Adaptacion LSDA, JP Sartre

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Adaptacion de Los Secuestrados de Altona de Jean-Paul Sartre.

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Grupo 2

Actuacin II

Adaptacin: Los Secuestradores de Altona(Una sala amplia atestada de muebles pretenciosos y feos, la mayor parte de fines del siglo XIX alemn. Una escalera interior conduce a un pequeo relleno. En ese relleno, una puerta certada. Dos grandes ventanales dan, a la derecha, sobre un parque muy arbolado: la luz que llega del exterior parece revertida por las hojas de los arboles que atraviesa. Al fondo, a la derecha y a la izquierda, dos puertas. Sobre la pared del fondo, tres inmensas fotos de FRANZ, con crespones sobre los marcos, abajo y a la derecha.)ACTO PRIMERO, ESCENA 1

LENI, WERNER, JOHANNA

Leni: Cuidado! (una pausa.) A los treinta tres aos! Sintate!

Johanna: Por qu? Es la hora!

Leni: La hora? Es solamente el comienzo de una espera. (WERNER alza los hombros. A WERNER) Esperamos, lo sabes perfectamente.

Johanna: Cmo lo sabr l?

Leni: Porque esa es la costumbre en todos los consejos de familia

Johanna: Ha habido muchos?

Leni: Eran nuestras fiestas.

Johanna: Cada cual tiene las fiestas que puede. Entonces?

Leni: Werner llegaba con anticipacin y el viejo Hindenburg retrasado.

Werner: No le creas una palabra: el padre ha sido siempre de una exactitud militar.

Leni: Exactamente. Lo esperbamos aqu mientras l fuma un cigarro en su escritorio controlando su reloj. A las tres y diez minutos hacia su entrada, militarmente. Diez minutos, ni uno ms ni uno menos. Doce reuniones del personal, ocho cuando presidia un consejo de administracin.

Johanna: Por qu imponerse tantos trabajos?

Leni: Para darnos tiempo a acumular miedo.

Johanna: Y en la fbrica?

Leni: Un jefe llega siempre el ltimo.

Johanna: Qu? Quin dice eso? Ya nadie cree esas cosas.

Leni: El viejo Hinderburg crey en eso cincuenta aos de su vida. Ahora ya no cree en nada... Llegara sin embargo, con diez minutos de retraso. Los principios pasan, pero los hbitos permanecen: Bismarck viva todava cuando nuestro pobre padre adopto los suyos. (A WERNER.) No recuerdas nuestras esperas? (A Johanna) Temblaba y se preguntaba quien seria castigado!

Werner: Y t no temblabas, Leni?

Leni: Yo? Me mora de miedo, pero interiormente me deca: Me la vas a pagar todas.

Johanna: Habr pagado?

Leni: Paga. Quin ser el castigado, Werner? Cul de nosotros dos ser castigado? Pensar en eso nos rejuvenece! Detesto a las vctimas que respetan a sus verdugos.

Johanna: Werner no es una vctima.

Leni: Pero mralo!

Johanna: Mrese usted!

Leni: Yo?

Johanna: Usted no es tan orgullosa. Pero habla mucho.

Leni: Para distraerlos; hace ya mucho tiempo que el padre no me causa miedo. Y adems, esta vez sabemos los que nos va a decir.

WERNER. Yo no tengo la ms leve idea.

LENI. -El viejo Hindenburg va a morir Johanna. Acaso no lo sabias?

Johanna: No.

Werner: Eso es falso. Te digo que es falso.Leni: No tiembles. Si se va a morir! Morir como un perro! Y t lo sabas, la prueba es que has contado todo a Johanna.

Johanna: Est equivocada, Leni.

Leni: Vamos, Johanna! El no tiene secretos para usted.

Johanna: Y sin embargo, los tiene.

Leni: Quin la informo entonces?

Johanna: Usted misma.

Leni: Yo?

Johanna: Hace tres semanas despus de la consulta, uno de los mdicos hablo con usted en el saln azul.

Leni: S, Hilbert, y qu ms?

JOHANNA. Yo me encontr con usted en la galera, el mdico acababa de partir.

Leni: Y que mas?

Johanna: Nada ms. Pero su cara era bien elocuente Leni.

Leni: Antes de pasar al saln azul, Hilbert entr al saln rosa. All estaba mi hermano y le he dicho todo. Johanna: Werner! Yo no alcanzo a comprender.

Leni: Es que usted no conoce bien a los Gerlach, Johanna.

Johanna: Conoc uno en Hamburgo hace 3 aos; lo ame de inmediato; era un ser libre, un ser franco, alegre. Cmo ha cambiado!

Leni: Tena miedo entonces a las palabras su Gerlach, cuando estaba en Hamburgo?

Johanna: Le aseguro que no.

Leni: Ya ve, este es el verdadero.

Johanna: Me has mentido!

Werner: No me digas una palabra ms. (Mostrando a LENI) Observa su sonrisa; esta preparando el terreno.

Johanna: Para quin?

Werner: Para nuestro padre. Hemos sido designados como sus vctimas, su primer objetivo es el de separarnos, y pienses lo que pienses, no me reproches nada, porque sera hacerles el juego.

Johanna: Yo no tengo nada que reprocharte.

Werener: Tanto mejor! Tanto mejor!

Johanna: Pero Qu quieren de nosotros?

Werner: No temas, ya nos lo dirn.Johanna: Y que es lo que tiene?

Leni: Quin?

Johanna: El padre.

Leni: Cncer en la garganta.

Johanna: Eso es mortal?

Leni: Generalmente, s. Puede durar. Usted tenia afecto por el, verdad?

Johanna: Lo sigo teniendo.

Leni: Siempre ha gustado a todas las mujeres Qu expiacin! Esa boca que fue tan amada Usted no lo sabe sin duda, pero el cncer en la garganta tiene ese inconveniente terrible. Johanna: Cllese!

Leni: Tambin usted empieza a convertirse en una Gerlarch, bravo!

Johanna: Qu es esto?

Leni: La Biblia. La colocamos sobre la mesa cuando hay consejo de familia. Y bien, s, para el caso en que hubiera que hacer un juramento.

Johanna: Pero no habr que jurar nada.

Leni: Quin sabe?Acto Primero, Escena II

(En el instante en que El Padre entra por las puertas-vidrieras, Werner oye que se abren y se vuelve. Johanna vacila en levantarse, finalmente se decide con poca voluntad) (El Padre, atravesando la pieza con paso energico, la obliga a sentarse ponindole las manos en los hombros)El Padre: Le ruego, hijita. (Ella se sienta. El padre se inclina, le besa la mano, incorporndose bruscamente mira a Werner y a Leni) No tengo en suma ninguna novedad que transmitiros, verdad? Tanto mejor! Entremos de lleno al asunto, sin ceremonias. (Breve silencio) Estoy condenado. (Werner le toma del brazo. El Padre se arranca casi brutalmente a su contacto) Lo dicho, sin ceremonias. (Werner, herido, se vuelve y se sienta. (Una pausa) El Padre mira a los tres. Con voz un poco ronca) Como creis vosotros en mi muerte! (Sin dejar de mirarlos, como para persuadirse) Voy a morir. Voy a reventar. Es evidente. En el curso de seis meses tendr todos los inconvenientes de un cadver. Werner: Y despus de esos seis meses?

El Padre: Despus? Qu quieres que haya? Nada.

Leni: Absolutamente nada?

El Padre: Una muerta industrial, la naturaleza rectificada por ltima vez.

Werner: (Con la garganta apretada) Rectificada por quien?

El Padre: Por ti, si fueras capaz de hacerlo. (A Leni y Werner, cambiando el tono) Vosotros jurareis uno despus del otro.

Johanna: Qu es lo que debe jurar?

El Padre: (Cono bonhoma) Poca cosa, mi querida nuera, pero de cualquier modo, los parientes por alianza estn dispersados del juramento. (Volvindose hacia su hijo con una solemnidad que no se sabe si es ironica y sincera) Werner, levntate. Hijo, en adelante seras el amo en esta casa y el jefe de nuestra empresa. (A Johanna) Ya veis, nada inquietante: Lo convierto en un rey de este mundo. (Johanna permanece callada). No estis de acuerdo?

Johanna: No soy yo quien debe responder.

El Padre: Werner! (Impacientndose) Rehusas?

Werner: (Sombrio y preocupado) Hare lo que usted quiera! Leni: (A Johanna) Es preciso que usted sepa que ac jugamos al que gana pierde.

Johanna: Y despus?

El Padre: Vivimos as durante trece aos.

Johanna: (Volvindose hacia el retrato) Trece aos.

Werner: Que buen trabajo! Lo aprecio sobre todo como amateur. Que bien lo han manejado ustedes. Al principio, Johanna apenas los escuchaba; ahora, no se cansa de interrogarlos. En fin. El retrato est terminado. (Riendo) usted es la mujer que necesitaba Bravo, padre, eso es ser genial!

Johanna: Cllate, tu nos perders!

Werner: Pero si ya estamos perdidos: Qu nos queda? (El la toma de los brazos y sujetndola por los codos la atraer hacia si y la mira) Dnde va tu mirada? Tienes ojos de estatua blancos. (Alejndola bruscamente) Un cumplido tan vulgar y sin embargo dio en el clavo. Como me has decepcionado, querida!

(Una pausa. Todos miran a Werner)

Johanna: Este es el momento.

Werner: De qu?

Johanna: De la condena a muerte querido.

Werner: De la condena a muerte De quin?

Johanna: De la tuya. (Una pausa). Nos han atrapado. Cuando hablaban de Franz, lo hacan de tal modo que sus palabras te tocaban de rebote.

Werner: Tal vez soy yo el seducido?

Johanna: No han seducido a nadie, pero te han hecho creer que me haban seducido a m.

Werner: Y se puede saber para qu?

Johanna: Para recordarte que nada es tuyo, nisiquiera tu mujer. (El padre se frota las manos. Una pausa. Y luego bruscamente) Scame de aqu! (Breve silencio) Te lo ruego! (Werner rie. Johanna, volviendose dura y fria) Por ltima vez te lo ruego, partamos de aqu. Por ltima vez, Lo oyes?

Werner: Lo oigo. Ya no tienes mas preguntas que hacerme?

Johanna: No!

Werner: Esta bien. Yo har lo que yo quiera. (Gesto de Johanna, agotada.) Muy bien. (Sobre la Biblia.) Juro aceptar las ltimas voluntades de mi padre.

El Padre: Te quedars aqu?

Werner: (con la mano siempre extendida sobre la Biblia). Puesto que usted lo ha querido. Esta casa es la ma, en ella vivir y morir.

(Baja la cabeza.)

El Padre: (Se levanta y dirigindose hacia el con afectuosa estima) En buena hora! (Le sonre. Werner, que por un instante pareca enfurruado, termina por sonrerle con humilde expresin de reconocimiento)

Johanna: (Mirando a todos) He aqu lo que se llama un consejo de familia. (Una pausa). Werner, yo me voy. Contigo, o sin ti, elige.Werner: (Sin mirarla) Sin.

Johanna: Esta bien. (Un breve silencio) Deseo que me extraes mucho.

Leni: Nosotros la extraaremos. Sobre todo el padre. Cundo piensa abandonarnos?

Johanna: Aun no lo se. Cuando est segura de que he perdido la partida.

Leni: Todava no est del todo segura?

Johanna: (Con una sonrisa) Y bien, no, todava no. (Una pausa)

Leni: (Creyendo comprender) Si la polica entra aqu nos arrestarn a los tres por secuestro. Pero a mi, adems, me acusarn de asesinato.Johanna: (Sin conmoverse) Tengo yo cara de delatora? (Al padre) Permtame que me retire.

El Padre: Buenas noches, hijita. (Johanna se inclina y sale. Werner se echa a rer)

Werner: (Riendo) Bueno bueno(Calla bruscamente y acercndose al padre, le toma tmidamente el brazo, mientras lo mira con inquieta ternura) Est usted contento?

El Padre: (Horrorizado) No me toques! (Una pausa) El consejo ha terminado, vete a buscar a tu mujer! (Werner lo contempla un instante con expresin desesperada, despus da media vuelta y sale).

Acto Primero, Escena IIIEL PADRE, LENI

Leni: No le parece a usted que es demasiado duro?

El Padre: Con Werner? Si fuera necesario seria tierno. Pero con l la dureza se impone.

Leni: Dios lo oiga (Una pausa.) Hasta la noche, padre. (Ella espera que el se vaya. Y no se mueve.) Es preciso que yo cierre y apague las luces y habr llegado la hora de Franz (Con insistencia.) Hasta esta noche.

El Padre: (Sonriendo) Ya me voy, ya me voy! (Una pausa. Con cierta timidez) Sabe l lo que me pasa?Leni: (asombrada) Quin? Oh!, Franz, le juro que no.

El Padre: Ah! (Con penosa irona) T le evitas toda pena?

Leni: A l? Usted podra caerse bajo un tren (Con indiferencia) Solo puedo decirle que he olvidado hablarle de eso.

El Padre: Haz un nudo en tu pauelo.

Leni: (Sacando un pauelo y haciendo un nudo). Ya est.

El Padre: No lo olvidars?

Leni: No, pero deber presentarse la ocasin.

El Padre: Cuando se presente, trata de preguntarle si puede recibirme.

Leni: (Con cansancio) otra vez! (Dura pero sin clera) No lo recibir. Por qu me obliga a repetirle lo que usted sabe desde hace trece aos?

El Padre: (Violento) Qu se yo, bruja? Qu se yo? T mientes como si respiraras. Ignoro si le entregas mis cartas y mis suplicas y me pregunto a veces si no lo has persuadido de que estoy muerto desde hace diez aos.

Leni: (Alzndose de hombros) Qu pretende averiguar?

El Padre: Trato de saber la verdad o, por lo menos, una relacin entre tus mentiras.

Leni: (Mostrando el primer piso) All arriba est la verdad. Suba y la encontrar. Suba! Pero por qu no sube?

El Padre: (Cediendo en su clera y como atemorizado) Ests loca!

Leni: Interrguelo! As se tranquilizara.

El Padre: (En el mismo tono) Pero si no conozco siquiera

Leni: El santo y sea? (Riendo) Oh, si usted lo sabe muy bien! Cien veces lo he sorprendido espindome. Oa sus pasos, vea su sombra, no deca nada, pero tenia que contenerme para no rer.(El Padre quiere protestar) Me habr equivocado? Bueno, tendr el placer de informarle personalmente.

El Padre: (Por lo bajo y como a pesar suyo) No.

Leni: Golpee primero cuatro veces, despus cinco. Despus dos veces tres. Qu le impide hacerlo?

El Padre: A quin encontrar? (Una pausa. Despus con voz sorda) Si me echara no podra resistirlo.

Leni: Entonces prefiere creer que soy yo quien le impide caer en sus brazos?

El Padre: (Penosamente) Perdname, Leni. A veces soy injusto. (Le acaricia la cabeza. Ella se crispa) Tus cabellos son tan suaves. (Le acaricia mas distradamente, como si reflexionara) T tienes influencia sobre l?

Leni: (Con orgullo) Naturalmente.

El Padre: No podras t, poco a poco, procediendo con cautela? Te ruego insistir tambin sobre ese punto, que es muy importante: mi primera visita ser tambin la ltima. No estar ms que una hora. O menos si eso puede fatigarle. Y sobre todo dile que no tengo prisa. (Sonriendo) En fin no demasiada prisa.

Leni: Una sola entrevista.

El Padre: Una sola.

Leni: Una sola y usted va a morir. Para qu quiere verlo?

El Padre: Por verlo. (Leni re con insolencia) Y para despedirme.

Leni: Qu cambiaria si se fuera a la inglesa?

El Padre: Para m? Todo. Si lo viera, corto la cuenta y hago la suma.

Leni: Cree que hace falta darse tanto trabajo? La suma se har sola.

El Padre: T crees eso? (Un breve silencio) Yo debo hacer la raya, yo mismo, para que todo no se desfleque (con una sonrisa un poco timida) Despues de todo, esta vida ya la he vivido, no puedo dejar que se pierda. (Una pausa. Casi con timidez) Me prometes que le hablaras?

Leni: (brutalmente) Por qu lo hara? Hace 13 aos que monto guardia, y abandonara mi vigilancia cuando solo faltan seis meses?

El Padre: Montas guardia contra mi?

Leni: Contra todos los que quieren perderlo.

El Padre: Yo quiero perder a Franz?

Leni: S.

El Padre: Ya te comprendo: Si El te ha dado esos ojos, ese es el ms refinado de los suplicios.

Leni: (casi enloquecida) Claro que s! El ms refinado, el ms refinado! He ah la felicidadad, mi loca felicidad.

El padre: (siempre con bonhoma) Y si yo no quisiera ensertela?

Leni: Sostengo que no lo ver. (Recoge la Biblia con esfuerzo y la coloca sobre una mesa.) Franz no lo recibir, eso se lo juro. (Extendiendo la mano.) Juro sobre esta Biblia que usted se morir sin haberlo vuelto a ver. (Una pausa.) Ya est! (Otra pausa.) Muestre su juego.

El Padre: (apaciblemente) Vamos! Ya no te res locamente. (Acaricindole los cabellos). Cuando acaricio tus cabellos, pienso en la tierra: por encima tapizada de seda, por dentro bullente. (Se frota suavemente las manos. Con una sonrisa inofensiva y dulce). Te dejo hijita. (Sale).

Acto Primero, Escena IVEL PADRE, JOHANNA

El Padre: Quin est ah? (Ella baja la mano.) Johanna! (Adelantndose). Lo siento mucho (queda en el medio de la habitacin). En los interrogatorios policiales se enfocan las luces de los proyectores sobre el inculpado: Qu pensara usted de m que le he proyectado de golpe en sus ojos toda esta luz?

Johanna: Pienso que debera apagarla.

El Padre: (sin moverse) Y despus?

Johanna: Y despus, que usted no es un polica pero que piensa someterme de todos modos a un interrogatorio musical. (El PADRE sonre y deja caer los brazos en un fingido agotamiento. Con viveza.) Usted no entra jams en esa pieza. Qu hacia ah si no era espiarme?

El Padre: Pero hijita, usted tampoco entra. (JOHANNA no responde.) El interrogatorio no tendr lugar. (Enciende dos lmparas cuyas pantallas abaten la luminosidad entre muselina rosada, y se dirige a apagar las luces de la gran araa.) He aqu la luz rosada de las verdades a medias. Esta ms cmoda as?

Johanna: No, Permtame que me retire.

El Padre: Se lo permitir cuando haya escuchado mi respuesta.

Johanna: Yo no le he preguntado nada.

El Padre: S, usted me ha preguntado que hacia aqu y yo tengo mucho inters en decrselo, aunque no pueda enorgullecerme de ellos. (Un breve silencio). Desde hace aos cada da, cuando estoy seguro de que Leni no puede sorprenderme, me siento en este silln y espero.

Johanna: (interesada a pesar suyo): Esperar que?

El Padre: Que Franz se pasee en su habitacin y poder orlo caminar. (Una pausa). Es todo lo que me han dejado de mi hijo , el ruido de dos suelas de zapatos contra el piso. (Otra pausa). De noche me levanto. Cuando todo el mundo duerme, yo se que Franz vela, los dos sufrimos del mismo insomnio. Es una manera de estar juntos. Y usted, Johanna? Qu espiaba aqu?

Johanna: Yo no espiaba a nadie.

El Padre: Entonces es una coincidencia, el ms grande de los azares. Y el ms oportuno (Irritacin de Johanna con viveza) No, no, no se trata de ningn secreto, salvo para Leni. Usted podr contarle todo a Werner, hasta lo deseara.

Johanna: En ese caso lo ms simple, seria llamarlo.

El Padre: Le ruego que me escuche dos minutos. Si usted as lo desea todava.

Johanna: (Sorprendida por esa ltima frase se detiene y lo mira de frente) Bien. Qu es lo que usted quiere decirme?

El Padre: Hablar con mi nuera de la joven pareja Gerlach.

Joahanna: La joven pareja Gerlach ha sido destrozada en pedazos.

El Padre: Qu novedad es esa?

Johanna: Ninguna novedad, usted mismo la ha roto en pedazos.

El Padre: Dios mo! Seria por torpeza. (Con solicitud). Pero yo cre entender que haba un medio de componerla.

Johanna: (alumbrando todas las luces de la gran araa). El interrogatorio empieza: enciendo todos los reflectores (volviendo a colocarse bajo la araa). Dnde debo colocarme? Aqu? Bien. Ahora, bajo la luz fra de las verdades enteras y de las mentiras premeditadas, yo le declaro que no le hare confesiones que hacerle. Estoy sola, sin fuerzas y enteramente consciente de mi impotencia.

El Padre: (con gravedad) Pobre Johanna. Nosotros solo le hemos hecho mal. (Voz cambiada sbitamente confidencial y alegre). Y sobre todo embellzcase.

Johanna: Qu dice?

El Padre: Dije: embellzcase.

Johanna: (ultrajada con violencia) Bella! El da de los adioses, supongo que voy a dejarle el mejor recuerdo).

El Padre: No, Johanna: el da que vaya a ver a Franz. Los dos minutos han pasado: debo llamar ahora a su marido? (Ella le hace un signo de que no) Muy bien, ese ser nuestro secreto.

Johanna: Permtame dudar de eso.

El Padre: Y por qu?

Johanna: Porque nuestros intereses son opuestos. Yo deseo que Franz vuelva a hacer una vida normal.

El Padre: Yo tambin. (Sonriendo) Yo creo que usted no tiene idea de mi poder. Bastaria que mi hijo se diera cuenta el trabajo de bajar: todo quedara arreglado en cuestin de horas.

Johanna: Permitame dudar de eso.

El Padre: (con voz sorda). Apuesto uno sobre diez que le abre, uno sobre cien que l le escucha, uno sobre mil que le responda. Si usted tuviera esa milsima posibilidad

Johanna: Y bien, Qu?

El Padre: Consentir usted en decirle que voy a morirme?

Johanna: Leni no lo ha hecho?

El Padre: No, No! Simplemente un informe, el viejo se va a morir. Sin comentarios. Prometamelo!

Johanna: Esta jurado sobre la Biblia.

El Padre: Gracias.

Johanna: Dnde podre encontrarlo si tuviera necesidad de usted?

El Padre: Usted no podr encontrarme. (Una pausa) Salgo para Leipzig. (Otra pausa) Si le fallara su intento (Un gesto). Estar de regreso dentro de unos pocos das. Aunque hubiera ganado o perdido.

Johanna: (angustiada) Bien, le deseo buen viaje y le ruego que no me augure nada.

El Padre: Hace 13 aos que Franz no ha visto una persona, Ni un alma.

Johanna: (alzndose de hombros) Salvo a Leni.

El Padre: Leni no es un alma. Y hasta me pregunto si l la ve?

Johanna: Qu podra cambiar si me maquillara bien la cara?

El Padre: (con dulzura). Amaba la belleza.

Johanna: Yo no soy bella. Est claro?

El padre: Si usted no lo es, quien entonces?

Johanna: Nadie.

El Padre: Soy yo quien debe excusarse, hijita.

Johanna: Dejemos eso. Usted no poda saberlo. O tal vez lo saba usted. Poco importa. (Una pausa). Franz me tomara tal cual soy. Con este traje y con esta cara. Cualquier mujer es siempre demasiado buena para cualquier hombre.

(Un silencio por encima de sus cabezas se oye a FRANZ caminar.)

Johanna: Sera Franz?

El Padre: Si. Usted cree que est loco?

Johanna: Loco de atar.

El Padre: Eso no es locura.

Johanna: (alzndose de hombros) Y que es?

El Padre: Desgracia.

Johanna: Quin puede ser ms desgraciado que un loco?

El Padre: l.

Johanna: (brutalmente) Yo no entrare en el cuarto de Franz.

El Padre: S (una pausa). No tenemos otra oportunidad ni usted, ni l ni yo.

Johanna: Subir a esa escalera, llamare a esa puerta..., (una pausa). Est bien me pondr bella. Para protegerme. (EL PADRE le sonre frotndose las manos).

ACTO SEGUNDO, ESCENA I(La habitacion de Franz. Una puerta a la izquierda en el fondo. Esta da sobre un rellano. Trancas. Barra de hierro. Dos puertas al fondo a cada lado de la cama. Una da sobre el cuarto de bao, la otra sobre un lavado. Una enorme cama pero sin sabanas ni colchon, con una manta doblada sobre el elastico. Una mesa apoyada contra la pared a la derecha. Una unica silla. Sobre la izquierda un amontonamiento beterogeno de muebles rotos, objetos de adornos deteriorados. Eso es todo lo que queda del amueblamiento de la habitacion. Sobre esos estantes, bobinas magnetofonicas. Dos letreros en los muros, con textos en letra de imprenta, pero trazados...a...manos. ''No molestar''. ''Prohibido tener miedo''. Sobre la mesa, ostras, botellas de champaa, copas, una regla, etc... Manchas de humedad sobre las paredes y en el techo.)

Franz y Leni

(Franz viste uniforme de soldado, haraposo. Por las roturas de la tela, en partes se le ve la piel. Esta sentado en la mesa y vuelve la espalda a Leni, y en tres cuartas partes al publico. Sobre la mesa otras y botellas champaa. Bajo la mesa, escondido, el magnetofono. Leni, de frente al publico, barre la habitacion con un detalle sobre su vestido. Trabaja tranquilamente, sin prisa y sin mayor empeo, como una buena sirvienta, con la cara lavada de toda expresion, casi adormecida, mientras Franz habla. Pero de tiempo en tiempo le lanza rapidas miradas. se nota que ella lo espia y espera el final del discurso.)Franz- Habitantes escondidos en lo techos, atencion. Habitantes escondidos en los techos, atencion. Les estan mintiendo. Son millares de falsos testimonios por segundo. Millares de falsos testimonios. Escuchen las quejas de los hombres, nos traicionamos por nuestros propios actos, por nuestras propias palabras, por nuestra vida de perro. Cangrejos con cinco pares de patas, estoy seguro que no pensaban lo que decian y que no hacian lo que deseaban. Nos juzgamos. no culpables. Y sobre todo no los condeneis confesiones, aunque estuvieran firmadas. en esa epoca se decia. ''El acusado ha confesado, por lo tanto es inocente.'' Querido auditorio. mi siglo fue una farsa cruel. la liquidacion de la especie humana se decidio en las altas esferas. Se comenzo por alemania hasta el hueso. (Llena una copa.) Una sola persona dice la verdad. El Titan destrozado, testigo oculas, secular, per secula seculorum. Yo. El hombre ha muerto y yo soy su testigo. Siglos, yo os describire el gusto de mi siglo y entonces vosotros absorvereis a los acusados. Yo me burlo de los hechos, eso queda para los falsos testigos. yo les dejo a ellos sus causas ocasionales y sus razones fundamentales. Les gustaba eso. Nos llenabamos la boca con eso. (Bebe.) Y bebiamos para poderlo tragar. (Soando.) Demonio de gusto- verdad? (Se levanta bruscamente con una especie de terror.) Pero volvere.Leni- (creyendo que ha terminado). - Franz, tengo que hablarte.Franz (gritando). - Silencio, cangrejos.Leni- (con su voz mas natural). - Franz, escuchame, es algo grave.Franz (como si hablara a los cangrejos). - Elegisteis la caparazon? bravo, a dios el desdudo. pero porque conservasteis vuestros ojos? Lo mas espantoso que teniamos. Eh? Porque? (finge esperar. Ruido subito. Sobresalto. Con voz seca, rapida, gangosa.) Que pasa? (Se vuelve hacia Leni mirandola con desconfianza y severidad.)Leni- (tranqulamente). - la bobina (se inclina, toma el magnetofono y lo coloca sobre la mesa.) Est terminada... (Apoya sobre un boton y la bobina vuelve a enrrollarse, de modo que se oye la voz de Franz al reves.) ahora vas a escucharme. (Franz se deja caer sobre una silla, con la mano crispada sobre el corazon. Leni se interrumpe y volviendose hacia el, lo ve crispado, con expresion de sufrimiento. sin conmoverse.) Que pasa ahora?Franz. - Que quieres que pase?Leni. - El corazon?Franz (dolorosamente) - pateaLeni - que es lo que quieres, maestro de coro? Otra bobina?Franz (calmado subitamente). - eso no. (Se levanta y se hecha a reir.) Estoy muerto de cansancio, Leni, muerto de cansancio. Levanta eso. (Leni se acerca a sacar la bobina.) espera quiero escucharme.Leni- desde el comienzo?Franz- E n cualquier punto. (Leni pone a funcionar el aparato. se escuch la voz de Franz. ''Hay uno solo que dice la vedad...'' etc. Franz escucha un instante con la cara crispada, refiriendose a la voz de la grabacion.) Yo no he querido decir eso. Quien habla? No hay una sola palabra de verdad. Es una voz muerta. parala, por dios, parala, me enloquece... (Leni sin mucha prisa, para el magnetofono y enrrolla la bobina. inscribe un numero sobre la bobina y la coloca en el estante junto con las otras. Franz la mira hacer, con aire abatido.) Bien. Empezaremos de nuevo.Leni- Como siempreFranz- No, yo delante. Pero un dia las palabras no brotaran espontaneamente y dire lo que quiero decir. despues sera el reposo. (Una pausa) Tu crees que eso existe?Leni- Que?Franz- El reposo.Leni- No.Franz- Es lo que yo pensaba.(Breve silencion.)Leni- Quieres escucharme?Franz- EhLeni- Tengo miedoFranz (sobresaltado) - Miedo? (La mira con inquietud.) Tu has dicho miedo?Leni- SiFranz (brutalmente). - Entonces vete(Toma una regla que esta sobre la mesa y con ella golpea uno de los letreros, que dice. ''Prohibido tener miedo.'')Leni- Esta bien. Ya no tengo miedo. (Una pausa.) Pero escuchame, te lo suplico.Franz- Es lo unico que hago. Me destrozas la cabeza. (Una pausa.) Y bien?Leni- No se exactamente que se prepara pero...Franz- Algo se prepara? De donde, en Washington o en Mosc?Leni- Bajo tus pies.Franz- En la planta baja? (Con brusca evidencia.) El padre va a morir.Leni- Quien habla del padre? El nos enterrara a todos.Franz- Tanto mejor.Leni- Tanto mejor, dices?Franz- Tanto mejor o tanto peor, no me importa nada. Entonces, de que se trata?Leni- Estas en peligro.Frannz (con conviccion). - Si. Despues de mi muerte Si los siglos perdieran mis trazas, el monstruo me devoraria, Y quien salvaria al Hombre, Leni?Leni- Cualquiera que sea, Franz, tu estas en peligro desde ayer, peligra tu vida.Franz (con indiferencia) - Y bien, defiendeme tu, eso es asunto tuyo.Leni- Si, pero si tu me ayudas.Franz- No tengo tiempo. Yo estoy escribiendo la historia y tu vienes a distraerme con tus anecdotas.Leni- Tambien seria una anecdota si te mataran.Franz- Por cierto.Leni- Si te mataran demasiado pronto.Franz (frunciendo el entrecejo). -Demasiado pronto? (Una pausa.) Quien quiere matarme?Leni- Los de la ocupacion.Franz- Ya comprendo. (Una pausa.) Me rompen la garganta y mistifican la treintena con documentos falsificados. (Otra pausa.) Tienen a alguien en el lugar?Leni- Yo creo que si.Franz- A quien?Leni- No lo se todavia. Pero piensa que sea la mujer de Werner.Franz- La jorobada?Leni- Si, husmea por todas partes.Franz- Dale veneno para las ratas.Leni- Es desconfiada.Franz- Cuantos inconvenientes. (Inquieto) Necesito diez aos.Leni- Dame diez minutos.Franz- Como me aburres.Vete!

(Toma dos conchillas y las frota una contra otra)

Leni: Yo no he terminado de arreglar el cuarto.

Franz Esta bien, yo voy a subir al piso treinta. (Se levanta, siempre dndole la espalda, y de vuelta el letrero con frase No molestar, y que deja leer del otro lado una inscripcin que dice: Ausente hasta maana a medioda Se vuelve a sentar y sigue frotando las conchillas unas contra otra.) Me estas mirando: me arde la nuca. Te prohbo que me mires! Si te quedas aqu, ocupate de tus cosas! (Leni no se mueve) Baja los ojos!

Leni: Los bajare cuando me hables.

Franz: Me volveras loco!, loco!, loco!

Leni: (Con una sonrisita sin alegra) Eso quisieras tu.

Franz: Quieres mirarme? Mirame (Se levanta, haciendo paso de ganso) Un, dos! Un, dos!

Leni: Para!

Franz: Un, dos! Un, dos!

Leni: No sigas, yo te lo pido!

Franz: Y bien, muchacha, Tienes miedo de un soldado?

Leni: Tengo miedo de despreciarte.(Desata su delantal, lo tira sobre la cama, y va a salir, Franz, detenindose de golpe)

Franz: Leni! (Ella ha llegado hasta la puerta. Con tono dulce y desamparado) No me dejes solo.

Leni: (Se vuelve apasionadamente) Quieres que me quede?

Franz: (En el mismo tono) Necesito de ti, Leni.

Leni: (Acerandose con expresin conmovida) Mi querido! (Ella esta cerca de la cama, y levantando una mano vacilante le acaricia la cara)

Franz: (La deja hacer un instante, pero inmediatamente da un salto hacia atrs) Aljate! A una distancia respetuosa. Y nada de emociones.

Leni: (Sonriendole) Puitano!

Franz: Puritano? (Una pausa) Tu crees? (Se acerca a ella y le acaricia los hombros y el cuello. Ella lo deja hacer, perturbada) Los puritanos no saben acariciar. (Le acaricia el pecho. Leni temblando, cierra los ojos) Yo, yo s, (Ella se pega contra el cuerpo de Franz, bruscamente, Franz se aparta) Vete! Me das asco!

Leni: (Da un paso hacia atrs. Con una calma helada) No siempre!

Franz: Siempre! Siempre! Desde el primer dia!

Leni: Ponte de rodillas! Qu esperas para pedirme perdn?

Franz: Perdon, Por qu? No ha pasado nada!

Leni: Y ayer?

Franz: Nada! Te digo que nada! Absolutamente nada!

Leni: Nada, salvo un incesto.

Franz: Tu exageras siempre!

Leni: No eres mi hermano, acaso?

Franz: Si, claro que si!

Leni: Y no has hecho el amor conmigo?

Franz: Bien poco!

Leni: Aunque no lo hubieras hecho mas que una vez Te asustan tanto las palabras?

Franz: (Alzandose de hombros) Las palabras! (Una pausa) Si tuviramos que encontrar palabras para todas las tribulaciones de esta carroa! (Rie) Pretenders tu que yo hago el amor? Oh, hermanita! Tu estas all, yo te abrazo, es la especie que se acuesta con la especie, como cada noche lo hace en esta tierra un millar de veces. (Hablando hacia el techo) Pero yo insisto en declarar que nunca, Franz, el hijo mayor de los Gerlach, nunca ha deseado a Leni, su hermana menor.

Leni: Cobarde (Hablando al techo) Habitantes escondidos en el techo, el testigo del siglo es un testigo falso. Yo, Leni, hermana incestuosa, yo amo a Franz con amor, y lo amo porque es mi hermano. Por poco que vosotros cultivis el sentimiento de lo que es una familia, nos condenareis sin apelacin, pero a mi nada me importa. (A Franz) pobre extraviado, es asi como debes hablarles. (Dirigiendose a los cangrejos) El me desea, sin amarme, y muere de vergenza, se acuesta conmigo en la oscuridad Y que mas da? Yo soy la que sale gananciosa. Queria poseerlo y lo poseo.

Franz: (Hablando a los cangrejos) Est loca. (Les hace un guio con los ojos) Ya les explicar yo, cuando estemos solos.

Leni: Yo te lo prohbo! Me morir ya, estoy muerta y te prohbo que hagas la defensa de mi causa. Yo no tengo mas que un juez: yo misma, y yo me indulto. O t, testigo de descargo, testimonia ante ti mismo. Sers invulnerable si tienes el coraje de declarar: yo he hecho lo que quera, y quera hacer lo que he hecho.!

Franz: (Cuya cara aparce bruscamente como petrificada, con expresin fra, de odio, amenazante. Con voz dura y desconfiada) Qu es lo que he hecho, Leni?

Leni: (Inquieta, cediendo terreno) Y bien ya te lo dije

Franz: Un incesto? No, Leni tu no hablabas del incesto. (Una pausa) Qu es lo que he hecho?

(Durante un largo silencio, se miran. Leni es la primera en apartarse del tema)

Leni: Bien. Yo he perdido: olvida esto. Yo te proteger sin tu ayuda, ya tengo el habito de hacerlo.

Franz: Vete! (Una pausa) Si tu no me obedeces, hare la huelga del silencio. Tu sabes que puedo mantenerla dos meses.

Leni: Ya lo se. (Una pausa) Pero yo no puedo. (Va hacia la puerta, levanta la barra, da vuelta el cerrojo) Esta noche te traer la comida.

Franz: Es intil que vengas, no abrire.

Leni: Eso es cosa tuya. Lo que me toca a mi es trartela. Yo quera decirte: Tengo necesidad de que tu existas, tu, el heredero de nuestro nombre, el nico cuyas caricias me conmueven sin humillarme. (Una pausa) No pido nada, pero he nacido Gerlach, y eso quiere decir loca de orgullo, y yo no podre hacer el amor sino con un Gerlach. El incesto, esto es mi ley y mi destino. (Riendo) En una palabra, es mi manera de estrechar los lazos familiares.

Escena III

FRANZ, EL CABO HERMANN

FRANZ.- Guerrilleros?

EL CABO.- Una veintena.

FRANZ.- Muertos?

EL CABO.- No, dos heridos.

FRANZ.- De los nuestros?

EL CABO.- No, de ellos. Se los ha dejado en la granja.

FRANZ.- Usted conoce mis rdenes. Vaya!

EL CABO.- Bien, mi teniente.

Escena IV

FRANZ, solo

FRANZ.- No! Heinrich! Heinrich! Le he dicho que no! Seguramente que si! Yo tomo toda la responsabilidad sobre mi. Audiencia del 20 de mayo 3059, Franz von Gerlach, teniente. No echen mi siglo todo a la basura. El Mal era el nico elemento. Lo trabajaban en nuestras refineras. El Bien era un producto acabado. Resultado: el Mal se convertia en Bien. Corrupcion. Quieren drmela en la cabeza, pero tengan cuidado, se;ores jueces, si yo me corrompo, mi siglo se hunde. Qu dira el cuarenta y uno, Artropodos, si el veintiuno se ha perdido? No habr un auxilio? Que se haga tu voluntad. (Se escucha que golpean la puerta con la se;al correcta.) Leni!

Acto Segundo, Escena V Johanna y Franz

Franz: Quin es usted?

Johanna: La esposa de Werner.

Franz: La esposa de Werner? (Levantndose y mirndola) La esposa de Werner? (La contempla estupefacto) Quin la enva?

Johanna: Nadie.

Franz: Cmo conoca la sea?

Johanna: Por Leni!

Franz: (Con risa seca) Por Leni! Ya lo creo!

Johanna: Ella llamaba y yo la sorprendi y cont los golpes.

Franz: Me habian prevenido que usted husmeaba todo. (Una pausa) Y bien, seora, usted corri el riesgo de matarme. (Ella rie) Ria! Ria! Hubiera podido caer muerto por la sorpresa. Qu hubiera hecho usted, entonces? Me estn prohibidas las visitas, a causa de mi corazn. Este rgano hubiera flaqueado ciertamente por una circunstancia imprevisible: el azar ha querido que usted sea tan bella! Oh!, un instante: ahora termino. La haba tomado Dios sabes por quien por una visin. Aprovchese de este error saludable, y desaparezca Antes de cometer un crimen!

Johanna: No.

Franz: (Gritando) Yo voy (Pasa ante ella, amenazante, y se detiene. Se deja caer sobre una silla, se toma el pulso) Doscientas cuarenta pulsaciones por lo menos! Pero vyase, en nombre de Dios, no est viendo que voy a morirme!

Johanna: Esa sera la mejor solucin.

Franz: Qu dice? (Saca la mano que tena sobre el pecho y mira a Johanna con sorpresa) Leni tena razn: Usted est pagada! (Se levanta y camina con naturalidad) pero no me sometern tan fcilmente! Despacito! (Se vuelve bruscamente hacia ella) La mejor solucin? Para quin? Para todos los falsos testimonios de este mundo?

Johanna: Para Werner y para mi.

(Ella lo mira)

Franz: (Extraado) Yo lo molesto?

Johanna: Usted nos tiraniza.

Franz: Yo nisiquiera la conoca.

Johanna: Pero usted conoca a Werner.

Franz: Hasta he olvidado sus rasgos.

Johanna: Nos retienen aqu a la fuerza. En nombre suyo.

Franz: Quin?

Johanna: El padre y Leni.

Franz: (Divertido) La castigan, la encadenan?

Johanna: Eso no.

Franz: Entonces?

Johanna: Con un chantaje.

Franz: Eso si. Eso los pinta como son. (Risa seca. Volviendo a su asombro) En mi nombre? Qu pretenden?

Johanna: Tenernos en reserva; nosotros tomaremos la guardia en caso de algn accidente.

Franz: (Divertido) Su marido me har la comida y usted limpiara mi habitacin. Sabe remendar?

Johanna: (Sealando el uniforme en harapos) Los trabajos de costura no parecen ser muy absorbentes.

Franz: Usted se engaa! Son agujeros muy bien consolidados. Si mi hermana no tuviera esos dedos de hada (Bruscamente serio) No habr relevo: Mande al diablo a Werner y que yo no la vea mas! (Va hacia su silla y en el momento de sentarse, se vuelve) Est todava ah?

Johanna: Si.

Franz: No me entendi: le devuelvo su libertad.

Johanna: Usted no me devuelve nada!

Franz: Le digo que usted es libre.

Johanna: Esas son palabras. Viento!

Franz: Usted quiere hechos?

Johanna: Si.

Franz: Y bien, Qu debo hacer?

Johanna: Lo mejor seria que usted se suprimiera.

Franz: Otra vez? (Irnica risita) No lo espere. Sin cumplimientos.

Johanna: Entonces, aydenos.

Franz: (Sofocado) Qu?

Johanna: (Con apasionamiento) Tiene que ayudarme, Franz!

(Una pausa)

Franz: No. (Una pausa) Yo no pertenezco a este siglo. Yo salvare a todo el mundo en general, pero no ayudare a nadie en particular. (Camina con agitacin) Le prohbo que me mezcle en sus historias. Yo soy un enfermo, comprende usted? Se aprovechan de esto para hacerme vivir en la dependencia mas abyecta, y usted debera tener vergenza, usted que es joven y que tiene salud, de pedir la ayuda de un invalido, de un oprimido. (Una pausa) Soy muy fragil seora, y mi tranquilidad est ante todo. Es la orden mdica. Podrian estrangularla ante mis ojos sin que yo levante un dedo. (Con complacencia) Le doy asco?

Johanna: Profundamente.

Franz: (Frotandose las manos) En buena hora!

Johanna: Pero no tanto como para que me vaya.

Franz: Bueno. (Toma el revolver y le apunta) Voy a contar hasta tres. (Ella sonre) Uno! (Una pasusa) Dos! (Otra pausa) Puaf! No hay nadie. Desaparecida! (Hablando a los cangrejos) Que calma! Ella se calla. Todo reside en eso, camaradas: Se bella y cllate! Una imagen? Acaso ella se graba sobre sus cristales? Y bien, no! Quin se inscribira? Nada ha cambiado! Nada ha cambiado! La habitacin ha recibido al vacio en un golpe falso, he ah todo! El vacio, un diamante que no raya ningn vidrio, la ausencia, es la belleza. Pero ustedes, pobres cangrejos, No vern mas que el fuego! Ustedes se han apropiado de nuestros ojos para inspeccionar lo que existe. Pero nosotros en el tiempo de los hombres, con esos mismos ojos, veamos lo que no existe.

Johanna: (Tranquilamente) El padre va a morir.

(Un silencio. Franz deja caer el revlver y se levanta bruscamente)

Franz: Que mala suerte! Leni acaba de decirme que estaba fuerte como una encina.

Johanna: Ella miente.

Franz: (Con seguridad) A todo el mundo, menos a mi: esa es la regla del juego.

FRANZ.- Algo sucede. Afuera. Algo que yo no quiero ver.

JOHANNA.- Qu?

FRANZ.- El asesinato de Alemania. Callese, yo he visto las ruinas.

JOHANNA.- Cundo?

FRANZ.- A mi regreso de Rusia.

JOHANNA.- Hace de eso catorce a;os. Y usted cree que nada ha cambiado?

FRANZ.- Se que todo empeora de hora en hora.

JOHANNA.- Leni le da esas informaciones?

FRANZ.- Si.

JOHANNA.- No lee usted los diarios?

FRANZ.- Ella los lee por mi. Las ciudades arrasadas, las maquinas rotas, la industria saqueada, el ndice de desocupacin subiendo como flecha, y el de la tuberculosis, la cada vertical de los nacimientos, nada de todo eso se me escapa. Mi hermana me lleva copia de todas las estadsticas. Alli estn, en ese cajn. El mas terrible asesinato de la historia; tengo todas las pruebas. Dentro de veinte a;os como minimo y cincuenta como mximo el ultimo alemn habr muerto. No crea que yo me quejo: hemos sido vencidos, se nos degella, eso es de una justicia impecable. Pero usted comprender que yo no tengo deseos de asistir a esa carnicera. Yo no hare el circuito turstico de las catedrales destruidas, de las fabricas incendiadas, yo no ire a ver a las familias amontonadas en los sotanos, ni vagabundeare en medio de los lisiados, e los esclavos, de los traidores y de las prostitutas. Supongo que usted esta acostumbrada a ese espectculo pero a mi, francamente, le confieso que me seria insoportable. Y solo los cobardes, a mis ojos, pueden soportarlo. Teniamos que haber ganado esa guerra. Por todos los medios. Digo bien, todos: si, o desaparecer. Crea que yo hubiera tenido el valor militar de saltarme la tapa de los sesos, pero puesto que el pueblo alemn acepta la abyecta agona que le imponen, yo he decidido conservar viva una boca que pueda gritar no. No! No culpable! No! He ah todo.

JOHANNA.- Esa es la nica razn por la cual usted vive encerrado?

FRANZ.- La nica causa. Qu pasa ahora? Le he dado miedo?

JOHANNA.- Si. Usted tambin tiene miedo

FRANZ.- De usted?

JOHANNA.- De lo que yo voy a decirle. Quisiera no saber lo que se.

FRANZ.- Qu es lo que sabe usted?

Acto Segundo, Escena VIIIFranz, Johanna

Franz: En suma, es un fracaso.

Johanna: Qu?

Franz: Su misin.

Johanna: Si. (Una breve pausa, luego con voz sorda) Habria que curarlo o que matarlo.

Franz: Eso si! (Amablemente) Usted encontrar otro medio. (Una pausa) En cuanto a mi, me ha dado el placer de contemplarla y yo quisiera agradecerle su generosidad.

Johanna: Yo no soy generosa.

Franz: Como quiere llamar al trabajo que se ha tomado? Y el trabajo frente al espejo. Eso debe llevarle varias horas. Cuntos preparativos para un solo hombre!

Johanna: Hago eso todas las noches.

Franz: Para Werner?

Johanna: Para Werner. Y algunas veces para sus amigos.

Franz: (Mueve la cabeza sonriendo) No.

Johanna: En mi habitacin me mantengo desgreada? Abandonada?

Franz: No tanto. (Sin dejar de observarla, volviendo la mirada hacia la pared la describe tal como la imagina) Muy erguida. Muy erguida. Tratando de conservar la cabeza fuera del agua. Los cabellos estirados. Los labios sin maquillaje. Sin una pizca de polvos. Werner tiene derecho a que lo cuiden, a la ternura, a los besos, a las risas: jams, usted no sonre nunca!

Johanna: (Sonriendo) Visionario

Franz: Los secuestrados tienes luces especiales que les periten reconocerse entre si.

Johanna: Pero no deben encontrarse tan a menudo.

Franz: Y sin embargo, ya ve, eso se produce a veces.

Johanna: Usted me reconoce?

Franz: Nosotros nos reconocemos.

Johanna: Yo soy una secuestrada? (Se levanta, se mira en el espejo, se vuelve, mas bella y provocativa por primera vez) No lo hubiera credo. (Se acerca a Franz) Werner va a regresar. Son las ocho.

Franz: (Violento) No! (Ella lo mira sospredinda) Aqu no existe nunca la hora: aqu existe solo la Eternidad. (Calmandose) Paciencia, pronto estare libre. (Una pausa)

Johanna: (Con mezcla de desafio y de curiosidad) Entonces? Me secuestro yo misma?

Franz: Si.

Johanna: Por orgullo?

Franz: Sin duda.

Johanna: Qu mas faltaba?

Franz;: Usted no era bastante bella.

Johanna: (Sonriendo) Que amable

Franz: Yo expreso lo que usted pensaba.

Johanna: Y usted que piensa?

Franz: De mi?

Johanna: De mi.

Franz: Que usted es una poseda.

Johanna: Loca?

Franz: De atar.

Johanna: Vaya una noticia. Es su historia o la mia?

Franz: La nuestra.

Johanna: Y a usted que lo posea?

Franz: Acaso eso puede tener un nombre? El vacio. (Una pausa) Digamos: la grandeza (Rie) Ella me posea pero yo no la posea a ella. Werner la encuentra bella?

Johanna: Yo pienso que no. Un solo hombre, que piensa usted! Acaso eso cuenta?

Franz: (Lentamente) Pero yo la encuentro muy bella.

Johanna: Tanto mejor para usted, pero no me hable de eso. Nadie entiende, nadie puede hacerlo despus de que el pblico me ha rechazado (Calmndose un poco y riendo) Usted se cree todo un cuerpo de ejrcito?

Franz: Por qu no? (Sin dejar de mirarla) Debe creerme, es su nica posibilidad, si usted me creyera me volvera innombrable.

Johanna: (Riendo nerviosamente) Esto es un negociado: Acepte mi locura y yo aceptare la suya.

Franz: Por qu no? Ya ahora no tiene nada que perder. Y en cuanto a mi locura, hace ya rato que usted la ha aceptado. (Sealando la puerta de entrada). Cuando yo abr la puerta, usted no me vea a mi sino a una imagen en el fondo de mis ojos.

Johanna: Porque sus ojos estn vacios.

Franz: Precisamente, por eso.

Johanna: Ya ni recuerdo de qu se trataba, de la fotografa de una estrella difunta. Pero todo desapareci cuando usted habl.

Franz: Usted habl primero.

Johanna: Era insoportable. Habia que romper ese silencio.

Franz: Es decir, romper el encanto.

Johanna: De cualquier modo, ahora todo ha terminado. (Una pasusa) Pero que le pasa? (Rie nerviosamente) Parece frente al lente de una cmara. Basta! Usted est muerto.

Franz: Para servirla. La muerte es el espejo de la muerte. Mi grandeza refleja su belleza.

Johanna: Pero yo quera gustar a los vivos.

Franz: A las muchecdumbres cansadas que desean MORIR? Usted les mostraba esa cara pura y tranquila del Eterno Reposo. Los cinematgrtafos son cementerios, querida amiga. Cmo se llama usted?

Johanna: Johanna.

Franz: Johanna, yo no la deseo, yo no la amo. Yo soy solo su testigo y el de todos los hombres. Yo solo doy testimonio ante los siglos y por eso le digo: usted es muy bella.

Johanna: (Como fascinada) Si.

(Franz golpea violentamente sobre la mesa)

Franz: (Con voz muy dura) Confiese que me ha mentido, digame que Alemania agoniza.

Johanna: (Sobresaliendose casi dolorosamente. Como si despertara) Ah! (Tiembla y su cara se crispa. Por un instante parece casi fea) Lo ha echado todo a perder.

Franz: Todo, he borroneado la imagen (Bruscamente) Y usted quera hacerme revivir? Romperia el espejo sin motivo. Yo bajare a vivir con ustedes. Comoere en fmilia la sopa y usted podra irse a Hamburgo con su Werner. pero a donde nos conducira todo eso?

Johanna: (Dominandose. Sonriente) A Hamburgo.

Franz: Usted nunca volver a ser bella.

Johanna: No, nunca ms.

Franz: Mientras que aqu usted lo seria todos los das.

Johanna: Siempre que regrese todos los das.

Franz: Usted volver.

Johanna: Y usted me abrir la puerta?

Franz: Yo le abrire.

Johanna: (Imitando a Franz) Y a donde nos conducir todo esto?

Franz: Aqu, a la eternidad.

Johanna: (Sonriendo) Al delirio de los dos (Ella reflexiona. La fascinacin ha desaparecido, y se siente que ella ha vuelto a sus primitivos proyectos) Esta bien, volver.

Franz: Maana?

Johanna: Tal vez maana.

Franz: Dgame que Alemania agoniza. Digamelo, para que el espejo no se haga aicos. Digamelo! Digamelo! Digamelo!

Johanna: Un delirio entre dos: sea. Alemania esta en la agona.

Franz: Eso es cierto?

Johanna: Si.

Franz: Nos estn estrangulando?

Johanna: Si.

Franz: Bien Ahora ella se ha ido Hasta maana. Espere! Quin ha ganado?

Johanna: Ganado que?

Franz: La primera jugada.

Johanna: Adivnelo.

Franz: Ufff!

ACTO TERCERO, ESCENA I

LENI, EL PADRE

LENI.- Yo le agradezco. El domingo por la noche usted nos regal una bomba de tiempo. Dnde est? Yo la encontrar.

EL PADRE.- Una bomba De dnde sacas eso?

LENI.- Los grandes de este mundo no soportan morirse solos.

EL PADRE.- Y t piensas que voy a hacer volar a la familia entera?

LENI.- A la familia, no. Usted ama demasiado a su familia para eso. A Franz.

EL PADRE.- Pobre Franz! Yo lo llevar solo a la tumba cuando el universo me sobreviva. Leni, estoy seguro de que t impedirs eso.

LENI.- Cuente conmigo. Si alguien trata de acercarse a l, usted partir de inmediato y solo.

ESCENA II

EL PADRE, JOHANNA

JOHANNA.- Dos lenguajes, dos vidas, dos verdades, no le parece demasiado para una sola persona? Los hurfanos de Dusseldorf; ya ve usted, no consigo desprenderme de ellos.

EL PADRE.- De qu se trata? De una mentira?

JOHANNA.- Una verdad, de all arriba. Son criaturas abandonadas: mueren de hambre en un campo de concentracin. Es preciso que sobrevivan de un modo o de otro, puesto que me persiguen hasta esta planta baja. Anoche, poco falt para que le pidiera a Werner si no podramos salvarlas. Y eso no sera nada. Pero all arriba

JOHANNA.- Esa o cualquier otra que le d a entender que somos la nacin ms rica de Europa. No parece muy extraado.

EL PADRE.- No lo estoy. Hace dos aos comprend los temores de mi hijo sobre ciertos puntos que se le escapaban. El crea que deseaban destruir a Alemania, y se aisl para no asistir a nuestro exterminio. Si en ese momento le hubiramos podido hacer ver el porvenir, se hubiera curado inmediatamente. Ahora la salvacin ser ms difcil: ya ha adquirido muchos hbitos. Leni lo mima, la vida monacal da muchas comodidades. Pero no tema nada, el nico remedio para su mal es la verdad. Se resistir al principio, porque con ella usted le quitar su razn de enfurruarse, pero en una semana ser el primero en agradecrselo.

JOHANNA.- Qu tontera! Lo he visto ayer, eso no le basta?

EL PADRE.- No.

JOHANNA.- All arriba, Alemania est ms muerta que la luna. Si yo se la resucitara se pegara un tiro en la boca.

EL PADRE.- Usted cree eso?

JOHANNA.- Le aseguro que eso es evidente.

EL PADRE.- Ya no ama a su pas?

JOHANNA Lo adora.

EL PADRE.- Entonces, Johanna, eso no tiene sentido comn.

JOHANNA.- Ah, en cuanto a eso! Sentido comn! He aqu lo que hay en esta cabeza. Y en la ma, solo hay sus ojos. Detngase, su mquina infernal nos va a estallar en las manos.

EL PADRE.- Yo no puedo evitarlo.JOHANNA.- Entonces yo partire sin volverlo a ver y para siempre. En cuanto a la verdad, voy a decirla, pero no a Franz. A Werner.EL PADRE.- Va usted a contarle todo a Werner?

JOHANNA.- Si.

EL PADRE.- Esta bien. Y si yo le contara todo a Leni?

JOHANNA.- A Leni, usted?EL PADRE.- Por qu no? Hara volar la casa.

JOHANNA.- Haga volar la casa! Haga volar el planeta todo Al fin quedaramos tranquilos! Tranquilos! Tranquilos! Tranquilos!

ESCENA IV

JOHANNA, WERNER.

Johanna: He visto a Franz.

Werner: (La rechaza colrico) Franz! (Volvindole la espalda, va hacia el escritorio, se sirve otra copa de chamapaa y bebe un sorbo tranquilamente, dndose vuelta hacia ella, calmo y sonriente) Tanto mejor! Conocers a toda la familia. (Ella lo mira desconcertada) Qu te parece mi hermano mayor, un armario, no? (Siempre asombrada, ella hace un signo negativo con la cabeza) Vamos! (Divertido) Vamos! Vamos! Estar enfermito? (Ella no consigue hablar) Y bien?

Johanna: T eres ms corpulento que el.

Werner: (Con la misma expresin) Ah, si, ah si! Y su hermoso uniforme de oficial? Lo lleva siempre?

Johanna: No es un hermoso uniforme.

Werner: Est haraposo? Pero entonces, dime, ese pobre Franz est muy destruido? (Silencio crispado de Johanna. Werner va a tomar la copa) Por que se mejore. (Levanta la copa y al apercibirse de que Johanna tienes las manos vacias, va en busca de otra copa y se la tiende) Brindemos! (Ella vacila. El imperioso) Toma esta copa!

Johanna: (Desafiante) Bebo por Franz!

(Quiere chocar su copa contra la de Werner. Este retira rpidamente la suya)

(Se miran un instante, desconcertados el uno y el otro. En ese momento Werner estalla de risa y vuelca el contenido de su copa sobre el piso).

Werner: (Con violenta alegra) No es cierto! No es cierto! (Estupor de Johanna. Se acerca a ella) T no lo has visto nunca. Ni por un instante, no me has convencido. (Rindosele en las narices) Y el cerrojo, queridita? Y el barrote de hierro? Tienen una clave, puedes estar segura.

Johanna: (Que ha vuelto a tomar su aire glacial) Tienen una. Que yo conozco.

Werner: (Riendo siempre) Y cmo has hecho? Se la habrs pedido a Leni?

Johanna: Se la he pedido al padre.

Werner: (Extraado) Ah! (Largo silencio. Va hacia el escritorio, posa la copa y reflexiona. Vuelve hacia Johanna; conserva su tono jovial, pero se nota que hace un gran esfuerzo para dominarse) Bueno! Eso tenia que suceder. (Una pausa) El padre no hace nada por nada: Qu inters lo guiara en esta historia?

Johanna: Yo quisiera saberlo.

Werner: Qu te desligar de tu juramento si Franz le concede una audiencia.

JOHANNA.- Si.

Werner: (Que se muestra sombrio y desafiante, desconfianza que aumentar en el transcurso de las rplicas siguientes9 Una cita con Franz Y Franz se la conceder?

Johanna: (Con seguridad) Si.

Werner: Y despus?

Johanna: Nada. Nosotros quedaremos libres.

Werner: Libres de hacer qu?

Johanna: De irnos.

Werner: (Seco y duro) A Hamburgo?

Johanna: O donde queramos ir.

Werner: (En el mismo juego) Perfecto! (Con risa cortante) Y bien, querida esposa, eso seria la patada mas sensacional que hubiera recibido en toda mi vida.

Johanna: (Estupefacta) Werner, el padre no ha pensado ni un solo instante

Werner: En su hijo menor? Sin duda que no. Franz retomar mi escritorio, se sentar en mi silln, beber mi champagne, y desparramar conchillas sobre mi cama. Aparte de todo esto, Quin se acordara de mi? Acaso yo cuento? (Una pausa) El viejo ha cambiado de opinin, he ah todo.

Johanna: Entonces t no comprendes nada?

Werner: Si, comprendo que lo que el quiere es poner a mi hermano al frente de la empresa. Y comprendo que tu le has servido deliberadamente de intermediario: con tal de arrancarme de aqu, poco te importa que me saquen a patadas. (Johanna lo mira con frialdad. Lo deja hablar sin siquiera tratar de explicarse) Rompen mi carrera de abogado para mantenerme en residencia vigilada en este espantoso edificio, en medio de mis caros recuerdos de infancia, y un buen dia, en que el hijo prdigo consiente en abandonar su propia habitacin, se mata al pavo mas gordo, y me echan fuera y todo el mundo tan contento, empezando por mi mujer. Una historia perfecta, no? Tu podrs contarla en Hamburgo (Va hacia el escritorio, se llena una copa de champaa y bebe. Su ebriedad, ligera pero manifiesta, ira creciendo hasta finalizar el acto) En cuanto a las valijas, harias bien de todos modos en esperar un poco. Porque como veras, y no estoy dispuesto a dejarme llevar por delante. (Con energa) Tengo la empresa en mis manos y pienso conservarla ya vern lo que yo valgo. (Se sienta en el escritorio. Con voz calmada pero resentida, con cierto aire de importancia) Ahora, djame, tengo que reflexionar.

(Una pausa)

Johanna: (Sin apresurarse, con voz fra y tranquila) No se trata de la empresa, nadie piensa disputrtela. .

Werner: Nadie salvo mi padre y su hijo.Johanna: Franz no dirigir los astilleros.

Werner: Por qu?

Johanna: Porque no quiere hacerlo.

Werner: No quiere o no puede?

Johanna: (Contrariada) Ambas cosas. (Una pausa) Y el padre lo sabe.

Werner: Entonces, qu?

Johanna: El quiere ver a Franz antes de morir.

Werner: (Ya mas calmado, pero siempre desconfiado) Todo eso es muy turbio.

Johanna: Tal vez muy turbio, pero eso no te concierne a ti. (Werner se levanta, se acerca a Johanna y la mira fijamente en los ojos. Ella sostiene su mirada)

Werner: Ya lo creo. (Bebe, Johanna desva la cabeza, fastidiada) Un incapaz! (Re) Y adems un pelele. El domingo el padre hablaba de gordura malsana.

Johanna: (Con vivacidad) Franz es solo piel y huesos.

Werner: Si. Con barriguita, como todos los prisioneros. (Se mira en el espejo, abomba inconscientemente el torso) Incapaz. Haraposo. Medio chiflado. (Se vuelve hacia Johanna) Lo has visto a menudo?

Johanna: Todos los das.

Werner: Me pregunto que teniasis que deciros. (Camina con renovada firmeza) No hay familia sin basuras. Ya no recuerdo quien deca eso. Terrible pero cierto. Verdad? Solo que aqu la podredumbre crea ser yo mismo. (Poniendo las manos en el hombro de Johanna) Gracias, querida mujercita, tu me has liberado. (Va a tomar nuevamente la copa; ella lo retiene) Tienes razn: ya no mas champaa. (Barre las dos copas con la mano. Caen y se hacen trizas) Que le lleven la botella de mi parte. (Rie) En cuanto a ti, no volvers a verlo, porque te lo prohbo.

Johanna: (Siempre con frialdad) Est muy bien. Pero me llevas de aqui.

Werner: Te dije que me habas liberado. Yo tenia muchos prejuicios, ya ves. De ahora en adelante todo ir bien.

Johanna: No para mi.

Werner: No? (La mira, su expresin cambia y se curvan sus espaldas) Aun cuando te jurara que voy a cambiar de piel y hacer marchar derechos a todo los dems?

Johanna: Aunque fuera asi.

Werner: (Bruscamente) Has hecho el amor con Franz? (Risa seca) Confisalo, no te lo reprochare: decan que le bastaba silbar y que las mujeres caan a sus pies. (La mira con expresin de maldad) Te he hecho una pregunta!

Johanna: (Con dureza) No te perdonare si me obligas a contestarte.

Werner: Contesta y no perdones.

Johanna: No.

Werner: No habis hecho el amor, pero te mueres de ganas de hacerlo.

Johanna: (Sin violencia pero con expresin de odio) Eres innoble.

Werner: (Sonriendo con maldad) Soy un Gerlach. Respndeme.

Johanna: No.

Werner: Qu puedes temer?

Johanna: (Con expresin siempre glacial) Antes de conocerte me atraan la locura y la muerte. Alla arriba eso vuelve a producirse. Trato de evitarlo. (Una pausa) Sus cangrejos, ya creo en ellos mas que en el mismo.

Werner: Porque tu lo amas.

Johanna: Porque son reales. Los locos dicen la verdad, Werner.

Werner: No hay mas que una verdad: El horror a la vida! (Recuperando el tono calido de su voz) Yo quiero evitarlo! Quiero evitarlo! Prefiero mentir. Si me amas, slvame. (Mostrando con su gesto el techo) Esa bveda me aplasta. Llevame a una ciudad donde todo sea de todos, donde todos se mientan. Con tormentas, tormentas que vagan a lo lejos. Volveremos a encontrarnos, Werner, Te lo juro!

Werner: (Con sbita violencia y con salvajismo) Encontrarnos? Cmo te habre perdido, Johanna? Si nunca te he posedo. Djame! No tengo nada que hacer con tu solicitud. Me has engaado en nuestro contrato. Yo quera una mujer, no he posedo mas que su cadver. Tanto peor si te vuelves loca, nos quedaremos aqu! (Imitandola) Defindeme! Slvame! Y como? Abandonando el campo? (Dominandose. Con sonrisa frua de maldad) Me he exasperado, perdname. Tu haras lo posible por seguir siendo una esposa honesta: es el papel de tu vida. Despues de todo, la satisfaccin ser solo para ti misma. (Una pausa) Hasta donde tendramos que ir para que pudieras olvidar a mi hermano? Adonde tendramos que huir? Trens, aviones, barcos cuanta historia, cuanta fatiga! Lo miraras todo con tus ojos vacios: como una naufraga de lujo, y eso no te cambiaria. Y entre tanto yo? Te has preguntado que ser de mi durante ese tiempo? Qu yo me declare vencido por anticipado y que huya sin mover un dedo durante ese tiempo? Como un cobarde, si, como un cobarde, eso es lo que tu quieres; asi me amaras, porque podrias consolarme. (Con fuerza) No! Nos quedaremos aqu, hasta que uno de nosotros tres reviente: tu, mi hermano o yo.

Johanna: Cunto me detestas!

Werner: Te amare cuando te haya conquistado. Y voy a batirme, puedes estar segura. (Rie) Y ganare, ustedes las mujeres solo aman la fuerza. Y la fuerza, yo la tendre.

(La toma por el talle y la besa brutalmente. Ella lo golpea con sus punos cerrados, se desprende de su brazo y se echa a reir)

Johanna: (Riendo a carcajadas) Oh! Werner, Crees tu que el muerde?

Werner: Quin, Franz?

Johanna: El soldadote a quien tu quieres parecerte. (Una pausa) Si nos quedamos en esta casa ire a ver a tu hermano todos los das.

Werner: No lo dudo. Y pasaras todas las noches en su cama. (Rie) Las comparaciones vienen solas.

Johanna: (Lenta y tristemente) Pobre Werner!

(Va hacia la puerta)

Werner: (Sintiendose bruscamente desamparado) Adnde vas?

Johanna: (Con risa de maldad) Voy a comparar.

(Abre la puerta y sale sin que Werner haga un gesto para retenerla)

ACTO CUARTO, ESCENA II

FRANZ, JOHANNA

FRANZ.- Ciertamente, no lo hubiera reconocido! Pero si es un atleta! Felicitaciones! Y cmo van sus hurfanos?

JOHANNA.- Qu hurfanos?

FRANZ.- Vamos! Los de Dusseldorf.

JOHANNA.- Bueno Se han muerto.

FRANZ.- Cangrejos, eran 700. Setecientas pobres criaturas sin fuego ni abrigo Mi pobre amiga, en verdad, me importa un bledo de esos hurfanos! Que los entierren cuanto antes! As nos liberamos de ellos! Ya ve! Ya ve en lo que me he convertido por su culpa, en un mal alemn!

JOHANNA.- Por mi culpa?

FRANZ.- Yo debera haber sabido que ella iba a trastornarlo todo. Para desalojar al tiempo de esta habitacin necesit cinco aos, para que vuelva a entrar han bastado unos instantes.

Cuando usted salga ser de noche, aqu dentro en plena claridad! Tendr miedo. Y a esas pobres criaturas, Cundo van a enterrarlas?

JOHANNA.- El lunes, creo.

FRANZ.- Necesitaran una capilla ardiente a cielo descubierto, en las ruinas de la iglesia. 700 fretros velados por una muchedumbre haraposa! No se ha maquillado?

FRANZ: A m! Tambin yo, soy un agente doble! Veinte de cada veinticuatro horas, usted ve, usted se siente, usted piensa bajo las plantas de mis zapatos mezcladas a los dems: usted me somete entonces a las leyes del vulgo si yo la dejo bajo llave, ser la calma absoluta, el mundo volver a hundirse en su abismo usted ser solo lo que es! Esto! Los cangrejos me devolvern la confianza, y yo les hablar.

JOHANNA.- yo no le miento nunca!

FRANZ.-Usted no le hace otra cosa. Generosamente. Virtuosamente. Como un valiente soldadito. Solo que usted miente muy mal. Para mentir bien, uno mismo debe ser una falsedad; y ese es mi caso. Usted, usted es una verdad. Cuando yo la miro siento que la verdad existe y que ella est a mi lado... Si hubiera dos hurfanos de Dusseldorf, estoy seguro que estaran gordos como codornices!

JOHANNA.- Han muerto! Alemania ha muerto!

FRANZ.- Qu cangrejos? Est usted loca? Qu cangrejos? Y bien, s...s .Los cangrejos son hombres. Verdad? De dnde saque yo eso? Lo saba... Que en un tiempo lo saba... Si... Si...s... Pero tengo tantas preocupaciones. Hombres de verdad, buenos y bellos, en todos los balcones de los siglos. Yo arrastrndome en los patios, crea orlos: Hermano, que es esto. Esto era yoyo, el cangrejo. Y bien, ya que dije que no: los hombres me juzgarn por mi tiempo. Qu sern ellos despus de todo? Los hijos de nuestros hijos. Acaso se les permite a las marmotas condenar a sus abuelos? Yo di vuelta a la situacin y grit: He aqu al hombre: despus de m, el diluvio, despus del diluvio los cangrejos, ustedes. Todos estis desenmascarados, todos! Los balcones pululan de antropoides. Usted no puede ignorar que la especie humana empez con mal pie: yo he colmado su fabulosa mezcolanza, entregando sus despojos mortales al Tribunal de los Crustceos. Los hombres Vea usted eso! Johanna, yo recuso la competencia de esos hombres, les quito esa causa de sus manos y se la entreg a usted. Jzgueme.

ESCENA III

FRANZ, JOHANNA, UNA MUJER

Una voz de una mujer.- Soldado!

JOHANNA.- Usted estuvo en la guerra?

FRANZ.- Imagnese!

Voz de una mujer.- Soldado!

FRANZ.-Uno no hace la guerra, ella nos hace a nosotros. Mientras luchbamos era divertido: yo era un civil en uniforme. Una noche, me volv soldado para siempre. Un pobre haraposo, vencido, un incapaz. Regresaba de Rusia, atravesaba Alemania; escondindome, entre en una ciudad en ruinas

LA MUJER.- Soldado!

FRANZ.- Quin me llama?

LA MUJER.-Busca bien

FRANZ.- Cunto sois?

LA MUJER.- De tu talla, nadie. En el suelo, yo. Ah!. Ah!. Tira!. Tira, pues! Acaba tu guerra asesinando a una alemana!

FRANZ.- Qu haces aqu?

LA MUJER.-Ya lo ves, estoy al pie del muro. Es mi pared. La ms slida del pueblo. La nica que ha resistido.

FRANZ.- Ven conmigo.

LA MUJER.-Enciende tu linterna. Ya ves. Eso eran mis piernas.

FRANZ.- Qu puedo hacer por ti?

LA MUJER.-Sentarte un minuto. Ya ves, he puesto al pie del muro a uno de nuestros soldados! Solo eso deseaba. Hubiera querido que ese soldado fuera mi hermano, pero lo han matado, en Normanda. Tanto peor: t lo reemplazas. Yo le haba dicho: Mira! Esa es tu obra!

FRANZ.- Su obra?

LA MUJER.- Y la tuya muchacho!

FRANZ.- Por qu?

LA MUJER.- Y te has dejado derrotar!

FRANZ.-No digas tonteras. Tambin aqu! Lo colocan en todas partes!

LA MUJER.- Djalo! Djalo! Te digo, esta pared es ma! Los culpables son ustedes. T, mi hermano, ustedes todos.

FRANZ.- Ests t de acuerdo con esos?

LA MUJER.- Como la noche con el da. Ellos cuentan el buen Dios los cree porque ellos han ganado. Pero nadie me quitara de la cabeza que el verdadero canbal es el vencedor. Confiesa, soldado, t no queras comerte ese hombre.

FRANZ.- Destruimos! Destruimos!. Ciudades y aldeas! Capitales!.

LA MUJER.- Pero si ellos nos derrotaron, ellos han debido destruir ms que vosotros. Has comido a un hombre?

FRANZ.- Y tu hermano, comi l?

LA MUJER.-Sin duda que no: el conservo sus buenas maneras. Como tu

FRANZ.- Te han hablado de los campos?

LA MUJER.- De cules?

FRANZ.-Ya lo sabes, de los campos de exterminio.

LA MUJER.-Si, me han hablado.

FRANZ.-Si te hubieran dicho que tu hermano en el momento de morir era guardin de unos de esos campos, Te sentiras orgullosa?

LA MUJER.-S. Escchame bien, muchacho! Si mi hermano tuviera millares de muertos sobre su conciencia, si entre esos muertos hubiera habido mujeres como yo, nios semejan a los que se pudren entre esas piedras, yo estara orgullosa de l, sabra que est en el paraso y tendra el derecho a pensar: Hice lo que pude! Pero yo los conozco: nos amaba menos a nosotros que a su honor que su honor, menos que a sus virtudes. Y mira esto. Era preciso el terror y que ustedes devastaran todo!

FRANZ.- Nosotros lo hicimos.

LA MUJER.- Nunca bastante! Nunca bastantes campos! Nunca bastantes verdugos! T nos has traicionado dando a lo que no te perteneca: cada vez que perdonabas la vida a un enemigo, aunque fuera en la cuna, t tomabas la vida de uno de los nuestros: has querido combatir sin odio y has infectado la sangre de un odio que nos corroe el corazn. Dnde est tu virtud, mal soldado? Soldado de la derrota, Dnde est tu honor? El culpable eres t! Dios no te juzgar por lo que has dicho sino por lo que no has osado hacer: por los crmenes que debiste cometer y que no has cometido! El culpable eres t! Eres t!

Escena IV

FRANZ.- As, Usted la habra dejado sufrir? Sobre todos los caminos haba crmenes. Crmenes prefabricados que solo esperaban un criminal, el verdadero soldado pasa y se hace cargo de ellos Esta historia le desagrada? No me gusta esa expresin de sus ojos! Bah! Dele el desenlace que prefiera. El gran culpable eres t! Qu piensa usted? Ella tena razn?

JOHANNA.-Esa mujer estaba loca.

FRANZ.-Sin duda Pero qu prueba eso?

JOHANNA.- Perdimos porque nos faltaban hombres y aviones!

FRANZ.- Ya lo s! Ya lo s! Eso era cosa de Hitler. Pero yo hablo de m. La guerra era para m una lotera, hasta donde yo deba amarla? Reflexione! Reflexione bien! Su respuesta ser decisiva.

JOHANNA.- Todo esta reflexionado

FRANZ.-Si yo hubiera cometido realmente todo los crmenes que se juzgaban en Nuremberg

JOHANNA.- Cules?

FRANZ.- Que se yo! Genocidio y todo lo dems!

JOHANNA.-Por qu los habra cometido usted?

FRANZ.-Por que la guerra me tocaba en parte, cuando nuestros padres embarazaron a nuestras madres, y ellos ya le hicieron soldados. Y no se bien por qu.

JOHANNA.- Un soldado es un hombre.

FRANZ.-Antes que nada es un soldado. Por lo tanto, me amar usted todava? Yo quiero que se tome tiempo para reflexionar, en nombre de Dios! Y bien?

ESCENA V

FRANZ, JOHANNA, KLAGES

FRANZ.- ramos quinientos cerca de Smolensko. Agarrados a la aldea. El comandante muerto, los capitanes muertos: quedbamos nosotros dos, los dos tenientes y un cabo. Un extrao triunvirato: el teniente Klages era el hijo de un pastor, un idealista que viva en las nubes Heinrich, el cabo, tena los pies en la tierra, pero era nazi ciento por ciento. Los guerrilleros, nos cortaban la retaguardia: mantenan la ruta bajo su fuego. Tres das de vveres. Encontramos paisanos rusos, los metimos en una granja y los bautizamos prisioneros.

FRANZ.- Y t para colmo pretendes que el quede convencido! Trtale como un perro, hazle obedecer!

KLAGES.-Yo no puedo. Si yo despreciara a un hombre, a uno solo, aunque este fuera un verdugo, no podra ya respetar a ninguno.

FRANZ.-Si un subordinado, un solo, se resiste a obedecerte ya no sers obedecido por ninguno. Poco me importa lo del respeto al hombre, pero si permites que manden al diablo a la disciplina, eso significa la derrota, la masacre, o las dos cosas a la vez.

FRANZ.-No puede ser. Los prisioneros te incumben a ti. Si yo doy una orden en tu lugar, yo mismo te desconsidero. Y si dentro de una hora me matarn, desde haberte hundido, solo Heinrich mandar. Eso sera catastrfico, para mis soldados, porque Heinrich es tonto, y para tus prisioneros porque adems de cruel. Y sobre todo para Klages, porque ms oficial que Klages sea, Heinrich lo habr hecho caer en un agujero.

JOHANNA.- Por qu?

FRANZ.- Klages deseaba nuestra derrota.

KLAGES.- No la deseo, la quiero.

FRANZ.-T no tienes el derecho!

KLAGES.-Eso ser la destruccin de Hitler.

FRANZ.-Y la de Alemania. Kaput!, kaput! Era un campen de la restriccin mental: condenaba a los nazis en el alma, para ocultar que los serva con su cuerpo.

JOHANNA.- Pero l no los serva!

FRANZ.- Vamos! Usted es de la misma especie. Sus manos les sirven, su voz les sirve. Pero dicen a Dios: yo no deseo hacer lo que hago!, pero lo hacen. La guerra acontece tambin para ti. Rechazndola, te condenas a la impotencia, habrs vencido tu alma por nada, moralista. La ma me la pagaran en la cara. Por lo pronto trata de ganarla! Despus nos ocuparemos de Hitler.

FRANZ.- Usted me lo pregunta? Lutero. Vi! Comprend! Mande a Lutero al diablo y part. La guerra era mi destino y desde ese momento la desee con toda mi alma. Actuaba, por fin! Inventaba rdenes, estaba de acuerdo conmigo mismo.

FRANZ.- Sobre lo que est all. Yo escribir el mo en esa llanura. Responder de la guerra como si la hiciera yo solo y cuando la haya ganado, hare mis maletas.

ESCENA VI

FRANZ, JOHANNA, KLAGES, HEINRICHHEINRICH.- !A sus rdenes, mi teniente!FRANZ.-Cabo, usted est muy descuidado Que eso esto?

HEINRICH.- Es... es... es un botn, mi teniente

FRANZ.- Se le va a perder, amigo. Vaya a cosrselo.

HEINRICH.-Es que, mi teniente, ya nadie tiene hilo de coser...

FRANZ.- T te me permites contestarme, basura? Levntalo! A partir de hoy, el teniente Klages y yo hemos decidido cambiar nuestras funciones cada semana. Usted lo conducir luego a los puestos de avanzada. Yo, hasta el lunes, tomo sus atribuciones. Rompa fila Hay prisioneros creo?

KLAGES.- Dos creo

FRANZ.- Muy bien, quedan a mi cargo

HEINRICH.- Mi teniente!

FRANZ.- Qu?

HEINRICH.- Son guerrilleros

FRANZ.-Es posible. Y despus?

HEINRICH.-Si usted me permite...

KLAGES.-Le he prohibido que se ocupe de ellos

FRANZ.- Ha odo, Heinrich! Todo en regla Salga!

KLAGES.-Espera, Sabes lo que me ha preguntado?

Heinrich.- Yo yo bromeaba, mi teniente

FRANZ.- Con un superior? Qu es lo que ha preguntado?

KLAGES.- Qu har usted si yo no le obedezco?

FRANZ.- Ah! Ahora, cabo me toca a m responderle. Si usted no me obedece yo lo liquidar

KLAGES.- Condzcame a los puestos de avanzada.

ESCENA VII

FRANZ, JOHANNA

FRANZ.- Crees que esta bien el hecho de matar a mis soldados?

JOHANNA.-Pero usted no lo ha matado

FRANZ.-Pero no hice todo lo que deba para impedir que murieran.

JOHANNA.-Los prisioneros no hubieran hablado

FRANZ.- Qu sabe usted?

JOHANNA.- Unos campesinos? No hubieran tenido nada que confesar.

FRANZ.- Quin prueba que no eran guerrilleros?

JOHANNA.- En general, los guerrilleros nos confiesan.

FRANZ.- En general, si! Alemania bien vale un crimen verdad? No s si me hago comprender. Usted pertenece a otra generacin. La vida breve: con una muerte espectacular! Caminar! Caminar! Ir hasta el fin del horror, ms all del infierno! Un polvorn: yo hubiera podido fulminarlo en las tinieblas, todo hubiera volado, salvo mi pas, en un instante yo hubiera podido ser el florn giratorio de un fuego artificial memorable y despus nada: la noche y mi fuego artificial memorable y despus, nada: la noche y mi nombre, solo, sobre el bronce. Confesemos me abland. Los principios, querida, siempre los principios. A esos dos prisioneros desconocidos, usted se imaginaba que yo prefera mis hombres. Y sin embargo, fue preciso que dijera: no! Y seria por eso un canbal? Permtame, a lo sumo un vegetariano. El que no hace todo lo que debera de hacer no hace nada; yo no hice nada. El que no hace nada no es nadie nadie? Presente! He aqu el primer juez de acusacin.

ESCENA VIII

FRANZ. LENI

(Franz se quita rpidamente el reloj pulsera y lo guarda en el bolsillo.Leni entra trayendo en un plato, un pastel de sabolla cubierto de azcar impalpable.

Sobre el pastel cuatro velitas .Trae un diario bajo el brazo izquierdo.)

Franz-Por qu interrumpirme a esta hora?

Leni-Tu sabes la hora?

Franz-Se que acabas de dejarme.

Leni-El tiempo te ha parecido muy corto.

Franz-si.(Senalando el paste).Que es eso?

Leni-Un pastel,te lo pensaba dar maana como postre.

Fraqnz- Y despus?

Leni-Ya lo ves,te lo traigo ahora. Con estas velitas

Franz-Velitas,por que?

Leni-Cuentalas

Franz-una , dos , tres, cuatro Y qu.?

Leni-Tu tienes treinta y cuatro anos

Franz-Si, desde el 15 de febrero. Y hoy?

Leni-Hoy es una fecha.

Franz-Bueno. Viste al padre?

Leni-Me ha hecho una visita

Franz- Estuvo mucho tiempo?

Leni-Bastante

Franz-En tu habitacin: Es una cortesa excepcional .Me miras?

Leni-Si. (Una pausa).Eres otro. Eso debiera notarse

Franz-Y acaso no se nota?

Leni- No. Yo te veo a ti.es una decepcin.(Una pausa).La culpa no es de nadie, querida Hubiera sido preciso que me amaras. Pero pienso que tu no podias.

Franz-Yo te quiero

Leni-(Con un grito de violencia y de rabia). Cllate! (Ella se domina pero su voz conservara una extrema dureza hasta el final ) El padre me ha dicho que tu conocas a nuestra cunada.

\Franz- Ella viene a verme de vez en cuando. Una excelente muchacha, me alegro por Werner. Que cosas me contabas t? Ella no tiene nada de jorobada

Leni-Claro que si

Franz-Pero no!(Hace un gesto vertical). E s

Leni- Si. Tiene la espalda recta. Pero eso no impide que sea jorobada.(Pausa) La encuentras bonita?

Franz- Y t?

Leni- Bella como la muerte.

Franz- Es muy simptico eso que dices: esa misma reflexin le hice yo

Leni- Bebo por ella (Vaca su copa y la arroja)

Franz- (Con acento objetivo) Estas celosa?

Leni- No se nada

Franz- Si. Es demasiado pronto (Pausa. Franz toma un pedazo de torta y come. Con la mano derecha abre el cajn del escritorio, toma el revlver y comiendo siempre se lo alcanza a Leni) Toma.(Indicndose as mismo) Tira. Y djala tranquila.

Leni-(Riendo) Guardalo.Yo no se si quiera manejarlo.

Franz-(Que mantiene el brazo tendido y el revlver en la palma de su mano) No le haras ningn dao?

Leni- Acaso fue a ella a quien cuide durante trece aos? Ella no me debe nada. Solo deseo que sufra un poco, pero eso es por tu amor

Franz- ( Franz como afirmando) Yo, yo te lo debo todo?

Leni- (Agresiva) Todo!

Franz-(Mostrndole el revlver) Tmalo entonces.

Leni- Eso quisieras. No pienso matarte. Mi adorado amor. Me ver obligada a causarte mucho dao; es mi intencin contarle todo a Johana.

Franz- Todo

Leni- Todo. Te destrozar en su corazn. (La mano de Franz se crispa sobre el revolver) Dispara contra tu pobre hermanita: pero ya he hecho una carta; en caso de una desgracia , Jhoana la recibir esta noche (Pausa) T crees que me estoy vengando?

Franz- No te estas vengando?

Leni- Hago lo que creo justo. Muerto o vivo, es justo que t me pertenezcas, porque soy la nica que te ama tal como eres.

Franz- La nica? (Pausa) Aller, yo hubiera hecho una masacre. Hoy tengo una posibilidad sobre cien de que me acepte. (Colocando el revolver en el cajn) Si estas viva? Es por que he resuelto ensayar esa posibilidad hasta el final.

Leni- Muy bien. Que ella sepa lo que yo se y que la mejor gane la partida(Leni se levanta va hacia el cuarto de bano. Al pasar por detrs Franz Leni aroja

El diario sobre la mesa.Franz se sobresalta)

Franz- Qu?

Leni- Es el Frankfurter Zeitung,Alli se habla de nosotros.

Franz- De ti y de mi?

Leni- De la familia. Hace una serie de artculos: los gigantes que han construido a Alemania. A tal seor tal honor: Comienza su lista con los Gerlach.

Franz- (Que no se decide a tomar el diario) El padre es un gigante?

Leni- (Mostrndole el artculo.)

Eso es lo que dice; puede leerlo, dicen que es el ms grande de todos. (

Franz toma el diario con una especie de gruido ronco; lo abre. Se sienta de frente al pblico dando la espalda al cuarto de bao, con la cabeza hundida entre las hojas desplegadas del diario. Leni golpea la puerta del cuarto de bao) Ya se que usted esta ah!

ESCENA IX

FRANZ, LENI, JOHANNA

JOHANNA (abriendo la puerta). Tanto mejor. No me gusta esconderme. (Buenos das.)

LENI (tambin amable). Buenos das.

(Johanna, inquieta, aparta a Leni, va directo hacia Franz y lo observa leer.)

JOHANNA. - Diarios? (Franz ni siquiera se vuelve. Johanna dndose vuelta hacia Leni.) Ha andado deprisa.

LENI. Tengo mucho apuro.

JOHANNA. - Prisa de matarlo?

LENI (alzndose de hombros). Eso no.

JOHANNA. Corra porque nosotros le llevamos la delantera! Desde hoy estoy convencida de que podre soportar la verdad.

LENI. Que curioso: el tambin esta convencido de que usted la soportara.

JOHANNA (sonriendo). - Soportare todo. (Pausa.) El padre le ha dado toda la informacin?

LENI. Claro que si.

JOHANNA. Me haba amenazado con hacerlo. Pero es el quien me proporciono el medio de entrar aqu.

LENI. - Ah!

JOHANNA. - No le dijo eso?

LENI. No.

JOHANNA. El nos utiliza en sus maniobras.

LENI. Eso es evidente.

JOHANNA. - Y usted acepta eso?

LENI. Si.

JOHANNA. - Qu es lo que usted pide?

LENI (sealando a Franz). Que usted salga de su vida.

JOHANNA. No saldr mas.

LENI. Yo la hare salir.

JOHANNA. Trate de hacerlo.

LENI. Nosotras somos dos. Una esta de mas. Esa debe sealarse a ella misma.

JOHANNA. - Cmo lo haremos?

LENI. Es preciso una prueba seria. Si usted gana, usted me reemplazara.

JOHANNA. Usted hara trampa.

LENI. No ser preciso.

JOHANNA. - Por qu?

LENI. Porque usted debe perder.

JOHANNA. Hagamos una prueba.

LENI. El le ha contado del cabo Heinrich, y de los prisioneros rusos? Se ha acusado de haber condenado a muerte a sus camaradas para salvar la vida de dos guerrilleros?

JOHANNA. Si.

LENI. - Y usted ha admitido que el tenia razn?

JOHANNA. - Usted lo sabe todo!

LENI. No se extrane. El ya me ha hecho a mi la misma escena.

JOHANNA. Entonces, usted pretende que el ha mentido?

LENI. No hay nada falso en lo que ha dicho. Pero la historia no termina all. He aqu la prueba.

FRANZ. Formidable! Ciento veinte astilleros! Se iria de la Tierra a la Luna poniendo uno tras otro el recorrido anual de nuestros barcos. Alemania esta de pie! Viva Alemania! Gracias, hermanito. Y ahora, dejanos!

LENI. No.

FRANZ (imperioso, gritando). - Te he dicho que nos dejes! (quiere arrastrarla.)

JOHANNA. - Franz!

FRANZ. - Qu hay?

JOHANNA. Quiero saber el final de la historia.

FRANZ. La historia no tiene final. Todo el mundo se muri salvo yo.

LENI. Mirelo. En el 49, un dia me confeso todo.

JOHANNA. Confesado que?

FRANZ. Bobadas. Acaso es posible hablarle seriamente? Bromeaba! (Una pausa.) Johanna, usted me ha prometido creer solo en m.

JOHANNA. S.

FRANZ. - Crame, por dios! Crame!

JOHANNA. Yo pero si usted no es el mismo en presencia de ella (Leni re.) Deme el deseo de creerlo! Dgame que ella miente, hable! Usted no ha hecho nada, verdad?

FRANZ (casi con un gruido). - Nada!

JOHANNA (con violencia). - Pero dgalo! Es preciso que yo le oiga decir! Dgale: yo no he hecho nada!

FRANZ (con voz trastornada). Yo no he hecho nada.

LENI. Pero dejaste de hacer.

JOHANNA. - Qu?

LENI. Heinrich.

JOHANNA. - Los dos prisioneros?

LENI. Esos dos para empezar.

JOHANNA. - Hubo otros?

LENI. Solo cuesta el primer paso.

FRANZ. Ya me explicare. Cuando veo a las dos, pierdo la cabeza. Ustedes acabaran con mi vida Johanna, cuando estemos solos todo paso tan rpidamente pero ya recuperare mi razn, entonces dir toda la verdad. Johanna, yo la amo ms que a mi vida.JOHANNA. - Sulteme! (se ha colocado al lado de Leni. Franz, queda como atontado frente a ella.)

LENI (a Johanna). La prueba se ha planteado muy mal.

JOHANNA. Se ha perdido. Gurdesela.

FRANZ (enloquecido). Escchenme ustedes dos.

JOHANNA (con expresin de odio). Usted ha torturado.

FRANZ. - Johanna! (ella lo mira). No con esos ojos. No con esos ojos. (Una pausa.) Y yo lo saba. (Se hecha a rer y se pone en cuatro patas.) Hacia atrs! (Leni grita. l se incorpora) No me habas visto nunca en cangrejo, hermanita? (Una pausa.) Salgan las dos! (Leni va hacia la mesa y trata de abrir el cajn.) Cinco y diez. Dganle a mi padre que le doy cita a las seis en la sala del consejo. Salgan! (Un largo silencio. La luz baja. Johanna sale primero sin volverse. Leni vacila un instante despus la sigue. Franz se sienta, retoma el diario.) Ciento veinte astilleros: un imperio!

ACTO QUINTO

El mismo decorado del primer acto. Son las siete. El dia declina. No se nota al principio porque las persianas estn cerradas y la pieza est en penumbras. El reloj suena siete campanadas. A la tercera, la persiana del ventanal de la izquierda se abre y la luz entra. EL PADRE empuja el ventanal y entra a su vez. En el mismo instante, la puerta de FRANZ se abre en el primer piso y FRANZ aparece en el vano. Los dos hombres se miran un instante. FRANZ lleva en la mano una pequea valija negra, cuadrada, es un magnetogono.

ESCENA I

EL PADRE, FRANZ

FRANZ (sin moverse). Buenos das, padre.

EL PADRE (con su voz natural y familiar). Buenos das, pequeo. (Vacila y debe sostenerse en el respaldo de una silla.) Espera, voy a dar la luz.

(Abre el otro ventanal y empuja las persianas. La luz verdosa del primer acto atenuada- entra en la habitacin.)

FRANZ (que ha bajado unos escalones. Lo escucho.

EL PADRE. No tengo nada que decirte.

FRANZ. - Cmo? Usted ha suplicado a Leni

EL PADRE. Hijo, estoy en este pabelln porque tu me has dado cita.

FRANZ (lo mira con estupor; despus estalla de risa). La verdad, es cierto. (Baja otro escalon y se detiene.) Que buena partida! Usted ha Johanna contra Leni, despus a Leni contra Johanna. Y ha hecho jaque mate en cuatro jugadas.

EL PADRE. - Quin es el jaque mate?

FRANZ. Yo, el rey de las negras. No se ha cansado de ganar?

EL PADRE. Estoy cansado de todo, hijo. Salvo de esto: uno nunca gana, apenas si salva la apuesta.

FRANZ (alzndose de hombros). Usted acaba siempre por hacer lo que usted quiere.

EL PADRE. Es el medio mas seguro de perder.

FRANZ (con acento aspero). - Eso si! (Brusco.) Vamos al grano, Qu quera usted?

EL PADRE. - En este momento? Verte.

FRANZ. - Aqu estoy! Hartese de mi presencia, mientras puede tenerla enfrente: le reservo informaciones preciosas. (EL PADRE tose.) No tosa.

EL PADRE (con tono de cierta humildad. Tratare. (Tose nuevamente.) No es muy comodo (Dominandose.) Bueno.

FRANZ (mirando a su padre. Lentamente). - Que tristeza! (Una pausa.) Sonria, pues. Es un dia de fiesta, el padre y el hijo se reencuentran, hay que matar un pavo gordo. (Bruscamente.) Usted no ser mi juez?

EL PADRE. - Quin habla de eso?

FRANZ. Sus ojos. (Una pausa.) Dos criminales: uno condena al otro en nombre de principios que los dos han violado: Cmo llamaramos a esta farsa?

EL PADRE (tranquilo y neutro). La justicia. (Breve silencio.) Tu eres un criminal?

FRANZ. Si. Usted tambin. (Una pausa.) Yo lo recuso.

EL PADRE. - Para que querias hablarme?

FRANZ. Para informarle que he perdido todo, y que usted perder todo tambin. Jure o vuelvo a encerrarme en mi cuarto al instante.

EL PADRE (va hasta la Biblia, la abre, extiende la mano). - Juro!

FRANZ. - En buena hora! (Baja, va hasta la mesa, coloca sobre ella el magnetfono. Y se vuelve. Padre e hijo estn frente a frente, de pie.) - Dnde estn sus anos? Esta igual.

EL PADRE. Por cierto que no.

FRANZ (se acerca como fascinado. Con insolencia evidente pero a la defensiva). Lo vuelvo a ver sin ninguna emocin. (Una pausa. Levanta la mano y con un gesto casi involuntario la posa sobre el brazo de su padre.) El viejo Hindenburg, verdad? (Se echa hacia atrs. Seco y con maldad.) Yo he torturado. (Un silencio. Luego con violencia.) Me ha odo?

EL PADRE (sin cambiar de expresin). Si, continua.

FRANZ. Eso es todo. Los guerrilleros nos asediaban, contaban con la complicidad de toda la aldea, trate de hacer hablar a los campesinos. (Un silencio. Seco y nervioso.) Es siempre la misma historia.

EL PADRE (pesado y lento pero inexpresivo). Siempre. (Una pausa. FRANZ lo mira con altanera.)

FRANZ. Usted me juzga, verdad?

EL PADRE. No.

FRANZ. Tanto mejor. Querido padre, prefiero prevenirle: yo he sido torturador porque usted fue denunciador.

EL PADRE. Yo no he denunciado a nadie.

FRANZ. - Y al rabino polaco?

EL PADRE. Tampoco a el. Corri todos los riesgos mas desagradables.

FRANZ. Yo no dire nada mas. (Reviviendo el pasado.) Los riesgos mas desagradables? Yo tambien los cambinRiendo.) Si! Muy desagradables. (Rie. EL PADRE aprovecha para toser.) Qu sucede?

EL PADRE. Nada, rio contigo.

FRANZ. - Usted tose! Por favor, no lo haga! Me desgarra la garganta!

EL PADRE. Perdoname.

FRANZ. - Va a morirse?

EL PADRE. Ya lo sabes.

FRANZ (va a acercarse. Bruscamente retrocede). - De buena nos libramos! (Sus manos tiemblan.) Debe causar un dolor de perros.

EL PADRE. - Qu cosa?

FRANZ. Esa endiablada tos.

EL PADRE (fastidiado). No. (La tos vuelve. Luego se calma.)

FRANZ. Sus sufrimientos yo los siento. (Lo mira fijamente.) Me ha faltado imaginacin.

EL PADRE. - Cundo?

FRANZ. Alla lejos. (Un largo silencio. Se aleja del PADRE y mira por la puerta del fondo. Cuando habla, vive su pasado, lo hace presente, salvo cuando habla al PADRE.) Los superiores, hechos caldo; los cabos, los Klages, en mis manos; los soldados, a mis pies. La nica consigna: resistir. Yo resisto. Elijo a los vivos y a los muertos: tu ve a hacerte matar! Tu qudate aqu! (Una pausa. Adelantandose al frente de la escena, noble y siniestro.) Yo tengo el poder supremo. (Una pausa.) Qu le parece? (Actua como si escuchara a un interlocutor invisible, despus se vuelve hacia EL PADRE.) Me preguntaban: Qu piensas hacer?

EL PADRE. - Quin?

FRANZ. Algo que estaba en el aire de la noche. Todas las noches. (Imitanto el