Actividad #1 ensayo (p)
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ACTIVIDAD #1 ENSAYO EL MASAJE Y EL TERAPEUTA
Basado en el siguiente escrito LAS VÍAS SANADORAS DE LAS MANOS de José Luis Padilla,
realizar un ensayo en el que muestre su punto de vista con respecto a la lectura, ya sea que
esté de acuerdo o no, argumentando de manera clara y específica el porqué de su punto de
vista.
“¿Qué extraños, misteriosos y mágicos avatares se
encuentran en las manos, para que cuando se aproximan a
los cuerpos dolidos, resentidos, enfermizos, o a punto de
enfermar, puedan calmar sus pesares, sus quejares y sus
daños?
Tenemos indudablemente, que motivar nuestras manos.
Pero para ello tenemos que pensar claramente, sentir
muy… muy intensamente, y decidirnos de manera
inteligente, a mover nuestras manos y nuestros dedos para
tocar en el sitio preciso –ni más arriba, ni más abajo-; para
tocar en el lado adecuado; para golpetear, si es necesario;
para suavizar, si es preciso…
En la actualidad el masaje ha quedado relegado a un arte
inferior, a un arte inferior, un arte menor, de : “Tócame
aquí que me duele”, tócame allá que me voy”, tócame aquí
que me quedo!...
El masaje ha pasado a lo largo de la historia, como algo
que finalmente es “frotar y tocar donde duele”, sin más.
Así, ha perdido toda la ritualidad mágica y todo el criterio
grandioso que supone ese encuentro del cuerpo con la
mano.
Una de las pocas cosas que el hombre sabía y recordaba de
sus dolores, sus penares y sus quejares, era que podía
recurrir a sus manos para aliviar los síntomas que
encontraba en sus semejantes. Sabía que, con las manos,
se podía hacer algo más que dar palmas.
Hay que recordar que el Nei Jing lo consideraba como una
terapia importante... El saber actuar a través de las manos
es muy importante.
La acción sanadora de las manos tiene tal importancia, que
debe ser considerada como un arte: un arte sin duda,
mágico; un arte conocido por la sabiduría de nuestros
antepasados. EL MASAJE ES UNA ARTE MAYOR.
Cuando empezamos a aproximarnos a este hombre
perturbado, conturbado, dolido, tenemos que seguir una
pequeña sistemática que no es rígida. En ese sentido es
muy importante que cuando acuda a nosotros ese hombre,
ese ser humano afligido que pide nuestra ayuda, tengamos
la curiosidad –al menos- de preguntarle: “¿Qué le ocurre?...
¿Por qué cree que le ocurre?”. Hacer una pequeña historia
acerca de sus padecimientos. Que no seamos unos simples
abordadores de dolores o de pesares, sin antes haber
escuchado el lamento del corazón… Después de hacer –al
menos- una breve historia, hay que acercarse con cuidado,
con prudencia, con respeto, a aquella parte del cuerpo que
duele –si se tratase de un dolor- o aquella que fuera su
equivalente energético, para calmar esa pena, ese
sufrimiento afectivo tan propio de nuestra era, y que difícil
solución encuentra en la medicina moderna. A veces, una
pequeña escucha o una pequeña acción es suficiente para
hacer retomar el impulso”.
Padilla Corral, José Luís. LAS VÍAS SANADORAS DE LAS MANOS. Fundación Nei
Jing. Primera edición 2008