Adiccion al FaceBook
-
Upload
david-cubillos -
Category
Documents
-
view
212 -
download
0
description
Transcript of Adiccion al FaceBook
En el momento en el que el uso de
Internet interfiere en las actividades
diarias de un modo significativo es
cuando puede ser considerado
patológico. Según un estudio,
existen dos grupos de jóvenes que
corren el riesgo de sufrir adicción a
Facebook y otras redes sociales:
aquellos con baja autoestima y los
que buscan emociones fuertes.
La red social Facebook cuenta ya
con 130 millones de usuarios en
todo el mundo y ha llegado a
superar a Google como página más
visitada en Estados Unidos. Se
pueden compartir fotos, noticias,
recuperar el contacto con amigos
del pasado o enviar de forma
sencilla invitaciones a eventos, entre
otras muchas interacciones posibles.
Sin embargo, según el porcentaje
que barajan diferentes estudios,
podría haber en torno a tres
millones de personas que han
convertido el uso de esta página
web en una «dependencia».
Un decálogo elaborado por un
grupo de fanáticos de la red social
perfila los síntomas del internauta
«enganchado»: «Su fotografía del
perfil ha llegado a formar parte del
esquema corporal del adicto a
Facebook. Cree que realmente se ve
como esa imagen, la mejor, en todo
momento». «Una de las máximas
realizaciones en la vida personal y
social de un adicto es que alguien
le desee “feliz cumpleaños” en su
muro. Si logra tal cosa, siente que ya
ha vivido lo suficiente», dice otra de
las premisas.
«Si esto es sólo para matar el
aburrimiento», justifica un
internauta. Otros, sin embargo,
reconocen el peso de las redes
sociales en sus vidas: «Tengo que
escribir con mayúsculas porque
tanto “face” me tiene medio ciega,
es una pandemia», ironiza una
usuaria de la red social. Son algunos
de los comentarios registrados en el
grupo «Mi adicción a Facebook me
está preocupando… y mucho…».
«Sí, lo admito, soy culpable pero es
la consecuencia de no tener
trabajo», reconoce una incondicional
para quien otro internauta tiene la
réplica: «Gracias a él se pasan más
rápido las aburridas horas de trabajo
este mes». Otros prefieren banalizar
la situación: «¿Y cuándo van abrir
una clínica para políticos adictos al
poder ?».
Cuando una actividad pasa a ser
patología
Los expertos reconocen ciertas
analogías entre la adicción a Internet
y el juego patológico, la adicción al
tabaco, el alcoholismo o las compras
compulsivas, con la salvedad de que
en una persona «enganchada» a las
redes sociales no existe una
sustancia responsable de la
conducta adictiva.
El psiquiatra Federico Tonioni explica
que «el uso patológico de Internet
provoca síntomas físicos muy
similares a los que manifiestan los
toxicómanos en crisis de
abstinencia», que se traducen
en ansiedad, depresión y miedo de
perder el control de lo que ocurre
en Internet. Los síntomas: pérdida
de las relaciones interpersonales,
cambios de humor, alteración de la
percepción temporal, empleo
compulsivo del medio, el ‘fetichismo
tecnológico’, la privación del sueño y
problemas físicos de diversa
naturaleza como dolor de espalda,
vista cansada, etc.
La línea que separa un hobby de una
adicción es muy delgada. Una
persona que se sienta fascinada por
las redes sociales, donde invierte
cantidades ingentes de tiempo con
la posibilidad de aprender, fomentar
la creatividad y comunicarse estaría
dentro de las pautas que conlleva
cualquier otra afición. Los problemas
surgen en el punto en que se
traspasa el uso de la tecnología y
aparecen las consecuencias
derivadas directamente de la
actividad.
Según el catedrático Enrique
Echeburúa la adicción llega cuando
esa afición «interfiere en tu vida
cotidiana o no se busca esa
conducta para pasarlo bien, sino
para no pasarlo mal».
Perfil del «adicto»
Las adicciones relacionadas con la
Red se agrupan en cinco tipos: la
sexual (dependencia del sexo virtual
o la pornografía), la relacional
(relativa a las redes sociales), la
compulsiva (adicción a los juegos de
azar, las compras, etc), la adicción a
las descargas (búsqueda compulsiva
de información) y la dependencia de
los ordenadores (relacionada con los
videojuegos).
En general, en el caso de las redes
sociales el perfil del adicto es un
joven, varón, con un elevado nivel
educativo y cultural, y habilidoso en
el uso de la tecnología
informática. Se apunta a la timidez
como uno de los rasgos
habituales, ya que el sujeto
encuentra en el ciberespacio la
posibilidad de liberarse de la
ansiedad producida por las
relaciones sociales cara a cara,
ganando en autoconfianza, dado el
relativo anonimato que proporciona
Internet.
El profesor de psicología John Suler
señala en esta línea que aquellos
que frecuentan los foros, chats y
redes sociales tienen en común la
búsqueda de estimulación social. Las
necesidades de filiación, de ser
reconocidos, poderosos o amados
subyacen a este tipo de utilización
de la Red.
Cómo «desengancharse»
Los adictos al chat, las redes sociales
o al email pueden mejorar
súbitamente en el momento en que
sus necesidades de comunicación en
la vida real aumenten o bien cedan
las circunstancias que las restringen.
Una de los numerosos
departamentos médicos que van
arreciando para tratar al «ciber-
adicto» se encuentra en el Policlínico
Agostino Gemelli de Roma. Los
pacientes acuden sólo durante el día
a un ambulatorio en el que se sigue
un riguroso protocolo de
intervención. El objetivo siempre es
reinsertar progresivamente al
enfermo en un grupo de
rehabilitación para «reactivar su
contacto con la vida y con los
demás». No en vano, el abuso de la
Red ha podido arrastrar al paciente a
la creación de una identidad ficticia,
el aislamiento social y hasta a la
obesidad derivada del sedentarismo,
entre otras consecuencias.