ADOLFO COLOMBRES CELEBRACIÓN DEL LENGUAJE

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Adolfo Colombres

CELEBRACION LENGUAJE

DEL

Hacia una teora intercultural de la literatura

INDICE

Introduccin

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3 / ll / 23 / 34

Captulo I: ELOGIO DE LA PALABRA

Captulo II: LOS DUEOS DE LA PALABRA

Captulo III: ORALIDAD Y LITERATURA ORAL

Captulo IV: LA CUESTION DEL ESTILO,O LOS RECURSOS DEL EXTASIS / 43 Captulo V: DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA Y LA IMPRENTA / 6O Captulo VI: LITERATURA POPULAR Y BELLAS LETRAS / 73 Captulo VII: SOBRE LA FORMA Y LOS GENEROS Captulo VIII: DE LA POESIA AL DRAMA Captulo IX: DEL MITO AL CUENTO / / ll2 / l28 / l52 97 / 86

Captulo X: DE LA EPOPEYA A LA NOVELA

Captulo XI: SOBRE AUTORES,PERSONAJES Y HEROES Captulo XII: LA POETICA DE LA RISA / l7l /

Captulo XIII: EL TRANSVASAMIENTO A LA ESCRITURA

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Captulo XIV: LA MEDIATIZACION DE LA ORALIDAD / 2O5

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Bibliografa

INTRODUCCIN Al concebir este libro,me animaba el propsito de trabajar en una antropologa de la literatura,en la que reunira al escritor que siempre fui por vocacin y el antroplogo que devine sin proponrmelo ni asumirlo del todo. Se trataba,una vez ms,de teorizar sobre la cultura,aunque guiado ahora por la conciencia de que sta,como bien sealaba Bakhtine,es en definitiva un fenmeno de lenguaje,porque el objeto esttico crece en las fronteras de la palabra o del lenguaje en tanto tal (l). Es que el lenguaje no se limita a comunicar,sino que crea o constituye el conocimiento del mundo,lo que llamamos realidad. Aade Steiner que el lenguaje es el misterio que define al hombre,ya que en ste su identidad y su presencia histrica se hacen explcitas de manera nica (2). Una vez sumergido en el tema,comprend que no bastaba con una mirada antropolgica,pues aunque ella predominase,se tornaba preciso incorporar tambin la de otras disciplinas,como la filosofa, la sociologa,la teora del arte y,por cierto,la historia y la crtica literarias,sin las cuales no sera posible crear una ciencia de la literatura que en verdad fuera universal y profunda,es decir,que no se quedara en el mero juego de las analogas propio de la literatura comparada,la que por haber descartado en su misma base metodolgica (definida en l95l por Marius F. Guyard) los contextos sociales y las situaciones de dominacin,no logr resultados reveladores. Por otra parte,se podra decir que esta ltima fue intracultural,pues se movi casi siempre en el mbito de las literaturas reconocidas de Occidente. La teora a proponer deba comenzar torpedeando la actual concepcin -cuya pretendida universalidad estuvo desde un principio al servicio de una hegemona-,para abrirse luego 3

sin prejuicios hacia otras literaturas escritas,y sobre todo a la oralidad,lo que implicaba fundarse ya en la palabra y no en la escritura,en el lenguaje en s antes que en el texto impreso. El desafo pasaba entonces por construir un sistema comprensivo de todos los sistemas,ya sean centrales o perifricos,y basados tanto en la escritura como en la oralidad. Tal sistema deba establecer relaciones simtricas (es decir,no jerarquizadas),y no entender la diversidad como una simple yuxtaposicin conformista y despreocupada de lo diferente,sino como un esfuerzo real por establecer un dilogo enriquecedor entre las prcticas que lo conforman. Al fin de cuentas,los poetas y narradores orales recibieron siempre influencias estilsticas y ejes temticos del mbito de la escritura,as como sta los recibi de la oralidad,en un intercambio por lo comn fecundo. Es que una verdadera ciencia de la literatura debe encararse como un serio intento de ahondar sin mistificaciones en la alteridad. Quizs convenga traer aqu a colacin que la historia de la cultura que intenta Foucault (arqueologa del saber) se reduce en definitiva a la historia de las formas de alteridad que la cultura ha producido,y tambin,se podra agregar,a la opresin que pesa sobre las diferencias (o los diferentes),que activa el cambio cultural en las fronteras de dicha alteridad,ya sea por aculturacin o por reculturacin. El rostro del dominado,deca Ticio Escobar,le pertenece en parte,pues hay otra parte inventada por el opresor (3). Esta ciencia a la que queremos humildemente contribuir ser a la postre una exaltada celebracin del lenguaje,pues,como sostena Lacan (coincidiendo sin saberlo con el pensamiento africano),es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas. El hombre habla,s,pero es porque los smbolos lo hicieron hombre. Smbolos que lo envuelven a lo largo de su vida en una red totalizadora (4). Ellos no operan aislados, sino en una espesa red,en un sistema coherente (por ms que albergue contradicciones) que podramos llamar matriz simblica. Adems de posibilitar la vida social,sta cumple la funcin de procesar los elementos que le llegan del exterior, realizando una sntesis de los mismos conforme a su visin particular del mundo. O sea,es dicha matriz lo que regula la apropiacin cultural,resignificando y refuncionalizando los prstamos,con lo que relega a un segundo plano la cuestin del origen del relato y dems elementos de una cultura,pues lo determinante ser la aptitud del grupo de apropiarse de los mismos. Mientras ella subsista,subsistir la alteridad,las diferencias,formas propias (o apropiadas) en las que la comunidad se sienta reflejada,y que alimentan la resistencia cultural en los casos de dominacin. Si una comunidad conserva el control de su produccin simblica estar en condiciones de mantener el hilo de su propia historia y regular su proceso de cambio,desde que cambiar por s misma,desde s misma,y no ser cambiada desde afuera,sometida a otros modelos. Esto nos pone ante el problema de la aculturacin literaria,que lleva a la defensa de la integridad y coherencia de los relatos fundacionales,es decir,del universo mito-histrico. Desde ya,la alteridad est siempre presente en toda prctica literaria,como una tensin entre la identidad y la diferencia,entre lo propio y lo ajeno,que se traduce en la opcin entre fugarse de la propia cultura o fortalecerla y activarla. Inciden aqu,y sobre todo en el campo literario,los arquetipos,que agrupan constelaciones de smbolos,pues a menudo estos ltimos no son ms que variantes de un mismo arquetipo o una combinacin de dos o ms de ellos. El arquetipo acta as como ncleo organizador de las imgenes. No se debe confundir smbolo con arquetipo. El primero es 4

ambivalente,ambiguo,y el segundo no. Una rueda,por ejemplo, slo puede dar una idea de circularidad y servir para representar lo cclico. Una serpiente,por el contrario, puede simbolizar varias cosas. En l733,los benedictinos de Saint-Maur encaran una gigantesca historia literaria de Francia que comprende todas las actividades intelectuales del letrado,por lo que une a las bellas letras la erudicin,la filosofa y lo que ya se llamaba "ciencia",por ms que los cultores de esta ltima buscaran entonces afirmarse en un mtodo propio,que la diferenciase del discurso esttico,dando autonoma a las distintas disciplinas. El concepto de literatura,entendida como una produccin especfica separada del saber libresco general de carcter utilitario,se define en Alemania en la segunda mitad del siglo XVIII. Lessing publica en l759 unas cartas que se refieren a la produccin "literaria" reciente.A partir de l77O se usa esa palabra para designar al conjunto de la produccin literaria de un pas o una poca. En l8OO se da otro paso,para aludir a la actividad literaria en general. Madame de Stal publica De la littrature considere dans ses rapports avec les institutions sociales,donde emplea ya la palabra "literatura" en el mismo sentido que hoy le atribuimos. Este nuevo trmino vino a sustituir al de "bellas letras",usado hasta entonces,y que tambin haca expresa alusin a la escritura,con dos grandes vertientes: la poesa y la prosa narrativa. La primera poda ser pica,lrica y dramtica,y ocupaba un sitio ms prestigioso que la segunda. Se podra decir que el concepto de literatura aparece en Europa el momento en que se impone la novela y la escritura se difunde al gran pblico,lo que le confiere una dimensin social que no tenan las bellas letras,y tambin una dimensin esttica diferente. No obstante,no se despega de la condicin letrada para abrir ventanas a la oralidad. Configura un mundo cerrado,exclusivo,y elitista en la medida en que obstruye los vasos comunicantes entre la escritura literaria y la palabra no escrita que,sin olvidarse del aspecto formal,persigue funciones no estticas. La palabra oral es respetada mientras se trate de una retrica de letrado,la elocuencia de un sabio, pero no en la boca de los poetas y sabios de las culturas subalternas,quienes no merecern el beneficio de la escritura hasta que no venga el Folklore a recopilar sus testimonios con un lente pretendidamente cientfico,que terminar sacrificando su romanticismo inicial en un altar positivista. (Cabe destacar que desde Augusto Comte en adelante,el positivismo enfatiz que la ciencia es el nico camino posible hacia el conocimiento,y su mtodo el nico vlido,extendiendo esta premisa a todos los campos de la vida humana,inclusive el arte y la literatura,los que deban plegarse a su mtodo si queran alcanzar un contenido de verdad.) Por otra parte,el desarrollo de los patrones estticos ir separando de la literatura propiamente dicha a los escritos filosficos,histricos, cientficos y tcnicos,para dejar a la postre slo los textos que no cumplen otra funcin que la de entretener,o en los que esta funcin es predominante. De lo anterior se puede colegir que es el paso de lo oral a lo escrito y de lo sagrado a lo profano lo que funda el concepto occidental de literatura,as como un creciente olvido de todo lo que entraa la palabra viva,que an apasiona al mundo perifrico. Es decir,la misma pretensin de autonoma frente a lo religioso y otras funciones sociales que se halla en la base del concepto de arte,y que el relato deba antes tomar en cuenta. En el mundo 5

perifrico,en cambio,esto no constituye un objetivo,porque lo sagrado desempea un rol distinto al que tuvo el Cristianismo en la Europa del Medioevo. La literatura guaran es casi enteramente sagrada,y si renegara de dicha dimensin lo perdera casi todo. Desmantelar la escena del rito (y es lo que hace la escritura con la oralidad) constituye el objetivo clave de la estrategia etnocida,afirma Ticio Escobar. Es que en el ritual se representa,cifrada,la sociedad entera; en l despliega sus argumentos ltimos y sus razones primordiales. Extirpar el dispositivo ritual es debilitar al mito,diluir el relato, disolver el contrato social y cancelar as los compromisos comunitarios (5). La escritura posibilit el desarrollo de la razn,la que se opuso desde el principio al pensamiento mtico y el relato ritualizado,minando el sustrato de lo sagrado. Por otra parte, en la concepcin letrada la literatura oral es an vista como un desconocimiento de la escritura,una simple carencia,sin advertir que en muchos casos sus cultores,pudiendo escribir sus textos,prefieren expresarlos con la voz. A menudo incluso los escriben,pero al slo efecto de ponerlos a salvo de las flaquezas de la memoria y poder decirlos luego sin menoscabo frente a un auditorio,no para complacerse con la lectura silenciosa. Cabe sealar adems que no hay una frontera clara entre lo sagrado y lo profano,y menos an en el mundo perifrico,por lo que la pretensin de autonoma,adems de carecer de universalidad,no resulta vlida para el mismo Occidente. Es que toda literatura sagrada es en alguna medida profana,por cuanto aade al mito original elementos que hacen a las circunstancias existenciales del autor o intrprete,lo que va desde El cantar de los cantares y San Juan de la Cruz a las plegarias de los ander guaranes. Siempre lo sagrado, para emocionar a los fieles,debe establecer lazos con lo cotidiano,con personas concretas y las situaciones por las que atraviesa la sociedad. Cuando lo sagrado toma distancia de esta base pierde arraigo y debe mantenerse por la coaccin de las castas sacerdotales. El esoterismo consolid as el poder de las mismas,a expensas de la comunicacin del hombre con la divinidad. La palabra que fluye se convierte entonces en una palabra congelada,dada de una vez para siempre,y que pretende expresar la verdad nica del cosmos. La escritura sirvi muy bien a este propsito,pero tambin la oralidad lo apuntal a menudo,no sin un gran esfuerzo,e imponiendo severas penas a los que olvidaban un texto o lo modificaban. El afn crptico de la escritura sagrada lleg a instituir lenguas artificiales muy alejadas del habla popular,como el egipcio antiguo y el snscrito,y por cierto el latn,que hasta hace pocos aos constituy el instrumento de la liturgia catlica. Fue ms bien tarea de la Reforma romper con este espritu,al impulsar traducciones de la Biblia a las diversas lenguas,lo que convirti a dicho libro en uno de los mayores best-sellers. La Contrarreforma emular dicho aspecto,de modo que los textos religiosos entrarn a Amrica tambin en castellano,y hasta sern traducidos a las principales lenguas indgenas. Pero slo los de este carcter. A pesar de que el guaran fue el nico idioma usado en las misiones y el principal medio de comunicacin del Paraguay,ni una sola produccin literaria de esa lengua se transcribi de la oralidad durante la Colonia. Existi,s,una profusa literatura en guaran impresa en las misiones con textos catlicos,que servan a los fines de la evangelizacin. Las misiones ayudaron a fijar la lengua para valerse de ella,afirman Bareiro Saguier y Rojas Mix,pero vacindola de sus valores originales (6). En l5O6 Espaa dicta una disposicin que pretende preservar a los 6

indgenas de las obras de ficcin o entretenimiento. Una real cdula de l53l prohbe llevar a las Indias "libros de romances de ystorias vanas,como son el Amads y otros de esta calidad porque este es mal exercisio para los indios e cosa en que no es bien se ocupen ni lean." Las mismas se reiteran en l536 en las instrucciones al Virrey Antonio de Mendoza. No obstante,tales libros profanos llegaron a este continente,alimentando una segunda oralidad en los pueblos indgenas,como luego veremos. La introduccin de los libros cristianos vino acompaada por la destruccin de los libros americanos por "herejes". Ya Corts se ocup de quemar cientos de cdices del archivo de Texcoco,y fray Juan de Zumrraga,primer arzobismo de Mxico, dio cuenta del resto. Ms clebre es el Auto de Fe de Man, realizado en l562 por fray Diego de Landa,tras valerse de la tortura y el crimen para encontrar los cdices mayas. Poco se salv del fanatismo de los misioneros,aunque la escritura de caracteres latinos servira luego para recuperar a algunos de ellos. Claro que este trabajo se hizo en forma clandestina o se enmascar con otros propsitos. Sahagn disimula su tarea etnogrfica con el argumento de que al recopilar los textos indgenas se podr combatir mejor la idolatra. Sin embargo,en l577 una real cdula interrumpi la redaccin de su Historia General de las cosas de la Nueva Espaa (obra bilinge con ilustraciones de tradicin mixta),prohibiendo en forma terminante esa tarea "diablica" que se propona consignar todo el patrimonio verbal nhuatl "antes de que desaparezca" y disponiendo la inmediata destruccin de los "testimonios del paganismo". A causa de esta cdula,los textos permanecieron cientos de aos en el silencio. Recin en el siglo XIX es exhumado el Popol Vuh de los kichs,mientras que El primer nueva cornica y buen gobierno de Guamn Poma de Ayala, concluido en l6l5,deber esperar hasta l936 para ver la luz. Los textos clsicos de la cultura nhuatl recopilados por Sahagn,Durn,Olmos y otros,debieron esperar tambin a que el padre Angel Mara Garibay los rescatara. Frente al problema que plantea la literatura popular habr que preguntarse siempre en primer trmino quin la define,y en base a qu criterios. Algo similar ocurre en el terreno del arte,donde se aplica el concepto occidental del mismo a la produccin plstica de los sectores subalternos,la que por lo comn carece de un propsito predominantemente esttico. As -y sirva esto de ejemplo-,el relato mtico no responde a la idea de ficcin,pues los que lo vivencian lo sienten como una vera narratio de funcin eminentemente religiosa,por lo que no puede homologarse con la convencin literaria. El mismo concepto de literatura que hoy se maneja, como vimos,es de origen occidental y elitista,y por lo tanto extrao a los sectores populares,por ms que stos cultiven gneros admitidos como literarios,o al menos como integrantes de una literatura "folklrica". Por consiguiente,no sera del todo correcta la afirmacin de algunos socilogos de que literatura es lo que una sociedad acepta como tal. Ello puede ser vlido para el sector dominante,mas no para el subalterno, que debe someter las formas heterogneas que asume su lenguaje (tanto potico como en prosa) a categoras y enfoques ajenos a su sistema comunicacional,en base a los cuales se los juzgar. A causa de esto precisamente se puede tildar a tal literatura de "brbara": porque es valorada desde afuera,por un otro que adems de desconocer sus cdigos se siente superior,pues su etnocentrismo le impide entender la diferencia como una 7

especificidad digna de respeto. Especificidad,por otra parte, propia de una prctica que nunca se piensa a s misma como literaria ni teoriza sobre sus principios formales,pero a la que podemos considerar como tal,con el mismo derecho que se arrogan los que incluyen en la historia de la pintura obras de carcter religioso realizadas en la Edad Media,es decir,antes de que se creara el concepto de arte,que,como sabemos,es hijo del Renacimiento. O sea que resulta perfectamente lcito incorporar al concepto de literatura discursos escritos y orales creados fuera de sus convenciones,como de hecho se viene haciendo, siempre que se evite el reduccionismo fcil en lo que respecta a los gneros,y no se homologuen las leyes de la oralidad con las de la escritura. Lo grave es que dicha incorporacin no se realice comnmente en trminos de igualdad,de coexistencia e intercambio en similares condiciones,sino dentro de un sistema jerarquizado,donde las creaciones populares son tildadas de "folklricas" y consideradas de segunda mano,algo que no puede codearse con las bellas letras,que son las letras de los que ejercen (o pretenden ejercer) el monopolio de la palabra. A los que de un modo expreso o tcito alimentan la asimetra cabe hacerles dos advertencias,como llamado a la reflexin. La primera,que tomen en cuenta que en tanto outsiders de la cultura popular no comparten la totalidad de sus referencias (lo que s ocurre entre el narrador oral y su pblico),por lo que toda desvalorizacin queda viciada de etnocentrismo hasta que no se pruebe lo contrario,recurriendo a las leyes propias del sistema comunicacional en cuestin,o a pautas que a todas luces puedan admitirse como universales. La segunda,que en el contexto de Amrica Latina,al igual que en los de Africa y Asia,la literatura popular da buena cuenta,tanto en sus contenidos simblicos como en sus manejos de lenguaje,de las distintas vertientes del imaginario social,a las que ninguna autntica literatura puede ignorar,y mxime si aspira a afirmar su especificidad frente a otras literaturas. Y no se trata de tomar slo de ella la informacin que contiene,sino tambin de prestar especial atencin a sus modos de decir las cosas,como lo hicieron Rabelais,Joyce y muchos otros grandes escritores. El problema de la incorporacin de las literaturas indgenas lleva a trabajar al menos en cuatro lneas. La primera sera la literatura de tradicin oral de estos pueblos,narrada o cantada en su lengua y con la totalidad de los elementos que definen el estilo social y aportan unidades semnticas no verbales. La segunda est dada por el trnsito de los relatos y cantos de tradicin oral a la escritura,lo que obliga a distinguir los casos en que dicho trnsito fue realizado por personas ajenas al grupo de los que fue obra de miembros del mismo,y a preguntarse si se utiliz la lengua materna o una segunda lengua. La tercera lnea sera la creacin literaria escrita en lengua indgena,actualmente en emergencia,y que reclama un sitio en la literatura de Amrica Latina que vaya ms all de contar sus mitos y cuentos a los nios mediante adaptaciones estereotipadas. Una ltima lnea de trabajo seran las creaciones literarias escritas en los idiomas coloniales (espaol,portugus,ingls) por miembros de dichas minoras,quienes se apoderan as de lenguas de gran difusin para poder publicar sus obras y encontrar un pblico lector que de otro modo no tendran,por pertenecer a pueblos grafos o que carecen de la prctica de la lectura. Africa y Asia optaron por esta lnea,no sin desatar encendidas polmicas en el seno de las sociedades nacionales y hasta en los mismos grupos tribales. Por otra parte,no se trata slo de realizar un buen traspaso de la oralidad a la escritura y los 8

nuevos medios -lo que se ha dado en llamar oralidad mediatizada-,sino de retroalimentar el sistema de la oralidad con la devolucin de todo lo que se registr y public por los diferentes medios,como parte de un proceso de reculturacin y apuntalamiento de su propia lengua,la que deber jugar un rol fundamental en la alfabetizacin. Es que,como seala el escritor zapoteco Vctor de la Cruz,la literatura india contempornea se plantea en primer trmino el problema del alfabeto. Los escritores comienzan a escribir utilizando las letras del alfabeto latino,pero adaptndolas o combinndolas para adecuarlas a los fonemas de su lengua materna y formar as un alfabeto prctico. Pero ocurre a menudo que ste no se encuentra uniformado,y surgen criterios dismiles al respecto que se disputan la primaca y hasta producen confusiones en el sentido,ya que a los serios desacuerdos sobre cmo resolver un problema lingstico se suman las variantes dialectales de una misma lengua. Tales dificultades llevan en la mayor parte de los casos a utilizar la lengua colonial,donde los criterios,s,son uniformes (7). Sucede as que muchos alfabetizados pueden leer sin problema el espaol,pero tropiezan al leer textos en su propia lengua, por falta de costumbre.Mas ocurre asimismo,como contrapartida, que los grupos indgenas con mayor dominio de la lecto-escritura en su lengua la estn usando no slo para escribir cuentos y poesas,sino tambin ensayos cientficos y textos oficiales. Esta es sin duda la mejor va para lograr que dichas lenguas dejen de ser vistas como "dialectos" sin posibilidad de escribirse (8). Ya en l96l observaba George Steiner que el escritor tenda a usar cada vez menos palabras y a quedarse con las ms simples,tanto porque la cultura de masas haba diluido el concepto de cultura literaria,como porque las realidades que el lenguaje poda expresar de forma necesaria y suficiente haban disminuido de manera alarmante (9). Es que la palabra configuraba ya un medio de intercambio tan perverso como el dinero,formando parte,desde el toque final que le dieran la publicidad y los promotores de ideologas sospechosas,del fetichismo de la mercanca. En los aos que pasaron desde entonces el problema no hizo ms que agravarse,alejando a la verdadera creacin literaria del mercado y sometindola as a un creciente aislamiento,pues la comunicacin -y esto lo deca tambin Steiner -slo puede hacerse efectiva dentro de un lenguaje disminuido o corrupto. En esta era de la palabra devaluada,adocenada,domesticada,se torna acuciante recuperar ese valor mgico,numinoso,creador del ser de las cosas,que an posee el lenguaje de muchos pueblos de la periferia (como los guaranes,los bambara,los dogon y los bant,entre muchos otros),que han elaborado ideas tan sutiles como complejas para destacar la importancia del mismo. Dichos sistemas de pensamiento guardan claves capaces de salvar a la modernidad occidental del abismo de la prdida total del sentido que hoy corrompe sus smbolos,y con ellos al mismo pacto social. Una palabra vaciada de sentido no puede tener ya vnculos con la accin,o slo sirve para poner trabas a todo acto capaz de transformar la realidad. Deca Carlyle que las palabras que no conducen a la accin,y ms an las que la entorpecen,son una impertinencia en la tierra. Pero al margen de los graves problemas que aquejan a la modernidad occidental y su deseo de abrirse a las culturas que an conservan el valor de la palabra,est el hecho de que la emergencia civilizatoria de Amrica Latina precisa una teora del arte y la literatura,las que sern aplicables en gran medida a todo el mundo perifrico. Se trata,como se dijo,de crear un sistema capaz de comprender a los otros sistemas,de incluir 9

lo que la concepcin occidental excluye,y a la vez de generar mecanismos defensivos de lo que hasta ahora ha sido negado. Ello debe darse sin privilegiar a la Amrica mestiza como eje de un proyecto de identidad,como hizo el criollismo, para tomar en cuenta todas las prcticas lingsticas de las diferentes matrices simblicas que an mantienen un resto de autonoma. Es que una teora que se pretenda verdaderamente cientfica y universal debe abolir el mbito de lo subalterno, pues mantenerlo bajo cualquier mscara sera no slo renovar a conciencia las formas de una vieja dominacin,sino tambin desconocer el rol de la literatura en el proyecto de identidad de todos los pueblos del mundo que,despus de sobrevivir siglos en la noche de la marginalidad,buscan hoy su rostro en un espejo fragmentado.

NOTAS

l) Mikhal Bakhtine,Esthtique et thorie du roman,Paris, Gallimard,l978; pp. 57 y 62. 2) George Steiner,Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura,el lenguaje y lo inhumano,Mxico,Gedisa,l99O; p.l8. 3) Jacques Lacan,Escritos l,Mxico,Siglo XXI Editores,l98O (2 ed.); pp. 96-98. 4) Cf. Ticio Escobar,La belleza de los otros. Arte indgena del Paraguay,Asuncin,RP Ediciones,l993; p. 9. 5) Cf.ibidem; p. 264. 6) Rubn Bareiro Saguier y Miguel Rojas Mix,"La expresin esttica: arte popular y folklore. Arte culto",en Amrica Latina en sus ideas,Mxico,Siglo XXI-UNESCO,l986; p. 45O. 7) Cf. Vctor de la Cruz,"Literatura indgena: el caso de los zapotecos del Istmo",en Situacin actual y perspectivas de la literatura en lenguas indgenas,de Carlos Montemayor (Coordinador),Mxico,Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,l993; p. l4l. 8) Cf .Juan Gregorio Regino,"Escritores en lenguas indgenas", en ibidem; p. l24. 9) George Steiner,op. cit.; p. 5O.

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Captulo I ELOGIO DE LA PALABRA "No tengo ms que mi palabra" AIME CESAIRE

En un principio,se sabe,era el verbo,es decir,la palabra que ilumina la sombra,brotando como un manantial inteligente. En la gran Nada primordial irrumpe la palabra en la boca de los dioses. En el Popol Vuh leemos que no haba nada dotado de existencia,que estuviera en pie: slo el mar y el cielo en toda su extensin,ambos vacos y en reposo,y que entonces lleg la palabra: Tepeu y Gucumatz hablaron en la oscuridad. O sea,la palabra no esper que el hombre existiera,pues sin ella cmo se hubiera creado al mundo y al mismo hombre que lo habita? Es el viento de la palabra,con su tono imperativo,el que engendra el universo. Hgase la luz,dijo el Dios del Gnesis,y por cierto hubo luz. Despus la palabra hizo el da y la noche,separ el agua del firmamento,y en la inmensidad del mar levant la tierra. Entre la palabra pronunciada y el acto no haba distancia alguna,pues el poder hacer por medio de la palabra es un atributo esencial de los dioses. Pero existe algo anterior a la palabra,sin la cual sta es impensable: la misma voz,que no siempre cristaliza en ella, pues hay tambin vocalizaciones ininteligibles,como los gritos y otros desgarramientos prelingsticos. La voz es el sustento y el transporte de la palabra,a la que llev como un carro sagrado hasta que la escritura la decret prescindible,al fundar un lenguaje sin voz. La palabra es el lenguaje 11

vocalizado,fnicamente realizado en la emisin de la voz,no un trazo en el papel. Primero fue la voz,luego la palabra,y por ltimo la letra. La voz es una cosa en el espacio,una presencia fsica. Posee un tono,un timbre,una amplitud,una altura,un registro. Es decir,un conjunto de elementos a los que cada cultura asigna un valor simblico determinado.As,la voz de la soprano vino en Occidente a simbolizar la femineidad,y la del tenor la masculinidad. El aliento de la voz es creador. Por eso su nombre suele venir ligado al concepto de alma,de espritu: animus en latn,pneuma en griego,e'e o palabra-alma entre los mbyguaran. En los hieroglifos egipcios,la boca designa la fuerza creativa. Para los bant,el fluir de la voz se identifica con el del agua,la sangre y la esperma. Para los tuareg del Sahara aliento y alma son la misma cosa,por lo que para proteger a esta ltima se cubren la cara con un velo negro de fina gasa. Pero dicho fluir no es por cierto uniforme,pues los elementos de la voz varan conforme a la funcin que se propone cumplir. Hay una voz dulce para enamorar y una voz piadosa para hablar con los dioses,una voz para la palabra luminosa y una voz para el poder,y hay voces que,para afirmarse,se vuelven canto. El rey africano habla poco y no alza la voz,pues sabe que el grito es un recurso femenino. Y est tambin la voz del narrador,que fluye en un espacio altamente ritualizado. La voz,nos dice Corcuera Ibez,desborda siempre a la palabra. Enriquece el texto que transmite y hasta lo transforma,porque algunas veces hace que signifique aquello que no dice (l). O sea,aade al significado de la palabra una serie de unidades semnticas (semas) codificadas por la cultura. A menudo las ms altas emociones se patentizan y patetizan en la voz,sin atinar a traducirse en palabras capaces de expresarlas. Es que la voz,en tanto sonido,no puede dejar de registrar la estructura interna del cuerpo que la produce,lo que aporta un criterio de verdad,de interpretacin, que hasta puede negar la validez de un discurso. Esto nos est indicando que detrs de la voz hay siempre una persona,un ser pensante,un cuerpo concreto que habla,que se expresa. No se trata de algo obvio,sino de un criterio fundamental de verdad. En la abstraccin del papel,la palabra puede mentir con facilidad,pues se elimina tanto la voz como su vinculacin con un cuerpo concreto. Palabras que salen de una boca cargadas de verdad,resultan falsas en otra boca,pues hay una estrecha relacin entre lo que se dice y quin lo dice. En las antiguas mitologas,observa Paul Zumthor,la voz sin cuerpo estaba ligada a lo maravilloso,cuando no al terror (2). Por sta y otras razones dicho autor se pronuncia por la creacin de una ciencia de la voz,que arranque de la fsica y la fisiologa de la misma y siga con una lingstica,una antropologa y una historia. Revalorizar la voz es recordar que la palabra es un lenguaje vocalizado,fnicamente realizado en la emisin de la misma,no un trazo en el papel: esto ltimo pertenece ya al mbito del artificio,de lo prescindible. Es que la aventura humana no se funda en la escritura, sino en la palabra,aliento que contiene la humedad y el calor, o sea,la esencia misma de la vida. No puede reducrsela a un mero instrumento de comunicacin,ya que sobre todo es expresin,fuerza,forma. Forma que no ha de entenderse como un esquema fosilizado,como una sujecin a reglas fijas,sino como ritmo puro recreado sin cesar desde una energa que le es propia,y que se moviliza por la pasin de develar lo oculto,de nombrar lo desconocido y alcanzar la significacin especfica de cada momento. Todo es palabra en el universo,todo en l habla. La palabra es esencialmente poder,un poder 12

nombrador, creador,fecundante,que pone en movimiento las fuerzas que permanecen estticas en las cosas. Claro que no cualquier palabra es Palabra,ese verbo en el que reposa toda accin verdadera. Estn la palabra-fuego y la palabra-juego. La primera alberga la fuerza vital y el poder nombrador,busca una forma y deviene una regla mutante,siempre dirigida a la aprehensin del mundo.La palabra-juego es banal, no bucea el numen de las cosas. Se despliega por la superficie de las mismas en demostraciones un tanto obvias,que nada revelan. Slo el poder de la risa puede salvar a lo ldico de la banalidad e insuflarle los atributos del fuego,volvindolo altamente revelador,por la manera en que desnuda a las falsas palabras,instrumentos del poder poltico. Y ms abajo de la palabra-juego se extiende el territorio de la mentira,esa "palabra que no se parece a la palabra",y que corresponde a la inmadurez,a la vacuidad,a la insensatez,a la injuria,como afirma Corcuera Ibez (3). Si la palabra verdadera crea el ser de las cosas,la mentira no constituir apenas un simple mal hbito,sino algo abominable,puesto que puebla el mundo de seres falaces,siembra desaveniencias y rencores,confunde los lmites,degrada lo sagrado,quiebra el equilibrio de la vida. Para el budismo,la palabra verdadera es una de las ocho sendas de la vida espiritual. Para los dibi de Mal,la palabra falsa pudre la sangre de quien la emite. Para los dogon,la mala palabra carece de "granos" (poder germinal),no tiene vida. Produce en quienes la escuchan una impresin desagradable,que se asimila al mal olor,y al igual que ste,a la idea de muerte. Siempre causa dao,y a veces,para repararlo,har falta un ritual. Se dice que la mala palabra es amarga y afecta al hgado ms que la pimienta,mientras que el gusto de la buena palabra (al ser asimilada a los alimentos,la palabra posee un gusto) es dulce como la miel. La buena palabra es adems sincera y blanca,pues proviene de un corazn blanco,y huele a aceite y a cocina,lo que es para este pueblo el ms delicioso de los aromas,pues evoca a la vez la comida y la fecundidad,las dos formas de la vida. En el siglo XIX,los caciques indios de Estados Unidos llegaron a creer que los blancos tenan dos lenguas,pues buena parte de sus palabras terminaban siendo falsas. Les costaba entender que un mismo rgano pudiera servir a la vez para la verdad y la mentira. Hablar de la palabra es referirse tambin al silencio,ese espacio que la rodea como un complemento imprescindible, reforzando su significado. Moiss precis vagar cuarenta aos por el desierto,pasar por semejante fragua de soledad y silencio,para que Dios le hablara de su Ley. En la educacin de los bambara,los dogon y otros pueblos no slo se ensea a dominar la palabra,sino tambin los silencios,ya que sin stos nada podra aqulla. El silencio es la sombra que envuelve a la palabra,afirmando su dignidad,su valor numinoso. Todo sonido precisa una ausencia de sonidos,y la magnitud de dicha ausencia ha de guardar proporcin con la del sonido. Tal concepcin de los bambara lleva a Dominique Zahan a sostener que para este pueblo el verbo verdadero,la palabra digna de veneracin,es el silencio (4). Es que ms que una mera ausencia,que un vaco sonoro,el silencio es una realidad cargada de sentido en la que germina la palabra. Tambin se podra decir,invirtiendo los trminos,que es la palabra la que crea el silencio,para poder 13

establecer su valor. Al recitar El Corn,los rabes intercalan hondos silencios entre versculo y versculo,para destacar el carcter milagroso de la irrupcin de la palabra. "Si la palabra construye la aldea,el silencio edifica el mundo",reza un proverbio bambara. Y otro dice: "Si la palabra te quema la boca,el silencio te curar". El silencio es para este pueblo el mejor indicativo de vida interior,de capacidad reflexiva,de todo lo serio que hay en la existencia,y tambin de que se cultiva el secreto: "El secreto pertenece a quien calla",remarca otro proverbio de esta etnia que hace de la sobriedad verbal un valor eminente. La infancia se teje en ella en un clima de silencio,de confidencias que se oponen a la idea de una divulgacin masiva. Las verdades van siendo reveladas de a poco,como grandes secretos,en la medida en que se est en condiciones de recibirlas (5). Corcuera Ibez apunta que guardar silencio puede significar guardar la palabra,y que entonces es el silencio el que resalta el verbo (6). Un proverbio de Mal dice:"Aprende a escuchar el silencio y descubrirs la msica".A Isak Dinesen le llamaba la atencin en Kenya el especial sentido de la pausa que tenan los kikuyu,al que calific como un arte. Registraban lo que se les deca,lo pensaban bien y respondan un tiempo despus. Los dogon distinguen entre el silencio voluntario,que proviene de una ausencia de impulsos de hablar o de un deseo de retener las palabras por juzgarlas inapropiadas para la ocasin,y el silencio que se nos impone,la palabra cortada,que suscita rabia,resentimiento. Desde ya,el silencio no tiene el mismo valor en todas las culturas,y en el marco de una misma cultura su sentido suele variar segn la situacin que lo motiva. Por lo general,las culturas que valoran poco la palabra no otorgan al silencio una especial significacin. En la medida en que la modernidad dominante vaca a la palabra de sentido asesina al silencio,para que ste no venga a evidenciar el ruido desafinado de sus chatarras,esas voces huecas que se amontonan sin sentido,inventando rituales sin fuerza para sus pobres fetiches. La palabra verdadera,creadora,no es ajena a las circunstancias tmporo-espaciales en que se manifiesta,como tampoco a la posicin del cuerpo en el espacio. Hay palabras que slo pueden ser eficaces en determinados momentos del ao,y en el marco ritual de una celebracin. Ciertos relatos no se pueden escuchar de da,o de noche,o cuando el tiempo es malo. Algunos pueblos de Zaire creen que contar de da es provocar la muerte de la madre,o -en menor medida- del padre. Los espacios sagrados exigen palabras sagradas,con un determinado tono ceremonial. Hay situaciones intensas y profundas que demandan palabras igualmente intensas y hondas, ajenas al lenguaje cotidiano. Las palabras secretas, pronunciadas en un sitio inapropiado,pueden causar la muerte. Por otra parte,la naturaleza de las palabras que se dicen y escuchan condicionan la posicin del cuerpo,a la que el rito suele pautar en detalle,sobre todo mientras se pronuncian las de mayor contenido sagrado. Para los dogon,la palabra del hombre acostado es secreta,ntima,y slo puede ser entendida por su destinatario,como la que los amantes intercambian en la noche. En Burkina-Faso la confidencia se anuncia en posicin acostada y la palabra seria en posicin sentada,mientras que lo que se dice de pie carece de importancia. En Occidente,por el contrario,lo que se dice de pie es ms relevante que lo que se dice sentado. En la concepcin bant,el nommo,la fuerza vital que sostiene la palabra,es lo que produce la totalidad de la vida. El nommo es agua y fuego (la humedad y el calor que sale 14

de la boca),y tambin semilla y palabra,de modo que estos cuatro elementos conforman una unidad. Es por la palabra que el nommo penetra en las cosas,las informa,las define,rige su identidad y su suerte. El universo de las cosas (Kintu) no existira sin la inteligencia del hombre,y la inteligencia se expresa por la palabra. El nommo crea primero la semilla y luego la fecunda. Es la palabra lo que transforma el agua en semen,y dota a ste de un poder reproductivo. Luego,al nacer el nio,se le da un nombre para rescatarlo de la categora de los objetos e introducirlo en la de los hombres (Muntu). Si el nio muere antes de que el shamn pronuncie su nombre nadie llorar por l,pues en verdad no habr llegado a pertenecer a la esfera de lo humano. As,el nommo crea y procrea continuamente,y en su afn genera incluso a los dioses,los que tambin existirn por la palabra. Nada hay ms poderoso que ella. Si alguien ordena al sol que caiga del cielo,caer irremisiblemente,a menos que una palabra de mayor fuerza lo sostenga en lo alto. Slo la palabra modifica la realidad. De no ser por sta,no habra cambio y ni siquiera vida: el mundo permanecera esttico. Nombrar es el acto creador por excelencia: la expresin crea lo nombrado,cual un conjuro mgico. No basta la siembra para que el grano germine y crezca: se precisa tambin de la sentencia y el canto; es decir,de la palabra. Toda palabra verdadera es una palabra eficaz,y toda palabra falsa desordena el universo,acarreando sanciones. No pueden haber palabras neutras,que no desaten ningn proceso,y por esta razn el hombre ha de hacerse responsable de su palabra. Incluso el tiempo y el espacio,que constituyen una fuerza en s (Hantu), estn sometidos al hombre por la palabra,por lo que con ella se puede revocar el tiempo,abolir el espacio. La palabra,como la humedad,existe en todo,hasta en la piedra. Sin ella,no puede haber concentracin alguna de fuerza. El fetiche no es una mera artesana. Su poder aumenta con la sangre del sacrificio (sangre que,como se dijo,se halla asociada al nommo) y sobre todo con la frmula,con la palabra ritual. "La fuerza est en la palabra",reza un proverbio bambara. No hay que ver en ella un mero instrumento de poder,sino el mismo fundamento de la cohesin social,en la medida en que regula la organizacin de la comunidad. Pero al principio fue el verbo descarnado,la palabra elemental,el puro esqueleto del mundo simblico. Cuando se encarn naci la poesa,esa "palabra de la palabra",al decir de Jo Bousquet. Por su compromiso con la palabra la poesa africana no es jams juego,arte por el arte,sino nommo,o sea, funcin. El poeta no es un prestidigitador,sino un hechicero que busca el secreto de las hondas comunicaciones,de los grandes incendios. No se limita a invocar o evocar las cosas: las crea. Pero esto no lo convierte en un soberbio demiurgo,en un genio individual que verbaliza desde la nada. Tanto el poeta como su arte son un producto social y cumplen una funcin. Y sin embargo,lo colectivo no niega lo personal,por ms que el arte en s importe ms que el poeta,ser perecedero. Siempre estar claro quin habla,quin escucha,y por qu o para qu se habla. El poeta expresa lo que debe ser,sin explayarse mayormente en lo que l piensa,siente,desea o ha vivido,a menos que quiera incorporar esta vivencia al acervo tradicional,por su valor ejemplar. El pasado,la tradicin,no es una repeticin ciega ni una abstraccin vaca,sino la fuerza espiritual de los ancestros,una palabra que tambin anima,ilumina,transforma,y que por lo tanto se respeta y cultiva. Buena parte de la creacin potica est consagrada a su memoria. O sea que los muertos no tienen vida,pero s existencia,y sta se cifra en la palabra. El muerto y su palabra tienen 15

sed,y pueden beberla de la vida,del agua y la sangre de los vivos,dicen los dogon. Dicha palabra,para ellos, se pasea en el viento,es inconsistente y disecante como el viento,y carece de "granos". Para los bant,es la palabra lo que mantiene a los muertos en su condicin de Muntu, salvndolos de la nada. Porque cuando un hombre muere se extinguen su vida biolgica (buzima) y su vida espiritual (magara),pero permanece la fuerza vital,el nommo que form su personalidad. Apenas una letra distingue al ser humano vivo (muzima en singular,y bazima en plural) del ser humano muerto (muzimu en singular,y bazimu en plural). Los bazima y los bazimu conforman as las dos caras del Muntu. Mientras los primeros experimentan la existencia,exprimen la miel de los das,los segundos son los guardianes de la tradicin,de la palabra normativa,del ethos social,asegurando con su vigilancia la permanencia del mundo. Para dotar al discurso de claridad y brillo,en algunas etnias africanas se liman los dientes. Los bambara tien de azul las encas de las adolescentes,lo que las ayudar a dominar la palabra. Tambin para facilitar la claridad de la misma,los dogon se colocan anillos en los labios,as como aros e hilos en los lbulos de las orejas para predisponer al odo a captar las buenas palabras y defenderlas de las malas. Es que toda palabra precisa un odo,al igual que el semen necesita una matriz. Es por el odo que la palabra entra en la mente del hombre y se vuelve una fuerza transformadora,razn por la cual hay quien lo considera un rgano sexual,o lo asimila a l,desde que concibe la frtil semilla de la palabra. Para los dogon,es el lenguaje lo que distingue al hombre del animal,ya que slo por l manifiesta su humanidad. La palabra posee un cuerpo,una materia sonora formada por los cuatro elementos que se conjugan en el cuerpo humano: el agua, el aire,la tierra y el fuego. El agua,nos dice Calame-Griaule en una magnfica etnologa del lenguaje de este pueblo,es tan necesaria a la vida de la palabra como a la del hombre,el animal y la planta (7). Cuando falta humedad,la palabra sale seca,con dificultad.La palabra es un vapor cargado de sonido, que el aire vehiculiza. Por eso,cuando el hombre respira mal, la palabra sale cortada. La tierra es el elemento que proporciona a la palabra su peso,su significacin,para distinguirla del simple ruido. En el cuerpo humano,corresponde al esqueleto. El fuego es lo que da calor a la palabra,lo que depende del estado psicolgico en que se encuentra el sujeto. Cuando est colrico o excitado,su palabra es "quemante". A la calma,corresponde una palabra "fra". Para este pueblo,la palabra tiene tambin sexo,el que se relaciona con la altura del sonido. Los tonos altos y ascendentes son femeninos,y los tonos bajos y descendentes,masculinos. En el lenguaje se mezclan as palabras machos y palabras hembras,del mismo modo en que la msica mezcla notas machos y hembras. Tal concepcin no puede ser asimilada a la que determina los gneros en otros idiomas,por su mayor carga de sentido,que se liga incluso a la fecundidad. La buena palabra posee "granos",semillas,y es por lo tanto fecunda,mientras que la mala palabra es estril,no despierta eco alguno en el auditorio,no produce frutos (8). La fuerza de la palabra depende de la fuerza vital de la persona. Si la misma es escasa,el sujeto hablar poco y no ser escuchado. Tal fuerza se origina en el agua,elemento que comprende a la sangre. Las impurezas de la persona se comunican igualmente a su palabra,por lo que no se aconseja hablar antes de purificarse (9). Cuando las mujeres 16

hablan de cualquier cosa,sin importarles dnde y cmo,se dice que la palabra se pasea. Implica en el hombre una actitud femenina, amiga de la querella vana,que se vincula a la impotencia sexual. La palabra nasalizada es una palabra "podrida",de mal olor,que se liga a la muerte,y en el caso de la mujer,a una actitud masculina,a un rechazo a procrear. La concepcin dogon incluye una compleja fisiologa de la palabra,cargada de elementos simblicos. Ms que la boca,intervienen en ella el hgado,el corazn y huesos como las clavculas. Slo despus de un largo camino por el interior del cuerpo,lleno de vicisitudes,la palabra sale en busca de su destinatario. Sin ste,no hubiera nacido,ya que ningn mensaje puede existir si no hay un odo para captarlo. Quien habla solo es considerado un loco. Los tmpanos atrapan las palabras como los dientes lo hacen con la comida,y por ellos ingresan al cuerpo,recorren los rganos y producen efectos buenos o malos. As,la palabra de la discordia seca y calienta el corazn,contrae el hgado y produce una expulsin de bilis de la vescula. Ser funcin del hgado purificar al cuerpo de dicha toxina,a la que en parte devolver bajo la forma de una respuesta al insulto. Lo que no puede ser expulsado causa insomnio,sufrimiento y enfermedad,sobre todo del hgado (lO). En la mitologa dogon, Nommo es un dios que recibe el encargo de formular la palabra de un modo humano y ensersela a los hombres. Tambin de darle cuerpo y voz,de "hacerla salir". Su reino es el agua, elemento primordial en la formacin del verbo. En la concepcin bant,el lenguaje del tambor es tambin palabra,y hasta palabra privilegiada,pues son los muertos los que hablan por medio de dicho instrumento,regulando el pulso de la vida. Entre el ritmo de la palabra y el de los tambores se da un contrapunto,un "dilogo",la estremecedora dialctica de las dos caras del Muntu. Pero el tambor parlante no es un alfabeto Morse,sino una "escritura" fcilmente descifrable, dirigida al odo y no a la vista. Escritura para comunicar noticias con rapidez,y tambin para contar y cantar,o sea, literatura narrativa y lrica. Los lubas del sudeste de Zaire utilizan para emitir mensajes el cyondo,tambor que presenta en la parte superior una larga hendidura con dos labios. El ms grueso emite un sonido bajo,al que se llama "la voz hembra". El otro emite un sonido agudo,al que se considera "la voz macho". Esto resulta de especial relevancia,pues la lengua luba tiene una oposicin de longitud (vocales breves y vocales largas) y otra de tonalidad (tono alto,tono bajo y tono complejo). El cyondo registra estas cualidades,y si bien no alcanza a emitir slabas (consonantes y vocales),logra,s, comunicar las caractersticas de duracin y de tono de esas slabas. Y como esto no basta para codificar un texto,se utiliza el procedimiento de la amplificacin,que consiste en desarrollar una frase,una palabra o una idea bsica desplegndola con diversas tcnicas,las que incluyen el uso de frmulas estereotipadas,las holofrases,que pueden estar constituidas por un solo verso,o bien por varios (ll). Muchas epopeyas africanas sobrevivieron siglos en la piel de los tambores,los que eran tocados por profesionales que tardaban varios aos en formarse. El ritmo de los toques no constituye a menudo en dicho continente un puro efecto musical,sino un gran auxiliar de la memoria,tarea que en la poesa europea cumplieron la rima,la aliteracin y el ritmo de la palabra. A fines del siglo 17

XV,el cataln Ramn Pan,un ermitao de la Orden de San Jernimo,a quien Coln haba encargado la redaccin de un tratado sobre las "creencias e idolatras" de los indios tanos,descubri una tradicin oral inscrita en los golpes rtmicos del tambor. Sera el nico caso de lenguaje tamborileado de la Amrica indgena,aunque el uso del ritmo del tambor como recurso mnemotcnico existe en varias culturas. En el pensamiento bant,la imagen no es anterior a la palabra,ya que es el nommo quien engendra la imagen de la cosa,luego de haber creado la cosa. Al nombrar el objeto ausente,la palabra lo transforma en imagen,o se transforma en imagen. O sea que,al fin de cuentas,no hay ms que palabras,y la buena palabra es como la lluvia: siempre deseada y bienvenida. Tambin en la cosmovisin de los pueblos americanos el valor de la palabra se acerca a lo sagrado,en la medida en que da nombre y sentido a las cosas. Se la ve como un fluido mgico,cargado de mana y sabidura. Hablar de la palabra es referirse a la voz de los ancianos,de los sabios,a un relato que cohesiona a la sociedad al fortalecer sus pilares ticos. Los aztecas fueron conscientes del valor de la palabra,a la que representaban en sus cdices con una voluta de humo,la que adems de denotar el discurso sagrado de un personaje le daba el carcter de un objeto desplegado en un espacio visual. En las escuelas para los seores y sacerdotes se enseaba el arte del buen decir,la forma de expresin noble y cuidadosa. El buen lenguaje se asociaba a las flores,las que en sentido estricto venan a ser las metforas y los smbolos. Del mal poeta se deca que "atropella las palabras",y del buen poeta, que "flores tiene en los labios" y "hace ponerse en pie las cosas". Esta ltima frase,tomada de un poema nahua clsico, est sealando ya la funcin nombradora y animadora (dadora de vida) de la palabra. Tambin los quechuas representaban a la palabra como una cosa en el espacio. Guamn Poma dibuja con una voluta el rezo catlico de ciertos personajes,lo que resulta extrao para la iconografa occidental de la poca. "Viracocha crea con slo decir",leemos en un himno religioso. Y otro himno,refirindose a un Inca moribundo,expresa: "Ya no tiene / Palabra, / ya se acaba / su aliento". Como vemos,la prdida de la palabra es asimilada a la muerte. Para los guaran,todo es palabra. La identificacin es tan plena,que se habla de palabra-alma (e'e). e'e,en guaran comn,significa lenguaje humano,aunque el trmino se aplica tambin al canto de las aves,al chirriar de algunos insectos. La funcin fundamental del alma es la de transferir al hombre el don del lenguaje. La palabra es la manifestacin del alma que no muere,del alma original o alma humana de naturaleza divina,que se diferencia del alma animal,ligada a la carne y la sangre,a la vida sensual. Los animales y los rboles tienen tambin alma de origen divino,e'eng,pero slo el hombre posee el angu,la posicin normal vertical. El angu,como seala Cadogan,viene a ser la parte telrica del alma (l2). Muy pocas lenguas en el mundo han legado a la biologa ms nombres de plantas y animales que la guaran,hasta el punto de que se afirma que sera la tercera en tal sentido,luego del griego y el latn. Esto vendra a corroborar,si falta hace,el gran nfasis que esta cultura ha puesto en la palabra y su funcin nombradora,y tambin su gran amor a la naturaleza. En la noche originaria,antes de que la tierra existiera, amand Ru Et,el padre verdadero,despleg ya en la soledad el fundamento de la palabra futura. En la 18

cosmogona pai tavyter se dice que en un principio slo exista una sustancia impalpable llamada "Jasuka",algo as como una llovizna cargada de electricidad. De esa materia primigenia surgi una voz que cantaba,y que se fue desarrollando de a poco hasta convertirse en un cuerpo,que tom finalmente la forma de un hombre. Este se perfeccion luego mediante su propia voz,iluminando tal sustancia neblinosa. De dicho relato se desprende que el hombre se crea a s mismo mediante la palabra,y al aclarar el entorno hace que aparezca la tierra bajo sus pies. La palabra, entonces,nace ya como un canto puro,no emitido por nadie,que genera la vida (l3). La palabra queda as definida ab initio como la esencia de lo humano,algo que circula por el esqueleto y lo mantiene erguido. Resulta inseparable de la verticalidad propia de todo ser animado por ella,hasta el punto de que el shamn que intenta revivir a un moribundo invoca a los eepya,espritus que restituyen el decir,segn afirma Hlne Clastres (l4). Para cumplir con su designio,amand crea otras divinidades, como Kara Ru Et (Este),Jakair Ru Et (el Cenit) y Tup Ru Et (Oeste),cuya tarea ser enviar a los futuros hombres las palabras-almas,para que se encarnen en las criaturas recin nacidas. La ceremonia de imposicin del nombre se realiza cuando el nio puede tenerse ya en pie. El shamn debo descubrir qu dios le mand la palabra-alma antes de elegirle un nombre apropiado,pues todo nombre pertenece a la esfera exclusiva de una deidad determinada. Si ninguna palabra-alma se encarna en el recin nacido,ste no tardar en morir,pues los dioses le estn negando de tal modo el derecho a la vida,por razones que no siempre son inescrutables,ya que pueden obedecer a una base tica,como en el caso de los hijos adulterinos,observado por Cadogan. Segn Bartolom,el nombre no es la forma en que la persona es designada: el nombre es la persona,puesto que designa su alma,y los atributos de sta son sus atributos personales,que conservar hasta la muerte (l5). El nombre slo es modificable en caso de crisis extremas. Como ltimo recurso para sanar a un enfermo grave y "despistar" a la muerte,el shamn puede cambirselo. La muerte es la prdida o ausencia de la palabra,o se produce por esta prdida. Porque en la palabra hay fuerzas capaces de abolir la muerte. Si ella fluye abundante y llena de sabidura,puede llevar al individuo al estado de perfeccin (aguyje) necesario para alcanzar la Tierra Sin Mal,o sea,el estado de indestructibilidad,la inmortalidad del cuerpo.Se sabe que muchos lo lograron,pasando a la condicin de hroes divinizados,como Kuarachy Ju,Kuarachy Et,Takua Vera Ghy Et,Kara Katu y Capit Chik. Por su misma naturaleza sagrada,los guaranes consideran inconveniente que su nombre verdadero est en boca de todos,y en especial de los que pueden hacerles dao. De ah que a menudo aceptan los nombres que les endilgan los misioneros y agentes del registro civil,ya que este nombre falso servir para enmascarar su verdadero nombre,sustrayndolo del desgaste cotidiano. Por razones semejantes,el nombre de la Kumari Devi, virgen vestal de Nepal identificada con la reencarnacin permanente de Buda,se mantiene en secreto. Desde los tres aos,en que es elegida,vive con su familia nuclear (la nica que puede conocer su nombre) en una casa-templo del centro del barrio antiguo de Katmand. Seala Frazer que entre las tribus de Australia Central,todos los hombres,mujeres y 19

nios,adems de su nombre personal,que es de uso corriente,tienen otro nombre secreto o sagrado que le es conferido al nacimiento y que slo conocen los miembros totalmente iniciados del grupo. De llegar al conocimiento de un extrao,ste podra producirle un dao por medios mgicos (l6). Tambin los indios de la isla de Chilo guardaban sus nombres en secreto y les molestaba que se los pronunciara en voz alta,porque haba espritus que podan producirles daos. A veces la inhibicin de los nombres personales no es permanente,sino que est condicionada por las circunstancias,y cuando stas cambian,cesan de actuar. Refiere Frazer que cuando los guerreros nandi salen de campaa,nadie puede nombrarlos hasta su regreso. Si alguien debe referirse a ellos,lo hace como si fueran aves (l7). Tambin el nombre puede ir mudando a medida que cambian las circunstancias. Entre los mossi de Burkina-Faso,al nacer un nio la sociedad le atribuye un nombre,tras consultar a un adivino y analizar las circunstancias que rodearon al nacimiento. En la madurez, el mismo individuo se da uno o ms nombres,a fin de poner en manifiesto que abandona el que recibiera al nacer para adoptar un nombre-divisa,que es el zab-yuure o "nombre de batalla",de carcter ostentatorio,y que es a menudo una advertencia dirigida a los adversarios reales o virtuales.Entre los nivacl y otros grupos del Chaco,tambin el nombre es sagrado, pero no se mantiene inmutable,sino que va cambiando a lo largo de la vida,para dar cuenta de las nuevas circunstancias existenciales de la persona. As,un joven suele cambiar de nombre al tener un hijo,y el guerrero al matar a otro en combate. Entre los bahimas del Africa Central,cuando mora un rey su nombre quedaba eliminado del lenguaje,y si haba tomado el mismo de un animal,haba que buscar a ste en seguida otro nombre. En Birmania,se consideraba incluso una impiedad mencionar el nombre del soberano reinante (l8). Entre los lengua del Chaco,no slo no se poda nombrar a un muerto,sino tambin que los que llevaban su nombre se lo cambiaban. Los antiguos abipones,segn Dobrizhoffer,abolan de un da para otro palabras que recordaban el nombre de los muertos,y echaban a circular otras,creadas por las ancianas,para reemplazarlas. Las antiguas jams volvan a ser utilizadas. Desde ya,esto cortaba las races de la tradicin histrica, pues resulta casi imposible hacer una crnica sin contar con nombres propios ciertos. Los yaganes tomaban como una ofensa que alguien mencionara a otro el nombre de un pariente difunto. . En el opy o casa de las plegarias de los mby-guaran (un casern largo y rectangular,con orientacin este-oeste) se pronuncian,de cara al sol naciente,las e'e por o bellas palabras,lenguaje comn entre hombres y dioses. El ayvu por, el bello lenguaje,es una expresin que sirve para designar el conjunto de sus tradiciones sagradas,pero tambin la lengua que hablan los dioses,y la nica que les gusta or de sus hijos,los hombres. Seala Hlne Clastres que hay una serie de trminos que traducen nociones abstractas que pertenecen en forma exclusiva al ayvu por,por lo que no se utilizan jams en el lenguaje corriente y ni siquiera tienen un equivalente en ste: su uso y sentido son slo religiosos. Adems,para designar una serie de objetos el bello lenguaje se sirve siempre de metforas y no de los trminos con que se los nombra en la vida cotidiana,donde rige un laconismo expresivo, 20

propio de la esttica sobria y despojada de este grupo. As,la flecha pasa a ser "la pequea flor del arco"; la pipa,"el "esqueleto de la bruma". Mientras que en la vida cotidiana se designan las cosas,en el bello lenguaje stas son nombradas con metforas (l9). Cabe destacar que para los guaran lo bello (por) se refiere a lo adornado,no a la belleza natural. Si lo bello,entonces,es un logro cultural,debera hablarse de palabras embellecidas por los que las cultivan,cuya funcin es elevar (y no slo mantener) su esplendor. Embellecimiento que no busca designar y ni siquiera comunicar,como observa Hlne Clastres,pues las bellas palabras,vueltas sobre s mismas,no sirven ms que para celebrar (o complacerse en) su propia divinidad,como un lenguaje consagrado al canto,no al conocimiento del mundo (2O). El fuego y la neblina vivificante rodean a las palabras-almas,como signando el espacio en que se manifiestan. La palabra es poder creativo,generador,normativo: por eso se la relaciona con la vara-insignia,atributo principal del poder masculino. Se podra decir que el concepto de palabra-alma es un puente tendido hacia el alma de las palabras,una forma de recordar el carcter sagrado del lenguaje y exigir un uso preciso y respetuoso del mismo. En el fondo de su corazn el guaran desdea al "extranjero" (es decir,a los blancos y mestizos),porque sabe que ste ha corrompido su lenguaje mediante un empleo irresponsable del mismo. Por un lado lo bastardea con el uso excesivo de palabras que poco y nada significan,como si hubieran renunciado ya a la funcin de nombrar el ser de las cosas,y por el otro falsea con l la verdad; es decir,consuma el crimen de la mentira,que puebla el mundo de seres no verdaderos. Los guaranes pueden llegar a hablar a un blanco de sus mitos,pero se rehsan firmemente a dejarlos escuchar el ms breve fragmento del ayvu por,salvo muy raras excepciones,como las de Curt Nimuendaju,Len Cadogan,Miguel Alberto Bartolom,Carlos Martnez Gamba y algn otro iniciado en su religin. Es que la palabra pone la vida en movimiento,y para los "extranjeros",lo que pone la vida en movimiento es una determinada marca de automvil,segn un recurrente lema publicitario de una empresa multinacional,lo que viene a reafirmar,si falta hace,que Occidente ha cedido a las cosas el dominio de la fuerza,sujetndose a ellas. Tambin para los chinos el occidental es despreciable,por su mal hbito de hablar con voz fuerte y gesticulando demasiado. Su cultura les ensea a ser suaves,refinados,nada enfticos,a no buscar imponer a otro una verdad y a respetar al interlocutor. La palabra es lenguaje en la medida en que sirve a la comunicacin entre los hombres,pero hay casos en los que ella se sita fuera o ms all del mismo,como observa Pierre Clastres a propsito del prera de los ax del Oriente paraguayo,grupo de cultura proto-guaran. El prera es el canto solitario del cazador que suena en la alta noche,y que no busca seducir a una mujer,concitar la admiracin general ni comunicar nada: su propsito es puramente introspectivo y catrtico. Al menos por un momento,nos dice Pierre Clastres,el cazador se sustrae a las leyes del intercambio que rigen todos los aspectos de su vida,ejercitando la palabra en este territorio libre de toda comunicacin,ya que ni siquiera se dirige a una deidad (2l). Algo semejante ocurrira con las bagualas que cantan los viajeros solitarios en los caminos de los Valles Calchaques,con gran estridencia para que los cerros les devuelvan el eco. Celebracin profana del lenguaje que parece superar a esa celebracin sagrada que es la plegaria. Con sta el hombre quiere comunicarse con su dios, 21

mientras que en el lenguaje no comunicativo profano,en cambio, el emisor y el receptor son una misma persona.

NOTAS

l) Mario Corcuera Ibez,Palabra y realidad. Tradicin y literatura oral en Africa Negra,Buenos Aires,Grupo Editor Latinoamericano,l99l; p. l4l. 2) Paul Zumthor,Introduction la posie orale,Paris,Editions du Seuil,l983; p. l4. 3) Cf. Mario Corcuera Ibez,op. cit.; p. 7O. 4) Dominique Zahan,La dialectique du verbe chez les Bambara, Paris,Ed. Mouton,l963; p. l5O. 5) Cf. Dominique Zahan,Religion,spiritualit et pense africaines,Paris,Payot,l97O; p. l8l. 6) Mario Corcuera Ibez,op. cit.; p. 78. 7) Cf. Genovive Calame-Griaule,Ethnologie et langage. La Parole chez le Dogon,Paris,Gallimard,l965; pp. 48-49. 8) Ibidem; p. 5l. 9) Ibidem; p. 57. lO) Ibidem; p. 7l. ll) Cf. Louis-Jean Calvet,La tradition orale,Paris,P.U.F., l984; pp. 36-37. l2) Cristina Berro de Escriv,"Don Len Cadogan y su palabraalma",en Suplemento Antropolgico,Vol. XXVI-2,Asuncin, Diciembre de l99l; pp. 293-296. l3) Cf. Tadeo Zarratea,"La religiosidad guaran (Pai Tavyter)",en Suplemento Antropolgico,Vol. XXVI-2, Asuncin,Diciembre de l99l; p. l32. l4) Hlne Clastres,La Tierra Sin Mal.El profetismo tupguaran,Buenos Aires,Ediciones del Sol,l99O; p. lO2. l5) Miguel A. Bartolom,Shamanismo y religin entre los AvKatEt,Mxico,Instituto Indigenista Interamericano,l977; p. 76. l6) Sir James George Frazer,La rama dorada. Magia y religin, Mxico,FCE,l98O (7 reimpresin); p. 29l. l7) Ibidem; p. 293. l8) Ibidem; pp. 3O4-3O5. l9) Cf. Hlne Clastres,op. cit.; p. lOl. 2O) Ibidem; p. lO2. 22

2l) Pierre Clastres,"El arco y el cesto",en Las culturas condenadas,compilacin de Augusto Roa Bastos,Mxico,Siglo XXI Editores,l98O (2 ed.); p. 226.

Captulo II LOS DUEOS DE LA PALABRA

Si lo que en definitiva caracteriza a lo humano es el don del lenguaje,no puede haber hombres situados fuera del mismo. Es decir,en mayor o menor medida,todos ejercen la palabra,se expresan mediante ella. Es raro que en un relato oral el auditorio se abstenga de intervenir,y que el narrador no se apropie de los aportes ingeniosos para incorporarlos al acervo colectivo. Sealaba Corcuera Ibez con relacin al Africa (y lo mismo se podra decir de muchas regiones de Amrica Latina) que la poesa tradicional no es privilegio de especialistas: puede ser creada por todos y es continuamente creada por todos,desde que est presente en la mayora una marcada preocupacin por el uso bello de la palabra,que llega hasta las canciones de cuna que componen las mujeres y las adivinanzas ritmadas de los nios (l). Pero el hecho de que todos posean el don de la palabra no excluye la necesidad de especialistas de la misma,los que con distinto grado de institucionalizacin y prestigio existen en la casi totalidad de las sociedades tradicionales,vinculados por lo comn a las esferas de lo sagrado y del poder poltico. Sus funciones,en lneas generales,son: l) Memorizar una tradicin oral, apoyndose o no en la escritura; 2) Defender su integridad, tanto del olvido como de la tergiversacin intencional o involuntaria; 3) Instruir a los que habrn de continuarla; 4) Contar y cantar los mitos y las gestas histricas del grupo,es decir,difundirlas pblicamente; 5) Crear,experimentar dentro del marco de esa tradicin,para renovarla,enriquecerla y evitar as su fosilizacin. El antiguo Egipto dio un gran valor a la palabra,as como importancia social a sus especialistas,los que en su mayor parte pertenecan a la casta de los sacerdotes. En su panten haba un dios consagrado a la misma,Thot,que fue muy venerado en el Egipto Medio o Central. Casi siempre se lo representa con cabeza de ibis,animal que le estaba consagrado,al igual que el cinocfalo. Se lo tena por el ms sabio de los dioses, y se le atribua la invencin de la escritura. Por su alta erudicin,fue convertido en patrono de las bibliotecas y de toda clase de cultura intelectual. No obstante,se cuenta que el rey 23

Thamus lo expuls de los templos,reprochndole que su invento produca el olvido y haca que la memoria se tornase negligente. A su juicio,la verdadera sabidura era oral,no escrita. En la China no existieron los poetas profesionales,aunque s eruditos de refinada sensibilidad que producan poemas ms elaborados que la gente comn. Estos podran tomarse como especialistas de la palabra,pero en verdad eran funcionarios que anteponan su carrera burocrtica a la escritura de tipo literario,de la que no hacan un oficio. En el Tibet gozaron de mucho prestigio los sgrung-mjan o cantores picos. Se supona que algunos de ellos estaban posedos por un determinado personaje de los principales relatos,y que haban recibido el texto en un estado de trance, por inspiracin directa. La mayora se formaba junto a los maestros. Haba tambin un gran nmero de aficionados,que se servan de los libros que daban cuenta de esas tradiciones. En la Grecia antigua,y aun en los tiempos de Homero,nos dice Hauser,el poeta era considerado un profeta sacerdotal al que inspiraban los dioses,y casi un semidis,como se lo puede entrever en la figura de Orfeo,cantor que recibi su lira de Apolo y su iniciacin en este arte de las mismas Musas. Homero ya no posee la fuerza de Orfeo,pero s el aura (2). Los jefes y reyes vikingos (cuya era va de fines del siglo VIII a mediados del siglo XI) tenan poetas llamados "escaldos",que entretenan a los invitados con leyendas y poemas,acompandose con msica de arpas y liras. La mejor poca para contar historias era en las largas noches del invierno nrdico. A nivel popular,lo primero que registra la Antigedad europea es el mimo,o sea,el relato sin palabras,la pura gestualidad dramtica. La palabra entr en esta tradicin por medio del cantor cortesano de la Alta Edad Media,y tal cruce dio nacimiento al juglar. Se trat de un encuentro forzado, pues como consecuencia del renacimiento carolingio y de la influencia clerical,los poetas y cantores cortesanos fueron expulsados de los palacios de la aristocracia,y al caer en los espacios populares debieron enfrentar la competencia de los mimos.Para poder rivalizar con ellos incorporaron sus tcnicas narrativas,yendo incluso ms all. Las dos corrientes se fundieron de este modo en el juglar,el que no es slo poeta y cantor,sino tambin msico y bailarn,cmico y dramaturgo,y hasta acrbata,payaso,prestidigitador y domador de osos. Durante mucho tiempo el juglar vivi en la marginalidad, difundiendo su arte entre vagabundos y charlatanes de feria, mendigos,prostitutas y estudiantes perdularios. Su tcnica naci imperfecta,pues no saba construir versos de exacta medida en los nuevos idiomas. Su fuerza resida ms en el espectculo en s y en lo que se narraba,que en el vigor del estilo. Se dice que el juglar fue el periodista de la poca,y tambin la vox populi. Hubo al menos dos tipos de juglares: el lrico y el pico. El lrico es recitador de versos ajenos;cuando compone, trata de salir de la clase de juglar y entrar en la de trovador. Esto ltimo no ocurrir con el juglar de gesta,por ms que a veces muestre una gran creatividad al refundir cantos antiguos. El juglar de gesta fue por ello ms popular,y asumi la funcin social de ensear la historia y fortalecer un sentimiento nacional,de 24

identidad colectiva. Fue un juglar de gesta,annimo como casi todos,quien escribi el Mo Cid, hacia el ao ll4O. Cuando en l27O Alfonso el Sabio preparaba la redaccin de la Primera Crnica,convoc a su palacio a los juglares de gesta,para que entregaran manuscritos de sus cantares,que se tomaron como fuentes. El intento de separar a los compositores de los simples histriones y ejecutantes de canciones ajenas dio origen a la figura del trovador,quien por lo comn no hace de su arte un oficio para vivir,y llega a pagar a los juglares para que interpreten sus poemas. Tambin los juglares acudirn a los trovadores,a pedirles canciones,y procurarn diferenciarse de los histriones,a los que no consideran especialistas de la palabra. No obstante,y sobre todo en las cortes,el prestigio del juglar sigui cayendo,mientras ascenda el del trovador. El mismo nombre de juglar lleg a sonar mal,por lo que en el siglo XIV el msico cortesano prefiri llamarse "menestrel" o "menestril". Otros especialistas de la palabra del medioevo europeo fueron los clrigos o escolares vagabundos,a los que el papa Bonifacio VIII excluy de los privilegios clericales. La voz "clrigo" puede aludir tanto a quien ha recibido las rdenes sacerdotales como al que estudia para recibirlas,e incluso al hombre de letras en general. El carcter satrico de sus composiciones,que no se detena ante lo obsceno,provoc que en el siglo XIII las Partidas prohibieran a los clrigos hacer juegos de escarnio ante el pblico. En l3l7,el Concilio de Tarragona volvi a prohibir a los clrigos hacer de juglares o mimos. Una tradicin oral puede estar difundida en todos los estratos de una sociedad,ser un conocimiento pblico,o por el contrario,convertirse en un saber esotrico en manos de un determinado grupo o asociacin,que los extraos no deben escuchar,en algunos casos bajo pena de muerte. La transmisin cultural opera as por una va institucional que selecciona cuidadosamente a sus portadores,erigidos en dueos de la palabra. Entre los incas,por ejemplo,la historia ntegra y secreta slo estaba al alcance de una reducida lite,que acceda a la misma a travs de los amautas,especialistas alojados y alimentados por el Estado en las yachay-huasi o casas del saber,a los que se exima de todo tributo. Un consejo decida,por lo general luego de la muerte de un inca,qu hechos seran vulgarizados,y de qu manera. La divulgacin de esta historia oficial quedaba a cargo de los poetas populares,a quienes se impona los temas y los contenidos. Los quipukamayoc,por su parte,conservaban las tradiciones relacionadas con lo estadstico,as como los datos cronolgicos,los que segn Jan Vansina eran probablemente esotricos (3). Todo lo indigno,lo considerado negativo por el poder,era borrado de la memoria colectiva,a la que slo se proporcionaba arquetipos positivos. El caso de los incas nos pone frente a un tema recurrente en las sociedades sin escritura: el del control de la transmisin oral,funcin que a menudo convierte a los especialistas de la palabra en una especie de polica de la misma. Los toltecas desarrollaron tambin centros de educacin superior,donde se enseaba la doctrina contenida en un gran libro llamado Teoamoxtli,al que se consideraba divino. Entre los aztecas,el cuicacalli era la gran escuela de los seores y sacerdotes,donde stos aprendan el manejo del tecpillatolli, 25

que era la lengua culta del poder,de la religin y de la literatura.De ah surgan los verdaderos dueos de la palabra, que memorizaban los libros sagrados y gozaban de mayor prestigio que los formados en los centros de enseanza en los que se instrua a los macehuales o gente del comn,donde se hablaba el macehualtolli. Los sabios aztecas que sobrevivieron a la Conquista comunicaron en l533 a fray Andrs de Olmos unos textos literarios. Dicha tarea fue continuada en l536 por fray Toribio Motolina. En l547,fray Bernardino de Sahagn,con un equipo de colaboradores indgenas,emprendi una recuperacin sistemtica de la literatura nhuatl,recogiendo textos en esta lengua y luego traducindolos al castellano,lo que constituye la obra ms monumental de rescate literario que se realiz durante la Colonia. Entre los mayas,el ah camsah o maestro era un sacerdote de gran importancia y un reconocido dueo de la palabra,que tena a su cargo transmitir a los jvenes los mitos y otros relatos,histricos o no,de tal civilizacin,en escuelas que se organizaron al efecto. Esta casta fue exterminada o silenciada por los espaoles,y reemplazada por los padres franciscanos, quienes les hablaron de una historia,una religin y una cultura diferentes,empleando otra escritura. Pero los pocos dueos de la palabra que se salvaron y sus discpulos se apropiaron del alfabeto latino para legar a la posteridad obras clsicas como el Popol Vuh o Los libros de Chilam Balam, verdaderas enciclopedias del pensamiento mtico,histrico, calendrico,ritual y cosmolgico,que vinieron a suplir un gran vaco,pues exceptuando la obra de Diego de Landa no haban quedado documentos espaoles de este tipo sobre la regin maya de Yucatn,Chiapas y Guatemala. Pero el tema del control de la transmisin oral no comprende slo la defensa de los intereses de las castas gobernantes,ya que parece preocupar ms la defensa de la integridad de las tradiciones frente a la desmemoria e impericia del comn,y sobre todo cuando entra en juego el orden sagrado,es decir,los mitos,los fundamentos de la cultura. As,entre los chamacoco del Chaco paraguayo cualquiera puede contar un cuento,pero los mitos cosmognicos slo son narrados por los konsaho,es decir,los shamanes,que suelen atesorar una considerable sabidura. Se trata de una palabra densa que se narra de un modo especial,en un marco ritual no dramatizado. Tal exigencia no rige para los mneme, los mitos menores y relatos anecdticos,los que incluso pueden ser contados fuera del tobich,el recinto de los secretos masculinos,donde se realiza el rito de iniciacin de los adolescentes. La necesidad de controlar la transmisin oral ha generado escuelas para ensear en forma sistemtica y depurar las tradiciones clsicas,como en Hawai,Nueva Zelanda y las Islas Marquesas en la Polinesia,Tombuct y Ruanda en Africa y los incas y aztecas en Amrica. En Ruanda los tutsis (conjunto de pueblos de origen hamita) se dieron tempranamente una marcada especializacin,regulada por el Colegio. Estaban los genealogistas (abacurabwenge),que deban registrar los nombres de la familia real; los memorialistas (abateekerezi),que retenan los acontecimientos ms importantes de los diversos reinados; los rapsodas (abasizi),que se ocupaban de los panegricos de los reyes; y los abiiru,que guardaban los secretos de las dinastas. Tambin los rabes tuvieron desde tiempos muy antiguos poetas que recitaban largas genealogas. 26

En el Africa Occidental se ha generalizado la figura del griot,la que en su expresin clsica se dio en los antiguos imperios de Ghana y Mal,aunque con seguridad sus antecedentes se remontan a tiempos anteriores. Hoy,ms que una realidad etnogrfica precisa,el trmino designa un paradigma histrico al que se ajustan distintos estilos tnicos de gran vigencia, especialmente en Mal y Senegal. Los griots,como ya vimos,son los historiadores de la aldea,los que registran y cuentan, valindose para ello de la msica,la danza y tambin de la mmica,que le permite economizar palabras. Entre los bambara de Mal hay al menos cuatro tipos de griots: los fine,que son genealogistas y preceptores de las familias principales; los dili,palabra que significa "sangre",y que son los griots por antonomasia,que cantan,recitan y cuentan,acompandose con su rabel que siempre llevan al hombro,los relatos picos de los tiempos heroicos,cuando acompaaban a los caballeros andantes en sus aventuras,para componer en base a ellas nuevas pui (epopeyas); los gawlo,ricos en innovaciones que preocupan a los tradicionalistas; y finalmente los blaw,poseedores de un saber profundo y apegado a la verdad,que no se abre a la risa y el juego ni transa en modo alguno con la mentira. Los peuls tienen a su vez tres tipos de griots: el mbo, el gawlo y el tiapourta. El mbo es el genealogista de la familia noble que lo protege,aunque tambin declama poemas de la tradicin pica,acompandose con su lad. El gawlo,si bien se especializa asimismo en la geneologa y la tradicin,hace de las mismas un uso ambiguo y controvertible. En su lengua toda informacin es peligrosa,pues puede usarla tanto para halagar como para fastidiar,conforme a las ddivas que reciba y los dictados de su mente inescrupulosa. El tiapourta,por ltimo,es el griot de ms bajo nivel,que introduce en sus relatos y cantos obscenidades y toda suerte de groseras. Entre los oualof de Senegal se llama gewel al griot. Aunque fue siempre una profesin un tanto estigmatizada,tuvo acceso a los ms altos crculos de poder,a los que influenci y control por su dominio de la palabra y el saber. Es que el gewel no es slo el artista que despliega una habilidad verbal,sino tambin alguien que ha heredado un conocimiento socio-histrico y cultural imprescindible para el universo simblico,y que no posee el lebkat,un narrador de menor categora y prestigio. Aqu volvemos a lo que ya se dijo: la palabra no es puro juego,mero artilugio,por su compromiso profundo con el conocimiento,con la cultura que crea y transmite. Entre los griots dogon no hay especializacin. Saben de todo,y en especial de genealogas. Se desplazan a caballo y viven de los granos de cereales que cambian por sus palabras,lo que no puede dejar de relacionarse con su concepcin de la palabra como grano que germina. Prefieren el man,que posee el aceite de la palabra. El buen narrador debe manejar las ocho "voces" propias de la diccin y el arte poticos. Su palabra ha de ser dulce,limpia, y correr con fluidez,sin tropiezos ni vacilaciones. Todo error en el encadenamiento de las frases y los episodios,cualquier retroceso y contaminacin con otro cuento decepciona al auditorio. El relato debe ser completo,tener un buen cierre y no dejar la impresin de que le falta algo. Entre los mandinga,los dueos de la palabra reciben el nombre de blen-tigui. Se desplazan poco y no frecuentan las ciudades,para no alejarse de su tradicin. No se consideran grandes creadores,pero tampoco simples repetidores. Su funcin es prolongar 27

y enriquecer la literatura oral con sus aportes, sin tergiversarla ni serle infiel. En el sur de Camern y norte de Gabn existen los mbmmvet,cuentistas-cantantes cuyo prestigio supera al de los griots. Visten un manto de cuero,un cubre-sexo tejido con cortezas,un tocado de plumas y un gran collar. Acompandose con el mvet (una ctara de cuatro cuerdas con una calabaza vaca como caja de resonancia) y campanillas metlicas que se fijan en los dedos,interpretan composiciones de estilo pico, lrico y satrico. Son tambin animadores culturales,llevan noticias de un lugar a otro y median en los conflictos que surgen entre los clanes. Al narrar,se sirven a menudo de un ayuda-memoria con forma de esptula,en el que graban la lnea secuencial de sus composiciones,cuya amplitud puede alcanzar varios miles de versos. En el Africa del Norte encontramos tambin trovadores profesionales,como es el caso de los bereberes del Rif y del sur del Gran Atlas. La categora social que se les atribuye no es la de un miembro aceptado por la comunidad,aunque tampoco se los tiene por parias. Se los respeta en tanto artistas,pero contribuye a su menosprecio su condicin de vagabundos,pues se desplazan de un sitio a otro. Siempre cantan o recitan acompandose con un instrumento,pero no admiten realizar ejecuciones musicales sin palabras: en su concepcin,ambos trminos son indisociables. La gente debe saber lo que dice la letra,que es la que da el significado de la cancin. El poeta egipcio goza de un mayor prestigio. Acompaa su relato con un rabah,especie de violn que se toca en posicin vertical.Nunca empieza la historia por el principio,y tampoco llega al fin. Se especializa en la Hilaliyya,o la gesta de Abu Zeid El Hilali. En ella se enfrentan los banu Hilal con los banu Jalifa. El auditorio se divide en dos bandos,para asumir los partidos de ambos contendientes. Estos renen casi siempre el mismo nmero de partidarios,pero no por una convencin que se impone,sino como resultado de la forma en que el poeta conduce el relato. Las tensiones del mismo se transmiten al auditorio, el que participa as en la accin. En cuanto el poeta inclina la balanza hacia un bando,sus partidarios entre el pblico expresan ruidosamente su alegra,y los del otro bando su desaprobacin. La emocin culmina en una encarnizada reyerta,a la que slo pone fin el agotamiento fsico general (4). La condicin de griot no suele estar abierta a cualquier tipo de persona,pues con frecuencia se la limita a individuos de una determinada edad o sexo,o de cierta familia,clase o casta. Los malink lo llaman "jali" o "jeli",que los europeos han traducido como "gente de casta",aunque son ms bien "gente del regocijo" (nyakha mala),que aleja las fuerzas nefastas. A menudo es un oficio hereditario,pues los griot ensean a sus hijos a memorizar los recitados y a tocar el instrumento que los acompaa. Entre los snoufo de Costa de Marfil slo estn habilitados para contar los viejos,tanto hombres como mujeres, y tambin los ciegos,leprosos,cojos y otros discapacitados,a los que se rodea de un prestigio misterioso. En China se privilegiaba a los ciegos como narradores. Tambin eran en su mayora ciegos los "monjes del biwa" (un lad de cuatro cuerdas). Vestan los hbitos de los monjes peregrinos e iban de aldea en aldea y de castillo en castillo, 28

cantando las hazaas de los hroes de la gran guerra que en los aos 8O del siglo XII libraron por el poder los clanes Taira y Minamoto,ambos descendientes de la Casa Imperial. Hasta los umbrales de la poca contempornea,Europa estuvo colmada de poetas,cantantes,narradores y actores ciegos,tanto errantes como sedentarios. Grandes poetas lo fueron,como Homero y Milton. Este ltimo,tras perder la vista,dict a su hija Paradise Lost,largo poema que compuso sin la ayuda visual de la escritura. En la Pennsula Ibrica,ya a comienzos del siglo XIII se citaba al ciego como un tipo especial de juglar, y en el siglo siguiente se popularizaron los "romances de ciego",compuestos y difundidos principalmente por los ciegos, tradicin que se mantuvo viva hasta fines del siglo XVIII. El Arcipreste de Hita cuenta que iban varios juntos,conducidos por un lazarillo. Mas para l,la juglara de ciego parece haber sido de nfima clase. Slo se har notar,cantando las "viejas fazaas",cuando la decadencia de los juglares fue extrema (5). En Francia,el ciego fue el ltimo cantor de las canciones de gesta,lo que haca al son de una zanfoa. En Portugal,durante dos o tres siglos los cegos da feira recorrieron el pas,cantando en las ferias sus composiciones y recopilaciones. Los poetas cultos los despreciaban, asimilndolos a los mendigos. Estos cegos da feira pasaron luego al Brasil,tomando un gran arraigo en los sertones,donde al igual que los trovadores videntes,tambin se los consider mendigos. Esta tradicin se mantiene viva hasta hoy en las ferias,donde cantan romances viejos y nuevos,y recrean en versos rimados los ms diversos temas de la literatura popular,desde los moralistas a los picarescos. La recitacin cantada es seguida por la ejecucin de un instrumento musical, que puede ser viola,guitarra o pandereta. Nunca ste acompaa a la voz,sino que suena en los intervalos de la misma,en el tiempo que se toma el trovador para pensar los prximos versos. En el siglo XIX se usaban siempre versos heptaslabos, pero luego la mtrica se hizo menos estricta. Durante la esclavitud,muchos negros ganaron prestigio como cantores,y con l el derecho de ir y venir por las "fazendas" del Nordeste, llevando noticias y recitando composiciones poticas sobre acontecimientos recientes. La funcin de los especialistas de la palabra trasciende en algunos casos la memorizacin y composicin literaria,para convertirse en elementos que incitan al coraje,a producir los hechos que luego ellos mismos habrn de cantar. Los juglares occitnicos y provenzales iban a la guerra,como integrantes de las huestes. Los juglares y segreres gallegos ejercitaban su poesa lrica en las campaas,como entretenimiento,mientras que los juglares castellanos cantaban gestas en los ejrcitos de Alfonso VII,para exaltar el nimo de la gente de armas. Refiere Corcuera Ibez que antao los griots marchaban al combate en la primera lnea,animando al herosmo,y hoy siguen interviniendo en las ceremonias de circuncisin y escarificacin,para alentar con sus cantos y poemas a los novicios,a los que se recuerda el valor de sus antepasados,de los que deben mostrarse dignos descendientes (6). Los ancestros son siempre modelos de conducta,porque no se tiene por tales a los que no llegaron a ancianos ni adquirieron un gran dominio de la palabra. La carencia de virtudes o una enfermedad infamante suelen bastar para que un ascendiente deje de ser considerado un verdadero ancestro,pues todo ancestro es venerable y no se puede venerar lo 29

imperfecto o trunco,lo no ejemplar. El derecho a contar y cantar que a veces se reservan los especialistas de la palabra no debe entenderse como un privilegio,salvo en el caso de castas amparadas por el poder,y con frecuencia ni siquiera as. El prestigio que acompaa a los buenos narradores y poetas suele estar contrarrestado,como vimos,por cierta discriminacin que los asla del conjunto de la sociedad,y tambin por el no liviano deber de llevar la carga de la transmisin cultural,por ser los educadores de las sociedades orales. En algunos casos viven agobiados por las obligaciones de la memoria. En Nueva Zelanda,bastaba una sola falla en la recitacin de los textos sagrados para arrastrar de inmediato a la muerte,nica forma de evitar la clera de los antepasados ofendidos. Tambin en Hawai haba sanciones semejantes. Entre los ashanti de Ghana,los que recitaban la historia del reino no podan mutilar ni modificar la versin autorizada,bajo pena de muerte. Se debe considerar por otra parte que la especializacin no conlleva un monopolio de la palabra,salvo cuando entra en juego la zona sagrada de la cultura. Por lo comn el especialista conduce el relato,pero el pblico participa en el mismo,para enriquecerlo o corregirlo. En las islas Trobriand,cuenta Malinowski,todo relato tiene su dueo. Quien quiera contarlo,deber pedirle una autorizacin. Pero ser dueo de un relato no entraa de por s la posesin de un arte. Para cautivar al auditorio,el narrador ha de ser diestro en el cambio de voz de los dilogos y capaz de cantar las canciones con el tono que el momento requiera, as como de gesticular y manejar el conjunto de la representacin (7). En Amrica,no slo los incas,aymaras,aztecas y mayas tuvieron especialistas de la palabra que cultivaban la memoria y el arte del buen decir. Muchos pueblos de estructura social ms simple y menor desarrollo cultural poseen an sus especialistas,como es el caso de los "habladores",que inspiraron a Vargas Llosa una novela titulada justamente El hablador. Estos cultores y guardianes de la tradicin oral suelen detentar asimismo el poder shamnico,aunque tambin pueden hallarse desvinculados de l. El dueo de la palabra entre los mapuche era el nguepin,poeta que cantaba las gestas de su pueblo y estaba en contacto con el mundo sobrenatural. Su arte se distingua del discurso o arte retrico (koyantn). Para los guaran,como se djo,la palabra es un don que todo hombre recibe (pues sin ella no alcanzara la condicin humana),pero que no todos cultivan de igual modo. El acceso a la palabra profunda implica una larga prctica re