis Merino Hernndez

    Para la Filosofa, la muerte constituye el gran enigma;para el Derecho, un serio inconveniente.

    Yo agradezco mucho al foro, y en especial al Justicia, el haberme dado esta nueva opor-tunidad de estar en el foro y, especialmente, de estar en Teruel, para m ciudad entraable,querida, con familia, con amigos y con recuerdos que ya casi se remontan a medio siglo.Una poca de niez y de juventud muy agradable.

    Y venimos a hablarles hoy los tres de la aceptacin y repudiacin de herencia. Y nos lohemos planteado de la siguiente manera: yo voy a hacer una exposicin de tipo muy gene-ral, analizando estos artculos 27 al 39 de la nueva Ley de Sucesiones aragonesa; Fermn

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    * Bibliografa: ALBALADEJO GARCA, Manuel, Curso de Derecho civil. V. Derecho de Sucesiones, sptima edi-cin, Bosch Editor, Barcelona, 1997; CANO MARTNEZ DE VELASCO, J. Ignacio, La renuncia a los derechos, Bosch,Casa Editorial, Barcelona, 1986; CASTN TOBEAS, Jos, Derecho civil espaol, comn y foral, Tomo I, vol. 1.,Reus, 2. edicin, Madrid, 1926; CLEMENTE DE DIEGO, Felipe, Instituciones de Derecho Civil, Tomo III, Madrid,1959; CRISTBAL MONTES, Angel, La venta de herencia, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1968; DAZALABART, Silvia, Comentarios al Cdigo civil y Compilaciones forales, Edersa, Tomo X, vol. 1., Madrid, 1987; DEZPICAZO, Luis, La aceptacin de la herencia por los acreedores del heredero, ADC, enero-marzo, 1959; GITRAMAGONZLEZ, Manuel, Comentarios al Cdigo civil y Compilaciones forales, Edersa, Tomo XIV, vol. 1., Madrid, 1989;LACRUZ BERDEJO, Jos Luis, Derecho de Sucesiones. Parte general, Librera Bosch, Barcelona, 1961; Derecho de Suce-siones, Librera Bosch, Barcelona, 1971; MANRESA Y NAVARRO, Jos Mara, Comentarios al Cdigo civil espaol,Instituto Editorial Reus, Tomo VII, 7. edicin, Madrid, 1956; MERINO HERNNDEZ, Jos Luis, Comentarios alCdigo civil y Compilaciones forales, Edersa, Tomo XXXIII, vol. 1., 1. edicin, Madrid 1986, 2. edic., Madrid, 2000;Tomo XXXIV, vol. 2., Madrid, 1988; MUCIUS SCAEVOLA, Quintus, Cdigo Civil, Instituto Editorial Reus, TomoXVII, Madrid, 1944; PUIG BRUTAU, Jos, Fundamentos de Derecho civil, Tomo V, vol. 1., Edit. Bosch, Barcelona,1961; TRABUCCHI, Alberto, Istituzioni di Diritto civile, Cedam, Padova, 1983.

  • Hernndez va a resaltar los aspectos judiciales o procesales, que son fundamentalmente cua-tro (la aceptacin o repudiacin mejor por el menor de edad, la repudiacin judicial de laherencia, la interpelatio judicial y la renuncia en perjuicio de acreedores); son cuatro aspec-tos de la ley que llaman directamente a la intervencin judicial, y nadie mejor que nuestrocompaero magistrado para que trate estos temas (yo los pasar por alto); y Jos Luis Argu-do tiene especialsimo inters en tratar de desgranar un problema importante que hemosencontrado en la ley, que es todo lo relativo a la transmisin del derecho sucesorio, o el dere-cho de transmisin, la reproduccin y aditamento en la ley aragonesa del artculo 1006 delCdigo Civil, con toda la problemtica que conlleva el derecho de viudedad.

    Dicho esto, por mi parte, y por nuestra parte, todos pretendemos no hacer excesiva-mente larga esta exposicin en beneficio de ustedes y en beneficio de que pueda haber uncoloquio que, quiz, en estas sesiones de foro sea lo ms interesante; no slo que nosotrosexpongamos unas ideas mejores o peores, sino que nosotros tambin recabemos de uste-des las buenas ideas que puedan tener o que nosotros podamos suscitarles con nuestroscomentarios.

    I. NOCIN DEL DERECHO HEREDITARIO

    El fenmeno sucesorio ha preocupado en todas las pocas de la Humanidad, y los dis-tintos ordenamientos jurdicos han dado soluciones y planteado la cuestin con visionesdiferentes del mismo.

    Sin embargo, casi todos ellos tienen una nota en comn: consideran la herencia desdeuna ptica exclusivamente patrimonialista; como el conjunto de bienes, derechos y obli-gaciones relaciones jurdicas, a las que hay que atribuir un titular cuando el que antestena ha fallecido.

    Y adems, encontrarlo pronto, evitando as que ese acervo patrimonial permanezcapor mucho tiempo sin un responsable frente a terceros.

    Por ese sentido patrimonialista a que acabo de referirme, por consecuencia de la confu-sin existente entre herencia y derecho hereditario (unido a esa necesidad de encontrarpronto un titular responsable de los bienes hereditarios), por todo ello es por lo que los dis-tintos sistemas de derecho, histricos y actuales, se han visto en la necesidad de estableceruna serie de presunciones y determinar un conjunto de efectos a la aceptacin y a la repu-diacin de la herencia, violentando con ellos, las ms de las veces, la realidad de los hechos.

    Y as, unos ordenamientos consideran que, desde la muerte del causante, el herederoadquiere el patrimonio hereditario, pero que si renuncia se entiende como si nunca hubie-ra realizado esa adquisicin (sistemas de corte germnico). Algunos, incluso, como elmoderno Cdigo civil italiano (seguido en este punto por la Ley de Sucesiones aragonesa)llegan ms lejos: con la repudiacin se entiende como si el heredero nunca hubiera sido lla-mado (cfr. art. 37 LS); negando con ello, creo que innecesariamente, una realidad eviden-te, la del llamamiento hereditario.

    En el lado opuesto se encuentran los sistemas legales que plantean la necesidad de laaceptacin para que esa adquisicin hereditaria se produzca, acudiendo al subterfugio dela retroaccin, para conseguir el objetivo de que los bienes hereditarios no hayan perma-necido sin titular-responsable en el nterim (sistema de corte romano).

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  • Yo creo que el avance alcanzado a da de hoy en los estudios jurdicos permitira enestos momentos superar todos esos inconvenientes (y algunos ms) si se profundizase msy se hiciera un mayor desarrollo del llamado ius delationis, cuyo estudio y exposicin seha venido haciendo por algunos autores, recientemente, a partir del denominado legal-mente derecho de transmisin (que, realidad, como enseguida se ver, mejor debera cali-ficarse de transmisin del derecho hereditario), regulado por el art. 1006 del Cdigocivil (del que es fiel reproduccin el art. 39 LS).

    Esta es la propuesta que me permito formular, a partir de la cual desarrollar mis per-sonales comentarios a los preceptos de la Ley de Sucesiones por causa de muerte, de lasCortes de Aragn, que regulan la materia de la aceptacin y repudiacin de la herencia.

    Considero que debe partirse de una clara diferenciacin entre el derecho hereditarioy la herencia. Aqul como un derecho autnomo, independiente del conjunto de bienes,derechos y obligaciones del causante, cuyo contenido se centra exclusivamente en la facul-tad atribuida al heredero llamado para, alternativamente, aceptar o repudiar la herencia.Y sta en cuanto equivalente al patrimonio del causante.

    De esta suerte, se puede afirmar que cuando una persona muere transmite ipso iure,a sus herederos, el llamado ius delationis, es decir, el derecho a aceptar o repudiar laherencia. Un derecho que entra a formar parte del patrimonio personal del heredero. Peroun derecho, como digo, independiente de los bienes que integran la masa hereditaria delcausante. Un derecho evaluable, pero no identificable, necesariamente, en su valor con elque puedan tener los bienes hereditarios. Un derecho transmisible y negociable. Un dere-cho, insisto, autnomo, independiente del acervo patrimonial del fallecido.

    Hay un gran sector de la doctrina espaola que ha sabido diferenciar este llamadoderecho hereditario, de la herencia propiamente dicha, aunque sus estudios se hayancentrado, casi exclusivamente, como antes deca, en el mal llamado derecho de transmi-sin.

    As, entre los clsicos, dice MANRESA que transformado por el progreso de los tiem-pos el derecho hereditario en un derecho patrimonial transmisible, aqul entra en los bien-es del llamado, que en forma de derecho latente o condicional, lo transmite a los herede-ros con la misma cualidad hereditaria1.

    En parecido sentido, ms modernamente, seala GITRAMA que el propio ius delatio-nis es uno de los derechos que integran la masa hereditaria de la persona intermedia a laque se sucede2.

    ALBALADEJO, muy plsticamente, explica: (los) sucesores del que habiendo sidollamado a una herencia, muri sin aceptarla ni repudiarla, encuentran en la herencia de l,igualmente que sus propiedades, crditos, etc., otro derecho aun: el derecho a la herenciaque se le haba deferido. Pudiendo, entonces, lo mismo que habra podido el difunto, bienaceptarla, bien repudiarla3.

    Y de forma similar, la DGRN, que en su resolucin de 20 de septiembre de 1967 afir-ma que el propio ius delationis es uno de los derechos que integran la masa heredita-

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (1) Ob. cit., pg. 501.(2) Ob. cit., pg. 286.(3) Curso, cit., pg. 44.

  • ria de la persona a la que suceden (los transmisarios), y por eso se transmite junto con losdems bienes que forman parte de dicha herencia.

    A mi juicio, tanto en GITRAMA, como en ALBALADEJO y en la propia DGRN, hay unpunto de confusin, al considerar que el ius delationis forma parte de la masa heredita-ria del difunto y que, como seala la Resolucin citada, se transmite al heredero junto conel resto de bienes que integran la herencia.

    Yo creo que el ius delationis no es algo de que sea titular el causante; no es un dere-cho integrado en su patrimonio. En mi criterio, es un derecho que nace en el instante mis-mo de la muerte del causante, que se transmite automticamente a su o sus herederos, encuyo patrimonio s que ingresa; y, desde luego, con absoluta independencia de los bieneshereditarios: precisamente la entrada de stos en el patrimonio personal del heredero depen-der del ejercicio que ste haga de ese ius delationis: si acepta, adquiere la herencia, elacervo hereditario; si repudia o no ejercita el derecho, los bienes hereditarios no ingresanen su patrimonio.

    Si se me permite el smil, el ius delationis se asemeja al capital producido por unseguro de vida. El mismo nace en el instante de la muerte de la persona sobre cuya vida(mejor, muerte) se contrat el seguro; nunca ese capital form parte del patrimonio de estapersona; y a su fallecimiento, nace dicho capital o premio del seguro para poder ingresaren el patrimonio del beneficiario que acepte.

    Ni en el Cdigo civil, ni en la Ley de Sucesiones aragonesa existe un desarrollo ade-cuado de estos conceptos. Hay, no obstante, dentro de la LS ciertos argumentos para sos-tener las tesis que estoy defendiendo:

    As, el art. 35.1.a) LS distingue claramente entre la donacin o transmisin onerosadel derecho a la herencia (el ius delationis) y los mismos actos negociales respecto dealguno de los bienes que la componen. Una cosa es, pues, la transmisin del puro dere-cho hereditario y otra bien distinta la del patrimonio que con su ejercicio poda haber adqui-rido el llamado;

    O el ms claro art. 39 LS, en el que se habla de la transmisin del derecho a acep-tar o repudiar la herencia, es de decir, del ius delationis, verdadero derecho a favor delllamado. Como dice la LS, por la muerte del llamado sin aceptar ni repudiar la herenciase transmiteel mismo derecho que l tena a aceptarla o repudiarla. Un derecho que s ingre-sa en su patrimonio desde el momento mismo de la delacin sucesoria; de ah que la trans-misin del derecho a aceptar o repudiar la herencia del causante slo tiene lugar a favordel llamado que acepta la herencia del transmitente; porque (y luego lo veremos con msdetenimiento) ese ius delationis, al formar parte del patrimonio del transmitente falleci-do, slo puede ser ejercitado por sus herederos si stos aceptan totalmente su herencia, yaque lo contrario supondra una aceptacin parcial prohibida por la Ley (cfr. art. 30 LS).

    Por todo ello, me parece un grave error confundir el derecho hereditario con el con-junto de bienes, derechos y obligaciones que con l puede llegar a adquirirse. Aquel dere-cho existir siempre aunque el causante careciera de patrimonio propio en el sentido eco-nmico de la palabra. Puede haber supuestos en los que el llamado (por la ley o la voluntaddel causante) a una determinada herencia tenga inters en aceptarla o rechazarla conindependencia del incremento patrimonial que ello le pueda suponer (como digo, en algu-nos casos ninguno): por ejemplo, para continuar o no un procedimiento judicial iniciadopor el causante, ajeno por completo a ningn tipo de reclamacin econmica (separacinmatrimonial, reivindicacin del honor, querella criminal, etc.).

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  • Partiendo, pues, de estas afirmaciones, iremos viendo las distintas consecuencias y losefectos que pueden derivarse de esta clara diferenciacin entre herencia y derecho here-ditario, y cmo muchos fenmenos sucesorios pueden explicarse con bastante claridad ysencillez sin necesidad de acudir a otro tipo de explicaciones ms rebuscadas y ficticias.

    II. EJERCICIO DEL DERECHO HEREDITARIO

    Como digo, a favor de toda persona llamada, voluntaria o legalmente, a una herencianace el ius delationis, es decir, el derecho a aceptarla o repudiarla.

    El titular de este derecho puede adoptar, respecto de l, diversas actitudes:

    1.- Ejercerlo expresamente,

    a) Aceptando la herencia, o

    b) Repudindola;

    2.- Ejercerlo tcitamente (la llamada aceptacin tcita; no cabe la repudiacin tcita deherencia en el Derecho aragons);

    3.- Transmitirlo;

    4.- No ejercerlo (supuestos en los que puede entrar en juego la interpellatio judicialo la transmisin del derecho a los herederos).

    Seguidamente, analizar lo ms destacado de los preceptos de la Ley aragonesa deSucesiones, a partir de este esquema.

    III. EJERCICIO EXPRESO DEL DERECHO HEREDITARIO

    1. Aceptacin y repudiacin expresa de la herencia

    La aceptacin expresa supone la manifestacin que el llamado a una herencia hace desu voluntad de aceptarla. Su deseo de que el acervo hereditario, es decir, el conjunto de dere-chos y obligaciones de que era titular su causante, ingresen, separadamente, en su propiopatrimonio.

    En el lado opuesto, la repudiacin, tambin como ejercicio expreso, alternativo, delderecho hereditario, representa la voluntad del llamado a una herencia de no aceptarla, derechazarla; de que ese conjunto de derechos y obligaciones del fallecido no ingresen en supropio patrimonio.

    1.1. Renuncia o repudiacin?

    La tesis del derecho hereditario que defiendo tiene trascendencia, incluso, en lo ter-minolgico.

    A este respecto, entre los autores no existe acuerdo acerca de si el acto contrario a laaceptacin de una herencia debe calificarse de renuncia o de repudiacin.

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  • El origen de las diferencias de criterio proviene, precisamente, de la distinta visin quese tiene del fenmeno sucesorio, segn lo que acabo de exponer.

    As, autores como CANO, PUIG BRUTAU o DAZ PICAZO consideran, con unos uotros argumentos, que la llamada repudiacin hereditaria nada tiene que ver con larenuncia.

    CANO afirma que para el rechazo de una herencia hay que reservar el trmino repu-diacin que conlleva el rechazo de todo un patrimonio4, el hereditario.

    De forma indirecta mantiene similar tesis PUIG BRUTAU cuando dice que en el Dere-cho espaol, seguidor del Derecho romano en donde la herencia slo se adquiere por suaceptacin (a diferencia del germnico donde la adquisicin es automtica por fallecimientodel causante), no debera ser necesario precepto alguno regulador de la repudiacin. Sunormacin no tiene, as, ms que una funcin prctica de permitir la calificacin clara ydefinitiva de ciertas situaciones de hecho5.

    DAZ PICAZO considera que la repudiacin de la herencia no es una renuncia, sinosimplemente la declaracin de voluntad de no adquirirla6.

    Y en parecido sentido, la Resolucin DGRN de 25 noviembre 1942: En el Derechomoderno la repudiacin, ms que una verdadera renuncia de un derecho patrimonial, esuna no aceptacin de la oferta o llamamiento legal.

    Discrepaba de estos criterios LACRUZ BERDEJO para quien la repudiacin equivalea una renuncia. En todo caso aada, el llamado se despoja, mediante ella, de algo queya tena la facultad de aceptar y cuyo valor pecuniario asciende al importe del caudalrelicto7.

    Desde la postura que defiendo, considero, siguiendo a CANO, que la renuncia pre-supone la dejacin o abandono de un derecho o de una posicin jurdica compleja de losque se es ya titular (por ejemplo, la renuncia a un derecho de usufructo); mientras que enla repudiacin se parte de la no tenencia de derecho alguno, y con ella lo que se afirmaes su no adquisicin (ejemplo: la no aceptacin de una oferta negocial)8.

    1.2. Caracteres de la aceptacin y de la repudiacin de la herencia

    De la lectura conjunta de los arts. 27 y 29 LS se desprenden, como caracteres esencia-les de la aceptacin y de la repudiacin hereditarias, los siguientes:

    Es un acto libre; De posible ejercicio independiente; Unilateral; Irrevocable; Incondicional; No susceptible de sometimiento a plazo; Retroactivo.

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    (4) Ob. cit., pg. 16.(5) Fundamentos, cit., pg. 238.(6) La aceptacin de la herencia, cit., pg. 168.(7) Derecho de Sucesiones, cit., edic. 1971, pg. 138.(8) La renuncia a los derechos, cit., pgs. 12 y ss.

  • Voy a fijarme ahora, especialmente, en dos de estos caracteres:

    A) Acto libre.

    Esa libertad que se proclama de la aceptacin de la herencia tiene, en el Derecho ara-gons, dos excepciones, es decir, dos supuestos de aceptacin forzosa, los regulados res-pectivamente en los arts. 31 y 33.

    En el primer caso, cuando se trata de herencia deferida a menores de catorce aos o aincapacitados sometidos a tutela o con patria potestad prorrogada, si se solicita judicial-mente la autorizacin necesaria para repudiarla, y el Juez la deniega, se entender auto-mticamente aceptada la atribucin sucesoria.

    En el segundo, producida la interpellatio judicial para que heredero llamado se pro-nuncie, si transcurrido el plazo concedido al efecto por el Juez, no existe renuncia expresapor parte del heredero, se tendr la herencia por aceptada.

    Yo manifiesto mis dudas acerca de la bondad de estas soluciones. Las mismas parecenderivar o bien de un arrastre histrico, o bien de ese deseo del legislador de que todo patri-monio cuyo titular ha fallecido encuentre pronto un nuevo titular. Desde luego, en benefi-cio de terceros y, en general, del trfico jurdico, no necesariamente del propio llamado. Enel moderno Derecho cataln, la solucin es la contraria (cfr. art. 28.3 CSC).

    B) Acto de ejercicio independiente.

    Segn la LS, la aceptacin y la repudiacin son actos que pueden realizarse, por el lla-mado a la herencia, con independencia del resto de los herederos.

    Seala a este respecto el art. 27.2 LS que si son varios los llamados a la herencia, cadauno de ellos puede aceptarla o repudiarla con independencia de los otros.

    Con respecto a la aceptacin de la herencia, sta era una cuestin que se presentabacomo dudosa en la normativa anterior, al no haber precepto, ni en la Compilacin, ni en elCdigo civil que expresamente previera esta posibilidad. Bien es verdad que la doctrinainterpretaba las disposiciones de los arts. 990 y 1007 Cc. en sentido favorable a la posibili-dad de que las aceptaciones de los varios llamados a una misma sucesin pudieran verifi-carlas por separado los unos respecto de los otros9.

    Una vez ms, fue el Cdigo de Sucesiones de Catalua de 1992 el que vino a esclare-cer la cuestin con un artculo, el 16, prcticamente copiado ahora por la Ley de Sucesio-nes aragonesa.

    As, pues, queda claro que cada uno de los llamados a la herencia puede actuar, paraaceptarla (o repudiarla), con independencia de los dems. En caso de aceptacin indepen-diente, el resultado de tal actuacin ser que el heredero aceptante adquiere desde enton-ces, e ingresa en su patrimonio, la cuota indivisa de la masa hereditaria a la que haya sidollamado por el causante, o el bien concreto que ste le haya asignado.

    Sin embargo, este tipo de aceptaciones por separado no deja de suscitar problemas enla prctica. Quizs el ms importante el que puede plantearse en el caso de que, tras laaceptacin de algunos herederos, otros renuncien, con posterioridad, a su cuota heredita-ria, sin que haya prevista sustitucin ordinaria (la legal ya no se producir: cfr. art. 26 LS);

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    (9) Ver GITRAMA, ob. cit., pg. 78.

  • si el disponente no lo ha excluido expresamente, tendr lugar entonces el derecho de acre-cer (art. 166 LS). Un acrecimiento que surge a posteriori de la aceptacin de los otros here-deros y que, en interpretacin de la generalidad de la doctrina, no exige un acto nuevo deaceptacin, dado que el acrecimiento se produce, a favor del heredero aceptante, autom-ticamente y de forma forzosa10. Ello estara en consonancia con la prohibicin de acepta-cin parcial de la herencia (art. 30 LS) y la presuncin de que los beneficiarios del dere-cho de acrecer s que quieren heredar11.

    Sin embargo, desde el punto de vista prctico es sta una presuncin que puede tenersus quiebras en algn momento. No hay que descartar la posibilidad de que una personaque se sabe llamada a una cuota determinada de una herencia desee aceptar sta sobre labase de ese llamamiento, pero no con otro de mayor cuanta (por ejemplo, por razones fis-cales: con la mayor cuota incrementa su patrimonio sobrepasando un lmite que no desea).

    Ahora bien, eso que desde el punto de vista terico podra ser asi, para el Derecho ara-gons vigente no es posible dado que el art. 168 LS impone el acrecimiento con carcter for-zoso. Una solucin que a m, personalmente, no me satisface. La contraria hubiera podidoestar ms ajustada a la realidad social12.

    Tambin, desde el punto de vista fiscal, puede surgir algn problema prctico, en estetipo de aceptaciones separadas, cuando el primer aceptante d un determinado valor alpatrimonio hereditario y, posteriormente, otros coherederos, que tambin acepten, den otrodistinto, mayor o menor; creo que las consecuencias tributarias pueden ser bastante eno-josas para uno u otros13.

    1.3. Aceptacin y repudiacin parcial

    El art. 990 Cc. prohibe la aceptacin de la herencia en parte. La LS reproduce estaprohibicin en su art. 30.1.

    Esta clsica prohibicin proviene del Derecho romano (al parecer, ya desde la Ley delas XII Tablas): qui totam hereditatem adquirere potest, in pro parte eam scidendo adirenon potest. Sed et quis ex pluribus partibus in ejusdem hereditate institutus sit, non potestquasdam parte repudiare quasdam agnoscere14.

    Criterio que recogera la legislacin de Partidas: Seyendo algunt home rescebido porheredero en parte cierta, maguer l non sepa quanta es, bien puede entrar en la herencia,solamiente que la entre con entencion de la haber quanto quier que sea15.

    Este principio de la indivisibilidad de la aceptacin hereditaria ha venido siendo jus-tificado, especialmente por la civilstica clsica, con base en tres criterios, fundamental-mente: la herencia como continuacin de la personalidad del causante, la necesidad de pro-teger a los acreedores y el respeto a la voluntad del difunto.

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    (10) GITRAMA, ob. cit., pg. 78.(11) Idem.(12) Dispone dicho artculo que los herederos o legatarios favorecidos por el acrecimiento adquieren la par-

    te acrecida por imperio de la ley, sin necesidad de aceptacin y sin poder repudiar separadamente esa parte.(13) Surge aqu un problema prctico notarial, cual es el de determinar si esos coherederos que todava no

    han aceptado ni repudiado la herencia pueden pedir o no copia de la escritura de aceptacin del heredero acep-tante. Yo creo que s, pues aunque no hayan sido parte en ella, son personas interesadas en conocer los trmi-nos en que dicha aceptacin ha sido realizada, para obrar en consecuencia.

    (14) Digesto, Leyes 1. y 2., Ttulo II, libro XXIX.(15) Partida VI, Ttulo VI, Ley XV.

  • Y as, por ejemplo, MANRESA deca de la aceptacin hereditaria indivisible que sufundamento est en que el testador o la Ley, al conferir la cualidad de heredero, designanun sucesor en todos los derechos y obligaciones del causante, escogen un representante desu personalidadLa sucesin en los bienes es lo secundario; la sucesin de la persona jur-dica es lo esencialLa continuacin de la personalidad jurdica del difunto, aunque corres-ponda a varios, es una e indivisible16.

    Ya, sin embargo, entre los mismos autores clsicos, algunos, como FALCN, disin-tiendo francamente de estos criterios y de la propia norma legal, afirmaba que el art. 990Cc. carece de toda base. Muy bien estaba en Roma, donde no poda dividirse la herenciaentre sucesores de dos clases distintas, testamentarios y legtimos. Se comprende tambinen tiempos de Alfonso X el Sabio, cuando se sala de la magna empresa de reconstruir elDerecho civil, perdido durante mucho tiempo en obscuridades denssimas. En nuestrostiempos es un evidente anacronismo17.

    El propio MUCIUS SCAEVOLA, que conclua sus comentarios al art. 990 Cc. aceptan-do el criterio de la indivisibilidad, previamente, sin embargo, desmontaba todas y cada unade las teoras sobre las que quera sustentarse esa indivisibilidad determinada por la ley. Yas, frente a quienes, en su poca, justificaban la prohibicin del art. 990 Cc. sobre la basede la conveniencia de prevenir amaos y falsedades con la aceptacin o renuncia parcial,se preguntaba qu genero de amaos y de falsedades pueden producirse a la sombra dela aceptacin parcial de la herencia que no quepan tambin en la renuncia de la misma, yque no militen de igual modo a favor de la aceptacin forzosa18. Con respecto al argu-mento de que la indivisibilidad de la herencia est pensada para evitar el perjuicio de acre-edores, deca: Qu ms o menos les va a ellos en que sea aceptada toda herencia por elinstituido, o en que se divida entre ste y los herederos ab-intestato? No les estn de igualmodo obligados los bienes? No se les debe lo mismo el legado?19. Y con relacin a la ideade la continuidad de la personalidad del difunto, afirmaba: Una cosa son el ttulo here-ditario y la continuacin de la personalidad del difunto y otra el nmero de personas enquienes se pueden reunir estos caracteres. En efecto: porque se acepte parcialmente la heren-cia, dejar de ser universal el ttulo en esas partes? Porque concurran otros herederos,dejar el que acepte, cualquiera que sea su posicin, de continuar la personalidad deldifunto? No hemos convenido, adems, en que esta continuacin puede darse sobre here-deros testamentarios, concurriendo con otros legtimos a quienes llega la herencia por fal-ta parcial de los primeros? En resumen, si la herencia puede ser parcial, por qu no ha deserlo la aceptacin?20. Luego, sin embargo, como deca, conclua aceptando la prohibicinlegal21.

    MANRESA que, como se ha visto, crea en aquellas teoras clsicas para explicar la pro-hibicin legal en cuestin, sealaba, sin embargo, que siempre bajo la presin de la reglageneral, que es la aceptacin pura o sin beneficio de inventario, la ley juzga imposible queel heredero contine a medias la personalidad del causante, o le represente en una frac-cin22.

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (16) Comentarios, cit., pg. 418.(17) Citado por MUCIUS SCAEVOLA en Cdigo civil, cit., Tomo XVII, pg. 428.(18) Ob. cit., pg. 428.(19) Ob. cit., pg. 428.(20) Ob. cit., pg. 430.(21) Idem.(22) Ob. cit., pg. 27.

  • Ms contundente, a mi juicio, LACRUZ BERDEJO consideraba que la idea de la con-tinuacin de la personalidad como explicacin del fenmeno sucesorio se halla hoy casiabandonada Tcnicamente la supervivencia de la personalidad del causante o su repre-sentacin por el heredero son errneas e insostenibles23. Y conclua afirmando que el pasode los bienes de un golpe y en cierto modo en bloque, se debe simplemente a que aslo ha dispuesto la ley24.

    Eso es lo que siempre he pensado. Que normas como el art. 990 Cc. o el 30.1 LS no res-ponden sino a viejas tradiciones, arrastradas en el tiempo de unos Cdigo o leyes a otros,sin una verdadera justificacin tcnica, ms all de la pura poltica legislativa (o, quizs,de una inercia normativa).

    No veo razones claras y contundentes para mantener hoy ese criterio legal. Conside-ro, como MUCIUS SCAEVOLA, que todos y cada uno de los argumentos que lo han sos-tenido hasta ahora son totalmente refutables: en la aceptacin de la herencia no existe tc-nicamente verdadera continuidad en la personalidad jurdica del difunto (LACRUZBERDEJO); para nada se perjudica a los acreedores de la herencia por ser sta aceptadaparcialmente; el concepto de universitas no desaparece porque algn heredero acepte orenuncie en parte la herencia (porque otros aceptarn la porcin o cuota repudiada).

    Incluso, ese respeto a la voluntad del causante es ms que dudoso (se puede saber cier-tamente lo que el fallecido quera?). Y, desde luego, ello quiebra ante la indivisibilidad dela sucesin legal. Al final, todo se reconduce a una decisin de la ley que podra ser dis-tinta sin mayores complicaciones.

    Por mi parte, siempre he credo que el criterio opuesto posibilidad de aceptar o repu-diar parcialmente la herencia no producira perjuicio alguno y, al contrario, en algunoscasos podra ser de gran utilidad. Y en Aragn, mucho ms que en otros ordenamientos(teniendo en cuenta, adems, que en ste la herencia se acepta siempre a beneficio deinventario). Pinsese, por ejemplo, en el testador que, en uso de la legtima colectiva, deci-de instituir heredero de todo su patrimonio a uno solo de sus hijos. Y ste, considerandopoco justa la decisin de su padre, opta por efectuar una aceptacin parcial, con el objetode que en la parte repudiada se abra la sucesin intestada, a la que sern llamados sus her-manos (supuesto, claro est, que no haya prevista sustitucin ordinaria)25. Puede haber otrasmuchas razones que aconsejen hacer permisible la aceptacin y/o renuncia parcial de heren-cia26.

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    (23) Derecho de Sucesiones, cit., edic. 1961, pg. 39.(24) Idem.(25) Efectuar esta correccin con la actual prohibicin legal conlleva un costo fiscal muy alto, dado que el

    heredero aceptante que desea beneficiar a sus hermanos, tras la aceptacin tendr que donarles los bienes o cuo-ta hereditaria que desee atribuirles.

    (26) En cierta ocasin, hace aos, en mi despacho notarial surgi un supuesto en el que, razonablemente,hubiera sido necesaria o muy conveniente una aceptacin parcial de la herencia: el testador, con un hijo y unahija, sta, no disminuida psquica, pero s gravemente limitada, soltera y sin descendencia (ni presumible posi-bilidad de llegar a tenerla, dada su ya avanzada edad), decidi nombrar heredera universal a dicha hija, res-pecto de un patrimonio constituido por una serie de fincas rsticas de labor y un inmueble con varias vivien-das arrendadas. Abierta la sucesin hereditaria, la hija razon conmigo lo til que para ella sera aceptar laherencia slo respecto del inmueble urbano (con cuyas rentas podra subsistir con holgura), y repudiarla en lasfincas rsticas que, por sucesin intestada, acabaran pasando a propiedad de su hermano. Ella no se conside-raba suficientemente capacitada para explotar dichas fincas, ni directamente, ni a travs de terceros. Y, al con-trario, asumir la propiedad de las mismas iba a representarle una carga muy onerosa, presumiendo graves pr-didas econmicas imposibles de soportar. Pensando entonces que, dado el sistema hereditario aragons, la ideade que en Aragn la herencia se acepta siempre a beneficio de inventario y que no haba perjuicio alguno paraterceros, en este Derecho era posible la aceptacin parcial de herencia, autoric la escritura en tal sentido. Lgi-

  • Y porque creo que eso debera ser as es por lo que me voy a permitir efectuar unainterpretacin de la LS tendente a restringir al mximo esa prohibicin general de repu-diacin parcial de la herencia.

    Previamente, recordar que hay autores espaoles que tratan de hacer lo mismo res-pecto de similar prohibicin contenida en el art. 990 Cc. La aceptacin o la repudiacinde la herencia no podr hacerse en parte. As, el prof. ALBALADEJO afirma que laaceptacin o repudiacin son totales para cada delacin (por lo que) cabe que el que reci-be varias acepte una y repudie otra. As el heredero que haya sido instituido tal en ms deuna porcin de la herencia, cuando el testador dej varias separadamente a la misma per-sona, podr aceptar una y repudiar otra, o el heredero que sea al mismo tiempo sustitutovulgar de otro heredero, podr aceptar la herencia y no la sustitucin (presupuesto quefalle el heredero preferente) o al revs, o el heredero que sea al mismo tiempo legatario,podr renunciar la herencia y aceptar el legado (si bien, como sabemos, en ste no hay pro-piamente delacin, sino adquisicin, con la facultad de renunciarlo), o renunciar ste yaceptar aqulla (art. 890,2.)27.

    Muy interesantes apreciaciones, a las que yo aadira el supuesto de atribucin suce-soria de bienes mediante institucin de heredero en cosa cierta: el que recibe diferentes ele-mentos patrimoniales por este ttulo, podr aceptar unos y repudiar otros; y si, adems, hasido llamado como heredero por cuota en el remanente hereditario, aceptar ste y repudiaraqullos, o viceversa.

    Es curioso, sin embargo, que cuando parece que esta interpretacin debera estarabriendo un interesante portillo al excesivo rigorismo de la ley, el Cdigo de Sucesiones deCatalua salga al paso de la misma en su art. 25.2, en el que, tras prohibir la aceptacin yrepudiacin parciales de la herencia, dispone que salvo voluntad contraria del testador,el llamado en cuotas diferentes que acepte cualquiera de stas, se entender que acepta lasrestantes, aunque se le defieran con posterioridad por va de sustitucin vulgar o por cum-plimiento de condiciones suspensivas.

    Para el Derecho aragons el art. 30.2 y 3 LS introduce dos salvedades a la prohibicingeneral de aceptacin parcial de la herencia:

    1. El llamado por distintos modos de delacin puede aceptar por un llamamiento yrepudiar por otro (apartado 2).

    2. El llamado simultneamente como heredero y legatario puede aceptar por un con-cepto y repudiar por el otro (apartado 3).

    A la vista de estas dos salvedades, conviene analizar por separado las distintas posi-bilidades encuadrables en ellas:

    A) Llamamiento como heredero y legatario

    Es la ms sencilla de esas posibilidades. La interpretacin del art. 30.3 no ofrece dudas.Si una persona es llamada, simultneamente, como heredero y como legatario, puede renun-ciar la herencia y aceptar el legado, o viceversa.

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    camente (con la lgica imperante en el momento aos '70 de reconduccin al Cdigo civil de cuanto no estu-viera especficamente regulado en la Compilacin foral), el Registrador de la Propiedad deneg la inscripcinpor defecto insubsanable, criterio que ratific la DGRN que entendi aplicable en Aragn el art. 990 Cc. Evi-dentemente, se salv la buena doctrina, pero se perjudic gravemente a una familia.

    (27) Ob. cit., pg. 91.

  • El fundamento doctrinal de este criterio legal se encuentra en la idea de que el legadono supone ninguna delacin sucesoria, sino slo una designacin o atribucin mortis cau-sa singular, que representa una carga para la herencia, hasta el punto que se pueden ago-tar los legados para el pago de las deudas hereditarias.

    De ah que los llamamientos a la herencia y al legado sean completamente distintos eindependientes, y por ello el beneficiario de ambos puede aceptar o repudiar uno con inde-pendencia del otro.

    Y ello, desde luego, cualquiera que sea la delacin sucesoria en virtud de la cual ha sidollamado como heredero: ya sea por testamento, pacto sucesorio a favor de tercero (si esfavor del propio contratante, el art. 70 LS veda la renuncia a posteriori) o sucesin legal.

    Aqu surge una cuestin prctica importante. En la pretensin, da a da creciente, enlos testamentos mancomunados entre cnyuges, de instituirse recprocamente herederosuniversales pese a la existencia de descendientes legitimarios, los testadores, ante las adver-tencias y consejos notariales al respecto, suelen agotar la parte de libre disposicin median-te asignaciones recprocas (que yo aconsejo sean sobre bienes o grupos de bienes determi-nados). Sin embargo, sucede con bastante frecuencia que, llegado el momento de la aperturade la sucesin por fallecimiento de uno de los cnyuges, el suprstite considere que tanextensa atribucin es ahora innecesaria, y que, para su adecuada subsistencia, le bastaracon percibir algunos bienes (normalmente, el dinero), pero no todos los asignados por elcausante. Surgir entonces el problema de la imposibilidad de la repudiacin parcial, sitales asignaciones se han efectuado por va de herencia. Por ello, es muy aconsejable o quetodas las atribuciones se efecten como legados independientes o instituciones heredi-tarias en cosas ciertas, diferenciadas las unas de las otras, o que se hagan en una partecomo llamamiento hereditario (cuando se quiere que el cnyuge viudo sea heredero), y enotra como legado o legados (o instituciones de heredero en cosa cierta).

    B) Llamamientos por distintos modos de delacin

    En principio, tampoco aqu debera plantearse problemas. Como seala el art. 2.2 LS,los distintos modos de delacin son compatibles entre s.

    Recordemos que en el Derecho aragons tres son los posibles modos de delacin suce-soria: el pacto, el testamento y la disposicin de la Ley (art. 2.1 LS).

    Ahora bien, la primera importante advertencia a efectuar a este respecto es que esosllamamientos han de serlo a bienes o cuotas hereditarios diferenciados. As, por ejemplo,si por pacto a favor de tercero o por testamento una persona ha sido instituida herederarespecto de ciertos bienes y, posteriormente, ha de abrirse tambin la sucesin intestada delmismo causante respecto de otros bienes distintos, y a ella es igualmente llamada, en todoo en parte, dicha misma persona, sta podr aceptar uno de los llamamientos y repudiarel otro.

    Porque si los diferentes llamamientos voluntario y legal lo son a la misma heren-cia, es decir, al mismo conjunto de bienes, entrarn en juego las disposiciones del art. 29LS que, en sntesis, determinan:

    El llamado por disposicin voluntaria que repudia ya no puede aceptar como here-dero legal, salvo que al efectuar el repudio haya hecho expresa reserva al respecto (supues-to verdaderamente impensable en la prctica); y

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  • Si el repudio lo es como heredero legal, sin noticia de su llamamiento voluntario,todava puede aceptar la herencia por ste.

    C) Llamamientos por diferentes ttulos en la delacin voluntaria.

    Aqu cabra encuadrar los supuestos de existir, en un mismo testamento o pacto suce-sorio a favor de tercero (o ambos conjuntamente), varias asignaciones en legado o diferen-tes instituciones hereditarias en cosa cierta, respecto de bienes o grupos de bienes diferen-tes, efectuadas por un mismo causante en beneficio de una misma persona.

    Considero que el beneficiario podr renunciar unas y aceptar otras de tales asignacio-nes.

    Recordando la frase que antes citaba del prof. ALBALADEJO, el heredero que hayasido instituido tal en ms de una porcin de la herencia, cuando el testador dej variasseparadamente a la misma persona, podr aceptar una y repudiar otra.

    Dando un paso ms en esta amplia interpretacin, en la prctica puede surgir un pro-blema importante en los supuestos de llamamientos a un mismo heredero en cuotas dife-rentes de la herencia, segn la clase de bienes de que se trate. El caso puede ser interesan-te cuando el testador se plantea el reparto de un patrimonio integrado por bienes de distintanaturaleza (inmuebles urbanos y rsticos, dinero y sus equivalentes metlico, cuentasbancarias, fondos de inversin, valores mobiliarios, bienes muebles de gran valor, colec-ciones, ganado, maquinaria, etc.). No es infrecuente que sobre l establezca cuotas igua-les o no a favor de sus distintos herederos, diferentes para cada grupo de bienes (ejem-plo: A recibir el 20 % de las fincas rsticas, B el 50 %, C el 18 %, y D el 12 %; de los fondosdinerarios, y para compensar, A recibir el 30 %, B nada, C el 32 %, y D el 38 %; etc.).

    Cul ser en estos casos la correcta interpretacin del art. 30 LS?

    Si atendemos a los estrictos trminos de la Ley distintos modos de delacin, nocabe la aceptacin y/o la renuncia parcial de los llamados a cuotas distintas sobre bienesdiferentes de la herencia porque el modo por el que las mismas les han sido atribuidases idntico: como herederos indivisos al todo hereditario. Y sta es tambin la frmula cata-lana.

    Pero, cabra una interpretacin flexible en el sentido apuntado ms arriba con base enel principio de libertad civil? Probablemente, s; teniendo en cuenta, adems, que la Ley nolo prohibe expresamente. El apartado 2 del art. 30 LS expresa una salvedad al apartado 1,pero no prohibe otras, como, por ejemplo, hace el Cdigo cataln.

    En otro orden de cosas, el prof. ALBALADEJO realiza al respecto otra afirmacin impor-tante: el heredero que sea al mismo tiempo sustituto vulgar de otro heredero, podr acep-tar la herencia y no la sustitucin o al revs.

    D) En particular, el derecho de acrecer

    Tradicionalmente, ha existido una profunda divergencia de criterios doctrinales en tor-no a si es o no posible aceptar la herencia deferida directamente y renunciar a la provenientede un derecho de acrecer.

    Y al respecto se hace una neta distincin: si el acrecimiento proviene de un llamamientovoluntario, o si es un acrecimiento nsito en una sucesin legal.

    En el primer caso, hay autores como ROCA SASTRE y CASTN TOBEAS que admi-

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

  • ten la posibilidad de esa renuncia al acrecimiento, pese a haberse aceptado la herencia direc-ta, y otros, como GONZLEZ PALOMINO, ROYO MARTNEZ, BELTRN DE HEREDIAo DEZ PICAZO, que la niegan.

    Y parece que la negativa es unnime si el acrecimiento se produce en una sucesinabintestato.

    Para el Derecho aragons hay que tener en cuenta que, junto al acrecimiento llamemoscomn, el que se deriva de un llamamiento hereditario en el que se dan las circunstanciasy requisitos legales para que ese derecho nazca, existe otra posibilidad singular, cual es elacrecimiento que puede surgir en el consorcio foral, consecuencia del fallecimiento de unconsorte sin descendencia (art. 59.3 LS).

    Pues bien, en mi interpretacin flexible de la norma que prohibe la renuncia parcial deherencia, ya he tenido ocasin de enfrentarme al problema en mi despacho profesional, yhe optado por admitir la renuncia, por parte de un consorte, al acrecimiento a su favor dela cuota del consorte fallecido sin descendencia (la cual, as, slo ha acrecido a los otros con-sortes en comunidad). Y, con xito registral, dado que el Registrador de la Propiedad corres-pondiente no ha puesto tacha alguna a dicho otorgamiento.

    No ignoro que esta interpretacin entra en confrontacin con el art. 168 LS que regulael derecho de acrecer con carcter forzoso, como antes comentaba. Sin embargo, dado questa es una norma imperativa, entiendo que la misma debe interpretarse con carcter res-trictivo y limitarla as slo al acrecimiento en las sucesiones ordinarias, pero no al singularque se produce en el consorcio foral.

    1.4. Capacidad de las personas fsicas para aceptar o repudiar la herencia

    1.4.a. Aceptacin y repudiacin de los mayores de catorce aos

    La Ley de Sucesiones establece aqu unas normas especiales para la aceptacin y renun-cia hereditarias de los aragoneses menores de edad, partiendo de la singularidad foral enrelacin con los mayores de catorce aos.

    La Ley ha venido a clarificar las dudas que la Compilacin de 1967-85 suscitaba enorden a la interpretacin que haba de darse al art. 137. Como se recordar, el art. 5 Comp.,aun vigente, dispone que, en general, el menor de edad, cumplidos los catorce aos, aun-que est emancipado, puede celebrar por s toda clase de actos y contratos, con asistencia,en su caso, de uno cualquiera de sus padres, del tutor o de la Junta de Parientes. Ms ade-lante, y especficamente para la cuestin hereditaria, este precepto era complementado porel ahora derogado art. 137, segn el cual los menores de edad mayores de catorce aospueden aceptar por s una herencia, pero no repudiarla.

    Esa doble afirmacin legal dio lugar, en algn momento, como digo, a ciertas dudasinterpretativas en un doble sentido: uno, si la expresin por s de este segundo precep-to determinaba o no una libre actuacin del mayor de catorce aos, sin precisar de la asis-tencia de sus protectores, para aceptar una herencia; y dos, qu requisitos seran precisospara repudiarla, si bastaba con la asistencia del art. 5 Comp. o la misma exiga algn tipode refuerzo.

    En otro lugar defend hace tiempo que la ms lgica y racional interpretacin del pre-cepto conducan a considerarlo como una excepcin al art. 5, en el sentido de que paraaceptar herencias el aragons mayor de catorce aos no precisaba de asistencia ni inter-vencin alguna; mientras que para repudiarla s era necesaria de esa asistencia de sus pro-

    UNDCIMOS ENCUENTROS DEL FORO ARAGONS. ACTAS

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  • tectores prevista en el art. 5 Comp.28, es decir, la de uno cualquiera de sus padres, del tutoro de la Junta de Parientes.

    Ahora, la Ley de Sucesiones ha venido a confirmar este criterio.

    1.4.b. Aceptacin y repudiacin por aragoneses menores de catorce aos e incapacitados

    Cuando la herencia es deferida a un menor de catorce aos o a un incapacitado judi-cialmente, su aceptacin corresponde a su representante legal: tutor o personas que osten-ten la autoridad familiar prorrogada o rehabilitada (art. 31.2 LS).

    En este segundo supuesto, si la prrroga o rehabilitacin de la autoridad familiar corres-ponde a ambos padres, cualquiera de ellos puede aceptar la herencia (art. 31.3 LS). Es unalgica aplicacin del art. 9 Comp. al que la Ley cita expresamente.

    Y tambin, por supuesto, que cuando exista oposicin de intereses de uno slo de lospadres, la asistencia ser prestada por el otro. Si la oposicin de intereses existe por partede ambos progenitores o con el tutor, la asistencia ser suplida por la Junta de Parientes(art. 5.2 Comp.).

    Ser difcil que exista oposicin de intereses con los miembros de la Junta de Parien-tes, especialmente cuando sta se haya constituido bajo fe notarial (art. 20.5 Comp.) y paraun solo acto (la aceptacin de la herencia), dado que, con base en el criterio de idoneidadcon que el Notario debe efectuar la seleccin de los parientes (preferente, incluso, al de pro-ximidad en el grado de parentesco), lgicamente no propondr a aqullos que pudierantener intereses encontrados con el menor29.

    Distinto puede ser si la Junta se ha llegado a constituir judicialmente (art. 20.2 y 3Comp.) lo que en la prctica es absolutamente inusual, porque al estar los parientesdesignados por el causante o, en su caso, por el Juez, y no estar prevista esta clase de Jun-ta para un solo acto (el de la aceptacin de la herencia), sino, en general, para toda actua-cin concerniente al menor, algn miembro de la misma s puede entrar en conflicto deintereses con ste. En estos casos habr que acudir de nuevo al Juez para que, por prdi-da de idoneidad de algn pariente, designe otro en sustitucin (art. 20.4 Comp.).

    Para repudiar la herencia, tanto el tutor como los padres representantes del menor oincapacitado precisarn de expresa autorizacin de la Junta de Parientes (cfr. arts. 20 y 21Comp.)30 o del Juez (art. 31.2).

    Adems, en este caso, si los representantes legales del menor o incapacitado son lospadres, la repudiacin exigir la intervencin de ambos (art. 31.3 in fine). Lo que no quie-re decir que deban actuar conjuntamente: cabr, segn creo, la actuacin de uno con poder(eso s, especfico) del otro, o la ratificacin a posteriori de cualquiera de los no otorgantes.

    Tngase en cuenta que siempre que en las leyes civiles aragonesas se habla indistinta-mente de la Junta o del Juez, los interesados (en este caso, el tutor o los padres del menor)pueden acudir a una u otro. Y que contra los acuerdos de la Junta de Parientes, cabe toda-va el correspondiente recurso judicial. Y como antes sealaba para la aceptacin de la

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (28) Comentarios, cit., pg. 140.(29) Ver al respecto mis comentarios a los arts. 20 y 21 Comp. dentro de esta misma obra, Tomo XXXIII, vol.

    1., Edersa, 2. edicin, Madrid, 2000.(30) Pueden consultarse los comentarios a estos preceptos forales en esta misma obra, Tomo XXX, vol. 1.,

    2. edicin, Edersa, Madrid, 2000.

  • herencia, si la Junta, por estar ya constituida judicialmente, plantea algn tipo de contra-posicin de intereses con el menor cabr, alternativamente, o acudir directamente al Juezo solicitar de ste que remueva el cargo del pariente inidneo y designe otro en sustitu-cin31.

    La Ley de Sucesiones introduce en este precepto una norma nueva: si la autorizacinpara repudiar la herencia se pide al Juez y ste la deniega, se entender automticamen-te aceptada la atribucin sucesoria. Ya deca antes que no me parece que sta haya sido lasolucin ms acertada. Puede suceder que los legales representantes del menor o incapa-citado entiendan, con buen criterio, que el Juez se ha equivocado ante la decisin de impo-ner la aceptacin forzosa de la herencia, al no haber tenido en cuenta determinadas cir-cunstancias que hacen de ello algo gravoso para el beneficiario o, al contrario, que larenuncia comportaba determinados beneficios. Debe caber, por tanto, el correspondienterecurso.

    1.4.c. Especial consideracin del sometido a curatela

    El art. 31.4 LS trata de regular en un solo artculo lo que el Cdigo civil, a este respec-to, hace en dos diferentes: el art. 996 que determina que el incapacitado sometido a cura-tela puede aceptar la herencia con asistencia del curador, siempre que, en ese rgimen legal,lo haga pura y simplemente y a beneficio de inventario; y el art. 271.4. (por expresa remi-sin del art. 290) que establece la preceptiva asistencia del curador para renunciar la heren-cia (o aceptarla sin beneficio de inventario), siempre que la sentencia de incapacitacin nohubiere especificado los actos en que deba ser necesaria la intervencin del curador.

    La Ley de Sucesiones aragonesa subsume en un solo precepto ambos supuestos, acep-tacin (siempre, legalmente, a beneficio de inventario en Aragn) y repudio de la herencia;y para ambas actuaciones, el sometido a curatela precisa de la asistencia de su curador. Evi-dentemente, salvando lo que la sentencia correspondiente haya establecido.

    1.5. Aceptacin y repudiacin hereditarias por personas jurdicas

    1.5.a. Aceptacin de herencias por personas jurdicas

    Partiendo del hecho de que la entidad sucesora ya haya adquirido personalidad jur-dica, los requisitos legales para que la misma pueda aceptar cualquier beneficio sucesorioson, en principio, los que determinen las normas que especficamente le(s) sean aplicables(art. 32 LS).

    La remisin que aqu hace la Ley de Sucesiones hay que entenderla tanto a las normaspositivas (leyes o reglamentos), cuanto a las propias de la entidad de que se trate.

    UNDCIMOS ENCUENTROS DEL FORO ARAGONS. ACTAS

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    (31) Hay una cuestin muy interesante (toricamente, pues este tipo de Juntas judiciales apenas si se cons-tituyen en Aragn) que aunque no es propiamente materia de estos comentarios, dejo aqu apuntada ante unafutura reforma de la Compilacin: como vengo sealando, el art. 20.4 Comp., para los supuestos de falta de ido-neidad de algn miembro de la Junta de Parientes, y sin distinguir ms, determina que el Juez nombrar a otro,previa remocin del cargo del pariente inidneo. Acabo de sealar un supuesto concreto de esta posibili-dad, cual es la contraposicin de intereses entre el menor que ha de aceptar la herencia y alguno de los miem-bros de la Junta que puede intervenir en ella. Pues bien, me parece excesivo que en estos casos, posiblementepasajeros y coyunturales, la sustitucin del pariente inidneo deba hacerse de forma permanente; lo lgicosera que la Compilacin previera la posibilidad de sustituciones temporales de los miembros de la Junta para,una vez realizado el acto para el que algn componente de ella no estaba suficientemente legitimado, reponer-lo de nuevo en el cargo. Ello sera ms justo y respetara ms claramente la voluntad del causante, especialmentecuando ste haya designado como miembros de la Junta a personas concretas y determinadas.

  • El legislador, y para una concreta persona jurdica o para un grupo o clase determina-dos de ellas, puede establecer los criterios normativos que juzgue convenientes en orden alos requisitos y formalidades que el ente ha de cumplir para poder aceptar un determina-do beneficio sucesorio.

    As, conforme al art. 994 Cc., las entidades de Derecho pblico estatal (establecimientospblicos en terminologa del Cdigo), para aceptar herencias precisan de la expresa auto-rizacin del Gobierno.

    Lo mismo puede decirse, para el Derecho aragons, del especial privilegio del Hos-pital Provincial de Zaragoza. Cualquier atribucin sucesoria al mismo (sea por va intes-tada o testamentaria), para ser aceptada, requerir la previa aprobacin del Gobierno deAragn (al que ahora pertenece el Hospital, tras haber sido transferido por la DiputacinProvincial de Zaragoza).

    Pero, adems, para toda persona jurdica, sea pblica o privada, habr que estar a loque dispongan sus normas internas de funcionamiento (por ejemplo, los estatutos de lassociedades mercantiles, de las fundaciones o de las asociaciones). En la prctica, y, sobretodo, tratndose de entidades mercantiles, es difcil encontrar normas estatutarias que pre-vean esta posibilidad de adquisicin mortis causa por parte de la sociedad. Pero si enalgn caso existieran, a ellas habr que estar en defecto (o como complemento) de la nor-ma positiva respectiva.

    Y a falta de unas y otras normas, se aplican a la aceptacin las reglas de la personajurdica relativas a los actos de administracin (art. 32 LS).

    Y para ello, una vez ms, habr que atender especficamente a la entidad de que se tra-te, a la normativa general que la regula, a sus propios estatutos o normas internas de fun-cionamiento, a los posibles apoderamientos o delegaciones que la misma haya otorgado e,incluso, a la jurisprudencia de los Tribunales en los que, continuadamente, se matiza ydetermina qu debe entenderse por actos de administracin, por contraposicin a los dedisposicin.

    Al respecto, un criterio bastante extendido en la jurisprudencia espaola es que pue-den considerarse como tales actos de ordinaria administracin todos aquellos que seencuentren comprendidos dentro del objeto de la sociedad o entidad. Desde luego, cuan-do estemos hablando de entidades mercantiles ser difcil configurar el acto de aceptacinde herencia como acto de mera administracin, a no ser que los bienes que con ella seadquieran puedan considerarse como tiles o convenientes al negocio propio de la socie-dad (por ejemplo, una promotora inmobiliaria podra estar realizando un acto de admi-nistracin, nsito en su objeto social, al aceptar el legado de un particular que le asigna unconjunto de bienes inmuebles para su explotacin). Habr que estar, pues, a cada caso con-creto.

    1.5.b. Repudiacin de herencias por personas jurdicas

    De la misma manera, para juzgar de la capacidad y atribuciones de una persona jur-dica para repudiar una herencia (o legado) habr que estar a las normas positivas que, espe-cfica o genricamente, la regule, a sus normas internas de funcionamiento y slo a falta deunas y otras regirn las reglas de los actos de disposicin de bienes.

    Aqu hay que repetir lo dicho ms arriba para la aceptacin de herencia. En general, ladisposicin de bienes por parte de una persona jurdica exige unos requisitos mayores que

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

  • los de mera administracin (normalmente, aprobacin del rgano colectivo de la entidad:Asamblea, Junta General, Patronato, etc.). Sin embargo, y conforme a esa reiterada juris-prudencia a la que antes me refera, el que un determinado acto societario (especialmenteen las sociedades mercantiles) sea acto de administracin o de disposicin depender deque el mismo se encuentre o no incluido entre los propios del objeto social. Por ello, en cier-tos casos, la repudiacin de una herencia no exigir mayores requisitos si los bienes a reci-bir mortis causa por la entidad forman parte del desarrollo ordinario del negocio o acti-vidad a los que la empresa se dedica habitualmente (con el ejemplo de antes, la inmobiliariaque recibe un legado de bienes inmuebles negociables; para la renuncia al mismo no pare-ce que sea necesaria la aprobacin del rgano asambleario).

    Como consecuencia de lo dicho, y dada la singularidad y especialidad que este art. 32LS representa, entiendo que para las asociaciones, corporaciones y fundaciones aragone-sas, o sea, las que tengan su domicilio principal en territorio de esta Comunidad Autno-ma, no ser de aplicacin el art. 993 Cc. que, para repudiar herencias, exige la aprobacinjudicial, con audiencia del Ministerio pblico.

    1.5.c. Excepciones a la norma

    La Ley de Sucesiones aragonesa contempla especficamente un supuesto nico en elque puede llamarse a la sucesin mortis causa a una entidad todava no constituida al falle-cimiento del causante.

    A l se refiere el art. 12.2 al determinar que si el causante, en su disposicin por cau-sa de muerte, crea u ordena crear una persona jurdica que slo quede constituida legal-mente despus de la apertura de la sucesin, sta tendr capacidad para adquirir las atri-buciones patrimoniales ordenadas por el causante desde que tenga personalidad, pero losefectos se retrotraern al momento de la delacin.

    Es un supuesto relativamente frecuente en la prctica: la persona que ordena su suce-sin hereditaria desea que todo su patrimonio (en defecto de legitimarios) o parte de l ten-ga un destino especfico a travs de una persona jurdica no existente, sino creada por lmismo en el propio instrumento sucesorio, o mandada crear en l a otras personas (here-deros, fiduciarios, albaceas, etc.); no es extrao tampoco el deseo de un empresario indivi-dual de que sus bienes, a su fallecimiento, sean heredados por sus hijos, pero no de unaforma directa, sino a travs de la constitucin de una sociedad en la que se integrar todoo parte de su patrimonio, y de la que los herederos recibirn una determinada participa-cin social (acciones o participaciones, segn se trate de SL o SA).

    En todos estos casos la Ley permite que esa entidad, una vez creada y alcanzada supersonalidad jurdica, pueda suceder al causante en los trminos establecidos por l.

    Mientras el ente no adquiera personalidad, y como en cualquier otro supuesto de per-sona jurdica solamente constituida, la herencia se encontrar en periodo de yacencia, admi-nistrando el patrimonio hereditario quien est facultado para ello conforme a las determi-naciones del causante o, en su defecto, de la ley (lo normal en la prctica ser que quienestienen el encargo de crear la entidad, hayan recibido tambin el de administrar los bieneshereditarios durante el tiempo que medie hasta la definitiva creacin de la misma).

    1.6. Formas para la aceptacin y repudiacin hereditarias

    La aceptacin expresa de la herencia deber hacerse en documento pblico o privado(art. 34.2 LS).

    UNDCIMOS ENCUENTROS DEL FORO ARAGONS. ACTAS

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  • El documento debe recoger con claridad, y sin lugar a dudas, la expresa manifestacindel llamado de aceptar la herencia. No podrn considerarse como tales afirmaciones, rela-tos, confidencias o, en general, manifestaciones colaterales, no dirigidas directa y formal-mente a la aceptacin del llamamiento sucesorio. As, por ejemplo, no constituira acepta-cin la manifestacin que en un determinado documento pblico (por ejemplo, decompraventa) hiciera el interesado de que es heredero de un cierto causante y con respec-to a bienes concretos; o la carta dirigida a otra persona manifestndole su propsito deaceptar una herencia o de haberla ya aceptado; etc.

    En el Derecho aragons, la repudiacin de la herencia slo puede ser expresa (a dife-rencia de otros ordenamientos, como el cataln, donde cabe la repudiacin tcita ante lainterpelacin judicial), y habr de efectuarse en escritura pblica o mediante escrito diri-gido al Juez (art. 36 LS).

    1.6.a. Renuncia extrajudicial

    El art. 1008 Cc. determina que la repudiacin de la herencia deber hacerse en ins-trumento pblico o autntico Una expresin que ha dado lugar a largas e inacabadascontroversias doctrinales acerca del significado que haya de darse a la misma.

    El art. 36 LS zanja la cuestin para el Derecho aragons determinando que en caso derenuncia extrajudicial slo sirve para formalizarla la escritura pblica, o sea, la escrituranotarial (o consular).

    Y una cuestin al respecto muy importante: segn creo, esa exigencia de la escriturapblica para la repudiacin de la herencia de un aragons permanece aunque el repu-diante tenga otra vecindad civil (por ejemplo, la comn), conforme a la cual pueda admi-tirse el documento privado (para la renuncia rige la ley personal del causante, conformeal art. 9.8 Cc.)32.

    1.6.b. Renuncia judicial

    La segunda frmula legal para renunciar vlidamente una herencia es, segn la LS, elescrito dirigido al Juez competente.

    El Cdigo civil, en su paralelo art. 1008 habla de escrito presentado ante el Juez com-petente para conocer de la testamentara o del abintestato.

    Como acertadamente seala GITRAMA, lo normal al respecto ser que, iniciado el jui-cio de testamentaria o de abintestato, el presunto heredero que desea renunciar presenteun escrito ante el Juez que conoce del asunto, el cual, previa la oportuna ratificacin, darpor renunciante al interesado33. Y si el escrito lo presenta a travs de Procurador, ste pre-cisar de un poder especial a tal efecto34.

    Pero cabe alguna otra forma de repudiar la herencia judicialmente. Concretamente, laque puede tener lugar frente a la interpellatio de los acreedores ex art. 33 LS (equivalente alart. 1005 Cc.), exigiendo que el o los herederos manifiesten si aceptan o repudian la heren-

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (32) Lamentablemente, para el Derecho del Cdigo la polmica sigue en pie como lo demuestra la recien-te STS 23 noviembre 1999, en la que tras afirmar que que el art. 1280.4. Cc exige para la renuncia hereditaria eldocumento pblico, considera que el art. 1008, al hablar de documento autntico no hace preciso que ste seadocumento pblico, pero s que se trate de documento que indubitadamente proceda del renunciante.

    (33) Ob. cit., pg. 299.(34) Idem.

  • cia causada por su deudor. Cualquiera de los llamados podr, en el plazo sealado judi-cialmente (no superior a sesenta das), renunciar expresamente a su derecho hereditario,en la contestacin que d al requerimiento judicial. Y, en general, en cualquier procedi-miento judicial en el que se est tramitando algn asunto relativo a la herencia: por ejem-plo, en un pleito en el que era parte el causante, el presunto heredero puede comparecerpara manifestar el deseo, por su parte, de no continuarlo por repudiacin que efecta a laherencia; o ante la solicitud de incapacitacin de un coheredero, formulada por otro, al sercitado judicialmente, un tercer llamado se inhibe del asunto renunciando a su derecho here-ditario; etc.

    Pero ello, siempre que la renuncia conste de una forma clara e indubitada, en el pro-cedimiento de que se trate, con expresa manifestacin del interesado dirigida especfica-mente a ello. Al respecto, la reciente STS 23 noviembre 1999 matiza que la repudiacin dela herencia ha de revestir la forma de acto notoriamente sustancial, integrado por la decla-racin de voluntad debidamente manifestada de quien es llamado a una concreta sucesiny precisa su correspondiente exteriorizacin para que pueda ser conocida por todos aque-llos interesados en la sucesin de que se trate, y, por ello, no es vlida al efecto la ratifi-cacin judicial practicada en el juicio universal.

    La Ley aragonesa, salindose del estrecho margen que en esta materia concede el art.1008 Cc., habla, con mejor criterio, de Juez competente en general, sin circunscribirlosolamente al que conoce o pueda conocer del juicio de testamentara o de abintestato.

    1.7. La repudiacin en perjuicio de acreedores

    Nuevamente siguiendo al Cdigo civil en su art. 1001, el art. 38 LS trata del supuestomuy especial de la repudiacin hereditaria hecha por el presunto heredero en perjuicio desus acreedores.

    Al respecto, conviene distinguir:

    a. Sujeto activo: los acreedores.

    Ha de tratarse, desde luego, de acreedores propios del llamado que repudia. En modoalguno de los acreedores del causante, pues stos, aunque se produzca la repudiacin deun presunto heredero, siempre encontrarn contra quien poder dirigir su accin de recla-macin, en ltimo trmino la Comunidad Autnoma (ltima beneficiaria ab intestato decualquier aragons fallecido).

    Por supuesto, no son acreedores del presunto heredero los legatarios35.

    En cuanto a los crditos, segn DEZ PICAZO no es necesario que estn vencidos, nique sean lquidos y exigibles, ni que el acreedor ostente para su reclamacin ttulo ejecuti-vo36. Tengo serias dudas de que ello haya de ser as: si los crditos no son aun exigibles, notiene sentido la accin ex art. 38 LS, pues la misma conduce directamente, como seala elprecepto, a hacer efectivo sus crditos sobre el patrimonio hereditario (art. 38.2 LS). Si sepermitiera accionar a los acreedores con crditos no vencidos, ni lquidos y exigibles, nosencontraramos ante una extraa situacin que no creo haya sido querida por el legislador:una supuesta aceptacin hereditaria para realizar unos crditos que no pueden ser rea-lizados. Quid entonces? Una especie de herencia yacente sobre ciertos bienes de la heren-

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    (35) GITRAMA, ob. cit., pg. 242.(36) La aceptacin de la herencia, cit., pg. 157.

  • cia entre tanto vencen los crditos? Una puesta en administracin de los bienes heredita-rios? No lo creo.

    En opinin de GITRAMA37, siguiendo a CICU, ha de tratarse de crditos nacidos conanterioridad a la fecha de la repudiacin hereditaria, puesto que los acreedores con crdi-tos posteriores conocen ya la garanta patrimonial de su deudor, ahora disminuida (o, mejor,no acrecentada) por la repudiacin.

    b. Sujeto pasivo.

    Aunque la norma legal parece referir la accin a ejercer por los acreedores slo contrael heredero repudiante, en opinin de los autores la misma debera dirigirse tambin con-tra los posibles beneficiarios de la renuncia hereditaria, es decir, los siguientes llamados porla ley o la voluntad del causante. Opina GITRAMA que todos ellos tienen derecho a defen-derse y pueden tener algo que oponer38.

    Los autores no suelen distinguir, cuando hablan de los beneficiarios de la renuncia,entre la pura repudiacin o renuncia abdicativa y la traslativa. En sta, como hemos visto,el renunciante verifica una determinacin de quines han de ser beneficiarios de la renun-cia y, a su vez, la ley impone al renunciante la aceptacin tcita de la herencia (cfr. art.35.1.b) LS). Si no incluimos entre los sujetos pasivos de la accin de los acreedores tambina estos beneficiarios de la renuncia, los dichos acreedores podrn ver burlados sus dere-chos contra su deudor. Si los entendemos incluidos, se producir una extraa situacin,puesto que, como la herencia ya ha sido aceptada tcitamente por el llamado, no puedeentrar en juego este art. 38 LS que permite a los acreedores aceptar la herencia en nombredel repudiante (desde luego, una herencia no puede ser aceptada dos veces).

    Dado que, como veremos seguidamente, esa aceptacin por los acreedores no es tal,sino que la misma se concreta en una suerte de derecho de realizacin (sobre la base de unaaccin pauliana, o subrogatoria o rescisoria, segn los autores, como luego comentar) sobretodos o algunos de los bienes hereditarios, parece que la accin ex art. 38 LS debe conce-derse tambin a los acreedores en este caso de la renuncia traslativa; la autorizacin judi-cial consistir entonces en el derecho a resarcirse de sus crditos con los bienes heredita-rios antes de que los nuevos titulares del patrimonio hereditario tomen posesin de losmismos.

    Sin ninguna explicacin al respecto, la DGRN en su resolucin de 20 diciembre 1929,daba a entender que para ambos tipos de renuncia hereditaria, la abdicativa y la traslati-va, estaba concebido el art. 1001 Cc. (equivalente al art. 38 LS), cuando afirmaba que antecualquiera de ambos supuestos de renuncia, la misma tena acceso al Registro de la Pro-piedad en tanto no consta su impugnacin judicial por haber sido realizada en fraude deacreedores.

    c. Renuncia damnosa.

    Para que los acreedores del repudiante puedan ejercitar esa extraa accin que el art.38 LS les confiere es necesario que la repudiacin se haya verificado en su perjuicio.

    Como seala la doctrina, para que el mismo exista no hace falta que se d una especialintencionalidad por parte del renunciante. El perjuicio, de existir, es un hecho objetivo,

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (37) Ob. cit., pg. 242.(38) Ob. cit., 243.

  • basado en la insuficiencia de bienes del deudor para, con su propio patrimonio, hacer fren-te a las deudas contraidas. Por ello, si tiene suficientes bienes propios, antes de ejercitar laaccin especial de este artculo, los acreedores debern hacer excusin de los mismos. Pre-cisamente sobre esta base podr el renunciante, incluso los posibles beneficiarios de surenuncia, oponerse razonablemente a la autorizacin judicial del art. 38.

    Para quienes defienden, como DEZ PICAZO, que los crditos no tienen por qu sertodava exigibles en el momento de la renuncia, el perjuicio a que el precepto se refiere notiene tampoco por qu ser actual; bastar con que se presuma que al momento de la reali-zacin legtima de sus crditos, el mismo existir al no tener el deudor bienes suficientescon que satisfacerlos, si no cuenta con los hereditarios rechazados. Yo entiendo, por el con-trario, y segn lo argumentado ms arriba, que el tal perjuicio a los acreedores debe obje-tivamente existir en el momento de realizar la repudiacin hereditaria; en ese instante, repi-to, los acreedores con crditos exigibles deben constatar que su deudor no podr pagarlesexclusivamente con su propio patrimonio, y s podra hacerlo (al menos, en parte) con losbienes hereditarios si hubiera aceptado la herencia a la que ha sido llamado.

    Cuando, conforme al art. 29 LS, el llamado repudie por un ttulo hereditario y aceptepor otro, tambin los acreedores podrn accionar por la repudiacin, siempre, por supues-to, que sumado el valor del patrimonio del deudor anterior a la aceptacin, ms el deriva-do de sta, no alcance a cubrir sus crditos.

    d. Fundamento y naturaleza de la accin.

    La doctrina no es concorde en sus opiniones a la hora de calificar jurdicamente el fen-meno nacido de este precepto.

    Est claro, en primer lugar, que el mismo busca una especial proteccin de los acree-dores del presunto heredero. Y que en el juego de intereses existente entre permitir que elllamado ejerza libremente su derecho a aceptar o repudiar la herencia y que sus acreedo-res puedan verse por ello perjudicados, la ley opta por favorecer a estos ltimos, constri-endo esa libertad del llamado. Postergando, adems, los derechos de los llamados endefecto del renunciante (los sustitutos voluntarios, los coherederos con derecho de acre-cer o los herederos ab intestato), postergacin que algunos autores, como MUCIUS SCAE-VOLA, no encuentran suficientemente justificada39.

    Autores como GITRAMA basan tcnicamente la accin especial de este precepto legalen el concepto de responsabilidad general del deudor plasmado en el art. 1911 Cc., conformeal cual del cumplimiento de sus obligaciones responde el deudor con todos sus bienes,presentes y futuros. A m me parece este argumento insuficiente. Creo que el sentido deeste precepto legal no puede llegar a forzar a una persona a adquirir unos bienes si no lodesea. Los bienes futuros de que habla la norma no pueden ser otros que aqullos que,libremente, adquiera el deudor; no los que le pueden venir impuestos. Pero es que, ade-ms, los bienes integrantes de una herencia repudiada nunca entran en el patrimonio delllamado, ni siquiera, como enseguida veremos, aunque se ejercite la accin ex art. 38 LS (oart. 1001 Cc.); tales bienes pasan directamente a los acreedores, sin llegar a ingresar en elpatrimonio del repudiante.

    Ciertamente, yo creo que se trata de una medida de pura poltica legislativa, que care-ce de antecedentes histricos y que es introducida en el Cdigo civil, en el siglo pasado, al

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    (39) Ob. cit., pg. 518.

  • calor de ciertas argumentaciones de alguno de sus elaboradores40. Un criterio legal quepodra perfectamente no existir y que, quizs, en la elaboracin de la Ley de Sucesionesaragonesa sus autores podran haberlo eliminado sin merma alguna del sistema y sin espe-cial menoscabo de los legtimos derechos de los acreedores de los llamados a una sucesinhereditaria.

    Desde un punto de vista puramente objetivo, cabra pensar que cuando una personacontrae una deuda, el titular del crdito ha de conocer la solvencia actual de su deudor, yno tendra por qu plantearse la posibilidad, ms o menos remota, de que ste llegue aincrementar su patrimonio a costa de una herencia que est por llegar (de la cual no tienepor qu saber nada el acreedor). En base e este criterio MUCIUS SCAEVOLA afirma queno tiene, en general, el precepto tanta justificacin como aparece41.

    En cuanto a la explicacin jurdica del fenmeno que se produce cuando los acreedo-res accionan conforme a esta norma legal, la doctrina, como en casi todas estas materias,se encuentra confusa y dividida. GITRAMA opina que se trata de una mezcla de accinpauliana y de accin subrogatoria, una yuxtaposicin de ambas42. MANRESA conside-raba que se trataba de una rescisin del acto de renuncia realizado por el llamado43 (teo-ra que podra venir hoy avalada en el Derecho aragons por el propio art. 38.3 LS, al equi-parar el plazo de ejercicio de la accin con el previsto en el Cdigo civil para la rescisinde los contratos). Por su parte, LACRUZ BERDEJO rechaza las tesis de la accin revocato-ria y de la subrogatoria y dice que se trata de una accin ad hoc44. Y DEZ PICAZO cali-fica a la accin de los acreedores de un acto de realizacin por especial concesin de laley45.

    En lo que s estn de acuerdo los civilistas es en que en la actuacin de los acreedoresno existe una verdadera aceptacin de la herencia por parte de stos en nombre del renun-ciante, como dice la ley46. Porque los acreedores autorizados judicialmente para esa reali-zacin de sus crditos no son, ni mucho menos, herederos; no pueden serlo, ellos no hanrecibido ninguna vocacin hereditaria. Como determina el art. 38.2 LS, el nico efecto queproduce (esa accin) es el de facultar a los acreedores para hacer efectivos sus crditos sobreel patrimonio hereditario; y nada ms. Y, como acertadamente seala GITRAMA, una vezverificada esa realizacin sobre los bienes hereditarios, la herencia sigue repudiada comodemuestra que el remanente, si lo hubiere tras el pago de acreedores, no pasa al herederorepudiante47.

    Podra decirse que lo que hay, en todo este complejo sistema legal, es una reduccin,consentida por la ley, del patrimonio hereditario del causante, en virtud de ese especialderecho de realizacin que la misma concede a los acreedores del primer llamado que renun-

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (40) Desgraciadamente, las leyes estn llenas de este tipo de normas: preceptos carentes de todo fundamentohistrico que el legislador crea al amparo de argumentos particulares no contrastados suficientemente. Un buenejemplo lo tenemos en la Compilacin aragonesa, en su art. 73, con la reduccin de la viudedad a la mitad delos bienes en los supuestos que especficamente cita.

    (41) Ob. cit., pg. 518.(42) Ob. cit., pg. 239.(43) Ob. cit., pg. 482.(44) Ob. cit., edic. 1961, pg. 314.(45) Ob. cit., pg. 172.(46) GITRAMA es el nico autor moderno que llega a considerar la posibilidad de que exista una acepta-

    cin ficta de la herencia de la cual resulta una doble adquisicin: por los acreedores, que adquieren lo precisopara cubrir el importe de sus crditos, y por los beneficiarios de la renuncia, que adquieren el exceso (ob. cit.pg. 240).

    (47) Ob. cit., pg. 241.

  • cia. Pura y simplemente eso. Cobrados sus crditos por los acreedores, el patrimonio here-ditario, ahora reducido, queda nuevamente a disposicin de quien a l sea llamado en defec-to del repudiante. Y, de nuevo, estos otros llamados podrn aceptar o repudiar el patri-monio hereditario residual, a su conveniencia.

    Por todo ello, la Ley aragonesa podra haber obviado perfectamente, puestos a man-tener esta accin (que, repito, a mi juicio es de dudosa justificacin), la expresin, copiadadel Cdigo, de aceptacin de la herencia por los acreedores en nombre del repudiante.Y puesto que trata de ser una ley moderna y actualizada, haber resuelto definitivamente lacuestin acudiendo a la idea del derecho de realizacin especial, acertadamente expues-ta por DEZ PICAZO, o, en su caso, a la de rescisin del acto de repudiacin, como defen-da MANRESA.

    e. Procedimiento.

    La Ley exige, igual que el Cdigo civil, que los acreedores que deseen hacer uso de eseespecial derecho que el precepto en cuestin les concede, soliciten autorizacin al Juez.Tambin aqu el legislador aragons poda haber sido ms explcito, pues en Aragn tene-mos atribuciones para normar en materia de Derecho procesal civil derivado de las pecu-liaridades del Derecho sustantivo aragons (art. 35.1.4. Estatuto Autonoma).

    Y, como sucede en el Derecho del Cdigo, hay que acudir, una vez ms, a la interpre-tacin doctrinal. GITRAMA opina que se trata de un procedimiento de jurisdiccin volun-taria, al menos, mientras por la va del artculo 1817 de la Ley de Enjuciamiento civil no seformule oposicin y se pase de la jurisdiccin voluntaria al juicio ordinario48.

    Los acreedores que pretendan ese derecho de realizacin debern justificar suficiente-mente, en su peticin al Juez, el hecho de concurrir todos los requisitos que la ley deter-mina: que un deudor suyo ha repudiado una herencia a la que haba sido llamado; queostentan contra l unos determinados derechos de crdito (como deca, a mi juicio, lqui-dos y exigibles); y que el repudiante deudor no tiene suficientes bienes propios para sal-dar tales deudas (pienso que justificando el valor de los que posee y el mayor montante delos crditos). No parece que haya de acreditarse el perjuicio, puesto que ste se deduce detoda la exposicin anterior.

    El mayor problema en la prctica creo que puede provenir de la circunstancia de quelos acreedores suelen desconocer ordinariamente el hecho mismo de la repudiacin here-ditaria. Con frecuencia, sta se formaliza en escritura independiente, que no se inscribe, yque no aparece a la luz hasta el momento en el que se formaliza la aceptacin hereditariapor parte de los nuevamente llamados (normalmente, de forma conjunta con otros cohe-rederos llamados en primer lugar, y que no han renunciado).

    sta es una cuestin de la que no se ha ocupado la doctrina y que merece la pena con-siderar, por su frecuencia. En esos casos, los acreedores, al ejercitar su peticin al Juez, s quetendrn que pedir, simultneamente, la rescisin de la aceptacin y, en su caso, particin here-ditaria, al menos, hasta el montante de sus crditos. Ya no podr realizarse, segn creo, enva de jurisdiccin voluntaria, sino mediante el procedimiento adecuado en los trminosque plantea la nueva Lec. Y si se hubiera practicado la inscripcin en el Registro de la Pro-piedad a favor de los aceptantes de la herencia, solicitar, tambin judicialmente, la cancela-cin de tales asientos. Una situacin que puede llegar a ser verdaderamente compleja.

    UNDCIMOS ENCUENTROS DEL FORO ARAGONS. ACTAS

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    (48) Ob. cit., pg. 246.

  • En cualquier caso, los acreedores disponen del plazo de cuatro aos, a contar desde larepudiacin, para poder ejercitar su accin. Un plazo expresamente declarado por la Ley, decaducidad, lo que hace que el mismo no pueda ser interrumpido y que, transcurrido el cualsin haber accionado, la renuncia hereditaria queda perfeccionada. Parece que este plazo esttomado del art. 1299 Cc.49, lo que abundara en la tesis sostenida por algunos autores de larescisin de la repudiacin (rescisin en fraude de acreedores: cfr. art. 1291.3. Cc.).

    Tambin puede suceder en la prctica que esta especial accin ex art. 38 LS se entre-mezcle con la interpellatio del art. 33 LS. Los acreedores que acuden al Juez para exigir delllamado que se pronuncie acerca de si acepta o renuncia una herencia, pueden encontrar-se con que la respuesta del interpelado sea la repudiacin, y que constaten que la mismaperjudica a sus crditos. Momento en el que debern accionar de nuevo judicialmente (sesupone que ante el mismo Juez y, quizs, dentro del mismo procedimiento), para solicitarentonces la realizacin de sus derechos va art. 38 LS.

    f. Efectos.

    La ley aragonesa se limita a decir que el nico efecto que produce (la autorizacin judi-cial) es el de facultar a los acreedores para hacer efectivos sus crditos sobre el patrimoniohereditario. Es el derecho de realizacin de que venimos hablando.

    Pero la Ley se queda corta. Como seala el art. 1001 Cc., el exceso, si lo hubiere, nopertenecer en ningn caso al renunciante, sino que se adjudicar a quienes correspondasegn las reglas establecidas en este Cdigo.

    No es exacta la expresin se adjudicar. Ello slo ocurrir si, como antes explicaba,los llamados en defecto del repudiante han llegado a aceptar la herencia. En otro caso, cuan-do todava estn pendientes de su aceptacin o renuncia, los bienes sobrantes del patri-monio hereditario quedarn en la misma situacin que tenan antes de la repudiacin: seencontrarn, como herencia yacente, a merced de la decisin que tomen los que ahora tie-nen derecho a aceptarla o repudiarla (si estuvieran bajo administracin, sta continuar enlos propios trminos con que se constituy).

    2. La aceptacin tcita de la herencia

    2.1. Supuestos fcticos de aceptacin tcita

    La aceptacin tcita es un reflejo actual de la romana gestio pro heredere y, como sea-laba KIPP, no es otra cosa que aquel comportamiento que, interpretado segn la buena fecon referencia a los usos sociales, deja entender la voluntad de no retener la herencia50.

    Nos encontramos en presencia de supuestos fcticos (no existen documentos que acre-diten la voluntad del llamado), actos realizados por el presunto heredero, de los cuales hade concluirse que al realizarlos actuaba como si fuera heredero o, como dice la Ley, nohubiera tenido derecho a realizar si no hubiera tenido en ese momento la cualidad de here-dero.

    Es un problema, desde luego, de interpretacin (normalmente judicial) que, en la prc-tica, ha dado lugar a una prolija casustica jurisprudencial en la que el Tribunal Supremoha ido deslindando los actos que pueden ser considerados como de aceptacin de aquellos

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    ACEPTACIN Y REPUDIACIN DE LA HERENCIA

    (49) Ver GITRAMA, ob. cit., pg. 246.(50) Citado por GITRAMA en ob. cit., pg. 199,

  • otros que no deben serlo. Y siempre, sin poder generalizar fcilmente, ni transpolar de uncaso a otro.

    Por ello, resulta casi imposible hacer ni siquiera una enumeracin aproximada. No obs-tante, y siguiendo esos criterios doctrinales y jurisprudenciales, pueden citarse comosupuestos fcticos de aceptacin tcita los siguientes:

    Oponerse a la ejecucin de un crdito contra la herencia (STS 8 agosto 1893);

    Cobrar crditos del causante (STS 6 julio 1920);

    Pagar deudas hereditarias (STS 16 junio 1961), salvo el caso de que se trate de lospropios impuestos sucesorios, como enseguida se ver; aunque, probablemente, no supon-ga aceptacin tcita si el pago se hace con dinero propio del heredero, y no de la herencia,pues se tratara de un pago por cuenta de otro51;

    Intervenir en la liquidacin de la sociedad conyugal del cnyuge viudo aprobandola adjudicacin de bienes al mismo (STS 23 mayo 1955). No creo que este mismo criteriosirva para la herencia en fiducia, en Aragn: si el cnyuge viudo pide la liquidacin de lasociedad conyugal que mantena con su esposo/a, y acceden a ella los presuntos herede-ros, posibles beneficiarios del encargo fiduciario (ver comentarios al art. 140 LS dentro deesta misma obra), no por ello se ha de considerar aceptada la herencia por stos, entre otrascosas, porque todava no se sabe si van a ser llamados a ella;

    Continuar el pleito entablado por el causante (STS 25 mayo 1895);

    Interponer demanda relativa a los bienes relictos (STS 13 marzo 1952);

    Prestar conformidad a las operaciones particionales (SSTS 29 octubre 1910 y 8 mar-zo 1918);

    Exigir la rendicin de cuentas al albacea (STS 7 enero 1942);

    Formalizar nuevos arrendamientos de bienes inmuebles hereditarios (STS 23 abril1928); es dudoso que lo sea la prrroga del arrendamiento ya existente, pues bien puedeconsiderarse como un acto de buena administracin;

    Cualquier percepcin de frutos, rentas o intereses de los bienes de la herencia si seusan en beneficio propio;

    Repartirse entre los presuntos coherederos o tomar para s uno de ellos algunosenseres del difunto (STS 6 mayo 1953);

    Ocupar para s bienes de la herencia (por ejemplo, un piso como vivienda propia),realizar en ellos mejoras importantes (ej.: cambiar todo el sistema de calefaccin de unavivienda), verificar modificaciones fsicas o jurdicas igualmente importantes (ej. conver-sin de una finca de secano en regado; edificacin sobre el solar hereditario); constituirderechos reales sobre los inmuebles de la herencia;

    Es dudoso el hecho de instar la declaracin, judicial o notarial, de herederos ab intes-tato. En este punto la jurisprudencia ha estado dividida en Espaa: as, mientras el TS, en SS23 abril 1928, 27 abril y 23 mayo 1955 y 31 diciembre 1956, entre otras, ha considerado queel instar esa declaracin ya comporta aceptacin de la herencia, con mejor criterio, a mi jui-cio, la Sala de lo Contencioso Administrativo TS, en S 8 junio 1901, afirmaba que con la decla-

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    (51) GITRAMA, ob. cit., pg. 204, nota 38.

  • racin de herederos ab intestato lo que trata de averiguarse es quien, con toda certeza, es elo los sucesores del as fallecido, sin que ello impida al que la promueve renunciar poste-riormente a la herencia. En efecto, esa declaracin no es ms que un medio para saber, unposible llamado, quien o quienes pueden llegar a suceder con l en su caso; y puede no ser-le indiferente aceptar la herencia segn con qu personas tenga que compartirla. En Ara-gn, cuando se estaba elaborando el proyecto de LS, hubo quienes opinamos que este supues-to debera incluirse en la nueva Ley como excepcin a la aceptacin tcita; una vez ms, susautores han hecho caso omiso de la experiencia prctica, especialmente notarial;

    Solicitar el presunto heredero la inscripcin de su derecho hereditario en el Regis-tro de la Propiedad52;

    Entablar la accin de incapacidad contra un coheredero53.

    2.2. Actos que suponen necesariamente aceptacin tcita

    La Ley aragonesa, siguiendo los pasos del Cdigo civil (cfr. arts. 1000 y 1002), deter-mina en el apartado 1 de su art. 35 qu actos suponen, necesariamente, aceptacin tcitade la herencia:

    a) La donacin o transmisin onerosa de alguno de los bienes que componen la herencia.

    La disposicin de bienes hereditarios presupone un acto de riguroso dominio sobre losmismos, que no se puede realizar sin la previa aceptacin de la herencia. De ah que talesactos comporten, necesariamente, la aceptacin tcita de la misma. En otro caso se dara elcontrasentido de que unos determinados bienes habran sido objeto de disposicin porquien no era su titular; y para serlo, previamente el disponent