Adolfo Colombres-Hacia una tª intercultural de la Lit.

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    Adolfo Colombres

    C E L E B R A C I O N D E L

    L E N G U A J E

    Hacia una teora intercultural de laliteratura

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    INDICE

    Introduccin / 3

    Captulo I: ELOGIO DE LA PALABRA / ll

    Captulo II: LOS DUEOS DE LA PALABRA / 23

    Captulo III: ORALIDAD Y LITERATURA ORAL / 34

    Captulo IV: LA CUESTION DEL ESTILO,O LOS RECURSOSDEL EXTASIS / 43

    Captulo V: DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURAY LA IMPRENTA / 6O

    Captulo VI: LITERATURA POPULAR Y BELLAS LETRAS / 73

    Captulo VII: SOBRE LA FORMA Y LOS GENEROS / 86

    Captulo VIII: DE LA POESIA AL DRAMA / 97

    Captulo IX: DEL MITO AL CUENTO / ll2

    Captulo X: DE LA EPOPEYA A LA NOVELA / l28Captulo XI: SOBRE AUTORES,PERSONAJES Y HEROES / l52

    Captulo XII: LA POETICA DE LA RISA / l7l

    Captulo XIII: EL TRANSVASAMIENTO A LA ESCRITURA / l83

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    Captulo XIV: LA MEDIATIZACION DE LA ORALIDAD / l96

    Bibliografa / 2O5

    INTRODUCCIN

    Al concebir este libro,me animaba el propsito de trabajar en una antropologa de la literatura,en la que reunira al escritor que siempre fui por vocacin y el antroplogo que devine sin proponrmelo ni asumirlo del todo. Se

    trataba,una vez ms,de teorizar sobre la cultura,aunque guiado ahora por la conciencia deque sta,como bien sealaba Bakhtine,es en definitiva un fenmeno de lenguaje,porque elobjeto esttico crece en las fronteras de la palabra o del lenguaje en tanto tal (l). Es que ellenguaje no se limita a comunicar,sino que crea o constituye el conocimiento del mundo,loque llamamos realidad. Aade Steiner que el lenguaje es el misterio que define alhombre,ya que en ste su identidad y su presencia histrica se hacen explcitas de maneranica (2). Una vez sumergido en el tema,comprend que no bastaba con una miradaantropolgica,pues aunque ella predominase,se tornaba preciso incorporar tambin la deotras disciplinas,como la filosofa,la sociologa,la teora del arte y,por cierto,la historia y la crtica literarias,sin las cuales nosera posible crear una ciencia de la literatura que en verdad fuera universal y profunda,es

    decir,que no se quedara en el mero juego de las analogas propio de la literaturacomparada,la que por haber descartado en su misma base metodolgica (definida en l95lpor Marius F. Guyard) los contextos sociales y las situaciones de dominacin,no logrresultados reveladores. Por otra parte,se podra decir que esta ltima fue intracultural,puesse movi casi siempre en el mbito de las literaturas reconocidas de Occidente. La teora aproponer deba comenzar torpedeando la actual concepcin -cuya pretendidauniversalidad estuvo desde un principio al servicio de una hegemona-,para abrirse luego

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    sin prejuicios hacia otras literaturas escritas,y sobre todo a la oralidad,lo que implicabafundarse ya en la palabra y no en la escritura,en el lenguaje en s antes que en el textoimpreso. El desafo pasaba entonces por construir un sistema comprensivo de todos lossistemas,ya sean centrales o perifricos,y basados tanto en la escritura como en laoralidad. Tal sistema deba establecer relaciones simtricas (es decir,no jerarquizadas),y

    no entender la diversidad como una simple yuxtaposicin conformista y despreocupada delo diferente,sino como un esfuerzo real por establecer un dilogo enriquecedor entre lasprcticas que lo conforman. Al fin de cuentas,los poetas y narradores orales recibieronsiempre influencias estilsticas y ejes temticos del mbito de la escritura,as como sta losrecibi de la oralidad,en un intercambio por lo comn fecundo.

    Es que una verdadera ciencia de la literatura debe encararse como un serio intentode ahondar sin mistificacionesen la alteridad. Quizs convenga traer aqu a colacin que la historia de la cultura queintenta Foucault (arqueologa del saber) se reduce en definitiva a la historia de las formasde alteridad que la cultura ha producido,y tambin,se podra agregar,a la opresin quepesa sobre las diferencias (o los diferentes),que activa el cambio cultural en las fronteras

    de dicha alteridad,ya sea por aculturacin o por reculturacin. El rostro del dominado,decaTicio Escobar,le pertenece en parte,pues hay otra parte inventada por el opresor (3). Estaciencia a la que queremos humildemente contribuir ser a la postre una exaltadacelebracin del lenguaje,pues,como sostena Lacan (coincidiendo sin saberlo con elpensamiento africano),es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas. Elhombre habla,s,pero es porque los smbolos lo hicieron hombre. Smbolos que loenvuelven a lo largo de su vida en una red totalizadora (4). Ellos no operan aislados,sino en una espesa red,en un sistema coherente (por ms que albergue contradicciones)que podramos llamar matriz simblica. Adems de posibilitar la vida social,sta cumple lafuncin de procesar los elementos que le llegan del exterior,realizando una sntesis de los mismos conforme a su visin particular del mundo. O sea,es

    dicha matriz lo que regula la apropiacin cultural,resignificando y refuncionalizando losprstamos,con lo que relega a un segundo plano la cuestin del origen del relato y demselementos de una cultura,pues lo determinante ser la aptitud del grupo de apropiarse delos mismos. Mientras ella subsista,subsistir la alteridad,las diferencias,formas propias (oapropiadas) en las que la comunidad se sienta reflejada,y que alimentan la resistenciacultural en los casos de dominacin. Si una comunidad conserva el control de suproduccin simblica estar en condiciones de mantener el hilo de su propia historia yregular su proceso de cambio,desde que cambiar por s misma,desde s misma,y no sercambiada desde afuera,sometida a otros modelos. Esto nos pone ante el problema de laaculturacin literaria,que lleva a la defensa de la integridad y coherencia de los relatosfundacionales,es decir,del universo mito-histrico.

    Desde ya,la alteridad est siempre presente en toda prctica literaria,como unatensin entre la identidad y la diferencia,entre lo propio y lo ajeno,que se traduce en laopcin entre fugarse de la propia cultura o fortalecerla y activarla. Inciden aqu,y sobretodo en el campo literario,los arquetipos,que agrupan constelaciones de smbolos,pues amenudo estos ltimos no son ms que variantes de un mismo arquetipo o unacombinacin de dos o ms de ellos. El arquetipo acta as como ncleo organizador de lasimgenes. No se debe confundir smbolo con arquetipo. El primero es

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    ambivalente,ambiguo,y el segundo no. Una rueda,por ejemplo,slo puede dar una idea de circularidad y servir para representar lo cclico. Unaserpiente,por el contrario,puede simbolizar varias cosas.

    En l733,los benedictinos de Saint-Maur encaran una gigantesca historia literaria de

    Francia que comprende todas las actividades intelectuales del letrado,por lo que une a lasbellas letras la erudicin,la filosofa y lo que ya se llamaba"ciencia",por ms que los cultores de esta ltima buscaran entonces afirmarse en unmtodo propio,que la diferenciase del discurso esttico,dando autonoma a las distintasdisciplinas. El concepto de literatura,entendida como una produccin especfica separadadel saber libresco general de carcter utilitario,se define en Alemania en la segunda mitaddel siglo XVIII. Lessing publica en l759 unas cartas que se refieren a la produccin"literaria" reciente.A partir de l77O se usa esa palabra para designar al conjunto de laproduccin literaria de un pas o una poca. En l8OO se da otro paso,para aludir a laactividad literaria en general. Madame de Stal publica De la littrature considere dansses rapports avec les institutions sociales ,donde emplea ya la palabra "literatura" en el

    mismo sentido que hoy le atribuimos. Este nuevo trmino vino a sustituir al de "bellasletras",usado hasta entonces,y que tambin haca expresa alusin a la escritura,con dosgrandes vertientes: la poesa y la prosa narrativa. La primera poda ser pica,lrica ydramtica,y ocupaba un sitio ms prestigioso que la segunda.

    Se podra decir que el concepto de literatura aparece en Europa el momento en quese impone la novela y la escritura se difunde al gran pblico,lo que le confiere unadimensin social que no tenan las bellas letras,y tambin una dimensin estticadiferente. No obstante,no se despega de la condicin letrada para abrir ventanas a laoralidad. Configura un mundo cerrado,exclusivo,y elitista en la medida en que obstruye losvasos comunicantes entre la escritura literaria y la palabra no escrita que,sin olvidarse delaspecto formal,persigue funciones no estticas. La palabra oral es respetada mientras se

    trate de una retrica de letrado,la elocuencia de un sabio,pero no en la boca de los poetas y sabios de las culturas subalternas,quienes nomerecern el beneficio de la escritura hasta que no venga el Folklore a recopilar sustestimonios con un lente pretendidamente cientfico,que terminar sacrificando suromanticismo inicial en un altar positivista. (Cabe destacar que desde Augusto Comte enadelante,el positivismo enfatiz que la ciencia es el nico camino posible hacia elconocimiento,y su mtodo el nico vlido,extendiendo esta premisa a todos los campos dela vida humana,inclusive el arte y la literatura,los que deban plegarse a su mtodo siqueran alcanzar un contenido de verdad.) Por otra parte,el desarrollo de los patronesestticos ir separando de la literatura propiamente dicha a los escritosfilosficos,histricos,

    cientficos y tcnicos,para dejar a la postre slo los textos que no cumplen otra funcin quela de entretener,o en los que esta funcin es predominante.De lo anterior se puede colegir que es el paso de lo oral a lo escrito y de lo sagrado

    a lo profano lo que funda el concepto occidental de literatura,as como un creciente olvidode todo lo que entraa la palabra viva,que an apasiona al mundo perifrico. Es decir,lamisma pretensin de autonoma frente a lo religioso y otras funciones sociales que se hallaen la base del concepto de arte,y que el relato deba antes tomar en cuenta. En el mundo

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    perifrico,en cambio,esto no constituye un objetivo,porque lo sagrado desempea un roldistinto al que tuvo el Cristianismo en la Europa del Medioevo. La literatura guaran es casienteramente sagrada,y si renegara de dicha dimensin lo perdera casi todo. Desmantelar la escena del rito (y es lo que hace la escritura con la oralidad) constituye el objetivo clavede la estrategia etnocida,afirma Ticio Escobar. Es que en el ritual se representa,cifrada,la

    sociedad entera; en l despliega sus argumentos ltimos y sus razones primordiales.Extirpar el dispositivo ritual es debilitar al mito,diluir el relato,disolver el contrato social y cancelar as los compromisos comunitarios (5).

    La escritura posibilit el desarrollo de la razn,la que se opuso desde el principio alpensamiento mtico y el relato ritualizado,minando el sustrato de lo sagrado. Por otra parte,en la concepcin letrada la literatura oral es an vista como un desconocimiento de laescritura,una simple carencia,sin advertir que en muchos casos sus cultores,pudiendoescribir sus textos,prefieren expresarlos con la voz. A menudo incluso los escriben,pero alslo efecto de ponerlos a salvo de las flaquezas de la memoria y poder decirlos luego sinmenoscabo frente a un auditorio,no para complacerse con la lectura silenciosa. Cabesealar adems que no hay una frontera clara entre lo sagrado y lo profano,y menos an

    en el mundo perifrico,por lo que la pretensin de autonoma,adems de carecer deuniversalidad,no resulta vlida para el mismo Occidente. Es que toda literatura sagrada esen alguna medida profana,por cuanto aade al mito original elementos que hacen a lascircunstancias existenciales del autor o intrprete,lo que va desde El cantar de loscantares y San Juan de la Cruz a las plegarias de los ander guaranes. Siempre losagrado,para emocionar a los fieles,debe establecer lazos con lo cotidiano,con personas concretasy las situaciones por las que atraviesa la sociedad. Cuando lo sagrado toma distancia deesta base pierde arraigo y debe mantenerse por la coaccin de las castas sacerdotales. Elesoterismo consolid as el poder de las mismas,a expensas de la comunicacin delhombre con la divinidad. La palabra que fluye se convierte entonces en una palabra

    congelada,dada de una vez para siempre,y que pretende expresar la verdad nica delcosmos. La escritura sirvi muy bien a este propsito,pero tambin la oralidad lo apuntala menudo,no sin un gran esfuerzo,e imponiendo severas penas a los que olvidaban untexto o lo modificaban. El afn crptico de la escritura sagrada lleg a instituir lenguasartificiales muy alejadas del habla popular,como el egipcio antiguo y el snscrito,y por cierto el latn,que hasta hace pocos aos constituy el instrumento de la liturgia catlica.

    Fue ms bien tarea de la Reforma romper con este espritu,al impulsar traduccionesde la Biblia a las diversas lenguas,lo que convirti a dicho libro en uno de los mayoresbest-sellers . La Contrarreforma emular dicho aspecto,de modo que los textos religiososentrarn a Amrica tambin en castellano,y hasta sern traducidos a las principaleslenguas

    indgenas. Pero slo los de este carcter. A pesar de que el guaran fue el nico idiomausado en las misiones y el principal medio de comunicacin del Paraguay,ni una solaproduccin literaria de esa lengua se transcribi de la oralidad durante la Colonia.Existi,s,una profusa literatura en guaran impresa en las misiones con textoscatlicos,que servan a los fines de la evangelizacin. Las misiones ayudaron a fijar lalengua para valerse de ella,afirman Bareiro Saguier y Rojas Mix,pero vacindola de susvalores originales (6). En l5O6 Espaa dicta una disposicin que pretende preservar a los

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    indgenas de las obras de ficcin o entretenimiento. Una real cdula de l53l prohbe llevar a las Indias "libros de romances de ystorias vanas,como son el Amads y otros de estacalidad porque este es mal exercisio para los indios e cosa en que no es bien se ocupen nilean." Las mismas se reiteran en l536 en las instrucciones al Virrey Antonio de Mendoza.No obstante,tales libros profanos llegaron a este continente,alimentando una segunda

    oralidad en los pueblos indgenas,como luego veremos.La introduccin de los libros cristianos vino acompaada por la destruccin de loslibros americanos por "herejes". YaCorts se ocup de quemar cientos de cdices del archivo de Texcoco,y fray Juan deZumrraga,primer arzobismo de Mxico,dio cuenta del resto. Ms clebre es el Auto de Fe de Man,realizado en l562 por fray Diego de Landa,tras valerse de la tortura y el crimen paraencontrar los cdices mayas. Poco se salv del fanatismo de los misioneros,aunque laescritura de caracteres latinos servira luego para recuperar a algunos de ellos. Claro queeste trabajo se hizo en forma clandestina o se enmascar con otros propsitos. Sahagndisimula su tarea etnogrfica con el argumento de que al recopilar los textos indgenas se

    podr combatir mejor la idolatra. Sin embargo,en l577 una real cdula interrumpi laredaccin de su Historia General de las cosas de la Nueva Espaa (obra bilinge conilustraciones de tradicin mixta),prohibiendo en forma terminante esa tarea "diablica" quese propona consignar todo el patrimonio verbal nhuatl "antes de que desaparezca" ydisponiendo la inmediata destruccin de los "testimonios del paganismo". A causa de estacdula,los textos permanecieron cientos de aos en el silencio. Recin en el siglo XIX esexhumado el Popol Vuh de los kichs,mientras que El primer nueva cornica y buengobierno de Guamn Poma de Ayala,concluido en l6l5,deber esperar hasta l936 para ver la luz.Los textos clsicos de la cultura nhuatl recopilados por Sahagn,Durn,Olmos yotros,debieron esperar tambin a que el padre Angel Mara Garibay los rescatara.

    Frente al problema que plantea la literatura popular habr que preguntarse siempreen primer trmino quin la define,y en base a qu criterios. Algo similar ocurre en elterreno del arte,donde se aplica el concepto occidental del mismo a la produccin plsticade los sectores subalternos,la que por lo comn carece de un propsitopredominantemente esttico. As -y sirva esto de ejemplo-,el relato mtico no responde a laidea de ficcin,pues los que lo vivencian lo sienten como una vera narratio de funcineminentemente religiosa,por lo que no puede homologarse con la convencin literaria. Elmismo concepto de literatura que hoy se maneja,como vimos,es de origen occidental y elitista,y por lo tanto extrao a los sectorespopulares,por ms que stos cultiven gneros admitidos como literarios,o al menos comointegrantes de una literatura "folklrica". Por consiguiente,no sera del todo correcta la

    afirmacin de algunos socilogos de que literatura es lo que una sociedad acepta comotal. Ello puede ser vlido para el sector dominante,mas no para el subalterno,que debe someter las formas heterogneas que asume su lenguaje (tanto potico como enprosa) a categoras y enfoques ajenos a su sistema comunicacional,en base a los cualesse los juzgar. A causa de esto precisamente se puede tildar a tal literatura de "brbara":porque es valorada desde afuera,por un otro que adems de desconocer sus cdigos sesiente superior,pues su etnocentrismo le impide entender la diferencia como una

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    especificidad digna de respeto. Especificidad,por otra parte,propia de una prctica que nunca se piensa a s misma como literaria ni teoriza sobre susprincipios formales,pero a la que podemos considerar como tal,con el mismo derecho quese arrogan los que incluyen en la historia de la pintura obras de carcter religiosorealizadas en la Edad Media,es decir,antes de que se creara el concepto de arte,que,como

    sabemos,es hijo del Renacimiento.O sea que resulta perfectamente lcito incorporar al concepto de literatura discursosescritos y orales creados fuera de sus convenciones,como de hecho se viene haciendo,siempre que se evite el reduccionismo fcil en lo que respecta a los gneros,y no sehomologuen las leyes de la oralidad con las de la escritura. Lo grave es que dichaincorporacin no se realice comnmente en trminos de igualdad,de coexistencia eintercambio en similares condiciones,sino dentro de un sistema jerarquizado,donde lascreaciones populares son tildadas de "folklricas" y consideradas de segunda mano,algoque no puede codearse con las bellas letras,que son las letras de los que ejercen (opretenden ejercer) el monopolio de la palabra. A los que de un modo expreso o tcitoalimentan la asimetra cabe hacerles dos advertencias,como llamado a la reflexin. La

    primera,que tomen en cuenta que en tanto outsiders de la cultura popular no comparten latotalidad de sus referencias (lo que s ocurre entre el narrador oral y su pblico),por lo quetoda desvalorizacin queda viciada de etnocentrismo hasta que no se pruebe locontrario,recurriendo a las leyes propias del sistema comunicacional en cuestin,o apautas que a todas luces puedan admitirse como universales. La segunda,que en elcontexto de Amrica Latina,al igual que en los de Africa y Asia,la literatura popular dabuena cuenta,tanto en sus contenidos simblicos como en sus manejos de lenguaje,de lasdistintas vertientes del imaginario social,a las que ninguna autntica literatura puedeignorar,y mxime si aspira a afirmar su especificidad frente a otras literaturas. Y no se tratade tomar slo de ella la informacin que contiene,sino tambin de prestar especialatencin a sus modos de decir las cosas,como lo hicieron Rabelais,Joyce y muchos otros

    grandes escritores.El problema de la incorporacin de las literaturas indgenas lleva a trabajar almenos en cuatro lneas. La primera sera la literatura de tradicin oral de estospueblos,narrada o cantada en su lengua y con la totalidad de los elementos que definen elestilo social y aportan unidades semnticas no verbales. La segunda est dada por eltrnsito de los relatos y cantos de tradicin oral a la escritura,lo que obliga a distinguir loscasos en que dicho trnsito fue realizado por personas ajenas al grupo de los que fue obrade miembros del mismo,y a preguntarse si se utiliz la lengua materna o una segundalengua. La tercera lnea sera la creacin literaria escrita en lengua indgena,actualmenteen emergencia,y que reclama un sitio en la literatura de Amrica Latina que vaya ms allde contar sus mitos y cuentos a los nios mediante adaptaciones estereotipadas. Una

    ltima lnea de trabajo seran las creaciones literarias escritas en los idiomas coloniales(espaol,portugus,ingls) por miembros de dichas minoras,quienes se apoderan as delenguas de gran difusin para poder publicar sus obras y encontrar un pblico lector quede otro modo no tendran,por pertenecer a pueblos grafos o que carecen de la prctica dela lectura. Africa y Asia optaron por esta lnea,no sin desatar encendidas polmicas en elseno de las sociedades nacionales y hasta en los mismos grupos tribales. Por otraparte,no se trata slo de realizar un buen traspaso de la oralidad a la escritura y los

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    nuevos medios -lo que se ha dado en llamar oralidad mediatizada-,sino de retroalimentar el sistema de la oralidad con la devolucin de todo lo que se registr y public por losdiferentes medios,como parte de un proceso de reculturacin y apuntalamiento de supropia lengua,la que deber jugar un rol fundamental en la alfabetizacin.

    Es que,como seala el escritor zapoteco Vctor de la Cruz,la literatura india

    contempornea se plantea en primer trmino el problema del alfabeto. Los escritorescomienzan a escribir utilizando las letras del alfabeto latino,pero adaptndolas ocombinndolas para adecuarlas a los fonemas de su lengua materna y formar as unalfabeto prctico. Pero ocurre a menudo que ste no se encuentra uniformado,y surgencriterios dismiles al respecto que se disputan la primaca y hasta producen confusiones enel sentido,ya que a los serios desacuerdos sobre cmo resolver un problema lingstico sesuman las variantes dialectales de una misma lengua. Tales dificultades llevan en la mayor parte de los casos a utilizar la lengua colonial,donde los criterios,s,son uniformes (7).Sucede as que muchos alfabetizados pueden leer sin problema el espaol,pero tropiezanal leer textos en su propia lengua,por falta de costumbre.Mas ocurre asimismo,como contrapartida, que los grupos indgenas

    con mayor dominio de la lecto-escritura en su lengua la estn usando no slo para escribir cuentos y poesas,sino tambin ensayos cientficos y textos oficiales. Esta es sin duda lamejor va para lograr que dichas lenguas dejen de ser vistas como "dialectos" sinposibilidad de escribirse (8).

    Ya en l96l observaba George Steiner que el escritor tenda a usar cada vez menospalabras y a quedarse con las ms simples,tanto porque la cultura de masas haba diluidoel concepto de cultura literaria,como porque las realidades que el lenguaje poda expresar de forma necesaria y suficiente haban disminuido de manera alarmante (9). Es que lapalabra configuraba ya un medio de intercambio tan perverso como el dinero,formandoparte,desde el toque final que le dieran la publicidad y los promotores de ideologassospechosas,del fetichismo de la mercanca. En los aos que pasaron desde entonces el

    problema no hizo ms que agravarse,alejando a la verdadera creacin literaria delmercado y sometindola as a un creciente aislamiento,pues la comunicacin -y esto lodeca tambin Steiner -slo puede hacerse efectiva dentro de un lenguaje disminuido ocorrupto. En esta era de la palabra devaluada,adocenada,domesticada,se torna acucianterecuperar ese valor mgico,numinoso,creador del ser de las cosas,que an posee ellenguaje de muchos pueblos de la periferia (como los guaranes,los bambara,los dogon ylos bant,entre muchos otros),que han elaborado ideas tan sutiles como complejas paradestacar la importancia del mismo. Dichos sistemas de pensamiento guardan clavescapaces de salvar a la modernidad occidental del abismo de la prdida total del sentidoque hoy corrompe sus smbolos,y con ellos al mismo pacto social. Una palabra vaciada desentido no puede tener ya vnculos con la accin,o slo sirve para poner trabas a todo acto

    capaz de transformar la realidad. Deca Carlyle que las palabras que no conducen a laaccin,y ms an las que la entorpecen,son una impertinencia en la tierra.Pero al margen de los graves problemas que aquejan a la modernidad occidental y

    su deseo de abrirse a las culturas que an conservan el valor de la palabra,est el hechode que la emergencia civilizatoria de Amrica Latina precisa una teora del arte y laliteratura,las que sern aplicables en gran medida a todo el mundo perifrico. Setrata,como se dijo,de crear un sistema capaz de comprender a los otros sistemas,de incluir

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    Captulo I

    ELOGIO DE LA PALABRA

    "No tengo ms que mi palabra"

    AIME CESAIRE

    En un principio,se sabe,era el verbo,es decir,la palabra que ilumina la sombra,brotandocomo un manantial inteligente. En la gran Nada primordial irrumpe la palabra en la boca delos dioses. En el Popol Vuh leemos que no haba nada dotado de existencia,que estuvieraen pie: slo el mar y el cielo en toda su extensin,ambos vacos y en reposo,y queentonceslleg la palabra: Tepeu y Gucumatz hablaron en la oscuridad. O sea,la palabra no esperque el hombre existiera,pues sin ella cmo se hubiera creado al mundo y al mismohombre que lo habita? Es el viento de la palabra,con su tono imperativo,el que engendra eluniverso. Hgase la luz,dijo el Dios delGnesis ,y por cierto hubo luz. Despus la palabrahizo el da y la noche,separ el agua del firmamento,y en la inmensidad del mar levant la

    tierra. Entre la palabra pronunciada y el acto no haba distancia alguna,pues el poder hacer por medio de la palabra es un atributo esencial de los dioses.Pero existe algo anterior a la palabra,sin la cual sta es impensable: la misma

    voz,que no siempre cristaliza en ella, pues hay tambin vocalizaciones ininteligibles,comolos gritos y otros desgarramientos prelingsticos. La voz es el sustento y el transporte dela palabra,a la que llev como un carro sagrado hasta que la escritura la decretprescindible,al fundar un lenguaje sin voz. La palabra es el lenguaje

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    vocalizado,fnicamente realizado en la emisin de la voz,no untrazo en el papel. Primero fue la voz,luego la palabra,y por ltimo la letra.

    La voz es una cosa en el espacio,una presencia fsica. Posee un tono,un timbre,unaamplitud,una altura,un registro. Es decir,un conjunto de elementos a los que cada culturaasigna un valor simblico determinado.As,la voz de la soprano vino en Occidente a

    simbolizar la femineidad,y la del tenor la masculinidad.El aliento de la voz es creador. Por eso su nombre suele venir ligado al concepto dealma,de espritu: animus en latn,pneuma en griego,e'e o palabra-alma entre los mby-guaran. En los hieroglifos egipcios,la boca designa la fuerza creativa. Para los bant,elfluir de la voz se identifica con el del agua,la sangre y la esperma. Para los tuareg delSahara aliento y alma son la misma cosa,por lo que para proteger a esta ltima se cubrenla cara con un velo negro de fina gasa. Pero dicho fluir no es por cierto uniforme,pues loselementos de la voz varan conforme a la funcin que se propone cumplir. Hay una vozdulce para enamorar y una voz piadosa para hablar con los dioses,una voz para la palabraluminosa y una voz para el poder,y hay voces que,para afirmarse,se vuelven canto. El reyafricano habla poco y no alza la voz,pues sabe que el grito es un recurso femenino. Y est

    tambin la voz del narrador,que fluye en un espacio altamente ritualizado.La voz,nos dice Corcuera Ibez,desborda siempre a la palabra. Enriquece el textoque transmite y hasta lo transforma,porque algunas veces hace que signifique aquello queno dice (l). O sea,aade al significado de la palabra unaserie de unidades semnticas (semas) codificadas por la cultura. A menudo las ms altasemociones se patentizan y patetizan en la voz,sin atinar a traducirse en palabras capacesde expresarlas. Es que la voz,en tanto sonido,no puede dejar de registrar la estructurainterna del cuerpo que la produce,lo que aporta un criterio de verdad,de interpretacin,que hasta puede negar la validez de un discurso.

    Esto nos est indicando que detrs de la voz hay siempre una persona,un ser pensante,un cuerpo concreto que habla,que se expresa. No se trata de algo obvio,sino de

    un criterio fundamental de verdad. En la abstraccin del papel,la palabra puede mentir confacilidad,pues se elimina tanto la voz como su vinculacin con un cuerpo concreto.Palabras que salen de una boca cargadas de verdad,resultan falsas en otra boca,pues hayuna estrecha relacin entre lo que se dice y quin lo dice. En las antiguasmitologas,observa Paul Zumthor,la voz sin cuerpo estaba ligada a lo maravilloso,cuandono al terror (2). Por sta y otras razones dicho autor se pronuncia por la creacin de unaciencia de la voz,que arranque de la fsica y la fisiologa de la misma y siga con unalingstica,una antropologa y una historia. Revalorizar la voz es recordar que la palabra esun lenguaje vocalizado,fnicamente realizado en la emisin de la misma,no un trazo en elpapel: esto ltimo pertenece ya al mbito del artificio,de lo prescindible.

    Es que la aventura humana no se funda en la escritura,

    sino en la palabra,aliento que contiene la humedad y el calor, o sea,la esencia misma de lavida. No puede reducrsela a un mero instrumento de comunicacin,ya que sobre todo esexpresin,fuerza,forma. Forma que no ha de entenderse como un esquemafosilizado,como una sujecin a reglas fijas,sino como ritmo puro recreado sin cesar desdeuna energa que le es propia,y que se moviliza por la pasin de develar lo oculto,denombrar lo desconocido y alcanzar la significacin especfica de cada momento. Todo espalabra en el universo,todo en l habla. La palabra es esencialmente poder,un poder

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    nombrador,creador,fecundante,que pone en movimiento las fuerzas que permanecen estticas en lascosas.

    Claro que no cualquier palabra es Palabra,ese verbo en el que reposa toda accinverdadera. Estn la palabra-fuego y la palabra-juego. La primera alberga la fuerza vital y el

    poder nombrador,busca una forma y deviene una regla mutante,siempre dirigida a laaprehensin del mundo.La palabra-juego es banal,no bucea el numen de las cosas. Se despliega por la superficie de las mismas endemostraciones un tanto obvias,que nada revelan. Slo el poder de la risa puede salvar alo ldico de la banalidad e insuflarle los atributos del fuego,volvindolo altamenterevelador,por la manera en que desnuda a las falsas palabras,instrumentos del poder poltico. Y ms abajo de la palabra-juego se extiende el territorio de la mentira,esa "palabraque no se parece a la palabra",y que corresponde a la inmadurez,a la vacuidad,a lainsensatez,a la injuria,como afirma Corcuera Ibez (3).

    Si la palabra verdadera crea el ser de las cosas,la mentira no constituir apenas unsimple mal hbito,sino algo abominable,puesto que puebla el mundo de seres

    falaces,siembra desaveniencias y rencores,confunde los lmites,degrada losagrado,quiebra el equilibrio de la vida. Para el budismo,la palabra verdadera es una delas ocho sendas de la vida espiritual. Para los dibi de Mal,la palabra falsa pudre la sangrede quien la emite. Para los dogon,la mala palabra carece de "granos" (poder germinal),notiene vida. Produce en quienes la escuchan una impresin desagradable,que se asimila almal olor,y al igual que ste,a la idea de muerte. Siempre causa dao,y a veces,pararepararlo,har falta un ritual. Se dice que la mala palabra es amarga y afecta al hgadoms quela pimienta,mientras que el gusto de la buena palabra (al ser asimilada a los alimentos,lapalabra posee un gusto) es dulce como la miel. La buena palabra es adems sincera yblanca,pues proviene de un corazn blanco,y huele a aceite y a cocina,lo que es para este

    pueblo el ms delicioso de los aromas,pues evoca a la vez la comida y la fecundidad,lasdos formas de la vida. En el siglo XIX,los caciques indios de Estados Unidos llegaron acreer que los blancos tenan dos lenguas,pues buena parte de sus palabras terminabansiendo falsas. Les costaba entender que un mismo rgano pudiera servir a la vez para laverdad y la mentira.

    Hablar de la palabra es referirse tambin al silencio,ese espacio que la rodea comoun complemento imprescindible,reforzando su significado. Moiss precis vagar cuarenta aos por el desierto,pasar por semejante fragua de soledad y silencio,para que Dios le hablara de su Ley. En laeducacin de los bambara,los dogon y otros pueblos no slo se ensea a dominar lapalabra,sino tambin los silencios,ya que sin stos nada podra aqulla. El silencio es la

    sombra que envuelve a la palabra,afirmando su dignidad,su valor numinoso. Todo sonidoprecisa una ausencia de sonidos,y la magnitud de dicha ausencia ha de guardar proporcin con la del sonido. Tal concepcin de los bambara lleva a Dominique Zahan asostener que para este pueblo el verbo verdadero,la palabra digna de veneracin,es elsilencio (4). Es que ms que una mera ausencia,que un vaco sonoro,el silencio es unarealidad cargada de sentido en la que germina la palabra. Tambin se podradecir,invirtiendo los trminos,que es la palabra la que crea el silencio,para poder

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    establecer su valor. Al recitar El Corn ,los rabes intercalan hondos silencios entreversculo yversculo,para destacar el carcter milagroso de la irrupcinde la palabra. "Si la palabra construye la aldea,el silencio edifica el mundo",reza unproverbio bambara. Y otro dice: "Si la palabra te quema la boca,el silencio te curar". El

    silencio es para este pueblo el mejor indicativo de vida interior,de capacidad reflexiva,detodo lo serio que hay en la existencia,y tambin de que se cultiva el secreto: "El secretopertenece a quien calla",remarca otro proverbio de esta etnia que hace de la sobriedadverbal un valor eminente. La infancia se teje en ella en un clima de silencio,de confidenciasque se oponen a la idea de una divulgacin masiva. Las verdades van siendo reveladasde a poco,como grandes secretos,en la medida en que se est en condiciones derecibirlas (5). Corcuera Ibez apunta que guardar silencio puede significar guardar lapalabra,y que entonces es el silencio el que resalta el verbo (6). Un proverbio de Maldice:"Aprende a escuchar el silencio y descubrirs la msica".A Isak Dinesen le llamaba laatencin en Kenya el especial sentido de la pausa que tenan los kikuyu,al que calificcomo un arte. Registraban lo que se les deca,lo pensaban bien y respondan un tiempo

    despus. Los dogon distinguen entre el silencio voluntario,que proviene de una ausenciade impulsos de hablar o de un deseo de retener las palabras por juzgarlas inapropiadaspara la ocasin,y el silencio que se nos impone,la palabra cortada,que suscitarabia,resentimiento. Desde ya,el silencio no tiene el mismo valor en todas las culturas,y enel marco de una misma cultura su sentido suele variar segn la situacin que lo motiva.Por lo general,las culturas que valoran poco la palabra no otorgan al silencio una especialsignificacin. En la medida en que la modernidad dominante vaca a la palabra de sentidoasesina al silencio,para que ste no venga a evidenciar el ruido desafinado de suschatarras,esas voces huecas que se amontonan sin sentido,inventando rituales sin fuerzapara sus pobres fetiches.

    La palabra verdadera,creadora,no es ajena a las circunstancias tmporo-espaciales

    en que se manifiesta,como tampoco a la posicin del cuerpo en el espacio. Hay palabrasque slo pueden ser eficaces en determinados momentos del ao,y en el marco ritual deuna celebracin. Ciertos relatos no se pueden escuchar de da,o de noche,o cuando eltiempo es malo. Algunos pueblos de Zaire creen que contar de da es provocar la muertede la madre,o -en menor medida- del padre. Los espacios sagrados exigen palabrassagradas,con un determinado tono ceremonial. Hay situaciones intensas y profundas quedemandan palabras igualmente intensas y hondas, ajenas al lenguaje cotidiano. Laspalabras secretas,pronunciadas en un sitio inapropiado,pueden causar la muerte. Por otra parte,la naturalezade las palabras que se dicen y escuchan condicionan la posicin del cuerpo,a la que el ritosuele pautar en detalle,sobre todo mientras se pronuncian las de mayor contenido

    sagrado. Para los dogon,la palabra del hombre acostado es secreta,ntima,y slo puedeser entendida por su destinatario,como la que los amantes intercambian en la noche. EnBurkina-Faso la confidencia se anuncia en posicin acostada y la palabra seria en posicinsentada,mientras que lo que se dice de pie carece de importancia. En Occidente,por elcontrario,lo que se dice de pie es ms relevante que lo que se dice sentado.

    En la concepcin bant,el nommo ,la fuerza vital que sostiene la palabra,es lo queproduce la totalidad de la vida. Elnommo es agua y fuego (la humedad y el calor que sale

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    de la boca),y tambin semilla y palabra,de modo que estos cuatro elementos conformanuna unidad. Es por la palabra que el nommo penetra en las cosas,las informa,lasdefine,rige su identidad y su suerte. El universo de las cosas (Kintu) no existira sin lainteligencia del hombre,y la inteligencia se expresa por la palabra. Elnommo crea primerola semilla y luego la fecunda. Es la palabra lo que transforma el agua en semen,y dota a

    ste de un poder reproductivo. Luego,al nacer el nio,se le da un nombre para rescatarlode la categora de los objetos e introducirlo en la de los hombres (Muntu). Si el nio muereantes de que el shamn pronuncie su nombre nadie llorar por l,pues en verdad no habrllegado a pertenecer a la esfera de lo humano. As,el nommo crea y procreacontinuamente,y en su afn genera incluso a los dioses,los que tambin existirn por lapalabra. Nada hay ms poderoso que ella. Si alguien ordena al sol que caiga delcielo,caer irremisiblemente,a menos que una palabra de mayor fuerza lo sostenga en loalto. Slo la palabra modifica la realidad. De no ser por sta,no habra cambio y ni siquieravida: el mundo permanecera esttico. Nombrar es el acto creador por excelencia: laexpresin crea lo nombrado,cual un conjuro mgico. No basta la siembra para que el granogermine y crezca: se precisa tambin de la sentencia y el canto; es decir,de la palabra.

    Toda palabra verdadera es una palabra eficaz,y toda palabra falsa desordena eluniverso,acarreando sanciones. No pueden haber palabras neutras,que no desaten ningnproceso,y por esta razn el hombre ha de hacerse responsable de su palabra. Incluso eltiempo y el espacio,que constituyen una fuerza en s (Hantu),estn sometidos al hombre por la palabra,por lo que con ella se puede revocar eltiempo,abolir el espacio. La palabra,como la humedad,existe en todo,hasta en la piedra.Sin ella,no puede haber concentracin alguna de fuerza. El fetiche no es una meraartesana. Su poder aumenta con la sangre del sacrificio (sangre que,como se dijo,se hallaasociada al nommo ) y sobre todo con la frmula,con la palabra ritual. "La fuerza est en lapalabra",reza un proverbio bambara. No hay que ver en ella un mero instrumento depoder,sino el mismo fundamento de la cohesin social,en la medida en que regula la

    organizacin de la comunidad.Pero al principio fue el verbo descarnado,la palabra elemental,el puro esqueleto delmundo simblico. Cuando se encarn naci la poesa,esa "palabra de la palabra",al decir de Jo Bousquet. Por su compromiso con la palabra la poesa africana no es jams

    juego,arte por el arte,sino nommo ,o sea,funcin. El poeta no es un prestidigitador,sino un hechicero que busca el secreto de lashondas comunicaciones,de los grandes incendios. No se limita a invocar o evocar lascosas: las crea. Pero esto no lo convierte en un soberbio demiurgo,en un genio individualque verbaliza desde la nada. Tanto el poeta como su arte son un producto social ycumplen una funcin. Y sin embargo,lo colectivo no niega lo personal,por ms que el arteen s importe ms que el poeta,ser perecedero. Siempre estar claro quin habla,quin

    escucha,y por qu o para qu se habla. El poeta expresa lo que debe ser,sin explayarsemayormente en lo que l piensa,siente,desea o ha vivido,a menos que quiera incorporar esta vivencia al acervo tradicional,por su valor ejemplar. El pasado,la tradicin,no es unarepeticin ciega ni una abstraccin vaca,sino la fuerza espiritual de los ancestros,unapalabra que tambin anima,ilumina,transforma,y que por lo tanto se respeta y cultiva.Buena parte de la creacin potica est consagrada a su memoria. O sea que los muertosno tienen vida,pero s existencia,y sta se cifra en la palabra. El muerto y su palabra tienen

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    sed,y pueden beberla de la vida,del agua y la sangre de los vivos,dicen los dogon. Dichapalabra,para ellos,se pasea en el viento,es inconsistente y disecante como el viento,y carece de "granos".Para los bant,es la palabra lo que mantiene a los muertos en su condicin de Muntu ,salvndolos de la nada. Porque cuando un hombre muere se extinguen su vida biolgica

    (buzima) y su vida espiritual (magara),pero permanece la fuerza vital,elnommo que formsu personalidad. Apenas una letra distingue al ser humano vivo (muzima en singular,ybazima en plural) del ser humano muerto (muzimu en singular,y bazimu en plural). Losbazima y los bazimu conforman as las dos caras del Muntu . Mientras los primerosexperimentan la existencia,exprimen la miel de los das,los segundos son los guardianesde la tradicin,de la palabra normativa,del ethos social,asegurando con su vigilancia lapermanencia del mundo.

    Para dotar al discurso de claridad y brillo,en algunas etnias africanas se liman losdientes. Los bambara tien deazul las encas de las adolescentes,lo que las ayudar a dominar la palabra. Tambin parafacilitar la claridad de la misma,los dogon se colocan anillos en los labios,as como aros e

    hilos en los lbulos de las orejas para predisponer al odo a captar las buenas palabras ydefenderlas de las malas. Es que toda palabra precisa un odo,al igual que el semennecesita una matriz. Es por el odo que la palabra entra en la mente del hombre y sevuelve una fuerza transformadora,razn por la cual hay quien lo considera un rganosexual,o lo asimila a l,desde que concibe la frtil semilla de la palabra.

    Para los dogon,es el lenguaje lo que distingue al hombre del animal,ya que slo por l manifiesta su humanidad. La palabra posee un cuerpo,una materia sonora formada por los cuatro elementos que se conjugan en el cuerpo humano: el agua,el aire,la tierra y el fuego. El agua,nos dice Calame-Griaule en una magnfica etnologa dellenguaje de este pueblo,es tan necesaria a la vida de la palabra como a la del hombre,elanimal y la planta (7). Cuando falta humedad,la palabra sale seca,con dificultad.La palabra

    es un vapor cargado de sonido,que el aire vehiculiza. Por eso,cuando el hombre respira mal,la palabra sale cortada. La tierra es el elemento que proporciona a la palabra su peso,susignificacin,para distinguirla del simple ruido. En el cuerpo humano,corresponde alesqueleto. El fuego es lo que da calor a la palabra,lo que depende del estado psicolgicoen que se encuentra el sujeto. Cuando est colrico o excitado,su palabra es "quemante".

    A la calma,corresponde una palabra "fra". Para este pueblo,la palabra tiene tambinsexo,el que se relaciona con la altura del sonido. Los tonos altos y ascendentes sonfemeninos,y los tonos bajos y descendentes,masculinos. En el lenguaje se mezclan aspalabras machos y palabras hembras,del mismo modo en que la msica mezcla notasmachos y hembras. Tal concepcin no puede ser asimilada a la que determina los gneros

    en otros idiomas,por su mayor carga de sentido,que se liga incluso a la fecundidad. Labuena palabra posee "granos",semillas,y es por lo tanto fecunda,mientras que la malapalabra es estril,no despierta eco alguno en el auditorio,no produce frutos (8). La fuerzade la palabra depende de la fuerza vital de la persona. Si la misma es escasa,el sujetohablar poco y no ser escuchado. Tal fuerza se origina en el agua,elemento quecomprende a la sangre. Las impurezas de la persona se comunican igualmente a supalabra,por lo que no se aconseja hablar antes de purificarse (9). Cuando las mujeres

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    hablan de cualquier cosa,sin importarles dnde y cmo,se dice que la palabra se pasea.Implica en el hombre una actitud femenina,amiga de la querella vana,que se vincula a la impotencia sexual. La palabra nasalizada esuna palabra "podrida",de mal olor,que se liga a la muerte,y en el caso de la mujer,a unaactitud masculina,a un rechazo a procrear. La concepcin dogon incluye una compleja

    fisiologa de la palabra,cargada de elementos simblicos. Ms que la boca,intervienen enella el hgado,el corazn y huesos como las clavculas. Slo despus de un largo caminopor el interior del cuerpo,lleno de vicisitudes,la palabra sale en busca de su destinatario.Sin ste,no hubiera nacido,ya que ningn mensaje puede existir si no hay un odo paracaptarlo. Quien habla solo es considerado un loco. Los tmpanos atrapan las palabrascomo los dientes lo hacen con la comida,y por ellos ingresan al cuerpo,recorren losrganos y producen efectos buenos o malos. As,la palabra de la discordia seca y calientael corazn,contrae el hgado yproduce una expulsin de bilis de la vescula. Ser funcin del hgado purificar al cuerpode dicha toxina,a la que en parte devolver bajo la forma de una respuesta al insulto. Loque no puede ser expulsado causa insomnio,sufrimiento y enfermedad,sobre todo del

    hgado (lO). En la mitologa dogon,Nommo es un dios que recibe el encargo de formular la palabra de un modo humano yensersela a los hombres. Tambin de darle cuerpo y voz,de "hacerla salir". Su reino esel agua,elemento primordial en la formacin del verbo.

    En la concepcin bant,el lenguaje del tambor es tambin palabra,y hasta palabraprivilegiada,pues son los muertos los que hablan por medio de dichoinstrumento,regulando el pulso de la vida. Entre el ritmo de la palabra y el de los tamboresse da un contrapunto,un "dilogo",la estremecedora dialctica de las dos caras del Muntu .Pero el tambor parlante no es un alfabeto Morse,sino una "escritura" fcilmentedescifrable,

    dirigida al odo y no a la vista. Escritura para comunicar noticias con rapidez,y tambinpara contar y cantar,o sea,literatura narrativa y lrica. Los lubas del sudeste de Zaire utilizan para emitir mensajes elcyondo ,tambor que presenta en la parte superior una larga hendidura con dos labios. Elms grueso emite un sonido bajo,al que se llama "la voz hembra". El otro emite un sonidoagudo,al que se considera "la voz macho". Esto resulta de especial relevancia,pues lalengua luba tiene una oposicin de longitud (vocales breves y vocales largas) y otra detonalidad (tono alto,tono bajo y tono complejo). Elcyondo registra estas cualidades,y sibien no alcanza a emitir slabas (consonantes y vocales),logra,s,comunicar las caractersticas de duracin y de tono de esas slabas. Y como esto no bastapara codificar un texto,se utiliza el procedimiento de la amplificacin,que consiste en

    desarrollar una frase,una palabra o una idea bsica desplegndola con diversastcnicas,las que incluyen el uso de frmulas estereotipadas,las holofrases,que puedenestar constituidas por un solo verso,o bien por varios (ll). Muchas epopeyas africanassobrevivieron siglos en la piel de los tambores,los que eran tocados por profesionales quetardaban varios aos en formarse. El ritmo de los toques no constituye a menudo en dichocontinente un puro efecto musical,sino un gran auxiliar de la memoria,tarea que en lapoesa europea cumplieron la rima,la aliteracin y el ritmo de la palabra. A fines del siglo

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    XV,el cataln Ramn Pan,un ermitao de la Orden de San Jernimo,a quien Coln habaencargado la redaccin de un tratado sobre las "creencias e idolatras" de los indiostanos,descubri una tradicin oral inscrita en los golpes rtmicos del tambor. Sera el nicocaso de lenguaje tamborileado de la Amrica indgena,aunque el uso del ritmo del tambor como recurso mnemotcnico existe en varias culturas.

    En el pensamiento bant,la imagen no es anterior a la palabra,ya que es el nommo quien engendra la imagen de la cosa,luego de haber creado la cosa. Al nombrar el objetoausente,la palabra lo transforma en imagen,o se transforma en imagen. O sea que,al fin decuentas,no hay ms que palabras,y la buena palabra es como la lluvia: siempre deseada ybienvenida.

    Tambin en la cosmovisin de los pueblos americanos el valor de la palabra seacerca a lo sagrado,en la medida en que da nombre y sentido a las cosas. Se la ve comoun fluido mgico,cargado de mana y sabidura. Hablar de la palabra es referirse a la vozde los ancianos,de los sabios,a un relato que cohesiona a la sociedad al fortalecer suspilares ticos. Los aztecas fueron conscientes del valor de la palabra,a la querepresentaban en sus cdices con una voluta de humo,la que adems de denotar el

    discurso sagrado de un personaje le daba el carcter de un objeto desplegado en unespacio visual. En las escuelas para los seores y sacerdotes se enseaba el arte delbuen decir,la forma de expresin noble y cuidadosa. El buen lenguaje se asociaba a lasflores,las que en sentido estricto venan a ser las metforas y los smbolos. Del mal poetase deca que "atropella las palabras",y del buen poeta,que "flores tiene en los labios" y "hace ponerse en pie las cosas". Esta ltima frase,tomadade un poema nahua clsico,est sealando ya la funcin nombradora y animadora (dadora de vida) de la palabra.

    Tambin los quechuas representaban a la palabra como una cosa en el espacio.Guamn Poma dibuja con una voluta el rezo catlico de ciertos personajes,lo que resultaextrao para la iconografa occidental de la poca. "Viracocha crea con slo decir",leemos

    en un himno religioso. Y otro himno,refirindose a un Inca moribundo,expresa: "Ya no tiene/ Palabra, / ya se acaba / su aliento". Como vemos,la prdida de la palabra es asimilada ala muerte.

    Para los guaran,todo es palabra. La identificacin es tan plena,que se habla depalabra-alma (e'e). e'e ,en guaran comn,significa lenguaje humano,aunque el trminose aplica tambin al canto de las aves,al chirriar de algunos insectos.La funcin fundamental del alma es la de transferir al hombre el don del lenguaje. Lapalabra es la manifestacin del alma que no muere,del alma original o alma humana denaturaleza divina,que se diferencia del alma animal,ligada a la carne y la sangre,a la vidasensual. Los animales y los rboles tienen tambin alma de origen divino,e'eng ,pero sloel hombre posee el angu ,la posicin normal vertical. Elangu ,como seala

    Cadogan,viene a ser la parte telrica del alma (l2). Muy pocas lenguas en el mundo hanlegado a la biologa ms nombres de plantas y animales que la guaran,hasta el punto deque se afirma que sera la tercera en tal sentido,luego del griego y el latn. Esto vendra acorroborar,si falta hace,el gran nfasis que esta cultura ha puesto en la palabra y sufuncin nombradora,y tambin su gran amor a la naturaleza.

    En la noche originaria,antes de que la tierra existiera, amand Ru Et,el padreverdadero,despleg ya en la soledad el fundamento de la palabra futura. En la

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    cosmogona pai tavyterse dice que en un principio slo exista una sustancia impalpable llamada "Jasuka",algo ascomo una llovizna cargada de electricidad. De esa materia primigenia surgi una voz quecantaba,y que se fue desarrollando de a poco hasta convertirse en un cuerpo,que tomfinalmente la forma de un hombre. Este se perfeccion luego mediante su propia

    voz,iluminando tal sustancia neblinosa. De dicho relato se desprende que el hombre secrea a s mismo mediante la palabra,y al aclarar el entorno hace que aparezca la tierrabajo sus pies. La palabra,entonces,nace ya como un canto puro,no emitido por nadie,que genera la vida (l3).

    La palabra queda as definida ab initio como la esencia de lo humano,algo quecircula por el esqueleto y lo mantiene erguido. Resulta inseparable de la verticalidad propiade todo ser animado por ella,hasta el punto de que el shamn que intenta revivir a unmoribundo invoca a los eepya ,espritus que restituyen el decir,segn afirma HlneClastres (l4). Para cumplir con su designio,amand crea otras divinidades,como Kara Ru Et (Este),Jakair Ru Et (el Cenit) y Tup Ru Et (Oeste),cuya tarea serenviar a los futuros hombres las palabras-almas,para que se encarnen en las criaturas

    recin nacidas.La ceremonia de imposicin del nombre se realiza cuando el nio puede tenerse yaen pie. El shamn debo descubrir qu dios le mand la palabra-alma antes de elegirle unnombre apropiado,pues todo nombre pertenece a la esfera exclusiva de una deidaddeterminada. Si ninguna palabra-alma se encarna en el recin nacido,ste no tardar enmorir,pues los dioses le estn negando de tal modo el derecho a la vida,por razones queno siempre son inescrutables,ya que pueden obedecer a una base tica,como en el casode los hijos adulterinos,observado por Cadogan. Segn Bartolom,el nombre no es laforma en que la persona es designada: el nombre es la persona,puesto que designa sualma,y los atributos de sta son sus atributos personales,que conservar hasta la muerte(l5). El nombre slo es modificable en caso de crisis extremas. Como ltimo recurso para

    sanar a un enfermo grave y "despistar" a la muerte,el shamn puede cambirselo. Lamuerte es la prdida o ausencia de la palabra,o se produce por esta prdida. Porque en lapalabra hay fuerzas capaces de abolir la muerte. Si ella fluye abundante y llena desabidura,puede llevar al individuo al estado de perfeccin (aguyje) necesario paraalcanzar la Tierra Sin Mal,o sea,el estado de indestructibilidad,la inmortalidad delcuerpo.Se sabe que muchos lo lograron,pasando a la condicin de hroesdivinizados,como Kuarachy Ju,Kuarachy Et,Takua Vera Ghy Et,Kara Katu y CapitChik.

    Por su misma naturaleza sagrada,los guaranes consideran inconveniente que sunombre verdadero est en boca de todos,y en especial de los que pueden hacerles dao.De ah que a menudo aceptan los nombres que les endilgan los misioneros y agentes del

    registro civil,ya que este nombre falso servir para enmascarar su verdaderonombre,sustrayndolo del desgaste cotidiano. Por razones semejantes,el nombre de laKumari Devi,virgen vestal de Nepal identificada con la reencarnacin permanente de Buda,se mantieneen secreto. Desde los tres aos,en que es elegida,vive con su familia nuclear (la nica quepuede conocer su nombre) en una casa-templo del centro del barrio antiguo de Katmand.Seala Frazer que entre las tribus de Australia Central,todos los hombres,mujeres y

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    nios,adems de su nombre personal,que es de uso corriente,tienen otro nombre secretoo sagrado que le es conferido al nacimiento y que slo conocen los miembros totalmenteiniciados del grupo. De llegar al conocimiento de un extrao,ste podra producirle un daopor medios mgicos (l6). Tambin los indios de la isla de Chilo guardaban sus nombresen secreto y les molestaba que se los pronunciara en voz alta,porque haba espritus que

    podan producirles daos. A veces la inhibicin de los nombres personales no es permanente,sino que estcondicionada por las circunstancias,y cuando stas cambian,cesan de actuar. RefiereFrazer que cuando los guerreros nandi salen de campaa,nadie puede nombrarlos hastasu regreso. Si alguien debe referirse a ellos,lo hace como si fueran aves (l7). Tambin elnombre puede ir mudando a medida que cambian las circunstancias.Entre los mossi de Burkina-Faso,al nacer un nio la sociedad le atribuye un nombre,trasconsultar a un adivino y analizar las circunstancias que rodearon al nacimiento. En lamadurez,el mismo individuo se da uno o ms nombres,a fin de poner en manifiesto que abandona elque recibiera al nacer para adoptar un nombre-divisa,que es el zab-yuure o "nombre de

    batalla",de carcter ostentatorio,y que es a menudo una advertencia dirigida a losadversarios reales o virtuales.Entre los nivacl y otros grupos del Chaco,tambin elnombre es sagrado,pero no se mantiene inmutable,sino que va cambiando a lo largo de la vida,para dar cuenta de las nuevas circunstancias existenciales de la persona. As,un joven suelecambiar de nombre al tener un hijo,y el guerrero al matar a otro en combate.

    Entre los bahimas del Africa Central,cuando mora un rey su nombre quedabaeliminado del lenguaje,y si haba tomado el mismo de un animal,haba que buscar a steen seguida otro nombre. En Birmania,se consideraba incluso una impiedad mencionar elnombre del soberano reinante (l8). Entre los lengua del Chaco,no slo no se podanombrar a un muerto,sino tambin que los que llevaban su nombre se lo cambiaban. Los

    antiguos abipones,segn Dobrizhoffer,abolan de un da para otro palabras querecordaban el nombre de los muertos,y echaban a circular otras,creadas por lasancianas,para reemplazarlas. Las antiguas jams volvan a ser utilizadas. Desde ya,estocortaba las races de la tradicin histrica,pues resulta casi imposible hacer una crnica sin contar con nombres propios ciertos. Losyaganes tomaban como una ofensa que alguien mencionara a otro el nombre de unpariente difunto. .

    En el opy o casa de las plegarias de los mby-guaran (un casern largo yrectangular,con orientacin este-oeste) se pronuncian,de cara al sol naciente,las e'e por o bellas palabras,lenguaje comn entre hombres y dioses. El ayvu por ,el bello lenguaje,es una expresin que sirve para designar el conjunto de sus tradiciones

    sagradas,pero tambin la lengua que hablan los dioses,y la nica que les gusta or de sushijos,los hombres. Seala Hlne Clastres que hay una serie de trminos que traducennociones abstractas que pertenecen en forma exclusiva al ayvu por ,por lo que no seutilizan jams en el lenguaje corriente y ni siquiera tienen un equivalente en ste: su uso ysentido son slo religiosos. Adems,para designar una serie de objetos el bello lenguaje sesirve siempre de metforas y no de los trminos con que se los nombra en la vidacotidiana,donde rige un laconismo expresivo,

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    propio de la esttica sobria y despojada de este grupo. As,la flecha pasa a ser "lapequea flor del arco"; la pipa,"el "esqueleto de la bruma". Mientras que en la vidacotidiana se designan las cosas,en el bello lenguaje stas son nombradas con metforas(l9). Cabe destacar que para los guaran lo bello (por) se refiere a lo adornado,no a labelleza natural. Si lo bello,entonces,es un logro cultural,debera hablarse de palabras

    embellecidas por los que las cultivan,cuya funcin es elevar (y no slo mantener) suesplendor. Embellecimiento que no busca designar y ni siquiera comunicar,como observaHlne Clastres,pues las bellas palabras,vueltas sobre s mismas,no sirven ms que paracelebrar (o complacerse en) su propia divinidad,como un lenguaje consagrado al canto,noal conocimiento del mundo (2O).

    El fuego y la neblina vivificante rodean a las palabras-almas,como signando elespacio en que se manifiestan. La palabra es poder creativo,generador,normativo: por esose la relaciona con la vara-insignia,atributo principal del poder masculino. Se podra decir que el concepto de palabra-alma es un puente tendido hacia el alma de las palabras,unaforma de recordar el carcter sagrado del lenguaje y exigir un uso preciso y respetuoso delmismo. En el fondo de su corazn el guaran desdea al "extranjero" (es decir,a los

    blancos y mestizos),porque sabe que ste ha corrompido su lenguaje mediante un empleoirresponsable del mismo. Por un lado lo bastardea con el uso excesivo de palabras quepoco y nada significan,como si hubieran renunciado ya a la funcin de nombrar el ser delas cosas,y por el otro falsea con l la verdad; es decir,consuma el crimen de lamentira,que puebla el mundo de seres no verdaderos. Los guaranes pueden llegar ahablar a un blanco de sus mitos,pero se rehsan firmemente a dejarlos escuchar el msbreve fragmento del ayvu por ,salvo muy raras excepciones,como las de CurtNimuendaju,Len Cadogan,Miguel Alberto Bartolom,Carlos Martnez Gamba y algn otroiniciado en su religin. Es que la palabra pone la vida en movimiento,y para los"extranjeros",lo que pone la vida en movimiento es una determinada marca deautomvil,segn un recurrente lema publicitario de una empresa multinacional,lo que viene

    a reafirmar,si falta hace,que Occidente ha cedido a las cosas el dominio de lafuerza,sujetndose a ellas. Tambin para los chinos el occidental es despreciable,por sumal hbito de hablar con voz fuerte y gesticulando demasiado. Su cultura les ensea a ser suaves,refinados,nada enfticos,a no buscar imponer a otro una verdad y a respetar alinterlocutor.

    La palabra es lenguaje en la medida en que sirve a la comunicacin entre loshombres,pero hay casos en los que ella se sita fuera o ms all del mismo,como observaPierre Clastres a propsito del prera de los ax del Oriente paraguayo,grupo de culturaproto-guaran. El prera es el canto solitario del cazador que suena en la alta noche,y queno busca seducir a una mujer,concitar la admiracin general ni comunicar nada: supropsito es puramente introspectivo y catrtico. Al menos por un momento,nos dice Pierre

    Clastres,el cazador se sustrae a las leyes del intercambio que rigen todos los aspectos desu vida,ejercitando la palabra en este territorio libre de toda comunicacin,ya que nisiquiera se dirige a una deidad (2l). Algo semejante ocurrira con las bagualas que cantanlos viajeros solitarios en los caminos de los Valles Calchaques,con gran estridencia paraque los cerros les devuelvan el eco. Celebracin profana del lenguaje que parece superar a esa celebracin sagrada que es la plegaria. Con sta el hombre quiere comunicarse consu dios,

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    mientras que en el lenguaje no comunicativo profano,en cambio,el emisor y el receptor son una misma persona.

    NOTAS

    l) Mario Corcuera Ibez,Palabra y realidad. Tradicin y literatura oral en AfricaNegra ,Buenos Aires,Grupo Editor Latinoamericano,l99l; p. l4l.2) Paul Zumthor,Introduction la posie orale ,Paris,Editionsdu Seuil,l983; p. l4.3) Cf. Mario Corcuera Ibez,op. cit .; p. 7O.

    4) Dominique Zahan,La dialectique du verbe chez les Bambara ,Paris,Ed. Mouton,l963; p. l5O.5) Cf. Dominique Zahan,Religion,spiritualit et penseafricaines ,Paris,Payot,l97O; p. l8l.6) Mario Corcuera Ibez,op. cit .; p. 78.7) Cf. Genovive Calame-Griaule,Ethnologie et langage. La Parole chez leDogon ,Paris,Gallimard,l965; pp. 48-49.8) Ibidem ; p. 5l.9) Ibidem ; p. 57.lO)Ibidem ; p. 7l.ll) Cf. Louis-Jean Calvet,La tradition orale ,Paris,P.U.F.,

    l984; pp. 36-37.l2) Cristina Berro de Escriv,"Don Len Cadogan y su palabra-alma",en Suplemento Antropolgico ,Vol. XXVI-2,Asuncin,Diciembre de l99l; pp. 293-296.

    l3) Cf. Tadeo Zarratea,"La religiosidad guaran (Pai Tavyter)",enSuplementoAntropolgico ,Vol. XXVI-2,

    Asuncin,Diciembre de l99l; p. l32.l4) Hlne Clastres,La Tierra Sin Mal.El profetismo tup- guaran ,Buenos

    Aires,Ediciones del Sol,l99O; p. lO2.l5) Miguel A. Bartolom,Shamanismo y religin entre los Av- Kat-Et,Mxico,Instituto Indigenista Interamericano,l977;

    p. 76.l6) Sir James George Frazer,La rama dorada. Magia y religin ,

    Mxico,FCE,l98O (7 reimpresin); p. 29l.l7) Ibidem ; p. 293.l8) Ibidem ; pp. 3O4-3O5.l9) Cf. Hlne Clastres,op. cit .; p. lOl.2O) Ibidem ; p. lO2.

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    2l) Pierre Clastres,"El arco y el cesto",enLas culturas condenadas ,compilacin de Augusto Roa Bastos,Mxico,Siglo XXI Editores,l98O (2 ed.); p. 226.

    Captulo II

    LOS DUEOS DE LA PALABRA

    Si lo que en definitiva caracteriza a lo humano es el don del lenguaje,no puede haber hombres situados fuera del mismo. Es decir,en mayor o menor medida,todos ejercen lapalabra,se expresan mediante ella. Es raro que en un relato oral el auditorio se abstengade intervenir,y que el narrador no se apropie de los aportes ingeniosos para incorporarlosal acervo colectivo. Sealaba Corcuera Ibez con relacin al Africa (y lo mismo se podradecir de muchas regiones de Amrica Latina) que la poesa tradicional no es privilegio deespecialistas: puede ser creada por todos y es continuamente creada por todos,desde queest presente en la mayora una marcada preocupacin por el uso bello de la palabra,que

    llega hasta las canciones de cuna que componen las mujeres y las adivinanzas ritmadasde los nios (l). Pero el hecho de que todos posean el don de la palabra no excluye lanecesidad de especialistas de la misma,los que con distinto grado de institucionalizacin yprestigio existen en la casi totalidad de las sociedades tradicionales,vinculados por locomn a las esferas de lo sagrado y del poder poltico. Sus funciones,en lneasgenerales,son: l) Memorizar una tradicin oral,apoyndose o no en la escritura; 2) Defender su integridad,tanto del olvido como de la tergiversacin intencional o involuntaria; 3) Instruir a los quehabrn de continuarla; 4) Contar y cantar los mitos y las gestas histricas del grupo,esdecir,difundirlas pblicamente; 5) Crear,experimentar dentro del marco de esatradicin,para renovarla,enriquecerla y evitar as su fosilizacin.

    El antiguo Egipto dio un gran valor a la palabra,as como importancia social a susespecialistas,los que en su mayor parte pertenecan a la casta de los sacerdotes. En supanten haba un dios consagrado a la misma,Thot,que fue muy venerado en el EgiptoMedio o Central. Casi siempre se lo representa con cabeza de ibis,animal que le estabaconsagrado,al igual que el cinocfalo. Se lo tena por el ms sabio de los dioses,y se le atribua la invencin de la escritura. Por su alta erudicin,fue convertido en patronode las bibliotecas y de toda clase de cultura intelectual. No obstante,se cuenta que el rey

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    identidad colectiva. Fue un juglar de gesta,annimo como casi todos,quien escribi el MoCid,hacia el ao ll4O. Cuando en l27O Alfonso el Sabio preparaba la redaccin de la PrimeraCrnica ,convoc a su palacio a los juglares de gesta,para que entregaran manuscritos desus cantares,que se tomaron como fuentes.

    El intento de separar a los compositores de los simpleshistriones y ejecutantes de canciones ajenas dio origen a la figura del trovador,quien por locomn no hace de su arte un oficio para vivir,y llega a pagar a los juglares para queinterpreten sus poemas. Tambin los juglares acudirn a los trovadores,a pedirlescanciones,y procurarn diferenciarse de los histriones,a los que no consideranespecialistas de la palabra. No obstante,y sobre todo en las cortes,el prestigio del juglar sigui cayendo,mientras ascenda el del trovador. El mismo nombre de juglar lleg a sonar mal,por lo que en el siglo XIV el msico cortesano prefiri llamarse "menestrel" o"menestril".

    Otros especialistas de la palabra del medioevo europeo fueron los clrigos oescolares vagabundos,a los que el papa

    Bonifacio VIII excluy de los privilegios clericales. La voz"clrigo" puede aludir tanto a quien ha recibido las rdenessacerdotales como al que estudia para recibirlas,e incluso al hombre de letras en general.El carcter satrico de sus composiciones,que no se detena ante lo obsceno,provoc queen el siglo XIII lasPartidas prohibieran a los clrigos hacer juegos de escarnio ante elpblico. En l3l7,el Concilio de Tarragona volvi a prohibir a los clrigos hacer de juglares omimos.

    Una tradicin oral puede estar difundida en todos los estratos de una sociedad,ser un conocimiento pblico,o por el contrario,convertirse en un saber esotrico en manos deun determinado grupo o asociacin,que los extraos no deben escuchar,en algunos casosbajo pena de muerte. La transmisin cultural opera as por una va institucional que

    selecciona cuidadosamente a sus portadores,erigidos en dueos de la palabra. Entre losincas,por ejemplo,la historia ntegra y secreta slo estaba al alcance de una reducidalite,que acceda a la misma a travs de los amautas ,especialistas alojados y alimentadospor el Estado en las yachay-huasi o casas del saber,a los que se exima de todo tributo.Un consejo decida,por lo general luego de la muerte de un inca,qu hechos seranvulgarizados,y de qu manera. La divulgacin de esta historia oficial quedaba a cargo delos poetas populares,a quienes se impona los temas y los contenidos. Losquipukamayoc ,por su parte,conservaban las tradiciones relacionadas con loestadstico,as como los datos cronolgicos,los que segn Jan Vansina eranprobablemente esotricos (3). Todo lo indigno,lo considerado negativo por el poder,eraborrado de la memoria colectiva,a la que slo se proporcionaba arquetipos positivos. El

    caso de los incas nos pone frente a un tema recurrente en las sociedades sin escritura: eldel control de la transmisin oral,funcin que a menudo convierte a los especialistas de lapalabra en una especie de polica de la misma.

    Los toltecas desarrollaron tambin centros de educacinsuperior,donde se enseaba la doctrina contenida en un gran libro llamado Teoamoxtli ,alque se consideraba divino. Entre los aztecas,el cuicacalli era la gran escuela de losseores y sacerdotes,donde stos aprendan el manejo del tecpillatolli ,

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    que era la lengua culta del poder,de la religin y de la literatura.De ah surgan losverdaderos dueos de la palabra,que memorizaban los libros sagrados y gozaban de mayor prestigio que los formados enlos centros de enseanza en los que se instrua a los macehuales o gente delcomn,donde se hablaba el macehualtolli. Los sabios aztecas que sobrevivieron a la

    Conquista comunicaron en l533 a fray Andrs de Olmos unos textos literarios. Dicha tareafue continuada en l536 por fray Toribio Motolina. En l547,fray Bernardino de Sahagn,conun equipo de colaboradores indgenas,emprendi una recuperacin sistemtica de laliteratura nhuatl,recogiendo textos en esta lengua y luego traducindolos al castellano,loque constituye la obra ms monumental de rescate literario que se realiz durante laColonia.

    Entre los mayas,el ah camsah o maestro era un sacerdotede gran importancia y un reconocido dueo de la palabra,que tena a su cargo transmitir alos jvenes los mitos y otros relatos,histricos o no,de tal civilizacin,en escuelas que seorganizaron al efecto. Esta casta fue exterminada o silenciada por los espaoles,yreemplazada por los padres franciscanos,

    quienes les hablaron de una historia,una religin y una cultura diferentes,empleando otraescritura. Pero los pocos dueos de la palabra que se salvaron y sus discpulos seapropiaron del alfabeto latino para legar a la posteridad obras clsicas como el Popol Vuh o Los libros de Chilam Balam ,verdaderas enciclopedias del pensamiento mtico,histrico,calendrico,ritual y cosmolgico,que vinieron a suplir un gran vaco,pues exceptuando laobra de Diego de Landa no haban quedado documentos espaoles de este tipo sobre laregin maya de Yucatn,Chiapas y Guatemala.

    Pero el tema del control de la transmisin oral no comprende slo la defensa de losintereses de las castas gobernantes,ya que parece preocupar ms la defensa de laintegridad de las tradiciones frente a la desmemoria e impericia del comn,y sobre todo

    cuando entra en juego el orden sagrado,es decir,los mitos,los fundamentos de la cultura. As,entre los chamacoco del Chaco paraguayo cualquiera puede contar un cuento,pero losmitos cosmognicos slo son narrados por los konsaho ,es decir,los shamanes,que suelenatesorar una considerable sabidura. Se trata de una palabra densa que se narra de unmodo especial,en un marco ritual no dramatizado. Tal exigencia no rige para losmneme ,los mitos menores y relatos anecdticos,los que inclusopueden ser contados fuera del tobich ,el recinto de los secretos masculinos,donde serealiza el rito de iniciacin de los adolescentes.

    La necesidad de controlar la transmisin oral ha generado escuelas para ensear en forma sistemtica y depurar las tradiciones clsicas,como en Hawai,Nueva Zelanda ylas Islas Marquesas en la Polinesia,Tombuct y Ruanda en Africa y los incas y aztecas en

    Amrica. En Ruanda los tutsis (conjunto de pueblos de origen hamita) se dierontempranamente una marcada especializacin,regulada por el Colegio. Estaban losgenealogistas (abacurabwenge),que deban registrar los nombres de la familia real; losmemorialistas (abateekerezi),que retenan los acontecimientos ms importantes de losdiversos reinados; los rapsodas (abasizi),que se ocupaban de los panegricos de los reyes;y los abiiru ,que guardaban los secretos de las dinastas. Tambin los rabes tuvierondesde tiempos muy antiguos poetas que recitaban largas genealogas.

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    y enriquecer la literatura oral con sus aportes,sin tergiversarla ni serle infiel.

    En el sur de Camern y norte de Gabn existen los mbm-mvet ,cuentistas-cantantes cuyo prestigio supera al de los griots . Visten un manto decuero,un cubre-sexo tejido con cortezas,un tocado de plumas y un gran collar.

    Acompandose con el mvet (una ctara de cuatro cuerdas con una calabaza vaca comocaja de resonancia) y campanillas metlicas que se fijan en los dedos,interpretancomposiciones de estilo pico,lrico y satrico. Son tambin animadores culturales,llevan noticias de un lugar a otro ymedian en los conflictos que surgen entre los clanes. Al narrar,se sirven a menudo de unayuda-memoria con forma de esptula,en el que graban la lnea secuencial de suscomposiciones,cuya amplitud puede alcanzar varios miles de versos.

    En el Africa del Norte encontramos tambin trovadores profesionales,como es elcaso de los bereberes del Rif y del sur del Gran Atlas. La categora social que se lesatribuye no es la de un miembro aceptado por la comunidad,aunque tampoco se los tienepor parias. Se los respeta en tanto artistas,pero contribuye a su menosprecio su condicin

    de vagabundos,pues se desplazan de un sitio a otro. Siempre cantan o recitanacompandose con un instrumento,pero no admiten realizar ejecuciones musicales sinpalabras: en su concepcin,ambos trminos son indisociables. La gente debe saber lo quedice la letra,que es la que da el significado de la cancin. El poetaegipcio goza de un mayor prestigio. Acompaa su relato con un rabah ,especie de violnque se toca en posicin vertical.Nuncaempieza la historia por el principio,y tampoco llega al fin. Se especializa en laHilaliyya,o lagesta de Abu Zeid El Hilali. En ella se enfrentan los banu Hilal con los banu Jalifa. Elauditorio se divide en dos bandos,para asumir los partidos de ambos contendientes. Estosrenen casi siempre el mismo nmero de partidarios,pero no por una convencin que seimpone,sino como resultado de la forma en que el poeta conduce el relato. Las tensiones

    del mismo se transmiten al auditorio,el que participa as en la accin. En cuanto el poeta inclina la balanza hacia un bando,suspartidarios entre el pblico expresan ruidosamente su alegra,y los del otro bando sudesaprobacin. La emocin culmina en una encarnizada reyerta,a la que slo pone fin elagotamiento fsico general (4).

    La condicin de griot no suele estar abierta a cualquier tipo de persona,pues confrecuencia se la limita a individuos de una determinada edad o sexo,o de ciertafamilia,clase o casta. Los malink lo llaman "jali" o "jeli",que los europeos han traducidocomo "gente de casta",aunque son ms bien "gente del regocijo" (nyakha mala),que alejalas fuerzas nefastas. A menudo es un oficio hereditario,pues los griot ensean a sus hijosa memorizar los recitados y a tocar el instrumento que los acompaa. Entre los snoufo de

    Costa de Marfil slo estn habilitados para contar los viejos,tanto hombres como mujeres,y tambin los ciegos,leprosos,cojos y otros discapacitados,alos que se rodea de un prestigio misterioso.

    En China se privilegiaba a los ciegos como narradores.Tambin eran en su mayora ciegos los "monjes del biwa" (unlad de cuatro cuerdas). Vestan los hbitos de los monjes peregrinos e iban de aldea enaldea y de castillo en castillo,

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    cantando las hazaas de los hroes de la gran guerra que en los aos 8O del siglo XIIlibraron por el poder los clanes Taira y Minamoto,ambos descendientes de la CasaImperial.Hasta los umbrales de la poca contempornea,Europa estuvo colmada depoetas,cantantes,narradores y actores ciegos,tanto errantes como sedentarios. Grandes

    poetas lo fueron,como Homero y Milton. Este ltimo,tras perder la vista,dict a su hijaParadise Lost ,largo poema que compuso sin la ayuda visual de la escritura. En laPennsula Ibrica,ya a comienzos del siglo XIII se citaba al ciego como un tipo especial de

    juglar, y en el siglo siguiente se popularizaron los "romances de ciego",compuestos ydifundidos principalmente por los ciegos,tradicin que se mantuvo viva hasta fines del siglo XVIII. El Arcipreste de Hita cuenta queiban varios juntos,conducidos por un lazarillo. Mas para l,la juglara de ciego parecehaber sido de nfima clase. Slo se har notar,cantando las "viejas fazaas",cuando ladecadencia de los juglares fue extrema (5). En Francia,el ciego fue el ltimo cantor de lascanciones de gesta,lo que haca al son de una zanfoa. En Portugal,durante dos o tressiglos los cegos da feira recorrieron el pas,cantando en las ferias sus composiciones y

    recopilaciones. Los poetas cultos los despreciaban,asimilndolos a los mendigos. Estos cegos da feira pasaron luego al Brasil,tomando ungran arraigo en los sertones,donde al igual que los trovadores videntes,tambin se losconsider mendigos. Esta tradicin se mantiene viva hasta hoy en las ferias,donde cantanromances viejos y nuevos,y recrean en versos rimados los ms diversos temas de laliteratura popular,desde los moralistas a los picarescos. La recitacin cantada es seguidapor la ejecucin de un instrumento musical,que puede ser viola,guitarra o pandereta. Nunca ste acompaa a la voz,sino que suenaen los intervalos de la misma,en el tiempo que se toma el trovador para pensar losprximos versos. En el siglo XIX se usaban siempre versos heptaslabos,pero luego la mtrica se hizo menos estricta. Durante la esclavitud,muchos negros

    ganaron prestigio como cantores,y con l el derecho de ir y venir por las "fazendas" delNordeste,llevando noticias y recitando composiciones poticas sobre acontecimientos recientes.

    La funcin de los especialistas de la palabra trasciende en algunos casos lamemorizacin y composicin literaria,para convertirse en elementos que incitan al coraje,aproducir los hechos que luego ellos mismos habrn de cantar. Los juglares occitnicos yprovenzales iban a la guerra,como integrantes de las huestes. Los juglares y segreresgallegos ejercitaban su poesa lrica en las campaas,como entretenimiento,mientras quelos juglares castellanos cantaban gestas en los ejrcitos de Alfonso VII,para exaltar elnimo de la gente de armas.Refiere Corcuera Ibez que antao los griots marchaban al combate en la primera

    lnea,animando al herosmo,y hoy siguen interviniendo en las ceremonias de circuncisin yescarificacin,para alentar con sus cantos y poemas a los novicios,a los que se recuerda elvalor de sus antepasados,de los que deben mostrarse dignos descendientes (6). Losancestros son siempre modelos de conducta,porque no se tiene por tales a los que nollegaron a ancianos ni adquirieron un gran dominio de la palabra. La carencia de virtudes ouna enfermedad infamante suelen bastar para que un ascendiente deje de ser consideradoun verdadero ancestro,pues todo ancestro es venerable y no se puede venerar lo

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    imperfecto o trunco,lo no ejemplar.El derecho a contar y cantar que a veces se reservan los especialistas de la palabra

    no debe entenderse como un privilegio,salvo en el caso de castas amparadas por elpoder,y con frecuencia ni siquiera as. El prestigio que acompaa a los buenos narradoresy poetas suele estar contrarrestado,como vimos,por cierta discriminacin que los asla del

    conjunto de la sociedad,y tambin por el no liviano deber de llevar la carga de latransmisin cultural,por ser los educadores de las sociedades orales. En algunos casosviven agobiados por las obligaciones de la memoria. En Nueva Zelanda,bastaba una solafalla en la recitacin de los textos sagrados para arrastrar de inmediato a la muerte,nicaforma de evitar la clera de los antepasados ofendidos. Tambin en Hawai habasanciones semejantes. Entre los ashanti de Ghana,los que recitaban la historia del reinono podan mutilar ni modificar la versin autorizada,bajo pena de muerte. Se debeconsiderar por otra parte que la especializacin no conlleva un monopolio de lapalabra,salvo cuando entra en juego la zona sagrada de la cultura. Por lo comn elespecialista conduce el relato,pero el pblico participa en el mismo,para enriquecerlo ocorregirlo.

    En las islas Trobriand,cuenta Malinowski,todo relato tiene su dueo. Quien quieracontarlo,deber pedirle una autorizacin. Pero ser dueo de un relato no entraa de por sla posesin de un arte. Para cautivar al auditorio,el narrador ha de ser diestro en el cambiode voz de los dilogos y capaz de cantar las canciones con el tono que el momentorequiera,as como de gesticular y manejar el conjunto de la representacin (7).

    En Amrica,no slo los incas,aymaras,aztecas y mayas tuvieron especialistas de lapalabra que cultivaban la memoria y el arte del buen decir. Muchos pueblos de estructurasocial ms simple y menor desarrollo cultural poseen an sus especialistas,como es elcaso de los "habladores",que inspiraron a Vargas Llosa una novela titulada justamente Elhablador . Estos cultores y guardianes de la tradicin oral suelen detentar asimismo el

    poder shamnico,aunque tambin pueden hallarse desvinculados de l. El dueo de lapalabra entre los mapuche era el nguepin ,poeta que cantaba las gestas de su pueblo yestaba en contacto con el mundo sobrenatural. Su arte se distingua del discurso o arteretrico (koyantn).

    Para los guaran,como se djo,la palabra es un don que todo hombre recibe (puessin ella no alcanzara la condicin humana),pero que no todos cultivan de igual modo. Elacceso a la palabra profunda implica una larga prctica religiosa,un esfuerzo que vieneligado a la bsqueda de la perfeccin y la sabidura,y que se da en el marco de lainiciacin shamnica. El proceso no concluye nunca,o culmina en la esfera del mito con elarribo a la Tierra Sin Mal. Para Miguel Chase-Sardi losander ,los que cantan los himnossagrados,no son shamanes sino verdaderos sacerdotes,pues no apelan a espritus

    auxiliares ni entran en trance (8). En un principio el nefito se limita a aprender los himnosque escucha a su maestro,y a distinguir las frases hechas (es decir,las frmulas,el estilosocial) de los aportes que realiz el mismo aadicho acervo. Cuando haya asimilado estaherencia y sea capaz de crear sus propios himnos,que expresen circunstancias personaleso su visin de lo sagrado,habr concluido el proceso de iniciacin y ser ya un dueo de lapalabra. Es decir,su palabra deber diferenciarse entonces de la de sumaestro,adquiriendo un sesgo particular. El verdadero dueo de la palabra no es para esta

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    cultura aquel que memoriza y canta lo que memoriz,sino quien compone a partir de lasfrmulas y dems elementos de la tradicin,estableciendo un dilogo personal con ladivinidad. De este modo la palabra no se fosiliza ni se aparta de los argumentos de lacultura. Vimos ya que el camino hacia la perfeccin,hacia esa Tierra Sin Mal que es unparaso aqu y ahora,se halla empedrado con este canto resplandeciente,

    colectivo y singular a la vez. No obstante,los porai (cantos sagrados) no se consideranpropiedad de los ander ,sino de anderuvus,el dios que se los entrega a lossacerdotes en el curso de sus sueos y sin preocuparse de repartirlos en formaequitativa,lo que explica que unos reciban ms palabras que otros. Esto no impide que losander funcionen como reales dueos de sus cantos,hasta el punto de que los fieles nopueden cantarlos sin su autorizacin (9).

    Seala Miguel A. Bartolom,a propsito de los av-chirip del Paraguay,que todohombre o mujer puede llegar a poseer,a lo largo de su vida,un canto o rezo personal. Enrelacin a la palabra,este autor divide a tal etnia en cuatro grupos de personas,de un modosemejante a lo que hizo Curt Nimuendaj con los apapokuva de Brasil. El primer grupoestara integrado por todos los individuos de cualquier sexo y edad que no poseen canto

    personal y slo interpretan cantos colectivos durante los rituales. El segundo,por aqullosque ya poseen un canto pero lo utilizan de un modo limitado,para interpretarlos en unceremonial o resolver crisis personales.El tercer grupo,ms restringido,se integra con los que ya pueden ser incluidos en la categorashamnica,por haber recibido "poder" junto con el canto,y hallarse por lo tanto encondiciones de utilizarlos en la medicina mgica y ayudar a dirigir las ceremoniascolectivas. El cuarto grupo,al que muy pocos acceden,est formado por los Pa Guaz ograndes shamanes,los nicos capaces de convocar las ceremonias y dirigirlas,al tiempoque actan como adivinos,mdicos y conductores espirituales del pueblo. El canto de losmismos ser siempre ms potente que el de los no iniciados,por tratarse de personas queposeen una especial fuerza mstica,y que escuchan en el sueo la palabra de la divinidad

    (lO). Entre los kuna de Panam,se llama saila al sabio de la aldea,que es a la vez guaespiritual y guardin de las tradiciones,a las que memoriza con rigor y transmite a susdiscpulos,los que tambin debern aprenderlas de memoria en un largo perodo quepuede extenderse a diez aos. En esta cultura,a diferencia de la guaran,el dueo de lapalabra no es quien desarrolla un lenguaje propio,sino quien registra con fidelidad undiscurso casi invariable,que no admite improvisacin alguna. El mbito de su palabra es elonmaked nega ,una de las chozas ms grandes de la comunidad,donde se rene elpueblo. Al saila principal,dueo de la palabra,asiste un saila secundario,que se limita adecir "As es",o sea,a confirmar sumisamente la palabra ya dada. El pblico no interviene:escucha en el mayor de los silencios. Los hombres,

    adosados a la pared del recinto,tejen cestos,mientras las mujeres trabajan en susmolas ,situadas entre los hombres y los sailas . Los sailas se hallan en el centro delrecinto,sentados en hamacas. Junto a ellos,en un pequeo asiento,est el argar ,quien si bien carece de la jerarqua del saila ,viene a ser la puerta que esta cultura abre alcambio,para impedir el total congelamiento del orden sagrado. El argar descodifica eldiscurso esotrico del saila . Es decir,interpreta,explica,actualiza,subraya la base tica del canto del saila y hasta puede permitirse en algn

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    momento una broma. A l corresponde el papel de dinamizar la tradicin,y en la medida enque permite al mito recepcionar los nuevos significados asegura su estabilidad. En cadaceremonia,que dura unas dos horas,se recita slo un fragmento de la tradicin. Cabedestacar que el lenguaje sagrado del saila est colmado de metforas,y en este sentidodifiere ampliamente del cotidiano,por lo que se lo puede considerar una literatura

    social,annima,sin improntas personales. La ambigedad potica de este discurso loreafirmacomo esotrico y legitima el papel delargar . Al igual que en otras culturas,los kunas ven altexto como algo que se teje,se urde,segn se desprende de las actividades que realizanhombres y muj