ACOSTA, A. Et.al. Primer Registro de Perro Doméstico Prehispánico Entre Los Grupos Cazadores...

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    FIRST REGISTRY OF THE PRE-HISPANIC

    DOMESTIC DOG (CANIS FAMILIARIS)AMONG GATHERER-HUNTER GROUPS IN LOWER PARANA (ARGENTINA)

    A B S T R A C T The first reliable record of thedog (Canis familiaris) recovered in a huntergatherer site from the lower Paran wetlands(Argentina) is analyzed in this paper. Wediscuss several aspects related to theorigin, chronology and types of interactionsestablished between dogs and aboriginalgroups in the context of scarce informationcurrently available about their presenceamong hunter gatherer groups of SouthernSouth America.

    PRIMEIRO REGISTRO DO CO

    DOMESTICO PR-HISPNICO (CANIS FAMILIARIS) ENTRE OS GRUPOS CAADORES RECOLHEDORES DA ZONA MIDA DE PARAN INFERIOR (ARGENTINA)

    R E S U M O Analisa-se o primeiro registroconfivel de um co pr-hispnico (Canisfamiliaris) recuperado num lugar decaadores recolhedores da zona mida doParan inferior (Argentina). Discutem-sedistintos aspectos relacionados com suaorigem, antiguidade e tipo de interaoque teriam estabelecido com as populaeshumanas na moldura da escassa informaoque temos atualmente sobre sua presenaentre os grupos caadoresrecolhedores doextremo sul de Amrica do Sul.

    P A L A V R A S C H A V E :

    Co pr-hispnico, caadores-recolhedores,zona mida do Paran inferior.

    K E Y W O R D S :

    Prehispanic Dog, Hunter Gatherer, LowerParan Wetland.

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    PRIM ER RE GISTRO DE PERRO DOMSTICOPREHISPNICO C A N I S FA M I L I A R I S ENTRE LOS GRUPOS CAZAD ORESRECOLEC TORES DEL HU MEDAL DEPAR AN I NFERIOR ARGENTINA

    a l e j a n d r o a c o s T a

    D A N I E L L O P O N T E

    c s a r G a r c a e s p o n d a

    IE y discutimos el primer

    registro de perro (Canis familiaris ) prehispnico recuperado en un contexto

    arqueolgico de cazadores-recolectores que habitaron el humedal del Paraninferior (Argentina) durante el Holoceno tardo. Para ello se contextualiza laproblemtica abordada en funcin de la informacin de la que actualmente sedispone sobre la evolucin y domesticacin del perro en Euroasia y Amrica.Posteriormente, se resumen los principales antecedentes y el estado actualdel conocimiento sobre la presencia y origen deC. familiaris en el extremosur de Sudamrica. Finalmente, analizamos y evaluamos nuestro caso deestudio a partir de otras evidencias disponibles, con el n de discutir diferen-tes aspectos relacionados con el origen del perro, y las posibles interaccionesque se habran establecido entre estos ltimos y las poblaciones cazadoras-recolectoras tanto en nuestra rea de estudio como en el extremo sur de Sud-amrica en general.

    El estudio sobre el origen y evolucin del perro ha sido un tema que hadespertado un gran inters entre los especialistas de diferentes ramas de laciencia. Hoy sabemos que esta especie fue una de las primeras en ser domes-ticadas por los seres humanos y que se utiliz con nes diversos (Schwartz,1997; Morey, 2006). Durante mucho tiempo se discuti acerca de sus posiblescentros de domesticacin y cul haba sido su antepasado ms directo, situa-cin que implicaba establecer su potencial relacin evolutiva con los cnidossalvajes tanto del Viejo como del Nuevo Mundo, tales como el coyote, el chacal,

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    distintas variedades de lobos, e incluso con algunos cnidos extintos de Suda-

    mrica (e.g ., Allen, 1920; Cabrera, 1934). Si bien gran parte de estos esfuerzosse basaron en estudios comparativos relacionados con el anlisis morfomtricode las distintas especies implicadas (fsiles y modernas; ver ejemplos en Morey,1992), las investigaciones genticas realizadas en los ltimos quince aos hanaportado pruebas de sustancial importancia para comprender este fenmeno(ver Okumuraet al. , 1996; Tsudaet al. , 1997; Vil et al. , 1997; Leonardet al. ,2002; Ostrander y Wayne, 2005; entre otros). En la actualidad, casi todos losinvestigadores aceptan que el perro habra derivado de la domesticacin deCanis lupus (lobo gris) (ver, sin embargo, Koler-Matznick, 2002).

    Vil et al . (1997) realizaron uno de los primeros estudios en donde seanaliz y compar el ADN mitocondrial de distintas poblaciones de perros (N= 67) y de lobos (N = 162) procedentes de Europa, Asia y Amrica del Norte. Atravs de este trabajo se conrm la estrecha anidad gentica que existe entrelos perros y los lobos grises (euroasiticos), siendo tan slo del 2 % la diferenciaestimada entre ambas especies. Asimismo, el anlisis logentico efectuado apartir de las secuencias de ADN mitocondrial permiti reconocer cuatro gru-pos o clados (I a IV), hecho que indicara que los lobos fueron domesticadosen distintas regiones y/o momentos (sin embargo, ver tambin Savolainenet

    al. , 2002); es muy probable que luego de su domesticacin se hayan producidodiversos episodios de cruzamiento o procesos de hibridizacin entre perros ylobos (Andersoneet al., 2002; Wayne et al. , 2006).

    Las variaciones de ADN mitocondrial identicadas dentro del clado Iindican que la divergencia gentica en este clado es mucho mayor que en losotros tres. Al respecto, Vilet al. (1997) calcularon que la divergencia entre losperros y los lobos grises habra acontecido alrededor de 135.000 aos AP, mien-tras que Okumuraet al . (1996), tambin sobre la base de informacin molecu-lar, sugirieron una antigedad de 76.000 a 121.000 aos AP (para una discu-sin sobre la divergencia de ambas especies, ver Wayne y Vil, 2003). De todosmodos, los cambios morfolgicos que diferencian aC. familiaris de C. lupus recin se presentan en los ltimos 11.000 a 17.000 aos AP, rango cronolgicodentro del que se encuentran los primeros perros domsticos hallados en dis-tintos sitios arqueolgicos del continente euroasitico (Olsen, 1985; Sablin yKhlopachev, 2002; Morey, 2006; sin embargo, vase Germonpret al ., 2009,quienes reportan un ejemplar de perro paleoltico proveniente de la cueva deGoyet, en Blgica, con una antigedad de 31.700 aos AP). En relacin con esteaspecto, se ha considerado que la seleccin fenotpica de determinados rasgosmorfolgicos no tendra una relacin causal directa con los cambios observa-dos en las secuencias del ADN mitocondrial (Vilet al. , 1997; Wayneet al. ,

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    2006). Es probable que, durante un largo tiempo, las primeras poblaciones de

    C. familiaris (o protoperros) no presentaran signicativas diferencias morfol-gicas respecto de sus ancestros. Distintos autores han argumentado que ciertosrasgos (fenotpicos y/o conductuales) que diferencian a los perros de los lobosaparecieron ms tardamente, debido a las presiones selectivas ejercidas porlos grupos humanos, en la medida en que se intensic la interaccin entre laspoblaciones de H. sapiens y C. familiaris . Esta situacin estara estrechamenterelacionada con la reduccin de la movilidad y con la estabilidad de las ocu-paciones de las sociedades humanas que habitaron Euroasia hace unos 15.000aos AP (Wayneet al. , 2006; Kubinyiet al. , 2007).

    En cuanto al Nuevo Mundo, los perros domsticos ms antiguos provie-nen de Amrica del Norte y poseen una antigedad de entre 10.000 y 8.500aos AP, existiendo numerosos registros a partir de los 7.000 aos AP en ade-lante (Grayson, 1988; Morey, 1992; Morey y Wiant, 1992). En el centro y surdel continente los registros tempranos han sido, en general, ms escasos y/ocontrovertidos, y aunque existen evidencias entre los 7.500 y 4.500 aos AP,la mayor parte de los hallazgos se ubican dentro de los 3.500 a 1.000 aos AP(Wing, 1989; Schwartz, 1997; Valadezet al. , 2003). Uno de los principales pro-blemas que ha surgido en torno a los perros americanos ha sido el posible ori-

    gen independiente de algunas razas a partir de las poblaciones de lobos origina-rias del norte del continente (ver, por ejemplo, Koopet al. , 2000). Leonardet al. (2002) analizaron el ADN mitocondrial de perros prehispnicos en 37 muestrasarqueolgicas procedentes de Mxico, Per y Bolivia, ms 11 de Alaska. Losresultados obtenidos fueron comparados con las secuencias genticas de otrosperros y de poblaciones de lobos (N = 259) de distintas regiones del mundo.A travs de este estudio los autores lograron establecer que los haplotipos delos perros americanos se agrupaban en dos de los clados (I y IV) identicadospor Vil et al. (1997) y que ninguno de ellos tena relacin directa con los delos lobos (americanos), situacin que indujo a plantear que los perros (ameri-canos) seran de origen euroasitico. A su vez, en funcin de las variacionesregistradas dentro de los clados (I y IV), y a partir del reconocimiento de unaserie de nuevos haplotipos denominados como grupo a, sostuvieron que almenos cinco lneas de perros debieron ingresar al continente americano, lascuales habran estado expuestas a diferentes grados de aislamiento (ver detallesen Leonardet al., 2002; Valadezet al., 2003).

    Dado que el ejemplar deC. familiaris que aqu se estudia proviene del surde Sudamrica, es conveniente realizar algunas apreciaciones sobre la presen-cia y distribucin de los perros prehispnicos en el subcontinente. En trminosgenerales, el registro de perros es cuantitativamente menor en relacin con el que

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    se dispone para Mesoamrica y para Amrica del Norte. Casi todos los hallaz-

    gos que dan cuenta de su existencia se distribuyen a lo largo del eje cordilleranode la regin andina, habindose registrado en Venezuela, Ecuador, Per, Bolivia,norte de Chile y noroeste de Argentina (N.O.A.). Es importante destacar que lamayora de estas evidencias se encuentran asociadas a ocupaciones de socieda-des agroalfareras con diferentes y complejos niveles de organizacin socioecon-mica (Cabrera, 1934; Gallardo, 1964-65; Zetti, 1973; Wing, 1989; Schwartz, 1997;Mendoza Espaa y Valadez, 2006; entre otros). En cuanto a los grupos cazadores-recolectores del extremo sur de Sudamrica, la antigedad e identicacin deperros domsticos antes del contacto europeo han sido ms bien controvertidas.

    En general, son muy pocos los casos que conrman su presencia prehispnicadentro de la vasta regin que se extiende desde el paralelo 32 hacia el sur, que-dando involucrados prcticamente ms del 50% de los territorios que correspon-den a Chile Argentina y Uruguay. Dentro de esta macrorregin, las determina-ciones ms conables deC. familiaris que hasta ahora se conocen provienen deUruguay y Argentina, habindose identicado su presencia en tan slo siete sitiosarqueolgicos, todos ellos cronolgicamente situados en el Holoceno tardo (verms abajo), incluido el ejemplar que aqu se estudia.

    La existencia de perros prehispnicos entre los grupos cazadores-reco-

    lectores del extremo sur de Sudamrica ha sido recientemente conrmada.De todos modos, an son escasos los registros conables que se conocen y lasregiones en donde se los ha identicado. Esto indicara, aparentemente, quehabran existido en proporciones muy bajas, cuyas posibles causas ms ade-lante trataremos de dilucidar. Ms all de su reciente conrmacin, prctica-mente desde principios del siglo XX, ya sea mediante evidencias arqueofauns-ticas y/o a partir de fuentes histricas, distintos autores han aportado diver-sas pruebas para evaluar si haban existido o no perros con anterioridad a laconquista europea. La mayor parte de esta discusin se centr en la reginde Pampa y Patagonia (Roth, 1902; Cabrera, 1932 y 1934; Kriscautzky, 1975b,cit. en Tonni y Politis, 1981; Cardichet al. , 1977; Clutton-Brock, 1977 y 1978;Caviglia, 1980 y 1985-86; Tonni y Politis, 1981).

    La mayora de los restos de cnidos que fueron determinados comoC. familiaris provienen de la Patagonia meridional, ms precisamente de ocupa-ciones arqueolgicas datadas entre 10.000 y 7.500 aos AP, aproximadamente.ste es el caso de las cuevas Fell y Pali Aike (Clutton-Brock, 1977 y 1978; Bird,1988), cueva Eberhard (Roth, 1902) (Magallanes, Chile) y la cueva 3 de LosToldos (Santa Cruz, Argentina) (Cardich et al. , 1977). Sobre la base de estoshallazgos y considerando su antigedad, algunos autores llegaron a proponercomo hiptesis, tanto para el rea patagnica como para la pampeana , la pre-

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    sencia y/o el mantenimiento del proceso de domesticacin deC. familiaris por

    parte de los aborgenes prehispnicos (ver Tonni y Politis, 1981: 264). Cabeaclarar que, para la regin pampeana, el nico registro que se conoca era elcrneo de un cnido asociado a un entierro humano recuperado en un sitiodel Holoceno tardo denominado Ro Lujn I (Partido de Campana, BuenosAires). Dicho crneo, en una primera instancia, fue asignado por Kriscautzky(1975) aChrysocyon brachyurus (aguar guaz), aunque muy poco tiempo des-pus lo reasign aCanis familiaris (Kriscautzky, 1975b, cit. en Tonni y Politis,1981). De todas maneras, en un reciente trabajo se inform que el crneo nocorrespondera aC. familiaris , ni a C. brachyurus , sino a Dusicyon avus (zorro

    extinto) (ver Prevostiet al. , 2004: 33).Una posicin diferente a las mencionadas anteriormente fue la asumidapor Caviglia (1980, 1985-86), quien cuestion la existencia de perros en laPatagonia antes de la conquista europea. A partir de un anlisis realizado conlos restos de cnidos recuperados en la cueva de Las Buitreras (Santa Cruz,Argentina) y en otros sitios de la Patagonia meridional y de Tierra del Fuego,sostuvo que los especmenes que haban sido atribuidos a cnidos domsticostempranos corresponderan en realidad a D. avus , incluidos los recuperados enla cueva 3 de Los Toldos y que fueran referidos aC. familiaris por Cardichet

    al. (1977). Esto ltimo fue puesto en duda por Tonni y Politis (1981), quienessostuvieron que su asignacin aC. familiaris era la correcta (ver Tonni y Poli-tis, 1981: 262-263). Unos aos despus Caviglia (1985-86) plante nuevamentela ausencia de perros prehispnicos en Patagonia y Tierra del Fuego. En estetrabajo, realiz una revisin de los materiales de la cueva Fell e incorpor alanlisis nuevos registros de cnidos, tanto tempranos como tardos. A partir deuna base mucho ms slida de datos efectu un anlisis cuantitativo de sus atri-butos (crneo-dentarios) y logr establecer cuatro grupos de valores, los cualesse correspondan con las distintas especies de zorros (actuales y extinguidas)conocidas para la regin de Fuego-Patagonia. Tambin compar el materialestudiado con la informacin publicada sobre perros tempranos y otros cni-dos del Cuaternario provenientes de Amrica del Norte, estableciendo que noexistan relaciones entre estos ltimos y los zorros de Fuego-Patagonia. Ade-ms, tuvo en cuenta algunas fuentes etnohistricas de los siglos XVI y XVII,que tambin sugieren el origen poshispnico de C. familiaris en la regin. Esimportante mencionar que, en un reciente trabajo, Amorosi y Prevosti (2008)reexaminaron los restos provenientes de las cuevas Fell y Pali Aike que Clutton-Brock (1978; ver tambin Bird, 1988) asignara aC. familiaris, y determinaronque deban ser referidos a D. avus, tal como haba originalmente propuestoCaviglia (1980 y 1985-86).

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    Desde mediados de los ochenta hasta la actualidad, a pesar del conside-

    rable aumento de las investigaciones efectuadas en los sitios del Pleistoceno-Holoceno inicial de las regiones Pampeana y Patagnica (ver Borrero, 2009), nose recuperaron restos que hayan sido de manera precisa o potencialmente refe-ridos a C. familiaris . Esta misma situacin puede plantearse para el Holocenomedio. En cuanto al Holoceno tardo, en la Patagonia meridional y Tierra delFuego, hasta ahora no se conocen evidencias que avalen claramente la presen-cia de perros prehispnicos, hecho que sustentara las ideas de Caviglia (1985-86). En cambio, en la Patagonia septentrional y en el lmite sur de la ReginPampeana fueron recientemente identicados en dos contextos arqueolgicos

    de cazadores recolectores (Prates et al., 2010a y 2010b). Los restos provienende los sitios Angostura 1 y Chenque 1. El primero se encuentra localizado en laprovincia de Ro Negro, en la costa norte cercana a la desembocadura del rohomnimo. Los materiales referidos aC. familiaris son un canino y un molarinferior. El contexto de procedencia de estos restos fue datado en 938 45 C14aos AP. El segundo es un cementerio aborigen ubicado en el suroeste de laprovincia de La Pampa, en el Parque Nacional Lihu Calel. En este sitio se recu-per un esqueleto completo (C. familiaris ) enterrado deliberadamente junto auno humano correspondiente a un individuo subadulto. Una fecha taxn rea-

    lizada sobre un fragmento de costilla del perro arroj una antigedad de 930 30 aos C14 AP (ver Prateset al., 2010a y 2010b).Finalmente, en Uruguay desde los aos noventa se ha mencionado la pre-

    sencia de perros asociados a enterratorios humanos en al menos cuatro estruc-turas tumulares situadas en el departamento de Rocha (Uruguay) (Gonzlez,1999). Los depsitos fueron generados por cazadores-recolectores del Holo-ceno tardo, conocidos en la literatura como constructores de cerritos (Pintos y Bracco, 1999; Lpez Mazz, 2001). Cabe destacar que en su mayora se tratade esqueletos que poseen un alto grado de completitud anatmica. Las deter-minaciones efectuadas por Gonzlez (1999) incluyen distintos anlisis morfo-mtricos, adems de comparaciones con otras razas de perros y de cnidossalvajes propios de la regin. Lamentablemente, no se cuenta con fechas taxn.Sin embargo, en virtud de las cronologas radiocarbnicas obtenidas para lossitios, y en funcin de su procedencia estratigrca y otros rasgos asociados, seestim que los ejemplares, en su conjunto, tendran algo ms de 1.000 aos AP(Gonzlez, 1999: 67). Las edades radiocarbnicas obtenidas en Angostura 1 yChenque 1, y probablemente las de Uruguay, se encuentran dentro de un rangotemporal muy cercano al que posee el ejemplar recuperado en el sitio CerroLutz, y que seguidamente describiremos.

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    E C C L

    El sitio Cerro Lutz se encuentra en el sector centro-oriental de la Regin Pam-peana, en el departamento de Gualeguaych (provincia de Entre Ros); 3338 47" LS y 58 36 20 LO (ver la gura 1), localizado en trminos ecolgi-cos dentro del humedal del Paran inferior (HPI), correspondiente a la Eco-regin denominada Delta e islas del Paran (Burkartet al., 1999). El depsitoarqueolgico, generado durante el Holoceno tardo por grupos de cazadores-recolectores, se ubica sobre un albardn situado en la margen izquierda delarroyo Martnez, cercano a su interseccin con el arroyo Sagastume Chico. La

    supercie de la ocupacin arqueolgica ha sido estimada en unos 24.000 maproximadamente. El total de supercie excavada hasta el momento es de 19m, producto de cuatro Unidades de Excavacin (UE) ubicadas en los sectoresNorte y Sur del sitio. Los muestreos realizados han posibilitado obtener unaabundante coleccin faunstica y artefactual, adems de una importante can-tidad de enterratorios humanos (primarios y secundarios), cuya distribucin y disposicin indican una variada y compleja gama de prcticas mortuorias.Los materiales arqueolgicos se distribuyen dentro del Horizonte A, habin-dose detectado una mayor redundancia de ocupaciones en el sector Norte,

    en donde la capa arqueolgica alcanza una potencia de entre 65 y 95 cm,situacin que pudo vericarse en las UE 2 y 4, respectivamente. Los perlesexpuestos en estas dos unidades de excavacin presentan una secuencia estra-tigrca compleja, observndose una superposicin de actividades separadasentre s por pequeos hiatos sedimentarios y por concentraciones de valvas de Diplodon sp. , caractersticas que implican la existencia de diferentes eventosde descarte. Los fechados radiocarbnicos efectuados (ver la tabla 1) indicanque los sucesivos episodios de ocupacin registrados en Cerro Lutz se habranproducido, en principio, dentro de un rango temporal que se ubica entre los976 42 y los 730 70 aos C14 AP.

    El hallazgo deC. familiaris proviene de la UE-4 (sector Norte) ubicadaa unos 10 metros hacia el norte de la UE-2. La UE-4 posee tan slo 0,70 mde supercie y presenta una potencia arqueolgica de 95 cm. En esta UE sedetectaron por lo menos tres estructuras de combustin separadas por densas y compactas capas de valvas de Diplodon sp. Se pudo observar que la distri-bucin de estas acumulaciones en los perles era relativamente homognea,aunque presentaban una concentracin ligeramente mayor por debajo de lasestructuras de combustin. Si bien en esta UE no se recuperaron restos huma-nos, se obtuvieron abundantes restos faunsticos y artefactuales. El ejemplar deC. familiaris corresponde a un individuo cuyo esqueleto se halla casi completo

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    y anatmicamente articulado. La mayora de sus huesos (incluido el crneo) seencuentran en un excelente estado de conservacin, que no supera el estadio 1de meteorizacin ( sensu Behrensmeyer, 1978). Tampoco se observaron marcasnaturales que sugieran que el cadver sufri algn tipo de alteracin tafonmicasignicativa luego de su depositacin. El esqueleto fue recuperado en el perlEste (UE-4), en donde aoraba gran parte de la cintura plvica y de los miem-bros posteriores, a los 93 cm de profundidad, entre la base del horizonte A yel techo del nivel A/C, hallndose literalmente sellado por una compacta capade valvas de Diplodon sp. (ver la gura 2) (Acosta et al., 2010). La fecha taxnobtenida de un fragmento de costilla arroj una edad de 916 42 aos C14 AP,cronologa que result ser penecontempornea con la datacin efectuada sobrelos restos humanos provenientes de la UE-3, cuya antigedad fue jada en 976

    Figura 1. Ubicacin del sitio Cerro Lutz.

    Tabla 1.Fechados radiocarbnicos obtenidos para el sitio Cerro Lutz.

    Cerro Lutz

    Unidadde excavacin Material datado Laboratorio

    C13 Cronologa en aos C14 AP

    UE-2 Hueso H. sapiens LP-1711 -20.0 2 730 70 665 66 aos cal.UE-2 Hueso H. sapiens AA77311 -19.7 2 796 42 724 30 aos cal.UE-3 Hueso H. sapiens AA77310 -20.3 2 976 42 877 53 aos cal.UE-4 Hueso C. familiaris AA77312 -22.0 2 916 42 844 54 aos cal.

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    42 aos C14 AP (ver la tabla 1). Esto ltimo sugiere una estrecha asociacin

    entre la ocupacin arqueolgica yC. familiaris. En tal sentido, el alto grado dearticulacin anatmica que presentaba el esqueleto y su alta integridad tafon-mica permiten plantear que el perro habra sido intencionalmente depositado y enterrado por los grupos humanos que ocuparon Cerro Lutz, aspecto queluego retomaremos.

    Figura 2. Perfil estratigrfico (E) de la Unidad de Excavacin 4, en donde se recuper elejemplar deC. familiaris (INAPL/CL1-UE-3).

    D

    El ejemplar recuperado en Cerro Lutz (INAPL/CL1-UE-3) fue determinadocomo C. familiaris, principalmente sobre la base del anlisis de sus caracterescrneo-dentarios. El mismo se compar con otros ejemplares de perros y decnidos sudamericanos como Lycalopex culpeus (zorro colorado), L. gymno-cercus (zorro de las pampas), L. griseus (zorro gris),Cerdocyon thous (zorrode monte) y Ch. brachyurus (aguar guaz), depositados en las coleccionesdel Museo de La Plata y Museo Argentino de Ciencias Naturales BernardinoRivadavia (Argentina).

    Con el n de determinar el tamao del ejemplar, se consideraron la altura

    Unidad excavacin 4

    Valvas (Diplodon sp.)

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    en la cruz y el peso del mismo. La estimacin de la altura se realiz mediante las

    frmulas propuestas por Harcourt (1974), las cuales utilizan la longitud totalde los huesos largos de los miembros. El peso se calcul a partir de las circunfe-rencias del hmero y del fmur, mediante las frmulas propuestas por Anyonge(1993), y a partir de la altura de la rama horizontal de la mandbula, utilizandola frmula de Wing (1978).

    Para evaluar la forma general del crneo, se calcularon los ndices facial(IF = ancho bicigomtico x 100/longitudnasion-prostion ), de la caja craneana(ICC = ancho interparietal x 100/longitudinion-nasion ) y craneal (IC = anchobicigomtico x 100/longitudinion-prostion ). Estos ndices fueron tomados de

    Evans (1993) y comparados con los all publicados para crneos dolicocfalos,mesocfalos y braquicfalos. Todas las medidas lineales fueron tomadas conun calibre digital con una precisin de 0,01 mm. Para determinar el sexo seobserv la morfologa del hueso basioccipital y se calcul un ndice que tiene encuenta la relacin longitud-ancho del mismo (Trouthet al. , 1977).

    A El crneo (arco cigomtico derecho incompleto, proceso paraoccipital izquierdoroto en su base), al igual que la denticin, presentan un alto grado de integridad

    (ver la gura 3). El esqueleto postcraneano se encuentra representado por las vrtebras cervicales, doce vrtebras torcicas, cinco vrtebras lumbares, nume-rosas costillas, restos de las dos escpulas, hmeros, radios, ambos cbitos sinel extremo distal, metacarpales II-V, huesos coxales, fmures, tibias, extremodistal de la fbula izquierda; calcneos, astrgalo izquierdo y metatarsales II-V(ver algunos ejemplos en la gura 4).

    Entre los caracteres crneo-dentarios que permitieron asignar clara-mente el material al gneroCanis y diferenciarlo de los zorros sudamericanosse pueden mencionar los siguientes ( sensu Tedford et al., 1995): el gran desa-rrollo de los senos frontales, los cuales penetran en los procesos postorbitarios y se extienden caudalmente ensanchando la constriccin postorbitaria y otor-gando un perl convexo al crneo en la regin dorsal a las rbitas; el desarrolloaguzado del inion, que, en vista lateral, claramente sobrepasa caudalmente alos cndilos occipitales; el considerable desarrollo del proceso angular de lamandbula, debido a la gran extensin de la fosa para la insercin de la ramadorsal delm. pterygoideus medialis ; el gran desarrollo de los I3, los cuales pre-sentan un cngulo posteromedial bien denido; el mayor desarrollo del para-cono en relacin con el metacono en los M 1-2. Asimismo, la relacin entre lalongitud del radio y la longitud de la tibia es del 90% (en los zorros sudameri-canos es menor que ese valor, excepto en el aguar guaz). Otros caracteres

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    crneo-dentarios, que habitualmente son utilizados para diferenciar aC . fami-

    liaris de C . lupus , tambin permitieron diferenciar al ejemplar de Cerro Lutzde los zorros sudamericanos. Generalmente, se interpreta que estos caracteresestaran relacionados con el proceso de domesticacin del perro (e.g ., Clutton-Brocket al., 1976; Olsen, 1985; Koler-Matznick, 2002, entre otros); entre ellosse pueden enumerar: el mayor ancho relativo de la regin facial del crneo; eldesarrollo de un perl cncavo en la regin frontal, por delante de la rbita; eldesarrollo de una mayor convexidad en el borde ventral de la mandbula; unamayor curvatura caudal del proceso coronoides y el desarrollo ms cncavode su borde caudal; un menor desarrollo de la bulla timpnica, la cual es rela-

    tivamente ms pequea y aplanada; la disposicin apiada de los premolares y, en algunos casos, su orientacin oblicua respecto de la serie dentaria; unmenor desarrollo de los dientes que componen la cuchilla carnicera (PM4-m1), los cuales son relativamente ms cortos. Se observaron, adems, algunasanomalas dentarias, tales como ausencia del pm1 izquierdo y presencia deincisivos supernumerarios. Estos ltimos estn representados por un pequeoincisivo ubicado entre los I1-I2 derechos y por un pequeo alvolo ubicadoentre los mismos dientes del lado izquierdo. Los valores estimados mediantelas mediciones crneo-dentarias, al igual que los obtenidos para los huesos

    largos, pueden verse en la tabla 2.

    Figura 3. Vistas lateral, dorsal y ventral del crneo deC. familiaris (INAPL/CL1-UE-3) recuperado en el sitio Cerro

    Lutz. Escala: 5 cm.

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    Los restos recuperados corresponden a un individuo adulto (ep-sis soldadas, denticin denitiva totalmente erupcionada y con poco des-gaste, sutura basioccipital-basiesfenoides fusionada), cuyo sexo es probableque corresponda a una hembra (ndice sexual = 146,4; hembra si es mayor que136, macho si es menor que 123). La altura en la cruz estimada es de unos 47cm (media = 46,6 cm; mnimo = 44,6, promedio a partir de las tibias; mximo= 47,7, promedio a partir de los fmures). El peso promedio estimado es de15,9 kg (mnimo = 14,1 kg, a partir de la altura de la rama horizontal de lamandbula; mximo = 17,3, a partir del promedio de la circunferencia de loshmeros). Los ndices del crneo (IF = 117,2; ICC = 53,1; IC = 57,2) corres-ponden a los de uno del tipo mesocfalo. Los resultados obtenidos indican queel ejemplar (INAPL/CL1-UE-3) habra sido de un tamao equivalente al de lasrazas medianas de perros actuales.

    D La presencia de perros prehispnicos en el humedal del Paran inferior (HPI), y en el extremo sur de Sudamrica en general, genera nuevos interrogantesarqueolgicos tanto en lo que se reere a su origen como al grado y tipo deinteraccin que habran existido entre stos y las poblaciones aborgenes.

    Figura 4. Elementos del esqueleto apendicular deC. familiaris (INAPL/CL1-UE-3) recuperado en el sitio CerroLutz. Arriba, de izquierda a derecha: hmeros derecho e izquierdo (vista posterior); radios y cbitos derechosizquierdos (vista medial); fmures derecho e izquierdo (vista anterior); tibias derecha e izquierda (vista anteriAbajo, de derecha aizquierda: fragmento distal de la escpula izquierda (vista lateral),huesos coxales derechoizquierdo (vista lateral). Escala: 5 cm.

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    Tabla 2.Medidas (en mm) crneo-dentarias y de los huesos largos deC. familiaris (INAPL/CL1-UE-3),procedente de Cerro Lutz.

    Longitud del crneo Akrokranion-prosthion 174,6*Longitud de la caja craneana Akrokranion-nasion 95,4*Longitud condilobasal Margen posterior cndilos occipitales-prosthion 167,5Longitud facial Nasion-prosthion 85,2*Longitud nasal Nasion-rhinion 53,0Longitud palatal Staphylion-prosthion 87,5Ancho bimastoideo Otion-Otion 60,7

    Ancho bicigomtico Zygion-zygion 99,9*Ancho interparietal Euryon-euryon 51,0*Ancho palatal Tomada a nivel PM4-M1 65,4Ancho interorbitario Entorbitale-entorbitale 32,0Ancho postorbitario Ectorbitale-ectorbitale 46,6Constriccin postorbitaria Menor ancho de la constriccin postorbitaria 33,5Longitud de la bulla Longitud mxima (sin el proceso estiloides) 20,1Longitud PM4 Tomada a nivel del cngulo 18,2Ancho PM4 Tomada a nivel del cngulo 10,1Longitud M1 Tomada a nivel del cngulo 12,2Ancho M1 Tomada a nivel del cngulo 16,0Longitud de la mandbula Infradentale-processus angularis 131,43Altura de la mandbula Tomada a nivel del margen alveolar posterior del M1 22,0*Longitud del M1 Tomada a nivel del cngulo 20,0Ancho del M1 Tomada a nivel del cngulo 8,7Longitud del hmero Longitud mxima del hmero 146,1*

    Circunferencia del hmero Tomada a 35% de la longitud total, desde el extremodistal40*

    Longitud del radio Longitud mxima del radio 141,0*Longitud del fmur Longitud mxima del fmur 156,2*Circunferencia del fmur Tomada en la mitad de la difisis 40*

    Longitud de la tibia Longitud mxima de la tibia 156,2*

    * Medidas utilizadas para el clculo de ndices craneanos o estimaciones del peso y alzada (vase el texto)

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    Una primera pregunta surge, justamente, a raz de su reciente identicacin,

    un hecho realmente notable es su escasa presencia arqueolgica, a pesar de losnumerosos sitios que se han excavado, particularmente en las regiones Pam-peana y Patagnica en los ltimos veinte aos. Esto no implica descartar queexistan defectos relacionados con el muestreo arqueolgico. Tampoco creemosque su baja frecuencia pueda ser simplemente atribuida a que fueron introdu-cidos tardamente (ver ms abajo), tal como lo indican los pocos hallazgos yfechados radiocarbnicos que hasta ahora se conocen.

    Por otro lado, debe notarse la escasa a nula existencia de fuentes etnohis-tricas del siglo XVI (e incluso del XVII) en donde se mencione la presencia de

    perros entre los grupos aborgenes de Pampa-Patagonia, hecho que contrastacon la informacin de la que se dispone para el noroeste argentino y la reginandina en general (ver algunos ejemplos en Gallardo, 1964-65, Raffinoet al., 1977). En relacin con el HPI, uno de los pocos datos del siglo XVI que se cono-cen proviene de Gonzalo Fernndez de Oviedo y Valds (1944), quien sealque los grupos Timbes que habitaban los territorios adyacentes al curso medioe inferior del ro Paran tenan [] muchos perros como los nuestros grandes y pequeos, que ellos estiman mucho, los cuales all no ava, y se han hecho dela casta que qued de quando Sebastin Gaboto y el capitan Jhoan del Junco

    anduvieron por aquella tierra (Fernndez de Oviedo y Valds, 1944 V, XI: 155).En la misma pgina, se reere a otros grupos indgenas que habitaban un sectorms septentrional de la cuenca del Plata, y dice que tambin tenan [] unosperrillos que cran en sus casas, mudos, que no ladran y los tienen por buenmanjar, y los comen cuando quieren (Fernndez de Oviedo y Valds, 1944 V,XI: 155). Aunque en esta referencia no menciona el origen de dichos perros, esposible que en este caso se tratara de una raza nativa.

    Dentro del HPI, lamentablemente, an no se conocen sitios arqueolgi-cos que correspondan al siglo XVI, en donde, de acuerdo con la crnica deFernndez de Oviedo y Valds, se pueda eventualmente constatar la presenciade perros domsticos. En cambio, son numerosos los depsitos arqueolgicosque se han investigado para momentos previos a la conquista europea, los cua-les en su mayora se ubican dentro de los ltimos 1.000 aos C14 AP (Caggiano,1984; Loponte, 2008), rango temporal que involucra a los perros recuperadostanto en Cerro Lutz como en los sitios Angostura 1 y Chenque 1 y, posible-mente, los hallados en Uruguay. En este sentido, y retomando el tema de suescasa representacin en tiempos prehispnicos, es necesario realizar algunasconsideraciones. Prateset al. (2010a y 2010b) sostienen que el origen tardode los perros en el extremo sur de Sudamrica podra deberse a los complejosprocesos sociales que experimentaron las poblaciones cazadoras-recolectoras

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    de Pampa-Patagonia durante la fase nal del Holoceno tardo, momento en el

    que se habran incrementado la interaccin y la circulacin de los individuos,bienes e ideas a lo largo de grandes distancias. De ser as, es probable que laincorporacin de los perros dentro de las poblaciones aborgenes haya sido unfenmeno ms bien circunstancial que sistemtico. De otro modo, a no ser queexistan importantes deciencias de muestreo, es muy difcil explicar su bajaidenticabilidad arqueolgica entre los grupos cazadores-recolectores antesdel contacto europeo. Por lo tanto, en el caso de que los perros hayan cons-tituido bienes (individuales) de intercambio provenientes de regiones distan-tes, es factible que la frecuencia de este tipo de eventos haya sido signicativa-

    mente baja y ocasional. Una situacin similar puede plantearse en relacin conel intercambio de ciertos objetos y/o materias primas alctonos (e.g ., metales)que tambin suelen tener una muy baja frecuencia, llegando a constituir enalgunos casos hallazgos excepcionales; un claro ejemplo puede verse, para elnorte de la Patagonia, en Gmez Otero y Dahinten (1999).

    De haberse producido el ingreso deC. familiaris bajo las condiciones antessealadas, es posible que sus poblaciones en el extremo sur de Sudamrica nohayan alcanzado a tener el mismo grado de proliferacin como el que habrantenido en la regin andina. Esto sera concordante con la poca informacin

    etnohistrica que se conoce sobre la presencia de perros entre los aborgenesde Pampa y Patagonia durante los primeros siglos de la conquista europea. Siesto fue as, puede pensarse en que debi ser extremadamente baja la cantidadde perros que ingresaron como bienes de intercambio. De haber sido mayor, esprobable que existiesen muchos ms casos arqueolgicos de los que hasta hoyse registraron. Aqu debe reiterarse que los hallazgos realizados en Cerro Lutz,Angostura 1 y Chenque 1 presentan una antigedadcirca a los 1.000 aos C14 AP. Por lo tanto, y de haber existido un mayor nmero de perros circulandoentre los grupos aborgenes, puede considerarse que el tiempo transcurridoentre la fecha aludida y el siglo XVI habra sido ms que suciente para quese produjera un signicativo aumento de su poblacin. Esto parece ser lo queocurri en la Regin Pampeana con los perros europeos introducidos a partirdel siglo XVI, en donde en el transcurso de unos doscientos aos habran dadoorigen a las grandes y densas jauras de perros cimarrones que fueron histrica-mente registradas unos aos antes de mediados del siglo XVIII (Cabrera, 1932).Dada la gran magnitud que tuvo dicho fenmeno, y de ser cierto que existi unreducido nmero de perros prehispnicos, es posible que estos ltimos hayansido rpidamente asimilados por las razas introducidas por los europeos, talcomo parece haber sucedido con las poblaciones nativas de perros de otrasregiones de Amrica (ver Scott, 1968: 264).

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    Volviendo a nuestro caso de estudio, la estructura arqueolgica regional

    del HPI y los distintos rasgos que han sido identicados en el nivel arqueol-gico, y/o a partir de diversas crnicas del siglo XVI, sugieren que durante elHoloceno reciente los grupos cazadores-recolectores haban generado adapta-ciones denso-dependientes y se hallaban en un creciente proceso de comple- jidad social (ver detalles en Acostaet al., 2010; Loponteet al., 2005; Loponte,2008). Bajo estas condiciones, y debido al crecimiento de la poblacin, pudie-ron incrementarse la interaccin entre los grupos, la generacin de conictos,la diferenciacin entre los individuos y la adquisicin de prestigio mediantedistintas conductas (cf . Hayden y Gargett, 1990; Clark y Blake, 1992), dentro de

    las que puede incluirse la obtencin de bienes suntuarios o exticos medianteel intercambio (cf . Ames, 2005), situacin bajo la cual pudieron ser adquiridoslos perros. Para el HPI, Loponte (2008), en funcin de la informacin arqueo-lgica y etnohistrica disponible, ha propuesto cuatro posibles y grandes vec-tores relacionados con el intercambio y el ujo de bienes y de informacin quehabran existido entre los grupos humanos del HPI y los que habitaban otrasregiones. Estos procesos habran presentado diferentes trayectorias en cuanto alas distancias y al tipo de elementos implicados en las actividades de intercam-bio. Los principales vectores o macroespacios involucrados tanto en la circu-

    lacin interna como externa de los bienes habran sido: a) el corredor uvial yreas adyacentes del Paran medio e inferior y del estuario superior del Ro deLa Plata, b) las sierras septentrionales bonaerenses, c) las sierras centrales dela provincia de Crdoba y d) el rea Chaco-santiaguea y el N.O.A. Presumi-blemente de alguna de estas dos ltimas regiones pudieron provenir los perros(prehispnicos), al igual que otros objetos tales como los metales y los textilesde los que existen evidencias arqueolgicas e histricas (para diferentes ejem-plos acerca de esta dinmica, ver Loponte, 2008).

    Un comentario aparte merecen los perros que fueron recuperados enUruguay. Aunque es prematuro saber si en esta regin tambin pudieron haberconstituido o no bienes de intercambio, es posible plantear algunas ideas alrespecto. Es interesante notar que durante el Holoceno tardo los denominadosconstructores de cerritos habran desarrollado complejos sistemas socioeco-nmicos (ver Pintos, 1999), por lo que tambin sera esperable que hayan gene-rado distintas redes y formas de intercambio. Adems, debe considerarse quehasta ahora en Uruguay, al igual que en otras regiones del extremo sur de Sud-amrica, no se han recuperado restos de perros que puedan remitirse al lmitePleistoceno-Holoceno, ni al Holoceno medio, hecho que tambin permite pre-suponer su aparente origen tardo. Ms all de los mecanismos culturales quepudieron estar implicados, para el Holoceno tardo, existen dos posibles vas

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    de ingreso de los perros al territorio uruguayo: sur de Brasil, o bien desde el

    Litoral Argentino, a travs del ro Uruguay, siendo este ltimo un curso uvialfcilmente vadeable, particularmente cuando se producen las grandes bajantes.Esta segunda ruta de acceso sera la ms probable, dado que en Brasil no existehasta el momento informacin que avale la presencia de perros prehispnicos.

    Por otra parte, sabemos que los perros, ya sea por sus nes prcticos y/osimblicos, fueron bienes muy valorados por numerosas sociedades humanasa travs del tiempo. Entre sus principales aspectos utilitarios guran su apro- vechamiento como alimento y como complemento en las actividades relacio-nadas con la caza (cf . Schwartz, 1997). A juzgar por la documentacin hist-

    rica, recin en los siglos XVIII y XIX los perros parecen haber sido activamenteincorporados a los sistemas de caza por los aborgenes que habitaban distintasregiones de la Pampa y Fuego-Patagonia, e incluso del Chaco. En el HPI, yahacia nes del siglo XVII y principios del XVIII, las poblaciones indgenas seencontraban en un franco proceso de extincin. Por lo tanto, y dada la escasarepresentacin que habran tenido los perros en momentos prehispnicos, essumamente difcil evaluar si tuvieron algn grado de importancia cinegticadentro de las estrategias de caza, siendo ms dicultoso an establecer si cons-tituyeron parte de la alimentacin. Esto mismo se plantea en cuanto a su posi-

    ble intervencin como agente tafonmico.Un aspecto que s puede considerarse a pesar de su baja frecuencia, essu evidente relacin con la funebra. El entierro de perros, ya sean solos y/oasociados a las inhumaciones humanas, es una conducta que se ha registradoen diferentes lugares del mundo desde hace por lo menos 14.000 aos AP,hecho que pone de maniesto el estrecho vnculo y la importancia que tuvie-ron los perros para las grupos humanos luego de que fueran domesticados(una sntesis puede verse en Morey, 2006). No es casual que de los pocos casosregistrados entre los cazadores-recolectores del extremo sur de Sudamrica,con excepcin de Angostura 1, en el resto de los sitios se haya identicadoeste tipo de prcticas mortuorias. Tal es el caso de Chenque 1 (Prateset al., 2010a y 2010b) y el de los perros hallados en los cerritos de Uruguay, ya seaporque estaban en asociacin directa con los entierros humanos o porque seencontraban muy cercanos a ellos (Gonzlez, 1999). En Cerro Lutz es real-mente llamativo que, en la unidad de excavacin (UE-4) en donde se recuperel esqueleto, no se hayan identicado restos humanos (ver ms arriba). Deconrmarse esta situacin en futuras excavaciones, y considerando las carac-tersticas arriba mencionadas, estaramos ante uno de los primeros entierrosindividuales deC. familiaris que se conocen para los grupos cazadores-reco-lectores del extremo sur del subcontinente.

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    La reciente identicacin de perros prehispnicos en el extremo sur de

    Sudamrica abre nuevas e interesantes lneas de investigacin. Es evidenteque varios de los aspectos aqu planteados han generado ms interrogantesque respuestas, tanto en lo que se reere a su origen como al tipo y grado deinteraccin que mantuvieron con las poblaciones humanas. Un aspecto quean debe explorarse en profundidad es la relacin logentica que poseen losejemplares aqu mencionados con otros perros prehispnicos americanos yde otras regiones del mundo. Los resultados que se obtengan delC. familiarisrecuperado en Cerro Lutz, a partir del anlisis de ADN en curso, permitirnconocer un poco ms sobre la trayectoria histrica que tuvieron los perros en

    nuestro subcontinente.

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