acordes de locura

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Portafolio fotográfico titulado ACORDES DE LOCURA. Este, presenta la vida de un músico venezolano que a pesar de padecer un trastorno neurológico, describe su amor y pasión por la música. El protagonista cuenta que su vida es el piano y que para poder dedicarle todo tu tiempo tienes que estar "loco por la música".

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ACORDES DE LOCURA

ACORDES DE LOCURA es un proyecto fotográfico que intenta captar de la manera más simple y directa, en im-ágenes en blanco y negro, todo un complejo conjunto de elementos, situaciones, sonidos y sentimientos que cuentan

la historia de un muchacho y su intensa relación con la música.

Al igual que con la música, la fotografía apasiona, tiene ese efecto en las personas que se dedican a ella, que les en-vuelve, para abstraerse, para fundirse con el entorno y que el sujeto no se sienta observado, para con un instrumento que elimina del resultado final olores, sabores, sonidos, texturas, movimiento... se congele un momento en el tiempo y

que sea capaz de transmitirlo todo, y a veces más.

Es así como aquí se cuenta la historia de Carlos Schwartz, un joven pianista nacido en Barquisimeto que sobrelleva una condición médica, episodios epilépticos, que él no permite dominen su vida ni la defina. En cambio piensa que lo peor que le podría haber pasado es no haberse dedicado a la música, así que no tiene más remedio que convivir

con esta condición para poder perseguir diariamente su pasión, su escape, su perdición, su mejor amiga.

Tal como él explica el proceso de componer sus obras, que va “de la mente, a las manos, al instrumento... pegando pedacito por pedacito” se materializó este proyecto, y es así como en estas páginas encontrarán plasmadas un poco

de la locura de ambos.

Carolina Ardila

“Mmmm Buena pregunta. Si no existera el piano para mi? Hubiese sido la peor vida del mundo.Porque bueno, yo decidí irme por la música.”

“Yo estoy a veces caminando por la calle, o estoy en un ruta, antes de acostarme voy componiendo una obra. Voy como pensando en melodías. No compongo una obra en cinco minutos como lo harían los grandes

compositores pero derrepente voy pegando pedacito por peacito”