Actas XI. AIH. Conceptualización intertextual de la ... · del ensayo se admite sin lugar a dudas...

9
Francisco Javier Higuero Wayne State University CONCEPTUALIZACIÓN INTERTEXTUAL DE LA VOLUNTAD DE PODER EN LA TAREA DEL HÉROE DE SAVATER En el texto ensayístico de La tarea del héroe, Fernando Savater, en diversas ocasiones, reflexiona sobre la metodología expositiva usada en esta obra. La inclinación del autor hacia el empleo del género literario del ensayo se admite sin lugar a dudas en el prólogo del libro aquí estudiado. Savater, al criticar tanto al sistema como al rigor formalista de los tratados de filosofía, señala su predisposición personal en favor de una cierta fragmentación argumentativa y de formas literarias intermitentes que quizás no precisen un talento continuo. No obstante, a pesar de sus afirmaciones en favor de lo disperso, no es difícil hallar una continuidad de pensamiento en los ensayos de Savater. Por ejemplo, la voluntad de poder, tema central de La tarea del héroe, se encuentra tratada en otras obras del mismo autor, tales como Invitación a la ética, La ética como amor propio y Humanismo impenitente. Savater no solamente entra en diálogo, al escribir, con su propia producción literaria, sino que además parte de lecturas previas, a las que ha sometido a la prueba del olvido. Escribir ensayísticamente es como un aprender a leer para llegar a inventar por medio del tal olvido. Por consiguiente, entre la lectura y la invención es necesario franquear el puente del olvido. Savater reconoce en La tarea del héroe que "quien no puede olvidar que, de un modo u otro, ha leído lo que cuenta, se asfixia en la repetición puntillosa o se esteriliza en el academicismo." 1 En último término, el olvido es el vínculo impensable por el que lo que uno narra se liga a la esponta- neidad de la voluntad. En consecuencia, el pensamiento que brota de tal olvido sufre una transformación regeneradora y nace nuevo en el texto en que se expresa. 2 El proceso de pensamiento que está en la base y en el origen de cualquier ensayo de Savater supone un confrontamiento con lo que ya está escrito en textos provios. Por consiguiente, pensar no es sino disponerse a leer de un modo entrecruzado otros textos sin aposentarse fijamente en ellos y sin seguir con docilidad el itinerario trazado en ellos. Savater lee cada texto desde sí mismo, desde otros textos que se reflejan en él y también desde lo que se oculta bajo su más o menos plácida

Transcript of Actas XI. AIH. Conceptualización intertextual de la ... · del ensayo se admite sin lugar a dudas...

Francisco Javier HigueroWayne State University

CONCEPTUALIZACIÓN INTERTEXTUAL DE LA VOLUNTAD DEPODER EN LA TAREA DEL HÉROE DE SAVATER

En el texto ensayístico de La tarea del héroe, Fernando Savater, endiversas ocasiones, reflexiona sobre la metodología expositiva usada enesta obra. La inclinación del autor hacia el empleo del género literariodel ensayo se admite sin lugar a dudas en el prólogo del libro aquíestudiado. Savater, al criticar tanto al sistema como al rigor formalista delos tratados de filosofía, señala su predisposición personal en favor deuna cierta fragmentación argumentativa y de formas literariasintermitentes que quizás no precisen un talento continuo. No obstante,a pesar de sus afirmaciones en favor de lo disperso, no es difícil hallaruna continuidad de pensamiento en los ensayos de Savater. Por ejemplo,la voluntad de poder, tema central de La tarea del héroe, se encuentratratada en otras obras del mismo autor, tales como Invitación a la ética, Laética como amor propio y Humanismo impenitente. Savater no solamenteentra en diálogo, al escribir, con su propia producción literaria, sino queademás parte de lecturas previas, a las que ha sometido a la prueba delolvido. Escribir ensayísticamente es como un aprender a leer para llegara inventar por medio del tal olvido. Por consiguiente, entre la lectura yla invención es necesario franquear el puente del olvido. Savaterreconoce en La tarea del héroe que "quien no puede olvidar que, de unmodo u otro, ha leído lo que cuenta, se asfixia en la repetición puntillosao se esteriliza en el academicismo."1 En último término, el olvido es elvínculo impensable por el que lo que uno narra se liga a la esponta-neidad de la voluntad. En consecuencia, el pensamiento que brota de talolvido sufre una transformación regeneradora y nace nuevo en el textoen que se expresa.2

El proceso de pensamiento que está en la base y en el origen decualquier ensayo de Savater supone un confrontamiento con lo que yaestá escrito en textos provios. Por consiguiente, pensar no es sinodisponerse a leer de un modo entrecruzado otros textos sin aposentarsefijamente en ellos y sin seguir con docilidad el itinerario trazado en ellos.Savater lee cada texto desde sí mismo, desde otros textos que se reflejanen él y también desde lo que se oculta bajo su más o menos plácida

203

superficie. El pensamiento de este autor implica un decidirse a leermejor, a no desvincular cada texto de los otros ni de las condiciones deposibilidad de sí mismo. Cuando Savater advierte que un texto debe serleído desde sí mismo, está apuntando hacia la innegable fuente de laargumentación inserta en él.3 Por otro lado dicho escritor lee enbúsqueda de posibles textos encerrados en la línea central de laargumentación. Tales textos, en algunos casos, son comentados ocriticados con un cierto alarde de combatividad. Por tanto, al estudiar aSavater siempre se puede leer un texto desde otro. Determinar desdedonde se lee, obliga a nuevas lecturas, para las cuales hay que asumir untexto clave. De aquí se desprende que, en el caso del autor de La tarea delhéroe, no hay una lectura inocente. Esta obra de Savater da cuenta de loque en ella se desarrolla conceptualmente y llega hasta justificarracionalmente su propia argumentación. Tal nivel de metareflexión seconsigue no limitándose a la mera glosa crítica o a la acotación, sinollegando verdaderamente a narrar el pensamiento.4

Frente a formas conceptuales especulativas, con ambiciones desistema total, en La tarea del héroe, el lector se encuentra con unpensamiento que narra la verdad del texto, inventándolo. Al referirse adicha invención, Savater puntualiza que es lo contrario del meroreproducir o repetir. Inventar lo que escribe, para este autor, consiste encontarlo desde su punto de vista, como sujeto de los textos leídos por ély presentes en sus ensayos. En cuanto sujeto de estas lecturas quecontribuyen a lo creado por él, el autor, que es lector con cierto grado desimultaneidad, las autotransf orma y modifica constantemente. Contar loleído desde el sujeto es inventar la narración para mantener abierta laposibilidad innovadora. Savater construye, ordena y articula el juego delas ideas en torno a nuevos núcleos de fuerzas.

En La tarea del héroe hay tres centros dinámicos de todo lo tratado:Primero —El fundamento ateológico de la pretensión ética. Segundo —Ladescripción del héroe y su misión. Tercero —La legitimizacióndemocrática de la creación social, donde se propone una visión ética dela revolución. De estas tres unidades concéntricas, en el presente estudiointeresa, sobre todo, la función desempeñada por el héroe, en el ensayoaquí comentado, y las reverberaciones intertextuales de tal concepto.

En esta ponencia, partiendo de la identificación de la acción del héroecon la actualización de la voluntad de poder, me referiré a las fuentesintertextuales en las que se apoya o a las que combate Savater en La tarea

204 AIH ACTAS. IRVINE 92

del héroe. Una vez explicadas críticamente tales fuentes, desarrollaré elconcepto de la voluntad de poder, conforme aparece presentado en laobra que aquí se estudia.

Savater se coloca en la línea de lo definido en los escritos deNietzsche, sobre todo en Genealogía de la moral, al definir al héroe comola expresión de su propia voluntad y la emancipación de cualquiernecesidad de servicio que le esclavizaría. Tal concepción en favor delpapel desempeñado por la voluntad está en oposición al pensamiento deSchopenhauer, principalmente en El mundo como voluntad y representación.En esta obra, la voluntad en sí misma está presentada como libertadpura, puesto que no pertenece al reino de las causas, sino al de laindeterminación radical. Por el contrario, en el mundo como represen-tación, hay necesidad y causalidad. La voluntad misma puede anularsemediante el conocimiento. En definitiva, el planteamiento de Schopenha-uer defiende que el ser humano puede elegir lo que quiere y en eseaspecto es libre; pero no puede elegir el querer mismo que determinatoda elección. Por consiguiente, todos los motivos están condicionadosinexorablemente con la rigurosa necesidad de aquietamiento y renunciade la voluntad de vivir. Savater se complace en poner en evidencia lascontradicciones en que cae el autor de El mundo como voluntad yrepresentación y se muestra de acuerdo con Nietzsche, quien partiendo depremisas fundamentalmente semejantes a las de Schopenhauer llega auna conclusión opuesta, defendiendo la afirmación de la voluntad. Si laúltima palabra ética de Schopenhauer era la negación de la voluntad, latarea de Nietzsche consiste, ante todo, en denunciar la culpabilización dela voluntad a lo largo de la historia del pensamiento, en donde talculpabilización se ha convertido en el contenido principal de la moral.Por su parte, Nietzsche rastrea la genealogía de dicha moral y señala queesta culpabilización de la voluntad no es originaria sino fruto de unaderivación platónica. De la siguiente manera expresa Savater ladiferencia entre el pensamiento de Schopenhauer y el de Nietzsche en Latarea del héroe:

Aquí se instala la divergencia fundamental en la visión de lavoluntad entre Schopenhauer y Nietzsche: para el primero, lavoluntad es conservación de lo dado e infinita repetición de unmismo tema, tipificado de una vez por todas y, en cierto modo,anterior a la voluntad misma ... para Nietzsche, la voluntad es

205

ante todo creadora, poética, instauradora de diferencias queretornan eternamente en cuanto tales. El acceso más directo queprestan nuestros humores a la naturaleza de la voluntad, segúnSchopenhauer, es el hastío (es curioso que Heidegger tambiénderivara después la angustia del aburrimiento), mientras que paraNietzsche es la sensación de poder. Para salir de este hastíorepetitivo, Schopenhauer no vio otra salida que detener lavoluntad, tarea que, inconsistentemente, atribuyó al conocimientoracional de ciertos genios. Palmario absurdo para quien habíaexplicado ya dicho conocimiento como una superestructuraposterior y generada por la voluntad.5

El héroe es definido por Savater como el hombre que quiere, cuyatarea no puede ser conceptualizada con rigor, sino sólo descrita de modonarrativo mediante un método que está dispuesto a desmentirse cuandohaga falta. El héroe significa la ejemplificación de la voluntad de poder.Su mundo es la aventura y allí alcanza la plenitud de su perfil. Savatercaracteriza a la aventura, en primer lugar, como un tiempo lleno, frenteal tiempo vacío e intercambiable de la rutina. El tiempo en la aventuraes el marco dramático de lo que transcurre, mientras que en la rutinatodo pasa para llenar de algún modo el espacio vacío del tiempo. Ensegundo lugar, las garantías de la normalidad en la aventura quedansuspendidas o abolidas. Nadie puede decidir por uno mismo ni tampocoestá determinado de antemano cuál es el comportamiento correcto querequiere la ocasión. El ámbito de la aventura es inseguro e imprevisible.Finalmente, en la aventura siempre está presente la muerte. En últimainstancia, es el protagonismo de la muerte lo que diferencia a la aventuradel juego. En el mundo de la aventura, allí donde hay que valerse porsí mismo, el héroe busca su independencia y se abre a la intemperie,desafiando la rutinaria seguridad. El héroe intenta por todos los mediosllegar a abolir el sustrato previo de su vida que le fuerza a considerarseproducto.

Es parte de la tarea del héroe, tal como la describe Savater, sublevarsecontra toda configuración dada y, por consiguiente, existe en él un ansiade desmentir cualquier rostro definitivo que pretenda concedérsele. Sinembargo, siempre existe la tentación de perderse lo que uno es en lo quehace, pues por sus obras será conocido y, en consecuencia, cosificado. Elhéroe está alerta para no caer en tal tentación y convertirse en producto

206 AIH ACTAS. IRVINE 92

o identidad consigo mismo. En dicha identidad no hay más que unquerer cosificado, un querer ya pasado y antiguo que ha triunfado deuna vez por todas y que no conoce desacuerdo alguno consigo mismo.Si el yo del héroe es libertad pura, en nada puede reconocerse peor queen lo ya hecho, en lo ya establecido y estable de las identidades. Porconsiguiente, tal yo no coincide ni puede coincidir con ningunaidentidad. El yo es fundamentalmente lo no idéntico. Lo esencial de élno es el ser, sino lo que puede ser. Sólo en lo posible el yo conserva supoder. De aquí se deduce la casi total incompatibilidad entre el yo y laidentidad, debido al hecho de que el yo es libre y la identidad esnecesaria.6 Al explicar el amor del yo del héroe por lo posible, Savaterpone énfasis en la defensa del egoísmo, tal como lo hará posteriormenteen las obras ya citadas, La ética como amor propio y Humanismo impenitente.El egoísmo siempre es sujeto, subjetividad, expresándose por medio dela negación de la identidad. El egoísmo pretende mantener incesan-temente le preeminencia del momento creador sobre la inerciaestabilizadora de la forma producida. Cada paso que se da hacia laidentidad perfecta es como una amenaza contra el puro egoísmo. Laidentidad elimina las posibilidades que desbordan cualquier tipo decódigo moral. La voluntad del héroe, por su parte, está dispuesta aafirmarse sin concesiones. Lo importante de dicho héroe es sureivindicación activa de la voluntad como un vigor irrepetible y nocondicionado por ningún servicio exterior a sí mismo. Precisamente,debido a su oposición radical a todo producto configurado y hecho, latarea del héroe no puede acabar jamás ni puede ser abandonada. Elquerer ser del héroe se encuentra libre de toda atadura de obediencia ygratitud. Se rebela contra el mundo de la fábrica humana, donde sólohay verdad técnica y en el que todo se convierte en producto hecho.Savater ve una semejanza entre el héroe y el poeta, en el sentido de queambos se oponen con igual firmeza a la reproducción instrumental.

Lo que el poeta desarrolla en su soledad, es decir, entregándosea la intimidad de su mirada, ha de ser llamado imaginación. Nadacuenta poéticamente salvo la facultad de imaginar, y ésta esincompatible con la compañía instrumentalizadora, lo mismo quecon la demasiado complaciente voluntad de servicio.7

La función de lo irreal que pertenece a la imaginación poética es

207

apertura de lo posible contra la rutina tiránica de lo necesario. Que algose resista a ser manejado es fundamental para que lo posible no seasfixie en el engranaje de lo necesario. El poeta comunica su solidaridadcon las infinitas posibilidades del hombre, poniendo énfasis, sobre todo,en las posibilidades mutiladas, excluidas, perseguidas, y olvidadas. Tantoel héroe como el poeta rechazan el mundo de lo establecido y se lanzana vivir continuamente en el de lo posible, en donde siempre hay lugarpara la afirmación contundente de la voluntad de poder.

La posición de Savater en favor del querer libre autoafirmador delhéroe no implica la negación o aniquilación de los otros. El egoísmoautoafirmador del héroe se reconoce como sede del querer libre pormedio del reconocimiento en otro libre querer. Savater afirma que laaceptación de la libertad del otro respecto a uno mismo proporciona unabase inatacable a la propia libertad. Uno se reconoce en el otro, tal comouno mismo es. Puesto que el yo no está fijado en una identidad, el otrotampoco puede reconocerse en algo ya hecho y fabricado por él mismoo por los demás.8 Por consiguiente, reconocer en el otro es reconocersela efectiva e imprevista diferencia, el no ser lo que quizás se dice ser. Elmedio que vehicula y funda el reconocimiento en el otro es lacomunicación racional, entendida como la relación recíproca y reversiblepor excelencia, en la que cada cual ha de descender abierto a laimprevisibilidad de lo posible. La comunicación racional es la mediaciónadecuada en que se simboliza el reconocimiento en el otro.

Según Savater, la única forma de cumplir el más literalmente egoístade los deseos del héroe, el de conseguir un yo realmente humano,infinito y libre, es la relación social de reconocimiento en el otro. Dicharelación es diferente de la del reconocimiento del otro ejemplificada enla necesidad mutua existente entre el señor y el esclavo, conforme fuepuesto de manifiesto por Hegel en Enciclopedia de las ciencias filosóficas.Según el pensamiento de este autor, recogido por Savater, el reconoci-miento que gana el señor es víctima de la limitación que impone a lahumanidad del esclavo, mientras que éste se ve impulsado, por el miedode la muerte, al trabajo y merced a esta meditación logrará luegoinstituir un reconocimiento social más satisfactorio. Sin embargo, másallá del reconocimiento del otro, puede alcanzarse otro tipo de reconoci-miento, el reconocimiento en el otro. Este es el único que responde a loque el héroe primordial y radicalmente quiere. El ámbito de la ética seríael del reconocimiento en el otro y constituye un desafío sutil y enérgico

208 A1H ACTAS. IRVINE 92

al básico reconocimiento del otro que la violencia política instituye.Según Savater, todo lo que favorece el reconocimiento propio en el otro,y no el simple reconocimiento del otro que puede ser jerárquicamenteesclavizador u hostil, contribuye a la pacificación social, mediante lasuspensión indefinida de la acción violenta. El reconocimiento del otropor medio de la lucha a muerte y sus consecuencias jerárquicas es,conforme se está viendo, lo contrario de su reconocimiento en el otro,propio del ámbito ético, y cuyo fundamento y posibilidad es lacomunicación no coactiva. La violencia y el terror imponen unsignificado, pero no lo comunican; son expresivas, pero rompen lacomunidad recíproca, dentro de la que se ejerce el reconocimientointersubjetivo, cuyo máximo exponente es el lenguaje. Por el contrario,la pasión por la propia excelencia irrepetible del héroe necesita serreconocida por alguien. La mayor riqueza sólo llega a ser realmente deuno mismo cuando otro, al que se le ha concedido, la devuelve. Estanecesidad mutua es el elemento integrante del reconocimiento en el otro.Por consiguiente, el héroe se realiza a sí mismo en cuanto héroe, al tratarde emancipar a los demás, reconociéndose en ellos. En tal reconoci-miento del ser libre de los demás, se realiza la voluntad de poder delhéroe. De la misma forma que la identidad fija elimina la propia libertadde lo posible, el cosificar, instrumentalizar y objetivar a los otros impideel reconocimiento de la propia libertad en la de ellos.

A fin de cuentas, la más honda razón para enfrentarnos con lamanipulación y para discutir cada una de las instancias en que sepresenta como necesaria, es nuestra íntima y gloriosa convicciónde que no somos una cosa determinada de una vez por todas. Esa nosotros a quien protegemos, cuando aspiramos a emancipar alprójimo....9

Para concluir, y a modo de sumario, conviene hacer notar que laacción del héroe, tal como la explica Savater, no tiene nada deimposición totalitaria y excluyente frente a la libertad de los otros. Porel contrario, el autor de La tarea del héroe sabe ir a las fuentes conceptua-les modernas de la voluntad de poder para poner de manifiesto,evitando toda ambigüedad y confusionismo, que nadie puede sercompletamente libre a no ser que también lo sean los demás. La defensadel egoísmo individualista y autoafirmador, en la obra de Savater, nunca

209

ignora las trabas y limitaciones existentes en la realización personal deuno mismo. Precisamente es la eliminación de estos obstáculos, la quese propone en el ensayo aquí comentado, con el fin de que el recono-cimiento en la libertad del otro posibilite la voluntad del poder delhéroe.

Notas

1 Fernando Savater, La tarea del héroe (Madrid: Taurus, 1983) 216.2 Las pruebas racionales explícitas que precisan los tratados de filosofía pueden

estar tan solo implicadas o insinuadas en el género literario del ensayo. Elque hubiera argumentos fundamentales olvidados en la exposición conceptualsería imperdonable en un tratado de filosofía. Sin embargo, tales olvidos noconllevan deterioro alguno ni crítica negativa respecto a lo expresado en unaobra de ensayo.

3 Para analizar y estudiar la fuerza persuasiva de la argumentación se haceimprescindible la lectura del libro de Jesús González Bedoya, Tratado históricode retórica filosófica. II La nueva retórica.

4 La narración del proceso creativo del acto de pensar ha sido el tema de laproducción ensayística de Miguel Morey en obras como El orden de losacontecimientos, Camino de Santiago y Psiquemáquinas.

5 Savater 44.6 Carlos Thiebaut, en Historia del nombrar, trata, desde múltiples perspectivas

ensayísticas, la resistencia del yo libre a ser fijado en una identidad necesaria.7 Savater 257.8 El desarrollo conceptual de la identidad, como producto de lo que uno

mismo hace o de lo que los demás le otorgan, ha sido el objeto de la reflexióncultural de José Luis Aranguren en Sobre imagen, identidad y heterodoxia.

9 Savater 234.

Bibliografía

Aranguren, José Luis L. Sobre imagen, identidad y heterodoxia. Madrid: Taurus,1981.

González Bedoya, Jesús. Tratado histórico de retórica filosófica. Madrid: Nájera,1990.

Hegel, G.W.F. Enciclopedia de las ciencias filosóficas. México: Editorial Porrúa,1980.

Morey, Miguel. Camino de Santiago. Madrid: Fondo de Cutura Económica, 1987.

210 AIH ACTAS. IRVINE 92

—. El orden de los acontecimientos. Barcelona: Ediciones Península, 1988.

—. Psiquemáquinas. Barcelona: Montesinos, 1990.

Nietzsche, Friedrich. Genealogía de la moral. Madrid: Alianza, 1975.

Savater, Fernando. Etica como amor propio. Madrid: Mondadori, 1988.

—. Humanismo impenitente. Barcelona: Anagrama, 1990.

—. Invitación a la ética. Barcelona: Anagrama, 1982.

—. La tarea del héroe. Madrid: Taurus, 1982.

Schopenhauer, A. Obras. El mundo como voluntad y representación. Vol. II. Buenos

Aires: El Ateneo, 1959.

Thibeaut, Carlos. Historia del nombrar. Madrid: Visor, 1990.