Actualidad y vigencia del monismo neutral

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    ACTAS DEL SIMPOSIOMONISMO, DUALISMO, PLURALISMO

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    DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA:MENTE, MATERIA Y MONISMO NEUTRAL

    Rafael Andrs Alema BerenguerUniversidad de Alicante

    Resumen. Una de las ms arraigadas tradiciones de la filosofa occidental distinguemente y materia como dos categoras contrapuestas de la realidad. Incluso cuando dichas

    categoras conceden preponderancia a una de ellas, sus identidades se mantienennetamente separadas. Por el contrario, el monismo neutral sostiene que esa distincin esengaosa y se basa en una visin de la naturaleza que los nuevos avances en microfsica ypsicofisiologa van disipando gradualmente. Mente y materia no seran ms que dosacepciones para la misma realidad subyacente cuya estructura puede organizarse en dosmodalidades alternativas.

    Palabras clave: Mente, materia, monismo neutral, percepcin, estructura.

    Abstract: The most deeply rooted tradition in western philosophiy distinguishes mind andmatter as two opposing categories of reality. Even when that tradition givespreponderance to one of them, their identities are always kept neatly separadas. Bycontrast, neutral monism contends that this difference is basicly misleading and is basedon a view of nature that new developments in microphysics and psychophysiology aregradually dissipating. Mind and matter are no more than two meanings for the sameunderlying reality whose structure can be organized into two alternative modalities.

    Keywords: Mind, matter, neutral monism, percepction, structure.

    Recibido: 5/09/2012 Aprobado: 18/04/2013

    1.INTRODUCCIN

    El vertiginoso desarrollo de la fsica en el siglo XX deslumbro a expertosy profanos con un caudal de avances que catapult a la humanidad haciarevolucionarias concepciones del universo. El alud de nuevosdescubrimientos, desde la cosmologa a las partculas elementales, sedujo a

    los estudiosos de los dems campos del saber, quienes aspirabanlegtimamente a que sus respectivas ciencias adquiriesen el alcance y laprofundidad de la fsica. As ocurri con las llamadas ciencias del espritu, ymuy especialmente con la psicologa, arrastrada tambin por el adelantoexperimentado en mbitos tan diversos como la neurofisiologa, la biologamolecular e incluso la monitorizacin de la actividad cerebral.

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    Cuando una ciencia triunfa tan espectacularmente en el terreno de losresultados empricos resulta casi inevitable que sus presupuestos filosficos,explcitos o no, acaben imponindose tambin de modo igualmente sutil. Noes algo condenable en s mismo, pero resulta problemtico cuando talaceptacin se produce sin discusiones ni debates. En el caso que nos ocupa,el xito de la fsica del siglo XX pareci garantizar la victoria incondicionaldel monismo materialista sobre cualquier otra concepcin de la realidad. Silas ciencias fsicas se ocupan de la materia, dada la enormidad de sus logros,sin duda ha de ser la materia la categora central de todas las dems cienciasque persigan una reputacin semejante.

    El razonamiento, lejos de ser absurdo, refleja con notable precisin lalnea argumental seguida por la gran mayora de la comunidad cientficainvolucrada en las investigaciones acerca de la mente y el cerebro. Desde laarquitectura neuronal, hasta la gentica molecular, pasando por labioqumica de los neurotransmisores, todo pareca indicar que los estudiososde los procesos mentales no manejan ms que entidades de tipo material.Incluso los programas de inteligencia artificial (abreviados como I.A.) en susversiones fuerte y dbil, sugeran poderosamente la identificacin de lamente con un programa informtico ejecutado en una circuitera basada en elcarbono, en lugar de los habituales micro-dispositivos de silicio.

    Por otra parte, qu otra cosa existe sino la materia? La pregunta casiexige una respuesta unvoca al oyente con un automatismo peligrosamenteirreflexivo. Cmo va a declararse idealista una persona con mentalidadcientfica franqueado el dintel del III milenio de nuestra era? Y es cierto;pocos cientficos sostendran hoy con autntica conviccin que el universofsico es la mera creacin mental de una conciencia indeterminada. Ocurre,sin embargo, que rechazar el idealismo no nos decanta inevitablemente haciael monismo materialista, porque hay otros monismos que tal vez seanincluso ms atractivos desde algunos puntos de vista que el puromaterialismo al uso.

    Este es, al fin y al cabo, el propsito de este ensayo. Aqu no se pretendems que exponer los mritos de una versin de la ontologa monista quegoz de cierta fama en los umbrales de los siglos XIX y XX, para caer

    despus en el olvido, o al menos en una discreta indiferencia. Se trata delmonismo neutral, que nos propone la existencia de elementos bsicosmediante los cuales podemos (re)construir lgicamente tanto los procesosque llamamos fsicos como aquellos que consideramos mentales. Talespiezas bsicas se consideran neutrales porque no son de naturalezapuramente mental ni material, de modo que por medio de ellas pueden

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    configurarse ambos rdenes de la realidad partiendo de un mismo cimientocomn.

    Antes de proseguir conviene subrayar con claridad lo que no es elmonismo neutral. No nos hallamos ante una teora en el mismo sentido quetiene la palabra teora cuando hablamos de la evolucin biolgica o larelatividad del movimiento. No se trata de una serie de enunciados sobre lanaturaleza deducidos matemticamente a partir de un sistema organizado depremisas. Ms bien el monismo neutral debera tomarse como un programaabierto de investigacin filosfica, fundado sobre una hiptesis ontolgicaplausible aunque no exenta de ciertas dificultades, ms de forma que de

    fondo. Sea como fuere, es importante sealar que los argumentos expuestosa continuacin recogen tan solo el punto de vista de quien escribe estaslneas. Habr sin duda otras interpretaciones del monismo neutral, yposiblemente mejor articuladas que sta.

    2.LA EVOLUCIN DEL MATERIALISMO

    2.1.DE PIERNAS QUE CAMINAN Y CEREBROS QUE PIENSAN

    Tan poco usual como suele ser el reconocimiento de los mritos del rival,creo que una correcta explicacin del monismo neutral debe comenzar

    sealando con claridad las inmensas ventajas de la filosofa materialistaaplicada al estudio de la mente, a la cual llamaremos en adelante monismopsiconeural. Y as ha de ser porque un monista neutral consecuente con elprogreso de la ciencia de los ltimos cien aos, podra considerarse como loque queda de un monista psiconeural tras una cura intensiva de humildadsobre la naturaleza ntima de la materia.

    En efecto, la principal diferencia entre el monista materialista y elneutralista reside en que el primero reduce la cuestin al concepto de materiaaunque a la postre tambin lo juzgue problemtico mientras el segundohace de su ignorancia sobre ese concepto el punto de partida de unarecomposicin del problema. Pero ese nuevo planteamiento de la cuestin hade hacer suyos los triunfos experimentales de la neuropsicologa, si es que

    desea sobrevivir al escrutinio de la ciencia.Tomemos para empezar el argumento que con tanta frecuencia aducen losmodernos neurocientficos con la intencin de disipar el misterio de larelacin mente-materia. La mente nos aseguran no es un objeto opropiedad separada de la materia cerebral sino el nombre que damoscomnmente al funcionamiento del cerebro. El ejemplo ms usual es el de

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    las piernas que caminan; el movimiento no est en las piernas como algodistinto de la accin de las propias piernas en s mismas. Por eso carece desentido separar el caminar de las piernas; puede haber piernas que nocaminen, pero no hay un concepto caminar independiente del conceptopiernas. Del mismo modo, la mente no es algo distinto y superpuesto alcerebro, sino tan solo la actividad inherente a la materia cerebral. Ese es ladenominada Hiptesis de la Identidad Psiconeural.

    Sin disminuir ni un pice la porcin de verdad que contiene, este gnerode explicaciones tienden a persuadir al oyente de que la materia comonocin bsica nos es ms conocida y cercana de lo que en realidad ocurre.

    Un materialista que a finales del siglo XIX buscase avales cientficos para supostura filosfica, hallaba satisfaccin en la mecnica clsica, laelectrodinmica y la termodinmica. Los campos de fuerzas, cierto es, no dedejaban atrapar en la imagen de las microesferas impenetrables, sometidas afuerzas de contacto o a distancia, del atomismo decimonnico. Pero laintroduccin de nuevas clases de materia sutil, como el ter, alentaba laesperanza de conseguir semejante reduccin. Pocos decenios ms tarde, esemismo materialista se vera obligado a deglutir los hallazgos combinados dela relatividad y la teora cuntica, que hicieron aicos la visin tradicionaldel mundo fsico. Las slidas esferitas microscpicas rodeadas de invisiblescampos de fuerzas, se disolvieron por un lado en lneas espacio-temporalessobre un universo tetradimensional, y por otro en fantasmagricos camposcunticos sin forma ni posicin, capaces de entrelazamientos a distancia ycomportamientos impredictibles.

    Las piernas caminantes del neurocientfico, si somos consecuentes con laciencia del siglo XX, tambin han de contemplarse ahora a una nueva luz.En un nivel macroscpico la lnea de universo de las piernas viene dada porla sucesin de sus posiciones en el espacio-tiempo relativista de cuatrodimensiones, y son las caractersticas de esta lnea las que nos hablan de sumovimiento o su reposo. Incluso, si somos estrictos, deberamos dar lavuelta al argumento para afirmar que es la lnea de universo la queconstituye fsicamente lo que llamamos piernas, y son los cortestridimensionales sucesivos en cada instante de nuestro reloj lo que nos

    proporciona la imagen habitual de esas piernas. Vemos entonces que la fsicarelativista difumina la distincin entre los objetos materiales y los procesosfsicos a los que se hallan sometidos.

    Otro tanto sucede con el micromundo. Las partculas elementalesinteraccionan entre s intercambindose intrincadas maraas de otraspartculas, que por ello se denominan mediadoras. Todas ellas carecen de

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    los usuales atributos de posicin o velocidad, y han de manejarse como entesextensos que ocupan un cierto volumen espacial (a veces infinito). Pero no loocupan en el sentido tradicional, sino como una distribucin de probabilidadque en cualquier momento puede colapsar puntualmente hacia propiedadesclsicas. Tales distribuciones de probabilidad se modifican entre parejas departculas correlacionadas, aun cuando entre estas medien distancias que nila luz podra franquear antes de dicha modificacin. Todo esto deberahacernos sospechar que la materia, ya sea en forma de piernas o de cerebro,supera en intriga y sutileza cuanto habamos sospechado hasta ahora.

    2.2.LA TEORA CAUSAL DE LA PERCEPCIN DENTRO Y FUERA DE NOSOTROS

    Es indiscutible que algo ocurre en nosotros cuando experimentamos unapercepcin de cualquier tipo, ya sea originada en un mundo externo objetivo,en nuestra misma imaginacin, o por un duendecillo travieso. La teoracausal de la percepcin sita las percepciones humanas y animales en unmundo objetivo externo al sujeto y ajeno por completo a sus opiniones sobrel. La independencia entre el mundo y nuestros estados de nimo se constataal advertir que corremos el mismo peligro al cruzar un semforo en rojoestemos alegres o entristecidos, y que ninguna autosugestin ser suficientepara compensar nuestro descuido en caso de sufrir algn percance.

    Imaginemos que nos hallamos rodeados de gente disfrutando de unespectculo de fuegos de artificio. El estallido multicolor de las bengalas auna altura de varios centenares de metros sobre nuestras cabezas, produceidntico alborozo en todas las personas all presentes, e incluso entre quieneslo contemplan por televisin. El hecho de que los individuos situados endistintos lugares profieran idnticas exclamaciones de emocin, pareceindicar que sus estmulos son coincidentes y que la causa es exterior a todosellos. En pocas palabras, es la percepcin de otros cuerpos semejantes alnuestro, con reacciones similares a las que nosotros exhibimos encondiciones parejas, la que hace verosmil la creencia en otros individuoscomo nosotros y en una causa objetiva de las percepciones colectivas.

    El fsico nos dice que, siendo tan grande la velocidad de la luz, todos

    vemos la luminosidad desde cualquier ubicacin casi al mismo tiempo,aunque no exactamente. Se dan minsculas diferencias debidas al tiempotardado por el rayo de luz en llegar a los puntos ms lejanos con respecto alas posiciones ms cercanas al estallido de la bengala. Esto se aprecia muchoms claramente en la audicin del sonido que acompaa cada explosin,cuya velocidad mucho menor que la de la luz por lo que alcanza distintos

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    lugares con diferencias notables de tiempo. De ser cierto, ello constituye unabuena razn para suponer que los estmulos que percibimos se deben aprocesos fsicos que perduran al menos durante un tiempo en el mundoexterno.

    A continuacin, las explicaciones del fsico se suman las del fisilogopara ensearnos que cuando vemos un objeto, la luz parte de su superficiepor efecto de unas transiciones electrnicas no muy bien comprendidas,atraviesa el espacio circundante en forma de cuantos discretos de energaelectromagntica, y alcanza finalmente nuestros ojos. Llegados a nuestraretina los fotones se transforman en impulsos elctricos que son transmitidos

    por el nervio ptico hasta el cerebro, donde el centro de la visin organizalas seales recibidas permitindonos decir que vemos el objeto.

    Cmo es posible que las percepciones nos transmitan algn tipo deinformacin fiable acerca de la naturaleza de los objetos percibidos, siendotan diferentes el impulso nervioso del rayo de luz, y ste de la silueta delcuerpo que lo refleja? Es obvio que la informacin transportada ha de ser deuna especie mucho ms abstracta de lo que solemos advertir. Ello nos hacesospechar que son las propiedades estructurales lo que liga las percepcionesde nuestros sentidos con las cualidades de los objetos que las causan. Laconexin de las relaciones estructurales en el objeto que percibimos con lasde la percepcin que de l tenemos, es lo nico que conocemos acerca delvnculo entre el mundo formado por nuestra percepciones y el de aquello quelas sustenta. Si en ste ltimo se dan otras propiedades de estructura que nollegan a nosotros a travs de la percepcin, de ellas nada sabemos.

    Nos guste o no, las cualidades sensibles de los objetos que dan plenitud anuestra vida, son fruto de la psicologa y la fisiologa del sistema nervioso.En cambio, del carcter intrnseco de la realidad nada nos es posible sabersalvo ciertos rasgos estructurales que son precisamente los estudiados por lafsica. Sin embargo, el punto clave radica en advertir que tanto sucede aspara las cadenas causales de percepcin que nos conectan con los objetosexternos, como cuando tales percepciones involucran nuestros estadoscerebrales internos, a los que solemos llamar estados mentales. Esprecisamente su inmediatez y el hecho de que constituyen el tejido de

    nuestra (auto)consciencia, la razn de que los eximamos de cualquierexplicacin anloga a la de las cadenas causales en la percepcin del mundoexterno. Pero a poco que reflexionemos sobre ello, se comprender que nohay razones para obrar as.

    Si aceptamos con los neurocientficos la Hiptesis de la IdentidadPsiconeural, habremos de admitir tambin que en la materia cerebral se

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    darn los mismos procesos fsicos que en la materia del mundo externo. Enconsecuencia, no deberamos establecer una distincin taxativa entre elanlisis fsico de las percepciones de los objetos exteriores a nuestraconciencia sobre las que construimos en cierto modo nuestra concepcindel mundo fsico y el de los estados constituyentes de esa mismaconciencia donde reside nuestra propia identidad como individuos, es decir,nuestra mente.

    3.EL MONISMO NEUTRAL PARA TODOS LOS PBLICOS

    Ahora podemos esbozar los perfiles del monismo neutral, tomando comobase las consideraciones precedentes. Desde esta perspectiva, la diferenciaentre mente y materia se debe no a un rasgo intrnseco y radicalmenteirreducible como en el dualismo sino a la organizacin, a la estructurasi se quiere, de los elementos con que construimos ambas. Cuando unacoleccin de sucesos espacio-temporales se organiza en cadenas causalesque o bien acaban conectando con la percepcin de un sujeto, o en procesosno percibidos que se infieren de los percibidos en otros casos mediante leyesfsicas, nos hallamos ante algo que comnmente denominamos materia. Siesas cadenas causales se organizan en torno a la porcin de materia quellamamos cerebro, y por tanto, adems de su vertiente material que las

    somete a las leyes de la fsica, tambin obedecen las leyes de la psicologa(introspeccin, propiocepcin, aprendizaje, memoria, autoconsciencia,fenmenos subconscientes, procesamiento de la informacin segn ciertaspautas, etc.) diremos que nos hallamos ante una mente.

    Cuando miramos un trozo de pastel con su correspondiente velitaencendida, vemos la luz de la vela gracias a una serie de procesos depercepcin relativamente complicados. La luz de la vela recorre a enormevelocidad el espacio intermedio entre la vela y el ojo, y causa unaperturbacin en el nervio ptico que determina un suceso, la sensacin ennuestro cerebro que llamamos "ver la vela encendida". Por consiguiente, lapercepcin de la vela constituye por s misma una cadena causal. Estacadena se inicia con la emisin de luz por la vela y termina con la percepcin

    experimentada en nuestro cerebro (experimentada por nosotros mismos, si seprefiere as).Nadie duda razonablemente que la llama de la vela sigue encendida

    aunque no la miremos, y la cera se derrite de acuerdo con las leyes fsicasusuales. Esa es, por ejemplo, una cadena causal que no provoca percepcin

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    alguna, cuyo carcter puramente fsico nadie cuestiona seriamente. Todo ellohace que consideremos el pastel y la velita como un objeto material.

    Tambin podemos recordar la llama de otras velas contempladas ensituaciones pretritas. Es entonces cuando ocurren en nuestro cerebro losprocesos neurofisiolgicos que constituyen la memoria, y decimos que talesrecuerdos estn conectados por cadenas causales psicolgicas con el sucesopercibido en el presente, lo cual en s mismo es un fenmeno mental, ademsde fsico. Y aqu es importante destacar que los sucesos espacio-temporalesque se den en un nivel microscpico durante el proceso que llamamos"recordar", son materia en tanto que parte de un cerebro sujeto a las leyes

    fsicas, y tambin parte de una mente por cuanto son responsables defenmenos regidos por las leyes de la psicologa.

    Llegados a este punto, qu nos impide abrazar sin rodeos el monismomaterialista? Pues el simple hecho de que no parece haber razones de pesopara conceder prioridad ontolgica a la materia sobre la mente, cuandoambas se encuentran en el mismo plano de dificultad epistemolgica. Untrozo de materia, si nos tomamos en serio la fsica moderna, es en realidadun conjunto de abstracciones lgicas que nosotros construimos apoyndonosparcialmente en percepciones que siempre y necesariamente acabandesembocando en ese nuestro cerebro. Por otro lado, es posible tomar unamente como un conjunto de percepciones exteriores e interiores,relacionadas con recuerdos (de cualquier tipo) gracias al proceso cerebral dela memoria.

    Al diseccionar el cerebro desde luego que no hallaremos la mente, en elmismo sentido en que un cirujano cardilogo abre el trax de un paciente yve su corazn. Ni veramos la mente ni los pensamientos que encierra; slotendramos ante nosotros un amasijo material de clulas neuronales. Peroentonces bastara advertir que, en ltima instancia, las neuronas son tambinmateria, y por tanto artificios lgicos creados por la ciencia para organizarestructuradamente las percepciones que recibimos en ese caso concretodesde el exterior. Sin ninguna duda existen los entes fsicos representadospor tales construcciones lgicas, pero estamos tan alejados de verlos comode ver nuestras propias mentes, ya que con la materia slo tomamos contacto

    a travs del remoto y complejo proceso de la percepcin.Como se ve, la diferencia con los monistas psiconeurales no es tan grandecomo quizs pudiese parecer. Lejos de postular una sustancia bsicaincognoscible como a veces se les imputa los monistas neutralesconsecuentes con el conocimiento cientfico actual deben admitir todos lossaberes de la neuropsicologa, poniendo el acento de inmediato en el hecho

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    profundo de que no sabemos acerca de la materia ms de lo que sabemossobre la mente, pero tampoco menos.

    Vale la pena mencionar al respecto que hasta ahora nos hemos limitado aconsiderar como constitutivas de mentes las cadenas causales que, total oparcialmente, tienen lugar en los cerebros vivos. Sin embargo, queda abiertala cuestin de si algo semejante pudiese ocurrir con independencia de uncerebro. Es decir, estamos dispuestos a considerar como materia desprovistade mente aquellas cadenas causales que obedecen las leyes de la fsica perono las de la psicologa. Podra ocurrir alternativamente que se diesencadenas causales regidas por leyes psicolgicas y no, primariamente, por

    leyes fsicas? Dado que cualquier fenmeno realmente existente en lanaturaleza ha de tener una base material, la pregunta anterior no debetentarnos a retroceder al dualismo mente-cuerpo. Ms bien deberamosinterrogarnos si el tipo de organizacin causal que denominamos "mente"podra darse sobre una base material distinta del cerebro (y de loscomputadores, como se comentar ms adelante).

    4.Y CUL ES LA PIEZA BSICA?

    El lector que hay tenido la paciencia de seguir los argumentosprecedentes hasta este punto, quizs se pregunte con razn que todo

    resultara mucho ms convincente si supisemos en definitiva a qu nosreferimos cuando hablamos de elementos neutrales (ni mentales nimateriales) cuya diferente configuracin da lugar a lo que llamamos "mente"por una parte y "materia" por otra.

    Ya que hemos hablado de cadenas causales al analizar el proceso de lapercepcin, y puesto que sus eslabones son siempre sucesos espacio-temporales segn la acepcin usual de este trmino en la teora de larelatividad parece que las series ordenadas de sucesos espacio-temporalespodran ser buenas candidatas. Tal vez alguien tema que entre estos sucesosespacio-temporales incluyamos tambin puntos vacos del espacio-tiemporelativista. Sin embargo, no queda lugar para esa inquietud en un cosmosdonde hay campos (gravedad, electromagnetismo) de alcance infinito, un

    vaco cuntico en permanente ebullicin, e incluso el campo de Higgs quetodo lo permea. En cierto sentido el concepto de "espacio real" se diracoextensivo con el de "campo fsico". Desprovistos de cualquier propiedadfsica, los puntos del espacio fsico se veran reducidos a las escuetasabstracciones de la geometra formal.

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    Los proponentes de las primeras versiones del monismo neutral nunca sedefinieron del todo sobre la naturaleza de los componentes neutrales con losque se podran construir tanto la mente como la materia. El psiclogo yfilsofo estadounidense William James (1842-1910) sola decantarse por eldifuso concepto de "sensacin pura" como la materia prima buscada paraesta empresa. Esta eleccin fue rechazada ms tarde por Ernst Mach (1838-1916), aunque no sin contemplarla favorablemente al principio. El hecho deque los sujetos cognoscentes perciban siempre la realidad desde su atalayaparticular a travs de las sensaciones mejor dicho, de las percepcionesque all reciben, alienta poderosamente la tentacin de manejar dichas

    sensaciones como la pieza bsica de su reconstruccin racional del mundo,tanto en el aspecto material como el mental. Desde luego, su actitud lesgranje la acusacin de abogar de modo encubierto por un retorno alsensismo o al idealismo. Bertrand Russell (1872-1970) aparent unirse a estacorriente que situaba las sensaciones en el centro del escenario, hasta que sufascinacin por las revoluciones en la fsica fundamental de comienzos delsiglo XX le invit a replantearse su propio punto de vista. Veamos culpodra ser esa formulacin no sensista del monismo neutral.

    Materia, en un sentido amplio (que incluira tanto la materia tradicionalcomo la radiacin) sera el nombre recibido por aquellos conjuntosordenados de sucesos espacio-temporales sometidos a las leyes de la fsica.Recuperando el ejemplo de la vela encendida, la luz que emite constituirauna de las cadenas causales dirigidas hacia el exterior de ella mismaponindola en contacto con el resto del mundo fsico. Otras series de sucesosespacio-temporales, como los que constituyen los procesos termoqumicospor los cuales la vela se derrite, pueden no ser percibidos por observadoralguno al menos, a nivel microscpico pero no por ello pensamos quese sustraen a la legalidad fsica que rige en todas las escalas de la naturaleza.

    Cuando la luz de la vela llega a la retina de un observador, su nervioptico transmite seales elctricas que llegan al cerebro para generar lapercepcin visual. Esas seales elctricas se producen gracias al transportede tomos elctricamente cargados a travs de las membranas neuronales yla descarga de molculas neurotransmisoras. Estos fenmenos inducen a su

    vez cambios en el estado de excitacin elctrica en otras redes neuronales, yseguramente tambin en la configuracin de ciertas molculas, en unasecuencia de acontecimientos fisiolgicos no del todo conocida.

    Hasta aqu hemos descrito en un plano puramente material el acto de verla vela, ya que todas esas etapas se hallaban gobernadas por leyes fsico-qumicas que creemos entender en sus rasgos generales. Ciertamente aunque

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    todava ignoremos aspectos cruciales del funcionamiento de la memoria o laconsciencia, no dudamos que las agrupaciones de neuronas del encfalorespetan las reglas fundamentales de la fsica. Sin embargo, en tanto esosmismos fenmenos, o mejor dicho las series ordenadas de sucesosespacio-temporales que los constituyen, son susceptibles de organizarse demodo que participen tambin de procesos psicolgicos, decimos que formanparte de una mente.

    Al ver la vela quizs recordemos experiencias pasadas, despertandosentimientos melanclicos que afecten nuestra segregacin hormonal. Esobvio que la percepcin de la vela y los recuerdos melanclicos son

    fenmenos sometidos a las leyes de la psicologa, del mismo modo que lasseales neuroelctricas y la segregacin de hormonas obedecen leyesqumico-fsicas. La diferencia estriba en que la electro-activacin neuronalpueden tomarse como un proceso mental o material, segn la organizacinde la serie espacio-temporal de sucesos considerados, y la segregacin dehormonas es el extremo de una cadena causal que tiene un origenpsicolgico y un final fsico. En esos trminos es tan cierto que la menteafecta la materia como que la materia afecta la mente.

    Siempre existe la tentacin en estos casos de reafirmarnos en el monismopuramente materialista, subrayando que en definitiva no vemos ms que elcambio dinmico de la materia (polarizaciones elctricas en las membranasneuronales, emisin de molculas neurotransmisoras) regido por las leyes dela fsica. Pero entonces debemos insistir en que ni vemos realmente lamateria, ni tenemos de ella un conocimiento tan profundo como creemos amenudo. Gracias a la teora cuntica sabemos que el mundo atmico ysubatmico es lo menos slido y familiar que imaginarnos podamos. Inclusoes un hecho reconocido que los fenmenos cunticos desafan unadescripcin espacio-temporal coherente. Tal vez por ello el fsico ymatemtico britnico sir Roger Penrose (n. 1931) ha venido sosteniendo quela mente humana jams podr ser reproducida en el seno de un computador,por sofisticado que este sea. Sus argumentos sugieren que la mente humanaposee un aspecto fundamentalmente no algortmico y en consecuenciaimposible de trasladar a un programa informtico posiblemente vinculado

    a correlaciones cunticas (los llamados entanglements o entrelazamientos)que acaso tengan lugar a nivel atmico en el tejido cerebral.Si reflexionamos sobre ello, advertiremos que de cuanto se ha dicho hasta

    ahora se desprende que la diferencia entre mente y materia para el monistaneutral depende no tanto de las series de sucesos espacio-temporalesinvolucrados, sino de su ordenacin y del modo en que se organizan. Por

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    tanto, el rasgo distintivo de este tipo de monismo no reside en analizar lossucesos espacio-temporales en s mismos, sino en la estructura que poseen.Semejante aclaracin es tan relevante que nos invita a desplazar nuestraatencin desde las series ordenadas de sucesos espacio-temporales hacia lanocin de "relacin", quizs la ms simple dentro del propio concepto deestructura.

    A diferencia digamos de los nmeros naturales, a los queencontramos una utilidad prctica evidente, solemos pensar en las relacionescomo parte de la matemtica pura, una insulsa abstraccin sin contacto conel mundo real. No obstante, un examen ms atento acaso nos haga cambiar

    de opinin. Puesto que nada hay en el universo que se halle completamenteaislado, todo tiene algn tipo de conexin o relacin con algo exterior a smismo (salvo los solipsistas, claro). Y esas conexiones siempre puedenexpresarse mediante nociones formales bsicas, como las de "morfismo" o"flecha".

    Pensemos por un momento en algo tan cotidiano como el acto desentarnos al volante de nuestro automvil. La frase Estoy sentado dentro demi coche manifiesta una disposicin de las cosas en el mundo realindependiente del punto de vista de cualquier observador, e incluso de lageometra del universo. La relacin que en ese caso se establece entre elhabitculo interior del coche y mi cuerpo, resulta completamente opuesta ala que se indicara con el enunciado: Estoy fuera del coche. Y si dentro delcoche tambin hay un insecto, existe entre l y el coche el mismo tipo derelacin que se da con respecto a m, aunque nadie en el universo se apercibade ello. En ambos casos, se trata tanto de algo que posee tanto un contenidofsico como un significado abstracto de largo alcance, precisamente por sucarcter elemental.

    Las relaciones parecen, por tanto, buenas candidatas a elementos bsicosen el marco del monismo neutral. No resulta descabellado suponer que apartir de esta nocin cabe recuperar el concepto ms general de estructura,que segn hemos visto marca la diferencia entre aquello quedenominamos mente y lo que llamamos materia. La composicin derelaciones conducira a su vez a relaciones de nivel lgico superior en una

    jerarqua tan amplia como fuese menester. Con ello se explicara la aparicinde propiedades sistemticas, o emergentes, tanto en el caso material como enel mental. Y podra justificarse asimismo una caracterstica tpica delpensamiento humano, como es la recurrencia. Somos capaces de reflexionarsobre nuestras propias reflexiones y as sucesivamente en una suerte deespiral sin fin aparente.

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    Sin embargo, ante la propuesta de basar el monismo neutral sobre unalgica de relaciones, surge de inmediato una duda razonable: cualquierrelacin siempre se da al menos entre dos cosas. La relacinR lo es porqueconecta dos trminosx ey, de modo que podemos expresarla xRy. Entoncesnuestra sugerencia ya no sera verdaderamente monista, por cuanto implicatres elementos: la relacin R y los dos trminos, x e y, que por ella sevinculan.

    Un posible respuesta a la objecin precedente consistira en construir lapropia nocin de objeto material o mental recurriendo tan solo a unentramado de relaciones que se bastasen a s mismas. En semejante

    situacin, los objetosx e y tambin seran de algn modo un conglomeradode relaciones complejas. Esta perspectiva no es del todo desconocida en lametafsica, pues tenemos la posibilidad de identificar las cosas realmenteexistentes con el haz de sus propiedades.

    Si lo pensamos un poco, de un objeto slo podemos conocer, directa oindirectamente, una serie de propiedades caractersticas: masa-energa,cargas, espn, paridad, etc. Suele darse por descontado que tales propiedadesse asientan en un sustrato que no es incognoscible (la cosa-en-s kantiana?);no obstante, nada nos impide prescindir de semejante sustrato inasequiblepara trasladar el nombre del objeto fsico en cuestin al haz de suspropiedades fsicas. Se trata, desde luego, de un salto que a partir deconsideraciones epistemolgicas se atreve a extraer conclusionesontolgicas, pero su principal justificacin descansa en el propsito deahuyentar entidades tan inaccesibles como innecesarias.

    Aun as, todava nos quedan relaciones establecidas entre las propiedadesde la cosa fsica. El objetivo final sera reducir tales propiedades tambin aun complejo de relaciones, no necesariamente de nivel lgico inferior.Bastara con admitir que los objetos son redes de relaciones del mismognero que las relaciones usuales que los conectan de diversos modos. Seraalgo semejante a la hiptesis del bootstrap en la fsica de partculaselementales popular en las dcadas de 1950 y 1960 segn la cual no hayunas partculas ms fundamentales que otras; cada una de ellas puedeconcebirse como una combinacin especfica de todas las dems. En todo

    caso, justo es reconocer que hasta la fecha no se ha logrado formular unaontologa completamente relacional, y sta es, sin duda, una de las lneas deinvestigacin que quedan abiertas para el futuro.

    5.CONCLUSIONES, MS O MENOS FILOSFICAS

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    Llegados al final de nuestra excursin por el apasionante mundo delmonismo neutral en la filosofa de la mente, bueno ser sintetizar los hitos denuestra andadura en unas breves conclusiones, siquiera con un nimotentativo:

    Partiendo de la nueva visin sobre el mundo que la fsica del siglo XXnos ha proporcionado, no hay razones para conceder una prioridadontolgica o epistemolgica a la materia sobre la mente, o viceversa, nitampoco para considerarlas sustancias radicalmente distintas, al estilo deldualismo.

    Ambas categoras mente y materia parecen ser el resultado de una

    ordenacin estructural alternativa para cadenas causales que, dependiendo desu organizacin, se juzgan como partes de una mente o de un objetomaterial.

    Los elementos bsicos, cuya naturaleza ntima ni es mental ni material,mediante los cuales construimos las categoras de mente y materia, se hallantodava abiertos a la controversia. Candidatas prometedoras seran tanto lasseries de sucesos espacio-temporales, como las relaciones, aunque ambaspresentan sus respectivas carencias. En este ltimo caso, en concreto, nodisponemos an de una ontologa plenamente relacional, que conciba larealidad como un puro entramado de relaciones autosostenidas.

    Por cuanto sabemos hasta ahora, el monismo neutral es compatible con lahiptesis de identidad psiconeural del materialismo; es decir, la actividadmental reside en el cerebro y es responsabilidad de las configuracionesneuronales. Es compatible con esta hiptesis pero no la necesita: podranexistir agrupaciones de sucesos sometidos a las leyes psicolgicas pero no aleyes fsicas usuales, lo que nos conducira a plantearnos la posibilidad dementes no ligadas a la porcin de materia que ahora llamamos cerebro (loque tampoco implica necesariamente una aceptacin del programa de lainteligencia artificial).

    Queda una multitud de cuestiones para las que una breve exposicin deestas caractersticas no tiene espacio. Son las cuestiones que un esbozo delmonismo neutral abrira en relacin con el resto de las reas de la filosofade la mente. Cul es el estatuto de las leyes de la psicologa en relacin al

    resto de las leyes cientficas, y muy especialmente a las leyes fsicas?; haymagnitudes invariantes en psicologa como las hay en fsica quecaractericen propiedades generales de las mentes?; marca el teorema deGdel un lmite a la capacidad humana de conocer la realidad, o es un tansolo un lmite a la capacidad de formalizar ese conocimiento?; cuandoescogemos un elemento bsico en una filosofa monista, podemos admitir

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    distintas subclases dentro de la clase general de ese elemento bsico sininfringir el propio monismo que perseguimos?

    Sea como fuere, si la vitalidad de un campo de conocimiento se mide porla cantidad de interrogantes abiertos, podemos estar seguros de que lafilosofa de la mente seguir extendindose como un terreno frtil para laexploracin cientfica y filosfica durante mucho tiempo en el futuro.

    6.BIBLIOGRAFA

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    Rafael Andrs Alema [email protected]