Acerca de Los Sindicatos - L. Trotsky

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    LEON TROTSKY

    ACERCA DELOS SINDICATOS

    F u n d a c i n F e d e r i c o E n g e l s

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    Primera edicin: Octubre 2000Segunda edicin: Mayo 2002

    Publicado y distribuido por la Fundacin Federico EngelsC/ Hermanos del Moral 35, bajo28019 MadridTelfono: 91 428 38 70 Fax: 91 428 38 71www.engels.org [email protected]

    ISBN: 84-921832-7-6

    DL: M-40362-2000

    Impreso en Grficas Deli SL

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    NDICE

    Prlogo .................................................................................. 7

    I. Una discusin necesaria con nuestros camaradassindicalistas ...................................................................... 11

    II. Otra vez los prejuicios anarcosindicalistas! ............... 21

    III. Comunismo y sindicalismo .......................................... 25

    IV. Los errores de principio del sindicalismo ................... 37

    V. Monatte cruza el Rubicn ............................................. 45

    VI. Los errores de los sectores de derecha de laLiga Comunista sobre la cuestin sindical ............... 51

    VII. La cuestin de la unidad sindical .............................. 61

    VIII. Los sindicatos en Gran Bretaa ............................... 73

    IX. Cartas sobre la situacin sindical holandesa ............ 79

    X. Los sindicatos en la era de transicin ......................... 83

    XI. Entrevista con un organizador de la CIO ................... 87

    XII. Los sindicatos en la era de la decadenciaimperial is ta ........................................................... 95

    Notas..................................................................................105

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    PRLOGO

    La lucha del movimiento marxista por establecer su influenciaentre las masas de los trabajadores ha sido una constante ensu historia.

    El marxismo considera a la clase obrera tal como es, sindibujar ningn cuadro almibarado ni hacer ningn feticheidealista.

    La clase obrera, por el papel que juega en el procesoproductivo del capitalismo al que aporta el factor decisivo, elfactor de la fuerza de trabajo, es la clase social que disponede la capacidad material para hacer posible el derrocamientodel propio sistema capitalista. Ninguna otra clase, ningunacasta puede paralizar la produccin capitalista y atacar elcorazn de la economa de mercado como la clase trabajadora.

    De este papel se desprende la fuerza de los trabajadores yla amenaza potencial que representa para los dueos de losmedios de produccin y del poder poltico en la sociedad delcapital.

    Sin embargo, para que la clase obrera transforme estafuerza potencial en real, necesita de la organizacin, que leproporciona cohesin poltica, una tctica y una estrategia.

    En este sentido, los trabajadores han elevado

    constantemente su grado de organizacin. Primero, desde lossindicatos construidos sobre la lucha cotidiana por mejorar lascondiciones salariales, reducir la jornada de trabajo, terminarcon la peligrosidad laboral y el trabajo infantil. Fue lo que Marxllam el primer paso en dotar a los trabajadores de concienciapara s, asimilando su propia posicin en el proceso social deproduccin.

    Sin embargo, la organizacin sindical, igual que la lucha enla fbrica, mostr pronto sus lmites. La emancipacin de lostrabajadores no puede realizarse fbrica a fbrica, empresa a

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    empresa. Es necesario que la clase obrera expropie no sloeconmica y socialmente a la burguesa, tambin necesitahacerse con el poder poltico para organizar la sociedad sobrebases totalmente diferentes.

    En la lucha por el socialismo, la construccin del factorsubjetivo o lo que es lo mismo, un partido revolucionario demasas constituye una tarea inaplazable. Marx, Engels, Lenin yTrotsky comprendieron perfectamente esta cuestin: esnecesario que exista previamente a la revolucin, a las grandesconvulsiones sociales inevitables en las crisis capitalistas, unpartido que tenga fuertes races, influencia, autoridad ycapacidad de movilizacin entre las masas obreras.

    Este partido no se puede improvisar, ni puede surgir

    espontneamente durante los acontecimientos. Necesitaconstruirse con anterioridad, forjando los cuadros marxistasque, aunque en minora, puedan ganar a la mayora trabajadoracuando las condiciones objetivas sean favorables. En esteproceso el trabajo en los sindicatos obreros es decisivo paraaumentar la influencia y el apoyo a las ideas del marxismorevolucionario. Trabajar, militar, construir los sindicatos es unaobligacin para cualquier marxista.

    No obstante, igual que hace 70 aos, el movimiento de lostrabajadores tiene que soportar la bancarrota poltica de lasdirecciones reformistas de los sindicatos, con sus prcticas depacto social, colaboracin de clases y desmovilizacin. Comoreaccin a esta poltica, sectores de activistas abogan por lasalida de los sindicatos y la construccin de otros nuevos. Parael marxismo, este fenmeno, aunque comprensible, es uncamino equivocado y falso que asla a los mejores luchadores

    del conjunto del movimiento obrero.Lenin escribi ampliamente a este respecto, combatiendo

    las tendencias ultraizquierdistas que abundaban en las filas delos jvenes partidos comunistas en los aos 20 y queplanteaban la salida de los sindicatos reformistas. En su obraLa enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismoseala: "La lucha contra los jefes oportunistas y social-chovinistas la sostenemos para ganarnos a la clase obrera.

    Sera necio olvidar esta verdad elementalsima y ms que

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    evidente. Y tal es, precisamente, la necedad que cometen loscomunistas alemanes 'de izquierda', los cuales deducen delcarcter reaccionario y contrarrevolucionario de los cabecillasde los sindicatos la conclusin de que es preciso... salir de lossindicatos!! Renunciar al trabajo en ellos!! crear formas deorganizacin nuevas, inventadas!! Una estupidez tan

    imperdonable, que equivale al mejor servicio que loscomunistas pueden prestar a la burguesa".

    Trotsky, que sostena el mismo punto de vista que Lenin,defendi siempre un trabajo paciente y sistemtico en el senode los sindicatos, lo que no quera decir ocultar las ideas,rebajar el programa o conciliar con los que dentro delmovimiento sindical actan como muletas de la patronal y elgobierno.

    El presente libro de Trotsky incluye diferentes textos sobrelos sindicatos, escritos en distintos momentos de su vidapoltica. El contexto es diferente pero los anlisis del autorsiguen siendo plenamente actuales.

    Esperamos que sean de utilidad tanto para los activistassindicales como para la nueva generacin de jvenes quedespierta a la lucha poltica y sindical.

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    Este artculo fue escrito como respuesta al camarada Louzon1,inmediatamente despus del Cuarto Congreso Mundial de laInternacional Comunista2 Pero en ese momento se prestaba ms

    atencin a la lucha contra la derecha socialista, contra la ltimatanda de disidentes, Verfeuil, Frossard, etctera3. En esta luchaunamos nuestros esfuerzos, y lo seguimos haciendo, a los delos sindicalistas, y yo prefer posponer la publicacin de esteartculo. Estamos firmemente convencidos de que nosseguiremos entendiendo perfectamente con los sindicalistasrevolucionarios. La entrada de nuestro viejo amigo Monatte4 alPartido Comunista para nosotros supuso una gran alegra. La

    revolucin necesita hombres como l. Pero sera un errorcompensar un rapprochementcon una confusin de ideas. En elcurso de los ltimos meses el Partido Comunista Francs se hadepurado y consolidado; por lo tanto, podemos entrar ahora enuna discusin tranquila y fraternal con nuestros camaradassindicalistas, a cuyo lado tenemos muchas tareas que cumplir ymuchas batallas que ganar.

    El camarada Louzon, en una serie de artculos y explicaciones

    personales, expuso, respecto a la cuestin fundamental de lasrelaciones entre el partido y los sindicatos, posiciones que

    I. UNA DISCUSIN NECESARIACON NUESTROS CAMARADAS

    SINDICALISTAS

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    difieren radicalmente de las de la Internacional y del marxismo.Los camaradas franceses, cuya opinin acostumbro respetar,sienten una gran estima por el camarada Louzon y a su devocinhacia el proletariado. Por esa razn, es ms necesario ancorregir los errores que cometi en una cuestin tan importante.El camarada Louzon defiende la independencia total e

    incondicional de los sindicatos. Contra qu? Obviamente contraciertos ataques. De quines? Contra los ataques atribuidos allpartido. La independencia de los sindicatos, una necesidadindiscutible, para l adquiere un significado absoluto y casimstico. Y nuestro camarada apela, equivocadamente, a Marx.

    Los sindicatos, dice Louzon, representan a toda la claseobrera. El partido, en cambio, no es ms que un partido. Nisiquiera se los puede equiparar. La clase obrera tiene su fin en

    s misma. En cambio el partido solamente puede servir a laclase obrera o subordinarse a ella. As que el partido no puedeanexarse a la clase obrera. El hecho de que hasta el ltimoCongreso de Mosc la Internacional Comunista estuviera repre-sentada en la Internacional Sindical Roja5, y viceversa, paraLouzon, significaba la verdadera equiparacin de la clase y elpartido. Ahora, una vez eliminada esta representacin, el partidoreasume su rol de sirviente, y el camarada Louzon lo aprueba.

    Para l, sta tambin era la posicin de Marx. El que lasinternacionales poltica y sindical ya no estn representadas unaen la otra, para Louzon significa el rechazo a los errores deLassalle (!)6 y de los socialdemcratas (!) y un retomo a losprincipios del marxismo.

    Esta es la esencia de un artculo aparecido en Vie Ouvrire7del 7 al 15 de diciembre. Lo ms llamativo de este y otrosartculos similares, es que el autor cierra obvia, consciente y

    decididamente los ojos ante lo que ocurre realmente en Francia.Se podra suponer que el artculo fue escrito en la estrella Sirio.De qu otro modo se puede comprender la afirmacin de quelos sindicatos representan a toda la clase obrera? de qu pasest hablando? Si se refiere a Francia, por lo que sabemos, alllos sindicatos no incluyen, desgraciadamente, ni a la mitad de laclase obrera. Las maniobras criminales de los sindicalistasreformistas, apoyados desde la izquierda por algunosanarquistas, han roto la organizacin sindical francesa. Ningunade las confederaciones sindicales abarca ms de 300.000

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    obreros. Ni por separado ni juntas, se pueden identificar con todoel proletariado francs, del cual solamente constituyen unamodesta porcin. Es ms, cada sindicato persigue una polticadistinta. La confederacin sindical reformista [ConfdrationGnrale du Travail (CGT)] coopera con la burguesa; laConfederacin General del Trabajo Unitaria [Confdration

    Gnrale du Travail Unitaire (CGTU)] es, por suerte,revolucionaria. Y en esta ltima organizacin, Louzon norepresenta ms que una tendencia. Qu quiere decir entoncescuando afirma que la clase obrera, a la que identifica obviamentecon la organizacin sindical, tiene un fin en s misma? conayuda de quin y cmo expresa la clase obrera francesa sus rei-vindicaciones? con la ayuda de la organizacin de Jouhaux?8

    Por cierto que no. Con la ayuda de la CGTU? La CGTU le ha

    prestado grandes servicios, pero desgraciadamente todava noes toda la clase obrera. Finalmente, para no omitir nada, no hacemucho la CGTU estaba dirigida por los anarco-sindicalistas delPacto9. Actualmente sus dirigentes son sindicalistascomunistas. En cul de estos dos perodos la CGTU representmejor los intereses de la clase obrera? Quin puede juzgarlo?Si intentramos contestar esa pregunta ahora, valindonos de laexperiencia internacional de nuestro partido, cometeramos, para

    Louzon, un pecado mortal, porque estaramos pretendiendo queel partido juzgue qu poltica es ms beneficiosa para la claseobrera. Es decir, colocamos al partido por encima de la claseobrera. Pero si quisiramos dirigirnos a toda la clase obrera,desgraciadamente la encontraramos dividida, impotente, muda.Los distintos sectores de la clase, organizados en diferentesconfederaciones, en diferentes grupos dentro del mismo sindi-cato, nos darn respuestas diversas. Pero la abrumadora

    mayora del proletariado, que sigue fuera de ambasconfederaciones, no nos dar actualmente ninguna respuesta.No hay ningn pas en que la organizacin sindical abarque a toda

    la clase obrera, pero en algunos comprende al menos un vastosector. No es ste el caso de Francia. Si, como plantea Louzon, elpartido no debe anexarse la clase obrera (qu se supone quequiera decir realmente este trmino?), por qu razn le otorgaentonces el camarada Louzon este derecho al sindicalismo? Podracontestarnos: Nuestra organizacin sindical es todava muy dbil.Pero no tenemos dudas sobre su futuro y su victoria final. A eso le

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    contestaramos: Es cierto, nosotros tambin compartimos estaconviccin. Pero no tenemos dudas de que el partido ganar laconfianza incondicional de la gran mayora de la clase trabajadora.No se trata, para el partido ni para los sindicatos, de anexarse elproletariado (est muy mal de parte de Louzon el emplear laterminologa que utilizan nuestros opositores en su lucha contra la

    revolucin), sino de ganarse la confianza del proletariado. Y estosolamente puede lograrse mediante tcticas correctas, probadas porla experiencia. Quines preparan consciente, cuidadosa y crtica-mente estas tcticas? Quin se las propone a la clase obrera?Seguramente no caen del cielo. Y el conjunto de la clase obrera,como cosa en s, tampoco nos ensea esas tcticas. Nos pareceque el camarada Louzon no ha pensado en esto.

    El proletariado tiene su fin en s mismo. Si despojamos

    esta frase de sus arreos msticos, su significado obvio es quelas tareas histricas del proletariado estn determinadas porsu ubicacin social como clase y por su papel en laproduccin, en la sociedad y en el Estado. Esto esttotalmente fuera de duda. Pero esta verdad no nos ayuda aresolver el problema que nos preocupa, es decir: Cmollegar el proletariado a la comprensin subjetiva de la tareahistrica que le plantea su situacin objetiva? Si el proletariado

    como clase fuera capaz de comprender inmediatamente sutarea histrica no seran necesarios ni el partido ni los sindi-catos. La revolucin habra nacido simultneamente con elproletariado. Por el contrario, el proceso mediante el cual elproletariado comprende su misin histrica es largo y penoso,y est plagado de contradicciones internas.

    Solamente a travs de prolongadas luchas, de duras pruebas,de muchas vacilaciones y de una amplia experiencia, los mejores

    elementos de la clase obrera de la vanguardia de las masasalcanzan esa comprensin. Esto se aplica tanto al partido comoa los sindicatos. Tambin los sindicatos comienzan como unpequeo grupo de obreros activos y crecen gradualmente, amedida que su experiencia les permite ganar la confianza de lasmasas Pero mientras las organizaciones revolucionarias luchanpara ganar influencia sobre la clase obrera, los idelogosburgueses contraponen a la totalidad de la clase obrera no slocon el partido de la clase obrera sino tambin con susorganizaciones sindicales, a las que acusan de querer

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    anexrsela. Le Temps10lo dice cuando hay una huelga. Enotras palabras, los idelogos burgueses contraponen a la claseobrera como objeto con la clase obrera como sujeto consciente.Porque es solamente a travs de su minora con conciencia declase que la clase obrera se convierte en factor histrico. Vemosentonces que las crticas planteadas por el camarada Louzon

    hacia las pretensiones injustificadas del partido se puedenaplicar igualmente a las pretensiones injustificadas de lossindicatos. Sobre todo en Francia, ya que el sindicalismo francs

    debemos repetirlo ha sido y es, organizativa y tericamente,igual que un partido. As fue que lleg, durante su perodo clsico(1905-1907), a la teora de la minora activa, y no a la delproletariado colectivo. Y qu es una minora activa, ligada porla unidad de sus ideas, sino un partido? Por otra parte una

    organizacin sindical masiva que no contuviera una minoraactiva con conciencia de clase, no sera una organizacin sinsentido y puramente formal?

    Que el sindicalismo francs era un partido qued totalmenteconfirmado con la ruptura que sufri tan pronto aparecierondivergencias polticas en sus filas. Pero el partido delsindicalismo revolucionario siente la misma aversin que toda laclase obrera francesa por los obreros como tales. Por lo tanto no

    asumi el nombre de partidoy se mantiene incompleto en cuantoa organizacin. Es un partido que intent diluir a sus miembrosen la asociacin sindical, o al menos cobijarse en los sindicatos.Se explica entonces la subordinacin real de los sindicatos aciertas tendencias, fracciones y hasta camarillas. Tambin seexplica el Pacto, caricatura masnica de partido en el seno dela organizacin sindical. Y viceversa: la Internacional Comunistaha combatido firmemente la divisin del movimiento sindical

    francs, es decir su conversin en partidos sindicalistas. Laconsideracin principal del Partido Comunista ha sido la tareahistrica de la totalidad de la clase obrera, y la enormeimportancia que como tal tiene la organizacin sindical en laresolucin de las tareas del proletariado. En este aspecto hadefendido, desde el principio, en el espritu del marxismo, laindependencia real y viva de los sindicatos.

    El sindicalismo revolucionario, que fue en muchos aspectos elprecursor del comunismo actual en Francia, ha adoptado lateora de la minora activa, es decir del partido, pero sin

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    convertirse abiertamente en un partido. De esta forma haimpedido que los sindicatos se transformaran en unaorganizacin de la totalidad de la clase obrera (lo que no esposible en un sistema capitalista) o al menos de amplias masas.Los comunistas no le temen a la palabra partido, porque supartido no tiene ni tendr nada en comn con los otros partidos.

    Su partido no es uno de los partidos polticos del sistemaburgus, es la minora activa y con conciencia de clase delproletariado, su vanguardia revolucionaria. Por lo tanto loscomunistas no tienen ninguna razn, ni ideolgica niorganizativa, para esconderse tras los sindicatos. No los utilizanpara maquinaciones de trastienda. No los rompen cuando estnen minora. No perturban de ningn modo el desarrolloindependiente de los sindicatos y apoyan sus luchas con todas

    sus fuerzas. Pero al mismo tiempo el Partido Comunista sereserva el derecho a expresar sus opiniones sobre todos losproblemas del movimiento obrero, incluso sobre los sindicales,de criticar las tcticas de los sindicatos y de hacerles propuestasconcretas que aquellos, por su parte, son libres de aceptar orechazar. El partido trata de ganar la confianza de la clase obreray, sobre todo, del sector organizado en los sindicatos.

    Qu significan las citas de Marx a las que hace referencia el

    camarada Louzon? Es cierto que Marx escribi en 1868 que elpartido obrero saldra de los sindicatos. Cuando escriba estopensaba principalmente en Inglaterra, que era el nico pascapitalista desarrollado que ya tena grandes organizacionesobreras. Desde entonces ha pasado medio siglo. La experienciahistrica confirm las profecas de Marx en lo que respecta aInglaterra. El Partido Laborista ingls se construy realmentesobre la base de los sindicatos. Pero cree el camarada Louzon

    que al Partido Laborista ingls actual, con la direccin deHenderson y Clynes, se lo puede considerar autnticamenterepresentativo de los intereses de la totalidad del proletariado?Decididamente, no. El Partido Laborista traiciona la causa delproletariado en Gran Bretaa, del mismo modo que lo hace laburocracia sindical, si bien en Inglaterra los sindicatos estn mscerca de representar al conjunto de la clase obrera que encualquier otra parte. Por otro lado, no debemos tener ningunaduda de que nuestra influencia comunista crecer en estePartido Laborista ingls surgido de los sindicatos, y que esto

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    contribuir a agudizar las luchas entre las masas y susdirigentes dentro de los sindicatos, hasta que los burcratastraidores sean expulsados y el Partido Laborista transformado yregenerado totalmente. Y nosotros, como el camarada Louzon,pertenecemos a una Internacional a la que se ha adherido elPartido Comunista ingls, y que combate a la Segunda Inter-

    nacional a la que apoya el Partido Laborista ingls, que tuvo suorigen en los sindicatos.En Rusia y con relacin a las leyes de desarrollo capitalista

    Rusia est en las antpodas de Gran Bretaa el PartidoComunista, que originariamente fue el Partido Socialdemcrata,es anterior a los sindicatos y los cre. Los sindicatos y el Estadoobrero de Rusia estn hoy en da totalmente bajo la influencia delPartido Comunista, que no tuvo de ningn modo su origen en los

    sindicatos sino que por el contrario, los cre y prepar. Dira elcamarada Louzon que la evolucin de Rusia entra encontradiccin con el marxismo? No es ms sencillo decir, que elplanteamiento de Marx sobre el origen del partido en lossindicatos, se ha reafirmado por la experiencia en Inglaterra, yque ni siquiera all en un ciento por ciento, pero que Marx nuncatuvo la ms mnima intencin de sentar una ley que l mismollamara una vez, desdeosamente, suprahistrica? Los dems

    pases de Europa incluida Francia, se encuentran, en esteaspecto, entre Rusia y Gran Bretaa. En algunos pases lossindicatos son anteriores al partido, en otros se dio el casocontrario. Pero en ningn caso, salvo en Inglaterra yparcialmente en Blgica, el partido del proletariado surgi de lossindicatos. Pero, como de los sindicatos no ha surgido ningnpartido comunista orgnico, debemos sacar la conclusin deque toda la Internacional Comunista ha tenido un nacimiento

    ilegtimo?Cuando los sindicatos ingleses apoyaban alternativamente alos conservadores y a los liberales y en cierta medida eran unapndice sindical de esos partidos, cuando la organizacinpoltica de los obreros alemanes no era ms que el ala izquierdadel partido democrtico, cuando los seguidores de Lassalle yEisenach11 se peleaban entre s; entonces Marx reclamaba laindependencia de los sindicatos de todo partido. Esta frmulaestaba dictada por el deseo de contraponer las organizacionesobreras a todos los partidos burgueses y de impedir que se

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    ligaran demasiado estrechamente a las sectas socialistas. Peroel camarada Louzon se olvida de que el mismo Marx fund laPrimera Internacional, cuyo objetivo era guiar en todos lossentidos al movimiento obrero de todos los pases y hacerlofructfero. Fue en l864, y la Internacional creada por Marx era unpartido. Marx no quiso esperar a que el partido internacional de

    la clase obrera se formara slo y de cualquier forma y al margende los sindicatos. Hizo todo lo que pudo, para fortalecer dentrode los sindicatos la influencia de las ideas del socialismocientfico, las que aparecieron por vez primera en 1847 en elManifiesto Comunista. Cuando Marx reclamaba la total indepen-dencia de los sindicatos de todos los partidos y sectasexistentes, es decir de todos los partidos y sectas burguesas ypequeoburguesas, lo haca con el objeto de facilitar al

    socialismo cientfico su predominio en los sindicatos. Marx nuncaconsider al partido del socialismo cientfico uno ms de lostantos partidos polticos existentes (parlamentarios,democrticos, etctera). Para Marx, la Internacional era la claseobrera consciente, representada en ese momento por unavanguardia an muy pequea.

    Si el camarada Louzon fuera consecuente con su metafsicasindical y su interpretacin de Marx, dira: Renunciemos al

    Partido Comunista y esperemos a que se forme a partir de lossindicatos. En realidad la nica posibilidad de que los actualessindicatos franceses recuperen su unidad y conquisten unainfluencia mayoritaria sobre las masas, reside en que susmejores elementos se organicen como vanguardia revolucionariaconsciente del proletariado, es decir en un Partido Comunista.Marx no dio ninguna respuesta definitiva al problema de lasrelaciones entre el partido y los sindicatos, tampoco poda

    hacerlo. Estas relaciones dependen de circunstancias que varanen cada caso. Si el partido y la confederacin sindical tienen unarepresentacin mutua en sus Comits Centrales, o si formancomits de accin conjunta cuando es necesario, no tiene mayorimportancia. Pueden cambiar las formas organizativas, pero elpapel fundamental del partido sigue constante. El Partido paramerecer ese nombre, debe incluir a toda la vanguardia de laclase obrera y usar su influencia ideolgica para que puedanfructificar todas las manifestaciones del movimiento obrero,especialmente el movimiento sindical. Pero para que las

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    organizaciones sindicales merezcan ese nombre debenabarcar a una masa creciente de obreros, y entre ellos amuchos elementos atrasados. Slo cumplirn su misin si seguan conscientemente por principios firmemente establecidos,y slo la pueden cumplir si sus mejores elementos se encuen-tran unidos en el partido de la revolucin proletaria.

    La reciente depuracin del Partido Comunista Francs, quepor un lado se libr de pequeos burgueses llorosos, hroes desaln, Hamlets polticos y trepadores repugnantes, y por el otroprodujo el rapprochementde los comunistas y los sindicalistasrevolucionarios, significa un gran avance para la creacin derelaciones adecuadas entre las organizaciones sindicales y laorganizacin poltica, lo que a su vez es un gran paso adelantehacia la revolucin.

    23 de marzo de 1923.

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    El nuevo artculo del camarada Louzon12 contiene ms erroresque los anteriores, si bien su lnea principal de argumentacintoma esta vez un giro totalmente distinto.

    En sus artculos anteriores parta de abstracciones quesuponan que los sindicatos representaban al conjunto de laclase obrera. En mi respuesta plante la siguiente duda:Dnde escribe sus artculos el camarada Louzon, en Francia oen Sirio?. En su ltimo artculo abandon el dbil soporte de lasleyes universales e intent apoyarse en el terreno nacional delsindicalismo francs. Dice que s, que los sindicatos francesesno son realmente el conjunto de la clase trabajadora sino una

    minora activa. O sea que el camarada Louzon reconoce que lossindicatos son una especie de partido revolucionario. Pero estepartido sindicalista se distingue por ser puramente proletario ensu constitucin. Esta es su gran ventaja sobre el PartidoComunista. Adems tiene otras ventajas: el partido sindicalistarechaza categricamente las instituciones estatales burguesas,no reconoce a la democracia y por lo tanto no toma parte enlas luchas parlamentarias.

    El camarada Louzon no se cansa de repetir que nosreferimos a las particularidades del desarrollo francs,

    II. OTRA VEZ LOS PREJUICIOSANARCOSINDICALISTAS!

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    nicamente. Habiendo comenzado con una amplia ge-neralizacin en la que haba convertido a Marx en un sindicalista,ahora deja de lado a Inglaterra, Rusia y Alemania. No contesta anuestra pregunta de por qu pertenece l a la InternacionalComunista, en compaa del minsculo Partido ComunistaIngls, y no a la Segunda Internacional, como los sindicatos

    ingleses y el Partido Laborista ingls que stos apoyan. Louzoncomenz por una ley suprahistrica para todos los pases ytermin reclamando una ley excepcional para Francia. Mstodava, su carcter excluye la posibilidad de una Internacional:cmo pueden discutirse tcticas comunes si no hay premisasfundamentales comunes? Es muy difcil entender por qu elcamarada pertenece a la Intersindical Comunista. No menosdifcil es entender por qu pertenece al Partido Comunista

    Francs, habiendo otro que tiene todas sus ventajas y ningunade sus desventajas.Ahora, si bien el camarada Louzon deja el plano

    internacional para internarse en el nacional, iguora sis-temticamente la cuestin nacional que se le plante ennuestro primer artculo: Qu papel cumpli la CGT13 durante laguerra? El de Jouhaux no fue menos despreciable y traidor queel de Renaudel14. La nica diferencia consisti en el hecho de

    que el partido socialpatritico demostraba una ciertasistematizacin en sus posiciones y en sus actos, mientras quelos sindicalistas patriotas actuaban de una forma puramenteemprica y justificaban sus acciones con miserables y estpidasimprovisaciones. Podra decirse que, en cuanto a tradicinpatritica, el Partido Socialista, debido a su definicin, superabaal semidefinido partido sindicalista. En el fondo, Renaudel yJouhaux eran lo mismo.

    Y ahora qu pasa? Desea Louzon la unin de ambasconfederaciones? Nosotros s. La Internacional lo consideranecesario. Ni siquiera nos alarmaramos si esta unin le da aJouhaux la mayora. Claro que no diramos (como lo haceLouzon) que el sindicalismo es, aun encabezado por Jouhaux,Dumoulin, Merrheim y dems15, la forma ms pura deorganizacin proletaria, que abarca al conjunto de la claseobrera, etctera, etctera. Sera una tergiversacin de los he-chos. Pero consideraramos que la formacin de organizacionesobreras ms amplias, es decir la concentracin de masas

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    proletarias mayores, que conformen un campo de batalla msvasto para la lucha por las tcticas e ideas del comunismo, es ungran logro para la causa de la revolucin. Lo primero que senecesita para esto es que las ideas y tcticas del comunismo noestn en el aire sino organizadas bajo la forma de un partido. Encuanto al camarada Louzon, no es consecuente hasta el fin con

    sus planteamientos, porque si no su conclusin lgica deberaser la sustitucin del partido por una rgnnizacin sindical de laminora activa. El resultado inevitable de esto sera elreemplazo del partido y del sindicato, ya que esos sindicatos quepropone el camarada Louzon son demasiado indefinidos comopartidos y demasiado pequeos para sindicatos.

    Los argumentos del camarada Louzon respecto a que lossindicatos no quieren mancharse con el contacto con las

    organizaciones de la democracia burguesa le hacen un dbil ecoal anarquismo. Puede suponerse que la mayora de los obrerosorganizados en la CGTU votaran en las elecciones por el PartidoComunista (al menos esperamos que el camarada Louzon, comomiembro del Partido Comunista, los llame a hacerlo), mientrasque la mayora de los miembros de la confederacin amarillavotarn por el partido de Blum, Renaudel16. El sindicato, comoforma organizativa, no se adapta a la lucha parlamentaria, pero

    los obreros organizados en los sindicatos tendrn igualmente susdiputados. Es un simple caso de divisin del trabajo dentro deuna misma clase. O acaso a los obreros franceses les esindiferente lo que pasa en el parlamento? Ellos no piensan as.Los sindicatos han reaccionado muchas veces ante la laborlegislativa del parlamento, y lo seguirn haciendo en el futuro. Ysi, al mismo tiempo, hay legisladores comunistas en elparlamento, que trabajen hombro a hombro con los sindicatos

    revolucionarios contra los actos de violencia y los golpes de lademocracia imperialista, es una ventaja y no una desventaja.La tradicin francesa dice que los diputados son traidores. Peroel Partido Comunista Francs ha sido creado para barrer con esatradicin. Si algn diputado se aparta de la lnea clasista, serexpulsado del partido. Nuestro partido francs ha aprendido ahacerlo y la desconfianza es totalmente infundada.

    Louzon se queja de que el partido tiene muchos intelectualespequeoburgueses. Es cierto. Pero el Cuarto Congreso de laInternacional Comunista lo reconoci y adopt una resolucin al

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    respecto, que no ha dejado de tener su efecto. Hay ms porhacer para consolidar el carcter proletario del partido. Pero nolograremos este fin mediante la contradictoria metafsicasindicalista del camarada Louzon, sino con un trabajo partidariosistemtico en el terreno sindical y en los aspectos de la luchaproletaria. Ya hay un nmero considerable de obreros en el

    Comit Central de nuestro partido francs. Esto se refleja en todoel partido. La misma tendencia se sigue, de acuerdo a lasresoluciones del Cuarto Congreso, en las eleccionesparlamentarias y municipales. El partido ganar as la confianzadel proletariado revolucionario. Esto significa que el partidosufrir cada vez menos la falta de proletarios activos ycompetentes que ocupen los puestos revolucionarios msimportantes y de mayor responsabilidad. Mucho me temo que las

    posiciones del camarada Louzon ejerzan una influencia negativasobre esta profunda evolucin progresiva de la vanguardia de laclase obrera francesa. Pero no dudo de que el comunismosuperar este obstculo, como todos los dems.

    Mosc, 8 de mayo de 1923

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    El problema de los sindicatos es uno de los ms importantespara el movimiento obrero y por lo tanto tambin para laOposicin. Si sta no tiene una posicin clara acerca de lossindicatos no podr ganar una influencia real sobre la claseobrera. Por eso quiero plantear aqu, para la discusin, algunasconsideraciones sobre la cuestin sindical.

    1. El Partido Comunista es la herramienta fundamental parala accin revolucionaria del proletariado, la organizacin decombate de su vanguardia que debe erigirse en direccin de laclase obrera en todos los mbitos de su lucha, sin excepcin, ypor lo tanto tambin en el campo sindical.

    2. Los que, en principio, contraponen autonoma sindical adireccin del Partido Comunista estn contraponiendo quiranloo no al sector proletario ms atrasado con la vanguardia de laclase obrera, la lucha por las conquistas inmediatas con la luchapor la completa liberacin de los trabajadores, el reformismo conel comunismo, el oportunismo con el marxismo revolucionario.

    3. El sindicalismo francs de preguerra, en la poca de susurgimiento y expansin, al luchar por su autonoma sindical

    luchaba en realidad por su independencia del gobiernoburgus y sus partidos, entre ellos el socialismo reformista-

    III. COMUNISMOY SINDICALISMO

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    parlamentario. Esta fue una lucha contra el oportunismo libradade manera revolucionaria.

    En este sentido, el sindicalismo revolucionario no hizo unfetiche de la autonoma de las organizaciones de masas. Por elcontrario, comprendi y elogi el papel dirigente de la minorarevolucionaria en relacin a las organizaciones de masas, que

    reflejan a la clase obrera con todas sus contradicciones, suretraso y sus debilidades.4. La teora de la minora activa era esencialmente una

    teora incompleta del partido proletario. En toda su prctica elsindicalismo revolucionario era un embrin de partidorevolucionario, en oposicin al oportunismo; es decir, era unnotable precursor del comunismo revolucionario.

    5. La debilidad del anarco-sindicalismo, aun en su perodo

    clsico, era la falta de una base terica correcta lo que resultabaen una comprensin errnea de la naturaleza del Estado y de supapel en la lucha de clases, as como en una concepcinincompleta, no del todo desarrollada y por lo tanto equivocadadel papel de la minora revolucionaria, es decir, del partido. Deah sus errores tcticos, como el fetichismo hacia la huelgageneral, el desconocimiento de la relacin entre la insurreccin yla toma del poder, etctera.

    6. Despus de la guerra, el sindicalismo francs encontr enel comunismo su refutacin, y tambin su desarrollo y surealizacin plena. Intentar revivir ahora el sindicalismorevolucionario sera tratar de hacer retroceder la historia.Semejante intento slo puede resultar reaccionario para elmovimiento obrero.

    7. Los epgonos17 del sindicalismo transforman (en laspalabras) la independencia de las organizaciones sindicales de la

    burguesa y de los socialistas reformistas en independencia engeneral, en independencia absoluta de todos los partidos,incluyendo el comunista.

    Si en su momento de expansin el sindicalismo seconsideraba a s mismo una vanguardia y luchaba por lahegemona de la minora de vanguardia sobre las masasatrasadas, los epgonos del sindicalismo luchan ahora contraidnticas intenciones de la vanguardia comunista, intentando,aunque sin xito, basarse en el poco desarrollo y en losprejuicios de los sectores ms retrasados de la clase obrera.

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    8. La independencia de la influencia de la burguesa no puedeser un estado pasivo. Solamente se expresa mediante actospolticos, o sea mediante la lucha contra la burguesa. Esta luchadebe inspirarse en un programa claro, que requiere unaorganizacin y tcticas para su aplicacin. La unin delprograma, la organizacin y las tcticas forman el partido. En

    este sentido, la verdadera independencia del proletariado delgobierno burgus no puede concretarse a menos que lleve acabo su lucha bajo la conduccin de un partido revolucionario yno de un partido oportunista.

    9. Los epgonos del sindicalismo querran hacernos creer quelos sindicatos son suficientes por s mismos. Esto tericamenteno quiere decir nada, pero en la prctica significa la disolucin dela vanguardia revolucionaria en la retaguardia de masas, o sea

    en los sindicatos.Cuanto ms amplias son las masas que aglutinan lossindicatos, stos cumplen mejor su misin. Un partido proletario,por el contrario, adquiere prestigio solamente si esideolgicamente homogneo, y est ligado por la unidad deaccin y de organizacin. Pretender que los sindicatos sonautosuficientes porque el proletariado ya ha alcanzado sumayora de edad es sencillamente adular al proletariado. Es

    decirle que es lo que no es ni podr ser bajo el capitalismo, ymantener en el atraso y la ignorancia a enormes masas deobreros, permitiendo slo a la vanguardia la posibilidad desuperar las dificultades y llegar a una clara comprensin de lastareas del conjunto de su clase.

    10. La autonoma real, prctica y no metafsica, de laorganizacin sindical, no se ve perturbada ni disminuida en loms mnimo por el intento del Partido Comunista por influir sobre

    ella. Todo militante del sindicato tiene derecho a votar como leparece y a elegir al que l considere mejor. Los comunistas, aligual que los dems, gozan de este derecho .

    Que los comunistas ganen la mayora en los rganosdirectivos est totalmente de acuerdo con el principio deautonoma, o sea de autoadministracin, de los sindicatos. Porotra parte ningn estatuto sindical puede impedir o prohibir alpartido que elija como militante de su Comit Central alsecretario de la Confederacin del Trabajo, ya que aquentramos enteramente en el dominio de la autonoma partidaria.

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    11. Por supuesto que los comunistas se someten en lossindicatos, sin importar qu puesto ocupen, a la disciplinapartidaria. Esto no excluye sino que presupone su sumisin a ladisciplina sindical. En otras palabras: el partido no les imponeninguna lnea de conducta que contradiga la predisposicin ni lasopiniones de la mayora de los militantes de los sindicatos. En

    casos enteramente excepcionales, cuando el partido consideraimposible el acatamiento por parte de sus militantes de algunadecisin reaccionaria del sindicato, seala abiertamente a susmilitantes las consecuencias que esto acarrea: separacin de loscargos, expulsiones y dems.

    En estas cuestiones, con frmulas jurdicas (y la autonomaes una frmula puramente jurdica) no se va a ninguna parte.Debe plantearse lo esencial del problema, y lo esencial es la

    poltica sindical. A una poltica incorrecta debe oponerse unapoltica correcta.12. El carcter de la influencia del partido, sus formas y sus

    mtodos pueden diferir profundamente, de acuerdo a lascondiciones generales de un pas dado o a su nivel de desarrollo.

    En los pases capitalistas, donde el Partido Comunista notiene ningn medio de coercin, es obvio que solamente puedenejercer un liderazgo a travs de los comunistas que sean militan-

    tes o liberados de los sindicatos.El nmero de comunistas que ocupan cargos de direccin enlos sindicatos slo es un medio ms para medir la influencia delpartido. El parmetro ms importante es el porcentaje decomunistas en relacin al total de sindicalizados. Pero el criterioprincipal es la influencia general del partido sobre la clase obrera,que se mide por la circulacin de la prensa comunista, laconcurrencia a actos del partido, el nmero de votos obtenidos

    en las elecciones y, lo que es especialmente importante, elnmero de obreros y obreras que responden activamente a losllamamientos del partido a la lucha.

    13. Claro est que la influencia general del Partido Comunistacrecer, incluso en los sindicatos, cuanto ms revolucionaria seala situacin.

    Estas condiciones permiten una apreciacin del grado y laforma de la verdadera autonoma, real y no metafsica, de lossindicatos. En tiempos de paz, cuando las formas msmilitantes de accin sindical consisten en huelgas econmicas

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    aisladas, el papel directodel partido en la accin sindical pasa asegundo plano. Por regla general, el partido no toma unadecisin sobre cada huelga aislada. Ayudaal sindicato a decidirsi es oportuna, a travs de su informacin econmica, poltica ysus consejos. Colabora en la huelga mediante la agitacin,etctera. Pero en la huelga el primer lugar por supuesto

    corresponde al sindicato.La situacin cambia radicalmente cuando la movilizacin ad-quiere la forma de una huelga general o incluso en una luchadirecta por el poder. En esas condiciones el papel de direccindel partido es directo e inmediato. Los sindicatos (naturalmentelos que no se pasan al otro lado de la barricada) se convierten enaparatos organizativos del partido que aparece, ante toda laclase, como el lder de la revolucin y asume toda la

    responsabilidad. Entre la huelga econmica parcial y lainsurreccin revolucionaria, hay toda una gama de posiblesrelaciones entre el partido y los sindicatos, varios grados deinfluencia directa e inmediata, etctera.

    Pero, cualesquiera que sean las condiciones, el partido tratade ganar influencia y para ello cuenta con la autonoma de lossindicatos, que (sobra decirlo) no estn sometidos a lorganizativamente.

    14. Los hechos demuestran que no existen en ninguna partesindicatos polticamente independientes. Nunca los hubo y laexperiencia y la teora nos dicen que nunca los habr. En losEstados Unidos los aparatos sindicales estn directamente vin-culados a la plana mayor de la industria y a los partidosburgueses. En Inglaterra, antes apoyaban en general a losliberales, ahora forman la base material del Partido Laborista. EnAlemania, marchan bajo la bandera de la socialdemocracia. En la

    Repblica Sovitica su direccin corresponde a los bolcheviqueEn Francia una de las organizaciones sindicales sigue a lossocialistas y otra a los comunistas. En Finlandia se dividieron re-cientemente, unos giraron hacia la socialdemocracia y otroshacia el comunismo. As ocurre en todas partes.

    Los tericos de la independencia del movimiento sindicalhasta ahora no se han molestado en preguntarse: por qu sureivindicacin no se hace realidad en ninguna parte sino que, porel contrario, la dependencia de los sindicatos respecto de unpartido se hace sin excepcin cada vez ms evidente en todas

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    partes? Esto est directamente vinculado con las caractersticasde la poca imperialista, que deja al desnudo todas lasrelaciones de clase y que incluso dentro del proletariado acentalas contradicciones entre su aristocracia y los sectores msexplotados.

    15. La expresin ms acabada de este sindicalismo fuera de

    poca es la llamada Liga Sindicalista (Ligue Syndicaliste). Porsus caractersticas, aparece como una organizacin poltica quetrata de subordinar el movimiento sindical a su influencia.Concretamente, recluta a sus militantes segn el mtodo de losgrupos polticos y no el de los sindicatos. Tiene una plataforma,ya que no un programa, y lo defiende en sus publicaciones.Tiene su propia disciplina interna dentro del movimiento sindical.En los congresos de las Confederaciones sus partidarios actan

    como fraccin poltica, lo mismo que los comunistas. En pocaspalabras: la tendencia de la Liga Sindicalista se reduce a la luchapor liberar a ambas Confederaciones de la direccin desocialistas y comunistas y unirlas bajo la direccin del grupo deMonatte.

    La Liga no acta abiertamente en nombre del derecho de laminora ms avanzada a luchar para extender su influencia sobrelas masas retrasadas y de la necesidad de que esto ocurra. Se

    presenta bajo el disfraz de lo que llama la independenciasindical. En este sentido se aproxima al Partido Socialista, quetambin ejerce su liderazgo ocultndose tras la fraseindependencia del movimiento sindical. En cambio el PartidoComunista dice abiertamente a la clase obrera: he aqu miprograma, mis tcticas y mi poltica, y se lo propongo a lossindicatos.

    El proletariado no debe creer nada a ciegas. Debe juzgar a

    cada partido y a cada organizacin por su trabajo. Los obrerosdeben desconfiar doblemente de los aspirantes a dirigentes queactan de incgnito, pretendiendo hacerles creer que nonecesitan ninguna direccin.

    16. No se debe negar el derecho de un partido poltico aluchar para ganar influencia en los sindicatos, pero hay quehacerse una pregunta: En nombre de qu programa y de qutctica lucha esa organizacin? En este sentido la LigaSindicalista no ofrece las garantas necesarias. Su programaes extremadamente amorfo, lo mismo ocurre con sus tcticas.

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    En sus evaluaciones acta por reaccin ante los hechos.Mientras acepta la revolucin proletaria e incluso la dictaduradel proletariado, ignora al partido y lucha contra la influenciacomunista, sin la cual la revolucin proletaria ser siempre unafrase vaca.

    17. La ideologa de la independencia sindical no tiene nada

    en comn con las ideas y sentimientos del proletariado comoclase. Si el partido, mediante su direccin, es capaz degarantizar una poltica correcta, clara y firme en los sindicatos, aningn obrero se le ocurrir rebelarse contra la direccin delpartido. Lo prueba la experiencia histrica de los bolcheviques.

    Esto se aplica tambin a Francia, donde los comunistasobtuvieron 1.200.000 votos en las elecciones mientras que laConfdration Gnrale du Travail Unitaire(organizacin central

    de los sindicatos rojos) no rene ms que la tercera o la cuartaparte de esa cifra. Claro est que cualesquiera que sean lascondiciones la consigna abstracta de independencia nuncasurgir de las masas. La burocracia sindical es otra cosa. Noslo tiene celos profesionales de la burocracia partidaria, sinoque tiende a independizarse tambin del control de la vanguardiadel proletariado. La consigna de independencia es, por susmismas bases, una consigna burocrtica y no de clase.

    18. Bajo el fetiche de la independencia la Liga Sindicalistaconvierte en fetiche tambin la unidad sindicalNo hace falta decir que mantener la unidad de las

    organizaciones sindicales tiene enormes ventajas, tanto desde elpunto de vista de las tareas diarias del proletariado como desdeel de la lucha del Partido Comunista por extender su influenciasobre las masas. Pero la realidad nos muestra que a partir de losprimeros xitos del ala revolucionaria en los sindicatos los opor-

    tunistas han tomado deliberadamente la senda de la ruptura. Lesson ms queridas las relaciones pacficas con la burguesa quela unidad del proletariado. Esta es la nica conclusin que sepuede extraer de la experiencia de posguerra.

    De todos modos, a los comunistas nos interesa demostrarlesa los obreros que la responsabilidad por la ruptura de lossindicatos recae enteramente sobre la socialdemocracia. Pero deesto no se desprende que la frmula vacua de la unidad sea msimportante para nosotros que las tareas revolucionarias de laclase obrera.

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    19. Han pasado ocho aos de la ruptura sindical en Francia.Durante este tiempo ambas organizaciones se ligarondefinitivamente a partidos polticos mortalmente hostiles. Entales condiciones sera alimentar vanas esperanzas pretenderunificar el movimiento sindical mediante una simple llamada a launidad. Declarar que sin la unificacin previa de las dos

    organizaciones no slo no es posible la revolucin, sino tampocouna seria lucha de clases, significa hacer depender el futuro dela revolucin de la corrupta camarilla sindical de los reformistas.

    En realidad el futuro de la revolucin no depende de la fusinde los dos aparatos sindicales sino de la unificacin de lamayora de la clase obrera alrededor de consignas y mtodos delucha revolucionarios.

    Actualmente la unificacin de la clase obrera slo es posible

    mediante la lucha contra los colaboracionistas de clase(coalicionistas), que se encuentran no slo en los partidospolticos sino tambin en los sindicatos.

    20. El verdadero camino hacia la unidad revolucionaria pasapor el desarrollo, perfeccionamiento, crecimiento y consolidacinde la revolucionaria CGTU y por el debilitamiento de lareformista CGT.

    No se excluye, por el contrario es muy probable, que en el

    momento de la revolucin el proletariado francs entre a la luchacon dos confederaciones: una que nuclee a las masas y otra a laaristocracia obrera y a la burocracia.

    21. La nueva oposicin sindical no quiere andar, obviamente,el camino del sindicalismo. Al mismo tiempo rompe con el partido(no con determinada direccin sino con el partido en general).Eso significa lisa y llanamente que se desarma a s misma y caeen las posiciones del gremialismo o del sindicalismo.

    22. La oposicin sindical tiene diferentes variantes. Pero secaracteriza por algunos rasgos comunes que no la acercan a laOposicin de Izquierda. Por el contrario, la alejan y la oponen aella. No lucha contra los actos arbitrarios y los mtodosincorrectos de la direccin comunista sino contra la influenciacomunista en la clase obrera. No lucha contra la caracterizacinultraizquierdista de lasituacin y de su evolucin sino que actaen realidad contra las perspectivas revolucionarias en general.La oposicin sindical no lucha contra los mtodos caricaturescosdel antimilitarismo sino que plantea una orientacin pacifista.

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    En otras palabras, la oposicin sindical est evolucionandomanifiestamente en un sentido reformista.

    23. Es totalmente incorrecto afirmar que contrariamente alo sucedido en Alemania, Checoslovaquia y otros pases no seha constituido en los ltimos aos en Francia un ala derecha enel campo revolucionario. Lo que pasa es que la Oposicin de

    Derecha francesa, renegando de la poltica revolucionaria delcomunismo, ha asumido, conforme a las tradiciones delmovimiento obrero francs, un carcter sindicalista, ocultandode este modo su fisonoma poltica. En el fondo la mayora de laoposicin sindical representa el ala derecha, lo mismo que elgrupo de Brandler18 en Alemania, los sindicalistas checos quedespus de la ruptura adoptaron una posicin claramentereformista, etctera.

    24. Se podra objetar que todas las consideracionesprecedentes seran correctas nicamente con la condicin deque el Partido Comunista tuviera una poltica correcta. Estaobjecin es infundada. El problema de la relacin entre elpartido, que representa al proletariado como debera ser, y lossindicatos, que lo representan tal cual es, es el ms fundamentaldel marxismo revolucionario. Sera un verdadero suicidiodesechar la nica respuesta principista posible a esta cuestin

    solamente porque el Partido Comunista, bajo influencias obje-tivas y subjetivas de las que hemos hablado ms de una vez,est llevando a cabo una poltica incorrecta en los sindicatos, ascomo en otros campos. A una poltica incorrecta se le oponeuna poltica correcta. Con este objeto, la Oposicin de Izquierdase ha constituido en fraccin. Si se considera que todo el PartidoComunista Francs est en una situacin irremediable o sinesperanzas de recuperarse cosa que nosotros no creemos

    debe oponrsele otro partido. Pero esto no cambia ni en unmilmetro la cuestin de la relacin entre el partido y la clase.La Oposicin de Izquierda opina que es imposible influir en

    el movimiento sindical, ayudarlo a encontrar una orientacincorrecta, imbuirlo de consignas adecuadas ms que a travsdel Partido Comunista (o por el momento de una fraccin) quees, adems de sus otros atributos, el principal laboratorioideolgico de la clase obrera.

    25. Bien entendido, la tarea del Partido Comunista noconsiste solamente en ganar influencia en los sindicatos tal

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    como son, sino en ganar a travs de los sindicatos influenciaen la mayora de la clase obrera. Esto es posible solamente silos mtodos que emplea el partido en los sindicatoscorresponden a la naturaleza y a las tareas de stos. La luchadel Partido Comunista por ganar influencia en los sindicatos sepone a prueba en el hecho de que stos prosperen o no, en si

    aumenta el nmero de sus militantes, como tambin en susrelaciones con las masas. Si el partido paga su influencia enlos sindicatos al precio de limitar su alcance o de fraccionarlos(convirtindolos en auxiliares del partido para finesmomentneos o impidindoles convertirse en autnticasorganizaciones de masas), las relaciones entre el partido y laclase andan mal. No es necesario que tratemos aqu lascausas de semejante situacin. Lo hemos hecho ms de una

    vez y lo hacemos todos los das. La inconstancia de la polticacomunista oficial refleja su tendencia aventurera a convertirseen amos de la clase obrera en el menor tiempo posible,mediante malabarismos, maquinaciones, una agitacinsuperficial, etctera.

    Sin embargo el modo de salir de esta situacin no escontraponer los sindicatos al partido (o a la fraccin) sino lucharimplacablemente por cambiar toda la poltica del partido, incluso

    la sindical.26. La Oposicin de Izquierda debe conectarindisolublemente los problemas del movimiento sindical conlos de la lucha poltica del proletariado. Debe ofrecer unanlisis concreto del nivel actual de desarrollo del movimientoobrero francs. Debe hacer una evaluacin, tanto cuantitativacomo cualitativa,del movimiento huelgustico actual y de susperspectivas en relacin a las perspectivas del desarrollo

    econmico francs. De ms est decir que estcompletamente descartada la posibilidad de una estabilizaciny una paz capitalista que duren dcadas. Esto se debe a unacaracterizacin de nuestra poca como revolucionaria. Surgede la necesidad de una preparacin oportuna del proletariadode vanguardia ante los cambios abruptos que son no sloprobables sino inevitables. Cuanto ms firme e implacable seasu accin contra las fanfarronadas supuestamente

    revolucionarias de la burocracia centrista, contra la histeriapoltica que no tiene en cuenta las condiciones objetivas, que

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    confunde hoy con ayer o con maana, ms firme ydecididamente debe oponerse a la derecha que toma suscrticas y se oculta tras ellas para infiltrarse en el marxismorevolucionario.

    27. Otra definicin nueva de los lmites? Nuevaspolmicas? Nuevas rupturas? As se lamentarn las almas

    buenas pero cansadas que querran transformar la Oposicinen un tranquilo retiro donde uno pueda descansar en paz de lasgrandes tareas, preservando intacto el nombre derevolucionario de izquierda. No!, les decimos a estos esprituscansados; no seguimos el mismo rumbo. La verdad nunca hasido la suma de pequeos errores. Una organizacinrevolucionaria no puede nunca componerse de pequeosgrupos conservadores, que lo primero que buscan es

    diferenciarse unos de otros. Hay pocas en que la tendenciarevolucionaria se ve reducida a una pequea minora dentro delmovimiento obrero. Pero lo que esas pocas exigen no eshacer arreglos entre pequeos grupos, tapndose mutuamentelos pecados, sino por el contrario una lucha doblementeimpecable por una perspectiva correcta y una educacin de loscuadros en el espritu del autntico marxismo. Solamente as esposible la victoria.

    28. En cuanto al autor de estas lneas, debe admitir que laidea que tena sobre el grupo de Monatte cuando fue deportadode la Unin Sovitica result ser demasiado optimista y por lotanto falsa. Durante muchos aos no tuvo la oportunidad deseguir el accionar de este grupo. Juzg por viejos recuerdos.Las divergencias no slo resultaron ser ms profundas sinotambin ms agudas de lo que haba supuesto. Los sucesos delos ltimos tiempos han probado sin lugar a dudas que la

    Oposicin comunista de Francia no podr avanzar sin una claray precisa definicin ideolgica de la lnea del sindicalismo. Lastesis propuestas son un primer paso hacia esa definicin, quees el preludio de una lucha exitosa contra la charlatanerarevolucionaria y contra la esencia oportunista de Cachin, Mon-mouseau y Ca.19.

    14 de octubre de 1929.

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    Cuando llegu a Francia en octubre de 1914 encontr almovimiento socialista y sindical francs en un estado de profunda

    desmoralizacin chovinista. Buscando revolucionarios, linterna enmano, trab conocimiento con Monatte y Rosmer20. Ellos nohaban sucumbido al chovinismo. As comenz nuestra amistad.Monatte se consideraba un anarco-sindicalista, pero a pesar deeso se encontraba mucho ms cercano a m que los guesdistas21franceses, que hacan un papel vergonzoso. Por esa poca losCachin se estaban familiarizando con las entradas de servicio delos ministerios de la Tercera Repblica22 y de las embajadas

    aliadas. En 1915 Monatte abandon, dando un portazo, el comitcentral de la CGT. Su alejamiento de la central sindical significesencialmente una divisin. Pero en ese momento Monatte creacorrectamente que las tareas histricas fundamentales delproletariado estaban por encima de la unidad con los chovinistasy con los lacayos del imperialismo. En esto Monatte era leal a lasmejores tradiciones del sindicalismo revolucionario.

    Monatte fue uno de los primeros amigos de la Revolucin de

    Octubre. Es cierto que, a diferencia de Rosmer, mantuvoreservas durante mucho tiempo. Esto estaba muy de acuerdocon las caractersticas de Monatte, de lo que me convenc luego,

    IV. LOS ERRORES DE PRINCIPIODEL SINDICALISMO

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    de mantenerse aparte, de esperar, de criticar. A veces estaactitud es absolutamente inevitable. Pero como lnea deconducta bsica se convierte en una forma de sectarismo muyafn al proudhonismo23, pero que no tiene nada en comn con elmarxismo.

    Cuando el Partido Socialista de Francia se convirti en Partido

    Comunista, tuve la oportunidad de discutir frecuentemente conLenin la onerosa herencia que haba recibido la Intemacional conlderes como Cachin, Frossard y otros hroes de la Liga por losDerechos del Hombre, de francmasones, parlamentarios, tre-padores y charlatanes. Esta es una de esas conversaciones que,si no me equivoco, ya he publicado en la prensa.

    Sera bueno me deca Lenin alejar del partido a todos estosveletas y meter en l a los sindicalistas revolucionarios, a los

    militantes obreros, a las personas realmente devotas de la causade la clase obrera. Y Monatte? Por supuesto que Monatte sera diez veces mejor que

    Cachin y que los otros como l le contest. Pero Monatte noslo sigue rechazando el parlamentarismo sino que hasta hoy noha alcanzado a comprender la importancia del partido.

    Lenin estaba asombrado: Imposible! No ha llegado acomprender la importancia del partido despus de la Revolucin

    de Octubre? Ese es un sntoma alarmante.Mantena una cierta correspondencia con Monatte, as que loinvit a venir a Mosc. Fiel a su temperamento prefiri en estecaso mantenerse aparte y esperar. Adems en el PartidoComunista no se encontraba cmodo. En eso tena razn. Peroen vez de ayudar a transformarlo esper. En el Cuarto Congresologramos dar el primer paso hacia la limpieza del PartidoComunista de Francia de francmasones, pacifistas y trepadores.

    Monatte entr al partido. No hace falta sealar que para nosotrosesto no significaba que hubiera adoptado una posicin marxista.El 23 de marzo de 1923 escrib en Pravda: La entrada denuestro viejo amigo Monatte al Partido Comunista fue paranosotros una gran alegra. La revolucin necesita hombres comol. Pero sera un error pagar un rapprochement con unaconfusin de ideas. En este artculo criticaba el escolasticismode Louzon sobre las relaciones entre la clase, los sindicatos y elpartido. En particular explicaba que el sindicalismo de preguerrahaba sido un embrin del Partido Comunista, que ese embrin

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    se haba convertido en un nio y que si esa criatura sufra ahorade sarampin y de raquitismo era necesario curarla y nutrirla,pero que sera absurdo suponer que se lo poda hacer volver altero materno. Podra decirse que los argumentos de mi artculode 1923, caricaturizados, son hasta el momento la principalherramienta contra Monatte en manos de Monmousseau y otros

    luchadores antitrotskistas.Monatte se uni al partido. Pero apenas s haba tenidotiempo de acostumbrarse a una morada ms amplia que sutiendita de Quai de Jemmapes24 cuando se le ech encima elcoup d'etat en la Internacional: enferm Lenin y comenz lacampaa contra el trotskismo y la bolchevizacin zinovievista.Monatte no pudo someterse a los trepadores que, apoyndoseen la plana mayor de los epgonos de Mosc y disponiendo de

    recursos ilimitados, se acomodaban utilizando la intriga y lacalumnia. Fue expulsado del partido. Este episodio, que porimportante que sea no es ms que eso, un episodio, fue decisivoen el desarrollo poltico de Monatte. Decidi que su cortaexperiencia en el partido haba confirmado plenamente susprejuicios anarco-sindicalistas contra el partido en general. Co-menz entonces a regresar insistentemente a posiciones yaabandonadas. Comenz a buscar nuevamente la Carta de

    Amiens

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    . Para esto tena que volver la vista al pasado. Lasexperiencias de la guerra, de la Revolucin Rusa y delmovimiento sindical mundial se perdieron, dejando apenas unahuella en l. Otra vez Monatte se sentaba a esperar. Qu? Unnuevo Congreso de Amiens. Desgraciadamente no pude seguirdurante los ltimos aos la evolucin regresiva de Monatte: laOposicin Rusa viva bloqueada.

    De todos los tesoros de la teora y la prctica de la lucha

    mundial del proletariado, Monatte no ha extrado ms de dosideas: autonoma sindical y unidad sindical. Ha elevado estosdos principios puros por encima de nuestra realidad pecadora.Bas su peridico y su Liga Sindicalista en la autonoma sindicaly en la unidad sindical. Pero stas son ideas huecas, y se pa-recen al agujerito de un anillo. A Monatte no le interesa ms queel agujero de la autonoma.

    No menos vaco es el otro principio sagrado: unidad. En sunombre Monatte hasta se opuso a la ruptura del Comit Anglo-ruso26, aun cuando el Consejo General de los sindicatos

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    britnicos haba traicionado la huelga general. El hecho de queStalin, Bujarin, Cachin, Monmousseau y otros apoyaron el bloquecon los rompehuelgas hasta que stos los dejaron de lado, noreduce para nada el error de Monatte. A mi llegada al extranjerointent explicar a los lectores de Rvolution Proltarienne27 elcarcter criminal de este bloque, cuyas consecuencias todava

    se hacen sentir en el movimiento obrero. Monatte no quisopublicar mi artculo. Cmo poda ser de otra manera, si yohaba atacado el sagrado principio de la unidad sindical, queresuelve todos los problemas y concilia todas las con-tradicciones?

    Cuando los huelguistas encuentran a su paso un grupo derompehuelgas los sacan del medio sin desperdiciar un solo golpe.Si estos pertenecen al sindicato los expulsan inmediatamente, sin

    preocuparse por el sagrado principio de la unidad sindical.Monatte seguramente no objeta esto. Pero la cosa es diferente sise trata de la burocracia sindical y sus lderes. El ConsejoGeneral no se compone de famlicos y retrasados rompehuelgas.Son traidores bien nutridos y experimentados, que endeterminado momento se ponen a la cabeza de la huelga generalpara decapitarla lo ms rpida y seguramente posible. Actuabanmano a mano con el gobierno, los patrones y la iglesia. Parecera

    que los dirigentes de los sindicatos rusos, que formaban unbloque poltico con el Consejo General, deberan haber roto conl inmediata, abierta e implacablemente, a la vista de las masasque ste haba decepcionado y traicionado. Pero Monatte se alzacon fiereza: est prohibido perturbar la unidad sindical.Inesperadamente, olvida que l mismo alter esta unidad en 1915al abandonar el Consejo General chovinista de la ConfdrationGnrale duTravail.

    Hay que decirlo abiertamente: entre el Monatte de 1915 y elde 1929 hay un abismo. A l le parece que se mantiene fiel a smismo. Es cierto, hasta cierto punto. Monatte repite unas pocasviejas frmulas, pero ignora totalmente las experiencias de losltimos quince aos, ms ricas en enseanzas que toda lahistoria precedente de la humanidad. En su intento de retornara posiciones anteriores, no se da cuenta de que stas desapa-recieron hace tiempo. Se trate de lo que se trate, Monatte mirahacia atrs, se ve claramente en el problema del partido y elEstado.

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    Hace algn tiempo me acusaba de subestimar los peligrosdel poder estatal (Rvolution Proltarienne, N0 79, 1 de mayo de1929, pg. 2). Este reproche no es nuevo. Tiene su origen en lalucha de Bakunin contra Marx y revela una concepcin falsa,contradictoria y esencialmente no-proletaria del Estado.

    En todo el mundo, a excepcin de un pas, el poder estatal

    est en manos de la burguesa. En esto, y slo en esto, residepara el proletariado el peligro del poder estatal. La tarea histricadel proletariado es arrancar de manos de la burguesa estepoderossimo instrumento de opresin. Los comunistas nonegamos las dificultades y los peligros que implica la dictaduradel proletariado. Pero reduce esto la necesidad de tomar elpoder? Si una fuerza irresistible arrastrara a todo el proletariadoa la toma del poder, o si ya lo hubiera conquistado, se podra,

    hablando estrictamente, comprender tal o cual prevencin de lossindicalistas. Como es sabido, Lenin alert en su testamento28contra el abuso del poder revolucionario. La Oposicin ha llevadoadelante la batalla contra las deformaciones de la dictadura delproletariado desde su formacin, y sin necesidad de pedirle nadaprestado al arsenal del anarquismo.

    En cambio, en los pases burgueses la desgracia es que laabrumadora mayora del proletariado no entiende como es

    debido los peligros del estado burgus. Por la forma en queencaran la cuestin, los sindicalistas, involuntariamente porsupuesto, contribuyen a la conciliacin pasiva de los obreros conel Estado capitalista. Cuando los sindicalistas hacen sonar en losodos de los obreros, oprimidos por el Estado burgus, susalertas sobre el peligro del Estado proletario cumplen un rolpuramente reaccionario. Los burgueses se apresurarn a repetira los obreros: No toquis el Estado porque es una trampa muy

    peligrosa para vosotros. Los comunistas les dirn: Lasdificultades y los peligros con que se enfrenta el proletariado alda siguiente de la toma del poder aprenderemos a superarlossobrela base de la experiencia. Pero en el presente los peligrosms amenazantes residen en el hecho de que nuestro enemigode clase tenga las riendas del poder en sus manos y las manejeen contra nuestra.

    En la sociedad contempranea hay slo dos clases capacesde tener el poder en sus manos: la burguesa y el proletariado.La pequea burguesa perdi hace tiempo la posibilidad

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    econmica de dirigir los destinos de la sociedad moderna. Aveces, en arranques de desesperacin, se levanta a la conquistadel poder, incluso armas en mano, como ha sucedido en Italia,Polonia y otros pases Pero las insurrecciones fascistas terminansimplemente en que el nuevo poder se convierte en elinstrumento del capital financiero de un modo aun ms brutal y

    descarado. Por eso los idelogos ms representativos de lapequea burguesa le temen al poder estatal como tal. Le temencuando est en manos de la gran burguesa porque sta losasfixia y los arruina. Tambin le temen cuando est en manosdel proletariado porque ste socava sus condiciones de vidahabituales. Finalmente le temen cuando est en sus propiasmanos impotentes porque inevitablemente pasar a las delcapital financiero o a las del proletariado. Los anarquistas no ven

    los problemas revolucionarios del poder estatal, su rol histrico;slo ven sus peligros. Los anarquistas que se oponen a todoEstado son, por lo tanto, los representantes ms lgicos y poreso ms sin esperanzas de la pequea burguesa en su histricocallejn sin salida.

    S, tambin el detentar el poder del Estado engendra peligrosen el rgimen de dictadura del proletariado, pero la esencia deese peligro reside en la posibilidad de que ese poder vuelva a

    manos de la burguesa. El riesgo ms conocido y obvio es elburocratismo. En qu consiste? Si una burocracia obreraesclarecida pudiera llevar la sociedad al socialismo, o sea a laliquidacin del Estado, nos reconciliaramos con semejanteburocracia. Pero su carcter es el opuesto: al separarse delproletariado, al colocarse por encima de ste, la burocracia caebajo la influencia de las clases pequeo burguesas y puede asfacilitar el retorno del poder a manos de la burguesa. En otras

    palabras: para los obreros los peligros del Estado bajo ladictadura del proletariado no son, si se los analiza a fondo, msque el peligro de la restauracin del poder burgus.

    No menos importante es el problema del origen de estepeligro burocrtico. Sera totalmente errneo pensar, imaginar,que el burocratismo surge exclusivamente del hecho de que elproletariado conquiste el poder. No es se el caso. En losestados capitalistas se observan las formas ms monstruosas deburocratismo precisamente en los sindicatos. Basta con ver loque pasa en Norteamrica, Inglaterra y Alemania. Amsterdam29

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    es la ms poderosa organizacin internacional de la burocraciasindical. Gracias a ella se mantiene en pie toda la estructura delcapitalismo, sobre todo en Europa y especialmente en Inglaterra.Si no fuera por la burocracia sindical, la polica, el ejrcito, loslores, la monarqua, apareceran ante los ojos de las masasproletarias como lamentables y ridculos juguetes. La burocracia

    sindical es la columna vertebral del imperialismo britnico.Gracias a esta burocracia existe la burguesa, no slo en lametrpolis sino tambin en la India, en Egipto y en las demscolonias. Seramos ciegos si les dijramos a los obrerosingleses: Guardaos de la conquista del poder y recordadsiempre que vuestros sindicatos son el antdoto contra lospeligros del Estado. Un marxista les dir: La burocracia sindicales el principal instrumento de la opresin del Estado burgus.

    Hay que arrancar el poder de manos de la burguesa, por lo tantosu principal agente, la burocracia sindical, debe ser derrocado.Entre parntesis, es justamente por esto que el bloque de Stalincon los rompehuelgas fue tan criminal.

    En el ejemplo de Inglaterra se ve claramente lo absurdo decontraponer, como si implicaran principios diferentes, laorganizacin sindical y la organizacin del Estado. All ms queen ninguna otra parte el Estado descansa sobre las espaldas de

    la clase obrera, que constituye una mayora aplastante de lapoblacin del pas. Hay un mecanismo por el cual la burocraciase apoya directamente en los obreros y el Estado lo haceindirectamente, por la intermediacinde la burocracia sindical.

    Hasta ahora no hemos mencionado al Partido Laborista, queen Inglaterra, el pas clsico de los sindicatos, no es ms queuna trasposicin poltica de la misma burocracia sindical. Losmismos lderes conducen los sindicatos, traicionan la huelga

    general, llevan a cabo la campaa electoral y luego se sientan enlos ministerios. El Partido Laborista y los sindicatos noconstituyen dos entes: son una mera divisin tcnica del trabajo.Juntos forman la principal base de sustentacin de la burguesainglesa, a la que no se puede derrocar si no se derroca primero ala burocracia laborista. Y esto no se logra contraponiendo lossindicatos como tales al Estado como tal, sino mediante la activaoposicin del Partido Comunista a la burocracia laborista entodos los campos de la vida social: en los sindicatos, en lashuelgas, en la campaa electoral, en el parlamento y en el poder.

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    La tarea principal de un verdadero partido del proletariadoconsiste en ponerse a la cabeza de las masas trabajadoras,organizadas o no en los sindicatos, para arrancar el poder demanos e la burguesa y darles el golpe de gracia a los peligrosdel estatismo...

    Constantinopla, octubre de 1929

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    Ahora ya suena ridculo y fuera de lugar hablar de accinconjunta con la Liga Sindicalista o con el Comit por laIndependencia del Sindicalismo. Monatte ha cruzado el

    Rubicn. Se ha alineado con Dumoulin contra el comunismo,contra la Revolucin de Octubre, contra la revolucin proletariaen general. Porque Dumoulin pertenece al campo de losenemigos especialmente peligrosos y desleales de larevolucin proletaria. Lo ha demostrado en los hechos de laforma ms repugnante. Anduvo rondando largo tiempo el alaizquierda, solamente para unirse en el momento decisivo aJouhaux, al ms corrupto y servil agente del capital. La tareadel revolucionario honesto consiste, sobre todo en Francia donde

    V. MONATTE CRUZAEL RUBICN*

    * Monatte cruza el Rubicn. Monatte y sus amigos de la Liga Sindicalista habanpublicado una declaracin: Por la reconstruccin de la unidad sindical. Firmada porveintids activistas de la CGT, la CGTU y de sindicatos independientes, GeorgesDumoulin inclusive (ver nota 15) la declaracin afirmaba: Algunos activistassindicales [...] han acordado que, despus de diez aos de lucha fratricida, era necesarioponer fin a la divisin de los sindicatos. Acordaron lanzar la idea de restauracin de launidad sindical en una sola organizacin central, sobre la base de la Carta de Amiens.En su opinin esto slo puede realizarse sobre la base de la lucha de clases y la

    independencia del movimiento sindical, sin ninguna interferencia por parte de partidospolticos, fracciones o sectas, como tampoco de ningn gobierno. (Rvolution prolta-rienne, n 112, 5 de diciembre de 1930).

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    son tan frecuentes las traiciones impunes, en recordar a losobreros las experiencias del pasado, en templar a los jvenes enla intransigencia, en relatar incansablemente la historia de latraicin de la Segunda Internacional y del sindicalismo francs, endesenmascarar el papel vergonzoso desempeado no slo porJouhaux y Ca, sino sobre todo por los sindicalistas de izquierda

    como Merrheim y Dumoulin. Quien no lleve a cabo esta tareaelemental hacia la nueva generacin se priva para siempre de laconfianza de los revolucionarios. Se puede tener una pizca deestima por los desdentados anarquistas franceses que levantannuevamente como antimilitarista al viejo bufn de SbastianFaure, que traficaba con frases pacifistas en tiempos de paz paraluego arrojarse en brazos de Matvi31 que es lo mismo que decir dela Boursefrancesa32, en cuanto empez la guerra?

    Monatte ha cruzado el Rubicn. De aliado incierto pasprimero a ser un adversario dudoso, para convertirse luegodirectamente en enemigo. Debemos decrselo claramente a losobreros, sin escatimar esfuerzos.

    Para la gente comn (y tambin para algunos bribones que sehacen los tontos) nuestro juicio puede aparecer injusto.Monatte se une a Dumoulin solamente para restablecer launidad del movimiento sindical! Slo por eso! Ustedes saben

    que los sindicatos no son un partido ni una secta. Debenabarcar a toda la clase obrera a todas sus tendencias. Por lotanto se puede trabajar en el campo sindical junto a Dumoulin sinresponsabilizarse por eso de su pasado o de su futuro. Este tipode reflexiones conforman una cadena de sofismas baratos con laque les gusta jugar a los sindicalistas y socialistas francesescuando tratan de tapar algun trabajito sucio.

    Es obvio que si en Francia existieran sindicatos unificados, los

    revolucionarios no hubieran abandonado la organizacin por culpade la presencia de traidores, conversos y agentes autorizados delimperialismo. Los revolucionarios no hubieran tomado la iniciativade la ruptura. Pero al permanecer en esos sindicatos o al unirse aellos hubieran dirigido sus esfuerzos a desenmascarar a lostraidores ante las masas, para desacreditarlos mediante laexperiencia prctica de esas masas, para aislarlos, para liquidarla confianza de que gozan. Y finalmente, para ayudar a lasmasas a dejarlos de lado. Esto es lo nico que puede justificar elque los revolucionarios participen en los sindicatos reformistas.

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    Pero Monatte no trabaja junto a Dumoulin dentro de lossindicatos, como muchas veces tuvieron que hacer losbolcheviques con los mencheviques mientras sostenan unabatalla sistemtica contra ellos. Monatte se ha unido a Dumoulincomo aliado con una plataforma comn, creando una fraccinpoltica, o una secta, para expresarlo en el lenguaje del

    sindicalismo francs, para emprender luego una cruzada polticapor la conquista del movimiento sindical. No lucha contra lostraidores en el campo sindical, se ha asociado a Dumoulin y locobija bajo sus alas, presentndose ante las masas como sututor. Monatte dice a los obreros que se puede ir de la mano deDumoulin contra los comunistas, contra la Internacional SindicalRoja, contra la Revolucin de Octubre y por lo tanto contra larevolucin proletaria en general. Esta es la verdad desnuda de la

    que tenemos que hablar muy claramente a los obreros.Cuando una vez definimos a Monatte como un centrista que seinclina a la derecha, Chambelland33 intent transformar estadefinicin cientfica totalmente correcta en una broma de malgusto e incluso de devolvernos la designacin de centristas, comosi cabeceara una pelota. Ojo que a veces la cabeza se resiente!S, Monatte era centrista. Y en su centrismo estaban contenidostodos los elementos de su manifiesto oportunismo actual.

    A propsito de la ejecucin de los revolucionarios indochinosen la primavera de este ao34, Monatte desarroll,indirectamente, el siguiente plan de accin:

    No entiendo por qu, en estas circunstancias, los partidos yorganizaciones que disponen de los medios necesarios noenvan diputados y corresponsales a investigar sobre el terreno.No podran seleccionar una comisin investigadora de entre ladocena de diputados comunistas y el centenar de diputados

    socialistas que se encargue de una campaa capaz de hacerretroceder a los colonialistas y de salvar a los conde-nados? (Rvolution Proltarienne, n 104).

    Con imperiosos reproches de monitor escolar, Monatteaconsejaba a comunistas y socialdemcratas sobre la manera deluchar contra los colonialistas. Para l socialpatriotas ycomunistas eran, hace seis meses, miembros de un mismo bandoque slo necesitaban seguir los consejos de Monatte para llevar acabo una poltica correcta. Ni siquiera se planteaba la duda decmo podran luchar los socialpatriotas contra los colonialistas

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    cuando ellos son partidarios y ejecutores de la poltica colonial.Acaso pueden gobernarse las colonias, o sea naciones, tribus,razas, sin fusilar a los rebeldes, a los revolucionarios que tratande liberarse del infame yugo colonial? Zyromski35 y sus secuacesno se oponen a presentar cada vez que se les da la ocasin unproyecto de protesta de saln contra la bestialidad colonial. Pero

    esto no les impide pertenecer al partido social-colonialista queembarc al proletariado francs en una lneachovinista durante laguerra, uno de cuyos fines era preservar y extender las coloniasen provecho de la burguesa francesa. Monatte se olvid de esto.Razon como si despus no hubiera habido grandes hechosrevolucionarios en muchos pases de Oriente y Occidente, comosi las diferentes tendencias no se hubieran puesto a prueba en laaccin y clarificado con la experiencia. Hace seis meses, Monatte

    quera empezar de nuevo. Y en este lapso, otra vez la historia le jug una mala pasada. MacDonald36, el correligionario de lossindicalistas franceses, a quien Louzon dio recientementealgunos consejos incomparables, no envi a la India comisionesinvestigadoras de liberacin sino tropas armadas, y luch a brazopartido con los hindes ms repulsivamente que lo que lo haraun Curzon37 cualquiera. Y todos los canallas del sindicalismobritnico aprobaron su labor de carnicero. Es esto casual?

    En vez de alejarse, bajo la influencia de esta nueva leccin, deuna neutralidad e independenciahipcritas, Monatte dio, porel contrario, otro paso ms, y esta vez el decisivo, hacia losbrazos de los Mac Donald y los Thomases38 franceses. Notenemos nada ms que discutir con Monatte.

    El bloque de los sindicalistas independientes con los agentesdeclarados de la burguesa tiene una gran significacinsintomtica. A los ojos de los filisteos, parece como si los

    representantes de cada bando hubieran dado un paso hacia el otroen nombre de la unidad, del cese de la lucha fratricida y de otrasfrases rosadas. No hay nada ms desagradable, ms falso, queesta fraseologa. En realidad el significado del bloque es muy otro.

    En los diversos crculos de la burocracia obrera y tambin, enparte, en los propios crculos obreros, Monatte representa aaquellos elementos que quisieron aproximarse a la revolucinpero que perdieron sus esperanzas en ella debido a la experienciade los ltimos diez o doce aos. No ven que evoluciona haciarumbos tan complicados y confusos que lleva a conflictos internos,

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    a nuevas divisiones, y que cada paso adelante implica medio pasoatrs, y a veces uno entero? Los aos de estabilizacin burguesa,de reflujo de la marea revolucionaria, haban acumulado des-nimo, fatiga y tendencias oportunistas en un sector de la claseobrera. Estos sentimientos maduraron recin ahora en el grupode Monatte y lo llevaron a pasarse definitivamente de bando. Por

    el camino se encontr con Louis Sellier39

    , que tena sus propiasrazones, cubiertas de honores municipales, para volverle la espal-da a la revolucin. Monatte y Sellier partieron juntos. Y les sali alencuentro nada menos que Dumoulin. O sea que cuando Monattegir de izquierda a derecha, Dumoulin juzg oportuno hacerlo dederecha a izquierda Cmo se explica esto? Es que Monatte,como empirista que es (y los centristas siempre son empiristas, sino no seran centristas), reflejaba los efectos que le haba

    causado el periodo de estabilizacin en un momento en que esteperiodo empezaba a convertirse en otro, mucho menos tranquilo ymucho menos estable.

    La crisis mundial ha tomado proporciones gigantescas y por elmomento se sigue acentuando. Nadie puede predecir dnde ir aparar ni qu consecuencias polticas traer. La situacin enAlemania est terriblemente tensa. Las elecciones produjerongraves disturbios, no slo en las relaciones internas sino tambin

    en las internacionales, mostrando nuevamente sobre qu clasede cimientos descansa el edificio de Versalles40. La crisiseconmica ha traspasado las fronteras de Francia, y ahoravemos all, despus de un largo interludio, los comienzos de ladesocupacin. Durante los aos de relativa prosperidad, losobreros franceses sufrieron la poltica de la burocracia de laConfederacin. Durante los aos de crisis, puede ser que lerecuerden sus traiciones y sus crmenes. Jouhaux no puede

    menos que sentirse incmodo. Necesita imprescindiblemente unala izquierda, tal vez ms imprescindiblemente que Blum. A qupropsito sirve Dumoulin? No debe creerse que todo estordenado como las notas de un piano y que fue preparado enuna conversacin. No hace falta. Toda esta gente se conocebien. Saben de lo que son capaces y especialmente conocen loslmites a los que cada cual puede llegar hacia la izquierda sinperjuicio para ellos o sus patrones. (El que la burocraciaconfederal mantenga una actitud crtica y expectante haciaDumoulin, a veces incluso con un matiz de hostilidad, no invalida

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    en lo ms mnimo lo antedicho. Los reformistas deben tomar susmedidas de precaucin y mantener el ojo puesto sobreDumoulin, no sea que se deje llevar por los trabajos que leencomendaron y se pase de los lmites previstos).

    Dumoulin toma su lugar en la formacin como ala izquierda deJouhaux en el mismo momento en que Monatte, que ha ido

    virando constantemente hacia la derecha, decide cruzar elRubicn. Dumoulin debe recuperar al menos un poco sureputacin, con la ayuda de Monatte y a sus expensas. Jouhauxno puede poner objeciones, cuando su propio Dumoulin hacecompromisos con Monatte. As todo est en orden: Monatterompe con el campo de la izquierda en el preciso momento enque la burocracia confederal necesita cubrir su flanco izquierdo,que estaba desprotegido.

    No entramos a analizar los virajes personales de Monatte, quefue en un tiempo nuestro amigo, y menos todava de Dumoulin, aquien hace tiempo catalogamos como un enemigo irreconciliable.Lo que nos interesa es la importancia sintomtica de estosreagrupamientos personales, que reflejan procesos mucho msprofundos en las propias masas obreras.

    Es indudable que ahora se aproxima la radicalizacin que losalarmistas proclamaban hace dos aos. La crisis econmica ha

    llegado a Francia, si bien con cierta demora. No es imposible quese desarrolle ms suavemente que en Alemania. Solamente laexperiencia lo dir. Pero es indudable que el estado de pasividadestable en que se mantuvo la clase obrera francesa en los aosde la supuesta radicalizacin dejar paso en poco tiempo a unacreciente actividad y a un espritu de militancia. Losrevolucionarios deben apuntar a ese nuevo periodo.

    En los umbrales de un nuevo periodo, Monatte rene a los que

    estn cansados, desilusionados, exhaustos, y los hace pasarse albando de Johaux. Peor para Monatte y mejor para la revolucin!El periodo que tenemos por delante no es de crecimiento de la

    falsa neutralidad de los sindicatos sino de reafirmacin de lasposiciones comunistas en el movimiento obrero. La Oposicin deIzquierda enfrenta grandes tareas. Si le esperan xitos seguros,qu debe hacer para lograrlos? Nada ms que ser fiel a smisma. Pero sobre esto hablaremos la prxima vez.

    Prinkipo, 15 de diciembre de 1930

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    1. Si la estructura terica de la economa poltica marxistadescansa enteramente sobre la concepcin del valor como

    trabajo materializado, la poltica revolucionaria marxistadescansa enteramente sobre la concepcin del partido comovanguardia del proletariado.

    Cualesquiera que sean los orgenes sociales y las causaspolticas de los errores y desviaciones oportunistas, siempre sereducen ideolgicamente a